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ALEGATOS DE CONCLUSION

Señora Inspectora, el procedimiento realizado por el señor agente de tránsito de


placa 03, no es acorde a derecho como lo establece la normatividad, se encuentra
viciado en los términos de la resolución 1844 de 2015, numeral 7.3.1.2.1 que refiere
la plenitud de garantías.

La norma en mención refiere:

7.3.1.2.1. Plenas Garantías: En desarrollo de las actividades de control de


tránsito terrestre, previo a la toma de la muestra, las autoridades de
tránsito deben informar al conductor de forma precisa y clara (i) la
naturaleza y objeto de la prueba, (ii) el tipo de pruebas disponibles, las
diferencias entre ellas y la forma de controvertirlas, (iii) los efectos que
se desprenden de su realización, (iv) las consecuencias que se siguen de
la decisión de no permitir su práctica, (iv) el trámite administrativo que
debe surtirse con posterioridad a la práctica de la prueba o a la decisión
de no someterse a ella, (v) las posibilidades de participar y defenderse en
el proceso administrativo que se inicia con la orden de comparendo y
todas las demás circunstancias que aseguren completa información por
parte del conductor requerido, antes de asumir una determinada conducta
al respecto (21)

Como se puede observar en el video aportado por el señor agente de


tránsito, mi prohijado estuvo prestó a la colaboración necesaria a las
actividades para la investigación de los hechos y conductas significativas
para la seguridad y la tranquilidad publica, en igual sentido se visualizó
desde que inicia el video hasta el minuto 2:30 , el señor agente de tránsito
solo se limitó a decirle a mi poderdante que le realizarían una prueba de
alcoholemia que el objeto de ella era determinar si salía positivo o no y si
el permitía la realización o no de ella, luego de ello le hizo firmar un
formato diciéndole fírmeme acá con cedula y huella, el requerimiento de
las autoridades debe estar precedido de todas las garantías, exorcizando
claramente el por qué y para qué y el tipo de prueba por practicar, así
como las condiciones para llevar a cabo su práctica, situación que es
distante al procedimiento que debió realizar conforme a los postulados de
la normatividad, no le explico a mi poderdante que tipos de pruebas
existen, los efectos de su realización, menos el trámite administrativo y
la decisión de no practicarla que pasaba, no le explico a mi prohijado el
ejercicio de derecho de defensa, máxime cuando el Estado tiene la
obligación de respetar los derechos fundamentales de las personas al
momento de adoptar las medidas que se requieran para enfrentar los
riesgos de la conducción en estado de embriaguez.

En sentencia C 1287 de 2001 Ha señalado que el derecho punitivo en la


actualidad ha proscrito el empleo de búsqueda de la verdad mediante el
empleo de fuerzas físicas o morales que someten al individuo. Así pues,
es inconcebible forzar moralmente a un ciudadano con el fin de obtener
de esta pruebas físicas, biológicas o confesiones. A praxis en materia de
transito se hace siguiendo a cabalidad los postulados de la norma.

Sentencia C 089 de 2001 establece: En materia de procedimientos y


procesos administrativos para la imposición de sanciones de transito por
infracciones, ha insistido la Jurisprudencia Constitucional, que tal
regulación debe enmarcarse dentro de los principios, derechos
fundamentales y valores esenciales del Estado Constitucional de Derecho
y que cualquier procedimiento o proceso administrativo de transito debe
ajustarse a las exigencias del debido proceso, contenido en el Articulo 29
superior. De esta manera la regulación que realice el legislador de los
diversos procedimientos y procesos administrativos se debe ajustar a las
garantías sustanciales y formales que exige el derecho fundamental al
debido proceso.

La Constitución ha establecido una amplia red de garantías que se activan con


ocasión o durante el desarrollo de los procedimientos judiciales y administrativos.
Ellas, que pueden tener proyecciones diferenciadas en cada uno de los
procedimientos, regulan las condiciones que siempre deben respetarse y los
límites a los que deben sujetarse las autoridades.

El artículo 29 de la Carta ha establecido (i) un mandato general de aplicación del


debido proceso en todo tipo de actuaciones judiciales y administrativas; (ii) una
obligación de respeto del principio de legalidad y, en consecuencia, la
imposibilidad de juzgar los comportamientos de las personas con fundamento en
disposiciones que no preexisten a sus actuaciones; (iii) un deber de respetar la
competencia del juez natural; (iv) una obligación de adelantar los procedimientos
acatando las reglas establecidas para cada uno de ellos; (v) una prohibición de
presumir la responsabilidad de las personas y, en consecuencia, la obligación de
las autoridades de asumir la carga de probarla; (vi) un mandato de asegurar que
aquel que ha sido sindicado pueda defenderse y cuente además con un abogado
durante las etapas de investigación y juzgamiento, (vii) la prohibición de procesos
judiciales secretos o indefinidos; (viii) un deber de garantizar la posibilidad de
presentar pruebas y de controvertir las que se aporten; y (ix) el derecho a
impugnar las decisiones condenatorias. La Constitución prevé también en el
artículo 31 (x) la posibilidad, en las condiciones en que ello sea definido por la
ley, de apelar o consultar las sentencias, así como (xi) la prohibición de agravar
la pena que se hubiere impuesto cuando se trata de un apelante único.
Adicionalmente, en el artículo 33 (xii) consagra el derecho a no declarar contra sí
mismo o contra los parientes en cuarto grado de consanguinidad, segundo de
afinidad o primero civil.

Es claro entonces, tal y como lo ha reconocido esta Corporación en múltiples


ocasiones, que la Constitución adoptó un sistema especialmente tuitivo de los
derechos exigibles cuando las autoridades ejercen su competencia para adelantar
procedimientos judiciales y administrativos.
El debido proceso siempre debe aplicarse en todas las actuaciones administrativas,
ya lo ha manifestado nuestra honorable corte constitucional en la sentencia C 980
de 2010.

“Como es sabido, el debido proceso es un derecho constitucional fundamental,


consagrado expresamente en el artículo 29 de la Constitución Política, el cual lo
hace extensivo “a toda clase de actuaciones judiciales y administrativas”. La
jurisprudencia constitucional ha definido el derecho al debido proceso, como el
conjunto de garantías previstas en el ordenamiento jurídico, a través de las cuales
se busca la protección del individuo incurso en una actuación judicial o
administrativa, para que durante su trámite se respeten sus derechos y se logre la
aplicación correcta de la justicia. La misma jurisprudencia ha expresado, que el
respeto al derecho fundamental al debido proceso, le impone a quien asume la
dirección de la actuación judicial o administrativa, la obligación de observar, en
todos sus actos, el procedimiento previamente establecido en la ley o en los
reglamentos, “con el fin de preservar las garantías -derechos y obligaciones- de
quienes se encuentran incursos en una relación jurídica, en todos aquellos casos
en que la actuación conduzca a la creación, modificación o extinción de un derecho
o a la imposición de una sanción". En este sentido, el derecho al debido proceso se
muestra como desarrollo del principio de legalidad, pues representa un límite al
ejercicio del poder público, y en particular, al ejercicio del ius puniendi del Estado.
En virtud del citado derecho, las autoridades estatales no podrán actuar en forma
omnímoda, sino dentro del marco jurídico definido democráticamente, respetando
las formas propias de cada juicio y asegurando la efectividad de aquellos mandatos
que garantizan a las personas el ejercicio pleno de sus derechos. Según lo ha
destacado este Tribunal, el derecho al debido proceso tiene como propósito
específico “la defensa y preservación del valor material de la justicia, a través del
logro de los fines esenciales del Estado, como la preservación de la convivencia
social y la protección de todas las personas residentes en Colombia en su vida,
honra, bienes y demás derechos y libertades públicas (preámbulo y artículos 1° y
2° de la C.P).

La realización de esta prueba con plenas garantías implica que las autoridades de
tránsito deben informar al conductor de forma precisa y clara (i) la naturaleza y
objeto de la prueba, (ii) el tipo de pruebas disponibles, las diferencias entre ellas
y la forma de controvertirlas, (iii) los efectos que se desprenden de su realización,
(iv) las consecuencias que se siguen de la decisión de no permitir su práctica, (iv)
el trámite administrativo que debe surtirse con posterioridad a la práctica de la
prueba o a la decisión de no someterse a ella, (v) las posibilidades de participar y
defenderse en el proceso administrativo que se inicia con la orden de comparendo
y todas las demás circunstancias que aseguren completa información por parte del
conductor requerido, antes de asumir una determinada conducta al respecto. En
adición a ello la Corte precisa que el conductor tiene derecho a exigir de las
autoridades de tránsito la acreditación (vi) de la regularidad de los instrumentos
que se emplean y (vii) la competencia técnica del funcionario para realizar la
prueba correspondiente.

Finalmente, dado que el proceso administrativo, las autoridades deben considerar


las circunstancias que explicaron o pueden explicar la decisión de no acceder a la
práctica de las pruebas físicas o clínicas, la regulación examinada no desconoce
la proscripción de toda forma de responsabilidad objetiva.

Es por ello señora inspectora que con el debido respeto solicito a su despacho se
sirva expedir resolución exoneratoria a favor de mi poderdante señor JAVIER ORTIZ
PEREZ.

Atentamente,

NATALIA ANDREA TOLEDO


C.C.No. 1.014.205.401 de Bogotá D.C.
T.P.No. 258741 de3 C.S. de la Judicatura

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