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Previsión Social del Abogado bajo el Nº 23.115, con el carácter de apoderada judicial
constitucionales».
DE LA SOLICITUD
Señaló la apoderada judicial de la parte solicitante como fundamento de la
1.1. Que su representada, una adolescente de doce (12) años de edad, profesaba
1.2. Que a la adolescente desde los diez (10) años de edad se le diagnosticó
su médula ósea, lo que ameritó que la internaran en el Hospital de Clínicas Caracas bajo
Libertador, a petición del médico, dictó una medida que obligó que a la misma la
trasfundieran con hemoderivados.
1.5. Que tal circunstancia dio lugar a que la madre de la adolescente interpusiera,
ante la Sala de Juicio Nº 15 del Circuito Judicial de Protección del Niño, Niña y
de amparo constitucional contra la aludida medida, por cuanto fue emitida en términos
garantías de la adolescente.
causa a la Sala Nº 1 de la Corte Superior del Circuito Judicial de Protección del Niño,
dictada por el Consejo de Protección del Niño y del Adolescente del Municipio
Libertador.
1.7. Que «…el caso de [la adolescente] ameritaba atención inmediata tanto por
los médicos como por los funcionarios de protección involucrados, conociéndose la
enfermedad mortal que la aquejaba, más que entrar en un debate jurídico,
administrativo y procesal; más que intentar cubrir las faltas y fallas jurídicas
mejor confort y atención que solicitaba, si tan solo la hubieran escuchado los
1.8. Que «…en virtud de los criterios explanados por los diferentes funcionarios
en materia de protección, se constituye este caso en un proceso que sí amerita revisión
por cuanto los derechos que están implicados; y los derechos que fueron jerarquizados
abre una peligrosísima puerta para que se pudiera establecer la ambigüedad sobre los
que formen parte de las minorías religiosas existentes en el país y en esta forma se
podría estar atentando contra los derechos colectivos y difusos de estas minorías».
aplicando sin sangre desde hacía dos (2) años, se contactara médicos especialistas en
segura; y 2) Que se respetara en todo momento por cualquier persona, lo más sagrado
que tiene el ser humano, lo que marca la diferencia con los animales: la
1.10. Que a pesar de que las sentencias objeto de revisión sostuvieron que sí era
relevante el derecho a opinar de la adolescente, no era del todo cierto que la situación
jurídica infringida era irreparable por cuanto no se podía retrotraer la situación hasta el
momento de que pudiera ejercer su derecho a opinar ya que se le había dado la
través del tribunal de protección, bien el que estuviera de guardia o el que fuera a
adolescente (…), en la dirección tantas veces indicadas en los escritos y diligencias que
una transfusión de sangre, y en este sentido todavía se podía suspender los efectos
prioridad absoluta que contempla la Ley Orgánica para la Protección del Niño y del
familia, de un amigo o del médico tratante, pues ello no constituía por sí solo el
ejercicio pleno y absoluto de la adolescente respecto a su derecho a opinar y a ser oída,
derechos éstos consagrado en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela,
médicos, sobre todo cuando se trata de pacientes testigos de Jehová niños, niñas,
sucediendo.
1.15. Por tales motivos, solicitó «…de este alto tribunal (…) fijar la uniformidad
de los niños, niñas y adolescentes como sujetos de derecho. Se han emitido dos (2)
sentencias sobre un mismo caso, por dos instancias integrantes del Sistema de
Protección Integral del Niño y del Adolescente, las cuales son evidentemente
aplicación de las normas jurídicas sobre protección» (subrayado del texto citado).
II
DE LA COMPETENCIA
sentencia dictada por la Sala de Juicio N° 15 del Circuito Judicial de Protección del
Niño y del Adolescente de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de
Caracas el 8 de noviembre de 2006, y de la sentencia dictada por la Sala N° 1 de la
Corte de Apelaciones del Circuito Judicial de Protección del Niño y del Adolescente
tribunales de la República
decisiones judiciales:
(…) 1. Las sentencias definitivamente firmes de amparo constitucional de
cualquier carácter, dictadas por las demás Salas del Tribunal Supremo de
Justicia y por cualquier juzgado o tribunal del país.
2. Las sentencias definitivamente firmes de control expreso de
constitucionalidad de leyes o normas jurídicas dictadas por los tribunales de la
República o las demás Salas del Tribunal Supremo de Justicia.
3. Las sentencias definitivamente firmes que hayan sido dictadas por las demás
Salas de este Tribunal o por los demás tribunales o juzgados del país
apartándose u obviando expresa o tácitamente alguna interpretación de la
Constitución contenida en alguna sentencia dictada por esta Sala con
anterioridad al fallo impugnado, realizando un errado control de
constitucionalidad al aplicar indebidamente la norma constitucional.
4. Las sentencias definitivamente firmes que hayan sido dictadas por las demás
Salas de este Tribunal o por los demás tribunales o juzgados del país que de
manera evidente hayan incurrido, según el criterio de la Sala, en un error
grotesco en cuanto a la interpretación de la Constitución o que sencillamente
hayan obviado por completo la interpretación de la norma constitucional. En
estos casos hay también un errado control constitucional (…)
Por cuanto en el caso de autos se pidió la revisión de un fallo definitivamente
decide.
decir, que hayan adquirido el carácter de cosa juzgada judicial, pues tal figura tiene
justiciables, aunque tales intereses puedan verse satisfechos como consecuencia de las
posibilidad de impugnación por las partes, lo que efectivamente sucedió dado que la
hoy solicitante apeló del referido fallo, razón suficiente para que esta Sala declare
III
DE LA SENTENCIA OBJETO DE REVISIÓN
fundamento, lo siguiente:
Finalmente, el fallo apelado sostiene, que las conductas señaladas como causantes
de la violación de los derechos consagrados en los artículos 80, 85 y 86 de la Ley
Especial, en materia de Protección:
NOVENO: Cursan a los folios del 4 al 15 del Cuaderno del Recurso, escrito
consignado ante esta Alzada, contentivo de la apelación ejercida en contra de la
decisión supra señalada, en el cual la actora apelante, se permitió transcribir
parcialmente el fallo impugnado. Asimismo, manifestó que para el momento en
que se interpuso el Amparo, 15 de septiembre de 2006, la actuación del Tribunal
de Protección, bien el que estuviera de guardia o el que fuese a conocer de la
causa, debió constituirse inmediatamente en la habitación de la adolescente, en
virtud que se demostró que para la fecha 15 de septiembre de 2005, sólo se había
aplicado una transfusión de sangre, y en ese sentido, todavía se podían suspender
los efectos lesionadores de la Medida de Protección. Citó el contenido del artículo
7, literal “d” de la Ley Orgánica para la Protección del Niño y del Adolescente.
Señaló que el hecho a que se aludió anteriormente, quedó demostrado cuando al
intentarse el Amparo se solicitó expresamente que cesara la violación de los
derechos, y en consecuencia, se ordenara la aplicación de tratamiento médico sin
hemoderivados, se consultara con profesionales de la medicina que han atendido
casos como el de la adolescente de marras y se ordenara la realización de
exámenes psicológicos por profesional especializado sobre el estado anímico de su
hija, por lo que también se reservaba el derecho de presentar profesional médico
especializado en psicología infantil y que fuera tomada en cuenta la opinión de su
hija sobre todo lo sucedido.
Que también hubo una violación a la tutela judicial efectiva por el hecho de que
a la Jueza a quo se le solicitó en varias diligencias, en atención al interés superior
del niño, que requiriera de la dirección del HOSPITAL DE CLÍNICAS
CARACAS, información detallada sobre el cumplimiento de los extremos legales
relacionados con la aplicación de las transfusiones de sangre, en sus artículos 19,
20 y 22 (Gaceta Oficial N° 31.356 del 8 de noviembre de 1977) y en el
Reglamento de la Ley de Transfusiones y Bancos de Sangre en sus artículos 16,
17 y 20 (Gaceta Oficial N° 31.546 del 9 de agosto de 1978); que solicitara la
expedición de una copia certificada de la historia clínica de la adolescente, a los
fines de facilitar la información médica necesaria que permitiera la consulta
inmediata con otros especialistas con experiencia en el tratamiento de la leucemia
que padece la adolescente; que solicitara una interconsulta con el Dr. José Luís
López, Jefe de la Consulta Hemato-Oncológica del Banco Municipal de Sangre de
Caracas; que solicitaba que fuera llamado para que escuchara la opinión del
ciudadano Jesús L. Sánchez Sarcos, como Coordinador Nacional del
Departamento de Información sobre Hospitales para Testigos de Jehová, quien en
nombre de la adolescente, expondría todo lo referente a su solicitud de recibir
tratamiento médico sin sangre; que solicitara fuese llamado a emitir su opinión
médica el especialista en leucemias Doctor José Luís López por la experiencia que
ha adquirido en atender casos como el de la adolescente, pero sin el uso de sangre;
que de todas éstas solicitudes de vital importancia, sólo se admitió la número 5.
Ahora bien, de los términos expuestos en el libelo se observa, que los derechos
presuntamente violentados a la adolescente de autos, son: su derecho a opinar y a
ser oída, derecho de petición y derecho a defender sus derechos. En este sentido,
de autos se evidencia palmariamente que la adolescente sí ejerció su derecho a
opinar, que efectivamente fue oída, lo cual se corrobora al folio 341, cuando en
fecha 11 de septiembre de 2006, es decir, antes de la interposición de la presente
acción, así como en el folio 352, cuando acudió una funcionaria del CONSEJO
DE PROTECCIÓN a tomarle la declaración respectiva y también en los folios
277, 278 y 279, cuando la Jueza a quo se trasladó hasta el HOSPITAL DE
CLÍNICAS CARACAS a fin de dar cumplimiento al dispositivo del artículo 80
de la Ley Orgánica para la Protección del Niño y del Adolescente. Por otra parte,
de los mismos dichos de la accionante y pruebas aportadas por ella se desprende
que efectivamente tal opinión fue oída. Al respecto, resulta imprescindible
destacar, que si bien oír la opinión de los niños y adolescentes en los asuntos
donde éstos tengan interés, resulta de vital importancia, ello no alcanza a investir a
dichas opiniones de un carácter vinculante, para la decisión que en cada caso deba
tomarse, pues lo contrario, en este caso de autos, equivaldría a aceptar la
preeminencia del derecho a la libertad de religión y de culto sobre el derecho a la
vida, lo que incontrovertiblemente, no puede considerarse como una violación del
derecho a ser oída; por otra parte, el hecho que genera la intervención del
CONSEJO DE PROTECCIÓN es precisamente esa opinión emitida previamente
por la adolescente y su madre, lo que conduce a los médicos tratantes a resolver la
situación y establecer responsabilidades en cuanto al cuadro clínico de "...SE
OMITE IDENTIDAD DE CONFORMIDAD CON LO ESTABLECIDO EN EL
ARTÍCULO 65 DE LA LEY ORGANICA PARA LA PROTECCIÓN DEL NIÑO
Y DEL ADOLESCENTE...", luego el hecho que trataba de impedirse a través de
la manifestación de voluntad de la adolescente, es decir, la transfusión sanguínea,
se consuma previamente y sigue en el ínterin del proceso para salvar la vida de la
adolescente, lo que resulta jurídica y humanamente ajustado a la
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela dada la preeminencia del
derecho a la vida sobre cualquier otro derecho consagrado en el texto
constitucional o en cualquier otro texto normativo vigente, y así se
establece.
Por otra parte, indica la actora, que cuando la Jueza a quo, se trasladó al
HOSPITAL DE CLÍNICAS CARACAS a objeto de oír a la niña, aunque lo habría
hecho de manera tardía, tal acto constituyó el restablecimiento de los derechos
violentados, es decir, derecho a opinar, derecho de petición y derecho a
defenderse. Cabe destacar, que la niña expresó su opinión aun antes de la fecha
supra mencionada, tal como consta al folio 323; el derecho de petición nunca fue
denunciado por la querellante como vulnerado, por lo que mal puede, en su escrito
de fundamentación de la apelación, denunciarlo; con relación a la violación al
derecho a la defensa, ya esta Alzada emitió su pronunciamiento, así como también
lo hizo con respecto a que sí se podía detener la continuidad de las transfusiones
de sangre autorizadas en la Medida de Protección, y así se establece.
III
CONSIDERACIONES PARA DECIDIR
La parte solicitante de la revisión alega que a su representada, una adolescente
artículos 80, 85 y 86 de la otrora Ley Orgánica para la Protección del Niño y del
hemoderivados sin considerar la religión que ambas profesan (Testigos de Jehová). Los
hechos que la parte solicitante considera como lesivos de sus derechos fueron
enfermedad, tuvo una recaída que ameritó su ingreso en una clínica donde el médico
otorgado.
efecto vinculante.
Como se desprende de lo acotado, en autos no se discute si se le permitió o no a
entiende la Sala que la parte solicitante aspira en realidad es que con tal opinión se
tales derechos, especialmente, cuando esa decisión pretende ser tomada por una
adolescente que profesa la religión Testigos de Jehová.
En ese orden de ideas debe referirse que la estipulación normativa del derecho a
concepto de religión, lo cual define los rasgos característicos de este derecho. En efecto,
individual; pero dada la naturaleza social del ser humano también posee una dimensión
conocemos a la libertad religiosa, ya que la trascendencia que han tenido las religiones
posibilidad real de que cualquier persona pueda practicar libremente su religión, tanto
individualmente como asociado con otras personas, sin que pueda establecerse
discriminación o trato jurídico diverso a los y las ciudadanas en razón de sus creencias;
así como la igualdad del disfrute de la libertad de religión por todos los ciudadanos. Tal
es el sentido prescrito en el artículo 59 de la Constitución de la República
cargo de los Poderes Públicos condiciones para que sea real y efectivo el ejercicio de la
conciencia.
subespecie del derecho a la libertad religiosa, quiere destacar la Sala dos de ellos por su
relación directa con el asunto que le atañe resolver en el caso de autos, la libertad de
conciencia comprende varios aspectos; ellos son, libertad para creer o no creer y/o para
garantía de no ser constreñido a obrar contra las propias convicciones, esto último es en
de autos atañe a una revisión de sentencias solicitada por la madre que involucra la
convicciones religiosas para decidir sobre las transfusiones de sangre que se le estaban
realizando.
Se sabe que los Testigos de Jehová, con base en algunos pasajes bíblicos
ha generado en todo el mundo abundante jurisprudencia sobre los límites del Estado
es lugar común que el asunto haya sido tratado como una objeción de conciencia del
paciente Testigo de Jehová. En el presente caso, al igual que los presentados en los
sus creencias religiosas aun cuando ello implique poner en riesgo la vida, con la
paciente es un requisito que legitima la intervención médica tal como se desprende del
Capítulo Cuarto del Código de Deontología Médica, intitulado “De los Derechos y
Deberes de los Enfermos”; no existiendo ley que le imponga al paciente la
obligatoriedad de los tratamientos médicos, es menester determinar si la objeción de
conciencia acredita título suficiente para ponderar los bienes jurídicos constitucionales
paulatinamente está dejando de ser un asunto exclusivo de los Testigos de Jehová, pues
cada vez son más los pacientes que aun no profesando dicha religión optan por evitar la
reacciones inmunológicas.
otros ordenamientos la refieren para limitar su alcance como es el caso del artículo 69
internos de los países miembros de la Unión. Se observa sin embargo que, pese a la
manera general, para evitar una desobediencia abierta a cualquier mandato jurídico, que
referencia a los extranjeros de cara al éxodo de los realistas y los canarios-, la finalidad
de esta Ley era paliar los efectos que en tal sentido generó la Constitución de 1811, la
cual erigió a la religión católica como una religión de Estado, y la de todos los
que pudiera ser una excepción, lo hizo para estipular como obligación del Estado
Constitución de 1881 que se estatuyó la libertad religiosa como hoy día se reconoce, en
religiones a los efectos de establecer el régimen jurídico aplicable, que hasta nuestros
Por otro lado la libertad de conciencia, antes entendida como parte integrante de
la de cultos (artículo 38), y que nadie podía invocar creencias o disciplinas religiosas
para eludir el cumplimiento de las leyes o para impedir a otro el cumplimiento de sus
la libertad de cultos, así como también se estipula -en cláusula aparte- la libertad de
religiosa, al punto de que reguló en sendos preceptos sus alcances. En ambos artículos
República; y sobre todo, se fijan los parámetros bajo los cuales se imbrica la acción
confesional o ideológica del individuo con el entramado social; de tal suerte que nuestra
ser invocada «para eludir el cumplimiento de la ley ni para impedir a otro u otra el
otros que cumplan con la ley; o iii) impedir a otros el ejercicio de sus derechos.
externa de esa manifestación no afecte a terceros. Por otra parte, el propio concepto de
la libertad religiosa para eludir el cumplimiento de la ley, pues si como se ha visto ese
proceder en cada caso concreto tras un acto de ponderación. De cualquier manera, ese
no es el supuesto que le interesa a esta Sala dilucidar en el caso de autos, para tal fin lo
a la libertad de culto y de religión, la redacción original del precepto referido a ellos era
la siguiente:
siguientes términos:
Por otra parte, respecto a la limitante de que no afecte la personalidad del titular
preocupación concreta sobre tal aspecto por parte del Constituyente que hizo la
de la siguiente forma:
expresamente para evitar que se apelara a su contenido para eludir cualquier tipo de
personalidad del objetor; sin duda alguna, forma parte del radio de acción de dicho
personal del objetor, siempre y cuando dicha objeción no rebase los límites que surgen
del enunciado específico de dicho derecho, a saber: que afecte la personalidad al objetor
y que impida a otros el cumplimiento de la ley; así como los límites que nacen de la
que al respecto surgen dos dudas fundamentales: ¿es válida la objeción de conciencia
del Testigo de Jehová-paciente si no existe un tratamiento médico alternativo que le
Al respecto se debe referir que la vida es uno de los valores superiores del
Constituyente erigió la vida como uno de los valores superiores del ordenamiento
necesario para el ejercicio de los restantes derechos. Es por ello, que el derecho a la
(ninguna ley puede establecer la pena de muerte, ni autoridad alguna aplicarla), a la vez
cuenta con un régimen de protección positivo que impide considerar dicho derecho
como un derecho de libertad, capaz de permitirle al titular disponer del derecho a la vida
legitimarlo para exigirle al Estado, so pretexto de ejercer otro derecho de igual rango,
indiferencia ante la certeza del resultado mortal de una acción u omisión, esto es, que
una trascendencia social donde procede bajo un test de proporcionalidad ponderar los
derechos fundamentales en aparente colisión. De ese modo, no es válido que sin existir
valor superior del Estado. Más aun cuando si la relación médico-paciente, como
relación jurídica, abarca tanto los derechos como los deberes de ambos, es menester
recordar que no es válida la objeción de conciencia si impide a otros cumplir con la Ley;
y no cabe lugar a dudas que es deber del galeno procurar la protección de la vida. Así lo
indica el artículo 24 de la Ley del Ejercicio de la Medicina, que dispone que «[e]l
respeto a la vida y a la persona humana constituirá, en toda circunstancia, el deber
principal del médico…» En igual sentido se pronuncia el Código de Deontología
primordial del médico» (subrayado y resaltado del texto citado); o en la parte in fine del
artículo 16 según la cual «…salvaguardar la vida del paciente será un acto ético
también al deber del médico de respetar la voluntad del paciente (vid. artículo 25,
Deontología Médica), pero el conflicto no es una antinomia normativa sino que amerita
una ponderación de valores constitucionales que ha sido resuelta por la Sala a favor del
derecho a la vida, tomando en cuenta los valores y los patrones culturales de nuestra
siempre cuenta con mayor valor jurídico la preservación de la vida que la libertad de
deberes.
a la vida como un valor superior del ordenamiento jurídico; y que en el artículo 46.3 se
religiosa de los Testigos de Jehová, antes más, la acción que procura la Sala es ponderar
ambos derechos, producto de lo cual se exige que sólo ante una situación de extrema
gravedad para el paciente se preserve el derecho a la vida, lo que pudiera suceder con
tratamientos médicos para las personas que profesan la religión de los Testigos de
incluso hay tendencias que sostienen que el entendimiento religioso de los Testigos de
ahondar en un tema que no es del dominio de la Sala y, por ende, sin asumir postura
informado que goza de reconocimiento legal expreso en distintos países; y que nuestro
merece protección absoluta aun en contra del titular, por lo que la transfusión de sangre
ponderación entre el derecho a la vida y a la libertad religiosa realizada por esta Sala en
el presente fallo. De ese modo, la acción del médico en tal sentido tendría cobertura
En todo caso, visto que cada vez son más los cuadros clínicos en los que es
posible respetar las creencias fundamentales de los Testigos de Jehová sin irrespetar el
derecho a la vida y el mejor interés del paciente, es por lo que la Sala estipula, en
reconocimiento del derecho de libertad de conciencia de los ciudadanos y ciudadanas
que profesan dicha religión, que el médico tratante está en el deber de informar
pero ello, se insiste, sólo será así cuando no peligra la vida, esto es, cuando no es
responsabilidad, por ser consecuencia directa del ejercicio del derecho a la libertad y no
religión de sus padres, circunstancia bajo la cual la regla opera de forma diferente.
los niños, niñas y adolescentes son titulares del derecho a la libertad religiosa; pero la
libertad de pensamiento, conciencia y religión que les asiste se debe incardinar con el
estipula que «[e]l padre y la madre tienen derecho a que sus hijos o hijas reciban la
Ahora bien, esa potestad de guiar la formación integral del hijo no implica que
si bien los padres tienen la máxima potestad de decisión cuando se enfrentan a las
hijos: cirugía, radiación, quimoterapia, por ejemplo; no se deben obviar dos cosas. Por
una parte, que la objeción de conciencia (bien sea por motivos religiosos o ideológicos)
razón por la cual no le es dable a los padres imponerle a sus hijos sufrir las
personalísimo que no admite representación. A mero título ilustrativo cabe indicar que
de 1985, en el cual indicó que: «[l]a libre profesión de cultos y el ejercicio que le es
consecuente, garantizados por el art. 14 de la Constitución Nacional, tienen como valla
el no poner en peligro cierto ni la vida ni la Salud de terceros, aun cuando se trate del
propio hijo menor». Que «[e]l art. 19 de dicho cuerpo legal Supremo es claro y
específico a este respecto cuando pone como límite a la libertad en las acciones
sólo las actitudes derivadas de las propias convicciones morales o ideológicas, sino
también las que son consecuencia del credo religioso que se profesa. Es que la
daño cierto».
de su resultado, exige una capacidad jurídica plena que haga presumir un entendimiento
cabal de la responsabilidad que genera tal decisión. Es por ello que el ejercicio de las
distintas gradaciones que nuestro Código Civil emplea para reglamentar la capacidad de
obrar. Este mismo criterio es asumido por la jurisprudencia foránea que le es conocida
Orgánica para la Protección de Niños, Niñas y Adolescentes, cabe referir que aunque es
deber jurídico oír la opinión del niño, de la niña o del adolescente sobre su objeción de
más allá de las razones que puede esgrimir un niño, una niña o un adolescente para
representantes, ya que respecto de ellos la regla exige que siempre prive el derecho a la
vida y a la salud frente al ejercicio de cualquier otro derecho. Así ha sido recogido por
por la Asamblea General de las Naciones Unidas (Resolución 36/55), según el cual: «la
práctica de la religión o convicciones en que se educa a un niño no deberá perjudicar
su salud»; y por el artículo 42 de la Ley Orgánica para la Protección de Niños, Niñas y
Adolescentes, en el que se indica que los padres «…están obligados a cumplir las
instrucciones y controles médicos que se prescriban con el fin de velar por la salud de
Siendo ello así, en el caso de los niños, niñas y adolescentes hijos de padres
Testigos de Jehová o que practiquen cualquier otra religión o culto que parta de los
seguro o probable del derecho a la vida; regla que no varía si se trata de un adolescente
emancipado. Por tanto, sólo en casos de urgencia y de inminente peligro de muerte los
niños, niñas o adolescentes podrán ser tratados con hemoderivados por los médicos sin
autorización previa ninguna, si dicho tratamiento es imprescindible para preservarles la
supuesto, le corresponde a los órganos que ejercen el Poder Público velar porque el
religiosa que consideren pertinentes, que le atribuye a los padres y a las madres el
no sucumban frente a valores muy respetables que también riñen con el interés superior
1.- Los médicos tratantes están obligados a respetar las convicciones de los
paciente.
oportunamente sobre las posibilidades reales que existen en el país de ser tratado sin uso
de hemoderivados y si el mismo está en capacidad de efectuar dicho tratamiento; en
caso contrario, el paciente-objetor tiene derecho a que el médico tratante lo transfiera a
3.- Sólo en casos de urgencia y de inminente peligro de muerte los niños, niñas o
adolescentes podrán ser tratados con hemoderivados por los médicos sin autorización
hemoderivados. Planteados de este modo los hechos, y visto que se trataba de una
seguro o probable de su derecho a la vida, es decir, el del médico tratante con el aval del
Consejo de Protección, pues para ese entonces esa facultad no estaba declarada por este
fallo, de modo que esta Sala considera que la sentencia dictada por la Sala N° 1 de la
tampoco desconoció algún criterio interpretativo de dichas normas que haya sido
asentado por esta Sala Constitucional con anterioridad a dicho fallo, razón por la cual se
decide.
Visto el contenido interpretativo de este fallo, y a fin de su divulgación se ordena
su reseña en el sitio web de este Tribunal. Por igual motivo se ordena remitir copia
cual declaró sin lugar la acción de amparo constitucional interpuesta contra el Consejo
de Protección del Niño y del Adolescente del Municipio Libertador; que había sido
Caracas.
para la Salud.
Tribunal Supremo de Justicia, en Caracas, a los 14 días del mes de agosto de dos mil
La Presidenta,
Los Magistrados,
Previsión Social del Abogado bajo el Nº 23.115, con el carácter de apoderada judicial
constitucionales».
V
hemoderivados. Planteados de este modo los hechos, y visto que se trataba de una
seguro o probable de su derecho a la vida, es decir, el del médico tratante con el aval del
Consejo de Protección, pues para ese entonces esa facultad no estaba declarada por este
fallo, de modo que esta Sala considera que la sentencia dictada por la Sala N° 1 de la
tampoco desconoció algún criterio interpretativo de dichas normas que haya sido
asentado por esta Sala Constitucional con anterioridad a dicho fallo, razón por la cual se
declara que NO HA LUGAR en derecho la solicitud de revisión presentada. Así se
decide.
su reseña en el sitio web de este Tribunal. Por igual motivo se ordena remitir copia
cual declaró sin lugar la acción de amparo constitucional interpuesta contra el Consejo
de Protección del Niño y del Adolescente del Municipio Libertador; que había sido
Caracas.
1.- Los médicos tratantes están obligados a respetar las convicciones de los
paciente.
oportunamente sobre las posibilidades reales que existen en el país de ser tratado sin uso
3.- Sólo en casos de urgencia y de inminente peligro de muerte los niños, niñas o
adolescentes podrán ser tratados con hemoderivados por los médicos sin autorización