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RECUERDOS SOBRE
LA REBELIÓN DE CARACAS
Claves Políticas de América es una colección
creada por la Biblioteca Ayacucho con el
propósito de mostrar lo más significativo de la
historia de los movimientos y procesos políticos
ocurridos en nuestro continente. Aborda su
materia a partir del pensamiento de los
liderazgos históricos, de los nombres y
movimientos colectivos en torno a los cuales se
forjaron procesos importantes en sus países de
origen, pero que deben ser entendidos como
conjunto dentro de la historia política y social
latinoamericana y caribeña. La colección gira
entonces alrededor de procesos con
participación popular, la figura de estadistas,
políticos y jefes de Estado, su pensamiento,
documentos y todo material que garantice la
conformación de una imagen lo más plena y
objetiva posible. Recorre el siglo XIX, a partir
del momento en que se consolidan las
nacionalidades, y luego el siglo XX. En la
selección de los materiales se tendrá, como
siempre, el criterio más amplio y científico, toda
vez que no se busca privilegiar un solo tipo de
pensamiento sino mostrar la diversidad de
tendencias.
RECUERDOS SOBRE
LA REBELIÓN DE CARACAS
José Domingo Díaz
RECUERDOS SOBRE
LA REBELIÓN DE CARACAS
9
MARIANELA TOVAR NÚÑEZ
Prólogo
© Fundación Biblioteca Ayacucho, 2012
Derechos exclusivos de esta edición
Colección Claves Políticas de América, Nº 9
Hecho Depósito de Ley
Depósito legal
ISBN 978-980-276-509-6
Apartado Postal 14413
Caracas 1010 - Venezuela
www.bibliotecayacucho.gob.ve
UNA SILUETA
José Domingo Díaz es uno de esos personajes cuya vida no puede ser reducida
a su labor en un determinado ámbito: fue un gran médico, un acucioso inves-
tigador, copioso periodista, eficiente funcionario, vigoroso propagandista de
la causa realista y uno de los primeros historiadores del proceso de indepen-
dencia. Sin embargo, y a pesar de haberse destacado en todas estas actividades,
fue hombre de una sola pieza. Se mantuvo fiel a sus convicciones monárquicas
aun después de terminada la guerra de independencia en Venezuela.
Nació en Caracas los primeros días del mes de agosto del año 1772 y fue
registrado como expósito en el libro de bautismos de blancos de la iglesia La
Candelaria1. Fue adoptado por los hermanos sacerdotes Domingo y Antonio
Díaz Argote, de quienes toma el apellido. Según un rumor difundido por sus
contemporáneos a través de la Gaceta de Caracas, era hijo de un curandero
pardo de nombre Juan José Castro, alias Juancho Castro:
1. “En la ciudad de Caracas en doce de Agosto de mil setecientos setenta y dos años yo el infraescrito
cura teniente de esta S.Y.P de N. S. De Candelaria Bautise solemnemente, puse oleo y crhisma y di
bendición à Jphe Domingo Parbulo exposito, el dia tres del corriente lo hallaron, fue su padrino
Lorenzo Gonsalez de esta feligrecia a quien advierte el parentesco espiritual y obligaciones y para
que conste lo firmo. Christobal Peraza”, Archivo Arquidiocesano de Caracas, Libros Parroquiales
iglesia La Candelaria, tomo 2do de bautismos, blancos, del 4-7-1767 hasta el 20-10-1790, f. 57-57
vto. Información encontrada inicialmente en Fuentes bibliográficas para una biografía del doctor
José Domingo Díaz, Inés Malavé de Querales, Caracas, Universidad Central de Venezuela, Facultad
de Ciencias Económicas y Sociales, 1966, p. 34, trabajo de ascenso.
BIBLIOTECA AYACUCHO IX
había en esta ciudad un curandero pardo de orígen, llamado Juancho Castro,
que tubo un ayuntamiento criminal é ilexítimo con una mujer blanca, y esta
fué la causa de que viese la luz nuestro escritor. Por los manejos de su padre,
le recibieron para tener cuidado de su crianza y educación, en la familia de los
canónigos Díaz Argote, de la que ha tomado el apellido, y asi es que se llama
indebidamente Díaz Argote, debiéndosele apellidar Castro2.
Javier Blanco y el propio José Domingo Díaz. Véase: Ildefonso Leal, Historia de la Universidad de
Caracas (1721-1827), Caracas, Universidad Central de Venezuela, 1963, pp. 217-218.
7. Tomás Straka, La voz de los vencidos. Ideas del partido realista de Caracas, 1810-1821, 2ª ed., Cara-
cas, Bid & Co. Editor / Universidad Católica Andrés Bello, 2007, p. 34.
8. No se sabe las fechas de realización de estas dos obras. Según el investigador Carlos Salas, Inés fue
estrenada en 1819. Véase: Carlos Salas, Historia del teatro en Caracas, Caracas, Concejo Municipal
del Distrito Federal, 1967, p. 368.
9. Citado por J.V. González, op. cit., p. 237.
10. José María Díaz, quien fue probablemente su hijo, también tenía una gran vocación literaria. Fue
un polémico poeta y dramaturgo español de mediados del siglo XIX. Véase: José Luis González Su-
bías, “Acerca de la paternidad del doctor José Domingo Díaz sobre el dramaturgo romántico español
José María Díaz”, Actas del XV Congreso de la Asociación Internacional de Hispanistas, Beatriz Maris-
cal y Blanca López de Mariscal; edits., México, Fondo de Cultura Económica / Asociación Interna-
cional de Hispanistas / Tecnológico de Monterrey / Colegio de México, 2007, v. 3, pp. 203-211.
BIBLIOTECA AYACUCHO XI
PRIMER MÉDICO DE CARACAS
11. Argenis Gómez Pérez, “José Domingo Díaz: médico de ciudad (1804-1806)”, Ensayos Históricos.
Anuario del Instituto de Estudios Hispanoamericanos (Caracas), Nº 18 (2006), p. 146.
12. Julio Barroeta Lara, Una tribuna para los godos. El periodismo contrarrevolucionario de Miguel
José Sanz y José Domingo Díaz, Caracas, Academia Nacional de la Historia (Col. Estudios, mono-
grafías y ensayos, 90), 1987, 180 p.
13. I. Malavé de Querales, op. cit., pp. 104-105.
14. Entre 1798 y 1802 se produjo una epidemia de fiebre amarilla que azotó de manera recurrente
a los habitantes de la costa central de la provincia de Caracas, específicamente la ciudad de Cara-
cas, el puerto de La Guaira y Puerto Cabello. Véase: Mike Aguiar Fagúndez, “La fiebre amarilla en
la provincia de Caracas”, Ensayos Históricos. Anuario del Instituto de Estudios Hispanoamericanos
(Caracas), Nº 12 (2000), pp. 81-92.
15. Traducción publicada por la Imprenta Real en 1804. Según Susana Ramírez Martín, durante
gran parte del siglo XIX esta traducción fue injustamente atribuida a Ignacio María Ruiz de Luzuria-
ga. Además, Díaz escribió varios informes y documentos, la mayoría, parte de sus obligaciones como
médico de la ciudad: dos volúmenes de Memorias sobre las enfermedades endémicas del país (1803-
1804, no han sido encontradas); Informe al gobernador y capitán general don Manuel de Guevara y
Vasconcelos referente al método curativo de la fiebre amarilla (27 de abril de 1802); Opinión sobre el
proyecto de extinción de la viruela presentado por el protomédico Tamariz al gobernador y capitán
general Vasconcelos (19 de mayo de 1802); Informe al gobernador y capitán general don Manuel
de Guevara y Vasconcelos sobre fiebre amarilla, particularmente sobre los medios de combatirla
y prevenirla en Caracas (19 de enero de 1803); Informe sobre los cementerios; Informe sobre el
aislamiento de leprosos y seca de ciénagas; Tablas necrológicas de Caracas y de diez y seis pueblos
y ciudades de la Provincia (1803 y 1804). Véanse: Susana María Ramírez Martín, “José Domingo
Díaz, un médico venezolano al servicio de la causa realista”, 200 años de Iberoamérica (1810-2010).
Congreso Internacional. Actas del XIV Encuentro de Latinoamericanistas Españoles. Santiago de Com-
postela 15-18 de septiembre de 2010, Eduardo Rey Tristán y Patricia Calvo González; edits., Santiago
de Compostela, Universidad de Santiago de Compostela, 2010, 3156 p., 1 DC.
16. Su nombramiento se produce aproximadamente un mes después de la llegada a Puerto Cabello, el
20 de marzo de 1804, de la Real Expedición Filantrópica de la Vacuna dirigida por el doctor y botánico
Francisco Xavier de Balmis. La Junta Central de Vacuna es uno de los productos de esta expedición.
17. Algunos de los textos son: Historia de las epidemias de los pueblos de Aragua (1804), junto a
VUELTA A LA PATRIA
Ignacio de Campbell y Santiago Limardo; Sobre vacunas (12 de mayo de 1804); Informe sobre el
estado y progresos de la vacunación en el país, la serie de sus operaciones y los útiles descubrimien-
tos de don Carlos del Pozo (19 de octubre de 1805), con Vicente Salias; Memoria sobre los medios
preservativos de la infección variolosa en los sepulcros virulentos (febrero de 1805); Cálculo de
las personas que habrían muerto de viruela si no hubiesen recibido el beneficio de la vacuna (5 de
diciembre de 1805 y leído ante a la Junta Central de Vacuna el 1º de febrero de 1806); e Informe sobre
las actividades de la Junta Central de Vacuna desde octubre de 1805 hasta marzo de 1808, sobre el
estado, decadencia y progresos de la conservación y propagación del fluido vacuno en la capital y en
la Provincia y sobre los fenómenos que en dicho espacio de tiempo se han observado nuevamente
o confirmado lo ya observado (21 de marzo de 1808). Véanse: Ricardo Archila, “El médico José
Domingo Díaz contemplado por otro médico en el año sesenta del siglo XX”, Boletín de la Academia
Nacional de la Historia (Caracas), Nº 210 (1970), p. 212, y su libro Historia de la medicina en Vene-
zuela. Época colonial, Caracas, Ministerio de Sanidad y Asistencia Social, 1961, p. 282.
18. José Domingo Díaz, Recuerdos sobre la rebelión de Caracas, p. 4 de la presente edición (a partir de
este momento las páginas citadas se indicarán en el texto). Ese mismo año de 1805, el doctor Díaz
dirigió al rey de España la primera de varias representaciones para obtener algunos cargos en la corte
o dentro del aparato administrativo, relacionados con sus conocimientos médicos.
19. Parece ser su segundo matrimonio, quizá se casó por primera vez entre 1805 y 1806. Según
Ricardo Archila, su esposa se llamaba doña Concepción Roldán. Hay muy poca información sobre
esta unión, además de la encontrada por I. Malavé de Querales, op. cit., p. 70 y por R. Archila, Historia
de la medicina…, p. 204.
BIBLIOTECA AYACUCHO XV
Domingo Díaz y el abogado Miguel José Sanz serán sus redactores hasta su
desaparición, el 21 de julio de 1811.
El Semanario… era más bien conservador y, muy alejado de defender
cualquier posibilidad de revolución social al estilo francés, no se caracterizó
precisamente por haber tenido posiciones republicanas radicales en este agi-
tado período23. Su postura moderada queda clara desde el número inaugural
publicado el 4 de noviembre de 1810. El texto que sirve de presentación dice:
“El Semanario será libre; pero lo será como debe ser, amando y respetando la
ley, y obedeciendo a sus executores: él será libre con dignidad”24. En el artículo
que inicia la sección política de esta publicación –escrito quizá por Miguel
José Sanz– se afirma que la libertad del hombre está en su sujeción a las leyes,
asimismo no puede existir patria sin leyes: “Solo el pueblo que es libre como
debe serlo, puede tener patriotismo. No es el suelo en que por primera vez se
vio la luz del día lo que constituye la patria; son las leyes sabias, el orden que
nace de ellas, y el cúmulo de circunstancias que se unen para elevar al hom-
bre a la cumbre de la felicidad”25. Sin embargo, para que reine la felicidad en
la sociedad, las leyes deben ser reconocidas y amadas por todos; el papel de
publicaciones como el Semanario… es fundamental para hacerlas conocer y
despertar interés en ellas.
José Domingo Díaz se dedica, mayormente, a redactar los textos que
forman parte de la sección de estadísticas, comercio y agricultura. En ningu-
no de estos escritos expone sus opiniones sobre lo sucedido en el mes de
abril, en ellos se dedica, más bien, a desarrollar sus ideas sobre la situación
económica de estos territorios, la importancia que tiene el conocimiento y
la inteligente explotación de sus recursos, el valor de la agricultura, la com-
prensión de las particularidades de su población y la necesidad de llevar una
buena administración.
En sus escritos muestra datos sobre la geografía de la provincia de Ca-
racas, da estadísticas sobre su población y ofrece información relacionada
23. Era la tribuna de los godos, según apreciación de J. Barroeta Lara. Ver su libro, Una tribuna para
los godos…
24. “[Presentación]”, Semanario de Caracas (Caracas), Nº 1 (4 de noviembre de 1810), p. 1. También
en Semanario de Caracas, Pedro José Muñoz; estud. prel., Caracas, Academia Nacional de la Histo-
ria (Col. Biblioteca de la Academia Nacional de la Historia, 9), 1959.
25. “Política”, ibid., p. 3 de la publicación periódica.
26. Julio Barroeta Lara y Rafael Monroy Zapata (Aproximación primera a José Domingo Díaz. Su
labor en el Semanario de Caracas, 1810-1811, Caracas, Universidad Central de Venezuela, 1978, tra-
bajo de ascenso) consideran que José Domingo Díaz es el fundador del periodismo de divulgación
científica en Venezuela.
27. J.D. Díaz, “Agricultura. Sobre la esclavitud”, Semanario de Caracas (Caracas), Nº 10 (6 de enero
de 1810), p. 80.
28. Véanse: idem, “Estadística”, Semanario de Caracas (Caracas), Nos 15, 16, 17 y 18 (1811).
29. Véase: idem, “Estadística”, Semanario de Caracas (Caracas), Nº 30 (21 de julio de 1811), pp.
4-6.
30. La Gaceta de Caracas es un periódico que pasó por varias etapas y cambió alternativamente de
manos de realistas y republicanos durante la guerra. Manuel Pérez Vila ha dividido las etapas de es ta
publicación de la siguiente manera: desde el 24 de octubre de 1808 hasta el 15 de abril de 1810 (vo-
cero de las autoridades realistas de la Capitanía General de Venezuela); desde el 27 de abril de 1810
hasta junio de 1812 (vocero de los patriotas venezolanos, Primera República); desde el 4 de octubre
de 1812 hasta mediados de 1813 (vocero de la causa realista); desde el 26 de agosto de 1813 hasta
finales de junio de 1814 (vocero de los patriotas. Segunda República); desde julio-agosto de 1814
hasta el 9 de mayo de 1821 (vocero de los realistas); un breve intervalo entre el 17 y 24 de mayo de
1821 (vocero republicano); desde el 30 de mayo a mediados de junio de 1821 (vocero realista) y
desde julio de 1821 hasta el 3 de enero de 1822 (vocero de los republicanos). Para mayores detalles
véase: Manuel Pérez Vila, “Estudio preliminar”, Gaceta de Caracas, v. 2, pp. XI-LVIII.
La firma del armisticio entre Bolívar y Morillo a finales de 1820 y otra serie
de indicios señalaban que los insurgentes republicanos saldrían victorio-
sos de la guerra. Así parecían confirmarlo los últimos movimientos de las
tropas dirigidas por José Francisco Bermúdez, que se estaban abriendo paso
hasta Petare. Al escuchar esta noticia, el 13 de mayo de 1821, José Domingo
Díaz, quien había criticado tanto a Bolívar por sus retiradas tácticas, huye y
abandona a su familia, como él mismo dice: “a la suerte, a su inocencia y a la
37. Véase en esta edición la p. 209. Tal como señala Inés Quintero; Díaz, en su momento, se cuidó de
expresar su verdadera opinión tanto de la juramentación de la nueva constitución española como
acerca de las instrucciones para entrar en comunicación con Bolívar, debido, probablemente, a que
como secretario de la Junta de Pacificación tenía que expresar la posición oficial de la monarquía
española. Véase: “Monárquico por convicción. José Domingo Díaz y sus Recuerdos sobre la rebelión
de Caracas. Estudio preliminar”, Recuerdos sobre la rebelión de Caracas, José Domingo Díaz, Caracas,
Academia Nacional de la Historia (Col. Bicentenario de la Independencia), 2011, p. 46.
41. J.R. Navarro García, Puerto Rico a la sombra de la independencia continental…, p. 89.
42. Para profundizar en esta etapa es necesario revisar la serie de trabajos elaborados por Jesús Raúl
Navarro García y Beatriz Barrera Parrilla, especialmente, “La estrategia desestabilizadora en Vene-
zuela: propaganda y controversia en la acción contrainsurgente. Del constitucionalismo gaditano
a la consolidación republicana, 1810-1828”, Memorias. Revista digital de Historia y Arqueología
desde el Caribe colombiano [En línea] (Barranquilla), Nº 13 (2010), pp. 110-172, <http://digital.
csic.es/bitstream/10261/34899/1/Propaganda_Venezuela-Navarro.pdf>, [consultada: 8 de mayo
de 2012].
43. Madrid, Biblioteca del Palacio Real, Manuscritos, 2671. Referido por J.R. Navarro García, Puerto
Rico a la sombra de la independencia continental…, pp. 115-116.
44. De acuerdo a las últimas investigaciones realizadas por J.R. Navarro García y S.M. Ramírez
Martín. Por su parte, la profesora Ramírez Martín revisó la Guía de forasteros de Madrid en la que
aparece José Domingo Díaz hasta el año 1842. Véanse: J.R. Navarro García, Puerto Rico a la sombra de
la independencia continental…; y S.M. Ramírez Martín, “José Domingo Díaz, un médico venezolano
al servicio de la causa realista”, 200 años de Iberoamérica…, p. 154.
46. Véase en esta edición la p. 160. Cuando José Domingo Díaz retoma la redacción de la Gaceta
de Caracas, después de la caída de la Primera República, anuncia que en sus páginas se relatará la
historia de la campaña de Monteverde. El investigador Argenis Gómez señala que aquí Díaz se
ofrece –sin llegar a hacerlo– como historiador militar. Véase: Argenis Gómez Pérez, “El doctor José
Domingo Díaz y la difícil fidelidad bajo Monteverde”, Ensayos Históricos. Anuario del Instituto de
Estudios Hispanoamericanos (Caracas), Nº 15 (2003), pp. 215-233.
Pérez Vila; estud. introd., Caracas, Academia Nacional de la Historia (Col. Sesquicentenario de la
Independencia, 23), 1960.
50. Elías Pino Iturrieta define el tradicionalismo como el conjunto de ideas que defienden la per-
manencia del antiguo régimen. Véase: “La propaganda antirrevolucionaria en la Gaceta de Caracas”,
Ideas y mentalidades de Venezuela, Caracas, Academia Nacional de la Historia (Col. Estudios, mo-
nografía y ensayos, 179), 1998, pp. 111-130.
51. Sobre esta visión de la sociedad colonial véase: Beatriz Barrera Parrilla y Jesús Raúl Navarro
García, “La Edad de Oro como proyecto de patria y el modelo caballeresco en los panfletos del
polemista José Domingo Díaz (1826-1828)”, Insurgencia y republicanismo, J.R. Navarro García; co-
ord., Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Ministerio de Educación y Ciencias,
2006, pp. 133-152.
52. Véanse en esta edición las pp. 3-4. Es importante recordar que esta visión de la benevolencia de
las leyes españolas hacia los negros esclavizados ya había sido expuesta en el comentado texto del
Semanario de Caracas. Véanse notas 24 y 26.
53. Véanse en esta edición las pp. 201-202.
54. Véase en esta edición la p. 62. Texto escrito en Curazao el 30 de septiembre de 1813 e inserto como
parte de Recuerdos… Véase más adelante la técnica de intertextualidad manejada por Díaz.
55. Véase en esta edición la p. 19.
La suerte de aquellos países estaba en manos del alcalde primero don José
Llamosas, comerciante honrado, muy capaz de dirigir una pequeña negocia-
ción mercantil, y nada más; del alcalde segundo don Martín Tovar y Ponte,
joven ignorante hasta el extremo; del alférez real don Feliciano Palacio, persona
honrada, y de regulares conocimientos como vecino de la ciudad; del regidor
don José María Blanco y Liendo, hombre que incapaz de gobernarse a sí mis-
mo, había visto desaparecer la fortuna considerable heredada de sus padres y
su hermano, y se encontraba en la indigencia; del regidor don Dionisio Sojo,
joven ignorante, lleno de vicios públicos, y esposo de doña Juana Bolívar, cuyo
rico patrimonio había escandalosamente disipado; del regidor Isidoro López
Méndez, comerciante y hacendado de las mismas circunstancias de Llamosas;
parte de las colonias americanas, sintió la necesidad de explicar las razones que causaron las revo-
luciones y por qué se perdieron estos territorios. El mismo año en que Díaz publica su Recuerdos…,
sale a la luz el primer tomo del libro de Mariano Torrente, Historia de la Revolución Hispanoamerica-
na (Madrid, Imprenta de León Amarita, 1829, v. 1, 456 p.); en un futuro estudio habría que indagar
las razones de la publicación, prácticamente de manera simultánea, de estas dos obras.
66. Véase en esta edición la p. 4.
67. Véase en esta edición la p. 17.
68. Es una característica común de las obras de género testimonional producidas a partir de las
décadas iniciales del siglo XIX en el contexto de la guerra de independencia. Para más detalle so-
bre el género testimonial y autobiográfico en el siglo XIX, véase a Inés Quintero, “Autobiografía y
testimonio político en el siglo XIX venezolano”, Literatura y política en América Latina. Actas del
Congreso Internacional Salerno 6-8 de mayo de 1993, Rafael Di Prisco y Antonio Scocozza; coords.,
Caracas, Casa de Bello, 1995, pp. 261-282.
69. José Francisco Heredia también incorpora dentro en sus Memorias… textos propios y ajenos con
el fin de apoyar su punto de vista, sin embargo, este tipo de intertextualidad no tiene la fuerza per-
suasiva ni el grado de complejidad que alcanza José Domingo Díaz. Los historiadores Jesús Navarro
García y Beatriz Barrera Parrilla también destacan el uso de este tipo de procedimiento en su ensayo
“Con la pólvora en el tintero: propaganda y contrainsurgencia en la Venezuela republicana. El ejem-
plo de José Domingo Díaz”, Insurgencia y republicanismo, J.R. Navarro García; coord., p. 123.
70. Véase en esta edición la p. 31. Esta es la cita original de la misma escena narrada por Mariano
Torrente y retomada como cierta por otros historiadores y biógrafos de Bolívar. Rogelio Altez, an-
tropólogo e historiador –estudioso del terremoto de 1812–, ha señalado que la versión de Torrente
fue reescrita “con más agudeza aun”; sin embargo, pensamos que la versión original de Díaz es
más contundente. Para ahondar en este tema véase: Rogelio Altez, El desastre de 1812 en Venezuela:
sismos, vulnerabilidades y una patria no tan boba, Caracas, Fundación Empresas Polar / Universidad
Católica Andrés Bello, 2006.
Don Simón Bolívar había permanecido en este pueblo desde el día de su de-
sembarco hasta la tarde del 12, que se puso en camino para unirse a sus tropas.
A una legua del pueblo encontró a los primeros fugitivos, retrocedió precipi-
tadamente, avisó a Mérida y demás pasajeros, se embarcaron en el momento y
dieron la vela para la isla de Bonaire los tres buques de la expedición, dejando en
tierra cuanto habían embarcado. Entonces fue cuando al fondear en Bonaire,
Luis Brión, natural de Curazao, que se titulaba Almirante de la República, man-
daba los buques y había hecho gastos considerables para aquella expedición, le
dio dos bofetadas y aun quiso arrojarle al agua72.
Piar era uno de nuestros más temibles enemigos. Valiente, audaz, con talentos
poco comunes y con una grande influencia en todas las castas por pertenecer
a una de ellas, era uno de aquellos hombres de Venezuela que podían arrastrar
así la mayor parte de su población y de su fuerza física. Era más temible que el
aturdido Bolívar; y si hubiese vivido, ya el tiempo lo habría confirmado74.
Los halagos, no solo son realizados para comparar el poder de los dos
líderes, sino que le sirven para exponer las verdaderas causas de la muerte de
Piar. José Domingo Díaz afirma que él fue quien construyó un conjunto
de intrigas que incidieron, de manera definitiva, en la decisión de Bolívar de
fusilarlo. De tal manera que este dictamen fue en realidad producto de sus
78. Los investigadores Inés Malavé de Querales, Julio Barroeta Lara, Argenis Gómez e Inés Quintero
ya habían señalado este estridente silenciamiento de determinados períodos de su vida por parte
de José Domingo Díaz.
79. Por ejemplo, en 1799, en las elecciones del rector José Vicente Machillanda coincidieron José
Domingo Díaz y Domingo y Antonio Díaz Argote. Por otra parte, en 1808, Domingo Díaz Argote
quedó como apoderado de J.D. Díaz en el caso que se abrió por supuesto incumplimiento de su labor
como médico de ciudad. Véanse: I. Malavé de Querales, op. cit.; e I. Leal, La Universidad de Caracas
en los años de Bolívar (Actas del claustro universitario, 1783-1830), Caracas, Universidad Central de
Venezuela, 1983, v. 1, pp. 100-110.
III
85. Hoy en día pueden leerse, en Caracas, ejemplares de la edición prínceps de Recuerdos… en las
bibliotecas Nacional, del Museo Bolivariano y de la Academia Nacional de la Historia. La de esta
última institución es particularmente valiosa por llevar la rúbrica de José Domingo Díaz en su úl-
tima página.
86. Madrid, Imprenta de Eusebio Aguado, 1829.
87. La obra de Díaz empieza a ser utilizada por Felipe Larrazábal en su Vida del Libertador Simón
Bolívar (1865) y en la ya mencionada Biografía de José Félix Ribas de Juan Vicente González (1865).
Para un recorrido de la visión de la historiografía venezolana sobre el autor y esta obra, véase: I.
Quintero, “Monárquico por convicción. José Domingo Díaz…”, Recuerdos…, pp. 9-50.
88. Figuras distantes en el tiempo como Arístides Rojas y Juan Uslar Pietri lo mencionan explíci-
tamente como fuente primaria en algunos de sus escritos. Germán Carrera Damas afirma que se
acepta a José Domingo Díaz como fuente debido, precisamente, a que se le toma como un calum-
niador cuyo testimonio resalta –por contraste– las cualidades de los líderes de la independencia.
89. Entre los estudiosos que emplean estos calificativos están Arístides Rojas, Manuel Segundo
Sánchez, Santiago Key Ayala, Héctor Parra Márquez y Rafael Ramón Castellanos.
90. José Gil Fortoul, Historia constitucional de Venezuela, Berlín, Carl Heymann editor, 1907-1909,
v. 2, pp. 112-113.
91. Ángel Francisco Brice, “Estudio Preliminar”, Recuerdos sobre la rebelión de Caracas, Caracas,
Academia Nacional de la Historia (Sesquicentenario de la Independencia, 38), 1961, p. 40.
92. Enrique Bernardo Núñez, “Plaza Olense (José Domingo Díaz)”, Crónica de Caracas (Caracas),
Nº 58 (1963), pp. 536-539.
93. R. Archila, “El médico José Domingo Díaz contemplado…”, loc. cit., p. 199.
97. Germán Carrera Damas; comp., Historia de la historiografía venezolana: textos para su estudio,
2ª ed. corr. y aumen., G. Carrera Damas; comp., introd. e índices, Caracas, Universidad Central de
Venezuela, 1985.
98. Además de los fragmentos de Recuerdos… está Epítome de la vida política de Dn Andrés Level de
Goda, Fiscal de la Hacda. Pubca. De Veneza. Por J. Díaz que tampoco había aparecido en la primera
edición de 1961.
99. G. Carrera Damas, Historia de la historiografía…, 2ª ed., p. 17. Cursivas mías.
BIBLIOTECA AYACUCHO LI
proceso de independencia con la incorporación de la perspectiva realista.
Aún más, en un breve comentario sobre este libro, Carrera Damas ratifica que
es “la más reputada obra de la otra historia de la independencia”100.
En el año 2000, aparece La voz de los vencidos de Tomás Straka, obra que
estudia de manera metódica el pensamiento realista en Caracas en el período
que va de 1810 a 1821. En él se cuestiona la posición de la historiografía
venezolana dominante, que se aproximaba a los vencidos de dos maneras:
“el del fiero ataque, donde el furor de la batalla fue llevado al papel; o el del
olvido, total o parcial, de sus obras, de sus ideas y de grandes sectores de sus
seguidores, sobre todo la gran cantidad de venezolanos que estuvieron en-
tre ellos y que con los años lograron difuminarse hasta casi desaparecer del
recuerdo”101.
Partiendo de una crítica a la concepción maniquea e interesada desarro-
llada por la historia patria, Straka no solo rescata del olvido las ideas y visión
del mundo de los venezolanos que defendieron el régimen monárquico y se
opusieron a los grandes cambios que entrañaban las ideas políticas y filosó-
ficas formuladas por los republicanos, sino que, despegándose de una visión
bélica de este período, reconoce el peso que tuvieron estas ideas para motivar
y movilizar a la acción política y a la guerra a un considerable número de ve-
nezolanos.
José Domingo Díaz es uno de los intelectuales realistas estudiados por
Straka y la aproximación a su pensamiento se encuentra en las antípodas del
discurso cargado de calificaciones negativas al que nos tenía acostumbrada
la historiografía venezolana. Pondera las cualidades intelectuales de Díaz: “de
una riqueza psíquica tan intensa y arrebatadora, ante la cual es casi imposible
enfrentarse con indiferencia”102. Lo destaca como el principal vocero del rey y
alega que hubiera llegado a ser el gran ideólogo del absolutismo en Venezuela
e Hispanoamérica. Por nuestra parte pensamos que, de hecho, llegó a serlo,
pero el estudio sistemático del pensamiento realista en nuestro continente
podrá comprobar esta percepción.
Para Straka Recuerdos… tiene el honor de ser uno de los primeros li-
bros sobre el proceso de independencia y ser, a la vez, uno de los primeros en
103. Es importante acotar que, desde la década de los noventa, el historiador español Jesús Raúl Na-
varro García viene realizando una prolífica investigación sobre el trabajo propagandístico que llevó
adelante José Domingo Díaz durante el período que estuvo como intendente en Puerto Rico. Asi-
mismo, Argenis Gómez ha publicado varios artículos sobre Díaz en la revista Ensayos Históricos y, en
2009, apareció Contra Bolívar. Una selección y análisis de los terribles artículos de José Domingo Díaz
contra el Libertador (Caracas, Libros Marcados, 111 p.), compilado por Tomás Straka, quien además
hizo el texto introductorio y las notas, el cual está basado en su obra La voz de los vencidos…
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