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PROPÓSITO: PASTORAL
TEMA: CUALIDADES BÍBLICAS DEL
LLAMADO DIVINO DE LA IGLESIA
BAUTISMO:
PASANDO DE MUERTE A VIDA
EFESIOS 4:1-10
INTRODUCCIÓN:
La forma en que definimos, describimos o detallamos el significado de la iglesia,
tal como Cuerpo de Cristo que es, será la forma en como nos dirijamos,
comportemos y vivamos. Una descripción muy importante que he encontrado que
me ha parecido muy acertada es la que un predicador cristiano llamado Francisco
Lacueva expone: “Lo que constituye en iglesia a un grupo de creyentes es su
unión en la fe de un mismo Jesucristo (Dios y Hombre) muerto y resucitado,
por cuya gracia son salvos como efecto del amor selectivo del Padre, y por
cuyo Espíritu son inhabitados, capacitados y movidos a recibir
conjuntamente el mensaje revelado, a ponerlo por obra en sus vidas, a
ejercitar sus dones comunitariamente, a rendir culto al Señor y a encenderse
en afán misionero.” Lo que este hombre expone en estas palabras, está referido
al que hacer del creyente dentro de la iglesia por medio de un llamado divino, es
decir, al llamado que Dios nos ha hecho a todos los creyentes a vivir según su
voluntad. Lo que este predicador propone es vivir según el llamado de Dios a su
iglesia, esto, por lamentable que parezca, es lo que ahora se ha olvidado. El
símbolo del bautismo en agua debe servirnos para traer a memoria, aquel
compromiso que hemos hecho conscientemente respecto a lo que Dios ha
realizado en nuestra vida. El titulo de este mensaje es: Bautismo: pasando de
muerte a vida, si nuestra vida antes de conocer la gracia de Cristo era una vida
infructífera, en el bautismo representamos el morir a esa vieja naturaleza,
pecaminosa y destruida, no para volver a vivir de la misma manera. Pablo nos
hace el llamado en esta Epístola a los Efesios actuar, pensar y vivir como la
comunidad de fe que declaramos ser. Es posible que esto nos incomode,
desagrade y disguste, pero esto es lo que Dios a determinado para su iglesia, para
ello estudiaremos tres cualidades bíblicas del llamado divino de la Iglesia,
considerando que:
I. Solidariamente v. 3-6
La expresión solidaridad quiere decir apoyo incondicional o apoyo que no exige
nada a cambio. Pablo, para expresar ese apoyo incondicional que debe existir
entre los creyentes, en la RVR60 usa dos palabras en el versículo 3: “unidad y
vinculo”; estas dos palabras expresan el sentir de Pablo, de cómo la iglesia debía
de vivir. Hemos sido llamados a vivir de tal manera que exista una verdadera
unidad y harmonía. Realmente podemos asegurar que en la actualidad no se vive
de esta forma, tristemente cada uno de nosotros vive pensando en sí mismos y
sus respectivos problemas. Para algunos pertenecer a la iglesia es tener un lugar
que le provea de ayuda, aunque esta persona no esté dispuesta nunca a apoyar y
ayudar a nadie. Según leemos en estos versículos encontramos lo siguiente:
“Mantengan entre ustedes lazos de paz y permanezcan unidos en el mismo
espíritu. Un solo cuerpo y un mismo espíritu, pues ustedes han sido
llamados a una misma vocación y una misma esperanza.” En esta versión ya
no encontramos la palabra vinculo y es cambiada por la palabra “lazo”, dando un
énfasis a que tan unidos debemos de vivir. El bautismo como tal, nos une a las
declaraciones que Pablo establece en los versículos siguientes: “Un solo Señor,
una sola fe, un solo bautismo, un solo Dios y Padre de todos, que está por
encima de todos, que actúa por todos y está en todos.” La unidad, vinculo y
enlace a la que debe de ponerse diligencias, máximo esfuerzo o, como aparece en
la RVR, solicitud debe de ser producido por el acto de conciencia que tenemos de
nuestra unidad con el Señor, por medio de la fe, manifestada en el Bautismo,
determinado por Dios quien está por sobre todos y actúa en todos. Lo que Pablo
nos hace ver aquí es la verdadera idea de reino de Dios, siendo aquel lugar la
máxima expresión del ideal divino para la vida que Él ha establecido y
determinado para nosotros.
CONCLUSIÓN:
Si algo debemos de tomar en cuenta es que, por medio de la fe, el bautismo se
convierte en un símbolo del Nuevo Pacto que hemos hecho con Cristo, el cual nos
compromete a vivir según el llamado que Dios nos hace ahora, el llamado a vivir
solidariamente y en armonía, el llamado que Dios nos hace a vivir digna y
moralmente, el llamado que Dios nos hace a vivir según la gloria de Cristo por
medio del cual tenemos esa gracia divina para vivir bajo la vocación divina.