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Introducción
Las empresas de medicina laboral son contratadas por el empleador para
ejercer de manera delegada el control médico a que hace referencia la Ley de Contrato
de Trabajo en su art. 210 (Ley 20.744). Este control debe cumplir con las distintas
leyes, código y pautas de conducta que regulan tanto el ejercicio de medicina, así como
la normativa laboral específica y el resto de las normas aplicables, en especial aquellas
de rango constitucional como los tratados de derechos humanos concordantes con la
materia. Por ello, considero que este control médico debe privilegiar rigurosamente la
salud del paciente, el respeto por su dignidad y privacidad, debe ser ejercido de modo
razonable y con carácter restrictivo debido a su unilateralidad y a los principios que
inspiran la normativa médica y laboral.
El empleador una vez recibido el aviso (art. 209 LCT) puede ejercer el
control con su personal médico dependiente o bien delegarlo en un tercero, usualmente
se tratan de empresas de medicina laboral. Estas empresas se dedican a realizar su
práctica asociada al trabajo; realizan preocupacionales, exámenes periódicos y el
llamado control de ausentismo o en rigor; control médico por enfermedades
inculpables. Por ello, cabe presentar a la actividad de estas empresas como enmarcadas
en el ejercicio de una actividad regulada por la legislación laboral a la vez que
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atravesada por los distintos tipos de normas que hacen a la materia, que pasaremos a
detallar.
Legislación Médica
En primer lugar tendremos la Ley Nacional Nº17.132 en el orden
nacional y la Ley 4534 en la Provincia de Buenos Aires. Ambas leyes regulan lo básico
en cuanto al ejercicio del arte de curar; resulta pertinente destacar que además del
título y matrícula requerida definen qué se entiende por ejercicio de la medicina, por
ello, el control médico se encuentra incluido en la ley lo que define como: “anunciar,
prescribir, indicar o aplicar cualquier procedimiento directo o indirecto de uso en el
diagnóstico, pronóstico y/o tratamiento de las enfermedades de las personas o a la
recuperación, conservación y preservación de la salud de las mismas; el asesoramiento
público o privado (…)”. Naturalmente cabe realizar una aclaración, el control médico no
implica un tratamiento ya que tiene sólo tiene como finalidad constatar la dolencia o
sintomatología por lo que lo entiendo como un procedimiento de diagnóstico y/o
pronóstico respecto a la existencia y evolución de la enfermedad.
Se debe dar especial atención a los dilemas éticos que puedan surgir de la
consecución simultánea de objetivos que pueden estar en competencia, tales
como la protección del empleo y la protección de la salud, el derecho a la
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información y a la confidencialidad, y los conflictos entre intereses individuales
y colectivos.
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Derechos del Paciente
Las obligaciones legales de los médicos e instituciones públicas y
privadas avocadas a la materia encuentran como correlato y contracara los derechos de
los pacientes. Resulta debatible encuadrar al trabajador como paciente, toda vez que el
médico laboral no esta facultado para llevar un tratamiento de recuperación, sólo puede
en virtud de la legislación laboral examinarlo a efectos de control, pero esto no niega
que sea sujeto de prácticas médicas y los derechos lo alcancen. El trabajador es un
sujeto de preferente tutela constitucional (Art. 14 bis de la Constitución Nacional) por
lo que en modo alguno puede negársele los derechos de los que gozan el resto de los
habitantes y ciudadanos del país.
Trato digno y respetuoso. El paciente tiene el derecho a que los agentes del sistema
de salud intervinientes, le otorguen un trato digno, con respeto a sus convicciones
personales y morales, principalmente las relacionadas con sus condiciones
socioculturales, de género, de pudor y a su intimidad, cualquiera sea el padecimiento
que presente, y se haga extensivo a los familiares o acompañantes.
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Autonomía de la Voluntad. El paciente tiene derecho a aceptar o rechazar
determinadas terapias o procedimientos médicos o biológicos, con o sin expresión de
causa, como así también a revocar posteriormente su manifestación de la voluntad
Consentimiento Informado
Merece fundamental atención el deber y obligación que considero
indisociable de la práctica médica y sobre todo para el control médico laboral: el
consentimiento informado. La Ley Nacional de Derechos del Paciente lo define como
“la declaración de voluntad suficiente efectuada por el paciente, o por sus
representantes legales en su caso, emitida luego de recibir, por parte del profesional
interviniente, información clara, precisa y adecuada con respecto a: a) Su estado de
salud; b) el procedimiento propuesto, con especificación de los objetivos perseguidos;
c) Los beneficios esperados del procedimiento; d) Los riesgos, molestias y efectos
adversos previsibles; e) La especificación de los procedimientos alternativos y sus
riesgos, beneficios y perjuicios en relación con el procedimiento propuesto; f) Las
consecuencias previsibles de la no realización del procedimiento propuesto o de los
alternativos especificados.
Historia Clínica
Asimismo, el paciente tiene derecho a solicitar copia autenticada de la
historia clínica obrante en las empresas de medicina laboral. Las mismas deben detallar
los procedimientos practicados y sus fundamentos, es decir ser suficientes. La entrega
deberá ser realizada en un plazo que no supere las 48 horas.
Conclusión
Estimamos procedente la difusión entre los trabajadores de los derechos
que le asisten como sujetos de control médico laboral. Es importante asimismo, que las
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empresas que se avocan a esta labor adecúen su proceder toda vez que si bien la
relación laboral se caracteriza por una dependencia y relación asimétrica de poder, en
la práctica médica el trabajador no tiene por qué obedecer órdenes ni someterse a
prácticas invasivas sin el debido consentimiento otorgado luego de ser informado de
manera completa, clara y adecuada de las técnicas, procedimientos y rigor a observar.
El control médico laboral es un acto unilateral que en modo alguno implica dotar al
dictamen de carácter definitivo, toda vez que se trata de una facultad delegada al
empleador que tiene como contracara el dictamen médico del profesional de confianza
del trabajador. En caso de discrepancia tiene establecido el máximo tribunal en
material laboral (CNAT – Cámara Nacional de Apelaciones de Trabajo) que el
empleador carga con la obligación y costas de dirimir la controversia en sede judicial o
administrativa.