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por el Evangelio
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Peregrinación contemplativa
por Tierra Santa
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Peregrinación espiritual.................................................... 9
Una ciudad de Galilea llamada Nazaret...................... 17
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Nazaret, lugar desconocido; lugar histórico; lugar teológico;
lugar interior; lugar donde florece el desierto. En Nazaret se
cumple la alianza divina. El Nazaret personal. Tentaciones
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posibles. Reacciones adecuadas.
María de Nazaret............................................................. 31
La mediación humana. Preservada de todo pecado. Feli-
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citación. El ángel anunció a María. El tálamo de Dios. He
aquí la Esclava del Señor. Hágase en mí según tu Palabra. Y
concibió del Espíritu Santo. Cántico a María. Hágase en mí
tu voluntad. Personalización.
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La capacidad de asombro.................................................. 65
Nos ha nacido un Niño. Embeleso. Espejados en el Niño de
Belén. Contemporáneos de Jesús. Transformación. Con-
templación. Claves para el camino de la existencia. Acoge
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© narcea, s. a. de ediciones 5
Por la ribera del mar de Galilea ................................. 105
A orillas del lago. Los primeros discípulos. Pescadores. Tra-
vesía. Vamos a la otra orilla. Confiados. El ciclo de la luz.
A la hora de la brisa. La noche. La tormenta. La prueba.
Noche oscura del alma. A la cuarta vigilia. Tiempo de Luz.
Vestigios. Canto a Galilea.
El monte de Dios........................................................... 123
Subir al monte. El monte de las Bienaventuranzas. El monte
de la multiplicación de los panes. Contemplación del sacra-
mento de la naturaleza. El monte alto de la Transfiguración.
La necesidad de salir. Reacción sobrecogida.
El poder transfigurador................................................. 139
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La belleza. Oración al Espíritu dador de la Luz. Canon de
belleza. “Yo soy la luz”. La imagen más bella. Rasgos del
icono de Jesucristo. A Cristo transfigurado. Personalización.
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La misión de transfigurar la materia.
Vamos a Jerusalén........................................................ 153
Distintos modos de acercarnos a la Ciudad Santa. Procesión
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del Arca de la Alianza. Como los discípulos especuladores
o como el ciego. Como Jesús, enamorado. “Bendito el que
viene en nombre del Señor”.
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Getsemaní....................................................................... 165
El cenáculo. Después de cenar. Oración. El Huerto de los
Olivos. La noche en Getsemaní. El nuevo Adán. Amigo, ¿a
qué has venido? Señor, ¿por qué te has dejado prender?
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Uno siempre busca estar con el que ama, o físicamen-
te, o recorriendo lugares que recuerdan su presencia.
Es cierto que Él está en todas partes, en todos los seres
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y en uno mismo, pero aun así, hay un atractivo irresistible
por estar en los espacios donde Él estuvo cuando quiso so-
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meterse a esta experiencia y a esta dimensión terrena.
De esa atracción irresistible que jamás se cura, nace la
“peregrinación” a esos lugares, atracción que se contagia,
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de moverme y vaciarme tanto; él, en cambio, veo que
vuelve más lleno y más vital, como dicen que estaba la
zarza ardiente del Sinaí. Sin duda alguna, él ha elegido “la
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mejor parte” y ahora nos la transmite. (Me consuela pen-
sar que las “Martas” también somos un poco necesarias).
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Contemplar en silencio las huellas del Amigo es sin
duda el mejor modo de ocupar el tiempo. Y este libro
que a continuación vas a comenzar a leer, no dudo que a
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buen seguro te ayudará en este empeño.
8 © narcea, s. a. de ediciones
PEREGRINACIÓN ESPIRITUAL
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Intentamos realizar un itinerario de tipo ignaciano,
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imaginando los lugares santos donde tuvieron lugar los
hechos evangélicos. Cabe que las reflexiones que propo-
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nemos valgan para unos días de Ejercicios Espirituales, y
también como guía espiritual, al mismo tiempo que se
realiza la visita histórica a Tierra Santa. En cualquier
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caso, invitamos a adoptar actitudes interiores por las que
bien por el poder de la imaginación, bien por la contem-
plación ocular, el peregrino y el orante queden afectados
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sentido mayores mociones y gustos espirituales” (EE 227).
Son días privilegiados para reconocer los dones inte-
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riores, para adentrarse en la propia conciencia y escrutar
las posibles sugerencias del Espíritu, entre ellas la posible
necesidad de misericordia y de perdón, incluso del sacra-
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mento de la penitencia, y de recibir la gracia.
Para algunos son días de descanso físico, y ocasión de
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apartarse de las preocupaciones habituales y las faenas
diarias para serenar el cuerpo, drenar el nerviosismo ha-
cendoso, filtrar las noticias, las imágenes y las comunica-
ciones, para vivir la experiencia de abandono confiado,
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la Providencia divina en nuestra historia, aguzar el oído
del corazón para percibir las posibles llamadas.
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Algunas anotaciones
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Si cuando dejas divagar la mente a través de hipótesis
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extrañas sin detener la imaginación, que te trae futuros
inciertos, un tanto pesimistas y negativos, si en esos mo-
mentos te serenas y das crédito a que estás habitado por
Dios, y a la verdad revelada de que eres acompañado
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En el proyecto de retirarte unos días a orar, ante el
cúmulo de intenciones que tantos dejan en tus manos
porque confían en tu oración, si te abres a la relación
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interior, descubres no solo tu experiencia teologal, sino
también la posibilidad de ejercitar la identidad sacerdotal
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bautismal, al ofrecer las horas de camino y de soledad por
quienes depositan sus preocupaciones en ti.
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Cuando ofreces, no solo la oración, sino también el
trabajo, por quienes te piden que reces por ellos, en vez
de sentir la impotencia ante tanta necesidad, si confías en
el poder que Jesús ha dejado en la oración, que se eleva
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Composición de lugar
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La invitación ignaciana de hacer la composición de lu-
gar objetiva nuestro proyecto de peregrinar
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espiritualmente por la Tierra Santa: “El primer preámbulo
es composición viendo el lugar. Aquí es de notar, que en
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la contemplación o meditación visible, así como
contemplar a Cristo nuestro Señor, el cual es visible, la
composición será ver con la vista de la imaginación el
lugar corpóreo, donde se halla la cosa que quiero
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Cuarto Evangelio termina con las escenas pascuales a las
orillas del Lago, y en varios textos se cita el mandato de
Jesús a sus discípulos, antes y después de su resurrección,
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de que vayan a Galilea. Estas concurrencias las entiendo
como reveladoras de un sentido teológico por el que
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debemos leer toda la vida de Jesús en clave pascual.
Es fácil observar los movimientos y los constantes
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cambios de lugar de Jesús a lo largo de su vida. Ningún
movimiento es indiferente. “Las acciones de Jesús deben
ser leídas en clave teológica, las que parecen subsidiarias
en la narración evangélica, como es entrar o salir; acer-
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Tiempo de oración
14 © narcea, s. a. de ediciones
este pensamiento de José Tolentino: “¿Cuál es la mejor
oración? Es aquella que podemos hacer en este momen-
to. Será insuficiente, limitada, imperfecta, tosca, balbu-
ciente, distraída, dispersa. Será diferente de aquella que
ya tuvimos y fuimos capaces de hacer en el pasado o in-
comparablemente distinta de aquella oración idealizada
que nos gustaría fuera la nuestra. Lo importante es no
dejar de rezar”2.
Tanto si se hacen unos días de meditación sobre los
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hechos y dichos de Jesús en los evangelios, como si se
tiene la suerte de peregrinar a los lugares santos, en los
que sucedieron los acontecimientos que narran los auto-
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res sagrados, es momento propicio para tratar de una for-
ma más viva con el Señor, y de experimentar su paso
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más tangible, que no quiere decir que haya experiencias
extraordinarias, pero sí perceptibles en el interior, hasta el
extremo de convertirse en hitos ungidos de la propia his-
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toria de fe.
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cuestiones
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mundo?
© narcea, s. a. de ediciones 15
LA CIUDAD DE DAVID
LLAMADA BELÉN
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En la peregrinación espiritual que hemos emprendido por
Tierra Santa y por el llamado “Quinto Evangelio”, según ex-
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presión de Benedicto XVI, al tomar el camino que va de Jeru-
salén a Belén, cuando se pasa por el Campo de los Pastores,
se averigua la presencia de los ganados. Aún conservo uno
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de los recuerdos más emotivos de una de mis bajadas al
Campo de los Pastores andando, una fotografía en la que
aparezco con un cabritillo pequeño sobre los hombros, que
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sí por salir hacia el otro como ley plenificadora.
María emprende, en uno de los momentos más delica-
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dos de su vida, por una razón solidaria y piadosa, un lar-
go viaje, de más de 150 km. “En aquellos días, se levantó
María y se fue con prontitud a la región montañosa, a
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una ciudad de Judá” (Lc 1,39). Permaneció con Isabel,
su prima, unos tres meses, y se volvió a su casa (Lc 1,56),
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otros 150 km. A la vuelta debía enfrentarse con la
realidad social, y con una posible denuncia por su
embarazo; no obstante, ella se fio de Dios. El papa
Benedicto XVI calificó este viaje de María como la
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Virgen se la puede llamar Santa María del Camino. La que
va a ser madre de Dios es conocedora de sendas y atajos,
de posadas y de caravanas. Sube a la montaña de Judea,
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vuelve a Nazaret, sube de nuevo a Belén. Realmente se
muestra como mujer fuerte, arriesgada, andariega, solida-
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ria, y seguro que en las orillas de los caminos encontraría a
personas menesterosas a las que ayudó.
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María ha conocido la intemperie, la humillación, la
marginalidad, el exilio, la persecución y la deportación. En
estos tiempos de tanta migración, de personas que viven
en la clandestinidad por miedo a la expulsión del país, de
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La hospitalidad de Belén
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Es creencia común que José y María llegaron a Belén
y que vivieron momentos extremadamente dolorosos al
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verse sin casa. “Y sucedió que, mientras ellos estaban
allí, se le cumplieron los días del alumbramiento, y dio a
luz a su hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo
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acostó en un pesebre, porque no tenían sitio en el
alojamiento” (Lc 2,6-7). Debemos aclarar y quizá
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corregir según los datos evangélicos la tradición del
rechazo del posadero a José y a María, representado
muchas veces en nuestros belenes. Cabe que la
interpretación, tan dolorosa para José, de verse sin lugar
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