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LUDW IG

FEUERBACH
La Filosofía
del Futuro
H A R L

MARX
Tesis sobre
Feuerbach
e d ic io n es

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C a I den

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CL H O M B R E y GU M U M W
lu d w ig feu er b ac h
COLECCIÓN “E L H O M BRE Y SU M UNDO”
1. S a rtre Jean P aul
L a trascendencia del E go
2. B recht - P iscato r - Grosz La Filosofía
A r te y Sociedad
3. Goldmann Lucien
M ü t x ísw io - D ia lé c ti c a - E stv w c tU T o lx sw io del Futuro
4. M arx K arl
Textos sobre H egel
G araudy Roger
E l problem a hegeliano
5. A lthusser y otros
Claves del estructuralism o KARL MARX
6. Feuerbach Ludw ig
La filo so fía del fu tu ro
COLECCIÓN “ E L N A RR A D O R .
Y SU T IE M P O ”
Tesis sobre
1. Poe E d g a r Alian
Conversación con una m om ia y Feuerbach
otros cuentos
2. G urbanov A lberto _ _
L a pelotita (C uentos de la alienación)
COLECCIÓN “ PR O C E SO S”
1. A lberdi Ju a n B.
Proceso a M itre
2. A lberdi Ju a n B.
Proceso a Sarm iento _ e d ic io n es

c
2 . H ernández José - S arm iento Dom ingo F .
Proceso al Chacho
C al den
4. Guido Spano - N a v a rro V iola - Juan_ B.
A lberdi - Ju a n M. G utiérrez - Francisco
Seeber
T>frr\noan a. ig, Cu.erra del Paraguay
C o lecció n E L H O M B R E Y SU M U N D O

d irig id a por
O SC A R D E L BARCO

NOTA E D IT O R IA L

E n el Segundo M anifiesto del surrealism o,


B retón incluye a F euerbach, ju n to con Hegel,
M arx, L autréam ont, R im baud, J a rr y y otros,
e n tre aquellos que h an hecho una “filosofía
y poesía verdaderam ente d esg arrad o ras” . No
obstante, el destino de la obra de Feuerbach no
Traductor y nota: JULIO VERA ha sido claram ente reconocido. Los m ás vieron
en ella un puente en tre la filosofía del concepto
(H egel) y el m aterialism o dialéctico de M arx.
E ste papel, no desdeñable po r cierto, no rinde
cu enta de la im portancia to tal de la obra feuer-
bachiana. Si bien toda obra es un eslabón en
un proceso de conocim iento y en este sentido
c ie rra determ inadas posibilidades'y abre o tras,
enraizando en profundidad en el conjunto dei
conocimiento de una época determ inada, no es
m enos cierto que una obra es un espacio pro ­
pio, inm anente, de lo común. E n F euerbach la
im portancia del p rim er aspecto fue en d e tri­
m ento del análisis m inucioso del segundo. No
obstante, un pensador como K arl Lów ith h a po­
dido decir: “La sensualización y el finiquita-
m iento de la teología filosófica de Hegel cum ­
plidos por Feuerbach constituyeron, sin duda, el
p unto de partid a de la época en que ahora to ­
Queda hecho el depósito que previene la ley 11.723
dos, consciente o inconscientem ente, estam os.”
© by Ediciones CALDEN, SRL., Bs. As., 1969
Printed in Argentine - Impreso en Argentina 7
Nos referirem os brevem ente, a m anera de de B achm ann. Según L ów ith “ F euerbach de­
introducción, a estos dos puntos. m u estra a Bachm ann que no ha entendido en
Ludw ig F euerbach nació en L andshut, en lo m ás m ínim o las teo rías de Hegel acerca de
1804. Su punto de a rra n q u e filosófico debe bus­ la identidad de la filosofía con la religión, de
carse en la teología p ro te sta n te que estudió en la lógica con la m etafísica, del sujeto con el ob­
H eidelberg con el hegeliano Daub y con Paulus. jeto, del p e n sar con el ser, del concepto con la
Muy disgustado con este últim o, cuyas enseñan­ rea lid a d ” . P osteriorm ente F euerbach explicó
zas se le presentaban, dice en una c arta, “como que ya en esta época estaba gestándose su pro ­
una tela ra ñ a de sofism as y un instrum ento de pio “an ti-H eg el”, pero “ por s e r sólo un hombre
to rtu ra m ediante el cual las palabras eran m al­ a m edias lo obligué a callarse” . Su artículo con­
tra ta d a s h asta llegar a confesar algo que jam ás t r a B achm ann fue, m ás bien, un ataque a una
h ab ían significado” , decide instalarse en B er­ p o stu ra “antifilosófica” y no una adhesión al
lín, donde, entre otros, enseñan Schleierm acher, atacado. A p a r tir de su tra b a jo en los Anales
M arheineke, S trauss, N ean d er y, muy especial­ aparece a la luz del día su oposición a Hegel
m ente, Hegel. E stu d ia con este último d u ran te y p asan a s e r suyos muchos de los puntos de
dos años y term inó su prep aració n con una di­ vista del propio B achm ann: “ F euerbach niega
sertación titu lad a De ratione una, universali, ah o ra con toda decisión — dice Low ith__ la
in fin ita , que le envió a Hegel, ju n to con una identidad dialéctica en tre la filosofía y la teo­
c a rta, en 1828. E s nom brado profesor en E r- logía, e n tre el concepto y la realidad, entre el
langen en el año 1830 y se re tiró de esta uni­ p e n sar y el s e r . . . El esp íritu absoluto ‘sólo
versidad en 1834, a causa de las críticas que es’ el d ifunto espíritu de la teología que, como
provocó su libro G edanken Über Tod und Un- un fan ta sm a , ronda la filosofía hegeliana” .
sterblichkeit (R eflexiones sobre la m uerte y la Dice F euerbach explicando así su p o stu ra: “ Co­
inm ortalidad) publicado en 1832. Renunció a mo e scrito r en form ación, yo adoptaba el punto
la c a rre ra u n iv ersita ria y se casó en 1837, e sta­ de v ista de la filosofía especulativa en general
bleciéndose en B ruckberg, donde llevó una exis­ y la de Hegel en p a rticu la r, po r cuanto ella
tencia independiente g rac ias a la fo rtu n a de constituye la expresión últim a y m ás amplia de
su m ujer. la filosofía especulativa” . E n 1860 vuelve a ex­
H a sta 1839, fecha en que aparece en los p re s a r su posición fre n te a Hegel. Señala Lo­
A nales su Para una crítica de la filosofía he­ w ith : “ De una m anera que recuerda la polémi­
geliana, Feuerbach puede ser considerado co­ ca de K ierkegaard, describe a Hegel como el
mo un discípulo de Hegel. E n su período idea­ modelo de un pensador profesional que se bas­
lista, sintetizado en su crític a de 1835 al A n ti- ta a sí mismo, aunque su existencia real estu­
H eqel de B achm ann, F euerbach se opone, en viese aseg u rad a por el E stad o ; por eso, dicha
térm inos que según L ow ith podrían haber sido existencia careció de significación para su filo­
del mism o Hegel, al em pirism o “no conceptual” sofía. Le confirió un nimbo histérico-universal

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al punto de vista de la c á te d ra : ‘el espíritu ab­ ‘en p rim e r térm ino, to m a r en consideración la
soluto no es o tra cosa que el profesor absoluto’.” sensibilidad que se acred ita en el propio pen­
Feuerbach señala la necesidad de una filoso­ car, cuyo modus gnoseológico es la intuición
fía nueva, determ inada por el f u tu r o : la ne­ sensiblem ente determ inada y que llena de sig­
cesidad de conservar lo viejo o ab rirse a lo nue­ nificación el pensam iento; y, en secundo lugar,
vo, nos dice, está determ inada por la “necesidad la consideración del prójim o acred ita tam bién
del futuro, del fu tu ro anticipado, donde está el el propio pensar que, gnoseológicam ente, es el
m ovim iento que p ro g re sa ” . Y term in a con un colaborador del pensam iento dialógico” . F eu er­
aforism o digno de M arx o de N ietzsche: “ Sólo bach ataca la idea hegeliana de la unidad del
quien tenga la v alen tía de ser absolutam ente e sp íritu y el cuerpo, m ostrando que bajo esa
negativo, ten d rá fu erzas p a ra crear lo nuevo”. a p a re n te unidad se encuentra el dominio — idea­
E s ta filosofía nueva se convierte, fundam en­ lista— del esp íritu : porque “ . . . p a r a el alm a
talm ente, en una crítica de Hegel a p a rtir de o el p en sar, el cuerpo sólo es objeto en tanto
la intuición sensible: “ E l filósofo tiene que objeto, pero no es, al m ism o tiem po, fundam en­
oponer al pensar a b stra cto lo que en el hom ­ to de la voluntad y la conciencia, y por eso se
b re no filosofa, aquello que, antes bien, está pasa por alto el hecho de que nosotros, por de­
contra la f il o s o f í a ...” . E l desprecio filosófico trá s de n u e stra conciencia y sólo con algo cor­
por lo sensible, tiene su raíz, según Feuerbach, poral que no es objetivo, percibim os lo corporal
en la influencia del c ristia n ism o : “La teoría a n te rio r a n u estra conciencia” . Y agrega F euer­
hegeliana de q u e . . . la realid ad es puesta por bach : “ . . . no olvidemos que cuando el espíritu
la Idea, sólo constituye una expresión racional d eterm in a el cuerpo con conciencia, él m ismo
de la doctrina teológica, según la cual la n a tu ­ ya ha estado determ inado inconscientem ente
raleza . . . es creada p o r D ios” , de allí que la por su cuerpo. .
filosofía m oderna no sea “ o tra cosa que teolo­ E n la intim idad de lo sensible, en la división
gía disuelta y tra n sfo rm a d a en filosofía” . E x ­ de los sexos, Feuerbach en cu en tra al otro. Lo-
tra ñ a coincidencia con N ietzsche (p ara quien w ith : “Al saberm e varón, ya reconozco la exis­
tam bién Feuerbach in te g ra b a el conjunto de la tencia de un ser que se diferencia de mí, enten­
filosofía alem ana) : “Los alem anes me com pren­ dido como un ser que me pertenece y que co-
den inm ediatam ente cuando digo que la filoso­ determ in a mi propio existir. Luego, por natu­
fía está corrom pida por la sangre de los teó­ raleza, an tes de com prenderm e a m í mismo,
logos. E s el pastor p ro te sta n te el ancestro 'de estoy fundam entado en la existencia de otro ”
la filosofía ale m an a . . . la filosofía alem ana es El verdadero principio no es el yo, sino el yo y
una teología p érfida.” _ el tú. E s ta relación alcanza su m áxim o en el
L a nueva filosofía “ . . . e s el hombre pen­ am or. Dice F e u e rb a c h : “La verdad nos habla a
san te m ism o; el hom bre que es y se conoce a p a r tir del otro y no a p a rtir de n u e stra propia
sí m ism o . . Esto, nos dice Lówith, significa m ism eidad, encerrada en sí m ism a. Tam bién las

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ideas su rg en únicame . 3 a tra v é s de la comu­
nicación, a través de la conversación en tre los puesto, no ciertam ente ‘la significación del hom­
h o m b re s. . . La unidad del hom bre con el hom­ bre’ — ¡como si el hom bre pu d iera te n e r otra
b re constituye el prim ero y el últim o principio significación, adem ás de la de se r hom bre!— ,
de la filosofía, de la verdad y de la universali­ sino ‘al hom bre’ en lugar del viejo baratillo,
dad. E n efecto, la esencia del hom bre sólo está incluso de la ‘autoconciencia in fin ita ’? Feuer­
contenida en la unidad del hom bre con el hom­ bach, y solam ente F euerbach. . . ” etc. Inm edia­
bre, y sem ejante unidad se apoya en la realidad tam ente después escribe sus once tesis fu n d a ­
de la diferencia entre el yo y el tú . Tam bién m entales p a ra la crítica de Feuerbach. A rvon re ­
al p en sar, y en cuanto filósofo, soy un hom bre conoce que M arx se ha ido alejando a m edida
con otros hom bres.” que realizaba sus estudios de los econom istas
L a relación de M arx con F eu erb ach puede se­ franceses e ingleses, pero no obstante, estos es­
g u irse a tra v é s de los M anuscritos, la Sagrada tudios siem pre encontraban cabida en el hu­
F am ilia y las Tesis. A ctualm ente puede leerse m anism o feuerbachiano y, principalm ente, su
La revolución teórica de M arx, de A lthusser, y teoría de la alienación. La tesis de A rvon es de
el extenso estudio de Jacques R anciére “E l con­ que la ru p tu ra de M arx debe inscribirse, p a ra
cepto de c rítica y la crítica de la economía po­ ser entendida, dentro de la h isto ria de la iz­
lítica desde los M anuscritos de 1844 a E l Capi­ quierda hegeliana.
tal” en el tom o I de Leer E l Capital. Engels le E n la c rític a de M arx debe verse, e n tre otros
dedicó un lib ro : Ludw ig F euerbach y el fin de motivos, el de a p a rta rs e de F euerbach luego de
la filo so fía clásica alemana. la crítica a que éste fue som etido p o r la iz­
Aquí sólo querem os señ alar dos puntos, el quierda hegeliana, principalm ente en la obra
prim ero sobre la relación F euerbach-M arx, y de^ M ax S tirn e r E l único y su propiedad. La
el segundo sobre el hum anism o feuerbachiano. crítica de S tirn e r se centra en la c rític a feuer-
H e n ri A rvon, en su Ludivig Feuerbach ou la bachiana a la religión y a la filosofía, y de­
tra n sfo rm a tio n du sacre ha señalado la “ sor­ m uestra que b ajo la p rim era se esconde una
p re sa ” que se experim enta al c o n sta ta r el giro nueva alienación, que al su p la n ta r a Dios po r el
dado p o r M arx en esos seis m eses que van des­ H om bre “la tir a n ía de lo sagrado no puede h a ­
de “el elogio de las críticas filosófica y religiosa cerse sino m ás pesada, estando en adelante el
de F e u e rb a c h ” h asta el im placable proceso del hom bre encadenado a su propia esencia” , “ F e ­
hum anism o feuerbachiano de las Tesis. E n La uerbach a firm a que ‘es suficiente in v e rtir la fi­
Sagrada F am ilia dice M arx : “ P ero ¿quién ha losofía especulativa, vale decir h a c er sistem á­
descubierto el m isterio del ‘sistem a’? Feuer­ ticam ente del a trib u to el sujeto, y recíproca­
bach. ¿Q uién ha destruido la dialéctica de los m ente del su je to el objeto y el principio, p a ra
conceptos, la g u e rra de los dioses, la única que ten er la v erd ad desnuda e in te g ra l: ¿ p a ra qué
los filósofos conocían? Feuerbach. ¿Quién ha sirve rem p lazar la afirm ación: Dios es am or,
p o r: el am or es divino? Ya sea Dios o el Amor
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los que reivindiquen el cará c te r divino, es decir mo como hipostasión de las c a ra c te rístic a s del
sagrado, el Yo no queda menos en estado de in­ hombre burgués. La m uerte del hom bre como
ferio rid ad fre n te a una potencia su p erio r” . En Ego y del hum anism o como categorización del
cuanto a la filosofía, aquí tam bién S tirn e r cri­ hom bre burgués al que se convierte en el Hom ­
tica p rofundam ente a F e u erb ach : “ Escindiendo bre, no tiene que a b rir sobre una nueva socie­
el ser del individuo, puesto que éste perm anece dad b u ro crá tic a y consumidora, sino sobre una
irreductible a la búsqueda de un principio ge­ libertad ilim itada. E n los países socialistas las
neral, y haciendo nacer de este ser indiferen- burocracias conservadoras tienden a conservar,
ciado un p en sar que, necesariam ente, será ta m ­ tal vez sin d arse dem asiada cuenta del proble­
bién a b stracto , reem plazando, entonces, el E s­ ma, la vieja sociedad. Con el p retex to de luchar
p íritu hegeliano por estos dos conceptos unila­ contra la lib ertad burguesa se a p la sta toda li­
terales hipostasiados, a su vez, como son este bertad y se construye una nueva sociedad del
ser y este pensar, F euerbach p e rp e tú a la alie­ tener, vale decir que se re sta u ra en lo fu n d a ­
nación filosófica; co n trariam en te a sus aseve­ m ental la ética burguesa. La m uerte del hom ­
raciones no pone, de ninguna m anera, la reali­ bre no significa su m uerte física, sino del hom­
dad concreta y sensible, en lu g a r de la especu­ bre del ten e r, de la propiedad, y la a p e rtu ra
lación filosófica.” fu era del encierro de una sociedad esencialm en­
Sobre esta base y su propio desarrollo inte­ te crim inal. L a libertad burguesa, lib ertad de
lectual y político M arx em prende la crítica de los que tienen, debe ser superada en la socie­
F euerbach, en especial del hom bre feuerbachia- dad del ser, en la libertad total del ser. E sta
no, ese hom bre abstracto, al m arg en de todo dialéctica, a la que ocultan cuidadosam ente los
vínculo social e histórico, aislado en un univer­ nuevos “poseedores”, fue establecida hace ya
so sin dimensiones. Ese hom bre es, tam bién, más de 100 años por K arl M arx.
una abstracción. M arx pasa de u n a concepción
ética b u rg u esa a una concepción revolucionaria JU L IO VERA.
del hom bre, de la sociedad, de la alienación, etc.,
vale decir al patos de la destrucción, al odio^de
clases como fuerza epistem ológica y m aterial.
E l concepto de praxis es usado po r M arx en su
crítica al inmovilismo, al esencialism o hum ano
de Feuerbach.
El segundo punto es una breve referencia al
hum anism o. A ctualm ente se h ab la de la m uerte
del hom bre y del fin del hum anism o (Foucault,
A lth u s s e r). E n ten d am o s: se t r a t a de la m uer­
te del hom bre como “p ro p ietario ” , del hum anis­

14 15
r

NOTA D E LA P R E S E N T E TRADUCCION

E l térm ino alemán W esen designa “tanto el


ser existen te de carne y hueso, el ser real, co­
mo la esencia y la verdad interiores de este
ser. E ste equívoco no es fru to del azar. S ig n i­
fica, m u y profundam ente, que para Feuerbach
la distinción de las dos acepciones (ser real y
esencia in terio r, o realidad y verdad) es una
distinción a su p e ra r y esta superación, que un
exam ente crítico puede tener como un simple
deseo, se expresa precisam ente en esta palabra
única: W esen, el que propone, como mágica­
m ente, una solución al problema que designa”.
E l ' térm ino Sinnlichkeit traducido por “sensi­
bilidad” im plica, sim ultáneam ente “lo sensible
(das S in n lich e), el orden de lo sensible, la na­
turaleza sensible, la cualidad de lo sensible; pe­
ro al m ism o tiem po indica la facu ltad subjetiva
que es afectada por este orden, la ‘sensibilidad’
distinguida del entendim iento abstracto. Die
Sinnlichkeit es, a la vez, las cosas sensibles,
todo lo que denota el mundo sensible, todo lo
que es dado a los sentidos, al sentim iento y al
corazón, vale decir de realidades efectivas, y
la pasividad, la receptividad del sujeto abierto

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a lo que existe ‘fu era de él*. L a ambigüedad
del térm ino Sinnlichkeit expresa en Feuerbach
la voluntad de encontrar precisam ente en este
orden de lo sensible y de la receptividad una
unidad originaria indivisa que sea ella m ism a
su propia presuposición, y, por lo tanto, su pro­
pia solución”. Otra “am bigüedad” de Feuerbach
estaría representada por el uso de los térm inos
G egenstand y Objekt. “E l O bjekt sería el ob­
je to puesto y dado en una objetividad absoluta,
anterior a toda constitución de sentido, y, en 1
este sentido se opondría a S u b j e k t . .. Gegens­ A P E N D IC E I
tan d , por el contrario, sería el objeto inserto
en la objetividad constituida (Gegenstándlich-
k e it), habiendo, por lo tanto, recibido su sen­ Carta de K arl M arx a L. Feuerbach, escrita
tido de objeto. . . Creo que es necesario renun­ en P arís el 11 de agosto de 18kk-
ciar a la idea de que Feuerbach haya atribuido
a cada palabra un sentido unívoco. Y por una Muy repetable señor m ío: A provechando la
razón profunda: recurriendo a térm ino unívo­ ocasión me tom o la libertad de enviarle un a r ­
cos Feuerbach hubiera puesto fin , precisam en­ tículo mío en el que tra to de algunos elem entos
de mi filosofía crítica del D e re ch o 1. Term iné
te, a toda ambigüedad. P ara conservarla y ex­
hace ya tiem po este trab ajo , pero después lo
presarse en ella, es necesario que cada térm ino
perm anezca equívoco. E ste es el caso aquí. E l revisé a fin de hacerlo inteligible a todos. No
objeto, en Feuerbach, es a la vez el objeto cons­ concedo g ra n im portancia a dicho artículo, pe­
tituido con su sentido de objeto, inscripto en ro me congratulo de poder testim o n iarle el in­
menso respeto y cariño — p erm ítam e u tilizar
la esfera de la objetividad consagrada y reco­
nocida, pero tam bién es el objeto fre n te a la esta p a la b ra — que siento por usted. Sus obras
objetividad. E s la voluntad de u n ir y superar, Filosofía del fu tu ro y Esencia de la fe 2, a pe­
al unirlos, estos dos sentidos distintos, que con­ sa r de su pequeño volumen, tienen m ás im por-
vie rte la m ayoría de las veces en equívoco el 1 Se trata del artículo de Marx En torno a la crítica
térm ino objeto, ya sea que se tra te del O bjekt de la filosofía del Derecho, de Hegel. Introducción, pu­
o del G egenstand.1” blicado en febrero de 1844 en los “ Anales franco-ale­
manes”.
1 Los textos entre paréntesis pertenecen a la Nota
del traductor” de la traducción realizada [bajo el título 2 L. Feuerbach, Principio« de la filosofía del futuro,
de: Ludwig Feuerbach, M anifestes Philosophiques. Tex- Zurich y W interthur, 1843. Idem., La esencia de la fe
tes choisis (1839-1845). ed. Presses Universitaires de según Lutero. Suplemento a “L a esencia del cristianis­
France, París, 1960], por Luis Althusser. mo”, Leipzig, 1844.

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ta n c ia que toda la actual lite ra tu ra alem ana en
su conjunto. los “o u v riers” franceses p a ra p ersu ad irse de la
E n dichas obras, usted — no sé si con inten­ v irginal lozanía y generosidad de esta gente
ción— h a dado al socialismo una base filosófica, extenuada po r el trab ajo . El proletariado inglés
y es así precisam ente cómo los com unistas lo alcanza tam bién gigantescos éxitos, pero le fal­
com prendieron al in stan te. L a relación de la ta la c u ltu ra inherente a los franceses. Sin em­
g en te con la gente, el concepto de género h u ­ bargo, no puedo d e ja r de m encionar los mé­
m ano, traslad ad o del m undo de las abstraccio­ rito s teóricos de los artesanos alem anes resi­
nes a la tie r ra en que vivim os, ¿qué es sino el dentes en Suiza, Londres y P a rís, aunque es
concepto de sociedad? de rig o r d eclarar que los a rtesan o s alem anes
son todavía dem asiado artesanos.
Se p re p a ra n dos versiones, que están casi lis­ Mas, en todo caso, la h isto ria p re p a ra a esos
ta s p a ra la im prenta, de su obra L a esencia del “b á rb a ro s” de n u e stra sociedad civilizada, co­
c ristia n ism o 3, una al inglés y la o tra al fra n ­ mo el elem ento práctico p a ra la em ancipación
cés. L a p rim era verá la luz en M anchester (la del hom bre.
h a revisado E ngels) ; la segunda aparecerá en
P a r ís (con la colaboración de un estilista fra n ­ El c o n tra ste en tre el c a rá c te r fran cés y el
cés la h an traducido el doctor fran cés G uerrier que nos es propio a los alem anes nunca se ha
y el com unista alem án E w e rb e c k 4. m anifestado an te mí con tal agudeza y en fo r­
m a ta n im presionante como tiene lu g ar en una
E n el presente, los fran ceses se lan zarán en de las obras de F o u rier s, que em pieza con las
el acto sobre este libro, pues los dos partidos, siguientes te sis:
el clerical por un lado y los voltarianos y m ate­
ria lis ta s por otro, ansian ayuda del exterioi. E s “E l hom bre aparece por entero en sus
digno de atención que, a diferencia del siglo p a sio n e s”
xviil, la religiosidad se ha extendido ahora en­ “¿ H a n encontrado ustedes alguna vez una
tre las clases m edias y a lta s y la irreligiosidad persona que piense por pensar, que recuerde
— pero una irreligiosidad p ropia de la persona por recordar, que se im agine algo por im a­
que se siente ta l— se h a difundido entre las ginárselo, que quiera por q u erer? . .. ¿Le ha
fila s del proletariado fran cés. H ubiera usted ocurrido a usted alguna vez algo sem ejan­
tenido que a sistir a una de las reuniones de t e ? . . . ¡No, claro que no !” .
P o r eso la fuerza m otriz fundam ental de la
3 L. Feuerbach, La esencia del cristianismo, Leip­ natu raleza y la sociedad es, según él, “la atrac-
zig, 1841.
4 La traducción inglesa no se editó. La versión fran­
cesa fue editada en el libro de H. Ewerbeck Qu’est-ce 5 E. de Pompery, Exposition de la Science Sociale,
que la religión d’apres la nouvelle philosophie alie- constituée p a r C. Fourier, 2? ed., París, 1840. En el
mande, París, 1850. texto de Marx las citas son en francés y los subrayados
le pertenecen.
20
21
ción mágica, apasionada, irre fle x iv a ’’, y “todo enam orado, su am ada es sólo un “objeto”. ¡ A ba­
lo que existe — el hom bre, las plantas, los a n i­ jo este objeto! P o r esto ta l c rítica cree ser el
m ales o el globo te rre s tre en su conjunto— h a único elem ento activo de la histo ria. Toda la
recibido la sum a de fu erzas que corresponde a h um anidad se opone a ella como masa, como
su m isión en el orden de cosas universal” . m asa in erte, que sólo tiene im portancia en con­
cepto de antípoda del esp íritu . P o r ello, p a ra
De aquí se deduce que “ las atracciones son
un crítico se considera el m ayor de los delitos
proporcionales a los destinos”.
poseer sentim iento o p a sió n ; el crítico debe sen­
¿Acaso todas estas tesis no aparecen de ta l tirs e lleno de ironía y ser u n “sofós” frío como
fo rm a como si el fra n c é s opusiera intenciona­ el hielo.
dam ente su “passion” a los “actus p u ru s” del P o r esto B auer declara literalm ente lo si­
pensam iento alem án? La gente no piensa por guiente :
pensar, etc.
“ El crítico no es partícip e de los sufrim ien­
Mi viejo am igo B runo B auer, que ah o ra es tos ni de las alegrías de la sociedad; no co­
cada vez m ás y m ás ex trañ o p a ra mí, en su noce ni la am istad, ni el am or, ni el odio, ni
periódico crítico “L iteratu r-Z eitu n g ” , editado
la hostilidad; está sentado solitario en su
en B erlín, ha ofrecido u n a nueva prueba de lo tro n o y únicam ente de vez en cuando resue­
difícil que le es al alem án salirse de esa unila- n an en su boca las carc a ja d a s de los dioses
teralidad antagónica. No sé si h ab rá leído ese
olímpicos sobre el descarriado m undo.”
periódico. E n él hay velada m ucha polém ica
contra usted. P o r ello todo el tono de la “L iteratur-Z ei­
tu n g ” baueriano es un tono de indiferente m e­
E l carácter fundan' :: ta l del “L iteratu r-Z ei­ nosprecio, y esto lo consigue B auer con ta n ta
tu n g ” consiste en que la “c rític a ” se convierte m ayor facilidad porque utiliza los fru to s que
en él en cierto ser trascendente. Los berlineses,
ha cosechado usted y, en general, n u estra épo­
editores de este periódico, no se consideran p e r­ ca, p a ra a rro jarlo s a la m ente de otras perso­
sonas que se dedican a la crítica, sino críticos nas. B au er se dedica sólo a d escubrir contra­
que sólo por casualidad tienen la desgracia de dicciones y, gozoso con e sta ocupación, se re ­
ser personas. P o r eso ellos reconocen única­ tir a con un desdeñoso “p u f” . D eclara que la
m ente una necesidad real, la necesidad de la crítica no da nada, que es dem asiado e sp iritu a ­
crítica teórica. Debido a esto, a personas como lista p a ra eso. Es más, m an ifiesta convencido
Proudhon se les rep ro ch a que p a rte n de é sta la esperanza de que “no están lejanos” los
o de la o tra “necesidad” “práctica”. P o r ello es­
ta crítica resu lta un esplritualism o melancólico
a La “Literatur-Zeitung” —título abreviado de la
y afectado. La conciencia o la autoconciencia se revista mensual “Allgemeine. . (“Gaz§ta de literatura
considera cualidad h u m an a única. Se rechaza, universal”) — fue editada por B. Bauer en Berlín des­
por ejemplo, el am or, porque p a ra un hom bre de diciembre de 1843 hasta octubre de 1844.

22 23
tiem pos en los que toda la hum anidad, que
e stá degenerando, se u n irá en tu rb a s compac­
ta s co n tra la crítica — y la crítica son él y com­
pañía— , y entonces ellos clasificarán esa m asa
en diferentes grupos y e n tre g a rá n a todos el
“testim onio p a u p e rtatis” 7.
E s como si B auer lu ch ara co n tra Cristo im ­
pelido por la rivalidad con él. Publicaré un pe­
queño folleto contra esta deform ación de la
crítica. E stim a ría en el m ás alto grado si tu ­ T E S IS PR O V ISIO N A LE S P A R A LA
v iera usted a bien com unicarm e su opinión, y, REFO R M A DE LA FIL O S O FIA
en general, me sen tiría m uy dichoso de recibir
pronto noticias suyas.
Los artesanos alem anes de aquí, es decir, la (1842)
p a rte com unista de ellos, que cuenta con unos
cuantos centenares de personas, dos veces a la 1
sem ana d u ran te todo el verano han escuchado
conferencias acerca de su obra La esencia del El secreto de la teología es la antropología,
cristianism o, pronunciadas por sus dirigentes pero el secreto de la filosofía especulativa es
clandestinos; los oyentes daban m uestras de la teología — la teología especulativa— la cual se
asim ilarlas perfectam ente. diferencia de la teología ordinaria porque co­
E l pequeño extracto de una c a rta de una loca aquí abajo al ser (W esen ) divino, vale de­
dam a alem ana, aparecido sin conocimiento de cir, actualiza, determ ina y realiza al ser (W e ­
su a u to ra en el folletín del núm ero 64 del pe­ sen) divino, exiliado en el m ás allá por miedo
riódico “V o rw árts” fue tom ado de una m isiva e incom prensión por la teología o rdinaria.
de m i m ujer, que se e n cu en tra ahora en Tré-
veris en casa de su m adre.
Mis m ejores votos y deseos. Spinoza es el verdadero creador de la filo­
Suyo sofía especulativa m oderna; Schelling, su res­
K arl M arx ta u ra d o r y H egel su perfeccionados

7 Extractos de artículos publicados en los números 3


V y VI de la “Literatur-Zeitung”. Fueron sometidos a
crítica también en los capítulos séptimo y noveno de El “panteísm o” es la consecuencia necesaria
La Sagrada Familia. de la teología (o del teísm o) — la teología con­

24 25
se cu e n te; el “ateísm o”, la consecuencia necesa­ t a n d a ” , y no tiene otro sentido que éste: la
ria del “panteísm o” , el “ panteísm o consecuen­ autoconciencia es un a trib u to de la sustancia
te i.
o de D ios; Dios es yo. L a conciencia, que el
te ísta im puta a Dios distinguiéndola de la con­
4 ciencia real, es sólo una representación de la
realidad. Pero la proposición de S pinoza: la m a­
El cristianism o es la contradicción del poli­
teísm o y del m onoteísm o. te ria es atributo de la su stan cia, no dice o tra
cosa m ás que la m ate ria es entidad (W esenheit)
su stancial divina; asim ism o, la proposición de
5 H egel no dice o tra cosa m ás qu e: la conciencia
E l panteísm o es el m onoteísm o con el predi­ es se r (W esen) divino.
cado del politeísmo, es decir, el panteísm o con­
v ierte a los seres (W e se n ) autónom os del poli­ 7
teísm o en predicados, en a trib u to s de un ser
(W esen) autónomo. Así, Spinoza convirtió al E l método de la c rítica reform adora de la
pensar, en cuanto compendio de las cosas pen­ filo so fía especulativa en general no se distin ­
santes, y a la m ateria, en cuanto compendio de gue del método ya empleado en la filosofía de
las cosas extensas, en a trib u to s de la sustancia, la religión. No tenem os m ás que convertir al
esto es, de Dios. Dios es una cosa pen san te; predicado en sujeto y a este sujeto en objeto
Dios es una cosa extensa. (O b je k t) y principio — por tan to , con sólo in ­
v e rtir a la filosofía especulativa tenemos la v er­
dad sin velos, p u ra y desnuda.
6
La filosofía de la identidad se distinguió de 8
la filosofía spinozista sólo porque insufló el es­ El “ ateísm o” es el “panteísm o” invertido.
p íritu del idealismo a la cosa m uerta y flem á­
tic a de la sustancia. H egel especialm ente con­
v irtió a la autoactividad, a la fuerza de auto- 9
distinción, a la autoconciencia, en atrib u to de El panteísm o es la negación de la teología
la sustancia. La p a ra d ó jic a proposición de H e­ desde el punto de vista de la teología.
gel : “La conciencia de Dios es la autoconcien­
cia de Dios” , descansa en el m ism o fundam ento 10
que la paradójica proposición de Spinoza: “La
extensión o m ateria es un a trib u to de la sus- Así como según Spinoza (E tica, lib. 1, def. 3
1 Estas designaciones teológicaa se utilizan aquí úni­ y pro. 10) el a trib u to o predicado de la su sta n ­
camente en el sentido de apodos triviales. cia es la sustancia m ism a, así tam bién, según
26 27
en Lógica. L a Lógica, como el ser (W esen) di­
Hegel, el predicado de lo absoluto, del sujeto en vino de la teología, es el compendio ideal o abs­
general, es el sujeto m ism o. Según Hegel, lo tracto de todas las realidades, es decir, de todas
absoluto es ser (S ein ), esencia (W esen ), con­
las determ inaciones y fin itu d es. Todo lo que
cepto (esp íritu , autoconciencia). P ero lo abso­
se e n cu en tra en la tie rra , se en cuentra de nue­
luto, en cuanto ser (S ein ) solam ente pensado,
vo en el cielo de la teología; así tam bién, todo
es absolutam ente nada m ás que ser (Sein) ; lo lo que se encuentra en la naturaleza, se encuen­
absoluto, en cuanto es pensado bajo esta o
tr a de nuevo en el cielo de la Lógica divina:
aquella determ inación, bajo esta o aquella ca­
cualidad, cantidad, m edida, esencia (W esen),
teg o ría se absorbe enteram ente en esta cate­
quimismo, mecanismo, organism o. E n la teolo­
goría, en esta determ inación, de modo que,
gía tenem os cada cosa dos veces: una vez en
prescindiendo de ello, es un m ero nom bre. Pero
ab stracto y la o tra en concreto. E n la filosofía
pese a esto, lo absoluto, sin em bargo, perm a­
hegeliana, tenem os cada cosa dos veces: como
nece todavía en el fondo como sujeto, y el ver­
objeto (O b jek t) de la Lógica y luego de nuevo
dadero sujeto, m ediante el cual lo absoluto no
como objeto (O b jekt) de la filosofía de la na­
es un m ero nom bre sino algo, la determ inación,
tu raleza y de la filosofía del espíritu.
continúa teniendo no obstante la significación
de un m ero predicado, exactam ente como el
a trib u to en Spinoza. 13
L a esencia (W esen) de la teología es la esen­
11 cia (W e se n ) del hom bre, trascendente, proyec­
La absoluto o infinito de la filosofía espe­ ta d a fu e ra del hom bre; la esencia (W esen) de
culativa, considerado psicológicam ente, es nada la Lógica de Hegel es el p e n sar trascendente,
m ás que lo no determ inado, lo indefinido — la el p e n sar del hom bre colocado fu e ra del hom­
abstracción de toda determ inación, colocado co­ bre.
mo un se r (W esen) distinto de esta abstracción,
pero a la vez identificado de nuevo con ella; 14
pero, considerado históricam ente, es nada más
que el antiguo ser (W esen) o no-ser (U nw esen) Así como la teología escinde (entzxoeit) y
teológico-m etafísico, no-finito, no-hum ano, no aliena ( entáussert) al hom bre, p a ra luego iden­
m aterial, no determ inado, no-calificado — la na­ tific a r con él la esencia (W esen) alienada (en-
da prem u n d an a colocada como acto. tá u sserte), asim ism o Hegel m ultiplica y fra g ­
m enta la esencia (W esen) sim ple de la n a tu ­
12 raleza y del hom bre, idéntica consigo m ism a,
p a ra luego reconciliar violentam ente lo sep ara­
L a Lógica hegeliana es la teología reducida do violentam ente.
a la razón y al presente, la teología convertida
29
28
15 m u lar un espectro de nosotros m ism os existente
fu e ra de nosotros.
L a m etafísica o Lógica es entonces una cien­
cia real, inm anente, únicam ente si no es sepa­ 18
ra d a del así llamado esp íritu subjetivo. La m e­
ta físic a es la psicología esotérica. ¡ Qué a rb itra ­ E l “ e sp íritu absoluto” es el “espíritu falle­
ried ad !, ¡qué desafuero!, considerar la cuali­ cido” de la teología que, como espectro, todavía
dad p a ra sí y la sensación p a ra sí, dividiendo m erodea en la filosofía hegeliana.
a am bas en dos ciencias especiales, como si la
cualidad fu era algo sin sensación y la sensa­ 19
ción algo sin cualidad. La teología es creencia en espectros. Pero la
teología ordinaria tiene sus espectros en la im a­
16 ginación sensible y la teología especulativa en
la abstracción no-sensible.
E l espíritu absoluto de H egel es nada m ás
^ue el espíritu abstracto, separado de sí mismo, 20
el sedicente espíritu fin ito , así como el ser
(W esen ) infinito de la teología es nada que el A b s tra e r significa colocar la esencia (W e­
ser (W esen) finito abstracto. sen) de la naturaleza fu era de la naturaleza,
la esencia (W esen) del p ensar fu era del acto
de pensar. L a filosofía hegeliana ha extrañado
17 (e n tfre m d e t) al hom bre de sí m ism o al apoyar
su sistem a completo en estos actos de a b strac­
Según Hegel, el e sp íritu absoluto se revela ción. E s cierto que ella identifica de nuevo lo
o se realiza en el a rte , en la religión y en la que ella separa, pero sólo de una m ism a m a­
filosofía. E sto significa en alem án: el espíritu nera de nuevo separable, m ediata. La filosofía
del arte, de la religión y de la filosofía es el hegeliana carece de unidad inm ediata, de cer­
esp íritu absoluto. Pero el a rte y la religión no teza inm ediata y de verdad inm ediata.
pueden sep ararse de la sensación, de la fa n ta ­
sía y de la intuición hum anas, ni la filosofía 21
puede sep ararse del p e n s a r : en una palabra, el
esp íritu absoluto no puede se p ara rse del espí­ La identificación inm ediata, m eridiana y sin
r itu subjetivo o esencia (W esen ) del hom bre engaño, de la esencia (W esen) del hom bre, ena­
sin que se vuelva a reponer el antiguo punto jen a d a (entausserten) del hom bre por la abs­
de v ista de la teología, sin que se reponga el tracción, con el hom bre, no puede ser derivada
esp íritu absoluto como otro espíritu, distinto de de m an era positiva de la filosofía hegeliana;
la esencia (W esen) hum ana, es decir, sin si- sólo puede ser derivada como la negación de la

30 31
filosofía h egeliana; no tienen, como los paganos, obras de a rte ade­
puede ser concebida, ? negación total cuadas a sus representaciones religiosas? ¿ P o r
qué no tienen ninguna im agen de C risto que les
s r M s sa tisfa g a plenam ente? Porque el a rte de los c ris­
verdad de la “L i l i a n a , pero tianos se m alogra en la contradicción n e fa sta
en tre su conciencia y la verdad. Según la v er­
rm p « e S a la vez con « * * s“ dad, la esencia (W esen) de la religión cristia n a
contrario. es la esencia (W esen) hum ana, pero según la
conciencia de los cristianos es otra esencia (W e ­
22 se n ), una esencia no-hum ana. C risto debe ser
L a prueba evidente de que el hom bre y ser de nuevo no-hom bre: él es una
l„ t„ es el llam ado e sp íritu Hmw, n“ anfibología. Pero el a rte sólo puede re p re se n ta r
pudiendo ni debiendo, por_ a rto , aque e r s la verdad, lo inequívoco.
parado de éste, es el a rte E a rte se oiig ^ ^
sentim iento de que la 'i d a ^ 23
v e rd a d e ra vida, de que . ^ 0^evt> determ i- La conciencia categórica, hecha carne y sa n ­
del entusiasm o por, u" s7 Wesew/ "supremo di- gre, de que lo hum ano es lo divino, lo finito es
lo infinito, es la fuente de una poesía y de un
a rte nuevos que sob rep asarán en energía, p ro ­
fundidad y ardor, a todos los precedentes. La
fe en el m ás allá es una fe absolutam ente no-
los, es la fu en te deZ " f^ [ección de las a rte s poética. El dolor es la fuente de la poesía. Sólo

* " 4 ¡E » T r J iK aquel que siente la pérd id a de un ser (W esen)


fin ito como una pérdida in fin ita , tiene fuerza
p a ra el fuego lírico. Sólo el estím ulo del recuer­
do doloroso de aquello que ya no es, es el p rim er
divinidad. Los «, la teolo­ a rtis ta , el prim er idealista, en el hom bre. Pero
g í a cuando negaron ^ ^ la fe en el m ás allá convierte a cada dolor en
9ía cristiana, c u a n d o a flo ^ cri<,_ ilusión, en no-verdad.
fem en in o como ser (We*e ; ^ contradice
tianos fueron a rtis ta s y P ^ re iigión, co- 24
ción con la esencia (W ese j ^ ^ ^ fQ
mo ellos la r e p r e s e n t a b a n , religión Pe- L a filosofía que deriva lo finito de lo in fi­
(G egenstand) d e s u concie - ^ ^ que h’abía nito, lo determ inado de lo indeterm inado, n u n ­
tra rc a se arrep in tió de ^ t cristianos ca llega a una verdadera 'posición de lo fin ito
divinizado a su L au ra. 6 Por que y determinado. D erivar lo fin ito de lo infinito

32 33
s ig n ific a : lo infinito, lo indeterm inado es de­ -¥■
term inado, n eg a d o ; significa que se adm ite que La mis:ón de la verdadera filosofía no es re ­
nada es lo in fin ito sin d e te r m in a c ió n es decir, conocer a lo in fin ito como finito, sino reconocer
sin fin itu d ; significa, por tan to , que se coloca a lo finito como no finito, como in finito, o no
a lo fin ito como la realidad de lo in fin ito . Pero poner lo fin ito en lo infinito sino lo in fin ito en
el negativo no-ser (U nw esen) de lo absoluto per­ lo finito.
m anece subyacente y, por esta razón, la finitud
colocada, se rá siem pre suprim ida (aufgehoben)
de nuevo. Lo fin ito es la negación de lo in finito 28
y de nuevo lo in fin ito es la negación de lo finito.
El comienzo de la filosofía no es Dios, no es
La filosofía de lo absoluto es una contradicción.
lo absoluto, no es el ser (S ein ) como predicado
de lo absoluto o de la idea — el comienzo de la
25 filosofía es lo fin ito ,2 lo determ inado, lo real. Lo
infinito no puede ser pensado de ningún modo
sin lo finito. ¿Puedes tú p ensar la cualidad, de­
Así como en la teología el hom bre es la uer- finirla, sin p en sar en una cualidad d eterm ina­
dad, la realidad de Dios — pues todos los predi­ d a ? P o r tanto, lo prim ero no es lo in d ete rm in a ­
cados que realizan a Dios en cuanto Dios y lo do, sino lo determ inado, pues la cualidad d e te r­
convierten en un ser (W esen) real, tales como m inada no es o tra cosa que la cualidad r e a l : la
poder, sabiduría, bondad, am or, in fin itu d y p er­ cualidad real precede a la_cualidad pensada.
sonalidad m ism as, en cuanto tienen como con­
dición la distinción de lo finito, sólo son puestos
en el hom bre y con el hom bre— tam bién en la 29
filosofía especulativa lo fin ito es en verdad lo
in fin ito . El origen y la m arch a subjetivos de la filo­
sofía son tam bién su m archa y su origen obje-
26
2 Siempre empleo la palabra finito únicamente en el
sentido de la filosofía “absoluta”, a la cual lo real lo
La verdad de lo finito es expresada por la f i­ efectivo, desde el punto de vista de lo absoluto, sé le
losofía absoluta sólo de m an era indirecta e in ­ aparece como lo irreal, lo nulo, ya que toma como real
vertida. Si lo infinito sólo es, sólo tiene verdad lo inefectivo, lo indeterminado; aunque, por otra parte
y realidad, cuando es determ inado, es decir, desde el punto de vista de la nulidad, lo finito, lo nulo¡
se le aparece como real — una contradicción que so’
' cuando es puesto no como in fin ito sino como bresale especialmente en la primera filosofía de Sche-
fin ito , entonces en verdad lo fin ito es lo in ­ lling, pero aún s-ubyace también en la filosofía de
finito. Hegel.

O
u-4i 35
tivos. A ntes de que pienses la cualidad, tú sien­
tes la cualidad. El padecer precede al pensar. 33
H asta ahora, la m archa de la filosofía espe­
30 culativa de ]0 ab stracto a lo concreto, de lo
Lo in fin ito es la verdadera esencia ( W esen) ideal a lo real, es una m archa in v ertid a P o r
de lo fin ito — lo finito verdadero. L a especula­ este camino nunca se llega a la realidad verda-
ción v erd ad era o filosofía es n a d a m ás que Í Z u ob. l et™a’ smo siem pre únicam ente a la
em piria verdadera y universal. realización de sus propias abstracciones y, pre-
precisam ente por eso, nunca se llega a la verda-
31 d t rtn l rnrta d ^ espí/ TÍtu ; pues- sólo la intuición
de las cosas y seres (W esen) en su realidad ob­
Lo in fin ito de la religión y de la filosofía no jetiva libera y lim pia al hombre de todo pre­
es ni nunca fue o tra cosa que cierto fin ito , cier­ juicio. El trá n s ito de lo ideal a lo real tiene su
to determ inado, pero m istificado, es decir, un sitio únicam ente en la filosofía práctica.
finito, un determ inado, con el postulado de no
ser nada finito, nada determ inado. L a filosofía 34
especulativa se ha hecho culpable de la m ism a
fa lta que la teología: ha convertido las deter­ La filosofía es el conocimiento de lo que es.
m inaciones de la realidad o fin itu d , únicam ente sión yr o n T ,em a de ,a fÍ1° S° fía ’ Su m ás ^ a m l
m ediante la negación de la determ inabilidad,
seres (W esen )w tales
seres /P enSar
comoy ellos
conocerson .^ cosas y
en la cual ellas son lo que ellas son, en determ i­
naciones, predicados de lo infinito.
35
32 Lo que es, ta l como es, por tanto, lo verdadero
L a honestidad y la honradez son útiles p a ra " ° ,ve7rdaderamente- Parece superficial;
todas las cosas, tam bién p a ra la filosofía. Pero que es, tal como no es, por tanto, lo v e rd a ­
la filosofía es honesta y ho n rad a sólo si adm ite dero expresado » 0 verdadera e invertidam ente
parece ser profundo.
la fin itu d de su infinitud especulativa; si ad­
m ite, por tan to , que, por ejem plo, el secreto
de la n atu raleza en Dios es n a d a m ás que el 36
secreto de la n aturaleza hum ana, que la noche Veracidad, sencillez y precisión, son las ca
que ella pone en Dios p a ra e n g e n d ra r de ella racteristicas form ales de la filosofía r e a l
la luz de la conciencia, es n ad a m ás que su
propio sentim iento oscuro e in stin tivo de la 37
realidad y necesidad absoluta de la m ateria.
El ser (S e in ), con el que comienza la filoso-
36
37
fía, no puede ser separado de la conciencia, ni 40
la conciencia puede ser sep arad a del ser (S ein ). La negación de espacio y tiem po en la me­
Asi como la realidad de la sensación es la cua­ tafísica, en el se r (W esen) de las cosas, tiene
lidad y, a la inversa, la sensación es la realidad las m ás fu n esta s consecuencias prácticas. Sólo
de la cualidad, así tam bién el ser (S ein ) es la aquel que se sitú a por doquiera en el punto de
realidad de la conciencia, pero asim ism o, a la v ista del tiem po y del espacio, tiene tam bién
inversa, la conciencia es la realidad del ser en la vida tacto y entendim iento práctico. E s­
(S ein ) : sólo la conciencia_£ 3_£Lser £SeivJ_ je a L pacio y tiem po son los prim eros criterio s de
TJnícam ente-Ja^canciencia_es la unidad real d e la praxis. U n pueblo que excluye el tiem po de
esp íritu y _naturaleza. ~ “ ¿u m etafísica y diviniza la existencia eterna,
es decir, abstracta, separada del tiem po, tam ­
bién excluye consecuentem ente de su política
al tiem po y diviniza el principio de estabilidad
38 opuesto al derecho y a la razón y antihistórico.
Todas las determ inaciones, form as, catego­ 41
rías, o como se quiera llam arlas, a las que la
filosofía especulativa ha despojado de lo abso­ La filosofía especulativa ha convertido ál
luto y expulsado al dominio de lo finito, de lo desarrollo, separado del tiempo, en una form a,
empírico, contienen precisam ente la verdadera un a trib u to , de lo absoluto. P ero esta sep ara­
esencia (W esen) de lo finito, el verdadero in fi­ ción e n tre el desarrollo y el tiem po es una
nito, los últim os y verdaderos m isterios de la v erdadera obra m aestra de a rb itra rie d a d es­
filosofía. peculativa y prueba concluyente de que los
filósofos especulativos han hecho precisam en­
te con su absoluto lo mismo que los teólogos
_39 con su Dios, el cual tiene todas las pasiones
del hom bre pero sin pasiones, am a sin am or y
Espacio y tiempo son las fo rm as de existen­ se irr ita sin ira. Desarrollo sin tiem po es ta n ­
cia de todo ser (W esen). Sólo la existencia en to como desarrollo sin desarrollo. L a propo­
espacio y tiem po es existencia. L a negación de sición: el s e r (W esen) absoluto se desarrolla
espacio y tiem po es siem pre, únicam ente, la desde sí m ism o es una proposición verdadera
negación de sus lím ites no la de su ser (W esen). y racional únicam ente si es invertida. Debe
U na sensación intem poral, una voluntad in­
decirse, por ta n to : sólo un ser (W esen ) que se
tem poral, un pensam iento intem poral, uii ser
desarrolla, que se despliega tem poralm ente, es
(W esen ) intem poral, son quim eras (U ndinge). un ser (W esen ) absoluto, es decir, verdadero,
Quien no tiene ningún tiem po, tam poco tiene
real.
tiem po ni urgencia p a ra q u erer y p a ra pensar.

38 39
42 un a trib u to de la sustancia pero no hizo de
ella un principio del padecer sino que, precisa­
Espacio y tiem po son las form as de revela­ m ente porque la m ate ria no padece, porque es
ción del infinito real. única, indivisible e infinita, la convirtió en el
atributo opuesto, en el atributo del pensar, en
43 cuanto tiene las m ism as determ inaciones del
pensar, en sum a, porque ella es una m ate ria
Donde no hay lím ite ni tiem,po n i necesidad, abstracta, una m ateria sin m ateria, ta l como
tam/poco hay cualidad n i energía n i espíritu ni el ser (W esen ) de la Lógica de Hegel es el
fuego ni amor. Sólo el ser (W esen ) que padece ser (W esen ) de la naturaleza y del hom bre,
necesidad (notleidende) es el ser (W esen) ne­ pero sin ser (W e se n ), sin naturaleza, sin hom ­
cesario (n o tw en d ig e ). E xistencia sin necesi- bre.
Lo que está libre de necesidades en general,
tam poco tiene ninguna necesidad de existencia. 45
Si es o no es, es lo mismo — lo m ism o p a ra sí El filósofo tiene que acoger en el texto de la
mismo, lo m ism o p a ra otro. U n ser (W esen)
filosofía lo que en el hom bre no filosofa, lo que
sin necesidad es un ser (W esen ) sin fu n d a ­
antes bien está contra la filosofía y se opone al
mento. Sólo lo que puede padecer, m erece exis­ p ensar a b stra c to ; por tanto, lo que en Hegel
tir. Sólo el ser (W esen) rico en dolores es ser
es rebajado únicam ente a anotación. Sólo así
(W esen) divino. Un ser (W esen ) sin padecer
llegará a ser la filosofía una fu erza universal,
es un ser (W esen ) sin ser (W e se n ). P ero un
sin oposición, irrefutable e irresistible. P o r
ser (W esen ) sin padecer es n ad a m ás que un eso, la filosofía no tiene que com enzar consigo
ser (W esen ) sin sensibilidad, sin m ateria.
m ism a sino con su antítesis, con la no-filosofía.
E ste ser (W esen ) distinto del p en sar, no-filo-
44 sófico, absolutam ente antiescolástico, este ser
(W esen) en nosotros, es el principio del sen­
U na filosofía que no tiene en sí m ism a nin­ sualismo.
gún principio pasivo, una filosofía que especu­
la sobre existencia sin tiempo, sobre el ser ahí
46
sin duración, sobre la cualidad sin sensación,
sobre el ser (W esen) sin ser (W e se n ), sobre Los instrum entos esenciales, órganos de la
la vida sin vida, sin carne ni sangre, una f i­ filosofía, son: la cabeza, fuente de la actividad,
losofía sem ejante, como la filosofía de lo abso­ de la libertad, de la infinitud m etafísica, y el
luto en general, tiene necesariam ente, en cuapto corazón, fuente del padecer, de la fin itu d , de la
filosofía absolutam ente unilateral, a la empiria necesidad, del sensualism o; en térm inos teó ri­
como su contrario. Spinoza hizo de la m ateria cos: pensar e intuición, pues, el pensar es la

40 41
necesidad (B ed ü rfn is) de la cabeza; y la in tu i­
ción, el sentido la necesidad (B ed ü rfn is) del d ría decirse con razón que el tem peram ento ga-
corazón. El pensar es el principio de la escuela, |0"£e™ á n ic o es Que m ejor corresponde a la
del s iste m a ; la intuición, el principio de la vida. ulosofia, o que un niño que tu v ie ra por padre
E n la intuición soy determ inado por el o b je to ; un fra n c é s y por m adre una alem ana, debería
en el pensar, yo determ ino al objeto; en el pen­ (c a e te n s paribus) corresponderle un buen in­
s a r yo soy yo; en la intuición, no-yo. Sólo des­ genio filosófico” . Correcto. Sólo que debería­
de la negación del pensar, desde el ser (S ein ) mos hacer francesa a la m ad re y alem án al
determ inado por el objeto, desde la pasión, des­ padre. E l corazón — el principio fem enino, el
de la fuente de todo deseo y necesidad, se ori­ sentido p a ra lo finito, la sede del m aterialis­
gina el pensam iento verdadero y objetivo, la mo— es característica francesa; la cabeza — el
filosofía verdadera y objetiva. La intuición da principio m asculino, la sede del idealism o— ca-
la esencia (W esen) inm ediatam ente idéntica 7dctcTísticcL üleTTicttid. El corazón revoluciona*
con la existencia; el p e n sar da la esencia (W e ­ la cabeza re fo rm a ; la cabeza pone a las cosas
sen) m ediatizada por la distinción, la separación, en situación el corazón las pone en m ovim iento.
de la existencia. P o r tan to , sólo donde se une ‘.ero sólo donde hay m ovim iento, efervescen­
la existencia con la esencia (W esen), la in tu i­ cia,^ Pasión sangre, sensibilidad, hay tam bién
ción con el pensar, la pasividad con la actividad, e spíritu. Solo el e s p n t 3 de Leibniz, su principio
el principio antiescolástico y sanguíneo del sen­ sanguíneo, m aterialista-idealista, fue lo que p ri­
sualism o y del m aterialism o francés con la fle ­ m ero a rra n c ó a los alem anes de su pedantism o
y escolasticism o filosóficos.
m a escolástica de la m eta física alemana, sólo
allí hay vida y verdad.
48
47
A tal filosofía, tal filósofo, y, a la in v ersa : ^ H asta ahora, en la filosofía, se tenía al cora-
las propiedades del filósofo, las condiciones sub­ zon po r el parapeto de la teología. Pero precisa­
je tiv a s y los elem entos de la filosofía son ta m ­ m ente el corazon en el hom bre es el principio
bién condiciones y elem entos objetivos de la absolutam ente antiteológico, el principio incré­
filosofía. El filósofo verdadero, el filósofo idén­ dulo, ateo, en el sentido de la teología. Pues el
tico a la vida y al hom bre, debe ser de estirp e corazon cree nada m ás que en sí m ism o cree
galo-germánica. ¡ No se asusten por ese cruce, únicam ente en la irrecusable, divina y absoluta
castos alem anes! Y a en el año 1716 las A cta realidad de su ser (W esen). P ero la cabeza que
Philosophorum h an expresado este pensam iento. no com prende al corazón, tra n sfo rm a (ya que
“ Si com param os los alem anes y los franceses d istin g u ir entre su jeto y objeto es su
éstos tienen ciertam ente m ás vivacidad en su función) el ser (W esen) propio del corazón en
ingenio, pero aquéllos tienen m ás solidez, y po­
3 En francés en el original.
42
43
un ser (W esen ) objetivo, exterior, d istinto del presenta el principio masculino de la autonom ía,
corazón. P o r supuesto, otro ser (W e se n ) es una de la autoactividad, en pocas palabras, el p rin c i­
necesidad (B e d ü rfn is) p a ra el corazón; sin em­ pio id ealista; Schelling, el principio fem enino
bargo, sólo necesita un ser (W e se n ) ta l que de la receptividad, de la pasividad — Schelling
sea su igual, que no sea distinto del corazón, adm itió prim eram en te a Fitche, después a P la ­
que no contradiga al corazón. La teología niega tón y Spinoza, y por último a J. Bóhm e— en
la verdad del corazón, la verdad de te pasión pocas palabras, el principio m aterialista. Hegel
religiosa. L a pasión religiosa, el corazón, dice carece de in tu ic ió n ; Schelling, de fu erza de pen­
por e je m p lo : “Dios su fre ”, la teología dice por sar y de determ inación. Schelling es pensador
el c o n tra rio : “ Dios no su fre ” , es decir, el cora­ sólo en lo general, pero en cuanto va a las cosas,
zón niega la distinción entre Dios y el hom bre, p articulares y determ inadas, in cu rre en el so­
la teología la sostiene. nambulism o de la im aginación. E n Schelling, el
racionalism o es sólo apariencia, y verdad el
49 irracionalism o. Hegel procura únicam ente una
existencia y una realidad abstractas que co n tra ­
El teísm o descansa en la escisión e n tre el co­ dicen al principio irracional. Schelling p rocura
razón y la cabeza; el panteísm o es la supresión únicam ente u n a existencia y una realidad m ís­
(A u fh e b u n g ) de esta escisión dentro de la es­ ticas e im aginarias que contradicen al principio
cisión m ism a — pues, hace inm anente al ser racional. Hegel com pensa su falta de realism o
(W esen) divino sólo como trascendente— el an- con p alab ras rudam ente sensibles; Schelling,
tropoteísm o es la supresión de e sta escisión sin con bellas palab ras. Hegel expresa lo e x tra o rd i­
escisión. E l a n tropoteísm o es el corazón elevado nario en térm inos o rd in ario s; Schelling, lo o r­
al entendim iento ! sólo expresa en la cabeza de dinario en térm in o s extraordinarios. Hegel con­
m anera inteligible lo que el corazón dice , a su vierte a las cosas en meros p en sa m ien to s:
m anera. La religión sólo es pasión, sentim iento, Schelling, a los m eros pensam ientos — la asei-
corazón, am or, es decir, negación, disolución de en Dios, por ejem plo— en cosas. H egel
Dios en el hom bre. P o r eso, la nueva filosofía, engaña a las cabezas que piensan; Schelling a
como negación de la teología, la cual niega la las que no piensan. Hegel convierte a la sin-ra-
verdad de la pasión religiosa, es la posición de íón en ra z ó n ; Schelling, a la inversa, convierte
la religión. E l-A ntropoteísmo es la_ religión au- i la razón en sin-razón. Schelling es la filosofía
t.oconsciente, la_religión que se co m p ren d eji^sí real en sueños; Hegel, la filosofía real en con­
xmsma. L a teología, ~en cambié, niega a la reli­ ceptos. Schelling niega al pensar ab stracto en
gión bajo la apariencia de que ella la pone. a fantasía; H egel lo niega en el pensar ábs-

50 4 Aseidad: cualidad de un ser que posee en sí mismo


a razón y el principio de su propia existencia. (Nota
Schelling y H egel son contrarios. Hegel re ­ leí traductor).

45
tracto. E n cuanto autonegación del pensar ne­ la religión existente y la religión pensada, en la
gativo, en cuanto culm inación de la antigua f i­ filosofía de la religión de Hegel, proviene úni­
losofía, Hegel es el comienzo negativo de la cam ente de que tam bién aquí como en o tra p a r­
nueva filosofía; Schelling es la an tig u a filoso­ te, el pensam iento es convertido en sujeto, y el
fía con la presunción, con la ilusión de ser la objeto (en este caso ¡a religión) es convertido
nueva filosofía real. en un m ero predicado del pensam iento.
51
52
L a filosofía hegeliana es la supresión (A u f-
hebung) de la contradicción e n tre pensar y ser Quien no abandona la filosofía hegeliana, no
(S e in ), como K ant en especial la h a expresado, abandona la teología. La d o ctrin a hegeliana de
que la n atu raleza, la realidad es puesta por la
pero, obsérvese bien, sólo la supresión (A u f-
hebung) de esta contradicción dentro de la idea, es únicam ente la expresión racional de la
contradicción — dentro de u n elemento, dentro doctrina teológica de que la n atu ra le z a es crea­
da por Dios, el ser (W esen) m ate ria l por un
del pensar. E n Hegel, el pensam iento es el ser
ser (W esen ) inm aterial, es decir, abstracto.
(S ein ) ; el pensam iento es el sujeto, el ser
(S e in ) es el predicado. L a Lógica es el pensar
en el elem ento del pensar o el pensam iento que 53
se piensa a sí mismo — el pensam iento como L a filo so fía hegeliana es el últim o refugio, el
sujeto sin predicado, o el pensam iento que^ a la últim o apoyo racional de la teología. Así como
vez es sujeto y a la vez predicado de sí mismo. antaño los teólogos católicos se hicieron a risto ­
P ero el pensar en el elem ento del pensar es télicos de facto 5 p a ra poder com batir al pro­
todavía abstracto, y por eso se realiza, se aliena testantism o, asim ism o ahora los teólogos pro­
( e n ta u sse rt). E ste pensam iento realizado, alie­ testa n te s deben hacerse hegelianos de ju re 6 pa­
nado (entdusserte), es la naturaleza, lo real en ra poder com batir el “ateísm o” .
general, el ser (S ein ). ¿ P e ro qué es lo rea.-
verdadero en esto real ? E l pensam iento, el cual 54
tam bién por eso inm ediatam ente se despoja de
nuevo del predicado de la realid ad p a ra produ­ . La v erd ad era relación del p e n sa r con el ser
cir su carencia de predicado como su verdadera (S ein ) es únicam ente é s ta : el ser (S ein ) es suje­
esencia (W esen). Pero, precisam ente por eso, to y el pensar predicado. El p e n sar proviene del
Hegel no llegó al ser en cuanto ser (Sein ais ser (S ein ) pero no el ser (S ein ) del pensar. Ser
S e in ), al ser (Sein) libre, autónom o, feliz en (S ein ) es desde sí y m ediante sí m ism o — ser
sí m ism o. Hegel sólo pensó a los objetos como
predicados del pensam iento que se piensa a sí c En latín en el original.
m ism o. L a contradicción, pues, adm itida en tre 6 En latín en el original.

46 47
(S e in ) es dado sólo m ediante ser J S e i n ) — ser E stos bellos y verdes pastos son la naturaleza
(S ein ) tiene su fundam ento en sí mismo, po r­ y el hom bre, pues ambos se corresponden. ¡ Con­
que sólo ser (S ein ) es sentido, necesidad, v er­ tem plad la n a tu ra le z a ! ¡ Contem plad al h o m b re!
dad, en suma, es todo en todo. Ser (Sein) es, Aquí tienen an te los ojos los m isterios de la
porque no-ser es no-ser (N ich tse in ), es decir, filosofía.
nada, no-sentido.
58
55 La n a tu ra le z a ,e s la esencia (W esen ) que no
L a esencia (W esen) del ser en cuanto ser se distingue de la existen cia ; el hom bre, la
(S ein ais Sein) es la esencia (W esen) de la n a ­ esencia (W esen ) que se distingue de la existen­
tu raleza. La génesis tem poral se refiere sólo a cia. La esencia (W esen) que no distingue es el
las form as, y no a la esencia ( W esen) de la n a ­ fundam ento de la esencia (W esen) que distin­
turaleza. gue — por tanto, la naturaleza es el fundam ento
del hom bre.
56 59
E l ser (S ein ) es derivado del pensar sólo
donde es rota la verd ad era unidad de pensar y La nueva lilosofía, la única filosofía positiva,
ser (S e in ), donde prim ero, por la abstracción es la negación de toda filosofía de escuela, y
se le quita al ser (S e in ) su alma, su esencia aunque contiene en sí m ism a la v erdadera fi­
losofía, es la negación de la, filosofía como cua­
(W e se n ), y después, en el fondo, en la esen­
lidad abstracta, especial, es decir, escolástica;
cia (W esen) a b stra íd a del ser (S ein ), se en-
cu e n tra de nuevo el sentido y el fund&Tyieyito de e,la no tiene contraseña, ni lenguaje especial-,
este ser (S ein ) vacío p a ra sí m ism o; asimismo, ni nom bre especial, ni principio especial: ella
es el hQ.mh.ze m ism o queumensa — el hom bre que
el m undo es derivado de Dios y tiene que ser
derivado de Dios, donde a rb itra ria m e n te se se­ es y sabe que es la esencia (W esen ) autocons-
oiente de la naturaleza, la esencia (W esen ) de
p a ra del mundo la esencia (W esen) del mundo.
la historia, la esencia (W esen) de los Estados,
ja,esencia (W esen ) de la religión— el hom bre
57 que es y sabe que es la identidad real (no im a­
Quien especula según un principio real espe­ g in aria) , absoluta, de todas las oposiciones v
cial, como los llam ados filósofos positivos: contradicciones, de todas las cualidades activas
E s como un anim al en un árido erial y^pasivas, espirituales y sensibles, políticas y so­
guiado en círculo por un esp íritu malo ciales; el hom bre que sabe que el ser (W esen)
pero a cuyo alrededor se encuentran vanteísta, que los filósofos especulativos o m ás
bellos y verdes pastos. bien, los teólogos, separaban del hom bre, obje­

48 49
tivándolo como un ser (W esen) abstracto, es fu n d a r una filosofía únicam ente en el favor y
n ad a m ás que su propio ser (W esen), in d eter­ opinión de los lectores de periódicos, allí ta m ­
m inado, pero susceptible de determ inaciones in­ bién se debe p ro cu rar re fu ta r, de m anera muy
fin ita s. honesta y cristiana, a las obras filosóficas, sólo
rlpl Publico, en las columnas
60 del A llgem em en Z eitung ? de A ugsburgo. ¡Cuán
La nueva filosofía es la negación ta n to del & c u a n .™orale.s » son- Pues, las situaciones
publicas en A lem ania!
racionalismo como del m istic ism o ; tanto del pan­
teísm o como del p ersonalism o ; tan to del ateísm o
62
como del teísm o ; ella, es la unidad de todas estas
verdades antitéticas como verdad absolutam ente U n principio nuevo aparece siem pre con un
autónom a y pura. nom bre nuevo es decir, eleva un nom bre desde
OThiHmHn l Ja aí ra3ada a la dignidad del
principado, lo convierte en característica de lo
61 suprem o. Si el nom bre de la nueva filosofía, el
La nueva filosofía se h a expresado ya, ta n to m bre” se tr a d >iee por autoconcien-
negativa como positivam ente, como filosofía de se expone a la nueva filosofía en el sentido
la religión. Sólo hay que convertir las conclu­ _ n igua, se la re tro tra e al antiguo punto
siones de sus análisis en prem isas p ara recono­ de v ista, pues la autoconciencia de la antigua
cer en ella los principios de una filosofía po­ filosofía, en cuanto separada del hombre es una
sitiva. Pero la nueva filosofía no asp ira al a u s­ abstracción sin realidad. E l hom bre es la auto-
picio del público. S egura de sí m ism a, renuncia conciencia. ------------- -- - UL
a parecer lo que ella e s; pero, precisam ente a 63
causa de n u estra época, en la cual, en los in te ­
reses m ás esenciales, se tom a la apariencia por Según el idioma, el. nom bre “hom bre” es un
la esencia (W esen ), la ilusión por la realidad » 2 t re Per° ’ según la ver(Jad. es el
y el nom bre por la cosa, ella debe ser lo que nom bre de todos los nom bres. Corresponde al
ella no es. ¡Así se com pletan los opuestos! Don­ * Predicado jioJ.ixWuo;.* También, lo
de se tom a la nada por algo y la m entira por que el hom bre nom bra y expresa siem pre ex­
verdad, allí tam bién se debe tom ar consecuen­ p resa siem pre su propia esencia (W esen) El
tem ente el algo por nada y la verdad por m e n ­ por1*80 el c riterio del grado elevado o
tira. Y donde se hace el intento — intento r i­ bajo de la cultura de la hum anidad. El nom bre
dículo justam ente en el momento en que la filo ­ de Dios es únicam ente el nom bre de aquello que
sofía es concebida en un acto de autodesengaño ‘ D iario general.
decisivo y universal— inaudito h asta ahora, de
«E n griego en el original. De muchos nombres.
50
p a ra el hom bre vale como la fuerza suprem a, el
se r (W esen) suprem o, es decir, como el se n ti­ m ism o ser (W esen ), sólo qUe en otro sentido
m iento suprem o, el pensam iento supremo. solo que en otra cualidad. sentido,

64 65
E l nom bre “hom bre” significa com únm ente
sólo el hom bre con sus necesidades, sensaciones tadT í l , W flU J af Í6n S° bre el derech0’ la volun‘
y convicciones — el hom bre como persona, a d i­ ÍS e ra d e l p ersonalidad, sin el hom bre,
del h °m bre o por encima del hom bre es
ferencia de su esp íritu , sobre todo de sus cuali­
dades públicas generales— a diferencia, p o r O b sta n c ia [a^ n f i n ,unidad>sin necesidad,’sin
h Z tÜ V fu n d a m e n to , sin realidad. E l
ejemplo, del a rtista , del pensador, del escritor,
del juez; como si no fu e ra una propiedad carac­ A i existeií?Ia de la libertad, la evis.
terística, esencial, del hom bre el ser pensador, recho seó i a J ! T n? dad’ 4 existencia d e l d e -
ir tis ta , juez, etc., como si el hom bre en el a rte , b S e d ef vn r8 eI l a m e n t o y la
:n la ciencia, etc., e stu v ie ra fuera de sí. L a f i­ de la mónadn n-°* f unda™ento y la base
losofía especulativa ha fijad o teóricam ente e sta
separación del hom bre de sus cualidades esen­
ciales y, de esa m anera, ha divinizado cualida­
des puram ente a b stra c ta s como seres (W esen )
66
autónomos. Así, se dice, por ejemplo, en el
Derecho natural, de Hegel, p á rra fo 190: “E n Todas las ciencias tienen que fundarse en la
natu raleza. M ientras no sea encontrada su base
el derecho, el objeto es la persona; en el p u n to
de vista m oral, es el s u je to ; en la fam ilia, es el U nX e Z 8 lt 80ría 68 U> ,icam ente «na hipótesis.
m iem bro de la fa m ilia ; en la sociedad civil en ltiza
z Zr a^ T \libertad
V \ mr que a f¿losofía ,0£r aera
r á una
natura-
la h a s ta ahora hi­
genera], es el ciudadano (como bourgeois) ,9 y pótesis antinatural y supranatural.
aquí, desde el punto de vista de las necesidades
(B ed ü rfn isse), el concreto de la re p re se n ta ­
ción (?) es lo que se llam a hom bre. P o r tan to , 67
prim eram ente aquí, y tam bién expresa y ú n i­
L a filosofía tiene que unirse de nuevo con
cam ente aquí, es cuestión del hom bre en este
sentido”. E n este s e n tid o : por tanto, cuando es con V * ™ ™ as n Z r Z
con La filosofía. E s ta unión, fundada en una
cuestión del ciudadano, del sujeto, del m iem bro
de la fam ilia, de la persona, tam bién se t r a t a (B ed ü rfn is) recíproca, es una nece^
en verdad, siem pre y únicam ente, de uno y el ’ldad (N o tw en d ig keit) in te rn a , será más dura-
9 En francés en el texto de Hegel. -Y*5fcunda> que el bodiÍ°
íT teología. 6X1 8ntre la filosofía y
52
53
68

E l hom bre e3 el ‘Ev xaí »av “ del Estado. E l


E stad o es la totalidad realizada, desarrollada y
explicitada, de la esencia (W esen) h u m a n a . E n
el E stado son realizadas las cualidades o a c trn
dades esenciales del hom bre en estados p a rtic u ­
lares. pero son reducidas de nuevo a la identi­
dad ¿n la persona del jefe del Estado. El jefe
del E stado tiene que re p re se n ta r a todos los es­ P R IN C IP IO S DE LA F IL O S O FIA
tad o s sin d istin ció n ; a n te él, todos son igual­ D E L FU TU R O
m ente necesarios y están igualm ente ju stifica ­
dos. E l jefe del E stado es el representante del
hom bre universal. (1843)
PREFACIO
69
E sto s P rincipios con'isnen la continuación y
L a religión c ristia n a h a unido el nombre del el desarrollo de las justificaciones de mis Te­
hom bre con el nom bre de Dios en el nombre de sis para la reform a de la filosofía, que la a r ­
hom bre-D ios y h a elevado, por tan to , el nom bre b itra rie d a d ilim itada de la cen su ra alem ana
del hom bre a atrib u to o’?1 ser (W esen) supremo. a rro jó al exilio. En el m anuscrito prim itivo
L a nueva filosofía, conform e a la verdad, ha eran una obra detallada. Pero cuando comencé
convertido a este a trib u to en substancia, h a la redacción definitiva el esp íritu de la censura
convertido al predicado en sujeto —la nueva alem ana se apodera, no me explico cómo, de
filosofía es la idea realizada— la verdad úei mí m ism o y tacho como un salvaje. Todo lo
cristianism o. Pero, precisam ente por ten e r en que e sta censura indiscreta dejó subsistir está
sí m ism a la esencia (W esen ) del cristianism o, en estos cuadernos.
ren u n cia al nom bre del cristianism o. El c ristia ­
nism o h a expresado la verdad solo en contra­ Los titu lo Principios de la filo so fía del futuro
dicción con la verdad. L a verdad s i n contradic­ en razón de que el tiem po presente, en general,
ción, pura, infalsificada, es una verdad nueva este tiem po de ilusiones refin ad a s y de p re ju i­
una acción nueva y autónom a de la hum anidad. cios fem eninos, es incapaz de “ com prender” y
m enos a ú n de apreciar, precisam ente a causa
de su sim plicidad, las verdades sim ples de las
10 En griego en el original.
cuales son extraídos estos P rincipios.

55
54
La Filosofía del F u tu ro tiene por m isión lle­ él, es el Dios del protestantism o. El p ro testan ­
v a r la filosofía desde el reino de las “ alm as tism o ya no se preocupa, como el catolicismo,
m u ertas” al reino de las alm as encarnadas, vi­ de lo que Dios es en sí m ism o, sino únicam ente
v ientes; de hacerla descender de la b eatitu d de de lo que él es para el hom bre y por eso ya no
un pensam iento divino y sin necesidades, a la tien e tendencia especulativa o contem plativa
m iseria hum ana. P a r a esto sólo le faltab a una como el catolicism o: ya no es teología, esen­
inteligencia hum ana y un lenguaje hum ano. P e ­ cialm ente sólo es C ristología, es decir, antro­
ro pensar, hab lar y a c tu a r de m anera p u ram en ­ pología religiosa.
te hum ana sólo le es otorgado a las generacio­
nes fu tu ra s. A ctualm ente no se tra ta , aún, de 3
exponer al hom bre sino de sacarlo del lodazal
en que está hundido. E stos Principios son el Sin em bargo, sólo prácticam ente negaba el
fru to de ese duro y claro tra b a jo . Tienen por protestantism o a Dios en sí o a Dios en cuanto
m isión deducir de la filosofía del absoluto, es Dios (pues sólo Dios en sí es Dios propiam ente
decir de la teología, la necesidad de la filosofía dicho) ; teóricam ente, lo d ejaba subsistir. Dios
del hombre, vale decir de la antropología, y de es, pero no p a ra el hom bre, me refiero al hom ­
fu n d ar la crítica de la filosofía hum ana sobre la bre religioso-, Dios es un ser (W esen) del m ás
c rítica de la filosofía divina. Ellos suponen, p a ­ allá, un ser (W esen) que sólo vendrá a ser ob­
r a ser apreciados, un conocimiento exacto de la je to (G egenstand) para el hombre allá, en el
filosofía de los tiem pos modernos. cielo. Pero lo que se e n cu en tra m ás allá de la
L as consecuencias de estos Principios no se religión, se encuentra m ás acá de la filosofía;
h a rá n esperar. !o que no es objeto (G egenstand) p a ra aquélla
es precisam ente objeto (G egenstand) p a ra ésta.
B ruckberg, 9 de julio de 1843.
4

1 La asim ilación y disolución racional o teórica


del Dios inobjetivo p a ra la religión del más allá,
La m isión_de los tiem pos modernos fue la es la filosofía especulativa.
realización y la hum anización de D ios: la tr a n s ­
form ación y disolución de la teología en a n tro ­ 5
pología.
L a esencia (W esen) de la filosofía especula­
2 tiv a no es más que la esencia (W esen) de Dios
El modo religioso o práctico de esta hu m a­ racionalizada, realizada y actualizada. La filo­
nización fue el protestantism o. El Dios que es sofía especulativa es la verd ad era teología, con­
hom bre, el Dios hum ano, es decir, C risto y sólo secuente y racional-

56 57
- 6- ciba a Dios como un ser (W esen) ilim itado,
concibe en Dios sólo su p ro p ia ilim itación. Lo
Dios en cuanto Dios, en cuanto ser (W esen)
que el ser (W esen) divino es p a ra la razón, sólo
espiritual o abstracto, es decir, no hum ano, no
esto es tam bién p a ra ella el verdadero ser (W e ­
sensible, accesible y objetivo sólo para la razón
sen) racional, es decir, el ser (W esen) que co­
o la inteligencia, no es otra cosa sino la esencia
(W esen) de la razón m ism a pero que, m ediante rresponde perfectam ente a la razón y, precisa­
la imaginación, es representada por la teología m ente por eso, la satisface. P ero aquello en que
se satisface un ser (W esen ) no es o tra cosa sino
ordinaria o por el teísm o como una esencia
(W esen) d istinta e independiente de la razón. su ser (W esen) objetivo (gegenstdndliches).
P o r eso, es una necesidad in terio r y sa g ra d a Aquel que se satisface en un poeta es él mismo
id en tifica r finalm ente con la razón la esencia de natu raleza poética; quien se satisface en un
(W esen) de la razón distinguida de la razón filósofo es él mismo de n aturaleza filosófica
y, por tanto, reconocer, rea liz a r y actualizar la y el serlo viene a ser objeto (G egenstand), p a ra
esencia (W esen) divina como la esencia (W e ­ él y p a ra otros, sólo en e sta satisfacción. L a
sen ) de la razón. E n esta necesidad descansa razón “no perm anece en las cosas sensibles y
la g ran significación h istó rica de la filosofía fin ita s, ella sólo se satisface en el ser (W esen)
in fin ito ” , por tanto, sólo en este ser (W esen)
especulativa.
se nos revela la esencia (W e se n ) de la razón.
L a prueba de que la esencia (W esen) divina “Dios es el ser (W esen) necesario”. Pero esta
es la esencia (W e se v) de la razón o inteligen­ su necesidad descansa en que él es un ser
cia, reside en que las determ inaciones o las (W esen ) racional e inteligente. El mundo, la
propiedades de Dios — en la m edida n a tu ra l­ m ate ria , no tiene dentro de sí la causa de por
m ente en que estas determ inaciones son racio­ qué es ni por qué es así como es, pues le es
nales o espirituales y no son determ inaciones Completamente in d iferen te el ser o no ser, ser
de la sensibilidad o de la imaginación— son así o de o tra m anera.1 P o r eso, presupone nece­
propiedades de la razón. sariam en te como origen a otro ser (W esen), a
“Dios es el ser (W esen ) in fin ito , el ser (W e ­ un ser (W esen) racional y consciente de sí que
sen) sin lim itaciones”. P ero lo que no es lím ite actúe según causas y fines. Pues si se quita la
o b a rre ra de Dios tam poco es lím ite de la r a ­ inteligencia a este otro ser (W e se n ), se plantea
zón. P o r ejemplo, si Dios es un ser (W esen) de nuevo la cuestión de su causa. La necesidad
que trasciende los lím ite de la sensibilidad, ta m ­ d?l ser (W esen) prim ero y suprem o descansa,
bién la razón lo es. E l que no puede pensar una
existencia que no sea sensible, el que posee, por 1 No es necesario decir que aquí como en todos los
tan to , una razón lim itad a por la sensibilidad, parágrafos que conciernen y desarrollan objetos (Ge-
posee tam bién, ju sta m e n te por eso, un Dios li­ gcnstande) históricos, hablo y argumento, no en mi
sentido sino en el sentido del objeto (Gegenstand) res­
m itado por la sensibilidad. La razón que con­ pectivo y aquí, por consiguiente, en el sentido del teísmo.

58 59
te de sí m ism o y por sí m ism o ”. Pero tam bién
por tan to , en la presuposición de que sólo el esta determ inación a b stra c ta y m etafísica sólo
entendim iento es el ser (W e se n ) prim ero y su ­ tiene sentido y realidad como definición de la
prem o, el ser (W esen) necesario y verdadero. esencia (W esen) de la razón y por eso expresa
Del m ism o modo como generalm ente las d eter­ lo sig u ien te: Dios es un ser (W esen ) pensante
m inaciones m etafísicas u ontoteológicas poseen e inteligente o, a la inversa, sólo el ser (W esen)
verd ad y realidad sólo si se las reduce a d eter­ pensante es el ser (W esen) divino, pues sólo un
m inaciones psicológicas o, m ás bien, antropoló­ ser (W esen ) sensible necesita p a ra su existen­
gicas, así tam bién la necesidad del ser (W esen) cia o tra s cosas fu era de él. N ecesito aire p ara
divino en la antigua m etafísica u ontoteología re sp ira r, agua p ara beber, luz p a ra ver, sustan­
sólo posee sentido y entendim iento, verdad y cias vegetales y anim ales p a ra com er; pero p a ­
realidad, en la determ inación psicológica o a n ­ r a pejis^_no_necesjto nada, por lo menos " in ^
tropológica de Dios en cuanto ser (W esen) in te­ m ediatam ente. No puedo p e n sar un ser (W e ­
ligente. El ser (W esen ) necesario es el ser sen) que resp ire sin el aire, un ser (W esen)
^(W esen) que tiene que ser pensado necesaria­ que vea sin luz, pero puedo p e n sar al ser (W e ­
m ente, ser afirm ado absolutam ente, absoluta­ sen) pensante aislado, p a ra sí. El ser (W esen)
m ente innegable e insuprim ible, pero sólo como que re s p ira se refiere necesariam ente a un
un ser (W esen) que se piensa a sí mismo. P o r se r (W esen ) fu era de él, tiene su objeto (Ge­
tan to , en el ser (W esen ) necesario, la razón gen sta n d ) esencial, por el cual él es lo que él es,
prueba y m uestra únicam ente su propia necesi­ fu e ra de él; pero el ser (W e se n ) pensante se
dad y realidad. refiere a sí m ism o: él es su propio objeto (Ge­
“Dios es el ser (W esen ) incondicionado, u n i­ ge n sta n d ), tiene su ser (W e se n ) en él mismo,
versal (Dios no es esto o aquello), inm utable, él es lo que él es por sí mismo.
eterno o intem poral”. P ero incondicionalidad,
inm utabilidad, eternidad y universalidad son 7
tam bién, incluso según el juicio de la teología Lo que en el teísmo es objeto (O b jek t), es s«-
m etafísica, propiedades de las verdades de la jeto en la filosofía especulativa-, lo que en el
razón o leyes de la razón y, por consiguiente, teísm o es la esencia (W esen ) de la razón sola­
propiedades de la razón m ism a, ¿pues qué son m ente pensada y rep resen tad a, es en la filo­
e sta s verdades de la razón, inm utables, u niver­ sofía especulativa la esencia (W esen ) pensante
sales e incondicionadas, válidas siem pre y por to ­ de la razón misma.
das partes, sino expresiones de la esencia (W e ­
sen) de la razón? El teísta se. im agina a Dios como un ser (W e ­
sen) personal existente fu e ra de la razón y, de
“Dios es el ser (W e se n ) independiente, au­ todos modosí fu era del h om bre; como sujeto
tónomo, que no necesita nin g ú n otro ser (W e ­ piensa en Dios como objeto (O b je k t). E l piensa
sen ) para su existencia y, por consiguiente, exis­

60 61
a Dios como un ser (W e se n ) espiritual y no- sta n d ) del ojo está patente su esencia (W esen).
sensible según su esencia (W esen ), es decir, se­ P o r eso viene a ser lo mismo no v er que carecer
gún su im aginación, pero según la existencia, de ojos. P o r eso tam bién, en la vida, designamos
es decir, según la verdad, lo piensa como ser a las cosas y seres (W esen) sólo según sus ob­
(W esen) sensible; pues la sensibilidad es la jeto s (G egenstande). El ojo es el “órgano de la
característica esencial de una existencia obje­ luz” . Quien labra la tie r ra es lab ra d o r; quien
tiv a (O b jek tiv e ), de u n a existencia fu e ra del tiene a la caza por objeto (O b je k t) de su activi­
pensam iento o de la representación. El te ísta dad, es cazador; quien pesca peces, pescador,
distingue a Dios de él en el mismo sentido en etc. .Por., tanto, si Dios es necesaria y esencial-
que distingue de él las cosas y seres (W esen) m e n te jin objeto (G egenstand) del hom bre, en-
sensibles en cuanto existen fu era de él; en su ­ toncés eñ lá esencia (W esen) de ese objeto (Ge­
m a, piensa a Dios desde el punto de v ista de genstand,) sólo se expresa la esencia (W esen)
la sensibilidad. E l teólogo o el filósofo especu­ propia del hom bre. Im agínese que un ser (W e­
lativo, en cambio, p iensa a Dios desde el punto sen) pensante de otro p lan e ta o incluso de un
de vista del pensam iento; no interpone, po r con­ cpm eta llegue a ver los p á rra fo s de una dogmá­
siguiente, entre él y Dios la p ertu rb ad o ra re ­ tica c ristia n a que tra te de la esencia (W esen)
presentación de un ser (W esen) sensible; de de Dios. ¿Qué in fe riría este se r (W esen) de
este modo identifica sin impedim ento el ser esos p á rra fo s ? ¿Acaso la existencia de un Dios
(W esen ) objetivo (O b jek tiv e ) y pensado con en el sentido de una dogm ática c ristia n a? No.
el ser (W esen) subjetivo y pensante. Sólo in fe riría que tam bién en la tie r ra hay seres
La necesidad in te rio r de que Dios deje de ser (W esen ) pensantes; e n c o n traría en las defini­
objeto (O bjekt) del hom bre y venga a ser su ­ ciones que los terrícolas d an de su Dios sola­
jeto o el yo pensante del hom bre, resulta de lo m ente definiciones de su p ro p ia esencia (W e­
an terio rm en te desarrollado m ás accesible a s í: sen ). P o r ejemplo, en la d efinición: Dios es un
Dios es objeto (G egenstand) del hom bre y ú n i­ esp íritu , sólo en co n traría la p ru eb a y la expre­
cam ente del hom bre, no del anim al. Pero lo que sión del propio espíritu de los te rríc o la s ; en una
un se r (W esen) es,, sólo es reconocido poT su palab ra, in fe riría de la esencia (W esen) y pro­
objeto (G egenstand); el objeto (G egenstand) piedades del objeto (O b je k t), la esencia (W e­
al que se refiere necesariam ente un ser (W e ­ sen) y propiedades del sujeto. Y con pleno de­
sen) no es o tra cosa sino su esencia (W esen) recho, pues la distinción e n tre lo que el objeto
:p atente. Así, la p la n ta es el objeto (Gegen- (G egenstand) es en sí m ism o y lo que él es
s tm d ) de los anim ales vegetarianos y por este para el hom bre, no rige en el caso de este objeto
objeto (G egenstand) se distinguen esencialm en­ (O b je k t). E s ta distinción sólo cabe en el caso de
te de los otros anim ales, los carnívoros. Así, el un objeto (G egenstand) dado de m anera inm e­
objeto (G egenstand) del ojo es la luz y no el diatam en te sensible y, precisam ente por esto,
sonido ni el olor. P ero en el objeto (Gegen- dado tam bién a otros seres (W esen ) que exis­

62 63
ten fuera del hom bre. L a luz no existe sólo p a ra E s cierto que cae tam bién en la conciencia del
el hom bre, afecta tam bién a los anim ales, ta m ­ teísm o la identidad de la esencia (W esen) divi­
bién a las plantas y a las sustancias in o rg á n i­ n a y de la hum ana. Pero y a que el teísmo, pese
cas: es un ser (W esen ) universal. P or eso, p a ra a que pone la esencia (W esen ) de Dios en el es­
in v estig ar lo que es la luz, consideram os no sólo p íritu , lo representa, sin em bargo, al mismo
las im presiones y efectos de ellas sobre noso­ tiem po, como un ser (W esen ) sensible y que
tro s, sino tam bién sobre seres (W esen) d istin ­ existe fu e ra del hom bre, e sta identidad tam bién
tos de nosotros. P o r consiguiente, en este caso, es objeto (G egenstand) p a ra él, sólo como iden­
es necesaria la distinción entre el objeto (Ge- tid a d sensible, como sem ejanza o parentesco.
genstand) en sí m ism o y el objeto (G egenstand) P aren tesco expresa lo m ism o que identidad, pe­
para nosotros y está objetivam ente fundada, es­ ro, al m ism o tiempo, se le vincula la represen­
pecialm ente e n tre el objeto (G egenstand) en la tación sensible de que los seres (W esen) seme­
realidad y el objeto (G egenstand) en nuestro ja n te s son dos seres (W esen ) autónom os, es
pensam iento y representación. Pero Dios es ú n i­ decir, sensibles y existentes uno fu era del otro.
cam ente un objeto (G egenstand) del hom bre.
Los anim ales y las estrellas alaban a Dios 8
,?ólo en la m ente del hombre. Pertenece, po r
tan to , a la esencia (W esen ) de Dios mismo el La teología ord in aria convierte el punto de
no ser objeto (G egenstand) p a ra ningún otro visla 'del Hombre en punto de v ista de Dios; la
ser (W esen) m ás que p a ra el hom bre, el ser un teología especulativa en cam bio convierte el
objeto (G egenstand) específicam ente hum ano, punto de v ista de Dios en punto de vista del
el ser un secreto del hom bre. Pero si Dios es hom bre .o, m ás bien, del pensador.
sólo un objeto (G egenstand) del hom bre, ¿qué Dios es objeto (O b jekt) p a ra la teología ordi­
se nos m anifiesta en la esencia (W esen) de n a ria y eso precisam ente lo m ism o que cualquier
Dios? N ada m ás que la esencia (W esen) del otro objeto (O bjet) sensible, pero al mismo
hom bre. P a ra quien es objeto (G egenstand) el tiem po Dios es sujeto p a ra dicha teología y su­
ser (W esen) suprem o, es el mismo el ser (W e ­ jeto precisam ente lo mismo que el sujeto hum a­
sen) supremo. C uanto m ás el hom bre venga a no: Dios produce cosas fu e ra de él, tiene rela­
se r objeto (G egenstand) de los anim ales, ta n to ciones consigo mismo y con otros seres (W e­
m ás elevados están, ta n to m ás se acercan al sen) existentes fu e ra de él, se am a y se piensa
hom bre. Un anim al cuyo objeto (G egenstand) a la vez que am a y piensa a otros seres (W e­
fu e ra el hom bre en cuanto hom bre, el ser (W e ­ sen ). E n sum a, el hom bre convierte sus pensa­
sen) hum ano propiam ente dicho^, ya no sería m ientos e incluso sus afecciones en pensam ien­
anim al sino el hom bre mismo. Solo seres (W e ­ tos y afecciones de Dios, su esencia (W esen)
sen) de igual clase son objetos (G egenstande) y punto de vista en esencia (W esen ) y punto
unos p a ra otros, y lo son tales como son en sí. de v ista de Dios. Pero la teología especulativa

G4 65
invierte esto. P ues en la teología o rd in a ria Dios m iento determ in an te; el Dios del teísmo, por
es una contradicción consigo m ism o y a que él así decirlo, tom ado literalm ente, que ha orde­
debe ser un ser (W esen) no-hum ano, un ser nado y creado todo según medida, núm ero y
(W esen) sobrehum ano pero, no obstante, según peso? Si Dios ha ordenado y creado todo según
todas sus determ inaciones, es en realidad, un núm ero y medida, por consiguiente núm ero y
ser (W esen ) hum ano. E n cambio, en la teolo­ m edida, antes de hacerse reales en las cosas
gía especulativa o filosofía, Dios es u n a contra­ extradivinas, ya estab an contenidas, y todavía
dicción con el hom bre: élj l g k e .s e r la esencia hoy lo están, en el entendim iento de Dios y,
(W esen) del hom bre por lo menos la de la ra ­ por tanto, en su esencia (W esen) (pues no hay
zón— y no obstante, en realidad, él es un ser diferencia entre el entendim iento de Dios y su
(W esen) sobrehum ano, es decir, un se r (W e ­ esencia [W esen ]), ¿no pertenecen las m atem á­
sen) ab stracto . E n la teología o rd in a ria el Dios ticas tam bién a los m isterios de la teología?
sobrehum ano no es“ m ás que una fó rm u la edifi­ Pero ciertam ente un ser (W esen) tiene un a s­
cante, una representación un jug u ete de la fa n ­ pecto com pletam ente d istinto en la im aginación
ta s ía ; en cambio, en la filosofía especulativa, y en la representación que el que tiene en la
es verdad y p ro fu n d a seriedad. L a violenta verdad y en la realidad, y no es extraño que a
contradicción con la que se ha encontrado la aquellos que sólo se rig en por el aspecto y la
filosofía especulativa tiene su causa sólo en lo apariencia, se les p resen te uno y el mismo ser
sig u ie n te : ella convirtió a Dios, que en el teísm o (W esen) como dos seres (W esen) com pleta­
es sólo un se r (W esen) de la fa n ta sía , un ser m ente distintos.
(W esen) nebuloso, indeterm inado y m antenido
a distancia, en un ser (W esen) determ inado y 9
presente, y de esta m anera destruyó el hechizo
ilusorio que posee un ser (W esen) rem oto en Las propiedades o predicados esenciales del
las azules neblinas de la representación. Así, los ser (W esen) divino son las propiedades o pre­
teístas se irrita ro n porque la Lógica según dicados esenciales de la filo so fía especulativa.
Hegel e ra la representación de Dios en su esen­
cia (W esen) e te rn a y p re te rre stre y no obstan­
10
te, en la teo ría de la cantidad, por ejem plo, t r a ­
taba de la m ag n itu d extensiva e intensiva, de jp io s es espíritu puro, ser (W esen) puro, ac-
las fracciones, de las potencias, de las relacio­ t i vi d a 3' 'pura — rrrTn s~ p urüs---- sin pasiones, sin
nes de m edida, etc. ¿Cómo, exclam aron h o rro ri­ determ inaciones de origen exterior, sin sensibi­
zados, este Dios debe ser nuestro D ios? Y, sin lidad, sin m ateria. La filosofía especulativa es
em bargo, ¿qué o tra cosa es este Dios sino el Dios este espíritu puro, esta actividad pura, reali­
del teísmo sacado de la niebla de la re p re se n ta ­ zada como acto de pensar: ella es el ser (W e ­
ción indeterm inada y puesto en la luz del pensa­ sen) absoluto como pensar absoluto.
66 67
Así como an tañ o la abstracción de todo lo independientem ente de Dios. Leibniz y D escar­
sensible y m ate ria l e ra la condición necesaria tes son idealistas sólo en lo g e n e ra l; en lo p a r­
de la teología, así tam bién ella fue la condición ticu lar, son m eros m ate ria lista s. Sólo Dios es
necesaria de la teología especulativa, sólo con el idealista consecuente, in te g ral y verdadero,
la diferencia sig u ie n te : por cuanto el objeto pues sólo él se rep resen ta to d as las cosas sin
( Gegenstand) de la teología, aun siendo un ser obscuridad o sea, en el sentido de la filosofía
(W esen) abstracto, fue representado, sin em ­ de Leibniz, sin los sentidos y la imaginación.
bargo,^ como un se r (W esen ) sensible, la a b s­ E l es entendim iento puro, es decir, separado
tracción de la teología e ra ella m ism a u n a ab s­ de to d a sensibilidad y m aterialid ad . De aquí
tracción sensible, ascética, m ientras que la ab s­ que, p a ra él, las cosas m ateriales son seres
tracción de la filosofía especulativa sólo es es­ (W e se n ) del entendim iento puro, pensam ientos
p iritual, pensante, sólo tiene significación cien­ p u r o s : p a ra él no existe absolutam ente ninguna
tífic a o teórica pero no significación práctica. m ateria, pues ésta se b asa únicam ente en re ­
E l comienzo de la filosofía cartesiana, la a b s­ presentaciones oscuras, es decir, sensibles. Pero
tracción de la sensibilidad, de la m ateria, es el con todo, en Leibniz tam bién, el hom bre ya
comienzo de la m oderna filosofía especulativa. tiene en él una buena porción de idealismo
Pero D escartes y Leibniz consideraban esta ab s­ (¿pues cómo sería posible rep resen tarse un ser
tracción sólo como una condición subjetiva p a ra (W esen ) inm aterial sin te n e r una facultad in­
conocer la esencia (W e se n ) divina in m a te ria l; m ate ria l y, por consiguiente, sin ten er rep re­
se representaban la im aterialid ad de Dios como sentaciones in m ateriales?), pues adem ás de los
una propiedad objetiva, independiente de la sentidos y de la im aginación tiene entendim ien­
abstracción y de] pensam iento; se colocaban to, y el entendim iento es, precisam ente, un
todavía en el punto de v ista del teísm o y con­ ser (W esen ) inm aterial, puro, por cuanto es
v e rtían a la esencia (W esen ) inm aterial sólo p e n s a n te ; .sólo que e^ entendim iento del hom bre
en objeto (O b jek t) pero no en sujeto ni en no es ta n perfectam ente puro, no es puro en ili-
principio activo ni en esencia (W esen) real m itación y en extensión como el entendim iento
de la filosofía m ism a. Sin duda, tam bién en divino o el ser (W esen) divino. E l hom bre, re s­
D escartes y Leibniz, Dios es principio de la filo ­ pectivam ente este hom bre, Leibniz, es por ta n ­
sofía, pero sólo como un objeto (O b jekt) d is­ to un idealista parcial, un sem iidealista. U nica­
tinto del pensar y por esto sólo es principio en m ente Dios es un idealista integral, única­
general, sólo en la representación, pero no de m ente Dios es “ el sabio u niversal perfecto”, co­
hecho y de verdad. Dios es solam ente la causa mo fu e denom inado explícitam ente por W olff,
prim era y general de la m ateria, del m ovim iento es decir, Dios es la Idea del idealism o consumado,
y de la acción; pero los movim ientos y activ id a­ elaborado h a sta lo especial, la Idea del idealis­
des particulares, las cosas m ateriales determ i­ mo absoluto de la p osterior filosofía especula­
nadas y reales, son consideraads y conocidas tiva. ¿P ues qué es el entendim iento, qué es real-

68 69
m ente la esencia (W e s e n ) de Dios? N ada m ás pensam iento, el entendim iento que no es afec­
que el entendim iento, q u e la esencia (W esen) del tado po r n a d a extraño y que sólo se ocupa de
hom bre, separada de las determ inaciones re a ­ sí mism o en cuanto ser de los seres (W esen der
les o presuntas que, e n una época determ inada, W esen).
constituyen lim ites del hom bre. Quien no tiene
el entendim iento desavenido con sus sentidos, 11
quien no tiene a los sen tid o s por b a rre ra s, ta m ­
poco se representa com o entendim iento su p re­ Dios es un ser (W esen) pensante, pero los
mo y verdadero, un entendim iento sin sentidos, objetos (G egenstand) que él piensa y concibe
¿P ero qué es la idea de una cosa sino su esencia en sí, al igual que su entendim iento, no son
(W e se n ), depurada de las lim itaciones y oscu­ distintos de su esencia (W e se n ), de modo que,
ridades de que adolece en la realidad donde pensando las cosas sólo se piensa a sí m ismo,
se encuentra en relación con otras cosas? Así, perm aneciendo, por consiguiente, en in in te­
según Leibniz, el lím ite del entendim iento está rrum pida unidad consigo m ism o. E s ta unidad
de lo pensante y de lo pensado es el secreto del
en que se encuentra a fectad o de m aterialism o,
o sea, de representaciones oscuras, pero estas pensar especulativo.
m ism as representaciones oscuras se originan Así, por ejem plo, en la Lógica hegeliana, los
ellas m ism as en que el ser (W esen) hum ano objetos (G egenstdnde) del pensador no son dis­
está en conexión con o tro s seres (W esen), con tintos de la esencia (W esen) del pensar. Allí
el m undo como tal. P e ro e sta unión no p e rte ­ el p e n sar e stá en inin terru m p id a unidad con­
nece a la esencia (W e se n ) del entendim iento, sigo m ism o; sus objetos (G egenstdnde) son
an tes bien está en contradicción con él, pues el solam ente determ inaciones del p en sar, se di­
entendim iento es en sí, es decir, en la idea, una suelven com pletam ente en el pensam iento, nada
esencia (W esen) in m a te ria l, esto es, existente tienen de propio que perm anezca fu e ra del
p a ra sí m ism a, una esencia (W esen) aislada. pensar. P ero lo que es la esencia (W esen) de
Y esta idea, este entendim iento depurado de la Lógica es tam bién la esencia (W esen ) de
to d as las representaciones m aterialistas, es ju s ­ Dios. Dios es un ser (W esen) esp iritu al y abs­
tam e n te el entendim iento divino. Pero lo eme en tracto , pero es a la vez el ser de los seres (das
L eibniz era sólo idea llegó a ser verdad y rea­ W esen der W esen) que abarca en sí a todos los
lidad en la filosofía p o sterio r. El idealismo ab- seres (W e se n ) y esto en unidad con este su ser
soluto no es otra cosa sino el entendim iento (W esen ) ab stracto . ¿Pero qué son los seres
divino del teísmo leibniziano realizado, el en­ (W esen ) idénticos a un ser (W e se n ) a b strac­
tendim iento puro elaborado sistem áticam ente, to y e sp iritu a l? Son ellos m ism os seres (W e­
el entendim iento que desp o ja a todas las cosas sen) a b stra cto s — pensam ientos. L as cosas ta ­
de su sensibilidad, convirtiéndolas en seres les como son en Dios, no son así como son fu era
(W e se n ) del entendim iento puro, en cosas del de Dios, an tes bien se distinguen de las cosas
70 71
reales de la m ism a m an era que se distinguen m undo existe desde hace algunos milenios y
las cosas cuando son objeto de la lógica de las a n te s de que existiera, ex istía Dios) ; en la teo­
cosas, cuando son objeto de la intuición real. logía especulativa, en cambio, el mundo o la
¿A qué se reduce, po r tan to , la diferencia en­ n a tu ra le z a existen después de Dios sólo en
tre el pensar divino y el m etafísico? Sólo a una cuanto je ra rq u ía e im p o rtan cia (el accidente
diferencia de la im aginación: a la diferencia presupone a la sustancia, la naturaleza p resu ­
en tre el p ensar solam ente representado y el pone a la Lógica), según el concepto, pero no
p en sar real. según la existencia sensible y, por consiguien­
te, no según el tiempo.
12 E m pero, el teísm o tra n s fie re en Dios no sólo
el sa b er especulativo sino tam bién el saber sen­
La diferencia e n tre el saber o el pensar de sible y empírico y eso, en su m ás alta perfec­
Dios, que como arquetipo precede a las cosas y ción. P ero como el sab er de Dios, p re te rre stre
las crea, y el saber del hombre, que subsigue a y preobjetivo, ha encontrado su verdad y efec­
las cosas como copia de ellas, no es m ás que la tiv id ad en el saber a priori de la filosofía espe­
diferencia e n tre el saber a priori o especula­ culativa, así tam bién el saber sensible de Dios
tivo y el saber a posteriori o empírico. las h a encontrado sólo en las ciencias em píri­
Aunque el teísm o se representa a Dios como cas de los tiem pos m odernos. E l m ás perfecto
un ser (W esen) p en san te o espiritual, no obs­ sab er sensible y, por ta n to , el saber sensible
ta n te se lo rep re sen ta al mismo tiem po como divino, no es, en efecto, sino el saber m ás
un ser (W esen) sensible. Asocia así al p e n sa r sensible, el sab er de las m ayores m inuciosi­
y a la voluntad de Dios efectos inm ediatam en­ dades y de las p a rticu la rid a d es m ás im per­
te sensibles y m ateriales — efectos que están en ceptibles ( “ Dios es el om nisciente” , dice Santo
contradición con la esencia (W esen) del pen­ Tom ás de Aquino, “ porque conoce las cosas
s a r y de la voluntad y no expresan o tra cosa m ás sin g u lares” ), el sab er que no engloba in ­
sino la fuerza de la naturaleza. Sem ejante efec­ discretam ente en una sola m echa los cabellos
to m aterial (y, por consiguiente, una sim ple ex­ de la cabeza del hom bre sino que los cuenta a
presión de fu erz a sensible) es ante todo la todos y los conoce cabello po r cabello. Pero este
creación o producción del m undo real y m ate­ sab er divino, que en la teología no es m ás que
rial. L a teología especulativa en cambio tr a n s ­ representación y fa n ta sía , se hizo racional y
fo rm a este acto sensible, que contradice a la real en el saber telescópico y microscópico de
esencia (W esen) del pensar, en un acto lógico las ciencias naturales. E s ta ciencia, p a ra dis­
o teórico, tra n sfo rm a la producción m aterial tin g u irlo s en tre sí, ha contado las estrellas en
del objeto (G egenstand) en la generación espe­ el cielo, los huevos en los cuerpos de peces y
culativa a base del concepto. E n el teísm o, el m ariposas y los puntitos en las alas de los in ­
m undo es un producto tem poral de Dios (el sectos; sólo en la oruga del bómbice del sauce
7? 73
ha comprobado anatóm icam ente la existencia trado. Más aún, m ien tras el hom bre está obser­
de 288 m úsculos en la cabeza, 1.647 en el cuer­ vando a esta estrella desde E uropa, observa a
po y 2.186 en el estóm ago y los intestinos. ¿Qué la vez a la m ism a estrella desde Am érica. Lo
m ás puede exigirse? P a ra nosotros esto consti­ que es absolutam ente ’n.posible p a ra un solo
tuye un ejem plo concreto de esta v e rd a d : la hom bre, es posible p a ra dos. Pero Dios está en
representación h u m a n a r e Dios, es la r e p r e s é todos los sitios a la vez y sabe todo, todo sin
tación del individuó" hum ano de su género ;__Dios distinción a la vez. Sin duda, pero sólo hay que
como compendio de todas las realidades y "p er­ ob serv ar que esta om nisciencia y om nipresen­
fecciones no es o tra cosa sino el compendio cia no existe sino en la representación, en la
resum ido p a ra beneficio del individuo lim itado, im aginación y, por tan to , no hay que p a sar por
de las propiedades del género rep a rtid a s e n tré alto la im portante distinción, ya v arias veces
los hom bres y que se realizan en el curso de citada, en tre la cosa solam ente im aginada y la
la histo ria universal. E l dominio de las cien­ cosa real. E n la im aginación se puede, por
cias naturales, en su extensión cu an titativ a, supuesto, a b a rc a r con una ojeada los 4.059
es com pletam ente inconm ensurable e in a b a r­ músculos de una oruga, pero en la realidad,
cable p ara el individuo. ¿ Quién es capaz de con­ donde ellos existen los nnos fu e ra de los otros,
t a r a la vez las estrellas en el cielo y los m úscu­ sólo unos tra s otros. Del mism o modo, el indi­
los y nervios en el cuerpo de la oruga? Lyonet viduo lim itado puede re p re se n ta rse en su im a­
perdió la vista estudiando la anatom ía de la ginación a la extensión del saber hum ano como
oruga del sauce. ¿Q uién puede observar a la lim itado; pero, si realm ente quisiera apropiarse
vez las diferencias e n tre las cimas y crá tere s de este saber, ni ah o ra ni nunca llegaría a su
de la Luna y las diferencias de los in n u m era­ térm ino. Tómese como ejem plo sólo una cien­
bles am onites y te re b rá tu la s? JPero lo que no cia, la historia, por ejem plo, y disuélvase en el
sabe ni puede el individuo, lo saberi~y pueden pensam iento la h isto ria universal en la histo­
los hom bres en conjunto. E s así como el saber r ia de cada país, a ésta a su vez en la h isto ria
divino, que conoce a la vez todas las sin g u la ri­ de cada provincia, a esta o tra en crónicas u r ­
dades, tiene su realidad en el saber del género. banas, a las crónicas u rb an a s en h istorias de
Lo que ocurre con la om nisciencia divina, las fam ilias y biografías, cómo llegaría un solo
ocurre tam bién con la om nipresencia d iv in a : individuo h asta el punto en que pudiera excla­
se ha realizado igualm ente en el hom bre. M ien­ m a r: ¡Aquí estoy en el térm ino del saber h is­
tra s tal hom bre observa lo que ocurre en la tórico de la hum anidad! Así tam bién nos p a ­
Luna o en U rano, ta l otro observa lo que suce­ rece en la im aginación del tiem po de n u estra
de en Venus o en las visceras de la oruga o en vida, tan to la tra n s c u rrid a como la posible fu ­
cualquier otro sitio, donde nunca h asta ahora, tu ra , aunque la prolongáram os en mucho, ex­
bajo la dom inación del Dios om nisciente y om­ tra o rd in a ria m e n te breve, y por esto, en los
nipresente, ningún ojo hum ano había pene­ m om entos en que nos invade tal imaginación,
74 75
nos sentim os im pelidos a com pletar esta breve-
ad, evanescente según n u e stra representación comienzo. ¿P ero qué o tra cosa es el ser (W e ­
con una vida después de la m uerte in fin ita é se n ) absoluto sino el ser (W e se n ) al que nada
nabarcable. Pero, en la realidad, cuánto d u ra e stá dado nada fu era de él ni lo necesita, el
aun m» día, aun u na h o ra! ¿De dónde proviene ser (W esen ) vaciado de todos los objetos (Ob-
esta diferencia? De que el tiempo, en la rep re! je k te n ) , de todas las cosas sensibles distintas
sentacion, es el tiem po vacío y, por tan to es y distinguibles de él y que po r esto viene a ser
nada e n tre el punto inicial y el pEnto fin al d i objeto (G egenstand) p a ra el hom bre tam bién
n u e stra operacion, m ie n tra s que el tiem po de sólo m ediante la abstracción de estas m ism as
la vida real es el tiem po repleto donde, en me- cosas? De lo que Dios es libre, de esto debes
lib e ra rte a ti mismo si quieres llegar h a sta
ddificultades
í f i r í l l 1? 0™de/ todadespués’
clase. yacen m ontones de Dios, y te haces, por tan to , realm ente libre
cuando te lo representas. P o r consiguiente, si
13 te im aginas a Dios como un ser (W esen) sin
presuposición de cualquier otro ser (W esen)
L a ausencia absohita de presuposición — ei u objeto (O b je k t), entonces tú mismo piensas
comienzo de la filosofía especulativa - n o ^ s sin presuposición de objeto (O b jek t) externo;
' f / a_ cosa sm ° Ia e s e n c i a de presuposición y la propiedad que tra sla d a s en Dios en una pro­
d' 1 divino, m Z e l piedad de tu pensar. P ero el actuar del hom bre
dad. La teología distingue en Dios propiedades es lo que constituye el ser (S e in ) de Dios o es
r pasivas‘ P ero la filosofía tra n sfo rm a rep re sen ta d o como tal. ¿Q ué es, por tanto, el
ram oien xas propiedades pasivas en activas Yo de F ichte, que dice: “Yo soy sencillam ente
tra n sfo rm a a toda la esencia (W esen) de Dios porque yo soy” , qué es el pensam iento puro y
sin presuposición de Hegel, sino la esencia (W e­
valp35 í ’ P8r0 ?n actividad hum ana. E sto
vale tam bién p a ra el predicado de este p á rra fo sen) del hom bre presente, activa y pensante
L a filosofía nada presupone, lo cual no signi- tra n sfo rm a d a en la esencia (W esen ) divina de
nhiW Sm°,i • 6 abstracción de todos los la a n tig u a teología y m etafísica?
objetos dados inm ediatam ente, es decir sen­
siblem ente, distinguidos del p e n sar; en sum a 14
hace abstracción de todo aquello de lo que sé
hace abstracción sin d e ja r de pensar, y con- E n cuanto realización de Dios, la filosofía
! e. ,e. a e®te acto de la abstracción de toda la especulativa es, a la vez posición y a la vez su­
objetividad (G egenstandlickeit) en su propio presión (A u fh eb u n g ) o negación de Dios, a la
vez teísm o y a la vez ateísm o, pues Dios sólo
la r íz ó n dvdÍ l CnW Ídad' d Ü ™ S6r que posee en sí miamn sigue siendo Dios — Dios en el sentido de la
del trad u cto r)_ de P ~ P ¡- existencia. (Nota teología— m ientras sea representado como una
esencia (W esen) autónom a y d istin ta de la
7C
77
esencia (W esen) del hom bre y de la n a tu ra ­ las en serio, cuando i son realizadas totalm ente,
leza. A quel teísm o, que como posición de Dios conducen nec esariam aente al panteísm o. El p an ­
es a la vez negación de Dios, o, a la inversa, teísm o es el teísmo consecuente. E l teísmo se
como negación de Dios es, a la vez, incluso su im agina a D io s comoo la causa, como el creador
afirm ación, es el panteísm o. Pero el teísm o del m u n d o : D io s ha i producido el mundo por su
verdadero o teológico no es otra cosa sino el voluntad. P e r o la voliluntad no basta. Donde hay
panteísm o im aginario y éste no es sino el voluntad, debe habesr tam b ién entendim iento :
teísm o real y verdadero. lo que se q u iere es 3 sólo asunto del entendi­
Lo único que distingue al teísmo del p a n te ís­ m iento. Sin entendinm iento no hay objeto (Ge­
mo es la im aginación, la representación de g en sta n d ). L a s cosass que Dios produjo estaban
Dios como un se r (W esen ) personal. Todas las antes de su produccción en Dios como objetos
determ inaciones de Dios (y Dios necesaria­ (O b jek te) d e su em tendim iento, como seres
m ente es determ inado, de lo co ntrario él es (W esen ) de s u entem dim iento. E l entendim ien­
n ad a y de ningún modo es objeto (O b jek t) de to de Dios, s e dice (en la teología, es el com­
una representación) y son determ inaciones de la pendio de to d a s las (cosas y entidades (W esen-
realidad, ya sea de la naturaleza, ya sea del h e ite n ). ¿ D e qué oítro origen, pues, habrían
hom bre o comunes a ambos y, por tanto, de­ surgido sino de la rn ad a ? Y es indiferente si
term inaciones p an teísticas, pues lo que no dis­ te re p re se n ta s en ttu im aginación esta nada
tin g u e a Dios de la esencia (W esen) de la n a ­ como autónom a o Ha tra s la d a s en Dios. P e ­
tu raleza o del hom bre, es panteísm o. P o r con­ ro Dios contiene oj es todo, sólo de modo
siguiente, D iosjss distinguido del m undo, de la ideal, en el modo dte la representación. Mas,
totalidad de la n a tu ra le z a y de la hum anidad, entonces, e ste pantceísm o ideal conduce ne­
únicam ente por su personalidad y existencia cesariam ente al paniteísm o real, pues del en­
pero no por sus determ inaciones o esencia tendim iento de Dios ¡a su esencia (W esen) y de
(W e se n ); dicho de o tra m an e ra: él sólo es re­ la esencia (W esen ) a la realidad de Dios no
presentado como otro ser (W esen) pero en v er­ h ay m ás que un p a s o . ¿Cóm o se separaría de
dad no es ningún otro ser (W esen). El teísm o la esencia (W esen ) e;l entendim iento, de la re a ­
es la contradicción e n tre apariencia y esencia lidad o existencia dei D ios la esencia (W esen) ?
(W e se n ), e n tre representación y v erd ad ; el Si las cosas están eni el entendim iento de Dios,
panteísm o es la unidad de am bas, la verdad al ¿cómo p odrían e sta r f u e ra de su esencia (W e­
desnudo del teísm o.8 Todas las representaciones se n )? Si son consecuencia de su entendim ien­
del teísmo, cuando se las considera tom ándo- to, ¿ p o r qué no son consecuencias de su esencia
(W e se n )? Y si en Diios su esencia (W esen) es
®Si el panteísmo y el teísmo son disueltos en sus inm ediatam ente idém tica a su realidad, si la
últimos elementos distintos, se determina por cierto en
otra forma su relación mutua, es decir, en la forma que existencia de Dios mo se deja sep arar de su
ya ha sido determinada por mí en otra parte. concepto, ¿cómo se p o d r ía se p a ra r el concepto
78 79
de la cosa y la cosa real, en el concepto que n in guna respuesta. L a m a te ria es p a ra él una
Dios tiene de las cosas? Y, por tan to , ¿cómo existencia puram ente inexplicable, es decir, la
cabe en Dios la distinción, por la cual es in tro ­ m a te ria es el lim ite y el fin de la teología, f r a ­
ducida solam ente la _ naturaleza del en ten d i­ casa en ella tan to en la vida como en el pen­
m iento fin ito y no divino, la distinción, digo sam iento. ¿ Cómo puedo, por consiguiente, sin
fu era de la representación? Pero al ya no ten e r n eg ar la teología, d eriv ar de ella el fin y la ne­
en tre la cosa en la representación y la cosa gación de la teología? ¿Cómo buscar una in fo r­
ninguna cosa fu e ra de la esencia (W e se n ) de m ación, un principio de explicación, allí donde
Dios y, por últim o, ninguna cosa fu era de la su entendim iento se ag ota? ¿Cómo sacar de la
existencia de D ios: todas las cosas e stá n en
negación de la m ateria o del m undo (negación
Dios y esto d e jie c h o y de verdad y no sólo en
la rep re sen ta ció n ; pues donde sólo existen en esta que constituye la esencia de la teología),
la representación (ta n to la de Dios como la del o sea, de la proposición: la m a te ria no es, la
hom bre) existen, por tanto, sólo ideal o im a­ afirm ació n de la m ateria, o sea, la proposición:
ginariam ente en Dios, existen a la vez fu e ra la m a te ria es, y esto pese al Dios de la teolo­
de la representación, fu era de Dios. P ero al no g ía? ¿ D e tiu é otro modo sino por p u ras ficcio­
ten er ya n in guna cosa, ningún m undo fu e ra de nes? L as cosas m ateriales sólo pueden ser de­
Dios, tam poco tenem os y a ningún Dios fu e ra riv a d a s de Dios si Dios m ism o es determ inado
del mundo, no tenem os ya una esencia (W esen ) como un ser (W esen) m ate ria lista . Sólo asi se
ideal, representada, sino una esencia (W esen ) convierte Dios de causa solam ente rep resen ta­
r e a l. tenemos, por tanto, en una p a la b ra, el da e im aginada en causa rea l del mundo. Quien
spinozismo o panteísm o.
no se avergüenza de h acer zapatos, que ta m ­
El teísmo rep re sen ta a Dios como una esen­
cia (W esen) p u ram en te inm aterial. P ero de­ poco se avergüence de ser zapatero y de lla­
term in a r a Dios como inm aterial sólo significa m arse así. E s cierto que H an s Sachs era zapa­
determ inar a la m a te ria como una cosa iluso­ te ro y poeta al mismo tiem po. P ero sus zapatos
ria , como un no-ser (U m vesen), pues Dios es eran obras de sus m anos y sus poesías obras
la m edida dé lo real, sólo Dios es ser (S e in ), de su cabeza. A ta l efecto, ta l causa. P ero la
vei dad, esencia (W s e n ), sólo es lo que vale po r m a te ria no es Dio§, an tes bien ella es lo finito,
Dios y en D ios; lo que es negado por Dios no ló 'n o divino, lo que niega a Dios y los adora­
es. D erivar la m a te ria de Dios no significa por dores y p artid ario s incondicionales de la m a­
eso sino querer fu n d a r su ser (S ein ) p o r su te r ia son ateos. P o r eso, el panteísm o une el
no-ser (N ich tse in ), pues d erivar es dar un fu n ­ ateísm o al teísmo, une la negación de Dios a
dam ento (G ru n d ), fundam entación (B egrün-
D ios: Dios es un ser (W e se n ) m aterial o, en el
dung). Dios h a hecho la m ateria. ¿ P e ro cómo,
por qué y de qué? Sobre eso el teísm o no da lenguaje de Spinoza, un ser (W esen) extenso.

80 81
15 ven, corazón o[ue no siente” . La fra s e : n a d a
_El panteísm o es el ateísmo teológico, el m a te­ puede saberse de lo suprasensible, es sólo u n
rialism o teológico, la negación de la teología, subterfugio. Sólo no se sabe nada de Dios y
pero el mismo desde el punto de v ista de la de las cosas divinas cuando uno no quiere s a ­
teología, pues convierte a la m aterial, a la ber n ad a de ellos. ¡ Cuánto no se sabía de D ios,
negación de Dios, en un predicado o atributo cuánto no de los diablos y ángeles m ientras e s ­
del ser (W esen ) divino. Pero quien convierte a tos seres (W esen) suprasensibles fueron ob­
Ja m ateria en un a trib u to de Dios, tom a a la jeto (G egenstand) de una fe verdadera! P o r
m ateria por un ser (W esen) divino. De todos lo que uno se interesa, p a ra ello tiene tam b ién
modos, la realización de Dios tiene como presu­ capacidad. Los m ísticos y escolásticos de la
posición la divinidad de lo real, es decir la E dad M edia carecieron de capacidad y h a b ili­
verdad y esencialidad (W esen h a ftig keit) de lo dad p a ra las ciencias n a tu ra le s sólo porque no
real Pero la divinización de lo real, de lo que ten ía n interés alguno por la naturaleza. D onde
existe m aterialm ente (el m aterialism o, el em ­ no fa lta el sentido, tam poco fa lta n los sentidos,
pirism o, el realism o y el hum anism o), la nega­ los órganos. Lo que es abierto al corazón tarn-
ción de la teología, constituyen la esencia (W e ­ poco es secreto p a ra el entendim iento. A sim is­
sen) de los tiem pos modernos. P o r consiguien- mo, en los tiem pos m odernos, la hum anidají
te, el panteísm o no es m ás que la esencia (W e ­ perdió los órganos p a ra el m undo su p rasen si­
sen) de los tiem pos modernos, elevada a esen- ble y sus secretos, sólo porque junto con la fe
en ellos perdió tam bién el sentido p a ra ellos,
rd ig ió n dlvlna>a principio filosófico de la porque su tendencia esencial e ra a n tic ristia n a
y antiteológica, es decir, era una tendencia a n ­
E l em pirism o o realism o, en el cual com­ tropológica, cósmica, rea lista y m ate ria lista .4
prendem os aquí las llam adas ciencias reales y P o r eso, Spinoza dio en el blanco con su p ro ­
especialm ente las ciencias naturales, niega a la posición p a rad ó jica: Dios es un ser (W esen) ex­
teología, pero no teórica sino prácticam ente, tenso, vale decir, un ser (W esen ) m aterial. E n ­
m ediante el acto, pues el realista convierte en contró la expresión filosófica verdadera, por
quehacer esencial (W esentlich) de su vida en lo m enos en cuanto a su tiem po, p a ra la te n ­
objeto^ esencial (w esentlichen Gegenstand) de dencia m ate ria lista de los tiem pos modernos,
su actividad, lo que es negación de Dios o, por la legitim ó y sancionó: Dios mism o es m ate ­
lo menos, Zo que no es Dios. Pero quien concen­ ria lista . L a filosofía de Spinoza era relig ió n ; él
tr a espíritu y corazón solam ente en lo m aterial, mismo e ra un carácter. E n él no estaba, como
en lo sensible, reh ú sa de hecho su realidad a en tan to s otros, el m aterialism o en contradic-
Jo suprasensible, pues sólo es real, p a ra el
nom bre por lo menos, lo que es objeto (O b jekt) * Las diferencias entre materialismo, empirismo, rea­
de una actividad real y efectiva. “ Ojos que no lismo, humanismo, carecen naturalmente de importan­
cia en esta obra.
82 83
ción con la representación de un Dios in m ate­ cuanto m ás uno es ta n to m ás se sabe tam bién
ria l e in m aterialista, el cual consecuentem ente de él. Cada negación de una propiedad de Dios
tam bién convierte en obligación p a ra el hom bre es, por tanto, un ateísm o parcial, un sector de
solam ente sus tendencias y quehaceres celestes ateísm o. Quitándole propiedades a Dios, ta m :
y antim aterialistas. Pues Dios no es sino el a r ­ bién le quito el ser (S e in ). P o r ejem plo si
quetipo y el modelo del hom bre: cómo Dios es compasión y m isericordia no son propiedades
y qué es Dios, así y esto es lo que debe y quiere de Dios, entonces estoy solo con mi d o lo i. D
ser el hom bre o, por lo menos, espera lleg ar a no está allí p a ra consolarm e. Si Dios es la ne­
serlo algún día. P ero sólo donde la teo ría no gación de todo lo fin ito , en consecuencia lo
desm iente a la p ra x is y la p rax is no desm iente fin ito es tam bién la negación de Dios. Solo s
a la teoría, h ay carácter, verdad y religión. Dios piensa en m í (así argum enta el religioso)
Spinoza es el Moisés de los libre pensadores y ten°-o yo tam bién razón y motivo p a ra p e n sar
m aterialistas m odernos. en él; sólo en su ser (S e in ) p a ra mí se encuen­
t r a la razón de m i ser (S e in ) p a ra el. De aquí
16 que, p a ra el em pirism o, el ser (W esen )_ teolo-
o-ico ya no es n ad a en verdad, es decir, n a ­
El panteísm o es la negación de la teología da re a l; pero el em pirism o coloca e s t e no-ser
teórica; el em pirism o, la negación de la teolo­ (N ick stein ) no en el objeto (G egenstand), sino
gía práctica; el panteísm o niega el principio en él mismo, en su saber. E l em pirism o no q u ita
de la teología, el em pirism o niega sus conse­ a Dios el ser (S e in ), es decir, el ser ( S e m \ m u e r­
cuencias.
to e indiferente, pero le q u ita el ser (S ein ) que
E l panteísm o hace de Dios un ser (W esen ) se m an ifiesta como ser (S e in ), el ser (b ein )
presente, real y m a te ria l; el em pirism o, al cual eficaz y que se hace s e n tir e interviene en la
pertenece tam bién el racionalism o, lo convier­ vida. A firm a a Dios pero niega todas las con­
te en un se r (W esen ) ausente, lejano, irre a l secuencias que están necesariamente^ unidas a
y negativo. E l em pirism o no quita a Dios la e sta afirm ación. Rechaza a la teología pero no
existencia pero sí todas las determ inaciones por razones teóricas sino por repugnancia, por
positivas y a que asevera que su contenido es aversión respecto a los objetos (G egenstande)
sólo finito y em pírico y, por tanto, lo in fin ito de la teología, es decir, por un sentim iento os­
no es objeto (G egenstand) p a ra el hom bre. P e ­ curo de su irrealid ad . L a teología no es nada,
ro cuanto m ás determ inaciones quite yo a un piensa el em p irista en su fuero interno, pero
ser (W esen) ta n to m ás lo pongo fu e ra de co­ añade adem ás: no es n a d a para m i, es decir,
nexión conmigo, ta n to menos fuerza e in flu en ­ su juicio es un juicio subjetivo y patologico,
cia le concedo sobre m í, tan to m ás soy tam bién pues él no tiene la lib e rta d ni tam poco las g a­
p ara los otros, ta n to m ayor es tam bién la ex­ n as ni la m isión de llevar a los objetos (G e­
tensión de m is acciones y de mi influencia. Y genstande) de la teología ante el trib u n a l de

S4 85
la razón. E sta es la m isión de la filosofía. P o r m itada, lo a firm a de Dios el panteísta^ por
eso, la ta re a de la filosofía m oderna no fue anhelo de razón. P a r a la razón, la m ateria es
o tra sino la de le v a n ta r el juicio patológico del un objeto esencial (w esentlicher G egenstana).
empirismo^ que considera que la teología no . sti n o hubiera m ateria, lajiazó n .n o ._ ten d ría ni
sirve, al nivel de un j'r'cio teórico y objetivo; estím ulo ni material para .wns<Kj no tendría,
la de tra n s fo rm a r la indirecta, inconsciente y contenido." No~se puede abandonar la m ateria
negativa negación de la teología, en una nega­ sin abandonar la razón, n i reconocer la m ateria
ción directa, positiva y consciente. ¡C uán r i ­ sin reconocer la razón. Los m aterialistas son
diculo es. por tan to , q uerer re p rim ir el ateísm o racionalistas. Pero el panteísm o a firm a a la r a ­
de la filosofía sin re p rim ir al mismo tiem po zón como una entidad (W esen h eit) divina solo
el ateísm o de la em piria! ¡Cuán ridículo es p er­ indirectam ente, sólo de ta l modo que^ convierte
seguir la negación retó rica del cristianism o y a Dios de un ser (W esen) de la im aginación, el
110 obstante d e ja r su b sistir al mismo tiem po cual es en el teísmo como un ser (W esen) p e r­
jas negaciones de hecho del cristianism o de las sonal, en un objeto racional (V ernunftgegen-
que hierven los tiem pos m odernos! ¡C uán r i ­ sta n d e ), en un ser racional (V ern u n ftivesen ) ;
diculo es querer su p rim ir tam biéu con la con­ la apoteosis directa de la razón es el idealismo.
ciencia del mal, vale decir, con el síntom a del E l idealism o es respecto al panteísm o exacta­
mal, sim ultáneam ente a la causa del m al! R eal­ m ente como el panteísm o es respecto al teísm o.
mente, ¡cuán ridículo es todo esto! Y, sin em ­ A ta l objeto (O b je k t), ta l sujeto. Según D es­
bargo, ¡ cuán rica es la h isto ria en tales rid i­ cartes, la esencia (W esen ) de las cosas corpo­
culeces. Se repiten en todas las épocas críticas. rales, el cuerpo como sustancia, no es objeto
No es e x trañ o ; se to lera todo lo ocurrido en (Gec/enstand) p a ra los sentidos sino sólo p a ra
el pasado, se reconoce la necesidad de los cam ­ el entendim iento. Pero, precisam ente por esto,
bios y revoluciones que se han producido, pero la esencia (W esen) del su jeto percipiente, la
que ello se aplique al caso actual, contra ello esencia ( W esen) del hom bre, tam poco es, según
se resiste siem pre con uñas y dientes. P o r m io­ D escartes, los sentidos sino el entendim iento.
pía o por comodidad se hace del presente una Sólo p a ra ser (W esen) es dado el ser (W esen)
excepción a la regla.
como objeto (O b je k t). Según^Platón, la opinión
17 tiene como objeto (O b jek t) sólo a las cosas íns-
constant.es y por esto ella m ism a es el ?aber_in­
La ^eleva£Í¿i'L_de-4ft---iiiateria._ji^ eníid ¡i r! ( We- constante y v ariab le; n a d a m ás que opinión.
sertheit) divina es de inm ediato a la vez ele­ P a r a el músico, el ser (W esen ) de la m úsica es
vación de la r a z a n &e n t id a d - (W esenheit) di­ el ser (W esen) suprem o y por esto es el oído
v in a . Lo que el te ísta niega de Dios m ediante el órgano suprem o: p re fe rirá p erder los ojos
a im aginación debido a anhelo de sentim iento que los oídos. El n a tu ra lista , en cambio, p re fe ri­
o debido al deseo de una bienaventuranza ili­ rá p erd er los oídos que los ojos porque su obje­
87
tivo (o b jektives W esen) es la luz. Si divinizo el losofía desde los objetos (G egenstande) del pen­
sonido divinizo el oído. P o r tanto, si digo como s a r al yo pienso. ¿ Qué es la luz, en cuanto aer
el p a n te ís ta : la divinidad o, lo que es lo mismo, oue ilum ina y alum bra, en cuanto objeto (O b­
el ser absoluto (absolute W esen), la verdad y je k t) de la óptica, sin el 030? N ada. Y h a sta
racional (V e rn u n ftw e se n ) y, de este modo, sólo aquí llegan las ciencias n atu rales. P ero sigue
es objeto (G egenstand) para la razón, entonces preguntando la filo so fía: ¿qué es el ojo sin la
defino a Dios como una cosa racional o ser conciencia? N ada tam poco. Si veo sin conciencia
racional (V ern u n ftio esen ) y, de ese modo, sólo o no veo, es idéntico. Sólo la conciencia del ver
indirectam ente enuncio la absoluta verdad y es la realidad del ver o el ver r e a l . ¿P ero por
realidad de la^ razón. Y de aquí que sea necesa­ qué crees que existe algo fu e ra de ti? Porque
rio que la razón vuelva a sí m ism a, que inv ierta tú ves, oyes o sientes algo. P o r tanto, este algo
este autorreconocim iento invertido, el cual se sólo es algo real, un objeto (O bjekt) real, en
enuncia directam ente como la verdad absoluta, cuanto objeto (O b jek t) de la conciencia y, por
y venga a s e r inm ediatam ente, sin que se in te r­ consiguiente, la conciencia es la realidad abso­
ponga objeto (O b jek t) alguno, su propio obje­ lu ta la m edida de toda existencia. Todo lo que
to (O b jek t) como verdad absoluta. E l pan teísta es. es sólo como existente (seiend) p a ra la con­
dice lo m ism o que el id ealista: sólo que aquél ciencia, como consciente (B e w u sste ), pues solo
expresa su b jetiv a o idealistam ente. E l pan teís­ ser consciente (B eivusstsein) es ser (S e in ). Asi
mo tiene su idealism o en el objeto (G egenstand) se realiza en el idealism o la sencia (W esen) de
(nada existe fu e ra de la substancia, fu e ra de la teología, se realiza en el yo, en la conciencia,
Dios, todas las cosas sólo son determ inaciones la esencia (W esen) de Dios. Sin Dios n ad a pue-
de D ios), el idealista tiene su panteísm o en el de se>' nada puede ser p e n sad o ; lo que significa
yo (nada existe fu era del yo, todas las cosas en el sentido del idealism o que todo es sólo en
solo existen como objeto [O bjekt] del yo). P e ­ cuanto objeto (G egenstand) real o posible de la
ro, sin em bargo, el idealismo es la verdad del conciencia; ser (S e in ) significa ser (S ein ) ob­
panteísm o, pues Dios o la substancia es el ob­ jeto (G e g e n s ta n d ) y, po r tanto, presupone la
jeto (O b jek t) exclusivo de la razón, del yo, del conciencia. L as cosas, el m undo en general, son
ser (W esen) pensante. Si no creo ni pienso ab­ una obra, un producto del ser (W esen) absolu­
solutam ente a ningún Dios, entonces tam poco to de D ios; pero este ser (W esen) absoluto es
tengo D ios: él es para m í sólo m ediante mí', un vo, un ser (W esen ) consciente y pensante
p a ra la razón, sólo m ediante la razón. P o r ta n ­ y, por tan to , el m undo, como lo dice excelente­
to, el a priori^ el ser (W esen) prim ero, no es el m ente D escartes desde el punto de v ista del
ser pensado sino el ser (W esen) pensante, no teísmo, es un ens rationis divinae ,'3 una cosa
el objeto (O b jek t) sino el sujeto. Con la m ism a pensada, un fan ta sm a de Dios. Pero en el teís­
necesidad con que las ciencias n atu rales se re ­
m ontaron desde la luz al ojo, se rem ontó la fi­ s Un ente de razón divina. En latín en el original.
88 89
mo, en la teología, esta m ism a cosa pensada es npr0 va no es una cosa para el em pirism o, pues
de nuevo solo una vaga representación. P o r con­ ñara el em pirism o sólo son cosas las cosas em ­
siguiente, si realizam os esta representación si píricas y reales. La m ate ria es la única m ateria
llevamos a cabo prácticam ente, por así decirlo Sp su Pensar y por esto ya no tiene m ateriales
lo que sólo es teo ría en el teísmo, entonces tene­ nara D io s: Dios es, pero p a ra nosotros el es una
mos al m undo como producto del yo (F ich te) o tabula rasa,- un ser (W esen ) vacio, un m ero
(por lo menos ta l como se nos aparece, ta l co­ p e n s a m ie n t o . Dios (Dios t a l como lo rep resen ta­
mo lo vemos) _como una obra o producto de mos y pensam os) es nuestro yo, nuestro enten­
n u estra m tuición, de nuestro entendim iento dimiento, nuestro ser (W e se n ), pero este Dios
(K a n t). La n atu raleza es derivada de las leyes es sólo una aparición de nosotros para nosoti
de la posibilidad en general”. “El entendim ien­ m ism os y no Dios en sí. K a n t es el idealismo
to no saca sus leyes (a priori) de la naturaleza, todavía preso en el teísm o. Sucede a menudo que
sino se las prescribe a é sta” . El idealism o k a n ­ desde hace mucho tiem po estam os libres de una
tiano, en el que las cosas se rigen según el enten­ cosa, de una doctrina, de una idea prácticam en­
dim iento y no el entendim iento según las cosas, te pero no obstante aún no lo estam os en la ca­
no es, por consiguiente, sino la realización de lá beza ; esta idea ya no es verdad en nuestro ser
íepresentación teológica del entendim iento divi­ (W esen) (quizá nunca lo h a y a sido), pero to d a­
no el cual no es determ inado por las cosas sino vía es una verdad teórica, es decir, un lim ite de
que, por el contrario, las determ ina. ¡ Cuán in ­ nuestro espíritu. Como la cabeza tom a la cosa
sensato es. por consiguiente, reconocer como m ás o fondo, es la últim a en liberarse. L a li­
una verdad divina al idealismo del cielo, vale b e rta d teórica, por lo m enos en m uchas cosas,
aecir, al idealism o de la imaginación, pero r e ­ e s la últim a libertad. Cuántos son republicanos
chazar como un e rro r hum ano al idealism o de de corazón y de convicción pero cuya cabeza no
-a tie rra , vale decir, al idealismo de la razón! logra sobrepasar la m o n arq u ía: su coiazon re ­
n ^ - 6ga al idealism o> niegúese tam bién a publicano n a u fra g a en las objeciones y dificul­
' |] 910S es soI° el a u to r del idealism o! ¡Si tades que le hace el entendim iento. Asi ocurre
no se quiere las consecuencias, no se quiera ta m ­ tam bién con el teísm o de K ant. K a n t ha realiza­
poco el principio; El idealismo no es sino el do y negado a la teología en la moral, al ser di­
teísmo racional o racionalizado. Pero el idealis­ vino (W esen) en la voluntad. L a voluntad p a ra
mo kantiano es a ú n un idealismo lim itado; el K a n t es el ser (W esen) verdadero, original, e
idealismo desde el punto de vista del em pirism o. incondicionado, el ser (W esen) que principia
P a ra el em pirism o, a consecuencia de las expli­ por sí mismo. K an t reivindica de hecho, por con­
caciones dadas m ás a rrib a , Dios ya no es m ás siguiente, p a ra la voluntad, los predicados de la
que un ser (W esen ) en la representación, en la divinidad, de allí que su teísm o ya no tenga sino
teoría (teoría en el mal sentido corriente) pero
no en realidad y v e rd a d ; Dios es una cosa en sí, REn latín en el original.

90 91
nhstracto como ser (W esen) divino, como ser
kJ de u« lím ite teórico. El K a n t li­ (W esen) absoluto. L a definición que D escartes
berado de la lim itación del teísm o, es Fichte. el da de sí m ism o en cuanto espíritu, m i s r (
M esías de la razón especulativa” . F itche es el .en) consiste únicam ente en q i i e yo pienso, es
idealism o kantiano pero desde el punto de vista la definición de sí m ism a de la filosofía
del idealismo. Solo desde el punto de vista em na L a v o lu n ta d del idealism o k an tian o y fich-
Pírico, según Fichte, es que hay un D ioI distinTó teano es ella m ism a un puro ser (W esen ) de
Je nosotros, un Dios existente fu e ra de noso­ entendim iento y la intuición ia que Schelhng,
tro s pero en verdad, desde el punto de vista del en oposición a F ichte, unió al entendim iento es
jdea.ism o, la cosa en si, Dios (pues Dios es la sólo fan ta sía , no es verdad y, por tan to , no e-
v erd ad era cosa en sí) sólo es el yo en sí, esto es
ne al caso.
F
* uuera
e ra del vn no hayinDios
* viduo’
a lg u nde>
o : yo empírico L a filosofía m oderna p artió de la teología;
del yo “N uestra re
ella m ism a no es sino la teología disuelta y tra n s ­
Pero,-el form ada en filosofía. De allí que la esencia (W e ­
ra ít - ™,M rea,lz!‘™ n *1 teísm o abs-
racrn y form al, del monoteísm o, pero no del sen) a b stra c ta y trascendente de ^ Z » ) de l a -
teísm o religioso, m aterial y lleno de contenido ser realizada y suprim ida (aufgehoben) de m
ñera abstracta y trascendente. P a r a tra n s ,
ímo • absoluto
Í S S « » Tdel
! aJidealism
earizaci6n sól° es elEnidealis-
o hegeliano otros m ar a Dios en la razón, la razón m ism a tem a
térm in o s: F ichte sólo ha realizado ai Dios del que adoptar la consistencia de
panteísm o, en la m edida en que es un ser (W e sen) a b stra cta y divina. Los sentidos, dice Des
sen) pensante, pero no en la m edida en que es cartes, no dan n in guna verdadera realidad
, (W esen ) extenso y m aterial. Fichte es ningún ser (W esen ) ni certeza: solo da verdad
el entendim iento ab straído de los sentidos.^ ¿D
teísta? 1Sta: HegeI’ 61 WeaIismo P ^ - dónde viene esta escisión entre el entendim iento
y lo s sentidos? Sólo de la teología. Dios no es un
18 ser (W esen) sensible, antes bien el es ]a nega-
ción de todas las determ inaciones de la sens,\ 0'
lidad, sólo es conocido m ediante la abstracció
L a filosofía m oderna ha realizado y suprim i­
de la sensibilidad, pero el es Dios, vale decir e
do (aufgehoben) al ser (W esen ) divino sepa- m ás verdadero, el m as real y el m as cierto d
/ d e l h d,s*lnguldo de Ia sensibilidad, del mundo todos los seres (W e se n ). ¿De donde, pues¡ debe­
ZÓn V pqn 6 ~ P e r ° * 6 '? e l * * * * * * * e n Ia ría venir la verdad a los sentidos a los senüdos
j ’. eso. Ten una razón igualm ente separada que han nacido ateos? Dios es el ser (W esen)
V distinguida de la sensibilidad, del mundo y del cuya existencia no se deja se p ara r de la esen­
7 J í \ L0 que ST Íñca que la filosofía m oder cia (W e se n ), del concepto; el ser (W esen ) que
m iento ^ a ,comprCiljai*.°/a divinidad del entendi­ no puede ser pensado de o tra m anera que como
m iento y ha leconocido sólo al entendim iento
92 93
que es a la vez negación y negación sin contra­
existente. D escartes tra n sfo rm a a este ser (W e ­
sen) objetivo en un ser (W esen) subjetivo, a la dicción de ella.
prueba ontológica en una prueba psicológica,
al cogitatur deus ergo est en cogito ergo s u m 7
21
(Dios se piensa, luego él existe en pienso, luego L a contradicción de la filosofía m oderna, del
existo). Así como en Dios no se puede se p a ra r el panteísm o en p a rtic u la r, la que es la n 9
ser (S ein ) del pensarse, en mí — en cuanto es­ de la teología desde el punto de vista de la teo-
píritu , el cual por cierto es mi ser (W esen) — loaía o la negación de la teología que es de nue.io
tam poco se puede se p a ra r el ser (S ein ) del pen­ K g í a esta contradicción « .r a c le m a e s p r n ^
s a r y, al igual que en Dios, esta inseparabilidad
constituye tam bién aquí el ser (W esen ). Un ser m ente a la filosofía hegeliana (W esen)
El ser (W esen) inm aterial, el ser (W esen;
(W esen) que sólo existe (lo mismo da si existe como puro objeto (O b jek t) del entendim iento
en sí o p a ra m í) en cuanto pensado, en cuanto puro ser (W esen) del entendim iento es; para^ a
objeto (G egenstand) de la abstracción de toda filosofía m oderna y tam bién p a ra la hegeliana,
sensibilidad, se realiza y subjetiviza necesaria­ únicam ente ef ser ? * « « > . verdadero y absolu
m ente tam bién sólo en un ser (W esen) que sólo to • Dios Incluso la m ateria, a la que bpm oza
existe como ser (W esen) pensante cuya esencia- convierte en un a trib u to de la s u b s t a n c i a ^ i v m a
lidad (W esen h eit) sólo es el p ensar abstracto. es una cosa m etafísica, un puro ser (W esen)
del entendim iento, pues se le h a quitad° la. de­
19 term inación esencial d e l a m a t e r i a q u e l a d i s t i n
L a culm inación de la filosofía m oderna es la gue del entendim iento de la a c tm d a d p e n ^ ^ .^ .
filosofía hegeliana. De aquí que la necesidad y la determ inación de ser u n ser ( v • „ ' , ¡ _
la justifica ció n históricas de la filosofía mo­ Pero Hegel se distingue de la fílosofta ante
derna se vinculan principalm ente a la crítica de en que determ ina de otro modo la relación e n tr
Hegel. el ser (W esen) m aterial, sensible y el ser (W
sen) inm aterial. Los filósofos y teo ^
20 riores a Hegel pensaban al ser (W esel) verda
dero y d iv iío como un ser (W esen) desligado
Dado su origen histórico, la nueva filosofía y liberado de la n atu raleza, como un ser• (
tiene la m ism a tarea y la m ism a posición res­ sen) per s e s desligado y liberado de la sensibi­
pecto a la filo so fía anterior que la que tuvo ésta lidad o m a te ria ; sólo colocaban en ellos mis
respecto a la teología. La nueva filosofía es la el esfuerzo y el tra b a jo de la abstracción y ema
realización de la filosofía hegeliana, de la filo­ cipación de lo sensible p a ra llegar a lo que en
sofía a n te rio r en general, pero una realización
8 En latín en el original.
7 En latín en el original.
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94
sí mismo es libre de ello. E n este ser libre (F rei- natu raleza corrom pida por el pecado original.
sein) colocaban la beatitud del ser (W esen) di­ C i e r t a m e n t e , es incorporado en la razón, en el
vino y en este hacerse libre (F reim achen) la yo. en el espíritu, pero es lo no-racional en la
virtu d del ser (W esen ) hum ano. Hegel en cam ­ razón, el no-yo en el yo, su n e g a tiv o ; al igual
bio convirtió esta actividad subjetiva en la au- que en Schelling la n atu ra le z a en Dios es lo no-
toactividad del s e r (W esen ) divino. Dios mismo divino en Dios, está en él fu era de é l; al igual
tiene que som eterse a este tra b a jo y conquistar aue en la filosofía c a rtesian a el cuerpo, aunque
su divinidad m ediante la virtud como los héroes está unido a mí, al espíritu, a p esar de todo esta
del paganism o. Sólo así viene a ser acción y ver­ fuera de mí, no me pertenece, no pertenece a mi
dad, viene a ser libre lo absoluto respecto a la esencia (W esen) y, por ta n to , es indiferente si
m ateria, la cual, a p a rte de eso, es sólo p resu ­ e s t á unido a mí o no lo está. L a m ate ria perm a­
posición, sólo representación. Pero esta autolibe- nece en contradicción con el ser (W esen) que
racion de la m ate ria sólo puede ser colocada en ha sido presupuesto p o r la filosofía como v e r­
Dios si al m ism o tiem po la m ateria es colocada dadero ser (W esen).
en el. ¿P ero cómo puede ser colocada en él? La m ateria, por cierto, está puesta en D s,
Sólo que él m ism o la coloque. Pero en Dios sólo vale decir, está puesta como Dios y poner a la
esta Dios. P o r tanto, sólo que él mism o se colo­ m ate ria como Dios equivale a d e c ir; no hay
que a si mismo como m ateria, como no-Dios, co­ D ios; equivale por ta n to a su p rim ir (aufheben)
mo lo otro de él. P o r tanto, la m ateria no es nin­ la teología y reconocer la verdad del m ate ria ­
gún contrario presupuesto de m an era incom ­ lismo. P ero no obstante aú n está presupuesta
prensible al yo, al e s p íritu : ella es la autoaliena- a la vez la verdad del ser (W esen) de la teolo­
cion (Selbstentáusserung) del espíritu. Con eso gía. P o r consiguiente, el ateísm o, la negación de
adquiere la m ate ria m ism a espíritu y entendi­ la teología, es negada de nuevo, vale decir, la
m iento, es incorporada en el ser (W esen ) abso­ teología es re sta u ra d a p o r la filosofía. Dios es
luto como un m om ento de vida, de form ación Dios sólo porque su p e ra y niega a la m ateria,
y de d e sarro llo ; pero al mismo tiem po es puesta a la negación de Dios. Y sólo la negación de la
como un ser (W esen ) nulo y no verdadero, ya negación es verd ad era posicion, según Hegel.
que se enuncia como el ser (W esen) en su p er­ P o r consiguiente, al fin al nos encontram os en
fección, en su v erdadera fig u ra y form a, sólo el donde partim os al com ienzo: en el seno de la
ser (W esen) que se produce de esta alienación teología cristiana. Así, en el principio suprem o
(E n ta u sse ru n g ), vale decir, que se despoja de de la filosofía hegeliana tenem os ya el principio
la m ateria, de la sensibilidad, Lo n a tu ra l, lo m a­ y el resultado de su filosofía de la religión, a
terial, lo sensible (pero no lo sensible en el sen­ saber, que la filosofía no suprim e (aufhebe) a
tido común y m oral, sino en el sentido m etafí- los dogmas de la teología sino que sólo los_ re s­
sico ), es por ta n to aquí tam bién lo que hay que ta u ra por la negación (N egation) del racio n a­
negar al igual que en la teología se niega la lismo, sólo los m ediatiza. E l m isterio de la dia-
96 97
léctica hegeliana consiste a fin de cuenta sólo 22
en lo siguiente: niega a la teología por la filo­
sofía y después niega de nuevo a la filosofía por Así como la esencia J W e s e n ) _ divina..no es_
la teología. L a teología constituye el comienzo y otra cosa aue la esencia (W esen) j M hom bre
el fin, en el medio se encuentra la filosofía, co­ liberada del lím ite de la n a tu ra le z a ,asim ism o la
mo negación de la p rim era posición, pero la ne­ esencia (W esen) del idealism o absoluto no es
gación de la negación es la teología. Al comien­ m ás que la esencia (W esen ) del idealismo su b je­
zo todo es echado abajo pero luego todo es vuel­ tivo liberada del lím ite de la subjetividad y pre­
to a colocar en su antiguo sitio, como en Des­ cisam ente del lím ite racional, vale decir, de la
cartes. La filosofía hegeliana es el últim o y sensibilidad u objetividad en general. P o r eso,
grandioso in tento p a ra re s ta u ra r al cristianism o la filosofía hegeliana se puede d erivar inm edia­
perdido e ido a pique, m ediante la filosofía, y tam ente del idealism o k an tiano y fichteano.
efsto, como generalm ente ocurre en los tiem pos K a n t dice: “ Si consideram os, como es justo, a
m odernos, identificando la negación del c ristia ­ los objetos (G egenstdnde) de los sentidos.^ como
nismo con el cristianism o m ism o. La ensalzada m eros fenóm enos, al m ism o tiem po adm itim os
identidad especulativa del espíritu y la m ateria con ello, no obstante, que tienen po r fundam en­
ele lo infin ito y lo finito, de lo divino y lo h u ­ to una cosa en sí m ism a, aunque no^ conozcamos
mano, no es m ás que la contradicción fa ta l de cómo esta m ism a cosa esté constituida en si
los tiem pos m odernos — la identidad de la fe y m ism a sino sólo su fenóm eno, es decir, el modo
la fa lta de fe, de la teología y la filosofía, de la como son afectados n u estro s sentidos por este
religión y el ateísm o, del cristianism o y del p a ­ algo desconocido. P o r consiguiente, el en ten d i­
ganism o, en su m ás a lta cima, en la cim a de la m iento, precisam ente porque aprehende fen ó ­
m etafísica. E n Hegel, esta contradicción es sus­ menos, reconoce tam bién la existencia de cosas
tra íd a de la v ista y oscurecida sólo porque con­ en sí m ism as; y podemos decir, por tan to , que
vierte a la negación de Dios, al ateísm o, en una la representación de tales seres (W esen ), fu n ­
determ inación objetiva de Dios, porque Dios es dam ento subyacente de los fenóm enos y p o r ta n ­
determ inado como un proceso y el ateísm o como to, m eros seres (W esen ) del entendim iento, no
un m om ento de este proceso. Pero, así como la sólo sería adm isible sino tam bién inevitable .
fe re s ta u ia d a desde la fa lta de fe no es una Los objetos (G egenstdnde) de los sentidos, de la
fe verdadera, pues siem pre está afectada de su experiencia son, pues, p a ra el entendim iento
contrario, así tam bién ocurre con el Dios que se m ero fenóm eno, no son nin g u n a verdad; no sa ­
i estau ra desde su negación: no es un Dios ver­ tisfacen, por consiguiente, al entendim iento, v a­
dadero. A ntes bien, es un Dios contradictorio le decir, no corresponden a su esencia (W esen ).
consigo mismo, un Dios ateo. E n consecuencia, el entendim iento no está lim ita­
do en modo alguno en su esencia (W esen) por la
consecuencia, el entendim iento no está lim itado
98 99
cia (W esen ). P ero el sujeto, que ya no tiene
en modo alguno en su esencia (W esen) por la ninguna cosa fu e ra de él y, por consiguiente,
sensibilidad, de lo co ntrario no to m a ría a las ningún lím ite en él, y a no es sujeto “fin ito ” (ya
cosas sensibles po r fenóm enos sino por la v e r­ no es el yo, al cual se le e n fre n ta un objeto (Ob­
dad pura. Lo que no me satisface tam poco me je k t) : es el ser (W esen ) absoluto, cuya expre­
lim ita ni restrin g e. ¡Y no obstante, los seres sión teológica o p opular es la p alab ra Dios. C ier­
(W esen) del entendim iento se dice que no son tam ente, es el mism o sujeto, el mismo yo que
objetos (O bjekte)' reales p a ra el entendim iento! en el idealismo subjetivo, pero sin lím ites; es el
La filosofía k a n tia n a es la contradicción en tre yo que tam poco parece ser y a por eso un yo, un
sujeto y objeto (O b je k t), esencia (W esen ) y ser (W esen) subjetivo, y por esta razón tam po­
existencia, pensar y ser (S ein ). La esencia (W e ­ co se sigue llam ando yo.
sen) recae aquí en el entendim iento; la existen­
cia en los sentidos. L a existencia sin esencia
(W esen) es m ero fenóm eno (tales son las cosas 23
sensibles) , la esencia (W esen) sin existencia es
m e m pensam iento (tales son los seres del en­ L a filosofía hegeliana es el idealismo_ in ve r­
tendim iento (V ersta n d esw esen ), los noum ena) ; tido, el idealism o teológico, como la filosofía
son pensados pero les falta la existencia, por lo spinozista es el m aterialism o teológico; ella na
menos la existencia p a ra nosotros, la objetivi­ colocado a la esencia (W esen ) del yo fu era del
dad (O b je k tiv ita t) ; son las cosas en sí, las cosas yo, la h a señarado del yo, la h a objetivado como
verdaderas, pero no son cosas reales y, en con­ substancia, ’ como Dios, pero ha predicado de
secuencia, tam poco son cosas p a ra el entendi­ nuevo (por tan to , indirecta e invertidam ente)
m iento, es decir, no son cosas determ inables y la divinidad del yo, pero por este la h a conver­
cognoscibles por el entendim iento. Pero, ¡qué tido, como hizo Spinoza con la m ateria,_en un
contradicción s e p a ra r la verdad de la realidad, atributo o fo rm a de la substancia divina: la
la realidad de la verdad! De aquí que, si su p ri­ conciencia que el hom bre tiene de Dios es la
mimos (a u fh eb en ) esta contradicción, tenem os conciencia que Dios tiene de sí m ism o. Lo que
la filosofía de la identidad, en la que los obje­ quiere decir lo sig u ien te: el ser (W esen) p e rte ­
tos (o b jekte) del entendim iento, las cosas pen­ nece a Dios, el sab er pertenece al hom bre. Pero,
sadas en cuanto son verdaderas, son tam bién en Hegel, la esencia (W esen ) de Dios, en efec­
las cosas reales, en la que la esencia (W esen ) y to, no es o tra cosa sino la esencia (W esen) del
la consistencia del objeto (O b jekt) del en ten ­ pensar o el p en sar abstraído del yo, del pensan­
dim iento corresponden a la esencia (W esen ) te. La filosofía hegeliana h a convertido al p en ­
y a la consistencia del entendim iento o sujeto, sar, al ser (W esen) subjetivo, por tan to , pero
y en la que, por consiguiente, el sujeto y a no pensado sin sujeto, y por consiguiente, al ser
esta lim itado y condicionado por una m ate ria (W esen) representado como un ser (W esen)
existente fu era de él y que contradice a su esen­
101
100
(en tfre m d et) la filosofía absoluta al hom bre
distinto del sujeto, en el ser (W esen ) divino y
su propia esencia (W esen ), su propia actividad.
absoluto.
P o r eso, el m isterio de la filosofía “absoluta” De allí la violencia y la to rtu ra que ella m f íge
es el m isterio de la teología. A sim ism o como la a nuestro espíritu. A lo que es nuestro no debe­
teología convierte las determ inaciones del hom­ mos pensarlo como nuestro, debemos h a c er abs­
bre en determ inaciones divinas, despojándolas de tracción de la determ inación en la cual algo es
lo que es, vale decir, debemos p ensar o despro­
aquella determ inación en la cual ellas son lo
visto de sentido, debemos tom arlo en el no-senti-
que son, asim ism o procede tam bién la filosofía
do de lo absoluto. E l no-sentido es la esencia
absoluta. “ H ay que suponer a cada uno el pen­
(W esen) suprem a de la teología, ta n to de la
s a r de la razón, p a ra pensarla como absoluta y,
por consiguiente, p a ra llegar al punto de vista o rd in aria como de la especulativa.
que exijo, debe ser abstraída del pensante. P a ­ Lo que Hegel censura a la filosofía de Fichte,
r a aquel que h ag a la abstracción, la razón deja que todos creen te n e r en sí al yo, que se recu er­
de ser inm ediatam ente algo subjetivo-, y tam ­ dan de sí, v no obstante, no encuentran en si al
poco puede ser pensada ella m ism a corno algo vo. vale p a ra la filosofía especulativa en gene­
objetivo, pues algo objetivo o pensado sólo se ral E lla tom a a casi todas las cosas en un sen­
hace posible en oposición a algo pensante del tido en el cual éstas ya no se reconocen. Y la
cual se hace abstracción aquí completam ente', causa de este m al es justam ente la teología El
po r tanto, m ediante aquella abstracción, la r a ­ ser (W esen) divino, el ser (W esen) absoluto,
zón se hace el verdadero en sí, el cual recae ju s­ debe distinguirse de los seres (W esen) finitos,
tam en te en el punto de indiferencia de lo sub­ vale decir, de los seres (W esen) reales. Pero
jetivo y lo objetivo” . Schelling. Asim ism o es en p a ra lo absoluto no tenem os otras determ inacio­
Hegel. E l p e n sar despojado de su determ inación nes sino ju stam en te las de las cosas reales, sean
en la que hay pensar, actividad de la su b jetivi­ ellas natu rales o hum anas. ¿De qué modo pues,
se tra n sfo rm a n estas determ inaciones en d eter­
dad, es la esencia (W esen) de la Lógica hege­
m inaciones de lo absoluto? Sólo tom ándolas en
liana. La te rc e ra p a rte de la Lógica es la lógica
un sentido diferen te que es su sentido real, vale
su b jetiva e incluso así se titu la expresam ente, y
decir, en un sentido com pletam ente trastro cad o .
no obstante las form as de la subjetividad, que
Todo’lo que e stá en lo finito, está en lo absoluto,
son el objeto (G egenstand) de dicha lógica, no
pero en lo absoluto todo es com pletam ente dis­
deben ser subjetivas. E l concepto, el juicio, la
tinto que en lo finito, allá valen leyes distintas
conclusión, y h a s ta las form as p a rticu lares de la
de las n u e s tr a s ; allá es razón y sabiduría, lo que
conclusión y del juicio, como el juicio problem á­
es puro d isp arate e n tre nosotros. De allí la ar­
tico y el juicio asertórico, no son conceptos, ju i­ b itr a r ie d a d ilim itada de la especulación que u ti­
cios y conclusiones nuestras, no, son form as liza el nom bre de una cosa sin d e ja r valer el
objetivas, existentes en sí v p a ra sí. fo rm as ab­ concepto que está unido a este nom bre. La espe­
solutas. ¡A sí e n ajen a (entdussert) y hace extra-
103
102
culación excusa esta a rb itra rie d a d suya dicien­ pen sar o la razón es el ser (W esen) absoluto, el
do que escoge p a ra sus conceptos nom bres del compendio de toda verdad y realidad, de que no
idioma a los cuales la “conciencia común” aso­ hay oposición en la razón, de que antes bien la
cia representaciones que tienen una sem ejanza razón es todo, así como en la teología e stric ta
rem ota con estos conceptos. P o r tan to , echa la Dios es todo, vale decir, todo lo esencial y lo
culpa al lenguaje. P ero la culpa yace en la cosa, verdaderam nte existente (Seiende). P ero un
en el principio m ism o de la especulación. La ser (S ein ) que no es d istinto del pensar, un ser
contradicción e n tre el nom bre y la cosa, en tre (S ein ) que sólo es un predicado o una determ i­
la representación y el concepto de la especula­ nación de la razón es sólo un ser (S ein ) pensado
ción, no es m ás que la vieja contradicción teo­ abstracto, pero en verdad no es un ser (S e in ).
lógica en tre las determ inaciones del ser (W e ­ P o r tanto, la identidad de pensar y ser (S ein )
sen) divino y las determ inaciones del ser (W e ­ expresa solam ente la identidad de pensar con­
sen) hum ano, determ inaciones que, respecto al sigo mismo. Lo que significa que el p ensar abso­
hom bre, son tom adas en el sentido real p ro p ia­ luto no llega al ser (S e in ) n i alejándose de sí ni
m ente dicho, pero respecto a Dios son tom adas saliendo de sí. Ser (S e in ) queda un m ás allá.
en un sentido solam ente simbólico o analógico. L a filosofía absoluta h a convertido, por cierto,
Sin duda, la filosofía no ha de preocuparse por el m ás allá de la teología en el más acá, pero en
las representaciones que el uso corriente o el cambio nos ha tra n sfo rm ad o el más acá del
abuso asocia a un nom bre, pero ella ha de a te ­ mundo real en el m ás allá.
nerse a la n atu ra le z a determ inada de las cosas, D istinguiéndolo de sí m ism o, determ inado co­
cuyos signos son nom bres. mo actividad de m ediación, el pensar de la fi­
losofía especulativa o absoluta determ ina a l s e r
(S ein ) como lo inm ediato, como lo no-m ediati-
24 _ zado. Para el pensar (al menos p a ra el p en sar
La identidad de pensar y ser (S e in ), punto que tenem os aquí an te nosotros) el ser (S ein )
clave de la filo so fía de la identidad, no es m ás no es más que esto. E l p en sar coloca fre n te a
que una consecuencia necesaria y una elabora­ sí al ser (S ein ), pero lo coloca dentro de sí m is­
ción del concepto de Dios entendido como el ser mo, suprim iendo (aufheben) así inm ediatam en­
(W esen) cuyo concepto o esencia (W esen ) con­ te y sin dificultad la oposición en tre el ser
tiene el ser (S ein ). La filosofía especulativa so­ (S ein ) y el p ensar m ism o, pues el ser (S ein )
lam ente ha generalizado, solam ente ha hecho como oposición del p en sar en el pensar, el m is­
propiedad del pensar, del concepto en gneral, lo mo no es o tra cosa que un pensam iento. Si el
que la teología hacía propiedad exclusiva del ser (S ein ) no es m ás que lo inm ediato, si la in­
concepto de Dios. P o r tanto, la identidad de m ediatez por sí sola constituye su diferencia
pensar y ser (S ein ) es sólo la expresión de la del pensar, cuán fácil es dem ostrar que la de­
divinidad de la razión, la expresión de que el term inación de la inm ediatez y, por tan to , el

104 105
ser (S e in ), corresponde tam bién al pensar. Si sta n d ), entonces no puedo pedir consejo a m í
una m era determ inación de pensam iento cons­ solo, tengo que escuchar testigos distintos de
titu y e la esencia (W esen) del ser (S e in ), ¿cómo mí. E stos testigos distintos de m í en cuanto pen­
podría h a b e r diferencia e n tre el ser (S ein ) y sante son los sentidos. Ser (S ein ) es algo en lo
el pensar? cual participan no sólo yo sino tam bién los
otros, y an te todo tam bién el objeto (G egen­
25 stand) mismo. Ser (S ein ) significa ser (Sein)
sujeto, significa ser (Sein) para sí. Y realm en­
La prueba de que algo existe sólo tiene el te no es lo mismo si soy sujeto o sólo objeto
sentido de que este algo no es algo solam ente (O b jek t), si soy un ser (W esen) p a ra m í m is­
pensado. P ero esta prueba no puede ser sacada mo sólo un ser (W esen) p a ra otro ser (W e ­
del pensar m ism o. Si el ser (S e in ) debe agre­ sen), vale decir, sólo un pensam iento. Si soy un
g arse _a un objeto (O b jekt) del pensar, tiene mero objeto (O b jek t) de la representación, si
que añadirse al p ensar algo distinto del pensar en consecuencia ya no soy yo mismo, como ocu­
m ismo.
r re con el hom bre después de la m uerte, enton­
El ejem plo de la diferencia e n tre cien taleros ces tengo que a g u a n ta r todo, entonces el otro
en la representación y cien taleros en la rea li­ podrá hacer una im agen m ía que será una ver­
dad, ejem plo escogido por K an t en la crítica de dadera c a ric a tu ra sin que yo pueda p ro testar.
la prueba ontológica p a ra ilu s tra r la diferencia Pero si aún existo realm ente puedo c o n tra ria r­
e n tre el p en sar y el ser (S ein ), pero escarnecido lo, puedo hacerle se n tir y probar que hay una
por Hegel, es en lo esencial exactísim o. Pues a diferencia rem otísim a en tre yo, como soy en su
los unos los tengo sólo en la cabeza pero a los im aginación, y yo, como soy en realidad, y por
otros los tengo en las m anos; aquéllos están allí tanto, e n tre yo como soy objeto ( O b jekt) de él,
sólo para m í pero éstos están allí tam bién p a ra y yo como soy sujeto. E n el pensar, soy sujeto
o tros: pueden se r sentidos y vistos. P ero sólo absoluto, dejo que todo valga como objeto ( Ob­
existe aquello que existe a la vez p a ra mí y je k t) o predicado mío, dejo que todo valga sólo
p a ra los otros, aquello en lo cual concordamos como objeto (O b jek t) o predicado del pensante,
yo y el otro, aquello que no sólo es mío, aquello soy in to lera n te ; en la actividad de los sentidos,
que es general. en cambio, soy liberal, dejo que el objeto (Ge­
E n el p e n sar en cuanto tal me encuentro en genstand) sea lo que yo mismo soy: sujeto, ser
identidad conmigo mismo, soy señor absoluto, (W esen) efectivo que actúa por sí m ism o. Sólo
nada allí me contradice, allí soy juez y p a rte al los sentidos, sólo la intuición, me da algo como
mismo tiem po, y por consiguiente, ailí no hay sujeto.
distinción c rítica en tre el objeto (G egenstand)
y mis pensam ientos de él. P ero si se tr a ta ú ni­
cam ente del ser (S ein ) de un objeto (Gegen-
106 107
26
objetividad (O b jek tiv itd t). Todas estas deter­
U n ser (W esen) solam ente pensante, y que
m inaciones o nom bres expresan, aunque desde
adem ás piensa sólo abstractam ente, no tiene de
distintos puntos de vista, una y la m ism a cosa.
ningún modo representación del ser (S e in ), de
Ser (S e in ) in abstracto,9 ser (S e in ) sin objeti­
la existencia, de la realidad. S e r (S ein ) es el li­
vidad (O b je k tiv itd t), sin efectividad (W irklich ­
m ite del pensar; ser en cuanto ser (S ein ais
k e it), sin ser-para-sí, es indudablem ente nada,
S e in ) no es objeto (G egenstand) de la filosofía,
pero en esta nada expreso solam ente la nihilidad
al m enos de la filosofía abstracta y absoluta.
de esta abstracción mía.
La filosofía especulativa expresa esto m ism o in­
directam ente diciendo que p a ra ella el ser (S ein )
es igual a no-ser — es nada. P ero nada no es 27
objeto (G egenstand) del pensar. E l ser (S ein ) de la Lógica hegeliana es el ser
E l ser (S e in ), como objeto (O b jekt) del pen­ (S ein ) de la antigua m etafísica que es enun­
sar especulativo, es lo m eram ente inm ediato, es­ ciado de todas las cosas ind istin ta m en te ya que,
to es, lo indeterm inado; por tanto, en él nada según ella, todas las cosas coinciden en que ellas
hay para distinguirlo, nada hay para pensar. son. Pero este ser (S ein ) sin distinción es un
Pero el p e n sar especulativo es p a ra sí mismo pensam iento abstracto, un pensam iento sin rea­
la m edida de toda realidad, sólo define como al- lidad. E l ser (S ein ) es tan distin to como las
go aquello en lo cual se en cuentra activado, en cosas que son.
lo cual tiene m aterial p a ra pensar. P a ra el pen­ Se dice, p o r ejemplo, en una M etafísica de la
sa r ab stracto el ser (S e in ), por consiguiente, es escuela de W olff, que Dios, el m undo, el hom ­
nada en sí y p a ra sí mism o ya que es la nada bre, la m esa, el libro, etc., concuerdan en tre sí
del pensam iento, es decir, nada p a ra el pensa­ en que son. Y C h ristian Thom asius dice: “E l
m iento, es lo despojado del pensam iento, nada ser (S e in ) es por doquiera lo m ism o. La esencia
en sí mismo y nada p a ra sí mismo. Pero, preci­ (W esen ) es ta n m últiple como las cosas” . Aho­
sam ente p o r esto, el ser (S ein ) es tam bién, tal ra bien este ser (S ein ) igual por todas partes,
como lo introduce en su dominio la filosofía es­ sin distinción y sin contenido, es tam bién el
peculativa y cuyo concepto reivindica, un puro ser (S ein ) de la Lógica hegeliana. Hegel mismo
fan tasm a, el ser (S ein ) absoluto puesto en con­ observa que la polémica co n tra la identidad de
tradicción con el ser (S e in ) real y con lo que ser (S e in ) y nada sólo proviene de que se a tr i­
el hom bre entiende por ser (S e in ). P o r ser buye al ser (S ein ) un contenido determ inado.
(S e in ) el hom bre entiende, de acuerdo con la Pero, precisam ente, la conciencia del ser (S ein )
cosa real y con la razón, ser-ahí (D asein) ser- está unida siem pre y necesariam ente a un con­
para-sí (F ürsichsein), realidad (R ea litd t) ’exis­ tenido determ inado. Si hago abstracción del con­
tencia (E x is te n z ), efectividad (W irk lic h k e it),
108 9 En latín en el original.
109
tenido del ser (S ein ) y, por tanto, de todo con­ sen). Después de la substracción de todas las
tenido, pues todo es contenido del ser (S e in ), cualidades esenciales (w esentlicken) de las co­
indudablem ente me queda nada, como pensa­ sas el ser (S ein ) es solam ente tu representación
m iento de nada. Y por eso, cuando Hegel re ­ del ser (S ein ) ; un ser (S ein ) fabricado e im a­
procha a la conciencia común que subordine algo ginado, un ser (S ein ) sin la esencia (W esen)
que no pertenece al ser (S e in ), al ser (S e r) en del ser (S ein ).
cuanto objeto (G egenstand) de la Lógica, le cae
m ás bien el reproche a él de que subordina una 28
abstracción sin fundam ento a lo que legítim a y
L a filosofía hegeliana no ha ido m ás allá_de
racionalm ente la conciencia hum ana entiende
la contradicción entre el pensar y el ser (S e in ).
por ser (S e r ). E l ser (S ein ) no es u n concepto
E l ser (S ein ), con el que comienza la Fenom eno­
general separable de las cosas. E s uno con lo
logía, asim ism o como el ser (S ein ) con el que
que es. E s pensable sólo m ediatam ente, pensable
comienza la Lógica, está en contradicción direc­
sólo m ediante los predicados que fu ndam entan
la esencia (W esen ) de una cosa. E l se r (S ein ) tísim a con el ser (S ein ) real.
es la posición de la esencia (W esen ). Lo que es E sta coi^radicción se pone de m anifiesto en
m i esencia (W esen ) es m i ser (S e in ). E l pez la Fenomenología en la form a del “esto” y de
está en el agua pero no se puede se p a ra r su lo “general” , pues lo singular pertenece al ser
esencia (W esen ) de este ser (S e in ). El idioma (S ein ) y lo general al pensar. A hora bien, en
identifica ser (S ein ) y esencia (W e se n ). Sólo la Fenomenología, coinciden “esto” con “ esto”
en la vida hum ana pero tam bién sólo en casos de m anera indiscernible p a ra el pensam iento,
anorm ales y funestos se separa el ser (S ein ) de ¡ pero qué enorm e diferencia hay en tre el “esto” ,
la esencia (W esen ) — acontece que uno donde como objeto (O b jek t) del pensar ab stracto , y el
tiene su ser (S ein ) no tiene su esencia (W esen ), mismo “esto” , como objeto (O b jekt) de la re a li­
pero precisam ente acontece tam bién que uno no dad! P o r ejem plo, esta m u je r es m i m u jer, esta
está sinceram ente con el alm a donde está sola­ casa es m i casa, aunque cada uno, como yo, diga
m ente con el cuerpo. Sólo allí donde está tu co­ de su casa y de su m u je r: esta casa, esta m ujer.
razón, tú eres tu m ism o. Pero a todos los seres P o r tanto, la indiferencia e indistinción del “es­
(W esen) (exceptuando los casos c o n tra n a tu ra ­ to ” lógico son aquí interrum pidas y suprim idas
les) g u sta e s ta r allí donde están y ser lo que (aufgehoben) po r el sentido jurídico. Si d e já ra ­
ellos son, es decir, donde su esencia (W esen) mos valer el “esto” lógico en el derecho n a tu ra l,
no está sep arad a de su ser (S ein ) ni su ser llegaríam os directam ente a la com unidad de los
(S ein ) está separado de su esencia (W esen ). Y bienes y de las m ujeres, donde no hay diferencia
por consiguiente, tú no puedes f ij a r p a ra sí el entre “este” y “aquel” , donde cada uno posee a
ser (S ein ) como algo puram ente idéntico dis­ cada una, o, m ás precisam ente todavía, d irecta­
tinguiéndolo de la diversidad de la esencia (W e- m ente a la supresión (A u fh e b u n g ) de todo de­

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recho, pues el derecho está basado solam ente en mismo algo inefable. Sí, lo inefable. Donde ce­
la realidad de la diferencia del “este” v del san las p alab ras, sólo allí comienza la vida, sólo
“aquel” . allí se revela el m isterio del ser (S e in ). P o r lo
tanto, si inefabilidad es no-racionalidad, enton­
Al comienzo de la Fenom enología tenem os a n ­ ces toda existencia, porque siem pre y sólo es
te nosotros solam ente la contradicción en tre la esta existencia, es no razón. P ero no la es; Aun
palabra, que es general, y la cosa, que es siem­ siendo inefable, la existencia tiene p a ra sí m is­
p re una cosa singular. Y el pensam iento, que
m a sentido y razón.
sólo descansa en la palabra, no supera esta con­
tradicción. P ero así como la p a la b ra no es la
cosa, asim ism o el ser ( sein) enunciado o pen­ 29
sado no es el ser (S ein ) real. Si se contesta que El p en sar que “usurpa a su otro” — pero “lo
en Hegel no se tra ta , como aquí del ser (S ein ) otro del p e n sar” es el ser (S e in )— es el pensar
desde el punto de vista práctico, sino del ser que trasciende su lím ite natural. E l p en sar u su r­
(S ein ) solam ente desde el punto de vista teó­ pa su co n trario sig n ifica: el p en sar reivindica
rico, hay que rep licar entones que este punto para sí, no lo que corresponde al pensar, sino
de v ista está com pletam ente en su sitio. Pues lo que corresponde al ser (S e in ). P ero al ser
la cuestión del ser (S ein ) es ju stam en te una (S ein ) corresponde la singularidad, la in d iv i­
cuestión práctica, una cuestión en la que está dualidad y al pensar la generalidad. P o r tan to ,
com prom etido nuestro ser (S e in ), una cuestión el pensar reivindica para sí la singularidad,
de m uerte y vida. Y si nos asim os firm em ente significa que convierte la negación de la gene­
a nuestro se r (S ein ) en el Derecho, entonces ralidad, la fo rm a esencial de la sensibilidad, la
tam poco querem os dejárnoslo q u ita r por la Ló­ singularidad, en un m om ento del pensar. De
gica. E l ser (S ein ) tiene que ser reconocido tam ­ esta m anera, el p en sar “ ab stracto ” o el concepto
bién por la Lógica si ella no quiere perm anecer abstracto, el cual tiene fu era de sí al ser (S e in ),
en contradicción con el ser (S ein ) real. P o r lo se hace concepto “ concreto” .
demás, el punto de vista práctico (el punto de
vista del com er y del beber) es invocado incluso P ero ¿cómo llega el hom bre a estas u su rp a ­
po r la Fenom enología p a ra r e fu ta r la verdad del ciones del p e n sar en el dominio del se r (S ein ) ?
ser S e in ) sensible, vale decir, la verdad del ser M ediante la teología. E n Dios el ser (S e in ) está
(S ein ) singular. Pero ni ah o ra ni nunca debo unido inm ediatam ente a la esencia (W esen ) o
mi existencia al pan lingüístico o lógico (al pan concepto; la singularidad, form a de la existen­
in a b stra cto ),10 sino siem pre y únicam ente a cia, a la generalidad. El “concepto concreto” es
este pan, al pan “inefable”. E l ser (S e in ), fu n ­ Dios transform ado en concepto. Pero, ¿cómo p a­
dam entado en tales inefabilidades, es por esto sa el hom bre desde el p ensar “a b stra c to ” al
pensar “concreto” o absoluto, cómo p asad a de la
10 En latín en el original. filosofía a la teología? La h isto ria m ism a ha

112 113
dado la resp u esta a esta p reg u n ta en la tr a n ­ eaban á ia bienaventuranza únicam ente en el
sición de la filosofía antigua p agana a la llam a­ alm a. Pero donde el hom bre ya no tie n e nada
da filosofía neo platónica, pues la filosofía neo- fuera de él, busca y encuentra todo dentro de
platónica se distingue de la a n tig u a sólo por el él, ccloca en el sitio del m undo real a l m undo
hecho de que ella es teología m ie n tra s que aqué­ im aginario e inteligible en el cual e stá todo lo
lla es solam ente filosofía. La filosofía antigua que está en el m undo real pero de m anera repre­
ten ía como principio a la razón, a la idea, pero sentada, abstracta. E n los neoplatónicos, incluso
“ la idea no h a sido puesta por P latón y A ristó­ la m ate ria se en cuentra en el m undo in m a te ria l
teles, como lo que contiene a todo”. La filosofía pero ella es allí únicam ente una m a te ria ideal,
a n tig u a dejaba subsistir algo fu e ra del pensar, pensada, im ag in aria. Y donde el hom bre ya no
un residuo, por así decirlo, que no cabía en el tiene ningún ser (W esen) fu era de él, se pone
pensar. L a im agen de este ser (S ein ) fu e ra del en pensam ientos un ser (W esen ), el cual en
p ensar es la m ateria, su b strato de la realidad. cuanto ser (W esen) de pensam iento tien e, sin
La razón ten ía su lím ite en la m ateria. La filo­ em bargo, al mism o tiem po, las propiedades de
sofía a n tig u a vivía todavía en la distinción en­ un ser (W esen) real; el cual es al m ism o tie m ­
tre el p ensar y el ser (S ein ) : el pensar, el espí­ po, en cuanto ser (W esen) no-sensible, un ser
ritu , la idea, no era todavía p a ra ella la reali­ (W esen) sensible; y en cuanto objeto (O b jek t)
dad que todo abarca, vale decir, la realidad ú n i­ teórico es al m ism o tiem po objeto (O b je k t) prác­
ca, exclusiva y absoluta. Los filósofos antiguos tico. E ste ser (W esen) es Dios, el bien suprem o
eran todavía sabios m undanos, fisiólogos, polí­ de los neoplatónicos. Sólo en el ser (W e se n ) es
ticos, zoólogos, en sum a, antropólogos, y no teó­ Dios, el bien suprem o de los neoplatónicos. Sólo
logos o al menos sólo teólogos parciales, y por en eí ser (W esen) se satisface el hom bre. P o r
cierto, precisam ente a causa de esto tam bién, eso, él reem plaza la fa lta de ser (W e se n ) real
todavía eran solam ente antropólogos parciales, por un ser (W esen) ideal, es decir, subordina
y por eso, lim itados y defectuosos. E n cambio, ahora el ser (W esen ) de la realidad, a la que ha
p a ra los neoplatónicos, la m ateria, el m undo renunciado o perdido, a sus representaciones y
m aterial y real en general, ya no es ninguna pensam ientos: la representación y a no es p a ra
instancia, ninguna realidad. P a tria , fam ilia, ne­ él representación sino el objeto (G egenstand)
xos y bienes m undanos en general, a los cuales :mismo, la im agen ya no es im agen sino la cosa
la filosofía p eripatética a n tig u a consideraba m ism a; el pensam iento, la idea, ya no es pensa­
como la bienaventuranza del hom bre, todo esto m iento, idea, sino realidad. P recisam ente por­
es nada p a ra el sabio neoplatónico. C onsidera­ que él ya no se conduce como sujeto_ fre n te a
ban a la m u erte incluso m ejor que la vida cor­ un m undo real, siendo su propio objeto (Ob­
poral, no incluían al cuerpo en su esencia (W e ­ je k t) , se le convierten sus representaciones en
sen ), y separándose de todas las cosas corpora­ objetos (O b jek ten ), en seres (W e se n ), en espí­
les, en sum a de todas las cosas exteriores, colo- r itu s y dioses. C uanto m ás a b stra cto sea él,

114 116
cuanto m ás negativo sea respecto a lo sensible
convirtiéndolos en una función, en un asunto del
real, ta n to m ás sensible es ju sta m e n te en lo abs­
pensar, es decir, se convierte a lo concreto en
tracto. Dios, lo Uno, el objeto ( O bjekt) suprem o
un predicado del pensam iento, al ser (S ein ) en
y el ser (W esen) de la abstracción de toda m ul­
una m era determ inación del pensam iento, pues
tiplicidad y diversidad, es decir, de la sensibili­
la proposición: el concepto es concreto, es idén­
dad, es conocido por contigüidad, po r presencia
tica a la proposición: el ser (S ein ) es una de­
(jiaQo^cria) inm ediata. Sí, como lo m ás bajo, la
term inación del pensam iento. Lo que en los neo-
m ateria, así es sabido tam bién lo Suprem o, lo
platónicos es representación, fan ta sía , Hegel lo
U n o : por el no-saber, por la ignorancia. Lo cual ha tra n sfo rm ad o sólo en conceptos, lo h a racio­
sig n ifica: el ser (W esen) no-sensible, suprasen­ nalizado. Hegel no es el “A ristóteles alem án o
sible, es al mismo tiempo un se r (W esen) que es cristiano” , él es el Proclo alem án. L a “filosofía
(seiendes) realm ente, un ser (W esen) sensible. absoluta” es el renacim iento de la filosofía ale­
Como el hom bre allí donde se descorporiza, jandrina. Según la determ inación expresa de
donde él niega el cuerpo, este lím ite racional de Hegel, la filosofía absoluta no es la filosofía
la subjetividad, cae en una p ráctica fan tá stica aristotélica, la a n tig u a filosofía p agana en ge­
y trascendente, tr a ta con apariciones corpora­ neral, sino la filosofía a le jan d rin a (la filosofía
les de Dios y espíritus, suprim iendo, por tanto, cristiana, m ezclada todavía, por cierto, con in ­
prácticam ente la diferencia en tre im aginación gredientes p ag an o s), pero todavía en el elem en­
e intuición, asim ism o se pierde tam bién teórica­ to de la abstracción de la conciencia de sí con­
m ente la diferencia entre pensar y ser (S e in ), creta.
entre lo subjetivo y lo objetivo (O b je k tiv ), en­
tre lo sensible y lo no-sensible, una vez que la H ay que observar todavía que la filosofía
m ateria ya no es una realidad para el hombre y, neoplatónica enseña con especial claridad que
por consiguiente, ya no es lím ite de la razón como es el objeto (O b je k t), así es el sujeto y a
pensante, una vez que la razón, la esencia (W e­ la inversa, que, por consiguiente, el objeto ('06-
sen) intelectual, la esencia (W esen) de la sub­ je k ts ) de la teología no es o tra cosa que la esen­
jetiv id a d en general, en esta su ilim itabilidad, es cia (W esen) objetivada (vergegenstdndlichte)
la esencia (W esen) única y absoluta para él. del sujeto, del hom bre. E n los neoplatónicos, Dios
E l p en sar niega a todo pero únicam ente p a ra en la suprem a potencia, es lo simple, lo uno, lo
poner todo en él. Y a no tiene lím ite alguno en puram ente indeterm inado e in d istin to ; no es
algo fu era de él pero, por ello mism o sale de su una esencia (W e se n ), sino que está por encim a
lím ite inm anente, de su lím ite natural. De este de la esencia (W e se n ), pues la esencia (W e se n ),
modo, la razón, la idea, se hace concreta, es de­ por ser esencia (W esen ), todavía está d eterm i­
cir, se hace aquello que debe dar la intuición; nada ; no es concepto ni entendim iento sino que
se atribuye al pensar lo que es función, asunto carece de entendim iento y está por encim a del
de los sentidos, de las sensaciones, de la vida, entendim iento, pues tam bién el entendim iento,
por ser entendim iento, está determ inado, y don­
116
117
ahora tam bién el hom bre real se hizo un sim ple
de hay entendim iento hay distinción, escisión abstracto sin carne ni sangre, se hizo una f i­
e n tre lo pensante y lo pensado, la cual no cabe g u ra alegórica de la esencia (W esen) divina.
en lo p u ram ente simple. P ero p a ra el neoplató- Plotino se avergonzaba, al m enos según nos in­
nico lo que el ser (W esen) suprem o es objetiva­ form a su biógrafo, de ten er un cuerpo.
m ente, lo es tam bién subjetivam ente; lo que él
pone en el objeto (G egenstand), en Dios como
30
ser (S e in ), lo pone en el mism o como actividad,
como aspiración. No ser ya diferencia, no ser ya La determ inación de que sólo el concepto
entendim iento, no ser y a uno mismo, es y quiere “concreto” , aquel concepto que su stenta en él la
decir ser Dios. P ero el neoplatónico se esfuerza n aturaleza de lo real, es el verdadero concepto,
por llegar a ser lo que Dios es: la m eta de su expresa el reconocim iento de la verdad de lo
actividad es “ d e ja r de ser el mismo, d e ja r de ser concreto o real. P ero, sin em bargo, ya que está
entendim iento y razón” . P a ra el neoplatónico, el presupuesto previam ente el concepto, esto es, Ja
éxtasis, el arrobam iento, es el estado psicológico esencia (W esen) del pensar como ser (W esen)
suprem o del hom bre. E ste estado, como esencia absoluto, como el único ser (W esen ) verdadero,
objetivada (W esen vergegenstdndlicht) , es la lo real o efectivo puede ser reconocido sólo de
esencia (W esen ) divina. Así, Dios em ana sólo m anera indirecta, sólo como el adjetivo esencial
del hom bre pero no a la inversa, por lo menos y necesario del concep' \ H egel es realista pero
originalm ente, no el hom bre de Dios. E sto se realista puram ente idealista, o m ejor, rea lista
m an ifiesta con especial claridad tam bién en la abstracto: re a lista en la abstracción de toda
siguiente determ inación que asim ism o se en­ realidad. E l niega al pensar, esto es, al pensar
c u en tra en los neopla' neos o sea, la determ i­ abstracto, pero lo niega de nuevo en el pensar
nación de Dios como una esencia (W esen) bien­ abstracto m ism o, así que la negación de la abs­
aventurada, que de nada carece. Pues, ¿dónde tracción m ism a es de nuevo una abstracción.
sino en los dolores y necesidades del hom bre tie ­ Según Hegel, la filosofía tiene como objeto (Ob­
ne su causa y origen esta esencia (W esen) ? Con je k t) sólo “lo que es”, r>ero este “es” m ism o só­
la m iseria de la necesidad y del dolor desapa­ lo es un “es” abstracto -/ pensado. Hegel es un
rece tam bién la representación y sensación de la pensador que se sobrepuja en el p e n s a r; quiere
bienaventuranza. La bienaventuranza sólo es aprehender la cosa m ism a, pero en el pensa­
una realidad en oposición a la no-bienaventu- miento de la c o sa ; quiere e s ta r fu era del pensar
ranza. Sólo en la m iseria del hom bre tiene Dios pero dentro del p en sar m ism o : de allí la dificul­
su lu g ar de nacim iento. Sólo del hom bre tom a tad p a ra c a p ta r al concepto “ concreto” .
Dios todas sus determ inaciones: Dios es lo que
el hom bre quiere ser, su propia esencia (W e­
sen), su propia m eta, rep resen tad a como esen­
cia (W esen ) real. Pero, precisam ente por esto,
119
118
31 tam bién el m ás allá celeste, objeto (O b jekt) de
la fe, de la representación. Si la realidad del
El reconocim iento de la luz de la realidad en pensam iento es la realidad en ta n to que pensa­
la obscuridad de la abstracción es una contra­ da, entonces la realidad del pensam iento es de
dicción, es la afirm ación de lo real en su nega­ nuevo sólo el pensam iento y perm anecem os así
ción. Sólo la filosofía nueva, que reconoce a lo solam ente en la identidad del pensam iento con­
concreto no en abstracto sino en concreto, que sigo m ism o, en el idealism o: un idealism o que
reconoce a lo real en su realidad, esto es, de se distingue del idealism o subjetivo sólo porque
m anera adecuada a la esencia (W esen) de lo abarca todo el contenido de la realidad y lo
real, como lo verdadero, y lo erige en 'principio convierte en una determ inación del pensam ien­
y objeto (G egenstand) de la filosofía, es por to. P or lo tan to , si verdaderam ente se tom a en
ello la verdad de la filosofía hegeliana, la ver­ serio la realidad del pensam iento o de la idea,
dad de la filo so fía moderna en general. tiene que añadírsele algo d iferente de lo que él
La necesidad histórica o el desarrollo de la mismo es, o m ejo r aú n : tiene que ser algo d ife­
filosofía nueva desde la a n tig u a es aproxim ada­ rente, como pensam iento realizado que como
m ente el siguiente. Según Hegel, el concepto pensam iento no realizado, como mero pensa­
concreto, la idea, es al principio solam ente abs­ m iento; tiene que ser objeto (G egenstand) no
tracto , existe sólo en el elem ento del p e n sar: sólo del p e n sar sino tam bién del no-pensar. E l
es el Dios de la teología racionalizada, antes de pensam iento se realiza significa ju sta m e n te : el
la creaxión del mundo. Pero así como Dios se ex­ pensam iento se niega, deja de ser m ero pensa­
terioriza, se revela, se hace m undo y se realiza, m iento. Pero, ¿ qué es ahora este no-pensar, este
así se realiza la idea: Hegel es la h isto ria de la algo distinto del p en sar? Lo sensible. E l pensa­
teología tra n sfo rm a d a en un proceso lógico. P e ­ m iento se realiza significa, por co n sig u ien te: se
ro ta n pronto como llegamos con la realización hace objeto (O b jekt) de los sentidos. L a reali­
de la idea al reino del realism o, ta n pronto co­ dad de la idea es, por tanto, la sensibilidad-,
mo la verdad de la idea es que ella es real, que pero la realidad es la verdad de la id ea; po r
ella existe, tenem os, pues, a la existencia como tanto, solam ente la sensibilidad es la verdad de
criterio de la verdad-, sólo es verdadero lo que la idea. Pero, no obstante, así tenem os a la sen­
es real. Y la cuestión es solam ente: ¿qué es sibilidad todavía sólo como un predicado y a la
real?, ¿lo solam ente pensado?, ¿lo que es sola­ idea o al pensam iento como sujeto. Pero, ¿por
m ente objeto (W e jen ) del pensar, del entendi­ qué se sim boliza entonces la idea, po r qué no es
m iento? P ero así no saldríam os de la idea in verdadera si no es real, es decir, si no es sen­
abstracto.11 Objeto (O b jekt) del pensar es tam ­ sible? ¿No se hace dependiente de ese modo su
bién la idea platónica; objeto (o b je k t) interno verdad de la sensibilidad? ¿No se concede signi­
ficación y valor a lo sensible para sí m ism o,
11 En latín en el original. prescindiendo de que lo sensible es la realidad
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de la idea? Si la sensibilidad nada es p a ra sí m ediante el p ensar para sí mismo. 131 objeto
m ism a, ¿ p a ra qué la necesita la idea? Si sólo la (O b jekt) dado por el pensar o idéntico es sólo
idea da valor y contenido a la sensibilidad, en­
pensaMiento.
tonces ésta es puro lujo, p u ra fu tilid a d : sólo
una ilusión que el pensam iento se sim ula. Pero Un objeto (O b je k t), un objeto (O b jekt) real,
no es así. Sólo se exige al pensam iento que se pues, sólo me es dado donde me es dado un ser
(W esen) que actú a sobre mí, donde mi autoac-
realice, que se sensibilice, porque inconsciente­
m ente está presupuesto al pensam iento la reali­ tividad — si p a rto del punto de vista del pen­
sa r— encuentra su lím ite, su resistencia, en la
dad, la sensibilidad, independiente del pensa­
m iento, como verdad. E l pensam iento se acre­ actividad de otro ser (W esen ). E l concepto del
dita por la sensibilidad, ¿cómo se ría esto posible objeto (O b jekt) originalm ente no es m ás que el
si inconscientem ente no se la tu v ie ra por v er­ concepto de otro yo — así in te rp re ta el hom bre
dad? Pero, no obstante, ya que conscientem ente du ran te la niñez a todas las cosas como seres
(W esen) espontáneos, a rb itra rio s— y p o r eso
se p a rte de la verdad del pensam iento, se expre­
sa la verdad de la sensibilidad sólo post factum , el concepto del objeto (O b jekt) en general está
y se convierte a la sensibilidad únicam ente en m ediatizado por el concepto del tú, del yo ob­
un a trib u to de la idea; lo cual es una contradic­ jetivo. No al yo, sino al no-yo en mí, p a ra h a b la r
ción, pues la sensibilidad es sólo a trib u to y, sin en el lenguaje de Fichte, está dado un objeto
embargo, solam ente ella confiere verdad al pen­ (O b je k t), es decir, otro yo, pues sólo allí donde
sam iento: es, por tanto, al mismo tiem po, lo pov tran sfo rm ad o de un yo en un tú , donde su­
principal y lo secundario, esencia y accidente. fro, surge la representación de una actividad
Nos libram os de esta contradicción únicam ente existente fu era de mí, esto es, de una objetivi­
si convertim os a lo real, a lo sensible, en sujeto dad. Pero sólo por los sentidos es el yo no-yo.
de sí m ism o, si le damos significación absoluta­ P a ra la a n te rio r filosofía a b stra c ta es c arac­
m ente autónom a, divina, prim itiva, y no sola­ terístic a la cuestión: ¿cómo a ctu ar seres (W e ­
m ente derivada de la idea. sen ), sustancias distin tas y autónom as unas
sobre otras, po r ejemplo, el cuerpo sobre el a l­
ma, sobre el yo? P ero esta cuestión e ra irre so ­
32 luble p a ra ella porque se hacía abstracción de
la sensibilidad, porque las sustancias que debían
Lo real en su realidad o en cuanto real, es lo a c tu a r unas sobre o tras eran seres (W esen)
real en cuanto objeto (O b jekt) de los sentidos, abstractos, seres (W esen) puram ente racio n a­
es lo sensible. Verdad, realidad, sensibilidad, les. Sólo la sensibilidad resuelve el m isterio de
son idénticos. Sólo un ser (W esen) sensible es la actuación recíproca. Sólo seres (W esen) sensi­
un ser (W esen) verdadero, un ser (W esen) real. bles actúan unos sobre otros. Yo soy yo — p a ra
Sólo m ediante los sentidos se da un objeto (Ge­ m í— y al m ism o tiem po tú — p a ra otro. P ero
genstand) en el sentido verdadero y no se da lo soy sólo como ser (W esen) sensible. E l en-
122 123
tendim iento ab stracto em pero aisla este ser-pa- él y no en el p en sar abstracto, el secreto del
ía -s i (F ürsischsein) como substancia, átomo ser (S e in ). E l am or es pasión y únicam ente la
yo, Dios y de allí que sólo arbitrariam ente pue­ pasión es el distintivo de la existencia. Sólo lo
de ponerlo en vinculación con el ser-para-otro que es objeto (O b jek t) real o posible de la pa­
(S e m fu r anderes), pues la necesidad de esta sión, existe. E l pensam iento ab stracto , carente
vinculación es únicam ente la sensibilidad de la de sentim iento y de pasión, suprim e la diferen­
cual precisam ente el entendim iento abstracto cia entre ser y no-ser (Sein und N ic h ts e in ), pe­
hace abstracción. Lo que pienso sin sensibilidad ro p a ra el am or esta diferencia, evanescente
lo pienso sin vinculación y fu e ra de ella. ¿ Cómo p a ra el pensam iento, es una realidad. A m or no
puedo pensar, por lo tan to , lo no-vinculado al significa o tra cosa que e n te rarse de esta dife­
mismo tiem po como vinculado? rencia. Quien no am a nada — sea el objeto (Ge­
genstand) que sea— le es com pletam ente indi­
33 feren te si algo es o no es. P ero así como se
me da el ser (S ein ) como diferente del no-ser
filos°fía contem pla y considera al (N ic h tse in ), sólo m ediante el am or, sólo me­
ser (S e in ) como el es p a ra nosotros, no sola- diante el sentim iento en general, así tam bién
m ente eomo ser (W esen) pensante sino como se me da sólo m ediante ellos un objeto (O b jekt)
ser (W esen) realm ente existente — al ser (Sein) d iferente de mí. El dolor es una recia p ro testa
por tanto como objeto (O b jek t) del ser (S e in )— contra la identificación de lo subjetivo y lo
como objeto (O m je k t) de sí m ism o. E l ser objetivo. E l dolor del am or es el hecho de que
(S ein ) como objeto del ser (S e in ) —y sólo es­ lo que está en la representación, no está en la
te ser (S e in ) es ser (S ein ) y sólo él merece
realidad. Lo subjetivo es aquí lo objetivo, la
el nom bre del se r (S e in )— es el se r (S ein ) de representación es el objeto (G egenstand), pero
los sentidos de la intuición, del sentim iento, esto ju stam en te no debe ser: es una contradic­
del amor.' E l ser (S ein ) es, por tanto, un secre-
ción, no es u n a verdad, es una d esg racia; de
c a ln tu ición, del sentim iento, del am or, allí el deseo de establecer la verd ad era relación
i « i ?,n sentim iento, sólo en el am or, tiene donde lo subjetivo y lo objetivo no es idéntico.
? . esJ . ° . ~ esta persona, esta cosa— , es decir, Incluso el dolor anim al del hom bre consiste so­
Jo ^individual, valor absoluto; es in fin ito lo fi- lam ente en que no hay nada objetivo en el es­
™<o - en ello y sólo en ello consiste la in fin ita tómago, en que el estóm ago, en cierto modo, es
profundidad, la divinidad y verdad del am or,
objeto (O b jek t) p a ra sí mismo, en que sus p a ­
bolo en el am or es verdad y realidad el Dios
que enum era los pelos de la cabeza. E l mismo redes vacías se rozan entre sí en vez de rozarse
Dios cristiano es sólo una abstracción del am or en un m aterial. De allí que, en el sentido de
num ano, sólo una im agen de ese am or. Pero la a n tig u a filosofía trascendente, los sentim ien­
precisam ente porque el “esto” tiene valor úni­ tos hum anos no tienen significación em pírica,
cam ente en el am or, se revela tam bién sólo en antropológica, sino significación ontológica, m e­

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ta fís ic a : én los sentim ientos, incluso en los sen­ poco puede ser adorado. Sólo lo que puede ser
tim iento cotidianos, están ocultas las m ás p ro ­ objeto (O b jekt) de la religión, es objeto (Ob­
fu n d as y suprem as verdades. Así, el am or es je k t) de la filosofía.
la verdadera prueba ontológica de la existencia Pero ta n to objetiva como tam bién subjetiva­
de un objeto (G egenstand) fu era de n uestra m ente el am or es el criterio del ser (S ein ) — el
cabeza y no existe ninguna o tra prueba del ser criterio de la verdad y realidad. Donde no hay
(S ein ) que el amor, el sentim iento en general. amor, tampoco hay verdad. Y sólo es algo quien
Sólo existe aquello cuyo ser (S ein ) te depara algo am a: no ser nada y no am ar nada, son
alegría y cuyo no-ser (N ich tsein ) te depara do­ idénticos. Cuanto m ás se es, ta n to m ás se am a
lor. La diferencia en tre objeto (O b jekt) y su­ y viceversa.
jeto, e n tre ser (S ein ) y no-ser (N ich tse in ), es
una diferencia ta n placentera como dolorosa.
36

34 Si la antigua filosofía tuvo por punto de p a r­


tid a la proposición: soy un ser ( W esen) abstrc-
L a nueva filosofía se basa en la verdad del to, u n ser (W esen) solam ente pensante, él cuer­
am or, en la verdad del sentim iento. E n el am or, po no pertenece a m i ser (W e se n ); la nueva
en el sentim iento en general, pone en evidencia filosofía empieza, por el contrario, con la pro ­
cada hombre la verdad de la nueva filosofía. posición: soy un ser (W esen) real, u n ser (W e­
La nueva filosofía, en relación a su base m is­ sen) sensible, el cuerpo pertenece a m i ser (W e­
m a, no es o tra cosa que la esencia (W esen) sen ), incluso el cuerpo en su totalidad, es m i
del sentim iento elevada a la conciencia: ella yo, m i ser (W esen) m ismo. De allí que el an­
a firm a solam ente en la razón y con ella lo que tiguo filósofo p en sara en contradicción y con­
cada hom bre — el hom bre real— reconoce en flicto continuos con los sentidos p a ra rechazar
su corazón. E lla es el corazón llevado al en­ las representaciones sensibles, p a ra no m anci­
tendim iento. El corazón no quiere objetos (Ge­ lla r los conceptos a b stra cto s; la nueva filoso­
genstdnde) y seres (W esen ) abstractos, m eta- fía, por el contrario, piensa en arm onía y en
físicos o teológicos — quiere objetos (G egens­ paz con los sentidos. La a n tig u a filosofía ad­
tdnde) y seres (W esen) reales, sensibles. m itía la verdad de la sensibilidad — incluso en
el concepto de Dios, que en sí m ism o abarca
35 el ser (S e in ), pues, sin em bargo, este ser (Sein)
debía ser al mismo tiem po por o tra p a rte un
Si la antigua filosofía decía: lo que no se ha ser (S ein ) distinto del ser pensado (Gedacht-
pensado no es: la nueva filosofía, en cambio, sein ), un ser (S ein ) fu era del espíritu, fuera
dice: lo que no es am ado n i puede ser amado, del pensam iento, u n ser (S ein ) realm ente ob­
no es. Pero lo que no puede ser amado tam ­ jetivo, es decir, un ser (S ein ) sensible— pero
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sólo la adm itía ocultamente, sólo in abstracto 12,
38
sólo inconscientem ente y contra su voluntad;
sólo porque ella tenía que a d m itirla —la nueva Sólo es verdadero y divino lo que no necesita
filosofía, por el contrario, reconoce la verdad comprobación alguna, lo que inm ediatam ente
de la sensibilidad con alegría, conscientem ente: es cierto por sí m ism o, lo que inm ediatam ente
ella es la filosofía francam ente sensible- habla para sí m ism o e inm ediatam ente provoca
la afirm ación de que es — lo puram ente deci­
dido, lo puram ente indubitable, lo claro como
37 el día. P ero claro como el día es solam ente lo
sensible; sólo donde comienza la sensibilidad
L a filosofía m oderna buscaba algo inm edia­ cesa toda duda y disputa. E l secreto del saber
tam ente cierto. P o r eso rechazó el pensar sin inm ediato es la sensibilidad.
fundam ento y sin base de la escolástica y fu n ­ Todo es m ediatizado, dice la filosofía hege­
dó la filosofía en la conciencia de sí, es decir, liana. P ero algo es verdadero sólo cuando ya
colocó en el lu g ar del ser (W esen) únicam ente no es algo m ediatizado sino inm ediato. P o r eso,
pensado, en el lugar de Dios, del ser (W esen) sólo surgen épocas históricas donde lo que an ­
suprem o y últim o de toda la filosofía escolás­ tes e ra solam ente pensado, m ediatizado, viene
tica, al ser (W esen) pensante, al yo, al espíritu a ser objeto (O b jekt) de certeza inm ediata sen­
consciente de sí m ism o, pues p a ra el que piensa sible: viene a ser verdad lo que antes e ra sola­
lo pensante es in fin ita m en te m ás próxim o, m ás m ente pensam iento. Corresponde a la escolás­
presente y m ás cierto que lo pensado. D ubita­ tica hacer de la m ediación una necesidad divi­
ble es la existencia de Dios, dubitable en gene­ na y una propiedad esencial de la verdad. Su
ra l lo que yo pienso, pero es indubitable que necesidad es sólo condicionada, ella es necesa­
yo soy, yo, el que piensa, el que duda. Pero la ria únicam ente donde subyace todavía una fa l­
conciencia de sí de la filosofía m oderna es ella sa presuposición, donde una verdad, una doc-
irin a , e n tra en contradicción con u n a doctrina
m ism a tam bién únicam ente u n ser (W esen) pen­
que todavía pasa por v erd ad era y aun es res­
sado, m ediatizado por abstracción y, por tanto, petada. La verdad que se m ediatiza es la v er­
u n ser (W esen) dubitable. Indubitable, in m e­ dad afectada todavía de su antítesis. Se co­
diatam ente cierto, es solam ente lo que es objeto m ienza con la an títesis pero después es su p ri­
(O b jek t) de los sentidos, de la intuición y del m ida (aufgehoben). A hora bien, si hay que su­
sentim iento. p rim irla, si hay que negarla, ¿ p o r qué debo
com enzar con ella, por qué no com enzar en se­
12 En latín en el original.
guida con su negación? U n ejem plo. Dios en
cuanto Dios es un ser (W esen) ab stra cto ; él
se p a rticu la riz a, se determ ina, se realiza ha-
128 129
ciéndose mundo, haciéndose hom bre; sólo así es
(W esen) verdadero y divino: los sentidos son
concreto, sólo así está negado el ser (W esen)
el órgano de lo absoluto. El a rte “rep re sen ta b a
ab stracto . ¿P ero por qué, pues, no com enzar
inm ediatam ente por lo concreto? ¿ P o r qué, pues, verdad en lo sensible” , lo cual significa, com­
no es su p erio r lo que es cierto y es probado prendido y expresado c o rre c ta m e n te : el arte re­
presenta la verdad de lo sensible.
por sí m ism o que lo que es cierto por la nulidad
de su co n trario ? ¿Quién puede, por tanto, erig ir
la m ediación en necesidad, en ley de la verdad? 40
Sólo aquel que todavía está cautivo en lo que
hay que negar, aquel que continúa luchando y Lo que ocurre con el arte , ocurre con la re­
■p ugnando consigo m ism o, que todavía no está ligión. La intuición sensible, y no la represen­
perfectam ente de acuerdo consigo m ism o; en tación, es la esencia (W esen) de la religión
una palab ra, sólo aquel p a ra quien una verdad cristiana, la fo n n a, el órgano, del ser (W esen)
es únicam ente talento, asunto de una facultad suprem o y divino. Pero donde la intuición sen­
especial, aunque em inente, y no genio, asunto sible se considera órgano del se r (W esen) di­
del hom bre total. Genio es sab er inm ediato, sa­ vino, del ser (W esen) verdadero, allí se ex­
b er sensible. Lo que el talento tiene únicam ente presa y se reconoce al ser (W esen) divino co­
en la cabeza, lo tiene el genio en la carne y mo u n ser (W esen) sensible y al ser (W esen)
en la sangre. Lo cual precisam ente quiere de­ sensible como un ser (W esen) divino, pues co­
cir : lo que p a ra el talento es todavía únicam en­ mo el sujeto así es el objeto (O b je k t).
te un objeto (O b jekt) del pensar, es p a ra el “Y el verbo se hizo carne y habitó entre
genio un objeto (O b jekt) de los sentidos. nosotros y vim os su gloria” . Sólo p a ra los que
vienen m ás ta rd e es el objeto (G egenstand) de
la religión c ristia n a un objeto (O b jekt) de la
39 representación y de la fa n ta s ía ; pero la in tui­
ción o rd in a ria es re sta u ra d a de nuevo. En el
L a antigua filosofía absoluta ha echado a los cielo Cristo, Dios, es objeto (O b jek t) de la in­
sentidos únicam ente en el dominio de la apa­ tuición inm ediata, de la intuición sensible; él
rición, de la fin itn d y, sin em bargo, en contra­ llega a ser allá de un objeto (G egenstand) de
dicción con esto, ha determ inado a lo absoluto, la representación, del pensam iento, y por tanto
a lo divino como objeto (G egenstand) del arte. de un ser (W esen) espiritual, lo que él es aquí
P ero el objeto (G egenstand) del arte — m edia­ p a ra nosotros: un ser (W esen) sensible, pal­
tam ente en el a rte literario , inm ediatam ente en pable y visible. Y esta intuición, tan to el co­
las a rte s plásticas— es objeto ( Gegenstand) de mienzo como el fin es, por tan to , la esencia
la vista, del oído, del sentim iento. P o r tan to , (W esen) del cristianism o. P o r eso, la filosofía
objeto (G egenstand) de los sentidos no es sólo
especulativa ha concebido y representado el a rte
lo fin ito , lo fenom énico, sino tam bién el ser y la religión no a la luz v erdadera, a la luz de
130
131
oídos no sólo el m urm ullo del agua y el susurro
ía realidad, sino únicam ente en el claroscuro de las hojas, sino tam bién la voz llena de alma
de la reflexión, al re b a ja r, a consecuencia de del am or y de la sa b id u ría ; no sólo vemos su­
su principio, que es la abstracción de la sensi­ perficies reflectantes y espectros coloreados, m i­
bilidad, a la sensibilidad sólo como una d eter­ ram os tam bién en la m irad a del hom bre. P o r
m inación form al de sí m ism a: el a rte es Dios tan to , no sólo lo exterior sino tam bién lo inte­
en la determ inación form al de la intuición sen­ rior, no sólo la carne sino tam bién el espíritu,
sible; la religión es Dios en la determ inación no sólo la cosa sino tam bién el yo, es objeto
form al de la representación. P ero lo que ap a­ ( G egenstand) de los sentidos. P o r eso, todo es
rece sólo como fo rm a a la reflexión es, ju s ta ­ perceptible por los sentidos, aun cuando no in­
m ente, el ser (W esen) en la verdad. Donde Dios m ediatam ente por lo menos m ediatam ente, aun
aparece en el fuego y es adorado, en verdad el cuando no con los sentidos vulgares e incultos
fuego es adorado como Dios. E l Dios en el fue­ por lo m enos por los sentidos cultos, aun cuan­
go — que sorprende al hom bre por sus efectos do no con los ojos del an ato m ista o del químico,
y propiedades— no es o tra cosa que la esencia por lo m enos con los ojos del filósofo. P o r eso,
(W esen ) del fuego, y el Dios en el hombre no con razón, deriva tam bién el em pirism o el ori­
es o tra cosa que la esencia (W esen) del hombre. gen de n u e stra s ideas de los sentidos, sólo que
Y del mismo modo, lo que el a rte presenta en olvida que el m ás im portante y m ás esencial
la form a de la sensibilidad no es o tra cosa que objeto sensible (S in n en o b jekt) del hom bre es el
la propia esencia (W esen ) de la sensibilidad hombre m ism o, que sólo en la m irada del hom­
inseparable de esta form a. bre d irigida hom bre adentro se enciende la luz
de la conciencia y del entendim iento. P o r eso
41 tiene razón el idealismo cuando busca en el hom ­
b re el origen de las ideas, pero no la tiene cuan­
No sólo las cosas “exteriores” son objetos
do quiere derivarlas del hom bre aislado, fijado
(G egenstand) p a ra los sentidos. El hom bre es
como ser (W esen) existente p a ra sí, como alma,
dado a sí m ism o sólo m ediante los sentidos: él
en una p a la b ra : del yo sin un tú dado por los
m ism o se es objeto (G egenstand) como objeto
sentidos. Sólo por comunicación, sólo de la con­
de los sentidos (S in n e n o b je k t). La identidad de
sujeto y objeto, que en la auto conciencia es versación del hom bre con el hom bre, se origi­
sólo pensam iento abstracto, es verdad y reali­ nan las ideas. No uno solo sino uno y otro lle­
dad sólo en la intuición sensible del hombre por gan a los conceptos, a la razón en general. Se
requieren dos hom bres p a ra la generación del
el hombre.
hom bre, ta n to del hom bre esp iritu al como del
No sólo sentim os p iedras y m aderas, no sólo hom bre físico: la com unidad del hom bre con el
sentim os carne y huesos, tam bién sentim os sen­ hom bre es el prim er principio y criterio de la
tim ientos al a p re ta r las m anos o los labios de verdad y de la generalidad. La certeza m ism a
un ser (W esen) que sien te; percibim os po r los
133
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de la existencia de o tra s cosas fu era de mi, está
m ediatizada p a ra m í por la certeza de la exis­ 43
ten cia de otro hom bre fu e ra de mí. De lo que
veo estando solo, dudo; sólo es cierto lo que Lo sensible no es lo inm ediato, en el sentido
tam bién el otro ve. de la filosofía especulativa, en el sentido de que
es lo profano, lo que se encuentra en la palma
de la mano, lo que carece de pensam iento, lo
42 que se comprende por sí m ism o. La intuición
sensible inm ediata es m ás bien posterior a la
Las diferencias e n tre ser (W esen) y aparien­ j epresentación y a la fan ta sía . La p rim era in ­
cia, causa y consecuencia, necesario y contin­ tuición del hom bre es ella m ism a sólo la in tu i­
gente, especulativo y empírico, no constituyen ción de la representación y de la fantasía. La
dos reinos o m undos; un m undo suprasensible, m isión de la filosofía y de la ciencia en general
al cual pertenece el ser (W e se n ), y un mundo no consiste por eso en a le jarse de las cosas
sensible, al cual pertenece la apariencia, sino sensibles, reales, sino en llegar a ellas; no con­
que estas diferencias caen dentro del campo de siste en tra n s fo rm a r a los objetos (G eqenstand)
la sensibilidad m ism a. en pensam ientos y representaciones sino en h a ­
cer visible lo invisible para el ojo común, es
U n ejem plo tomado de las ciencias naturales. decir, en hacerlo objetivo (G egenstandlich).
E n el sistem a botánico de Linneo las prim eras
clases son determ inadas según el núm ero de los Al comienzo, los hom bres ven las cosas sólo
estam bres. Pero ya en la undécim a clase, donde como ellas les aparecen y no como ellas son; no
se p resen tan de doce a veinte estam bres y m ás yen en las cosas a ellas m ism as sino sólo sus
aún, en la clase de los veinte estam bres v a ria ­ im aginaciones de ellas, introduciendo en ellas
dos y en la clase poliándrica, es indiferente la su propio ser (W esen) sin d istin g u ir el objeto
determ inación num érica; y a no se cuenta. P o r ( G egenstand) y la representación del objeto
tan to , aquí se nos p resen ta en un mismo cam ­ (G egenstand). Al hom bre inculto, subjetivo, la
po la m ultiplicidad determ inada y la indeter­ representación está m ás cercana aue la in tu i­
m inada, la necesaria y la indiferente, la racio­ ción, pues en la intuición él es sacado fuera de
nal y la irracional. P o r consiguiente, no nece­ si, m ie n tra s que en la representación él perm a­
sitam os ir m ás allá de la sensibilidad p a ra lle­ nece en sí mismo. Pero lo que ocurre con la re ­
g a r al lím ite de lo únicam ente sensible, de lo presentación, ocurre tam bién con el pensam ien­
únicam ente empírico, en el sentido de la filo­ to. Los^ hom bres se ocupan antes y d u ran te m u­
so fía absoluta, siem pre que no separemos el en­ cho m ás tiem po de las cosas celestes y divinas
tendim iento de los sentidos p a ra encontrar lo que de las cosas te rre s tre s v hum anas, es decir,
suprasensible, es decir, el esp íritu y la razón, se ocupan antes y d u ra n te m ucho m ás tiem po
en lo sensible. de las cosas traducidas al pensam iento que de
las cosas en el original, en la lengua original.
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135
Sólo en los tiem pos m odernos la hum anidad ha intos lugares — pero con el espacio se e sta tú ­
vuelto, como antaño en Grecia después de h a ­ a n inm ediatam ente distintos lugares— co-
ber precedido el m undo onírico oriental, a la nienza la natu raleza organizadora. Sólo en el
intuición sensible, a la intuición geñuina, obje­ spacio se orienta la razón. ¿Dónde estoy? Tal
tiva (O b jektive), de lo sensible, es decir, de lo s la preg u n ta de la n atu raleza que se despier-
real. P ero ju stam en te sólo así ha llegado tam ­ a, la p rim era p re g u n ta de la sabiduría de la
bién a sí m ism a, pues un hom bre que sólo se ida. Lim itación en espacio y tiem po es la p ri-
e n treg a al ser (W esen ) de la im aginación o del tiera v irtu d ; la diferencia de lugar es la p ri-
pensam iento ab stracto , es el mismo sólo un ser tiera diferencia de lo decente y de lo indecente
(W esen) abstracto o fantástico, no un ser (W e ­ ue inculcamos al niño, al hom bre inculto. P a r a
sen) real, verdaderam ente hum ano. L a realidad, 1 hom bre inculto, el lu g ar es indiferente, él
del hom bre depende únicam ente de la realidad Lace todo en cualquier lu g ar sin distinguir, asi-
de su objeto (G egenstand). Si nada tienes, n a ­ tiismo el loco. P o r eso, los locos vuelven a la
da eres. azón cuando se vinculan de nuevo a espacio
tiem po. Colocar lo distinto en distintos luga-
es, se p a ra r espacialm ente lo cualitativam ente
44
istinto, es condición de toda economía, incluso
Espacio y tiem po no son m eras form as de e la espiritual. No poner en el texto lo que
aparición: son condiciones del ser (W e se n ), fo r ­ orresponde a la nota, no poner en el comienzo
m as racionales, leyes tanto del ser (S ein ) como ) que corresponde sólo al f i n; en una palabra,
del pensar. eparación y lim itación espaciales pertenecen
La existencia (D asein) es el p rim e r ser ambién a la sab id u ría del escritor.
(S e in ), el prim er ser (S ein ) determ inado. A q u í E s verdad que aquí se habla siem pre de un
estoy yo: tal es la p rim e ra señal de un ser ig a r determ inado, pero, sin em bargo, lo que
(W esen) real, vivo. El índice es el indicador quí viene al caso es n ad a m ás que la deter-
que conduce de la n ad a al ser (S ein ). A q u í está íinación de lugar. Y no puedo se p ara r el lu g ar
el prim er lím ite, la p rim era separación. Aquí el espacio cuando quiero aprehender el espa-
estoy yo, allá estás tú , estam os uno fu e ra del io en su realidad. U nicam ente con el dónde se
otro, por eso am bos podemos ser sin m enosca­ le form a el concepto del espacio. ¿Dónde? es
barnos ; hay sitio suficiente. E l sol no está allá eneral. vale p a ra cada lu g a r sin distinción y,
donde está M ercurio, M ercurio no está donde in em bargo, dónde es determ inado. Con este
está Venus, el ojo no está donde está la oreja, ánde se estatuye al mism o tiem po aquel dónde,
etc. Donde no h ay espacio, tampoco cabe sis­ por eso con la determ inación del lugar se es-
tem a. La determ inación de lugar es la prim era itu y e al mismo tiem po la generalidad del es-
determ inación d,e razón en la cual descansa toda acio; pero precisam ente por eso, el concepto
determ inación ulterior. Con la repartición a dis- eneral del espacio sólo es un concepto real y

136 137
concreto en conexión ecn la determ inación del z a r espacio y tiem po solam ente p a ra ganar es­
lugar. Hegel da al espacio, como en general a pacio y tiem po.
la naturaleza, solam ente una determ inación ne­
gativa. P ero el e s ta r aquí es positivo. Yo no 45
estoy allá porque estoy aquí — este no-estar-allá
es, por tanto, una consecuencia del estar-aquí L as cosas no deben ser pensadas diferente­
positivo, expresivo. Sólo es un lím ite p a ra tu m ente de como ellas se presentan en la reali­
representación y no un lím ite en sí el hecho de dad. Lo que está separado en la realidad, tam ­
que el aquí no sea allá, que el uno esté fu e ra poco debe ser idéntico en él pensam iento. E x ­
del otro. E s un uno-fuera-del-otro que debe ser, ceptuar el pensar, la idea — el m undo intelec­
que no está en desacuerdo con la razón sino que tu al de los neoplatónicos— de las leyes de la
concuerda con ella. P ero en Hegel este estar- realidad es el privilegio de la arbitrariedad teo­
uno-fuera-del-otro —y a que el concepto lógico, lógica■Las leyes de la realidad son tam bién leyes
como la absoluta identidad consigo mismo, se del pensar.
considera verdad— , porque el espacio es inclu­
so la negación de la idea, de la razón, y por eso 46
negación en la cual sólo puede ser introducida
la razón negándola. P ero prescindiendo de que La unidad inm ediata de determ inaciones anti­
el espacio es la negación de la razón, antes bien téticas sólo es posible y válida en la abstrac­
en el espacio sólo se cede lu g ar a la idea, a la ción. E n la realidad las antítesis son unidas
razó n : el espacio es la p rim era esfera de la constantem ente sólo por un térm ino medio. E s­
razón. Donde no hay separación espacial, ta m ­ te térm ino medio es el objeto (G egenstand),
poco hay separación lógica. O a la in v e rs a : — si, el sujeto de las antítesis.
como Hegel, querem os p a s a r de la Lógica al De allí que nada sea m ás fácil que dem ostrar
espacio— donde no hay distinción tampoco hay la unidad de predicados a n tité tic o s; sólo se
espacio. Las diferencias en el pensar tienen necesita abstraerlos del objeto (G egenstand)
que ser realizadas como diferenciadas, pero las o sujeto. Con el objeto (G egenstand) desapare­
diferenciadas se sep aran espacialm ente uno- ce la fro n te ra entre las a n títe sis; ahora care­
fuera-del-otro. Sólo el espacial estar-uno-fuera- cen de fundam ento y de soporte y por tan to
del-otro es por eso la verdad de las distin ­ coinciden inm ediatam ente. P o r ejemplo, si con­
ciones lógicas. Pero lo que está uno-fuera-del- tem plo el ser (S ein ) solam ente in a b s tr a c to 13,
otro puede ser pensado únicam ente uno-des- si hago abstracción de toda determ inación exis­
pués-del otro. El p e n sar real es p ensar en te n te : ser (S ein ) y nada es, pues, sólo la deter­
espacio y tiempo. La negación de espacio y m inación. Si omito lo que es, ¿qué es aún este
tiem po (duración) cae siem pre dentro del es­
pacio y del tiem po mismos. Queremos economi­ 13 En latín en el original.

138 139
escueto “es” ? Pero lo que vale p a ra esta co n tra­
dicción y su identidad, vale tam bién p a ra las <ie la o tra ; cada una, por tan to , en su deter­
demás contradicciones en la filosofía especu­ m inación y en su rig o r totales.
lativa.
48

47 E n el pensar lo real no es representable en


núm eros enteros sino en núm eros fraccionarios.
El medio p a ra conciliar determ inaciones con- E sta diferencia es una diferencia normal, des­
cansa en la naturaleza del pensar, cuya esencia
^rafias o contradictorias de una m anera que
(W esen ) es la generalidad, a diferencia de la
corresponda a la realidad en uno y el mismo
ser (W esen), es únicam ente el tiempo. realidad, cuya esencia (W esen ) es la individua­
lidad. P ero el que esta diferencia no llegue a
A$í es por lo menos en los seres (W esen) vi- una contradicción form a l sólo se impide por­
V9S- Sólo así aparece aquí, en el hom bre por que el p en sar no progresa en línea recta, en
ejemplo, la contradicción de que ora esta de­ identidad consigo m ism o, sino que se in terru m ­
term inación — este sentim iento, esta intención— pe por la intuición sensible. Sólo el p en sar que
me llena y domina, ora o tra determ inación se determ ina y rectifica por la intuición sensi­
exactam ente opuesta. Sólo allí donde una re ­ ble es p e n sar real y objetivo (o b je k tiv e s ), pen­
presentación desplaza a o tra , donde un senti- s a r de la verdad objetiva (o b je k tiv e r ).
n^ento desplaza a otro, donde no se llega a Lo que m ás im porta conocer es que el pensar
n in Suna decisión, a n in guna determ inación per- absoluto, esto es, aislado, separado de la sensi­
m anente, encontrándose el alm a en un cambio bilidad, no sobrepasa la identidad form al — la
continuo de estados opuestos, sólo allí se encuen- identidad del pensar consigo m ism o— pues aun­
tr a t>]]a en ei torm ento in fe rn al de la co n tra ­ que el p e n sar o el concepto sea determ inado
dicción. Si al mismo tiem po conciliara en mí como la unidad de determ inaciones opuesta»
| as (leterminaciones opuestas, ellas se n e u tra ­ sin em bargo, estas determ inaciones de pensa­
lizarían y entorpecerían como las oposiciones m iento y, po r tanto, son de nuevo identidad del
Droceso químico que, estando presentes al p en sar consigo mismo, únicam ente m últiplos
rmsn \0 tiem po, pierden su diferencia en un p ro ­ de la identidad, de aquella identidad de la que
ducto neutral. Pero el dolor de la contradic- se p a rte como de la verdad absoluta. Lo otro,
C10n consiste precisam ente en que ahora quiero lo que la idea se contrapone, está como algo
Y s°y apasionadam ente lo que en el momento puesta por ella, no está distinguido real­
inm ediatam ente próxim o, con la m ism a ener- m ente de ella, no está despedido fu e ra de la
ni quiero ni soy; en que posición y nega­ idea, a lo sumo pro fo r m a 14, aparentem ente,
ción siguen una a la o tra y que ambas oposi-
ciones me afectan, p ero cada una con exclusión 14 En latín en el original.
140
141
p a ra m o strar la liberalidad de la idea; pues, la realidad, deja al m undo g ira r en torno a su
esto otro de la idea es el mism o de nuevo la idea, punto c e n tra l; pero el p en sar, interrum pido por
aunque todavía no en la fo rm a de la idea, to ­ la observación de la irre g u la rid a d de ese movi­
davía no puesto ni realizado como idea. Así, m iento, o sea, por la anomalía de la intuición,
sólo por sí m ism o el p e n sar no llega a ninguna tra n sfo rm a , conform e a la verdad, a este círcu­
diferencia y oposición positivas de sí m is m o ; lo en una elipse. E l círculo es el símbolo, el
pero, precisam ente po r eso, tam poco tiene otro blasón, de la filosofía especulativa, del pensar
criterio de la verdad sino que algo no c o n tra ­ que sólo se apoya en sí m ism o — tam bién la
dice a la idea, no contradice al pensar — po r filosofía hegeliana, como es sabido, es un círcu­
ta n to , únicam ente tiene un criterio form al, sub­ lo de círculos, aunque respecto a los planetas,
jetivo, que no decide si la verdad pensada es pero determ inado a ello únicam ente por la expe­
tam b ién una verdad real. E l criterio que decide riencia, explica la ó rbita circu lar como “la tr a ­
respecto a esto es únicam ente la intuición. A u - yectoria de un m ovim iento m alam ente u n ifo r­
dia tu r et altera p a r s 1S. Pero, justam ente, la m e” ; la elipse, en cambio, es el símbolo, el bla­
original. són de la filosofía sensible, del p ensar que se
intuición sensible es la parte contraria del pen­ apoya en la intuición.
sar. L a intuición tom a las cosas en un sentido
amplio-, el pensar, en un sentido m ás re strin ­ 49
gido; la intuición d eja las cosas en su libertad
ilim ita d a ; el p ensar les da le y e s; pero éstas son, Las determ inaciones que proporcionan cono­
dem asiado frecuentem ente, despóticas; la in­ cim iento real son siem pre únicam ente las que
tuición ilum ina la cabeza pero no determ ina determ in an al objeto (G egenstand) por el objeto
ni decide nada, el p e n sar determ ina pero a m e­ (G egenstand) m ism o — sus determ inaciones
nudo tam bién lim ita la c a b ez a ; la intuición p a ra propias, individuales— no son, por tanto, deter­
sí no tiene principios, el pensar p a ra sí no m inaciones generales como las determ inaciones
tiene vida; la regla es asunto del pensar; la lógico-m etafísicas las cuales no determ inan nin­
excepción de la regla, asunto de la intuición. gún objeto (G egenstand) ya que se extienden a
P o r eso, así como únicam ente la intuición de­ cualquier objeto (G egenstand) sin distinción.
term in a d a por el p e n sar es la verdadera in tu i­ P o r eso, Hegel ha tra n sfo rm ad o m uy a tin a ­
ción, así tam bién, a la inversa, únicam ente el dam ente las determ inaciones lógico-m etafísicas
pen sar ampliado y abierto por la intuición es de los objetos (G egenstánde) en determ inacio­
el p ensar verdadero, el p e n sar conform e a la nes autónom as, en autodeterm inaciones del con­
esencia (W esen) de la realidad. El pensar idén­ cepto de predicados que e ra n en la antigua
tico a sí mismo y continuo, en contradicción con m etafísica las ha convertido en sujetos y de
ese modo ha dado a la m etafísica o lógica la
15 Que se oiga también la otra parte. En latín en el significación del saber autónom o, divino. Pero

142 143
es una contradicción el que luego se convierta, si la a n tig u a filosofía d e c ía : sólo lo racional es
no obstante, en las ciencias concretas, exacta­ lo verdadero y real, la nueva filosofía dice en
cam bio: sólo lo hum ano es lo verdadero y real,
m ente como en la a n tig u a m etafísica, a estas
pues sólo lo hum ano es lo racio n al: el hom bre
som bras lógico-m etafísicas en determ inaciones
es la m edida de la razón.
de las cosas reales, lo cual por supuesto sólo es
posible o bien vinculando a las determ inaciones
lógico-m etafísicas determ inaciones que sean 51
siem pre al mismo tiem po concretas, sacadas del L a unidad de pensar y ser (S ein ) sólo tiene
objeto (G egenstand) mismo y por eso adecua­ sentido y verdad si el hom bre es concebido co­
das, o bien reduciendo el objeto (G egenstand) mo el fundam ento, como el sujeto de esta u n i­
a determ inaciones com pletam ente abstractas en dad. Sólo un ser (W e se n ) real conoce cosas
las cuales ya no se puede reconocerlo. reales; sólo donde el p e n sar no es sujeto para
sí m ism o sino predicado de un ser (W esen) real,
50 sólo allí el pensam iento tampoco está separado
del ser (S e in ). P o r eso, la unidad de pensar y
Lo real en su realidad y totalidad, el objeto ser no es una unidad form al, de modo que al
(G egenstand) de la nueva filosofía, es tam bién pensar en sí y para sí corresponda el ser ( S ein )
objeto (G egenstand) únicam ente p a ra un ser como una determ inación; ella depende única­
(W esen) real y total. P o r eso, la nueva filoso­ m ente del objeto (G egenstand), del contenido
fía tiene como su principio de conocimiento, co­ del pensar.
mo su sujeto, no al yo, ni al espíritu absoluto,
es decir, ab stra cto ; en una palabra, no a la r a ­ De aquí resu lta el im perativo categórico si­
zón in abstracto 16, sino a la esencia (W esen ) g u ien te : si no quieres se r filósofo en discre­
real y total del hom bre. E s el hom bre el que pancia con el hom bre, sé solam ente un hombre
piensa y no el yo ni la razón. La nueva filosofía que piensa; no pienses como pensador, es decir,
se basa, por tanto, no en la divinidad de la d entro de una fa cu lta d arrancada y aislada para
razón, vale decir, en la verdad de la razón sola sí fu e ra de la totalidad del ser (W esen) hum a­
p a ra s í ; ella se basa en la divinidad del hombre, no re a l; piensa como ser (W esen ) viviente, real,
vale decir, en la verdad del hombre total. O m e­ como quien está expuesto a las vitalizantes y
jo r : ella sí se basa en la razón pero en la r a ­ refresc a n te s olas del m a r del m undo; piensa
zón cuya esencia (W esen) es la esencia (W esen) dentro de la existencia, dentro del mundo, co­
hum ana y, por tan to , no en una razón sin esen­ mo uno de sus m iem bros, y no dentro del vacío
cia (W esen) n i color n i nom bre, sino en la razón de la abstracción, como una m ónada aislada,
im pregnada de la sangre del hombre. P o r eso, como un m onarca absoluto, como un Dios im pa­
sible y extram undano, y entonces podrás e sta r
seguro de que tu s pensam ientos serían unida-
16 En latín en el original.
145
144
des del ser (S ein ) y pensar. ¿Cómo el pensar,
en cuanto actividad de un ser (W esen) real, no 52
a p rehendería cosas y seres (W esen) reales? Só­ L a nueva filosofía es la disolución completa
lo cuando el p en sar se se p ara del hom bre y se absoluta, no contradictoria, de la teología en la
í ij a p a ra sí mismo, su rg en cuestiones penosas antropología, porque ella es no como en la vieja
y estériles, e irresolubles p a ra ese punto de filosofía la disolución de ella en la razón sino
vista, como, por ejem plo: ¿Cómo el p en sar lle­ tam bién en el corazón, en u n a palabra, es la
g a al ser (S e in ), al objeto (O bjekt) ? P ues el esencia (W esen) total y real del hom bre. Pero
p e n sar fijado para sí m ism o, es decir, colocado tam bién en este respecto ella es únicam ente el
fu e ra del hombre, es el pensar fu era de toda resultado necesario de la v ieja filosofía — pues
conexión y unión con el mundo. Te elevas h a sta lo que una vez está disuelto en el entendim iento,
el objeto (O b jekt) únicam ente rebajándote a debe disolverse tam bién finalm ente en la vida,
ser objeto (O b jekt) p a ra otro. Tú piensas ú n i­ en el corazón, en la sangre del hom bre— pero
cam ente porque tu s pensam ientos mismos pue­ tam bién a la vez sólo ella es la verdad de la
den ser pensados, y ellos son verdaderos ú n i­ vieja filosofía, pero como verdad nueva y autó­
cam ente si pasan la p ru eb a de la objetividad nom a, pues sólo es verdad la verdad hecha car­
(O b je k tiv itá t), si tam bién los reconoce el otro ne y sangre. La an tig u a filosofía volvía a caer
fuera de ti p a ra el cual ellos son objetos (Ob­ necesariam ente en la teología; lo que es su p ri­
je k t) ; tú ves únicam ente en cuanto tú m ism o mido (aufgehoben) únicam ente en el entendi­
eres un ser (W esen) visible; palpas únicam ente m iento, únicam ente in abstracto 17, tiene todavía
en cuanto tú mismo eres un ser (W esen) p al­ una oposición en el corazón. E n cambio, la nue­
pable. El m undo está abierto únicam ente p a ra va filosofía ya no puede ser re in c id en te : lo que
la cabeza abierta, y únicam ente los sentidos son ha m uerto a la vez en el cuerpo y en el alma
las aperturas de la cabeza. Pero el p ensar ais­ tam poco puede volver como espectro.
lado p a ra sí, encerrado en sí, el pensar sin sen­
tidos, sin el hombre, fu e ra del hom bre, es el 53
sujeto absoluto, que no puede ni debe ser objeto
( O b jekt) p a ra otro. M as, precisam ente por eso, E l hom bre no se distingue de ningún modo
pese a todo esfuerzo, nunca encuentra ni encon­ del anim al únicam ente por el pensar. Antes
tra rá una transición al objeto (O b jek t), una bien, su ser (W esen) total se distingue del ani­
tran sició n al ser (S e in ), al igual que una cabeza mal. Desde luego, quien no piensa no es hom­
que esté separada del tronco, tam poco encuen­ bre, pero no porque el p en sar sea la causa del
t r a una transición a la aprehensión de un ob­ ser (W esen ) hum ano sino únicam ente porque
jeto (G egenstand) porque fa lta n los medios, el p e n sar es una consecuencia y una propiedad
los órganos de aprehensión. necesaria del ser (W esen) hum ano.

17 En latín en el original.
146
147
P o r eso, aquí tam poco necesitam os sobrepa­
s a r el dominio de la sensibilidad p a ra recono­ despreciem os despectivam ente, no es un ser
cer al hom bre como un ser (W esen) que está (W esen ) anim al sino hum ano, sino universal,
por encim a de los anim ales. Tal hom bre no es un no lim itado a determ inadas especies de alim en­
tos. Precisam ente por eso, el hom bre es libre
ser (W esen) p a rtic u la r como el anim al sino un
de la voracidad fu rio sa con la que el anim al se
ser (W esen) universal y por eso no es un ser
abalanza sobre su presa. D éjale al hom bre su
(W esen) lim itado no-libre, sino ilim itado y li­
cabeza pero dale el estóm ago de un león o de un
bre, pues universalidad, e sta r ilim itado y lib er­
caballo: seguram ente d e ja rá de ser hom bre. U n
ta d son inseparables. Y esta libertad no existe
estóm ago lim itado se aviene tam bién únicam en­
digam os en una facu ltad especial, en la voluntad,
te a un sentido lim itado, es decir, anim al. La
ni tam poco esta universalidad existe en una f a ­ relación m oral y racional del hom bre con el
cultad especial de la facultad de pensar, sino estóm ago consiste, pues, tam bién, sólo en t r a ­
que esta libertad y esta universalidad se ex­ ta rlo no como un ser (W esen ) bru to sino como
tienden a su ser (W esen ) total. Los sentidos un ser (W esen) hum ano. Aquel p a ra quien la
anim ales son m ás p en etran tes que los sentidos hum anidad term in a en el estómago, aquel que
hum anos, pero únicam ente en relación a d e te r­ tra sla d a el estóm ago a la clase de los anim ales,
m inadas cosas que perm anecen en conexión ne­ autoriza al hom bre a la b ru talid ad en el comer.
cesaria con las necesidades del anim al, y son
m ás penetrantes precisam ente a causa de esta
54
determ inación, de e sta exclusiva lim itación a
algo determ inado. E l hom bre no tiene el olfato La nueva filosofía convierte al hombre, inclu­
de un perro de p resa ni el de un cuervo, pero yendo a la naturaleza como base del hom bre,
solam ente porque su olfato es un sentido que en objeto (G egenstand) único, universal y su­
abarca toda especie de olores y por eso es un prem o de la filosofía y, por tanto, convierte a
sentido libre e in d ife re n te respecto a olores es­ la antropología, incluyendo a la fisiología, en
peciales. Pero donde un sentido se eleva por ciencia universal.
encim a de la b a rr e ra de la p a rticu larid ad y de
su sujeción a la necesidad, allí se eleva a sig­ 55
nificación y dignidad autónomas y teó ric a s:
sentido universal es entendim iento, sensibilidad A rte , religión, filosofía o ciencia, son única­
universal es espiritualidad. Incluso los m ás b a ­ m ente fenóm enos o revelaciones de la verda-
jos sentidos, el olfato y el gusto, se elevan en dera esencia (W esen) hum ana. H om bre comple­
el hom bre a actos espirituales, a actos cien tífi­ to, hom bre verdadero, sólo es aquel que tiene
cos. El olor y el sabor de las cosas son objetos sentido estético o artístico, religioso o moral,
( Gegenstdnde) de las ciencias naturales. E in ­ filosófico o científico. Sólo es hom bre en general
cluso el estómago del hom bre, aun cuando lo aquel que de sí no excluye nada esencialm ente
hum ano. Homo sum , hum ani nihil a me álienum
148
149
puto; esta frase, tom ada en la m ás universal y 59
suprem a significación, es la divisa del nuevo E l hom bre aislado para sí no tiene en él, n i
filósofo. como ser (W esen) m oral n i como ser (W esen)
pensante, la esencia (W esen ) del hom bre. La
56 esencia del hom bre está contenida únicam ente
La filosofía de la identidad absoluta ha des­ en la comunidad, en la unidad del hombre con
el hom bre — pero una unidad que se basa úni­
plazado com pletam ente el punto de vista de la
verdad. E l punto de v ista natural del hom bre, cam ente en la realidad de la diferencia del yo
y del tú.
el punto de vista de la distinción entre yo y tú,
e n tre sujeto y objeto (O b je k t), es el panto de
vista verdadero y absoluto y, por consiguiente, 60
tam bién el punto de v ista de la filosofía. A islam iento es fin itu d y limitación, comuni­
dad es libertad e in fin itu d . E l hom bre para sí
57 es hom bre (en sentido corrien te) ; el hom bre
con el hom bre, la unidad del yo y del tú, es Dios.
L a unidad de la cabeza y el corazón, que es
conform e a la verdad, no consiste en la cance­ 61
lación u ocultam iento de su diferencia sino m ás
bien en que el objeto (G egenstand) esencial del E l filósofo absoluto decía, o al menos pen­
corazón es tam bién el objeto ( Gegenstand) esen­ saba de sí mismo, en cuanto pensador n a tu ra l­
cial de la cabeza, consiste, por tanto, únicam en­ m ente y no en cuanto h om bre: la verité c’est
te, en la identidad del objeto (G egenstand). L a m o i 18 análogam ente al L ’E ta t c’est m o i 19 del
nueva filosofía considera al hom bre, el cual es m onarca absoluto y al L ’étre c’est m o ir 20 del
objeto (G egenstand) esencial y suprem o del co­ Dios absoluto. El filósofo hum ano dice en cam ­
razón, tam bién objeto (G egenstand) esencial y bio: tam bién en el pensar, tam bién como filó ­
suprem o del entendim iento; y por ello, funda sofo, soy hombre con hom bres.
una unidad racional de corazón y cabeza, de
p e n sar y vida. 62
La verdadera dialéctica no es u n monólogo
58 del pensador solitario consigo m ism o; es un
diálogo entre yo y tú.
L a verdad no existe en el pensar, no existe
en el saber p a ra sí mismo. La verdad es sola­ 18 La verdad soy yo. En francés en el original.
m ente la totalidad de la vida y de la esencia 18 El Estado soy yo. En francés en el original.
(W esen) humanas. 20 El ser soy yo. En francés en el original.

150 151
I

63 65

L a Trinidad, fue el m isterio suprem o, el p u n ­ Los intentos de refo rm a que han tenido lu­
g a r h a s ta hoy en la filosofía se distinguen de
to central de la filo so fía y religión absolutas.
P ero su secreto, como ha sido dem ostrado h is­ la a n tig u a filosofía sólo según la especie, pero
no según el género. P a ra que exista una filo­
tó rica y filosóficam ente en L a esencia del cris­
sofía verdaderam ente nueva, vale decir inde­
tianism o, es el secreto de la vida colectiva, so­
pendiente y respondiendo a la necesidad de la
cial — el secreto de la necesidad del tú para el
yo— su secreto es la verdad de que n ingún ser hum anidad y el fu tu ro , es absolutam ente in ­
(W esen ), ya sea o se llam e hom bre o Dios o dispensable que se d istin g a de la antigua filo­
esp íritu o yo, es para sí m ism o solo un ser sofía según la esencia.
(W esen ) verdadero, perfecto y absoluto; su se­
creto es que verdad y perfección son únicam ente
vinculación, unidad, de seres (W esen) de igual
esencia (W esen ). E l principio suprem o y ú lti­
mo de la filosofía es por eso la unidad del hom­
bre con el hombre. Todas las relaciones esen­
ciales — los principios de las diferentes cien­
cias— sólo son especies y modos diferentes de
esta unidad.

64

La vieja filosofía tie n e una doble verdad: la


verdad para sí m ism a, que no se ocupaba del
hom bre — la filosofía— y la verdad para el
hom bre — la religión. L a nueva filosofía, en
cambio, en cuanto filosofía del hom bre, es ta m ­
bién esencialm ente filo so fía para el hombre y,
sin perjuicio de la dignidad y autonom ía de la
teo ría e incluso en la m ás íntim a arm onía con
ella, posee esencialm ente una tendencia prác­
tica, pero p ráctica en el m ás elevado sentido;
ella reem plaza a la religión, ella tiene dentro de
sí la esencia (W esen) de la religión, ella m ism a
es en verdad religión.

152 153
A P E N D IC E II
K arl M arx
T E S IS SOBRE F E U E R B A C H 1

I
E l defecto fundam ental de todo el m ate ria ­
lismo a n te rio r — incluyendo el de Feuerbach—
es que sólo concibe el objeto, la realidad, la sen-
soriedad, bajo la form a de objeto (o b jekt) o de
contem plación, pero no como actividad sensorial
hum ana, como práctica, no de un modo subieti
vo. De aquí que el lado activo fuese desarrolla­
do po r el idealismo, por oposición al m ateria­
lismo, pero sólo de un modo ab stracto , ya que
el idealism o, naturalm ente, no conoce la activi­
dad real, sensorial, como tal. F euerbach quiere
objetos sensibles, realm ente d istintos de los ob­
jetos conceptuales; pero tam poco él concibe la
actividad hum ana como una actividad objetiva.
P o r eso, en “La esencia del cristian ism o ” sólo
considera la actitud teórica como la auténtica­
m ente hum ana, m ientras que concibe y plasm a
la p rác tic a sólo en su form a suciam ente judaica
1 Tomado de Marx-Engels, O bras escogidas, ed. Car-
tago, Buenos Aires, 1957, pp. 713-714.

155
real. Su cometido consiste en disolver el m un­
de m anifestarse. P o r tan to , no comprende la im ­ do religioso, reduciéndolo a su base terrenal. No
portancia de la actuación “revolucionaria” , ve que, después de realizada esta labor, fa lta
práctico-crítica. po r h acer lo principal. E n efecto, el hecho de
II que la base terren a l se separe de sí m ism a y se
plasm e en las nubes como reino independiente,
E l problem a de si al pensam iento hum ano se
le puede a trib u ir una verdad objetiva, no es un sólo puede explicarse p o r el propio d e sg arra ­
problem a teórico, sino un problem a práctico. m iento y la contradicción de esta base te rre n a l
E s en la práctica donde el hom bre tiene que consigo m ism a. P o r ta n to , lo prim ero que hay
dem ostrar la verdad, es decir, la realidad y el que h acer es com prender ésta en su contradic­
poderío, la terren a lid a d de su pensam iento. El ción y luego revolucionarla prácticam ente eli­
litigio sobre la realidad o irrealidad de un pen­ m inando la contradicción. P o r consiguiente, des­
sam iento aislado de la práctica, es un problem a pués de descubrir, v. g r., en la fam ilia te rre n a l
puram ente escolástico. el secreto de la sag rad a fam ilia, hay que c riti­
c a r teóricam ente y revolucionar prácticam ente
III aquélla.
La teoría m a te ria lista de que los hom bres son V.
producto de las circunstancias y de la educa­
Feuerbach, no contento con el pensam iento
ción, y de que, por tan to , los hom bres m odifi­
abstracto, apela a la contem plación sensorial;
cados son producto de circunstancias distin tas
pero no concibe la sensoriedad como una a c ti­
y de una educación d istin ta, olvida que las c ir­
vidad práctica, como actividad sensorial hu m a­
cunstancias se hacen cam biar precisam ente por
los hom bres y que el propio educador necesita na.
ser educado. Conduce, pues, forzosam ente, a la VI
división d la sociedad en dos partes, una de las
Feuerbach diluye la esencia religiosa en la
cuales está por encim a de la sociedad (así, por
ej., en Roberto O w en). esencia humana. P ero la esencia hum ana no es
algo abstracto in h eren te a cada individuo. E s,
La coincidencia de la m odificación de las c ir­
cunstancias y de la actividad hum ana sólo pue­ en su realidad, el conjunto de las relaciones so­
de concebirse y entenderse racionalm ente como ciales.
práctica revolucionaria. Feuerbach, que no se ocupa de la crític a de
esta esencia real, se ve, por tanto, obligado:
IV 1) A hacer caso omiso de la tray ecto ria his-
lórica, enfocando de por sí el sentim iento re li­
F euerbach a rra n c a del hecho de la autoena-
gioso y presuponiendo un individuo hum ano
jenación religiosa, del desdoblam iento del m un­
do en un m undo religioso, im aginario, y otro abstracto, aislado.

156 157
2) E n él, la esencia hum ana sólo puede con­
cebirse como “género” , como una generalidad
interna, m uda, que se lim ita a u n ir n a tu ra l­
m ente los m uchos individuos.

V II
F euerbach no ve, po r tanto, que el “ se n ti­
m iento religioso” es tam bién un producto social
y que el individuo ab stracto que él analiza p er­ I N D I C E
tenece, en realidad, a una determ inada form a
de sociedad.
V III
N ota editorial ................................................... 7
La vida social es esencialm ente práctica. To­
dos los m isterios que descarrían la teo ría hacia N ota de la presente traducción .................. 17
el m isticism o, encuentran su solución racional
en la p ráctica h u m an a y en la com prensión de Apéndice I
esta práctica. Carta de Karl Marx a L. Feuerbach, escrita
IX en París el 11 de agosto de 1844 ....................... 19

A lo que m ás llega el m aterialism o contem- Tesis provisionales p a ra la reform a de la


i plativo, es decir, el m aterialism o que no concibe filo s o fía ............................................................ 25
la sensoriedad como actividad práctica, es a con­ Principios de la filosofía del f u t u r o ......... 35
tem plar a los d istintos individuos dentro de la
“sociedad civil” .
Apéndice II
X
Karl Marx: Tesis sobre L. Feuerbach ......... 155
El punto de v ista del antiguo m aterialism o
es la sociedad “civil” ) el del nuevo m ate ria lis­
mo, la sociedad hum ana o la hum anidad socia­
lizada.
XI
Los filósofos no han hecho m ás que in terp re­
tar de diversos modos el mundo, pero de lo que
se tra ta es de transform arlo.

JfiS 159

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