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El Deber de Conservación
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Al filo de esta perspectiva, que es la adoptada por la Constitución, resulta oportuno
hacer notar que la incorporación de exigencias sociales al contenido del derecho de
propiedad privada, que se traduce en la previsión legal de intervenciones públicas no
meramente ablatorias en la esfera de las facultades y responsabilidades del propietario, es
un hecho hoy generalmente admitido.
Pues, en efecto, esa dimensión social de la propiedad privada, en cuanto institución
llamada a satisfacer necesidades colectivas, es en todo conforme con la imagen que de
aquel derecho se ha formado la sociedad contemporánea y, por ende, debe ser rechazada
la idea de que la previsión legal de restricciones a las otrora tendencialmente ilimitadas
facultades de uso, disfrute, consumo y disposición o la imposición de deberes positivos al
propietario hagan irreconocible el derecho de propiedad como perteneciente al tipo
constitucionalmente descrito.
Por otra parte, no cabe olvidar que la incorporación de tales exigencias a la
definición misma del derecho de propiedad responde a principios establecidos e intereses
tutelados por la propia Constitución, y de cuya eficacia normativa no es posible
sustraerse.
En este orden de cosas, hay que recordar: que la protección constitucional de esta
finalidad social se encuentra contenida en distintas normas del texto constitucional:
- el art. 128.1 de la Constitución subordina toda la riqueza del país, «en sus distintas
formas y sea cual fuere su titularidad», al interés general;
- el art. 40 impone a todos los poderes públicos la obligación de promover las
condiciones favorables para el progreso social y económico y para una distribución
de la renta regional y personal más equitativa, así como realizar una política
orientada al pleno empleo.
- el art. 45 ordena a los poderes públicos que velen por la utilización racional de todos
los recursos naturales, con el fin de proteger y mejorar la calidad de la vida y
defender y restaurar el medio ambiente, apoyándose en la indispensable solidaridad
colectiva.
- Conforme al articulo 46 los poderes públicos garantizarán la conservación y
promoverán el enriquecimiento del patrimonio histórico, cultural y artístico de los
pueblos de España y de los bienes que lo integran, cualquiera que sea su régimen y su
titularidad
- El artículo 47 establece que los poderes públicos promoverán las condiciones
necesarias y establecerán las normas pertinentes para hacer efectivo el derecho de los
españoles a una vivienda digna, regulando la utilización del suelo de acuerdo con el
interés general para impedir la especulación. La comunidad participará en las
plusvalías que genere la acción urbanística de los entes públicos.
En consecuencia, de acuerdo con las Leyes, corresponde a los poderes públicos
competentes en cada caso delimitar el contenido del derecho de propiedad en relación
con cada tipo de bienes.
Como corolario debemos concluir que la propiedad privada, en su doble dimensión
como institución y como derecho individual, ha experimentado en nuestro siglo una
transformación tan profunda que impide concebirla hoy como una figura jurídica
reconducible exclusivamente al tipo abstracto descrito en el art. 348 del Código Civil.
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Por el contrario, la progresiva incorporación de finalidades sociales relativas a los
distintos tipos de bienes ha producido una diversificación de la institución dominical en
una pluralidad de figuras o situaciones jurídicas reguladas con un significado y alcance
diversos.
De ahí que se venga reconociendo con general aceptación doctrinal y
jurisprudencial la flexibilidad o plasticidad actual del dominio que se manifiesta en la
existencia de diferentes tipos de propiedades dotadas de estatutos jurídicos diversos, de
acuerdo con la naturaleza de los bienes sobre los que cada derecho de propiedad recae.
En lo que concierne a la restricción o modalización de las facultades dominicales e
imposición de deberes positivos al titular, la transformación antes dicha ha afectado de
una manera más intensa a la propiedad inmobiliaria que recae sobre suelos susceptibles
de aprovechamiento urbanístico por el carácter no renovable o naturalmente limitado en
su extensión de este tipo de bienes y por la trascendencia económica que ofrece como
soporte físico de las actividades productivas.
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Dentro del concepto de ciudad existente pretende además la Ley andaluza
distinguir un doble marco de actuación diferenciadora:
- De un lado, la ciudad histórica, cuya defensa es ya tarea tradicional, dando primacía a
criterios de conservación y rehabilitación y a la que se pretende ahora potenciar por
medio de la recuperación de la ciudad histórica como “espacio social, como espacio
económico y como espacio vivido”.
- Y de otro, los ensanches, barriadas y periferias que han crecido sin las condiciones de
calidad necesarias.
Para llevar a cabo este doble ámbito de protección de la ciudad ya existente, la ley
regula con mayor rigor los deberes de edificación, conservación y rehabilitación en el
conjunto de la ciudad, establece con carácter novedosos sistemas de control periódico y
preventivo mediante formulas de inspección sistemática y amplía los destinos posibles de
los patrimonios públicos de suelo a los fines de dar cobertura económica a las
intervenciones de rehabilitación y conservación del patrimonio general que constituye la
ciudad existente.
Analizaremos pues, a lo largo de esta exposición los dos mecanismos básicos que la
Ley atribuye a la Administración Urbanística en la protección de al ciudad consolidada:
Las ordenes de ejecución de obras de conservación y la figura de la ruina urbanística,
analizando las modificaciones legislativas de cada una de ellas con especial hincapié en
los problemas que encuentra el operador jurídico para su puesta en practica. Nos
detendremos atentamente en el estudio de la inspección técnica como figura de control y
en la nueva concepción unitaria de la ruina, sobre todo en lo que de novedoso tiene la
posibilidad de que por la Administración local se lleven a cabo las actuaciones necesarias
para evitar la misma, a su costa.
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Esta regulación estatal, ampliaba el campo de actuación obligatoria más allá de lo
que hiciera el articulo 245.2 del Texto refundido de la Ley Suelo 1992, que establecía la
obligatoriedad dela ejecución de las obras necesarias para conservar las condiciones de
seguridad, salubridad y ornato público de las edificaciones.
La regulación contenida en la nueva Ley del Suelo de 2015 supone aún una
ampliación superior una delimitación más estricta y concreta de las obligaciones
atribuidas al propietario, al establecer que el derecho de propiedad del suelo comprende
los deberes de:
- dedicarlo a usos que no sean incompatibles con la ordenación territorial y urbanística.
- conservarlo en las condiciones legales para servir de soporte a dicho uso.
- mantenerlo en condiciones de seguridad, salubridad, accesibilidad y ornato legalmente
exigibles.
- realizar los trabajos de mejora y rehabilitación hasta donde alcance el deber legal de
conservación.
- Ornato: Recoge una serie de condiciones referentes al aspecto externo del inmueble
para garantizar su adecuación al entorno en que se halla, y suelen incluirse en éste las
medidas de conservación referidas a fachadas, en especial las relativas a limpieza,
pintura, reparación o reposición de los materiales de revestimiento.
- Accesibilidad: La accesibilidad indica la facilidad con la que algo puede ser usado,
visitado o accedido en general por todas las personas, especialmente por aquellas que
poseen algún tipo de discapacidad. Para promover la accesibilidad se hace uso de
ciertas facilidades que ayudan a salvar los obstáculos o barreras de accesibilidad del
entorno, consiguiendo que estas personas realicen la misma acción que pudiera llevar
a cabo una persona sin ningún tipo de discapacidad. Estas facilidades son llamadas
ayudas técnicas y se regulan en las leyes estatales 3 y autonómicas4 de accesibilidad.
1
Ley 38/1999, de 5 de noviembre, de Ordenación de la Edificación
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RD 314/2006, de 17 de marzo, por el que se aprueba el Código Técnico de la Edificación.
3
Real Decreto 505/2007, de 20 de abril, por el que se aprueban las condiciones básicas de accesibilidad
y no discriminación de las personas con discapacidad para el acceso y utilización de los espacios
públicos urbanizados y edificaciones.
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Decreto 72/1992, de 5 de mayo por el que se aprueban las normas técnicas para la accesibilidad y la
eliminación de barreras Arquitectónicas, Urbanísticas y en el Transporte en Andalucía.
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- Rehabilitación : Siendo la finalidad última de la norma la obligación del propietario
de mantener el inmueble en condiciones para servir al uso legalmente atribuido, la ley
recoge por vez primera la obligación de rehabilitación como una obligación esencial,
al mismo nivel de la de conservación y sujeta únicamente al limite del deber de
conservación.
Hasta ahora, las normas autonómicas han unido el deber de rehabilitación a una
protección específica de determinados inmuebles bien de forma singular bien
mediante la delimitación genérica de un área específica de rehabilitación5. Sin
embargo a partir de la Ley del Suelo 2007, el deber de conservación y rehabilitación
se hacen simultáneos y con las mismas condiciones legales podrán exigirse por la
Administración urbanística, con el solo límite cuantitativo del deber de conservación.
- Protección ambiental
- Protección turística
- Mejoras de redes de suministros
- Infraestructuras básicas constructivas
- Protección del ámbito cultural
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Ley 9/2001, de 17 de julio, del Suelo, de Madrid
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se destaca para mayor precisión del precepto la finalidad de las mismas: el estado del
inmueble en situación de habitabilidad y uso efectivo. A la obtención de este objetivo: la
habitabilidad y uso efectivo se dirigirán las actividades municipales de modo que la
obligación del propietario queda definida de una forma amplia, al conceptuarse así el
deber de conservación de la edificación, como el deber de todo propietario de terreno,
construcción o edificio de llevar a cabo el mantenimiento del mismo de modo que se
mantenga en condiciones de habitabilidad y uso efectivo, llevando a cabo a tal efecto las
actividades de conservación y rehabilitación que sean precisas.
- Es un deber legal toda vez que viene determinado por una norma de tal rango
formal.
- Es un deber vinculado al derecho de propiedad, entendida está en los términos del
artículo 33 del texto constitucional.
- Es un deber real u objetivo pues su objeto es el inmueble.
- Su control por parte de la Administración constituye una manifestación de las
potestades de policía urbanística.
- En caso de incumplimiento se puede exigir su cumplimiento forzoso al ser un acto
de gravamen.
La redacción de la nueva ley del Suelo que incluye las obras de mejora en el deber
de conservación del propietario implicaría una modificación de este artículo, sin embargo
entendemos que en tanto la legislación básica implica el establecimiento de unos
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máximos de obligaciones legales de los propietarios, la legislación autonómica puede
optar en la gestión de sus competencias por un marco legal más beneficioso para la
propiedad, por lo que el contenido de la LOUA seguiría vigente.
Tal principio supone de hecho que el propietario no debe responder en todo caso
de la conservación de su propiedad, limitándose de esta forma los principios
constitucionales de garantía del fin social de la propiedad. Gran parte de la doctrina,
entiende que este límite – unido al concepto de ruina- supone una forma de protección
del incumplimiento de los deberes de conservación, por cuanto penaliza al propietario
menos incumplidor frente al gravemente incumplidor; y sobre todos penaliza al
propietario estrictamente cumplidor de sus deberes de conservación.
Esta corriente doctrinal da lugar a que en el Texto Refundido del 92, desaparezca
ya toda alusión a las obras “normales”, distinguiéndose el límite de conservación por el
importe económico de las obras, o al agotamiento generalizado del edificio.
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1. - Contenido
El deber de conservación de la edificación, y el correlativo otorgamiento de potestades
de policía a la Administración Local para garantizar su cumplimiento, no es una potestad
discrecional sino por el contrario reglada y sujeta a determinaciones estrictas.
Esta regulación estatal, ampliaba el campo de actuación obligatoria más allá de lo que
hiciera el artículo 245.2 del Texto refundido de la Ley Suelo 1992, que establecía la
obligatoriedad de la ejecución de las obras necesarias para conservar las condiciones de
seguridad, salubridad y ornato público de las edificaciones.
La regulación contenida en la nueva Ley del Suelo supone aún una ampliación superior,
una delimitación más estricta y concreta de las obligaciones atribuidas al propietario, en
su artículo 9, que establece que el derecho de propiedad del suelo comprende los
deberes de:
Esta regulación es más amplia y sobre todo mejor redactada en términos de seguridad
jurídica, y ello por varias razones:
Ornato: Recoge una serie de condiciones referentes al aspecto externo del inmueble para
garantizar su adecuación al entorno en que se halla, y suelen incluirse en este las medidas
de conservación referidas a fachadas, en especial las relativas a limpieza, pintura,
reparación o reposición de los materiales de revestimiento.
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Accesibilidad: La accesibilidad indica la facilidad con la que algo puede ser usado,
visitado o accedido en general por todas las personas, especialmente por aquellas que
poseen algún tipo de discapacidad. Para promover la accesibilidad se hace uso de ciertas
facilidades que ayudan a salvar los obstáculos o barreras de accesibilidad del entorno,
consiguiendo que estas personas realicen la misma acción que pudiera llevar a cabo una
persona sin ningún tipo de discapacidad. Estas facilidades son llamadas ayudas técnicas y
se regulan en las leyes estatales 5 y autonómicas6 de accesibilidad.
Hasta ahora, las normas autonómicas han unido el deber de rehabilitación a una
protección específica de determinados inmuebles bien de forma singular bien mediante la
delimitación genérica de un área específica de rehabilitación7 Sin embargo a partir de la
Ley del Suelo 2007, el deber de conservación y rehabilitación se hacen simultáneos y con
las mismas condiciones legales podrán exigirse por la Administración urbanística, con el
solo límite cuantitativo del deber de conservación.
Delimitado el concepto positivo del deber de conservación, pues, como toda actividad de
seguridad, salubridad y ornato en los perfiles antes descrito, debe efectuarse
paralelamente una especie de delimitación negativa de este deber básico de conservación
y debe hacerse acudiendo a lo establecido en el artículo 158.1 in fine de la propia LOUA
que al regular las ordenes de ejecución establece que cuando así se disponga en las
Ordenanzas municipales podrán ordenarse obras de mejora para la adaptación de la
edificación al entorno, referidas a elementos ornamentales o secundarios del inmueble de
que se trate. Por lo tanto estas obras que pueden ordenarse, no constituyen parte del
deber normal de conservación y únicamente pueden dictarse cuando la finalidad de la
obra es el interés general, la adecuación al entorno, son obras de conservación que si
bien pueden ser de obligado cumplimiento para la propiedad no forman parte del
contenido ordinario del deber de conservación del propietario, lo que va a determinar
esencialmente la responsabilidad economiza, pues no corresponderá su pago a la
propiedad sino a la Administración urbanística.
La redacción de la nueva ley del Suelo que incluye las obras de mejora en el deber de
conservación del propietario implicaría una modificación de este artículo, sin embargo
entendemos que en tanto la legislación básica implica el establecimiento de unos
máximos de obligaciones legales de los propietarios, la legislación autonómica puede
optar en la gestión de sus competencias por un marco legal más beneficioso para la
propiedad, por lo que el contenido de la LOUA seguiría vigente.
2. Limites
Si el deber de conservación de la edificación se ha caracterizado en nuestro sistema
urbanístico, por ser un deber limitado. Tal principio supone de hecho que al propietario
no se le pueden exigir obras más allá del fin social de la propiedad.
El artículo 155 establece así que " Las obras de conservación o rehabilitación se
ejecutarán a costa de los propietarios dentro del límite del deber normal de
conservación que les corresponde"." Cuando las obras de conservación y
rehabilitación rebasen el contenido normal del deber de conservación, para obtener
mejoras o beneficios de interés general, aquéllas se ejecutarán a costa de la entidad
que lo ordene en la cuantía que exceda de dicho deber" 8
La posibilidad de ordenar obras más allá del deber de conservación, no es sin embargo
una potestad discrecional para la Administración sino que requiere necesariamente que se
trate de obras que supongan un beneficio o interés general, pues en caso contrario su
realización seria contraria a la función social de la propiedad, abriéndose la vía de la
declaración de ruina urbanística, para la sustitución total o parcial del inmueble, sin que
la autoridad Administrativa pueda vincular de forma permanente a la propiedad a un
inmueble respecto del cual ha concluido el deber de conservación.
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protegido. En concreto la ley establece en su artículo 155.6 la posibilidad de que
se establezcan ayudas públicas entre las que destaca:
Sin embargo la disputa se hace más cruda en relación al importe de las licencias
en cuanto que su exoneración en supuestos de órdenes de ejecución supone el
premio del propietario incumplidor frente al que conserva debidamente el
inmueble. Son cada vez más los autores que afirman que deben abonarse tasas en
concepto de orden de ejecución por igual cuantía a las correspondientes a
licencias, así como indudablemente abonarse el impuesto de construcciones.
Parece que en esta posición se mueve la LOUA al hablar de la posibilidad de
deducciones sobre la tasa de licencias en supuestos de rehabilitación que superen
el deber de conservación, ello naturalmente cuando así lo exija causa cierta de
interés general.
5. Procedimiento
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1.- Iniciación.
- El procedimiento podrá iniciarse de oficio o a instancia de interesado.
- Los expedientes iniciados de oficio lo serán como consecuencia de la
actuación de algún servicio municipal, como consecuencia de informes
evacuados por los servicios técnicos en las inspecciones programadas o por
denuncia.
2.- Informes.
5.- Cumplimiento.
Las órdenes de ejecución se cumplirán en sus propios términos y con sujeción a
los siguientes requisitos:
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b) Antes del comienzo de las obras deberá aportarse, en su caso, hoja de
encargo o documento análogo visado por el colegio correspondiente en el que
conste la localización del inmueble, las obras a realizar y la identidad de la
dirección facultativa que será un técnico competente, de acuerdo con la vigente
Ley de Ordenación de la Edificación.
1. Concepto
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procedimiento será compatible e independiente del que se lleve a cabo, en su caso,
por el incumplimiento de las órdenes dictadas. Del citado artículo se deduce la
transformación del propietario en inspector municipal que denuncia su propio
incumplimiento dando lugar al proceso de órdenes de ejecución.
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una regulación básica igualitaria para el conjunto del estado, sin que se haya
pronunciado a este respecto el Tribunal Constitucional.
2. Contenido
Con el establecimiento de la Inspección Técnica de la Edificación (ITE) regulado
en el artículo 156 de la LOUA, se persigue introducir la obligación de los
propietarios de construcciones y edificaciones de efectuar, con la colaboración de
los técnicos competentes, una inspección periódica dirigida a determinar el estado
de conservación de las mismas y el cumplimiento del deber de conservación
impuesto por la normativa urbanística y de régimen del suelo.
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4.- Sin perjuicio de lo anterior, el informe de Inspección Técnica de la Edificación
deberá comprender las medidas adoptadas, de forma cautelar y urgente ante una
situación de riesgo inminente, que debieron comunicarse de previamente al inicio
de las mismas en la Gerencia de Urbanismo, mediante informe justificativo
suscrito por el profesional competente director de las mismas, y siempre que no
supongan demolición total o parcial de la edificación o construcción, alteración de
elementos protegidos ni que afecten al régimen de ocupación del inmueble.
3. Resultados
Cumplimiento.
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No podrá otorgarse licencia de obras que no recoja al menos las necesarias para
solventar todos los desperfectos y deficiencias señalados en el informe de
Inspección Técnica de la Edificación, a cuyo efecto se presentará copia del mismo.
Se encuentra exento el pago de tasas de licencia correspondiente al presupuesto de
las obras propuestas en este informe.
Incumplimiento
F. LA EJECUCIÓN FORZOSA
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a) Ejecución subsidiaria a costa del obligado, hasta el límite del deber normal de
conservación, al que se refiere el artículo 155.3 de esta Ley.
Imposición de multas coercitivas
c) La expropiación del inmueble, previa declaración del incumplimiento del
deber de conservación.
d) La colocación del inmueble en situación de ejecución por sustitución,
mediante el correspondiente concurso regulado en los artículos 151 y 152, que
será instado, en su caso, antes de la declaración de ruina.
1. Ejecución Subsidiaria
2. Multas Coercitivas
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multas, que son reiterables, han de señalar un plazo para llevar a efecto la
actuación que imponía el acto que se trata de ejecutar, plazo este que ha de ser
«suficiente para cumplir lo ordenado».
Aun de forma muy somera debemos finalizar haciendo un breve análisis de las
formas de disciplina sancionadora contenidas en la ley para garantizar el
cumplimiento de las medidas de conservación que la misma establece.
- Principio de culpabilidad.
- Tipicidad sobre la base de la concepción constitucional del art.25.1 CE.
- Certeza de la sanción y de igualdad de la pena.
- Culpabilidad
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El articulo 207 trata de delimitar las infracciones urbanísticas a las que clasifica
en leves, graves y muy graves. Así en su párrafo 3b considera falta grave:
Para mayor confusión posteriormente en el capítulo 111 del Título VII donde se
contienen los tipos específicos que desarrollan el contenido del artículo 207 y
208 pormenorizándose los distintos supuestos de infracciones urbanísticas y
aplicando las correspondientes sanciones, resultando que:
H. RUINA URBANÍSTICA
1. Concepto
La declaración de ruina supone la cesación del deber legal de conservación toda vez que,
como se ha dicho, este deber resultaría incompatible con la situación ruinosa del edificio.
Es por ello que tanto la legislación estatal, en su momento, como la autonómica en la
actualidad (LOUA) establece que el deber de conservación tiene su limita material en la
declaración de ruina, o lo que es lo mismo, el estado de ruina de una edificación produce
la extinción de la obligación legal de conservar.
Si bien, el estado de ruina no supone necesariamente la demolición del edificio, como
pudiera parecer, y la Administración está habilitada para ordenar a la propiedad medidas
urgentes tendentes a la seguridad de los particulares y del inmueble, especialmente en
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casos de edificios protegidos. No debemos olvidar que es frecuente que el estado de
ruina de un determinado inmueble se produzca como consecuencia del incumplimiento
de sus propietarios de su correcta conservación.
El concepto de ruina ha sufrido una evolución importante en nuestro régimen jurídico.
c. La legislación estatal sobre régimen del suelo ha definido de forma clásica tres
modalidades o supuestos de ruina: la llamada ruina económica, cuando las
reparaciones a realizar superasen por su coste económico el deber legal de
conservación establecido generalmente en el 50 % del valor del edificio; la ruina
técnica, caracterizada por el fallo de los elementos arquitectónicos estructurales
-o alguno de ellos- de la edificación o, en general, del inmueble, y la ruina
denominada urbanística, que supone la inviabilidad jurídica en base la legislación
urbanística de la autorización de obras de reparación necesarias para mantener el
edificio en situación de edificación fuera de ordenación.
e. Cuando el coste de las reparaciones necesarias supere el límite del deber normal
de conservación.
f. Cuando el coste de las últimas reparaciones supere dicho límite y acredite una
tendencia constante y progresiva en el tiempo al incremento de las inversiones
precisas para la conservación del edificio. El límite normal del deber de
conservación es la mitad de su valor de sustitución, esto es, la mitad del valor de
una construcción de nueva planta, con similares características o, en su caso, de
dimensiones equivalentes que la preexistente (artículo 155.3 LOUA).
2. Procedimiento
Corresponderá al Alcalde (artículo 21.1.s LBRL) la declaración de la situación legal de
ruina urbanística, previo procedimiento en el que deberá darse audiencia a la propiedad y
los demás titulares de derechos afectados. En dicho procedimiento deberán darse las
garantías necesarias para acreditar la realidad de hecho de la situación de deterioro que
legitima la apertura de este expediente, así como que se ofrezca a los interesados la
oportunidad de ser oídos.
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h. Finalizado el trámite anterior los Servicios Técnicos Municipales, previa visita de
inspección del edificio y a la vista de las alegaciones y justificaciones presentadas
por las distintas partes interesadas, evacuarán dictamen pericial. El dictamen habrá
de ser evacuado en el plazo de diez días desde la finalización del trámite de
audiencia a los interesados. El dictamen determinará:
a. Si el inmueble se encuentra en estado de ruina urbanística, su peligrosidad y si
afecta a la totalidad o parte del edificio.
b. Obras a realizar y presupuesto valorado de las mismas.
c. Determinación, mediante cálculos justificados, si el coste de las obras a
realizar rebasa la mitad del valor de reposición del edificio.
d. Si el propietario ha cumplido o no con su deber de conservación.
e. Si el dictamen propone la adopción con carácter inmediato de obras o
medidas para evitar daños a personas y bienes, con independencia de la
continuación del procedimiento, el Alcalde dictará resolución ordenando su
adopción, notificándose a los propietarios, moradores del edificio y demás
interesados con ofrecimiento de recursos.
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c. Si se declarase la situación de ruina urbanística, se ordenará la inclusión de la
construcción o edificación en el Registro Municipal de Solares y Edificaciones
Ruinosas, con los efectos establecidos en el artículo 157.5 LOUA.
d. Notificación en forma legal a los propietarios, moradores y demás interesados. La
notificación contendrá pie de recurso ofreciendo el recurso potestativo de
reposición por plazo de un mes (artículo 116 LPC) o directamente recurso
contencioso-administrativo, en el plazo de dos meses, ante el Juzgado de lo
Contencioso-Administrativo que corresponda (artículo 8 LJ).
e. Concluidos los plazos para realizar las obras correspondientes, se ordenará por el
Alcalde su comprobación por los Servicios Técnicos Municipales. En caso de
incumplimiento, la Alcaldía dictará resolución acordando alguna de las medidas
de ejecución subsidiaria previstas legalmente (artículo 158.2 LOUA en relación
con el artículo 93 y siguientes LPC).
- El silencio es positivo
3. Efectos
La ruina es una de las instituciones jurídicas urbanísticas más conflictivas y que más
jurisprudencia han generado, y ello precisamente por sus efectos, y, en particular, en
relación con el cese de los arrendamientos existentes.
Por lo que respecta a los efectos administrativos, el principal es la posibilidad de
demolición del inmueble, construcción o edificación. Ahora bien, si bien éste era un
postulado que venía entendiéndose como generalizado (tanto en la legislación precedente
estatal, como en la jurisprudencia), hoy conforme a la LOUA no siempre la declaración
de ruina urbanística conlleva la demolición del edificio. Conforme al 157 la declaración
de ruina constituye al propietario en la obligación de proceder, a su elección, a la
completa rehabilitación o a la demolición, salvo que se trate de una construcción o
edificación catalogada, protegida, o sujeta a procedimiento dirigido a la catalogación o al
establecimiento de un régimen de protección integral, en cuyo caso no procede la
demolición. Aquí reside la principal novedad que contempla dicha legislación, por lo que
la declaración de ruina no lleva aparejada siempre la demolición del inmueble, sino que se
concede al propietario un derecho de opción o elección, entre la rehabilitación del
inmueble o su demolición, siempre que no se trate de edificio catalogado o protegido, en
cuyo caso deberá ser rehabilitado.
Entre los efectos civiles, el principal que se contempla es que la declaración firme de
ruina se encuentra entre las causas de extinción del contrato de arrendamiento (artículo
28.b) de la Ley 29/1994, de 24 de noviembre, de Arrendamientos Urbanos).
4. Ruina inminente:
El artículo 183.4 del Texto Refundido de 1976 y los artículos 26 y 27 del Reglamento
de Disciplina Urbanística -de aplicación supletoria- determinaban que si existía urgencia
y peligro para las personas o los bienes con la demora que supondría la tramitación del
expediente de ruina contradictorio u ordinaria, el Ayuntamiento, a través del Alcalde,
por motivos de seguridad, dispondrán lo necesario respecto a la habitabilidad del
inmueble y desalojo de sus habitantes. Es un estado de hecho o situación de peligro
inmediato que presenta el edificio lo que requiere una urgente actuación de la autoridad
municipal para que, con la mayor prontitud y sin dilaciones de audiencia a los
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interesados, se adopten las medidas necesarias para impedir daños a las personas y a los
bienes.
En la LOUA la regulación se contiene en el artículo 159, de conformidad con el cual,
cuando una construcción o edificación amenace con derruirse de modo inminente, con
peligro para la seguridad pública o la integridad del patrimonio protegido por la
legislación específica o por el instrumento de planeamiento urbanístico, el Alcalde
estará habilitado para disponer todas las medidas que sean precisas, incluido el
apuntalamiento de la construcción o edificación y su desalojo. El municipio será
responsable de los daños y perjuicios que resulten de las medidas a que se refiere el
apartado anterior, sin que ello suponga exención de la responsabilidad que incumbe al
propietario. Las indemnizaciones que satisfaga el municipio serán repercutibles al
propietario hasta el límite del deber normal de conservación.
La adopción de las medidas previstas en este artículo no presupondrá ni implicará la
declaración de la situación legal de ruina urbanística.
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