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Estética de la década de los 90s.

Por Elena Oliveras

El trabajo del artista es un trabajo intelectual. Artista no solo el que trabaja con sus
manos, sino el que ve el mundo, también el filósofo ve el mundo, este lo va a expresar a
través de un sistema de conceptos, mientras que el artista encuentra formas para dar en
un solo golpe de visión, esos rasgos que descubre en el mundo. Ambos piensan.
Tomaremos una frase que es central en el pensamiento de Pierre Francastel, quien dice
que la obra de arte es un producto convencional no arbitrario. Cuando dice convencional
se refiere a las convenciones individuales, a las avenencias que cada artista encuentra
para representar el mundo. Hoy el mundo se nos presenta bajo un aspecto determinado,
los vistos por los geométricos, están los figurativos, los expresionistas, etc., cada uno va
a encontrar sus propias convenciones para representar lo que ve en el mundo, pero todo
esto no es arbitrario, porque tiene que ver con esto que emerge del mundo. Hay un
marco problemático común al artista y sus contemporáneos, esto quiere decir que
cuando el artista empieza a trabajar, existe todo un entorno de problemas común a todos
sus coetáneos. Lo que el artista refleja como emergente es eso, por lo tanto la obra no es
un producto arbitrario, “Cada artista va a dar respuestas convencional a problemas,
inquietudes, temores y también esperanzas que comparte con sus coetáneos”.
Francastel se encontró en el año 70 ante un hecho llamativo e indignante, pues no se
había incluido en la publicación de una enciclopedia de epistemología el arte como
forma genuina de pensamiento, dejándolo fuera de los sistemas de producción de
pensamiento tal como la filosofía, etc. El considera que, así como el mundo se le
presenta al científico y este lo puede captar, también aparece ante el artista quien lo
capta perfectamente llegando a expresarlo en un nivel de excelencia privilegiada, que
corresponde a aquellos que pueden ver con mucha agudeza y sutileza lo que el hombre
común no puede ver.
E. kant decía que la obra de arte no da un conocimiento como el científico, pero da
mucho que pensar sobre el mundo en que se instaura el hecho artístico.
Nelson Goodmann, un filósofo pragmático americano, decía que en el arte la emociones
funcionan cognoscitivamente, es decir cuando nosotros vemos una obra de arte, la
captamos y nos emocionamos, estas emociones funcionan como una forma de
conocimiento.
Según Goodmann, no hay cortes en la historia del arte, esto quiere decir que el artista
del 90 o de cualquier época, no descubre lo va a ser esa década de golpe, sino todo lo
que veremos en el arte de los 90 viene gestando ya en décadas anteriores.
Pensando en décadas anteriores, diremos que la del 90 es post conceptual, y es claro que
el conceptualismo ha dejado una marca en el arte, y esto tiene una razón de ser, y es
que el artista devela los mecanismos y las condiciones de producción de la obra de arte.
El artista deja de trabajar ingenuamente, el artista conceptual lo que hace es poner sobre
la mesa, poner de relieve, como trabaja el artista, como se produce la obra de arte, que
relación tiene éste con el objeto representado, es decir todo lo que hace a la génesis,
mecanismo, circulación, la relación con el objeto, etc. El artista pierde la ingenuidad
con el aporte del conceptualismo y ya no se puede volver atrás, dejando de existir
alguna posibilidad para los artistas de los 90 de ser ingenuo.

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Se pone muy claro al proceso de producción de la obra de arte. Recuerden la obra de
Kosuth “una y tres sillas”, donde el presenta la silla real, la fotografía y luego la
fotografía ampliada de lo que dice el diccionario de lo que es una silla. Reflexiona ahí
sobre la distancia que todo icono pictórico fotográfico mantiene con el objeto. Subraya
que siempre hay una distancia. Se va develando en otras obras también que pasa con la
relación sujeto-objeto, que lo lingüístico también lo separa del objeto más que el icono o
la fotografía. Aparece así un ojo más consciente del artista, ya no es un ojo ingenuo que
intente meterse en la profundidad del objeto. Se tiene conciencia de que hay un sujeto y
un objeto que participan en la obra, haciendo emerger la problemática de la distancia,
remarcando que el sujeto habla sobre ese objeto desde una cierta distancia.
Distinguiremos el post conceptualismo del neoconceptualismo.
El postconceptual es un término que tiene que ver con una cronología, post es lo que
viene después aludiendo al tiempo, por lo tanto estamos en una época postconceptual,
ya que como sabemos el conceptualismo surge en la década del 60.
El neoconceptualismo sería una parte del postconceptualismo, donde los artistas van a
reflexionar concientemente sobre la obra de arte, es decir el tema va a ser la misma obra
de arte, haciendo de la obra como los conceptualistas de la primera hora, una semiótica
del arte, es decir que es la obra como signo. No van a hacer tanta pintura sino recurrir
más al objeto, a las instalaciones, a veces ni siquiera a la obra hecha sino a escritos.
Los post conceptuales generalmente trabajan con pintura, con escultura, es decir con los
medios más tradicionales, pero en sus obras de alguna manera se filtra esta distancia o
reflexión que instalan los conceptualistas.
El arte de los noventa toma todo este mentalismo (como decía Leonardo), es decir este
conceptualismo, dejando de lado como decía Duchamp todo lo retiniano y olfativo, que
se llegue a la mente, al concepto en una visión más holística, mas totalizadora.
Los conceptualistas dividían por un lado los conceptos y por otro la afectividad y los
sentidos.

Otra de las características es que los artistas del 90 no pueden dejar de lado la forma en
que hoy nos llega el mundo. ¿Y cómo nos llega hoy el mundo? Nos llega a través de la
mediatización. Se explicita esta relación del sujeto con este mundo mediatizado que no
nos hace tomar contacto directo con los hechos. Jean Baudrillard decía que al sujeto se
lo sobrecarga de información al mismo tiempo que éste queda indiferente ante tanta
sobrestimulación. Escribe un libro sobre la mediatización de la realidad (“La guerra de
golfo no tuvo lugar”). Esta sobrestimulación no nos permite llegar a decodificar como
se genera o se desarrolla algo, dejándonos indiferentes ante los hechos.
Marc Olle es un antropólogo francés que se refiere también a estos aspectos de nuestra
relación con la realidad y plantea la problemática del “no lugar de los hechos”, que las
cosas tiene un espacio pero no un lugar dentro de ese espacio.
El espacio es una porción del lugar que sentimos como propia, en la pintura el espacio
es el lugar propio de la figura.
El sujeto a veces tampoco encuentra su espacio dentro de su lugar de sus ámbitos. Best
seller de Baudrillard “América”. El simulacro es vivido más real que lo real. Parábola
de la mediatización de la vida.

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Hoy la actitud del artista no es ingenua, hemos hablado de la importancia del
conceptualismo en cuanto en la elaboración de un ojo no ingenuo, o sea, el artista es
escéptico en lo que hace a una captación total y profunda del objeto.

Chris Burden: obras referidas a la parcialidad de la información.


Adrián Piper: obras referidas al racismo, donde el color blanco ocupa un lugar
importante. Metáfora de lo inmaculado, lo diáfano. Estructura totémica instalada dentro
de un recinto de alta iluminación, compuesta de cuatro monitores en los cuales se
proyecta un personaje de raza negra que repite las frases en idioma neutro “yo no soy
haragán, yo no soy sucio, ya no tengo mal olor”(todos los estereotipos que la sociedad
americana se encargó de afirmar sobre el negro con intención de segregación racial).
Nos hace participar en la obra al colocar espejos, que no solo refleja la imagen del negro
que está proyectada, sino también reflejan nuestra imagen, somos nosotros espectadores
los que estamos reflejados. Piper pone distancia con el objeto cuando nos presenta la
imagen del negro no a través de su versión sino de la versión del medio televisivo o del
video. Es una actitud del artista de hoy de distanciarse del objeto, instalada dentro de un
recinto de alta iluminación.
Heckel: Artista de otra época que intenta bucear en los significados profundos de la
época, y no pone distancia con el objeto. En este caso, como los expresionistas
alemanes, no quieren distanciarse del objeto, ellos quieren acercarse lo más posible para
captar la psicología profunda, la personalidad del sujeto retratado.
Schmidt Rottluff : Mismo caso que Heckel, el ojo del artista no es un ojo distante, es
una mirada que hoy se ve como casi ingenua, en cuanto a esa creencia de poder entrar
en la profundidad del objeto. Misma necesidad, intención de ahondar en los aspectos
más profundos de lo representado.
Sophie Calle: volvemos a la época de los noventa vemos en la obra de Calle una actitud
de distanciamiento del objeto. En su trabajo produce una dislocación, porque saca de
lugar las obras del MOMA y coloca sus obras. Retira obras como las de Mattisse,
Mondrian, De Chirico, etc. Produce una dislocación porque vuelve problemático el
lugar, la obra original sede su lugar a una serie de imágenes mentales que nos llevan
preguntar que es en realidad una obra, que ésta es quizás en realidad lo que queda en la
conciencia del espectador, que lo imaginado es en este caso, más importante que lo
percibido.
Gloria Mattarazzo: Realizó una instalación de obras de pequeño tamaño junto a obras
de gran formato. Nos lleva a constatar una situación problemática del sujeto en la
relación con el objeto. El sujeto ha dejado de ocupar un lugar central donde no exista,
para el espectador en este caso, un lugar privilegiado. Hay dos lugares posibles, el
sujeto se acerca o se aleja de la obra, no pude estar en el medio, de tal manera no podría
ver bien la obra pequeña o la grande, es decir hay dos posibilidades, alejarse o
acercarse. Totalmente distinta es esta posición del espectador frente a un cuadro del
renacimiento, donde el espectador tiene un lugar exacto, un lugar fijo parara ver la obra,
lugar que Brunelleschi codifica cuando nos habla de la perspectiva. Esta falta de lugar
privilegiado del sujeto tiene que ver con todo un cuestionamiento que se hace del
objeto. Es decir, si el sujeto no tiene un lugar privilegiado para ver el objeto, éste no va
a ser mostrado en toda su plenitud.

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Liliana Porter: En los trabajos de esta artista hay un elemento fuera de “lugar”, es un
personaje que está fuera del cuadro. Dicho personaje aparece representado en el centro
del cuadro. Porter ha trabajado el tema de la representación de la representación, el
personaje que sale del cuadro también es la representación de un ser humano. Ella nos
aleja también del objeto, a través de una cadena de representaciones, donde hay un
desplazamiento permanente y donde el objeto busca permanentemente su lugar sin
encontrarlo.
Marisa Varela: En sus trabajos las tramas ocultan al ser humano, invaden la
composición, especie de red de interfaces que ocupan el lugar que en otros momentos
ocupaba el sujeto. El sujeto ha sido desplazado, la trama ocupa el primer lugar, en
realidad no hay lugar para el sujeto. La trama de la información, la de los medios
masivos de información, esa red intrincada con que se nos presenta la realidad, es lo
que sustituye el lugar central del sujeto de otros tiempos.
Leonardo kestelmann: Nos pregunta dónde termina la obra, la obra puede constituirse
en otros tramos que a si mismo pueden trabajar como obras individuales.

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