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Creo que no hay mejor pasaje en las Escrituras del que podemos aprender a funcionar como líderes de
alabanza obedientes delante del Padre Celestial, que el que se encuentra en el Primer Libro de Crónicas,
capítulo 25. Los puntos más importantes que aprendemos de este pasaje son:
David escogió a las familias de tres hombres para que fuesen apartados para el ministerio de la música y
el canto. Es interesante notar, que el carácter de los hombres que David escogió se encuentra revelado en
sus nombres.
Asaf significa “el que reúne”. Era un líder que influía a los que estaban a su alrededor y los reunía con el
propósito de adorar. Muchos músicos hoy en día atraen a la gente a causa de su gran talento, pero los
reúnen para su propio placer y no para el placer del Padre.
Heman, cuyo significado es “Fiel”, había dado muestras de lealtad y de fidelidad, por lo que fue puesto en
una posición de autoridad.
Finalmente, Jedutun, que significa “el que alaba”, era un hombre que vivía un estilo de vida de constante
adoración.
Los líderes extraordinarios tienen una cosa en común: en algún momento aprendieron de sus directores, a
los cuales se sujetaron en obediencia. No siempre fueron tiempos agradables, pero sin duda, fueron
indispensables en la formación de su carácter.
En este pasaje vemos claramente que todos ministraban como hijos, bajo la dirección de su padre. Todo
líder de alabanza tiene la necesidad de funcionar bajo un padre espiritual, que lo instruya, lo discipule y lo
forme. Es por eso que los grupos de adoración deben tener una visión multigeneracional e incluir a todas
las edades y a todos los miembros de la familia.
Es claro que una instrucción total requiere madurez de parte de los instructores. Se requiere que éstos, no
sólo sean buenos músicos o cantantes, sino también padres en la fe. Donde no hay padres, hay rebelión,
pues el enfoque está en las habilidades y no en el corazón. El ejemplo práctico, el hacer la obra juntos, es
muy necesario en la instrucción a los hijos para enseñarles los aspectos prácticos del ministerio.
1 Cor 4:15-16 Porque aunque tengáis diez mil ayos en Cristo, no tendréis muchos padres; pues en Cristo
Jesús yo os engendré por medio del evangelio. Por tanto, os ruego que me imitéis.