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in tlahtoli, in ohtli
la palabra, el camino
Memoria y destino
de los pueblos indígenas
in tlahtoli, in ohtli
la palabra, el camino
Memoria y destino
de los pueblos indígenas
Natalio Hernández
Edición: Lucila Mondragón Padilla
Imagen de comisa:
Maquizcoatl. Malinalco, México
in tlahtoli, in ohtli
la palabra, el camino
Memoria y destino de los pueblos iodigeoas
CIPAE
3 Poniente No. 711 , Centro Histórico, C.P. 72000
Puebla, Puc., Tel. (O 1 22) 46 68 30
ISBN: 968-856-580-6
EDUCACIÓN BILINGÜE-INTERCULTURAL
Respeto activo a nuestra diversidad, por Sylvia Schmelkes 79
Los indígenas frente a la educación bilingüe-bicultural 83
Los indígenas en los libros de texto gratuitos 91
Hacia el reencuentro con nuestra educación india 95
La educación indígena, una utopía posible 105
Los sueños de un educador comunitario 115
COROLARIO
Dialoguemos con los pueblos indígenas 203
Por Miguel León-Portilla
Expreso mis agradecimientos al
Lic. Miguel Alemán Ve/asco;
al Dr. Luis Benavides, Director
del Centro Internacional de
Prospectiva y Altos Estudios, s. c.
(CIPAE), y al Fondo Nacional para
la Cultura y las Artes, que con
su apoyo hicieron posible la
publicación de la presente obra.
Natalio Hernández
Presentación
Carlos Montemayor
11
PUEBLOS INDÍGENAS Y SOCIEDAD
Los reclamos indios*
• Publicado en México Indígena, órgano de comunicación deiiNI, No. 20, mayo de 1991 .
15
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mexicana, así como a proteger y promover " ...el desarrollo de sus
lenguas, cultura, usos, costumbres, recursos y formas específicas
de organización social, y garantizará a sus integrantes el efectivo
acceso a la jurisdicción del Estado. En los juicios y procedimientos
agrarios en que aquéllos sean parte, se tomarán en cuenta sus prác-
ticas y costumbres jurídicas en los términos que establezca la ley."
En un contexto más amplio, es necesario considerar y reconocer
que los derechos de los pueblos indios se sustentan fundamentalmente
en el derecho a la tierra, que constituye la base material y espiritual
de su existencia; y ésta fue también la base de la revolución social
del presente siglo, en la que destaca la figura de Zapata con su
proclama de "Tierra y Libertad", proclamada en lengua náhuatl.
Es por esto que la revisión y reforma al Artículo 27 de la
Constitución resulta, hoy por hoy, impostergable.
Derivado de la revisión y de la reforma de éste debe considerarse,
por ejemplo, la participación de los pueblos indígenas en los benefi-
cios que genere la explotación de los recursos naturales como el
petróleo y los minerales que se extraen de los territorios indígenas.
Hasta ahot;!t estos programas han servido más bien para desinte-
grarlos, que para hacerlos participar de los beneficios.
Otro de los Artículos que es necesario considerar dentro de las
reformas fundamentales a la Constitución es el 3°, que regula la
educación de los mexicanos. Es cierto que actualmente existe un
proyecto educativo que pretende dar respuesta a las aspiraciones
educativas de los pueblos indios; sin embargo,·éste no tiene sustento
jurídico que explicite sus características y sus contenidos y, sobre
todo, su articulación con el proyecto general de la nación.
Es innegable, pues, que la propuesta de reforma al Artículo 4°
Constitucional significa un avance social y político importante para
el futuro de los pueblos indios y para el país en los próximos años.
Sin embargo, no se trata de una concesión gratuita, sino la respuesta
a las luchas que históric~ente han sostenido nuestros pueblos.
En los últimos 20 años ha surgido un movimiento indio que
demanda la participación de los pueblos indígenas en los diferentes
ámbitos de la vida del país. Sus voces han contribuido a que el
Estado reconozca el carácter multiétnico y pluricultural de la nación
16
mexicana, superando el proyecto de homogeneización lingüística
y cultural que predominó hasta hace algunos años.
Finalmente, esta reforma reivindica la lucha que emprendieron
intelectuales indios como Ignacio Ramírez, El Nigromante, e Ignacio
Manuel Altamirano, quienes en el siglo pasado plantearon en la
Cámara Legislativa el reconocimiento Constitucional de los indios
y encontraron la resistencia de conservadores y liberales. Ahora,
un siglo después, esperamos que estas actitudes hayan cambiado y
que los actuales legisladores valoren y apoyen los reclamos indios
para el bien de la nación mexicana.
17
Las organizaciones indígenas:
¿autonomía o dependencia?*
• Maciel. David R., Ignacio Ramírez, ideólogo de/6beraismo socíal en México. ~JW~, México, 1980.
20
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con una sola lengua y una sóla cultura; para ello era urgente borrar lo
indio. Ésta era la tesis que predominaba a principios del presente siglo.
Las casas del pueblo, las misiones culturales y, más tarde, las
escuelas rurales fueron creadas para lograr tales propósitos. En
particular, se fundó la Casa del Estudiante Indígena en 1926; por
segunda vez (la primera fue en 1536 con la fundación del Colegio
de Santa Cruz de Tlatelolco), se ponía en marcha una institución
educativa para la formación de jóvenes indígenas. Se trataba, con
ello, de demostrar o evidenciar su capacidad intelectual y, al mismo
tiempo, de que actuaran como agentes de aculturación.
Afortunadamente, los hechos rebasaron los propósitos institucio-
nales. Los jóvenes indios no sólo demostraron que eran tan capaces
como los alumnos no indios, sino que exigieron sus derechos de
expresión y de participación política. Surgió así la Federación
Nacional de Estudiantes Indígenas en 1938, cuyos lideres fueJi>n
Ramón Hemández López, mixteco de Oaxaca, y Onésimo Ríos,
zapoteco de la Sierra Juárez. Los propósitos fundamentales de esta
federación consistían en convertir a la organización indígena en un
instrumento de lucha, de trabajo y de superación en favor de los
indios de México. De manera particular se proponía alcanzar las
siguientes finalidades:
2 La voz del indio. Periódico de Información al servicio de la clase indígena, México, 1955.
22
enterró "aparentemente" el orgullo por lo nuestro, por lo mexicano
con raíces culturales indígenas.
El movimiento revolucionario de 191 Oabrió nuevas perspectivas
en el campo de las luchas indias. Emiliano Zapata, indio náhuatl de
Anenecuilco, Morelos, lanzó sus proclamas en lengua n·á huatl.
Quedó registrada así, en la historia del México moderno, la voz del
indio revolucionario que proclamaba "Tierra y Libertad" para los
suyos; su coraje y su temple continúan vivos en el espíritu de sus
actuales descendientes.
En Sonora .los yaquis, al principio con Cajeme al frente y
después con Tetabiate, pelearon denodadamente para defender
su territorio y su identidad cultural. Alvaro Obregón y posterior-
mente Lázaro Cárdenas reconocieron sus derechos. Depusieron
las armas a cambio del reconocimiento de su territorio y la
preservación de sus tradiciones . Hoy día conservan sus ocho
gobernadores tradicionales que velan por la conservación de sus
tierras y por su identidad étnica.
Pasada la Revolución mexicana y, con ello, la consolidación del
actual Estado mexicano, Jos indios entraron en una nueva etapa de
lucha. Ahora aparecen con el mismo estatus social y con los mismos
derechos que el resto de los mexicanos; sin embargo, en 1a práctica
se mantienen ocultos los resabios de la Colonia. El criollo y el mes-
tizo continúan manteniendo una relación desigual con las poblaciones
indias. La Revolución mexicana acabó con las encomiendas; ahora es
el Estado mexicano, la burguesía nacional y la élite gobernante con los
que hay que luchar y negociar para tener un lugar digno y justo en la
nueva sociedad mexicana, en el México moderno del siglo xx1.
• Carta de Pátzcuaro. Dedaración de principios del Consejo Nacional de Pueblos Indígenas {CNPt),
México, 1979.
25
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Pasado el encuentro de Vícam, los maestros indígenas bilingües
por su propia iniciativa y decisión organizaron 11 Encuentro Nacional
de Profesionistas Indígenas Bilingües, ahora en la ciudad de México,
sede de los poderes del Estado mexicano. Como parte de los
resultados de ese encuentro, quedó constituida la Alianza Nacional
de Profesionistas Indígenas Bilingües, A.C. (ANPmAc). Los principios
que le ~eron origen a esta organización spn, entre otros, los siguientes:
30
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Esta situación de aparente debilitamiento de las organizaciones
indias traerá, sin lugar a dudas, nuevos planteamientos y sobre todo
nuevos mecanismos de acción, ya no para demandar, sino para actuar
y desarrollar proyectos alternativos. Vendrá una nueva etapa del
movimiento indio organizado, en la que sus protagonistas no recurrirán
al lamento ni al reclamo, sino que ofrecerán propuestas y acciones
concretas para superar la situación colonial que aún predomina en las
regiones indígenas del país.
Los reclamos son fuertes, muchos de ellos tienen que ver con la
sobrevivencia no sólo de los pueblos indios, sino de toda la humanidad:
7 Convocatoria del Primer Congreso Nacional de la AIIPIW:. jurio de 1988.
31
El mundo cada dia avanza con pasos agigantados hacia la destruc-
ción de la humanidad, pensamos por ello, que necesitamos nuevas
altemativas de vida, enfocar de diferente manera al desarrollo; la
filosofia indígena, las formas de vida y de organización, nuestra
experiencia histórica, deben hacerse presentes en el concierto
mundial de las ideas y tal vez motiven, inspiren otros caminos
porque en fin, hombres nosotros y hombres eUos, todos tenemos
la responsabilidad de construir un mundo más humano. 1
34
La memoria viva de los indios de Chiapas
Comentarios al libro:
Vivir en frontera, de Jan de Vos*
Juicios y prejuicios
Pueblos indígenas y sociedad nacional mestiza han caminado en
forma paralela y asimétrica en nuestro desarrollo histórico, primero
como colonia y más tarde como nación. Son dos realidades sociales
que se tocan, se lastiman, pero se conocen poco. En este proceso, a
nuestros pueblos ha tocado, ciertamente, cargar con la peor parte;
no sólo han soportado el peso de la explotación, sino q"-e muchas
veces les ha sido negada su condición humana y han sido despojados
de su identidad cultural.
Con frecuencia, se tiene una imagen estereotipada de nosotros:
los tontos e ignorantes, indiferentes, que no sabemos hablar el español
y nos resistimos al cambio y a la modernización. Pareciera que en
el subconsciente de la sociedad mexicana se mantienen vivos los
juicios y prejuicios que en la Colonia justificaron la discriminación,
la evangelización y la explotación de nuestros pueblos.
Por otra parte, existe una imagen mítica de los indígenas de tiem-
pos prehispánicos: somos los constructores de grandes pirámides,
conocedores de las matemáticas y el registro del tiempo; los notables
guerreros, ~e audacia y nobleza reflejada en Cuauhtémoc, el joven
abuelo, todo ello ratificado por la historia oficial que fundamenta la
conciencia nacional de los mexicanos. Sin embargo, esta imagen se
presenta de manera ahistórica y acritica, sin ninguna vinculación con
la presencia de nuestros pueblos en el contexto de la sociedad actual.
En ciertos sectores de la sociedad mexicana también se percibe
a los pueblos indígenas como algo extraño, exótico; como parte de
un mundo lleno de colorido por los trajes, las danzas, la música
tradicional, las artesanías. Con frecuencia se piensa y se propone:
" hay que ayudarlos y protegerlos porque enriquecen la diversidad
cultural de México" . Pocas veces se nos considera como iguales,
45
como mayores de edad, en última instancia como mexicanos con
los mismos derechos y obligaciones; se pretende tratamos como
menores de edad que necesitáramos protección.
Estos juicios y prejuicios cobran particularidades distintas en
cada región del país. En la Huasteca., por ejemplo, para la sociedad
ladina local, todas las personas que bajan de los pueblos circun-
vecinos son compadritos, inditos, pobrecitos, tontitos. Caminamos
por las calles de la ciudad como extraños en una sociedad que
también nos pertenece, a la que alimentamos con nuestros productos
y sostenemos con nuestra fuerza de trabajo.
Carlos Montemayor, en alguna parte de su obra Los tarahu-
maras, pueblo de estrellas y barrancas, nos dice que:
47
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Juicios y prejuicios
Pueblos indígenas y sociedad nacional mestiza han caminado en
forma paralela y asimétrica en nuestro desarrollo histórico, primero
como colonia y más tarde como nación. Son dos realidades sociales
que se tocan, se lastiman, pero se conocen poco. En este proceso, a
nuestros pueblos ha tocado, ciertamente, cargar con la peor parte;
no sólo han soportado el peso de la explotación, sino que muchas
veces les ha sido negada su condición humana y han sido despojados
de su identidad cultural. 1
Con frecuencia, se tiene una imagen estereotipada de nosotros:
los tontos e ignorantes, indiferentes, que no sabemos hablar el español
y nos resistimos al cambio y a la modernización. Pareciera que en
el subconsciente de la sociedad mexicana se mantienen vivos los
juicios y prejuicios que en la Colonia justificaron la discriminación,
la evangelización y la explotación de nuestros pueblos.
Por otra parte, existe una imagen mítica de los indígenas de tiem-
pos prehispánicos: somos los constructores de grandes pirámides,
conocedores de las matemáticas y el registro del tiempo; los notables
guerreros, ~e audacia y nobleza reflejada en Cuauhtémoc, el joven
abuelo, todo ello ratificado por la historia oficial que fundamenta la
conciencia nacional de los mexicanos. Sin embargo, esta imagen se
presenta de manera ahistórica y acrítica, sin ninguna vinculación con
la presencia de nuestros pueblos en el contexto de la sociedad actual.
En ciertos sectores de la sociedad mexicana también se percibe
a los pueblos indígenas como algo extraño, exótico; como parte de
un mundo lleno de colorido por los trajes, las danzas, la música
tradicional, las artesanías. Con frecuencia se piensa y se propone:
"hay que ayudarlos y protegerlos porque enriquecen la diversidad
cultural de México". Pocas veces se nos considera como iguales,
45
como mayores de edad, en última instancia como mexicanos con
los mismos derechos y obligaciones; se pretende tratarnos como
menores de edad que necesitáramos protección.
Estos juicios y prejuicios cobran particularidades distintas en
cada región del país. En la Huasteca, por ejemplo, para la sociedad
ladina local, todas las personas que bajan de los pueblos circun-
vecinos son compadritos, inditos, pobrecitos, tontitos. Caminamos
por las calles de la ciudad como extraños en una sociedad que
también nos pertenece, a la que alimentamos con nuestros productos
y sostenemos con nuestra fuerza de trabajo.
Carlos Montemayor, en alguna parte de su obra Los tarahu-
maras, pueblo de estrellas y barrancas, nos dice que:
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Muchos de nosotros percibimos, al salir de la comunidad y
regresar tras determinado tiempo, que la primera reacción es que
ya nos volvimos coyotes. Sólo al observar nuestras actitudes
y comportamiento, si son acordes a los patrones culturales de la
comunidad, vuelven a considerarnos Masehuales: hombres del
pueblo, de la comunidad.
Estos y otros prejuicios tienen las comunidades nahuas de la
Huasteca hacia la gente extraña, hacia los no indígenas. En ca-
da región del país se presentan actitudes de rechazo hacia el no
indígena, hacia el mestizo, hacia el blanco. Hace unos diez años,
una maestra de preescolar me comentaba que al impartir un curso
en la Montaña de Guerrero, sufrió un lamentable rechazo de la gente
indígena de la región. Ella me decía muy indignada y triste: ''Natalio,
yo soy mexicana, no soy extranjera. Formo parte de esta tierra, no
tengo la culpa de ser blanca. Así nací."
Una anécdota que ilustra el rechazo de los indígenas hacia los
no indígenas es la siguiente: en una reunión de padres de familia,
todos ellos hablantes del náhuatl o mexicano, el maestro les explicó:
"Todos nosotros somos mexicanos porque hablamos el mexicano"; los
señores estuvieron de acuerdo. Enseguida afrrmó que los coyotes o
mestizos también eran mexicanos; los señores negaron tal afirmación.
Los indígenas de Chiapas llaman "caxtlán" al extraño y también
al que los engaña, al que los explota. Seguramente la palabra
proviene de la deformación de caxtilan para referirse al castellano:
persona venida de Castilla.
Históricamente, la relación de indígenas chiapanecos con el
caxtlán ha sido tortuosa, llena de agravios y despojos. La obra de
Jan de Vos, VIVir en Frontera, recoge esta historia de sufrimien-
tos de los pueblos indígenas. Esta misma réalidad y esta misma
imagen de caxtlán se presenta en las diferentes regiones de México:
el que despoja, el que explota, el que engaña, el que atraca, recibe
diferentes nombres: chabochi, para los tarahumaras; yori, para los
yaquis; coyotl, para los nahuas; turix, para los purhépechas, nbeeje,
para los hñlihñu; pero la actitud es la misma. Un testimonio recogido
por Carlos Montemayor en la Tarahumara ilustra la actitud del
chabochi, del coyote, del caxtlán. Habla la voz tarahumara:
48
Se cuenta de un mestizo que pasaba por la casa de un indígena,
vio sus cabras y le pidió que le vendiera una; accedió el indígena
proponiéndole precio de diez pesos al animal. El mestizo le pidió
que se lo matara y destazara a cambio de dejarle el menudo. Hecha
la tarea, el indlgena le pidió que le vendiera la asadura, el cuero y
la pierna. El mestizo accedió asignando a cada pieza el valor de
cinco pesos, que en total hicieron quince. Por lo que el mestizo
salió ganando en la operación casi toda la carne qel animal, más
cinco pesos que le quedó a deber el indlgena.
50
La voz indígena ante el nuevo milenio*
·Mensaje presentado en el loro: Enfrentando los retos globales del nuevo milenio, organizado por
State of the Wor1d Forum y el Gobierno de Guanajuato, noviembre de 1996.
51
Por otra parte, dentro del diálogo cultural entre civilizaciones
diversas, hay que considerar la emergencia de una nueva realidad
social en América. Los pueblos y culturas indígenas ya no perma-
necen encerradas en su ámbito comunitario: han rebasado las
fronteras nacionales y están transitando por el mundo globalizado.
Hoy día podemos encontrar a mixtecos, zapotecos, purhépechas y
tantos otros hermanos indígenas empeñando su fuerza de trabajo en
California, Nueva York y otras ciudades de Estados Unidos, precisa-
mente en el corazón del imperio.
En sus nuevos espacios sociales conservan gran parte de su
patrimonio cultural. Nos están ensefiando, con su experiencia coti-
diana, que se puede participar en la globalización sin renunciar a la
identidad particular, al origen propio.
Lo mismo sucede con los hermanos quechuas, aymaras y mapuches,
quienes han optado por abrirse paso en la sociedad europea para buscar
el sustento económíco. Para todos ellos, pedimos que se les vea con
nuevos ojos, con una mirada digna y que se les trate oon pleno respeto
a los derechos humanos universalmente reconocidos.
En este contexto, uno de los grandes retos del próximo milenio
para América Latina en particular, y en general para América y
el mundo, consistirá en que las sociedades nacionales tendrán
que considerar el diálogo intercultural al interior de cada uno de
los países. Y sobre este principio, empezar a construir las nuevas
relaciones entre estados nacionales y pueblos indígenas, con base
en la equidad y el desarrollo justo y equilibrado, donde el capita:l
y el libre comercio, no sean los únicos dioses a los que el hombre
moderno tenga que seguir venerando y rindiendo culto. La
educación, la política y el desarrollo, deben jugar aquí un papel
muy importante.
Habrá de ser una educación que prepare a las nuevas gene-
raciones para convivir y desenvolverse en una sociedad que asuma
la diversidad como parte de su vida cotidiana. Para ello, será'
necesario formar a los cuadros técnicos y pensadores indígenas
capaces de instrumentar proyectos educativos y de desarrollo en
el marco de la convivencia multicultural y libre determinación
de los pueblos indígenas.
52
En lo político, debe ampliarse los espacios de participación en
los diferentes ámbitos y niveles, superando la confrontación, para
canalizar la energía de los pueblos indígenas hacia la construcción
de modelos de convivencia plural y democrática.
Por último, en lo económico, debe replantearse el concepto de
desarrollo para considerar las expectativas socioeconómicas de cada
pueblo y región. En suma, los proyectos y programas de desarrollo
deben incorporar los saberes y conocimientos locales, los valores
morales y espirituales propios, para asegurar la permanencia de la
cultura y las comunidades indígenas.
Insistimos, la globalización no riñe con lo particular y
específico . Entendemos que las culturales particulares deben ser-
virnos, cada vez más, para arraigarnos a la madre tierra que,
hoy por hoy, sigue siendo la morada material y espiritual de
todos los pueblos del mundo.
Concluyo esta breve intervención, recordando las palabr(iS que
recogí de un anciano de mi pueblo, pronunciadas en lengua náhuatl,
en una reunión comunitaria. Su contenido, a mi juicio, constituye
una invocación y una plegaria al universo; un llamado a la conciencia
de todos los hombres de la tierra:
•
lpan in Altepetl
timoquetztica
axcan cahuitl ximopalehuili
nochi in Anahuac
ihuan Semanahuac;
ihuan quen quix tlalticpac chaneque
ihuan nochi tlen quitlasohtla
in toyesmecayo.
62
Más allá de los 500 años*
La identidad primaria
Hasta los 1Oañós de edad, recuerdo ahora, nunca me pregunté quién
er~~:; mi pueblo lo' era todo. Tenía en él un espacio social que me
daba una identidad propia. La lengua náhuatl, mi lengua materna
resolvía todas mis necesidades de comunicacíón; era para mí, en
aquel momento, la lengua universal. Me daba cuenta que la lengua
de mis padres estaba presente en todos los rincones de mi familia
y de mi pueblo. En esa lengua se comunicaban los nifios, los
adultos y los ancianos.
Según los contextos en que se usaba, la lengua adquiría tonali-
dades, niveles y profundidades. Representaba para mí una gran
emoción escucharla y comunicarme en ella. ·
Mi pueblo también ofrecía roles culturales que con el tiempo
iban conformando valores que los miembros de la comunidad
interiorizaban. Recuerdo ahora que los niños no debíamos saludar
a los adultos y ancianos, actitud que no denotaba indiferencia, sino
respeto y distinción. Llamábamos a todos los ancianos abuelos y
abuelas, y a los adultos, tías y tíos, costumbres que con el tiempo,
iban conformando en nuestra conciencia un tejido social comunitario.
En las ceremonias tradicionales al maíz o chícomexochítl en
lengua náhuatl, se nos insistía en que la tierra es Tonantzin, nuestra
64
madre, de donde proviene nuestro sustento. Sentía que la comunidad
era como una gran escuela, una gran familia en donde me enseñaban
y aprendía cosas útiles para la vida. También recibía castigos por
violentar normas tradicionales, por ejemplo, pisar granos de maíz o
tender el petate sobre ellos.
La identidad rota
Parte del martirio de saber quién era comenzó cuando asistí a la escuela
Recuerdo que el maestro no hablaba el idioma del pueblo; repri-
mía severamente a los niños que hablaban la lengua de nuestros
padres. Entonces empezaron mis primeras dudas sobre la validez
de mi lengua, de mi cultura y de todo lo que la comunidad y mis
padres me habían enseñado. A los 14 años tuve que salir de mi pueblo
para cursar los estudios de Secundaria. En ese nuevo ambiente, ajeno
a mi mundo cultural, pasé desapercibido; era uno más de los alumnos.
Los maestros nos daban a todos el mismo trato. Escondí mi idioma,
lo guardé para mí mismo; no había el espacio social parll comuni-
carme a través de él. Sólo lo usaba cuando regresaba a mi pueblo.
El momento crítico de poner en duda mi propia identidad fue
cuando ingresé como maestro bilingüe. Entonces fue cuando sentí
la presión y discriminación de la sociedad nacional hispanohablante.
A partir de entonces tomé conciencia de que era diferente; que mi
lengua y todo lo que la comunidad me había enseñado estaba en
desventaja y subordinado por la sociedad nacional dominante; había
que aprender otros conocimientos, otros valores, que muchas veces
negaban o contradecían los propios.
Entonces tomé conciencia de la existencia de palabras lacerantes
que la sociedad no indígena usa para herimos, lastimamos y humi-
llarnos. Indio es la palabra más fuerte, indígena más o menos suave;
indito es lo más paternal y condescendiente que se nos aplica.
Si al principio rehuía a estas palabras, con el tiempo las hice
propias para usarlas, desgastarlas y desecharlas. Participé en organi-
zaciones usando el concepto indio para luchar, reclamar y denunciar.
Ahora estoy convencido que la sociedad mestiza hispanohablante
tiene que escuchamos. Tenemos que dialogar y respetamos para
trazar juntos un mejor futuro para las nuevas generaciones. La so-
65
. .:: .)
.~~~·~ ·
ciedad no indígena tiene que dignificar las raíces indias para
reafirmar su identidad. En los últimos 20 años, los indios hemos
hablado muy fuerte para que nos escuchen; nosotros mismos nos
damos cuenta ahora que, por mucho tiempo, casi 500 años, hemos
estado a la defensiva, resistiendo los embates de la explotación,
la dominación cultural y la discriminación social, así como la mani-
pulación política. Hemos usado gran parte de nuestra energía, como
lo dice el hermano Jacinto Arias Pérez, tzotzil de Chiapas, para
defendernos y hemos empleado muy poco tiempo, para pensar y
construir nuestro futuro.
Comentarios al libro:
Los indios ayer. hoy y mañana
de Luis Benavides•
71
Acteal frente al monólogo del poder*
76
EDUCACIÓN BILINGÜE-INTERCULTURAL
Respeto activo a nuestra diversidad
Sylvia Schmelkes*
82
Los indígenas frente a la educación
bilingüe y bicultural*
Introducción
85
aumenta a 14,500 promotores culturales y maestros bilingües,
dependiendo para entonces de la Dirección General de Educación
Extraescolar en el Medio Indígena, de la SEP. A diferencia de
los primeros promotores, su labor consiste en llevar una edu-
cación bilingüe y bicultural a los niños indígenas en todos los
grados de la educación primaria, así como promover el desa-
rrollo integral de las comunidades indígenas.
Propuestas
Hemos intentado analizar la situación que guarda la educación
indígena bilingüe y bicultural que nosotros mismos llevamos a
nuestros pueblos.
Nos quedaríamos en el plano de la lamentación, si no ofrecié-
ramos al mismo tiempo alternativas concretas para superar cuali-
tativamente el malllamado"'Problema indígena", en lo que a educa-
ción se refiere.
Actualmente, los indígenas hemos entendido que el problema no
somos nosotros, sino que otros nos han creado el problema; visto
desde este ángulo, queremos apelar a la conciencia nacional para
reconocer que la integración de los indígenas a la vida del país ha
significado, en última instancia, una asimilación cultural, lo cual
constituye un etnocidio.
Tenemos entonces que reflexionar profundamente, indígenas y
no indígenas, despojándonos de todo prejuicio y dejando de lado la
preocupación de que ahora los indígenas desean un mundo aparte.
En consecuencia, proponemos:
• Que la educación bilingüe y bicultural se haga realidad no
sólo en términos de forma sino de contenido. Entendido el bilin-
güismo como el dominio pleno de los dos idiomas, el propio y el
oficial. Por lo que toca al biculturalismo, debe enseftarse no sólo
los valores de la cultura nacional (occidental), sino que el alumno
debe iniciarse por el conocimiento de su propia cultura, y por
88
$ nmmnníf*'
cultura indígena entiendo: la tecnología para el cultivo de la tierra.
la organización social para el trabajo, la medicina tradicional,
las autoridades internas de la comunidad, el sistema de numera-
ción, la música, etc., que en conjunto representan una cosmovi-
sión y una manera de actuar diferente a la de la sociedad nacional.
• Que es urgente la conformación de una pedagogía de conte-
nido bilingüe y bicultural que contemple la cosmovisión de los
pueblos indígenas.
• Es urgente también la formación de pedagogos y lingüistas
indíge_n as del nivel medio superior y superior, para romper la
1
dependencia en la conformación de planes y programas educativos
aplicables al medio indígena.
• Que los Centros de capacitación para la carrera de Técnico
bilingüe en educación indígena que funcionan en diferentes regio-
nes del país para el personal de promotores culturales bilingües,
dependientes de la Dirección General de Servicios Educativos en el
Medio Indígena, reciban todo el apoyo técnico y financiero por parte
de la SEP y que el contenido de sus planes y programas contemple el
conocimiento científico de los idiomas indígenas.
• La creación del Instituto Mexicano de Lenguas que se aboque
a la investigación, estudio y fomento de las lenguas indígenas, con
la participación de elementos indígenas.
• La oficialización de las lenguas indígenas a nivel regional, con
validez paritaria con respecto al espaftol, como paso inmediato al
reconocimiento del plurilingüismo y pluriculturalismo que carac-
tertiza al país.
• Que la participación de los elementos indígenas no sea sola-
mente en el nivel aplicativo, sino que se integre un equipo técnico
con maestros bilingües, como acción inmediata, dentro de la
Dirección General de Servicios Educativos en el Medio Indígena,
en el Instituto Nacional Indigenista, en la Dirección General de
Culturas Populares, en la Dirección General de Programas
Especiales, en el Consejo Nacional Técnico de la Educación, en el
Centro de Investigaciones Superiores del Instituto Nacional de
Antropología e Historia, entre otras.
Tras conocer nuestras propuestas, los indigenistas tienen la palabra.
89
Los indígenas en los libros de texto gratuitos*
A diferencia de lo que concibieron y proyectaron pensadores y
.t-\.educadores de principios del presente siglo, hoy nuestro país
se reconoce como una nación multiétnica, plurilingüe y pluricultural.
Quedó atrás el proyecto de un Estado-Nación homogéneo en lengua,
cultura, valores, formas de vida y tradiciones; en cambio, cada día
cobra mayor vigor en la conciencia de los mexicanos el desarrollo
de una sociedad que reconoce su rostro plural, para fincar sobre la
base de la diversidad étnica, la unidad de la nación mexicana.
Este nuevo proyecto de Estado-Nación es el resultado de la
dinámica social que el país ha vivido, sobre todo en los últimos 20
años. En él, los pueblos indios reclaman espacios de participación
como un derecho a la diferencia cultural y al etnodesarrollo,
demandas que el gobierno de la República, en la presente adminis-
tración, acepta en el Plan Nacional de Desarrollo y el Programa
Nacional de Educación, Cultura, Recreación y Deporte.
Reconocer y desarrollar la diversidad étnica del país implica
realizar acciones concretas que propicien la investigación, promoción
y difusión de las formas de vida, valores y expresiones culturales
de las 56 etnias indígenas, así como de la población rural y margi-
nal de las zonas urbanas. Sólo conociendo lo que somos, lo que te-
nemos y el potencial creativo que poseemos, podremos hacer frente a la
crisis que vive la nación mexicana, al igual que otros países del mundo.
La descentra! ización educativa forma parte de la estrategia gene-
ral para propiciar el desarrollo local y regional. Dentro de este
proceso, existen significativos avances en materia de elaboración
y producción de textos que dan cuenta de la historia y la geografía
regional y, consecuentemente, de las características socioculturales
y geográficas de las entidades federativas del país. La Comisión
Nacional de los Libros de Texto Gratuitos de la SEP ha iniciado la
publicación de El libro de mi tierra, con el cual los niños podrán
enriquecer la información contenida en los libros de texto, ya que
incluye temas de sus antepasados, de sus tradiciones y de su lugar
• Publicado en la revista México Indígena, del Instituto Nacional Indigenista, México, 1988.
91
$mmmttm4
natal; en fin, se trata de ediciones que hablan de "todas las cosas
que los hacen distintos y a la vez semejantes a otros pueblos."
Por su parte, la Dirección General de Educación Indígena,
desde la administración anterior, ha publicado diferentes mate-
riales en español y lengua indígena que apoyan la educación
bilingüe-bicultural. Esta acción se enriquece con los actuales
proyectos que captan, mediante la metodología de investigación
participativa, contenidos étnicos para su inserción curricular
como contenidos educativos. Los ancianos y sabios de las comu-
nidades indígenas participan activamente en esta investigación
y difusión de su propio saber, así como en la formación de las
nuevas generaciones capaces de promover el desarrollo de sus
comunidades, de su región y del país. Se trata pues, de formar
generaciones indias enraizadas fuertemente en su origen y en su
historia, para que contribuyan plenamente al proyecto de desa-
rrollo general de la nación .
También el Instituto Nacional Indigenista, la Dirección General
de Culturas Populares y la Dirección de Promoción Cultural de la
SEP, realizan importantes publicaciones que muestran la riqueza
cultural de nuestro país y su potencial creativo para auspiciar
proyectos de desarrollo regional.
Sin embargo, queda mucho por hacer. Hace falta ampliar estos
espacios de expresión y difusión dentro de los lib.ros de texto, no
sólo de la educación elemental, sino de todos los niveles educativos.
Esto contribuirá a formar una nueva conciencia en alumnos, maes-
tros y mexicanos en general, sobre la riqueza cultural que tenemos
y las posibilidades de su recuperación, recreación y desarrollo. Lo
principal, desde mi punto de vista, es que la presencia de los indios
en los libros de texto ayudará a superar los prejuicios en tomo a
este importante sector de la población, para dejar de verlos como
inferiores, como carga social o como vergüenza nacional. Superar
esta actitud discriminatoria implica reconocer que los indígenas
tienen mucho que aportar al país: su tecnología tradicional milenaria,
sus valores comunitarios, sus conocimientos sobre la naturaleza,
así como el profundo humanismo que se expresa en sus relaciones
de armonía con su entorno social y natural.
92
$n"""ñn#.,
De esta manera, resulta de vital importancia incluir en los libros
de texto monografias de los grupos indígenas, que nos hablen de su
literatura, su historia, sus fiestas y tradiciones, su arte y sus
artesanías. Habrá grupos que nos refieran sobre su ecología, como
en el caso de los totonacos de Papantla, Veracruz, con la leyenda
del bosque o Xanath (la vainilla), la niña flor que es parte de su
vida social y familiar; los mixes de Oaxaca, nos hablarán del "Rey
Condoy", que continúa compartiendo su vida cotidiana; los nahuas
de las distintas regiones del país, escribirán acerca del Xochipi-
tzahuac (flor menudita), que refleja su percepción poética de la
vida. La variedad de peces podrá ser explicada po~ los seris en Sonora,
así como las técnicas que utilizaban para tallar el palo de fierro
en la confección de diferentes artesanías; los huaves de la costa de
Oaxaca nos hablarán del caracol marino del que extraen la pintura
natural para sus telas; o bien, los grupos étnicos podrán decimos y
enseñarnos todo acerca del maíz, como base del sustento material
y espiritual de los pueblos de Mesoamérica y del actual pueblo de
México. En fin, ya no se trata de los indios muertos que fundaron
Teotihuacan, Mitla, Palenque o Tula, sino de los once millones de
mexicanos que siguen ligados a sus costumbres y que con su aporte
cultural y producción material dan vida y forma al rostro plural
de México.
Crear y desarrollar en los alumnos mexicanos esa conciencia
sobre la riqueza cultural y la importancia de nuestro pasado histórico,
contribuirá a reforzar el dique de contención a la penetración cul-
tural extranjera'q ue amenaza día con día nuestra identidad nacional.
Ampliar y consolidar los espacios de expresión de los pueblos
indios en los libros de texto del Sistema Educativo Nacional resulta,
hoy por hoy, una tarea urgente para bien del México moderno y de
la educación de los mexicanos que han de recibir el siglo XXI.
93
Hacia el reencuentro con nuestra educacion india*
Palabras previas
1 Ter.r1 Matl, .bw1 Maruel. B fb&JIIÍelltl tb!ilb des cix:lad de~ D. F., Mélcioo, 1975, p. 159.
96
$"'""'"""~
Generalmente, se enseña a los niños cómo conducirse en la
familia y en la comunidad. Entran en un proceso de socialización
que les permite ir integrando los conocimientos. Este proceso les
ayuda a distinguir a los miembros de la familia, aprenden a dirigirse
a los adultos y a los ancianos. Se les enseña también a observar
cómo se hacen las cosas, a grabarse bien cómo se hacen los trabajos,
a aprender participando. Aquí podemos recordar que nuestros
abuelos indios nos enseñaban a través de los códices, en los que
estaban representadas las imágenes más significativas; a través de
estos códices, nos enseñaban a narrar¡y a recordar los conocimien-
tos, los valores y la filosofía misma. No éramos un pueblo ágrafo,
ni un pueblo sin historia, como todavía sostienen las ciencias socia-
les y muchos científicos sociales.
En esta edad los niños aprenden la lengua, nuestra lengua, la afir-
man; por eso, cuando ingresan a la escuela, cuando alcanzan la edad
de seis años, ya saben muchas cosas en su idioma, no es verdad que
permanecen ignorantes como afirman muchos maestros no indios.
También en esta edad conocen los nombres de las plantas, sus usos,
sus propiedades curativas; conocen las siembras, los cultivos; conocen
los animales salvajes y domésticos. En fin, conocen su entorno ecológico.
También empiezan a contar, porque necesitan contar las cosas,
necesitan contar los juguetes, contar los pájaros, las mariposas y
todas las cosas que les rodean.
Durante la edad adulta entramos a la etapa del razonamiento. En
esta·edad nuestra personalidad se va reafirmando, se va enraizando,
porque los conocimientos se van ampliando para entrar a esta etapa.
En este periodo podemos decir que se asimilan y se aftrman los
valores de la vida, los valores que rigen nuestra existencia s.o cial;
estos valores son, a mi juicio, la verdad a través de la palabra, el
trabajo, el sentimiento de solidaridad y el respeto:
3 Plan General para la Educación y el Desarrollo Integral de los"Pueblos Indios de México. Una
demanda India. Organización Nacional de Etnolingliistas Indios, A. C. (OHEw:), México, 1982.
4 Nt>IBIC. Los indfgenas y su política educativa Méxioo, 1980.
101
$mm'"'''" 1ft
Necesidad de una pedagogía india
Para poder desarrollar una educación india, se necesita crear
una Pedagogía India. Necesitamos enraizar esta pedagogía en las
palabras antiguas, en la sabiduría de los ancianos, en los conoci-
mientos de nuestros mayores.
La pedagogía que aplicamos actualmente como maestros
bilingües es una pedagogía de importación, venida de ultramar;
también viene de acá arriba, producto de la inteligencia de los hom-
bres blancos; no podemos decir que es una pedagogía mexicana.
Esta nueva pedagogía india debe contemplar la metodología, las
técnicas y las didácticas de la educación que ya existen en nuestras
comunidades. Debe contemplar también los materiales didácticos y
la evaluación que nos perm ita verificar si los contenidos responden
al tipo de educación que reclaman nuestros padres y en general
nuestros pueblos indios.
Palabras finales
Aquí termino mis palabras. De todo corazón desearía que no fueran
vanas. A mí, realmente, me preocupa este asunto. Siento sincera-
mente estas angustias.
Nosotros, los que ahora ya somos jóvenes y adultos, fuimos edu-
cados, instruidos o ilustrados diría yo, en escuelas para occidentales
que nos causaron mucho daño, nos han hecho extraviamos, nos
llevaron hacia el camino de ustedes, nos hicieron abandonar nuestro
camino, nuestro propio destino histórico.
Ya no queremos seguir sustituyendo la educación india por la edu-
cación occidental, ya no queremos seguir preparándonos para cambiar
el atole por los jugos enlatados, para cambiar las tortillas por los hot
103
.$Jmmmttm . ,
dogs y las hamburguesas; la música de la flor y el canto por John
Travolta y muchas otras cosas tristes y vergonzosas que ahora nos
acontecen.
Ya no queremos que nuestros hijos anden sufriendo y anden
huérfanos en las ciudades; deseamos que nuestros hijos y nuestros
nietos ¡vuelvan a enraizarse en nuestros pueblos indios, donde puedan
escuchar la música de la flor y el canto, donde puedan ser hombres
dignos, donde puedan contemplar los pájaros, donde puedan admirar
la belleza de las flores, donde puedan respirar aire fresco y puro,
donde puedan comer de corazón y con dignidad una tortilla, donde
puedan crecer sanos y fuertes como nuestros abuelos.
Será dificil este trabajo, será dificil volver a desarrollar nues-
tro pensamiento, porque está enfrentado con el pensamiento
occidental; nosotros queremos seguir respetando a nuestra madre
tierra, ustedes ett tanto representantes de la cultura occidental,
consciente o inconscientemente desearían destruirla toda, .sacarle
toda la riqueza; nosotros buscamos la flor y el canto, ustedes
buscan cosas materiales y dinero; nosotros buscamos el diálogo
con nuestros corazones, el diálogo interno; ustedes hablan, in-
ventan palabras, palabras, sólo palabras. Por eso siento que es
difíci l esta preocupación, por eso siento dificil este diálogo, el
diálogo entre occidente y el mundo indio. Sin embargo, creo que
no todo está perdido, creo que podemos hacer algo todavía, existe
una esperanza, un posible camino a seguir.
Quisiera concluir mis palabras, retomando algunas de las ideas
ya expresadas por el maestro José Rivero, cuando ha dicho que esta
reunión es un encuentro de lingüistas y educadores, cuando invita a
exponer la calidad técnica de los participantes. Yo diría que este
Seminario es un encuentro de indios con no indios, encuentro de
hombres, reencuentro del hombre con el hombre mismo. Yo invitaría
a todos a exponer y a expresar no sólo la calidad de su técnica, sino
su esencia humana, su calidad humana, como nosotros hemos expre-
sado la nuestra.
104
La educación indígena: una utopía posible*
A mi maestro y amigo,
Guillermo Bonfil Batalla
Consideraciones previas ·-
11 9
..
·.
Nezahualcóyotl (1402-1472)
127
Los idiomas meiicanos y la lengua española*
132
EL AHUEHUETE
A mi esposa BertluJ
que nació y creció al
amparo de un Alruelruéle
Hijitos.... N opilconehuan...
Mis pequeflos retoftos; Noxochipipilhuan,
han olvidado su ralz y su esencia. inconilcatoque toxicnelhuayo
ihuan toyeso.
136
La literatura indígena
en tiempos de guerra en Chiapas*
El contexto internacional y nacional ._
l")ara los pueblos indígenas de América. 1992 significó el final de un
r proceso y el inicio de una nueva era: el surgimiento de un tiempo
nuevo. Este fenómeno se desarrolló en los últimos años, fundamental-
mente, a través del movimiento continental 500 añoo de resistencia india.
En 1992, los pueblos indígenas derrumbaron los símbolos de la
presión y del colonialismo en América. En San Cristóbal de las Casas,
Chiapas, fue demolida la estAtua del conquistador y colonizador ·
Diego de Ma.zariegos. Otro tanto sucedió con las estatuas del Virrey
Antonio de Mendoza en Morelia, Michoacán y la de Francisco
Pizarro en el Perú. El llanto, el dolor y el coraje contenido por siglos
explotó y trascendió hacia los diferentes rumbos del continente para
empezar a construir una nueva esperanza, un nuevo porvenir. $e
inauguró así una nueva etapa del movimiento indígena que, dicho
poéticamente, hizo nacer un nuevo sol, un nuevo amanecer.
Rigoberta Menchú Tum, maya-quiché de Guatemala simboliza
y, al mismo tiempo, protagoniza a nivel internacional este nuevo
movimiento indígena. Su vida resume la centenaria lucha de los
pueblos indígenas por conquistar su liberación. En la obra Yo soy
Rigoberta Menchú, asi me nació la conciencia, se pueden leer las
páginas dramáticas de la vida de un pueblo explotado, di8Criminado
y sin esperanza hacia el futuro. Refleja, en todo caso, el drama en
que se debaten los pueblos indígenas de América y del mundo al
finalizar el siglo xx.
La vida de Rigoberta Menchú representa el despertar de una
conciencia, a partir de la cual los pueblos deciden asumir su propia
historia para reescribirla y protagonizarla. Al otorgársele el Premio
Nobel de la Paz, Rigoberta Menchú se convierte en el símbolo de
la esperanza y también de un nuevo porvenir para los pueblos
indígenas.
• Presentado en el Encuentro enl1e.Arlislas e lnte19ctuales Amerin6os y Espa/loles, orgarizado en
Madrid por la Fundación de Artistas a r"telectuales por los Pueblos lndigenasde lberoamérlca y la
Universidad Complutense, El Escorial. España, julio, 1995.
137
El 19 de diciembre de 1992, al dirigirse a sus compatriotas guate-
maltecos, expresó:
El preludio de la guerra
Los escritores en las lenguas indígenas de México habíamos iniciado
un proceso en 1990. Desde esa fecha veníamos celebrando
encuentros nacionales y locales para compartir experiencias en el
campo del desarrollo y la difusión de las lenguas indígenas. Y
también en el proyecto de creación de una literatura indígena
contemporánea. En fm, nos proponíamos, por medio de la palabra,
llamar la atención de la sociedad mexicana sobre la presencia
contemporánea de los pueblos indígenas y la necesidad de superar
la visión arqueológica, mítica y folclórica que de ellos se tiene en
amplios sectores de la sociedad nacional.
Con estos afanes y objetivos, en noviembre de 1993 se constituyó
la Asociación Nacional de Escritores en Lenguas Indígenas. Clau-
suramos nuestra Asamblea Constitutiva con la firme decisión de
regresar a nuestros pueblos, para promover el desarrollo de las
lenguas y la literatura propias. Como lo decían nuestros abuelos en
tiempos antiguos, a cultivar la flor de la palabra.
Justamente en noviembre de 1993 el joven poeta tzotzil Alberto
Gómez Pérez, escribió un poema en su idioma nativo y en español,
139
con el título Te maje/ utz 'inele que el autor traduce como El chicote.
Personalmente me pareció un preludio, el anuncio de algo que venía
atrás, que estaba por acontecer, por estallar. El poema es bastante
largo. Sólo transcribo algunos fragmentos en español.
La guerra y la palabra
El poeta tzotzil percibió la tensión social que prevalecía y que podía
estallar en cualquier momento. Y estalló. El primero de enero de
1994, los pueblos indígenas de los Atos de Chiapas dijeron al
141
supremo gobierno: ¡Ya basta! Basta de proteger los intereses de
caciques y terratenientes de la región, que por siglos han sangrado
a los pueblos indígenas.
Así se inició el conflicto armado entre el Ejército Zapatista de
Liberación Nacional y el Ejército Mexicano. "Los hombres de maíz",
"los hombres de la palabra verdadera", como ellos mismos se
denominan, decidieron ofrendar sus vidas para ser vistos y escucha-
dos. Optaron por ocultar sus rostros con pasamontañas y paliacates
mexicanos para no ser reconocidos; alzaron su voz para gritar que
existen a pesar de cinco siglos de opresión y explotación despiadada.
Jan de Vos; en su reciente libro Vivir en frontera, hace un recuento
detallado de la experiencia dolorosa que los pueblos indígenas de
Chiapas han vivido desde la Colonia hasta nuestros días. Nos
recuerda que hasta fechas recientes eran objeto de todo tipo de
vejaciones, insultos y maltratos públicos.
Volviendo al conflicto armado de enero de 1994, como es bien
sabido, el personaje central es el Subcomandante Marcos. Según la
información disponible, es un hombre no indígena que desde hace
diez afios se introdujo a la Selva y convivió con los nativos para
diseñar junto con ellos un proyecto de liberación: un nuevo proyecto
de vida En el actual proceso de diálogo han aparecido públicamente
otros personaje fundamentalmente indígenas: hombres y mujeres.
Destacan los comandantes Tacho, David y otros. Y también las Cc:r
mandantes Trinidad y Andrea, sin olvidar a la comandante Ramona,
quien participó activamente al inicio del diálogo.
El Subcomandante Marcos es, sin duda, un personaje polémico.
Su gran mérito ha consistido en servir de puente entre el mundo
indígena y la sociedad no indígena nacional e internacional. Como
hombre puente, ha conectado y comunicado los dos mundos cultu-
rales, pertenecientes a dos contextos sociales distintos.
Recojo aquí algunas palabras de uno de los tantos mensajes
emitidos por él:
La palabra y el porvenir
Más allá de la guerra, nuestra tarea como escritores indígenas
continúa. Ahon, más que antes, necesitamos fortalecer nuestra
aportación literaria. Mortnnadameote contamos con escritores ami-
gos y también con destacados investigadores que simpatizan y
apoyan el movimiento literario en lenguas indígenas.
Cabe destacar la participación de Miguel León-Portilla, distin-
guido investigador y conocedor de la lengua y cultura náhuatl, del
escritor Carlos Montemayor, quien participa activamente en la
formación de los escritores en lenguas indígenas, mediante confe-
rencias, seminarios y talleres. Juan Bañuelos, óscar Oliva, Elsa
Cross y otros escritores en lengua castellana se han ido sumando a
este proceso.
En fin. cada día se va ampliando el circulo de escritores que ven
con optimismo la posibilidad de que las lenguas indígenas puedan
contribuir al enriquecimiento de la lengua y literatura en nuestro
país. Una nueva literatura que refleje la pluralidad cultural y
lingüística que caracteriza a la sociedad mexicana.
Nos queda el gnm reto de perfilar una literatura indigena contem-
poránea que supere la visión folclórica que se tiene de los pueblos
indígenas. Una nueva literatura donde podamos expresar nuestro
dolor y nuestra esperanza, nuestras angustias y nuestros anhelos,
nuestras triste2as y alegrfas. Una literatura que exprese nuestros
sueños y fantasías a partir de los mitos propios, de los valores propios
y de la fonna particular de ver y entender el mundo.
Al asmnir este reto y compromiso con nuestros pueblos y con la
sociedad mexicana, lo hacemos pensando en la necesidad de
establecer nuevas y mejores relaciones de los pueblos indígenas
con el Estado mexicano y con la sociedad entera. Romper la asimetría
que ha existido desde la Colonia basta nuestros días es uno de nues-
tros objetivos. Chiapas es, hoy por hoy, el espejo de esta relación
desigual, que se extiende y se refleja en diferentes regiones de
México. Pensamos que la palabra, o mejor todavía, la flor de la
146
$nmmñn~
palabra puede contribuir a la construcción de un diálogo entre
iguales, de un diálogo civilizado, para lograr un trato justo, digno
y democrático.
Pensando precisamente en la nueva palabra, Enrique Pérez
López, otro de los escritores tzotziles de Chiapas, en su más reciente'
trabajo, nos dice:
Diidxazá El zapoteco
148
La formación del escritor en lenguas indígenas*
Tan natural como las lágrimas
es para el hombre el canto.
En el dolor y en la miseria, como
en la exaltación y en la gloria,
canta el hombre siempre.
!
Nuestra memoria cultural interrumpida
2 Angel Ma. Garibay, Historia de la literatura náhuatl, México, Porrúa, 1987. vol.ll, p. 211.
3 /bid., vol. l. pp. 39-40.
ISO
$»irnüntnnii.,
La Conquista cercenó gran parte del pensamiento y la memoria
cultural de nuestros pueblos. La ignorancia de los conquistadores
limitó la posibilidad de continuar y desarrollar el pensamiento de
nuestros pueblos. La mayor parte de la nobleza náhuatl fue desin-
tegrada y con ella quedó desarticulada la continuidad de tma parte
de la cultura milenaria de Mesoamérica. Así lo refieren las palabras
de nuestros pueblos derrotados:
Las lecturas que por interés personal hice sobre la cultura occi-
dental europea me ayudaron a confrontar aspectos culturales propios 1
con los de la cultura grecolatina. Aunado a esto, por razones de mi
propio trabajo, he tenido la oportunidad de confrontar y enriquecer
el náhuatl de mi región (Huasteca veracruzana) con el de Tlaxcala,
Puebla, Hidalgo, Guerrero y en los últimos años, con el de Milpa
Alta (Distrito Federal) y Texcoco (Estado de México).
El género literario que cultivo es la poesía, actividad que
practico de manera lírica. Mi primer libro de poemas se publicó
en 1985 con el titulo de Xochicoscatl (Collar de flores) . Éste
alude al símbolo que está presente en los pueblos de habla náhuatl.
En mi cultura, con Xochicoscatl se recibe a las personas du-
rante los grandes acontecimientos sociales; es el símbolo de la
fraternidad y de la hospitalidad que heredamos desde tiempos
muy antiguos. El contenido de Xochicoscatl está compuesto por
cuatro partes: Sempoalxóchitl, Canto nuevo, Yo/oxóchitl y Nuevo
Sol, nuevo amanecer.
En Sempoalxóchitl se aborda el tema de la vida y la muerte,
la angustia y la orfandad . En Canto nuevo se alude al hombre
nuevo, a la reivindicación del ind io y de lo indio. Yoloxóchitl
s Ángel Ua. Garibay, op. dt., vol. 11, p. 232.
157
~mm"'"'" 4g?
(Flor de corazón) representa el florecimiento de la conciencia y
el yo interno para extenderlo y compartirlo con los demás. Este
grupo de poemas tiene que ver con el concepto de moyolnono-
lzani, diálogo interno, diálogo con el corazón que el antiguo pue-
blo náhuatl ejercitaba como parte de su vida cotidiana. Por último,
en Nuevo Sol, Nuevo Amanecer, se propone comunicar el naci-
miento de un tiempo nuevo en el que la " palabra nuestra" habrá
de extenderse y trascender más allá de nuestros pueblos, para
comunicar a los demás nuestro pensamiento, reafirmando nuestro
rostro y nuestro nombre.
Después de Xochicoscatl, surgió el libro de 20 poemas con el
título Así habló el Ahuehuele. Es un grupo de poemas que cuenta
en general con documentación histórica. Constituye un intento de
aproximación a las fuentes de la cultura náhuatl. En él están presentes
personajes como Quetzalcóatl, Xólotl elpalnemoani, o conceptos como
Xonencui/i, Huehuetlapalan, Toltecayotl y otros.
Además de escribir poesía, he intentado iniciarme en la narrativa
y el ensayo. Actualmente estoy en este dilema. Y me pregunto: ¿cómo
pasar de la poesía, que me fascina, a otro género literario como la
narrativa? Éstas y otras preguntas se irán respondiendo en la medida
en que vayamos desarrollando con mayor fuerza y amplitud la
literatura enraizada en nuestros pueblos y nutrida con las aporta-
ciones de otros pueblos y culturas del mundo.
Cabe destacar también la experiencia que en los últimos nueve
años viene realizando un grupo de jóvenes mayas de Yucatán. Ellos
trabajan en un taller de literatura bajo la asesoría del escritor Carlos
Montemayor. Actualmente el grupo ha publicado cuarenta textos
literarios (veinte en maya y veinte en español). Esta experiencia
piloto sobre talleres de literatura indígena podría servir para ex-
tender el proyecto con purhépechas de Michoacán, zapotecos de
Oaxaca, tzeltales y tzotziles de Chiapas, entre otros.
Los mazatecos d~ la zona baja de la cuenca del Papaloapan,
Oaxaca, han iniciado también una interesante labor de creación
literaria a partir de los contenidos culturales propios. Por ahora, el
trabajo más conocido es el de Juan Gregario Regino, que consiste
en un libro de poemas, denominado No es eterna la muerte.
IS8
$ntrtrttftMf. ,
Por último habría que destacar que existen varios grupos que
también han iniciado el desarrollo de una literatura propia; por
ejemplo, los tzeltales y tzotziles de Chiapas, los purbépechas, los
hñahi\u del Valle del Mezquital, Hidalgo, los mayos y los yaquis de
Sonora, por sólo citar algunos. .
161
Anelhuayoxochitl, Flor sin raíz
Comentarios al libro
de Patrick Johanson•
' Presentación al libro: Flor sin Raíz, en Casa La m, Ciudad de México, septiembre, 1995.
163
$mmtñttm~
Escuchemos, ahora, las razones que movieron a Patrie Johanson
a escribir este libro maravilloso. Él nos ha dicho lo mismo en
náhuatl que en inglés, en francés o en español, las siguientes
palabras introductorias:
166
Mahuehca mocaqui in cuicatl
La trascendencia del canto*
May our song be heard afar
1 sing to life
lo human beings
to nature
and to mother earth;
because /ife is
flowers and songs.
lt is, in short,
jlowers and songs.
J.A. Xocoyotzin
172
$ñmmnn~
En este momento de choque cultural con la gran ciudad de
México, empecé a escribir mi primer libro de poesía en 1980 con
el nombre de Xochicoscatl, Collar de Flores. En él, retomo a la
palabra de mi pueblo para cantarle. Es un canto entonado
necesariamente en lengua náhuatl para afianzarme en ella: en la
lengua que mamé de niño, la lengua de mis padres y la:ae
comunidad.
Ayocana ximocueso
ayocana xiicnochoca,
yeyectzi moyo/o
yeyectzi monemilis
ihuan motlalamiquilis.
Sampa xipaqui
sampa xiyolpaqui;
xitlachia, hueca xitlachia:
yeyectzi xitlachia.
Xiquita tlanextli,
xiquinita yeyectzi xochime
xiquinita totome, papalome
ihuan nochi tlen onca ipan tlatipactli.
Ya no estés triste
no llores de sentimiento,
tu corazón es noble
es bello tu pensamiento.
Ríe nuevamente
que tu corazón vuelva a sonreír,
despierta: mira lejos, mira FOn alegría.
Mira el amanecer,
contempla la belleza de las flores;
observa los pájaros, las mariposas
y todas las cosas que existen sobre la tierra.
The day has come when you must speak with your heart
your heart holds many things;
that is why you become irritated; you become angry,
sometimes you cry out of emotion,
other times y our heart is happy
175
Don ~ be sad any Jonger
don~ cry out of emotion,
your heart is nob/~
your thoughts are beautiful.
176
Axcana tose/ti titztoque
tohuaya nemi toteotzitzin
tech chicalwalia yaotecame
tech tlalamictia huehuetlacame.
Tinequi timonelhuayotise ..
•.
tinequi timoyolchicahuase
tinequi tinexti.se totlalamiquilis.
Ohuitoc ni tequitl
ohuitoc ni ohtli: yancuic ohtli
ihuan yancuic tlanextli. !
No estamos solos
los Dioses caminan con nosotros
los guerreros nos fortalecen
recibimos consejos de los ancianos.
Dificil es el trabajo
largo y penoso el camino:
camino nuevo, nuevo amanecer.
177
We are not alone
The third section of the book, entitled "Heart Flower " or "Mag-
nolia Flower" deals with the jlowering ofconsciousness, and the in-
ner being which is to be shared with others; as Ayocuan Cuetzpaltzin
said in prehispanic times: "Friendship is a showering ofjlowers. "
Sintli yolli
sintli xochiohua
sintli chicahuia
s intli huaqui.
Nochi yolihui
nochi xochiohua
nochi chicahuia
nochi ixpolihui.
Toyolo yolihui
toyolo xochiohua
toyolo chicahuia
toyolo miqui.
Toa/tepeme yolihui
toaltepeme xochiohua
179
$>mmtmtM~
toaltepeme chicahuia
toa/tepéme ixpolihui.
Nochi yolihui
nochi ixpolihui;
ihuan iquino ocsepa
yolli ihuan ixpolihui.
El maíz nace
el maíz florece
el maíz madura
el maíz se seca.
Todo nace
todo florece
todo madura
todo fenece .
Todo nace
todo desaparece;
y todo vuelve a nacer
para volver a florecer.
180
Zero 1ime.
Corn is born
comjlowers
commatures
com dries up. ..
'•
Everything is bo.rn
everythingjlowers
everything matures
everything perishes.
¡
Ow hearl is bom
our heart jlowers
our heart matures
our hearl dies.
Everything is born
everything disappears;
and everything is rebom
in order lo flower once again.
Nehuatl nimoyo/tlatlani/ia:
nitlatlani/ia metztli, tonatiuh
ehecatl
ihuan totlalnantzin.
182
$ "'""'"""'ª
Amo aquen nechnanquilia
nosel ninemi
nochime san nechtlachilia:
nech mati
nech ixmati
nech machilia.
¡ Tehuatl xitlananquili!
Yo me pregunto (A Nezahualcóyotl):
Yo me pregunto:
pregunto a las estrellas
al sol
al viento
y a nuestra madre tierra.
Nadie me responde.
Camino en la soledad,
la gente me mira:
me percibe
me reconoce
me observa.
183
~fmtm~
instantes después, mi propio corazón
me responde:
1 ask myse/f:
1 ask the stars
thesun
themoon
and our mother earth
185
Como resultado de este proceso, en 1993 se creó la Asociación
de Escritores en Lenguas Indígenas que aglutina a las diferentes
lenguas nativas de México. A partir de diciembre de 1996, se cuenta
con la Casa de Los Escritores en Lenguas Indígenas, de la cual
actualmente soy el director. Es un edificio de cuatro pisos ubicado
en el centro de la ciudad de México que cuenta con el más moderno
equipo de cómputo y en donde se realizan conferencias, seminarios,
cúrsos de lenguas indígenas, talleres de creación literaria, y se ofrecen
los servicios de biblioteca, librería y cafetería.
187
En busca del diálogo*
En homenaje al
abuelo Cuautlistactzin
Quehuac se tlapali,
tixpolihuise;
quehuac se xochitl,
tixhuaquise;
nican tlalticpac.
Xicyeyecocan namehuatzitzin;
noihqui chalchihuitl,
noihqui teocuitlac,
nochi tisenyasque
ompa mictlan.
190
$nmmn~
Como una pintura
nos iremos borrando.
Como una flor,
nos iremos secando '•
~·
aquí sobre la tierra . . .
Meditadlo, señores .. .
aunque fuérais de jade
aunque fuérais de oro
también allá iréis
al lugar de los descarnados.
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Por ello pienso, señoras y señores: qué mejor momento que éste
para ponderar el valor de la palabra y la construcción del diálogo
que posibilite la comunicación y la relación equitativa e igualitaria
entre pueblos y culturas distintas.
La historia de nuestro país registra un primer intento d~' d"~logo
entre evangelizadores, durante la Colonia, con los tlamatinime, sabios
del pueblo náhuatl, en el que los primeros intentaban convencer a
los segundos sobre las fundamentos que regían la religión cristiana.
Por su parte los tlamatinime argumentaron que los principios que
sustentaban a los pueblos de Mesoamérica eran tan válidos como
los que trataban de imponer los misioneros. Al final los tlamatinime
tuvieron que reconocer que el destino histórico de su pueblo había
cambiado: empezó así el martirio y sufrimiento que hoy día pre-
valece en los diferentes pueblos indígenas de la nación mexicana.
No es este el momento ni el lugar para hacer un recuento minu-
cioso del largo invierno colonial por el que han transitado nuestros
pueblos, para preservar y mantener sus identidades y, en particular,
su legado cultural y lingüístico.
No obstante, la lucha no ha terminado. El conflicto armado de
Chiapas mostró que las heridas sociales de la Conquista y la Colonia
continúan latentes. La.lucha permanente de los pueblos de la Huas-
teca, de Guerrero, de Oaxaca y de otras regiones del país confirman
este hecho . Hoy al igual que en la Colonia, se vuelve a intentar el
diálogo donde nuevamente están presentes dos visiones del mundo,
dos sistemas de valores, dos conceptos de sociedad; donde nueva-
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mente el diálogo se rompe porque el sistema dominante no ha sido
capaz de reconocer la cultura diferenciada de los pueblos originarios
y el derecho que les asiste para mantenerla y desarrollarla.
Seguir negando esta realidad diversa en lenguas y culturas puede
llevamos a mayores confrontaciones. Los pueblos indígenas exigen
hoy, con mayor fuerza, lo que históricamente les pertenece: su
identidad, su patrimonio lingüístico y cultural y sobre todo, su auto-
nomía para decidir su futuro, su proyecto de vida en armonía con
toda la nación. La sociedad nacional y el Estado, deben tener la
madurez y la capacidad de escuchar y de reconocer en la Constitución
Política estos derechos largamente postergados.
La palabra, la fuerza de la palabra o, mejor aún, el arte de lapa-
labra debe ser el instrumento fundamental para la construcción del
diálogo entre pueblos indígenas, estado y sociedad. Con esta premisa
debemos trabajar todos los mexicanos para lograr el florecimiento
de las más de 56 lenguas originarias que prevalecen en nuestro
país. Sobre todo, trabajar juntos en un nuevo proyecto de sociedad
donde tengan cabida nuestras lenguas, nuestras culturas y donde
todos reconozcamos la riqueza de nuestra diversidad.
Sólo en el marco de estas ideas, reflexiones y preocupaciones
que aquí he expresado, podemos maravillarnos y regocijarnos del
resurgimiento de nuestras lenguas nativas que son, en última
instancia, nuestras lenguas mexicanas, portadoras de la palabra en
que se guarda la memoria más antigua de México. Los mitos, la
historia de nuestros orígenes como nación, el universo simbólico,
los valores morales que sustentan a la sociedad mexicana, se
mantienen vivos gracias a la memoria ancestral y la persistencia de
la palabra de nuestros pueblos.
Es mucho el camino que falta por recorrer. No por ello debemos
dejar de reconocer los esfuerzos que las instituciones y las
organizaciones indígenas han emprendido en los últimos años: Las
Academias, los Centros e Institutos de Lenguas Indígenas que han
surgido en los últimos 1Oaños en las diferentes regiones y estados
del país, dan testimonio del renacimiento de las lenguas mexicanas
y la literatura que en ellas se está escribiendo. Son muchos los escri-
tores indígenas que están registrando la memoria oral de sus pue-
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$nmmi•nlf4-
blos y también, inaugurando una nueva literatura. La Asociación
de Escritores en Lenguas Indígenas que surgió en noviembre de
1993, forma parte de este importante proyecto. A nivel Continen-
tal se está desarrollando este mismo proceso. Precisamente en no-
viembre de 1998, la Asociación de Escritores en Leng~ Indí-
genas otorgará el Premio Canto de América al mejor es~ritor en
lenguas indígenas de nuestro Continente. El Premio Nezahualcóyotl
que hoy me otorga el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes
también forma parte del movimiento en favor de las lenguas originarias
de México y de América.
193
Ohtocani
Sembradora de caminos*
200
COROLARIO
Dialoguemos con los pueblos indígenas*
Miguel León-Portilla
Quemantica nimachilia
tehuan timasehualme tichia
se tlacatl tlen nochi hueli
ihuan nochi quimati:
yehuall huelis tech maquixlis.
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BLOQUE 3 NÚM. 46