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Escuela de Psicología
Tesina I.
La salud mental, según el modelo propuesto por la OMS (2011), presenta como eje
central al paciente inserto en su comunidad, pero además integrando en ello el uso de
psicofarmacología como una herramienta eficaz para el tratamiento de los pacientes, pero
destacando no ser la única línea de acción para mejorar la salud de la población en las
distintas comunidades.
Este modelo inserto en las principales naciones del mundo, entre ellas, nuestro país,
es el que podemos denotar como temática principal en el film “Efectos secundarios” [Side
effects], el cual presenta la historia de Emily, una chica que tras un intento de suicidio es
atendida por un psiquiatra quien le prescribe un fármaco experimental para el tratamiento de
la depresión. A lo largo del film, se muestran los efectos secundarios que se presentan en la
paciente debido a la toma de este medicamento, llegando incluso a asesinar a su esposo
estando sonámbula. La trama muestra una serie de hechos que dejan ver un complot en
torno al medicamento experimental, el cual al ser cuestionado logra mayores ventas en los
productos anteriormente líderes en el mercado para el tratamiento de la depresión, siendo el
dinero un eje de todo lo pasado y de la conspiración realizada por una psiquiatra y por la
paciente misma, quien todo el tiempo finge todo lo sucedido (Jacobs, Di Bonaventura, Burns
y Soderbergh, 2013).
A partir de lo anteriormente expuesto es que el presente escrito busca poner en
discusión temáticas como el uso de la psicofarmacología en la salud mental en la
actualidad, y como las industrias farmacológicas ha sobrepuesto sus intereses comerciales
por sobre la perspectiva de salud que define la OMS, los intereses del paciente y su
comunidad inmediata.
En este sentido el objetivo que guía este escrito se centra en reflexionar desde una
perspectiva crítica, en torno a la industria farmacéutica y su influencia en la salud mental,
así como la influencia de estos en la generación de políticas públicas, específicamente en
nuestro país.
Se torna relevante tratar y generar reflexión sobre temáticas del carácter de la Salud,
donde se ve implicado sistemas económicos, políticos y sociales, lo cual favorece al
establecimiento de la estructura social que predomina en la actualidad. En lo cual, es
importante adoptar posiciones críticas para abordar la problemática.
Para el desarrollo de este objetivo es necesario responder a las preguntas ¿Que
control ejercen las industrias psicofarmacéuticas en los modelos de salud mental actuales?
¿Cómo se relaciona ello con la generación de políticas públicas en torno a esta temática?
La psiquiatría desde la Ilustración comenzó a tener diversos avances en torno a la
concepción de una mentalidad clínica. La locura comenzó a ser tratada como una
enfermedad mental y se establecen los planteamientos teóricos y metodológicos para que
en el siglo XIX la psiquiatría haya sido posicionada como ciencia. Bleuler fue el primero en
dar nombre a la psicofarmacología. Ya entre mediados de 1800, la enfermedades mentales,
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como la psicosis, empezaron a relacionarse a trastornos del cuerpo humano, para desde
1920 en adelante desarrollarse los primeros psicofármacos, como el uso del Litio para
esquizofrenia y episodios maníacos (Elguíluz, 2010).
Basados en el modelo médico la psiquiatría dado su enfoque biológico de
enfermedad sostiene que, ante los conflictos emocionales o psicológicos, existen
enfermedades que deben ser tratadas de acuerdo al uso de diagnósticos de trastornos
mentales y tratamientos farmacológicos (Centro de acción crítica en salud mental, 2013).
Además, la evolución de esta medicación se ha dado sin conocer las bases etiológicas de
algunos trastornos tratados, por tanto, se han creado supuestos e hipótesis patogénicas,
somáticas y psicológicas (Eguíluz, 2010).
En este sentido nuestra sociedad se convierte en una sociedad medicalizada, la cual
tiene una visión de bienestar, por lo demás planteada como ideal de vida, mediante la
“tranquilidad recetada”, gozando de múltiples servicios terapéuticos ante la proliferación de
patologías y dependencias, anticipando la necesidad de prevenciones a ello, que a su vez
terminan por patologizar la vida cotidiana (Jiménez, 2008).
Desde planteamientos foucaultianos (2005), la psiquiatría se desarrolla en torno a la
idea de tomar control de los cuerpos y aplicar disciplina, necesidad enraizada en lógicas de
poder sobre aquellos que tienen menos alcance de este, esto es, biopoder. Se podría decir,
que la cura otorga poder, pues es un procedimiento que genera cambios esperado por
quienes se encuentran a la cima de la estructura social. De estas dinámicas generadas se
saca provecho, pues psiquiatras tienen mayor acceso al objeto de estudio y a la vez repiten
y validan las prácticas de poder, basadas en un modelo económico, político, social y
cultural, que pretende sacar beneficio de todo aquello que resulte comerciable y valide las
prácticas y dinámica dada.
Dada la concepción de biopoder expuesta en el párrafo anterior, se puede ver la
salud mental y las políticas públicas como saber y praxis que podría permitir un cambio
social, pero que a su vez no está exenta también de replicar e imponer modelos que
intenten ocultar las relaciones de poder que en ella se ponen en juego (Fassir, 2008;
Restrepo-espinosa, 2012). En este sentido la implicación de las industrias farmacéuticas en
la generación de estos modelos no se explicita y por ende invisibiliza los intereses que
están en juego en estos planteamientos.
Si se consideran además los niveles de efectividad de la farmacología, se puede
apreciar que su intromisión en el mercado de la salud, responde más a un fin económico
que a una intrínseca preocupación por el bienestar de las personas. Esto se evidencia a
partir de la cantidad de efectos secundarios que tienen los fármacos, sumado a la manera
de ser elaborados, pues son, más bien, un cóctel de efectos con intención de remediar una
acción biológica a nivel de neurotransmisores, sin embargo, cabe destacar que en la
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Referencias
Citizens commissions on human rights, (2011). Diagnostic & statistical manual: Psychiatry’s
deadliest scam. Consultado en, http://www.cchr.org/videos/diagnostic-statistical-
manual.html
Citizens commissions on human rights, (2012). The marketing of madness: are we all
insane?. Consultado en, http://www.cchr.org/videos/marketing-of-madness/
Fassin, D. (2008). El hacer de la salud pública. París: Escuela de Altos Estudios de París.
Rose, N. (s/f). El gobierno del alma. La formación del yo privado. Recuperado de:
http://www.elseminario.com.ar/biblioteca/Vásquez
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