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El gobierno del cuerpo en Bryan Turner y el caso de la anorexia nerviosa

concebida desde la mirada del suicidio patológico

The empowerment of the Brody in Bryan Turner's work and the conception of anorexia nervosa as
part of pathological suicide's scope

María Paz Caro Rodríguez1


Universidad de Santiago

Resumen

En los diversos factores existentes que determinan a los modos de vida contemporánea, y es
un hecho que recae sobre la figura de la mujer el peso de las normas socioculturales basadas
en conflictos entre el poder y el deseo que se originan en un orden social patriarcal, en donde
se vislumbran diferentes mecanismos de control político o gobierno de los cuerpos en la que
se encuentra implícita la contradicción de lo que es deseable y de lo que es funcional. En este
punto se puede ver en el caso de la anorexia nerviosa, que lleva en sí misma una serie de
dicotomías y contradicciones.
Por otro lado, encontramos la idea del suicidio como un tema controversial, y que está envuelto
en una serie de polémicas que hacen difusa la frontera existente entre suicidio patológico y
suicidio soberano. Por otro lado, también es poco claro si el suicidio implica solo la acción de
terminar con la propia vida, o si se puede extender el término a diferentes conductas voluntarias
de riesgo que pueden llevar a los mismos sujetos a la muerte. En este sentido trataremos de
analizar la anorexia nerviosa dentro de la dicotomía independencia/sumisión para extenderla
al caso del suicidio patológico.

Palabras clave: gobierno del cuerpo, anorexia nerviosa, suicidio patológico, suicidio soberano.

1
Estudiante pregrado Universidad de Santiago de, Departamento de Filosofía.
abstract

Regarding the various factors that determine the current modes of contemporary lifestyle, it is
a fact that there are sociocultural norms that affect the figure of women. These norms are based
on the conflicts between power and desire, conflicts originated in a patriarchal social order. It
is possible to evidence in this patriarchal social order the different mechanisms of political
control or regulation of people’s bodies, in which it implicitly lays the contradiction between
of what is desirable and what is functional. Regarding this contradiction, anorexia nervosa
carries out a series of several dichotomies and contradictions.

On the one hand, the idea of suicide is seen as a controversial topic, which is involved in a
series of polemic that makes the frontier between pathological suicide and sovereign suicide
blurry. On the other hand, it is also a little unclear if suicide implies only the action of finishing
with one’s life, or if the term can scope to several voluntary conducts that could lead someone
to suicide. In this sense, the purpose of this article is to analyze anorexia nervosa as part of the
dichotomy of independence/submission, in order to expand its meaning to pathological suicide.

Keywords: Regulation of bodies; anorexia nervosa, pathological suicide, sovereign suicide.


En la sociedad contemporánea ocurren una serie de contradicciones y dicotomías en cuanto
a lo que son los modos de vida, esto tanto en el ámbito de la acción, como en el ámbito de los
fundamentos socioculturales que constituyen la sociedad. Esto se puede ver reflejado en diferentes
conductas que están implicadas en el comportamiento de las personas.

A lo largo de la historia podemos notar como persiste un régimen de vida culturalmente definido
basado en un modelo perteneciente a una dicotomía fundamentada entre el poder y el deseo, que, a
su vez, está determinado culturalmente por el modelo patriarcal. Es por esto que el cuerpo de las
mujeres ha sido un objeto de distintas controversias, dentro de los cuales podemos encontrar a la
anorexia nerviosa, que por autores contemporáneos ha sido tratada siempre desde la perspectiva de
que es causada por normas culturales y que estas reflejan los valores y autoridad patriarcales sobre
las mujeres. (Turner, 1989, p. 236).

Turner (1989) de igual modo señala al respecto que “las mujeres están sujetas a contradictorias
expectativas de belleza en una sociedad consumista en la que predominan los criterios masculinos de
estética”, y que se ve reflejado en la crítica feminista.

Por otra parte, de igual modo, ha sido tratada desde la perspectiva de la medicina, tomándola como
patología, definiendo así ciertas características específicas para su diagnóstico.

Esto está ligado de cierta manera a la discusión en torno a lo que podemos considerar suicidio, ya que
la medicina también vuelve patológica esta conducta en algunas ocasiones, por lo que podemos
distinguir dos maneras para referirnos a éste: consideraremos suicidio soberano al acto de darse
muerte voluntaria, y suicidio patológico al acto de quitarse la propia vida, pero a causa de factores
externos, en este caso, atribuidos a una enfermedad. Améry (2005) propone una interesante discusión
respecto a lo difuso que es realmente trazar un límite entre estos dos tipos de suicidios, incluso,
propone entender al suicidio no solo el acto de quitarse la vida, sino también como un acto que toma
tiempo, como un proyecto.

Este articulo apunta principalmente a exponer de manera general la posibilidad de, por un lado,
plantear posibilidad de extender el concepto de suicidio no solo como la acción de quitarse la vida,
sino también integrar a este concepto conductas de riesgo tomadas por los sujetos voluntariamente y
que los pueden llevar a la muerte.
Por otro lado, dentro de este marco, intentaremos analizar la posibilidad de considerar a la anorexia
nerviosa dentro de la categoría de suicidio. Y, por último, basándonos en el análisis expuesto por
Bryan Turner (1989) en su libro “El cuerpo y la sociedad”, en el capítulo VIII. El gobierno del cuerpo,
encontramos respecto a la anorexia nerviosa una serie de contradicciones existentes expuestas acá,
con las que se muestra por parte de la medicina determina a esta misma como patología, reduciéndola
a un problema individual, siendo que también es un problema social y político; y así a partir de este
análisis, entenderla dentro de la mirada de lo que se denomina como suicidio patológico.

Por esta razón, definiremos primero qué es el cuerpo, de qué manera podemos considerarlo para
efectos de este artículo. Luego, veremos cómo podemos entender el concepto de gobierno del
cuerpo2. Esto, para pasar a definir lo que es la anorexia nerviosa, tanto desde la mirada de la patología,
como desde la mirada de que es causada por elementos socioculturales basados en una estructura de
lo deseable en cuanto a lo masculino.

Haremos luego una distinción en cuanto a lo que se considera como suicidio patológico en contraste
con el suicidio soberano, para también entender el suicidio como una acción y decisión a largo plazo.

Una vez hecho esto, podremos pasar a hacer un análisis respecto a cómo podemos ver la posibilidad
de extender el caso de la anorexia nerviosa y ver si lo podemos considerar dentro de lo que se
considera como suicidio patológico.

¿Qué es el cuerpo?

El cuerpo puede ser entendido desde diferentes perspectivas, y ha sido usado también de diferentes
maneras, para fomentar una variedad de teorías en la historia. Por ejemplo, lo podemos ver utilizado
como metáfora establecida desde el periodo medieval, para referirse a la sociedad, a la iglesia, y a la
estructura política.

Turner (1989), nos presenta diferentes maneras de analizar lo que es el cuerpo, las que implican a su
vez una serie de dicotomías.

Podemos considerar por un lado al cuerpo visto como límite, en cuándo a su relación con el deseo, y
en cuanto a la relación que tiene con la voluntad. En este sentido se puede hablar se soberanía del
cuerpo, que se puede ver tanto en el poder que tiene un individuo de decidir sobre los aspectos que

2
Para efecto de este artículo, definiremos y analizaremos el gobierno del cuerpo según la mirada de Bryan
Turner en “el cuerpo y la sociedad”
confieren a su propio cuerpo, que sería en este sentido la soberanía que un individuo tiene sobre su
propio cuerpo; y por otro lado se puede ver de manera exterior, respecto a la soberanía que puede
tener un externo sobre el cuerpo. Desde esta perspectiva podemos analizar de qué manera a través
de este aspecto, se determinan los juicios respecto a las acciones que pueda cometer una persona,
incluso, determinar bajo ciertas categorías, como por ejemplo las pertenecientes a la medicina, los
límites de la soberanía que el propio individuo tiene de su cuerpo, abriendo paso al concepto de
patológico.

También la concepción de soberanía del cuerpo, llevándola al plano individual, podemos concebirla
desde dos perspectivas: como tener un cuerpo, y como ser un cuerpo, que nos remonta claramente a
dos nociones marcadas dentro la historia de la filosofía, esto es: tomándola desde la concepción
metafísica del dualismo, o desde la concepción materialista3.

En este sentido, hacemos la salvedad de que es más pertinente para entender la dimensión
sociocultural de un individuo, la idea de ser un cuerpo. Por lo que de ahora cuando nos refiramos al
cuerpo en el resto del análisis, lo tomaremos en este sentido.

Ser cuerpo, implica la producción de un “yo”, la cual está determinada, como mencionamos antes por
la estructura sociocultural y política, “los cuerpos conviven en un espacio político” (Pera, 2006, p
133). Desde esta perspectiva, podemos considerar, bajo la mirada de Turner (1989) de acuerdo al
análisis que hace de la concepción marxista, como una práctica y una contradicción, lo que nos lleva
a concebir el cuerpo como un medio y objeto de trabajo. (p. 229) Y bajo la propuesta feuerbachiana
concebir al cuerpo como una unidad fisiológica y funcional, como un cuerpo actuante, cuya
exterioridad es relacional. (ibid.)

El gobierno del cuerpo

El gobierno del cuerpo nos remonta a la idea de régimen, a la idea de dieta, que en griego diaita,
quiere decir “modo de vira” (Turner, 1989, p. 218).

“Régimen, por supuesto, posee asimismo el significado algo anticuado de gobierno y es la raíz de
régimen y regimiento. La diaita era un modo de vida colocado dentro de un gobierno particular del
cuerpo por las prácticas médicas.” (ibid.)

3
En este caso consideramos el análisis que desarrolla Turner (1989) en torno a Feuerbach, Marx y Engels.
Para más información revidar el capítulo VIII. El gobierno del cuerpo, en “El cuerpo y la sociedad”.
Un régimen puede ser voluntario o involuntario. En el caso de ser voluntario, tiene carácter
contractual, en donde el sujeto pierde de cierta manera su autonomía voluntariamente respecto este.
Este sólo funciona si es seguido.

Siguiendo con esto, podemos afirmar que una de las maneras en las que podemos ver como se lleva
a cabo el gobierno del cuerpo, es a través de la alimentación, ya que este acto, que se puede ver incluso
como una demostración de amor o protección, también ser vista desde la perspectiva de una
imposición de una cultura, en ambos casos, se ve como un acto completamente político.

En esa línea, podemos en este sentido distinguir dos dimensiones: por un lado, la dimensión
individual, que puede aplicarse en actos llevados tanto interna como externamente; y es la propia
persona la que toma decisiones sobre lo que puede controlar en relación con lo que hace con su
cuerpo, ejemplos de esto son las dietas. Por otro lado, podemos ver una dimensión mucho más amplia
en comparación con el mero individuo, pero que al mismo tiempo lo constituye, y que es la dimensión
sociocultural del sujeto, que lo determina desde fuera, ya sea voluntaria o involuntariamente; como
es el caso de los padres, la medicina y las normas culturales predominantes en un espacio geográfico
– político específico.

El caso de la anorexia nerviosa

Acá acotaremos el análisis del caso de la anorexia nerviosa al caso de las mujeres.

El caso de la anorexia nerviosa puede ser visto desde diferentes perspectivas. Por una parte, se ve
como una consecuencia del modelo sociocultural que se basa en que la estética femenina debe
coincidir con un modelo de lo que se cree que pertenece al deseo masculino. En este sentido, podemos
plantear la cuestión de si “el cuerpo humano (…) está configurado en concordancia con los criterios
culturales de lo apropiado”. (Turner 1989, p. 224)

Por otro lado, la anorexia nerviosa aparece en la medicina definida como de incierta y compleja
naturaleza.

Las primeras descripciones clínicas que aparecieron en la historia de occidente fueron en la década
de 1860, en Inglaterra con Gull que la caracteriza con el caso de miss A4, y en Francia con Chacot,
que la sitúa como un rasgo del síndrome histérico, lo cual es desarrollado más adelante por Freud y
Breuer en la década de 1890.

4
Ídem. En el subcapítulo llamado El hombre es lo que come.
En diversos estudios analizados por Turner se vislumbra que el problema de la anorexia nerviosa
afecta principalmente a mujeres, adolescentes, de clase media y que, en la mayoría de los casos, posee
en la familia un sobre paternalismo. En 1972 Feighner describe los signos y síntomas clínicos
necesarios para diagnosticar a la anorexia nerviosa:

1. La edad de inicio debe ser antes de los 25 años


2. La pérdida de peso debe ser de al menos un 25% el pero original del cuerpo
3. Se debe demostrar por parte de la persona una distorsionada actitud frente a los
alimentos y el acto de comer
4. No debe mostrar ninguna enfermedad anterior conocida que pudiese provocar la
anorexia
5. No debe presentar ningún otro desorden psiquiátrico afectivo elemental conocido
6. Debe presentar al menos dos de los siguientes síntomas: amenorrea (ausencia de
menstruación), exceso de actividad, lanugo (vello corporal muy fino por ausencia de
grasa), bradicardia (descenso de la frecuencia de la contracción cardiaca a 60
latidos por minuto), bulimia (inducirse el vómito), y vómito
(Turner, 1989, p. 224)

En los sentidos descritos, Turner (1989) nos presenta a la anorexia como una paradoja de control,
que nos lleva a repensar las siguientes dicotomías expresadas a lo largo de la historia de la filosofía:
individuo/sociedad, naturaleza/cultura, Mente/cuerpo.

La paradoja de control se da, por un lado, en cuanto se piensa, por una parte, a nivel de la familia, en
donde encontramos una contradicción en cuánto a la independencia – sumisión, expresadas en la
relación interpersonal que lleva a cabo la adolescente con su familia, en específico con su madre, en
dónde el no comer se vuelve un acto de rebelión frente al poder de la madre que impone un modelo
de vida. En este caso, la figura de la madre se puede extrapolar a la figura de la sociedad, ya que esta
reproduciría en el fondo la estructura ideológica de la sociedad.

Por otro lado, se presenta una contradicción en cuanto a lo que se llama por un lado anarquía del
cuerpo, que se define principalmente por la autonomía fisiológica que posee el cuerpo en cuánto a la
voluntad específica de la persona, o de la sociedad, versus lo llamado gobierno del cuerpo, que se
entiende como el dominio que ejerce: desde la propia persona, por ejemplo, en el acto de dejar de
comer; y desde la madre y la sociedad con la imposición de las normas y valores morales.
Suicidio patológico y suicidio soberano

Suicidio viene del acto de darse muerte voluntariamente, viene en su etimología desde el latín: sui y
caere. En este sentido el sui, refiere a lo que es sí mismo, pronominal, lo que implica necesariamente
la presencia de un sujeto. Es más, en este sentido implica intimidad con el sujeto que lleva a cabo la
acción.

A pesar de esto, existen dos maneras de concebir al suicidio, una es desde la patología, que está
fuertemente influenciada por las nociones contenidas en el concepto de dignidad kantiana, que
comprende a la vida como un proyecto de la naturaleza, por lo que atentar contra la propia vida se
puede concebir como atentar contra la especie entera, contra su destino; y en la concepción de
Spinoza que nos dice que es inconcebible pensar que alguien no quiera conservar su utilidad, esto es,
conservar la propia vida; y en donde paradójicamente se atribuyen las causas de la acción de quitarse
la vida a factores externos, como una enfermedad, debido a que en esta posición se atribuye a la vida
del ser humano el valor máximo5.

Por otra parte, el suicidio soberano se presenta según Améry (2005) en “Levantar la mano sobre uno
mismo: Discurso sobre la muerte voluntaria”, basado en la reflexión de Sartriana, considera al acto
de suicidarse como un acto de completa soberanía, como un acto de plena libertad. En esta reflexión
Améry pone en conflicto las fronteras que establece la medicina entre lo que es el suicidio patológico
y el suicidio soberano, al cuestionar de igual modo el concepto de muerte natural, ya que, según él,
esta no se define propiamente tal.

“¿Qué decir, no obstante, del caso de la muerte voluntaria? Gracias a ella creo sustraerme
de los otros. En cuanto voluntaria, no la asumo en mi espacio vivencial en calidad
contingente, al contrario de lo que ocurre con la denominada muerte natural. Es proyecto,
proyecto libre, por un lado. Pero dado que, por otro lado, no me conduce a a libertad, en
último término se transforma en una nueva contingencia, convirtiéndose así en falsedad
fundamental y, al mismo tiempo, en la única verdad ante la mentira de mi vida” (Amery,
2009, p. 94)

5
Este análisis se basa en el análisis presentado en el artículo “Suicidio soberano y suicidio patológico”, del
profesor de la universidad de Santiago Hernan Neira.
La anorexia nerviosa dentro del marco del suicidio patológico

El caso de la anorexia nerviosa, concebido como un acto voluntario de inanición, que muchas veces
lleva a la muerte, se puede ver como un acto de suicidio, según la mirada de Améry, si es que
consideramos al suicidio como un proyecto.

El problema aquí, sería la categoría de patología con la cual se considera a la anorexia nerviosa. Si la
tomamos en este sentido, como una enfermedad, o como una patología que afecta directamente las
decisiones que puede o no tomar una persona respecto su propia vida, le quitamos autonomía,
soberanía, el gobierno de su propio cuerpo. Podríamos decir que la misma anorexia es considerada
como un factor externo que afecta a la propia vida, y si esto es así, podemos también considerar que
habría un predominio de la anarquía del cuerpo por sobre el propio gobierno del cuerpo.

De esta manera, concibiendo a la anorexia nerviosa como un tipo de suicidio (como vimos, ya no
como un acto inmediato de quitarse la vida, sino como un proyecto), podemos concebirla desde la
mirada del gobierno del cuerpo, como un caso más dentro del suicidio patológico. Lo que, en el fondo,
pareciera ser una contradicción en cuánto a lo que es la voluntad de quitarse la vida y la falta de
soberanía debido a la clasificación constituida como patología por parte de la medicina.

Si esto es así, podríamos incluso preguntarnos si podemos hacer un paralelo en cuanto a lo que es la
anorexia nerviosa, vista como acto de soberanía en cuanto representa rebelión contra la autoridad, y
una persona que decide hacer una huelga de hambre. ¿Tendremos que considerar en este caso también
la posibilidad de tratar de enfermos a los que hacen huelgas de hambre, anulando su subjetividad y
las causas que están detrás de este acto?
Referencias

● Améry, J. (2005). Levantar la mano sobre uno mismo: discurso sobre la muerte voluntaria.
Editorial digital: Titivillus.
● Neira, H. (2017). Suicidio soberano y suicidio patológico. Ideas y valores, 66 (164), 151 –
179.
● Pera, C. (2006). Pensar desde el cuerpo. Ensayo sobre la corporeidad humana, (1° edición).
Madrid: Editorial Triacastela.
● Turner, B. (1989). El cuerpo y la sociedad. México: Fondo de cultura económica.

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