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En el Ensayo teórico sobre las relaciones entre establecidos y marginados Elias analiza las

relaciones sociales entre dos grupos definidos de una pequeña comunidad inglesa, lo cual le
da pie a desarrollar su visión sobre los modos de conformación de los grupos humanos, en
particular como llevan adelante relaciones, jerarquizadas, desde el interior hacia el interior
de estos, y como la interacción entre los grupos resulta fundamental parar definir una
identidad al interior.

Este ensayo es de escritura tardía en relación a las grandes obras del autor. Firmado en
marzo de 1976, es 37 años posterior a El proceso de civilización. Lo cual no quiere decir
que no mantenga con este escrito algunas problemáticas comunes. A lo largo de toda su
obra Elias se pregunta por los modos de formación de grupos sociales, fundamentalmente
en relación al modo en que la pertenencia a un grupo dado está asociada a determinada
conducta, que se entrena a lo largo del tiempo y cuenta con sus propias reglas. Valores
asociados al autocontrol o autocoaccion se presentan como necesarios para acreditar la
pertenencia a un grupo humano determinado. Al mismo tiempo, esta pertenencia otorga
seguridad frente a la incertidumbre social.

En el caso del ensayo teórico sobre las relaciones entre los establecidos y marginados el
análisis también parte de estas consideraciones iniciales; sin embargo el punto a desarrollar
es como se relacionan dos grupos claramente demarcados jerárquicamente, como se
produce la asimilación de los valores expresados por el grupo establecido. El nudo del
problema teórico, que el autor explicita, tiene que ver con lograr dar cuenta de los aspectos
no económicos de la dominación social. En otras palabras, en los aspectos inmateriales de
la diferencia y la jerarquía social.

De este modo, en la localidad de Winston Parva Elias encuentra dos grupos bien definidos.
La diferencia está dada por la llegada al lugar. Mientras que un primer grupo posee un
establecimiento temprano en la zona, el otro es de población reciente. La diferencia
también parece ser geográfica, los dos grupos conviven en la misma localidad pero habitan
zonas diferentes. Hay, asimismo, poca interacción positiva entre estos grupos. La barrera
para la interacción está dada por una serie de definiciones sobre los grupos que parten del
grupo establecido.
Elias da cuenta de ciertos rasgos universales que hacen a este tipo de diferenciación. Así
suele suceder que el grupo establecido se refiera al marginado en términos de suciedad y de
anomia. La diferencia marcada en términos de aseo o suciedad para dar cuenta de un grupo
humano, ya sea en términos personales o del lugar en donde este vive, tiene que ver con la
centralidad del aseo y la limpieza en el marco del proceso civilizatorio. Asimismo, la falta
de ley también es central para definir al grupo establecido en el marco del respeto a una
normativa, que también es central en el marco de este proceso.

La posición de poder del grupo establecido es central para comprender la capacidad de las
representaciones de este grupo para establecerse como dominantes. De este modo, los
marginados suelen aceptar como ciertas estas nociones, lo que resulta en la autoexclusión
del grupo marginado. Es decir en la imposición de una ideología entendida como un orden
dado por un grupo de poder, capaz que de regular legítimamente lo real.

Mas allá de una interpretación simple de la idea marxista del fin de la lucha de clases (que
aparece en el texto como la lucha por la supervivencia o el alimento), Elias da en el clavo al
intentar observar los modos de diferencia establecidos a partir de definiciones sociales de
grupos jerárquicamente ordenados. La mirada puesta en las definiciones sociales sobre los
sujetos, y la lucha o la aceptación pasiva de los marginados requiere un análisis que excede
las definiciones economicistas o estructuralistas que solo dan cuenta de la relación de un
grupo con los medios de producción. Para el estudio de sociedades no integradas en un
escenario estrictamente capitalista moderno (Fundamentalmente en relación a la existencia
de actores típicos de estas sociedades, como el movimiento obrero organizado), el análisis
que propone Elias es central para poder comprender como se dan las disputas por la
representación y el imaginario social entre grupos jerarquizados.

Por ejemplo, para las sociedades coloniales durante el siglo XIX, los nativos, sometidos a
una ideología colonial que los observaba como sujetos inferiores, eternos infantes; muchas
veces la lucha se organizo en relación a la brusquedad de igualdad simbólica o cultural
frente al poder colonial (El autor rescata en este sentido el movimiento de la negritude). Lo
mismo puede pensarse para estas sociedades en relación a la jerarquización religiosa; en
tanto que los nativos convertidos al cristianismo muchas veces buscaban mejorar su
posición social a partir de la conversión; y también muchos nativos económicamente bien
posicionados eran despreciados por su paganismo.

Por estas consideraciones podemos afirmar que la idea central del ensayo reseñado es
valiosa para el análisis de este tipo de sociedades; y también para las sociedades europeas
modernas, aunque probablemente en este caso esta disputa esta subordinada a la premisa
económica, que en última instancia suele producir cambios en la ideología.

Mas allá entonces de cierta visión simplista de otras teorías sociales, como puede ser el
marxismo, que mas que una falta de lectura parece tener que ver con el modo de armar la
argumentación por parte del autor; este ensayo, y la obra de Elias en general tiene la virtud
de poner la lupa sobre modos de organización social en los que el poder está estructurado
en base a un juego de representaciones, y el movimiento social tiene que ver con los modos
disputar ese lugar cumbre en la jerarquía social. Mas allá de esto, Elias no parece ser muy
optimista en relación a la capacidad del grupo marginado para desembarazarse del lugar de
subordinación, más bien sostiene que los marginados aceptan su inferioridad y las ideas de
los establecidos (que definen tanto a sí mismos como a los marginados) los dominan
completamente en su cotidianidad.

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