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/á ó / 44 a. -

DISCURSO CIVICO L
EN EL aniversanto
DE LA

INDEPENDENCIA
de la

REPUBLICA MEXICANA EL,

-- 16 DE SETIEMBRE DE 1937,
- - por el y

%.%. ¿?areá zºna, e


MAG Is TRADo pE Los TRIBUNALEs supERroREs pErº
DEPARTAMENTo DE o AxAcA, É IN prvrpUo DEL
1 LUsTRE cL AUsTRo Ac A Df Mrco DE AMBo-JU
RIsTAs DEL INsTITUTo DE CIENCIAs y ARTEs
pEL MIs Mo. -

ºe Joºr

OAXACA.
tMPREso PoR EL c. ANToNIo vAr DEs Y MoYA,
Calle de Santo Domingo N. 1.
ues7.
... y cuando en desagravio, la mano de una Vir
gen que hoy empuña el cetro de , Carlos V sus
cribe á las glorias de México, en el reconocimien
to de su independencia, le tiendº sus brazos amis
tosos, le dá el ósculo bello de la paz, y corona su
em ncipacion con la guirnalda y lazo de flores que
formarán su eterna alianza.

A
Escmo. Sr. Gobernador constitucional, Coronci
D. José Lopez de Ortigosa.

- x -

- - x.

-
* . - *

A V. E. que profesa una fé


política igualmente distante de los
avances de la opresion y de los
desvios de la licencia, dedico,
con placer, esos ligeros RECUERDos
DE LAS GLORIAS MEXICANAs, que
contiene la adjunta oracion cívica
que tuve el honor de pronunciar
en el palacio departamental, ante
V. E. y demás superiores autori
dades, en el aniversario de la in
dependencia de la pátria.
Estoy seguro de que le mere
cerán tanto mayor disimulo, cuan
to que en su simple remision cum
plimentaria el amistoso pedido de
V. E.
Ellos no tienen otro mérito que
el que les dá el grandioso, esti
mable y patriótico objeto á que se
contraen.
Quedo de V. E. su mas adicto
amigo y atento S.S. Q. B. S. M.

%a. J%zze/ía %So4zzoa,

Oaxaca, Setiembre
19 de 1837.
=
El guerrero que defiende á su
pais, merece el reconocimien
to de sus compatriotas. ¡Honor
eterno y gloria inmarcesible!-
DULAURE.

ELoGIAR á unos héroes que ol


vidados de sí mismos se consagra
ron del todo á su pátria y tienen
erigido un trono en el corazon de
cada mexicano: que su fama se
lhalla esmaltada con la luz de
la inmortalidad, y cubierta de los
perfumes de la alabanza: que sus
sepulcros están regados de flores,
y sus cenizas exhalan la fragan
cia de la virtud, del merecimiento,
de la veneracion y de la glo
6
ria: elogiarlos, y elogiarlos cum
plidamente en medio de un nu
meroso concurso de ciudadanos
distinguidos, de sábios literatos,
de guerreros animosos, de patrio
tas eminentes: elogiarlos en un
siglo depositario de sus brillantes
proezas, delante de una genera
cion admiradora de su magnani
midad, y á la faz de un pueblo, pa
ra el que será siempre grata la
memoria de los preclaros defen
sores de su soberanía nacional;
es, Sres. empeño digno de los pri
meros ingénios de la república,
que está muy distante de imitar el
tímido orador, que teneis en esta
vez la bondad de oir.
Procuraré cumplir con este
difícil encargo del ilustre cláus
tro académico del instituto de
ciencias y artes, á que tengo el
honor de pertenecer, aunque sa
- y
crifique mi opinion , literaria, al
desempeño de un deber muy pe
culiar al ciudadano mexicano.
Hablaré con el corazon, si me
desviare de las reglas oratorias.
¡Y en qué circunstancias, Sr.
Escmo., magistradosilustres, com
patriotas amados! ¿en qué cir
cunstancias me propongo hacer
los encómios de los primeros már
tires de la independencia nacio
nal, y traer á la memoria de los
oaxaqueños el puro y enérgico
patriotismo de los Hidalgos, el
noble desprendimiento de los
Allendes y Morelos, el denodado
valor y subordinacion de los bi
zarros Aldamas, Abasolos y Ma
tamoros, y el conjunto de esce
lencias de esa inmensa lista de
próceres mexicanos, que llenos de
filantropía, perdieron la vida por
salvará la º pátria, inmolándose
8.
ante la divinidad tutelar de las
naciones? ¿En qué circunstan
cias, repito, me propongo desem
peñar tan sublime encargo? ¿Son
aquellas en que disipado el humo
de las batallas, no se oye mas el
estallido del cañon, ni los lasti
meros ayes del moribundo comba
tiente, ó cuando se agita de nue
vo la tea de la discordia para ecsa
cervar los ánimos y dejar sem
brados los campos de cadáveres
mexicanos? ¿Serán cuando uni
dos con el lazo de la tolerancia
social, contribuimos de manco
muná sostener el imperio augus
to de la ley sobre enardecidas
preocupaciones, ó cuando desvir
tuado el civismo de los partidos,
el espíritu de oposicion y el va
no deseo del optimismo, presentan
mil obstáculos á la marcha de la
ºPública ácia su engrandeci
--
9
miento y prosperidad? ¿Son aque
llas en que aun todavia el leon de
Iberia y la águila mexicana, se
miran con ceño amenazador; ó
cuando trozadas las cadenas, que
atravesando el oceano, vincula
ron por tres centurias este hemis
ferio con el antiguo de Castilla,
hoy se ven flamear alegres los
pabellones trigarantes, en los pun
tos litorales de la rejuvenecida Es
paña? ¿Serán en las que siste
madas las relaciones esteriores,
está afianzada la paz con las de
más potencias estrangeras, ó
cuando la fementida sumision de
unos fingidos colonos, violando
los derechos de la gratitud y las
leyes de la hospitalaria México,
se alzan con el fértil territorio de
Tejas y sus simpáticos aliados nos
amagan con una guerra que no
tememos, y que hace tiempo es
- - -
10
tán haciendo sórdidamente á nues
tra industria, riqueza, prosperi
dad y sosiego público? ¿Serán..?
Pero sean las que fueren las
circunstancias y el cuadro hala
güeño ó desconsolador que pre
sente la nacion á los ojos del
político que la observa, su inde
pendencia siempre le será útil,
siempre ventajosa, siempre apre
ciable. Con ella ha recibido el
primer impulso vital su engran
decimiento: con ella vencerá to
dos los obstáculos que las cir
cunstancias transitorias le opon
gan. - -

¿Y qué nacion de las que hoy


se ostentan en la culta Europa y
en el mundo civilizado, no ha
pasado desde su infancia por
iguales dificultades, por los mis
mos inconvenientes, por las mis
ºnas contradicciones? En lo de
1I
más, yo diré con el orador ate
niense, que: ,, me llegan muy á lo
vivo los intereses de una pátria,
que tengo en lo íntimo del cora
zon para ver con indeferencia
sus desgracias.” Mas no intento
acibarar con tristes recuerdos esa
festiva alegría que advierto en los
semblantes: me limitaré á ha
cer una sencilla reseña de la he
roicidad y civismo de los primeros
caudillos de la independencia: ella
comprobará, que esos génios sin
gulares, nunca merecieron el epi
teto de rebeldes con que los qui
so calumniar la maligna astucia
de los enemigos de la pátria: que
fueron políticos y humanos en la
eleccion de los medios que pulsa
ron y propusieron para la conse
cucion de su grandioso empeño; y
que en la campaña que precisados
emprendieron con oportunidad y
12
firmeza, se coronaron de gloria
inmarcesible. Estas serán tres
verdades históricas, que en debi
do elogio de los héroes, inculca
ré en este desaliñado discurso, lu
chando acaso con preocupacio
nes vulgares ó con sugestiones
siniestras.
Solo es propio de los espíritus
fuertes emprender obras gloriosas,
dignas de su magnitud y eleva
cion: esos génios sublimes solo
aparecen en el orbe social muy de
cuando en cuando, y á la vez
que el Supremo Legislador de las
naciones tiene que tomarlos por
instrumento para sus sábios
venerables designios. Así es que,
era preciso que México oprimido
por tanto tiempo, hubiese llega
do al colmo de su sufrimiento,
para que viendo la luz los mas
distinguidos de sus hijos, tomasen
13
á su cargo la obra magma de su
emancipacion, que imperiosa
mente reclamaban la necesidad y
la justicia.
Si, Sres., la necesidad y la jus
ticia. Aquel humillante despre
cio con que trataron al mexica
no los orgullosos conquistadores
de su pátria; la omnímoda usur
pacion que hicieron del poder pú
blico; el sistema de monopolio y
prohibiciones que adoptaron; el
avaro conato de inutilizar todos
los elementos y producciones con
que la naturaleza enriqueció es
te afortunado pais; y el maligno
fin de esterilizar los fecundos ta
lentos de sus hijos, todo, todo au
torizaba la voz de alarma para
redimir á la nacion de tantas ve
jaciones y violencias.
Pero era preciso que los salva
dores de la pátria, no aparecie
4.
sen manchados con el crímen de
la perfidia: era necesario que sus
procedimientos todos llevasen la
marca de la justicia y la legali
dad. Las circunstancias presentan
una brillante ocasion: el titulado
César de ambos mundos Fernan
do de Borbón, es hecho prisione
ro en la guerra con el emperador
Napoleon. Los mexicanos instrui
dos en los derechos de su pátria,
promueven á virtud de este feliz
cautiverio y de la abdicacion que
da casa reinante habia hecho de
la corona en favor de Bonaparte;
la ereccion de una asamblea na
cional depositaria de la soberanía
para que así emanase de una fuen
te legítima la autoridad del go
bierno, como lo habian practica
do Cádiz y Sevilla. No se descui
dan en aprovechar la oportuni
dad que se les presenta de revin
15
dicar la soberanía de su pátria,
por tanto tiempo retenida en un
sólio distante dos mil leguas de
su ubicacion.
Mas quién lo creyera algunos
cicofantas en México eluden
esta medida salvadora, y apri
sionan alevosa y atentatoriamen
te al virrey lturrigaray, en la
oscuridad de la noche, en oca
sion que este gefe trataba de es
pedir la convocatoria para la inau
guracion de la asamblea nacio
nal. Tan ilegal conducta dá la
señal de alarma, y los mismos re
volucionarios del palacio virei
nal, ponen las espadas en las ma
mos de los héroes, para vindicar
por la fuerza los derechos de la
justicia ultrajada que se habian
negado al convencimiento.
El clarin marcial convoca á
una guerra justa contra los usur
16
padores del poder público; los
momentos del combate se acercan;
de todas partes vuelan mexicanos
á incorporarse en las filas de los
defensores de la pátria, y la cam
paña se abre de uma manera que
hará siempre honor á los prime
ros caudillos que la emprendie
TOIl. - -

El estandarte nacional se iza,


el fuego pátrio se anima, se infla
ma, se difunde con la rapidéz de
la electricidad, y ya no queda du
da que la voluntad general, aun
que oprimida y sofocoda, sancio
ma con el disimulo, que aquellas
tristísimas circunstancias le per
miten una guerra santa, que se
hace á los usurpadores del poder
público.
Los héroes se ocupan en regu
larizar estos movimientos nacio
ºales, y cuando se habian esco
17
gitado mejores medidas para
que simultáneamente se procla
mase en todas las provincias la
creacion de la asamblea nacio
nal, un génio débil y espantadizo
en los momentos que menos de
biera, revela los secretos del plan
y precipita á los héroes á un rom
pimiento inmaturo, que estalló
una NOCHE del memorable SE
TIEMBRE de 1810. Nocheven
turosa. Permítaseme aquí escla
mar con el justo Focion: ¡Oh y
qué dicha fué para nosotros, que
nuestros padres supiesen sacrifi
car su interes particular á la for
tuna pública! ¡Y á estos esforza
dos campeones se pretendió de
turpar con el ignominioso apo
do de rebeldes! ¿Quiénes son
mas propiamente rebeldes? ¿Los
que atentan contra la autoridad
constituida, ó los que escogitan
13
medios para libertar á la nacion
de una nueva esclavitud? ¿Los
que procuran un centro de legi
timidad y union conforme á los
principios del derecho público; ó
los que se aprovechan de la ace
falia de la pátria, para apoderar
se del poder y gobernarla con
vara de hierro? ¡Oh implacable
erueldad! ¡Oh vencible ignoran
eia de los opresores del Anáhuac
Rebeldes no pudieron serlo sino
los que atentaron funestamente
contra la autoridad de Iturriga
ray, en quien veneraban la imá
gen de su soberano y la mages
tad de sus leyes: los que impi
dieron la ereccion de la asamblea
nacional, depositaria de la sobe
ranía de los pueblos. Esto es ser
rebeldes: no el defender los dere
chos de la nacion que en aque
llas circunstancias habia reasu,
19.
mido su primitiva y matural au
toridad, por la disolucion de los
violentos vínculos que ligaban su
obediencia á un trono entonces
hundido en el caos de su inecsis
tencia y nulidad política.
He demostrado con la luz de
la evidencia, que el Hidalgo de
Dolores y sus ilustres compañe
ros de armas, si bien cumplieron
como buenos mexicanos con lo
que debian á su pátria, nunca
faltaron á sus juramentos con el
trono; por lo que nunca merecie
ron el epiteto de rebeldes y trai
dores, con que los quiso detur
par la maligna astucia de sus
enemigos, imputándoles el crímen
en que ellos mismos habian in
currido.
Ni se suspire por la paz y las
riquezas de aquellos tiempos. ¿l)e
qué nos serviria hoy una simula
20
da paz, semejante á la de los
muertos, si como dice un célebre
historiador de nuestros dias, la
violacion de los derechos natura
les hace que no ecsista verdade
ra paz entre los opresores y opri
midos? ¿Y qué nos importaria,
que los cofres de aquellos estuvie
sen enchidos de riquezas, si acu
muladas estas en unas mismas
manos, no se difundian, como el
suave rocio de la mañana para
fertilizar los campos, protejer la
industria, animar el comercio,
para embellecer las poblaciones
y dar perfeccion á los caminos
como lo hacen las naciones cul
tas filantrópicas? s

Mucho menos puede inculpar


se á nuestros héroes, de impruden
tes, injustos y temerarios en la
eleccion de los medios, para lle
Yar al cabo la grandiosa obra de
21
la independencia de la pátria.
Ellos comienzan por brindar con
la oliva de la paz y el ósculo fra
ternal, bajo la sola base de res
tituir á la nacion sus derechos,
para contener en su origen una
guerra impetuosa, que se prepa
raba á arrollar con cuantos obstá
culos se opusiesen á la consecu
cion de su objeto.
Seguidlos en la campaña, y los
vereis impávidos arrostrar todo
género de peligros; sufrir con se
renidad toda clase de padecimien
tos; no temer las crueldades de
sus enemigos y vencerlos, , arro
jando sobre ellos los relámpagos
los rayos de la sabiduría que
los hacen estremecer en medio
de su poder, y caer la venda de
los ojos de la multitud incauta.”
La proclama de Hidalgo en
que justifica los motivos que im
22
pulsaron su pronunciamiento en
Dolores; el plan de paz y guerra
suscrito por el doctor Cos y pro
mulgado por la junta nacional,
para economizar el derramamien
to de sangre y las desgracias con
siguientes en las disensiones ci
viles; el Despertador Mexicano
redactado periódicamente por el
mismo Dr. Hidalgo, con otros
varios documentos de que hace
mérito la historia, comprueban,
sin género de duda, las salias in
tenciones y morigerados deseos
de los primeros caudillos de la
libertad de la pátria.
¿Y cómo se les corresponde
por los usurpadores del poder pú
blico? Con los ódios, con los ase
sinatos, con las cárceles, con las
calumnias, con los incendios, con
las escomuniones, con todo gé
mero de persecuciones y hostili
23
dades con que se procuró sofo
car la fecunda chispa que incen
diaba los corazones mexicanos.
En las Cruces se presenta Hidal
go coronado con los laureles del
triunfo, y al frente de ochenta
mil mexicanos, propone un ar
misticio al gefe de las armas de
los revolucionarios del palacio
vireinal: pero este fiel discípu
lo de Hernan Cortés, faltando
á la lealtad del convenio, manda
hacer fuego sobre los parlamen
tarios en el momento de estar
desempeñando su inviolable mi
sion. Perfidia inaudita! que dió
lugar á justas represalias, que
inundó la pátria en sangre, y la
cubre de víctimas y de cruelda
des. Siendo el resultado de aque
lla memorable jornada, el venci
miento de aquel inconsideradq.
gefe, sobre quien únicamente pe
24
san todas las desgracias, toda la
sangre de veinte y siete años.
Pero corramos el velo del ol
vido sobre tan odiosos aconteci
mientos, que pintaria con los co
loridos mas vivos, si no fueraino
portuno á la vez que está conse
guido el objeto de tantos sacri
ficios, y cuando en desagravio
la mano de una Virgen, que hoy
empuña el cetro de Carlos V, sus
cribe á las glorias de México en
el reconocimiento de su indepen
dencia, le tiende sus brazos amis
tosos, le dá el ósculo bello de la
paz, coronando su emancipacion
con la guirnalda y el lazo de flo
res que formarán su eterna alian
za. Esta será el timbre del cons
tante valor y generosa conducta
de la águila azteca, cifrado en el
final reconocimiento de su inde
pendencia, que los brios del me
25
xicano habian conquistado para
siempre; pero cuya justicia es y
será glorioso verla reconocida,
confesada por el mismo trono que
en otro tiempo quiso desatenderla.
Indiqué, Sres., que se habian
dictado todas las medidas condu
centes, para que en un mismo dia
se invocase en todas las provin
cias la ereccion de la asamblea
nacional, y aquí se me permitirá
un ligero recuerdo de aquellos
desgraciados emisarios que el
grande Hidalgo dirijió al pueblo
oaxaqueño, y que los vimos pe
recer en un vil patíbulo, por la
parcialidad de los enemigos de
aquel héroe. Armenta y Lopez,
Palacios y Tinoco, cruelmente
calumniados como foragidos, no
fueron vive Dios mas que unos
desafortunados agentes los dos
primeros, y adictos los segundos
26
en la grande empresa de la crea
cion de la asamblea nacional.
Y si bien he indicado lo su
ficiente para justificar los moti
vos del pronunciamiento en Do
lores, con la conducta equitativa,
política y legal de los caudillos,
mo omitiré referir algunas de sus
brillantes jornadas, que harán
eterno honor á la sabiduría, va
lor é impasibilidad de aquellos
héroes,
¡Campos de Granaditas y Gua
najuato Vosotros fuisteis testi
gos de la aptitud militar del Hi
dalgo de Dolores, de sus triunfos,
y de que á muy poco tiempo de pro
clamado generalísimo de los ejér
citos mexicanos, estos se compo
mian en distintos puntos de mas
de doscientos mil combatientes,
soldados en el valor, aunque des
nudos de disciplina y de equipo,
27
como era preciso sucediese en
aquellas angustiadísimas circuns
tancias. Podeis tambien dar tes
timonio de su compasion y gene
rosidad para con los vencidos,
pues practicamente nos enseñó
,,que el triunfo que mas honra al
vencedor es no querer todo lo que
uede.” -

En Valladolid se le presenta
Morelos, y el héroe mexicano
luego conoce la importancia de
esta adquisicion. El aprecio de
una alma grande, solo puede cal
cularse por otra igual en dotes y
prerogativas. Hidalgo comisio
na á Morelos para que espedicio
ne sobre el occidente, y este in
signe mexicano, cura de Necu
pétaro y Carácuaro, deposita el
incensario en la casa de Dios, y
empuña como guerrero la espada.
Aquella espada que tantos triun
28
fos consiguió á la pátria! Ciñe la
banda de general y dá principio
á su brillante carrera, haciendo
prodigios de valor con un corto
número de sus domésticos. Leo
nidas en el paso de las Termópilas,
se afronta al numeroso ejército
de Gerges, compuesto de tres mi
llones, quedando víctima de su
valor y denuedo. Morelos con un
corto número de mexicanos se
presenta á los disidentes insur
reccionados en el palacio vi
reinal apoderados del gobier
no, llenos de recursos, con un
plan uniforme de operaciones, y
los vence haciéndose inespugna
ble á sus armas, ausiliadas con
una lluvia de anatemas y conju
ros con que se procuró dividir la
opinion que germinaba en su
favor.
Constituido despues generalí
29
simo á virtud de la infortunada
muerte del caudillo de Dolores,
y honrado así por la asamblea
nacional, sigue recogiendo nue
vos laureles en los campos de
Marte. Arquímides en Siracusa
hace grandes estragos en la ar
mada de los romanos, sostenien
do el sitio de aquella ciudad por
mas de tres años, hasta que en la
celebracion de las fiestas de Dia
na, es tomada la ciudad por asal
to, y Arquímides muere á manos
de un soldado cuyas intimacio
nes no obsequió embebido en sus
cálculos de defensa.
Morelos mas afortunado que
este ingenioso guerrero; pero mas
estrechamente sitiado en Cuau
tla Amilpas, se sostiene en el ase
dio por mas de tres meses, sin ví
veres, sin agua, sin ningun gé
nero de recursos, y despues de
30
imponderables padecimientos y
privaciones, burla la vigilancia
de sus enemigos, salva su ejército
y se dirije para Huajuapam, en
donde completamente derrota á
los que en aquel punto tenian si
tiadoal general Trujano.
Marcha para San Juan del
Valle, y el 25 de Noviembre de
812 dá por órden general del dia
este sencillo mandato: ,,Acuar
telarse á Oaxaca.”
Morelos! ¡Impávido guerrero!
Bizarro general! Suspende tu
marcha, no te precipites sobre
Antequera, cubierta de profundos
fosos, circuida de impenetrables
muros y erizada de bayonetas!
Has alto, y reflecsiona que está
defendida con todo el aparato
bélico, como en otro tiempo Ro
ma y Atenas, que en ella se han
ºeconcentrado, todas las fuerzas
31
de diversas armas, que con an.
ticipacion se han creado, disci
plinado, equipado en varios pun
tos de la provincia. Y su pobla
cion seducida, alucinada por aquel
prelado que mas debió escuchar
los acentos de la justicia, despe
dirá fuego devorador sobre tus
huestes victoriosas.
Mas no es así, señores, todos
vimos que antes de las diez del
dia, Morelos cubre los egidos de
esta capital, intima á su guar
nicion le rinda las armas, y no
habiéndole contestado, pasa á to
marlas por sí mismo como el ven
cedor de Leonidas, pudiendo muy
bien decir como César, llegué, ví,
vencí. -

Solo me resta persuadir, que


los caudillos que se hallaban un
gidos con el óleo santo sacerdo
tal, no incurrieron en culpa al
32
guna en el fuero interno al sepa
rarse de la casa de Dios, para
conducir al triunfo las huestes
de su pátria; porque el mismo
Dios tiene preceptuado el cum
plimiento de los oficios perfectos,
y estos caudillos sagrados tenian
en la iglesia sucesores que minis
trasen el pasto espiritual á su
grey; pero México solo contaba
con el esfuerzo de valor y supe
rioridad de espíritu de los Hidal
gos, Morelos, Matamoros, que
no habian nacido para sí, sino
para su pátria. Non nobis nati
sumus, sed saltem vindicat pa
triam, saltem amicii. -

. Asi es que inflamados sus espí


ritus con esta leccion patriótica
del orador de Roma, abandonan
su sosiego, su comodidad, sus in
tereses, sus relaciones, sus bene
ficios: prescinden de cuanto les
33
es mas caro, y olvidándose de sí
mismos, se echan en los brazos
de su pátria y mueren por sal
varla.
¡Génios luminosos de los Hidal
gos y Morelos, descended de esas
mansiones eternales en donde,
como astros brillantes, os gozais
á par de otros seres felicísimos
Descended, y oigan los mexica
nos la voz de trueno con que
ejerciendo aquel sublime carác
ter, les decis: ,, Veinte y siete
Setiembres han pasado desde la
memorable noche de Dolores, y
ya era tiempo que cicatrizadas
las profundas heridas de nuestra
madre comun, depuradas las cos
tumbres de los resabios de la
opresion, de las reliquias del va
sallage, la paz sucediese á la
guerra, la prudencia á las ecsa
geraciones, la laboriosidad á lº
34
negligencia y un generoso des
prendimiento á los escesos del
egoismo , Ya es tiempo de que
esa hermosa juventud, que hoy
forma las lisongeras esperanzas
de la pátria, vea en cada mexi
cano de los que se hacen nota
bles por sus talentos, por sus pro
fesiones, por su fé política, un
modelo de civismo digno de su
imitacion y un dechado de per
fecciones sociales en que apren
da á adquirir los honores y las
consideraciones á que aspire, por
el camino de la virtud y el mé
rito, y no con los filos de las es
padas, con vergonzosas intrigas ó
con distinciones antifilosóficas....”
Pero qué son aquellos crepús
culos que se me presentan á la
vista por el oriente político. Una
risueña aurora nos viene anun
ciando la festiva llegada de la
35
mañana alegre de la paz. La no
che prolongada de Dolores ha
pasado, y el bello dia de la pá
tria se acerca aunque con lenti
tud! ¡La jóven Tenoxtitlán ma
gestuosamente engalanada con
sus telas y tlacoyales dorados, os
tenta con aire de triunfo su cos
tosa independencia, en medio de
las demás naciones soberanas del
globo: cortéjanla los héroes, y
al lado de Washington y Tell,
aparecen Hidalgo y Morelos: no
investidos con el ignominioso ro
page de rebeldes, sino con los or
mamentos, las galas y las insig
nias debidas á los heróicos defen
sores de la pátria, que sin prescin
dir de los medios justos y equita
tivos, supieron coronarse de glo
ria inmarcesible en la campaña
que emprendieron con oportuni
dad y destreza.
36 ,
Ah compatriotas! Qué bellas
perspectiva! Nunca vuelvan á
presentarse á nuestra vista las es
cenas trístisimas, de Tepeaca, la
Acordada, Tolóme, el Gallinero,
Oaxaca, Etla, el Potosí! Reservad
vuestros brios y bizarro aliento,
para defender impávidos la inte
gridad del territorio nacional: ha
gamos fructificar el árbor santo
de la independencia y libertad
bien entendida: ofrezcamos á
nuestros héroes en remuneracion
de sus sacrificios, una nacion fe
liz y venturosa, y sea siempre la
divisa del mexicano, fidelidad á
la ley y subordinacion al gobier
no—Dije. /s.
Es
4 - - y.

33 E.7 . *.

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