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LA CRISIS POLITICA
EN COLOMBIA:
ALTERNATIVAS
Y FRUSTRACIONES
Francisco Leal Buitrago
primer gobierno del presidente López Pumarejo fue revivida por la arrogancia militar, y se fusionó
(1934-1938) dejó en entredicho el problema polí al riesgo de permanencia del general Rojas Pinilla
tico mayor de ese entonces, debido a la feroz reac en el poder, problemas que se zanjaron con el
ción que desató su proyecto reformista. El gran Frente Civil, la transacción del año de gobierno de
atraso productivo y mercantil de una sociedad la Junta Militar y el gran proyecto de solución del
predominantemente agraria estaba sustentado en Frente Nacional a partir de 1958. La última etapa
dominaba la escena política. Esta clase supo cana ros por la desconexión explícita que de ella hizo
gran poder oligárquico aglutinador frente a las te su solución hacia el año 65 con el exterminio mi
emergentes burguesías comercial e industrial y a litar de sus cabecillas. De esta manera, las suce
clases en el seno de la sociedad colombiana. Allí materializar soluciones a crisis sucesivas que se
radica uno de los factores más sobresalientes que identificaron con multifacéticas expresiones de
configuraron el conflictivo proceso político que se violencia. En 1965 se cerró este capítulo, con la
inició durante la segunda administración de Ló solución definitiva a la manifestación común a to
pez Pumarejo (1942-1945) y que desembocó en dos ellos: la mediación de la violencia por parte
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que modernizó el país sin alterar los parámetros y cobertura del bipartidismo. No hay duda de que
básicos del poder político y de la concentración existe una enorme diferencia entre el antiguo sec
del poder económico. Esta rígida estructura del tarismo de partido, ligado a la imprescindible ma
poder fue la que inhibió el refórmismo social del trícula de todos los colombianos al liberalismo o al
Frente Nacional, no solamente en cuanto al pro conservatismo hasta los años cincuenta, y la prag
blema rural con la reforma Agraria, sino también mática militancia partidista de quienes están vin
en problemas relacionados con otros sectores de culados actualmente al Estado y el desdén con que
la sociedad. En el fondo, el proyecto transforma muchos grupos miran hoy en día al bipartidismo.
dor se quedó únicamente en el plano político, En menos de treinta años es sorprendente la
cuyo nuevo régimen alteró de raíz la racionalidad transformación ocurrida entre el papel preponde
anterior de los gobiernos hegemónicos de partido, rante que cumplían en todos los órdenes de la vida
para que entrara el bipartidismo a compartir he- social los partidos tradicionales, y el forzado ca
gemónicamente la administración del Estado. rácter protagónico que hoy rebuscan éstos en la
Esta incapacidad reformista, que rubricaba el tra vida nacional. Esta despolitización del bipartidis
dicional conservadurismo político nacional por lo mo ha sido la materia prima básica que ha deter
menos desde el proyecto de la Regeneración, fue minado relativamente el transcurso político na
el que proyectó bien pronto una nueva violencia, cional de los últimos veinte años por lo menos.
como síndrome colombiano de expresión de las
crisis políticas. Con la disminución de la presencia del bipartidis
mo en el contexto político se produjo un despla
La preeminencia del bipartidismo en el panorama zamiento progresivo de las relaciones de poder
nacional y la característica de gobiernos hegemó
mediadas por los partidos, en busca de mediacio
nicos de partido del régimen político configuraron nes alternativas. Surgieron, así, movimientos disi
la violencia estructural como manifestación de las dentes e intentos de constitución de numerosos
crisis políticas, con la apariencia de ser ante todo partidos, dentro de una amplia gama ideológica.
un enfrentamiento entre las dos colectividades. El El Movimiento Revolucionario Liberal, MRL, la
proyecto político del Frente Nacional formuló la Alianza Nacional Popular, ANAPO, y todas las
pacificación como meta principal y la convivencia expresiones de una nueva izquierda con preten
bipartidista como su solución. De esta manera, se
siones de constituirse en partidos, son ejemplos
planteó la solución de una multifacética conse
destacados de tal tendencia. Pero la respuesta de
cuencia que era la violencia, pero se dejaron de
la organización política subsidiaria de las institu
lado los factores de crisis no resueltos totalmente, ciones del Estado, es decir, el régimen político,
como el problema agrario, la concentración del
fue contundente. Se generó un bloqueo, bien di
ingreso y la estructura oligárquica del poder. Por versificado en sus métodos, a casi todas las formas
ello se solucionó la mediación que el bipartidismo emergentes de participación política. Todo aque
había ejercido sobre la violencia y se eliminaron llo que no pasara por el cedazo del bipartidismo
los reductos que de ella había heredado el Frente recibía un tratamiento sistemático, sutil o desca
Nacional. Pero los factores de crisis se regene rado, de anulación.
raron, en la medida que fracasaron los esporádi
cos intentos reformistas que, como la reforma
Sin embargo, ello no fue obstáculo para que conti
agraria, se estrellaron contra la rigidez de la or
nuara el proceso de debilitamiento del bipartidis
ganización política. Paralelamente apareció un
mo, solamente que su resultado fue la dispersión
nuevo tipo de violencia, liberada del bipartidismo
política. Aparte de la cuantiosa ciudadanía que se
y condimentada con los efectos secundarios de la despreocupó de la política, numerosas expresio
emergente organización política. A partir de allí,
nes de la lucha continuaron porfiando bajo los pa
fue gestándose una nueva crisis, con la particu rámetros políticos formalmente permitidos. Pero
laridad de que escapaba del control tradicional también fueron muchas las manifestaciones que
del régimen e integraba nuevos elementos pro se entroncaron en la ilegalidad, obligadas por las
pios de la condición dependiente de una sociedad circunstancias de acoso del régimen, de estímulo
capitalista. de la naciente Revolución Cubana y de frustra
ción por la crisis económica. La herencia de la vio
II. Los efectos secundarios del Frente lencia con sus guerrillas partidistas fue un ejemplo
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mozada forma de hacer política. En síntesis, el cionalismo partidista atomizó la capacidad de
proceso de crecimiento del número de expresio brindar beneficios por parte del Estado, afectan
nes políticas que se ubicaron fuera del campo de do la eficacia de las políticas de planificación y
mediación del régimen nunca se detuvo. Se com facilitando una visión de utilidad privada de las
binaron caprichosamente acciones legales, ilega decisiones políticas.
les y subversivas para enfrentarse a la camisa de
fuerza del bipartidismo, que trató, por todos los El legado ideológico del formalismo jurídico co
medios a su alcance, de monopolizar la práctica lombiano, uno de cuyos contenidos es la legitima
política de la sociedad. ción política por la vía electoral, fue el gran motor
de este complejo sistema de organización pública.
El Frente Nacional coincidió con la necesidad de El sentido de la autoridad legítima debe contar
expansión del Estado Institucional, imperativo con la bendición electoral, sin que importen los
propio de una organización capitalista dependien medios para que se logre. En tales circunstancias,
te que se afianzaba. Esta necesidad coincidía con un capital electoral constituye la base primordial
la urgencia del régimen de fortalecer las institu para disponer de cualquier iniciativa política; es la
ciones del Estado, para contrarrestar el debilita llave que abre todas las puertas de la administra
miento ideológico y de cobertura de un bipartidis ción pública. El problema para la llamada “clase
mo que constituía su esencia misma. Comenzó, política” consiste, entonces, en conseguir y man
así, no solamente un proceso de creación de diver tener un capital electoral, lo que llevó al biparti
sas instituciones oficiales, sino también de contro dismo a la utilización para el efecto de los recursos
les, directos o indirectos, de los recursos disponi estatales a su disposición. De tal manera, prácti
bles en la sociedad. Naturalmente, la constante camente toda decisión política tiene el sello de
expansión presupuestal del Estado fue una resul una especie de “acumulación de capital electoral”
tante obligada del proceso. A partir de allí, la ad como objetivo, con el agravante que el costo eco
ministración pública tuvo a su disposición un nú nómico de esta “acumulación” es cada vez mayor,
mero creciente de recursos y controles, con la ca por razón de la competencia de un faccionalismo
racterística especial que la prioridad de su utiliza partidista en expansión. En aparente paradoja, a
ción tendió a adecuarse a las necesidad de sosteni medida que han crecido los recursos a disposición
miento del bipartidismo. de la administración política, éstos se han tornado
insuficientes para alimentar la reproducción del
No obstante, el problema no consistió únicamente régimen. Por una parte, al Estado institucional se
en el hecho que el inventario político del Estado le dificulta cada vez más contrarrestar la tendencia
estuviese ante todo al servicio de la oxigenación ya señalada de marginamiento de las relaciones
permanente de los dos partidos tradicionales. Al políticas del campo de mediación del régimen bi
respecto, podría pensarse que emergía un Estado partidista. Por otra, el Estado institucional ha ve
institucional fuerte, cuya administración mono- nido en retroceso en su capacidad de redistribuir
pólica se ponía al servicio del liberalismo y el con- el ingreso nacional. Ambas limitaciones han traí
servatismo, cuestión ya de por sí bastante delica do como consecuencia el afán de consecución de
da. Pero este aparente fortalecimiento no ocurrió. nuevos recursos para el Estado y su transforma
La dinámica del ejercicio político colocó a las re ción en una especie de botín, en el que no sola
laciones de clientela en el eje de la vida política mente está presente el objetivo señalado de acu
absorbida por el régimen. No se trataba solamen mulación de capital electoral, sino que contiene
te de que permaneciesen estas viejas prácticas. Se también un germen de ineficiencia burocrática y
trataba, ante todo, de que conformaban el arma otro de corrupción administrativa.
zón que guiaba al resto de relaciones políticas ad
ministradas por el bipartidismo, cuya consecuen
cia fue una tendencia a la privatización de sus be
III. La crisis del régimen político
neficios. Se generó, así, un Estado institucional
bipartidista
cOn gran capacidad de movilización de recursos
económicos y de todo tipo, pero con una privati Los parámetros que permiten definir la presente
zación inmediata de los beneficios obtenidos por crisis del régimen político vigente pueden sinteti
su utilización; un Estado institucional política zarse en los dos fenómenos principales que surgie
mente débil, con una paradójica necesidad de so ron de la puesta en marcha del proyecto frentena-
cialización. Esta situación mostró mayor notorie cionalista y que fueron explicados en el título an
dad, en la medida que la pérdida de presencia del terior. El primero de ellos se refiere a que el siste
bipartidismo estimuló su fragmentación. El fac- ma político que administran los gobiernos del bi-
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partidismo no posee control ni mediación sobre última tiene un trasfondo mucho más profundo y
gran parte de las expresiones de poder existentes se refiere al cuestionamiento popular de las nor
en la sociedad colombiana. En este caso, no sola mas básicas establecidas para los procesos de pro
mente se tienen en mente las actividades subversi ducción económica. Indudablemente que aquí no
vas como la guerrilla, que son bien numerosas, radica el problema y su confusión puede originar
sino también expresiones como los paros cívicos y planteamientos políticos totalmente errados. Por
todos aquellos procesos políticos que se han sali- > ejemplo, una apreciación de crisis de dominación
do de las manos de los partidos tradicionales. Hay puede equivaler a definir la situación social como
que tener en cuenta que aún existe una identidad prerrevolucionaria, ya que la revolución es la res
entre el régimen y el bipartidismo que mantiene el puesta de solución a este tipo de crisis. Tal parece
monopolio de su administración. que la evaluación política que hacen los grupos
guerrilleros frecuentemente cae en esta trampa,
El segundo de los fenómenos ya explicados señala lo que refuerza su posición militarista. Por su par
que a pesar de la gran capacidad que tienen las ins te, la crisis de legitimidad es solamente parte de lo
tituciones del estado de movilizar y controlar re que podría ser una crisis de hegemonía: el debili
cursos de todo orden, el beneficio inmediato de su tamiento de la credibilidad en el régimen político.
utilización tiende a ser privado. En otras palabras,
hay un debilitamiento del Estado por insuficiencia Pero el problema de fondo de la larga permanen
en la obvia socialización que deben tener los bene cia de una situación determinada por una crisis de
ficios colectivos que definen una de sus funciones legitimidad es el deterioro que provoca en el con
básicas. Las relaciones sociales que comandan junto de la sociedad. Este deterioro podría con
este fenómeno constituyen la intrincada red social verger en una crisis de dominación, aunque las
del clientelismo, como medio articulador del sis probabilidades son remotas. Lo que sí es suficien
tema político. temente claro es el efecto de descomposición so
cial que ha inducido la indefinición de la crisis de
A partir de estos dos fenómenos se ha desarrolla legitimidad del régimen. Es una situación de pro
do un complejo sistema de consecuencias que cu gresivo encadenamiento de fenómenos que cada
bre prácticamente todos los aspectos destacados vez son más difíciles de relacionar con las causas
de la vida nacional. Quizás la determinación más macro-políticas primarias que identifican la natu
visible sea la significativa disminución de la credi raleza de la crisis. Por ejemplo, por su carácter
bilidad social que tiene el régimen como conjun claramente político, el común desinterés por los
to, o sea, lo que puede denominarse crisis de legi partidos políticos, excepto cuando se trata de de
timidad. Esta pérdida de confianza de la sociedad rivar de ellos un beneficio directo generalmente
civil en el régimen bipartidista está emparentada inmediato, la incredulidad en los planteamientos
con la crisis de los partidos tradicionales sin ser y aún en las medidas del gobierno, el abandono
exactamente lo mismo. La debilidad muy variable político de la justicia y su consecuente inoperan-
de cada partido naturalmente refuerza la crisis cia son, entre otros, fenómenos destacados que
de legitimidad, puesto que al fin y al cabo son los pueden relacionarse sin dificultad con la crisis de
dos partidos el soporte del régimen. Pero lo que legitimidad del régimen. Pero no es fácil ligar con
en el fondo se cuestiona son las reglas del juego ella, por su aparente falta de relación con la políti
político que éstos administran mancomunada- ca, aspectos como la relativa generalización de la
mente. De ahí que se le vea poco futuro a proyec delincuencia común y la inseguridad que de ella se
tos políticos que se apoyen en una revitalización deriva, o la formación de guardias pretorianas
del bipartidismo. para la defensa de los poderosos o de ejércitos pri
vados para la seguridad de residencias, oficinas
El hecho de que esté en entredicho social la credi particulares y hasta dependencias del Estado.
bilidad del régimen no significa que éste se vaya a Tampoco es fácil vincular la pérdida de espíritu
derrumbar. Aquí operan mecanismos de defensa cívico de la sociedad civil, o la ausencia de ética en
como los que alimentan su misma reproducción. las relaciones económicas, o la misma agresividad
Muestra de ello es el ya señalado legalismo jurídi ciudadana, con la persistencia de una crisis políti
co , cuyo papel de legitimador formal, por ejemplo ca. Todas estas manifestaciones de descomposi
en el plano electoral, conforma uno de los puntos ción social son las que a diario se acrecientan en el
de apoyo de su continuidad. Así mismo, es tam “normal” transcurrir de casi todos los estratos y
bién conveniente indicar que la presencia de una clases sociales del país, debido a que las institucio
crisis de legitimidad no implica que exista una cri nes del Estado no poseen la capacidad instrumen
sis de hegemonía o una crisis de dominación. Esta tal y ética para prevenir que ello ocurra.
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En la anterior lista de fenómenos comunes, deri neficiados difícilmente podrían cuestionarlo. No
vados directa o indirectamente de la persistencia se reconocía la extrema dificultad de ingreso al
de la crisis, no se ha mencionado el problema del campo político establecido por el régimen cuando
narcotráfico, que también tiene sus nexos con el no se esgrimía cualquier rótulo que cupiera den
asunto central que se debate. Dentro de lo apreta tro del bipartidismo. Es decir, no se aceptaban el
do de esta exposición es necesario consignar al derecho y la necesidad de sectores en expansión
respecto unas ideas. Actualmente, casi ya no se de buscar alternativas por fuera del monopolio
cuestiona la inducción que este problema tuvo que de hecho continuaban ejerciendo los partidos
desde el exterior, concretamente desde los Esta tradicionales una vez que se inició el “desmonte”
dos Unidos, tanto en el plano del consumo como formal del Frente Nacional. La apatía y despoliti
en el de su política oficial. Sin embargo, esta in zación de la sociedad civil pasaba desapercibida.
ducción no hubiese llegado a los niveles en que se Los altos índices de abstención electoral no eran
encuentra, sin la ayuda de ciertas condiciones in motivo de preocupación, excepto cuando dismi
ternas. La ubicación geográfica estratégica del nuían tímidamente en ciertas coyunturas, como la
país, pero sobre todo la polarización económica de las elecciones de 1970, para alterar el resultado
de la sociedad colombiana entre la opulencia y la predeterminado por las decisiones políticas. En
miseria popular configuraron el medio adecuado consecuencia, la legitimación formal electoral sa
para el desarrollo del narcotráfico, así como lo ha tisfacía a quienes se sentían dueños del destino
sido para ciertas causas de la misma crisis, como político del país. Sencillamente, todos los proble
las altas restricciones a la participación social, mas que se identificaban desde fuera del régi
económica y política. En este ambiente estructu men, se consideraban como costos normales de la
ralmente conservador, en el que la crisis política democracia.
llegó a identificarse con sus consecuencias de des
composición social, el surgimiento de banderas Por otra parte, la gran crisis económica que se ini
políticas moralistas fue bastante lógico. Natural ció a fines de la pasada década y que hizo más visi
mente, uno de los blancos más fáciles de señalar bles los problemas sociales y políticos, se veía
en tales circunstancias fue el narcotráfico, máxi como un mal venido de afuera del país, similar a la
me con los antecedentes inmediatos de la ma calificación de “importada” de la ideología comu
rihuana. De ahí en adelante, “el país” conoce la nista que, según los apologistas del sistema, crea
triste historia de quien cae en la arena movediza y ba artificialmente dificultades y dañaba la imagen
a medida que aumenta sus esfuerzos por escapar, colombiana. El régimen político bipartidista ope
resulta más firmemente atrapado. No ha habido, raba como un gigantesco ghetto, a espaldas de la
con escasa excepciones, nadie que mire el proble gestión y desarrollo de grandes procesos sociales y
ma desde el punto de vista político. Si acaso, con políticos. Inclusive, las coyunturas de crisis eco
la doble moral con que se han caracterizado mu nómicas siempre estuvieron amortiguadas o con
chas declaraciones y actuaciones públicas, se trarrestadas por el azar de las heladas cafeteras en
acepta, se tolera y se disimula el asunto, gracias a Brasil, o por la llamada economía subterránea del
los beneficios económicos que arrastra, desde los contrabando, la marihuana y la cocaína. La “eco
privados hasta los de las finanzas públicas. Sin nomía del rebusque”, o sector informal como se le
duda alguna, el narcotráfico es un problema po conoce elegantemente, completaba el cuadro que
lítico que se entrelaza, hoy más que nunca, con maquillaba el buen transcurrir colombiano, según
la crisis del régimen bipartidista. percepción de quienes se consideraban como la
clase dirigente nacional.
IV. La crisis política que se cuestiona No obstante todo lo que se ha reseñado sumaria
mente, es posible afirmar que el proceso de toma
Hasta hace relativamente pocos años, la “clase de conciencia oficial de que “algo” andaba mal se
política” no aceptaba la existencia de una crisis inició de manera muy difusa y desigual en el seno
política en el país, en parte porque la situación ha del régimen político desde hace ya varios años.
bitual de crisis sucesivas durante largos años pro Quizás fue la institución militar la que comenzó el
yectó una actidud de cinismo en los grupos de la proceso. Su confrontación temprana con la sub
dirigencia nacional, y en parte porque la sociedad versión, subversión derivada en gran medida del
no había alcanzado los niveles de deterioro que se bloqueo frentenacionalista a la participación po
experimentan últimamente. El Frente Nacional lítica fuera del bipartidismo, la hizo especialmen
era percibido por su carácter bienhechor, sobre te sensible a los problemas. Aunque los militares
todo si se tiene en cuenta que los directamente be entendían la significación del caldo de cultivo de
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la miseria social causada por la ya reconocida cepcionalidad posible en una democracia como la
concentración extrema del ingreso y la riqueza na colombiana. En esta forma mecánica se constitu
cionales, su concepción ideológica daba prioridad yó el modelo represivo turbayista, con todas sus
al comunismo foráneo como el causante de todos características conocidas y desconocidas. La re
los males de la patria. De ahí la exigencia militar sultante fue su fracaso como solución, no obstante
al presidente López de aumentar la represión, a haya todavía quienes aseguren que el problema
raíz del paro nacional de septiembre de 1977. consistió en la insuficiencia de las medidas aplica
Pero la respuesta a tal exigencia solamente se con das. Con esta lógica, mientras no se extermine la
cretó recién comenzado el gobierno siguiente, el subversión, y su definición es bien ambigua y am
del presidente Turbay Ayala. bivalente, no se erradicarán los males del país.
El gobierno del presidente López tuvo gran signi El fracasado modelo represivo del gobierno del
ficación para el desenvolvimiento del proceso que presidente Turbay, que constituyó el primer expe
llevó al reconocimiento de la crisis y a la búsqueda rimento de solución de la actual crisis política na
de posibles soluciones. La candidatura presiden cional, condicionó el derrotero político subsi
cial de López fue la gran esperanza para compen guiente. Quizás la influencia mayor fue la gesta
sar las frustraciones de quienes aún creían en un ción de un proceso social de reconocimiento del
reformismo dirigido desde las toldas de la tradi carácter político de la crisis. La despolitización
ción bipartidista. Así lo presagiaban sus antece provocada por el Frente Nacional en amplios sec
dentes de crítico del Frente Nacional desde el tores de la sociedad colombiana tuvo un período
MRL y el carácter del futuro gobierno que iniciaba de contención. A pesar de la alta dosis represiva
el desmonte del monopolio bipartidista. No obs durante los gobiernos anteriores, su acentuamien-
tante, las ejecutorias del cuatrenio 1974-1978 aca to desde septiembre del 78 sirvió para aclarar en
baron con tal esperanza y ratificaron la posición muchos grupos sociales que el problema no radi
de los grupos que se habían ubicado por fuera de caba únicamente en la subversión. Más importan
la cobertura del régimen. Los problemas sociales te aún, mostró que se habían atacado sus conse
y políticos que se generaron durante este gobier cuencias pero no sus causas. Por tal razón, no fue
no fueron los que aceleraron la preocupación de la accidental que en la campaña del 82 triunfara el
institución militar con la violencia, fenómeno que candidato que mostraba una imagen diferente de
se colocaba de nuevo como la expresión más visi la represiva. Además, uno de los puntales ideoló
ble de las crisis. A partir de allí, se desató la diná gicos de la competencia electoral fue la bandera
mica que condujo a la formación del primer pro de la paz. Naturalmente que la represión siempre
yecto político que pretendió solucionar, por la lí ha sido justificada con el objetivo de la paz, pero
nea política de menor esfuerzo, un problema per lo esperado en ese entonces era la aparición de un
cibido de manera por demás confusa. Así comen medio diferente, de algo distinto a la fuerza para
zó un gobierno, el del presidente Turbay, volcado buscar la paz. De ahí que se pueda afirmar que el
hacia la represión, con el fin de eliminar de una agotamiento del modelo represivo, como primer
vez por todas las supuestas raíces de los males de experimento nacional de solución de la crisis, con
la patria: la violencia y la ideología comunista. dicionó altamente el transcurrir político inmedia
to. Ante todo, obligó al reconocimiento social del
Para el gobierno del liberal Turbay Ayala, la per problema, lo que permitió la formulación del se
cepción de la crisis era muy sencilla, como sencillo gundo de los proyectos de solución, ya con con
pero brutal fue el intento de solución. Sin duda, ciencia de su carácter político, aunque sin mucha
fue una tenue apreciación política del problema. claridad sobre su definición.
Ante todo, éste era catalogado como administra
tivo y técnico; un problema de necesidad de orden
y organización: dados los males de toda nación fa
V. Betancur y la repolitización del país
talmente subdesarrollada, el comunismo y la sub
versión internacionales aprovechaban la situación Si durante el gobierno del presidente Turbay la
para crear focos de violencia y alterar el orden despolitización gestada por el régimen del Frente
público. Aunque la institución militar había lu Nacional se estancó, durante el gobierno del pre
chado denodadamente por erradicar el mal, inclu sidente Betancur se inició una repolitización del
so con medios excepcionales como el estado de si país. Por vez primera, desde la época de la Vio
tio casi permanente desde 1947, su función no ha lencia, un gobierno reconocía el carácter político
bía sido suficiente. En consecuencia, era necesa de fenómenos que habían sido tratados hasta ese
rio un Estatuto de Seguridad, es decir, toda la ex- entonces como administrativos, técnicos, buro-
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créticos o, a lo sumo, con un tono político de tinte mostrarse poderoso, con la conveniencia que para
clientelista. A las guerrillas, tradicional problema el mismo fin distintas fuerzas dejaban traslucir.
considerado de desorden público, se les dió un es Este fue el caso de las FARC, que deseaban man
tatus claramente político. Otro tanto se hizo con tenerse en tregua, y de la UP, que dependía en su
problemas sociales, como el desempleo. Incluso, existencia de la misma. La situación ambivalente
la baja representatividad del bipartidismo inició el de confrontación de fuerzas políticas tuvo su de
tránsito hacia su calificación como problema. El senlace en noviembre del 85 con el trágico y cono
comportamiento gubernamental fue consecuente cido episodio del Palacio de Justicia. El perfil po
desde un comienzo con esta perspectiva, articu lítico del Ejecutivo descendió a partir de allí a su
lando el conjunto de políticas con un gran objeti más bajo nivel, arrastrando consigo gran parte del
vo general: la pacificación del país. Sin embargo, prestigio de la figura presidencial, que no pudo
la figura presidencial logró mantenerse estratégi conservar la asepsia que había construido. Indu
camente por encima de los procedimientos, como dablemente, el segundo experimento de solución
árbitro que juzgaba el comportamiento adecuado de la crisis nacional había fracasado.
de un complicado y esquivo aparataje político en
cargado de buscar la paz: el Congreso con la apro Las consecuencias políticas de este proyecto fue
bación de una Ley de Amnistía proveniente de un ron dicididamente mayores que en el caso del go
proyecto de la oposición y con evasivas perma bierno que le antecedió. La repolitización social
nentes a su compromiso reformista, los dos parti determinó la formación de una mayor conciencia
dos tradicionales con titubeos e indecisiones pro política, pero de una conciencia que refleja las
longadas frente a su responsabilidad en beneficio grandes contradicciones existentes entre las múl
de la paz, la rama judicial como rueda suelta y des tiples percepciones del común problema de la paz.
protegida del Estado, el ministerio público libran Naturalmente, esta situación sirvió de motor
do una lucha solitaria y poco comprendida, y, fi ideológico de los conflictos que se desataron
nalmente, las numerosas comisiones de paz, veri abiertamente desde mediados del año 85. Pero lo
ficación y demás títulos, sin autoridad real, su más complicado fue la resultante final del fenóme
puestamente representativas de una sociedad civil no: la polarización de las fuerzas políticas. Ya en
expectante y desorientada. Todo esto conforma ciertos momentos críticos de la coyuntura se ha
ba la síntesis de una parafernalia oficializada que bía observado un tanto esta tendencia, por ejem
veía prevenidamente la lucha de dos gladiadores plo, en el caso de la acusación del Procurador a al
que pretendían ser independientes: fuerzas arma gunos elementos militares y de la policía implica
das y guerrilla, entrecruzados extrañamente con dos en las actividades paramilitares del MAS. En
un nuevo poder estimulado desde fuera y dentro ese entonces, se formaron dos grandes polos de
del país: el narcotráfico. opinión: uno de los militares y otro del Procura
dor, hasta que, finalmente, el Presidente Betan
La repolitización del país durante los agitados cur, apoyado en su estrategia de árbitro del objeti
cuatro años del gobierno Betancur fue un proceso vo pacificador, apaciguó el conflicto. No obstan
bastante complicado. La paz como objetivo fue lo te, la polarización política continuó su curso, has
único claro para todo mundo. Pero la paz como ta que, finalmente, con el episodio del Palacio de
significado absorbió todas las definiciones posi Justicia quedó establecida: todas las “fuerzas vi
bles, en concordancia con los diferentes niveles de vas” a favor de la paz, pero unas en defensa de los
conciencia y de intereses políticos de grupos, cla métodos de diálogo y otras en busca de una solu
ses, estamentos e instituciones de la sociedad. To ción de “mano dura”. Surgió, así, la opción políti
dos deseaban la paz, pero una paz a su acomodo. ca del polo militar, como artífice obvio de la solu
Este símbolo logró disimular por buen tiempo las ción de fuerza. Esta situación quedó posterior
contradicciones existentes y la ausencia de una mente congelada, aunque constituye una peligro
clara dirección gubernamental, hasta que por fin sa reserva dentro del convulsionado ambiente
estalló su contenido a partir de la mitad del año 85 nacional.
con el rompimiento de la tregua con el M-19. De
ahí en adelante, el Ejecutivo perdió gran parte de En el campo guerrillero las consecuencias del mo
la fuerza que había logrado conservar del inmenso delo Betancur fueron destacadas. Su legitimidad,
capital político recibido en sus comienzos. El bi es decir, la credibilidad pública de la lucha arma
partidismo, las guerrillas, la fuerza armada, el da, sufrió un descalabro. La generosa ley de Am
Congreso y otros poderes menores comenzaron a nistía, sumada a las tardías, improvisadas y débi
esgrimir sin disimulos sus respectivos intereses, les respuestas políticas de las guerrillas las coloca
frente a un gobierno que conjugaba su afán de ron en entredicho, como faltas de sinceridad ante
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la “magnanimidad” gubernamental. Esta visión rentes causas, hay una tendencia de organización
se reforzó ante la “opinión pública”, a raíz del local, siempre con un trasfondo, implícito o ex
rompimiento de la tregua por parte de varios gru plícito, de tipo político desligado del bipartidis-
pos guerrilleros que se unieron con los que nunca mo. El asunto hace parte del fenómeno ya señala
la aceptaron, para formar la Coordinadora Nacio do de salida del campo de mediación del régimen,
nal Guerrillera. Quedó establecido, así, una espe de gran número de relaciones políticas. Movi
cie de desarme político de la guerrilla, que, a su mientos sociales en general, paros cívicos y un
vez, legitimaba y justificaba ante la sociedad civil buen número de organizaciones con diversas ca
la actividad represiva militar. El militarismo, de racterizaciones conforman un mundo celular que
parte y parte, fue el corolario que ensombreció el ha llegado hasta constituir principios de coordina
proceso de paz y facilitó el desenlace de la toma ción nacional. La elección popular de alcaldes y
del Palacio de Justicia. las reformas de descentralización municipal, úni
cas medidas concretas derivadas de toda la expec
Por otro lado, las FARC, aunque lentamente, su tativa reformista que surgió con Betancur, se arti
pieron responder de manera más política al go culan con el proceso anterior como acicate que le
bierno. No solamente suscribieron de primeros proporciona mayor dinámica.
los acuerdos de tregua, sino que apoyaron un mo
vimiento político nuevo, la Unión Patriótica, UP. Para rematar esta breve visión de lo que fue el se
Es más, se mantuvieron y se mantienen inestable gundo proyecto de solución de la crisis del régi
mente en la tregua, y su movimiento civil, con el men bipartidista, es conveniente mencionar un
apoyo del Partido Comunista, se presentó a las úl par de condicionamientos de tipo económico que
timas elecciones y ascendió en el campo político vivió este experimento. En primer término, el fac
institucional con una representación formal. Este tor de crisis económica fue una constante impor
ha sido, indudablemente, el resultado positivo tante durante el gobierno del presidente Betan
más concreto del experimento Betancur. Ade cur. Sin duda, este hecho limitó las posibilidades
más, sirvió para debilitar la posición militarista de de asignación de recursos que pudiesen haber ac
la Coordinadora Guerrillera y la tendencia de po tivado el proceso de paz. No obstante, los factores
larización política en la sociedad colombiana. estructurales presentes en el régimen, como el ya
mencionado de acumulación de capital electoral
Como última consecuencia política destacada privado, dejan dudas sobre la viabilidad de un re-
cabe mencionar la reubicación de las fuerzas de iz formismo apoyado en una política nacional de re
quierda en el país. La nueva izquierda, nacida en distribución del ingreso. Además, el reformismo
la década de los años sesenta como subproducto del gobierno Betancur estuvo limitado claramen
del Frente Nacional, experimentó un proceso de te a una normatividad política que excluyó lo di
“aterrizaje”. El idealismo, el dogmatismo y la fal rectamente social.
ta de percepción de la realidad nacional, caracte
rísticas presentes en la corta historia de las innu En segundo término, es importante hacer referen
merables pretensiones de constituir partidos en la cia a la política económica. Esta fue, sin duda,
nueva izquierda, prácticamente desaparecieron. bastante heterogénea e, inclusive, contradictoria
Asimismo, a la par con una mayor dispersión po en muchos aspectos. Aparte de ello, no tuvo una
lítica, estas fuerzas fueron las mayores defensoras constante dirección presidencial, como fue el caso
de la paz. Incluso, hubo deslindes en sus antiguas de la político, sino, más bien, una delegación de
simpatías con la guerrilla, y muchas figuras de la “carta blanca” a los tres ministros de hacienda que
izquierda se matricularon o por lo menos conge hubo. La única uniformidad observada fue la rela
niaron con los sectores liberales que consideraban cionada con la crisis del sector financiero que se
más democráticos, como el Lopismo y el Nuevo presentó en los comienzos del período. La políti
Liberalismo, con la esperanza de constituirse en ca observada fue siempre de beneficio del conjun
la intelligentsia que guiara la reconstitución demo to, sin excluir siquiera el caso del Grupo Granco-
crática del partido liberal. La situación de atomi lombiano. No parece que haya habido en toda la
zación y aparente desaparición de la nueva iz historia política del país una situación similar de
quierda abrió, posiblemente, nuevas perspectivas subsidio del Estado a la empresa privada, en la
de reorganización de las fuerzas democráticas de que se socializaran inmensas pérdidas, generadas
izquierda en el inmediato futuro. Lo acontecido casi siempre por las prácticas especulativas que se
con la nueva izquierda se complementó con un establecieron en los altos círculos económicos pri
proceso lento pero constante que se ha gestado en vados. Esta política fue más aberrante si se tiene
muchos sectores populares, en el que, por dife en cuenta la limitación de recursos del Estado en
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momentos de crisis y la publicitada política refor yecte una solución, aunque hay creciente preocu
mista, indispensable en una sociedad distinguida pación por encontrarla. Como puede apreciarse,
por los desequilibrios y las desigualdades sociales. entonces, tal parece que la influencia del modelo
No cabe duda que aquí se plantea una discusión de solución política del gobierno Betancur sobre
de doble moral, puesto que fue el gobierno Betan- la conducta futura se extendió a muchos sectores
cur el que enarboló la bandera moralista que sola de la sociedad, entre los cuales el más destacado
mente había esgrimido el Nuevo Liberalismo. El es el propio gobierno que se inauguró en agosto de
rigor moral se aplicó, al menos retóricamente y 1986, luego de un espectacular triunfo electoral.
con discutibles resultados positivos, especialmen
te en el caso del narcotráfico. Este es un tópico El tercer modelo de solución de la crisis política,
muy importante que ha venido encadenado en su el del gobierno Barco, está basado en dos pilares
condicionamiento a través de los sucesivos mode fundamentales que son complementarios: poruña
los de solución de la crisis política del régimen, parte, una ruptura con la herencia frentenaciona-
hasta colocarse en el primer plano de los proble lista que abolió las posibilidades de oposición ins
mas por resolver. Faltaría ver si su manejo políti titucional; por otra, una reconstitución del proce
co ha sido adecuado y si el embrollo a que ha llega so de paz con el mote de “Rehabilitación, Norma
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tre la izquierda y la derecha. Es decir, se busca que se inauguró el gobierno. Al respecto, es im
continuar con la exclusión de la confrontación de portante recordar que el capital más susceptible
ideas dentro del régimen y se desconoce la exis de rápida valorización es el político, pero también
tencia permanente de la lucha de clases en las so es el más sensible a la des valorización. De agosto
ciedades y la posibilidad de institucionalizarla a diciembre del pasado año 86, el gobierno sola
democrática y civilizadamente. Por último, se po mente defendió y sacó adelante una reforma tri
dría pensar que la elección popular de alcaldes butaria dudosamente redistributiva del ingreso.
constituye una posible entrada para la integración Ya en este año, al borde del límite de las faculta
de nuevas fuerzas al sistema. Esto es cierto como des otorgadas, el gobierno expidió una tímida
posibilidad. No obstante, el régimen ha dado sufi norma de reorganización administrativa que for
cientes muestras de desconfianza en esta Ley para talece la célula municipal. Tal medida representa
que se pueda pensar que desaparezca el bloqueo la continuidad de la Reforma Constitucional so
que está dando a tal entrada. El narcotráfico, la bre elección popular de alcaldes y de las leyes des-
guerrilla, el clientelismo, la ignorancia popular y centralizadoras promovidas por el anterior go
muchas otras razones más se han esgrimido como bierno. De resto, no ha habido intención de lla
crítica desde dentro del régimen a la única refor mamiento a sesiones extraordinarias al Congreso
ma potencialmente democrática aprobada en mu para discutir los numerosos proyectos de reforma
chos años. existentes, quizás por razones políticas de escasa
monta. En estas circunstancias, es difícil pensar
El otro pilar del actual experimento de solución que el capital político de que pueda disponer el
de la crisis es la continuación del proceso de paz gobierno en el futuro, alcance para adelantar el
gestado durante el gobierno anterior, pero con un reformismo necesario para cumplir con los objeti
ropaje lo más cambiado posible. Se supone que vos que encierra el poco claro tercer experimento
solamente con la pretendida despolitización es de solución de la crisis.
posible alcanzar la paz. Por ello, la renuencia a re
tomar el diálogo con las fuerzas existentes fuera El segundo problema del experimento que vale la
de la institucionalidad que, según los teóricos del pena consignar es el relacionado con la dinámica
modelo, fue la causa principal de la repolitización misma de la rehabilitación. La “erradicación de la
y. por lo tanto, alimento de la lucha de clases. La pobreza absoluta” no deja de ser una consigna de
manera de tratar el problema, entonces, es qui magógica, por más buenas intenciones que se ten
tándole el piso social, el caldo de cultivo, a la in gan. No existen los recursos de capital suficientes
conformidad. La erradicación de la “pobreza ab para adelantar los planes de inversión ya anuncia
soluta” dejaría sin fundamento a la protesta, dos. Aun suponiendo que el gobierno los consiga,
puesto que la miseria constituye su apoyo. Aquí, con infraestructura sólo se consigue un mayor de
casi que se podría concluir que las ideas de iz sarrollo económico: modernización, disminución
quierda sólo son posibles de gestar con los estó temporal del desempleo rampante y, quizás, cier
magos vacíos. De todas maneras, la fórmula de la tas mejoras en las condiciones de vida de muchos
“rehabilitación” social con inversión oficial masi de los que nada tienen. Pero de ahí a pensar que se
va es el prerrequisito dentro del experimento para está atacando el problema estructural de la extre
que haya “normalización”, y solamente dentro de ma concentración del ingreso y la riqueza nacio
tal normalidad desideologizada es posible alcan nales, hay un abismo. Con voluntad política para
zar la anhelada “reconciliación”. ¿Cuánto tiempo adelantar reformas redistributivas del ingreso no
habría que esperar para que los colombianos se son absolutamente indispensables grandes recur
reconcilien? sos de capital. El indicador de lo acontecido con la
reforma tributaria da la tónica de los intereses que
El proyecto político del gobierno presenta varios se mueven para definir el nivel de voluntad políti
problemas adicionales, de los cuales cabe señalar ca que permite el régimen. El problema no consis
dos. En primer término, se indica el problema del te únicamente en lo que se quiere, sino también en
tiempo, de la oportunidad política. A pesar del lo que se puede y, cabría agregar, en el momento
decidido mandato político que significó el gran ca en que conviene hacerlo.
pital electoral alcanzado en mayo de 1986 por el
presidente Barco y a pesar de su aparente conven Para cerrar la argumentación sobre las perspecti
cimiento de la necesidad de continuar con tesón vas que se aprecian del tercer intento de solución a
en la búsqueda de una solución a la reconocida cri la crisis política es necesario retomar la idea con
sis política nacional, da la impresión de que sólo que se inició este subtítulo: la diversidad de opi
comenzaron a plantearse los problemas una vez niones sobre el diagnóstico de la crisis y la falta de
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segundad sobre sus fórmulas de solución. En Turbay hubo apoyo de muchos sectores dominan
efecto, es incuestionable la enorme gama de opi tes, de clases medias y del bipartidismo, pero un
niones sobre lo que acontece en Colombia y la di heterogéneo rechazo popular. En el del presiden
ficultad de precisarlas y sintetizarlas. Por su parte, te Betancur se manifestó un repudio casi unánime
poca duda existe sobre la desconfianza que des de las clases dominantes, no existió el apoyo del
piertan no solamente las medidas que adelanta el bipartidismo y solamente se sostuvo, dando tum
gobierno, sino ante todo su proyecto político glo bos, gracias al espontáneo y variable apoyo de
bal. El común de las gentes no tiene ningún con sectores populares y de clases medias totalmente
tacto con el modelo; únicamente sufren los multi- carentes de una dirección política. En el actual ex
facéticos efectos negativos de la crisis. Las clases perimento gubernamental hay un desganado apo
dominantes no quieren entender qué es lo que yo del bipartidismo y otras fuerzas menores, sim
pasa y no desean comprometerse en forma alguna plemente por ausencia de otra alternativa; los sec
con los esfuerzos del gobierno; solamente les inte tores populares se encuentran al margen del pro
resa su seguridad económica y física inmediata. ceso, aunque se pregone que son el objeto del pro
Las clases medias son el centro mismo de la confu yecto, y los grupos y clases dominantes franca
sión en el diagnóstico^ en las soluciones de la cri mente miran como ajenas las medidas de un go
sis. Las guerrillas han retornado a su dispersión bierno sin clara identidad de dirección. Las fuer
tradicional y poco esfuerzo hacen para pensar en zas dominantes y otras más se hallan a la expecta
términos francamente políticos. El partido con tiva de los resultados del proceso, quizás a la espe
servador duda de su propia oposición. El partido ra de construir un proyecto que surja de la alterna
liberal confiesa en secreto su temor por un even tiva militar, cuyo carácter en forma alguna podría
tual fracaso del gobierno. Y, finalmente, el mismo tener el sello político de lo nacional. Un proyecto
gobierno comienza a perder confianza en sus eje político nacional tiene que movilizar, con rumbo
cutorias y trata de remendar sobre la marcha su claro, fuerzas suficientes para arrastrar una ten
destino. Esto, sin tener en cuenta las discordan dencia de consenso y para contrarrestar con deci
cias que se ven dentro del aparato de gobierno y la sión los poderes reacios que seguramente se sien
posición prevenida de los militares desde el mis tan afectados por la concepción y por las medidas
mo mes de mayo cuando se gestó el gobierno, po diseñadas. Esta es la base de la fuerza política que
sición que ha ratificado la continuidad de su exclu se requiere para la solución de un problema de la
siva política bélica de pacificación. magnitud del que se vive.
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El primer bloque de factores se sitúa en las institu tica, es decir, una mayor participación ciudadana.
ciones del Estado que se encuentran al servicio in El mesianismo, el autoritarismo y el exclusivismo
mediato de intereses particulares, sin que medie constituyen la trilogía que ha regido el tono elitis
antes un principio de beneficio social. No sola ta que han encerrado las prácticas políticas tradi
mente el plano electoral, aunque éste da la tónica, cionales en Colombia, desde la extrema derecha
sino también el lucro fácil, la corrupción adminis hasta la extrema izquierda.
trativa y los privilegios gremiales son componen
Los obstáculos a la remoción de este bloque son
tes de la “privatización” en que se halla el Estado.
Aquí no existe necesidad alguna de reducción del innumerables, pues de lo que se trata es de rom
radio de acción estatal, como propugna la moda per con la estructura de un capitalismo espolia-
de aquellos a quienes no les conviene la fortaleza dor, voraz e improductivo y de frenar la tendencia
del Estado o no quieren entender la esencia de de concentración del ingreso. Se trata, también,
la crisis. El problema se reduce a comprender que de crear una dinámica productiva, apoyada en la
vilización de recursos, y que es necesario un cam eliminar el capital ocioso y de trancar la tenden
bio cualitativo que lo proyecte hacia el beneficio cia especulativa en desmedro de la producción.
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particulares articuladas entre sí. Pero el común
denominador de los problemas rural y urbano es
la distribución del suelo, la normatividad de su
propiedad y la forma como se proyectan los bene
ficios obtenidos de su explotación económica. Re
mover este bloque es fundamental, puesto que es
el complemento de la redistribución económica
mencionada anteriormente. No solamente debe
servir para reafirmar las políticas redistributivas,
sino, ante todo, para frenar estructuralmente la
tendencia nacional de concentración del ingreso y
la riqueza.