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GUÍA
BIOGRÁFICA
de la
UFOLOGÍA
ARGENTINA
Los primeros veinticinco años (1947-1972)
Cefai
Ediciones
GUÍA
BIOGRÁFICA
de la
UFOLOGÍA
ARGENTINA
ROBERTO BANCHS
GUÍA
BIOGRÁFICA
de la
UFOLOGÍA
ARGENTINA
Cefai
Ediciones
© 2000 by Roberto Banchs
Cefai Ediciones
colegiales1908@gmail.com
ISBN Nº 987-98338-0-5
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y fragmentaria, disponiéndose de muy pocos antecedentes valiosos:
“Tras las huellas de los platillos volantes”, de Carlos Murciano para
el diario madrileño ABC (1969), “The Ufo Guidebook”, de Norman
J. Briazack y Simon Mennick (1978), “Primer Diccionario Argentino
de Ovnilogía”, de Ruth Bär de Gerstel (1988), “Who’s Who in Ufolo-
gy”, de Robert D. Boyd (1988), “Enciclopedia Ovni”, de Sara Cavallé
(1995), y “Diccionario Temático de Ufología”, de Matías Morey Ri-
poll (1997).
En estas páginas encontrará el lector a quienes participaron por en-
tonces en la investigación, el debate y la divulgación, ayudando de algún
modo a delinear el cuadro de situación actual. Necesario emprendimien-
to, pues incluye a las personas que han descubierto y señalado pautas,
trazado los caminos a recorrer (con frecuencia divergentes), y difundido
los hallazgos y conjeturas que perfilaron la imagen del misterio.
Un mejor conocimiento de los hechos y logros, servirá para com-
prender, juzgar y valorar adecuadamente el fenómeno y a las personas
que se han ocupado de profundizar en él. Las nuevas generaciones de
ufólogos encontrarán en sus predecesores las ideas preponderantes y
las actividades desarrolladas en una época signada por el avizoro de
nuevos descubrimientos.
En la confección de esta ardua y compleja tarea compilatoria se in-
virtieron dos años en la consulta personal y epistolar, así como en la
investigación periodística y bibliográfica. Para obtener algunos datos
fundamentales se recurrió a los propios biografiados, o a sus familiares,
aunque la mayoría de las fuentes están dispersas en una abrumadora
masa de libros y publicaciones.
La manera de apreciar y ponderar la inclusión no es simple, aún
cuando el criterio adoptado ha sido el de la consideración pública o
su notoriedad. Ocurre que la descripción y la explicación que se ad-
quieren corrientemente sobre determinado asunto, provienen de la co-
municación. Es probable que muchos estudiosos permanecieran en el
anonimato, o que no hayan trascendido sus esfuerzos, lo que equivale a
decir que sus ideas, aun siendo valiosas, no han contribuido –en forma
pública y notoria– en las transformaciones que fueron produciéndose en
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la manera de pensar el tema. El verdadero mérito en ocasiones se halla
oculto, ya que se ha estado más concentrado en la tarea de incrementar
y fortalecer el entendimiento, que en difundirlo. De cualquier modo, la
inclusión en la Guía no otorga mayor prestigio o mérito, sino un reco-
nocimiento a la labor realizada. Será también un homenaje a quienes
merecen ser considerados por sus esfuerzos o aportes significativos.
El temario biográfico comprende antecedentes personales y educa-
cionales, actuación en la materia durante el período examinado y la
opinión acerca del fenómeno de los ovnis, suprimiendo aquellos datos
que no sean pertinentes. Se ha evitado también exponer juicios de va-
lor referidos a las actividades y puntos de vista sobre la materia, salvo
excepciones debidamente justificadas. Se trata, pues, de un conjunto de
datos biográficos no comentados, fundamentalmente objetivo, predo-
minando el criterio de imparcialidad.
El lector podrá sorprenderse al hallar, entre los biografiados, algunas
personalidades que –lejos de ser consideradas “ufólogos” –, tienen al-
guna afinidad y asistido desde sus respectivas especialidades en la for-
mación de opiniones, tal el caso de artistas, científicos, militares y pe-
riodistas. Han sido incluidos también los extranjeros incorporados defi-
nitivamente a la actividad argentina, con años de residencia en el país.
En cambio, no están contenidos quienes han sobresalido únicamente
por su calidad de testigos o protagonistas de narraciones extraordina-
rias, pues excedería la tarea propuesta. Asimismo, se consignan sólo los
libros u obras mayores de los autores, ya que el detalle completo de in-
formes, monografías, conferencias, folletos, etc., resultaría demasiado
extenso y no agregaría datos esenciales.
Ordenado alfabéticamemente, prosigue un inventario de los grupos más
salientes o conocidos durante los años comprendidos en el presente histo-
rial, en razón de sus actividades públicas e investigativas. Se complementa
con otro listado, no exhaustivo, de agrupaciones que habrían tenido menor
relevancia. Al margen de aquellas cuya actividad pudiere haber sido muy
productiva, aunque ignota, la mayoría tuvo una existencia efímera.
El capítulo siguiente se ciñe a la labor divulgativa. En primer lugar,
contiene un registro del material bibliográfico argentino sobre ovnis
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publicado hasta 1972, comprendiendo libros, folletos y series de notas
periodísticas por autores argentinos, o por extranjeros cuyas obras han
sido impresas originalmente en el país.
Es pertinente señalar que, a partir de entonces, empieza una continua
y amplia difusión, trayendo consigo la proliferación de investigadores de
ovnis, y una tendencia mercantilista que contribuyó a trivializar el asunto.
Las motivaciones suelen hallarse en las experiencias personales
y la lectura, estando la tarea frecuentemente encaminada en el noble
propósito de la búsqueda de pruebas que avalen determinada creencia,
siguiendo dos corrientes o líneas de interés definidas: la científico-tec-
nológica y la metapsíquica o espiritualista.
Las posiciones frente al problema suelen caracterizarse por la creen-
cia o lisa aceptación de la existencia de los “platos voladores” proce-
dentes de otros mundos, extraterrenales o etéreos, o bien, por la incre-
dulidad o duda acerca de esas afirmaciones, configuradas en el escepti-
cismo y la refutación.
Sin juzgar los méritos alcanzados, merecen citarse a los precursores
en la investigación de los “platos voladores”, destacados por su labor y
profusa actividad pública desde el primer lustro de la década del cincuen-
ta. En la corriente que propende hacia las ciencias como recurso para
resolver las múltiples incógnitas que el fenómeno presenta, se destacan
Ariel C. Rietti y Cristián Vogt. En la segunda, empleando procedimien-
tos intuitivos o revelaciones de carácter metapsíquicos, mediúmnicos, los
hermanos Jorge y Luis N. Duclout, Agapito Millán y Manuel Valverde.
El autor tiene la satisfacción de haber participado activamente en
este período de inigualable esplendor, nutriéndose del entusiasmo y
estímulo intelectual de quienes compartieron el asombro, vencieron
prejuicios y aceptaron el desafío de incursionar en el asunto. Antes de
entrar de lleno en la obra, desea expresar su gratitud a quienes colaborar
en la preparación de este compendio: a los amigos, estudiosos, y espe-
cialmente, a los biografiados y familiares de los mismos.
Roberto Banchs
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Guía biográfica
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ALDUNATI, Guillermo Edgardo (n. Rosario, SF,
15/5/1947). Trabaja en la actividad comercial, en tu-
rismo. Cofundador en 1966 de la AOA Internacional,
en Rosario. Desde 1967, con su grupo, edita varios
boletines y conduce dos programas radiales. Repre-
sentante en 1968 de la Saucer and Unexplained Ce-
lestial Events Research Society, de Clarksburg, W.Va.
En 1970 publica la revista Espacio. En 1971 empren-
de un itinerario de conferencias, haciéndolo por varias ciudades de los
Estados Unidos, seguidas por otras en sus regulares viajes por Norte y
Centroamérica. Desde 1986 dirige la denominada “Operación el dere-
cho a saber” (Operation right to know), capítulo argentino. Su opinión:
“Los ovnis proceden del espacio exterior; hay cinco posibles áreas de
origen que estarían en otro sistema solar” (08/1971).
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en su futuro, siempre y cuando nuestra acción nos conduzca racional
y justicieramente hacia el mejoramiento integral del ser y la sociedad
humanos” (12/1968).
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vés de una serie de notas. Escribe además numerosos artículos
y realiza indagaciones y reportajes tendientes al esclarecimiento
del tema. Continúa publicando en 1985 otra serie de notas para el
diario La Tarde, de Tucumán, y ofrece en esos años varias confe-
rencias sobre la materia. Su opinión: “Los ufos nos han llevado a
los aspectos más apasionantes de la física moderna. La fantasía
viene después que la ciencia y la técnica han consumado su obra”
(02/1964).
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ANGLADA FONT, Luis (n. Gerona, España,
3/1/1927 - m. Carapachay, BA, 18/4/1981). Su edu-
cación básica la recibe de los frailes amaristas, con-
tinuando estudios secundarios en Francia. Siendo
republicano, halla refugio en la Argentina en 1952,
estableciendo su residencia en el Gran Buenos Aires.
Su dedicación a los ovnis comienza en 1964/65, me-
diante la lectura y la documentación. Especialmente
interesado en las leyendas y folclore de pueblos y razas ya desapare-
cidas. Autor del libro “La realidad de los ovni a través de los siglos”
(1968), y de la obra inédita “Yo acuso a los extraterrestres”, donde
cuestiona contenidos doctrinarios y desarrolla sus ideas acerca del ori-
gen extraterrestre del hombre. Por entonces, es uno de los destinatarios
de los llamados informes ummitas, asunto en el que ha estado vivamen-
te interesado. En 1970 publica dos artículos en la revista 2001, perio-
dismo de anticipación. Su opinión: “Los discos voladores son máquinas
maravillosas que implican un portento de técnica e inteligencia tan ele-
vados, que escapan a la comprensión de los mejores cerebros terrestres
existentes en nuestra época” (12/1968).
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poética” (1966), “Arquetipos y símbolos celestes” y “El legado extrahu-
mano” (ambos de 1976), ahondando en el estudio de los mitos arcaicos y
tradiciones religiosas. Su opinión: “No tengo absolutamente duda alguna
acerca de la existencia de los ovnis. No se trata de una cuestión de creen-
cias, de fe; esto es una cuestión de información” (07/1965).
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zadas (Espacio, Exo, Stendek/CEI, Lumières dans
la Nuit), de las cuales es corresponsal. Presenta en
1977, ante la Universidad de San Luis, la primera te-
sis universitaria para acceder al grado de licenciatura,
titulada “Aspectos Psicológicos de la observación de
OVNIs”, referida a la percepción y el testimonio hu-
mano. Hacia 1980 se retira del tema, dedicándose al
estudio de la kabalah hebrea. Su opinión: “Creo en la
existencia de los ovnis y además sostengo que son tripulados. Pero de
allí a creer que haya habido contactos con otros seres y más aún, que
haya quienes dicen haber viajado en esos aparatos, no creo, ¡no creo!”
(09/1969). “Sin duda estamos frente a fenómenos que escapan a nuestra
egocéntrica razón (...), que nos impide investigar y la apertura hacia
una magnitud dentro de lo cósmico” (08/1972).
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de “Detección radioeléctrica de los satélites artifi-
ciales” (UNC, 1960). Director y fundador del Ob-
servatorio Geofísico Hudson, en Buenos Aires. En
1963, junto al pronosticador meteorológico Bernardo
Razquin, observa “luces voladoras” anómalas en las
cumbres andinas. Investigador de la casuística ovni,
recorre el interior bonaerense para recabar denuncias
sobre los fenómenos avistados. Lúcido conferencian-
te sobre la materia. Participa en 1970 del II Simposio sobre ovnis. Su
opinión: “Si existen los platos voladores, y yo creo que existen, son sin
duda extraterrestres” (04/1967). “Probablemente, si los científicos y es-
tudiosos, si los entendidos y los técnicos capacitados hubieran encarado
el estudio de estas cosas, no habrían caído en manos de oportunistas,
inexpertos y carentes de la menor base física o psicológica para poder
opinar; como consecuencia, el tema, que pudo haber tenido bases fir-
mes desde el primer momento, es motivo de risa y, por lo general, lleva
al descrédito a quienes quieren hablar en serio” (07/1968).
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Consejo Superior de la UNLP. Su opinión: “La aparición de los platos
voladores es el acontecimiento más trascendental de todos los tiempos.
Ninguno de los acontecimientos fundamentales ocurridos a la humani-
dad han conmovido tanto al mundo como estos aparatos desconocidos
que hoy constituyen una desconcertante realidad” (04/1955).
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llevándolo a colaborar con distintos medios. Su vasta
carrera periodística comienza en 1953 como redactor
de la revista 4 Rumbos, y cuatro años después ingre-
sa a La Razón, donde se desempeña durante 33 años.
Autor junto a su colega Andrés Cuello Freyre del li-
bro “Yo estuve en un plato volador” (1955), un relato
ficticio con algunos datos reales. Sus artículos sobre
los platos voladores –siempre firmados bajo aquel
pseudónimo, cuyo personaje encarna– son publicados en las revistas
Ahora (08/1958 y 06/1959), Autoclub (06/1962), y otras. En la década
del 60 trabaja además como redactor del noticiero televisivo Reporter
Esso, que emite Canal 11. También se dedica a la jerarquización de los
periodistas, ejerciendo la docencia universitaria y es, en 1972, fundador
y presidente de la Unión de Periodistas Profesionales (FAP). Su opi-
nión: “La aparición de los platos voladores es el acontecimiento más
trascendental de todos los tiempos, desde las más remotas edades de la
humanidad...” (01/1955).
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plástico. Aficionado a la astronomía, inaugura en
1960 junto a su hermano Segisvaldo el Observatorio
Astronómico Belén, del cual son propietarios. Se de-
fine como interesado en los fenómenos paranormales
y un apasionado investigador del enigma ovni, desde
1965. A fin de contribuir en la investigación, idea y
fabrica en 1968 un detector de variaciones del campo
magnético utilizado para la observación de estos fenó-
menos, proponiendo –a partir de las mismas– la catalogación y análisis
de los rumbos seguidos por los ovnis. Entre 1969 y 1970 es entrevistado
en audiciones televisivas y ofrece algunas charlas en ámbitos locales.
Ha demostrado sus habilidades en la experimentación e invención de
instrumentos y mecanismos que emplean el equilibrio, el magnetismo y
elementos de óptica. Su opinión: “Los he visto en varias oportunidades,
junto a otros testigos, desde 1957. Inclusive los he detectado. Tengo
pruebas suficientes para estar convencido de su existencia” (02/1970).
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CHALITA, Carlos (n. El Koura, Líbano, 14/11/1922
- m. Buenos Aires, 6/2/2000). Radicado en el país en
1948. Empleado de Subterráneos de Buenos Aires, ciu-
dad donde reside. Estudioso de la física, especialmente
magnetismo y gravitación. Autor de “Teoría de las bu-
lus” (1952), “Cuarenta días junto al Maestro” (1968),
“¿Qué hay de verdad sobre los ovni?” (1969), y otros
tratados de contenido físico-filosófico. En 1953/54, lle-
vado por conocer el eventual medio de propulsión de los ovnis, recibe
autorización del comando táctico de la defensa aérea para que se midie-
ra la gravedad a bordo de un Gloster Meteor. Conforme a sus conclusio-
nes, los ovnis serían astronaves de otros mundos que se mueven “por la
desgravitación de sus masas de metales, con campos magnéticos pro-
pios, semi-independientes del campo terrestre”. Su opinión: “Considero
que esta cuestión de los ovnis, en compensación con el aspecto negativo
que tiene al generar una especie de psicosis colectiva, y hasta una cierta
aprehensión, está creando una verdadera inquietud popular por conocer
mejor la realidad del universo, y en ese sentido contribuye al despertar
de las conciencias y al beneficio del hombre en diversas facetas que
hacen a su vida” (1969).
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la con argumentación literaria la creación espiritual de tales sucesos;
entidades capaces de poner en movimiento la Sustancia o Fluido Uni-
versal y modelar creaciones celestes, cuyas formas serían vibraciones
energéticas condensadas, cumpliendo en ese estado propósitos uni-
versales. Su opinión: “Existen mundos que superan en mucho a los
conocimientos alcanzados en la Tierra y que poseen Naves Dirigidas
Espaciales que surcan y penetran en la atmósfera de otros astros, ha-
ciéndose visibles a ellos, llamando la atención de su visita” (11/1958).
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llegar a este planeta con esas naves misteriosas que se describen. Sin
embargo, ningún caso ha probado su existencia extraterrena” (11/1972).
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En 1952, ante los nuevos secretos estelares, creen saber por anticipado
la aparición de las discutidas naves del espacio. La información dispo-
nible la obtienen merced a sus exploraciones durante “experimentos
psíquicos”, estableciendo contacto y sintonizando con el Ingeniero. Las
experiencias de los Duclout están contenidas en el libro “Origen, es-
tructura y destino de los Platos Voladores” (editado en 1952, y con un
apéndice en 1954) y constituye el relato, o mejor, la transcripción con
algunos comentarios de las aludidas comunicaciones obtenidas a través
de un médium, durante siete reuniones nocturnas realizadas entre el 9
de julio al 6 de setiembre de 1952 en Buenos Aires, grabadas en alam-
bre fonomagnético. Así se anuncia, por primera vez, y con dos años de
antelación, el paso de un plato volador sobre esa ciudad la noche del 6
al 7 de setiembre de 1954.
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FALTIS, Ricardo Arturo (n. 1901 – m. 1987). Ex-
plorador y estudioso de la cordillera. Presidente y
fundador del Club Andino Barreal, de San Juan. Ar-
chivero de la Dirección de Arquitectura, 1958, y del
Instituto Provincial de Vivienda, 1968. Fundador en
1969 de la AIDEFE, pionera de los grupos escépti-
cos. Compila durante años una voluminosa documen-
tación sobre diversos tópicos y es reporteado por dis-
tintos medios. Sostiene que su inquietud por el asunto nació como una
especie de rebeldía contra dos grupos humanos: el primero, aquel que
acepta cualquier cosa por más absurda que sea, fuera de lo común; y el
segundo, el que rápido aprovecha el desconcierto reinante. Considera
que no hay en la Argentina ningún caso comprobado y la imposibilidad
de la existencia de los platos voladores debido a las distancias insalva-
bles. Su opinión: “No hay seres de otros planetas o galaxias que lleguen
o hayan llegado a la Tierra” (03/1973).
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tes, mientras la médium Ema Guarriello (n. Buenos Aires, 1917-1996)
transmite la palabra del Maestro, convocando a unas 30.000 personas.
En abril de 1965 conduce otra multitudinaria reunión. Su opinión:
“Estamos en condiciones de afirmar que los platos voladores o naves
espaciales, provienen del planeta Marte, ya que Jesús de Nazareth así
lo ha revelado en el curso de una videncia” (06/1962).
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de la Universidad Tecnológica Nacional (1963/68), y en el Instituto
del Profesorado Juan XXIII (1960/69). Dirige desde 1957 un ob-
servatorio astronómico privado, y el Centro Astronómico y Astro-
náutico de Bahía Blanca. Radioaficionado desde 1961. Inquisitivo,
impetuoso y de una gran curiosidad científica, se dedica al estudio
de los ovnis desde 1955, siendo asiduo colaborador de La Nueva
Provincia, donde publica sus trabajos técnicos y aún sus inquietu-
des. En 1966 ensaya una teoría para explicar el recurrente pasaje de
ovnis en el sur. En agosto de 1968, junto a un grupo de estudian-
tes, observa extraños fenómenos celestes. Su opinión: “La primera
consideración de importancia es que vuelan siguiendo un itinerario
patagónico deliberadamente porque encuentran el mejor lugar de
entrada y salida de la órbita terrestre, eludiendo el cinturón radiac-
tivo de Van Allen (...)” (09/1968).
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FRONDIZI, Ricardo Amadeo (n. Paso de los Libres,
Ctes., 30/5/1900 - m. 27/6/1973). Nacido en Uruguaiana,
es inscripto en aquella ciudad. Radicado en Buenos Aires.
Profesor de Inglés, ISPS. Docente universitario. Políglo-
to y estudioso de la literatura clásica. Se interesa en
las teorías relacionadas con la gravitación y el campo
magnético, atendiendo la posible aplicación tecnodi-
námica utilizada en las naves espaciales, además de
considerar con atención los propósitos que animarían la presencia de
los ovnis. En 1967 funda la Asociación Argentina de Sky Scouts, para
el estudio de los seres espaciales, filial de International Sky Scouts,
presidida por el británico Brinsley Le Poer Trench. Desde entonces, co-
labora mediante traducciones y comentarios para boletines ufológicos,
argentinos y extranjeros. Publica en noviembre de 1971 en la Revista
del Ejército de Venezuela un artículo titulado “La Humanidad y los
seres espaciales”. En 1972 funda la versión argentina de la Hermandad
Cósmica de la Cruz del Sur (HCCS), homónima de la creada por J. V.
Soares en Gravatay, Brasil. Su opinión: “El planeta está siendo visitado
por habitantes de otros mundos” (04/1967). “Los ovnis nos observan
para invadirnos” (03/1969).
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TV de la UNC de Córdoba. También lo es en el ciclo “Cita Espacial”
emitido por el mismo canal entre junio y setiembre 1973. En 1968
y 1970 publica varios artículos en la revista Aero-Espacio, además
de numerosas colaboraciones periodísticas en publicaciones extran-
jeras. Autor de los libros “Informe sobre los objetos voladores no
identificados” (1968) y “Los ovnis ante la ciencia” (1971). Entre
1974 y 1976 edita y dirige en Córdoba la revista Ovnis, Un desafío a la
ciencia. En 1977 se radica en S.S. de Jujuy, desempeñándose como do-
cente y magistrado judicial. Es partidario de que subsiste un fenómeno
anómalo que responde a una naturaleza física dotado de un componente
parapsíquico. Su opinión: “Hasta tanto no se encuentre otra explicación
más convincente, la tesis extraterrestre seguirá apareciendo como la po-
sibilidad científica más aceptable” (10/1968).
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Miembro de varias entidades culturales sanjuaninas.
Expone en 1969 la teoría acerca de hechos históricos
que aseverarían la existencia de seres de hipotético
origen extraterrestre en el continente americano. Su
trabajo sigue la línea trazada por el español Eugenio
Danyans en su libro de 1967 “Platillos volantes en la
antigüedad”, como así también los testimonios pro-
venientes de cartas y crónicas de Indias, de diversos
autores. Publica sus hallazgos en el diario Clarín (10/1969) y en la re-
vista 2001 (04/1972). Abocada a la búsqueda de constantes, funda en
1969 la Agrupación X, y participa en 06/1972 de una muestra en Ro-
sario. La falta de pruebas concluyentes determina la declinación de su
interés por el tema. Su opinión: “Las versiones y vestigios que los espa-
ñoles hallaron al descubrir América parecerían atestiguar que este con-
tinente fue la morada de los seres venidos de otros mundos” (04/1969).
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problema psicosociológico de los platos voladores no es otra cosa que la
adaptación moderna de una antigua creencia. Después de aquellos años,
abandona el asunto ovni, aunque ocasionalmente escribe en el diario La
Nación, donde se ocupa de la sección aerocomercial. Su opinión: “El exa-
men racional de todos los hechos y antecedentes hace parecer muy poco
probable la existencia de platos voladores, y menos aún que los mismos
provengan de otros planetas u otros sistemas solares” (07/1965).
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Tiene su paso por el periodismo escrito en La Razón,
Clarín, Noticias Gráficas, Film, Gente de Cine y mu-
chos otros. Crea en Radio Splendid “Pantalla Gigan-
te”, y en TV-Canal 7 presenta los filmes. Ejerce la
crítica cinematográfica en los tres medios. Inaugura
con peculiar estilo un nuevo formato televisivo como
conductor y realizador del primer programa de larga
duración (5 horas de audición, luego 7) “Sábados Cir-
culares de Mancera”, que comienza a emitir Canal 9 en enero de 1962
y, dos años más tarde, continuara por el 13 de Buenos Aires hasta abril
de 1973, teniendo su máximo apogeo entre 1966 y 1969/72. Elevado a
la categoría de símbolo de la televisión y dueño de la tarde del sábado
(su programa llega a verse en 26 canales y 50 repetidoras), pasan por
su audición –en carácter de primicias y notas de actualidad– todos los
testigos estelares e investigadores. Tiene un rol central en la difusión
televisiva. Los ovnis ocupan el espectáculo.
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tienden a vida extraterrestre, poder de la mente, y ciencia y tecnología
en sus variadas disciplinas. Su opinión: “Los platos voladores existen;
son vehículos interplanetarios, y algunos están tripulados. Su existencia
es legendaria” (07/1965).
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nador emprende a comienzos de 1963 la primera ex-
pedición (“La Argentina”) hacia el interior del país
con el propósito de investigar y determinar el grado
de veracidad de las denuncias sobre ovnis, ocasión
en que logra fotografiar con R. J. Martínez un raro
objeto en Colonia Yeruá, ER. En junio de 1963, en
las altas cumbres de la cordillera de los Andes, es
testigo en dos ocasiones –junto a B. Razquin y Á.
Binaghi Pagés–, de fenómenos luminosos anómalos. Junto a este úl-
timo, en julio de 1963 visitan la zona de Cnel. Pringles a fin de reu-
nir antecedentes y analizar testimonios, dando a su vez conferencias
en Bahía Blanca. Su opinión: “Hay miles de casos concretos que la
prensa no ha divulgado. Sabemos que existen, podemos asegurar que
no son terrestres. Su amplio conocimiento beneficiará a la ciencia”
(06/1961). “Algo existe fuera de nuestro conocimiento, y quizá la in-
cógnita pueda ser develada, con auxilio de la observación y de los
círculos científicos que se están preocupando tan intensamente por
estos problemas” (07/1963).
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vocablo y sigla “OVNI”, objeto volador no identificado, equivalente a
la denominación empleada por la Fuerza Aérea Norteamericana “UFO”
(Unidentified Flying Object), editado para la Colección Aeronáutica Ar-
gentina, de la Fuerza Aérea Argentina. Reconoce que el tema ha ocupa-
do un lugar destacado en sus inquietudes. Fallece en Perú. Su opinión:
“De la lectura de los dichos por astrónomos, expertos (...), para citar
sólo los más capacitados, surge la evidencia de que estos fenómenos
son máquinas extraordinarias, pareciendo indicar que su procedencia es
decididamente extraterrestre” (05/1955).
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MOYANO, Roalde (n. Bahía Blanca, BA, 12/10/1931 - m. 24/3/2005).
Suboficial principal de Aeronáutica. Se interesa por estudiar, en forma
privada, los orígenes del fenómeno desde mediados de la década del 50.
En ese carácter, ofrece una conferencia de prensa en julio de 1966 sobre
los ovnis en la Secretaría de Aeronáutica. En 1967 pasa a integrar la fla-
mante División OVNI, perteneciente a la Subjefatura II, del Servicio de
Inteligencia de Aeronáutica, cuya creación es impulsada por el como-
doro e historiador aeronáutico Santos Domínguez Koch (1926-2008).
En 1971 se retira de la investigación ufológica. Su opinión: “Hace cinco
siglos, millones de hombres creían que el mundo era plano y que unos
elefantes inmortales estaban condenados a sostenerlo (...). Hoy millo-
nes de hombres niegan la existencia de los platos voladores, mientras
que apenas unos miles afirman haberlos visto” (07/1966).
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registrados en Rosario, siendo testigo en uno de ellos.
La lectura de los libros de M.K. Jessup, D. Keyhoe y
los Hnos. Duclout, lo introducen en el tema. Pione-
ro en la investigación rosarina, integra varios grupos.
En 1960 funda en Rosario el GRODOV y en 1965
se afilia al NICAP. Luego pasa a las filas de la AOA.
Publica en febrero de 1966, a nombre de su grupo
observador, una serie de siete notas en el diario La
Tribuna, de Rosario, ahondando en los temas del silenciamiento ofi-
cial, las desapariciones de aviones, los desastres aéreos y su vinculación
con la presencia de platos voladores. En 1968 representa al ignoto y
pomposamente denominado Intelligence Service of Aerial Phenomena.
Partidario de la hipótesis extraterrestre, asegura haber poseído algunos
trozos de platillos estrellados. Su opinión: “Estamos convencidos de
que los platos voladores son verídicos y caen dentro del campo cientí-
fico” (10/1967).
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la opresión externa. La segunda parte, hiperpolitizada, se publica entre
1975 y 1977 para la revista Skorpio. Por entonces, se incorpora a la
organización Montoneros. El 27 de abril de 1977, durante el régimen
militar, es detenido y presuntamente ejecutado en Mercedes en 1978.
Su opinión: “Estas dos palabras: platos voladores, fueron la chispa que
inició el gran incendio de la histeria colectiva. Todo el mundo empezó
a ver cosas en el cielo” (03/1962).
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ción e información de todos los hechos ocurridos en
la región. Autor de numerosas notas publicadas en
ese matutino durante muchos años. Efectúa no me-
nos de una treintena de reportajes a personas que, de
algún modo, tuvieron la experiencia de avistamientos
de ovnis, destacándose aquellos producidos duran-
te la oleada de 1968, siendo Olavarría epicentro de
una nutrida actividad ufológica. Advierte la constante
aparición de ovnis en años bisiestos.
40
desde 1956 exploraciones del suelo y sobre planos de
superficies en cateos de agua. En 1965 investiga los
planetas del sistema solar, y en 1967 inicia la difusión
referida al espacio universal, en base a procedimien-
tos intuitivos. Por esa vía preanuncia la visita de naves
extraterrestres, pero concluye que ellos no admiten
vaticinios. En el mismo año conoce y establece una
fecunda amistad con Ricardo Frondizi, afiliándose en
1968 a su A. A. de Sky Scouts. Autor de numerosos folletos reunidos
desde 1971 bajo el título “Investigaciones del Infinito”, cuyo conteni-
do consiste en reflexiones y mensajes recibidos espontáneamente por
conexión cósmica. Su opinión: “Los ufos o platos voladores como se
les denomina, son aparatos impulsados por ondas transmisoras y recep-
toras denominadas cumbres, las que parten directamente del generador
solar, núcleo central de los sistemas solares existentes en toda la forma-
ción del Universo” (08/1969).
41
en varias ocasiones la aparición de naves interplanetarias. Realiza más
de 30 audiciones televisivas en el Canal 12 de Córdoba, numerosos
programas radiales en varias emisoras, dos exposiciones (1963 y 1966)
y conferencias. En 1979 abre un paréntesis a su prolongada tarea perio-
dística. Su opinión: “Creo en los sentimientos pacifistas y fraternales de
los visitantes del espacio y que su llegada a la Tierra será muy benefi-
ciosa para la Humanidad” (04/1969).
42
el Ateneo Iberoamericano de Buenos Aires, donde
dispone de una importante biblioteca especializada.
Allí participa en las primeras reuniones y conferen-
cias, debates y reflexiones sobre platos voladores y
extraterrestres, tratando esta temática en el género
de ciencia-ficción. En 1967 preside la Primera con-
vención de Ciencia Ficción Argentina. Excepcional
conocedor de la fantasía científica y el horror en li-
teratura, comics, teatro, cine, TV y video, ha organizado charlas y
seminarios, escrito artículos sobre extraterrestres en el cine –en par-
ticular, Space opera en Estados Unidos, Japón e Italia– y es traductor
de inglés sobre material del género. Se define como fantacientólogo y
sintetizador universal. Director desde 1990 de la revista SF-El mara-
villoso mundo de la ciencia ficción.
43
PONZANO, Pablo Gerardo (n. Resistencia, Cho.,
22/6/1927 - m. 31/08/2003). Licenciado en Filosofía,
UNCba. Radicado en Córdoba desde 1957. Se ha de-
dicado a la investigación operacional en comunicacio-
nes de masas. Interesado en el fenómeno ovni como
objeto de análisis poético y filosófico, pendiendo a la
razón. Cofundador del IEA de Córdoba, es autor con-
junto del libro “La vida extraterrestre” (1968), donde
desarrolla un capítulo medular sobre la Psicosociología del plato vola-
dor. Integra en 1968 el comité consultivo de la revista 2001, periodismo
de anticipación. Considera al fenómeno un misterio popular, llevado a
la categoría de mito tecnológico. Su opinión: “Nada es más consecuen-
te con nuestro hombre actual: no importa el punto de la existencia real o
no del plato volador; lo fundamental es la gravitación que este concepto
tiene en el hombre, y el valor de su permanencia” (06/1968).
44
REY, Secundino (n. Vigo, España, 9/2/1906 - m. Bue-
nos Aires, 13/1/1983). Radicado en 1910, se naturali-
za argentino. Ingeniero en Radiotelecomunicaciones,
Univ. de Chicago, 1928. Miembro del Círculo Argenti-
no de Inventores y del Ateneo Iberoamericano. Funda
en 1928 el Instituto Radio Rey. Desarrolla en 1955 la
teoría física del campo unificado, o espacio (Campos
U), fundamenta en 1956 la hipótesis de la naturaleza
artificial del satélite marciano Fobos (Operación Fobos), difundida en
1959 por el astrónomo soviético Iósif Shklovsky (1916-1985), y patenta
numerosos inventos. En 1960 publica sus teorías en la revista O Cruzeiro
Internacional. Por esos años, es frecuente orador sobre los enigmas del
espacio. En 1963 participa además en audiciones televisivas, mantenien-
do una posición reflexiva y prudente sobre el asunto. Su opinión: “No se
puede negar la existencia de esos platillos que surcan el cielo argentino.
Sin embargo, no debemos buscar explicaciones sobrenaturales. Pudie-
re existir algo nuevo, algo que aún no sepamos qué es. Algo que sea
producto terrestre, de la naturaleza misma. ¿Los objetos voladores no
pueden formar parte de un proceso físico desconocido, no identificado,
por la ciencia actual?. Es una posibilidad que no podemos dejar de lado”
(06/1961).
45
de 1962. Prolífero conferenciante, ilustrado y generoso, tiene gran
incidencia en la opinión pública, especialmente durante el segundo
lustro de los sesenta por su condición científica y religiosa. De su
amistad con el contactado polaco Eustaquio Zagorski, llega a ase-
gurar que los enigmáticos visitantes del espacio proceden de Ganí-
medes, satélite de Júpiter. Su opinión: “Si la obra creadora de vida
intelectual está más expandida, comprueba la majestad del Creador.
La Iglesia se regocija con el anhelo del hombre de explorar el Uni-
verso” (07/1965).
46
RIVERA, Dante Rodolfo (n. Cacharí, BA,
30/3/1927). Reside en Olavarría, BA. Trabaja desde
1964 en la Biblioteca Pública “1° de Mayo”. La lectu-
ra en 1963 de un artículo del italiano Renato Vesco en
Leoplán lo introduce en la cuestión ovni, llevándolo a
investigar, incursionando en relatos bíblicos, astrolo-
gía, metafísica, profecías y espiritismo. En 1968 crea
junto a un grupo de caracterizados vecinos la CORO-
VNI, atribuyendo a los fenómenos un origen extraterrestre. Participa de
reuniones públicas donde destaca lo remoto de las observaciones y sus
comentarios sobre la casuística local son publicados en El Popular, de
Olavarría. En 1990 publica el libro “Los ovnis y el futuro de Argenti-
na”, donde difunde una teoría que da esperanzas a los argentinos de un
futuro promisorio gracias a los buenos oficios de los visitantes.
47
“Son naves interplanetarias que se acercan continuamente a la Tierra en su
carácter de visitantes pacíficos y con fines de ayuda nos traen el mensaje
telepático. El mensaje de paz que esta humanidad necesita comprender y
conquistar, aplastando las fuerzas del mal” (11/1971).
48
y es miembro del CEFAI en los años siguientes. Dicta conferencias en
distintos centros culturales del país. Autor de varios textos sobre física
y astronomía elemental.
49
de singular inteligencia” (11/1966). “Enumerar lo visto en la antigüe-
dad resta toda posibilidad de que estos objetos en vuelo sean producto
de la elaboración humana” (09/1967).
50
desafío a la ciencia, y otras). De una fecunda amistad con Ruth Bär de
Gerstel, acompaña desde 1978 la creación de la Federación Argentina
de Estudios de la Ciencia Extraterrestre (FAECE). Luego radicada en
los Estados Unidos.
51
aeronáuticos. Autor de numerosos artículos técnicos y conferen-
ciante, es galardonado en 1957 por la Secretaría de Aeronáutica
por su contribución a la difusión aeronáutica. En 1962 participa
en un debate televisivo sobre platos voladores, y se conocen desde
entonces –a través de distintos medios periodísticos– sus puntos
de vista refutatorios sobre la cuestión. Su opinión: “Sin ninguna
duda: los platos voladores son una de las grandes patrañas de este
siglo, con las que se envenena la mente de la inmensa mayoría de
la gente” (02/1978).
52
vela la trama de la película, pasando a constituirse en uno de los gran-
des relatos míticos de la ufología vernácula: el caso Vidal de mayo
de 1968 (un matrimonio que circulando en automóvil por la ruta 2
habría sido teletransportado a México por un ovni). Su opinión: “La
gente tiene necesidad de creer. Es probable que exista vida en otros
planetas, pero me resisto a creer en las apariciones cotidianas, donde
les dan características humanas. La ciencia es mucho más rica en ima-
ginación que esas historias” (10/1998).
53
VARSAVSKY, Carlos Manuel (n. Buenos Aires,
28/4/1933 - m. 1/3/1983). Licenciado en ingeniería fí-
sica, Univ. de Bowlder. Obtiene una maestría y el doc-
torado en Astrofísica, Univ. de Harvard. Su experiencia
docente data de 1955 a 1958, siendo allí profesor titular
en astronomía y, de regreso a la Argentina, profesor de
física entre 1960 y 1966. Fundador y director hasta 1969
del Instituto Argentino de Radioastronomía, inaugurado
en 1964, y presidente de la Asociación Física Argentina. Se desempeña
como investigador del CONICET. En 1968 publica la primera edición del
libro “Vida en el universo”, donde plantea la posible existencia de otras
civilizaciones en el Universo y su eventual comunicación con la Tierra. En
esta obra de divulgación incluye consideraciones sobre ovnis, retomando
conceptos de conferencias suyas de abril de 1965 y septiembre de 1968.
Falleció a los 49 años, en un avión, volando de Nueva York a Buenos Ai-
res. Su opinión: “Admitir que esos objetos luminosos extraños que se ven
con cierta frecuencia, tengan necesariamente que ser naves tripuladas pro-
venientes de otros planetas obliga a aceptar una serie de hipótesis sin nin-
gún fundamento físico ni lógico. Hasta tanto no agotemos toda explicación
natural, creo preferible no aceptar la explicación de que se trata de naves
extraterrestres” (12/1968).
54
“Los grandes enigmas del cielo y de la Tierra”, el best-seller “Triángu-
lo mortal de las Bermudas” (1975), y otros. Tras su paso por la Argen-
tina, fallece en Caracas, Venezuela. Su opinión: “El fenómeno ovni es
lo imprevisto, lo heteróclito, un canal abierto en el mundo convencional
por el que puede irrumpir lo maravilloso. Develar este enigma, adqui-
rir conciencia de que no estamos solos en este planeta, significa natu-
ralmente alterar la tabla convencional de valores; precipitar al hombre
hacia un cambio profundo de imprevisibles consecuencias” (06/1969).
55
Ouranos, Phénomènes Spatiaux, Le Courrier Interplanétaire, y otras.
También como conferenciante, da a conocer en Europa –de manera des-
tacada– la casuística argentina. Asiste a varios congresos y seminarios
ufológicos en Argentina y Brasil. Prosigue con interés el desenvolvi-
miento del tema. Su opinión: “Se da por sentada la existencia de esos
objetos y se supone que provienen de otros planetas, aunque no se pudo
comprobar. La realidad es que se han tejido muchas fantasías sobre
ellos” (06/1961).
56
OTROS INVESTIGADORES - DIVULGADORES
–Listado no exhaustivo–
57
NUESTRO AGRADECIMIENTO A:
Sr. Mario Biscione, Lic. Juan C. Raad, Sr. Juan Failla, Sra. Cora Di
Paola de la Biblioteca Nacional de Aeronáutica, Sr. Amancio Rodríguez
de la Asociación Amigos de la Astronomía, Dr. Enrique Jaschek de la
Facultad de Astronomía y Geofísica UNLP. Biografiados y familiares
de los mismos.
58
Agrupaciones ufológicas
59
AIDEFE: Agrupación Investigadora de Fenómenos Espaciales. San
Juan. Fundada el 9/3/1969 por Ricardo A. Faltis. Primer grupo argen-
tino de orientación escéptica. Sede: Avda. L.S. Mart. E 279, San Juan.
65
OTROS GRUPOS UFOLÓGICOS Y DE TEMAS AFINES
67
CIFIDE: Centro Investigador de Fenómenos Insólitos del Espacio.
Santa Fe. Activo en 1968. Integrante: Víctor E. Jartack.
CODE: Centro Observadores del Espacio, Dpto. OVNI. Santa Fe. De-
dicado a la astronomía, tiene una comisión ovni. Fundado el 22/8/1962.
Ángel Meynet (presidente), Bautista Bernardis (vice), Bernardo Rodri-
go, Mariano Holubicki, y otros.
Grupo DELTA: Bolívar, BA. Fundado por 1965, activo en 1968. Di-
rector: Jorge Alberto Herrou.
69
Publicaciones
71
I. BIBLIOGRAFÍA ARGENTINA SOBRE OVNIS
72
completa la obra, reuniendo un artículo de cada uno de los autores: El
problema de los ovnis. La tecnología del plato volador. La Biblia y los
OVNI. Psicosociología del plato volador.
73
y gráfico de los datos. Se detalla fecha, lugar, hora, características de los
fenómenos y fuente de consulta. Es la primera compilación general de
informes sobre ovnis realizada en la Argentina. Contiene un apéndice
de observaciones en Chile y Uruguay.
Segunda impresión, 1973.
74
la misma dictando un curso sobre El proceso histórico cometario. Para el
autor, los platos voladores que se han presentado y fotografiado en distintas
oportunidades y formas, serían naves interastrales. “Ciertamente, en este
caso, nos referimos a entidades siderales que han adquirido superlativa
conciencia de Dios y su creación: El Universo que ha superado y desechado
la estimación de las formas como única realidad del ser”. p. 27.
75
el de la postguerra, los desarrollos aeronáuticos, la era atómica y la
física relativista. Examina varias teorías sobre la naturaleza de los
platos voladores y llega a la conclusión que las respuestas “vendrán del
espacio y con el tiempo. Yendo nosotros hacia el enigma o viniendo él
hacia nosotros. Y entonces se conocerá recién si el misterio pertenecía
únicamente a la ficción o si ésta quedará empequeñecida por los
hechos”. p. 96.
76
11. Galíndez, Oscar Agustín
Informe sobre los objetos voladores no
identificados. Córdoba, Zenón Mariani, 1968.
89 p. ilus. 16,5 cm.
Extr. cont.: Apretada síntesis de las múltiples
implicancias de esta temática, planteando
la necesidad de una investigación científica,
arrostrada sin prejuicios y adhiriendo a una posición
intelectual. Ante el eventual origen espacial de
los ovnis, expone los actuales conocimientos
astrofísicos y exobiológicos, y una nómina de recepciones de
señales cósmicas; intenta demostrar que las estaciones rastreadoras de
satélites han registrado su presencia; formula críticas a los métodos
empleados en la investigación oficial de la USAF; presenta un cuadro
de interpretaciones acerca de la naturaleza de los ovnis; continúa con
el problema de los contactos y, finalmente, se refiere a la investigación
oficial y privada en la Argentina.
77
13. Giordano, Alberto
Los platos voladores y sus tripulantes. (véase: Tucci, Eduardo A.)
78
Dichas revelaciones son manifestadas por un Maestro de la Sabiduría
Cósmica...”. p. 19.
79
18. Robertson, Frank G.
Primer mensaje extraplanetario; ¿invadirán la
Tierra extraños seres de otros planetas? Buenos
Aires, Bo-Si, 1956.
85 p. 20,5 cm.
Extr. cont.: Libro testimonial, asegurando traer un
mensaje de gran trascendencia para los hombres de
la Tierra. Este Primer mensaje extraplanetario habría
sido confiado a un periodista y traducido en su pluma
por F. Robertson. Los extraños episodios que se relatan
han ocurrido en una granja de Merlo, BA., a partir del 7 de setiembre
de 1955, sosteniendo su protagonista que las naves que se ven en el cielo
constituyen “la vanguardia de una futura invasión a la Tierra”.
80
20. Rodríguez, Vicente Cecilio
OVNI; estudios sobre naves interplanetarias.
Bahía Blanca, Gráfica del Sur, 1971.
192 p. 20 cm.
Extr. cont.: El viaje a la Luna y las incógnitas del
siglo XX. El hombre del año 2000: comunicaciones
con otros planetas. Comprobaciones sobre la
realidad de la existencia extraterrestre de las Naves
Interplanetarias. Los OVNI visitan Bahía Blanca.
Los apagones provocados por los Platos Voladores.
Parapsicología, naves de otros mundos y consejos orientadores. La
ciencia a la luz del Espíritu. Jesús de Nazaret y su relación extraterrestre:
la realidad de las Naves y sus leyes universales. Gravitación de los
cuerpos sobre una cuarta dimensión. Hechos de Apóstoles. La maravilla
de la Máquina Humana, comprendida mefísicamente.
81
22. Tucci, Eduardo A.
Los platos voladores y sus tripulantes. Buenos
Aires, Glem, 1969.
228 p. ilus. 18 cm. (Colección popular Glem
book).
Cab. port.: Teniente coronel (R.E.) Eduardo A.
Tucci - Alberto Giordano.
Extr. cont.: Prólogo por Ariel Ciro Rietti. Esta
obra de divulgación intenta ser una aproximación
objetiva al problema de los ovnis, esbozando un
p a n o r a m a actualizado. Parte de la premisa que existen los ovnis
y, probablemente, tripulados por seres vivos de una especie desconocida.
Expone en prieta síntesis los hechos más significativos y alude a
fenómenos quizá colaterales (teletransportaciones, lluvias insólitas,
etc.). Present testimonios, examina evidencias y ofrece sugerencias y
conjeturas. Concluye exhortando a “las autoridades a quienes compete
en cada país el estudio oficial del problema a fin de que lo encaren
con la firmeza y decisión que éste requiere y proporcionen al público
información autorizada y responsable”, p. 212.
Segunda edición actualizada, 1975, 267 p.
82
y la posibilidad del viaje interestelar. Recopila noticias de ovnis en
Argentina, y las investigaciones oficiales y privadas.
Segunda edición: Buenos Aires, Plus Ultra, 1968.
83
de otros planetas obliga a aceptar una serie de hipótesis sin ningún
fundamento físico ni lógico”, p. 123.
Segunda edición: Buenos Aires, Centro Editor de América Latina (Col.
Fundamental del hombre moderno), 1971.
84
gran revolución científica, y que conducirá al amor, la fraternidad y la
paz mundial. “Los mensajes vertidos por estos seres comunicantes (…),
encierran un caudal de conocimientos de gran valor para el presente y el
avenir venturoso que nos espera en la Tierra”.
85
II. EDICIONES ARGENTINAS DE AUTORES EXTRANJEROS
86
estudio intenta desentrañar un problema esencialmente contemporáneo, el de
los platos voladores que miles de seres humanos dicen haber visto en los cielos.
Lo formula desde sus teorías de los arquetipos y el inconsciente colectivo.
Afirma que no son simples rumores y que se ha visto algo. Jung analiza los
diversos relatos, pasa luego a considerar sueños donde se manifiestan estas
imágenes, y examina composiciones pictóricas vinculadas a la cuestión.
31. Ramatís
La vida en el planeta Marte y los discos voladores.
Buenos Aires, Ed. Kier, 1968.
439 p. 20cm.
Título original en portugués: A vida no planeta
Marte e os discos voadores (1955).
Traducción de la Dra. Margarita Olivares Sabas y
el Lic. Luis Guerrero Ovalle.
Extr. cont.: Se trata de una obra psicografiada por el
médium Hercilio Maes y que fuera dictada por el
87
gran espíritu y maestro llamado Ramatís. Como expresión de una forma
superior de vida y sentimiento, el autor describe bellas e interesantes
cosas sobre el planeta Marte. En esa vía de espiritualidad, se dan claves
sobre el fenómeno OVNI.
Varias ediciones.
88
III. CONFERENCIAS Y COMUNICACIONES
Cappelletti, Martín S.
El misterio de los platos voladores. Conferencia dada en el Salón Pte.
Perón de la Caja Nacional de Ahorro Postal, Buenos Aires, el 28 de
abril de 1955.
Buenos Aires, edic. autor, 1955.
15 p. 22 cm.
89
Compendio de 11 artículos de la serie Platos voladores por las rutas del
cielo, firmados por Agor, publicados en el diario Córdoba, de Córdoba,
entre el 23/6/1961 y el 6/2/1962.
Buenos Aires, Asociación universal metapsíquica, 6/1963.
20 p. ilus. 21 cm.
Valverde, Manuel
La nueva era y las naves interplanetarias. Conferencia ofrecida en la
sede de la Asociación Espiritualista “Misión de Jesús”, Buenos Aires,
el 5 de octubre de 1957.
Buenos Aires, edic. autor, 4/1958.
22 p. 20,5 cm.
Valverde, Manuel
La vida en el planeta Marte en base a las enseñanzas de “Ramatís”.
Conferencia ofrecida en el salón de la “Agrupación Labor”, Buenos
Aires, el 19 de junio de 1958.
Buenos Aires, edic. autor, 11/1958.
16 p. 20 cm.
90
Valverde, Manuel
¿Hay vida en Marte? Comunicación del Grupo de Trabajo Ramatís.
Buenos Aires, Folleto N° 3, 1970.
7 p. 21 cm.
91
IV. SERIES DE NOTAS PERIODÍSTICAS
04. Platos voladores por las rutas del cielo /por/ Agor.
Córdoba. Córdoba.
23 mayo 1959 al 5 marzo 1963. Son 135 notas numeradas.
Obs.: Continúa sin numerar hasta el 23 febrero 1969. Son en total +189 notas.
05. Platos voladores, un abrazo entre los mundos /por/ Jorge O. Pineda.
El Mundo. Buenos Aires.
4 octubre 1961 al 10 octubre 1961. Son 6 notas.
92
08. Los visitantes del espacio /por/ Agor.
Impulso. Mercedes, S. Luis.
22 diciembre 1962 al 23 diciembre 1963. Son +57 notas registradas (y
“continuará”).
09. Los visitantes del espacio. Yo estuve en el planeta Venus /por/ Agor.
Impulso. Mercedes, S. Luis.
13 diciembre 1963 al 14 enero 1964. Son 20 notas (y “continuará”).
Obs.: Paralelo a la serie “Los visitantes del espacio”, utilizado como
cintillo en este caso.
93
15. OVNIS: Misteriosos viajeros del espacio /por/ S. von Wurmb -
Edward Thomas (pseudónimo).
Crónica. Rosario, Sta. Fe.
30 noviembre 1968 al 12 diciembre 1970. Son 100 notas.
Obs.: Escribe S. von Wurmb hasta la nota 50° (15/11/1969). A partir de
la nota 51° (22/11/1969) hasta la n° 80 (13/6/1970), aparecerá con la
firma de Edward Thomas (pseudónimo de Magdalena L. de Castagnino).
Continúa S. von Wurmb con la nota n° 81 (22/06/1970) hasta concluir
en la n° 100, el 12/12/1970.
94
Anexo
95
reflejos de cristales de hielo. Tiempo después, se dijo que Arnold vio en
realidad las alas volantes de los prototipos Northrop –un bombardero
experimental, secreto de la época– que tenían su base en el desierto de
Mojave. Sea como fuere, la historia tiene una extraordinaria difusión y
los discos o platilllos se popularizan en todo el territorio norteamerica-
no. Las agencias periodísticas internacionales muy pronto se hacen eco
de noticias similares.
En 1947 los aparatos de televisión domésticos inundan el mercado
de los Estados Unidos. Y el cine presenta seres extraterrestres, dispues-
tos –como metáfora humana– a apoderarse de la Tierra, poseídos por
unos instintos de conquista espacial.
Es evidente que el clima social de postguerra y el prometedor desa-
rrollo aeronáutico propician que la noticia que la noticia despertara la
imaginación más abigarrada y fuera recibida crédulamente.
La humanidad se
halla atenta a todo
acontecimiento nuevo,
y más si proviene del
cielo. Después de vivir
una guerra mundial en
que la aviación des-
empeña un papel de-
cisivo, no iría a mirar
con indiferencia cómo
algunos objetos cuyo
tamaño con frecuen-
cia comparable a los Ilustración de una imaginaria flotilla de platos vola-
aviones, surcan la at- dores llegando a la Tierra, que acompaña las prime-
mósfera a altas veloci- ras noticias provenientes de los Estados Unidos, se-
dades. La prevención y gún la revista Ocurrió.
curiosidad como la que
existe apenas terminada la guerra, crean el ambiente para que algunos
periodistas –intuyendo el problema– facilitaran la difusión de toda clase
96
de noticias sensacionalistas, en coincidencia con los ensayos atómicos
que muestran la fragilidad del mundo y de la especie humana.
La población empieza a mirar activamente el cielo a la espera que
se repitiera aquel fenómeno de naturaleza desconocida, pero que ahora
puede ser designado. Al mes ya se registra un alto índice de avistamien-
tos en 40 estados norteamericanos. Ante esa persistencia, el secretario
de Defensa James Forrestal, enco-
mienda el 30 de diciembre de 1947
al Air Technical Intelligence Center
(ATIC), la creación de un organismo
investigador, que recibe el nombre
de Project Sign, cuyo propósito es
determinar si el problema constituye
algún peligro. Al respecto, débase
recordar que el clima posbélico está
caracterizado por un temor laten-
te –a veces manifiesto– hacia todo
aquello que aparece en el cielo, y no
es casual que resulte ese país el que
mostrara mayor interés en develar el
enigma.
Por entonces va perfilándose la
guerra fría entre la Unión Soviética Hiroshima-Nagasaki, 6 de agosto de
y los países democráticos, y el temor 1945. El argumento del peligro ató-
de que se trate de un arma secreta, mico sostenido por los platillistas
pudiere haberse atenuado. Pero no
induce a las autoridades a restarle pú- el sentimiento de aniquilamiento que
blicamente importancia a los hallaz- mueve al hombre. Aquél ha sido sus-
gos. Pero quizá por esa tendencia de tituido por el desequilibrio ecológico
hablar de lo que se teme, muy pronto provocado por la irracionalidad de la
se sabe en todas partes y se tejen toda razón humana. En definitiva, subsiste
la amenaza de las fuerzas de la natu-
clase de conjeturas en una sociedad raleza, por el descontrolado ejercicio
que ve con asombro e inocultable del poder del hombre sobre la Tierra.
temor los efectos devastadores del
97
empleo de la energía atómica. Como nunca antes, la sombra de una
conflagración bélica total está presente.
Dentro de ese marco se formulan diversas hipótesis acerca de los
platos voladores:
Acumulación de aire radiactivo debido a las explosiones atómicas,
experimentos de transmutación de la energía atómica, propaganda im-
perialista pro-armamentista, fantasía popular generada por bromistas
y embaucadores, globos sondas y meteoritos, aberraciones de la per-
cepción, sugestión colectiva, psicosis despertada por el temor de una
nueva guerra, armas secretas experimentales (americanas, alemanas o
soviéticas), hasta supuestas entidades astrales y espíritus materializados
con mensajes pacifistas. No suele rechazarse la novedad, por fantástica
que parezca.
Con el correr de los días se especula que podría tratarse de “naves
extraterrestres en búsqueda de contacto para advertirnos del peligro
atómico”. Esta explicación o conjetura pronto goza de gran número de
adeptos, pues viene a coincidir con el sentimiento colectivo, junto al
despunte de la aeronáutica y la necesidad de superar la barrera infran-
queable de la gravedad terrestre. Así se extrapola el temor puesto en los
belicosos invasores (más del lado de lo humano), al beneplácito deseo
de recibir a los “hermanos del cosmos”, nuevos mensajeros y guardia-
nes de paz.
La formidable magnitud y permanencia alcanzada deriva del hecho
que la creencia en tales objetos del des-conocimiento se extiende rápi-
damente en todos los niveles, de cuya cuenta dan testimonio millones de
personas en todo el mundo, manteniendo vivo el interés en el enigma.
Acaso los platos voladores sean el caldero de cuantos fenómenos
infrecuentes y desusados han acompañado por siempre el pensamiento
humano, proponiendo una mirada hacia sí mismo frente a la infinitud
del cosmos y, ante su angustiante soledad, la esperanza, el avizoro de un
universo palpitante de vida.
98
I. LOS PLATOS VOLADORES EN ARGENTINA
99
de las 21 horas y durante diez a quince minutos, visualizan “algo parecido a una
estrella”, irradiando luces de distinto color, “subía y bajaba”, hasta llegar a la copa
de un naranjo. Ante el grito de un sorprendido vecino acuden tres o cuatro más,
coincidiendo todos en que, en efecto, estaban frente a un plato volador, el cual
termina desapareciendo de pronto hacia el oeste. El caso fue comentado en toda la
ciudad, dándole al mismo su propia y personalísima importancia (La Razón, 12/7).
Invasores imaginarios
Es que –a decir del diario La Hora (13/7)– “nuestro país no podía es-
capar a la histeria de los platos voladores (...); no es coincidencia que los
hombres de Marte nunca desciendan en países donde la prensa tiene una
función educadora (...). Para nosotros hay una explicación interesante,
entre las tantas lanzadas a rodar, sobre estos platos voladores. Es la que
ha dado el viejo pionero de la aviación norteamericana, Orville Wright:
‘Se trata de crear un clima bélico, de llevar al histerismo de la guerra a
las masas, para hacerles creer en pretendidos enemigos internacionales,
100
y moverlas, dóciles, hacia una tercera masacre’. En todos los pueblos
hay gente para ser atacada por la histeria; pero los pueblos, en su mayoría,
tienen ya los ojos bien abiertos. ¡No hay platos voladores que los arras-
tren a otra masacre!”, concluye enfáticamente el diario porteño.
Los platos voladores no serían, pues, otra cosa que “una creación de la
mente febril popular exaltada por las fantasías de la era atómica”. Creación
de imaginaciones calenturientas –señala El Laborista– que especulan con
catástrofes atómicas y con guerras nuevas de una gran potencia destructiva.
La idea de que los “platos voladores” eran parte de la propaganda be-
licista para agitar a la gente e inducirla a creer en invasores imaginarios, a
fin de apoyar la campaña del gobierno norteamericano en materia de ar-
mamentos, concita muchos adeptos. Para ellos, resulta sugerente “la gran
publicidad dada a las noticias sobre los platillos y la falta de base científica
del fenómeno que pretenden haber visto cientos de personas” (La Hora,
10/7). El presidente Harry S. Truman, al tanto de la controversia sobre los
platillos voladores, declara que no sabía más que lo visto en los periódicos
y compara las informaciones con las publicadas un siglo atrás por The New
York Sun anunciando que se había conseguido ver a un hombre que vivía en
la Luna mediante un poderoso telescopio (La Prensa, 11/7).
También se aduce que “si a un fenómeno físico –como es el de los cor-
púsculos rojos que se mueven por la retina de los ojos–, se une la psicosis
despertada por el temor de una nueva guerra en la que se emplearían armas
terribles, llegase a la conclusión que los platos voladores jamás existieron”.
De acuerdo a otras opiniones, la falta de información científica seria
ha hecho de los platos o discos voladores “un instrumento adecuado
para los bromistas y los individuos ansiosos de popularidad a cualquier
costo” (Noticias Gráficas, 15/7).
Eppur’ si muove
101
“Los platos voladores: Los platos voladores, de los cuales todavía se habla, han
resultado un misterio. Las informaciones sólo permitieron formular conjeturas, pero,
no obstante la imprecisión de los datos relacionados con el punto de partida de los
mismos y su finalidad, este acontecimiento ha tenido la virtud de llamar la atención.
Entre las versiones circulantes, algunas se hallan fuera de toda lógica. Debe des-
cartarse en absoluto que los platos voladores sean proyectiles de guerra. La historia
nos enseña que las naciones han guardado celosamente sus inventos militares, por
cuanto la sorpresa de su presentación adicionada a los efectos de arma constituyen
los factores en que se funda el éxito de su empleo.
“Desde el famoso caballo de Troya hasta la V-1, la V-2 y la bomba atómica, los
beligerantes rodearon del mayor secreto las iniciativas que debían concurrir, en un
determinado momento, al campo de batalla en procura de la decisión. Sería pues,
pueril pensar en nuestra época, en la cual los Estados fundan en el resultado feliz de
sus múltiples investigaciones militares la supremacía de su futuro potencial bélico,
que uno de ellos ofrezca a los demás un material secreto, conocerlo y adoptarlo. La
presencia de los platos voladores, como de aquellos otros proyectiles aéreos desco-
nocidos, que hace relativamente poco tiempo surcaron el espacio sobre Finlandia,
puede considerarse como uno de los infinitos elementos que sirven para desarrollar
lo que ha dado en denominarse la guerra de nervios. Esta puede desencadenarse
tanto en la paz como en la guerra, en el terreno de lo político, social, económico
o militar. Se trata unas veces de versiones que ostensiblemente se hacen circular
referentes a un determinado acontecimiento a producirse, que causará gran daño o
pánico. En el campo bélico aparece en forma de anuncios de inventos o materiales
que posee determinado país y cuyo poder destructor influirá poderosamente en el
desarrollo de un conflicto. La guerra de nervios se desarrolla en todas las activida-
des; ella se deja sentir mediante la noticia de bombas que se presume estallarán en
una reunión política, en la baja de los valores comerciales, en el nuevo proyectil o
explosivo destinado a derrumbar ciudades y sacrificar vidas, etc.
“Los platos voladores, sean lo que fueren, han desarrollado una acción de esta
naturaleza, desde que, lanzada al mundo la noticia de su aparición, dieron lugar a
muchos rumores y presagios nefastos”.
102
meteoritos, y hasta acumulación de aire radiactivo flotando de un lado a otro
del país (La Prensa, 12/7).
Caso 02. Córdoba (Córdoba) Julio 12: A las 23 horas, desde el centro de la ciudad,
algunas personas ven desplazarse rápidamente por el firmamento un disco rojo hacia el
sudeste. No faltan quienes opinan que la estela que deja era propia de un avión a propul-
sión a chorro, y otros, que se trataría de un aerolito. Fuera de la controversia, el fenómeno
pasa desapercibido para la mayoría (La Razón, 15/7).
Caso 03. Buenos Aires (Capital Federal) Julio 13: Después de comentar que “lo único
aceptable hasta ahora es que se trata de globos sondas”, el vespertino Noticias Gráficas,
señala que “esta mañana, nomás, una voz masculina nos aseguró, por teléfono, que aca-
baba de pasar, a la altura de (barrio) Villa Crespo, un plato volador”.
El omnipotente dios olímpico Zeus, con sus rayos, lanza desde su morada
platillos sobre la Tierra (Crítica, 12/7/1947).
103
El periódico reconoce que “la imaginación tiene mucho que ver en
la aparición de los fenómenos que asombran colectivamente (aunque),
de todos modos, sigue en pie el fenómeno, lo que da pasto a las con-
versaciones, los cálculos y las conjeturas”. Junto a ellas, empiezan a
generarse testigos locales. “Hay mucha fantasía pero algo de verdad
en la aparición de los famosos platos voladores”, parece responder La
Razón, del 15 de julio, en el encabezado de un artículo.
Caso 04. Buenos Aires (Capital Federal) Julio 15: Tripulantes de un buque po-
laco anclado en Puerto Nuevo, informan a la Prefectura Nacional Marítima que
a unas tres millas de la costa habían divisado un “avión” que parecía precipitarse
en el Río de la Plata alrededor de las 10.00 horas, observación compartida por
muchos obreros portuarios. Asimismo, en el Ministerio de Aeronáutica se recibe
una información de Prefectura del Puerto de Montevideo, en el que se menciona
un posible accidente de aviación a unos 50 km. de la costa argentina. Dispuesta
una intensa búsqueda de varias horas mediante lanchas y aviones sobre una amplia
zona del río, no pudo hallarse rastro alguno del presunto accidente (El Mundo,
31/7/1962).
Caso 05. General Roca (Río Negro) Julio 6: El agricultor Mario Talebi, ita-
liano, de 61 años, que trabaja el lote chacra 151 del departamento de General
Roca, habría visto el domingo 6 de julio, a las 9 horas, seis de los llamados discos
voladores, los que tendrían unos 30 cm de diámetro (La Nueva Provincia, 18/7).
Según Clarín, 19/7, el hecho se produjo en la mañana del 18 (posible error), en
circunstancia en que el colono se asoma para presenciar la lluvia generosa que
caía en los campos de su chacra, teniendo la novedad de hallarse frente a un plato
volador surcando el cielo con rumbo hacia el sur.
Caso 06. Balcarce (Buenos Aires) Julio 18: Alrededor de las 6:08 y en medio de
una tormenta, el oficial de policía Juan Félix Goñi advierte un misterioso disco
rojo y destellante que, procedente del norte, se agranda al aproximarse al cenit y
se pierde como empujado por el viento rumbo al oeste. Llama a sus subalternos,
seis o siete agentes, y juntos avistan el disco de regulares proporciones. Momentos
más tarde observan una bandada o “manga” compuesta por 50 o 60 discos que se
dirigen a gran velocidad con rumbo al sur, similares al anterior (El Liberal, 19/7).
105
humoristas gráficos hallan un nuevo objeto para dispensar la sonrisa en
los periódicos, y “los platos de moda” aluden a la vajilla, a las papas y
tomates; a las irritadas esposas, a los indigentes y proletarios, y al buen
gourmet. En ese contexto, complacientes por superar la imaginación de
Orson Welles, asoman las naves interplanetarias.
Caso 07. Olavarría (Buenos Aires) Julio 20: Dos días después, a las 18 horas,
varios testigos observan un cuerpo circular, moviéndose en zigzag con dirección
norte-sur durante cinco minutos (La Razón, 22/7).
Caso 08. Tartagal (Salta) Julio 20: Y en la misma fecha, alrededor de las 14
horas, se ven sobre esa zona numerosos platos voladores, pudiendo notar que uno
de ellos se abre como un ‘capullo’, rompiéndose, y dejando caer en el espacio algo
así como copos de algodón, perdiendo sus esparcidos fragmentos. Se asegura que
“el raro fenómeno ha conmovido a toda la población, habiendo sido visto por gran
número de personas que ahora se han desplazado hacia las calles y lugares abiertos
en la esperanza de que la visión vuelva a repetirse” (La Capital, 21/7).
Caso 09. Oclayas (Jujuy) Julio 22: Los platos voladores aparecen en esa pequeña
localidad jujeña, siendo avistados por dos testigos, quienes aseguran que se trata
de “discos de gran luminosidad, que se desdibujan antes de llegar a tierra” (Noti-
cias Gráficas, 1/8).
Caso 10. Rosario (Santa Fe) Julio 22: A las 21:50 horas, gente que estaba aposta-
da en la esquina de las calles Maipú y Rioja, logra ver a unos treinta grados sobre
el horizonte, “un disco blanco de luz muy viva que pasaba ondulando en zigzag,
y que estaba impulsado con una velocidad casi vertical”. Para otros, iba de norte
a sur, moviéndose en ondulaciones pronunciadas. La escena duró menos de un
minuto y se reprodujo poco después, aunque el disco había decrecido de tamaño y
se hallaba a gran altura (Noticias Gráficas, 23/7).
106
Da la impresión que este tipo de fenómenos podrían ser fácilmente
explicados, atendiendo su baja extrañeza, más aún si en esas ocasiones
se hubiere consultado a los expertos. En cambio, la palabra “plato vo-
lador” los define por sí mismos, dejándolos en un gran interrogante del
cual se nutre la imaginación del lego y la letra del periodista.
Caso 11. Punta Alta (Buenos Aires) Julio 23: La presencia de un disco o estela
luminosa se observa a eso de las 7 horas de la mañana y apenas difundida la no-
ticia, se constituye en el comentario obligado de la jornada. Varias han sido las
personas que ven la masa luminosa y, a decir de una de ellas, tenía la forma de
un arco, dando la impresión de ser un pequeño cometa, de cabeza blanca y cola
roja, transformándose en una estela azulada y luego blanca, desapareciendo, más
o menos sobre Ciudad Atlántida. Llevaba dirección de norte a sur y al parecer
no estaba a mucha distancia de la tierra, produciendo una fuerte luz y cruzaba el
espacio a mucha velocidad. Otra de las versiones es suministrada por Alberto O.
Sarco, quien da la primera información, manifestando que la parte delantera es
como un cuadrado con los colores azul y blanco, de unos 30 cm de lado, en cuyo
centro presenta una figura roja, de forma de corazón y la cola, de unos 30 cm, era
azul. Dicho observador añade que emite como una luz eléctrica y pequeños rayos
(La Nueva Provincia, 24/7).
Caso 12. Bahía Blanca (Buenos Aires) Julio 23: Apersonados en la redacción de
un matutino local, los marineros Leonardo Leguiza y Raúl Malgor manifiestan ha-
ber observado uno de “esos discos andariegos” desde la intersección de las calles
Castelli y Roca, esa noche a las 21 horas (La Nueva Provincia, 24/7).
Caso 13. Buenos Aires (Capital Federal) Julio 24: En el barrio Villa Devoto,
Dña. Guillermina N. de Baldonedo describe: “Estando en la puerta de mi casa
107
(calle San Nicolás 4236) vi de pronto ante mí en el cielo, por encima de los árbo-
les, una cosa redonda, iluminada y grande (...); parecía una gran luz de bengala”.
Luego, el plato se fue alejando y descendiendo hasta desaparecer detrás de unos
árboles (Noticias Gráficas, 1/8).
Caso 14. Sierras Bayas (Buenos Aires) Julio 24: El vecino Pedro Messina infor-
ma que mientras se hallaba jugando al fútbol junto a unos amigos en las afueras
de la villa industrial, los improvisados deportistas detuvieron la práctica para con-
templar el paso de lo que inicialmente creyeron era un avión. Descartada esa po-
sibilidad, coincidieron en que se trataba de un plato volador, del que tanto habían
leído. Era una especie de disco, que volaba a gran altura y brillaba cual si fuere un
reflector (El Popular, 27/7).
Caso 15. Pehuajó (Buenos Aires) Julio 24: Juan Arigues es un viejo poblador
que relata, con cierta sorna paisana, haber visto un plato volador. El jueves 24,
pasadas las 20:30 horas, salía de su casa cuando nota un raro resplandor en el cie-
lo. De pronto advierte un plato que vuela hacia el norte, a unos sesenta o setenta
metros de altura, de coloración clara, con reflejos eléctricos. “Lo distinguí con
toda nitidez -asegura-, y no me cabe la menor duda: era un plato” (Crítica, 25/7).
Caso 16. Bahía Blanca (Buenos Aires) Julio 24: Horas después, poco antes de
medianoche, Juan Domingo Calabresi, hombre profundamente supersticioso, que
trabaja como quintero en las inmediaciones del cementerio, se halla en plena tarea
rural cuando se siente impresionado por un silbido “que sonó súbito como la noche
de la morte”, dijo. Al alzar la vista, ve trece platos voladores que marchan hacia
la ciudad y como si descendieran, siguiendo a unos cincuenta metros de altura la
línea de la carretera. Calabresi de inmediato se refugia en su casa y monta guardia
frente a su ventana, pero no vuelve a avistarlos (Ibíd., 25/7).
Caso 17. Mar del Plata (Buenos Aires) Julio 27: El domingo 27 a la una de la
madrugada, dos aficionados a la pesca se hallan en una barranca practicando su
deporte favorito cuando ven aparecer en el horizonte, mar adentro, “una extraña
108
fulguración, que avanza hacia la costa a gran velocidad y se transforma, vista
desde más cerca, en una masa ígnea, compuesta por grandes discos que giran ver-
tiginosamente”. Esa masa despide destellos blancos y azulados, semejantes a las
chispas que produce una descarga eléctrica. Al llegar cerca de la costa, cambia de
dirección para dirigirse hacia Camet e internarse en la zona que ocupa la Escuela
Antiaérea. Según los reportes, allí habría sido vista por dos soldados, quienes de-
claran a sus superiores que de madrugada -dos horas de diferencia con la indicada
por aquellos- ven internarse rumbo a Balcarce tres o cuatro discos voladores (La
Capital, 27/7; Noticias Gráficas, 1/8).
Caso 18. San Martín (Mendoza) Julio 28: Finalizando el mes, el lunes 28 a las
08:45 horas, estos fenómenos reaparecen en San Martín. Es un disco muy brillante
-aseguran-, que marcha a unos cien kilómetros por hora (Caras y Caretas, (12)/1947).
Caso 19. Río Cuarto (Córdoba) Agosto 5: “La fiebre de los platillos volantes in-
vade también nuestra ciudad -dice El Pueblo, del 6/8-, ya que ayer tarde se vio en
el cielo un objeto redondo a mucha altura, que brillaba y se dirigió hacia el oeste.
Numerosos paseantes indicaron a esta redacción que el objeto no emitió ruido; por
lo que descartaron se tratara de un avión bombardero”.
Caso 20. Buenos Aires (Capital Federal) Octubre 22: Los maestros y alumnos
de la escuela fiscal nº 27 ubicada en Caracas y Álvarez Jonte, en el barrio La
109
Paternal, mientras izaban la bandera, ven durante varios minutos y a gran altura
una forma esférica y plana que vuela velozmente rumbo al sudoeste (Hogar,
19/11/48).
110
rotativo, asignándole mayor velocidad que los aviones convencionales.
También él habría entregado su invento a las autoridades militares para
fines pacíficos (Noticias Gráficas, 13/8).
Tanto Leone como Ruiz descartan que los platos voladores vistos en
los cielos del mundo sean los que ellos han ideado. Lo que está fuera de
dudas es que la búsqueda de la forma de plato o disco para las aeronaves
se hallaba en su apogeo. Momentos en que se popularizan los famosos
platos voladores como una expresión de la nueva tecnología.
111
El fenómeno visto por Arnold en 1947 encuadraba perfectamente
con las ideas preponderantes. Él mismo piensa en ese momento que po-
dría tratarse de una nueva avanzada de aviones. Quizás, un arma bélica
propulsada con energía atómica. Las sospechas recaen sobre el ejército
y la marina norteamericana. Pero muy pronto se extienden a los sovié-
ticos, e incluso a los ingleses y alemanes. Una humanidad saliendo de
una guerra, y un pueblo empezando a vivir la paranoia de la invasión
comunista y la más fría de todas sus guerras, no miraría con indiferen-
cia cómo presuntas aeronaves surcan los cielos.
Tal vez por el miedo a una agresión de una potencia extranjera, lo
cierto es que la aviación norteamericana ha reconsiderado varias veces
sus puntos de vista sobre los extraños objetos volantes y quizás los úni-
cos en tomar el asunto seriamente. Preocupados por las armas secretas
de alguna potencia agresora, es plausible suponer que los platos vola-
dores pudieren ser una amenaza. De hecho, siguieron con legítimo inte-
rés –a través de proyectos secretos– el posible desarrollo de la actividad
atómica en la Unión Soviética.
En los Estados Unidos, fuente primordial de las noticias sobre platos
voladores, el tema es tomado dramáticamente. El creciente estado de
angustia queda reflejado en numerosas crónicas y comentarios que se
transmiten a todo el mundo por las agencias periodísticas.
Las mismas empiezan a reproducirse en la prensa argentina durante
los primeros días de julio de 1947 (especialmente, después del domingo
6), por cables originados en Portland, San Francisco, Washington, Chi-
cago, Dayton, Nueva York y otras ciudades de ese país.
El 9 de julio se publica en varios diarios, a través de la agencia UPI,
del día 8, la sucinta noticia del hallazgo de un “platillo volador” caído
en un establecimiento ganadero cerca de Roswell, Nueva México (La
Prensa, 9/7). Al día siguiente, la agencia Reuter se ocupa de informar
que “ha resultado ser sencillamente uno de los globos-sonda usados por
las estaciones meteorológicas” (La Nación, 10/7).
En cambio, en la Argentina, lejos del flagrar de la guerra, el asunto
es tratado en general con ligereza y la broma apagó toda reflexión. Los
112
platillos, por entonces, no
son más que una curiosa
novedad que concita la
atención y dispone a ob-
servar el cielo en espera
que se repitan esas mara-
villas. La frase intencio-
nada, el apodo gracioso,
opacan de algún modo el
fenómeno.
Transcurridos los días,
los ocultistas y metapsí-
quicos en tono profético, y
los periodistas un poco en
broma, echan a rodar que La humanidad que tarda en superar los traumas de
guerra, muy pronto ve en los platos voladores la
podrían ser vehículos de posibilidad que se trate de mensajes de otros pla-
procedencia extraterrestre. netas buscando contacto. Así lo supone Clarín, del
“¿Llamados de otros 13/7/1947, mostrando la primera fotografía de los
planetas?”, titula en for- ignotos objetos que fuera publicada en los diarios
ma interrogativa un artí- argentinos.
culo de Clarín, el 13 de julio. Más que nunca, los novelistas reencausan
a sus lectores en las asombrosas aventuras y viajes fuera de la Tierra, en
platillos voladores. Y la idea prende en el público.
113
Los habitantes de otros planetas –aseguran– nos envían mensajes
buscando contacto con nosotros. El motivo resultaría el mismo para
quienes están convencidos que “los discos o platos voladores son, en
realidad, entidades astrales que se han mostrado en determinados mo-
mentos y en diversos lugares del mundo a personas que han actuado
en ese instante como médium espontáneos”, como afirma un espiritista
que utilizaba el seudónimo hindú Prana Maya.
“Es fácil suponer –continúa– que se trata de un serio llamado de
atención a la humanidad en instantes que se apresta a emprender la
guerra atómica que arrasaría la Tierra (...); se trata de un llamado a la
cordura: de un mensaje a la razón. Los platos voladores han escrito
en el cielo de nuestro planeta el anhelo divino en esta hora crucial del
mundo, sintetizado en una sola, expresiva, angustiosa y honradamente
determinativa palabra: ¡Paz!” (Noticias Gráficas, 12/8).
114
Un ejemplo lo ofrece el apodado sensitivo Alejandro Kon, quien dice ha-
ber comenzado en 1947 a recibir revelaciones telepáticas de un “maestro de
la sabiduría cósmica” procedente del mundo superior espiritual, en torno a
los platos voladores y al futuro de la humanidad. Estos objetos que, a decir de
Kon, se encuentran en manos generosas “para evitar la destrucción de nuestra
humanidad, bloquear los elementos bélicos, así como también neutralizar los
explosivos nucleares...” (A. Kon: La verdad revelada..., pg. 19/27).
Algunos años después, mensajes de un modo u otro parecido son atribui-
dos a la denominada hermandad cósmica, y propagados por varios clarivi-
dentes y espiritistas.
Pero ya en 1947 se publican los comentarios de Mr. Harris Haywater,
perteneciente a The Unknown’s School (Escuela de lo Desconocido, o incóg-
nito), de California, quien afirma tener “informaciones fidedignas de varios
hermanos” asegurando que los platos voladores “serían mensajeros de otros
mundos que se materializan para prevenir al mundo del gran peligro”. Para
William Burgmeister, de Oklahoma, los platillos nos advierten de una guerra
que se aproxima. “Creo que son mensajes provenientes de Saturno –asegura–
(cuyos seres) están angustiados por nuestra suerte” (Crítica, 12/7). La semilla
del mesianismo platillista, o hermandades del espacio es arrojada.
Para otros, los platillos vistos surcar el cielo del mundo no son espíritus
materializados que desean advertir a la humanidad doliente de un grave pe-
ligro. Tampoco naves aéreas, ni una nueva arma bélica destinada a superar
los instrumentos de destrucción ya existentes, sino parte de una campaña del
gobierno norteamericano en materia armamentista*.
* No sería casual que en 1950 se haya conocido la opinión favorable del mayor
I.M. Donald Keyhoe, quien se convertiría en una de las figuras más encumbradas
del movimiento pro-platillista, al afirmar públicamente que “los platos voladores
son naves interplanetarias y proceden de otros mundos”. Los etistas se vieron
fervorosamente alentados en sus propósitos por esas declaraciones, que fueron
seguidas por otras, en letra más pequeña: “Ante la presión pública el Congreso
indudablemente autorizaría enormes partidas para investigaciones respecto a viajes
interplanetarios, haciendo énfasis en armas especiales contra un posible ataque de
los platos voladores” (del libro de D. Keyhoe: Platos voladores de otros mundos, p.
140/147).
115
Por añadidura, la observación de extraños fenómenos y las subse-
cuentes lucubraciones sobre visitantes extraterrestres que se les atribu-
yen, servirían para distraer o encubrir accidentes y pruebas de índole
militar.
116
meteoritos y aerolitos provenientes del espacio sideral. Los mismos que
en la antigüedad han dado lugar a leyendas y supersticiones, siendo un
signo profético y objeto de veneración.
117
Agrega que ese
observatorio ha
recibido alrededor
de quince informes
sobre aparición de
estos discos, pero
que para tener va-
lor científico “de-
ben ser efectuadas
de acuerdo con un
estricto control y
comprobación”.
Aún así, en opinión
del astrónomo,
constituyen indi- Fotografía de un supuesto “plato volador” obtenida des-
de el cerro San Cristóbal, Santiago, el 10 de julio de 1947.
cios de “una nueva
arma aérea de al-
guna potencia que está realizando experiencias a gran escala, sobre
toda la superficie del planeta para reproducir una guerra de secretos
y demostrar lo que sería una guerra atómica en el futuro, si estos dis-
cos volaran cargados con bombas atómicas o bombas de bacterias o
ultravirus”.
Aumentando el desconcierto, luego de tan inquietantes declaracio-
nes, la edición del 22 de julio señala que don Julio Bustos Navarrete
afirma que “no hay platos voladores, sino meteoritos, vulgares y co-
rrientes, como los que todos han visto desde niños, sin darles otro
significado que el que le asigna la creencia popular: mientras dura su
luz atravesando el cielo hay que pedir tres cosas”. Y dice que sus 300
observadores desde Arica hasta Magallanes, “demuestran categórica-
mente que el 98% de los discos voladores son simples meteoritos y
el 2% restante han sido casos de sugestión colectiva...”. ¿Precipitado
cambio de opinión, o error de los medios informativos? Algo más para
el misterio.
118
Efectos psicológicos
119
bombas arrojadas en los suburbios, para volver a la nación incapaz de
defenderse.
Un tercer científico –un famoso astrónomo, que trabajó en la bomba
atómica–, dice: “La histeria que vemos ahora, acerca de estas infor-
maciones, no sería nada comparada con la que sucedería si realmente
empezaran a caer en este país bombas u otras armas destructivas”.
120
Los platos voladores son motivo de interés
121
el maquinista y el fogonero de un tren de carga describen el veloz
descenso “en picada” desde el oeste de un punto brillante en dirección
a la máquina, dando la impresión que les iría a chocar, se detuvo en el
espacio, para reanudar la maniobra anterior, remontándose finalmente
tras una aureola de luz (El Mercurio, 23/7).
El 23 de julio, a las 22 horas, en Frutillar (Llanquihue) dos testi-
gos aseguran haber visto un disco de luz platinada y fuerte movimiento
ondulante y vertiginoso, hasta perderse en la cordillera tras el volcán
Puntiagudo (El Mercurio, 25/7).
También el 2 de agosto de 1947, año inaugural de los platillos, ha-
bría ocurrido el mítico y fantasioso episodio del Lancastrian Star Dust,
avión de pasajeros presuntamente desaparecido por obra de los platos
voladores después de sobrevolar los Andes y cuando iba a tomar tie-
rra en el aeropuerto de Santiago, recibiendo de él –según el relato del
novelista devenido en ufólogo A. Ribera– la enigmática palabra “Sten-
dec”, antes de desaparecer (A. Ribera: Objetos desconocidos en el cie-
lo, p.65).
122
volverían a ocupar las primeras planas, tras un silencio de tres años,
las observaciones en Chile irán a recrudecer, acompañando –como será
costumbre– la ola producida en otras regiones del mundo.
123
Curiosamente, este es el primer caso de aterrizaje con seres registrado
en el mundo, tras el avistaje de Arnold el 24 de junio.
El 23 de julio, al oes-
te de la Colônia Goio-
Bang, Paraná, un grupo
de peones pertenecientes
a un equipo topográfico
huyeron corriendo al oír
un silbido profundo y ver
un disco en el cielo. Al
parecer, sólo es conoci-
da la versión del jefe de
la cuadrilla, José C. Hig-
gins, quien –en cambio–
habría decidido quedar-
se. Según su relato, el
extraño aparato describió
un círculo y aterrizó sua-
vemente a unos 50 m. de
distancia. Tenía unos 30
m. de diámetro y 5 m. de
altura, y aspecto metáli-
co blanco-ceniza. Hig- Emulado de modo parecido en todo el mundo, el epi-
gins vio por una ventana sodio de Colônia Goio-Bang es el primer caso regis-
vidriada unas figuras. Se trado de un encuentro con los ocupantes de los discos.
trataba de dos personas
que también lo examinaban con cierta curiosidad. Transcurridos algu-
nos segundos, una de ellas se dio vuelta, dirigiéndose hacia el interior
del aparato, dando la impresión de hablar con alguien. Inmediatamente
escuchó un ruido y una puerta se abrió por debajo del anillo del disco.
Por allí salieron tres seres vestidos con un mameluco transparente, in-
flable, que los envolvía por completo. A través del mismo se las veía
con camiseta, calzón y sandalias, brillantes.
124
Su apariencia era extraña. Presentaban una voluminosa cabeza calva,
ojos grandes y redondos sin pestañas ni cejas, y una mochila o caja metá-
lica en la espalda (detalle que recuerda al caso de Villas Boas de 1957). La
estatura superaba los 2 m. y el testigo no pudo precisar su sexo. Hablaban
entre sí “en una lengua más bonita y sonora –dice Higgins–, aunque nada
entendía”. Sólo retiene dos palabras: Alamo y Orque. Se movían con gran
agilidad y ligereza, formando un triángulo a su alrededor. Uno de ellos,
que parecía el jefe, empuñando un tubo le hizo gestos indicándole que
entrara al aparato. El azorado protagonista se aproximó a la puerta y pudo
ver un cubículo, limitado por otra puerta interior. Inquieto, les preguntó
adónde querían llevarlo. Comprendiendo su inquietud, uno de ellos trazó
en el suelo un punto redondo cercado por siete círculos. Mostrando lo que
pareció se trataba del sistema solar, señaló a Urano, como si quisieran
indicar que ése era su planeta de origen.
Al advertir que la luz solar incomodaba a los visitantes, Higgins tuvo
una idea. Se encaminó hacia la sombra y extrajo de un bolso su billetera
con el retrato de su esposa, diciéndole mediante gestos que deseaba
buscarla. El ocurrente testigo se fue rápidamente del lugar sin ser de-
tenido, y se internó en el mato, donde quedó mirando. Jugaban como
niños, dando saltos y arrojando piedras de gran tamaño. Pasada media
hora, tras observar detenidamente a los alrededores, entraron al aparato
y, tras un nuevo silbido, se dirigió hacia el norte, elevándose hasta des-
aparecer entre las nubes (Diário da Tarde, 8/8/47).
Como ocurrió en los vecinos países, también Brasil reprodujo la no-
ticia de otro “inventor de platillos”. El diario À Noite reveló que Nils
Chritensen, espía alemán convicto por los tribunales brasileños, ha ale-
gado ser el “inventor original” de tales ingenios. Afirmó que durante
el período de 1939 a 1941, mientras trabajaba en el laboratorio de in-
vestigaciones científicas del décimo ejército alemán, inventó los discos
voladores como aparatos de observación, pudiendo ser producidos fá-
cilmente y a bajo costo (La Razón, Asunción, 6/11/48).
Aquellos pocos instantes que configuraron la casuística brasilera, aún
por explorar, no serían más que la presentación de un fenómeno que se
125
enraizará definitivamente en la conciencia, y una preparación para el ma-
ravilloso espectáculo que les reservará los años venideros, persuadidos de
que fuera de la humanidad existen espíritus libres de todo lazo material,
criaturas inteligentes, capaces también de admirar la extraordinaria ordena-
ción del cosmos en esta Tierra. El mito había comenzado.
126
V. CONCLUSIONES
127
b) un fenómeno psicológico (contagio o infición psíquica, y mixtifica-
ción), c) una novedad técnica perfeccionada (aeronave de alguna poten-
cia extranjera), y d) un signo de otro mundo (extraterreno, intraterreno
o de ultratumba).
Cualquiera fuere la hipótesis a que se adhiera, los platillos no llegan
a despertar el temor, la inquietud y la sospecha observada en otras lati-
tudes. El tema es tratado con mayor liviandad y humor. Un humor que,
en la Argentina, lleva a evocar al “plato” con el alimento, la tierra, con
la pobreza y la opulencia. Los platos no logran despegar de esa realidad.
Curiosamente (al igual que los demás países sudamericanos), el caso
de Arnold no fue difundido apenas ocurrido, aunque sí lo fueron nu-
merosos informes producidos inmediatamente después, en particular,
originados en los territorios norteamericano y europeo.
Diecisiete días después del novísimo fenómeno de Arnold –que inau-
guró la llamada era moderna del platillo–, se conoció la primera noticia
de un avistamiento en la Argentina, cuando fueron vistos “platos vola-
dores” en la ciudad de La Plata, provincia de Buenos Aires. No hubo
temor, sino asombro, y las más disímiles opiniones, envueltas en cierto
aire festivo y polémico.
Alternado con reportes provenientes de distintas partes del planeta,
se produjeron casi veinte informes argentinos de “la novedad de la épo-
ca”. Por entonces, no se tenía una clara noción qué eran los platos vola-
dores, más allá de una rareza en el cielo. Los periódicos contribuyeron
con sus relatos y fotografías a formar una idea más definida (p. ejem.,
un título de La Razón, 12/7, reza: “Así son los famosos platos del día
que tanto dan que hablar”, presentando dos imágenes –una fotográfica
y otra artística– de los platillos). No obstante, la concepción del fenó-
meno (entendido como un conjunto de la más prosaica y heterogénea
naturaleza) no estaba dominada por una determinada idea preponde-
rante. Aunque la hipótesis inicial –sostenida en los Estados Unidos– se
inclinaba inexorablemente por las armas secretas.
Los fenómenos reportados como “platos voladores” involucra a un
conjunto –como dice M. Borraz– muy proteico y heterogéneo, esto es,
cambiante de formas e ideas, de diversa naturaleza. No realizamos una
128
investigación específica, vale decir, de cada uno y todos los informes
reportados, pues –transcurridos cincuenta años– resultaría una tarea
poco alentadora. Sin embargo, ateniéndonos a las crónicas periodísti-
cas, no es difícil inferir en la mayoría de los casos la vana y fútil natu-
raleza de los fenómenos descritos. Se desprende que, por lo habitual, se
trataría de cuerpos y fenómenos astronómicos, meteorológicos y físicos
ordinarios. El medio social estaba expectante y se comenzaba a hablar
de las naves extraterrestres, o vehículos interplanetarios procedentes de
algún lugar del Universo.
Aunque la ciencia-ficción despuntaría en forma organizada recién
hacia 1953 con la revista Más Allá y los clásicos de la cinematogra-
fía norteamericana, en 1947 asomaban algunas novelas de autores
célebres. En efecto, los novelistas trataron a menudo, en sus temas,
los viajes fuera de la Tierra. Jonathan Swift, Julio Verne, H.G. Wells,
entre otros, iniciaron a sus lectores en las asombrosas aventuras del
más allá. Entre éstas, destacamos a Robur el conquistador de J. Verne,
y La guerra de los mundos de H.G. Wells, seguida por la recordada
129
transmisión radiofónica de octubre de 1938, que causó el pánico de
millones de norteamericanos *.
Mucho antes que los platos voladores hicieran su aparición en 1947,
existía incluso una cantidad de novelas y cuentos de circulación masiva
donde se los describía. Aunque los lectores habituales de ciencia-fic-
ción eran una minoría –dice P. Capanna–, se había escrito el argumento
básico que luego otros se ocuparían de difundir como relatos reales.
130
Al parecer, fueron los metapsíquicos y ocultistas, ligados a la Escue-
la Espírita Argentina, a la Fraternidad de los Rosacruces, Escuela Basi-
lio, y otros nucleamientos con ideas gnósticas y herméticas, quienes hi-
cieron notar que se trataba de maestros superiores, sociedades secretas
y, con cierta predilección, seres provenientes de otros planetas, siendo
Marte el favorito. A esta opinión, desde luego, contribuyen los mismos
periódicos, dispuestos la mayoría de ellos a publicar cualquier noticia,
por disparatada que sea. La singular explicación satisfizo al público.
Los países considerados en este estudio –Argentina, Chile, Brasil y
Uruguay– son los que presentan en la región sudamericana una casuística
medianamente significativa y aquellos que propician un mayor caudal de
información respecto a las noticias sobre discos o platos voladores. No
obstante, para esta época los periódicos de Puerto Rico –principalmente El
Mundo– se hacen eco de la oleada que acontecía en Estados Unidos, y pronto
produjeron noticias locales, inauguradas el 9 de julio en San Juan cuando
se vieron pasar “cuatro platillos luminosos en dirección sur”. La opinión
preponderante fue que esos platillos volantes eran globos meteorológicos.
En Venezuela, un cable de la agencia UP fechado el 11/7 indica que cientos
de pobladores del sur de Caracas dijeron haber visto “platillos voladores”,
pero el Estado Mayor de Venezuela, en un comunicado dado esa misma
tarde negó la existencia de tales platillos, expresando que se trata de una
simple fantasía. De manera similar, en la misma fecha otro parte de noticias
de la UP, proveniente de Santiago, señala que oficialmente el gobierno
chileno también ha negado que hayan sido avistados en el país los famosos
“platos voladores”.
Expuestos a los cables de las mismas agencias periodísticas, el pa-
norama revela una fisonomía similar. La respuesta, y retroalimentación
de noticias (casos y comentarios locales), se constituyen en los matices
de una estructura ofrecida por el país donde se originó todo, confirién-
dole: a) un nombre (flying saucer, plato volador), b) una performance o
capacidad de ejecución (discos que vuelan a alta velocidad y con gran
maniobrabilidad), c) un origen (armas secretas, naves extraterrestres)
y, d) una finalidad dentro de la cultura (amenazante, angelical). El es-
quema deductivo podría sintetizarse del siguiente modo: Si los platos
131
voladores son naves (primera hipótesis), y estas no son norteamericanas
ni soviéticas, no es nadie conocido. Así, pues, son los extraterrestres.
Los “cazadores de platillos” –antecesores de los ufólogos– no irían
a caracterizarse por la imparcialidad. Proceden a sentar su hipótesis de
la procedencia extraterrestre, para pasar después a demostrarla. Se está
a un paso de: Creer para ver, cercano a la religiosidad. Pero como en
todos los casos, excepciones siempre las hubo.
Por ello, atendiendo al aspecto polémico del tema, el autor no se ha
propuesto fijar una posición dogmática, a favor o en contra, sobre el ori-
gen y naturaleza de estos objetos, sino, limitarse a intentar reconstruir el
panorama platillista argentino y de los demás países sudamericanos en
1947 dentro del contexto mundial. Es decir, indagando los orígenes de
un fenómeno –ante todo psicológico social– de actualidad, que conti-
núa perdurando tras varias décadas. Prácticamente, nos hemos abocado
a la compilación, análisis y comentarios de los informes publicados
en la prensa de ese año, hito fundamental en la historia de los platos
voladores. Se trata de una magna tarea, cuya importancia es señalada
por Bill Covach, ex editorialista de The Washington Post, cuando sos-
tiene que: “el periodismo es la primera versión de la historia”. Aquel
que hace una impronta de los hechos más salientes, acrisolando bajo su
prisma los pensamientos, sentimientos y valores de la sociedad.
Así visto, lejos de pretender agotar las conclusiones, se despliega
entonces la posibilidad de continuar su estudio mediante una actitud
crítica, y la propuesta de indagar el tema desde otras perspectivas o vías
de investigación. De ellas devendrá, a fin de cuentas, un conocimiento
más amplio y profundo acerca del hombre, de su capacidad de asombro
frente al maravilloso universo que le rodea.
132
Bibliografía:
133
Índice
pág.
Introducción...........................................................................................7
Guía biográfica.....................................................................................11
Agrupaciones ufológicas.....................................................................59
Publicaciones.......................................................................................71
I. Bibliografía argentina sobre ovnis...............................72
II. Ediciones argentinas de autores extranjeros….......….86
III. Conferencias y comunicaciones..................................89
IV. Series de notas periodísticas........................................92
Anexo
La repercusión social en
Argentina y Sudamérica en 1947 ………………………………....…95
I. Los platos voladores en Argentina…………...........…99
II. Los discos voladores en Chile …...…......………….117
III. Los discos voadores en Brasil…………….……..….123
IV. Los platillos voladores en Uruguay………...………126
V. Conclusiones………………………………..………127
Roberto Banchs documenta en esta obra, tras ar-
dua y compleja tarea compilatoria, un conden-
sado registro biográfico no comentado, objetivo
e imparcial, de quienes -dando fe, evidencia o
testimonio- participaron activamente en la inves-
tigación, el debate y la divulgación de los pla-
tos voladores durante los primeros 25 años de la
ufología argentina. Incluye un inventario de las
agrupaciones existentes. También describe el
material bibliográfico publicado, cuya nómina
comprende libros, folletos y series de notas. En
un anexo, examina el contexto social en el que
surgen los platos voladores, atendiendo la re-
percusión pública y periodística que tuvieron las
noticias durante 1947 en Argentina y otros países
sudamericanos.
Proponiéndose informativa y fuente de consulta,
la Guía Biográfica de la ufología argentina, repre-
senta un aporte importante para la historiografía
temética destinada a historiadores, sociólogos,
periodistas y estudiosos en general que deseen
indagar con hondura la génesis de un fenómeno
que irrumpe en la cultura del siglo XX.
Cefai
Ediciones