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Procedimientos

preventivos

Práctica
Profesional II
(Ejecución)

1
Procedimientos
preventivos
Aunque el Código no lo diga expresamente, es requisito indispensable para
promover la ejecución de sentencia dictada en juicio ejecutivo que se hayan
embargado bienes del responsable o que se haya efectuado sobre ellos una
anotación de litis. Si ha fracasado ese intento, se reclamará la anotación de
inhibición o se utilizará la sentencia ejecutiva como título para promover una
quiebra.

Es necesario aclarar que nunca podrá pretenderse dar a la ejecución de sentencia


dictada en juicio ejecutivo el trámite previsto por el CPCC para la ejecución de las
dictadas en otro tipo de juicios. Ello es así porque resultaría absurdo que en la
ejecución de una sentencia ejecutiva se reclame al ejecutado para que oponga
excepciones en el plazo de tres días, pues ello ha sido previsto exclusivamente
para sentencias dictadas en otro tipo de juicio; o que, apenas terminado el juicio
ejecutivo (cuya sentencia puede ejecutarse aún pendiente la apelación, se le
pueda dar al deudor una nueva oportunidad para alegar el pago, la prescripción
de la ejecutoria, etcétera.

Como en nuestro sistema solamente se puede perseguir mediante juicio


ejecutivo el cobro de una suma de dinero, la diversidad de trámites estarán en
relación con la naturaleza de los bienes a ejecutar (muebles, inmuebles,
créditos), a diferencia de lo que sucede en la ejecución del juicio ordinario, en el
cual el criterio de distinción en la especie de obligación reconocida en las
sentencias.

4
Art. 52, Decreto Ley N.° 1285. (1958). Organización de la Justicia Nacional.
5
Art. 63, inc. “c”, del Decreto Ley N.° 1285/58, y art. 154 del R. J. N.
Las medidas coactivas que pueden utilizarse para hacer efectiva la ejecución de
la sentencia dependen de la índole de las prestaciones cuyo cumplimiento
aquella impone.

Si la sentencia establece la obligación de dar una suma de dinero, corresponde


distinguir según que está o no visiblemente en poder del deudor. En el primer
caso, la ejecución se llevara a cabo desapoderando al deudor de la suma
correspondiente y entregándola al acreedor. En el segundo, se procederá al
embargo de algún bien que se halle en el patrimonio del deudor a fin de que, por
vía de su enajenación judicial, se cubra el importe del crédito respectivo.

Si la prestación impuesta por la sentencia consiste en dar cosas que no sean


dinero “se librara el correspondiente mandamiento para desapoderar de ella al
vencido”6. Si se trata de cosas muebles , el desapoderamiento se realiza
mediante el secuestro (previo embargo) de la cosa, y si fueran cosas inmuebles,
mediante el desahucio del obligado, pudiendo en ambos supuestos vencerse la
resistencia de este acudiendo al auxilio de la fuerza pública. Pero en el caso de
que el desapoderamiento no se pueda verificar “se le obligará al deudor a la
entrega equivalente de su valor, previa determinación si fuera necesaria, con los
daños y perjuicios a que hubiere lugar”7.

Cuando la obligación consista en hacer o no hacer, el art. 777 del Código Civil y
Comercial de la Nación dispone: “Ejecución forzada. El incumplimiento
imputable de la prestación le da derecho al acreedor a: a) exigir el cumplimiento
específico; b) hacerlo cumplir por terceros a costa del deudor; c) reclamar los
daños y perjuicios”8

Personas y cosas ejecutables


Son susceptibles de ejecución forzada tanto las personas físicas como las
personas jurídicas y las simples asociaciones. La regla, sin embargo admite
excepciones en el caso de sentencias de condena dictadas contra la Nación, pues
el art. 7 de la ley 3952 establece que esa clase de decisiones “tendrán carácter
meramente declaratorio, limitándose al simple reconocimiento del derecho que
se pretende”. El precepto ha sido interpretado en el sentido que comprende

6
Art. 515, CPCC. (1981). [Texto actualizado de la Ley N.° 17.454]. Honorable Congreso de la
Nación Argentina. Recuperado de: http://goo.gl/s7NPOK
7
Art. 515, CPCC. (1981). [Texto actualizado de la Ley N.° 17.454]. Honorable Congreso de la
Nación Argentina. Recuperado de: http://goo.gl/s7NPOK
8
Art. 777, CCC. (2014). Ley N.° 26.994. Honorable Congreso de la Nación. Recuperado de:
http://goo.gl/vR6GFc
cualquier clase de prestaciones (dar, hacer y no hacer), y de que el respectivo
pronunciamiento debe limitarse a declarar la obligación que debe cumplir el
Estado nacional, sin determinar plazo para ello.

En relación con los bienes sobre los cuales puede seguirse ejecución, rige el
principio de que el patrimonio es la prenda común de los acreedores. De allí que:

Todos los bienes del deudor están afectados al cumplimiento de


sus obligaciones y constituyen la garantía común de sus
acreedores, con excepción de aquellos que este Código o leyes
especiales declaran inembargables o inejecutables. Los
patrimonios especiales autorizados por la ley sólo tienen por
garantía los bienes que los integran.9

Recordemos antes de avanzar: el escrito de solicitud de las medidas cautelares


debe reunir los requisitos:

 el derecho a asegurar;

 la medida que se pide;

 la disposición legal en que se funda;

 el cumplimiento de los requisitos que correspondan a la clase de medida


requerida.

A ello deben agregarse los requisitos formales de todo escrito en general.

El tribunal resuelve inaudita parte –esto es, en forma unilateral– con base en la
sola petición del interesado, y el pronunciamiento solo puede ser impugnado por
el afectado, vía recursiva, luego de ser cumplido. Ello es así por cuanto la
finalidad es evitar el peligro, ya que, avisado, se encontraría en condiciones de
frustrar la medida.

Como en cualquier otro trámite judicial, los gastos que demande la medida
cautelar, deben ser soportados o adelantados por el interesado, sin perjuicio de
su recupero si el adversario es condenado en costas.

9
Art. 242, CCC. (2014). Ley N.° 26.994. Honorable Congreso de la Nación. Recuperado de:
http://goo.gl/vR6GFc
Recordemos también los caracteres de las medidas cautelares:

 Provisionales, es decir, subsisten “mientras duren las circunstancias que


las determinaron”, y también agregamos que “en cualquier momento en
que estas cesaren se podrá requerir su levantamiento”10, ambas son
locuciones que emplean las legislaciones pero que nos ilustran acerca de
este carácter.

 Son modificables o mudables. La modificación es una consecuencia


natural de la flexibilidad del proceso cautelar, directamente vinculada a
las circunstancias del caso. Es un instrumento que, por un lado, sirve al
acreedor para asegurar la función de garantía y, por el otro, para evitar o
disminuir perjuicios innecesarios al afectado.

Bajo la denominación de modificación encontramos distintos supuestos:


comprende la ampliación, que es el aumento del monto por el que se ordenó la
medida; la mejora, que es el aumento de los bienes afectados, sin correlato con
el monto; la reducción, que es la disminución de la cuantía o de los bienes; la
sustitución, que es la transformación de la medida en otra, o reemplazo del bien.

Como medidas interinas y preordenadas a la actuación posterior del derecho


sustancial que presuponen, todas las cautelares se otorgan supeditadas a lo que
se resuelva en el proceso definitivo, contemporáneo o posterior.

El Embargo:

Llámase embargo a la afectación, por orden judicial, de uno o


varios bienes del deudor, o presunto deudor, al pago de crédito
sobre que versa la ejecución o de un crédito que se reclama o ha
de ser reclamado en un proceso de conocimiento. (Palacio, 2010,
p. 259).

El embargo cumple un papel semejante al de la afectación convencional de


determinado bienes emergentes de la constitución de un derecho real de
garantía (hipoteca, prenda), pero la característica que fundamentalmente lo
distingue de esa situación es que el embargo requiere de una resolución judicial.

10
Art. 202, CPCC. (1981). [Texto actualizado de la Ley N.° 17.454]. Honorable Congreso de la
Nación Argentina. Recuperado de: http://goo.gl/s7NPOK
Existen tres clases de embargos:

 Preventivo.

 Ejecutivo.

 Ejecutorio.

 El embargo preventivo reviste el carácter de una medida cautelar… que


puede solicitarse con miras a asegurar la eficacia o el resultado práctico
de un eventual proceso de conocimiento o de ejecución... Como ocurre
con todas las medidas cautelares, el embargo preventivo se acuerda sobre
la base de la simple verosimilitud del derecho y requiere que quien lo pida
preste la correspondiente contracautela… Es, además susceptible de
caducidad, en el supuesto que el solicitante no entable la demanda dentro
del plazo de cierto plazo contado desde la fecha de la traba (art. 207,
CPCC) sin perjuicio de su posible levantamiento aun hallándose pendiente
el proceso principal, frente a la hipótesis de desaparecer o de modificarse
las circunstancias de hecho en cuya virtud se lo concedió.

 El embargo ejecutivo es la medida que el juez debe acordar, como primera


resolución, cuando se promueve una ejecución en virtud de un título
ejecutivo... Dada la presunción de certeza que tales títulos ostentan, el
otorgamiento de esta clase de embargo no requiere la prestación de
contracautela…

 El embargo ejecutorio… es el que resulta de la circunstancia de haberse


dictada sentencia estimatoria en juicio ejecutivo; entonces el embargo
ejecutivo se convierte en ejecutorio cuando se verifica tal situación. Lo
que interesa destacar es que al convertirse en ejecutorio el embargo se
convierte en definitivo. En efecto, mientras el embargo preventivo y
ejecutivo constituye medidas provisionales, cuando el segundo se
convierte en ejecutorio se procede inmediatamente al pago del acreedor
o a la realización de los bienes mediante la venta judicial, según sea el
caso.

Efectos del embargo:

 Individualiza e inmoviliza uno o más bienes del deudor, asegurando que el


importe resultante de su eventual realización se destine a la satisfacción
del derecho del acreedor.
 El bien o bienes embargados continúan siendo propiedad del deudor
hasta el momento de su realización, aunque aquel se halle impedido de
ejecutar actos que impliquen disminuir la garantía que tales bienes
representan.

 El embargo no excluye las facultades de disposición sobre los bienes


afectados por la medida. Las bienes litigiosos, gravados o sujetos a
medidas cautelares pueden ser objeto de los contratos siempre que no se
contrate sobre ellos como si estuviesen libres11. Pero en razón que el
embargo afecta la cosa en sí, y se transmite con ella, ocurre que el
contrato es inoponible al embargante, y los derechos del adquirente
quedan supeditados a las resultas del juicio en el que se trabo la medida…

El Embargo, ¿es un privilegio o una preferencia?

Se discute en doctrina si el embargo es un privilegio o es una preferencia. Algunos


autores hablan de preferencia; otros, de privilegio; y, finalmente, algunos, de
prerrogativa.

Spota, con total autoridad, ha sostenido que nos encontramos ante un privilegio,
aun cuando se trate de un privilegio procesal. Olcese, por su parte, afirma que
debe diferenciarse entre una y otra categoría, pues el privilegio es algo
inmanente a un crédito determinado (créditos por gastos de justicia, por
alquileres, etc.), es decir, que ha nacido con él y que se mantiene hasta su
extinción; en cambio, la preferencia es algo contingente (que puede darse o no)
que requiere dos elementos:

1. publicidad del acto (anotación del embargo cuando hay bienes


registrables, notificación de la cesión del crédito, etc.), que es lo que
indicará el orden de cancelación de los créditos;

2. Competencia entre dos créditos, pues no se podrá hablar ni de privilegio


ni de preferencia cuando haya un solo crédito o cuando la masa de dinero
sea suficiente para cubrir ambos.

En opinión de Olcese, es conveniente hablar de preferencia, porque de lo que se


trata es de “discernir quien tiene derecho a cobrar entre dos acreedores de igual
rango” (p. 71)..

A los fines de dilucidar este controvertido tema, te invitamos a leer


el siguiente artículo, publicado en el Cuaderno Nº 8 del

11
Art. 1009, CCC. (2014). Ley N.° 26.994. Honorable Congreso de la Nación. Recuperado de:
http://goo.gl/vR6GFc
Departamento de Derecho Procesal y Practica Profesional de la
Universidad Nacional de Córdoba, Facultad de Derecho y Ciencias
Sociales; Córdoba, República Argentina (Cabral y Calvimonte,
2004).12

Los créditos especialmente protegidos por la ley, o


"privilegiados", tienen prevalencia por sobre los quirografarios o
común,

Asimismo, Ia clasificación por orden de importancia de las


acreencias privilegiadas determina un orden de prelación entre
ellas.

La inexistencia de preferencia legal reconocida en Ia ley de


fondo sobre los créditos (o sea créditos quirografarios) los
convierte en créditos de idéntica jerarquía. Pero aunque dichos
créditos quirografarios carezcan de privilegio reconocido en la ley
de fondo, ello no obsta a que ante la convergencia de los mismos
sobre un mismo patrimonio (como premia común de los
acreedores) se establezcan "reglas de prelación en el cobro"
fundadas en la mayor o menor diligencia puesta de manifiesto por
los acreedores para satisfacer sus respectivos créditos.

Lo citado precedentemente (orden de preferencia de los


créditos quirografarios) no guarda relación alguna con el régimen
de privilegios establecido por el Código Civil. Se premia a los más
diligentes. Estas reglas fundadas en la diligencia del acreedor para
satisfacer su crédito no importa crear un privilegio, pues la
prioridad que se establece es al solo efecto de solucionar un
problema propio de las ejecuciones individuales, que no pueden
oponerse en un concurso ni tampoco ante un acreedor
privilegiado que haga valer su privilegio sobre el producido de la
subasta.

12
Debes tener en cuenta que este artículo fue redactado en el año 2004, cuando aun no había
entrado en vigencia el nuevo Código Civil y Comercial de la Nación. Sin embargo, el nuevo
ordenamiento jurídico no modifica los institutos descriptos. Para mayor información, deberás
acudir a los arts. 2573 y siguientes del CCC (2014, Honorable Congreso de la Nación),
recuperable en: http://goo.gl/vR6GFc
Debe otorgarse preferencia al primer embargante para el
cobro de los créditos quirografarios, ya que dicha calidad preserva
para él toda la aptitud solvente del bien embargado, sin que esta
aptitud pueda ser cercenada por embargos posteriores. El primer
embargo crea una "prioridad de cobro".

Puede arribarse a esa conclusión analizando la Ley 17.801 que


establece los principios de "publicidad" (art. 2") y "prioridad"
(arts. 14 y 19), y si bien no se refiere expresamente a la prioridad
del primer embargante, al darle certeza a la fecha de registración
y hacerla oponible a terceros por vía de la publicidad.

Para valorar la diligencia del primer embargante no es


trascendente el tiempo que se ha utilizado para lograr el
reconocimiento y ejecución de su pretensión, sino que incluye el
uso de las prerrogativas que le otorga Ia ley procesal y registral
(inscripción de embargo, reinscripción, etc.).

Una vez presentada e inscripta la cautelar obtendrá un orden


que permanecerá durante su vigencia (cinco años) y por un nuevo
plazo en caso de reinscripción (antes de que fenezca el término)
manteniendo el orden obtenido con la primera presentación. Esa
reserva de prioridad garantiza el mantenimiento del orden
obtenido y preserva la aptitud solvente del bien embargado para
quien se encuentra en primer lugar sin que ella pueda ser
cercenada por embargos posteriores. De otro modo la reserva
carecería de aplicación práctica.

2. NECESIDAD DE FORMULAR ALGUNAS PRECISIONES

En su acepción común, el Diccionario de la Real Academia


Española define al privilegio como la "gracia o prerrogativa que
concede el superior, exceptuando o liberando a uno de una carga
o gravamen, concediéndole una exención de que no gozan otros".
Pero el artículo 3875 del Código Civil contempla jurídicamente el
vocablo, estableciendo que es "El derecho dado por ley a un
acreedor para ser pagado con preferencia a otro, se llama en este
Código privilegio'".

EI principio de prioridad constituye un pilar básico de todo el


sistema registral argentino y, de algún modo, se confunde con la
publicidad registral misma. Sin el funcionamiento de la prioridad
la registración carece de sentido.
El principio de prioridad implica la preferencia de una situación
jurídica sobre otra, sea por incompatibilidad (dos transmisiones
de dominio o dos hipotecas de igual grado sobre el mismo bien
raíz), sea por oponibilidad (embargos sucesivos, transmisión de
dominio y embargo), determinando o fijando la prelación de la
que accede primero al registro: prior tempore potior iure.

Se ha sostenido que el principio de prioridad tiene estrecha


vinculación con el ius preferendii. Y ella es así ya que según la
doctrina clásica los derechos reales se caracterizan por sus dos
notas sobresalientes: el ius persequendi (derecho de
persecución), y el ius preferendi (derecho de preferencia).
También ha expresado que hay tres aspectos distintos en el
derecho de preferencia, a saber: a) derecho de preferencia por
prelación concursal; b) derecho de preferencia por exclusión
concursal, y c) derecho de preferencia por prioridad temporal, del
que seguidamente nos ocuparemos.

La preferencia por prioridad temporal significa que el derecho


nacido antes se desplaza al que pretende nacer después, de allí el
adagio latino que expresa “prior in tempore potior in jure”;
primero en el tiempo, mejor en el derecho: “preuolet jure qui
preuenit tempore”; prevalece en el derecho el que previene en el
tiempo.

3. ANÁLISIS DE LA LEGISLACIÓN VIGENTE

La legislación procesal prevalente establece que el acreedor


que ha obtenido el embargo de bienes de su deudor y que no se
encuentren afectados por privilegios, tendrá derecho a cobrar
íntegramente su crédito, intereses y costas, con preferencia a
otros acreedores, salvo en el caso de concurso. En tal sentido los
embargos posteriores afectaran únicamente el sobrante que
quedare después de pagados los créditos que hayan obtenido
embargos anteriores.

Esta prioridad cesa en caso de concurso, quiebra o frente a un


acreedor con privilegio especial (por ejemplo acreedor
hipotecario). Es decir se acuerda preferencia para el cobro a aquel
que primero efectivizó la traba del embargo, y si varios obtuvieron
esta medida, el orden de prelación es dado por las fechas y aun
por las horas de sus respectivas trabas. La primera se computa
desde la materialización de la traba (no la fecha en que se dispuso
el embargo).

Debe señalarse además que el Código Procesal Civil y


Comercial de Córdoba no contiene disposición alguna al respecto,
por lo que la cuestión ha sido abordada por la doctrina y resuelta
por la jurisprudencia (en algunos casos en forma contradictoria) y
recientemente dilucidada a través de resoluciones del Tribunal
Superior de Justicia.

4. RESEÑA DOCTRINARIA Y ANALISIS JURISPRUDENCIAL

EI tema de la prioridad del primer embargante ha sido debatido


en doctrina. Así se ha señalado que no deben diferenciarse como
categorías separadas al privilegio y la preferencia, Respecto a la
última debe entenderse que los derechos reales de garantía no
dan privilegios, sino meras preferencias, es decir que por
definición el privilegio significa preferencia; y el derecho real de
garantía tiene autentico privilegio, de fuente legal en la medida
en que solo la ley fija el orden de prioridad correspondiente.

Desde otro enfoque se ha expresado que la doctrina ha


controvertido el alcance de esta preferencia señalando que Ia
disposición del artículo 218 del Código Procesal Civil y Comercial
de la Nación no constituye un privilegio sino simplemente señala
una prioridad, un orden de preferencia y nada más. La prelación
no surge de Ia fecha que se decretó el embargo sino
fundamentalmente de la traba del mismo, que variará según la
naturaleza de los bienes. El primer embargo determina también
la prioridad del tribunal para el cumplimiento en caso de
embargos sucesivos, ante quien deberá discutirse la preferencia,
deduciendo la correspondiente tercería de mejor derecho. Dicha
preferencia nace del embargo, no del crédito que lo origina. Se
trata solamente de una preferencia temporal en el cobro de
manera que no se crea un privilegio de los normados por los
artículos 3875 y 3876 del Código Civil.

Es importante completar el panorama con un análisis de lo


expresado por la jurisprudencia; en tal sentido debe tenerse
especialmente en cuenta que solo algunos de los códigos
procesales contienen norma expresa por lo que influye en las
soluciones propuestas.

a) Tesis que niega prioridad al primer embargante

En esta postura se enrolan quienes sostienen que no es posible


reconocer preferencia al primer embargante sobre uno posterior
que realice la ejecución de la cosa embargada.

Por una parte argumentan que los privilegios solo pueden


provenir de la ley, atento lo dispuesto por el artículo 3875 del
Código Civil que reza: "EI derecho dado por la ley a un acreedor
para ser pagado con preferencia a otro se llama en este Código
privilegio"; y por lo dispuesto en el artículo 3876 cuando expresa
que "El privilegio no puede resultar, sino de una disposición de la
ley…", en consecuencia, "no es posible crear un solo privilegio por
vía de analogía, por más que la equidad y la justicia así lo
aconsejen, pues es preferible una solución injusta al desorden
jurídico que significaría el quebrantamiento de la institución y del
sistema legal que la reglamenta".

Asimismo señalan que la materia de los privilegios es privativa


del derecho de fondo y su regulación es exclusiva del Congreso de
la Nación, "se trata de una cuestión propia del derecho sustantivo
y en el Código Civil no hay precepto alguno que abone la
conclusión de que el primer embargante tiene derecho
preferente al pago'".

Según algunos partidarios de esta teoría, la ausencia en


nuestro Código de forma de una norma expresa que consagre la
preferencia del primer embargante, aunque esta se halle
reconocida en el orden nacional - art. 218, CPCCN-, no puede
extenderse al ordenamiento procesal local dispuesto por el
Código Procesal Civil y Comercial de la Nación, "maxime cuando
del artículo 594 de dicho Código no se desprende que el primer
embargante sea un acreedor con preferencia al ejecutante".

En consecuencia, la norma del artículo 218 de este código


resulta inaplicable en nuestra provincia, y si lo fuera, su
constitucionalidad podrá ser cuestionada razonablemente,
argumentando que la regulación de los privilegios es una materia
exclusiva del Congreso de la Nación.
Otro argumento que se esgrime en defensa de esta postura
consiste en sostener que el embargo constituye un acto
meramente procesal que no afecta la naturaleza del crédito para
cuya efectividad se decretara, por lo cual, a quien se haya limitado
a trabar un embargo no se puede otorgar preferencia ni
privilegios de créditos.

b) Tesis que admite prioridad al primer embargante

Los adherentes a esta postura sostienen que el primer


embargante debe ser pagado con anterioridad a los embargantes
ulteriores, incluido el ejecutante.

Dentro de esta línea de pensamiento existen diferentes


variantes:

a) quienes entienden que el embargo es "un privilegio judicial"


que juega en las ejecuciones individuaIes y crea a favor del primer
embargante un privilegio para ser pagado con preferencia a los
acreedores quirografarios o munidos de un privilegio igual 0
inferior que embargan el mismo bien con posterioridad.

b) quienes consideran que el primer embargante goza de una


"preferencia"", aun con relación al propio ejecutante. "Convertida
la cosa afectada en dinero, a raíz de la subasta dispuesta en otro
juicio, el derecho cautelar se transfiere al precio, con el cual no
puede ser pagado el ejecutante si el primer embargante no es
desinteresado".

Los sostenedores de esta postura positiva, dirigen todos sus


esfuerzos a rebatir uno a uno los argumentos en los cuales se basa
la tesis contraria:

Consideran que nuestro código de fondo consagra la prioridad


en el pago a favor del primer embargante, "en el Código Civil
existen preceptos inconexos que sirven de base a la conclusión de
que el primer embargante disfruta de una preferencia, la
prioridad en provecho del primer embargante y en caso de
simultaneidad, la concurrencia a prorrata surge de la combinación
de los artículos 3882, 3889, 3919 a 3922 y 3210 del Código Civil,
es decir resulta de la propia legislación de fondo".

También entienden que en nuestra propia ley de


procedimiento existe una norma que consagra esa preferencia al
pago, "el artículo 594 del Código Procesal Civil y Comercial de
Córdoba al establecer que mientras no esté satisfecho el crédito
del ejecutante no puede destinarse a otro objeto la swna
realizada, a menos que sea para pagar [...J otro acreedor de
preferencia, está aludiendo no sólo a los privilegios en sentido
técnico, sino también a la preferencia sustentada en otros
principios como es el caso del primer embargante".

En el mismo sentido la doctora Zavala de González sostiene


que: "en el Código Procesal Civil y Comercial no se cuenta con una
norma expresa 0 directa como el artículo 218 del Código Procesal
Civil y Comercial de la Nación, no obstante, la misma solución
surge de lo previsto por el artículo 911 del Código Procesal Civil y
Comercial de Córdoba en cuya virtud la posibilidad de reintegro
del ejecutante tiene como limitaci6n, además de las costas de la
ejecución, lo necesario para el pago de otro acreedor de
preferencia y entre estos acreedores se ubica al primer
embargante. Si bien el embargo no impide que otro acreedor,
realice la subasta, esta no puede lesionar el derecho del primer
embargante, que se transfiere al precio obtenido, en virtud del
principio subrogatorio".

Por otra parte, aplican el principio prior tempore potior iure,


sosteniendo que "el primer embargante tiene prioridad o
preferencia para el pago de su crédito sobre el embargante
posterior. Esta preferencia genera -a favor de quien la obtuvo- el
derecho a ser pagado con antelación a aquellos acreedores que
obtuvieron una medida similar con posterioridad por aplicaci6n
primero en el tiempo, mejor en el derecho".

Finalmente afirman que, "estando los bienes sometidos a la


jurisdicción del juez que los embargo, en cuanto sean necesarios
para satisfacer la deuda que origino esa medida, no pueden al
mismo tiempo estar a merced de otros jueces y ser destinados a
la extinción de otras obligaciones".

EI Tribunal Superior de Justicia de la Provincia de Córdoba


analizó el tema: si se trata de un privilegio o de una preferencia, y
concluyó reafirmando la prioridad de cobro que le asiste al primer
embargante de un bien por sobre quien puede estar ejecutando
el mismo eventualmente. Así el alto cuerpo establece que "a) la
calidad de primer embargante preserva para el acreedor toda la
aptitud solvente del bien embargado, sin que dicha aptitud pueda
ser cercenada por los embargos posteriores que deben respetar
los legítimos derechos constituidos hasta ese momento; b) el
primer embargo crea a favor del embargante una prioridad de
cobro con respecto a los embargos sucesivos; c) tratándose de
embargos que convergen sobre el remate de un bien subastado
al deudor en un juicio distinto al que protagonizan los
contendientes, la anotación de dicha medida en el expediente le
otorga carácter de instrumento público y la fecha de anotación
de los embargos establecen el orden de priori dad; d) el mérito de
las diligencias de los acreedores quirografarios cuyos créditos
convergen sobre el patrimonio de un mismo deudor, debe
realizarse sobre parámetros objetivos, como el que ofrece la
circunstancia de haber embargado en primer término, y no en
función del tiempo que han utilizado para lograr el
reconocimiento y ejecución de su pretensión, todo ello siempre
y cuando el primer embargante articule en tiempo propio las
prerrogativas que Ie concede la ley procesal para hacer valer y
mantener viva su calidad de tal; e) aunque los créditos
quirografarios en su carácter de tales, carecen de privilegio
reconocido en la ley de fondo, ello no obsta a que ante la
convergencia de el los sobre un mismo patrimonio, puedan
establecerse reglas de prelacioti en el cobro, fundadas en la
mayor o menor diligencia puesta por los acreedores en orden a la
satisfaci6n de sus créditos".

5. ASPECTOS FORMALES y SUSTANCIALES

EI tema tratado es de mucha importancia para quien esta


enjuicio y pretende preservar sus derechos.

EI Código Procesal Civil de la Nación ha consagrado un sistema


de cobro del crédito cuando los bienes se encuentran
indisponibles por varios embargos, disponiendo que el primer
embargante tendrá derecho a cobrar íntegramente su crédito,
intereses y costas, salvo en los casos de concurso y privilegios
especiales (arts. 3875, 3878, 3883,
3884,3886,3887,3891,3852,3853,3924,3927,3928,3930 al 3934
CC).

La preferencia otorgada por el embargo (que según la doctrina


generalizada no podría fundarse en reglas de derecho sustantivo
sino en la eficacia de las reglas procesales que atribuyen a la
decisión judicial prohibitiva de la disposición de los bienes) se
proyecta sobre el plano temporal -relegando la relevancia de la
fecha de los créditos de los juicios o de las peticiones en beneficio
del orden temporal de la traba de los embargos, situación
claramente reglada en el artículo 218 del Código Procesal Civil y
Comercial de la Nación.

La prioridad del primer embargante es solamente una


preferencia temporal en el cobro, de manera que no se crea un
privilegio de los normados por los artículos 3875 y 3876 del
Código Civil. La expectativa de percepción del crédito por parte de
los acreedores posteriores no se encuentra incierta, sino que solo
está latente a las resultas de la preferencia, respondiendo de esta
manera al artículos 218 del Código Procesal Civil y Comercial de la
Nación.

6. CONCLUSIÓN

Consideramos que para dejar definitivamente resuelto el tema


analizado precedentemente, nuestro Código de Procedimientos
Civil y Comercial de Córdoba debería receptar en su texto una
disposición similar a la del artículo 218 del Código Procesal Civil y
Comercial de la Nación, que consagre que la prioridad del primer
embargante es solamente una preferencia temporal en el cobro,
y no un privilegio de los que regula el Código Civil en los artículos
3875 y 3876. En tal sentido por lo expuesto en los párrafos
precedentes, consideramos la necesidad que la regia bajo estudio
sea receptada expresamente por el ordenamiento adjetivo
provincial. Lo que pretendemos es la consagración legislativa del
principio examinado.

NOTAS:

1 Los privilegios es un tema propio del derecho de las


obligaciones, ya que estos constituyen "calidades de ciertos
créditos", y más puntualmente su estudio corresponde a la
específica materia de las ejecuciones colectivas (concursos).

2 TARABORRELLI, Jose Nicolás, Cierre registral y medidas


cautelares, La Ley, Buenos Aires, 2001, p. 46.
3 LOPEZ DE ZAVALlA, Fernando J., Curso introductorio al
derecho registral, Zavalía, Buenos Aires, 1983, pp. 374 y 375.

5 MOLINARIO, Alberto D., Los privilegios en el derecho civil


argentino, Librería Jurídica, Buenos Aires, 1941, p. 23.

6 Foro de Cordoba, Nº 50, ps. 134 y ss. Cam. 2º Civ. Com.


Córdoba, in re "Tercena de mejor derecho de Juan Mucic en autos
'Bertello, Claudio c/ Eva Laurentina Becker y otro - P.V.E."', A.I. N°
333, del 04/08198 (del voto en disidencia de la Dra. Victoria Maria
Tagle).

7 Foro de Cordoba, Nº 50, p. 129. Juzg. 1- Inst. y 22º Nom. Civ.


Com. Córdoba, in re "Tercena de mejor derecho de Juan Mujic en
autos 'Bertello, Claudio c/ Eva Laucentina Becker y otro - P.V.E.'",
A.I. N" 721, del 14/1111997. En el mismo sentido, Carlos
GUEVARA señala que "al no existir en nuestra legislacioón
procesal una norma de contenido similar al art. 218 del CPCN, no
podemos sostener que exista tal preferencia" ("¿Derecho de
preferencia del primer embargante?", Foro de Córdoba, N° 38, p.
101).

8 GUEVARA, Carlos E., "¿Derecho de preferencia del primer


embargante?", op. cit., p. 101.

9 PODE'M'l, Ramiro - Busso, Eduardo, Código Civil anotado, t.


III, Compañía Argentina de Editores, Buenos Aires, 1949; PALACIO,
Lino, Derecho procesal civil, t. III, Abeledo-Perrot, Buenos Aires,
1991, p. 315; MARTÍNEz BoTOs, R., Medidas cautelares,
Universidad, Buenos Aires, 1990, p. 237.

10 FERNANDEZ, Raymundo L., Tratado teórico práctico de la


hipoteca, prenda y demás privilegios, t. II, Luis Rubino Editor,
Buenos Aires, 1941, Nº 1459, p.405.

11 LLAMBIAS Jorge J., Tratado de derecho civil. Obligaciones,


3ª ed., Abeledo- Perrot, Buenos Aires, 197811980; PlZARRO,
Ramón D. – VALLESPlNO, Carlos G., lnstituciones de derecho
privado. Obligaciones, t. 2, Hammurabi, Buenos Aires, 1999, p.
374.

12 ZAVALA DE GONZALEZ, Matilde, Doctrina judicial. Solución


de casos, AlveroniEdiciones, Córdoba, 1998, p. 303.
13 AYARRAGARAY, Carlos, "Prioridad en favor del primer
embargante con crédito quirografario", JA, 1942-III-67 y 55.,
Sección Doctrina.

14 Cam. S8 Civ. Com. Córdoba, in re "Tercena de mejor derecho


del fisco de la provincia en autos 'Municipalidad de Villa Allende
c/Sanchez, Maria Agustina - apremio' ", A.1. Nº 211, del
04108199.

15 ZAVALA DE GONZALEZ, Matilde, op. cit.

16 Cfr. fallo citado. PRlORIDAD DEL PRIMER EMBARGANTE


67

17 Foro de Córdoba, Nº 38, p. 101. Cam. 5° Civ. Com. Córdoba,


in re "Tercerfa de mejor derecho del Banco de la Provincia de
C6rdoba en autos ASIFIN S.A.C.I.F cJ Marcos Daniel Ruchtein -
ejecutivo", Sent. N° 76, del 27/06196, Semanario Jurídico, N"
1116, t. 75, p. 557.

18 "Malvicino S. A. c/ Jose Antonio Alonso - ejecutivo - recurso


de casación" (M 22102).

68 SONIA CABRAL-GERAROO CALVIMONTE

19 Publicado en LLCba" 2003-1385.

PRIORIDAD DEL-PRIMER EMBARGANTE 69

BIBLIOGRAFIA

ALTERINI, Atilio Aníbal – AMEAL, Oscar Jose – LOPEZ CABANA


Roberto, Curso de obligaciones, t. I, Abeledo-Perrot, Buenos Aires,
1990.

AYARRAGARACYar,los, "Prioridad en favor del primer


embargante con crédito quirografiario", JA, 1942-III, Sección
Doctrina.

FERNANDEZ Raymundo L., Tratado teórico práctico de la


hipoteca, prenda y demás privilegios, t. II, Luis Rubino Editor,
Buenos Aires, 1941.

GUEVARA Carlos, "¿Derecho de preferencia del primer


embargante?", Foro de Cordoba, Nº 38.
LOPEZ DE ZAVALA Fernando J., Curso introductorio al derecho
registral, Zavalía, Buenos Aires, 1983.

LLAMBIAS, Jorge J., Tratado de derecho civil. Obligaciones. 3a


ed., Abeledo-Perrot, Buenos Aires, 197811980.

MARTINEZ BOTOS Raul, Medidas cautelares, Universidad,


Buenos Aires, 1990.

MOLINARIO, Alberto D., Los privilegios en el derecho civil


argentino, Libreta Jurídica, Buenos Aires, 1941. (Cabral y
Calvimonte, 2004, p. X o link de recupero).

Así también lo prevé el artículo 218 del Anteproyecto de Código Procesal Civil y
Comercial de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, de los Dres. Augusto Mario
Morello, Isidoro Eisner, Roland Arazi y Mario E. Kamlnker. Dicha norma
establece:

Prioridad del primer embargante. El acreedor que ha obtenido el


embargo de bienes de su deudor, no afectados a créditos
privilegiados, tendrá derecho a cobrar íntegramente su crédito,
intereses y costas, con preferencia a otros acreedores, salvo en el
caso de concurso. Los embargos posteriores afectaran
únicamente el sobrante que quedare después de pagados los
créditos que hayan obtenido embargos anteriores.13

La intervención judicial

Se entiende por intervención judicial:

…la medida cautelar por la que una persona designada por el


tribunal, en calidad de auxiliar externo, interfiere en la actividad
de una persona física o jurídica, para asegurar la ejecución forzada

13
Art. 218, CPCC. (1981). [Texto actualizado de la Ley N.° 17.454]. Honorable Congreso de la
Nación Argentina. Recuperado de: http://goo.gl/s7NPOK
o para impedir que se produzcan alteraciones perjudiciales en el
estado de los bienes.

Dentro de las primeras mencionadas finalidades


(aseguramiento de la ejecución forzada) se encuentra ubicada la
especie más simple de la intervención judicial, que es aquella que
se dispone con el único objeto de que el interventor haga efectivo
un embargo ya decretado (interventor recaudador).

En lo concerniente a la segunda de las finalidades enunciadas


(mantenimiento de la situación de hecho), corresponde distinguir
dos especies de intervención según que el interventor designado
deba limitarse a fiscalizar o controlar la administración de una
sociedad o asociación (interventor fiscalizador) o bien deba
desplazar al administrador de la correspondiente entidad,
asumiendo facultades de dirección y de gobierno en sustitución
provisional de aquél. En este último supuesto la intervención
recibe el nombre de intervención judicial. (Palacio y Alvarado
Velloso, p. 253).

En la vida judicial este instituto carece de autonomía, ya que se lo prevé como


complementario de otros (por ejemplo, del embargo).

Clases de intervención

Intervención judicial es la denominación genérica, pero dentro de ella se


distinguen algunas especies según las condiciones de procedencia o del objeto
de la medida y la índole y extensión de las atribuciones de estos encargados
judiciales.

Las leyes rituales distinguen dos modalidades, tal como lo puntualizáramos


precedentemente: el interventor recaudador y el interventor veedor o
informante. Ambas son de interpretación restrictiva, ya que solo se ordenan a
falta de otra medida más eficaz.

El interventor recaudador es un delegado embargante que se designa cuando la


traba del embargo no es suficiente para lograr su finalidad, lo que impone la
necesidad de un ejecutor de la medida que opere en la caja del establecimiento
para recolectar el producido necesario para cubrir el monto del embargo.

Esta clase de intervención tiene por finalidad hacer efectivo el cumplimiento de


un embargo ya decretado, motivo por el cual se trata de una medida no
sucedánea sino complementaria de aquel.
La norma del 223 del CPCC, aplicable al embargo trabado sobre ingresos que se
perciben en forma sucesiva (arrendamientos, honorarios profesionales,
entradas a espectáculos públicos, etc.), y debe descartarse cuando el embargo,
por la naturaleza de los bienes, puede efectivizarse mediante la inscripción en
los registros, secuestros, faculta al juez frente a la circunstancias del caso, se halla
facultado para fijar cualquier porcentaje sobre las entradas brutas siempre que
no supere el 50 % de ellas. Para Palacio se trata de un límite razonable, por
cuanto el exceso puede afectar el capital y gastos de explotación que deben
preservarse para asegurar, precisamente, la generación de ingresos.14

Luego de aceptado el cargo, el interventor es puesto en funciones por el oficial


de justicia, y para ello puede hacer uso de la fuerza pública.

En caso de que se lleve a cabo mediante oficio dirigido a otro tribunal,


corresponde al oficiante decidir acerca de la posibilidad de ampliación de
funciones del interventor.

El interventor informante persigue con su función el ejercicio de vigilancia sobre


la gestión administrativa de una persona física o jurídica, o sobre bienes
litigiosos, o sobre el estado de estos. En la primera de las hipótesis carece de
facultades para inmiscuirse en la administración, pues su misión no es la de
analizar si las operaciones son correctas, sino solo ver e informar objetivamente.

El art. 115 de la Ley de Sociedades Comerciales denomina veedor al interventor


informante, cuya misión consiste en realizar controles permanentes y amplios de
la administración social, pero sin obstaculizar el normal desenvolvimiento de la
empresa15. Es una tarea de auditoría que lo autoriza a participar de las reuniones
del órgano de administración e incluso a inspeccionar cualquier tarea.

En general, se podría afirmar que la figura del veedor es el recurso utilizado


cuando la gravedad de la situación no justifica el desplazamiento del órgano de
administración, para asegurar a los socios el derecho a la información.

Procedencia de la intervención judicial

La ley establece que el criterio ha de ser restrictivo, lo que implica que incumbe
al juez extremar las exigencias probatorias relativas a la verosimilitud del

14
A diferencia de la mayoría de los códigos de procedimiento, que establecen un máximo de
afectación del cincuenta por ciento (50 %) de las entradas brutas, el CPCC lo fija en el veinte por
ciento (20 %).

15
Ley N.° 19.550. (1984). Ley de Sociedades Comerciales. P. E. N. Recuperado de:
http://goo.gl/lOU6O0
derecho invocado por el peticionante. Por ello, ante la duda, debe desestimarse.
Solo se ordena si existe el peligro, es decir, cuando resulta imprescindible o
cuando las tentativas de aseguramiento del derecho por otras vías resultan
infructuosas.

La designación del interventor debe recaer en persona idónea por sus calidades
físicas, mentales, experiencia y responsabilidad. Por ello, debe contar con los
conocimientos necesarios para cumplir su cometido, atendiendo a la índole de
los bienes o actividades de que se trate.

La designación debe realizarse, en lo posible, por sorteo. Por tanto, debe


recurrirse a la lista de peritos inscriptos.

La misión a cumplir y el plazo de duración de la intervención deben estar


determinados expresamente, siempre ateniéndose a las particularidades de
cada caso y dependiendo del tipo de intervención de que se trate.

Si la intervención es prolongada, el tribunal puede ir fijando progresivamente el


tipo de gestiones que cree convenientes para poder dirimir la causa y el
verdadero estado de la sociedad o bienes objeto de la medida.

El plazo de duración debe ajustarse al caso concreto y puede concluir antes si se


cumplen los objetivos propuestos de manera anticipada, o prorrogarse con
debida fundamentación y en tanto subsistan las circunstancias que
determinaron la intervención.

Deberes y remoción

Dispone el artículo 226 del CPCC que:

El interventor debe:

1) Desempeñar personalmente el cargo con arreglo a las


directivas que le imparta el juez.

2) Presentar los informes periódicos que disponga el juzgado y


UNO (1) final, al concluir su cometido.

3) Evitar la adopción de medidas que no sean estrictamente


necesarias para el cumplimiento de su función o que
comprometan su imparcialidad respecto de las partes interesadas
o puedan producirles daño o menoscabo. El interventor que no
cumpliere eficazmente su cometido podrá ser removido de oficio;
si mediare pedido de parte, se dará traslado a las demás y al
interventor.16

El desempeño personal del cargo a que alude la norma es compatible con la


colaboración que puede prestar al interventor el personal auxiliar que designe,
siempre que haya mediado al respecto la autorización previa del juzgado. El
incumplimiento de los deberes que impone la norma puede determinar su
remoción, y su gravedad incide, según veremos seguidamente, en el derecho a
la percepción de honorarios o en la fijación de su monto.

Honorarios

Con respecto a los honorarios del interventor, el art. 227 del CPCC dispone:

El interventor sólo percibirá los honorarios a que tuviere derecho,


una vez aprobado judicialmente el informe final de su gestión. Si
su actuación debiera prolongarse durante un plazo que a criterio
del juez justificara el pago de anticipos, previo traslado a las
partes, se fijarán éstos en adecuada proporción al eventual
importe total de sus honorarios.

Para la regulación del honorario definitivo se atenderá a la


naturaleza y modalidades de la intervención, al monto de las
utilidades realizadas, a la importancia y eficacia de la gestión, a la
responsabilidad en ella comprometida, al lapso de la actuación y
a las demás circunstancias del caso.

Carece de derecho a cobrar honorarios el interventor


removido del cargo por ejercicio abusivo; si la remoción se
debiere a negligencia, aquel derecho a honorarios o la proporción
que corresponda será determinado por el juez.

El pacto de honorarios celebrado por el interventor será nulo e


importará ejercicio abusivo del cargo.17

16
CPCC. (1981). [Texto actualizado de la Ley N.° 17.454]. Honorable Congreso de la Nación
Argentina. Recuperado de: http://goo.gl/s7NPOK
17
CPCC. (1981). [Texto actualizado de la Ley N.° 17.454]. Honorable Congreso de la Nación
Argentina. Recuperado de: http://goo.gl/s7NPOK
La ley determina que la regulación y percepción de honorarios del interventor
debe tener lugar una vez aprobado el informe final de su gestión. También se
autoriza al interventor a percibir honorarios a título de anticipos provisionales.

A los fines regulatorios, corresponde distinguir según se trate de interventor


recaudador o de interventor informante. En el primer caso, se deberá computar
el monto de las sumas recaudadas; en el segundo, la importancia de los bienes o
de las operaciones controladas; pero no cabe la aplicación de un criterio
matemático que se desentienda de las restantes circunstancias contempladas en
el art. 227 del CPCC.

Carece del derecho a percibir honorarios el interventor que fue removido de su


cargo por ejercicio abusivo de este. También es correcto el distingo que formula
la norma sobre la base de que la remoción haya obedecido a uso abusivo del
cargo o negligencia.

La inhibición general de bienes

Es la medida procesal que dicta el juez, generalmente, en ausencia o insuficiencia


de bienes del deudor, o, en el caso de que el acreedor no los conozca, que le
impedirá disponer de los que tuviese a su nombre, sean los anteriores a la
medida, o de aquellos que ingresaren posteriormente a su patrimonio.

Es una medida de excepción a falta de la posibilidad de trabar un embargo o de


disponerse de las otras medidas encaminadas a asegurar la ejecución forzosa,
subsidiaria del embargo, residual, genérica y temporaria.

La inhibición constituye una medida cautelar que se traduce en la interdicción


de vender o gravar cualquier bien inmueble de que el deudor pueda ser
propietario en el momento de anotarse la medida, o que adquiera en lo sucesivo,
pues los escribanos no pueden , sin orden judicial, otorgar escrituras traslativas
de dominio o de constitución de derechos reales cuando surge, del certificado
expedido por el Registro de la Propiedad, que existe anotada una inhibición
respecto del titular del dominio. La inhibición no impide el ingreso de bienes. Lo
que afecta es solamente la legitimación para disponer del inhibido sobre los
bienes o cosas de que se trate.

Puede coexistir con el embargo solamente en caso de insuficiencia de este. La


contracautela es la misma que para el embargo.
En los concursos y quiebras, el juez debe disponer inicialmente esta medida18.

La doctrina y la jurisprudencia consideran, en general, que esta medida solo


puede referirse a bienes inmuebles. Sin embargo, ante la ausencia de una
específica prohibición legal, no mediaría inconveniente alguno en decretarla
respecto de cualquier bien que se encuentre sometido a un adecuado régimen
de registración y publicidad (por ejemplo: automotores y embarcaciones).

Las inhibiciones deben ser anotadas en los respectivos registros. Si se trata de


inmuebles, en el inmobiliario de cada provincia (en Córdoba, Registro General de
la Provincia, Ley N.° 5.771/74); si se trata de sociedades comerciales, sociedades
por acciones, asociaciones civiles y fundaciones, en la Inspección de Personas
Jurídicas; si se trata de automotores, en el Registro Nacional de la Propiedad del
Automotor (Decreto Ley N.° 6582/58).

Estratégicamente, quien solicita esta medida en un pleito y la obtiene, deberá


tener en cuenta el riesgo que está corriendo al no prevalerse de un embargo,
porque si un acreedor más avisado que él puede afectar con embargo algún bien,
este prevalecerá sobre la inhibición, puesto que no crea preferencia, ni tampoco
interesará a sus resultas que haya otra inhibición posterior.

Inscripción

El artículo 228 del CPCC dispone que:

En todos los casos en que habiendo lugar a embargo éste no


pudiere hacerse efectivo por no conocerse bienes del deudor, o
por no cubrir éstos el importe del crédito reclamado, podrá
solicitarse contra aquél la inhibición general de vender o gravar
sus bienes, la que se deberá dejar sin efecto siempre que
presentase a embargo bienes suficientes o diere caución
bastante.

El que solicitare la inhibición deberá expresar el nombre,


apellido y domicilio del deudor, así como todo otro dato que
pueda individualizar al inhibido, sin perjuicio de los demás
requisitos que impongan las leyes.

La inhibición sólo surtirá efecto desde la fecha de su anotación


salvo para los casos en que el dominio se hubiere transmitido con

18
Art. 88, inc. 2 y siguientes, Ley N.° 24.522. (1995). Concursos y Quiebras. Honorable Congreso
de la Nación Argentina.
anterioridad, de acuerdo con lo dispuesto en la legislación
general.
No concederá preferencia sobre las anotadas con
posterioridad.19

Las formalidades para inscribir la inhibición en los registros inmobiliarios están


dados por el art. 32 de la Ley 17.801:

El registro de las inhibiciones o interdicciones de las personas


físicas se practicara siempre que en el oficio que las ordene se
expresen los datos que el respectivo Código de Procedimientos
señale, el número de Documento Nacional de Identidad, y toda
otra referencia que tienda a evitar la posibilidad de homónimos.

Cuando se consigne el número de D.N.I. a que se ha hecho


referencia, serán anotadas provisionalmente según el sistema
establecido en el art. 9, salvo que por resolución judicial se declare
que se han realizado los trámites de información ante los
organismos correspondientes, sin haberse podido obtener el
número de documento identificatorio.20

Efectos

A diferencia del embargo, la inhibición no afecta ni individualiza ningún bien


determinado, y su único efecto consiste en impedir que el deudor, para obtener
el levantamiento de la medida, pague, denuncie bienes a embargo o caucione la
deuda. Por supuesto, es muy difícil que un interesado, conociendo la medida, se
anime a concretar el acto (venta, hipoteca, etc.).

Al no existir un registro nacional específico, los efectos de la inhibición, en cuanto


a los inmuebles, se circunscriben al territorio al que corresponde la sede del
registro respectivo, lo que atenta seriamente contra la efectividad de la medida.
19
CPCC. (1981). [Texto actualizado de la Ley N.° 17.454]. Honorable Congreso de la Nación
Argentina. Recuperado de: http://goo.gl/s7NPOK
20
Art. 32, Ley N.° 17.801. (1968). Registro de la propiedad inmueble. P. E. N. Recuperado de:
http://goo.gl/6ubVTb La cuestión también está contemplada en la ley provincial cordobesa N.
°5771, art. 43. Véase: http://goo.gl/mS81pc
Por el contrario, en cuanto a los automotores, como el R.N.P.A. es nacional, se
ampliarán a todo el territorio de la república.

Como se expresó anteriormente, no otorga preferencia respecto a inhibiciones


posteriores ni tampoco respecto a embargos o a cualquier otra medida cautelar
posterior.

Como todo acto registrable, surte efectos desde la inscripción, pero si en el


ínterin de gestionarse la anotación un tercero ha conocido de ella por otra vía,
ese conocimiento también tiene los mismos efectos.

Cancelación de la medida

Para cancelar o levantar la inhibición, el inhibido tiene dos alternativas:

1. cumplir con la obligación que se le reclama;

2. presentar bienes suficientes para el embargo u ofrecer otra caución.

La medida caduca de pleno derecho a los cinco años21.

Como toda medida accesoria, podrá pedirse su levantamiento en cualquier


momento luego de la cesación de las circunstancias que la determinaron, para lo
cual, en principio, habrá que correr vista a quien la obtuvo, salvo en el supuesto
de que constare fehacientemente en ella causa que ha desaparecido el interés
del acreedor. La competencia para resolver sobre el levantamiento es, en
principio, del juez que ordenó la traba, salvo en el caso de que el bien haya sido
subastado, en el que resulta del juez que ordenó la subasta.

La anotación de litis

Como la posibilidad de recurrir al embargo resultaba retaceada por la mayor


parte de los códigos procesales, pues se requería que aquel fuera ejecutivo o
que, para acceder al preventivo, se dieran ciertas condiciones, generalmente, de
muy estricto cumplimiento, la práctica demostraba la existencia de ciertos
supuestos en que denegar esa cautelar al actor significaba despojarlo de toda
posibilidad de ejecutar cuando obtuviera sentencia y esta quedara firme, pues
entonces lo que pasaba era que el bien había desaparecido por disposición del
deudor o porque otro acreedor, muñido de los títulos que exigía la ley procesal,

21
Art. 37, inc. “b”, y art. 2, inc. “b”, Ley N.° 17.801. (1968). Registro de la propiedad inmueble. P.
E. N.
había procedido al embargo y a su ejecución. Tal circunstancia se daba en los
juicios por escrituración y en las reivindicaciones.

Esa necesidad llevó a la creación de un nuevo instituto, conocido como anotación


de litis (o anotación de litis pendencia, o anotación de existencia de litis), que,
según dice la doctrina es la medida cautelar que tiene por objeto asegurar la
publicidad de los procesos relativos a bienes inmuebles o muebles registrables,
frente a la eventualidad de que las sentencias que en ellos recaigan hayan de ser
opuestas a terceros adquirentes del bien litigioso a cuyo favor se constituya un
derecho real sobre él.

Posteriormente, la anotación de litis fue siendo receptada en los códigos más


modernos, tal como sucedió en el actual CPCC, cuyo art. 229 la admitió con total
claridad22, artículo que fue repetido en el art. 482 del vigente CPCC de Córdoba23.

La anotación de litis es la medida cautelar que tiene por objeto


asegurar la publicidad de los procesos relativos a bienes
inmuebles, para el supuesto de que las sentencias que en ellos se
dicten hayan de ser opuestas a terceros adquirentes del bien
litigioso o a cuyo favor se constituya un derecho real sobre éste.
(Palacio, 2010, p. 659).

Características de la anotación de litis

Al introducirse la figura de la anotación de litis en nuestro país, muchos creyeron


que se trataba de una medida más atenuada y de menos rigor que el embargo,
pero lo cierto es que no ha sido así.

Si se piensa que difícilmente un tercero de buena fe querrá contratar sobre un


bien respecto del cual existe un pleito pendiente, se comprende que la medida
puede ocasionar graves daños al demandado.

Son características de la anotación de litis:

 no impide la libre disposición del bien litigioso;

 solamente configura un modo de dar a conocer la existencia de un juicio


que atañe a una cosa o a un derecho;

22
CPCC. (1981). [Texto actualizado de la Ley N.° 17.454]. Honorable Congreso de la Nación
Argentina. Recuperado de: http://goo.gl/s7NPOK
23
Ley N.° 8.465. Gobierno de la Provincia de Córdoba. Recuperado de: http://goo.gl/dCC3u2
 busca evitar que el adquirente se ampare en la buena fe.

Los efectos son exactamente los mismos que en el embargo, “…y de llegar a
probar esto, caeremos obligadamente en que se trata del mismo instituto con
diferente nombre” (Olcese,p. 107). Esto se desprende de la doctrina de
prestigiosos autores procesalistas y civilistas.

Palacio nos dice que a diferencia de lo que ocurre con el embargo preventivo,
esta medida “no impide la libre disposición del bien litigioso, que [por ende]
puede ser gravado y enajenado por el demandado”. Pero en tanto la anotación
de litis configura un modo de dar a conocer la existencia de un juicio sobre aquel,
descarta la posibilidad de que quien adquiere u obtiene la constitución de un
derecho real sobre el bien litigioso se ampare válidamente en la presunción de
buena fe que surge del art. 1919 del Código Civil y Comercial.

Llambías (1977), por su parte, dice que este remedio llena una función de
publicidad del litigio para que el pretensor pueda oponer el derecho alegado a
los terceros que adquiriesen derechos sobre inmuebles, quienes deberán
soportar los efectos de la sentencia que se dicte en juicio, sin poder aducir la
ignorancia a este respecto; y de seguido, afirma que no importa embargo o
inhibición, ni impide la libre disposición del bien, subrayando que el único efecto
es le publicidad del litigio.

Esto nos lleva a una pregunta obligada. Si el embargo no impide la disposición


del bien, ya sea para enajenarlo o gravarlo con un derecho real, sino que
solamente tiene por efecto hacer responder a su actual propietario tal como si
el dominio estuviera en cabeza del transmitente, entonces: ¿cuál es la diferencia
entre el embargo y la anotación de litis?

Trataremos de disipar tal inquietud en el resto del desarrollo de esta medida.

Casos en que procede la anotación de litis

Antes que la anotación de litis fuera admitida como medida cautelar autónoma,
se discutía su procedencia de cierto tipo de litigios, pues, como se ha visto, si
nacía de una norma de la referida Ley de Organización de los Tribunales de la
Capital, la letra de la ley daba pie para interpretarla en el sentido de que se
refería exclusivamente a los derechos reales.

Pero autorizada doctrina sostuvo lo contrario, haciéndola extensiva a las


acciones personales si lo que se discute, en el fondo, es el derecho de propiedad,
como ocurre en las acciones de simulación, revocatoria, etcétera.
Hoy esa duda no existe, pues las normas son muy claras en el sentido de que
“procederá la anotación de litis cuando se dedujere una pretensión que pudiere
tener como consecuencia la modificación de una inscripción en el registro
correspondiente y el derecho fuere verosímil”24.

Dice Llambías (1977) que “no es indispensable que sean acciones reales, puede
tratarse de acciones personales, si lo que se discute en el fondo es el derecho de
propiedad como ocurre en las acciones por simulación, revocatoria, de nulidad”
(p. 477).

La prohibición de innovar

Es la providencia cautelar que tiende a impedir que se modifique una situación


de hecho o de derecho existente en un momento determinado, a los fines de
mantener la igualdad de partes con intereses contrapuestos. “Procura el
mantenimiento del statu quo, de un estado de cosas, de hecho y de derecho, y
la seguridad de los bienes implicados en la litis, mientras esta se sustancia y
decide…”.

Desde el derecho romano rige el postulado de que nada debe innovarse si está
pendiente de pleito. Siguiendo a aquel, el demandado no podía enajenar la cosa
litigiosa, destruirla o deteriorarla, porque debía ser entregada al vencedor en el
estado en que se encontraba en el momento de comenzar la litis.

El juez, al pronunciar la sentencia, debe colocarse al día de la interposición de la


demanda, como si hubiera sido pronunciada en ese momento, retrotrayendo sus
efectos a la iniciación del juicio.

Es una facultad deber que deriva de la misma función jurisdiccional y una


exteriorización genérica del estado de litispendencia, por lo que la existencia de
un juicio resulta requisito indispensable.

En definitiva, el fin que se persigue es el cambio de la relación originaria, y debe


señalarse que su aplicación es subsidiaria, restrictiva y de carácter excepcional.

Características de la prohibición de innovar

Tiene fundamento en el principio de garantía de defensa en juicio y de igualdad


en el proceso. Para que esta no desaparezca, es necesario que ninguna de ellas
altere o modifique en ninguna forma la situación de hecho o de derecho

24
Art 229, CPCC (Ley N.° 17.454/81, Honorable Congreso de la Nación Argentina), y art. 482 del
CPCC de Córdoba (Ley N.° 8465/, Gob. de la Prov. de Cba.)
preexistente de modo tal que pueda influir en la sentencia a dictarse, en el
principio de moralidad, o en la buena fe con la cual deben proceder los litigantes,
pues:

…sería contrario a un mínimo de buena fe procesal que mientras


por un lado se busca que los jueces resuelvan el litigio,
reconociendo o declarando las cuestiones controvertidas, por
otro se modifique el status jurídico o de hecho de los bienes
discutidos, procurando obtener una ventaja de esta actitud, en el
interés de asegurar eficacia plena a las decisiones jurisdiccionales.
(Venica, p. 453).

Es una medida genérica, ya que no está dirigida previamente hacia un objeto


determinado, como el embargo, ni aun a personas, sino que persigue impedir
que se alteren situaciones de hecho y de derecho que a la postre pudieran tornar
ilusoria la sentencia.

Atendiendo a la finalidad, se la califica como negativa, pues no anticipa la


ejecución de un acto, sino que lo detiene.

Es también de interpretación restrictiva y de carácter subsidiario; por lo tanto,


debe desestimarse cuando existen otras medidas a través de las cuales es posible
obtener el mismo resultado perseguido.

Ámbito de aplicación

Puede disponerse en toda clase de juicios, con contenido económico y sin él, de
conocimiento o de ejecución, ya sea que versen sobre pretensiones reales o
personales, o se refieran a situaciones de hecho o de derecho.

Sin embargo, cabe excluirla en los procesos voluntarios y, como pauta, también
en los concursales. En los primeros, porque la medida de no innovar solo puede
extenderse a cosas o derechos sobre los cuales se litiga o se ha de litigar, por lo
que no cabe extenderla a cosas o bienes ajenos al pleito. En los segundos, porque
la medida de no innovar tiene como fundamento el amparo de una situación de
hecho o de derecho cuya alteración puede impedir el éxito de un futura
ejecución forzada, protegiendo de tal manera el ejercicio de la vía individual; y la
circunstancia de encontrarse en quiebra depara a todos los acreedores la pérdida
de la facultad de ejecutar por sí, debiendo someterse todos a la ejecución
colectiva que tutela todos los sujetos que revisten la calidad de acreedores.
En relación a la contracautela, algunos opinan que debe exigirse siempre; otros,
que no es requisito ineludible, pero el tribunal puede requerirla cuando lo estime
necesario; finalmente, otros la estiman innecesaria porque el texto legal es claro
al afirmar “bajo la responsabilidad del acreedor” y, por lo tanto, no corresponde
imponer dicha exigencia.

Oportunidad. Requisitos

La medida bajo análisis puede pedirse juntamente con la demanda o después,


pero no antes.

Quizás como consecuencia de que el art. 230, incs. 1° y 2°, del CPCC menciona
expresamente los requisitos de verosimilitud del derecho y peligro en la demora,
suelen ser analizados específicamente, pero en realidad no ofrecen diferencia
alguna con respecto a su caracterización como comunes a todas las medidas
cautelares.

Por lo tanto, el único requisito propio es el del inc. 3°: que el fin perseguido con
la cautelar no pueda obtenerse con otra medida. Ergo, procede en aquellos
supuestos en los que no se adecua ninguna de las otras medidas prescriptas por
la ley.

Efectos

Los efectos se producen a partir del momento de conocimiento por parte de los
destinatarios, ya sea por notificación o registración, que los ponga en guardia
sobre posibles nulidades. Por lo tanto, no resultan alcanzadas las conductas
realizadas entre el momento en que se ordenó la medida y su notificación o
registración, salvo en el caso de conocimiento efectivo.

En cuanto a la posibilidad de hacer valer sus efectos en procesos distintos, la


mayoría considera que es inadmisible si se pretende impedir el inicio de otro
juicio, la ejecución de decisiones dictadas en este o la suspensión de su trámite,
por más vinculados que estén. Sustentan esta postura Colombo, Fassi, Novellino,
entre otros.

Otras voces, entre la que encontramos a Gozaíni, opinan que, por el contrario, si
existe alguna conexidad o complemento, la medida puede disponerse con esa
finalidad. Serían supuestos de excepción en los que el interesado debe
demostrar la verosimilitud del derecho, el peligro en la demora y el perjuicio.
Las medidas cautelares no enumeradas

La medida cautelar no enumerada, también llamada medida cautelar


innominada, es aquella que puede dictar el juez conforme a las necesidades del
caso, cuando no existe en la ley una previsión especifica que satisfaga la
necesidad de aseguramiento.

Constituye una regla importante, ya que la realidad cotidiana presenta


permanentemente nuevas situaciones y cuestiones a solucionar que no se
ajustan en el encuadramiento esquemático de los institutos cautelares típicos.

Su operatividad implica la ordenación de medidas cautelares distintas de las


expresamente previstas en las leyes, pero que pueden resultar aptas o idóneas a
los fines del aseguramiento perseguido.

La medida cautelar constituye una manifestación del criterio amplio en materia


de medidas cautelares, que viene imperando, flexibilizando su catálogo y
requisitos.

La norma del art. 232 del CPCC de la Nación faculta al tribunal a establecer,
discrecionalmente, la forma en que se hará efectiva la protección solicitada
cuando no resulten adecuadas las medidas nominadas.

Según Venica, “…de este modo, no sólo permite adoptar medidas totalmente
diferentes a las reguladas, sino también, extender ellas a casos no previstos
específicamente” (p. 467).

Requisitos

Estas medidas se fundan en que constituye una facultad de los magistrados


judiciales, ínsita en el poder de juzgar, la de prevenir que los fallos vayan a
resultar inútiles.

Los requisitos exigibles son los comunes a toda medida cautelar: verosimilitud
del derecho, peligro en la demora y contracautela.

Su otorgamiento está condicionado a que no pueda utilizarse otra medida


cautelar, que exista temor fundado de perjuicio, y que se trate de medidas de
seguridad que resulten más aptas al objeto del juicios.

Pueden ser adoptadas en toda clase de procesos, sin que sea necesario que se
trate de una pretensión de condena, por lo que es viable aunque sea constitutiva
o meramente declarativa.
Actividad: ¿Conoces la legislación vigente en tu provincia?

Te sugerimos muñirte de la Ley Orgánica del Poder judicial de tu provincia y


ubicar las normas referidas a los oficiales de justicia y a los equipos técnicos
asistentes del Poder Judicial.

Además, te recomendamos ubicar las normas que regulan las medidas cautelares
contenidas en el Código Procesal Civil de tu provincia. Trata de individualizarlas.
¿Están reguladas las cautelares innominadas?
Bibliografía de referencias:
Cabral, S., y Calvimonte, G. (2004). Cuaderno Nº 8 del Departamento de Derecho
Procesal y Practica Profesional de la Universidad Nacional de Córdoba.; Córdoba,
República Argentina: Facultad de Derecho y Ciencias Sociales.

Código Civil y Comercial de la Nación (2014). Ley N.° 26.994. Honorable Congreso de la
Nación. Recuperado de: http://goo.gl/vR6GFc

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Código Procesal Civil y Comercial de la Nación (1981). [Texto actualizado de la Ley N.°
17.454]. Honorable Congreso de la Nación Argentina.

Decreto Ley N.° 1285. (1958). Organización de la Justicia Nacional.

Ley N.° 1.893. (1886). Tribunales de la Capital Federal. Honorable Congreso de la Nación
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Ley N.° 8.435. (1994). Ley Orgánica del Poder Judicial de la provincia de Córdoba.
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Ley N.° 17.801. (1968). Registro de la propiedad inmueble. P. E. N.

Ley N.° 19.550. (1984). Ley de Sociedades Comerciales. P. E. N.

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Argentina.

Llambías, J. J. (1977). Tratado de derecho civil. Obligaciones, Tomo I. Buenos Aires:


Abeledo Perrot.

Palacio, L. E. (1967). Derecho Procesal Civil, Tomo II. Buenos Aires: Abeledo Perrot.

Palacio, L. E. (2010). Manual de Derecho Procesal Civil (20.a ed.). Buenos Aires: Abeledo
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Ramírez Gronda, J. (1976). Diccionario Jurídico. Buenos Aires: Claridad.

Reglamento de Justicia

Venica, O. H. Tomo IV.

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