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Familia Sobreprotectora.
La familia Permisiva
La Familia Inestable
La familia Estable
Desligada.
Separada.
Conectada
Aglutinada.
Adaptabilidad familiar
Se define como la habilidad de un sistema marital o familiar para
cambiar su estructura de poder, las relaciones de roles y las reglas de
las relaciones, en respuesta al estrés situacional y propia del
desarrollo, es decir, un balance entre cambio y estabilidad
La Terapia Gestalt es una terapia perteneciente a la Psicología Humanista(o
Tercera Fuerza), la cual se caracteriza por no estar hecha exclusivamente para
tratar enfermedades, sino también para desarrollar el potencial humano.
¿Cómo es la Terapia Gestalt?
La Terapia Gestalt, o terapia Gestáltica, es un tipo de terapia psicológica que se
enmarca en la categoría de la Psicología Humanista en el sentido de que asume la
manera en la que el pensamiento humanista concibe al ser humano, sus metas y
su abanico de necesidades y potencialidades. Además, tal y como su nombre
indica, recoge los principios teóricos de la Psicología y los utiliza para
proponer una forma de psicoterapia.
Los principales responsables del desarrollo de este tipo de psicoterapia son autores
como como Paul Goodman, Isidora Fromm y, especialmente, Fritz Perls y Laura
Perls. Desde la consolidación de la Terapia Gestalt a mediados del siglo XX se ha
trabajado mucho para extender su aplicabilidad más allá de la psicología clínica tal
y como la entendemos clásicamente, y por eso es posible encontrar formas de esta
terapia en intervenciones sobre comunidades, organizaciones o dinámicas de
trabajo concretas.
En definitiva, la Terapia Gestalt ha florecido extendiéndose a una gran cantidad
de ámbitos sociales y humanos para poner en práctica los principios de la
Gestalt en todo tipo de objetivos. Es por eso que, aunque este tipo de terapia se
relacione con la idea de desarrollo personal, no se limita al ámbito de la clásica
consulta psicológica, sino que puede entenderse como una herramienta para
redefinir los estilos de vida en su totalidad.
1. Aquí y ahora
Desde la Terapia Gestalt se asume que los seres humanos percibimos todo lo
que nos ocurre como una experiencia unificada. Esto significa, entre otras
cosas, que nuestra idea de lo que es en futuro y el pasado no son más que
proyecciones de cómo vivimos el presente. En definitiva, trabajando nuestra manera
de pensar el presente estaremos interviniendo sobre nuestras maneras de
plantearnos el futuro por llegar y el modo en el que echamos la vista atrás para
revisar el pasado.
Esta idea, por cierto, cuenta con el respaldo de unas investigaciones que hicieron
famoso al psicólogo Gordon H. Bower.
2. Toma de conciencia
La Terapia Gestalt es imprescindible tomar nota de lo que le ocurre a uno
mismo. Sólo a partir de ese modo se podrán detectar nuevas formas de
formular la experiencia del aquí y el ahora en términos que nos acerquen más
a la autorrealización.
Echar la mirada hacia las propias experiencias y pensamientos nos permite, por un
lado, ser mejores reconociendo nuestro estilo a la hora de experimentar, y por el
otro, tener más poder de decisión a la hora de cambiar nuestra manera de ver las
cosas. En otras palabras, podría decirse que ser honestos con nuestra manera de
experimentar nos permite desarrollar una mejor Inteligencia Emocional.
3. Responsabilidad
Tomar conciencia de los propios actos y estilos de experimentar las cosas
implica también asumir las consecuencias de esas opciones. A partir de la
aceptación de los errores y la hipotetización de los riesgos, se gana autonomía. Esto
abre el abanico de opciones y de concepción de sentidos en los que se puede
actuar, desde una perspectiva existencial.
La irresponsabilidad se considera fruto de una ilusión, una negación del presente y
una negativa a la hora de tomar conciencia. Es por eso que la Terapia Gestalt
enfatiza la necesidad de asumir responsabilidades, no ya para mejorar la
convivencia con los demás, sino para ser más libres y más capaces de dotar de
significado a nuestras vidas.
En definitiva, los terapeutas que se adscriben a la Terapia Gestalt entienden
que sus intervenciones deben centrarse en la autonomía y las potencialidades
de la persona. Una buena manera de experimentar lo que ocurre puede servir para
saber guiarse a uno mismo a través de esa jungla de opciones posibles, de maneras
de concebir la propia existencia.
La terapia Gestalt se enfoca más en los procesos que en los contenidos. Pone
énfasis sobre lo que está sucediendo, se está pensado y sintiendo en el momento,
más que en el pasado. En este sentido, se habla del aquí y ahora, no para dejar de
lado la historia de la persona, sino que esta historia se mira desde el presente, cómo
se viven, afectan, etc.… los hechos pasados a día de hoy. La persona es quien es,
entre otros, por lo que ha vivido.
Desde esta perspectiva, se utiliza la aproximación fenomenológica y el método del
“darse cuenta” (awareness), prestando atención a las percepciones, impactos
emocionales y cómo hacemos con esto, cómo actuamos. El terapeuta devuelve al
paciente justo esto, dejando a un lado los prejuicios y adoptando la postura de “no
saber”, no dando nada por supuesto. Con esto, se pretende que la persona sea
consciente de cómo impacta y es impactada por su entorno, haciendo más
consciente su manera de hacer, así como la vivencia de ello, con lo que podemos
discernir qué son respuestas fijadas del pasado, que a día de hoy ya no tienen
sentido, y descubriendo nuevas maneras de hacer que le sean más útiles,
aprendiendo a adaptarse y ajustarse a cada situación.
La Terapia Gestalt también es heredera de la Teoría de Campo de Kurt Lewin, de
donde extrae que el organismo (en este caso el individuo) es inseparable, indivisible
del entorno, por lo que afecta y es afectado por este. La Gestalt, deja de mirar al
individuo aisladamente para considerarlo un elemento más de la situación, de tal
manera que la persona crea y es creada por la situación, es actor y actuante de ella.
El objetivo de la Terapia Gestalt es ayudar al paciente en su problemática,
haciéndole más consciente de cómo ha llegado hasta el punto en el que se
encuentra y cómo aprender a hacer de otras maneras, devolviéndole la capacidad
de elegir que opción quiere tomar para afrontar la vida, ampliar el campo de
posibilidades y dejar de reducirla a una o unas pocas opciones (adicciones,
depresión, ansiedad, etc.). Gracias a esto, la persona puede conocerse mejor y
recobrar la creatividad perdida.