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GARGANTA CON ARENA

Ya ves, el día no amanece,


Polaco Goyeneche, cantame un tango más.
Ya vez, la noche se hace larga,
tu vida tiene un karma, cantar, siempre cantar.

Tu voz, que al tango lo emociona,


diciendo el punto y coma que nadie le cantó.
Con tu voz, con duendes y fantasmas,
respira con el asma de un viejo bandoneón.

Canta, garganta con arena,


tu voz tiene la pena que Malena no cantó.
Canta, que Juarez te condena
al lastimar tu pena, con su blanco bandoneón.

Canta, la gente está aplaudiendo,


aunque te estes muriendo no conocen tu dolor.
Canta, que Troilo desde el cielo,
debajo de tu almohada, un verso te dejó.

Cantor, de un tango algo insolente,


hiciste que a la gente le duela tu dolor.
Cantor, de un tango equilibrista,
más que cantor artista, con vicios de cantor.

Ya ves, a mí y a Buenos Aires,


nos falta siempre el aire cuando no está tu voz,
a vos, que tanto me enseñaste,
el día que cantaste conmigo una canción.
Apareciste tú de Cacho Castaña incluida en el disco Yo Seré El Amor.

El amor cuando se busca nunca llega


Y aparece cuando menos te los esperas
Cuando muere la ilusión y el corazón esta dormido.
Cuando piensas que el futuro ya pasó
Y las pocas ilusiones quedan muertas
Hoy que todo me da igual otra ilusión golpea mi puerta

Y apareciste tú...
Desvelo de mi noche sin amor adónde estabas??
Y apareciste tú y ya nada fue los mismo para mí con tú llegada
Y apareciste tú cambiando con tú luz y tú mirar todo por nada
Que apareciste tú y en mi ventana, volvió a salir el sol por las mañanas

Nuevamente me hace bien esto de amar


Aunque dure lo que dure que más da
Lo importante es que mi piel vuelva a sentir la fantasía
Puede ser que se me rompa el corazón
Puede ser que sea el verdadero amor
Pude ser que salga bien o salga mal así es la vida

Y apareciste tú...
Desvelo de mi noche sin amor adónde estabas??
Y apareciste tú y ya nada fue los mismo para mí con tú llegada
Ya apareciste tú cambiando con tú luz y tú mirar todo por nada
Que apareciste tú y en mi ventana, volvió a salir el sol por las mañanas.
Naranjo en flor de Cacho Castaña incluida en el disco Yo Seré El Amor.

Era más blanda que el agua


Que el agua blanda
Era más fresca que el río,
Naranjo en flor
Y en esa calle de estío,
Calle perdida,
Dejó un pedazo de vida
Y se marchó.

Primero hay que saber sufrir,


Después amar, después partir
Y al fin andar sin pensamiento.
Perfume de naranjo en flor,
Promesas vanas de un amor
Que se escaparon en el viento.

Después, qué importa del después


Toda mi vida es el ayer
Que me detiene en el pasado
Eterna y vieja juventud
Que me ha dejado acobardado
Como un pájaro sin luz.

Que le habrán hecho mis manos?


Que le habrán hecho,
Para dejarme en el pecho
Tanto dolor?
Dolor de vieja arboleda,
Canción de esquina,
Con un pedazo de vida,
Naranjo en flor.
NOSTALGIA (1936)
Letra: Enrique Cadícamo
Música: Juan Carlos Cobian (Argentina)

Quiero emborrachar mi corazón


para olvidar un loco amor
que más que amor es un sufrir...
Y aqui vengo para eso,
a borrar antiguos besos
en los besos de otras bocas.
Si su amor fue flor de un dia,
por que causa es siempre mia
esta cruel preocupación.
Quiero, por los dos, mi copa alzar
para olvidar mi obstinación,
y más la vuelvo a recordar.

Nostalgias
de escuchar su risa loca
y sentir junto a mi boca
como un fuego su respiración...
Angustias
de sentirme abandonado
y sentir que otro a su lado
pronto, pronto le hablara de amor...
Hermano,
yo no quiero rebajarme
ni pedirle ni rogarle
ni decirle que no puedo más vivir.
Desde mi triste soledad
vere caer las rosas muertas
de mi juventud.

Gime, bandoneón, tu tango gris


quizas a ti te hiera igual
algun amor sentimental...
Llora mi alma de fantoche
sola y triste en esta noche,
noche negra y sin estrellas.
Si las copas traen consuelo,
aqui estoy con mi desvelo
para ahogarlo de una vez.
Quiero emborrachar al corazón
para después poder brindar
por los fracasos del amor.
A MEDIA LUZ

Corrientes 3, 4, 8,
segundo piso, ascensor.
No hay porteros ni vecinos.
Adentro, cocktail y amor.
Pisito que puso Maple:
piano, estera y velador,
un telefón que contesta,
una victrola que llora
viejos tangos de mi flor
y un gato de porcelana
pa' que no maulle al amor.

Y todo a media luz,


que es un brujo el amor,
a media luz los besos,
a media luz los dos.
Y todo a media luz
crepúsculo interior.
¡Qué suave terciopelo
la media luz de amor!

Juncal 12, 24
Telefoneá sin temor.
De tarde, té con masitas;
de noche, tango y cantar.
Los domingos, tés danzantes;
los lunes, desolación,
Hay de todo en la casita:
almohadones y divanes;
come en botica, cocó;
alfombras que no hacen ruido
y mesa puesta al amor.
Los mejores Tangos de la historia

El Tango es un género musical típico de Argentina, muy arraigado a la ciudad de


Buenos Aires. Nació en el siglo XIX, y tuvo gran influencia popular en la primera
mitad del siglo XX. Ya en la década del sesenta tendría una gran crisis como género
y sería una renovación encabezada por Piazolla la que le volverían a dar impulso.

Hoy en día, el Tango tiene una importancia cultural renovada y valorizada a nivel
mundial, razón por la cual atrae a una gran cantidad de turistas que desean
disfrutarlo en vivo en Buenos Aires. Por su importancia, a partir del año 2009, el
Tango ha sido declarado Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la
Unesco.

Pero más allá de todo esto, el Tango es un género que encuentra una de sus
mayores virtudes en sus letras, realizadas por verdaderos poetas de la música.
Desde Alfredo Lepera (socio inseparable de Carlos Gardel) y el inigualable talento
de Enrique Santos Discepolo, hasta la inmensa colaboración de Piazolla y Horacio
Ferrer, el Tango nos ha regalado pasajes de creatividad invaluable. Es por eso que
aquí recordamos y disfrutamos algunos de los momentos cumbres de esta música
que se ha dado a conocer como Tango …

- El Choclo (1903-1947): conocido originalmente por la música de Ángel Villoldo,


de 1903, y reinventado con la letra que le dio su entidad de clásico, escrita por
Enrique Santos Discépolo. Libertad Lamarque y Tita Merello fueron las damas que
le prestaron la voz a este potente Tango, que también fue grabado por el inmenso
Louis Armstrong, en inglés, bajo el nombre de Kiss of Fire, dándole los merecidos
créditos de autoría a Villoldo, Catán y Discépolo. Precisamente la letra de Discepolo
nos regala una palabras conmovedoras, cuando dice: "Hoy que no tengo más a mi
madre, siento que llega en punta 'e pie para besarme cuando tu canto nace al son
de un bandoneón...".

- Caminito (1926): es uno de esos temas musicales que definen un lugar, en este
caso es una pintura perfecta de lo que fue alguna vez el barrrio de La Boca. Hoy en
día una de las más pintorescas calles de ese mítico bario Porteño lleva su nombre
por este Tango. Juan de Dios Filiberto le puso la música y Gabino Coria Peñaloza le
dio letra y alma, para decir algunas frases ya históricas para el Tango: “Caminito
que el tiempo ha borrado, que juntos un día nos viste pasar, he venido por última
vez, he venido a contarte mi mal.”.

- Yira, Yira (1930): Enrique Santos Discepolo compuso letra y música de este
tango que tiene una energía tan especial que lo mantiene vigente a pesar del
tiempo. La desesperanza en su máximo exponentes se trasluce en frases como:
“Aunque te quiebre la vida, aunque te muerda un dolor, no esperes nunca una
ayuda, ni una mano, ni un favor.”.

- Cambalache (1934): Discepolo escribió y le puso música a un Tango inoxidable.


No importa que hayan pasado casi ochenta años desde que fue escrito, Cambalache
sigue vigente. En su interior, este Tango encierra una crítica feroz y sin pelos en la
lengua hacia la moral, o mejor dicho, a la falta de ella: “¡Todo es igual! ¡Nada es
mejor! ¡Lo mismo un burro que un gran profesor! No hay aplazaos ni escalafón,
los inmorales nos han igualao.”.

- El día que me quieras (1935): música de Carlos Gardel y poesía de Alfredo Le


Pera, para un Tango que además de quedar en tatuado en la voz de Gardel también
ha recibido numerosas versiones. De esa letra maravillosa podríamos elegir
cualquier estrofa pero nos quedamos con ese bellísimo final que dice: “La noche
que me quieras desde el azul del cielo, las estrellas celosas nos mirarán pasar y un
rayo misterioso hará nido en tu pelo, luciérnaga curiosa que verá... ¡que eres mi
consuelo!”.

- Volver (1935): otra joya inmaculada de Gardel y Le Pera. ¿Qué más se puede
agregar sobre este Tango que es emblema? Solo homenajear su letra: “Tengo miedo
del encuentro con el pasado que vuelve a enfrentarse con mi vida. Tengo miedo de
las noches que, pobladas de recuerdos, encadenen mi soñar.”.

- Nostalgias (1936): música de Cobián y letra de Cadícamo para un Tango que, si


hubiera sido escrito en otras latitudes, podría haber sido un bolero. Sentido,
profundo e inigualable nos dice: “Quiero emborrachar mi corazón para apagar un
loco amor que más que amor es un sufrir... Y aquí vengo para eso, a borrar
antiguos besos en los besos de otras bocas...”.

- Como dos extraños (1940): Pedro Laurenz le puso música y José María
Contursi escribió los versos de este Tango que es pura desilusión de un encuentro
entre quienes tanto se amaron y hoy son “dos extraños”. Desde su letra nos ofrece
imágenes desoladas para lo que alguna vez fue amor: “Y ahora que estoy frente a ti
parecemos, ya ves, dos extraños... Lección que por fin aprendí: ¡cómo cambian las
cosas los años!”.

- Malena (1941): mítico tango escrito por Homero Manzi, con música de Lucio
Demare. A lo largo de los años muchos se preguntaron quien fue esa mujer que
canta el Tango como ninguna y en cada verso pone su corazón.

- Uno (1943): con letra de Enrique Santos Discepolo y música de Mariano Mores,
nos llega uno de los tangos más aplaudidos de la historia. Es curioso que la primera
estrofa de un Tango tan lleno de desesperanza diga: “Uno, busca lleno de
esperanzas el camino que los sueños prometieron a sus ansias...”, para luego
rematar con un final que es un puñal: “…Pero un frío cruel que es peor que el odio -
punto muerto de las almas-tumba horrenda de mi amor, ¡maldijo para siempre y
me robó...toda ilusión…”.

- Naranjo en Flor (1944): firmado por los hermanos Espósito, este Tango es pura
poesía y belleza en su letra, pero con cierto perfume de dolor. De su letra nos llega
hasta el fondo del alma, aquella reflexión que dice: “Primero hay que saber sufrir,
después amar, después partir y al fin andar sin pensamiento... Perfume de
naranjo en flor, promesas vanas de un amor que se escaparon con el viento.”.

- Qué me van a hablar de amor (1946): de Héctor Stamponi y Homero


Expósito, este Tango nos ofrece una letra que es una declaración de principio de
quién cree saber más que nadie del amor: “Por eso, me están sobrando los
consejos, que en las cosas del amor aunque tenga que aprender nadie sabe más
que yo.”. La versión de Julio Sosa es, simplemente, inigualable.

- Tarde (1947): con letra y música de José Canet nos llega este potente Tango que
cuya versión más recordada es, seguramente, la que registró Julio Sosa con toda la
potencia de su voz y carisma. De esta letra se desprenden versos como: “De cada
amor que tuve tengo heridas, heridas que no cierran y sangran todavía. ¡Error de
haber querido ciegamente matando inútilmente la dicha de mis días!”.

- Sur (1948): compuesto por la música de Anibal Troilo y la poética letra de


Homero Manzi, este Tango es el fiel reflejo de una época y de un lugar. Amor,
nostalgia e imágenes imborrables. De su letra se destacan versos como: “Nostalgias
de las cosas que han pasado, arena que la vida se llevó pesadumbre de barrios que
han cambiado y amargura del sueño que murió.”. La voz y la entrega total del
Polaco Goyeneche lo hicieron aún más grande.

- Cafetín de Buenos Aires (1948): otra de las grandes contribuciones de la dupla


Mores/Discepolo. En este caso un tributo a uno de los grandes símbolos de Buenos
Aires: El Café, como lugar de encuentro y culto a la amistad. En la voz del Polaco
Goyeneche o del también recordado Edmundo Rivero, podemos disfrutar de frases
como: “Cómo olvidarte en esta queja, Cafetín de Buenos Aires, si sos lo único en la
vida que se pareció a mi vieja...” o “Me diste en oro un puñado de amigos, que son
los mismos que alientan mis horas…”.

- Pasional (1951): con música de Jorge Caldara y letra de Mario Soto encontramos
este Tango que es una verdadera “daga en la carne”. Con pura potencia y pasión
este Tango nos dice: “No sabrás... nunca sabrás lo que es morir mil veces de
ansiedad. No podrás... nunca entender lo que es amar y enloquecer. Tus labios
que queman... tus besos que embriagan y que torturan mi razón. Sed... que me
hace arder y que me enciende el pecho de pasión.”. Jorge Falcón nos regaló la
versión más sentida y potente a la vez.

- Desencuentro (1962): con música de Aníbal Troilo y letra de Cátulo Castillo nos
sumergimos en otro de los tangos más desesperanzados, pero realistas, de todos los
tiempos. Solo basta escuchar ese final tan tremendo que reza “Por eso en tu total
fracaso de vivir, ni el tiro del final te va a salir.”. El Polaco le imprimió toda su
personalidad para elevar aún más la popularidad de este Tango.

- Balada para un loco (1969): cuando el Tango parecía agonizar, llegó Piazzolla y
lo reinventó. Pero no fue fácil convencer al público de su época. Balada para un loco
causó polémica en su estreno y dividió la opinión del público. Una curiosidad de
este Tango es que cuenta con una versión desde la voz femenina (popularizada por
Amelita Baltar) y otra por la voz masculina, inmortalizada por Roberto Goyeneche.
En ambos casos son las visiones de él (el loco) y ella (la mujer que se enamora de
esa locura). La poesía de Horacio Ferrer, quien le puso letra a este tema, nos regala
momentos tan emotivos que erizan la piel. Dificil escoger solo una estrofa, pero
haremos el intento: “¡Loco! ¡Loco! ¡Loco! Como un acróbata demente saltaré,
sobre el abismo de tu escote hasta sentir que enloquecí tu corazón de libertad...
¡Ya vas a ver!”.

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