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Universidad de Buenos Aires

Facultad de Psicología

Tesis de grado

Jugar y hacer trampas: una aproximación a


la interpretación Lacaniana.

Delfina Agradi
LU 389162530
Tutora: Lic. Graciela Tustanoski
DNI 18475468

Diciembre 2018
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Índice 1

Introducción 2
Planteo de la pregunta e hipótesis 2
Objetivos 4
Estado del arte 5
Acerca de la interpretación: perspectiva Freudiana 5
Acerca de la interpretación: de desciframiento en Lacan 6
Ultima enseñanza de Lacan 7
Lengua y lenguaje desde Saussure 7
Marco teórico 9
Elaboraciones de Roland Barthes 9
Última enseñanza de Lacan: Cuerpo y goce 10
Goce de la palabra 11
Lalengua y lenguaje 11
Encuentro de lalengua con el cuerpo: acontecimiento de cuerpo 12
Interpretación enmarcada en la posición del analista 13
La interpretación en la última enseñanza 14
Doble efecto de la interpretación: sentido y agujero 15
Metodología 18
Método 18
Desarrollo 20
Hacer trampas ¿a la lengua o al lenguaje? 20
Caso de Michel Leiris: ‘Lizmente’ 22
“Hacer trampas” no es descifrar 23
Interpretación propiamente Lacaniana: efecto de agujero 24
Conclusiones 26
Referencias bibliográficas 28
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Introducción
El presente trabajo se encuentra enmarcado en la finalización de la carrera de
grado de Licenciatura en Psicología de la Universidad de Buenos Aires, con el fin de
presentar una tesina que de cuenta del recorrido académico realizado.
Se intentará realizar un abordaje, que de ninguna manera pretende ser
exhaustivo, de la noción psicoanalítica de interpretación presente en la última
enseñanza de Jacques Lacan, principalmente a partir de la lectura y las
conceptualizaciones propuestas por Jacques-Alain Miller.
El interés del tema elegido surge a partir de la experiencia de haber cursado la
materia: Psicoanálisis Orientación Lacaniana: clínica y escritura. La cual acerca a
los estudiantes a pensar los paradigmas del goce, propuestos por Jacques-Alain
Miller, para dar cuenta de la enseñanza de Lacan.
Interrogar y estudiar dicha noción en los distintos momentos de la enseñanza
Lacaniana posibilita reflexionar acerca de sus implicancias en la clínica.
Particularmente el presente trabajo tomará como eje el sexto paradigma del goce
(Miller, 2004, p.257), el goce-Uno. Tomar dicha noción de goce y no otra, tiene
consecuencias directas en la práctica analítica. Particularmente en el modo de
pensar la interpretación, lo cual concierne al objetivo del presente trabajo.
En primer lugar se tomarán algunas de las conceptualizaciones desarrolladas
por Roland Barthes en su texto “Lección Inaugural” (1977). Allí propone que el poder
se inscribe en el lenguaje, y que la lengua es la ejecución del mismo, es un código.
De esta manera, la lengua por su estructura misma implica una relación de
alienación (p.95), obliga a decir. La única manera de poder escuchar a la lengua
fuera del poder, señala Barthes, es a través de “hacer trampas a la lengua”(p.97).
Específicamente se recortará la noción: “hacerle trampas a la lengua” con el fin
de ser estudiada e interrogada a la luz de la siguiente conceptualización de Miller
(2002) acerca de la interpretación:
La cuestión es saber (...) a qué está adherida, clavada, la interpretación, que no
está constituida por contenidos, por enunciados, sino que es un modo de decir
caracterizado por su gratuidad, por su esencia lúdica, y qué supone reconducir el
lenguaje -que es una regulación- a los juegos posibles en la lengua. (p.24)
Para poder perseguir este objetivo, se tomarán las elaboraciones de Jacques
Lacan, en el Seminario Aún (1972-73), acerca de la diferencia que introduce entre el
lenguaje y lo que él llama “lalengua”.
3

El lenguaje y su estructura es pensado como secundario y derivado respecto de


lalengua. Esta es “la palabra antes de su ordenamiento gramatical y lexicográfico,
separada por tanto del lenguaje” (Miller, 1999, p.257). Allí se localiza un enjambre
de S1: “un enjambre significante, un enjambre zumbante” (Lacan, 1973, p.172), no
hay articulación entre S1 y S2, se trata de S1 sueltos.
Lalengua no sirve para la comunicación sino para el goce. El azar y la
contingencia quedan del lado de lalengua, hay un sin-sentido: un real, que se
diferencia del carácter ficcional producido a posteriori y a cuenta del lenguaje.
El lenguaje implica un tratamiento, una elaboración respecto de lalengua. “Es
una elucubración de saber sobre la lengua” (p.167), es decir, un montaje sostenido
por lalengua, articulación de S2 que van a construir una trama de sentido frente a
ese real enigmático.
Debido a lo recién expuesto acerca de las conceptualizaciones que propone
Lacan sobre lalengua y el lenguaje, es que para el desarrollo del presente trabajo la
expresión “hacerle trampas a la lengua” (Barthes, 1977, p.97) será reemplazada por
“hacerle trampas al lenguaje”. Donde Barthes dice “lengua” en este trabajo se
propondrá ubicar al “lenguaje”. Es decir, las trampas se harán al lenguaje y no a
lalengua.

Planteo de la pregunta e hipótesis

De esta manera es posible formular la pregunta que guiará el recorrido del


trabajo: ¿Es posible pensar a la interpretación, como un modo de “hacerle trampas”
al lenguaje?
A partir de dicha pregunta se desprende la siguiente hipótesis: La interpretación
entendida como un modo de “hacerle trampas” al lenguaje se corresponde con la
conceptualización de interpretación lacaniana, tal como la concibe Miller (2003-4).
Como una intervención que apunta a abrir un espacio entre lalengua y el lenguaje,
para poder así “reconducir el lenguaje- qué es una elucubración- a los juegos
posibles en la lengua” (p.24).
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Objetivos

El objetivo general de la tesis será:


Situar la relación entre la noción propuesta por Barthes (1977) ‘hacerle
trampas a la lengua’ y la interpretación lacaniana tal como la caracteriza
Miller en “Un esfuerzo de poesía” (2003-04).

Los objetivos específicos serán:


- indagar sobre la expresión “hacerle trampas al lenguaje”.
- establecer la diferencia entre lalengua y el lenguaje.
- conceptualizar la interpretación en la última enseñanza de Lacan.
- diferenciar la interpretación en su vertiente de desciframiento de la
interpretación de efecto de agujero.
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Estado del arte

Acerca de la interpretación: perspectiva Freudiana


La interpretación, desde la perspectiva psicoanalítica, se encuentra presente
desde los orígenes del psicoanálisis. El momento en el cual empieza a definirse la
técnica psicoanalítica es cuando la interpretación adquiere total centralidad y
relevancia. Freud (1900) en “La interpretación de los sueños” subraya que los
sueños, al igual que los síntomas, poseen un sentido y son interpretables. En este
momento de su obra, concibe que la meta del tratamiento es hacer consciente lo
inconsciente. Por lo cual, a través de la asociación libre (regla fundamental) la
interpretación encontraría la vía para alcanzar dicha meta. En este sentido, Miller
(2018) señala que la interpretación tal cual Freud la invento es esencialmente una
traducción. La inventó a propósito del sueño, y desde allí se extendió a todas las
formaciones del inconsciente. Así es cómo Freud llegó a leer los sueños, los lapsus,
los chistes; cómo se descifra un mensaje cifrado.
La interpretación de los sueños, para Freud, es homologa el desciframiento de
los jeroglíficos egipcios. En 1913 en “El interés por el psicoanálisis” va a situar que
“Si reparamos que los medios figurativos del sueño son principalmente imágenes
visuales, y no palabras, nos parecerá mucho más adecuado comparar el sueño con
un sistema de escritura que con una lengua. De hecho, la interpretación de un
sueño es en un todo análoga al desciframiento de una escritura figural antigua,
como los jeroglíficos antiguos” (p.180).
El trabajo del sueño se corresponde con un cifrado, como en el rébus. Y la
interpretación con el descifrado, la cual se dirige a recorrer el sentido inverso de los
caminos de la formación del mismo, para de esa manera revelar el deseo
inconsciente oculto. En este punto, se puede tratar el sueño como un síntoma que
se levanta una vez revelado su sentido. La interpretación debe ser el resultado de
una escucha activa y de una captura del inconsciente del sujeto.
En este sentido, Graciela Brodsky afirma:

Si Freud les pide a sus pacientes que asocien es porque para él la


palabra, por estar predestinada a la mulitivocidad, es un nudo de
significaciones que tanto la neurosis como el sueño aprovechan para la
desfiguración y el disfraz de los pensamientos reprimidos (...) La hipótesis
6

que guía su método es que el trabajo del inconsciente se sirve de dicha


multivocidad para burlar la censura al mismo tiempo que mantiene la
represión. (2003)
Es decir, para Freud, no existe un código de interpretaciones. No hay
correspondencia fija entre los elementos, ni sentido fijo y universal para todos. Se
trata de una interpretación en detalle de los fragmentos del sueño, a partir del relato
del contenido manifiesto y las asociaciones del paciente. Se busca algún principio
de conexión presente en la secuencia caprichosa y sin sentido del contenido
manifiesto del sueño. Esto permite ir construyendo el camino hacía lo latente y el
deseo sexual inconsciente. De esta manera, la interpretación es una intervención
que opera caso por caso, y cada vez, sobre los dichos del paciente.

Acerca de la interpretación por desciframiento en Lacan


Lacan (1958) en su escrito “La dirección de la cura y los principios de su poder”
introduce una crítica a la clínica de los postfreudianos en relación a la práctica
interpretativa. Señala que desconocieron las indicaciones de Freud, al olvidar el
valor central de la palabra en el análisis.
En el retorno a Freud, impulsado en este momento de su enseñanza, Lacan se
propone resituar la práctica analítica en su conjunto, en relación a la función de la
palabra y al campo del lenguaje. Con este propósito es que Lacan tomará en
consideración ciertas elaboraciones del estructuralismo lingüístico de F. Saussure,
lo cual le permite re conceptualizar la noción misma del inconsciente y de la
interpretación.
Siguiendo a Tendlarz (1995), como se mencionó anteriormente, el inconsciente
freudiano se revela a partir de las inscripciones, los rastros, los indicadores, que
permiten reconstituir la trama discursiva y descifrar su sentido. En este sentido,
Lacan (1964) define que “el inconsciente está estructurado como un lenguaje”
(p.11), este no es un caos, más bien la estructura en juego es la del lenguaje, está
constituido como un sistema diferencial de oposiciones. Así es cómo el síntoma, en
este momento de privilegio de lo simbólico, puede ser resuelto a través de la
palabra, esto es debido a que el inconsciente está en la superficie del discurso del
paciente, es definido como “lo que se dice”. La verdad que se aloja en el
inconsciente puede ser develada a través de sus formaciones, a saber: sueños,
lapsus, chistes, síntomas.
7

Está perspectiva de la interpretación consiste en el desciframiento de mensajes


cifrados, bajo el registro del discurso del Otro. La interpretación constituye
esencialmente una vía de retorno del mensaje bajo una forma invertida.
Lacan (1958) indica con precisión:
La interpretación, para descifrar la diacronía de las repeticiones
inconscientes, debe introducir en la sincronía de los significantes que allí
se componen algo que bruscamente haga posible su traducción -
precisamente lo que permite la función del Otro en la ocultación del
código, ya que es a propósito de él como aparece su elemento faltante.
(p. 573)
En relación a esto, Tendlarz (1995) sostiene que a partir de la secuencia de las
repeticiones inconscientes del paciente, la interpretación permite el desciframiento
por la introducción de un elemento tercero que viene del Otro, por fuera de la
relación imaginaria, que reincorpora el significante elidido y dialectiza los dichos del
analizante. Asimismo, la interpretación es definida como una puntuación afortunada
que da sentido al discurso del paciente (Lacan, 1958), sentido que no produce el
analista, sino el paciente mismo.

Última enseñanza de Lacan


Hacia los años 70, es posible leer siguiendo a Miller (1999), un cambio de
axiomática en la enseñanza de Lacan. Este pone en cuestión distintos conceptos,
que si bien algunos conservan su mismo nombre, son leídos de un modo diferente.
En el Seminario “Aún” (1972-1973) Lacan empieza por el goce, cuando
anteriormente su punto de partida era el lenguaje y la palabra como comunicación
dirigida al Otro (Miller, 1999, p.257). De esta manera, la interpretación solidaria del
inconsciente estructurado como un lenguaje y del desciframiento, va a sufrir
modificaciones. Dichas modificaciones tendrán lugar como consecuencia de la
introducción del concepto de lalengua diferenciado del lenguaje, y de la sustitución
del inconsciente freudiano por el hablanteser.

Lengua y lenguaje: desde Saussure


Desde el estructuralismo lingüístico, Saussure va a conceptualizar al lenguaje y a
la lengua de una manera diversa que J. Lacan. Resulta pertinente señalar estas
consideraciones.
8

En su obra póstuma “Curso de lingüística general” (1915) el lenguaje es


conceptualizado como multiforme y heteróclito, a la vez físico, fisiológico y psíquico.
Al ser un fenómeno compuesto, en él se distinguen dos aspectos: lengua y habla.
También advierte que “el conjunto global del lenguaje es incognoscible porque no
es homogéneo” (p. 46).
“El lenguaje tiene un lado individual y un lado social, y no se puede concebir el
uno sin el otro” (p.37) En cada instante el lenguaje implica a la vez un sistema
establecido y una evolución; en cada momento es una institución actual y un
producto del pasado. Parece a primera vista muy sencillo distinguir entre el sistema
y su historia, entre lo que es y lo que ha sido; en realidad, la relación que une las
dos cosas es tan estrecha que es difícil separarlas” (Saussure, 1984, p.36).
Saussure señala que la lengua es una totalidad en sí y un principio de
clasificación, y agrega: “Pero ¿qué es la lengua? Para nosotros, la lengua no se
confunde con el lenguaje: la lengua no es más que una determinada parte del
lenguaje, aunque esencial. Es a la vez un producto social de la facultad del lenguaje
y un conjunto de convenciones necesarias adoptadas por el cuerpo social para
permitir el ejercicio de esa facultad en los individuos” (p.37).
Saussure afirma que “la lengua es un sistema de signos que expresan ideas”
(p.43), y que el lenguaje es el instrumento por el cual se emiten esos signos. No es
más que una determinada parte esencial del lenguaje, que permite a un sujeto
poder comunicarse, comprender, y hacerse comprender.
9

Marco teórico
Para el abordaje de la pregunta formulada, hilo conductor del presente trabajo, se
puntualizarán, en primer lugar, las elaboraciones de Roland Barthes acerca de la
lengua y el lenguaje.
Luego, como base y principal referencia se tomarán las elaboraciones realizadas
por Jacques Lacan a la altura del Seminario XX, junto con lo desarrollado por
Jacques Alain Miller en relación a la noción de interpretación propia de la última
enseñanza de Lacan.

Elaboraciones de Roland Barthes


Roland Barthes (1977) pronuncia su “Lección inaugural” en la cátedra de
Semiología Literaria del Collège de France, donde el texto y el poder son allí el
centro de reflexión. El poder, sostiene Barthes, es plural y se encuentra en los más
finos mecanismos del intercambio social: no solo en el Estado, las clases, los
grupos, sino también en las modas, las opiniones corrientes, los juegos, las
relaciones familiares y privadas (1977). En esta línea, señala que: “Aquel objeto en
el que se inscribe el poder desde toda la eternidad humana es el lenguaje o, para
ser más precisos, su expresión obligada: la lengua” (p.95).
Diferencia al lenguaje de la lengua: el primero es una legislación y la segunda, su
código. Considera que la lengua es la ejecución de todo lenguaje, y que por su
estructura misma, está, supone una fatal relación de alienación. Hablar implica
sujetar debido a que toda lengua es una acción rectora generalizada (1977). La
lengua “no es ni reaccionaria ni progresista, es simplemente fascista, ya que el
fascismo no consiste en impedir decir, sino en obligar a decir” (p.96).
Advierte que en ella se esbozan dos dimensiones, a saber: la autoridad de la
aserción y la gregariedad de la repetición. Es decir, por un lado la lengua es
inmediatamente asertiva y por otra parte: “los signos de que está hecha la lengua
solo existen en la medida en que son reconocidos, es decir, en la medida en que se
repiten; el signo es seguidista, gregario” (p.96). A partir del momento en que algo es
enunciado esas dos rúbricas se unen, es decir, el sujeto es simultáneamente amo y
esclavo. En palabras de Barthes: “Nunca puedo hablar más que recogiendo lo que
se arrastra en la lengua. (...) no me conformo con repetir lo que se ha dicho, con
alojarme confortablemente en la servidumbre de los signos: yo digo, afirmo,
confirmo lo que repito” (p.96).
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Inevitablemente servilismo y poder se confunden en el interior de la lengua.


Entonces, Barthes propone que si la libertad es el acto de sustraerse al poder y
sobre todo de no someter a nadie, solo puede haber libertad fuera del lenguaje
(1977). Esto es debido a que el lenguaje humano no posee un exterior, es “un a
puertas cerradas” (p.96), el poder está siempre agazapado allí.
De esta manera, el autor concluye que salir del lenguaje es un imposible, y
agrega que la única manera de poder escuchar a la lengua fuera del poder es a
través de “hacerle trampas a la lengua” (p.97). Introducir en la lengua nuevas y
distintas articulaciones, trampas, juegos, en una revolución permanente del lenguaje
es lo que él denominó: Literatura.

Última enseñanza de Lacan

Cuerpo y goce
El título del Seminario XX (1972-73): “Aun”, en francés: “Encore” resuena
homofonicamente a “En corps”, “en cuerpo”. Cuerpo y goce, son dos nociones que
tomaran un lugar preponderante en las elaboraciones de esta época.
“Hay goce” (p. 269) y el lugar de este es el cuerpo. “Un cuerpo es algo que se
goza” (Lacan, 1972-73, p.32), es decir, se trata del cuerpo vivo como condición de
goce, y el gozar como propiedad de esa sustancia.
Miller señala que, en el Seminario XX, Lacan “prueba que el goce es
fundamentalmente Uno, esto es, prescinde del Otro” (Miller, 1999, p.272). Por tanto
se hace visible la disyunción entre goce y el Otro, entre goce y significante. “El
significante se convierte causa del goce” (Lacan, 1972-73, p.33).
La proposición: “No hay relación sexual” (p.46) es una manera de decir: Hay
goce, goce del Uno, goce sin el Otro. “En este sentido, Lacan demuestra que todo
goce efectivo, todo goce material es goce-Uno, goce del propio cuerpo; es siempre
el propio cuerpo que goza” (Miller, 1998-99, p.272), esto es, el goce-Uno se dirige a
uno mismo.
Desde este enfoque, goce del cuerpo vivo, quedan delimitadas cuatro figuras del
goce-Uno: el goce del cuerpo propio, el goce fálico, el goce de la palabra, y la
sublimación.
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Goce de la palabra
Como se mencionó anteriormente, debido a la disyunción entre goce y el Otro
que destaca Lacan en su última enseñanza, el hecho de hablar no indica que ese
cuerpo está ligado al Otro, solo está unido a su propio goce.
Miller señala que “…el lugar del goce es siempre el mismo, y el cuerpo puede
gozar masturbándose o simplemente hablando” (p.273) y hace visible el viraje que
sufre la manera de concebir la palabra en este punto de la enseñanza Lacaniana.
Si antes se la pensaba como palabra dirigida al Otro, ahora nos encontramos con
una vertiente de la palabra que apunta a su desconexión (Sotelo, 2018, p.370).
La palabra se aleja de la función de comunicación, y pasa a ser esencialmente
goce. En esta línea, Miller (1999) destaca que:
...uno se da cuenta por el psicoanálisis, y tanto más cuanto que se acortan las
sesiones. No es la elaboración completa de la significación y la solución del enigma
lo que hace volver, sino que se toma la palabra como un modo de satisfacción
específico del cuerpo hablante. (p.273)
Entonces, en dicha satisfacción específica del cuerpo hablante podemos leer al
goce, del cual Miller precisara qué es “lo que no miente” (2014, p.32). Estás
conceptualizaciones tienen incidencia directa en el modo de conceptualizar la
noción de interpretación y la posición del analista en la dirección de una cura.

Lalengua y lenguaje
En Junio de 1973, en el marco del dictado de sus clases correspondientes al
Seminario Aún, Lacan interroga el concepto mismo de lenguaje y va a introducir una
diferencia entre el lenguaje y lo que él llama “lalengua”. Es destacable mencionar
que si bien el neologismo, “lalengua”, es desarrollado con precisión en el seminario
XX, fue introducido por primera vez por Lacan en 1971 en el marco de una clase
que dictó en Sainte Anne.
El lenguaje y su estructura es pensado como secundario y derivado respecto de
lalengua. Esta es “la palabra antes de su ordenamiento gramatical y lexicográfico,
separada por tanto del lenguaje” (Miller, 1999, p.257).
Allí se localiza un enjambre de S1: “un enjambre significante, un enjambre
zumbante” (Lacan, 1973, p.172), no hay articulación entre S1 y S2, se trata de S1
sueltos. Lalengua no sirve para la comunicación; la escritura de la misma sin
distinción entre el artículo y el sustantivo hace referencia a que lalengua sirve para
12

el goce y el goce no comunica. Allí el significante no cuenta con su propiedad de


diferenciación, en cambio tiene valor de letra.
Lacan, llama a lalengua “materna” (p.166) y agrega: “para designar lo que es el
asunto de cada quien” (p.166). “Lalengua nos afecta primero por todos los efectos
que encierra y que son afectos” (p.168).
El lenguaje implica un tratamiento, una elaboración respecto de lalengua. “Es
una elucubración de saber sobre la lengua” (p.167), es decir, un montaje sostenido
a partir de lalengua, articulación de S2 que van a construir una trama de sentido
frente a ese real enigmático. “Lalengua es el concepto que quiere decir que el
significante sirve para el goce y que el lenguaje no es más que una elucubración
sobre ese uso primario” (Miller, 2004, p. 30)

Encuentro de lalengua con el cuerpo: acontecimiento de cuerpo


Lacan (1973) comienza a pensar el impacto de lalengua sobre el cuerpo. En este
sentido, Miller (2004) señala que la última enseñanza de Lacan es más realista al no
tomar como referencia al lenguaje, sino a lalengua concebida como una secreción,
la secreción de cierto cuerpo, y al ocuparse menos de los efectos de sentido, para
ocuparse más de aquellos efectos que son afectos.
Lacan (1973) advierte que el cuerpo viviente permite dar cuenta de los efectos de
afectos que produce lalengua y que permanecen enigmáticos. Puntualiza que “estos
afectos son el resultado de la presencia de lalengua en tanto que articula cosas de
saber que van mucho más allá de lo que el ser que habla soporta de saber
enunciado” (p.167).
Miller (2004-5) considera al acontecimiento de cuerpo como un acontecimiento
singular, que emerge a partir de un traumatismo contingente y que no se parece al
de nadie, un acontecimiento que afecta en su singularidad a cada parlêtre1
En este sentido, se pregunta qué significa que haya traumatismo, y responde:
“significa que la desarmonía es originaria, que el sonido de la lengua jamás es
armónico, que no sintoniza con nadie” (p.47).
Lalengua afecta al cuerpo, hay un goce que irrumpe como efecto de este
encuentro, en otras palabras: el significante tiene una incidencia de goce sobre el
cuerpo. Acerca de esto, Miller (2004-5) puntualiza que Lacan destaca que lalengua

1
Neologismo por condensación entre parler (“hablar”) y être (“ser”).
13

es para cada uno algo recibido y no aprendido. “Es una pasión, se la sufre. Hay un
encuentro entre lalengua y el cuerpo, y de ese encuentro nacen marcas que son
marcas sobre el cuerpo (...) algo ocurrió al cuerpo debido a lalengua” (p.75).
El acontecimiento traumático dejará huellas en la vida subsecuente del parletre,
huellas que son de afecto. Miller (1999) indica con precisión que “el afecto esencial
es el que traza la lengua sobre el cuerpo, y no la seducción, la amenaza de
castración, la pérdida del amor, la observación del coito parental, ni el Edipo, hecho
que Lacan resume de una manera excesiva en la fórmula: el significante es causa
de goce” (p.378).

Interpretación enmarcada en la posición del analista


Lacan (1958) en “Dirección de la cura y los principios de su poder” considera que
las interpretaciones son parte de la táctica analítica. La cual tiene un marco
estratégico, es decir, es posibilitada por la transferencia del vínculo analítico. Y
ambas no son sin la política. “El analista es aún menos libre en aquello que domina
estrategia y táctica: a saber, su política, en el cual haría mejor en ubicarse por su
carencia de ser que por su ser” (p. 569), es decir, la política del analista determina y
condiciona su táctica y estrategia.
El deseo del psicoanalista está en el fundamento de su posición, de su política.
Lacan (1961) define las coordenadas que el analista ha de ser capaz de alcanzar
para, simplemente, ocupar el lugar que le corresponde definido como aquel que le
debe ofrecer, vacante, al deseo del paciente para que se realice como deseo del
Otro. Debe ofrecerse vacante, vacío, dejar libre el lugar del propio deseo, el que no
ha de estar ocupado por ese objeto que es el deseo de su Otro particular. Se
propone como un lugar donde algo podrá alojarse, a saber, el deseo del paciente
como deseo de su Otro, de su Otro singular no de un Otro generalizable.
El deseo del analista se cristaliza en su táctica: sus intervenciones e
interpretaciones, que son más libres que su posición ya que dependen de la
contingencia del cada vez del encuentro con el analizante (Lacan, 1958).
En las intervenciones e interpretaciones del analista se condensa y configura la
responsabilidad del analista: introducir al sujeto en el orden del deseo.
Siguiendo a Sotelo (2018) “La interpretación certera, aunque muchas veces
incalculada, encuentra al analista habitado por el discurso que conviene a su
semblante. No sé trata de lo que dijo sino de su posición enunciativa” (p.303).
14

La interpretación en la última enseñanza


Valcarce en “Dos figuras del goce-Uno” (2018) señala: “La interpretación,
solidaria de la conceptualización del inconsciente estructurado como un lenguaje y
del desciframiento, presenta una modificación como consecuencia de la sustitución
del inconsciente freudiano por el parletre” (p.372). Es así cómo la interpretación será
entendida como “un decir que apunta al cuerpo hablante” (p.373).
Está manera de concebir la interpretación corresponde con el movimiento en la
enseñanza Lacaniana que va del sentido al sinsentido (Sotelo, 2018). De la
interpretación de desciframiento tal como la entendía Freud a la interpretación que
tiene efecto de agujero, de vacío.

Miller (2018) en su texto inédito “La palabra que hiere” afirma que la
interpretación freudiana es esencialmente una traducción, el desciframiento de un
mensaje cifrado. La elaboró a propósito del sueño para luego hacerla extensiva a
todas las formaciones del inconsciente. Así mismo, Miller señala que Freud detiene
su interpretación una vez que encuentra el sentido sexual de ese mensaje cifrado
inconsciente.
Por otra parte, en el mismo texto, Miller (2018) conceptualiza lo que, en su
opinión, implica hablar propiamente de interpretación lacaniana:

La interpretación, no es una pregunta, no es un Puede ser, es la


formulación de un Hay y en el extremo de un No-hay. Se trata menos de
hacer ver algo, que de una ausencia, que es de estructura. Lo imposible-
de-decir. Es la marca que, me parece, toda interpretación que se quiera
llamar lacaniana lleva: la marca de lo imposible-de-decir. (p.3)

Más aún, agrega que la interpretación lacaniana no es traducción sino


revelación, lee lo ‘que-no-puede-decirse’, más allá de la represión. Vuelve sensible
lo ‘imposible-de-decir’. Sé trata de reconducir el sentido al goce, es decir, revelar lo
que el sentido le debe al goce teniendo en cuenta que no hace sentido sino lo que
hace gozar.
Miller (2002-3) señala que el psicoanálisis, en la era de la ciencia, hizo revivir la
palabra de los oráculos. Cómo modo de decir, el oráculo, consiste en no dar
15

explicaciones. “Explicar es desplegar, y el oráculo es algo plegado” (p.23). En este


sentido, la interpretación oracular no apunta a ser una palabra que se explica. En
todo caso, debe apuntar a lo esencial presente en el juego de palabras, para evitar
ser la que da de comer sentido al síntoma (Lacan, 1974).
Lenguaje y lalengua serán tomados por Miller (2002-3) para interrogar y estudiar
la noción de interpretación:
La cuestión es saber (...) a qué está adherida, clavada, la interpretación,
que no está con constituida por contenidos, por enunciados, sino que es
un modo de decir caracterizado por su gratuidad, por su esencia lúdica, y
qué supone reconducir el lenguaje -que es una regulación- a los juegos
posibles en la lengua. (Miller, p.24)

Miller (2004-5) comenta que Lacan en las conferencias que dio en los Estados
Unidos, el mismo año de su seminario El sinthome, plantea que “la interpretación no
debe ser ni teórica, ni sugestiva, ni imperativa, y que no está hecha para ser
comprendida, sino para hacer olas, en el fondo quiere decir que no debe ser
alimenticia, que no debe alimentar el síntoma” (p. 22)
En este sentido, agrega que en un psicoanálisis nos aliviamos. El alivio tiene
lugar en la medida que se aprende a leer el acontecimiento de cuerpo. Pero es lícito
reconocer que siempre se tropieza con lo ilegible. No sé trata de salir de, sino de
arreglárselas con, es decir, no queda más que hacer del síntoma una obra (Miller,
2004-05).

Doble efecto de la interpretación: sentido y agujero


En su artículo “Interpretación, semblante y síntoma”, Anne Lysy-Stevens (2009)
propone que “el desplazamiento del acento que va desde el Otro hacía el uno,
desde el predominio de la estructura S1-S2 hacia el más acá de la materialidad del
S1 solo, desde la conexión, que induce el sentido, hasta la desconexión, S1// S2,
que elimina el efecto de sentido” (p.1), son todos movimientos que van a afectar la
manera de concebir la interpretación hacía el final de la enseñanza de Lacan.
En este sentido, se pregunta cuál es la función, lo propio de la interpretación si
ya no apunta al desciframiento, al relevo de las formaciones del inconsciente.
Insiste:
16

¿Qué es la interpretación cuando el punto de partida no es ya el lenguaje


sino lalengua, cuando se apunta, no ya a la revelación de la verdad del
inconsciente o al sentido de los síntomas, sino al núcleo de goce incluido
en el fantasma, al síntoma como modo de gozar singular? (2009)

Miller (2006-7) en su obra “El ultimísimo Lacan” también va a profundizar en


relación a estos interrogantes. Entiende a la interpretación como el nudo de la
practica analitica, alli sé concentran y convergen los enunciados de la ultimisima
enseñanza de Lacan. En este sentido, puntualiza que Lacan hacía el final de su
Seminario L’une-bèvue (1976-77) busca renovar la interpretación en su práctica y
anuncia su aspiración a un significante nuevo. Miller precisa: “Esta aspiración
traduce, pienso yo, el llamado a otro modo de la interpretación. Este significante
nuevo encontraría su especificidad en no tener ningún sentido…” (p.167). Nuevo
modo de interpretación no ligado al sentido, más bien alude al agujero en el sentido.
Siguiendo a Miller (2007) la interpretación posee un doble efecto: efecto de
sentido y efecto de agujero. “Hay sentido y también hay agujero” (p.167). El efecto
de sentido está ligado a la palabra, se presenta en la frontera entre lo imaginario y lo
simbólico, la interpretación referida a un juego con el sentido, queda del lado del
efecto de sentido. Más aún, los efectos de sentido son resonancias, mientras que el
efecto de agujero sería de un orden diferente al de la resonancia. El agujero es de
un orden distinto al sentido, se sitúa como algo enigmático relacionado con este. Es
el vacío en el sentido y se situaría entre lo simbólico y lo real, es el vacío en el
sentido.
En el seminario “El sinthome” (1974-75), se señala que la eficacia del lenguaje se
sustenta en la función del agujero en lo real. En esta línea, Miller (2007) afirma que
“la interpretación se sostiene en la función del agujero, en la misma medida en que
concentra la eficacia propia del lenguaje” (p.172).
Se puntualiza que Lacan encuentra en la poesía coordenadas para pensar e
introducir la noción de una interpretación qué duda acerca del sentido. Lacan da
cuenta de esto al operar un forzamiento en la articulación significante mínima S1/
S2. La modifica dándole al S2 otro alcance: ya no sé lo debe entender como
sucesor, cómo ordenado temporalmente, sino cómo aludiendo a una duplicidad de
sentido. Ese sentido doble tiene una particularidad: no implica un redoblamiento de
sentido, sino que el segundo sentido está de hecho ausente. “La hazaña del poeta
17

es para Lacan no solo producir equivoco con el sentido, es decir, según el modo de
la antigua interpretación, sino ‘eliminar un sentido’, que hay que entender cómo:
eliminar uno de dos sentidos” (p.177).
Miller (2007) señala que Lacan piensa a la interpretación como un forzamiento,
por el cual un psicoanalista puede hacer sonar otra cosa que el sentido. El sentido,
es lo que resuena con la ayuda del significante, pero no llega muy lejos, es algo más
bien blando. Hacer sonar otra cosa que el sentido, otra cosa que la resonancia, es,
justamente, agregar el vacío. De lo que se trata es de otra resonancia, de la
resonancia del efecto de agujero. “La interpretación es, propiamente, el forzamiento
por el cual, desde un sentido siempre común, puede resonar una significación que
sólo es vacío, vacío únicamente a condición de que nos dediquemos a ella” (p.180).
18

Metodología

De Souza Minayo (2004) proponen entender por metodología al camino del


pensamiento y de la práctica ejercida en el abordaje de la realidad. Para esta
autora, la metodología incluye las concepciones teóricas del abordaje, el conjunto
de técnicas que posibilitan la construcción de la realidad y el potencial creativo del
investigador. En la misma línea, se sostiene que la investigación vincula
pensamiento y acción. Nada puede ser intelectualmente un problema sin haber sido,
en primer lugar, un problema de la vida práctica. Por lo tanto, las cuestiones a
investigar se vinculan con intereses y circunstancias socialmente condicionadas,
encontrando en ellos sus razones y sus objetivos (De Souza Minayo, 2004).

Método
El presente trabajo se llevará a cabo bajo la forma de una metodología cualitativa
del tipo revisión bibliográfica con articulación de conceptos. Que tiene por finalidad
dar cuenta del recorrido académico realizado a lo largo de la carrera de Licenciatura
en Psicología.
La investigación es un conjunto de procesos sistemáticos, críticos y empíricos
que se aplican al estudio de un fenómeno (Hernández Sampieri, Fernández Collado,
& Baptista Lucio, 2010). Siguiendo a estos autores, el enfoque cualitativo se guía
por áreas o temas significativos de investigación. Se pueden desarrollar preguntas e
hipótesis antes, durante o después de la recolección y el análisis de los datos. La
acción indagatoria se mueve en ambos sentidos: de los hechos a la interpretación y
viceversa, y resulta un proceso más bien “circular”.
La investigación cualitativa se ocupa de un nivel de realidad que no puede ser
cuantificado. Trabaja con el universo de significados, motivos, aspiraciones,
creencias, valores y actitudes, lo que corresponde a un espacio más profundo de las
relaciones, de los procesos y de los fenómenos que no pueden ser reducidos a una
operacionalización de variables (De Souza Minayo, 2004). La metodología de
investigación cualitativa entonces, implica una fase exploratoria de la investigación,
un primer tiempo de interrogación sobre el objeto, presupuestos y teorías
pertinentes y cuestiones operacionales y metodológicas. Luego le sigue el trabajo
de campo, recorte empírico de la construcción teórica elaborada hasta el momento,
19

para luego proceder al tratamiento del material recogido en el campo (lo cual
involucra la ordenación, clasificación y análisis propiamente dicho) (De Souza
Minayo, 2004).
En esta línea, la presente tesis se enmarcará en el área clínica, que orientará la
elección de autores acorde al objeto de estudio, y que permitan describir y explorar
los objetivos planteados
20

Desarrollo
La poesía erige ritmos y resonancias que (...)
penetran más allá del intelecto, llegando a las
profundidades viscerales del cuerpo y sus
secretos ámbitos físicos. Nos lanza algún que
otro fragmento de sentido, pero sólo para
mantenernos distraídos mientras realiza su labor
sobre nosotros de maneras más sigilosas e
indirectas. (Terry Eagleton, 2007, p.114)

Hacer trampas: ¿A la lengua o al lenguaje?


Comenzaremos este apartado formulando algunas consideraciones acerca de
las diferentes concepciones que sostienen Lacan (en su última enseñanza) y
Barthes en relación a la diferencia entre lengua y lenguaje.
Cómo se puntualizó anteriormente, Barthes (1977) sostiene que el poder es
plural y se encuentra presente en todo momento, aunque imperceptible muchas
veces, este se halla en los más finos mecanismos del intercambio social.
El lenguaje es una legislación, es el lugar privilegiado donde se inscribe el poder,
el cual va a encontrar expresión en la lengua. Es decir, Barthes no entiende a la
lengua y al lenguaje como dos nociones separadas, ni totalmente diferentes. La
lengua al ser “la ejecución de todo lenguaje” (p.96), al ser el código mediante el cual
el lenguaje se concretiza, va a expresar el poder agazapado allí. Hacer uso de la
lengua implica poner en acto el poder inscrito en el lenguaje. Cuando un sujeto
habla, aunque pueda desconocerlo, está sujeto a la repetición de palabras, de
significaciones que le son dadas e impuestas. Es decir, cuando Barthes refiere que
la lengua por estructura “es simplemente fascista” está indicando justamente que la
lengua, en tanto código por el cual el lenguaje se manifiesta, obliga a decir, impone.
“El lenguaje humano no tiene exterior, es un a puertas cerradas” (p.96) . Entonces,
si el poder, en todo momento, se hace presente allí: ¿Cómo es posible escuchar al
lenguaje fuera del poder?
Barthes es tajante y menciona que la única salida posible es a través de hacerle
trampas a la lengua. Hacer trampas a la lengua, y no al lenguaje, ya que está es el
instrumento por el cual este se manifiesta. Es posible pensar que Introducir trampas,
nuevas conjugaciones y articulaciones entre palabras implicaría una acción que
apunta a desbaratar el poder consolidado en el lenguaje, que la lengua hace visible.
21

Desde la perspectiva del psicoanálisis de orientación Lacaniana es posible


retomar dicha expresión: “Hacerle trampas a la lengua” para pensar la interpretación
al interior de la práctica analítica.
Resulta necesario volver a destacar que con la introducción del Seminario XX de
Jacques Lacan (1972-3), la enseñanza de este va a sufrir una ruptura, debido a la
reconstrucción de su aparato conceptual con los vestigios del precedente (Sotelo,
2018).
Así es cómo en la clase dictada el 26 de junio de 1973 va a desarrollar una
manera de conceptualizar al lenguaje diferenciado de lo que él llama “la lengua”
(p.166), qué va a tener consecuencias en la manera de entender la interpretación en
psicoanálisis.
Lalengua, ese neologismo que Lacan formuló se escribe sin distinguir el artículo
del sustantivo justamente porque indica que allí no hay diferenciación entre
significantes, lalengua sirve para el goce y el goce no comunica. No hay articulación
significante, son S1 sueltos, lo que hay es un “enjambre de S1” (p.172). La lengua
nos afecta primero, hay un encuentro entre lalengua y el cuerpo que deja huellas,
efectos de afectos. Luego, de manera secundaria aparece el lenguaje, que es ya
una elaboración sobre ese uso primero. Es decir, consiste en una ficción, resultado
de la traducción de esos S1 sueltos en lalengua. Implica una articulación de S2, va a
construir una trama de sentido frente a ese real enigmático, qué es lalengua y su
encuentro con el cuerpo vivo.
De esta manera, es posible ubicar qué el lenguaje, operando secundariamente,
otorga sentido. Crea un montaje ficcional que regula la realidad de cada sujeto. En
esas articulaciones significantes, muchas veces, se coagulan certezas, y se
encierran sentidos que gobiernan toda la vida de un sujeto, generando grandes
montos de padecimiento. En un análisis se trata de interrogar esto, y de abrir
nuevas posibilidades para cada quien.
Desde Barthes (1977) las trampas se deben ser dirigidas a la lengua, ya que esta
no es un dato secundario con respecto al lenguaje, sólo su expresión. En cambio,
desde Lacan podemos situar qué las trampas se harán al lenguaje. Si el lenguaje
“es una elucubración de saber sobre lalengua” (p.172) entonces es pertinente
pensar que la interpretación, en este momento de la enseñanza lacaniana, va a
apuntar a des -consistir la fijeza del lenguaje, en tanto lectura de lalengua de cada
quien.
22

Caso de Michel Leiris: ‘Lizmente’


El siguiente caso que relata Eric Laurent (1998-9), si bien el lo desarrolla para
articular las relaciones entre semblante y sentido, en este caso permitirá articular lo
recién mencionado.

“Un ejemplo que suelo dar (...) es el de Michel Leiris y su formulación


‘lizmente’, que marca su primer recuerdo, el recuerdo encubridor de su
vida, y su relación con la felicidad, más exactamente, su relación con la
desdicha y con la mujer que lo corrige. El hecho es que elige un soldado
que le gusta, y este está a punto de caer… Él lo atrapa justo y dice
‘lizmente’ (reusement). Su madre lo corrige: ‘No, no sé dice ‘lizmente’, sé
dice ‘felizmente’ (heureusement).
El ubica este recuerdo al comienzo de sus escritos, de su libro, y desde
entonces sé sabe qué vivió una desgracia. Punto. Realizó un análisis
luego de un intento de suicidio extremadamente serio, durante una noche
con Bataille, en qué habían hablado más allá de la cuenta sobre la
desgracia de vivir, etc. Por otra parte, construyó una literatura de un
purismo extremo; nunca más permitió que alguien le dijera: ‘No, no sé
dice ‘lizmente’, sé dice felizmente’. El distribuía las deformaciones,
inventaba códigos, desfiguraba los usos. (p.199)

Resulta posible ubicar que la desgracia sufrida por Michel Leiris es consecuencia
del sentido que fijó la operación de elaboración del lenguaje sobre lalengua.
‘Lizmente’ es un S1 suelto, ilustra a lalengua y cómo el azar y la contingencia
quedan del lado de esta misma. Hay un sin-sentido: un real, que se diferencia del
carácter ficcional producido a posteriori y a cuenta del lenguaje.
Rápidamente sobre este S1, aparece un Otro (su madre) que sanciona que no sé
dice de ese modo, se dice: ‘felizmente’. Allí se ve cómo el lenguaje, en un tiempo
secundario, actuò elaborando un saber respecto de ese S1 suelto, que no tenía
como fin la comunicación, y de esa manera lo encerró en un destino desgraciado: el
de la infelicidad.
También es posible leer que en la construcción de esa literatura caracterizada
por un purismo extremo, se halla un trabajo decidido por parte del sujeto de
23

deconstruir el saber y el sentido que el lenguaje despliega sobre lalengua. En la


desfiguración de los usos, las deformaciones, los inventos se pueden leer “las
trampas al lenguaje”.

‘Hacer trampas’ no es descifrar.


Miller (2004) señala que la última enseñanza de Lacan es más realista al no
tomar como referencia al lenguaje, sino a lalengua concebida como una secreción,
la secreción de cierto cuerpo, y al ocuparse menos de los efectos de sentido, para
ocuparse más de aquellos efectos que son afectos.
De esta manera, pensar la expresión “hacerle trampas al lenguaje” como un
modo de interpretación implica alejarse de la interpretación en su vertiente de
desciframiento, tal como la entendía Lacan (1958) en los comienzos de su
enseñanza.
En la interpretación de desciframiento el eje estaba puesto en la relación
simbólica entre el sujeto y el Otro como lugar de la palabra. Descifrar los mensajes
cifrados, bajo el registro del discurso del Otro, implica hacer una lectura del síntoma,
del padecimiento del sujeto. Una lectura o puntuación que otorgue un nuevo sentido
al discurso del paciente. Una interpretación que va de sentido en sentido.
Intervenir bajo la modalidad de “hacer trampas al lenguaje” nada tiene que ver
con el desciframiento de una verdad oculta. En todo caso, es posible ubicar qué si el
lenguaje impone las reglas, la interpretación propondrá las trampas, dirigidas a
separar la lalengua del lenguaje. Poder desbaratar el sentido coagulado que el
lenguaje tejió sobre los S1 sueltos de la lengua, implica poder deshacerse de algo
de ese saber. No de generar un sentido nuevo que lo reemplace.
En esta línea, es necesario retomar lo que señala Miller (2004-5):
La cuestión es saber (...) a qué está adherida, clavada, la interpretación,
que no está con constituida por contenidos, por enunciados, sino que es
un modo de decir caracterizado por su gratuidad, por su esencia lúdica, y
qué supone reconducir el lenguaje -que es una regulación- a los juegos
posibles en la lengua. (p.24)

Hacer estallar el lenguaje en orden de encontrarse con los juegos posibles de la


lengua, se encuentra en línea con la posibilidad de hacer ver que la desarmonía en
lalengua es originaria. Es una interpretación que no se propone “dar de comer al
24

síntoma” (Miller, 2004, p.32) con más sentido. No sé caracteriza por ser un decir que
se explica, o se reitera. En todo caso, consiste en abrir un espacio entre lalengua y
el lenguaje para poder cernir lo real, lo singular de los juegos posibles en lalengua.
Es posible ubicar que ya no se parte de la idea de “eso quiere decir” sino de que
“eso goza”. Hay goce y el lugar de este es el cuerpo. Entonces, la interpretación es
formulada como un decir que apunta al cuerpo hablante (Sotelo, 2018), a leer el
acontecimiento de cuerpo. Desarticular el sentido que elucubro el lenguaje abre la
posibilidad de, en un análisis, apuntar a tocar algo del goce de lalengua. Alcanzar la
opacidad de goce, lo imposible de decir.
Orientarse hacía la perspectiva del “goce que no miente”, como lo señaló Lacan,
supone una interpretación que no es desciframiento, elucubración de saber, sino
que apunta a cernir algo de lo real, por una vía que no es la del sentido, sino más
bien la de su vaciamiento. Desde esta perspectiva, la intervención del analista
produce efectos de resonancia en el cuerpo por sobre el sentido, efectos evocativos
(Sotelo, 2018).
.
Interpretación propiamente lacaniana: efecto de agujero.
Siguiendo a Miller (2006-7) es posible ubicar en las elaboraciones de Lacan
(1974-5) ubicadas en su Seminario XXIV, una aspiración a encontrar un significante
nuevo que dé cuenta de otro modo de interpretación. Este significante nuevo
encontraría su especificidad en no tener ningún sentido” (p.167).
Miller (2007-8) señala que la interpretación posee un doble efecto: de sentido y
de agujero. Desde esta perspectiva, este nuevo modo de interpretación queda del
lado del efecto de agujero. En un análisis se conjugan ambas vertientes, un modo
de interpretación no elimina al otro. Es necesario, en la experiencia analitica,
dispensarse de descifrar los mensajes cifrados, pero también es pertinente situar lo
imposible de decir, hacer resonar el agujero.
“Hacer trampas al lenguaje” alude al agujero en el sentido. Implica hacer resonar
un vacío de significación. A diferencia de la interpretación freudiana, está se dirige
más alla del sentido sexual, apunta más allá, hacía la inexistencia de la relación
sexual. En otras palabras, indica la no relación sexual.
En la poesía es donde Lacan encuentra las coordenadas para introducir esta
modalidad interpretativa. Al igual que la maniobra del poeta, es dable pensar que al
25

introducir trampas en el lenguaje, de lo que se trataría no es de redoblar un sentido,


sino de eliminarlo, hacer notar su ausencia.
De esta manera, es posible destacar que el sentido adormece, la poesía
adormece también si va de sentido en sentido; cuando uno se despierta es cuando
no comprende. Es decir, uno despierta cuando las trampas tienen efecto de vacío
de sentido sobre el lenguaje, posibilitando el encuentro con lo real enigmático de
lalengua de cada quien.
26

Conclusiones
A partir de lo abordado y desarrollado en el presente escrito, se pueden esbozar
algunas respuestas a los interrogantes iniciales.
El desarrollo de esta tesis buscó responder la pregunta acerca de si es posible
pensar a la interpretación como un modo de “hacerle trampas” al lenguaje. Con este
objetivo se recorrió la relación posible entre la expresión “hacer trampas a la lengua”
(Barthes, 1977) y la interpretación lacaniana, tal como la concibe Miller (2003-04) en
“un esfuerzo de poesía”.
Con la introducción del Seminario XX en el año 1972, es posible ubicar en la
enseñanza de Lacan un cambio de dimensión. Ciertas elaboraciones conceptuales
nodales en su obra sufren modificaciones, en tanto Lacan inventa y reinventa el
psicoanálisis. El hecho de interrogar, en ese mismo seminario, el concepto mismo
de lenguaje, y diferenciarlo de lo que él llamara “lalengua”, implica que se produzca
un viraje en la manera de concebir la interpretación.
Barthes ubica qué el lenguaje es el objeto privilegiado donde se inscribe el poder.
No diferencia sustancialmente al lenguaje de la lengua, es decir, concibe que la
lengua es un código mediante el cual el lenguaje encuentra expresión. Por esta
razón es que señala que para alcanzar cierta libertad y escuchar a la lengua fuera
del poder, se deberá hacer trampas a la lengua misma. Justamente porque ella es la
ejecución de todo lenguaje.
En cambio, desde la perspectiva Lacaniana podemos ubicar qué las trampas
estarán dirigidas al lenguaje, ya que este es un dato secundario con respecto a
lalengua. Y más aún, implica una operación de elucubración, de elaboración
respecto de los S1 sueltos en lalengua. El lenguaje opera produciendo un saber
respecto de lalengua, por lo tanto las trampas estarán direccionadas a desbaratar
ese saber, desconsistir el sentido fijado.
La interpretación que puede ser concebida como un modo de hacer trampas al
lenguaje, no es la interpretación de desciframiento, la cual fue primeramente
elaborada por Freud (1900) y luego re conceptualizada por Lacan (1958).
La interpretación propiamente lacaniana implica producir un efecto de
vaciamiento de sentido. No sé dirige a traducir, a generar un nuevo sentido respecto
del discurso del paciente. No sé caracteriza por ser explicativa, ni extensa. En todo
caso, consiste en un efecto de agujero, agujero en el sentido.
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“Hacerle trampas” al lenguaje, consiste en abrir un espacio entre lalengua y el


lenguaje para poder cernir lo real, lo singular de los juegos posibles en lalengua. Si
el lenguaje impone “la regla del juego”, como afirma Leiris (1948), la interpretación
aportará las trampas que hagan lugar a lalengua.
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Referencias bibliográficas

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