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Obra un acto
de William Shakespeare
Prólogo
Dentro de los géneros literarios es en el teatro donde se puede apreciar más claramente
la puesta en cuestión de la identidad personal. En primer lugar, por el desdoblamiento
de personalidad que conlleva la dupla actor-persona, papel-sustento del papel. ¿Cuál es
el punto de equilibrio entre el actor, de carne y hueso, y el personaje que debe
representar?, ¿hasta dónde debe sumergirse en el papel del personaje sin ser absorbido
por él?, en definitiva ¿cómo compaginar dos presencias en una sola persona? A esta
complejidad se suma el propio ser del personaje; no cabe duda de que en la novela, por
ejemplo, la coexistencia de varias personalidades en una persona es frecuente, siendo su
caso extremo el dr. Jekyll y mr. Hyde, pero es en los personajes teatrales donde quedan
más palmariamente expuestas esas escisiones. Dos ejemplos griegos: Ayax rendido a las
temibles fuerzas desquiciantes de la hybris, Edipo a los oscuros designios del destino.
Esta obra, La noche que jamás existió. Obra en un acto de Humberto Robles de León,
tiene la virtud de plantear esa misma cuestión, pero desde la ligereza de la comedia de
enredo. Bajo la apariencia de una festiva obra de Shakespeare, con diálogos
entresacados de varias obras del dramaturgo inglés, consigue el autor una atmósfera
tensa y leve de grave y chispeante belleza. La reina Isabel de Inglaterra, una mujer
imbuida de la conciencia de ser una persona entregada al Estado, quiere saber qué es el
amor; para ello, le propone a su poeta favorito que durante una noche la instruya en las
artes amatorias. Así es como, si de un juego de seducción se tratara, van entretejiendo
un mosaico lúdico en el que se intercambian papeles de hombre y de mujer
indistintamente hasta llegar a un delicado, sutil y arriesgado límite en el que ya no se
sabe qué identidad tiene uno y otra. Al amanecer, un filtro de propiedades mágicas
administrado por la reina a Shakespeare hará que el dramaturgo al mismo tiempo que se
duerme olvide toda la comedia.
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La noche que jamás existió Humberto Robles
Personajes:
William – 36 años
Elizabeth – 67 años
I1.
Otra sugerencia es hacer dos elencos (que en realidad serían cuatro): una
las cuatro versiones. Una vez más: para lo que se quiere decir, el resultado es
el mismo.
Notas:
1.- Salvo en los pies de página que indican otros autores, todas las citas
2.- Me tomé la libertad de incluir varias obras que fueron escritas por
1
En cualquier representación debe respetarse la época en la que transcurre esta obra
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La noche que jamás existió Humberto Robles
ACTO ÚNICO
Voz William: La vida es una historia contada por un idiota, una historia llena de
William: “… Nuestras diversiones han dado fin. Estos actores, como había
previsto, eran todos espíritus y se han disipado en el aire, en el interior del aire
impalpable; y a semejanza del edificio sin cimientos de esta visión, las altas
torres cuyas crestas tocan las nubes, los suntuosos palacios, los solemnes
rastro de ello. Estamos hechos de la misma materia que los sueños y nuestra
tallado con puertas que tiene encima una jarra de vino y dos copas. Sobre una
pequeña mesa hay un candelabro con velas y unos folios. Al fondo hay un
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Macbeth
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La Tempestad
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La noche que jamás existió Humberto Robles
va diluyéndose.
cuántas de horror: desde el oso de Rusia hasta el tigre de Hircania4...! Pero por
encima de todo: qué gran conocimiento del alma humana... Espero que no
humano.
aprecio que os haya gustado la pieza de este, vuestro humilde y fiel súbdito.
Elizabeth: Satisfizo todas mis expectativas... Y debo deciros que a estas alturas
venid a compartir conmigo este vino antes de que os revele por qué os he
hecho venir… Porque supongo que estaréis intrigado por esta poco habitual
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Mencionados en Macbeth
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La noche que jamás existió Humberto Robles
William: Así es… aunque debéis saber que lo que me solicite mi soberana es
Ella va al mueble y sirve dos copas de vino. Toma una y le tiende la otra a él.
Ambos beben.
Elizabeth: Probablemente sea una desgracia que las mujeres tengan prohibido
William: Al igual que vos, opino que os hubieseis desempeñado muy bien en el
atrae de inmediato las miradas de quienes os rodean... Sois dueña de una voz
destacar... Conocéis el poder que genera una pausa, tan dramática como el
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La noche que jamás existió Humberto Robles
debe poseer una buena dosis de histrionismo. (Ríe) Os confieso que más de
una vez he tenido que actuar frente a algún embajador, noble o vasallo.
William: Entonces, eso confirma que habríais sido muy buena actriz.
Elizabeth: Cosa imposible, querido Will, cosa imposible... porque una actriz es
William: ¿...?
Elizabeth: ¡Yo soy la reina…! Una reina no es una mujer, una reina no tiene
sangre de los Tudor corre por mis venas... (Toma unos folios) Si me gustan
vuestras obras, es porque reflejan lo más recóndito del alma humana... (Toma
uno de los folios) Cuando las leo, he de releerlas y cuando lo hago, siempre
pensar que con un sueño damos fin al pesar del corazón y a los mil naturales
Elizabeth (actúa y dice de memoria): “¿Es una daga eso que veo ante mí, con
embargo, te veo siempre…! ¿No eres tú, visión fatal, perceptible al tacto como
cerebro delirante…6?”
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Hamlet
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Macbeth
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La noche que jamás existió Humberto Robles
historias y con ellas mostrar en escena las pasiones que arden en las almas de
infortunada madre, Ana Bolena... Y una vez, solo una, creí haber visto reflejada
porque, ¿sabéis?, ella y yo nunca nos conocimos... Apenas nos vimos en unos
cuantos retratos… Tal vez deberíais escribir sobre ello... ¿No os parecen
Pensad por ejemplo en una obra sobre mis padres... ¿Quién sería el virtuoso...
quién el deshonesto? ¿El rey Enrique...? ¿La reina Ana...? ¿A favor de quién
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La noche que jamás existió Humberto Robles
tendríais que tomar partido por uno u otra, y no sé si vuestra elección sea veraz
presuntos delitos?
(Pausa) Incluso podría haceros un encargo semejante o aún más difícil… (Tras
Inglaterra... Las dos son contrincantes naturales puesto que una representa a
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La noche que jamás existió Humberto Robles
Elizabeth: ¿Sabéis que se dice que no bastó un golpe para cercenar la cabeza
William: La muerte es ese país desconocido del que no retorna ningún viajero7.
Elizabeth: ¡Qué desventura morir tan joven y sin haber escrito todo cuanto
Elizabeth: Debéis saber que llevo varios días con sus respectivas noches,
cavilando quién podría ser la persona adecuada para la empresa que tengo en
mente... El hombre que necesito para despejar... ciertas dudas sobre algunos
temas que desconozco y que han despertado un enorme interés en mí… Uno
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Hamlet
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Ibid.
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La noche que jamás existió Humberto Robles
William: En vuestro reino existen muchos mejores que este vuestro obediente y
leal vasallo.
conocimientos y más que nada: que sea absolutamente discreto... Por todo
Elizabeth: Pero os advierto: lo que esta noche suceda aquí, nadie puede
William: Os prometo que de mis labios no saldrá palabra alguna de lo que esta
noche ocurra.
Elizabeth: Aunque ahora que pienso en ello, temo estar cometiendo un error…
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La noche que jamás existió Humberto Robles
Quiero que exprese la verdad sea cual sea esta, sea de mi agrado o no... Por
licencias poéticas.
conveniente.
hemos logrado salir de ahí con vida … (Pausa) Vos habéis escrito sobre todos
William: Melpómene y Talía han sido benévolas con este súbdito vuestro.
Elizabeth: ¡Invocad entonces a esas musas que han sido tan generosas con
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La noche que jamás existió Humberto Robles
soberano debe dominar al estado y a sus súbditos... Es por ello que debe
saberlo y conocerlo todo… Por lo mismo, hay algo que, por estar entregada en
William: ¿Majestad?
Elizabeth: Tal vez he sido poco clara... Antes que nada, William, os repito, yo
ese Amor que es el amanecer y el ocaso de todas las historias... No del Amor
que hay entre dos personas... Aquél por el que las doncellas suspiran y por el
que los gentiles hombres arriesgan su vida... Ese que cantan juglares y
vuestro arte de actor, ¿qué es eso que todos persiguen? ¿Qué es aquello que
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La noche que jamás existió Humberto Robles
Elizabeth: ¿Acaso es más valioso que el oro que llevan los galeones
españoles? ¿Vale más que los tesoros de ultramar... que la gloria de derrotar a
actor que a la vez es un poeta... Vos sois diestro en ambos oficios... Por lo
tanto, os ordeno que hoy olvidéis quién soy... Por esta única noche dejaré de
solicito?
William: ¡Cualquier sitio puede ser un teatro…! Una calle, una plaza pública,
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La noche que jamás existió Humberto Robles
mujeres son actores. Todos hacen sus entradas y sus mutis y diversos papeles
en la vida9.
todo cuanto hay en ella... Convertidme esta noche, por única ocasión, en una
William: ¿Cómo?
hombre y vos interpretad a una mujer... ¡Explicadme cómo aman los hombres y
cómo aman las mujeres! ¡Eso es lo que quiero descubrir esta noche! Haced
todo cuanto esté a vuestro alcance, Cisne de Avon, para expresar qué es el
Amor.
Elizabeth: No temáis nada, querido Will... Cumpliré con lo dicho: esta noche
jamás existirá... Vos no diréis nada… y yo tampoco... Pase lo que pase, nadie
lo sabrá... Esta noche no habrá testigo alguno que pueda asentar algo en los
recurrir a todas vuestras técnicas para revelar ese misterio… Vamos, Will,
William (tras pausa): Muy bien. (Se pasea) ¡Dioses, prestadme el lenguaje
florido de todos los idiomas sonoros10 para decir que el Amor consuela como el
resplandor del sol después de la lluvia…! ¡Oh, Amor poderoso!, que a veces
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Como gustéis
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Trabajos de Amor perdidos
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La noche que jamás existió Humberto Robles
lugar sabed que el Amor se nutre con la mirada... Con la mirada sensible, el
Amor sensible; con la mirada del alma, el Amor del alma... Las miradas
color verde mar es la mirada del Amor11… ¡Pero, mi señora, tened cuidado con
los celos! Es el monstruo de ojos verdes, que se divierte con la vianda que le
nutre12… Y los lamentos de una mujer celosa son un veneno más mortal que la
dicho.
Elizabeth (va a un mueble y toma una baraja): Dejémoslo al azar… Sacad dos
cartas.
Elizabeth: ¡Un rey! (Saca una carta y la muestra) ¡Y una reina…! La suerte
indica que debéis hablarme del Amor de un hombre hacia una mujer… Las
cartas nos dicen que vos seréis el caballero y yo la dama. (Ella deja la baraja)
William: ¡De acuerdo...! ¡Como gustéis! (Va a quitarse alguna prenda) ¿Puedo?
tocarme.
Música.
William: Veréis, milady… El Amor es una nube hecha con el vapor de los
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La noche que jamás existió Humberto Robles
ataca, provoca un mar de lágrimas […] ¿Qué más es el Amor? Una locura
benigna, una amargura sofocante, una dulzura que da consuelo14… Sabed que
el Amor de los jóvenes no está en el corazón, sino en los ojos15… Y oír con los
ojos es una de las agudezas del Amor… El hombre ama de formas distintas y
todas estas maneras son llamadas Amor… Muchas veces tenemos por Amor lo
deseo cegados por un arrebato… He ahí el célebre moro de Venecia, quien era
naturalmente libre, y que creía que todos los hombres eran honestos… Pero
por la intriga y por un pañuelo, un hombre noble, cegado por los celos,
equívocos y a veces cómicos, porque el Amor, como ciego que es, impide a los
más ligera locura en que el Amor os hizo caer, es que no habéis amado19… El
Amor es una especie de camaleón que puede vivir del aire. Si es dulce el Amor
que se ha logrado conquistar, el que se ofrece sin ser solicitado es más dulce
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Romeo y Julieta
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Ibíd.
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Macbeth
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Cardenio; obra de teatro escrita en 1613 por John Fletcher y William Shakespeare
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El mercader de Venecia
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Como gustéis
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La noche que jamás existió Humberto Robles
aún20… Debéis saber que la conciencia es la voz del alma; las pasiones, la del
cuerpo.
Soy en el mundo como una gota de agua que busca en el Océano a otra gota,
inadvertida23…
Ella suspira.
Para lograr cumplir con la tarea que me habéis encomendado, os pediré que
concebidas, de lo que sabéis y creéis… Dejaros llevad por mi voz… Que ella
sea vuestra guía, y así convertíos en las aguas de un río que, inexorable, sigue
Venecia!
William: Dejad a un lado la ilusoria realidad que se impone entre estas paredes
y ved mas allá… Recread con vuestra mente aquella ciudad... Recordad lo que
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Noche de Epifanía
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Romeo y Julieta
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Ibíd.
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La comedia de las equivocaciones
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Hamlet
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La noche que jamás existió Humberto Robles
William: Esforzaos, milady… (Señala, teatral) ¡Mirad, señora mía! ¿Los veis?
Elizabeth: ¿Qué?
William: ¡Allá se alzan los caballos de San Marcos bajo las cúpulas de aquella
incomparable basílica!
Elizabeth: ¿Dónde?
Palacio Ducal!
Elizabeth: ¿Qué?
William: ¡En la plaza el aleteo de las palomas que emprenden el vuelo sobre
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Sueño de una noche de verano
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La noche que jamás existió Humberto Robles
comprando especies y sedas de oriente; los moros negociando con los judíos;
¿Veis Venecia?
está ahí frente a vos…! Es en ese lugar precisamente donde vive la joven
Cynthia.
William: Tan bella como la belleza que persuade por sí misma los ojos de los
hombres26.
William: ¡A fe mía que lo es...! Aunque a las que la fortuna hace bonitas, rara
vez las hace honestas, y a las que hace honestas, las hace bien poco
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La noche que jamás existió Humberto Robles
William: Orsino.
funesto-, el Amor -cuyo mes es siempre Mayo-, vio una flor de las más bellas
corriente del Amor verdadero30… Figuraos que ese día se torna en noche de
Pasan los segundos, pasan los minutos... Y ella se torna intranquila... ¿Vendrá
o no vendrá su amado...?
escucha... (Calla)
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Sonetos para diferentes aires de música
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Sueño de una noche de verano
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La noche que jamás existió Humberto Robles
William: ¡Tenéis que imaginar…! Oíd el roce de una tela en movimiento cada
William: Nuestra hermosa joven tiene una nodriza parlanchina y chismosa, algo
nodriza… (Él toma una capa e interpreta el papel a la nodriza, “toca a la puerta”
y finge la voz de ella) ¿Todo bien, cara mía? (Pausa. Él espera. Con gestos la
mi querida niña.
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La noche que jamás existió Humberto Robles
William: Debéis intentar que vuestra nodriza os deje a solas ya que no debe
tardar en llegar vuestro fiel amante. Recordad que la nodriza es muy locuaz y
podría decirle a alguien que vos estáis esperando a vuestro enamorado, lo cual
apetezca.
enamorada.
Elizabeth: ¡Esta mujer tiene dones de hechicera! ¡Pareciera que leyese los
pensamientos de Cynthia!
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La noche que jamás existió Humberto Robles
William: ¡Contestadle!
Elizabeth (repite): Enamorada del perfume que invade la noche… nada más.
excusas.
buscar el jaque.
William: En efecto… ¡Amor, Amor, nada sino el Amor, y siempre más! Porque,
amantes gritan: ¡oh!, ¡oh!, y ¡mueren! Sin embargo, esta herida que parece
matar cambia los ¡oh!, ¡oh! en ¡ah!, ¡ah! Así, muriendo, el Amor vive todavía:
¡oh!, ¡oh!, un momento; pero enseguida, ¡ah!, ¡ah! ¡Oh!, ¡oh! gimiendo se
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Troilo y Crésida
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La noche que jamás existió Humberto Robles
Él la insta a decir ¡Oh!, ¡oh! y luego ¡Ah!, ¡ah! en un pequeño juego pícaro, mas
excelsas32… Porque el Amor no ve con los ojos sino con el alma33… (Prosigue)
corcel.
William: Ella así lo desea, mas debe estar alerta... En cuanto se aproxima el
Elizabeth: ¿Quién?
ramas la cobijan y así logra escuchar lo que su padre dice al escudero... (Toma
noche.
William: No tenemos forma de saberlo... Por eso hay que estar doblemente
atentos.
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Sueño de una noche de verano
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Ibíd.
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La noche que jamás existió Humberto Robles
trata de abarcarlo todo… Late su corazón con fuerza… Salvo el canto propio de
William: Ella lo ignora, sin embargo arregla sus cabellos, alisa sus ropas
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Los dos Hidalgos de Verona
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La noche que jamás existió Humberto Robles
Elizabeth: ¡Ah!
William: Duda que sean fuego las estrellas, duda que el sol se mueva, duda
Elizabeth: ¡Deteneos!
Elizabeth: Sí, sí... eso creo... Sucede que en un momento sentí como si una
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Soneto CVI
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Hamlet
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La noche que jamás existió Humberto Robles
William: Lo ignoro... sois vos la que debe decirme si algo he expresado con
ellas.
mi intento?
William: Os dije al principio que aquel había sido un día funesto... Por una
William: Ser honrado tal como anda el mundo, equivale a ser un hombre
William: El Amor corre hacia el Amor, como los escolares huyen de los libros…
pero el Amor se aleja del Amor, como los niños se dirigen a la escuela, con
el mismo jardín, bajo una luna que mengua, rodeados por el canto de las
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Hamlet
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Romeo y Julieta
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La noche que jamás existió Humberto Robles
vida.
William: Así como pocas veces los enamorados pueden rebelarse a los
engaña, sólo perdurarán en nosotros desastres. ¿Qué queda, pues, del Amor?
tontería o la locura.40
Elizabeth: Así que ella, con el corazón lacerado ante la inevitable desgracia, se
William: ¡De pronto él parece fulminado como por una lluvia de rayos, la tierra
Amor toma a la Razón por médico, no le admite nunca por consejero41… Así
como el gusano roe el capullo más precoz antes de abrirse, así el Amor
lumbre con nieve, como apagar el fuego del Amor con palabras.
Elizabeth: ¿Qué puede decir él, que pierde a su amada, ante tan fatídico sino?
extingue?
William: Intenta expresar lo que siente, mas no se han inventado las palabras
para hacerlo… Como si no fuese su voz, como si no fuesen sus labios, como si
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Mucho ruido y pocas nueces
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Los dos hidalgos de Verona
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Las alegres comadres de Windsor
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Los dos hidalgos de Verona
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La noche que jamás existió Humberto Robles
desde hoy el Amor tendrá por compañero al dolor, y los celos serán su escolta;
su comienzo será dulce, pero su final insípido. Alto o bajo, jamás se equilibrará,
de manera que todos los placeres del Amor no compensarán sus sufrimientos.
candidez más apacible; hará del joven un viejo y del anciano un niño.
tanto más falso cuando parezca más justo. Será perverso bajo el disfraz de la
Elizabeth: No del todo… Aún me falta mucho por saber, necesito conocer
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Venus y Adonis
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La noche que jamás existió Humberto Robles
maese, que aún están muy distantes las primeras señales del amanecer…
ángel malo que el Amor. Sansón fue tentado y gozaba de prodigiosa fuerza.
Cupido es demasiado dura para la maza de Hércules y por ello, harto desigual
sigue a galope persiguiendo al día y antes de que este lleguen los primeros
de cartas y se lo tiende a él, quien saca una carta) ¡Una dama…! Eso seréis…
(Saca una carta) ¡Un caballero…! Eso seré yo… (Deja el mazo) Invirtamos los
William: Así es… Aunque es verdad que ya no tengo edad para esos papeles
Elizabeth: Pasemos eso por alto… Tenéis que mostrarme cómo actúa un
hombre y cómo conquista a una mujer... (Señala fuera del escenario) En aquel
Él asiente y sale haciendo una reverencia, sin darle la espalda a ella. Ella se
poniendo.
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Trabajos de Amor Perdidos
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La noche que jamás existió Humberto Robles
Elizabeth: Aunque no creáis que soy poco versada en las artes de la galantería
Desde el rey de España hasta el zar de Rusia… Incluso, entre mis admiradores
ha habido corsarios... ¿Sabéis que en el Nuevo Mundo hay una tierra a la que,
escatiman en echar mano de todas sus habilidades y hasta las más bajas
artimañas para conquistar a una mujer… Claro que era imposible que yo
reina.
Ella aguarda. Él entra con una larga capa negra, con capucha, que cubre por
cuando debe calificarse sólo como una baja pasión que lleva a cometer un
delito brutal…? Jamás debemos confundir Amor con pasión… Lucio Tarquino,
Una tarde, durante el asedio romano a Ardea, los principales jefes del ejército
sus propias mujeres, circunstancia que dio lugar a que Colatino proclamara la
que habían sostenido, sólo Colatino encontró a su mujer hilando con sus
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La noche que jamás existió Humberto Robles
sus ropas una daga que empuña en lo alto con las dos manos) Al decir esto,
dio por vaina su seno inocente a un culpable cuchillo… (Se “clava” la daga en
William: La belleza es tan sólo un bien dudoso y vano, un relumbrante brillo que
capullos, vidrio frágil, que se quiebra enseguida; ¡bien dudoso, brillo, vidrio, flor,
Elizabeth: Tan cierta como que Inglaterra e Irlanda son tierras rodeadas de
agua.
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La violación de Lucrecia
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El peregrino apasionado
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La noche que jamás existió Humberto Robles
Del baúl o de algún mueble ella saca varias máscaras venecianas. Ella le
tiende una máscara femenina, él la toma y la pone frente a su rostro; luego ella
sufriendo un empacho, pueda enfermar y así morir… […] ¡Oh espíritu del Amor!
música) Resuena una melodía en el amplio salón del palacio donde se realiza
él, en medio del tumulto, la divisa… De entre todas las miradas enmascaradas,
par de ojos.
lenguaje del corazón50... Él al verla piensa que… (Se quita la mascara) Los
sonido más débil, donde no alcanza el sospechoso oído del ladrón; el sentir del
Amor es más suave y sensible que los tiernos cuernos del enconchado caracol:
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Antonio y Cleopatra
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Noche de Epifanía
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Titus Andronicus (en el original el nombre de Lavinia es el que se menciona)
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Frase de Shakespeare
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La noche que jamás existió Humberto Robles
cuanto al valor, ¿no es Amor un Hércules trepando todavía a los árboles de las
Hespérides? Sutil como una esfinge; tan acariciador y musical como el laúd del
brillante Apolo, que tiene por cuerdas sus cabellos. Cuando habla el Amor,
enmudecen todos los dioses para escuchar la armonía de su voz. Jamás poeta
alguno osó tomar la pluma para escribir, antes que a su tinta se mezclasen las
lágrimas del Amor. ¡Ah!, entonces sus versos arrobarían los oídos salvajes e
que se tengan en su marcha! [...] ¡Y yo suspiro por ella! ¡Velo por ella! ¡Ruego
por ella! ¡Es un tormento que me impone Cupido por haber ignorado el poder
pero menos aman los que pregonan por todas partes sus amores52.
Danza isabelina.
Elizabeth (interpreta a Rosalina): ¿No bailé con vos en Brabante una vez?
William (interpreta a Berowne): ¿No bailé con vos en Brabante una vez?
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Trabajos de Amor perdidos
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Los dos hidalgos de Verona
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La noche que jamás existió Humberto Robles
acabará cansando.
William (se pone la máscara): Los hombres son abril cuando hacen su corte;
diciembre, cuando se casan; las doncellas son mayo cuando son doncellas;
embrujado… porque es más fácil obtener lo que se desea con una sonrisa que
por el salón, piensa… (Se quita la máscara) De los ojos de las mujeres saco
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Ibíd.
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A vuestro gusto
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La noche que jamás existió Humberto Robles
esta doctrina: centellean aún con el recto fuego prometeico; son los libros, las
sabiduría, palabra que aman todos los hombres, o en nombre de los hombres,
autores de esas mujeres, o en nombre de las mujeres, por la que los hombres
somos hombres, por una vez perdamos nuestros juramentos para encontrarnos
jurar…?56
suelo.
son los que toman la delantera… pero las mujeres, como el néctar a las abejas,
pañuelo.
William: Recordad que en este momento vos no sois la reina… sois un gallardo
caballero.
toma el pañuelo.
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Trabajos de Amor perdidos
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El peregrino apasionado
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La noche que jamás existió Humberto Robles
William: Una rosa puede no ser una rosa, puede no ser una rosa57.
Elizabeth: ¿Debo tomar este gesto como una señal de esta fascinante dama?
Elizabeth: ¿Cómo?
William: Por ejemplo… pensad en las palabras precisas para expresar vuestros
Elizabeth (duda, actúa): Hermosos ojos, señora mía… (Le toma la mano)
William: Una vez conseguidas, las cosas pierden su valor; el alma del placer
William: Un amante, ya sea por Amor o por capricho, hace un sinfín de intentos.
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Enrique VI, segunda parte
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Eduardo III
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Troilo y Crésida
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La noche que jamás existió Humberto Robles
William: Podríais pasar galantemente uno de vuestros brazos por los delicados
hombros de ella.
Elizabeth: ¡Qué dama más difícil! ¡Imposible entenderla! ¡Me mira con aparente
William: Por un exceso de velocidad podemos ir más allá del objeto alrededor
del cual corremos y perderlo al rebasarlo60... Pensad que todo podría ser -o no-
decente debe decir “no” al menos tres veces… Observad lo distintas que son
William: Usad vuestros encantos de varón… Todos los recursos para cautivar a
muy pobre el amor que puede contarse…” Mas la reina de Egipto insiste:
“Quiero saber el límite del amor que puedo inspirar…” Así que el romano
William: ¡Majestad!
Amada mía… No soy bueno en el uso de las palabras, pero permitidme deciros
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Enrique VIII
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Antonio y Cleopatra
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La noche que jamás existió Humberto Robles
que para mí sois… sois… Sois como el aire que llena mis pulmones… Tan
cálida como la luz del sol… Tibia como el fuego del hogar… Sois agua fresca y
Elizabeth: Muy bien… Trataré… (Actúa) Vos, Rosalina, sois mi dueña, sois la
vuestro lebrel… ¿Qué decís, mi dueña, porque aunque no lo queráis, eso sois:
dueña mía?
(Sale)
Elizabeth: ¡Mujer altiva…! ¿Por qué rechazáis la devoción que hacia vos
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Frase de Shakespeare
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Noche de Epifanía
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La noche que jamás existió Humberto Robles
que este Amor que siento se transforma en odio por esa mujer…!
William (se quita la máscara): ¡Oh, corazón de tigre envuelto en una piel de
incidente quedará en el olvido… Sabed que hay sonrisas que hieren como
qué facilidad un ardor apaga otro ardor! Así como un clavo saca otro clavo, así
Ahora mi Amor, semejante a una figura de cera que se aproxima a las llamas,
que opaca todos los Amores existidos y por existir… Amor funesto, pero el más
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Enrique VI, tercera parte
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Mucho ruido y pocas nueces
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Macbeth
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Los dos hidalgos de Verona
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De los sonetos CLIII y CLIV
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La noche que jamás existió Humberto Robles
grande de los Amores... No hay sobre este mundo otro Amor que ése, ¡el de
William: ¡Así pues… ahora seré Julieta… Y vos seréis…! (Música) ¡Romeo!
Elizabeth: Señora, juro por esa bendita luna que pone puntas de plata en la
William: No jures por la luna, esa inconstante luna que cambia cada mes en su
William: No jures por nada. O si quieres, jura por tu persona, que es el dios de
mi idolatría. Y te creeré.
antes de que uno pueda decir “relampaguea”. Amor, buenas noches. Este
capullo de Amor, con el aliento del verano que hace madurar, tal vez resultará
una hermosa flor la próxima vez que nos veamos. Buenas noches, buenas
noches. Que tan dulce reposo y descanso venga a tu corazón como el que hay
dentro de mi pecho.
42
La noche que jamás existió Humberto Robles
William: Sólo para ser liberal y volvértelo a dar; y sin embargo sólo deseo
aquello que tengo. Mi botín es tan ilimitado como el mar, mi Amor igual de
profundo; cuanto más te lo doy más tengo, pues ambos son infinitos69.
Ambos quedan sumamente cerca. Ella lo toma entre sus brazos unos instantes
y luego lo separa.
William: ¿Ya quieres irte? Falta aún mucho para el día. Fue el ruiseñor y no la
alondra el que perforó el temeroso hueco de tu oído. Canta todas las noches en
qué franjas envidiosas ciñen a las nubes dispersas allá en el este. Las velas de
William: Aquella luz no es la luz del día, lo sé yo. Es algún meteoro que exhala
el sol para ser para ti esta noche una antorcha y alumbrar tu camino […] Por lo
Elizabeth: Deja que me atrapen, deja que me den muerte. Estaré contento,
pues tú quieres que así sea. Diré que aquel gris no es el ojo de la mañana, no
notas golpean el cielo abovedado tan alto sobre nuestras cabezas. Tengo más
Julieta así lo quiere. ¿Cómo es eso, alma mía? Hablemos. No es de día aún.
William: Sí es, sí es. Sal de aquí, vete, apártate. Es la alondra la que canta tan
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Romeo y Julieta
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La noche que jamás existió Humberto Robles
Algunos dicen que la alondra hace dulce armonía. Eso no es así, pues nos
intercambian sus ojos. Oh, quisiera yo ahora que intercambiaran también sus
ahuyentándote de aquí con dianas al día. Oh vete ya, más y más luz viene
creciendo.
(Toma su copa y apura la bebida) Pero el destino juega con los amantes, ya
que él ignora que el efecto del brebaje es pasajero… Así que Romeo llega al
amada ha muerto...
puedo llamar a esto un relámpago? ¡Oh! ¡Amor mío! ¡Esposa mía! ¡La muerte
belleza! ¡Tú no has sido vencida! ¡La enseña de tu hermosura ostenta todavía
sido enarbolado aquí…! […] ¡Ah! ¡Julieta amada! ¿Por qué eres aún tan bella?
70
Ibid.
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La noche que jamás existió Humberto Robles
siempre a tu lado, sin salir jamás de este palacio de noche sombría! ¡Aquí, aquí
fijaré mi eterna morada, para liberar a esta carne, hastiada del mundo, del yugo
del mal influjo de las estrellas…! ¡Ojos míos, lancen su última mirada! ¡Brazos,
den su último abrazo! Y ustedes, ¡oh, labios!, puertas del aliento, sellen con un
legítimo beso el pacto sin fin con la acaparadora muerte. (Toma una copa)
¡Ven, amargo consejero! ¡Ven, guía fatal! ¡Tú, desesperado conductor, lanza
ahora de golpe, para que vaya a estrellarse contra las duras rocas tu maltrecho
navío, harto de navegar! (Bebe) ¡Brindo por mi amada! ¡Oh, sincero boticario!,
William (tras pausa, se incorpora): ¿Qué veo? ¿Una copa apretada en la mano
fin…! ¡Oh, egoísta! ¿Todo lo apuraste, sin dejar una gota amiga que me ayude
para hacerme morir con un reconfortante…! (Con sus dedos apenas toca los
labios de ella) ¡Tus labios están calientes aún! […] (Pausa) ¿Qué? ¿Rumor?
¡Seamos breves, entonces! (Toma una daga) ¡Oh, daga bienhechora! ¡Esta es
instantes, ambos se incorporan. Ella toma las copas y él, solícito, sirve más
vino.
obra… De las historias que me habéis contado hoy, a pesar de su aciago final,
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La noche que jamás existió Humberto Robles
perseguían… Morir amando y siendo amado debe ser la mayor de las dichas.
(Toma las cartas y elige dos. Él toma las otras dos. Ella muestra las cartas)
William: Siempre será mejor ser rey de tu silencio que esclavo de tus
palabras71.
recordemos también en las Sagradas Escrituras a Ruth, abuela del Rey David,
que le declaró a Nohemí… “No insistas más en que me separe de ti. Donde tú
ante dios que sólo la muerte nos ha de separar…” (Pausa) Hoy nadie
prendas femeninas.
71
Frase de Shakespeare
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La noche que jamás existió Humberto Robles
querrá besarte...72
quedo sin voz, se me traba la lengua. Un fuego penetrante fluye enseguida por
debajo de mi piel. No ven nada mis ojos y empiezan a zumbarme los oídos. Me
cae a raudales el sudor, tiembla mi cuerpo entero, me vuelvo más verde que la
hierba…73 (Pausa) Maese, sois vos el que tembláis, como un hoja que pende
maldita74.
de todos los crímenes. El amor también es tan oscuro como el sol. La Noche
72
Poema de Safo de Lesbos
73
Ibíd.
74
Enrique VI, primera parte
75
Un cuento de invierno
76
Noche de Reyes
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La noche que jamás existió Humberto Robles
En el albor de los tiempos ese Amor -que hoy es crimen aborrecible- fue
hoy en día hay quienes practican el pecado de sodomía, incluso dentro de las
A pesar de conocer las terribles consecuencias por tales actos, como las más
atroces torturas o muertes aterradoras, hay aún hombres que aman a otros
Elizabeth: ¡Os he dicho que no me llaméis así…! Recordad que lo que suceda
William: Así es, pero… Oh espíritu del amor, eres enorme como un océano y
depredador sin discriminación alguna. Caprichosas son las formas del deseo77.
Rosalinda se vestía como un muchacho y era entonces cortejado por otro joven
actor que interpretaba a Febe, así como al actor que interpretaba a Orlando…
77
Noche de Reyes
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La noche que jamás existió Humberto Robles
(Ríe) Hombres que interpretan a mujeres que se hacen pasar por hombres…
William: Peligroso.
Elizabeth: ¡Acordaos que de esta noche nunca habrá constancia…! ¡Por Titania
y Oberón, esta fecha será borrada del calendario…! Por lo tanto, Bardo de
Elizabeth: ¿Me habláis de blasfemia a mí que fui excomulgada por el papa Pío
William: El propio Marlow, vuestro apreciado escritor, habló de Eduardo II, rey
maldito Gaveston…78!”
William: Por llevar a cabo actos impuros, el rey fue empalado con una espada
al rojo vivo hasta la muerte… Afirmaron que todos los males de Inglaterra
habían sido causados por esa relación. ¿Y no fue vuestro padre, el rey Enrique,
quien introdujo una ley en el parlamento, la cual castiga tal conducta con la
horca?
78
Eduardo II, Christopher Marlowe
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La noche que jamás existió Humberto Robles
William: Vuestra hermana, la reina María, abolió esa ley y vos misma la
Elizabeth: ¡¿No os dais cuenta que yo haría todo a la inversa de cómo lo hizo
juzgar.
caprichos... Obedeced.
William: Sólo expreso el temor por los sufrimientos y la condena que podría
ira de vuestra soberana… Ni siquiera vos, que estáis entre mis predilectos…
(Al oído de él) No olvidéis, maese, que esta noche jamás existirá… (Lo lleva
hasta donde se encuentra un folio) Tengo el poder absoluto para borrar esta
página de la historia… (Toma la mano de él) Vuestra mano, guiada por la mía,
sobre la de él, arranca una hoja de varios folios y la lleva a la flama de una
vela) Arderá en las llamas del olvido… (La hoja se quema y se consume. Tras
pausa, al oído de él) Vos tenéis a vuestro ángel bueno… Muchos sonetos dan
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La noche que jamás existió Humberto Robles
Avon... Si soy injusta, que sea el cielo el que cobre venganza y el que me
castigue.
William sale haciendo una reverencia sin darle la espalda a ella. Ella se va
guerreros griegos.
vínculo por encima del Amor entre un hombre y una mujer, fue considerado un
que cuando el dios Apolo lo vio, se enamoró de él…? Así también se amaron
"para el hombre común tanto las féminas como los varones sirven para el
placer, pero el Amor puro por los jóvenes está reservado a los filósofos…?”81 Y
hasta en la santa Biblia, ¿no se habla del intenso Amor que unía a David, antes
Ella se coloca unas barbas en el rostro. Él entra con otras ropas masculinas,
79
Soneto LV
80
Otelo
81
Diálogos de Tendencia Cínica, Luciano
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La noche que jamás existió Humberto Robles
Música épica.
cólera del Pélida Aquiles; cólera funesta que causó infinitos males a los aqueos
y el erastés.
Elizabeth: Ocho largos, larguísimos años han pasado del inicio del cerco a
Troya…
Elizabeth: La guerra y los dioses que lo han propiciado, han cobrado cientos de
vidas…
Elizabeth y William (al unísono): ¡Qué importa si es por Troya…! ¡La hermosa
82
El Banquete, Platón
83
La Ilíada, Homero
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William: Sus cuerpos son jardines en los que hacen de jardineros sus
humanos85.
de ti me separó, decepcionándome,
oído le murmura…
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La noche que jamás existió Humberto Robles
87
Soneto XXXVI
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La noche que jamás existió Humberto Robles
hacerlo!
William: ¿No me castigaréis por haber rozado mis labios a los vuestros?
William: Desde el inicio me habéis advertido que esa era la única prohibición.
único que puedo hacer por vos es agradecer todo lo que habéis hecho por mí
esta noche.
Ella lo levanta. Luego se va quitando las ropas masculinas y mira hacia una
ventana.
88
Soneto XXXIX
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La noche que jamás existió Humberto Robles
Elizabeth: ¡Mirad…!
ventana.
Elizabeth: Despuntan los primeros rayos del alba… Agoniza esta noche,
querido Will… El sol da sepultura a las estrellas una vez más… No tarda en
Elizabeth (tras pausa): Aprendí que el Amor es la fuerza más grande que
mueve al mundo, una energía poderosa que rige a los mortales… También me
mujeres de igual manera se rinden y se rigen por el dios Eros… Lo que nos
diferencia del resto de criaturas y bestias, es eso que llamamos Amor… Porque
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La noche que jamás existió Humberto Robles
Elizabeth: Gracias, maese, por lo que hoy me habéis enseñado… Creo que por
sucumbieron incluso los dioses del Olimpo… Pero más que nada, el fuego que
la humanidad es el Amor… Es por ello que me inclino ante vos como sólo lo
hecho ante a alguien que ha tenido más jerarquía que yo -muy pocos en
verdad-… De rodillas ante vos, os agradezco haber hecho todo lo que estaba a
89
Soneto CXVI
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La noche que jamás existió Humberto Robles
Elizabeth: La aurora está arribando… La luz se abre paso entre las tinieblas…
Solamente nos queda una última cosa por hacer… (Abre el mueble y saca una
contenido moviendo la copa con la mano) ¡No cese, no cese el trabajo aunque
pese90!
recordaréis nada de lo que aquí sucedió entre vos y yo… (Le tiende la copa)
Apurad la copa.
Él duda.
Nunca privaría de su existencia a alguien que brilla con tanto fulgor como vos...
Sois uno de los diamantes más preciados de mi corona, querido Will... El astro
90
Macbeth
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La noche que jamás existió Humberto Robles
William (duda y eleva la copa): Como la aguja del reloj que da otra vez
91
A la reina. Poema supuestamente leído por Shakespeare ante Elizabeth I. Tal vez fue
recitado en “Como gustéis”, como epílogo, tras una representación en la corte.
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La noche que jamás existió Humberto Robles
Elizabeth: Ah, Cisne de Avon, el ave fénix renació de las cenizas… la esfinge
develó su enigma… y una noche el unicornio soñó que era real… (Susurra)
gloria para siempre y más allá de los tiempos…! ¡Yo os concedo la eternidad…!
Vuestro nombre resonará por todo el orbe aún después de vuestra muerte y
protegedlo y cuidad de él…! ¡Dadle larga vida y gloria eterna…! (Tras pausa) Y
“Buen amigo, por Jesús, abstente de cavar el polvo aquí encerrado… Bendito
el hombre que respete estas piedras… y maldito el que remueva mis huesos93.”
92
Macbeth
93
Epitafio de William Shakespeare
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La noche que jamás existió Humberto Robles
- FIN
- Humberto Robles
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