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Cuál es el carácter de Dios?

28/04/2019 Deje un comentario

Cuando hablamos del Señor Jesús todos pensamos en Su amor abundante por
nosotros; Él vino personalmente al mundo para redimir a la humanidad y fue un
Hombre inocente que fue crucificado en la cruz, y este acto manifiesta
completamente Su amor por toda la humanidad. La Biblia dice: “por la
entrañable misericordia de nuestro Dios, con que la Aurora nos visitará
desde lo alto, para dar luz a los que habitan en tinieblas y en sombra de
muerte, para guiar nuestros pies en el camino de paz” (Lucas 1:78-79). Todo
cristiano que acepta la salvación del Señor disfruta de la gracia abundante que
nos concede a nosotros, y experimentamos la paz y el gozo que nos trae. Por lo
tanto, muchas personas creen que el carácter del Señor Jesús es eternamente
amoroso y misericordioso.
Esto es lo que yo pensaba también después de haber creído en el Señor durante
muchos años. Pero, entonces leí el pasaje de la Biblia donde el Señor Jesús regaña
a los fariseos: “Por eso os digo: todo pecado y blasfemia será perdonado a
los hombres, pero la blasfemia contra el Espíritu no será perdonada. Y a
cualquiera que diga una palabra contra el Hijo del Hombre, se le
perdonará; pero al que hable contra el Espíritu Santo, no se le perdonará
ni en este siglo ni en el venidero” (Mateo 12:31-32). De estas palabras, en las
que el Señor Jesús condena y maldice a los fariseos, vi que Su actitud hacia ellos
era de odio y aversión, y entendí de esto que el carácter de Dios también tiene
una cara que no tolera ninguna ofensa. Al llegar a este entendimiento, me sentí
muy sorprendido, y me puse a pensar: ¿Puede ser que el carácter del Señor Jesús
no sea sólo misericordioso y amoroso, sino que también sea majestuoso y lleno
de ira? Como no entendía completamente este asunto, empecé a buscar la
respuesta.
Gracias al Señor porque, después de un tiempo, mi búsqueda finalmente dio
resultados. Leí varios pasajes de las palabras de un libro: “En primer lugar,
sabemos que el carácter de Dios es majestad e ira. Él no es una oveja a la
que cualquiera puede matar; más aún, no es un muñeco para que las
personas lo controlen como quieran. Tampoco es aire que alguien pueda
manejar a su antojo. Si crees realmente que Dios existe, debes tener un
corazón que teme a Dios y debes saber que no se debe enojar a la esencia
de Dios”. “¿Cuál es la actitud de Dios hacia las personas que ofenden Su
carácter y Sus decretos administrativos? ¡Desprecio extremo! ¡Las
personas que no se arrepienten de afrentar el carácter de Dios lo enfurecen
en extremo! Estar ‘enfurecido’ es simplemente un sentimiento, un estado
de ánimo; no puede representar una actitud clara. Pero este sentimiento,
este estado de ánimo, dará lugar a un desenlace para esta persona: ¡llenará
a Dios de absoluta aversión!” “El amor de Dios por el hombre no es de esa
clase que mima o consiente; Su misericordia y tolerancia hacia la
humanidad no son indulgentes ni descuidadas. Por el contrario, el amor de
Dios por la humanidad consiste en apreciar, compadecer y respetar la vida;
Su misericordia y tolerancia transmiten Sus expectativas del hombre y son
lo que la humanidad necesita para sobrevivir. Dios está vivo, y existe
realmente; Su actitud hacia la humanidad es ejemplar, no es en absoluto
una regla dogmática, y puede cambiar. Su voluntad para la humanidad
cambia y se transforma gradualmente con el tiempo, con las
circunstancias, y con la actitud de todas y cada una de las personas”.

A través de estos pasajes, llegué a entender que Dios es el Señor de la creación y


que, aunque Él está lleno de misericordia y amor por la humanidad, también está
exaltado, y que, por supuesto, Su carácter no tolera ninguna ofensa. Cuando la
gente blasfema contra Dios sin escrúpulos, e incluso llega a luchar contra Él y a
oponerse a Él, entonces el castigo de Dios llega a ellos; sin embargo, Dios es
amoroso y misericordioso para los que siguen las palabras de Dios, los que
obedecen Su obra y los que tienen corazones temerosos de Dios. A través de esto
podemos ver que la actitud de Dios hacia el hombre no es inmutable, sino que
cambia con la actitud del hombre hacia Dios—este es el carácter justo de Dios.

Recordando cuando el Señor Jesús vino a la tierra a hacer Su obra, vemos que
expresó muchas verdades e hizo muchos milagros y señales. Los fariseos,
sacerdotes y escribas sabían perfectamente que las palabras y la obra del Señor
Jesús tenían autoridad y poder, pero, con el fin de salvaguardar sus posiciones y
sustentos, imprudentemente se inventaron rumores y juzgaron y denigraron al
Señor, tanto que incluso blasfemaron contra el Señor Jesús, diciendo que
expulsaba demonios apoyándose en el Demonio, e intentaron evitar que la gente
corriente le siguiera. Su actitud de ser hostiles a la verdad y estar hartos de la
verdad ofendió el carácter de Dios, y por eso el Señor Jesús les odió y maldijo
para que sufrieran desgracias, diciendo que ellos eran de la índole de la serpiente
y los hijos del infierno. Entonces estaba Judas, el discípulo del Señor Jesús, quien
siempre robaba dinero al Señor Jesús y se lo gastaba, quien no apreció Sus
palabras y no tuvo amor por la verdad en absoluto. También vendió al Señor
Jesús por 30 piezas de plata, convirtiéndose así en un traidor vergonzoso que
ofendió el carácter de Dios gravemente, y quien, al final, fue maldecido por Dios
y murió porque le estalló el estómago. También está la historia de Ananías y su
mujer, quienes se quedaron una parte del dinero que ganaron cuando vendieron
su tierra. Al hacer esto, no sólo engañaron a otras personas, sino que también
mintieron descaradamente al Espíritu Santo. Así ofendieron el carácter de Dios
y Dios los aniquiló. Estos hechos sobre la obra de Dios demuestran que el
carácter de Dios no sólo es misericordioso y amoroso, sino que también es
majestuoso y de ira, y esta es la encarnación del carácter justo de Dios. Aunque
Dios ama a la humanidad a la que Él creó con Sus propias manos, a los que se
rebelan contra Él y se oponen a Él descaradamente, Él revela otra cara de Su
carácter justo—la de ira profunda. Así, llegué a entender que la misericordia y el
amor del Señor Jesús no se nos otorgan perpetuamente. Cuando no seguimos el
camino de Dios y nos enfrentamos a Dios y actuamos de manera hostil hacia Él,
entonces Él desata Su majestuosidad e ira sobre nosotros, y la ofrenda del pecado
que el Señor Jesús hizo en nuestro nombre se hace nula y sin efecto. Como dice
la Biblia: “Porque si continuamos pecando deliberadamente después de
haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda sacrificio alguno
por los pecados” (Hebreos 10:26).

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