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Hipócrates describió una serie de lesiones en la cara, ya en el año 400 a.C. Las
lesiones en las regiones faciales son clínicamente muy significativas, ya que ella
proporciona protección anterior al cráneo y juegan un papel trascendental en la
apariencia. La región maxilofacial se asocia con una serie de funciones
importantes como la vista, olfato, el comer, respirar y hablar. Estas funciones
pueden ser gravemente afectadas y, en última instancia, conducir a deficiencias
en la calidad de vida. (SINGH, 2014)
Por otra parte, da Silva Mendes defiende que la apariencia del individuo es única;
la cara es la primera forma de reconocimiento del ser humano, el rostro expresa
nuestra personalidad, comunica las ideas, expresa la intensidad de las
emociones; la cara es fundamental para la comprensión de nuestra identidad y
de ahí la repercusión o secuelas que pueden derivarse de un traumatismo
maxilofacial (DA SILVA, 2015).
La epidemiología del trauma, según Lee, varía entre periodos de tiempo, no solo
debido a la población y los cambios sociales, sino también debido a los cambios
legislativos. La introducción de la legislación del uso obligatorio del cinturón de
seguridad en algunos países ha llevado a una reducción significativa de los accidentes
de vehículos de motor en las últimas décadas. La incidencia de estos se reduce aun
más en las regiones que hacen cumplir los límites de velocidad. Los estudios
epidemiológicos son una herramienta útil no solo para identificar la carga de trauma,
sino también para ayudar a los proveedores de atención médica en la asignación de
recursos y su planificación. El examen periódico de los datos es importante, para
conocer la carga de trabajo de los hospitales y lograr la planificación; para los
administradores del gobierno para determinar las asignaciones de fondos y para los
proveedores de atención médica para planificar la educación y la formación de
habilidades específicas apropiadas para hacer frente a problemas de salud
particulares. También es importante para los profesionales de la salud que tratan de
refinar los algoritmos de tratamiento para los pacientes con este tipo de lesiones y
para las organizaciones interesadas en la educación directa, en la prevención del
trauma y la mejora de su gestión. (Lee, 2015).
Las causas de la fractura maxilofacial han cambiado continuamente durante las últimas
tres décadas, y continúan haciéndolo. Las principales causas de este tipo de fracturas
en todo el mundo son los accidentes de tráfico, agresiones, caídas y lesiones
relacionadas con el deporte. La epidemiología de las fracturas faciales varía en una
población con respecto al tipo, la gravedad y la causa. La comprensión del trauma
maxilofacial ayuda a la evaluación de los patrones de comportamiento de las personas
en diferentes países y ayuda a establecer medidas eficaces para la prevención y
tratamiento de lesiones. (ABDULLAH 2013)
Kraft expone que el trauma cráneo maxilofacial afecta a una proporción significativa de
pacientes heridos. La epidemiología varía en tipo, gravedad y la causa, en función de la
población estudiada. (Boffano, 2014)
Arabion agrega como factor influyente en la epidemiología del trauma maxilofacial, a las
características religiosas de la población, Arslan al conocimiento sobre las normas de
tránsito y Mabrouk 33 a las características ambientales. (McGoldrick 2018)
Hoy las lesiones faciales son muy comunes debido a la mayor incidencia del trauma
vehicular, trauma industrial, asalto (con arma de fuego, cuchillo), ataques terroristas, y
lesiones de guerra. En muchos países, los accidentes de tráfico son la causa más
frecuente de las fracturas maxilofaciales. La mayoría de los pacientes están involucrados
en accidentes durante la conducción de un automóvil, motocicleta o bicicleta, o como
pasajeros de estos vehículos. Las fracturas maxilofaciales en peatones lesionados en una
colisión con un vehículo de motor son relativamente raros. (Stathopoulos, 2018)
La violencia del compañero íntimo se refiere a actos de abuso físico, sexual o emocional
por una pareja actual o anterior, con cohabitación o no. De las lesiones físicas
relacionadas con ella, alrededor del 40 % involucran a la cabeza, el cuello o la cara.
Aunque la mayoría de las lesiones son de tejidos blandos, otras graves también pueden
ocurrir. (Stathopoulos, 2018)
2. Definiciones de trauma y lesiones de cabeza y cuello
García Gutiérrez plantea que el término traumatismo procede y se deriva del griego
trauma, que significa herida, que es un término general que comprende todas las
lesiones, psicológicas u orgánicas, internas o externas y sus consecuencias locales
o generales para el organismo, que son causadas por la acción de cualquier tipo de
agente vulnerante, externo o interno. (GARCÍA GUTIÉRREZ, 2016)
Las Lesiones de Causa Externa (LCE) son definidas como el daño o lesión en una
persona en forma intencional o de manera no intencional. Esta lesión o daño puede
originarse por un traumatismo, envenenamiento, agresión, accidentes, etc. puede
ser mortal (lesión fatal) o no conducir a la muerte (lesión no fatal) (OMS; 2016).
Las lesiones por causa externa son consideradas desde hace dos décadas como
un problema sanitario a nivel mundial. Según datos de la Organización Mundial de
la Salud (OMS), aproximadamente 5,8 millones de personas mueren por año por
estas causas, cerca de 16000 personas al día, representando cerca del 10% del
total de las muertes que se registran en el mundo, 32 % más que el número de
muertes que resultan de la malaria, la tuberculosis y el VIH / SIDA. Por cada persona
que muere por esta causa, hay miles más lesionadas, muchas de ellas con secuelas
permanentes. Las muertes relacionadas con vehículo de motor ocuparon el décimo
primer lugar entre las causas principales de mortalidad en el mundo en el año 2002
(OMS; 2016).
El 1.08% presentó lesión de alguna rama del nervio facial y el 0.37% lesión a
glándula parótida. El 2.92% daño neurológico (encefálico) y el 5.11% afectación al
globo ocular. Se realizó tratamiento quirúrgico electivo en el 87.8% de las fracturas
identifi cadas (12.2% manejo conservador), y tratamiento quirúrgico inmediato en el
74% de las lesiones nerviosas o glandulares (el 26% se manejó electivamente una
vez que se estabilizaron las lesiones oculares y neurológicas). (ILLESCAS, 2015)
Los sistemas de vigilancia epidemiológica de lesiones de causa externa han permitido detectar
cambios y tendencias en la ocurrencia de las lesiones, establecer la susceptibilidad del riesgo
de la población de sufrir lesiones, plantear investigaciones sobre factores de riesgo, sugerir
medidas de control y prevención de las mismas, así como evaluar las bondades de algunas
medidas de control. No obstante, la sensibilidad y representatividad de un sistema de vigilancia
epidemiológica de lesiones no fatales de causa externa serán siempre menores que las de un
sistema de lesiones fatales. Esta situación obedece, en gran medida, a la naturaleza del evento.
Aún en zonas urbanas, con un desarrollo notorio en la red de servicios y amplia cobertura del
aseguramiento de la población, la información sobre lesiones de causa externa no fatales se ha
limitado a los registros de egresos hospitalarios y de consulta de urgencias, a investigaciones
puntuales para todo tipo de lesiones o a estudios de asociación de éstas con el consumo de
sustancias psicoactivas. (DÍAZ FERNÁNDEZ, 2014)
Los lesionados cada vez más graves han dado paso a una serie de parámetros
predictores y de utilidad para catalogar a los pacientes como graves, re direccionar
el tratamiento, y los cuidados definitivos para los pacientes.
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