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Sistema de abordaje en psicopatología

Cuando hablamos del sistema de abordaje de psicopatología, hacemos referencia a los distintos
enfoques de la intervención que se utilizan en el tratamiento de los trastornos mentales.

Desde el inicio de la humanidad a la enfermedad mental se le ha dado múltiples explicaciones:


mágicas, míticas, religiosas, científicas, sociológicas y pedagógicas. Pero aunque aún no haya un
acuerdo o consenso es innegable la urgencia de intervenir en la patología mental.

Cuando se toca este tema surgen interrogantes como: ¿cómo intervenir sobre a enfermedad
mental’ ‘Quién ha de hacerlo? Las tentativas de respuesta han tendido lazos con la psicología, la
farmacología, las neurociencias, la pedagogía, e trabajo social, la sociología y con otras formas de
intervención sobre lo psicológico: la psicología clínica, el psicoanálisis, la farmacoterapia, la terapia
familiar, la psicoeducación, entre otras.

El primer dilema sería quien interviene:

Diversas disciplinas han sido convocadas para el abordaje: la psicología, la terapia familiar, la
pedagogía y la psiquiatría.

Segundo dilema: desde dónde se interviene

La intervención farmacológica surge en los años cincuenta con la aparición de los antipsicóticos. Su
uso se justifica por una alteración sináptica (10). La premisa subyacente es que la enfermedad
tiene causa orgánica y su abordaje busca corregir tal déficit.

La necesidad de intervenir pedagógicamente al enfermo y su entorno tiene un origen aquí. Si la


enfermedad es una forma de déficit, es posible enseñar a los pacientes y sus familias a manejar lo
y a convivir con él, por medio de un cuidadoso entrenamiento. El trabajo del rehabilitador o
educador es eminentemente didáctico y práctico.

Finalmente, la intervención psicoterapéutica parte de la premisa de que la enfermedad mental se


origina en el sujeto pensante (modernidad) os planteamientos extremos niegan la dimensión
orgánica. También aquí, en algunos casos, se acude a la intervención pedagógica (pautas de
crianza, aprendizaje).

El tercer dilema: es a quien se interviene

El sobre quién se interviene se resuelve desde la polaridad enfermo-familia. En muchos casos, uno
de los polos es eliminado, lo cual genera la exclusión de algunas dimensiones de la enfermedad
mental. Esto afecta, como es de esperarse, las esperanzas de mejoría del enfermo (19). Olvidar el
entorno trae consigo riesgos de igual proporción que centrarse exclusivamente en éste.

¿Qué es la intervención clínica?

Método de tratamiento de los trastornos mentales debidos a conflictos intrapsíquicos conscientes


y/o inconscientes sin resolver, que exige por una parte del paciente un compromiso voluntario,
una colaboración y el deseo y la posibilidad de entablar con el psicólogo una relación interpersonal
que permite que se establezca un proceso terapéutico.

Psicofarmacología:
Pasamos de una «psicofarmacología superficial», a lo que podríamos denominar una
«psicofarmacología intracelular», que explicaría algunos de los datos hallados en décadas
anteriores.

Aspectos generales del tratamiento farmacológico

Como en cualquier otro campo de la medicina, el tratamiento adecuado implica cuatro aspectos:
las «cuatro D».

1. Diagnóstico:
2. 2. Droga (fármaco): la selección del mejor fármaco se basa en criterios de seguridad,
eficacia y sencillez de manejo.
3. 3. Dosis: se optará por la posología que garantice el mayor rendimiento con los menores
efectos adversos.
4. 4. Duración: cada patología requiere tratamiento durante un tiempo determinado.
Algunas enfermedades, y en concreto la depresión, requieren tratamiento prolongado que
puede variar según el estadio de la patología

Psicoterapia: la aplicación informada y deliberada de métodos clínicos y posicionamientos


interpersonales, derivados de principios psicológicos establecidos, con el propósito de ayudar a las
personas a modificar sus conductas, cogniciones, emociones u otras características de
personalidad en la línea que los participantes estimen conveniente.

La definición incluye los grandes sistemas de psicoterapia, como las terapias de conducta y
cognitivo-conductuales, el psicoanálisis y las terapias psicodinámicas, las terapias humanistas, las
terapias sistémicas y las terapias integrativas u holísticas. Integradas de una u otra forma a estas
modalidades de psicoterapia, habría que añadir un buen número de variaciones técnicas y
desarrollos que se esfuerzan para demostrar su eficacia más allá de los resultados clínicos. Entre
ellas cabe citar las llamadas terapias de tercera generación, como la terapia de aceptación y
compromiso (ACT) o la terapia dialéctica-conductual (TDC); las psicoterapias breves, como la
psicoterapia basada en la transferencia (PBT) o la psicoterapia basada en la mentalización; así
como un buen número de intervenciones especializadas dirigidas a contextos específicos:
intervención en crisis, parejas, grupos, etcétera.

Enfoques de la intervención clínica

Según la definición de Bunge (1988), un enfoque es una forma de ver las cosas o las ideas. De
manera más precisa, un enfoque (E) es un cuerpo (C) de conocimientos preexistentes, junto con
una colección de problemas (P: problemática), un conjunto de objetivos (O) y una colección de
métodos (M: metódica).

Enfoque biomédico

El marco de referencia del enfoque biomédico incluye biología, química y física. Su problemática
abarca tanto los fenómenos conductuales como los mentales. Permite explicar la conducta y los
procesos mentales apelando a los determinantes biológicos, y utiliza métodos tanto analítico-
inductivos como hipotético-deductivos.
los diferentes tipos de enfermedad pueden ser clasificados en tres grandes grupos, en función de
que su causa sea un agente externo (como un virus) que ataca al organismo (enfermedad
infecciosa), un mal funcionamiento de algún órgano (enfermedad sistémica), o un trauma
(enfermedad traumática). De estos tres modelos, el de enfermedad sistémica ha sido el que ha
alcanzado una aplicación más extensa a una gran variedad de trastornos mentales (Claridge,
1985)

El enfoque biomédico también da gran importancia al estudio de la predisposición genética a


padecer determinados trastornos, adoptando en muchas ocasiones una perspectiva
interaccionista (modelo de vulnerabilidad-estrés) que toma en consideración tanto la
predisposición genética como la incidencia de agentes patógenos externos.

Enfoques psicoterapéuticos

Como punto de partida, antes de la descripción de cada una de las modalidades de psicoterapia,
hay que señalar que todas ellas, independientemente del modelo teórico en el que se basen,
parten de la evaluación y formulación o conceptualización clínica del problema o problemas que
presenta el paciente como guía de la estrategia psicoterapéutica. También se debe señalar que
todos los enfoques de psicoterapia comparten principios generales, como la necesidad de
establecer una alianza terapéutica con el paciente o relación colaborativa en la dirección hacia los
objetivos de cambio planteados.

Enfoque psicoanalítico

Psicoterapia dinámica

Para Freud el Yo y el Super-yo son estructuras superiores que ejercen control sobre el Ello, situado
a un nivel inferior y no consciente. para Freud, la enfermedad mental, será el resultado del fracaso
en el control que el Yo y el Super-yo ejercen sobre la parte ancestral de la personalidad que es el
Ello. Este enfoque jerárquico de la organización del sistema nervioso y, en consecuencia, de la
personalidad y de la enfermedad mental es claramente platónico.

Básicamente, la psicoterapia dinámica es aquella que toma como punto de partida los principios
teóricos y técnicos generales del psicoanálisis clásico creado por Freud (1980) en el abordaje
psicoterapéutico del paciente.

El término psicoterapia psicodinámica se refiere a un conjunto heterogéneo de intervenciones


psicológicas que se derivan de la teoría psicoanalítica. Varias implementaciones de esta forma de
tratamiento enfatizan diferentes aspectos, que incluyen:

a) nociones del conflicto psíquico como un aspecto habitual de la experiencia humana;

b) la organización interna de la mente para evitar el displacer que surge del conflicto y maximizar
la experiencia de seguridad;

c) el uso de estrategias defensivas para la manipulación adaptativa de ideas y experiencia con el


objetivo de minimizar el displacer;

d) un enfoque evolutivo de la psicopatología entendida como producto de las consecuencias


adversas a largo plazo de adaptaciones en las primeras fases del desarrollo;
e) la organización de la experiencia en términos de representaciones internas de las relaciones
entre el self y los otros a lo largo del ciclo vital

f) la reemergencia esperable de esas experiencias en la relación con el terapeuta.

La teoría psicoanalítica ha evolucionado cronológicamente desde su explicación patogenética de la


psicopatología como: a) un bloqueo de los instintos (fijación) en las fases psicosexuales iniciales
del desarrollo (fase oral, anal, genital y de latencia) y una regresión a ellas ante las dificultades en
la edad adulta, en los primeros años del movimiento psicoanalítico; b) a su interacción con la
división tripartita de la mente humana o teoría estructural (primera y segunda tópica); c)
posteriormente siguieron los estudios de la autoestima, que fueron introducidos por la escuela
americana de la psicología del Yo (Mendelson, 1993), y d) a la alteración en las relaciones de
objeto de la escuela kleiniana (Klein, 1975). No obstante, estas cuatro líneas de pensamiento
siguen actualmente abiertas en diversas escuelas, aunque, en general, la tendencia es hacia una
disminución en la importancia dada a la sexualidad y un mayor énfasis en lo relacional.

El psicoanálisis (y en esto coincide con la mayoría de las teorías sobre el comportamiento anormal
formuladas desde la psicología) parte de la suposición implícita de continuidad entre lo normal y lo
anormal, entre el comportamiento adaptativo y el patológico; esa continuidad es tan fundamental
que lo uno no puede comprenderse sin lo otro. En ese sentido, se podría decir que el psicoanálisis
plantea un modelo psicológico del comportamiento anormal. Pero también tiene características
propias del modelo médico: las conductas son meros síntomas, y no tienen mayor interés que el
de servir como pistas para averiguar la causa profunda que las produce.

Tipos de psicoterapia dinámica:

 Psicoanálisis clásico individual


 Psicoterapia individual: Adulto Infantil
 Psicoterapia dinámica grupal
 Psicoterapia dinámica de pareja
 Psicoterapia dinámica institucional (grupos Balint)

Enfoque conductual

El principio básico del enfoque conductual en psicopatología es que la conducta trastornada


consiste en una serie de hábitos desadaptativos condicionados (clásica o instrumentalmente) a
ciertos estímulos. En consecuencia, el tratamiento adecuado consistirá en la aplicación de los
principios del aprendizaje para extinguir esos hábitos. La conducta es en sí misma el problema;
posiblemente intervienen factores biológicos entre el ambiente y la respuesta, pero existen
relaciones funcionales entre ambos que son suficientes para diseñar una intervención adecuada
en la mayoría de los trastornos. Dado que la conducta anormal se rige por los mismos principios
que la normal, no es muy útil (o incluso puede resultar contraproducente) establecer una
distinción cualitativa entre ambas, o entre diferentes tipos de conducta anormal.

Los principios de aprendizaje son:

Condicionamiento clásico
Condicionamiento operante

Aprendizaje observacional

Los trastornos psicológicos se entienden como resultado de experiencias de aprendizaje


problemáticas a lo largo de la historia biográfica. Los síntomas psicológicos serían, pues,
respuestas aprendidas a través de procesos como los señalados.

Las características o principios básicos de la terapia de conducta serán las siguientes:

1. Se hace hincapié en los determinantes actuales de la conducta, y en los fenómenos


contrastables y observables de ésta.

2. El terapeuta se interesa por el aquí y ahora y no por traumas y/o conflictos internos vividos por
el paciente en el pasado.

3. Se pretende relacionar de forma lineal las diversas conductas, y en especial aquellas


denominadas síntomas, con otros sucesos observables de naturaleza fisiológica o ambiental. Para
ello se realizará un análisis conductual pormenorizado.

4. El objetivo de este abordaje terapéutico será modificar conductas problema mediante técnicas
especiales y sustituirlas por conductas más adaptadas, con resultados que deberán ser evaluables.

Algunas de las técnicas terapéuticas del tratamiento conductual son:

Técnicas usadas en la terapia de la conducta

1) Control de estímulo
2) control de la consecuencia
3) modelado
4) autocontrol
5) cognitivas

Técnicas basadas en el control de estímulos

 Desensibilización sistemática
 Reforzamiento positivo/negativo
 Extinción graduada
 Exposición y prevención de respuesta
 Técnicas de reducción de ansiedad.
 Procedimiento de inundación
 Intención paradójica

Técnicas de control de la consecuencia

 Refuerzo contingente a la reacción


 Economía de fichas
 Tiempo fuera de reforzamiento positivo

Técnicas de modelado
 Aprendizaje a parti de un modelo in vivo
 Aprendizaje encubierto a partir de un modelo

Técnicas de autocontrol

 Autoobservación
 Control de estímulos
 Control de contingencias
 Contratos de contingencias

Enfoque cognitivo

En el enfoque cognitivo los determinantes principales del comportamiento anormal son


constructos cognitivos. Gran parte de los modelos de trastornos mentales elaborados desde este
enfoque están basados en la analogía menteordenador. La mente es entendida como un sistema
de procesamiento de información que, como los ordenadores, recibe, selecciona, transforma,
almacena y recupera datos; los trastornos mentales pueden ser explicados a partir de un mal
funcionamiento de algunos componentes de ese sistema.

Su principal virtud es abordar la mayor parte de la problemática tradicional de la psicología, así


como hacerlo con los recursos más potentes de la metodología experimental, aunque añadiendo
demasiada especulación en algunos casos.

(otro concepto teórico) El supuesto teórico de la terapia cognitiva es que la conducta está
mediada en gran medida por el modo que tiene un individuo de estructurar el mundo, modo que
está basado en actitudes y supuestos desarrollados a partir de experiencias previas de
aprendizaje. Este modo supone que una persona determinada percibe una situación y la evalúa en
función de las experiencias anteriores. El cómo la percibe y evalúa suscita unas respuestas
emocionales —observables y no observables—, unas imágenes mentales y un lenguaje interno,
que etiquetan esas situaciones, y toda esa cadena de procesos indicarán cómo afrontar esa
situación y emitir una conducta determinada en función también de su estilo de afrontamiento
modulado y modelado por aprendizajes anteriores.

El modelo cognitivo, en el que se basa la terapia cognitiva, poseerá los siguientes postulados
básicos:

1. Las cogniciones influirán tanto en nuestras emociones como en nuestra conducta.

2. La existencia de pensamientos irracionales generará la aparición de una conducta problema.

3. El objetivo de todo tratamiento cognitivo será eliminar o reducir las cogniciones irracionales que
desencadenan la sintomatología manifiesta. Una vez las cogniciones irracionales han cesado y son
sustituidas por pensamientos racionales es de esperar que la sintomatología problema
desaparezca.

Si bien desde un principio los teóricos potenciadores de la terapia cognitiva defendieron sus
aspectos diferenciales y novedosos respecto a la teoría del comportamiento, en la práctica clínica
diaria, siempre que se utilicen este tipo de procedimientos, se hará necesaria la utilización
adicional de procedimientos conductuales (de ahí que la mayoría de autores opten por denominar
este abordaje como cognitivo-conductual), no con la finalidad de potenciar cambios conductuales
del paciente, como era el caso del conductismo, sino con la intención de generar cogniciones y que
se produzcan cambios a este nivel.

La terapia se basa en la evaluación y formulación clínica del problema. En ella se incluyen los
factores de predisposición (por ejemplo, ansiedad rasgo, déficits en determinadas competencias,
creencias disfuncionales o red social pobre), desencadenantes (por ejemplo, acontecimiento vital
perturbador) y de mantenimiento (por ejemplo, pensamientos automáticos negativos o conductas
de evitación). La formulación o comprensión clínica del problema o trastorno orienta los
procedimientos terapéuticos específicos. Las principales estrategias terapéuticas empleadas en la
terapia cognitiva son:

Tratamiento y tipo de técnicas cognitivas

 Reestruturación cognitiva.
 Detención de pensamientos

Tipos y aplicación de la terapia cognitiva

 1. La terapia racional emotiva (TRE) de Ellis (1962).


 2. La reestructuración cognitiva sistemática de Goldfried (1979).
 3. La terapia cognitivo-conductual de Beck (1967).
 4. La terapia de habilidades de afrontamiento del estrés. Aquí se incluirían las técnicas de
inoculación de estrés de Meichenbaum (1977) y la de Novaco (1978) con el mismo
nombre.
 5. La terapia de resolución de problemas de D’Zurilla y Goldfried (1971).

Aun cuando las terapias cognitivas son diversas y tienen también orígenes teóricos diversos, se
configuran todas ellas según un triple abordaje terapéutico:

 1. Abordaje intelectual o cognitivo. A través de las sesiones terapéuticas se tratará de


identificar pensamientos erróneos o negativos que, según el modelo cognitivo de Beck,
son automáticos, es decir: telegráficos, poco formulados y surgidos sin previa reflexión,
impuestos al individuo que los acepta como perfectamente razonables y aprendidos según
el paradigma del condicionamiento clásico. Una vez identificados, se trata de comprobar
su relación con un comportamiento determinado y la validez de sus enunciados para más
adelante sustituirlos por pensamientos más lógicos y adaptativos.
 2. Abordaje emocional. En todo trastorno psicológico siempre existe un componente o
componentes emocionales de ansiedad fisiológica, conductual y/o cognitiva que se
suscitan o incrementan en muchas situaciones. El registro de estas situaciones permitirá
identificar y cuantificar la intensidad de estas alteraciones emocionales para después ir
progresivamente disminuyendo el grado de ansiedad que conllevan. Para ello se utiliza la
técnica de relajación progresiva de Jacobson y/o la exposición gradual a tareas de
complejidad creciente.
 3. Abordaje conductual. Al inicio de las sesiones se realizará un análisis funcional de la
conducta según el esquema E-O-R-C, en el que O es igual a pensamientos automáticos y
alteraciones emocionales. El cambio de éstos producirá la modificación de las conductas
desadaptadas y viceversa.

Enfoque existencial

Las terapias de tercera generación comparten un modelo contextual de psicoterapia que recupera
los principios básicos del enfoque conductual original, pero que a la vez incorpora supuestos y
procedimientos propios de otros enfoques como el fenomenológico, el humanista-existencial y el
sociocultural. Estas terapias se proponen explícitamente como alternativas al enfoque médico
caracterizado por una explicación psicológica interna de los trastornos mentales

Frente al modelo médico, el modelo contextual explica el trastorno que presenta un individuo
atendiendo a sus circunstancias, es decir, a aspectos interactivos, funcionales y contextuales. Por
lo tanto, el problema es consecuencia de las relaciones que establece la persona con los demás y
consigo mismo, es decir, con sus pensamientos, sentimientos y experiencias, y no de un déficit o
disfunción psicológica.

En el modelo contextual la intervención no se basa en el uso de técnicas específicas sino en la


aplicación de dos grandes principios terapéuticos: la aceptación y la activación.

Según este modelo, la eficacia del tratamiento no se mide con base en la reducción de síntomas
sino en función de si la persona ha conseguido modificar el contexto (social, interpersonal e
intrapersonal) que perpetúa el problema e impide avanzar en la dirección deseada.

 La terapia de aceptación y compromiso (Hayes, McCurry, Afari y Wilson, 1991)


 psicoterapia analítica funcional (Kohlenberg y Tsai, 1991) y
 la terapia de conducta dialéctica (Linehan, 1993)

constituyen las terapias de tercera generación más consolidadas.

Enfoque humanista y existencial

Los enfoques humanista y existencial agrupan una gran cantidad de escuelas diferentes en muchos
aspectos, pero que comparten una serie de presupuestos, como son (Sue, D.; Sue, D. y Sue, S.,
1994):

 La manera en que un sujeto interpreta los acontecimientos es más importante que los
acontecimientos mismos.
 Énfasis en el libre albedrío y en la responsabilidad por las propias decisiones.
 Énfasis en la integridad de la persona, por contraposición a cualquier intento de
reduccionismo.
 Las personas tienen la capacidad de convertirse en lo que deseen y de llevar la vida más
adecuadas para ellas.

Al enfatizar las experiencias conscientes de las personas y su capacidad para elegir entre
alternativas, los partidarios de este enfoque se oponen al psicoanálisis, para el que la conducta
está determinada por fuerzas inconscientes.
Carl Rogers fue uno de los mayores impulsores de las corrientes humanistas. Una de sus
principales contribuciones fue la visión positiva del individuo. Sus ideas acerca de la personalidad
(Rogers, 1959) reflejan su preocupación por el bienestar humano y su convicción de que la
humanidad es confiable y que se mueve hacia adelante. La psicología humanista no se concentra
exclusivamente en los trastornos, sino que está interesada en ayudar a las personas a realizar su
potencial.

El enfoque existencial es menos optimista que el humanista, puesto que se centra en la dificultad,
la irracionalidad y el sufrimiento que acontecen en la vida. El existencialismo, además, matiza la
actitud empática defendida por el humanismo, ya que propone que el individuo debe ser visto en
el contexto de la condición humana, y las consideraciones morales, filosóficas y éticas son parte de
la relación.

Para los existencialistas la conducta anormal (estereotipada, inhibida, moralmente rígida y


conformista) es resultado de conflictos entre las demandas del entorno social y la propia
naturaleza esencial de la persona.

Una de las consecuencias de los enfoques humanistas y existenciales ha sido la proliferación de


diversas terapias de grupo: terapia gestáltica, psicodrama, grupos de encuentro, etcétera,
basadas en la idea de que las relaciones interpersonales deben constituir uno de los focos
principales de atención y tratamiento, y en la creencia de que la terapia no debe limitarse a
solucionar problemas sino que ha de promover el crecimiento personal (Bootzin, Acocella y Alloy,
1993). En cualquier caso, los enfoques humanistas y existenciales han hecho aportaciones muy
importantes, sobre todo de índole práctica, al promover, influidos por la fenomenología, una
actitud empática y comprensiva hacia la persona que sufre un trastorno. Esta es una actitud que
permite avanzar en el conocimiento de los trastornos mentales, y un prerrequisito ineludible para
la efectividad de cualquier relación terapéutica.

Enfoque familiar sistémico

. Su presupuesto fundamental es que la conducta anormal individual es un síntoma de una


dinámica familiar enferma (Foley, 1989). Este enfoque presta gran atención a los aspectos de la
dinámica familiar relacionados con los patrones de comunicación que se establecen entre sus
miembros, atribuyendo muchos problemas a patrones inadecuados, como la contradicción entre
la información que se proporciona verbalmente y la que se comunica mediante lenguaje no verbal,
o la descalificación continua por parte de algunos miembros de la familia de los mensajes de los
demás (Weakland, 1960

La TFS es un modelo epistemológico y terapéutico que ha posibilitado una nueva orientación en el


estudio de la psicopatología y de la psicoterapia. Este modelo propone que un comportamiento
aparentemente patológico (o incomprensible) permanece inexplicable hasta que no es ubicado en
su propio contexto, es decir, observado y tenido en cuenta el conjunto de creencias, de
situaciones, de relaciones, de acciones y reacciones que constituyen su matriz.

La TFS estudia a los individuos como componentes de sistemas interpersonales, sistemas que
sirven de contexto explicativo de las conductas (sintomáticas o no) de sus participantes.

Instrumentos de la terapia familiar


Ficha telefónica racional, cuestionario de Bergman, entrevista circular y preguntas reflexivas,
mapas de futuro, externalización del problema

Escuelas y orientaciones de la TFS: proceso, estructura, contexto y narrativas

-Modelo que atiende al proceso de la comunicación (terapia familiar estratégica)

-Modelo que atiende a la estructura (terapia familiar estructural)

-Modelo que atiende al contexto (terapia del contexto.

PSICOEDUCACIÓN

Se considera a la familia, en sí misma, normal. Esto pone fi n a la discusión acerca de las familias
patógenas, anormales o al diagnóstico familiar.

• Se busca favorecer el desarrollo de las potencialidades familiares.

• Se hace hincapié en la necesidad de informar a las familias acerca de la etiología, el curso, los
síntomas y el tratamiento de la enfermedad.

• Se explicita, se estandariza y se le da linealidad a la metodología de intervención. Se enseña


cómo resolver problemas asociados con la patología de uno de sus miembros. Dichas técnicas se
desarrollan en períodos cortos.

• Se demuestra la eficacia de la psicoeducación con criterios de investigación empírica.

Ahora la psicoeducación no se limita a familias de personas con diagnóstico de esquizofrenia, sino


a todo tipo de trastorno mental u orgánico crónico. Si bien al principio se estableció una ardua
disputa con la terapia familiar, que tuvo su nacimiento en la psiquiatría (24), el diálogo entre
psiquiatras, terapeutas familiares, psicólogos, trabajado res sociales y otros ha permitido re
dimensionar la psicoeducación, la cual no se adhiere a ninguna escuela de terapia familiar en
particular.

La psicoeducación resulta ser un coadyuvante en el tratamiento de los trastornos mentales (25-


26). Diversos estudios han mostrado su eficacia en el tratamiento de la enfermedad mental, en
cuanto a la disminución de recaídas en pacientes esquizofrénicos (27-28). Además, resaltan que se
basa en la enseñanza que recibe la familia para comprender mejor la enfermedad y responder
apropiadamente a sus manifestaciones.

la psicoeducación promueve la mayor adherencia al tratamiento farmacológico y disminuye la


frecuencia de recaídas, al mejorar el desempeño social (31). Otras investigaciones han mostrado
que las familias que reciben este abordaje tienen mayor efectividad en la reducción de emociones
expresadas y que disminuye la frecuencia de recaídas de los pacientes (33

Actualmente se considera que las sesiones educativas son un componente necesario, pero no
suficiente para provocar modificaciones en el clima emocional de la familia o para prevenir
recaídas. La familia consigue mayor conocimiento de la enfermedad, pero esto no frena las
recaídas (35). Montero y Sanz Fuentenebro llegan a similares conclusio nes (36). En el caso de
pacientes bi polares, algunos estudios muestran que mejora la sintomatología depresiva, pero no
la maniaca (37). Por lo tanto, variables más decisivas para el cambio se encuentran en el formato
psicoeducativo del grupo y en la actividad de los profesionales que lo llevan a cabo, según Belloso
(36).

Premisas de la psicoeducación

La psicoeducación así planteada tendría premisas diferentes de las que emergieron en sus inicios:

1. La experiencia psicoeducativa es un evento de narración que persigue el tejido de una


nueva historia para el sujeto que sufre, para su familia y para el equipo de salud. Esto
articula con la idea de Hoshmand, quien indica que “las narrativas son unidades de
discurso organizadas que tienen como función interna central el relato de una historia”
(43-44).
2. 2. El experto reconoce que la familia vive en la dimensión simbólica de la enfermedad;
sólo podrá tomar noticia de ella si se involucra en su curso, pues to que su experticia, al
ser narrativa, exige relación, relato e historización.
3. 3. Las emociones suscitadas por la vivencia cotidiana con el enfermo y las creencias que
tienen éste y su familia nacen del mundo simbólico creado alrededor de la enfermedad, el
cual emerge de la experiencia y la historia subjetiva y familiar, así como de la urdimbre
cultural de la que hacen parte.
4. 4. El experto reconoce que su experticia es conversacional, lugar desde donde aprende a
conocer la vivencia que tiene la familia y el sujeto de su enfermedad.
5. 5. El objetivo de la estabilización de los síntomas y la rehabilitación posible del enfermo en
su contexto familiar, social, laboral, etc. se logra mediante la relación entre experto, sujeto
enfermo y familia. Este nexo posibilita tejer una nueva historia del padecer. Todos saben
que cada uno puede aportar cuan do conversa. Ello justifica la psicoeducación.
6. 6. La calidad de las conversaciones es develada por la emergencia de historias de
posibilidades particulares a través de la integración de los tres niveles de significado de la
enfermedad.
7. 7. El enfermo es restituido a la familia y al proceso. Él se resignifica, narrándose. Así, la
psicoeducación ofrece los recursos para que la historia de enajenación a la que ha sido
llevado (41) devenga historia de integración subjetiva, familiar y social.
8. 8. El equipo profesional es restituido a su lugar original. Psiquiatras, psicólogos,
trabajadores sociales, terapeutas familiares despliegan, alrededor de la promoción de la
palabra y la urdimbre de nuevos significados e historias de la enfermedad, todo su
potencial terapéutico, sea éste dialógico, farmacológico, pedagógico, etc

Rehabilitación psicosocial

Hoy día no parece haber duda sobre la eficacia de los programas de rehabilitación psicosocial en
disminuir las recaídas, adquirir habilidades, disminuir los síntomas negativos e incrementar el
ajuste social. Como decíamos al principio, la finalidad última de la rehabilitación es que estas
personas puedan desarrollar una vida integrada con el resto de la población

Apoyo social:
El conjunto de provisiones expresivas o instrumentales -percibidas o recibidas- proporcionadas por
la comunidad, las redes sociales y las personas de confianza, provisiones que se pueden producir
tanto en situaciones cotidianas como de crisis.

Ámbitos de apoyo social

– La comunidad

– Las redes sociales

– Las relaciones íntimas z

Cada ámbito proporciona un tipo o sentimiento de ayuda:

– La comunidad proporciona al individuo un sentimiento de pertenencia a una estructura social


amplia

– Las redes sociales de la comunidad le pueden producir sentimientos de vinculación.

– De las relaciones íntimas o de confian-za se deriva un sentimiento de compromiso

. Diversas investigaciones han mostrado que un fuerte apoyo social acelera de forma
significativa la recuperación de las enfermedades físicas y mentales. Los cambios sociales han
disminuido el apoyo que tradicionalmente proporcionaban los familiares y vecinos. Como
alternativa, han surgido en muchos países grupos de autoayuda y de ayuda mutua.

Funciones del apoyo social

1.2.1. Apoyo emocional : plano afectivo . La experiencia de sentirse valorado y aceptado por la
otra persona aumenta la autoestima. . El conocimiento de que los propios problemas son
compartidos por otros (según la teoría de la atribución) disminuye la gravedad percibida y el valor
amenazante de los eventos negativos. . Las redes sociales pueden animar al sujeto a persistir en su
intento de solucionar los problemas, convencerlo de que las cosas van a mejorar y ayudarle a
soportar la frustración.

1.2.2. Apoyo informacional y estratégico: plano cognitivo Las personas de nuestro alrededor
pueden proporcionarnos información acerca de la naturaleza de determinado problema, darnos
pistas sobre su interpretación y sobre estrategias de afrontamiento.

1.2.3. Apoyo material tangible o instrumental.: plano conductual La prestación de ayuda material
directa o servicios.

TRIAGE PSICOLÓGICO

El triage o clasificación, es un término de origen francés, que se ha usado y usa mundialmente en


el ámbito sanitario para valorar a todas las victimas de una situación critica, y priorizar la asistencia
en función de la gravedad de las victimas, número de víctimas y recursos disponibles. Así, en el
triage no se realiza grandes intervenciones, tan solo maniobras sencillas y muy rápidas. En este
sentido, el triage psicológico, usa una misma herramienta como es el concepto de “ triage”
validada en emergencias y el ámbito sanitario, y la traslada al ámbito de la psicológica,
aprovechando los psicólogos este concepto tan válido para la toma de decisiones rápida en
situaciones de estrés y en un medio hostil y dramático, ante un número indeterminado de
afectados y con medios limitados. Los psicólogos que realizan el triage, solo valoran a la victima,
no hacen más intervención con ella. Es el primer eslabón de la cadena de la asistencia psicológica
en emergencias

El triage se le va a realizar a aquellas victimas que:

a) Le han hecho triage sanitario, y son heridos verdes, es decir, no presentan patología medica
urgente.

b) Le han hecho triage sanitario , y siendo heridos amarillos ( pacientes urgentes que deben ser
atendidos en menos de 6 horas aproximadamente), los profesionales sanitarios nos requieren por
dificultad de colaboración, por dificultad en la comunicación y relación de ayuda, por especial
vulnerabilidad, o por ser un rescate muy prolongado sobre todo cuando el paciente se encuentra
atrapado, o encerrado.

c) Ante un grupo de familiares, vecinos, amigos…que impliquen un orden en la intervención por no


haber recursos suficientes.

Por supuesto, quedan excluidos del triage aquellas victimas que se encuentran graves o con
patología urgente, ya que no debemos olvidar que lo primero es salvar la vida, luego el miembro,
posteriormente la función de ese miembro y finalmente, la emoción.

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