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Pléyade

revista de humanidades y ciencias sociales


número 22 | julio-diciembre 2018
online issn 0719-3696 / issn 0718-655x

Introducción

Alejandra Castillo Feminismos en América Latina. Introducción


Feminisms in Latin America. Introduction

Artículos

Sayak Valencia El Transfeminismo no es un Generismo


Transfeminism Is not a Genderism

valeria flores Febriles alquimias del cuerpo. Una poética excrementicia


Febrile Alchemy of the Body. An Excremental Poetics

María Belén Rosales Ciberactivismo: praxis feminista y visibilidad política en #NiUnaMenos


Cyber-Activism: Feminist Praxis and Political Visibility in #NiUnaMenos

Marina Alvarado Feminismos del Sur. Alusiones / Elusiones / Ilusiones


Natalia Fischetti Southern Feminisms. Allusions / Elusions / Illusions

Panchiba F. Barrientos Sexo, género y mujeres: tensiones y quiebres desde la filosofía feminista
Sex, Gender, and Women: Tensions and Disruptions from the Feminist Philosophy

Márgara Millán La eclosión del sujeto del feminismo y la crítica de la modernidad capitalista
The Eclosion of Feminism’s Subject and the Critique of Capitalist Modernity

Entrevista

Verónica Schild Contingencia, democracia y neoliberalismo: reflexiones y tensiones a partir


Luna Follegati Montenegro del movimiento feminista en la actualidad
Contingency, Democracy, and Neoliberalism: Reflections and Tensions from the Feminist
Movement Today

Reseñas

Valentina Stutzin Judith Butler, Zeynep Gambetti y Leticia Sabsay, eds.Vulnerability in Resistance.
Lieta Vivaldi Durham NC: Duke University Press, 2016. 352 pp. ISBN 9780822362906

Nicolás Ried Judith Butler. Notes Toward a Performative Theory of Assembly.


Cambridge MA: Harvard University Press, 2015. 248 pp. ISBN 9780674967755
Acerca de la revista

Información básica

Pléyade. Revista de Humanidades y Ciencias Sociales es una revista arbitrada de carácter


internacional dedicada a las ciencias sociales y a las humanidades, fundada el año
2008. Es una publicación que incentiva la discusión intelectual y académica de los
fenómenos políticos, considerando temas ligados a la ciencia política, a la sociología,
a la filosofía y a los estudios culturales. Pléyade se dirige a un público científico
internacional y recibe colaboraciones bajo la modalidad de artículo, reseña,
entrevista e intervenciones, escritas en español o inglés. La revista es publicada
en versiones impresa y electrónica, patrocinada por el International Institute for
Philosophy and Social Studies.
La abreviatura de su título es Pléyade, que debe ser usado en bibliografías, notas
al pie de página, leyendas y referencias bibliográficas.

Frecuencia de publicación

Pléyade es publicada en julio (semestre enero-junio) y enero (semestre julio-


diciembre)
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el Caribe, España y Portugal - LATINDEX Catálogo
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Científica Hispana – DIALNET
• Citas Latinoamericanas en Ciencias Sociales y Humanidades, México –
CLASE
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Latinoamericanas - E-REVISTAS
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- Actualidad Iberoamericana
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Dr. Isaac Caro. Universidad Alberto Hurtado (Santiago, Chile)
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Mar, Chile)
Dr. Joaquín Fermandois. Pontificia Universidad Católica de Chile (Santiago,
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MPhil. Arturo Fontaine. Universidad Diego Portales (Santiago, Chile)
Dr. Oscar Godoy. Centro de Estudios Públicos (Santiago, Chile)
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Dr. Alfredo Joignant. Universidad Diego Portales (Santiago, Chile)
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Dr. Fabián Ludueña. Univesidad de Buenos Aires (Buenos Aires, Argentina)
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Pléyade. Journal of Humanities and Social Sciences is an international peer reviewed


journal dedicated to the Humanities and Social Sciences funded the year 2008. This
publication encourages intellectual and academic discussion of political phenomena,
from a variety of disciplinary and interdisciplinary perspectives including
political science, sociology, philosophy, and cultural studies. Pléyade is aimed at an
international scientific audience and receives contributions such as articles, book
reviews, interviews and interventions, written in Spanish or English. The journal is
published in print and electronic versions, supported by the International Institute
for Philosophy and Social Studies.
Its abbreviated title is Pléyade, and it should be used in bibliographies, footnotes,
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A Pléyade. Revista de Humanidades e Ciências Sociais é uma revista internacional arbitrada


dedicada às ciências sociais e humanas, fundada em 2008. É uma publicação que
incentiva a discussão intelectual e acadêmica dos fenômenos políticos, considerando
temas relacionados com a ciência política, a sociologia, a filosofia e os estudos
culturais. A Pléyade dirige-se a um público científico internacional e recebe
colaborações sob a forma de artigo, revisão, entrevista e intervenções, escritas em
espanhol ou inglês. A revista é publicada em versões impressas e eletrônicas e é
patrocinada pelo International Institute for Philosophy and Social Studies.
A abreviatura do seu título é Pléyade, devendo ser usada em bibliografias, notas
de rodapé, legendas e referências bibliográficas.

Frequência de publicação

A Pléyade é publicada em julho (semestre janeiro-junho) e janeiro (semestre


julho-dezembro).

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Os artigos publicados em Pléyade. Revista de Humanidades e Ciências Sociais são


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Dr. Sergio Toro. Universidad de Concepción (Concepcion, Chile)
Dr. Alberto Toscano. Goldsmiths, University of London (London, United
Kingdom)
Dr. Gianni Vattimo. Università degli Studi di Torino (Torino, Italy)
Dra. Jessica White. Western Sydney University (Sydney, Australia)

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Dr. Gonzalo Bustamante. Universidad Adolfo Ibáñez (Santiago, Chile)
Dr. Isaac Caro. Universidad Alberto Hurtado (Santiago, Chile)
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Mar, Chile)
Dr. Joaquín Fermandois. Pontificia Universidad Católica de Chile (Santiago,
Chile)
MPhil. Arturo Fontaine. Universidad Diego Portales (Santiago, Chile)
Dr. Oscar Godoy. Centro de Estudios Públicos (Santiago, Chile)
Dr. Pedro Güell. Universidad Alberto Hurtado (Santiago, Chile)
Dr. Alfredo Joignant. Universidad Diego Portales (Santiago, Chile)
Dra. Vanessa Lemm. Flinders University (Adelaide, Australia)
Dr. Fabián Ludueña. Univesidad de Buenos Aires (Buenos Aires, Argentina)
Dr. Juan Pablo Luna. Pontificia Universidad Católica de Chile (Santiago, Chile)
Dr. Eduardo Molina. Universidad Alberto Hurtado (Santiago, Chile)
Dr. Luis Oro Tapia. Universidad Central de Chile (Santiago, Chile)
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(Santiago, Chile)
Dr. Miguel Vatter. Flinders University (Adelaide, Australia)

Produção editorial
Alonso Fuentes Castillo - Design e Layout
Pléyade
22

Índice

Nota editorial 19
Editorial Note
Nicolás del Valle Orellana

Artículos

Feminismos en América Latina. Introducción 21


Feminisms in Latin America. Introduction
Alejandra Castillo

El transfeminismo no es un generismo 27
Transfeminism Is not a Genderism
Sayak Valencia

Febriles alquimias del cuerpo. Una poética excrementicia 45


Febrile Alchemy of the Body. An Excremental Poetics
valeria flores

Ciberactivismo: praxis feminista y visibilidad política en 63


#NiUnaMenos
Cyber-Activism: Feminist Praxis and Political Visibility in #NiUnaMenos
María Belén Rosales

Feminismos del Sur. Alusiones / Elusiones / Ilusiones 87


Southern Feminisms. Allusions / Elusions / Illusions
Marina Alvarado y Natalia Fischetti

Sexo, género y mujeres: tensiones y quiebres desde la 107


filosofía feminista
Sex, Gender, and Women: Tensions and Disruptions from the Feminist Philosophy
Panchiba F. Barrientos

La eclosión del sujeto del feminismo y la crítica de la 131


modernidad capitalista
The Eclosion of Feminism’s Subject and the Critique of Capitalist Modernity
Márgara Millán
Entrevista

Contingencia, democracia y neoliberalismo: reflexiones y 157


tensiones a partir del movimiento feminista en la actualidad
Contingency, Democracy, and Neoliberalism: Reflections and Tensions from the
Feminist Movement Today
Verónica Schild y Luna Follegati Montenegro

Reseñas
Judith Butler, Zeynep Gambetti y Leticia Sabsay, eds. 181
Vulnerability in Resistance. Durham NC: Duke University
Press, 2016. 352 pp. ISBN 9780822362906
Valentina Stutzin y Lieta Vivaldi

Judith Butler. Notes Toward a Performative Theory of 187


Assembly. Cambridge MA: Harvard University Press, 2015.
248 pp. ISBN 9780674967755
Nicolás Ried
Pléyade 22 / julio-diciembre (2018)
online ISSN 0719-3696
ISSN 0718-655X / pp. 19-20.

Nota editorial

La publicación que presentamos el día de hoy corresponde al vigesimosegundo número


de Pléyade, y se enmarca en el año de su aniversario. La coordinación temática estuvo
a cargo de Alejandra Castillo, profesora de filosofía de la Universidad Metropolitana
de las Ciencias de la Educación de Chile, quien elaboró los lineamientos generales
de este número, dotando de densidad teórica a sus orientaciones y ofreciendo la
aproximación introductoria a este volumen, contribuyendo así a quienes deseen
aproximarse al pensamiento feminista contemporáneo. El carácter internacional
de la revista se constata con la publicación de seis artículos, una entrevista y dos
reseñas de libros provenientes de Argentina, Chile, México y Reino Unido. El
proceso editorial también fue resultado de un trabajo colaborativo entre Alemania,
Chile y Estados Unidos.
Igualmente, es una gran alegría comunicar que con este número no solo
celebramos nuestro décimo aniversario, sino además anunciamos la incorporación
de Pléyade al índice SciELO (Scientific Electronic Library Online), uno de los catálogos
de revistas científicas más importantes de América Latina y el Caribe. Este logro
aparece como resultado de los múltiples esfuerzos del equipo editorial por abrir el
debate desde el pensamiento crítico a nivel regional en Humanidades y Ciencias
Sociales, y se ve también confirmado con el fortalecimiento del equipo, gracias a la
participación de tres nuevos profesionales en nuestra publicación: Damián Gálvez
de la Universidad Libre de Berlín, Natalia López de la Universidad de Chile y José
Miguel Muñoz de la Universidad Católica del Norte, profesionales de las ciencias
sociales que nutrirán el mejoramiento del proceso editorial y de internacionalización
de Pléyade con su experiencia y conocimiento.
Finalmente, contrario al manual de estilo de nuestra revista, pero en consonancia
con la temática general de este volumen, hemos considerado el lenguaje inclusivo
en el proceso editorial, con el objetivo de ejercer la menor violencia posible sobre
los textos y constatar la apuesta política del feminismo en los escritos publicados.
Aspiramos a que este número, que reflexiona sobre los nombres del feminismo
como una teoría del género en disputa, contribuya a la discusión política y teórica
de nuestro presente. Esperamos que investigadores, docentes, estudiantes y lectores

en general, puedan disfrutar de este trabajo.

Nicolás del Valle Orellana


Director y editor en jefe
Pléyade, Revista de Humanidades y Ciencias Sociales
Online ISSN 0719-3696 / ISSN 0718-655X
Concepción, Chile

19
Pléyade 22 / julio-diciembre (2018)
online ISSN 0719-3696
ISSN 0718-655X / pp. 21-24.

Feminismos en América Latina. Introducción

Alejandra Castillo1
Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación

Quizás uno de los modos más habituales de definir el feminismo en América Latina
sea como política de mujeres. Y no es extraño que así sea. Es en nombre de las
políticas de mujeres como en la primera mitad del siglo XX lograron ser visibles
para las democracias latinoamericanas en tanto ciudadanas de derecho propio. Es
desde los feminismos de la identidad como se ha logrado introducir lo femenino
en la trama jurídica bajo la figura de los derechos humanos de las mujeres, por
ejemplo. Y es desde estos feminismos de mujeres con los que con éxito se ha logrado
describir la política de la representación parlamentaria en el “dos” que las políticas
de la presencia suponen.
¿Por qué, entonces, habría que cuestionar a estos feminismos que se proyectan
desde las políticas de mujeres? ¿Acaso no demuestran a cada paso su eficiencia?
¿No han logrado hacer de lo público un lugar que también se dice con nombres
de mujer? Es cierto, sin embargo, que hay un desacuerdo entre las mujeres y las
políticas de la presencia. De algún modo, las políticas de la acción afirmativa, para
poner en práctica su conocida eficiencia, deben presuponer una definición de mujer
lo suficientemente transversal y transparente como para ser útil en el juego de la
política. No es nuevo indicar que esta definición es la mujer-madre todo cuidado y
protección, definición que vuelve transparentes a las mujeres, idénticas a sí mismas,
proyectando en el espacio de la política un a priori que las define, una y otra vez,
aferradas a un cuerpo reproductivo.
Condición para las políticas de la afirmación de las mujeres que sin embargo
oscurece historias, cuerpos, sexualidades, políticas y, por paradójico que sea, también
las identidades. Las mujeres son idénticas. Su historia es la de la emancipación de los
derechos, cuya genealogía comienza a tramarse desde los primeros embates de Mary
Wollstonecraft contra el orden revolucionario masculino con el que se daba inicio
a la modernidad política; con las primeras peticiones de las sufragistas inglesas por
el derecho a voto; para luego dar cabida a los feminismos de la primera y segunda
ola. Las mujeres son idénticas, idéntica es su historia. Sus cuerpos son maternos,
blancos. Su identidad se anuda en los derechos y la ciudadanía. Las mujeres son
idénticas, y su clase es la clase del privilegio ilustrado. Esa es nuestra historia, y
debemos contar con ella. Pero también es urgente empezar a (des)contar de ella,
para dar cabida a otras genealogías, cuerpos y políticas del feminismo.

1
Profesora titular del Departamento de Filosofía, Universidad Metropolitana de Ciencias de la
Educación (Santiago, Chile). Correo electrónico: alejandrabcastillov@gmail.com.

21
Feminismos en América Latina. Introducción

O, tal vez, necesitamos preguntarnos por el tiempo del feminismo: ¿Cuál es


ese tiempo? ¿Es sólo uno? ¿Hay más historias en la historia del feminismo? Sin
duda las hay. Para empezar, habría que decir que este tiempo de ningún modo
es el de las historias nacionales. El tiempo del feminismo rehúye la línea recta. La
rectitud de la cronología devora los días y las horas de las vidas de las mujeres. El
tiempo del feminismo es otro. Es uno que se enuncia en presente. No es el tiempo
del monumento. Es un tiempo cuya insistencia está puesta aquí y ahora, porque es
aquí y ahora en que se vive en una vida injusta. Es desde un hoy en el que vemos
vulnerados nuestros derechos, en el que no somos parte del orden de lo visible.
Entonces es urgente afirmar otro tiempo que, en la insistencia del presente, busca
hacer visibles gestos, experiencias, dolores y cuerpos.
La medida de este tiempo feminista no es la progresión de la línea recta sino
que la inclinación y la retrospección. Salir de sí –de lo que nos sujeta, de lo que nos
hace “idénticas”– para ir tras lo indicios de esas historias y prácticas que han hecho
posibles otros cuerpos.
Otras historias, por ejemplo, que no se narran en la “emancipación”. Otras
historias que se narran en la genealogía de la liberación y cuyas referencias nos
llevan a nombres como los de Sojourner Truth y a su potente pregunta, ¿acaso
no soy una mujer? Historias de esclavitud y liberación que darán posibilidad a
mediados del siglo XX a los feminismos de Angela Davis y bell hooks. Feminismos
de la liberación que volverán explícita la complicación de las mujeres con la política,
complicación que no solo se resuelve con la adopción del orden ilustrado en miras
de la incorporación y el reconocimiento. Esta complicación de las mujeres y la
política –que es también una complicación con los feminismos de la emancipación–
pondrá en escena otros cuerpos: mujeres negras, chicanas, latinas.
Otras historias como aquellas que son compiladas en Esta puente mi espalda.
Voces de mujeres tercermundistas en Estados Unidos editado por Cherrie Moraga y Ana
Castillo en el año 1988. Un libro-monstruo que transita de este lado y del otro de
la frontera, entendida ésta ya sea como territorio, sexualidad, escritura y lenguas.
Un libro como metonimia del cuerpo; un libro como una puente, una espalda que
soporta, que lleva el peso de prácticas y saberes de las mujeres de color. En este
punto, es necesario indicar que el colectivo de identificación “mujeres de color”
no es una política de identidad que proporcione una vuelta al verdadero ser de las
mujeres latinoamericanas. Distinto a aquello, el colectivo de identificación “mujeres
de color” da cabida a las prácticas y políticas de mujeres chicanas, asiáticas,
afrodescendientes, indígenas y latinas. Mujeres de color, entonces, como un colectivo
de (des)identificación que permite pensar las políticas de las mujeres cuestionando
el rasgo identitario que les es propio. Quizás al modo que lo insinuaba Gloria
Anzaldúa cuando, alejándose del “dos” de lo masculino/femenino se declaraba
“una persona queer, soy dos en un único cuerpo, tanto hombre como mujer. Soy la

22
Alejandra Castillo

encarnación de los hieros gamos: la unión de contrarios en un mismo ser”2. O tal


vez como lo sostenía Chela Sandoval al aventurar metodologías de las oprimidas
conceptualmente cercanas a los feminismos cyborg. En este sentido, Sandoval afirma:
“Las tecnologías que componen las metodologías de las oprimidas generan formas
de agencia y conciencia que pueden crear modos efectivos de resistencia bajo las
condiciones culturales de la postmodernidad, y pueden considerarse constituyentes
de una “cyborg” de resistencia”3.
Tiempos del feminismo que en la (des)identificación propician otras historias
que no hacen sino interrumpir el sentido común compartido. Feminismos que se
instauran en tanto zona fronteriza, intermedia, trabajando interpretativamente
sobre la pesada herencia y legado del pensamiento occidental y sobre su incesante
reelaboración o traducción. Feminismos como el de Nelly Richard, quien complica
la vinculación lineal y directa entre mujeres y feminismo. Esta complicación hace
que el feminismo de Nelly Richard no deje de advertir sobre el carácter doble de la
escritura que por un lado ordena, pero por otro permite su alteración. La letra como
dispositivo de poder que “fija” y “norma”, estableciendo los posibles e imposibles de
un cuerpo. Es, por tanto, también siempre un dispositivo visual.
¿Qué ocurre si este cuerpo es sexuado? ¿Tiene alguna relevancia preguntarlo?
Preguntas sencillas, es cierto, pero de un poder de desestabilización y diseminación
insospechados4. En la ligazón entre letra y cuerpo y, por sobre todo, en la sospecha
en lo que esa ligación mienta, es donde se comienza a configurar una nueva escena
para el feminismo en América Latina a partir de los años ochenta del siglo pasado.
Una escena feminista que no solo busca insistir en los mecanismos clásicos para
la transformación de los órdenes de opresión y dominio, sino que reconoce el
dispositivo de control que la letra y la imagen despliegan.
Hay diversos feminismos, otras historias del feminismo, es cierto. A pesar de
las diversas formas que ha ido adoptando el feminismo en América Latina, éstas
no dejan de evocar, sin embargo, un malestar con los modos con los que se dice
lo humano, el sujeto y sus derechos. Aun hoy, a ya años de la declaración de los
derechos del hombre, la igualdad y la libertad, vemos como lo que pretendía ser
la promesa con la que iniciaba la política moderna no termina por cumplirse. Es
por ello que el feminismo no puede ser otra cosa que una salida de marco. Este
desmarque nos hace, inevitablemente, poner en suspenso el relato de lo humano;
¿qué parte nos toca de él? El feminismo es un movimiento, una inclinación. La

2
Gloria Anzaldúa, “Movimientos de rebeldía y las culturas que traicionan”, en Otras
inapropiables: feminismo desde las fronteras, bell hooks et al. (Madrid: Traficantes de sueños
editores, 2004), 76.
3
Chela Sandoval, “Nuevas ciencias. Feminismos cyborg y metodología de los oprimidos”, en
Ibíd., 85.
4
Nelly Richard, “¿Tiene sexo la escritura?”, en Masculino/femenino. Prácticas de la diferencia y
cultura democrática (Santiago de Chile: Francisco Zegers editor, 1993), 36.

23
Feminismos en América Latina. Introducción

inclinación feminista es, entonces, una salida de sí, un movimiento de letras,


palabras, imágenes, cuerpos que nos sacan del eje vertical de la historia –de su
sujeto–, volviendo inestable lo que dábamos por seguro.

Referencias bibliográficas
Anzaldúa, Gloria. “Movimientos de rebeldía y las culturas que traicionan”. En
Otras inapropiables: feminismos desde las fronteras, bell hooks et al., 71-80. Madrid:
Traficantes de sueños editores, 2004.
Richard, Nelly. “¿Tiene sexo la escritura?”. Masculino/femenino: prácticas de la diferencia
y cultura democrática. Santiago de Chile: Francisco Zegers editor, 1993.
Sandoval, Chela. “Nuevas ciencias. Feminismos cyborg y metodología de los
oprimidos”. En Otras inapropiables: feminismos desde las fronteras, bell hooks et al.,
81-106. Madrid: Traficantes de sueños editores, 2004.

Alejandra Castillo. Profesora titular del Departamento de Filosofía de la


Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación (Santiago, Chile). Doctora
en Filosofía. Directora de la Revista de Cultura Papel Máquina. Es autora de Disensos
Feministas (2016); Imagen, cuerpo (2015); Ars disyecta. Figuras para una corpo-política (2014);
El desorden de la democracia. Partidos políticos de mujeres en Chile (2014); Nudos feministas.
Política, filosofía, democracia (2011); Democracia, políticas de la presencia y paridad (2011);
Julieta Kirkwood. Políticas del nombre propio (2007), La república masculina y la promesa
igualitaria (2005). Editora de Martina Barros, Prólogo a la Esclavitud de la Mujer (2009); y
coeditora de Arte, archivo y tecnología (2012); Re-escrituras de José Martí (2008) y Nación,
Estado y cultura en América Latina (2003). Correo electrónico: alejandrabcastillov@
gmail.com.

24
Pléyade 22 / julio-diciembre (2018)
online ISSN 0719-3696
ISSN 0718-655X / pp. 27-43.

El transfeminismo no es un generismo

Sayak Valencia1
Colegio de la Frontera Norte

Recibido: 19 de junio de 2018


Aceptado: 27 de junio de 2018

Resumen
En el presente trabajo se revisa y discute cómo los transfeminismos son movimientos en red
que, ante la emergencia de violencia necropolítica contra las cis y trans-mujeres y lxs sujetxs
feminizados, consideran los estados de tránsito de género, de migración, de mestizaje, de
vulnerabilidad, de raza y de clase como transversales para hacer alianzas emancipatorias ante
la violencia cis-hetero-patriarcal y racista. Así, los movimientos transfeministas surgen con
el fin de abrir espacios y campos discursivos a todas aquellas prácticas y sujetos que quedan
fuera o se deslindan enérgicamente de la reconversión neoliberal de los aparatos críticos de los
feminismos, reconversión que hoy conocemos como políticas de género biologicistas o políticas
de cis-mujeres. Por este motivo, el transfeminismo tiene como principal objetivo repolitizar
y des-esencializar a los movimientos feministas g-locales, en contraofensiva al discurso
gubernamental y de las ONGs que capturan y estandarizan el lenguaje de los feminismos y lo
usan como estrategia de desactivación política de los movimientos feministas, reduciéndolos a
una crítica ortopédica que es reapropiada por los circuitos del mercado y el estado neoliberal.

Palabras clave

Transfeminismos, Necropolítica, Trans-exclusionismo, Neoliberalismo, Cuirdadanía.

1
Profesora adjunta del Departamento de Estudios Culturales del Colegio de la Frontera Norte,
centro de investigación CONACYT (Ciudad de México, México). También conocida como
Margarita Valencia Triana. Correos electrónicos: mvalencia@colef.mx , sayak.valencia@gmail.
com.

27
El transfeminismo no es un generismo

Transfeminism Is not a Genderism

Abstract
The present work discusses how transfeminisms are network movements that, once faced with
the emergence of necropolitical violence against feminized subjects, they display a consideration
of the transit states of gender, migration, cross-cultural contexts, vulnerability, race and
class as transversal spaces to build emancipatory alliances against cis-hetero-patriarchal and
racist violence. Thus, transfeminists movements rise to open spaces and discursive fields for
all those practices and subjects either left out or emphatically demarcate themselves outside
the neoliberal reconversion of feminism’s critical apparatus – a reconversion that is currently
known as biological policies or cis-women policies. For this reason, transfeminism’s main
objective is the repolitization and de-essentialization of g-local feminist movements. This,
in opposition to government’s and NGO’s discourses that capture and standardize feminist
languages in order to use this them as a strategy of deactivation of feminist movements,
reducing them to an orthopedic critique that is in turn re-appropriated by market’s and state’s
neoliberal circuits.

Keywords

Transfeminism, Necropolitics, TERF, Neoliberalism, Queer Communities.

28 / Pléyade 22 julio- diciembre (2018) / online issn 0719-3696 / issn 0718-655X / pp. 27-43
Sayak Valencia

Estábamos en ese tiempo en que cualquier acontecimiento


cotidiano era precedido por la muerte. Estábamos en ese
tiempo en que las victorias se obtenían según la cantidad de
(…) asesinados.
Angélica Liddell

El movimiento feminista debe ser un movimiento de


sobrevivientes. Un movimiento con un futuro.
Cherríe Moraga

Presencio con gran preocupación que las cifras de feminicidio y transfeminicidio en


Latinoamérica y el mundo no hacen más que aumentar. A la fecha, en México cada
cuatro horas es asesinada una niña, una joven o mujer adulta. A las mujeres se nos
mata con saña, con lujo de violencia. Algunas de las causas de muerte que describen
los medios de información y los informes internacionales son: “mutilación, asfixia,
ahogamiento, ahorcamiento o bien degolladas, quemadas, apuñaladas o por
impactos de bala”2. A las mujeres se nos mata, se nos viola, se nos exhibe y se nos
borra del mundo con rabia, con odio patriarcal o de fratrias, con alevosía social y
ventaja jurídica3.
A las mujeres trans y de género diverso no sólo se les mata como mujeres,
con una saña sexual desbordante, sino que se les mata también socialmente por
desobedecer el mandato biologicista de resignarse a vivir en un cuerpo cuyo género
ha sido asignado médicamente y con el cual no se identifican, con lo cual se les
borra del mapa conceptual de lo posible y de lo enunciable. En lo que va del año el
Observatorio de Personas Trans Asesinadas ha reportado “325 casos de homicidios
de personas trans y género-diversas”4.
Inicio este texto con este recordatorio de cifras y de muertas para hablar del
estado de emergencia y del contexto necropolítico y necro-administrativo en el
que las mujeres trans, las mujeres cisgénero y otros devenires minoritarios tenemos
que sobrevivir. Recuerdo la muerte porque, desafortunadamente, parece ser el lazo

2
Marcos Muedano, “Imparable, el crimen contra las mujeres; cifras del Inegi”, Excélsior,
22 de octubre 2017, consultado el 15 de noviembre de 2017: http://www.excelsior.com.mx/
nacional/2017/10/22/1196308.
3
Esto lo argumento a partir de la criminalización constante a la que son sometidas las mujeres
afectadas por la violencia sexual. Un ejemplo de aquello es el juicio efectuado en España
durante noviembre de 2017, en el cual se violentó múltiples veces a la víctima de un juicio
por la violación sexual a manos de cinco individuos que pertenecían a un grupo que se
autonombraba La Manada. El juicio ha desatado muchas críticas por parte de organizaciones
feministas y derechos humanos, ya que los fiscales y magistrados que han llevado el caso
decidieron no considerar como evidencia el video donde se mostraba literalmente la violación
colectiva hacia la mujer, ejecutada por los imputados y en el cual sus rostros se mostraban y
eran reconocibles.
4
Proyecto Transrespeto Versus Transfobia en el mundo, “Día de la memoria trans 2017”,
Transrespect, 14 de noviembre de 2017. Consultado el 15 de noviembre de 2017, disponible en
http://transrespect.org/es/tmm-update-trans-day-remembrance-2017/.

Pléyade 22 / julio-diciembre (2018) online issn 0719-3696 / issn 0718-655X / pp. 27-43 29
El transfeminismo no es un generismo

común para los cuerpos disidentes. Menciono la muerte como centro persistente
de la organización y propagación de la modernidad-colonialidad occidental, la
muerte como una especie de tecnología civilizatoria que persiste hasta nuestros días
y conecta el contexto actual con la intermitencia colonial. Más aún, la muerte como
dispositivo dinamizador de la necropolítica y el expolio continuado en nuestros
territorios y cuerpos.
Así, la violencia y la muerte aparecen como elementos comunes de la colonialidad
del género5, cuya consecuencia radical es justamente la eliminación de poblaciones
potencialmente indóciles, poblaciones cuyas intersecciones desmontan el dimorfismo
sexual y desnaturalizan las opresiones. Como afirma María Lugones, “la raza no es
más mítica ni más ficticia que el género, ambas son ficciones poderosas”6. En este
contexto es urgente hacer alianzas entre los movimientos feministas, pues estamos
en la era donde los actos políticos parecen tener sentido solo de manera post-mortem,
donde el reclamo feminista central es no ser asesinadas, como lo muestran los
movimientos transnacionales que se representan en redes sociales virtuales con
los hashtags #NiUnaMenos y #VivasNosQueremos, y donde las herramientas y
discursos de nuestras luchas son expropiados por la cara amable de las democracias
fascísticas7 a través de la mercantilización cosmética de nuestras demandas políticas.
En este espacio social de convergencia entre mercados y protestas, la necropolítica se
expande como exterior constitutivo8 que nos cerca y nos quiere inertes y segregadxs.
Digo la palabra muerte y tiemblo, tiemblo en un país lleno de muertxs y
desaparecidxs. Digo la palabra muerte y entonces aparece la palabra feminismos
como uno de los bastiones que aún tienen sentido para pensar en políticas de la vida
y de la sostenibilidad de la misma frente a este cis-tema binario, heteropatriarcal
y necro-neoliberal9. Sin embargo, decir la palabra feminismos no es un acto
sencillo, decir feminismos es hablar de múltiples corrientes, perspectivas históricas,

5
María Lugones, “Colonialidad y género”, Tabula Rasa (2008): 75-101.
6
Ibíd., 94.
7
Este concepto está inspirado en un cruce de lecturas entre lo que Zillah Eisenstein
denomina como “democracias fascistas” (ver “La administración Bush utiliza mujeres para
hacer la guerra”, Feministas Tramando (2012), consultado en julio de 2017, disponible en
https://feministastramando.wordpress.com/2012/10/24/entrevista-con-zillah-eisenstein-la-
administraci-n/) y lo capitalístico propuesto por Félix Guattari y Suley Rolnik en Micropolítica.
Cartografías del deseo (Madrid: Traficantes de Sueños, 2006). En este sentido, por democracias
facísticas entendemos un régimen de gobierno neoliberal en el cual se puede identificar la
ideología fascista y sus técnicas de destrucción y violencia, encubiertas a través de formas de
percepción estetizadas que iconizan la violencia y la rentabilizan, presentándola como inocua
y cosmética.
8
Judith Butler, “Fundamentos contingentes: el feminismo la cuestión del posmodernismo”, La
Ventana 13 (2001): 7-41.
9
Con necro-neoliberalismo me refiero al uso de técnicas necropolíticas aplicadas por el
régimen capitalista neoliberal para generar capital económico, político o social, a través de la
violencia y la muerte.

30 / Pléyade 22 julio- diciembre (2018) / online issn 0719-3696 / issn 0718-655X / pp. 27-43
Sayak Valencia

estrategias situadas, localizaciones, experiencias encarnadas y visiones del mundo


a nivel político y personal que no pueden asirse ni estandarizarse en una versión
definitiva. Quizá en esa dificultad para estandarizarse radica la supervivencia de los
movimientos feministas.
La dificultad para nombrar de manera definitiva a los feminismos es, a todas
luces, su potencia: el hecho que no tengan un sólo nombre, y sí múltiples apellidos,
activa sus estrategias y los vuelve un movimiento reticular, lleno de procesos y
acciones situadas estratégicamente. No obstante, pareciera que los apellidos
del feminismo que se están popularizando entre las poblaciones jóvenes, y de
manera transnacional, son el feminismo neoliberal y el feminismo radical trans-
exclusionista. Es justamente en estos puntos donde el presente texto hará énfasis,
desde la perspectiva transfeminista.

Decirse (trans)feminista
El enfoque de este trabajo parte de la perspectiva transfeminista, entendida como
herramienta epistemológica que no se reduce a la incorporación del discurso
transgénero al feminismo, ni se propone como una superación de los feminismos.
Antes bien, se trata de una red que considera los estados de tránsito de género, de
migración, de mestizaje, de vulnerabilidad, de raza y de clase, para articularlos como
herederos de la memoria histórica de los movimientos sociales de insurrección. Esto,
con el fin de abrir espacios y campos discursivos a todas aquellas prácticas y sujetos
de la contemporaneidad y de los devenires minoritarios que no son considerados de
manera directa por el feminismo hetero-blanco-biologiscista e institucional, es decir,
aquellos sujetos que quedan fuera o se deslindan enérgicamente de la reconversión
neoliberal de los aparatos críticos de los feminismos, eso que hoy conocemos como
políticas de género o “políticas de mujeres”. Políticas públicas del expolio, que
neoliberalizan y reducen la lucha política de los feminismos a “los temas y directrices
de un feminismo eminentemente mujeril, pragmático y reformista, convertido en
presa de la maquinaria estatal y su lenguaje técnico-administrativo”10.
Ante este escenario, el transfeminismo tiene como principal objetivo repolitizar
y desesencializar a los movimientos feministas glocales, en contraofensiva al discurso
gubernamental y de las ONGs que usan como estrategia de desactivación política la
captura y estandarización del lenguaje de los feminismos, reduciéndolo a una suerte
de crítica ortopédica que es reapropiada por los circuitos del mercado y del Estado
como gestor de las coreografías sociales del género a través del purplewashing.
El purplewashing es una técnica de apropiación en la cual se usan los argumentos
del feminismo ilustrado para hacer lecturas simplistas, denigrantes o moralizantes

10
valeria flores, Tropismos de la disidencia (Santiago de Chile: Editorial Palinodia, 2017), 36.

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El transfeminismo no es un generismo

de ciertas prácticas de reapropiación corporal realizadas por mujeres racializadas o


de clase baja. Brigitte Vasallo, autora del término, lo define como:

El proceso de instrumentalización de las luchas feministas con la finalidad


de legitimar políticas de exclusión contra poblaciones minorizadas,
habitualmente de corte racista. La paradoja es que estas poblaciones
minorizadas también incluyen mujeres. Es un término que hago derivar
del pinkwashing, ampliamente desarrollado por Jasbir Puar o Dean Spade, y
que señala la instrumentalización bélica de los derechos de las poblaciones
lesbianas, gays, trans y bisexuales (LGTBI), al tiempo que genera una
identidad nacionalista en torno al (supuesto) respeto a esos derechos11.

Ahora bien, el transfeminismo tiene sentido en un contexto donde el capitalismo


no dejó de ser un sistema económico, pero se diversificó hasta instaurarse como
una construcción cultural biointegrada12, en la cual el manejo del régimen
biopolítico y psicopolítico13 se vuelve fundamental para la neoliberalización del
mundo contemporáneo. Esta neoliberalización, que también alcanzó al feminismo,
trabaja con la producción de “desmovilización de los escenarios de lucha”14. Para
el neoliberalismo actual la producción de subjetividad capitalística15 es tan rentable
como los hidrocarburos, y en él la violencia exacerbada contra las poblaciones
civiles (especialmente entre aquellas que detentan intersecciones que contravienen
los mandatos de binarismo sexual, racial, de género, clase o diversidad funcional)
se vuelve también una herramienta de control económico, social, cultural y político
a partir del ejercicio deliberado de la masacre en los contextos ensurecidos del norte
global y en los sures geopolíticos.
Por ello resulta urgente situarnos, desde los distintos feminismos, como un frente
común, pues como lo enunció Audre Lorde en los años ochenta, “sin comunidad no
hay liberación”; más aún, sin comunidad sólo hay un “armisticio temporal entre el
individuo y su opresión”16. A este respecto, es necesario retomar el proyecto de crear
un bien común, que tenga en cuenta que “comunidad no significa el despojo de
11
Víctor Lenore. “Del pornoburka al purplewashing, los trucos más sucios contra el
feminismo”, entrevista a Brigitte Vasallo, El Confidencial, 3 de abril 2016, consultado el 17 de
julio 2017, disponible en https://www.elconfidencial.com/cultura/2016-04-03/del-pornoburka-
al-purplewashing-los-trucos-mas-sucios-contra-el-feminismo_1170764/.
12
Sayak Valencia, Capitalismo Gore (Barcelona: Editorial Melusina, 2010), 50.
13
Sayak Valencia y Katia Sepúlveda, “Del fascinante fascismo a la fascinante violencia. Psico/
bio/necro/ política y mercado gore”, Mitologías hoy 14 (2016): 75-91.
14
Alejandra Castillo, Disensos feministas (Santiago de Chile: Editorial Palinodia, 2016), 89.
15
Guattari y Rolnik, Micropolítica.
16
Audre Lorde, “Las herramientas del amo nunca desarmarán la casa del amo”, en Esta puente
mi espalda. Voces de mujeres tercermundistas en los Estados Unidos, ed. Cherrie Moraga y Ana
Castillo (San Francisco: Ism Press, 1988), 91.

32 / Pléyade 22 julio- diciembre (2018) / online issn 0719-3696 / issn 0718-655X / pp. 27-43
Sayak Valencia

nuestras diferencias, ni el pretexto patético de que las diferencias no existen”17. Por


el contrario, la creación de un bien común se basa en una actitud de autocrítica y de
redefinición donde se pongan sobre la mesa los diversos temas que han preocupado
a los primeros feminismos (igualdad de derechos y acceso a la ciudadanía), pero
también a los nuevos feminismos (sexismo cotidiano, feminicidio, acoso y violencia
en redes, violencia multimodal) y transfeminismos (desestigmatización del trabajo
sexual, despatologización de los cuerpos trans, ampliación del sujeto político del
feminismo, interseccionalidad, colonialidad, violencia sistémica, extractivismo,
buen vivir, etc.), que se adscriben al contexto específico de nuestras realidades
contemporáneas.
El llamado desde los transfeminismos es a realizar una autocrítica que no dejará
fuera, como sujetos del feminismo, a aquellxs “que están fuera del círculo de la
definición social de la mujer aceptable; esxs entre nosotrxs que son pobres, que son
lesbianas que son negrxs, que son mayores”18, que son de comunidades originarias,
que son trans, que no participan del canon estético occidental, que tienen diversidad
funcional, que son refugiadxs, migrantxs, indocumentadxs, precarixs, que hablan
en lenguas, y que justamente por sus intersecciones subjetivantes y desubjetivantes,
participan de las consecuencias físicas, psicológicas y mediales traídas por la
creciente globalización de la violencia explícita, sangrienta, morbosa, es decir, de la
violencia gore que tiene efectos reales sobre los cuerpos, generalmente feminizados.
El transfeminismo, más que mero gesto disidente o adopción de cierta estética
y prostética vinculada con las performances del género, apela a la construcción de
un frente común social y político que dé cuenta de las violencias que instauran y
naturalizan artificialmente una “estrategia narrativa deliberadamente fracturada”19,
que atañe a todos los campos discursivos y que se puede identificar, con especial
ahínco, en la forma que tienen los medios de presentar la violencia machista. El
transfeminismo como frente político se posiciona en “la defensa de las prácticas y
las vivencias anti-normativas y anti-asimilacionistas”20.
En este sentido, como transfeminista no propongo que las categorías para
evidenciar nuestras distintas intersecciones y su relación con la violencia sean
válidas e idénticas en todos los contextos y para todos los feminismos. Entiendo que
la violencia como herramienta de enriquecimiento puede identificarse de forma
creciente en distintos espacios geopolíticamente lejanos y que sus consecuencias
recaen reiteradamente sobre los cuerpos y sujetos feminizados. Identificar esto
puede mostrar las rutas de las cartografías políticas del necro-liberalismo, puesto

17
Ibídem.
18
Ibídem.
19
Virginia Villaplana y Berta Sichel, Cárcel de amor. Relatos culturales en torno a la violencia de
género (Madrid: Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, 2005), 269.
20
flores, Tropismos, 37.

Pléyade 22 / julio-diciembre (2018) online issn 0719-3696 / issn 0718-655X / pp. 27-43 33
El transfeminismo no es un generismo

que se entreteje con la creación de una subjetividad y una agencia determinadas por
las fuerzas de control y de producción del capitalismo.
Desde los transfeminismos apelamos también a la complejización del sujeto
político de los feminismos, pues no es nuestro deseo reducir a los sujetos de nuestras
luchas. Por el contrario, las mujeres como sujeto político de los feminismos exceden
el esencialismo biológico que se pregona desde el feminismo trans-exclusionista.
Las mujeres como sujeto político de los feminismos son un enclave discursivo
para entender críticamente que la diferenciación y naturalización artificial de
la desigualdad que apela al cuerpo sexuado binariamente forma parte de un
proyecto de expolio que inicia con el arrebatamiento de la propiedad común a las
poblaciones campesinas europeas, el feminicidio intensivo conocido como “caza
de brujas”, la colonización de América en el siglo XV (y su colonialidad del género
anclada a la colonialidad del poder, de ser y del saber) para cristalizarse entre los
siglos XVII y XIX a través de un proceso necropolítico que se disfraza de biopolítica
para gobernar los cuerpos libres tanto en América como en Europa, Asia y África,
e inventar ficciones políticas de género, raza y sexualidad confrontadas para evitar
alianzas posibles entre las multitudes vulnerables.
Hago este breve recuento histórico para recordarnos que las mujeres, junto a
todxs aquellxs sujetxs entendidxs como subalternxs o disidentes de las categorías
heteropatriarcales y cis-sexuales, hemos vivido en la violencia explícita a través de
la historia21. La violencia en sus distintas versiones (física, simbólica, económica,
psicológica, mediática) ha sido usada contra nosotrxs como una suerte de pedagogía
de la subalternización aplicada a los cuerpos racializados, pobres, feminizados o
de género no binario. Estas violencias acumuladas se han vuelto parte de nuestra
cotidianidad, de nuestra educación, y han tenido distintos objetivos dependiendo
del contexto histórico, geopolítico y económico dentro del cual se ejercen.
La violencia como elemento medular en la construcción del discurso22
presupone que las condiciones de vulnerabilidad y dañabilidad son inherentes al
destino manifiesto23 de las mujeres, algo así como un privilegio inverso, un estigma que
nos introduce en la ruleta rusa de las alimañas bárbaras. Por eso, somos nosotrxs
quienes buscamos trazar una respuesta al abuso encarnizado ejercido por el

21
Ejemplos de esta violencia recalcitrante es la “caza de brujas” en Europa y la construcción
colonial de las mujeres como género minoritario y cuerpo común y subalterno al servicio de
dos amos: los varones de sus familias y los colonizadores.
22
Villaplana y Sichel, Cárcel de amor, 270.
23
Hago aquí un paralelismo entre la política expansionista de los Estados Unidos, vinculada a la
conquista del territorio por voluntad divina-patriarcal, y la ocupación/ opresión/destrucción
del cuerpo de las mujeres y de sus acciones, como un territorio conquistado que pertenece al
patriarcado.

34 / Pléyade 22 julio- diciembre (2018) / online issn 0719-3696 / issn 0718-655X / pp. 27-43
Sayak Valencia

capitalismo gore24 contemporáneo que se permea al amplio espectro de los cuerpos,


los cuales no se reducen a las rígidas jerarquías de lo femenino y lo masculino.
La radicalidad de la violencia nos sitúa en el filo, en la transmutación de una
época que exige que revisemos nuestros conceptos clásicos, que sacudamos las
teorías y las actualicemos, pues al igual que Barbara Cameron en mi caso “no
estoy interesada en sumarme a una sociedad que usa el análisis, la investigación y
la experimentación para concretizar su visión de los destinos crueles. Una sociedad
arrogante que tiende lazos hacia la opresión y la destrucción”25. Y, sobre todo, no
estoy interesada en reproducir la violencia y la exclusión a otros cuerpos a través
de argumentos separatistas que participan de un argumentación plana y simplista
que apela a la biología como forma de certificación y validación de las diferencias,
y en esta apelación se topa con su propio límite pues utiliza argumentos bien
conocidos por el patriarcado para excluir a las mujeres. Los argumentos cis-sexistas
no se diferencian de los argumentos racistas, pues en ambos casos se parte de la
esencialización y legitimación de ciertos cuerpos, blancos en el primer caso y cis-
género en el segundo, para elidir y justificar la supremacía de un sujeto sobre otros.
La disputa por la representación que enarbola una identidad por encima de
otras resulta poco realista, pues lo encarnizado del capitalismo gore no deja más
salidas que la creación de nuevos sujetos políticos para el feminismo, es decir,
“un devenir mujer entendido como ruptura con el modo de funcionamiento de
la sociedad actual”26, que logre tejer alianzas con otros devenires minoritarios y
que proponga respuestas a “un modo falocrático de producción de la subjetividad
–modo de producción que tiene en la acumulación de capital su único principio de
organización”27, y en el cual se anclan el capitalismo sangriento y la masculinidad
como piedras angulares de la racionalidad política, sexual, racial y económica
de occidente, desplegada en su geopolítica y extendida, a través del entronque
patriarcal28, en los territorios excoloniales.
Más específicamente, el movimiento transfeminista busca evidenciar que la
masculinidad (como ficción política viva) es un dispositivo de implementación
y conservación de un proyecto de modernidad/colonialidad y nación que en su
transformación está ligado al surgimiento y actualización de la economía capitalista.
Así, la masculinidad como ficción política (y no como cuerpo engenerizado y
singular) es un fenómeno social emparentado con el trabajo remunerado, la violencia

24
Valencia, Capitalismo Gore.
25
Bárbara Cameron, “Para los que no son bastardos de los peregrinos”, en Esta puente, mi
espalda, 38.
26
Guattari y Rolnik, Micropolítica, 100.
27
Ibídem.
28
Julieta Paredes, Hilando fino desde el feminismo comunitario (Ciudad de México: Cooperativa El
Rebozo, Zapateándole, Lente Flotante, En cortito que´s pa´largo y AliFem AC, 2013).

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El transfeminismo no es un generismo

y la opresión como formas de dar continuidad a los proyectos de hegemonía social


y económica, imbricando el régimen necropolítico con el biopolítico a través del
modelo de democracia iluminista y “nación heterosexual”29. Por tanto, pensarse
feminista y profesar un posicionamiento trans-exclusionista es hacer pactos con el
Estado necro-patriarcal, proxeneta y feminicida que reapropia nuestras luchas por
medio del separatismo y la destrucción del bien común.
Por otro lado, en un contexto de necropolítica intensiva contra los cuerpos
feminizados, la demanda de protección para las mujeres (biomujeres) realizada por
el lobby político del feminismo institucional hacia el Estado resulta un contrasentido,
puesto que la muerte de las mujeres cis-, trans- y de lxs no binarixs renta a favor de los
capitales de control que el mismo estado gestiona. Demandar protección y dialogar
con el soberano sin cuestionar a la masculinidad como proyecto necropolítico que
sostiene el expolio generalizado en el que se basa el Estado contemporáneo no es
feminismo sino su retraducción neoliberal a políticas de género que representan
los intereses mayoritariamente de mujeres cisgénero, heterosexuales, blancas, de
clase media o alta, educadas, que reproducen y desean adscribirse a la racionalidad
sexual de occidente.

El feminismo no es un generismo
Desde los transfeminismos nos preguntamos si el generismo esencialista que habla
sólo para y por mujeres que no quieren resultar “agresivas” y asumen lo “molestas”
que pueden llegar a ser para los hombres (poniéndose del lado de las relaciones
de poder y pidiendo que los “castigos” para las mujeres heterosexuales, blancas y
de clase media del primer mundo, o de las clases acomodadas del tercero, no sean
tan ejemplares), no es una forma de administrar nuestras energías y mantenernos
ocupadxs en un dialogo que, en lugar de ampliar el sujeto político de los feminismos,
lo reducen y recortan obtusamente.
Este devenir generista de una parte del movimiento feminista es el resultado de
la captura del lenguaje de la crítica y su intento de institucionalizar el lenguaje de la
protesta. El generismo es un movimiento reformista que se esfuerza en “disminuir
la ignorancia masculina, y educar a los hombres sobre nuestra existencia y nuestras
necesidades. Esta es una trampa vieja y primordial de todos los opresores para
mantener a los oprimidos ocupados con los intereses del amo”30. El generismo como
movimiento neoliberal se interesa por mostrar las consecuencias de la violencia
patriarcal o de fratrias, pero no muestra la raíz del problema, es decir, no prescinde

29
Ochy Curiel, La nación heterosexual. Análisis del discurso jurídico y el régimen heterosexual desde la
antropología de la dominación (Bogotá: Editorial Brecha Lésbica/En la Frontera, 2013).
30
Lorde, “Las herramientas del amo”, 92.

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Sayak Valencia

de la idea de poder y reproduce el programa pragmático y racional de occidente,


obviando que es precisamente esa razón instrumental la que funda el problema de
la dominación y la violencia del cis-tema heterocéntrico, patriarcal y colonial.

El generismo institucional y la oficialización el lenguaje


de la protesta
En la actualidad, en las potencias mundiales el feminismo como movimiento
social sufre una suerte de crítica que lo considera caduco y ahistórico, incluso para
los movimientos sociales más progresistas, mientras que se defiende la creación
de grupos de disidencia y resistencia contra el sistema. Este es el resultado de la
desagregación política del lenguaje de los feminismos, resultado también del
saqueo intensivo al cual han sido sometidos los diversos feminismos. Y resulta un
contrasentido el que la sociedad demande igualdad de acceso a la justicia social,
pero elimine de sus vocabularios la palabra feminismo, pues justamente a través de
la reivindicación interseccional de las opresiones es que los feminismos han logrado
articular un lenguaje situado para la protesta y han complejizado, junto con los
movimientos antirracistas, proletarios, antiespecistas y prodiversidad funcional, el
léxico de la insubordinación.
Es de una hipocresía absoluta que el generismo busque eliminar de sus mapas
conceptuales al feminismo; es también muy ejemplificador del estado actual de las
cosas, en que la sociedad y ciertos grupos críticos “denuncian con virulencia las
injusticias sociales y raciales, pero se muestre comprensiva e indulgente cuando se
trata de la dominación machista”31. Es decir, esta negación constante a nombrarse
feminista choca con los usos sociales dados a las gramáticas feministas y de la disidencia
sexual que inundan muchos de los discursos de la cultura pop contemporánea, y que
ocultan las raíces feministas y de protesta de las cuales surgieron muchas prácticas
culturales que se articularon al interior de la imaginación política de los feminismos.
Como enuncia Virginie Despentes, “son muchos los que pretenden explicar que el
combate feminista es secundario, como si fuera un deporte de ricos sin pertinencia
ni urgencia. Hace falta ser idiota, o asquerosamente deshonesto, para pensar que
una forma de opresión es insoportable y que la otra está llena de poesía”32.
El transfeminismo es importante en este mundo de destrucción de lo común
y de la sostenibilidad de la vida –y en este caso las diferencias entre el primer y el
tercer mundo son mínimas– donde las mujeres que pueblan ambos mundos “ganan
efectivamente menos que los hombres, ocupan puestos subalternos, [y] encuentran

31
Virginie Despentes, Teoría King Kong (Barcelona: Editorial Melusina, 2007), 24.
32
Ibíd., 24.

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El transfeminismo no es un generismo

normal que las menosprecien cuando emprenden algo”33. Y donde “el capitalismo
es una religión igualitaria, puesto que nos somete a todos y nos lleva a todos a
sentirnos atrapados, como lo están todas las mujeres”34. El sistema capitalista es
la muestra de la quiebra del sistema de trabajo, de la radicalización obscena del
liberalismo, del devenir gore del sistema económico, y también la forma visible aún
persistente y ampliamente aceptada donde se articulan la opresión machista, el
expolio, la muerte y la violencia contra los que históricamente han sido considerados
minoritarios.
Ahora bien, el discurso y la práctica transfeminista están emparentados con la
disidencia sexual y lo cuir, pero no se reducen a un discurso estético y prostético
a un discurso estético y prostético, sino que entre sus objetivos está configurarse
como proyecto político y ético que se vincula de manera interseccional con la
interdependencia que posibilita la sostenibilidad de la vida. Tomo el término
sostenibilidad de la vida desde la economía feminista. Dicha conceptualización se
refiere a poner en el centro de la discusión los trabajos que están sosteniendo la
vida: los trabajos de reproducción, de cuidados, el trabajo doméstico, el trabajo
sexual, los cuales son fundamentales para el desarrollo de las relaciones sociales y
económicas, ya que son el soporte para que la estructura capitalista pueda generar
plusvalía, aunque el sistema económico imperante los invisibilice.
Dentro de la economía feminista, la sostenibilidad de la vida se conecta, según
las reflexiones de Amaia Pérez Orozco, con la crítica a tres elementos fundamentales
para el sistema:

1. Desplazar a los mercados como el eje analítico y de intervención política,


es decir, que el centro de atención dejen de ser los flujos monetarios y la
creación de valor de cambio y pasen a ser los procesos de sostenibilidad de
la vida.

2. Situar al género como una variable clave que atraviesa el sistema


socioeconómico, es decir, no es un elemento adicional, sino que las relaciones
de género y desigualdad son un eje estructural del sistema, el capitalismo es
un capitalismo heteropatriarcal.

3. El tercer elemento es no creer en la objetividad como neutralidad


valorativa: creer que todo conocimiento del mundo está relacionado con
una determinada posición política, explicitar tu posicionamiento y crear

33
Ibíd., 17.
34
Ibíd., 26.

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Sayak Valencia

conocimiento con una clara vocación de transformar el sistema35.

En este sentido, el análisis feminista de la economía que coloca estos tres elementos
en el centro de la discusión busca articular un espacio de agenciamiento donde los
sujetos agentes no sean sólo las mujeres, sino que el esfuerzo por sostener la vida
sume a distintas trayectorias, corporalidades y sexualidades al proyecto común de
construir una vida vivible, fuera de los paradigmas de la economía y la política
tradicionales.
El movimiento transfeminista, recupera este objetivo común de sostenibilidad
de la vida para complejizar las relaciones entre los géneros y desesencializar al sujeto
del feminismo, para que éste no sean sólo las mujeres cis, blancas y heterosexuales.
Cabe puntualizar que los movimientos transfeministas están integrados por
multitudes contradictorias36, que direccionan sus fuerzas a objetivos comunes que no son
ni serán equivalentes en todos los casos y que varían y se reconfiguran en relación
a sus geopolíticas, pero que tendrán en común el no suscribir, no encarnar y no
reproducir las promesas del Estado-nación moderno, es decir, hacer de nuestra
excedencia una práctica política de disidencias. Al igual que otros movimientos
sociales el transfeminismo es un movimiento disidente; sin embargo, éste se funda
en la convicción de articular diálogos con otros movimientos de transformación
social más que circunscribirse o dialogar con el Estado.
Uno de los objetivos del transfeminismo o los transfeminismos es mostrar
transversalmente la necesidad de articular críticas profundas a las nociones
de identidad y a la reproducción sistemática y “naturalizada” de distintas
discriminaciones sobre los cuerpos por razón de género, etnia, clase, preferencia
sexual o diversidad funcional, a fin de que las distintas luchas de disidencia puedan
deconstruir integralmente las ficciones políticas de la modernidad y el Estado-
nación, basadas en la segmentación racista, sexista, etarista, clasista, homófoba y
capacitista.
El objetivo fundamental del transfeminismo es disidir desde la raíz y construir
una nueva subjetividad colectiva que haga frente a la subjetividad capitalística
contemporánea, pues como apunta Rossana Reguillo: “La disidencia exige
necesariamente una forma de desubjetivación, un arrancarse de sí, para construir
una nueva subjetividad. Resistencia, seducción, imaginación, advenimiento del
otro para configurar un espacio distinto-aparte en el que otra subjetividad se
hace posible”37. Así, desde los transfeminismos ya no queremos ser ciudadanxs-
35
Amaia Pérez Orozco, “¿Qué es la economía feminista?”, Mujerícolas. Personas que Habitan un
Cuerpo de Mujer, 22 de octubre de 2015, consultado en agosto de 2017, disponible en http://
mujericolas.blogspot.com/2015/10/que-es-la-economia-feminista.html.
36
Paolo Virno, Gramática de la multitud (Madrid: Traficantes de Sueños, 2003).
37
Rosanna Reguillo, “Disidencia: frente al desorden de las cajas abiertas – México, breve y
precario mapa de lo imposible”, E-misférica 10, no. 2, (2013), consultado en enero de 2018,

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El transfeminismo no es un generismo

consumidorxs sino transitar por otros circuitos, donde las agendas de los distintos
feminismos como proyectos políticos y devenires minoritarios nos hagan poner en
común prácticas de disidencia, supervivencia, cuidado e interdependencia.

Despatriarcalizar, decolonizar, desneoliberalizar para


construir en conjunto nuestras vidas
El heteropatriarcado capitalista y gore brinda pocas oportunidades de vivir, de ser
consideradx ciudadanx políticx, y cuando lo hace es como prebenda para aquellxs
que estén en concordancia con las epistemologías visuales binarias, es decir, que
representen el lado poderoso de las diferencias sexuales, raciales y de género. En
consecuencia, desde la perspectiva transfeminista la respuesta a esta precarización
vivida por las multitudes contradictorias es una invitación a apostar en conjunto por
la creación de un común basado en la desobediencia de género y de consumo, y en
la refundación de solidaridades entre clases-etnias-razas-géneros-(dis)capacidades.
Una desobediencia de las multitudes que funde una comunidad glocal, en la cual
existan las alianzas estratégicas.
En el contexto mexicano, los movimientos transfeministas tienen la
responsabilidad política de desnecropolitizar nuestro contexto cotidiano, para lo
cual es necesaria una crítica radical a las estructuras de la violencia, a la misoginia
y a la homofobia como categorías fundantes de la masculinidad y la feminidad
machista en nuestro país. Para desnecropolitizarnos es necesario hacer un trabajo
colectivo de despatriarcalización y decolonización, y también un trabajo intensivo
de desneoliberalización38 en el cual compartamos otras prácticas y perspectivas
que ya se llevan a cabo en distintos rincones del planeta, las que apuestan por la
sostenibilidad de la vida sin profesar discursos regresivos y sectarios, que basan sus
luchas en identidades segmentadas o en la esencialización biológica o geopolítica de
ciertos sujetos por encima de otros.
Los transfeminismos son entonces parte de una marea de movimientos políticos
y sociales que nos comunican que los feminismos exceden tanto a la izquierda
tradicional como a las voces de mujeres que se dedican a la gestión y administración
institucional del género. El transfeminismo no busca un diálogo con el soberano,
ni participar de los aparatos de verificación de verdad basados en el binarismo
femenino-masculino, hetero/homosexual, blanco/no blanco, sino que está
articulado en redes de cuerpos insurrectos y a-ciudadanxs que ya no reproducen
de manera sumisa el proyecto neoliberal y heteropatriarcal disfrazado de proyecto

disponible en http://hemisphericinstitute.org/hemi/es/e-misferica-102/reguillo.
38
En este sentido nos inspiramos en lo propuesto por las teóricas-artivistas de las naciones
originarias bolivianas: María Galindo, Julieta Paredes, Silvia Rivera Cusicanqui.

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Sayak Valencia

nacional, y en cambio constituyen un nosotrxs cuidadano, es decir, una alianza


posible para la cuir-dadanía39.

Referencias bibliográficas
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posmodernismo”. La Ventana 13 (2001): 7-41.
Curiel, Ochy. La nación heterosexual. Análisis del discurso jurídico y el régimen heterosexual
desde la antropología de la dominación. Bogotá: Editorial Brecha Lésbica/ En la
Frontera, 2013.
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puente, mi espalda. Voces de mujeres tercermundistas en los Estados Unidos, editado por
Cherrie Moraga y Ana Castillo, 35-42. San Francisco: Ism Press, 1988.
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Guattari, Félix y Suely Rolnik. Micropolítica. Cartografías del deseo. Madrid: Traficantes
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Lenore, Víctor. “Del pornoburka al purplewashing, los trucos más sucios contra
el feminismo”, entrevista a Brigitte Vasallo. El Confidencial, 3 de abril 2016.
Consultado el 17 de julio 2017, disponible en https://www.elconfidencial.
com/cultura/2016-04-03/del-pornoburka-al-purplewashing-los-trucos-mas-
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Lorde, Audre. “Las herramientas del amo nunca desarmarán la casa del amo”. En
Esta puente mi espalda. Voces de mujeres tercermundistas en los Estados Unidos, editado
por Cherrie Moraga y Ana Castillo. San Francisco: Ism Press, 1988.
Lugones, María. “Colonialidad y género”. Tabula Rasa (2008): 75-101.

39
Propongo un entrecruce de significados y trayectorias entre las palabras cuir (desviación
fonética españolizada y con inflexión decolonial de los movimientos queer) y ciudadanía
(entendida desde la economía feminista como una política de cuidados y de sostenibilidad de
la vida).

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El transfeminismo no es un generismo

Muedano, Marcos. “Imparable, el crimen contra las mujeres; cifras del Inegi”.
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2017”. Transrespect, 14 de noviembre de 2017. Consultado el 15 de noviembre
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violencia. Psico/bio/necro/política y mercado gore.” Mitologías hoy,14, (2016):
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Villaplana, Virginia y Berta Sichel. Cárcel de amor. Relatos culturales en torno a la violencia
de género. Madrid: Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, 2005.
Virno, Paolo. Gramática de la multitud. Madrid: Traficantes de Sueños Editores, 2003.

Sayak Valencia. Profesora adjunta en el Departamento de Estudios Culturales


del Colegio de la Frontera Norte, centro de investigación CONACYT (Ciudad de
México, México). También conocida como Margarita Valencia Triana. Doctora
en Filosofía, Teoría y Crítica Feminista, con Mención Europea, por la Universidad
Complutense de Madrid. Es miembro del Sistema Nacional de Investigadores,
Nivel 1. Poeta, ensayista y exhibicionista performática. Ha dictado conferencias y
seminarios sobre capitalismo gore, transfeminismos, feminismo chicano, feminismo
poscolonial, arte y teoría queer en diversas universidades de Europa y América.
Entre sus obras recientes se incluyen: Gore Capitalism (Cambridge MA: Semiotext(e)/
MIT), Capitalismo Gore (Madrid: Paidós, 2016, y Barcelona: Melusina, 2010), Adrift´s
Book (Badajoz: Aristas Martínez, 2012), El reverso exacto del texto (Madrid: Centaurea
Nigra Ediciones, 2007), Jueves Fausto (Tijuana: Ediciones de la Esquina/Anortecer,

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Sayak Valencia

2004), así como diversos artículos académicos, ensayos y poemas en revistas de


España, Alemania, Francia, Polonia, México, Argentina, los Estados Unidos y
Colombia. Correo electrónico: sayak.valencia@gmail.com.

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ISSN 0718-655X / pp. 45-60.

Febriles alquimias del cuerpo. Una poética


excrementicia

valeria flores1

Recibido: 19 de junio de 2018


Aceptado: 27 de junio de 2018

Resumen
Los nombres del feminismo son actos de xenoglosia que diseminan otros regímenes de habla y
escritura, susceptibles de desajustar los formatos regularmente conocidos, legibles y legítimos.
Son actos alquímicos que inventan modos de existencia, lenguas extrañas, formas de hacer
(micro)política, con los residuos de la máquina semiótica heteropatriarcal que gobierna las
palabras y las vidas, y también con los desechos de la institucionalización y normalización del
feminismo. Nombres como micro-creaciones de ficciones que montan nuevas conexiones de
intensidades, diseminan significados inéditos de la resistencia sexo-política desde el sur, con
sus marcas inesperadas, sus texturas ásperas, sus tonos extravagantes. En estas errancias por
los nombres, hurgando en los remanentes de la hipervisibilidad, el cuerpo se torna plataforma
sensible y política de subversión feminista y, desde cinco febriles alquimias del cuerpo como
técnicas del saber corporal, habilidades políticas, constelaciones afectivas y micropotencias
eróticas del hacer feminista, se compone un feminismo excrementicio.

Palabras clave

Cuerpo, Residuo, Alquimia, Lenguaje.

1
Escritora y activista de la disidencia sexual lesbiana, feminista prosexo (Neuquén, Argentina).
Correo electrónico: valeriaflores12@gmail.com.

45
Febrile Alchemy of the Body. An Excremental
Poetics

Abstract
The names of feminism are acts of xenoglossia that disseminate other speech and writing
regimes susceptible to mismatch the regularly known, legible and legitimate formats. They
are alchemical acts that invent modes of existence, strange languages, ways of doing (micro)
politics, with the waste of the heteropatriarchal semiotic machine that governs words and
lives and with the detritus of the institutionalization and normalization of feminism. Names
like micro-creations of fictions that assemble new connections of intensities, disseminate
unpublished meanings of the sex-political resistance from the south, with their unexpected
marks, their harsh textures, their extravagant tones. In these errancias by the names, delving
into the remnants of hypervisibility, the body becomes sensitive and political platform of
feminist subversion and from five febrile alchemies of the body as techniques of corporal
knowledge, political skills, affective constellations and erotic micropowers of feminist doing,
an excremental feminism is composed.

Keywords

Body, Residue, Alchemy, Language.


valeria flores

Introducción
Cimarrón, tortillero, sombras, cuir, under, quimérico, FeSinPat (feminismo sin patronas)2, gogo,
irónico, lúdico, poético, molecular, prosexo, disidente, sudaka; figuraciones múltiples de los
feminismos que me fueron haciendo, atravesando y transformando. Figuraciones
locales y minoritarias, de diferentes momentos y escrituras en mi proceso de
politización sexual, pero que retenían ideas fuerza antagonistas para desplegar una
inventiva táctica de proliferación en zonas residuales de las prácticas y discursos
feministas hegemónicos. Figuraciones móviles que entretejieron una imaginación
política radical, con deseo de astucia y voluntad impertinente para abrigar las
contradicciones, enfrentamientos y diálogos escenificados o latentes que movilizan
la viva construcción del pensamiento feminista.
Entonces, cuando digo feminista no digo mujer, ni lesbiana, ni género, digo
acto de potencia creativa de los cuerpos para deshacer y rehacer las normas que
nos gobiernan. Así, una multiplicidad de registros estéticos, políticos y de nombres
viene a traccionar los feminismos como impulso contestatario de un pensar vivo y
ardiente; por lo menos, de los feminismos con y contra los que me hice y deshice.
Me identifico con corrientes minoritarias de los feminismos, que no centran su
atención exclusivamente en las demandas al Estado, que construyen políticas del
deseo, de otros modos de vida, de otros cuerpos, de otros afectos. Me interesan más
los márgenes de los feminismos que sus centralizaciones operativas bajo pragmáticas
naturalistas de las palabras. Un feminismo que asume la modalidad de una red
molecular de encarnaciones subjetivas, corporales y deseantes, que me estimuló a
encender y comprender su potencia como praxis vital cuyo horizonte inmediato es
cambiar la propia vida, cambiar los propios relatos de vida. En especial, me seduce
y erotiza un feminismo capaz de hablar en lenguas3 y de reírse de sí mismo.
En estas errancias por los nombres, el cuerpo se torna plataforma sensible y
política de subversión feminista. Mi cuerpo que arde en palabras de rabia y placer,
que se extasía con la des-sujeción de los modos de nombrar, que empuja contra sí los
rostros del silenciamiento ancestral, que se retuerce en la imposibilidad de la lengua
colonial aprendida, que llora con el exterminio sistemático de nuestras historias y
memorias, que agoniza en cada gesto de desprecio hacia nuestro saber de sur de

2
Acrónimo irónico de las trolas del desierto –lesbianas pendencieras, la otra voz deslenguada
de fugitivas del desierto– lesbianas feministas (grupo de intervención artístico-política de
Neuquén entre 2004 y 2008), que retoma y retuerce hacia el feminismo el sentido de la sigla
FaSinPat (Fábrica Sin Patrones) que identificara a la exfábrica de cerámicos Zanón, recuperada
por lxs obrerxs en la ciudad de Neuquén en el año 2002, y que fue un emblema de luchas
populares.
3
Gloria Anzaldúa, “Hablar en lenguas Una carta a escritoras tercermundistas”, en Esta puente,
mi espalda. Voces de mujeres tercermundistas en los Estados Unidos, ed. Ch. Moraga y A.
Castillo (San Francisco: Ism Press, 1988), 220.

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Febriles alquimias del cuerpo. Una poética excrementicia

tortillera de chonga de provincia que se deprime cuando advierte que la maquinaria


capitalista racista neoliberal también se apropia de y explota nuestras herramientas.
Cuando digo feminismo algo me pasa en el cuerpo, me tiembla la respiración,
se convulsiona mi saliva, babeo de fascinación y hasta tartamudeo como umbral de
una lengua por venir. Lejos de la imagen hegemónica de los puños en alto, las tetas
libres y las consignas fulminantes que lubrican históricamente el imaginario estético
de la resistencia feminista, en este momento me interesa pensar otras imágenes
como prácticas que también sean habitables y reconocibles como formas de acción
poética e imaginación política.
Mi práctica feminista no se dice sola, se habla en otros lenguajes también:
tortillera, masculina, prosexo, maestra, antiespecista, sudaca, proletaria. Y también
se contra-dice blanca, entre miedos y decepciones, como forma de reconocimiento
de mis privilegios raciales y de un combate incesante contra sus efectos de
blanqueamiento de mi propia subjetividad y mi propia lengua. Una práctica
feminista performativa que mantiene ciertas problematizaciones abiertas como
forma de rehusar el dogmatismo, en la que se reconocen identificaciones variables,
discontinuas y permeables como un ejercicio estratégico de desborde de los límites,
como una práctica que continuamente se interroga a sí misma y nunca deja de
preguntarse por su relación con la pauta dominante, trazando una experiencia
poética insistente que desestabilice la semiótica del poder heterocapitalista,
patriarcal y racista4.
Como feminista me interesan los residuos de los feminismos, aquello que se
descarta como pensamiento inteligible, una práctica, un gesto, una palabra, un
conflicto, un silencio, un afecto, una identidad, una pregunta, un silencio, un hacer,
una voz, un color, una imagen. Ese detritus que va escupiendo los discursos que se
erigen como más combativos, o los que tienen la capacidad y los medios simbólicos
y económicos para instaurarse como legítimos y hegemónicos. En los restos de
esas experiencias sexopolíticas que se fundan como radicales hay una incógnita
por desplegar, un margen por escuchar, que se deslizan entre su propio límite y
singularidad. Una de las tantas preguntas residuales que me inquietan y que buscan
establecer conexiones entre formas de subjetivación neoliberal y modos de acción
política feminista, consiste en indagar cuáles son las sobras de las políticas del éxito
individual y la espectacularización del nombre propio que gobiernan una gran parte
del activismo feminista de la disidencia sexual, mediante la gestión empresarial de
la imagen y la rentabilidad de nuestra representación bajo lógicas naturalizadas de
competencia. Una pregunta que puede (re)sonar a moral, a diagnóstico anestésico,
a asunto secundario. Pero la repetición compulsiva de gestos y escenas decretan una
trama capilar de sentidos que interpela de manera urgente cómo somos gobernadxs

4
valeria flores, interruqciones. Ensayos de poética activista. Escritura, política, pedagogía (Neuquén:
La Mondonga dark, 2013), 25.

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valeria flores

por el capitalismo cognitivo. Porque, ¿acaso preguntarnos por los modos de


hacer, feminista y decolonialmente, no ha sido una apertura a deslumbrar otras
posibilidades de vida?
Este es apenas un despunte de mi actual deambular interrogativo, un andar
hurgando en los remanentes de la hipervisibilidad y los desperdicios anacrónicos
con una curiosidad perversa y polimorfa, porque hemos aprendido que lo que se
destierra a los márgenes está con frecuencia justo en el centro del pensamiento
mismo5. En los desechos de cada disciplina, de cada práctica, de cada género,
resuenan los efectos de la descomposición y recomposición de coyunturas y campos
de acción, alimentando una fertilidad insospechada para la disidencia, para el
placer de perturbar cualquier orden establecido, sea político, económico, cultural,
epistémico e incluso psíquico. Una fascinación por las opacidades, los fragmentos
y las entrelíneas, las cuales trabajan contra un pensar regulado por el precepto de
unidad, clasificación, calculabilidad y rendimiento.
La producción de conocimiento como práctica situada e implicada es una línea
vertebral de mi activismo como lesbiana feminista cuir. Práctica pedagógica, acción
política, experiencia estética, artes de la escritura, componen una efervescente y
erizada conectividad de gestualidades que pulsan y tensionan un modo de producción
y de creación que desborda los límites institucionales. Una producción minoritaria
de saber disidente que apuesta a la revolución a escala local y con minúscula, como
colaboración con el archivo de microrrevoluciones cotidianas, ahí donde no hay
difusión mediática ni flashes de esplendor, donde sólo nosotrxs sabemos que algo
está sucediendo. Una práctica política como feminista que insiste en secretar textos
como escenas de pensamiento, como contextos vitales y experienciales, heridos con
nombres, afectados por ausencias, pulsionados por un soplo de vida, como ademán
convulsivo y alborotador de tradiciones, costumbres y legitimidades.
Quisiera compartir cinco febriles alquimias del cuerpo como técnicas del saber
corporal, habilidades políticas, constelaciones afectivas y micropotencias eróticas
del hacer feminista, que se fueron armando en localizaciones ásperas y conflictivas.
Alquimias donde el cuerpo, el pensamiento, la sensibilidad, la experimentación, la
escritura, el tiempo, la invención, el arrojo y la tristeza, ocasionan en su combustión
una inflexión enunciativa antiestatal, un juego lingüístico comunitario, una práctica
encarnada en singular. Las palabras son un recurso de la vitalidad de los cuerpos y
nombrar es una potencia subjetivante al alcance de nuestras manos y de nuestras
lenguas.

5
Sara Ahmed, La política cultural de las emociones (Ciudad de México: Universidad Nacional
Autónoma de México, Programa Universitario de Estudios de Género, 2015), 25.

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Febriles alquimias del cuerpo. Una poética excrementicia

Tortillera: la identidad como política de conocimiento


Tortillera nombra una historia negada, una memoria olvidada, una decisión díscola,
una ficción epistemológica, un susurro glosolálico en las inmediaciones del poder
heterosexual. Tortillera es un modo de saber acerca de la propia vida que se construye
con y contra las tradiciones del pensamiento feminista, en una lengua intempestiva
y bífida6 que busca la revuelta de la lengua erecta y viril, transparente y comunicable,
dominante y mortífera:

Lesbiana es un movimiento a veces decisivo, a veces sutil, a veces confuso, que


se siente en el respirar del texto, un respirar envainado por la irritación, la
fatiga, la lascivia y la rabia que entrama el cuerpo de la letra con el cuerpo
de la vida en una operación crítica y deseante. Lesbiana es la visceralidad de
un nombre que con su modulación incisiva mapea otros itinerarios posibles
en el ordenamiento sexual de los cuerpos, abre los pasajes clausurados en las
instituciones sociales del género, palpa las voces sepultadas en los regímenes
del decir, escucha los deseos sumergidos en el currículum del gozo, y pone
a jugar y a discutir la legalidad colonial de los conceptos desde los que se
mira, se siente, se toca e interpreta el mundo y sus leyes que lo organizan
taxonómicamente7.

Una poética del éxtasis tortillero se hace con los modos en que (des)organizamos la
vida, el lenguaje, el cuerpo, la escritura, el activismo, el amor, el sexo, la ciudad, el
coger. Es hacer hablar tortillera en una lengua extraña, capaz de desbaratar el tejido
celular de nuestra propia subjetividad, intersectando el proceso de politización
de la identidad sexual con un proceso de poetización de la identidad política.
Tortillera es una política de conocimiento que se hace en la carne, un modo de
(des)hacer el mundo de los cuerpos y los nombres, de allí que la escritura lesbiana
sea un contingente y larvario espacio epistémico para vislumbrar otras formas de
sensibilidad política, afectiva, lingüística, sexual, cultural8.
Tortillera, una modulación de la lesbiana wittigniana desde el sur, de las lesbianas
que no somos mujeres en tierra arrasada por el extractivismo, la represión policial,
las políticas neoliberales, el terrorismo empresarial, las desapariciones forzadas,
los femicidios y los crímenes de odio hacia tortas, travas, maricas y trans. Tortillera

6
valeria flores, “La lengua bífida de la lesbiana”. Escritos Heréticos, abril de 2004. Consultado
en noviembre de 2018, disponible en http://escritoshereticos.blogspot.com.ar/2009/04/la-
lengua-bifida-de-la-lesbiana.html?q=lengua+b%C3%ADfida.
7
valeria flores, La intimidad del procedimiento. Escritura, lesbiana, sur como prácticas de sí (La Plata:
Pixel editora, Serie Popova, 2017), 10.
8
Ibíd., 14.

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valeria flores

es la astucia punzante de Higui9, que sigue haciendo su trabajo perturbador y


cortante en la institucionalización de las identidades sexogenéricas y en la sociedad
heteronormativa en general. Tortillera es un trabajo sobre las construcciones
discursivas que incluye los silencios producidos por toda identidad, señalando
los fallos de la representación y sus intentos de sustancialización. Tortillera es una
política de la imposibilidad de hacer de la identidad una experiencia comunitaria
inequívoca, así la vértebra que otorga consistencia a un “nosotras” se asume como
una interrogación política desbordada e inacabada.
Insisto, tortillera. Soy crítica de las políticas de identidad, pero no rehúso el uso
de esos términos para nombrar nuestras experiencias biográficas y políticas porque
le otorgan existencia, aunque siempre son identidades rebasadas por la complejidad
y variabilidad de nuestras vidas. No decir es una forma de sobrevivir en contextos
hostiles, pero no decir también es una prerrogativa que sostiene la inmunidad e
impunidad de la heteronormatividad institucionalizada. Insisto, tortillera, por el
exterminio10 que no cesa11.

Escribir contra sí misma12


Con los feminismos aprendí la importancia del lenguaje, del trabajo sobre, con y
contra las palabras como tarea política, una tarea del cuerpo y en el cuerpo. Los
textos que escribimos constituyen nuestros procesos de conocer y dar a conocer,
por lo cual el modo como escribimos tiene que ver con nuestras elecciones teóricas,
intuiciones políticas y atmósferas afectivas. Me empeño y desgarro en una escritura

9
Analía Eva Dejesús, conocida como “Higui” por su destreza como arquera de fútbol, se
defendió de un brutal ataque de una patota que intentó una violación correctiva. Vivía en la
ciudad de Bella Vista, en el partido bonaerense de San Miguel (provincia de Buenos Aires,
Argentina), y hacía tiempo era hostigada por esos hombres debido a su identidad sexual. Al
momento del ataque, se defendió e hirió mortalmente de un “puntazo” a uno de los atacantes,
por lo cual fue detenida y estuvo presa desde octubre del 2016. Actualmente, después de una
intensa agitación del activismo lésbico exigiendo su liberación y absolución, se encuentra en
libertad condicional.
10
Nicole Saavedra Bahamondes tenía 23 años, era lesbiana y vivía en la localidad de El Melón,
en la comuna de Nogales (Chile). Estudiaba prevención de riesgos en un centro de formación
técnica de Quillota. La vieron por última vez el 18 de junio de 2016 y apareció asesinada
una semana después, con signos de torturas y maniatada, en un sector rural del embalse Los
Aromos. Amigxs, familiares y activistas aun exigen justicia.
11
Ver la intervención visual “No hay primavera sin brote de rabia” con la activista Fernanda
Guaglianone para la 7a Primavera Lésbicat, Lesbianas Travéficas Móstricas del Placer, La
Plata, 2015. Consultado en noviembre de 2018, disponible en https://fernandaguaglianone.
wordpress.com/2016/02/28/no-hay-primavera-sin-brote-de-rabia/.
12
valeria flores, “Escribir contra sí misma: una micro-tecnología de subjetivación política”,
en Aproximaciones críticas a las prácticas teórico-políticas del feminismo latinoamericano, coord.
Yuderkys Espinosa Miñoso (Buenos Aires: En la frontera, 2010), 211.

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Febriles alquimias del cuerpo. Una poética excrementicia

orgánica13 que me abisma en cada texto al límite de mis posibilidades corporales,


lingüísticas, raciales, sexuales, y de la imaginación feminista.
Escribir contra sí misma es el impulso vital de un pensamiento que ejerce la insolencia
y la ironía contra sí mismo, una modalidad para trazar líneas de desplazamiento y
de fuga de lo ya constituido, la emergencia de una fluidez que se vuelve contra el
yo establecido, contra un orden de la subjetividad modulada por las disciplinas del
cuerpo y los discursos normativos. No es una práctica de inversión o negatividad
cuya finalidad se cierra sobre sí misma, sino que impulsa la invención de nuevas
posibilidades de vida.
Las palabras son archivos políticos de normas y resistencias, que albergan
cuerpos y deseos, identidades y prácticas, o más aún, que los expulsan, destierran
o aniquilan. De modo que las palabras operan como catálogos de posibilidades
de existencia, como nos recuerda Donna Haraway14. Cada palabra siempre es un
corte en una vida, entonces la pregunta por el lenguaje es por los modos de vida
(im)posibles.
En la disputa por las palabras resuena un conflicto sexual, racial, de género,
corporal, y también de clase. Desconfiscar la palabra como artefacto de la
burguesía blanca o de la academia heterosexual es atentar contra la desigualdad
institucionalizada y socavar su poder de nombrar y silenciar. Tal como dice Lucha
Venegas:

[E]l lenguaje y la escritura como zonas de luchas hacen de la toma de la


palabra una revuelta política que trans-agrede el orden pre-establecido que
se arroga la autoridad de distribuir las voces correctas en cuerpos apropiados
en identidades correspondientes/esperables15.

Asimismo, las tecnologías colonizadoras que exigen el blanqueamiento de las


lenguas las obligan a pasar por los estándares racistas de la “claridad del lenguaje”,
descartando y desechando las lenguas que teorizan las opacidades, contradicciones,
zonas difusas y heridas, con reverberaciones, modulaciones e invenciones de

13
Anzaldúa, “Hablar en lenguas”, 226.
14
Donna Haraway, Testigo_Modesto@Segundo_Milenio. HombreHembra©_Conoce_Oncoratón®.
Feminismo y tecnociencia (Barcelona: Editorial UOC, 2004).
15
Lucha Venegas, “Revueltas escriturales: El lenguaje y la escritura como zonas de luchas”,
Desmontar la lengua del mandato. Criar la lengua del desacato. Diálogo trans-fronterizo con
valeria flores entre Jorge Díaz Fuentes y Tomás Henríquez Murgas” (Fanzine), Santiago de
Chile, 2014. Consultado en noviembre de 2018, disponible en https://disidenciasexualcuds.
wordpress.com/2014/12/17/revueltas-escriturales-el-lenguaje-y-la-escritura-como-zonas-de-
luchas/.

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valeria flores

palabras y lenguajes que se entrecruzan para de-formar la claridad como única


posibilidad legítima y posibilitar lenguas oscuras16.
Escribir contra sí misma es un experimento performativo, siempre abierto al
tropiezo y el equívoco, una experiencia de la extrañeza que se hace en un continuo
atravesar fronteras, la desidentificación de un grupo, una familia, un yo, una casa,
de un feminismo mantenido unido gracias a las exclusiones. Como dice la poeta
Marina Tsvetáyeva, “en contra… esa es mi divisa”17. La escritura contra sí se entalla
en una modalidad del cuestionamiento persistente de los modos en que somos
gobernadas, y aspira a dejar de obedecer, a desbordar las clasificaciones, a practicar
el arte de la inservidumbre voluntaria, la indocilidad reflexiva. La escritura que
(des)aprende a operar con lo transitorio, lo mutante, y también con lo local y lo
particular quiebra el presente vivo mediante un modo ex-cursivo, porque se sale del
curso y del surco de la normalidad, remitiendo a la oscilación que marea y disloca,
al cuestionamiento de la idea de propiedad, explorando un ámbito oscilante de
impropiedad y desapropiación, abriendo un porvenir monstruoso.
Escribir contra sí misma es la experiencia de un desgarramiento, que provoca fugas,
retenciones, resonancias, precipitaciones y larvas en la piel del texto. Derivas de la
perplejidad y provisoriedad del pensamiento. Por eso me interesan los feminismos
en la medida que constituyan una apertura de posibilidades para cambiar la
propia vida. Y esto significa poner el cuerpo no bajo la exaltación de un deber
ser como premisa, sino para inaugurar la pasión por la invención, sin ventrílocua
ni representante alguna. Autogestión de la propia subjetividad en condiciones de
complicidad teórica, afinidad estética, vinculación afectiva y tomas de posición en
el presente político y cultural.
La escritura feminista opera como técnica de extrañamiento, abriendo huecos,
heridas, lapsus, fallas en la historia biográfica, social, cultural y política que acopian
las palabras que hablamos y que nos hablan, revelando que en esa materialidad
del lenguaje nuestros cuerpos han sido sistemáticamente objeto de inferiorización,
borramiento, silenciamiento y aniquilamiento.
Sin embargo, los regímenes escriturales revelan proyectos económicos. En
el capitalismo cognitivo la escritura está regulada por criterios de funcionalidad,
calculabilidad y manipulabilidad, para su conversión y rentabilidad económica y
cultural. El aplanamiento de las experiencias bajo un registro semiótico estándar y
un formato textual convencional legaliza esta uniformidad de las hablas, como una
suerte de modulación soporífera del lenguaje.
Escribir contra sí misma es una paciente y creativa labor de dar forma singular
a nuestra impaciencia por la libertad, que trabaja sobre los límites de nuestra
inteligibilidad y nuestras obediencias. Implica ingresar al territorio del sonambulismo

16
Ibídem.
17
Hugo Savino, Salto de mata (Buenos Aires: Editorial Letranómada, 2010).

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Febriles alquimias del cuerpo. Una poética excrementicia

como tarea de desprendimiento subjetivo y desgarro de los vocabularios operativos


de la opresión sexual y de género, y de la lógica instrumental de la racionalidad
occidental. Practicar un noctambulismo estratégico para evitar ser sofocada por los
imperativos diurnos de la claridad, la transparencia, la comunicabilidad, lo medible.
El gesto escritural como una suerte de creación de palimpsestos textuales disidentes
que, en sus entrelíneas, pliegues y estrías, alojan los excesos, los restos, los apéndices
y las ilegitimidades sexuales en huida y emanación.

La disidencia sexual como insistencia capilar


Situada en una polifonía de voces sudacas, disidencia sexual significa para mí un
modo de interpretación, de acción política y de intervención crítica, que está en
permanente análisis y conflicto con cómo se constituyen y actúan las políticas
sexuales en relación a las políticas económicas, culturales, sociales, educativas. La
disidencia sexual busca discernir cómo opera lo sexual en el cruce de todos estos
campos para activar disensos, interrupciones, disonancias que alteren los procesos
de normalización sexo-genérica.
La disidencia sexual no necesariamente se articula alrededor de una identidad,
sino de la crítica a las normas sexuales, formulando preguntas convulsivas que
desbordan los libretos sociales, prendadas por los huecos de las leyes, discursos y
prácticas donde quedan alojadas las sombras de lo residual y lo desintegrado, lo
inconexo y lo vagabundo, lo divergente y lo refractario, que expresan malestar y
desencaje, paradojas e incertidumbres.
La disidencia sexual es una óptica y un tacto que se empeña en esa sensación
de incomodidad frente a los axiomas que nos van aprisionando en formas de
pensar inequívocas, excluyentes y universales como la positividad, la productividad,
la política de redención de la afirmación, el progreso, las narrativas del éxito, las
retóricas de la esperanza y el imperialismo de la felicidad, todas ellas conformando
una economía afectiva heteronormativa. Como crítica radical de los dispositivos de
normalización que construyen identidades, al mismo tiempo que proscriben ciertas
posiciones de sujeto y subjetividades que devienen abyectos, la disidencia sexual no
puede estar segura de sí misma.
Su tarea crítica es tan capilar que la llevamos en la sangre de nuestros
pensamientos, en la afección de nuestra semiótica perceptiva, porque como
procedimiento estético y político la disidencia sexual no sólo intenta deconstruir
los discursos de las identidades LGTTTB sino también interrogar las condiciones
que debemos cumplir para devenir inteligibles como humanos, formulando la
pertinaz pregunta sobre la configuración del horizonte de lo representable. Para
que disidencia sexual vaya junto con lesbiana, marica, trans, bisexual, hay que

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valeria flores

hacer estallar la interpretación ontológica de las identidades y provocar un acto de


proximidad sensible, de complicidad en el rechazo y la tentativa.
La disidencia sexual no es un conjunto de contenidos para aplicar, sino una
multitud de dinámicas metodológicas carroñeras porque trabaja con los desechos
disciplinares y se nutre de saberes y experiencias que no están autorizadas ni
consolidadas, sino más bien abiertas a las errancias crítico-creativas de sus inestables
y desvariados imaginarios sexuales. Aunque últimamente la disidencia sexual
circula y se usa como equivalente de movimiento LGTTTBIQ, una sinonimia que
termina por despolitizar y neutralizar sus efectos más disruptivos en términos de
operaciones epistemológicas, políticas, poéticas, esta operación no es algo que esté
dada de antemano, ni un sujeto, ni una identidad, ni una pertenencia orgánica,
ni un programa compacto. Es un hacer (des)conectivo que nos implica en la vida
diaria, un modus operandi abierto y problematizador del funcionamiento de otros
modos imprevisibles de existencia.

Activación poética y erótica de la pedagogía


Habito maestra como una posición encarnada de alguien que tiene una formación
pedagógica dispuesta a ejercitarse en las vicisitudes de una problematización política
y una activación poética que insiste en introducir una diferencia en una cadena de
automatismos, en hacer tajos, desnaturalizar, des-sedimentar, disolver, sacudir la
modorra de las percepciones domesticadas de los procesos educativos.
En mi hacer como maestra y pensadora, como intelectual proletaria, obrera
precaria del pensamiento cotidiano, la práctica pedagógica se fue armando como
una cartografía inestable y provisoria de interferencias de las normas sexuales, la
lengua escolar, la jerarquía de saber, el cuerpo docente, las condiciones de trabajo,
las culturas institucionales, las morales imperantes. Una práctica de enseñanza que
se hacía en un desaprendizaje de las formas heterosexualizadas del pensar, mirar,
sentir e interrogar.
La activación poética y erótica de la pedagogía es un ensayo de urgencia para
montar un tono de la práctica educativa, para habitar los umbrales del pensamiento
y construir ficciones políticas como una potente maniobra de subversión epistémica
y política. Como un encarnizado trabajo de despojamiento de los clichés, de
los nombres cristalizados y agotados que nada nuevo tienen para decir de los
acontecimientos educativos, busca dislocar las imágenes habituales y sedentarias del
hacer educativo, desde una sensibilidad que trastoca los contornos del parcelamiento
de la vida. Una pulsión imaginaria e inventiva de ficciones fallidas, equívocas,
erráticas y disruptivas de los procesos escriturales de normalización de los procesos
educativos, tan perversa como impredecible que trastorne los modos de hacer(nos)
en la praxis educativa.

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Febriles alquimias del cuerpo. Una poética excrementicia

La experimentación pedagógica y erótica como modo de producción corporal


de(s)colonial intenta desbaratar las formas pedagógicas ortodoxas, descolonizar
cierta disposición corporal, practicar el diálogo desde las diferencias e historias ajenas
y nutrirnos de dinámicas colectivas. Al perturbar y descomponer los protocolos
de enseñanza de la normalidad, se convierte en un mecanismo de subjetivación
política. No se trata de ilustrar con la palabra a sujetos silenciados por la norma
heterosexual, sino de rumiar nuestra propia implicación en las políticas y poéticas
del pensar y sentir, observando por qué algunos sujetos sólo ocupan el lugar de
la ignorancia. De modo que entender el deseo de ignorancia como performativo
permite comprender la producción del rechazo (o el no deseo) de admitir la
propia implicación en aquello que está siendo estudiado o analizado18. Trayectos
de pensamiento que articulan cuerpo-saber-poder-afectos, des-sujetándose de las
poderosas burocracias y tecnocracias del sentido que borran todo intervalo crítico-
reflexivo con sus procedimientos de higiene textual y sexual.
Una maestra feminista está dispuesta a desorganizar sus propios (no) saberes
para activar una experiencia, una ocasión, un devenir, una palabra, un tacto, como
parte de una poética de la emancipación abierta a la dispersión de un gesto mínimo
de variación en la dimensión estética y política del orden sexopolítico educativo.
Si Donna Haraway proponía “haga parientes, no bebés”19, en el mismo sentido
político de desfamiliarización de los dispositivos de pensamiento y las figuraciones
tecnocientíficas, podemos decir “hacer saberes, no escuela”.

Hacer teoría en la propia carne


Mi relación con la escritura y el pensamiento feminista se fue armando en
los circuitos autogestionados del saber disidente, sometidos a un estatuto de
marginalidad institucional. Hacer teoría en la propia carne es un modo crítico de
producir pensamiento tensando los límites institucionales y desajustando los criterios
académicos de legalidad discursiva.
Una tentativa de autonomía que, lejos de un “exterior” mistificado, diseña una
sorprendente zona de diálogos e interpelaciones en la que diversas configuraciones
teórico-intelectuales hacen entrar en juego los saberes irregulares y no legitimados.
La práctica de la autonomía que sostengo remite a procesos de autoinstitución
colectiva siempre inacabados, cuyas prácticas desbordan los dispositivos de captura

18
Susanne Luhmann, “¿Cuirizar/Cuestionar la pedagogía? o, La pedagogía es una cosa bastante
cuir”, en Pedagogías Transgresoras II, trad.: Gabriela Adelstein, (Santo Tomé: Bocavulvaria
Ediciones, 2018).
19
Donna Haraway, “Antropoceno, Capitaloceno, Plantacionoceno, Chthuluceno: Generando
relaciones de parentesco”, Revista Latinoamericana de Estudios Críticos Animales 3 no. 1 (2006):
20. Traducido por Alexandra Navarro y María Marta Andreatta.

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valeria flores

de los sistemas de mediación institucional. Tales rebasamientos se producen al


precio de una mutación constante: cambios de nombres y desplazamientos de
posición que obligan a reinventar cada vez las estrategias de afirmación y conflicto
tras ocasionales retiradas tácticas hacia la recomposición, la desaparición o la
latencia. Este proceso contradictorio, conflictivo y continuo de autoinstitución
y autoinvención de las prácticas es decisivo en la producción política y estética
feminista y de la disidencia sexual.
Tramar teoría desde una economía de los saberes fugados, del desorden de estos
deslengües, de estos decires indomables e indisciplinados, rebeldes al tutelaje del
portavoz autorizado y en los márgenes de las sistematizaciones y del formalismo
técnico del saber universitario, pone en juego una tensa práctica de los bordes. Un
pensar que se hace en la propia praxis escritural, atenta a la potencia de nombrar y
al agotamiento de los modos de enunciar. Ejercitarse en lo que Teresa de Lauretis
llamó ficción teórica20, una práctica de escritura experimental en la forma, crítica
y poética, autobiográfica y filosófica, que atraviesa los límites impuestos por los
géneros.
En el desbaratamiento del cuerpo omnipresente de la teoría, los marcamientos
de las identidades sexuales y genéricas se conjugan con las marcas visibles de las
filiaciones académicas, infectando el territorio donde la posición autoinvisibilizada
del sujeto es parte del protocolo para el estatuto del conocimiento lícito, con sus
requisitos de pureza epistemológica y distanciamiento identitario.
La escritura como una tecnología encarnada hace del propio cuerpo un
escenario escritural de la disidencia, no como espacio de verificación de una verdad
personal, sino como práctica somática que contra-produce montajes teóricos para
convulsionar los mataderos epistémicos que gobiernan la institucionalidad del saber
andro-logo-heterocéntrico.

Un feminismo excrementicio
Los nombres del feminismo son actos alquímicos que inventan modos de existencia,
lenguas extrañas, formas de hacer (micro)política, con los residuos de la máquina
semiótica heteropatriarcal que gobierna las palabras y las vidas, y con los desechos
de la institucionalización y normalización del feminismo.
Los nombres del feminismo son actos de xenoglosia que diseminan otros
regímenes de habla y escritura, susceptibles de desajustar los formatos regularmente
conocidos, legibles y legítimos. Un signo de des-educarnos de la promesa de
consenso e igualdad, que apuesta por decires no reconocibles culturalmente,

20
Teresa de Lauretis, Diferencias. Etapas de un camino a través del feminismo (Madrid: horas y
Horas, 2000), 93.

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Febriles alquimias del cuerpo. Una poética excrementicia

impresentables académicamente por no cumplir con los protocolos de transmisión


del saber autorizados por la verdad disciplinaria de la ciencia occidental.
Nombres como micro-creaciones de ficciones que montan nuevas conexiones
de intensidades, diseminan significados inéditos de la resistencia sexo-política desde
el sur, con sus marcas inesperadas, sus texturas ásperas, sus tonos extravagantes.
Pócimas experimentales que se ocupan más de operar que de definir, del gesto
clandestino más que de la visibilidad.
Escribir el residuo como una constelación deseante de palabras al ritmo oblicuo
y azaroso de la incógnita creativa, sin supeditarse obedientemente a una moral,
que interroguen el presente y abran problematizaciones y ficciones que están o
quedan por completo fuera de la escena de la reflexión político-literaria. Subvertir el
alfabeto del poder que gobierna nuestros cuerpos desde una poética excrementicia
que hace de las ruinas de la institucionalidad y normalización del movimiento, una
podredumbre nutricia21 es un apremiante acto de violencia de aprender a zurcir la
sangre con la fauna, el pliegue con lo indómito, el límite con la herida22.
¿Qué imagino cuando me llamo feminista? Latencia imperfecta y alquímica
de una revolución larvada en la punta política de la lengua y en las vísceras
epistemológicas y poéticas del cuerpo por escribir contra un saber que extermina
y domestica.

Referencias bibliográficas
Ahmed, Sara. La política cultural de las emociones. Ciudad de México: Universidad
Nacional Autónoma de México, Programa Universitario de Estudios de
Género, 2015.
Anzaldúa, Gloria. “Hablar en lenguas Una carta a escritoras tercermundistas”. En
Esta puente, mi espalda. Voces de mujeres tercermundistas en los Estados Unidos, editado
por Cherríe Moraga y Ana Castillo, 219-228. San Francisco: Ism Press, 1988.
Badiou, Alain. El siglo. Buenos Aires: Editorial Manantial, 2014.
De Lauretis, Teresa. Diferencias. Etapas de un camino a través del feminismo (Madrid:
Editorial horas y Horas, 2000).
flores, valeria. “La lengua bífida de la lesbiana”. Escritos Heréticos, abril
de 2004. Consultado en noviembre de 2018, disponible en http://
escritoshereticos.blogspot.com.ar/2009/04/la-lengua-bifida-de-la-lesbiana.
html?q=lengua+b%C3%ADfida.

21
Alan Badiou, El siglo (Buenos Aires: Editorial Manantial, 2014), 67.
22
flores, interruqciones, 102.

58 / Pléyade 22 julio- diciembre (2018) / online issn 0719-3696 / issn 0718-655X / pp. 45-60
valeria flores

______. “Escribir contra sí misma: una micro-tecnología de subjetivación política”.


En Aproximaciones críticas a las prácticas teórico-políticas del feminismo latinoamericano,
coordinado por Yuderkys Espinosa Miñoso, 211-230. Buenos Aires: En la
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valeria flores. Escritora y activista de la disidencia sexual lesbiana, feminista


prosexo (Neuquén, Argentina). Profesora en Educación Primaria. Se dedica a la
escritura ensayística-poética y a la realización de talleres y performances como
modos de intervención estético-política-pedagógica. Actualmente desarrolla
proyectos de formación docente eventuales para la Universidad Nacional de La
Plata. Ha coordinado recientemente el Taller “Eróticas escriturales: experiencias
sensibles para la disidencia pedagógica”, en el marco del Seminario PEI OBERT
“Aprender a imaginarse. Sobre Pedagogías y emancipación”, en el Museo de Arte
Contemporáneo de Barcelona (2017); el Taller de escritura “¿Quién es mi cuerpo en

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Febriles alquimias del cuerpo. Una poética excrementicia

la escritura?”, con La Rara Troupe, Departamento de Educación y Acción Cultural


del Museo de Arte Contemporáneo de León, España (2018); el Taller “no hay cuerpo
sin escritura”. Imaginación educativa, prácticas de escritura y ESI, para profesorxs
de las escuelas secundarias dependientes de la Universidad Nacional de La Plata
(2018). Entre sus publicaciones se encuentran: Deslenguada. Desbordes de una proletaria
del lenguaje (Buenos Aires: Editorial Ají de Pollo, 2010); Chonguitas. Masculinidades de
niñas, junto a fabi tron (Neuquén: Editorial La Mondonga dark, 2013); Interruqciones.
Ensayos de poética activista (Neuquén: Editorial La Mondonga dark, 2013); El sótano de
San Telmo. Una barricada proletaria para el deseo lésbico en los ‘70 (Buenos Aires: Editorial
Madreselva, 2015); La intimidad del procedimiento. Escritura, lesbiana, sur como prácticas
de sí (La Plata: Editorial Popova, 2017); Tropismos de la disidencia (Santiago de Chile:
Editorial Palinodia, 2017); F(r)icciones pedagógicas. Escrituras, sexualidades y educación,
comp. con Agustina Peláez (La Plata: EDULP, 2017); El derecho al gemido. Notas para
pensar la ESI desde una posición prosexo (Buenos Aires: Revista Mora, 2018). Correo
electrónico: valeriaflores12@gmail.com.

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Pléyade 22 / julio-diciembre (2018)
online ISSN 0719-3696
ISSN 0718-655X / pp. 63-85.

Ciberactivismo: praxis feminista y visibilidad


política en #NiUnaMenos

María Belén Rosales1


Universidad Nacional de La Plata

Recibido: 16 de marzo de 2018


Aceptado: 18 de mayo de 2018

Resumen
El presente artículo se orienta a indagar el contexto de emergencia del fenómeno
#NiUnaMenos en Argentina e identificar los actores sociales, políticos y mediáticos, las
condiciones estructurales en que se desarrolla la movilización social, y los marcos simbólicos de
referencia en el proceso de construcción de subjetividades colectivas. Asimismo, se analizan las
disputas de sentido en torno a significantes tales como “cuerpos”, “mujeres” o “vidas” como
fronteras de sentidos constitutivas del proceso de construcción de subjetividades colectivas en
la búsqueda de visibilidad política. En este marco se propone abordar las variadas formas de
agencia desplegadas en las convocatorias de la campaña a partir de la apropiación de redes
sociales, con centralidad en la función expresiva de formas colectivas de visibilidad en la esfera
pública online/offline.

Palabras clave

TICs, Praxis, Feminismo, Subjetividad, Visibilidad.

1
Doctoranda en el Laboratorio de Comunicación y Género de la Facultad de Periodismo y
Comunicación Social, Universidad Nacional de La Plata (Buenos Aires, Argentina). Correo
electrónico: mabelen.rosales@gmail.com.

63
Ciberactivismo: praxis feminista y visibilidad política en #NiUnaMenos

Cyber-Activism: Feminist Praxis and Political


Visibility in #NiUnaMenos

Abstract
This article aims to investigate the context of emergence of the phenomenon #NiUnaMenos
in Argentina and thus identify the social, political, and media actors, the structural conditions
in which social mobilization takes place, and the symbolic frames of reference for the
construction process of collective subjectivities. Likewise, it analyzes the disputes of meanings
around signifiers such as “bodies”, “women” or “lives”, as borders of the constitutive senses
of the process of construction of collective subjectivities in the search for political visibility.
This framework is used to propose that addressing the various forms of agency deployed in
the campaign’s calls from the appropriation of social networks, centrally the expressive or
significant function of collective forms of visibility in the online/offline public sphere.

Keywords

TICs, Praxis, Feminism, Subjectivity, Visibility.

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María Belén Rosales

Introducción
La convocatoria masiva de #NiUnaMenos en la ciudad de Buenos Aires en
2015, como hito en la historia de las resistencias del feminismo en Argentina y el
repertorio de movilizaciones ulteriores entendidas aquí como sus derivas2, adquieren
centralidad para preguntarnos por los renovados desafíos a los que se enfrentan
las formas de organización colectivas del feminismo frente a los nuevos modos de
comunicación y formas de asociación que traen aparejadas las Tecnologías de la
Información y Comunicación (TICs). Las diversas formas de agencia desplegadas
en las convocatorias de las campañas #NiUnaMenos durante los años 2015 y
2016, que tomamos como recorte temporal, dan cuenta de la apropiación activa
de redes sociales y la función expresiva de formas colectivas de visibilidad política,
mediadas por herramientas digitales, en la disputa pública por el sentido en torno a
significantes tales como “mujeres” o “vidas”. Estas formas de lo visible nos plantean
algunas interrogantes: ¿cómo se vinculan las instancias públicas y privadas en estas
materialidades significantes? ¿Constituyen estas materialidades nuevas modalidades
figurativas de resistencia?
A partir de estas preguntas, se propone identificar los actores sociales, políticos
y mediáticos y los marcos simbólicos de referencia en el proceso de construcción de
subjetividades colectivas. Estos son algunos de los ejes de análisis que se desprenden
del proyecto de tesis doctoral “Cibercultura y praxis feminista: narrativas visuales
en torno a los cuerpos de las mujeres en #NiUnaMenos. Una mirada desde la
etnografía virtual de Facebook, Argentina (2015-2016)”3, de cuyos avances daremos
cuenta a continuación.
Destacamos que, si bien los activismos feministas en Argentina han desarrollado a
lo largo de cada momento histórico medios alternativos en clave contrahegemónica,
existe en la actualidad una fusión cotidiana con las redes sociales que son parte
constitutiva de la praxis política en la era de la conectividad digital. Lo que las nuevas
generaciones feministas han logrado en los contextos digitales es la posibilidad de
compartir de forma amplificada e instantánea estrategias, contenidos, imágenes y
2
Entendemos como derivas de #NiUnaMenos (2015) las masivas convocatorias públicas y
marchas feministas como el Encuentro Nacional de Mujeres de Mar del Plata en octubre de
2015, el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer el 25 de noviembre
del mismo año, y la segunda edición de #NiUnaMenos del 3 de junio de 2016, el Día
Internacional de Acción por la Salud de la Mujer el 28 de Mayo de 2016, la marcha nacional
“Libertad para Belén” del 3 de agosto de ese año, el “Miércoles negro” del 19 de octubre, el
25 de noviembre, el Encuentros Nacional de Mujeres Rosario en 2016, el “Tetazo,” la marcha
convocada en diversos puntos del país el lunes 6 de febrero de 2017 y el 8 M en el marco del
Día Internacional de la Mujer realizado el 8 de marzo de 2017 que fue convocada en 57 países,
entre otras marchas que confluyeron con posterioridad.
3
Esto, en el marco del doctorado en Comunicación de la Facultad de Periodismo y Comunicación
Social, con el financiamiento de una beca otorgada por la Universidad Nacional de La Plata
(Buenos Aires, Argentina).

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Ciberactivismo: praxis feminista y visibilidad política en #NiUnaMenos

diálogos de experiencias interconectadas. Es decir, una dimensión de la actuación


política radicalmente distinta de las que han sido desarrolladas hasta ahora. En la
actualidad, la cultura colaborativa del compartir, detrás de los principales medios
de la red, es una de las prácticas principales del activismo social, en la interrelación
de las movilizaciones sociales y las tecnologías digitales. Sin embargo, eludiendo el
proceso de construcción histórica de la movilización social en su contexto específico
no se pueden atender aspectos de un fenómeno tan reciente para las formas
organizativas del feminismo.
En este sentido, ponemos en crisis la idea de que las nuevas tecnologías son,
por sí mismas, democratizadoras o liberadoras. Esto supone que brindan igualdad
de oportunidades al eliminar la mediación impuesta por los sistemas tradicionales
de medios de comunicación y una noción de impermeabilidad a las operatorias
de la hegemonía patriarcal-capitalista. Por otra parte, esta perspectiva recae en, al
menos, dos reduccionismos que necesariamente debemos desarticular: primero, da
por sentado que la apropiación social para el agenciamiento es universal, y segundo,
valida la ficción de igualdad y transparencia de las redes sociales y los discursos
digitales en general.

Tramas históricas de la emergencia del colectivo


#NiUnaMenos
#NiUnaMenos, en su vasta polisemia, podría definirse en primer lugar como
un colectivo nutrido mayoritariamente por activistas feministas, comunicadoras
y artistas de Buenos Aires, quienes en 2015 lanzaron la convocatoria a una
concentración para manifestarse contra los feminicidios, primero a través de un
hashtag en Twitter articulador de subjetividades políticas4 (#NiUnaMenos), y, luego
por medio de una página oficial de Facebook creada bajo dicha consigna.
Creemos pertinente desmarcarnos de aquellas perspectivas que enfatizan en los
efectos de los usos tecnológicos y explican el fenómeno como consecuencia lineal de
la viralización de un hashtag5 a través de las redes sociales, sin atender la densidad
e historicidad de las resistencias y estrategias de un feminismo histórico, que como
memoria residual y subrepticia de las luchas políticas por la emancipación sexo-
genérica, posibilitaron la emergencia de #NiUnaMenos en el presente contexto de
creciente conectividad digital. Al calor de una multiplicidad de voces, el 3 de junio
de 2015 se consolidó la multitudinaria marcha #NiUnaMenos en Buenos Aires,
4
Rossana Reguillo, Zoe Peregrina, Alex Ramírez y Signa_Lab/ITESO, “#WomensMarch: redes
y calles. La búsqueda del futuro”, Tercera vía (2017): 2.
5
Un hashtag es una cadena de caracteres formada por una o varias palabras concatenadas y
precedidas por un numeral. Se usa en redes sociales como Twitter, Facebook o Instagram para
señalar el tema sobre el que gira cierta conversación.

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María Belén Rosales

con las variadas expresiones regionales de un movimiento social y político que tuvo
como hitos fundacionales las tres décadas de Encuentros Nacionales de Mujeres, la
Campaña Nacional por el Derecho al Aborto legal, seguro y gratuito, la experiencia
de las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo y sus hijas que como jóvenes mujeres
revolucionarias resistieron a la dictadura militar. También la marcha fue heredera
de los movimientos por la disidencia y la diversidad sexual, las mujeres que se
organizaron en sindicatos y asambleas piqueteras en la crisis política y económica en
2001, las formas de resistencia de mujeres migrantes, indígenas y afrodescendientes
y de la densa urdimbre de luchas por la ampliación de derechos sexuales en el país.
En Argentina, desde principios del siglo XX y durante varios lustros de luchas
y resistencias (fundamentalmente en las décadas del 60 y hasta mediados de los
70, para desarrollarse con mayor énfasis en los 80), los feminismos agrietaron el
suelo del sentido común patriarcal, logrando alterar el régimen de lo visible, lo
enunciable y denunciable, a partir del encuentro entre activismo, movimiento, arte,
pensamiento, lenguaje y política. En este sentido, se vuelve indispensable recuperar
y reponer las condiciones de posibilidad de la emergencia de #NiUnaMenos, en
tanto fenómeno polifónico en el que se expresan saberes, creencias y prácticas de
impugnación a significados sedimentados. El activismo feminista en #NiUnaMenos
interpeló a la ciudadanía mediante discursos e imágenes, apelando a la urgencia de
transformar valores y costumbres, desde una pedagogía feminista que interpeló a
la sensibilidad y a la insatisfacción ética desde una capacidad articulatoria centrada
en la comunicación instantánea, rizomática e hipermediática a través de las redes
sociales. #NiUnaMenos, como colectivo, logró reunir a un conjunto de voluntades
feministas y articular bajo un lema en común, un movimiento social amplio y
heterogénero.
El esfuerzo de este activismo recupera la historia de mujeres organizadas en el
país, a la vez que es contemporáneo de un movimiento de mujeres renovado, con la
incorporación de tendencias de activismo digital en el mundo y sostenido a su vez
por una base popular, transversal, federal, regional e internacional.
Este activismo ejerció las medidas de presión y concienciación social necesarias
para promover, por ejemplo, la redacción de la Ley integral de violencia sancionada
en 2009, entre otras conquistas de derechos, que confluyeron, en la configuración
en un colectivo en red. Como referencia a las coordenadas históricas del feminismo
que confluyen en la emergencia #NiUnaMenos, tomamos los años 80 cuando
se produce el retorno democrático en el país que, en el caso del movimiento de
mujeres, conlleva una transformación en relación a las formas del ejercicio de su
ciudadanía, su profesionalización, articulación y trasnacionalización de estrategias
y objetivos. Los grupos feministas en Argentina, a partir de los ochenta, comienzan
a utilizar el lenguaje de los derechos humanos; de este modo, en los Encuentros
Nacionales de Mujeres (ENM) proliferan consignas como “soberanía en mi país y en

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Ciberactivismo: praxis feminista y visibilidad política en #NiUnaMenos

mi cuerpo” o “democracia en el país y en las casas”, ubicando al cuerpo femenino


como campo de batalla, bastidor de mensajes, espacios de interlocución y de
expresividad de experiencias de subalternidad así como de formas corporeizadas de
resistencia y visibilidad pública. Como antecedente, en 1979 se firma la Convención
por la Eliminación de toda Forma de Discriminación contra la Mujer (CEDAW, por
sus siglas en inglés), y se desarrollan los Encuentros Feministas Latinoamericanos y
del Caribe a partir de 1981 y los Encuentros Nacionales de Mujeres en Argentina
desde 1986. Desde aquel año iniciático, los ENM fueron el lugar “propio” de los
feminismos en el país, conquistado tras un largo proceso histórico de construcción y
lucha colectiva en espacio de resistencia y agenciamientos diversos, con el retorno de
la democracia tras los años siniestros del terrorismo de Estado. Los ENM representan
instancias emblemáticas donde se pone de manifiesto la dimensión política del orden
cotidiano de la vida de las mujeres, es decir, se remueven los cimientos subjetivos e
intersubjetivos del heteropatriarcado en tanto régimen político de vida, a partir de
los relatos de experiencias de las mujeres.
En los talleres de los ENM, todas las experiencias son escuchadas, compartidas,
visibilizadas; se ponen en juego el valor de las emociones, las afectividades, el saber
cómo tramitar el dolor, el miedo y la violencia, cómo construir redes de contención
y afecto y gestionar formas de acción. Estos saberes compartidos aluden a lo que
Raymond Williams denominó “estructuras de sentimiento”6, para designar la
clara conciencia de un pasado común en términos de opresión-dominación, y que
han resultado ser fundamentales en la construcción de la identidad política de los
feminismos en Argentina. En mayor o menor grado, las mujeres que participan en
los Encuentros acceden a la conciencia de ese pasado común y de la importancia
de la solidaridad, de la toma de la palabra, y las reflexiones colectivas en relación
a la subalternidad (por ejemplo, ante la prohibición, la mortificación moral y la
penalización del ejercicio de la autonomía corporal, entre otras dimensiones de la
desigualdad y las violencias experimentadas en la vida cotidiana). El feminismo en
Argentina, más que un movimiento, puede definirse como un espacio discursivo,
un espacio de participación política que lleva implícito por un lado la diferencia,
y por el otro la confrontación y la fragmentación como forma de interacción y
construcción de subjetividad colectiva. En este punto, creemos necesario distinguir,
a partir de los aportes de Martín Retamozo, las nociones de subjetividad e identidad:

[L]a subjetividad colectiva [es] un proceso para dar sentido, mientras que la
identidad la consideramos una instancia diferente producto de experiencias
históricas, sedimentaciones de sentidos y en el cual no puede desconocerse
la mirada de la alteridad en esa conformación del nosotros. De este modo la
subjetividad opera como una instancia mucho más móvil, calidoscópica, que

6
Raymond Williams, Marxismo y literatura (Barcelona: Ediciones Península, 1988).

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María Belén Rosales

si bien logra producir puntos de sutura frente a acontecimientos y detiene el


desplazamiento y usa (e interpela) a las identidades, permanece en un nivel
más fluido7.

La convocatoria: cuerpos en las calles y visibilidad


hipermediática
En #NiUnaMenos 2015 se pudo ver, a través de la cobertura de medios nacionales
tradicionales la concentración multitudinaria en Buenos Aires y a miles de personas
capturadas desde drones portando sus teléfonos celulares y smartphones a modo de
extensión “digital” del cuerpo, tomando fotos, subiéndolas a las redes y enviando
mensajes de Whatsapp. La comunicación en tiempo real desde cualquier punto
del país implicó un salto en la comprensión del tiempo y del espacio, de manera
que las identidades y las funciones sociales que estaban estrechamente relacionadas
con el lugar físico pasaron a redefinirse. #NiUnaMenos constituyó una forma de
organización política alternativa a la de los partidos tradicionales, proponiéndose
ensayar nuevos modos de acciones concertadas de forma consensuada y horizontal,
no jerárquica, sin verticalismos, no presentistas ni meritocráticas, una forma de
organización mediatizada por redes sociales. El entorno digital fue, así, el espacio
que abrió la posibilidad de repensar horizontes de imaginación social y política.
La multitudinaria concentración en #NiUnaMenos 2015 se expresó como un
duelo público, con inesperadas repercusiones internacionales, para pedir, en un
grito colectivo, el despertar de la conciencia social y la intervención estatal ante el
recrudecimiento de las violencias patriarcales, cuya expresión más cruenta son los
feminicidios registrados en todos aquellos puntos y localidades del país en los que la
marcha se volvió rizoma.
La convocatoria a #NiUnaMenos comenzó la primera semana de mayo de
2015, tras la repercusión mediática del feminicidio de Chiara Páez, una joven
embarazada de 14 años asesinada a golpes y enterrada por su novio en Rufino,
provincia de Santa Fe. El petitorio en que las integrantes del colectivo #NiUnaMenos
trabajaron concertadamente fue leído por un grupo de artistas y transmitido en vivo
en numerosos canales de la televisión de aire, a modo de cadena nacional. El texto
de la convocatoria 2015 se realizó a través del Google Drive, un programa gratuito
para crear documentos en línea con la posibilidad de colaborar en grupo. Este

7
Martín Retamozo, “Orden social, subjetividad y acción colectiva. Notas para el estudio de los
movimientos sociales”, Athenea Digital. Revista de Pensamiento e Investigación Social 16 (2009):
112.

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Ciberactivismo: praxis feminista y visibilidad política en #NiUnaMenos

programa se funda en la idea de distribución de tareas colectivas no excluyentes,


una herramienta que facilitó formas cooperativas de producción comunicativa:

[P]or un lado la red digital permite el intercambio de contenidos entre miles


de sujetos rompiendo con el modelo uno-a-muchos que caracterizaba al
broadcasting; por otro, la estandarización y abaratamiento de la tecnología
ha puesto en las manos de millones de usuarios instrumentos sencillos y
fáciles de usar para la creación y manipulación textual.8

En la cuenta oficial de Facebook #NiUnaMenos, creada tres meses antes del


feminicidio de Chiara9, el colectivo administrador de la cuenta y organizador del
evento político invitó a la comunidad a concentrarse bajo la consigna, tanto en la
Plaza del Congreso de la Nación de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires como
en todas las plazas centrales del país. En este marco, se comenzaron a producir y
a circular en internet las gráficas de la convocatoria, y se difundieron los lugares
de concentración a través de esta plataforma, con el fin de brindar información
logística y generar adhesiones de toda la ciudadanía durante la gesta que duró tres
semanas durante el mes de mayo de 2015. La combinación de celulares y redes
sociales funcionó no sólo por la instantaneidad para compartir mensajes en tiempo
real sino también por la mayor horizontalidad en los canales de comunicación para
organizarse en coordenadas espaciotemporales compartidas.
A partir de la utilización de un logo color magenta con la consigna
#NiUnaMenos, las activistas fueron marcando en Google Maps, un servidor de
aplicaciones de mapas en Internet, cada ciudad y pueblo del país desde donde
se iba a desarrollar el acto el 3 de junio de 2015. Tal como plantea Silvia Lago
Martínez, una característica de estos movimientos es la organización en torno a
nodos conectados en red a través de las herramientas de Internet, donde cada punto
de articulación de la red es uno de ellos y allí se crean las posibilidades concretas de
acción e influencia territorial10. #NiUnaMenos congregó alrededor de doscientas
mil personas en la ciudad de Buenos Aires, y se multiplicó en más de 120 puntos
del país:

8
Carlos Scolari, Hipermediaciones. Elementos para una Teoría de la Comunicación Digital Interactiva
(Barcelona: Editorial Gedisa, 2008): 193.
9
La primera acción que se llamó Ni Una Menos fue la convocatoria vía Facebook a una
maratón de lectura organizada a fines de marzo de 2015 por un grupo de activistas feministas,
artistas y escritoras, en la Plaza Spivacow de Buenos Aires, junto a los familiares de víctimas
de feminicidios como el padre de Wanda Taddei y la mamá de Lola Chomnalez.
10
Silvia Lago Martínez, “Internet y cultura digital: la intervención política y militante”, Nómadas
28 (2008):.

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María Belén Rosales

Hubo manifestaciones con decenas de miles de asistentes y otras con menos


de cien distribuidas en diferentes ciudades capitales y pueblos; en Córdoba
capital, 30 mil personas; Rosario, 20 mil; Mendoza, 15 mil; Salta, 10 mil;
Neuquén, 10 mil; Catamarca, 5 mil; San Salvador de Jujuy, 5 mil11.

A partir de redes flexibles y descentralizadas, la organización de #NiUnaMenos se


constituye en un ejemplo de organización popular en red, con vocación global que
incluye lo particular, es decir, que asimilan lo local12. En el caso de #NiUnaMenos,
la híperconectividad posiblemente haya contribuido a magnificar sensaciones
colectivas que hubieran tardado mucho más en manifestarse en el sistema
comunicacional del siglo veinte.
La dependencia digital da origen a una lógica nueva en la comunicación, según
la cual el poder se construye a través de un vínculo cotidiano y de reciprocidad
con la ciudadanía. Las activistas del colectivo #NiUnaMenos, a su vez, usuarixs y
consumidoras de redes sociales, aprendieron a emplear las diferentes tecnologías
mediáticas y los dispositivos, con diversos fines organizativos, logísticos y tácticos, con
el fin de interactuar con actores políticos y mediáticos y de ampliar su convocatoria.
Como señala Rossana Reguillo, la visibilidad de los movimientos sociales es “un
problema clave para el sostenimiento de identidades, proyectos y conflictos en el
ámbito de lo que ha dado en llamarse ‘opinión pública’, la que suele reducirse a
la anónima y generalmente inasible percepción ciudadana de los acontecimientos
locales, nacionales o internacionales”13.
El debate sobre la visibilidad se aúna a las transformaciones en las formas de
hacer política, los modos de participación y de construcción de identidades, así
“la democracia digital tiende a manifestarse primero en las formas culturales: un
sentimiento de comunidad distinto, un sentimiento de participación más intenso,
menos dependencia de la sabiduría oficial y mayor confianza en la resolución
cooperativa de los problemas”14. La comunicación por redes es asimismo uno de
los escenarios donde se teje la compleja trama de estrategias, medios y productos,
y donde se dirime la lucha política entre actores, ciudadanos, Estado, medios y
mercado. En este sentido, uno de los límites a los que se enfrentan los activismos
gestados en y desde las redes sociales son los modelos de negocio y el control y
monitoreo de datos privados de consumidores de redes, así como la opacidad en el
uso de los datos detrás de empresas como Google.
11
Paula Rodríguez, #NiUnaMenos (Buenos Aires: Editorial Planeta, 2015), 153
12
Carmen Haro Barba y Víctor Sampedro Blanco, “Activismo político en Red: del Movimiento
por la Vivienda Digna al 15M”, Teknocultura 8, no. 2 (2011).
13
Rossana Reguillo, “Identidades culturales y espacio público. Un mapa de los silencios”,
Diálogos de la Comunicación 59/60 (2000): 76.
14
Henry Jenkins, La cultura de la convergencia de los medios de comunicación, (Barcelona: Paidós,
2008), 209.

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Ciberactivismo: praxis feminista y visibilidad política en #NiUnaMenos

Es necesario también atender la política de restricción a contenidos feministas


en medios como Facebook, donde se censuran imágenes de pechos y torsos
desnudos de mujeres, pero no se ejerce ningún límite de restricción a la expresividad
de la violencia machista. El ciberespacio acelera, amplifica, ofrece la capacidad
de transfigurar, resignificar y profundizar tendencias y estructuras sociales. Al
mismo tiempo, ofrece al activismo herramientas de acción política: convocatoria a
campañas vía redes sociales, grupos y foros de discusión, newsletters, boletines, correo
electrónico, documentos elaborados en línea, portales de colectivos feministas, sitios
web de organizaciones y agencias de información con perspectiva de género, etc.

La construcción de subjetividades colectivas


La apropiación de la tecnología digital logró visibilizar las potencialidades del
activismo feminista argentino en 2015 para comunicar e interpelar a un público
masivo. Una multiplicidad de discursos e imágenes circularon en la cuenta oficial
de Facebook #NiUnaMenos Buenos Aires durante los días anteriores y posteriores
a la concentración el 3 de junio de 2015, para instalar el debate público en torno
a las violencias de género. Esto implicó una serie de desafíos para la construcción
de una retórica de alcance amplio, que dé cuenta de un tema que es complejo y
multidimensional. Conviene aquí reservar la noción de identificación para aludir al
sentimiento de pertenencia o distanciamiento que las personas tienen respecto de
una causa, siempre cristalizada en una categoría disponible como #NiUnaMenos15,
en la que los sujetos colectivos tienden a reiterar formas de dar sentido que requieren
de la reducción de complejidad o la hipergeneralización.
La consigna, bajo el riesgo de caer en simplificaciones del sentido común,
aglutinaba las afecciones de impotencia ante las complicidades y omisiones de las
instituciones sociales frente a los feminicidios, bajo consignas tales como: El gobierno,
la justicia y los medios son responsables. Por otra parte, se expresaba la necesidad
de instalar el concepto de “sororidad” como expresión de la solidaridad colectiva
de la comunidad de mujeres bajo lemas tales como: Si tocan a una, saltamos todas.
Consideramos que los procesos de identificación, como el que motorizó la
convocatoria, son siempre una definición de los actores sociales en tanto estos son
interpelados e interpelan a otros. La primera convocatoria #NiUnaMenos en 2015
convocó a multitudes bajo el significante mujer, sujeto de alocución que está por fuera
del enunciado. Esta operación ha dado lugar a múltiples interrogaciones: ¿Están las

15
La propia consigna remite, en analogía, a la acuñada en 1995 por Susana Chávez “Ni una
más”, y que hacía referencia a la lucha contra los femicidios en México. La escritora y activista
que escribiera el poema “Sangre nuestra” en homenaje a una de las tantas mujeres asesinadas,
apareció muerta en 2011. De este modo, a su consigna le siguió en adelante “Ni una mujer
menos, ni una muerta más”.

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María Belén Rosales

subjetividades con cuerpos disidentes o feminizados incluídas en esta categoría? o


¿se contemplan las muertes de mujeres por causa de abortos clandestinos? Esta
potencia en la interpelación bajo el significante mujer proponía, en principio, ser
parte del colectivo movilizado bajo la apelación a la pregunta: ¿Quién podría mirar
a otro lado mientras a las mujeres se nos sigue matando? En #NiUnaMenos 2015
no sólo hubo diversidad o heterogeneidad, sino interrogantes por la posibilidad
de articulación de la diversidad cultural politizada, enmarcando los colectivos que
residieron en su interior. En la segunda edición de 2016 emerge una noción acerca
de qué es una “parte” y qué no puede ser enunciado como parte.
Los sentidos que se condensan en una frase revictimizante como #NiUnaMenos
se confrontan a la necesidad de construir una identidad política colectiva bajo un
significante o slogan aglutinante de amplio alcance, en búsqueda de articulación.
La estrategia de instalar el tema en la agenda pública desde una retórica mainstream
o apta para todo público promovió formas creativas, distanciadas de las retóricas
academicistas, en la búsqueda de una impugnación pragmática a los discursos
mediáticos misóginos que cristalizan la imagen de las mujeres como “víctimas” en
la cobertura de feminicidios. Dado que los enunciados del periodismo de género
especializado y de las militancias feministas implican formulaciones político-
ideológicas abstractas, que muchas veces resultan crípticas para el alcance masivo,
#NiUnaMenos se orientó a visibilizar e instalar de nociones tales como violencia
machista16 en lugar de conceptos propios de los ámbitos de producción de saber
académicos tales como “heteropatriarcado”.

Marcos de sentido: “mujeres” ante la frontera de la


“vida”
Las fronteras de sentidos, construidas como límite entre las múltiples y heterogéneas
identificaciones, se plantean no sólo como líneas demarcatorias de pertenencias,
sino de discursos como marcos de significados, posiciones en el campo de fuerzas
donde la lucha por “el respeto a la vida” o a “vidas que merecen ser vividas”
cambia drásticamente de sentido. La reelaboración de significantes y significados en
#NiUnaMenos ofrece, por caso, una mirada a las consecuencias que en el plano de
las acciones tienen las asignaciones de sentido en la construcción de la subjetividad
colectiva.
En este sentido, el reclamo por aborto legal fue excluido en 2015 del documento
elaborado en la convocatoria porteña; fue en 2016 que se le ingresó para formar
16
La violencia machista es aquella que se ejerce mediante toda acción, u omisión, dentro del
marco de una relación desigual de poder y que, de manera directa o indirecta, tanto en el
ámbito público como privado, afecta la vida, libertad, dignidad, integridad física, psicológica,
sexual, económica o patrimonial, por el hecho de ser o sentirse mujer.

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Ciberactivismo: praxis feminista y visibilidad política en #NiUnaMenos

parte expresa del petitorio oficial. En este sentido, si hay un límite que separa no se
trata sólo de significados, sino más bien de regímenes de articulación de significados.
Así, en 2016 el reclamo por el respeto a la vida de las mujeres incluye atender a
la muerte de mujeres por abortos clandestinos como un tema de justicia social y
salud pública. En este marco, una parte decisiva de las tensiones en #NiUnaMenos
2015 sobre la inclusión del aborto en el petitorio se expresaba en la disputa
acerca del sentido en torno al derecho a la vida apropiado por sectores vinculados
ideológicamente a grupos eclesiásticos conservadores “pro-vida”, a los que los
colectivos feministas valoran como “anti-derechos” o “anti-mujeres” en la lucha
por despenalizar y descriminalizar la práctica del aborto.
Los feminismos concertados en #NiUnaMenos, Vivas Nos Queremos del
año 2016 –un acto político potente que invitaba también a restituir la memoria
política– impugnó la precarización de la vida y la violencia política. Bajo la gestión
presidencial Mauricio Macri, las prácticas represivas de la protesta social fueron el
eje vertebral de la politización de la consigna en la segunda edición de la marcha.
En el proceso de circulación social de categorías de identificación tales como
“mujeres” o “vida” se dirimen disputas de sentidos, enunciaciones que articulan
diferentes significantes y que producen diferentes efectividades hegemónicas. A su
vez, estos significantes se anudan a algún significado, aunque no necesariamente
al mismo. Así, las categorías disponibles no tratan de que el término sea no solo
comprensible, sino que también tenga potencial identificatorio. Siguiendo a Ernesto
Laclau, entendemos que la unidad del grupo es el resultado de una articulación de
demandas; sin embargo, el autor plantea:

Esta articulación no corresponde a una configuración estable y positiva que


podría considerarse como una totalidad unificada. Por el contrario, puesto
que toda demanda presenta reclamos a un determinado orden establecido,
ella está en una relación peculiar con ese orden, que la ubica a la vez
dentro y fuera de él. (...) La demanda requiere, sin embargo, algún tipo de
totalización si es que se va a cristalizar en algo que sea inscribible como
reclamo dentro del ‘sistema’17.

En #NiUnaMenos 2016 fue posible una reelaboración de significados incorporando


perspectivas, valoraciones, marcos políticos y éticos situados en los feminismos de
corte popular, desde una perspectiva antineoliberal y anticapitalista, consolidando
una forma de subjetividad estable (y a su vez dinámica) que refiere a un sentido de
pertenencia colectivo: la conformación de un nosotrxs imaginario y la movilización
de códigos comunes. En este sentido, la crítica al patriarcado heteronormativo
desde los feminismos populares y comunitaristas resisten la dominación masculina

17
Ernesto Laclau, La razón populista (Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica, 2011), 9.

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María Belén Rosales

tanto en el orden económico como en el de lo familiar, bajo el mandato que obliga


a las mujeres a la reproducción de la población.
La disputa de sentidos de #NiUnaMenos entre 2015-2016 supuso un nivel de
centralización o sutura semántica, una definición relativamente clara del quiénes
somos y qué tema queremos disputar. La identidad colectiva en #NiUnaMenos
puede, en este sentido, ser definida como

El producto de una definición de la situación, construida y negociada


a través de la conformación de redes sociales, las cuales conectan a los
miembros de un grupo o movimiento. Este proceso de definición implica la
presencia de esquemas cognitivos, con la acción auto-reflexiva y consciente,
con interacciones densas, de intercambios emocionales y afectivos18

En este orden, la acción reflexiva se da en el marco del repertorio de significantes


/ significados, de acuerdo a las condiciones de producción de los discursos que
enmarcaría el campo de juego y los desplazamientos semánticos. Estos espacios
de creación de nuevas configuraciones se dan como parte de reacomodamientos
subjetivos donde se pueden identificar continuidades y cambios. El significante,
“vida” en #NiUnaMenos 2015 como antinomia de las muertes de mujeres por
feminicidios adquiere entonces otra dimensión cuando, en 2016, se expresa y se
reclama en el documento oficial: “Ni Una Menos por abortos clandestinos”.
En la configuración subjetiva no todos los significados tienen el mismo peso
para la articulación; en términos de Retamozo, algunos códigos “pueden adquirir
primacía y opacar a otros que permanecen subalternizados”19, pero que luego
pueden emerger y conformarse en “articulantes” de la red de códigos y por lo tanto
también del proceso colectivo de dar sentido, tal como se evidenció en la transición
de la marcha del 2015 al 2016.
La instauración de ese significado dominante: “vida” o “mujeres”, en tanto
constitutivo de una configuración subjetiva particular, no puede concebirse por
fuera de los procesos sociohistóricos que involucran a los sujetxs. La historia de esas
subjetividades y sus contextos de sentido y acción ofrecen la posibilidad de construir
un significado que ancle y amalgame con densidad mayor. Este aspecto es indisociable
en la búsqueda de comprensión de los sentidos otorgados a los significantes “vida”,
“aparición con vida” o “vivas las queremos”, como un producto de la subjetividad
colectiva conformada en el marco de los procesos históricos del país.
La consigna “Vivas las queremos” de 2016, en este sentido, repone la
interpelación a la “aparición con vida” que remite a la lucha histórica de las Madres

18
Alberto Melucci, “Asumir un compromiso: identidad y movilización en los movimientos
sociales”, Zona Abierta 69 (1994): 153.
19
Retamozo, “Orden social, subjetividad y acción colectiva”, 12.

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Ciberactivismo: praxis feminista y visibilidad política en #NiUnaMenos

y Abuelas de Plaza de Mayo y agrupaciones de familiares de desaparecidos por la


última dictadura militar, y que es reapropiada por organizaciones feministas en su
lucha contra la trata. El conflicto en el orden del sentido emerge en un tránsito
que, entre 2015-2016, operó en un escenario partidario polarizado entre proyectos
políticos-culturales antagónicos encarnadas por el Kirchnerismo y el Macrismo. Esta
contienda quedó cristalizada en la repetición sistemática de la metáfora “la grieta”
tanto en programas televisivos y radiales de debate político como en el periodismo
gráfico. Este fue un elemento desafiante en la búsqueda de una identificación
masiva y aglutinante trans-partidaria y multisectorial como imperativo político,
bajo el significante vacío “mujer”. Así, en 2016 esta complejidad se dirimió en la
conformación de un frente feminista popular:

El acontecimiento del 3 de junio del año pasado fue también la creación de


un espacio de hospitalidad generado por la voluntad política y transversal
de cientos de miles de personas que quisieron decir “¡Basta!”. (…) Basta de
convertir nuestros cuerpos en cosas. (…) Basta de convertirnos en criminales
por querer decidir sobre nuestros cuerpos, por querer elegir si queremos
tener hijos, cuántos y con quién. (…) Decimos Ni Una Menos frente a toda
avanzada de reacción conservadora más allá del signo político del gobierno.
Porque si la represión en los tramos finales del Encuentro Nacional de Mujeres
fue realizada bajo el gobierno anterior, el cambio electoral nos desprotegió
todavía más. Los observatorios que se habían puesto en práctica dejaron de
existir y programas que ya existían como el de Salud Sexual y Reproductiva
empezaron a ser desguazados. Los contenidos de la ley de Educación Sexual
Integral, ley fundamental por la que pedimos el 3 de junio pasado para
prevenir la violencia machista, se están modificando para conformar a los
sectores más retrógrados. (…) El ajuste y la inflación golpean directamente
sobre nuestra capacidad de decir Basta. (…) El disciplinamiento de la
protesta social y el encarcelamiento de dirigentes sociales habla claramente
de una revancha misógina y racista que nos golpea a todas. A todxs”20.

20
“El grito en común”, documento oficial colectivo, Ni Una Menos, 2016. Consultado en
noviembre de 2018, disponible en https://www.facebook.com/notes/ni-una-menos/el-grito-
en-com%C3%BAn/482448465279674/.

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Articulaciones hacia la conformación de un frente


político
En la segunda convocatoria #NiUnaMenos 2016, en el contexto de gestión de
la Alianza Cambiemos, se profundizó el reclamo por la implementación del plan
nacional integral contra las violencias, con presupuesto adecuado y la capacitación
del poder judicial con perspectiva de género. Al mismo tiempo, se instaló la
demanda por las masivas pérdidas de puestos de trabajo desde la asunción a la
presidencia de Mauricio Macri en diciembre de 2015, el desmantelamiento de
políticas y programas de Estado de la gestión Kirchnerista (2013-2015) y la ausencia
de políticas integrales y efectivas para el abordaje de la violencia de género. En
este sentido, la gramática identitaria del colectivo abrió el espacio de enunciación
de una retórica antipatriarcal hacia la crítica anticapitalista y antineoliberal. Esta
reconfiguración de demandas se explica por la emergencia de nuevos actores
históricos en la escena política del 2016, ante el riesgo de la captura por gobiernos
conservadores-neoliberales.
La apuesta por un feminismo de base popular e internacional contribuyó a
tejer redes y alianzas con grupos de México, Perú, Brasil y Uruguay, como acción
programática hacia una lucha que visibilice todas las formas de desigualdad
por género, clase social, raza, etnia y otras. Asimismo, en 2016 se amplió la
problematización respecto de las violencias de género desde el carácter político y
económico de la violencia machista, bajo el lema: “Ni una menos por femicidio,
por trata, por aborto, por persecución judicial, por despido, por homo, lesbo y trans
odio. Con ajuste no hay Ni una menos. La pobreza es violencia”21.
Por ejemplo, la renovada consigna “¡Vivas nos queremos!” evidencia en 2016 un
desplazamiento de sentido que va desde la denuncia de la ausencia, la pérdida y el
duelo (cristalizadas en el eje revictimizante propio del relato mediático hegemónico
que proclama #NiUnaMenos en 2015) al énfasis en el significante flotante “vida”
y las trayectorias vitales de las mujeres, con la apuesta de un futuro en el que se
abran la posibilidad de vidas dignas de ser vividas. Esto se encuentra expresado
en múltiples acepciones del lema, como por ejemplo “libres, autónomas, críticas,
solidarias, felices y deseantes nos queremos”, una afirmación que alude a la
inclusión de un plural diverso expresado en el “nosotras”, que aglutina y articula
colectivamente las diferencias identitarias subalternizadas y los diversos modos de
experimentar la vida, la afección, el deseo y la libertad.
Las consignas muestran las articulaciones entre marco de acción –que
determina la identidad y su legitimidad– y su forma enunciativa, que construye
la identidad discursiva del sujeto enunciador en un contexto determinado. En este
sentido, #NiUnaMenos en 2015 se presenta como una forma legítima, dentro de
21
Ibídem.

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Ciberactivismo: praxis feminista y visibilidad política en #NiUnaMenos

parámetros hegemónicos de lo enunciable, de construir consenso frente a la reacción


afectiva de malestar colectivo. Mientras que “Vivas nos queremos!”, en 2016,
configura una adscripción a formas alternativas de la acción de autonominarse de
quienes la enuncian, en un contexto que busca romper los límites de los consensos
hegemónicos sobre la reacción emotiva “victimizante” para asumir posiciones
activas y programáticas de organización colectiva feminista. Por otra parte, es
de destacar el momento del choque antagónico entre nosotrxs/ellxs, mediante la
producción de un significante vacío como “vida” que se conforma en una cadena
de equivalencias a partir de una dispersión de elementos que se unifican y que se
contrapone a otra cadena de equivalencias.
Para Laclau, el carácter abierto de lo social se deriva precisamente de la
imposibilidad de que una fuerza hegemónica pueda fijar completamente el
significante vacío “mujeres” o “vida”, lo cual fue disputado por el feminismo en
Argentina. Estas consideraciones sirven de fundamento para la conceptualización
de las identidades sociales como un acto de poder. Siguiendo al autor, “una identidad
objetiva no es un punto homogéneo sino un conjunto articulado de elementos. Pero
como esa articulación no es una articulación necesaria, su estructura característica,
su ‘esencia’, depende enteramente de aquello que niega”22. La consigna de la
primera edición de la marcha simbolizaba la furia, el grito colectivo que expresa
que “no queremos que nos arrebaten a otra mujer de la comunidad de mujeres por
feminicidios”. En 2016, a esta demanda se articuló la impugnación por las mujeres
muertas por aborto clandestino, en su mayoría jóvenes de sectores populares, y a
la “desaparición” en democracia por la impune actuación de redes mafiosas de
explotación sexual, mientras que los travesticidios adquirieron mayor visibilidad.

Nuevos y viejos actores mediáticos


Si la vieja industria cultural constituía un sistema donde cada medio, actor y
lenguaje ocupaba su lugar relativamente definido, en la nueva esfera digital todo
tiende a combinarse en entornos multimedia, bajo la denominada convergencia
digital. Ésta, implica un cambio tanto en el modo de producción como en el modo
de consumo de los medios, para Jenkins “la creación colectiva de significados dentro
de la cultura popular está empezando a cambiar (…) los consumidores luchan por el
derecho a participar más plenamente en su cultura”23. En este sentido, las prácticas
políticas feministas tradicionales – como la creación de volantes y panfletos y las
acciones e intervenciones artísticas en la calle– encuentran un pasaje del soporte
22
Ernesto Laclau, Nuevas reflexiones sobre la revolución en nuestro tiempo (Buenos Aires: Editorial
Nueva Visión, 2000), 48-49.
23
Henry Jenkins, La cultura de la convergencia de los medios de comunicación. (Barcelona:
Paidós,2008), 15, 28.

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físico al mundo virtual online, del diálogo cara a cara a la comunicación online, a través
de lenguaje oral, escrito y mediante de imágenes (fijas y audiovisuales) en diversas
plataformas. La relación de los activismos feministas con las TICs involucra procesos
sociales de apropiación tecnológica que configuran tácticas renovadas y estrategias
específicas del ciberactivismo y los sentidos sedimentados que las feministas otorgan
a sus prácticas.
En este marco, asistimos a una ruptura de las categorías que fundaban el proceso
cultural y un desplazamiento desde el consumo a la producción comunicacional, al
participar en el control de los contenidos, donde activistas-usuarias terminan por
constituirse en parte de ese contenido, de ese mensaje. En este sentido, valiéndose
de la estrategia del “ruido” y la “amplificación” que posibilita la hiperconectividad
social, #NiUnaMenos logró entrar en la agenda de los medios tradicionales
nacionales e internacionales24. En definitiva, se trata de que “el público, con poder
gracias a estas nuevas tecnologías, ocupa un espacio en la intersección entre los
viejos y los nuevos medios, y exige el derecho a participar en la cultura”25.
Un ejemplo de ello fue la respuesta que se suscitó ante la cobertura del caso
de una adolescente de 13 años que fue violada y atropellada en Tandil el domingo
5 de junio de 2016. El diario de tirada nacional Clarín cubrió el caso y publicó
en la bajada de la cobertura que “habría sexo consentido”. A las pocas horas de
publicada, la noticia se “bajó” y eliminó de la versión digital del diario, tras la
ofensiva de denuncias de activistas feministas que proliferaron en redes sociales
tras compartirse la nota en los muros, multiplicando la adhesión de comentarios
que repudiaban la construcción de la misma. Como plantea Scolari, las acciones
y tácticas de acción de la era digital, y sus estrategias de presión social (al modo
de Anonymous26) constituyen “el consumo activo, rebelde y contrahegemónico de las
mediaciones, donde el usuario a partir de la apropiación de nuevos dispositivos
de comunicación ejerce su capacidad para borrar las barreras entre los medios y
usuarios y contaminarlos entre sí”27.

El “estar allí”: performances corporales colectivas


#NiUnaMenos emergió como una nueva modalidad de acción política colectiva,
en un contexto en que la distancia generacional en el marco de los feminismos se
amplía y con ella, los códigos culturales y marcos de referencia para la acción; en
24
Los diarios y portales de noticias de varias naciones tales como España, Francia, Australia e
Inglaterra cubrieron la concentración frente al Congreso de Buenos Aires.
25
Jenkins, Ibíd., 28.
26
Seudónimo utilizado mundialmente por diferentes grupos e individuos para realizar
acciones o publicaciones individuales o concertadas.
27
Scolari, Hipermediaciones, 114.

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Ciberactivismo: praxis feminista y visibilidad política en #NiUnaMenos

tanto que las hiperconectividades mediáticas plantean nuevos paisajes horizontes


de acción transnacionales y globales. Estos distintos modos de interconectarse en la
esfera on-line y off-line también alimentan la heterogeneidad, elementos que han
impactado la forma en que se expresa la diferencia de forma compleja en fenómenos
como el de #NiUnaMenos, en tanto haya una demanda colectiva. En este sentido,
Judith Butler, en su último ensayo Cuerpos aliados y lucha política amplía su teoría de la
performatividad y, en lugar de aceptar la falsa división entre pensamiento y acción,
reconoce que las ideas radicales están necesariamente encarnadas en cuerpos en los
distintos espacios públicos, privados, cerrados y virtuales. Los cuerpos reunidos en
estos espacios ponen en juego significantes políticos más allá del discurso, formas
de performatividad corporeizadas y plurales en formas de acción coordinadas cuya
condición y propósito es la reconfiguración de la agencia en su modo plural y de
algunas prácticas sociales de la resistencia. Los cuerpos en las calles y en las redes
sociales solicitan que “se los reconozca, que se los valore, al tiempo que ejercen su
derecho a la aparición, su libertad y reclaman una vida vivible”28.
En esta indagación, es fundamental dar cuenta de los espacios creados para
la producción de significaciones que cuestionan la naturalidad del orden social
patriarcal, para así abrir terrenos de disputa desde la condición expresiva o
significante de los cuerpos reunidos y su visibilidad. Esto refiere al doble carácter de
la relación entre estructura y acción, donde los sujetos encuentran en el orden social
las condiciones de su existencia y, a la vez, operan sobre ellas para consolidarlas
o transformarlas. Estas transformaciones son formas propias de intervención que
adoptan algunos sujetos sociales, los que mediante su praxis pueden transformar un
orden que es siempre contingente.
Como colectivo social, #NiUnaMenos se apropió de las redes de internet
y sus aplicaciones y dispositivos, integrando las expresiones escritas, visuales,
audiovisuales y performáticas de la cultura digital contemporánea, como estrategia
de agenciamiento en las que las imágenes ocuparon un lugar central para la
visibilización política y expresiva de significaciones colectivas. En este marco,
proliferaron los usos políticos de la consigna con la viralización de selfies de candidatos
de partidos políticos portando el cartel con la consigna #NiUnaMenos, al tiempo
que lo hacían referentes del mundo deportivo y del espectáculo compartiendo estas
imágenes en las redes personales de Facebook y Twitter. Éstas fueron compartidas
–en algunos casos– en la página oficial de Facebook #NiUnaMenos Buenos Aires y,
a su vez, fueron reproducidas en los programas de la televisión de aire y en diarios
de tirada nacional.
A fin de contrarrestar los efectos de su uso político-partidario en el marco de
la campaña electoral presidencial, el colectivo organizador lanzó la propuesta

28
Judith Butler, Cuerpos aliados y lucha política. Hacia una teoría performativa de la asamblea (Buenos
Aires: Editorial Paidós, 2017), 33.

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#DeLaFotoALaFirma, que apuntaba a la firma de un documento por parte de los


candidatos como acto de compromiso político29. La estrategia intentaba disuadir
la asimilación de la consigna como mero slogan de marketing político digital
en un año de contiendas y debates públicos entre el Kirchnerismo y la Alianza
Cambiemos. Así, las imágenes que circularon en internet tanto en la convocatoria
al Congreso del 2015 como la marcha hacia Plaza de Mayo en 2016 capturaban
performances de arte político, siluetazos, flyers, graffitis y esténciles en las paredes,
dramatizaciones públicas, acciones contrainformativas, pegatinas, carteles, afiches
y serigrafías, en fotografías digitales tomadas con los celulares como parte de la
apuesta ciberactivista de visibilidad de la protesta colectiva.
De este modo, la producción y circulación de imágenes que capturaron las
experiencias corporales colectivas se constituyeron en prácticas de visibilidad a partir
de la circulación online del registro fotográfico digital. Estas acciones se caracterizan
por la producción de imágenes y signos de gran creatividad e imaginación. Tal
como indica Silvia Lago Martínez:

En la vida cotidiana los medios electrónicos, la fotografía en la prensa escrita,


el cine o la televisión generan imágenes como parte de sus actividades propias
de producción, recepción y distribución que operan como formas de acción
social. Estas, con fines de protesta y denuncia, son desplegadas también por
redes de colectivos y movimientos sociales a través de la radio y la televisión
comunitarias, portales en la red, radios por Internet, fotografía y video, arte
militante y otras experiencias que centran la actividad en la comunicación y
la imagen, integrando las expresiones escritas, visuales y gestuales30.

Estas experiencias políticas de visibilidad, y las discusiones epistemológicas que


apuntan a repensar el estatuto de lo corporal en el entorno tecnológico como
prácticas políticas y culturales contemporáneas, son constitutivas de la lucha por
desnaturalizar los cuerpos de las mujeres (construidos como propiedad privada o
dispositivos de reproducción de la especie humana), como tarea política para que
las estructuras dejen de percibirse como inmutables. En este sentido, siguiendo a
Butler, la acción conjunta de los cuerpos colectivos es una forma de manifestación
impulsada por la precariedad de la vida, consecuencia de la política actual y a su
vez, “una performatividad política que sitúa la vida vivible en el primer plano de la
política”31. A fin de cuentas, en el cuerpo colectivo anida esa fuerza referencial que
llega junto con otros cuerpos a una zona visible para la cobertura mediática. Para

29
Claudia Laudano, “Entre las redes sociales y el #FeminismoLoHizo”, en #NiUnaMenos Vivxs
nos queremos, comp. Karina Bidaseca (Buenos Aires: Milena Caserola editora, 2015).
30
Lago Martínez, “Internet y cultura digital”, 102.
31
Butler, Cuerpos aliados y lucha política, 25.

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Ciberactivismo: praxis feminista y visibilidad política en #NiUnaMenos

Butler son estos cuerpos visibles, unidos colectivamente, los que muestran que viven
en unas condiciones en que la vida se ve constantemente amenazada:

Cuando los cuerpos se congregan en la calle o en otros espacios públicos


(virtuales incluidos) están ejercitando un derecho plural y performativo a la
aparición, un derecho que afirma e instala el cuerpo en medio del campo
político, y que, amparándose en su función expresiva y significante, reclaman
para el cuerpo condiciones económicas, sociales y políticas que hagan la
vida más digna, más vivible32

Los mensajes que se alzaron en la manifestación visibilizaban en la esfera pública


la multiplicidad de afecciones que generan las violencias machistas que las mujeres
experimentan en la vida cotidiana en un continuum expresivo concatenado: desde
los noviazgos violentos, al acoso callejero, pasando por la objetualización mediática
de los cuerpos femeninos, la desigualdad salarial, la precarización de la vida, la
ausencia de políticas de Estado, la revictimización y la violencia institucional
y el último y más cruento eslabón, el feminicidio. En 2015 y 2016, se hicieron
visibles primero en las calles vestidas de coloridos carteles, y luego en las imágenes
compartidas en las redes sociales, la pulsión por el “estar allí” que ameritaba el
acontecimiento.
Estas formas de lo visible plantean la vinculación de lo público y lo privado, así
como nuevas modalidades de resistencias. Como estrategias de agenciamiento, estas
prácticas de transfiguración colectiva adquieren sentido “en tanto puede politizar
aspectos de la vida cotidiana considerados privados, enmarcándolos en relaciones
de poder, a la vez que reformulan los términos de ‘lo político’ al incluirse en la
tradicional esfera pública”33, y es replicada en el entorno virtual. Algunas imágenes
circuladas en las redes sociales mostraban mujeres expresándose mediante carteles
con frases testimoniales: “soy una sobreviviente” o “fui víctima de violencia”.
Asimismo, circularon fotografías de familiares y amigos de víctimas de feminicidios
que, en pancartas y carteles, mostraban retratos con rostros de las víctimas y sus
nombres propios; víctimas cuyos asesinatos no se mediatizaron y que tampoco fueron
registrados en las estadísticas elaboradas por la Asociación Civil Marisel Zambrano
(el único registro estadístico de femicidios en Argentina hasta el 2015). Estas formas
expresivas de experiencias a través de micro-relatos aparecen en la circulación
de imágenes digitales (e-image) que, a su vez, muestran el cuerpo de familiares de
víctimas en el centro de la escena, portando el retrato de sus hijas, nietas, sobrinas y

32
Ibíd., 18.
33
Claudia Laudano, “Feministas en ‘la red’. Reflexiones en torno a las potencialidades y
restricciones de la participación en el ciberespacio”, en Sin feminismos no hay democracia: género
y ciencias sociales, comp. Florencia Rovetto y Luciano Fabbri (Rosario: Último Recurso editores,
2016): 47.

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amigas como víctimas de la violencia machista. Estas imágenes se presentan como


tácticas de visibilización de aquello que se ha mantenido oculto o invisibilizado,
apelando a una dimensión emotiva. Las fotografías de los familiares de víctimas
de feminicidios y de las Madres de Plaza de Mayo (que estuvieron presentes en las
convocatorias) reactivó, en este sentido, la memoria de escenas históricas y actores
políticos de las luchas sociales de nuestro país. Este legado vivo trajo a cuenta a la
memoria y el poder de la solidaridad colectiva para agrietar los centros del poder
instituidos y restituir valores éticos de justicia y respeto a la vida.

A modo de conclusiones
Si bien colectivos organizados de mujeres en la Argentina lograron ingresar con
el trabajo territorial en sectores populares a lo largo de las últimas tres décadas,
los temas de la agenda feminista no irrumpieron masivamente desde los medios
tradicionales ni en la agenda pública sino después del 3 de junio de 2015. En
#NiUnaMenos, la apuesta por una retórica de alcance popular fue abonada por la
experiencia de más de tres décadas de praxis feminista popular que interpeló a un
vasto y diverso espectro de mujeres en el país. Una de las acciones para concientizar
a la población sobre la complejidad de la problemática de la violencia de género fue
el diseño de volantes y flyers para dar a conocer la Ley 26.48534, dando cuenta de
las diversas tipificaciones y modalidades de violencia de género (física, psicológica,
sexual, económica y patrimonial, y simbólica). La ciudadanía fue, de este modo,
interpelada como público en el proceso político, acercando el ámbito del discurso
político a las experiencias cotidianas y los conceptos compartidos de la comunidad.
El desarrollo de un lenguaje “común” implicó un reconocimiento al mundo cultural
de los/as sujetos/as populares destinatarios de la convocatoria. En este sentido,
producir un flyer para circular en internet o un volante para dar a conocer una
Ley, implicó el objetivo de interpelar desde el lenguaje la experiencia cotidiana de
las mujeres.
Por otra parte, si bien el documento de #NiUnaMenos de 2015 no mencionaba
el acoso callejero ni el aborto, fue notorio que muchas mujeres, jóvenes y
adolescentes se hicieron de carteles para expresarse sobre estos temas, viralizar
y visibilizar en las redes estos mensajes mediante selfies y fotografías. Asimismo,
las formas transfiguradas de visibilidad colectiva en #NiUnaMenos habla del
quiebre de un largo hábito de subalternidad que ha expropiado a las mujeres de la
posibilidad de tomar la palabra pública y hacer visibles sus experiencias situadas,
hasta entonces invisibilizadas en el sistema mediático tradicional y deslegitimadas
34
La Ley de Protección Integral para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia Contra las
Mujeres en los Ámbitos en que Desarrollen sus Relaciones Interpersonales, que se encuentra
vigente desde abril de 2009 en Argentina.

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Ciberactivismo: praxis feminista y visibilidad política en #NiUnaMenos

en las instituciones públicas. Durante décadas no hubo espacios para relatos de


experiencias de mujeres que sobrevivieron al aborto clandestino o a parejas y
exparejas violentas, a excepción de los Encuentros Nacionales de Mujeres. Estas
experiencias se encontraban fuera de los archivos institucionales, ajenas a los
discursos legitimadores.
Las sobrevivientes que hablaron en el espacio público online y offline en
#NiUnaMenos, alteraron los regímenes de lo visible, enunciable y denunciable.
De allí la relevancia que tuvo el discurso y la imagen como materias significantes
y testimonios del derecho a existir, a ser visibles, reconocidas, legitimadas. En
este marco, la conformación en la era digital de un colectivo feminista como
#NiUnaMenos sentó las bases de un modo de organización mediatizado por TICs
en Argentina, que demostró que las feministas ejercitan su práctica militante desde
la posición social que cada quien ocupa en función de las posibilidades de agencia
que ofrece el entorno tecnológico para la visibilidad política. Esto lo que explica,
al menos en parte, el fenómeno. En este nuevo panorama político y tecnológico
se plantean formas diferenciadas y a la vez articuladas de la tradicional praxis
feminista movimientista-histórica (que implica acciones en las calles, performances
artístico-políticas y la producción de mensajes en soportes físicos –volantes , afiches,
stencils, carteles, graffitis–) en convivencia con un feminismo de corte nativo-digital,
cuya praxis se sitúa en y desde la producción y circulación de un lenguaje común,
sintético e hipergeneralizador. La gestión de la comunicación instantánea mediada
por redes, las influencias como tácticas y la preeminencia de la imagen para la
visibilidad política constituyen instancias que merecen ser profundizadas, a fin de
conocer las multidimensionalidad constitutiva de los movimientos sociales como
#NiUnaMenos.

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María Belén Rosales. Doctoranda en el Laboratorio de Comunicación y Género


de la Facultad de Periodismo y Comunicación Social, Universidad Nacional de La
Plata (Buenos Aires, Argentina). Licenciada en Comunicación Social. Docente
especializada en periodismo, comunicación y género. Correo electrónico: mabelen.
rosales@gmail.com.

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online ISSN 0719-3696
ISSN 0718-655X / pp. 87-105.

Feminismos del Sur. Alusiones / Elusiones /


Ilusiones1

Marina Alvarado2
Instituto de Ciencias Humanas, Sociales y Ambientales

Natalia Fischetti3
Instituto de Ciencias Humanas, Sociales y Ambientales

Recibido: 3 de abril de 2018


Aceptado: 19 de junio de 2018

Resumen
El texto se juega en una clasificación provisoria para un (in)cierto orden de los feminismos
del Sur. Desde la forma en la que se (auto)denominan o se (des)nombran los feminismos,
se invita a recorrer y saltar por tres casilleros. En el primero, los feminismos se aluden, se
nombran, se distinguen de otros. El segundo casillero elude las denominaciones en los bordes y
las desfiguraciones de los nombres. El tercer espacio se abre a poéticas de la ilusión que, desde
el arte, dicen de otros modos los feminismos del Sur.

Palabras clave

Feminismos, Teorías feministas, Latinoamérica, Conocimiento situado.

1
Artículo originado a partir del proyecto de investigación “Feminismos del Sur. Experiencias y
narrativas contemporáneas en la frontera academia/activismos”, financiado por el Ministerio
de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva del Gobierno de la Nación, 2017-2019 (PICT
2016-0590 FONCYT MINCYT).
2
Investigadora adjunta del Instituto de Ciencias Humanas, Sociales y Ambientales, CONYCET
(Mendoza, Argentina). Correo electrónico: unodeloscuartos@gmail.com.
3
Investigadora asistente del Instituto de Ciencias Humanas, Sociales y Ambientales,
CONYCET (Mendoza, Argentina). Correo electrónico: nfischetti@mendoza-conicet.gob.ar.

87
Feminismos del Sur. Alusiones / Elusiones / Ilusiones

Southern Feminisms. Allusions / Elusions /


Illusions

Abstract
The text attempts a provisory classification to provide an (un)certain order for Southern
feminisms. Concerned by how feminisms call or (un)name themselves, we propose a journey
through three scenarios. The first refers to the feminisms that are alluded by, named, and
distinguished to each other. The second scenario eludes the names from (un)certain feminisms
that jump over the borders and disfigure the names. The third scenario is open to poetic
illusions that, from art, spell otherwise Southern feminisms’ names.

Keywords

Feminisms, Feminist Theories, Latin America, Situated Knowledge.

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Marina Alvarado - Natalia Fischetti

Iniciando el juego
Nos preguntamos de qué formas y sobre cuáles estrategias los feminismos del Sur, en
particular, los feminismos de Latinoamérica y el Caribe, han podido desligarse de
la dependencia intelectual euronortecentrada para dar cuenta de una producción
situada. Los nombres del feminismo aluden, eluden, ilusionan en su potencia, con
sus destellos, resonancias y reverberaciones, pero también desde sus apropiaciones
y modos de circulación, y por quiénes les leen, repiten y fundan; por los debates
abiertos, las polémicas sostenidas y las fruiciones pendulares; incluso allí, cuando ha
sido despolitizado, mercantilizado, mediatizado, en sus emergencias, sus desbordes
y desmadres, a partir de sus específicas formas de resiliencia y hermandad.
Proponemos un juego de palabras que se originan en una pretensión lúdica para
la escritura que busca recrear la crítica al neoliberalismo, al colonialismo, la
racialización y el patriarcado, casi escabulléndoseles por montarlos a horcajadas.
De escondidas y tapa ojos a cuenta de corridas y escondites; de sorpresas, máscaras,
descubrimientos, corrimientos y travestismos. Un juego de imágenes y palabras que
se alternan con sombras y silencios.
Hacia el 2015, desde Mendoza, Argentina, abrimos la puerta para salir a
jugar. Nos conectamos en una zona que dibujamos entre los estudios de género,
la filosofía práctica y el pensamiento latinoamericano para darle cuerpo a decires,
sentires y quehaceres de los feminismos del Sur. Quisimos organizar una antología
que reuniera escritos de pensamientos silenciados y prácticas invisibilizadas.
Detenernos en las mujeres intelectuales de América Latina y el Caribe supuso para
nosotras una reflexión atenta acerca de qué buscar, por dónde, iluminando qué
sombras, advirtiendo qué desechos, para rastrear una genealogía posible en/para
Latinoamérica, algunos puntos de partida, quizás otros de fuga, tal vez derivas,
apenas (des)encuentros.
Juegos de meninas entre susurros, ahogos y agites. (In)ciertos feminismos latinoamericanos y
del Caribe fue el título de la antología que nos propusimos anillar junto a Fabiana
Grasselli y Valeria Hasan. Empezamos por delinear un boceto con algunas cercanías.
Ese primer juego entre nosotras fue el sendero inicial para tomar nota de un listado
de ausentes (¡¿de dónde?!), olvidadas (¡¿por quiénes¡?!), invisibilizadas y silenciadas
(¡¿en qué condiciones?!). Balbuceamos nombres de feministas latinoamericanas y
caribeñas que no transitan la academia, que no quisieron caminarla, que salieron
de ella, que la abandonaron y no pretendieron volver. Han escapado jugando a las
escondidas en el mundo del saber regulado y de las instituciones heteronormadas
que escenifican una sordera sostenida que ha desautorizado las voces venidas de
otros lares, hablando lenguas con las que abortan una universidad que se jacta de
traductora e inteligible.

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Feminismos del Sur. Alusiones / Elusiones / Ilusiones

Invitarles a jugar implicó conversar a destiempo en la lejanía. Encontrarnos


en la palabra escrita nos empujó a la escucha selectiva en los bordes para (des)
ubicar(nos) y, en ese movimiento descentrado, propiciar los tráficos y tránsitos entre
ellas, nosotras y con otras. Entre ellas y nosotras se configuraba una genealogía tan
precaria como dispersa, tan inestable como intensa, tan propia como extranjera.
Voces mujeriles interrumpían, estallaban sus ecos, destellaban efectos, retumbaban
para interpelar con ellas.
En ese ir y venir en lo que escuchamos, en ese entrar y salir de lo que oímos,
nos volvemos audibles. Entre la palabra, lo dicho y la audibilidad se anudan
articulaciones, la práctica de visibilizar esos nudos es una tarea genealógica. Su
traza de nudo a nudo hace referencia a filiaciones y pertenencias teóricas y políticas.
El contacto entre nosotras implicó caminar junto a otras no con todas4, demarcando
una zona que ejecuta, es decir, escenifica –es decir, pone en escena, toca la pieza,
juega, teatraliza– esa tarea como feminismos del Sur.
Frente a la amnesia, el olvido y la ausencia, buscamos la preservación,
la memoria y los (des)nombres de los feminismos. No hay archivos. No hay
repositorios. ¡Articulemos! Nuestras silenciadas nunca silenciosas se sumaron al
juego, tensionaron los feminismos con otras tradiciones teóricas y/o políticas, y más
que licuarse potenciaron lo que para nosotras nos diferencia como mujeres entre
nosotras –muchas, diversas a espaldas de los esencialismos identitarios, bordeando
la política de los nombres– ancladas en nuestras experiencias.
Conversadoras, decidoras, voceras, susurrantes, transmisoras,
creadoras, emisarias, trabajadoras de las ideas, intelectuales, obreras del
pensamiento de América Latina y el Caribe, que jugaron nuestro juego de
meninas diciendo sobre/de/desde los feminismos e hicieron espacio a las
demandas que se inscriben en la agenda feminista (#NiUnaMenos, #8M
#CampañaNacionalporelDerechoalAbortoLegalSeguroyGratuito) como “asuntos
dignos” de debate político y filosófico.
Nosotras sexuadas, situadas, corporeizamos pensares, indagamos y articulamos
caminos que nos preceden, jugamos genealogías que ponen en cuestión la invención
de la “cuestión femenina” y los “estudios de género”, a partir de experiencias de
reconocimiento. Las voces de académicas, pensadoras, intelectuales, activistas,
autónomas, radicales e institucionalizadas empiezan a (des)nombrar(se). Desde ese
locus de enunciación intensificamos cuerpo a cuerpo la voz de cada una, unas con
otras: hacemos cuerpo en (in)ciertos feminismos con Gilda Luongo; microfeminismos
o feminismos rapsódicos desde valeria flores; los feminismos comunitarios con
Julieta Paredes y Lorena Cabnal; nos reapropiamos de territorios usurpados y

4
Mariana Alvarado, “Epistemologías feministas latinoamericanas: un cruce en el camino junto
-a- otras pero no -junta a- todas”, Religación. Revista de Ciencias Sociales y Humanidades 1, no. 3
(2016).

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Marina Alvarado - Natalia Fischetti

saberes extraviados con Delmy Tania Cruz Hernández; feministas contemporáneas,


feministas de América Latina y feministas latinoamericanas; las voces de las mujeres
de Abya Yala compiladas por Francesca Gargallo; las pioneras, las ideólogas, las
tardías trabajadoras del género; las mujeres del sur del Río Bravo según Alejandra
Ciriza; el feminismo decolonial en la letra de Yuderkys Espinosa Miñoso u Ochy
Curiel; y el feminismo negro o de color en los ecos de María Lugones.

Aludir(nos) desde el nombre

Genealogías feministas (Alejandra Ciriza)

Para Alejandra Ciriza la tarea académico-política es nombrarnos como mujeres


del Sur desde las genealogías, la memoria y la política entramadas en el cuerpo,
su localización y avatares. Aludir a los nombres de las mujeres y las colectivas que
gestaron los movimientos de mujeres, los encuentros de mujeres, en la Argentina
y en Mendoza5, y que lucharon por la instalación en el espacio público de las
problemáticas de género y feministas, dan forma a la apuesta de reconstruir
genealogías feministas. Aún desde la marca de la invisibilización y la ausencia, la
tarea es nombrar a las mujeres. Nuestras ancestras han sido borradas de la historia
y constituyen un hiato de la memoria social y política y es preciso recuperarlas
porque los linajes dan sustento a nuestras luchas actuales, ancladas en quienes nos
precedieron en la búsqueda de justicia, igualdad de derechos y reivindicación de
las diferencias. “La búsqueda/construcción de genealogías feministas surge de la
necesidad de hallar raíces históricas y situadas para nuestras intervenciones teóricas
y políticas”6. Esto es así porque para las mujeres del Sur los feminismos han sido más
una práctica de resistencia, experiencia de militancia y activismo, que una posición
teórico-normativa.
Las genealogías feministas remiten a filiaciones en el mundo de lo público,
pertenencias teóricas y políticas, a conexiones entre las mujeres y a sus fugaces
momentos de protagonismo en la historia. También supone demandas en torno
a las interrupciones y discontinuidades, las asimetrías, los tráficos de ideas, las
preguntas por las condiciones en que las teorías traspasan fronteras desde el norte

5
Alejandra Ciriza, “Militancia y academia: una genealogía fronteriza.: estudios feministas, de
género y mujeres en Mendoza”, Descentrada 1, no. 1 (2017).
6
Alejandra Ciriza, “Construir genealogías feministas desde el Sur: encrucijadas y tensiones”,
Millcayac 2, no. 3 (2015): 85

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Feminismos del Sur. Alusiones / Elusiones / Ilusiones

hacia el sur (en sentido inverso al de los cuerpos de las mujeres subalternizadas)7.
Las genealogías políticas aluden a esa relación entre lo público y lo privado, al modo
como se tramita la inscripción de las demandas feministas en el espacio público.
Ciriza apuesta por el seguimiento de genealogías dispersadas por múltiples
derrotas, porque tal como ella advierte, las genealogías feministas tropiezan una y
otra vez con:
a. La invisibilización patriarcal de las mujeres, el olvido de los nombres, la
pérdida de los linajes matriarcales;
b. La complejidad de las intersecciones de raza y clase que constituyen nuestros
cuerpos de mujeres frente a los universalismos abstractos que pretenden designarnos
como “la” mujer;
c. La particular trama de dominación y explotación a la que hemos sido
sometidas en América Latina, desde la conquista hasta los actuales modos de
sujeción teóricos, políticos y económicos de los países del Norte. Las huellas de
“los feminismos de nuestras tierras provienen de múltiples raíces, de experiencias
diversas, contradictorias entre sí, de los jirones dispersos producidos por la
dominación, la expropiación, la conquista, el sometimiento, la servidumbre y
esclavitud, el borramiento de las trayectorias y resistencias de los/las nativas”8.
Aún frente a las sospechas de autodesignarse como mujeres (en filosofía) por el
doble riesgo de incurrir en esencialismos identitarios y de inscribirse en la economía
de la heterosexualidad obligatoria, Ciriza apuesta por tomar la noción de “mujeres”
desde el horizonte histórico de la praxis de las feministas,en busca de un suelo de
experiencia común9 que sea capaz de procurar todavía sentidos emancipatorios.

Feminismo latinoamericano (Francesca Gargallo)

“Urania Ungo me dijo: ‘Estoy cada día más convencida de que citar es un hecho
político. Las feministas latinoamericanas en nuestros escritos no nos citamos a
nosotras, recurrimos a la autoridad exterior para justificar nuestro pensamiento.
Pero la autoridad es siempre política’.”10.
Las academias latinoamericanas han pensado en términos de sistema de
género y han leído en clave occidental, bíblica, platónica. Pudieron, aún así,
aferrarse a la racionalidad moderna cartesiana –afianzando la exclusión de las

7
Alejandra Ciriza, “Perspectivas feministas desde América Latina: habitar/migrar/tomar la
palabra desde el Sur”, Feminaria 17 (2009).
8
Ciriza, “Construir genealogías feministas”, 99-100.
9
Alejandra Ciriza, “Mujeres del sur en filosofía. Notas para una lectura crítica del canon
filosófico”, Solar 12, no. 1 (2016).
10
Francesca Gargallo, Las ideas feministas latinoamericanas (Bogotá: Ediciones Desde abajo, 2004),
18.

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Marina Alvarado - Natalia Fischetti

mujeres, descalificando a las feministas y silenciando a las activistas– para producir


discursivamente. Desoyeron los relatos orales, deslegitimando ciertas voces como
medios de transmisión histórica y desconociendo la condición de mujer antes de
la invasión, la condición durante la masacre, luego de la usurpación de los cuerpos
y el territorio, así como las condiciones impuestas con la incorporación forzada al
mundo occidental.
El problema no reside sólo en los términos en que las academias lo han pensado
o lo han leído, o bien han canonizado el relato. Afuera o adentro de la academia,
el relato que hemos propiciado en este continente no elabora la muerte de las
poblaciones originarias al inicio de la occidentalización de la historia que las (des)
nombra. La teoría feminista latinoamericana no sólo evita tener que vérselas con
saberes ancestrales y con las lenguas en las que son dichos, sino que además son
pocas las mestizas que se reconocen o se adscriben en una historia para nosotras
desconocida; en todo caso, se han preferido occidentales más que indias, blancas
antes que morenas, genéricamente oprimidas antes que insumisas, rebeldes o
miembros de la resistencia.
Con Francesca Gargallo entendemos que la relación entre mujeres indígenas y
mujeres feministas en las últimas décadas del siglo XX ha sido de desconocimiento
colonialista, subsumida en la colonialidad del saber; una relación de subordinación
en la que las elites académicas –aunque feministas– pudieron tener a sus “otras”.
Además, muchas mujeres indígenas que llegaban a las metrópolis no sólo se
desentendían de sus orígenes, sino que también ejercían la ceguera de la colonialidad
del género y la raza entre mujeres y varones mestizos.
Parte de la tarea consiste en deconstruir la occidentalidad del feminismo
latinoamericano. Tarea que desmadra, desfonda y desnombra lo que conocemos
como feminismo, en tanto que la trama occidental aglomera los bríos emancipatorios
de un mundo tecnológicamente moderno y legalista que las primeras olas feministas
quisieron alcanzar.
A las feministas latinoamericanas nos caben ciertos compromisos intelectuales:
evidenciar los mecanismos que mantienen y reproducen desigualdades y visibilizar
los privilegios entre las mujeres blancas y las indias y las negras, entre las
heterosexuales y las lesbianas, entre las campesinas y las mujeres rurales y, sobre
todo, entre las mujeres que no han sido nombradas entre estas “es”; reconstruir
la historia de las ideas en América Latina revisando las claves epistémicas desde
donde hacemos historia de las ideas de mujeres con ellas en un contexto histórica,
jurídica y culturalmente determinado por la conquista, la esclavización africana, las
migraciones europeas y la minorización de los pueblos indígenas:

[U]na historia de las ideas filosóficas feministas latinoamericanas encarna


un doble reto. Implica el reconocimiento de la historicidad de las ideas

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Feminismos del Sur. Alusiones / Elusiones / Ilusiones

feministas en un ámbito cultural mayoritariamente occidentalizado, pero no


central ni monolítico y, a la vez, la idea de que el feminismo debe situarse
como una teoría política de la alteridad, tanto en su etapa emancipadora,
cuando las mujeres piden ingresar en condiciones igualitarias en la historia
del hombre, como en su etapa de liberación y reivindicación de la diferencia,
cuando las mujeres cuestionan y se separan del modelo masculino planteado
como universalmente válido11.

En la actualidad no sólo un feminismo de raíz india sino también un feminismo


negro, el feminismo lésbico y de luchas campesinas y populares aportan críticas
radicales a la tendencia colonialista del feminismo universitario y militante de
inspiración europea o estadounidense.

Feminismo descolonial (Yuderkys Espinosa Miñoso)

Nos revela Yuderkys Espinosa Miñoso:

El nombre es propuesto por primera vez por María Lugones, feminista de


origen argentino y residente en los EEUU, quien luego de participar algunos
años del movimiento feminista de color en ese país vuelve a América Latina
atraída por la política comunal que toma visibilidad con el zapatismo y
los múltiples levantamientos indígenas que ocurren en la región a partir
de la década de los noventa, e interesada por el repunte del pensamiento
latinoamericano que se adviene con el giro decolonial12

El feminismo descolonial protagoniza un viraje epistemológico que viene nutrido


del black feminism, el feminismo de color, el feminismo poscolonial pero también el
feminismo materialista francés y del feminismo posestructuralista. Son feministas
geopolíticamente asentadas en Abya Yala, de trayectorias y posicionamientos críticos
y contrahegemónicos que conversan con producciones de pensadoras y activistas,
feministas o no, de descendencia africana, indígena, mestiza popular, campesina,
migrantes racializadas, así como aquellas académicas blancas comprometidas con
la subalternidad en Latinoamérica y el Caribe.
Frente al feminismo blanco del norte con el que muchos posicionamientos
feministas coinciden en la visibilización y denuncia de la situación de subordinación;
en la unidad de las mujeres en opresión y/o dominación de género (o sexo); en

11
Ibíd., 25.
12
Yuderkys Espinosa Miñoso, “De por qué es necesario un feminismo descolonial:
Diferenciación, dominación co-constitutiva de la modernidad occidental y el fin de la política
de identidad”, Solar 12, no. 1 (2016): 150.

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Marina Alvarado - Natalia Fischetti

la aparición del feminismo como movimiento aglutinador de “las mujeres”; en la


urgencia de revertir el orden patriarcal, el patriacado universal o bien el sistema
de género, el sistema sexo-género; el feminismo descolonial avanza deteniéndose
en problemas conocidos para los feminismos aunque proponiendo nuevas entradas
para la comprensión de la dominación basada en género/sexo, los privilegios
de clase y raza; dudando de los cimientos occidentales, blancos y burgueses que
fundan la unidad de las mujeres; revisando críticamente la encarnadura misógina,
logofalocentrada, racista y eurocentrada de la modernidad; sospechando de la
emancipación y la autonomía que se funda en el progreso por la conquista de los
derechos reclamados y reconocidos.
Recuperar el legado crítico de las mujeres y feministas afrodescendientes e
indígenas que desde América Latina han planteado el problema de su invisibilidad
e inferiorización es uno de los compromisos con los que quiere vernos involucradas.

Feminismos comunitarios (Julieta Paredes, Lorena Cabnal y Delmy


Tania Cruz)

Los planteos de lo que viene siendo conocido como feminismo comunitario es


creación del pensamiento político feminista en las producciones de la educadora
popular maya-xinka guatemalteca Lorena Cabnal, de la acompañante mexicana
indígena Delmy Tania Cruz Hernández y de la activista feminista descolonial
aymara boliviana Julieta Paredes. El feminismo indígena-comunitario en proceso de
construcción epistémica cuenta con mujeres feministas que se animan a pensar desde
categorías venidas del feminismo blanco-burgués como, por ejemplo, patriarcado o
género, que no han sido parte en sus cosmovisiones fundantes.
Julieta Paredes13 asume el feminismo como lucha de mujeres, pero advierte
sobre las formas en las que el feminismo es un nuevo colonialismo si no se trabaja
para su descolonización. Señala también las estereotipadas críticas andrógenas
contra el pensamiento político de mujeres y denuncia que no se discuten ideas
sino que se ataca a las mujeres: feas, lesbianas, aburridas, divorciadas. Cuestiona
el lugar del feminismo como pensamiento político de mujeres en las universidades.
Distingue los estudios de género de los feminismos y arenga por el reconocimiento
del feminismo como filosofía teórica. A partir de ese trayecto inicial, y en los bordes
de la academia, alude a su adscripción al feminismo en el reconocimiento de
pertenencia colectiva: desde la descolonización de la epistemología, es decir, “el
camino de los conocimientos”.

13
Julieta Paredes y Comunidad Mujeres Creando Comunidad, Hilando fino. Desde el feminismo
comunitario (Monterrey: Cooperativa el Rebozo, Zapateándole, Lente Flotante, En cortito que’s
pa largo y AliFem AC, 2014).

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Feminismos del Sur. Alusiones / Elusiones / Ilusiones

Las formas como pensamos se denominan para nosotras cosmovisión; occidente


denomina a sus formas de pensamiento filosofías; la mirada euroccidental jerarquiza
entre saberes. En esa estructura de saberes, Paredes piensa los feminismos y las
posibilidades de inventar/crear un término que pudiera nombrarlas. Propone en
su defecto ocupar la palabra y resignificar su contenido, para que comprenda a
las mujeres de cualquier parte del mundo en cualquier tiempo de la historia que
lucha, se rebela y propone ante un patriarcado que la oprime o quiere oprimir.
Revisa acepciones del patriarcado para pensar las relaciones de género, pues para el
feminismo comunitario, es el sistema de opresiones, de dominaciones, de violencias,
de explotación que vive la humanidad (mujeres, hombres e intersexuales) y la
naturaleza, históricamente construido sobre el cuerpo de las mujeres:

Es desde ahí, desde nuestro cuerpo, que nosotras hemos decidido reflexionar,
entre otras cosas, el concepto de territorialidad. Cuando hablamos de
territorio, nosotras lo vamos a entender desde el cuerpo nuestro de
mujeres para extenderlo a la comprensión del territorio de la comunidad.
Comprender el territorio desde nuestro cuerpo es un ejercicio que da otras
dimensiones a la política y la enriquece y así hemos conceptualizado lo que
llamamos cuerpo- territorio, territorio- cuerpo. En la comunidad afirmamos
que las mujeres somos la mitad de cada pueblo y de cada comunidad, la
mitad de las luchas y la mitad de las esperanzas del Vivir bien. Es desde
esta mitad ninguneada en las propias luchas de nuestro pueblos que hoy se
levanta el Feminismo Comunitario para realizar los más preciados sueños
de la humanidad14.

El feminismo comunitario no se lee al margen de la lucha de los pueblos; un feminismo


puede indicar desde los cuerpos de las mujeres, puede mirar, soñar y construir una
revolución para toda la humanidad y la naturaleza. Las feministas comunitarias
no hacen teoría descolonial o poscolonial sino que son descolonizadoras en los
procesos, en la acción y los hechos. El feminismo comunitario plantea un proyecto
político descolonizador desde las mujeres, para toda la humanidad que no se
quiere consecuente con los feminismos euroccidentales. El feminismo comunitario
es otro feminismo, desde donde se piensa el entronque patriarcal para distinguir
el patriarcado ancestral del patriarcado europeo. Lorena Cabnal15 visibiliza la
construcción histórica estructural de su comunidad como patriarcado ancestral y lo
acopla al patriarcado colonial occidental, para dar cuenta de cuerpos doblemente

14
Julieta Paredes,“Las trampas de la academia. A propósito de la reflexión sobre feminismo
comunitario, comunidad y comunalidad” (manuscrito inédito).
15
Lorena Cabnal, “Feminismo Comunitario”, entrevista en el programa Palabra de Mujer,
canal UCR, 2014. Consultado en diciembre de 2017, disponible en https://www.youtube.com/
watch?v=lItk0ieb1yM.

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pactados con consecuencias opresoras y subyugadoras para las vidas de las mujeres.
El colonialismo ha sido la cuna para el racismo que ha sostenido y sostiene al
capitalismo, la globalización, el neoliberalismo.
Delmy Tania Cruz Hernández fusiona la militancia feminista y la academia
comprometida en un rol con el que se autodesigna: acompañante de procesos
sociales y políticos de las mujeres de latinoamérica y el Caribe. Afirma:

No puedo comenzar los argumentos sobre la premisa cuerpo-territorio sin


antes situarme. A su vez, situarse es abogar por el lugar de enunciación
que implica desnudarse, re-pensarse y definir la subjetividad. Mi lugar de
enunciación es la militancia feminista y la academia comprometida, me ubico
como sujeto política de conocimiento y acompañante de procesos sociales
y políticos en América Latina y el Caribe. Soy mujer latinoamericana16.

Instala la pregunta respecto de las formas en las que las académicas hemos propiciado
políticas extractivistas en investigación para reflexionar, dialogar, escribir, publicar
sobre otras sujetas, sobre otros mundos. ¿Quién construye el discurso académico?
¿desde dónde se escribe en la academia? ¿para quiénes han sido desarrolladas
determinadas investigaciones? “Lo cierto es que podría decir que la enunciación
cuerpo-territorio es una epistemología latinoamericana y caribeña hecha por y
desde mujeres de pueblos originarios que viven comunidad; es decir, la articulación
cuerpo-territorio pone en el Centro lo comunitario como forma de vida”17.

Eludir(nos) en el nombre

(In)ciertos feminismos (Gilda Luongo)

Gilda Luongo nos invita a viajar sin certezas, sin anticipaciones, sin esquema
previo. Viajar, sólo eso, todo eso. Una mochila con lo indispensable y la apertura.
Esa sensación de abiertas al mundo, de ser unas con el mundo y lxs otrxs. El
brillo en los ojos, la mirada atenta, la sorpresa. Nos extendemos, nos dilatamos en
expansiones en un territorio que nos estaba vedado: decir de nosotras, imbricar
la vida y la academia. Salir, soltarnos, aventurarnos. Incertezas del feminismo, de
(in)ciertos feminismos. Ímpetu/deseo de inventar instancias y estrategias nuevas
como feministas. El espacio se abre y nos permitimos cruzar hacia lo que nos estaba

16
Delmy Tania Cruz, “Una mirada muy otra a los territorios-cuerpos femeninos”, Solar 12, no.
1 (2016): 37.
17
Ibíd., 43.

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prohibido. Fronteras fluidas. Los cruces disciplinares se constituyen en los lugares


desencontrados respecto de los cánones disciplinares, estallados por epistemologías
alteradoras. Ella se define como nómada en la academia chilena:

La fortuna de asumirse nómada en ámbitos intelectuales y culturales


chilenos está conectada, desde mi experiencia profesional, con la posibilidad
y la osadía de armar redes de complicidad con otras mujeres interesadas
en constituir equipos laboriosos dialógicos. Dichas instancias colectivas
y cómplices desde (in)ciertos feminismos, posibilitan enfrentar –a veces
de modo fugaz–, los tonos hegemónicos y jerárquicos establecidos como
pertinentes o normales. Así, el ímpetu/deseo de inventar instancias y
estrategias nuevas como feministas, resulta fundamental como acicate para
pensar nuestra labor18.

Frente a las lógicas productivistas de la academia y del mundo laboral en general,


ella se/nos propone movimientos/desplazamientos afirmada en la “conexión de la
complicidad sororal” que nos permite a las mujeres trabajar juntas desde lógicas
del deseo. Las feministas, afirma, nos reconocemos desde el margen, desde el punto
de vista y la conciencia marginales, de la subalternidad de las mujeres (por ejemplo
en su desplazamiento hacia la poesía de mujeres mapuche, memorias políticas de
resistencia). Políticas de una memoria que concibe el tiempo como aion, memoria
encarnada, de subjetividades que no se apegan a identidades fijas ni a “marcas de
autenticidad”, sino que se constituyen de encuentros, interconexiones, afectividades
y afectaciones de/con/a otrxs: (in)ciertos feminismos que insisten en moverse, que
eluden la etiqueta, que inciden desde políticas del borde.

Mujeres rebeldes (mariam pessah)

“Por eso, la rebeldía es hermana y amante de la felicidad, ella habla, opina, se


expone y el lenguaje se convierte en tridimensional y emocional.”19. Mariam escribe
y activa desde la pasión, la rebeldía y el desacato. Nos invita a intervenir desde la
palabra, ocupar los espacios para politizarlos: “¡Mujeres, no esperen que les den
la palabra, tómenla, okupen los espacios, hay que autoorganizarse. No pidamos

18
Gilda Luongo, “Desplazamientos: escrituras/diferencia sexual/memoria/política” (manuscrito
inédito).
19
Mariam Pessah, “La preciosidad de la palabra escrita. O...de huellas y pasos que combaten la
invisibilidad herstórica”, Solar 12, no.1 (2016): 102.

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permiso, ¡entremos!”. Desobedecer los mandatos del patriarcado esclerosados en la


academia, en la calle, el la habitación.

Con mi grupo Mulheres Rebeldes, teníamos el objetivo de estar en ambos


lados, hacer ambas cosas, siempre me pregunté si es posible hacer sin pensar.
Tanto como tejer sin respirar. No encontraba más respuesta que esta. En
Brasil –país en el que vivo hace 15 años– la educación es tan elitista que
levanta muros entre las personas. Entonces las clases más bajas, menos
letradas, serían parte de la primera columna –lugar con el que siempre me
identifiqué políticamente. De todas formas, yo pensaba que eran posibles los
puentes, siempre decía que el hacer y el pensar eran nuestras dos piernas,
ambas indispensables para caminar. Pero lo real, es que quien venía a
las reuniones de estudio y reflexión, no aparecía en las calles y viceversa.
Éramos muy pocas las que estábamos en ese flujo constante. Por suerte mi
activismo nunca fue de causa única20.

La separación entre activistas y académicas nos fija desde el prejuicio, nos inmoviliza.
Esta dicotomía, como tantas otras (hombre/mujer, cultura/naturaleza, teoría/
acción, sujeto/objeto) se funda en un modo de ser modernos que preasigna nombres
y lugares. Las formas dicotómicas de designar son falaces, pero eficientes, para
ordenar las palabras y las cosas, eficaces para cosificar(nos) también. Las feministas
recaemos en la trampa moderno-racional-patriarcal toda vez que aplicamos un
sistema de medición con estándares del “feminismo correcto”. Mariam nos invita
a fluir hasta que los polos se revelan como meramente aparentes y el feminismo
desborda los cauces para empapar todo lo que lo rodea.

Feminismos rapsódicos (valeria flores)

Dice valeria flores:

No obstante, hay que reconocer que ciertas perspectivas feministas


adquieren mayor luminosidad que otras, y en los desechos de esta proyección
moran otros microfeminismos que no buscan prescribir nuevos modelos
de comportamiento ni digitar qué prácticas prohibir, ni qué conductas
impugnar, ni qué fantasías vedar, ni qué formas de coger legitimar, ni qué
sujetos anatómicamente aptos autorizar para la lucha. Son feminismos
rapsódicos, de coexistencia tensa e interrogativa de muchas lenguas y
cuerpos, -sin aspiraciones de coherencia-, que con sus prácticas constituyen
una apertura de posibilidades para cambiar la propia vida y re-pensar las
20
Mariam Pessah, “¿Es posible dejar de ser activista?” (manuscrito inédito).

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prácticas emancipatorias21.

Cómo hablar “de” valeria flores “prescindiendo de ventrílocuas al confiar en nuestra


propia voz, desertando de hablar ‘de’ y ‘por’ las otras”22, cómo hablar de vale flores
sin aprender con ella a escribir(nxs) otra vez de nuevo. Desde val flores habla una voz
en minúsculas, precaria, finita, perenne. En cada enunciación muta, se transforma,
despliega, apertura. No es un yo el que habla sino más bien las sujeciones que le
expulsan del orden que rechaza –heteronormativo, homonormativo, patriarcal,
racista– y, sin embargo, se anuncia en las lenguas del feminismo por fuera de la
representación:

Habito el feminismo como desborde de los límites, como una práctica


que continuamente se interroga a sí misma y nunca deja de preguntarse
por su relación con la pauta dominante, trazando una experiencia
incesante alrededor de una poética que desestabilice la semiótica del poder
institucional. Escribir, en este sentido, es una operación política para hacer
habitable nuestras vidas, nuestros cuerpos, nuestros deseos, estallando los
cerrojos semánticos, rasgando las sintaxis ortodoxas de la significación,
alojando en la escritura las ficciones que vuelvan vivible este mundo, el de
los cuerpos de carne y letra23.

Licuándose la pregunta por la quién, que hacen añicos las políticas de los nombres,
se trasvisten los bordes de los feminismos en la desobediencia corporal como
plataforma política. El cuerpo aparece como texto, letra que perfomatea lo que
queda por decir en la escritura. La palabra cobra hondura política, la escritura es
práctica activista de desmontaje poético.

Ilusiones: poéticas del nombre


Julia Antivilo indica que “El activismo feminista, en sus relaciones conscientes e
inconscientes de producción de arte político, se ha constituido en un objeto cultural

21
valeria flores, “Con los excrementos de la luz. Interrogantes para una insurgencia sexo-
política disidente”, presentacion en el panel Legislaciones estatales y disidencias sexuales,
2015. Consultado en julio de 2018, disponible en http://escritoshereticos.blogspot.com.
ar/2015/09/con-los-excrementos-de-la-luz.html?view=flipcard.
22
valeria flores, “Éxtasis, perturbación e ironía: una poética feminista disidente”. Consultado
en julio de 2018, disponible en http://escritoshereticos.blogspot.com/2010/09/extasis-
perturbacion-e-ironia-una.html.
23
valeria flores, “El temor de la escritura: la carroña feminista” Panel IV Circuito de disidencia
sexual (2014)

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que desafía creativa, festiva y lúdicamente la cultura patriarcal”24. En la visibilización


de estas articulaciones, restituimos la escritura como espacio de (e)anunciación para
encontrarnos hacia el 2017 en un Seminario de Posgrado. Feminismos del Sur:
Experiencias, Narrativas y Activismos fue el espacio virtual que compartimos con
mujeres de Latinoamérica. Diseñado para la Cátedra Estudios sobre Movimientos y
Luchas Populares Berta Cáceres, del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales,
la propuesta quiso abrir un camino para recorrer trayectos de producciones que se
encontraran en los márgenes, en el espacio fronterizo del activismo y la academia,
habilitando de este modo un trayecto de escritura de las propias experiencias,
testimonios y narrativas en torno a temas que nos preocupan y ocupan a las mujeres
en nuestra región: la violencia machista, los femicidios, feminicidios y femicidios
vinculares, los derechos sexuales y reproductivos, la maternidad obligatoria, el
aborto no punible, las formas no sexistas de decir, la toma de la palabra, la división
sexual del trabajo, el sistema sexo-género.
El gesto que sostuvimos (junto a Claudia Anzorena, Valeria Hasan y Fabiana
Grasselli) insistía en mantener el contacto en la zona, invitando a otrxs a viajar,
nomadear, traficar, migrar, habitar colectivamente. Inauguramos una frontera
de coformación, desde el ámbito académico tanto como desde los movimientos
feministas, los colectivos y organizaciones en registros disidentes para sistematizar
prácticas-teóricas no aptas para el discurso científico –legitimado como universal,
neutro y descorporizado aunque andronorteurocentrado–.
En iconografías sobre las luchas de las mujeres de Latinoamérica y el Caribe
registramos producciones artísticas, intervenciones, performances de las mujeres en
la calle, como formas alternativas de modular los nombres del feminismo en voces
y silencios, recuerdos y memorias, presencias y ausencias fuera del canon, en los
confines del archivo, en poéticas de otros mundos posibles.
Performances, grafitis, intervenciones, protestas creativas en las calles, en las
plazas, en los subtes, en las paredes de nuestra Latinoamérica, hacen del arte
feminista latinoamericano un campo de experiencias políticas de mujeres en
franca lucha contra la violencia patriarcal. Las mujeres somos protagonistas de
nuevas historias del arte, abriendo fisuras entre lo privado y lo público, expresando,
participando, denunciando, desmontando, subvirtiendo y también reparando y
restaurando heridas. Cuerpos políticos/políticas de las cuerpas que en múltiples
colectivos de arte feminista conforman en Latinoamérica espacios de irreverencia
y subversión.
La teoría feminista es política y también poética. Los espacios privados y públicos
se ven afectados por narrativas, prácticas y visualidades: artivismos que expresan de
24
Julia Antivilo. “Arte feminista latinoamericano. Rupturas de un arte político en la producción
visual”. Tesis para optar al grado de doctora en Estudios Latinoamericanos, Universidad de
Chile (2013), 96. Consultado en febrero de 2018, disponible en http://repositorio.uchile.cl/
handle/2250/114336.

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otros modos a los feminismos, ilusionando con otras formas de decir y anunciar,
de movilizar. El arte feminista que se expresa de manera comunitaria se abre en
espacios de producción y creación colectiva, involucrando conocimientos técnicos
y académicos, pero sobre todo saberes de la cultura popular. Estas experiencias y
prácticas hacen a la lucha de las mujeres latinoamericanas. Se trata de una apertura
de los sentidos, de una invitación a mirar, escuchar, sentir. También a cantar y bailar.
Hay aquí una apuesta por el cuerpo propio que se pone en parangón con el cuerpo
social de las mujeres, cuerpos que ocupan el espacio público buscando deconstruir y
subvertir las normas, modelos y estéticas patriarcales y mercantiles, para crear otras
visualidades y autorrepresentaciones de las mujeres.

Sin final de juego


En estos tránsitos pudimos encontrar las maneras de interpelar e interrumpir no
sólo al pensamiento feminista local, sino a las formas conocidas de enseñar-aprender
y nombrar-desnombrar nuestros feminismos, intentando dilatar la respuesta a la
pregunta por el conocimiento puramente teórico y académico. En contraposición
con la tradicional concepción moderna del conocimiento claro y distinto, y del
pensar por conceptos y abstracciones, hacemos aquí referencia al cuerpo y al
territorio desde metáforas y analogías que se esconden de las totalizaciones y las
universalizaciones, hacia una historia posible en las marcas de clase, etnia, raza,
género, como experiencias de pensamiento y narrativas de experiencias de las (re)
productoras de los feminismos de Latinoamérica y el Caribe.
Los nombres aparecen, los buscamos, los visibilizamos, les leemos, adscribimos,
nos lo contamos y justo ahí, nos desnombran y se desligan, desanudan, se esconden,
no desean ser dichos en el corset que cuelga del closet. También porque nombre
resuena como hombre, algunos feminismos a veces los esquivan, los (a)saltan, los
manchan, los engañan, les blasfeman, los sobrevuelan o transmutan para adoptar
otros lenguajes, otras maneras de decir, hacer y estar juntxs. Jugamos a alusiones,
elusiones e ilusiones, todas derivadas de acciones lúdicas descaradas: ludere, eludere,
alludere, ludus, illusio-ionis.
Aludir, decir sin hacerlo expresamente, sin fijar, sin determinar, sin momificar.
Eludir, esquivar prejuicios y juicios; evadir desafiantes las imposiciones, las violencias
que buscan encasillarnos; escapar a las etiquetas y títulos enmarcados. Ilusionar(nos)
en colores y sonidos de esperanza, en poéticas de otros mundos posibles, en la
danza y la jovialidad del disfraz. Tres palabras/juegos para nombrar(nos) y (des)
nombrar desde el deseo, en el cuerpo, desde el territorio, entre nosotrxs, aquí en el
sur, desde Latinoamérica, en el Centro Científico y Tecnológico de Investigación de
la provincia de Mendoza, Argentina. Con estos casilleros, hemos buscado visibilizar
las posibles articulaciones que dan cuenta de las condiciones de producción, de

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circulación, tránsito y tráfico de pensares, sentires y quehaceres capaces de


cuestionar categorizaciones y desandar clasificaciones hegemónicas.

Referencias bibliográficas
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______. “¿Es posible dejar de ser activista?”. Manuscrito inédito.

Mariana Alvarado. Investigadora adjunta del Instituto de Ciencias Humanas,


Sociales y Ambientales, CONYCET (Mendoza, Argentina). Doctora en Filosofía.
Especialista en Constructivismo y Educación de FLACSO y Diplomada en
Cultura y Comunicación de la Universidad Nacional de Cuyo. Profesora de Grado
Universitario en Filosofía por la misma Universidad. Desarrolla su quehacer
investigativo en la frontera discursiva que vincula epistemologías feministas e historia
de las ideas en Nuestra América. Actualmente dirige el PICT 2016/0590 MINCYT
/ FONCYT Feminismos del Sur. Experiencias y narrativas contemporáneas en la frontera
academia/activismos. Forma parte del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias
de Filosofía y del Instituto de Estudios de Género y Estudios de la Mujer de la
Universidad Nacional de Cuyo en Mendoza. Entre sus varias publicaciones, es
editora junto a Alejandro De Oto de Metodologías en contexto. Intervenciones en perspectiva
feminista/poscolonial/latinoamericana (CLACSO, 2017). Junto a Adriana Arpini ha
compilado Filosofía y Educación en nuestra América (2014); Políticas, escuelas, infancias
(2011) y Experiencia y pensamiento (2006). Correo electrónico: unodeloscuartos@
gmail.com.

Natalia Fischetti. Investigadora asistente del Instituto de Ciencias Humanas,


Sociales y Ambientales, CONYCET (Mendoza, Argentina). Doctora en Filosofía por
la Universidad Nacional de Córdoba, Magíster en Metodología de la Investigación
Científica por la Universidad Nacional de Lanús y Profesora en Filosofía en la
Universidad Nacional de Cuyo. Es docente de posgrado de cursos de epistemología
y metodología de la investigación. Es miembro del Equipo responsable del proyecto

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Marina Alvarado - Natalia Fischetti

Feminismos del Sur. Experiencias y narrativas contemporáneas en la frontera academia/activismos


(PICT 2016/0590), 2017-2019. En el marco de la carrera de investigación
desarrolla el proyecto “Modos de producción del conocimiento. Perspectivas críticas
y feministas de la epistemología, la tecnología y la metodología en el pensamiento
latinoamericano contemporáneo”, cuyo objetivo consiste en indagar en alternativas
y ampliaciones teórico-metodológicas al disciplinamiento y la normalización en la
producción de saberes en Latinoamérica. Correo electrónico: nfischetti@mendoza-
conicet.gob.ar.

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Pléyade 22 / julio-diciembre (2018)
online ISSN 0719-3696
ISSN 0718-655X / pp. 107-128.

Sexo, género y mujeres: tensiones y quiebres


desde la filosofía feminista

Panchiba F. Barrientos1
Universidad de Chile

Recibido: 27 de marzo de 2018


Aceptado: 22 de junio de 2018

Resumen
Este texto busca proponer caminos de lectura posibles para acercarse a los modos en los que
han sido desarrollados los conceptos sexo, género y mujeres desde las filosofías feministas
contemporáneas siguiendo, para ello, una genealogía amplia que se reconoce marcada por el
posestructuralismo y la crítica postmoderna, así como también por los feminismos ligados al
horizonte cultural de las mujeres de color y la teoría queer. La propuesta central de este texto
busca tensionar las categorías sexo, género y mujeres, interrogándose acerca de posibilidades
que surgen, desde las filosofías feministas, para construir modos de lo político que nos impulsen
a expandir nuestros compromisos con las nociones de reconocimiento, sujeto y diferencia.

Palabras clave

Sexo, Género, Mujeres, Filosofía feminista.

1
Candidata a doctora en Filosofía por la Universidad de Chile (Santiago, Chile). Correo
electrónico: panchiba@gmail.com.

107
Sexo, género y mujeres: tensiones y quiebres desde la filosofía feminista

Sex, Gender, and Women: Tensions and


Disruptions from the Feminist Philosophy

Abstract
This article aims to propose possible ways to approach some aspects in which the concepts
of sex, gender, and women have been developed by contemporary feminist philosophies,
following a broad genealogy marked off by post-structuralist and postmodern criticisms, as
well as by feminisms linked to the cultural horizon of women of color and queer theory. The
central proposition of this article stresses the categories of sex, gender and women, in order
to ask about the possibilities offered by feminist philosophies for the construction political
modalities that propel us to expand our commitments with the notions of recognition, subject,
and difference.

Keywords

Sex, Gender, Women, Feminist Philosophy.

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Panchiba F. Barrientos

Introducción
En este artículo me interesa reflexionar sobre las formas en las que las discusiones
contemporáneas en torno a los conceptos sexo, género y mujeres son disputados
al interior de los marcos teóricos ligados a las filosofías feministas. Este trabajo da
cuenta de una apuesta de lectura que busca abrir una ruta posible de debate, y en
ningún caso pretende agotar los modos desde los que podemos aproximarnos a estos
conceptos, ni proponer un canon de voces único o cerrado. A lo largo de este texto,
pondré especial atención en los debates desarrollados desde los horizontes reflexivos
de las filosofías feministas ligadas al postestructuralismo y a la crítica postmoderna,
intentando dar cuenta de los matices, quiebres y preguntas a través de los cuales
las tensiones entre las categorías sexo, género y mujeres han sido desplegadas y
articuladas.
La filosofía feminista se ha conformado a partir de una mirada crítica del
sujeto filosófico moderno, que asume lo universal como espacio del conocimiento
absoluto, y que actúa ocultando su sesgo masculino y particular bajo la apariencia
de lo neutro y desplazando a lo femenino como lo otro no representable. “La crítica
contemporánea define la feminidad como la otra cara de la masculinidad, su radical
o reprimido y, en el mejor de los casos, irrepresentable otro: de ahí la idea de la
feminidad como el límite, o el horizonte, del logocentrismo occidental”2. Así, las
reflexiones teóricas impulsadas por las filosofías feministas deben ser entendidas
como un esfuerzo por evidenciar y romper “el silencio que ha marcado por mucho
tiempo, y continúa marcando, la existencia material e intelectual de las mujeres”3 y,
al mismo tiempo, como una denuncia a través de la cual se busca poner en evidencia
que una teoría que no incorpora la experiencia de las mujeres, y sus múltiples
diferencias, fortalece un conjunto de mecanismos que fomentan diversos modos de
exclusión e invisibilidad. Desde aquí se vuelve urgente desmontar los límites desde
los que hemos aprendido a pensar sobre el poder, el reconocimiento, la experiencia
y la identidad.
El desarrollo de las filosofías feministas se inscribe en un marco teórico que
desafía “los criterios que operan en la academia sobre lo que constituye teoría
per se”4. Desde aquí surgen gestos y formas de nombrar que destacan el sentido
de la figuración y la insistencia en lo autobiográfico, sin temor a arriesgar, en el
gesto de escribir, los cimientos de un mundo diferente. Una filósofa feminista, no
es un sujeto único o cerrado, sino más bien, alguien marcado por múltiples cruces,
tensiones y posibilidades de nombrar(se), es “una pensadora creativa en la medida

2
Teresa De Lauretis, Diferencias. Etapas de un camino a través del feminismo (Madrid: Horas y
Horas, 2000), 17.
3
Ibíd., 28.
4
Sara Ahmed, “Whose Counting?”, Feminist Theory 1, no. 1 (2000): 99.

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Sexo, género y mujeres: tensiones y quiebres desde la filosofía feminista

en que produce nuevas formas de representación y definición del sujeto femenino”5,


alguien dispuesto a asumir el cuerpo, la incomodidad, la urgencia y la localización
como espacios fundamentales para el desarrollo de nuevas reflexiones filosóficas
capaces de desafiar “los supuestos epistemológicos, morales y políticos de la razón
occidental”6.
Las reflexiones emprendidas por las filosofías feministas tienen un doble anclaje.
En estas propuestas teóricas se observa no sólo el deseo y la urgencia de demandar
una transformación radical de las condiciones materiales, sociales y simbólicas
en las que se desenvuelven las mujeres diariamente, sino también una apuesta
sistemática por exponer los modos a partir de los cuales la propia categoría mujer es
a la vez y articulada y disputada. Por lo tanto, el desafío que surge desde horizontes
críticos ligados a las filosofías feministas es reconocer que “el concepto mujer es un
problema”7 y que, por lo tanto, “nuestra propia definición se basa en un concepto
que debemos deconstruir y desesencializar en todos sus aspectos”8.

¿Se nace mujer o se llega a serlo?


El segundo sexo, libro de Simone de Beauvoir publicado en 1949, da cuenta del
desarrollo de un conjunto de preguntas que apuntan a pensar a las mujeres ya no
como un conjunto de individuos de cuyas formas de discriminación y desigualdad
habría que buscar pistas en la naturaleza o en la biología, sino más bien como un
grupo delimitado de sujetos cuyos atributos son definidos y articulados a partir de
una serie de estructuras sociales. A lo largo del libro de Simone de Beauvoir se
describe, involucrando reflexiones ligadas a distintos campos del saber, la forma en
que la existencia de las hembras humanas queda sujeta a “ese producto intermedio
entre el macho y el castrado que se califica en femenino”9. Aquí las preguntas
principales a las que se aboca De Beauvoir son qué es una mujer y cómo llega
alguien a convertirse en una.
Las reflexiones y preguntas a través de las cuales Simone de Beauvoir
problematiza el desplazamiento entre la supuesta certeza de lo natural –ser mujer–
y las formas en las que esta naturaleza se condensa y materializa mediante las
experiencias de las mujeres, en tanto individuos marcados por la diferencia, puede

5
Rosi Braidotti, Feminismo, diferencia sexual y subjetividad nómade (Barcelona: Editorial Gedisa,
2004), 39.
6
Cecilia Sánchez, “Institucionalidad de la filosofía en Chile: rutas y quiebres”, Solar 11, no. 2
(2015): 160.
7
Linda Alcoff, “Cultural Feminism versus Post-Structuralism: The Identity Crisis in Feminist
Theory”, Signs 13, no. 3 (1988), 405.
8
Ibíd., 406.
9
Simone de Beauvoir, El segundo sexo (Buenos Aires: Random House Mondadori, 2012), 207.

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rastrearse en un enunciado clave que, aún hoy, a casi setenta años de su aparición,
nos sigue interpelando y movilizando reflexivamente: “No se nace mujer: se llega
a serlo”10. Así lo señaló De Beauvoir cuando se vio enfrentada a pensar los modos
en los que las mujeres son inscritas en el mundo social, mediante el despliegue de
una serie de instituciones –la infancia, la maternidad, el matrimonio, ciertos tabúes
y la delimitación de algunas perversiones– que construyen imaginarios del porvenir
que se asocian a las mujeres, a fin de articularlas como tales al interior de horizontes
culturales específicos.
El desafío propuesto por De Beauvoir nos conduce a pensar que las categorías
identitarias que supuestamente habitamos, y a las que estamos tan acostumbradas
–aun cuando creamos que se encuentran ancladas o ligadas a nuestra propia
naturaleza–, son siempre resultado de una serie de estructuras y construcciones
sociales que, al mismo tiempo que nos atraviesan, ayudamos a perpetuar. Así,
lo que asumimos como propio de las mujeres, eso que reconocemos como
característicamente femenino “es un momento puramente histórico del desarrollo
de la categoría de sexo”11. A partir de sus investigaciones, Simone de Beauvoir insiste
en que la historia y la etnografía deben ser pensados como los lugares centrales
desde donde podremos impulsar los análisis que nos permitan “comprender
de qué modo se ha establecido la jerarquía de los sexos”12. No existen datos
biológicos que permitan explicar la subordinación de las mujeres, las diferencias
que experimentamos a diario y las formas en las que vivimos dentro de los marcos
regulatorios asociados a lo femenino y lo masculino. De Beauvoir insiste en que
no existe un destino escrito de antemano y no hay una naturaleza última en la
que debamos buscar la esencia de la mujer, más bien, debemos comprometernos a
impulsar gestos conducentes a desmantelar las estructuras que sostienen el mito de
la feminidad, puesto que decir mujer ya “no se trata de enunciar verdades eternas,
sino de describir el fondo común sobre el cual se alza toda existencia femenina
singular”13.
La escritora y teórica lesbiana Monique Wittig desafía la idea de que la identidad
mujer sea un espacio deseable para la articulación y enunciación del sujeto político
feminista, y con esto plantea una crítica que la distancia de forma radical tanto
de Simone de Beauvoir como también de buena parte de las reflexiones del
feminismo moderno. Esta autora advierte sobre los efectos nocivos y esencialistas
emanados de la propia categoría mujer, proponiendo así un desafío importante
para las formulaciones ligadas a las luchas por el reconocimiento como medios para
10
Ibíd., 207.
11
Judith Butler, “Variaciones sobre sexo y género. De Beauvoir, Wittig y Foucault”, en Teoría
feminista y teoría crítica. Ensayos sobre la política de género en las sociedades de capitalismo tardío,
eds. Seyla Benhabib y Drucilla Cornell (Valencia: Edicions Alfons el Magnánim, 1990), 208.
12
Beauvoir, El segundo sexo, 63.
13
Ibíd., 205.

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Sexo, género y mujeres: tensiones y quiebres desde la filosofía feminista

alcanzar la liberación de las mujeres. Wittig argumenta que no es posible ser una
mujer libre, puesto que mujer no es una categoría que pueda ser habitada por fuera de
las estructuras normativas y materiales que la fundan. Para esta autora, la categoría
de sexo es una estructura política e histórica que “funda la sociedad en cuanto
heterosexual”14 y que al mismo tiempo “une a las mujeres porque ellas no pueden
ser concebidas fuera de esa categoría. Sólo ellas son sexo”15.
Retomando y llevando hasta el extremo la propuesta central de El segundo sexo,
Monique Wittig da cuenta de la necesidad de resistir –teórica y políticamente– al
proceso de llegar a ser mujer, que se nos muestra como inevitable y siempre lineal, en
la propuesta de Simone de Beauvoir. Wittig argumenta que el hombre y la mujer
constituyen categorías normativas innaturales, surgidas únicamente como “producto
de una relación social”16 y cuyo carácter es localizado e histórico. La propia existencia
de la categoría mujer debe ser revisada, puesto que funda un mito –la Mujer– que
oprime a las mujeres en cuanto clase y que sólo se vuelve posible al interior de una
relación social específica, centrada en un contrato con un otro masculino. Desde la
perspectiva ofrecida por Wittig, únicamente desmontando los mandatos normativos
que reproducen la categoría de sexo y la integran naturalizadamente en lo social,
surge la posibilidad de liberarse de la subordinación asociada a la desigualdad de
las mujeres y a la heterosexualidad obligatoria17. Para esta autora no sólo no se nace
mujer, sino que resulta fundamental evitar convertirnos en una.
La renuncia y el desplazamiento de la categoría mujer a través del estallido
del contrato social binario que la delimita, permitirá reorganizar la sociedad desde
nuevos paradigmas que desterritorialicen el pensamiento heterocentrado18. En
la mirada de Wittig, las lesbianas son la figura clave de este esquema de quiebre,
toda vez que, como desertoras de los sistemas de sentido asociados al mandato

14
Monique Wittig, El pensamiento heterocentrado y otros ensayos (Córdova: Bocavulvaria ediciones,
2017), 20.
15
Ibíd., 22-23.
16
Ibíd., 33.
17
El concepto de heterosexualidad obligatoria fue desarrollado por Adrianne Rich, y es
fundamental para comprender una buena parte de las teorías lesbianas radicales de las
décadas de los ochenta y noventa. Para profundizar sobre esta idea, recomiendo la revisión de
Adrianne Rich, “Heterosexualidad obligatoria y existencia lesbiana”, en Sangre, pan y poesía.
Prosa escogida 1979-1985 (Ciudad de México: Prensa Editorial LeSVOZ, 2012).
18
No debería extrañarnos que, desde las filosofías feministas, diversas voces hayan planteado
análisis en los que el despliegue de la heterosexualidad (entendida como un marco regulatorio
de las normas sexuales y las identidades sexo-genéricas) se piense como fuertemente ligada a
las estructuras de producción –y también de la reproducción de la mano de obra– al interior
de las sociedades capitalistas. Esto plantea interesantes desafíos para el despliegue de las
políticas feministas, puesto que, tal como plantea Donna Haraway, “si el capitalismo y el
patriarcado son un solo sistema, llamado patriarcado capitalista, entonces la lucha contra
las opresiones de clase y de género debe ser unificada”. Donna Haraway, Ciencia, cyborgs y
mujeres: la reinvención de la naturaleza (Madrid: Editorial Cátedra, 1995), 236.

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heterosexual, logran escapar de las categorías de sexo abriendo paso a nuevas formas
de significación de sí y de relación con otros19. “Las lesbianas no son mujeres”20 es
la frase con la que esta autora ofrece una salida alternativa al llegar a ser mujeres
en el que insiste De Beauvoir, intentando desmontar los imaginarios del sexo y el
género como estructuras constitutivas inapelables. Lesbiana, insiste Wittig, no es
una identidad sexual, sino el nombre que designa a un individuo cuya renuncia a
los marcos del pensamiento heterosexual le posicionan por fuera de la categoría de
los sexos.
La figuración21 asociada a El cuerpo lesbiano que propone Wittig “hace resaltar el
carácter construido, la artificialidad [y] la monstruosidad del “cuerpo femenino”22.
La lesbiana abre líneas de fuga respecto del porvenir que se impone a las mujeres,
desmontando los mandatos de un sistema que se imagina “si no como natural, al
menos como socialmente normativo o incluso simbólicamente preferente”23. La
figuración de la lesbiana que articula Wittig, opera por sobre y en contra de la
certeza principal de la regulación normativa de la heterosexualidad obligatoria:
“serás heterosexual o no serás”24. Esta figura puede ayudarnos a extremar la
pregunta sobre los modos en los que es posible pensar posiciones políticas que
se sitúen más allá de la categoría de sexo, entendiendo que el desmontaje de sus

19
Me parece que sería interesante sugerir aquí, al menos, la posibilidad de una lectura cruzada
entre Wittig y Foucault, como una forma de imaginar una nueva ética de la sexualidad lesbiana.
¿Qué podría pasar si nos aventuramos a leer los gestos de renuncia a la heterosexualidad
obligatoria que propone Wittig, de la mano de El uso de los placeres –segundo volumen de la
historia de la sexualidad? Quizás desde aquí podríamos imaginar nuevas formas de pensar
en la potencia que se desata frente al gesto consiente de subvertir las normas de la templanza,
para, a partir de la puesta en práctica de nuevas formas de placer, entendidas como técnicas
de (de) construcción y producción de sí, hacerse un cuerpo lesbiano más allá de las normas
que posibilitan la existencia y el reconocimiento de los sexos. Ver Michel Foucault, Historia de
la sexualidad. 2- El uso de los placeres (Buenos Aires: Siglo Veintiuno editores, 2003).
20
Wittig, El pensamiento heterocentrado, 52.
21
Al utilizar aquí la noción de figuración, estoy pensado en las propuestas que la filósofa
italiana Rosi Braidotti ha desarrollado en torno a este concepto. Braidotti propone que “el
sujeto del feminismo no es la mujer como otro complementario y especular del hombre, sino
un sujeto encarnado, complejo y multiestratificado, que ha tomado sus distancias respecto de
la institucionalidad de la feminidad” (Rosi Braidotti, Metamorfosis. Hacia una teoría materialista
del devenir (Madrid: Akal ediciones, 2002), 25), y que por lo tanto construye formas alternativas
de subjetividad en las que el lenguaje se invoca como un mecanismo para poner en crisis las
barreras normativas del género y la identidad. Una figuración feminista invoca el poder de
la ironía para desenvolverse en un marco en el que el “como si” desplaza los lugares antes
asegurados por la norma. Ver también Braidotti, Feminismo, diferencia sexual y subjetividad
nómade, 117.
22
Beatriz Preciado, “Devenir bollo-lobo o cómo hacerse un cuerpo queer a partir de El
pensamiento heterosexual”, en Teoría Queer. Políticas bolleras, maricas, trans, mestizas, eds.
Javier Sáez, David Córdova y Paco Vidarte (Madrid: Editorial Egales, 2005), 126.
23
Beatriz Preciado, Manifiesto contrasexual (Barcelona: Editorial Anagrama, 2011), 83.
24
Preciado, “Devenir bollo-lobo”, 127.

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Sexo, género y mujeres: tensiones y quiebres desde la filosofía feminista

normas da cuenta de una lucha en la que lo que se encuentra en juego es el propio


estatuto de lo humano.
Otro elemento fundamental que es necesario tener en cuenta a la hora de
pensar en los aportes de la obra de Wittig para el desarrollo de las preguntas que se
impulsan desde las filosofías feministas dice relación con sus esfuerzos por revisar
y desplazar las normas gramaticales que sostienen y reinscriben a los géneros al
interior del lenguaje. Wittig nos invita a pensar en una serie de alternativas desde
las cuales sea posible salir de estas relaciones normativas. Para esta autora, la
posibilidad de experimentar con “la alteración del género en el nivel epistémico más
fundamental estará dirigida, en parte, por la negación de la gramática en la que se
produce el género”25. En la obra literaria de Wittig el juego con ciertos pronombres,
el descentramiento del yo y la insistencia por imaginar nuevas formas de nombrar,
promueve desplazamientos que cuestionan la coherencia y exponen los cimientos
que sostienen a las categorías de sexo y a la heterosexualidad obligatoria.

Sexo y género: la diferencia en disputa


A fines de la primera mitad del siglo XX, el psicoendocrinólogo John Money,
junto a su colega Anke Ehrhardt y su equipo de investigadores de la John Hopkins
University, impulsaron el desarrollo de una “versión interactiva del paradigma de la
identidad genérica”26 con la intención de crear una serie de protocolos relacionados
al tratamiento de los recién nacidos clasificados como intersexuales, y también para
dar una respuesta a ciertos accidentes que supuestamente podían comprometer el
desarrollo normal de la identidad de los individuos, afectando su desenvolvimiento
en el mundo social. Nacía así el concepto de género, el cual en sus orígenes fue
pensado como una herramienta para explicar y, en última instancia, normalizar los
mecanismos a través de los cuales la anatomía y los atributos físicos de las personas
se traducen en las formas en que éstas, movidas por “la convicción interna de
que uno es macho o hembra”27, viven y expresan la diferencia sexual. Desde esta
mirada, “lo que determina la identidad y el comportamiento de género no es el
sexo biológico, sino el hecho de haber vivido desde el nacimiento las experiencias,
ritos y costumbres atribuidas a cierto género”28. Para integrarse exitosamente en lo
humano y volverse inteligible en los horizontes sociales y culturales que habitamos, es
requisito fundamental interiorizar adecuadamente los mecanismos diferenciadores
25
Judith Butler, El género en disputa: el feminismo y la subversión de la identidad (Barcelona: Editorial
Paidós, 2007), 23.
26
Haraway, Ciencia, cyborgs y mujeres, 226.
27
Anne Fausto-Sterling, Cuerpos sexuados: la política de género y la construcción de la sexualidad
(Barcelona: Editorial Melusina, 2006), 23.
28
Marta Lamas, Cuerpo: diferencia sexual y género (Ciudad de México: Editorial Taurus, 2002), 35.

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del género y, al mismo tiempo, cumplir de forma exitosa con las exigencias
normativas que se asocian a ellas.
No debiera extrañarnos que el concepto género, que aparecía como una salida
frente a las estructuras que ligaban lo masculino y lo femenino a una naturaleza
inamovible, volviendo posible así el surgimiento de reflexiones críticas sobre las
formas en las que las conductas supuestamente inherentes a los hombres y las
mujeres eran aprendidas y reproducidas culturalmente, sobrepasara con rapidez
las barreras de las disciplinas que lo vieron nacer. Hacia la década de 1970, la
separación entre sexo y género, sustentada en la idea de que “el sexo representaba la
anatomía y la fisiología, y el género daba cuenta de las fuerzas sociales que moldeaban
la conducta”29, se posicionó con fuerza en los horizontes ligados a las ciencias sociales
y a las teorías feministas, dando paso a interesantes debates que aún hoy tensionan
las posibilidades de pensar en torno a los problemas y desigualdades históricamente
enfrentados de las mujeres.
En su destacado y premiado libro La invención de las mujeres. Una perspectiva africana
sobre los discursos occidentales del género, Oyèrónkẹ́ Oyěwùmí señala que “durante siglos
la idea de que la biología es destino –o mejor aún, que el destino es biológico– ha
sido fundamental en el pensamiento occidental [y que] las explicaciones biológicas
parecen tener prioridad sobre otras alternativas de la explicación de las diferencias
de género, raza o clase”30. Según Oyěwùmí el pensamiento occidental insiste en
apuntar que “la diferencia se extiende como degeneración”31 y que, por lo tanto, las
formas en las que se despliega la percepción de los otros están siempre ligadas a una
serie de imaginarios que posicionan en su centro nociones tales como desventaja,
privilegio, acceso y control. Para esta autora el concepto género “conceptualizado
ontológicamente”32 desplaza a las mujeres como lo otro de lo masculino, inscribiendo
las desigualdades en los cuerpos, al tiempo que permite la articulación y el despliegue
ad infinitum de una serie de estructuras binarias de diferencia y privilegio, ya que
“ninguna diferencia se elabora sin cuerpos jerárquicamente posicionados”33.
A partir de un análisis similar, Donna Haraway ha planteado que “la propia
constitución del género y del sexo como objetos de estudio forma parte de la
reproducción del problema: el problema de la génesis y del origen”34, puesto que,
las formas en que estos conceptos fueron pensados potenció nuevamente la idea de
que es posible identificar un núcleo natural incuestionable –el sexo– sobre el cual

29
Fausto-Sterling, Cuerpos sexuados, 18.
30
Oyèrónkẹ́ Oyěwùmí, La invensión de las mujeres. Una perspectiva africana sobre los discursos
occidentales del género (Bogotá: En la frontera, 2017), 37.
31
Ibíd., 37.
32
Ibíd., 46.
33
Ibídem.
34
Haraway, Ciencia, cyborgs y mujeres, 125.

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Sexo, género y mujeres: tensiones y quiebres desde la filosofía feminista

se anclan las diferencias culturales entre hombres y mujeres –el género–. Así, los
propios sistemas de análisis mediante los cuales se auspiciaba la renovación de los
estudios sobre las desigualdades entre hombres y mujeres, y se suponía la posibilidad
de impulsar nuevas formas de emancipación derivadas de la crítica al esencialismo
de los discursos patriarcales, terminaron por crear y volver a limitar la categoría de
“las mujeres’35, dotándola, sin quererlo, de nuevas sustancias y estableciendo entre
ella y el sexo una nueva linealidad insalvable. Lo que las reflexiones que utilizan la
categoría de género como herramienta de análisis no deberían olvidar nunca es que
la “naturaleza es algo construido, constituido históricamente, [que] no se descubre
desnuda en un lecho de fósiles o en una selva tropical”36, y que perder de vista esta
realidad, o simplemente pasarla por alto, puede dar espacio para el surgimiento de
formas teóricas que reinscriban las mismas formas de dominación, segregación y
violencia que supuestamente están tratando de criticar y desplazar.
Uno de los principales puntos de conflicto respecto a la utilización de la categoría
de género, además de la excesiva facilidad con que a partir de ella la naturaleza
volvía a dejarse intacta, estuvo relacionada con el sentido de universalidad que se
desprendía de sus análisis. Al ser pensada como una herramienta capaz de explicar
las características de (todas) las mujeres, la categoría insiste con demasiada frecuencia
en los procesos de articulación de los imaginarios normativos dominados por las
estructuras de la heterosexualidad, la familia nuclear y la maternidad, tendiendo
a profundizar la invisibilización de las diferencias existentes entre distintos grupos
de mujeres y entre los propios grupos internamente, propiciando así el desarrollo
de lecturas parciales y la relevación de ciertas historias como más reales o, por lo
menos, más importantes que otras. Asimismo, es importante destacar que ciertas
recepciones mayoritarias de la categoría de género presentan también un problema
que las relacionaba con distintas formas de reinscripción de imaginarios coloniales
y racistas, puesto que sus reflexiones y análisis se encuentran, muchas veces,
excesivamente centradas en las realidades occidentales ligadas a las mujeres blancas,
potenciando –tal como señalan Chandra Tapalde Mohanty y M. Jacqui Alexander–
contradicciones, sensaciones de “alienación, dislocación y marginación”37.
A partir de la década de 1980, se levantaron una serie de críticas que pusieron en
tensión el uso del concepto género, no sólo en los espacios académicos, sino también
en aquellos ligados a los movimientos feministas que buscaban desmontar los anclajes
de las violencias relacionadas con las estructuras normativas de la sexualidad,
la clase, la raza y un conjunto de otras múltiples diferencias que se conjugan

35
Butler, El género en disputa, 48.
36
Haraway, Ciencia, cyborgs y mujeres, 177.
37
M. Jaqui Alexander y Chandra Tapalde Mohanty, “Genealogías, legados, movimientos”,
en Otras inapropiables. Feminismos desde las fronteras, bell hooks et al. (Madrid: Traficantes de
sueños editores, 2004), 139.

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interseccionalmente para dar forma a las distintas experiencias que constituyen a los
sujetos. Así, los feminismos negros, las teorías lesbianas, las escrituras de las mujeres
de color, las miradas feministas ligadas al desarrollo del pensamiento postcolonial
y las críticas feministas descoloniales denunciaron que la utilización del concepto
de género, articulado en solitario y al margen de otras estructuras normativas,
reinscribe nuevas formas de violencia y exclusión, impulsando ideales y miradas
reduccionistas acerca de lo femenino y lo masculino. Haciendo eco de esta crítica, la
teórica feminista estadounidense bell hooks38 ha señalado que la teoría feminista no
puede agotarse en el género ni contentarse únicamente con reflexionar en torno
a la categoría mujer, sino que más bien debe ocuparse de pensar críticamente en
torno del conjunto de elementos que “crean diferencias en la calidad, en el estilo de
vida y en el estatus social que están por encima de las experiencias comunes que las
mujeres comparten”39.
En una carta abierta escrita a modo de respuesta frente a la publicación del libro
Gyn/Ecology, de la teórica lesbofeminista Mary Daly en 1978, Audre Lorde insiste en
que “dar a entender que todas las mujeres sufrimos la misma opresión por el simple
motivo de que somos mujeres es perder de vista los múltiples y variados mecanismos
de que se vale el patriarcado. Es pasar por alto el que las propias mujeres utilizamos
sin querer esos mecanismos las unas contra las otras”40. Podemos leer en una
dirección similar las reflexiones que Angela Davis propone en textos como su ya
clásico Mujeres, Raza y Clase o el recientemente compilado Una historia de la conciencia,
desde los cuales nos impulsa a pensar en torno a los procesos de repetición de las
estructuras racistas al interior de los espacios de mujeres y del mundo feminista que
se desarrolló en los Estados Unidos durante el siglo XX. Señala Davis:

Es muy posible que las primeras feministas tacharan el matrimonio de


“esclavitud” similar a la que padecían negros por el efecto importante de la
comparación, por temor a que la seriedad de su propuesta pasase de otro
modo inadvertida. Sin embargo, parece que no tuvieron en cuenta el hecho
de que equiparar ambas instituciones implica afirmar que la esclavitud no

38
bell hooks es el nombre, pero no uno de nacimiento. Es una forma de reconocerse desde el
desplazameinto del propio yo a la hora de escribir. bell hooks es un nombre que se escribe
con minúsculas porque quien lo utiliza entiende que la potencia de la voz se ubica más allá
de los signos y de la gramática. No hay aquí un error ortográfico, sino un gesto feminista que,
deliberadamente, descentra el lugar preferente del yo y del reconocimiento para reflexionar y
escribir.
39
bell hooks, “Mujeres negras. Dar forma a la teoría feminista”, en Otras inapropiables. Feminismos
desde las fronteras (Madrid: Traficantes de sueños editores, 2004), 37.
40
Audre Lorde, “Carta abierta a Mary Daly”, en La hermana, la extranjera: artículos y conferencias
(Madrid: Editorial Horas y Horas, 2003), 59.

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Sexo, género y mujeres: tensiones y quiebres desde la filosofía feminista

era peor que el matrimonio41.

La filósofa feminista argentina María Lugones –quien ha dedicado una parte


importante de su carrera a desarrollar el concepto de colonialidad del género y que,
junto a autoras como Gloria Anzaldúa, Mitsuye Yamada, Cherríe Moraga y Norma
Alarcón, formó parte del horizonte cultural de las mujeres de color– lo plantea de
la siguiente manera:

Solo al percibir género y raza como entramados o fusionados indisolublemente,


podemos realmente ver a las mujeres de color. Esto implica que el término
“mujer” en sí, sin especificación de la fusión no tiene sentido o tiene un
sentido racista, ya que la lógica categorial históricamente ha seleccionado
solamente el grupo dominante, las mujeres burguesas blancas heterosexuales
y por lo tanto ha escondido la brutalización, el abuso, la deshumanización
que la colonialidad del género implica”42.

Filosofías feministas y reapropiaciones queer


Además de las perspectivas que insistían en la necesidad de revisar las formas en las
que el concepto género actuaba eclipsando la existencia de diferencias y experiencias
diversas entre las mujeres y, también entre éstas y otros grupos. Hacia fines de la
década de 1980, las miradas de varias voces ligadas al desarrollo de las filosofías
feministas se centraron en repensar desde sus propios lugares algunas importantes
propuestas filosóficas del siglo XX, tales como la noción de ideología de Althusser, la
idea de poder desarrollada por Foucault, la deconstrucción de Derrida, y también
las reflexiones sobre el deseo y el devenir desarrolladas por Félix Guattari y Giles
Deleuze. “Lo que estas críticas vinieron a poner en duda era, ni más ni menos, que
la propia cuestión de las mujeres como sujeto del feminismo plantea la posibilidad
de que no haya un sujeto que exista «antes» de la ley, esperando la representación
en y por esta ley”43.
En un ensayo clásico titulado “El tráfico de mujeres: notas sobre la ‘economía
política’ del sexo”, la antropóloga feminista y lesbiana Gayle Rubin propuso que
ya no era posible seguir pensando la existencia del género al margen del sexo, ya
que ambas categorías se encuentran estructuralmente implicadas al interior de
un sistema que da cuenta del “conjunto de disposiciones por el que una sociedad
41
Angela Davis, Una historia de la conciencia: ensayos escogidos (Madrid: Editorial Oriente y
Mediterráneo, 2016), 93.
42
María Lugones, “Colonialidad y género”, Tabula Rasa 9 (2008): 82.
43
Butler, El género en disputa, 48.

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Panchiba F. Barrientos

transforma la sexualidad biológica en productos de la actividad humana”44. Esta


autora llamó sistema sexo-género a esta conjunción, y propuso la necesidad de
utilizar esta nueva categoría para insistir en que “el sexo tal como lo conocemos
–identidad de géneros, deseo y fantasías sexuales, conceptos de la infancia– es en sí
un producto social”45.
Rubin establece un recorrido a través del cual una serie de lecturas entrecruzadas
de Marx, Levi-Strauss y Freud le permiten establecer un modelo capaz de explicar
las formas en las que las estructuras normativas del sexo generan opresiones diversas
y constantes, que se encuentran ligadas a los propios mecanismos mediante los
cuales los sujetos llegan a ser de un sexo. Gayle Rubin dirá, pensando en las luchas
feministas y sus demandas, que las mujeres “no solamente estamos oprimidas como
mujeres: estamos oprimidas por tener que ser mujeres”46. Esta autora insistirá en la
urgencia de imaginar, desde los movimientos sociales más críticos, una revuelta
que vaya más allá de la simple denuncia de la desigualdad, señalando que “el
movimiento feminista (…) tiene que soñar con la eliminación de la sexualidad y
los papeles sexuales obligatorios”47. Las feministas deben abrirse a la posibilidad de
establecer utopías en las que nuevas prácticas de la sexualidad y de identificación se
traduzcan en la articulación de comunidades desde las cuales se “trate a todos los
principios básicos con una potente dosis de escepticismo”48.
Retomando las reflexiones de Gayle Rubin, Teresa de Lauretis publicó una serie
de ensayos sobre sexo, género y teoría feminista que inauguraron una nueva forma
de reflexión crítica sobre estos conceptos. Las propuestas de Teresa de Lauretis
han sido definidas como piezas fundamentales para comprender el desarrollo y
surgimiento de la teoría queer. El concepto “teoría queer” surgió en 1990, ligado
a un taller y un conjunto de publicaciones organizados por De Lauretis en la
Universidad de California. Según ha declarado la propia autora, con la articulación
de este concepto se buscaba proponer una provocación que tensionara, al mismo
tiempo, a los estudios gay-lésbicos, al feminismo y a las teorías sobre género. En
inglés, queer es un insulto de carácter homofóbico49, y sin embargo durante las
revueltas homosexuales de las década de 1960 y 1970 –asociadas principalmente a
las respuestas de resistencia espontaneas que surgían frente al desarrollo sistemático
de redadas policiales en los bares de homosexuales, lesbianas y travestis de distintas
44
Gayle Rubin, “El tráfico de mujeres: notas sobre la ‘economía política’ del sexo”, Nueva
Antropología 30 (1986): 97.
45
Ibíd., 103.
46
Ibíd., 135.
47
Ibídem.
48
Gayle Rubin, Deviations: A Gayle Rubin Reader (Durham, NC: Duke University Press, 2011),
253.
49
Trasladado a nuestras latitudes, el término queer podría ser traducido como tortillera, marica,
pervertido, travesti, rarito, torcido, colipato o camiona, entre otros.

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Sexo, género y mujeres: tensiones y quiebres desde la filosofía feminista

ciudades de Estados Unidos– este concepto comenzó a ser reapropiado por las
mismas comunidades que se enfrentaban cotidianamente a su violencia. En este
proceso surgieron nuevas formas de reconocimiento marcadas por un fuerte espíritu
antiheteronormativo50. La crisis de la representación ligado al movimiento LGBT
en sus variantes liberales, las interpelaciones feministas sobre la identidad surgidas
desde los movimientos de mujeres tercermundistas, negras y de color, y la crisis del
sida son tres elementos clave que marcan el contexto de surgimiento y las tensiones
de la teoría queer, dando cuenta de su giro utópico y orientando sus reflexiones
sobre las sexualidades y lo político.
En La tecnología del género, escrito en 1987, De Lauretis parafrasea a Althusser y
lleva su pensamiento más allá de sus propias preocupaciones y resguardos, al insistir
en que para reflexionar en torno al concepto de género y sus efectos, debemos poner
énfasis en la noción de ideología. Según esta autora “el género tiene la función
(que lo define) de constituir individuos concretos en cuento hombres y mujeres”51.
Género, para De Lauretis, es una categoría atravesada de principio a fin por
distintos vínculos y relaciones sociales52: “el género representa no un individuo sino
una relación, y una relación social; en otras palabras, representa un individuo por
una clase”53. En el centro de su análisis sobre la tecnología del género, esta autora
pone la idea de la representación, insistiendo en que esta es una parte fundamental
de sus procesos de articulación normativa y señalando que “la representación del
género es [también] su construcción”54. Reflexionando sobre el género desde esta
perspectiva, De Lauretis, tensiona la forma en que buena parte de los estudios
feministas de las décadas anteriores se habían acercado a este concepto.
Releyendo a Foucault, De Lauretis insiste en que “el género, como la sexualidad,
no es una propiedad de los cuerpos o algo que existe originariamente en los

50
Es necesario dar cuenta de los modos en los que lo queer trae a nuestra memoria otros
procesos de resignificación del lenguaje a partir de los cuales, a largo del siglo XX, se
intentaron estructurar formas de reconocimiento y acción colectiva impulsadas por gestos
de reapropiación del agravio. Destacan aquí, por ejemplo, la frase black is beautiful asociada
a los movimientos sociales que, a partir de la década de los sesenta, cambiaron los modos de
significar las luchas negras en EE. UU, y el brown power, que en la misma década marcó los
modos de reconocimiento de los chicanos movilizados en torno a las demandas de La Raza y
las huelgas de las uvas, encabezadas por activistas como Cesar Chávez y Dolores Huerta.
51
De Lauretis, Diferencias, 39. La frase de Althusser que retoma De Lauretis en esta sección
de su ensayo es la siguiente: “Toda ideología tiene la función (que la define) de ‘constituir’
individuos concretos en cuanto sujetos”. Louis Althusser, “Ideology and Ideological State
Apparatuses (Notes Towards an Investigation)”, en Lenin and Philosophy (Nueva York:
Monthly Review Press, 1971), 171.
52
Se observa la fuerte influencia del horizonte filosófico feminista materialista en esta reflexión
de De Lauretis, la cual la vincula a autoras como Christine Delphy, Colette Guillaumin y, sobre
todo, Monique Wittig.
53
De Lauretis, ibíd., 38.
54
Ibíd., 36

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Panchiba F. Barrientos

seres humanos”, sino que es “el conjunto de los efectos producidos en cuerpos,
comportamientos y relaciones sociales”55. Lo interesante aquí, es el giro que ofrece
De Lauretis a la hora de intentar romper con la linealidad normativa que asegura
que todo individuo tiene siempre un sexo, un género y una sexualidad, y que cada
una de las partes de esta supuesta cadena irrompible depende o se desprende de
la anterior. Si Foucault asegura que “no hay que poner el sexo del lado de lo real
y la sexualidad del lado de las ideas”56, De Lauretis dirá, releyendo a Catherine
MacKinnon57, que “sexo significa tanto sexualidad como género, y ambos conceptos
se suelen definir en función uno de otro, en un círculo vicioso”58.
Así como De Lauretis, Judith Butler también ha reflexionado arduamente
sobre la necesidad de centrar críticamente la mirada en la perspectiva relacional
del género y en sus potencias creativas en relación con la categoría de sexo.
Según esta autora, “el género no designa a un ser sustantivo, sino a un punto de
unión relativo entre conjuntos de relaciones culturales e históricas específicas”59.
Respondiendo a las ideas humanistas que asumen que el género debería ser contado
como un atributo que pertenece a una persona cuya esencia puede ser rastreada con
anterioridad al género, y desafiando al mismo tiempo las perspectivas culturalistas
que afirman que el género es la manifestación cultural de un sexo biológico que lo
excede y antecede, Butler afirma que debido a que las estructuras que dan cuenta
de la existencia del sexo operan siempre al interior de discursos, y que se encuentran
mediadas por el lenguaje. Es necesario entonces desmontar las creencias sobre su
supuesta naturaleza, pues “quizás esta construcción denominada ‘sexo’ esté tan
culturalmente construida como el género; de hecho, quizá siempre fue género, con
el resultado de que la distinción entre sexo y género no existe como tal”60. Butler
propone un modelo a partir del cual el género y sus normas deben comenzar a
pensarse ya no como efectos de una relación con la naturaleza y la biología, sino
como el desenvolvimiento de una serie de reglas que contienen la capacidad de
crear aquello que se proponen describir. Según esto, “el campo de la realidad que
crean las normas de género constituye el telón de fondo sobre el cual aparece el
género en sus dimensiones idealizadas”61.

55
Ibídem. Esta cita corresponde a Michel Foucault, Historia de la sexualidad. 1- La voluntad de saber
(Buenos Aires: Siglo Veintiuno editores, 2003), 127.
56
Foucault, Ibíd., 191.
57
Ver Catherine MacKinnon, “Feminism, Marxism, Method, and the State: An Agenda for
Theory”, Signs 7, no. 3 (1982).
58
Teresa De Lauretis, Alicia ya no: feminismo, semiótica, cine (Madrid: Ediciones Cátedra, 1992),
264.
59
Butler, El género en disputa, 61.
60
Ibíd., 55.
61
Judith Butler, Deshacer el género (Barcelona: Editorial Paidós, 2006), 83.

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Sexo, género y mujeres: tensiones y quiebres desde la filosofía feminista

Si tuviéramos que explicar las estrategias teóricas utilizadas por Judith Butler
para reflexionar en torno al género, sin duda la noción en la que debiéramos centrar
la mirada está asociada al concepto de performatividad. Butler ha señalado que la
lectura “Ante la ley”, ofrecida por Jacques Derrida acerca del texto de Kafka, le
permitió reflexionar en torno a la potencia de la performatividad del género, toda
vez que allí se ofrece una mirada en la que se asume que “la anticipación de una
revelación fidedigna del significado es el medio a través del cual esa autoridad se
instala: la anticipación conjura su objeto”62. Según Butler, al pensar en el género
enfrentamos un proceso de despliegue normativo en el que “una expectativa (…)
acaba produciendo el fenómeno mismo que anticipa”63. La materialización de las
normas que ordenan el género y lo producen, en tanto que conjunto incardinado
de regulaciones, requiere del despliegue de la reiteración y la revisión constante de
sus límites como modo de inscripción de la diferencia y lo normal. La construcción
no es un proceso cerrado que tenga un inicio y un fin siempre definidos, más bien se
trata de un conjunto de acciones superpuestas, nunca completamente coherentes o
lineales, que operan de modos diversos y con distintas intensidades a lo largo de toda
la vida de los individuos. Es la potencia performativa de la reiteración lo que produce
el efecto de lo eterno. Sara Ahmed, retomando el modelo de Butler, también insiste
sobre este punto y señala que “los cuerpos adoptan la forma de las normas (…) La
labor de la repetición supone ocultar el trabajo bajo el signo de la naturaleza”64. Sin
embrago, no debemos perder de vista que es en el desenvolvimiento estallado de la
repetición de la norma donde “en virtud de esta misma reiteración se abren brechas
y fisuras que representan inestabilidades constitutivas de tales construcciones”65.
Butler ha propuesto que la importancia de las normas de género radica en que
estas tienen la capacidad de definir “lo que será inteligiblemente humano y lo que
no, lo que se considerará «real» y lo que no”66. Quisiera detenerme brevemente en
la necesidad de reflexionar en torno a los problemas que supone enfrentarse a la
imposibilidad de calzar con la norma. Es necesario pensar sobre los peligros que
supone la existencia de un sistema de inscripción y reconocimiento que delimita lo
posible y lo deseable, por un lado, y señala como lo abyecto, lo peligroso, lo errado
y lo condenable aquello que queda por fuera y lo excede. En palabras de Butler:
“El ‘sexo’ no es pues sencillamente algo que uno tiene o una descripción estática de
lo que uno es: será una de las normas mediante las cuales ese ‘uno’ puede llegar a

62
Butler, El género en disputa, 17.
63
Ibíd., 17.
64
Sara Ahmed, La política cultural de las emociones (Ciudad de México: Programa Universitario
de Estudios de Género/Universidad Nacional Autónoma de México, 2015), 222.
65
Judith Butler, Cuerpos que importan: sobre los límites materiales y discursivos del “sexo” (Buenos
Aires: Editorial Paidós, 2008), 29.
66
Butler, El género en disputa, 28.

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ser viable, esa norma califica un cuerpo para toda la vida dentro de la esfera de la
inteligibilidad cultural”67.
En un apartado titulado “El problema de los servicios”, que forma parte de su
libro Masculinidad femenina, Judith Halbertam analiza la importancia de revisar las
formas en que, en ciertos espacios públicos, los mecanismos a partir de los que se
despliegan las demandas normativas del género parecieran volverse más evidentes
y vigilantes o, al menos, son invocados con mayor frecuencia, poniendo en peligro
la integridad física y psíquica de quienes fallan en la prueba de inteligibilidad
del género. Tomando como ejemplo su propia experiencia en un aeropuerto, y
refiriendo también a un pasaje de la novela Stone Butch Blues de Leslie Feinberg68,
en el que el personaje principal, una joven butch de nombre Jess es interpelada y
acosada al interior de un baño público debido a que su imagen no es decodificada
adecuadamente como la de una mujer, Halbertam concluye que:

La acusación “estás en los servicios equivocados” en realidad quiere decir


dos cosas distintas. En primer lugar, afirma que tu género no coincide con
tu sexo (…); en segundo lugar, sugiere que los servicios con un solo género
son sólo para aquellas personas que encajan claramente en una categoría
(varón) u otra (mujer)69.

Halbertam insiste en la necesidad de no perder nunca de vista los modos en los que
este tipo de guiones reinscriben lo natural, delimitan lo abyecto y definen formas
de control y violencia sobre las vidas de las personas que son marcadas como los
otros. Reflexionando desde una perspectiva similar que problematiza lo cotidiano
como el lugar de rearticulación de las normas, Sarah Ahmed nos recuerda que “no
es casualidad que la heterosexualidad obligatoria funcione con mucha fuerza en
los modos de conversación más informales” 70, puesto que es justamente allí, en lo
cotidiano y en aquello que nos parece más simple, más obvio y más corriente, donde
se juegan y refuerzan las narraciones normativas de la heterosexualidad.
La posibilidad de poner en marcha las subjetividades queer abre paso a nuevos
escenarios en los que la revisión de las categorías de sexo y género permite el
desarrollo de nuevas figuraciones para habitar el cuerpo, dando curso al desarrollo
de “un estilo de pensamiento que evoca o expresa salidas alternativas a la visión
falocéntrica del sujeto”71. Estos gestos de desplazamiento y estallido habrán

67
Butler, Cuerpos que importan, 19.
68
Leslie Feinberg, Stone Butch Bblues: A Novel (Nueva York: Alyson Books, 2003)
69
Judith Halberstam, Masculinidad femenina (Barcelona: Editorial Egales, 2008), 46.
70
Ahmed, La política cultural de las emociones, 226.
71
Rosi Braidotti, Sujetos nómades: corporización y diferencia sexual en la teoría feminista contemporánea
(Buenos Aires: Editorial Paidós, 2000), 26.

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Sexo, género y mujeres: tensiones y quiebres desde la filosofía feminista

de encontrarse siempre atados a la idea de lo efímero, y ya no a la búsqueda de


verdades o esencias. Así, por ejemplo, la figura del cyborg definido por Donna
Haraway despliega la monstruosidad como un poderoso mito de resistencia
frente aquellos discursos que pretenden normalizar la experiencia del cuerpo y
la historia, entendiendo que en ella se entreteje una compleja red de relaciones
de producción que se desenvuelve en distintas escalas. Para Haraway, “la ficción
puede ser movilizada para provocar identificaciones y oposiciones, divergencias
y convergencias en mapas de la conciencia”72. Así, la gran apuesta debiera estar
marcada por la posibilidad de fracturar los aparatajes que sostienen la idea de la
neutralidad de lo visto, señalando que “el género es una condición inexcusable de la
observación [tanto] como la clase, la raza y la nación”73.
En los albores del milenio “el problema último [es] desvelar el carácter
técnicamente construido de los géneros, tanto de la masculinidad como de
la feminidad”74. Las tecnologías prostéticas serán incorporadas como partes
constituyentes e inseparables de nuestros cuerpos y, al mismo tiempo, como
dispositivos de control y lugares para la transgresión de los mandatos que articulan
los cuerpos y los vuelven reconocibles75. Esta vez, hacerse un cuerpo para subvertir
las normas pasará por la necesidad de transformar los propios sentidos de lo bio
y lo tecno, por contaminar los límites entre subjetividad, cuerpo, experiencia e
identidad.

Breve reflexión final


Cuando reflexionamos en torno a los conceptos sexo, género y mujeres, nos
enfrentamos a un conjunto de preguntas y tensiones nunca cohesionadas y siempre
en proceso construcción, que nos impulsan a pensar acerca de “qué es una mujer,
cómo vamos a decir “nosotras”, quién lo puede decir y en nombre de quien”76. Urge

72
Ibíd., 193.
73
Ibíd., 177.
74
Beatriz Preciado, Testo yonki (Madrid: Editorial Espasa Calpe, 2008), 149.
75
Estoy pensado aquí en las píldoras anticonceptivas y a los usos específicos de ciertas
hormonas; en el uso del plástico y la silicona como material que adiciona, reconstruye o da
nuevas formas –temporal o permanentemente– a nuestros cuerpos; en las tecnologías de la
comunicación y las cámaras, que tensionan las formas en las que desarrollamos la mirada
y que nos permiten grabar, distribuir, acercar y volver virales los gestos y los deseos; en
aplicaciones y programas tales como Tinder, Grinder y Her que transforman nuestros mapas
perceptivos de la ciudad dotando cada rincón con nuevos significados asociados al deseo, al
placer y a la posibilidad de citas o encuentros sexuales que son ofrecidos en base a complejos
algoritmos de compatibilidad y distancia. Hablamos aquí de nuevas formas de cuerpo tech
presentes en nuestro mundo hiperconectado y global.
76
Butler, Deshacer el género, 248.

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Panchiba F. Barrientos

pensar acerca cuáles son los nombres y figuraciones que es conveniente rescatar
y (re)crear a la hora de imaginar políticas y filosofías feministas que se ocupen de
desmontar y de no volver a inscribir aquellos modos de subjetivación que impiden la
revisión crítica de las diferencias que estructuran nuestras experiencias individuales
y también colectivas. Feminismo es una “palabra doble que interroga sin cesar a
las mujeres y a la política”77, puesto que, al mismo tiempo que en su nombre se
despliegan reflexiones que se esfuerzan por abrir campos desde los que se vuelva
posible reconocer, articular y proteger los derechos humanos de las mujeres, se
desarrollan también críticas y preguntas que dan cuenta de la urgente necesidad
de repensar y desensamblar las estructuras a partir de las cuales la propia categoría
mujer ha sido producida.
Debemos comprender que “el sujeto de la conciencia feminista no es un sujeto
unitario, siempre igual a sí mismo, dotado de una identidad estable; ni un sujeto
únicamente dividido entre masculinidad y feminidad”78. Muy por el contrario,
poniendo como centro un debate que piensa los espacios de enunciación del yo y las
identidades como siempre “marcadas por la multiplicidad de posiciones de sujeto
que constituyen al sujeto”79, las filosofías feministas intentan dar cuenta del conjunto
relaciones sociales, experiencias y articulaciones del poder que constituyen a los
sujetos al interior de marcos históricos y políticos específicos.
Los recorridos históricos y teóricos propuestos en este texto intentan señalar
las múltiples rutas desde las que es posible rastrear y seguir los debates en los que
sexo, género y mujeres son constituidos como términos en disputa al interior de los
horizontes filosóficos feministas. Salta a la vista que el tema no está resuelto y que aún
es posible –y por cierto urgente– seguir imaginando nuevos giros, reapropiaciones
y reclamos desde donde imaginar articulaciones que desplacen los límites de lo
reconocible y lo humano, a fin de estallar los mandatos normativos que coaccionan
nuestras diferencias y buscan reorientarlas. Más aún, se vuelve imperativo volver a
remover los marcos desde los que se han desarrollado los debates filosóficos sobre
el feminismo, la identidad las experiencias y el género, rescatando los conceptos
no sólo más allá de sus propios espacios de enunciación, sino arrastrándolos hacia
nuevos desafíos, para experimentar con otras referencias, localizaciones y nombres.
Insistir en la necesidad de pensar sobre sexo, género y mujeres es arriesgarse
a imaginar nuevos mundos posibles e invitarlos a entrar en nuestras propias
configuraciones y representaciones de lo que somos y nos rodea, asumiendo todos
los riesgos, desafíos y renuncias que puedan derivarse de dichos cambios. Volver

77
Alejandra Castillo, Julieta Kirkwood: políticas del nombre propio (Santiago de Chile: Editorial
Palinodia, 2007), 17.
78
De Lauretis, Diferencias, 134.
79
Avtar Brah, Cartografías de la diáspora. Identidades en cuestión (Madrid: Traficantes de sueños
editores, 2011), 152.

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Sexo, género y mujeres: tensiones y quiebres desde la filosofía feminista

a pensar estos conceptos desde la filosofía es demandar nuevas formas de lucha


y arriesgar el cuerpo, para ensanchar los marcos de inteligibilidad. Es atreverse a
escribir –tal como dice Judith Butler– dando cuenta “de un deseo de vivir, de hacer
la vida posible, y de replantear lo posible en cuanto tal”80

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80
Butler, El género en disputa, 24.

126 / Pléyade 22 julio- diciembre (2018) / online issn 0719-3696 / issn 0718-655X / pp. 107-128
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Panchiba F. Barrientos. Candidata a doctora en Filosofía por la Universidad


de Chile (Santiago, Chile). Historiadora Feminista. Magíster en Historia. Desde
2010 dirige el proyecto Biblioteca Fragmentada (www.bibliotecafragmentada.org).
Correo electrónico: panchiba@gmail.com.

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Pléyade 22 / julio-diciembre (2018)
online ISSN 0719-3696
ISSN 0718-655X / pp. 131-156.

La eclosión del sujeto del feminismo y la


crítica de la modernidad capitalista

Márgara Millán1
Universidad Nacional Autónoma de México

Recibido: 2 de abril de 2018


Aceptado: 21 de junio de 2018

Resumen
Comprendo al feminismo como un movimiento abierto y en curso, tanto teórico como
práctico, hacia la emancipación desde el posicionamiento del sujeto denominado “mujer”;
un movimiento que afecta y atañe a la sociedad que lo comprende. Creo por ello que es
mejor hablar de los feminismos, ya que éstos no pueden comprenderse fuera del contexto en
el que emergen: su crítica es siempre relacional y situada. Este ensayo explora la eclosión del
“sujeto del feminismo” como parte de esa singularidad e historicidad del movimiento de las
mujeres de frente a la crisis contemporánea. La “intencionalidad crítica” que emana desde
estos feminismos multisituados es cada vez más una intencionalidad antisistémica frente a la
crisis civilizatoria en que la modernidad capitalista nos sitúa.

Palabras clave

Modernidad, Crisis civilizatoria, Feminismos, Transformación social, Sujeto del feminismo.

1
Profesora titular de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional
Autónoma de México (Ciudad de México, México). Correo electrónico: margara.millan@
politicas.unam.mx.

131
La eclosión del sujeto del feminismo y la crítica de la modernidad capitalista

The Eclosion of Feminism’s Subject and the


Critique of Capitalist Modernity

Abstract
I understand feminism as an open and ongoing movement, both theoretical and practical,
towards emancipation and from the position of the subject called “woman”; a movement that
affects and concern society as a whole. I rather use “feminisms” to enhance its plurality and
historicity, for they cannot be understood without the social context in which they emerge.
This essay explores the emergence of the eclosion of the “subject of feminism” as part of
such singular, historical women’s movement facing the contemporary crisis. The “critical
intentionality” that emanates from the multi-positioned feminist movements is increasingly
anti-systemic, challenging the civilizational crisis in which capitalist modernity situates us.

Keywords

Modernity, Civilization Crisis, Feminisms, Social Change, Subject of Feminism.

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Márgara Millán

Diagnóstico del presente: modernidad capitalista y crisis


civilizatoria
Lo que está en el mundo me pertenece,
en el sentido de responsabilidad
José Saramago

El momento presente parece uno de bifurcación2 frente una crisis civilizatoria que
no deja de profundizarse. La caída del “socialismo real” que orientó a la crítica en
los pasados dos siglos abrió primero una época de desánimo y aparente rendición
de las luchas por la transformación emancipatoria, para después dar paso a una
complejización sobre el significado de la revolución, el sentido pluridimensional
de la transformación social3. A fines de siglo XX el discurso crítico es relanzado
desde una perspectiva renovada, descolonial y antipatriarcal como dimensiones
de la lucha anticapitalista, y con una forma que propongo llamar diseminada, no
vertical sino desde y por las bases, desde “abajo y a la izquierda”, como el espacio y
territorio “cambiar la vida”4.
El “hecho” capitalista se presenta como totalizador; la globalización y la era
neoliberal se presentan como el único mundo posible tanto del mundo material
como subjetivo. Sin embargo, la persistencia de formas concretas de vida que se
resisten a ser totalmente subsumidas por la lógica del valor abstracto está ahí,
interpelándonos continuamente, defendiendo sus formas de vida, sus territorios, sus
maneras de relacionarse con su entorno. Y también, los movimientos bien asentados
en las lógicas de la modernidad prefiguran un sentido no capitalista de la misma,
con propuestas de producción no depredador y de consumo acotado y sustentable.
2
Raúl Ornelas coord, Crisis civilizatoria y superación del capitalismo (Ciudad de México:
Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Económicas, 2013).
La idea de bifurcación es tomada aquí en el sentido en que se anuncia en esta compilación:
estamos frente a un cambio civilizatorio donde la superación del capitalismo puede llevar
tanto a la barbarie como a una forma societal más complementaria con su entorno. La idea de
crisis civilizatoria se refiere, en este texto, a la crisis de la civilización material capitalista, sus
límites en tanto forma de reproducción social que pone en riesgo al planeta, que es tratado
como arsenal de recursos, y a la vida de seres humanos y no humanos, frente a quienes se
comporta como seres dispensables.
3
Coincido con Susan Buck-Morss, quien plantea que la caída de mundo socialista –del socialismo
realmente existente– en realidad fue el inicio del fin de la narrativa de la modernidad capitalista
en tanto modernización e industrialización masiva. Socialismo y capitalismo compartían una
misma forma de comprender la riqueza social como productivismo, desarrollo sin fin de las
fuerzas productivas. La producción y el consumo masivo no conducen a ningún bienestar de
las mayorías, sino al enriquecimiento del 1%. Susan Buck-Morss, Mundo soñado y catástrofe. La
desaparición de la utopía de masas en el Este y el Oeste (Madrid: A. Machado Libros, 2004).
4
El zapatismo mexicano es sin duda un elemento central en este relanzamiento global de
la crítica desde el mundo indígena y con una clara agenda de género, un anticapitalismo
de “abajo y a la izquierda” que fue inspiración para una rearticulación de movimientos de
resistencia al mundo neoliberal.

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La eclosión del sujeto del feminismo y la crítica de la modernidad capitalista

El terreno de la crítica se ha ampliado en ese sentido, acumulando la experiencia de


la lucha socialista pero también su crítica, y resistiendo a un capitalismo cada vez
más depredador y cínico. Sería impensable una intencionalidad crítica feminista
que no enfrentará en términos radicales esa constitución del mundo, que supone la
enajenación de nuestra politicidad; mundo que se nos presenta cosificado y donde
se nos asigna el lugar de víctima, victimario y/o espectador5.
El feminismo es hoy una llamada para la acción –en el hacer y en el pensar–
por cambiar el estado de cosas presente, reconociendo y visibilizando la conexión
y el encabalgamiento de capitalismo y “patriarcado”, es decir, del valor abstracto
que domina sobre el mundo de la vida concreta a través de la forma de poder en
masculino, que domina el orden simbólico y de la Ley, y que subordina y desvaloriza
lo femenino y su haceres6. El orden de género de la modernidad capitalista.
A contramarcha de la idea generalizada de que el mundo moderno ofreció la
liberación de las mujeres, constatamos por el contrario que el reforzamiento del
capital y la masculinidad genera una liberalización de los cuerpos (masculinos
y femeninos) en tanto cuerpos, y una dominación de las subjetividades en tanto
sujetos del consumo, de la competencia y de la sobrevivencia, en el marco de lo que
bien podemos considerar una guerra generalizada contra los sujetos autónomos en
lo general y contra las mujeres en particular7.
El momento presente es paradoxal. Por un lado, el dominio del capital y su
movimiento de valorización del valor va en contra y se enfrenta a los principios
básicos que sostuvieron a la modernidad capitalista: justicia, democracia, libertad,
estado de derecho. Estos valores que fueron la base de la construcción institucional
de la modernidad capitalista son valores insostenibles hoy por la misma dinámica
del capitalismo depredador. Las mutaciones del capitalismo lo han vuelto
“improductivo” en un doble sentido: cada vez depende menos de la producción y

5
Rita Canto, “El deseo, un semblante de lo político”, en Prefiguraciones de lo político, comp.
Margara Millán (Ciudad de México: Universidad Nacional Autónoma de México, 2018), en
prensa.
6
Sobre esta clave de configuración de la modernidad capitalista se pueden revisar varios
registros: la crítica al valor, sobre todo los trabajos de Roswitha Scholz acerca de la disociación
del valor y la disociación sexual; los trabajos de Silvia Federici sobre las mujeres y lo femenino
en el proceso de acumulación originaria; y, desde la antropología, los trabajos de Françoise
Heritièr sobre los masculino y lo femenino en el orden simbólico occidental. Ver Roswitha
Scholz, “A teoria da dissociação sexual e a teoria crítica de Adorno”, 2004, consultado en
julio de 2018, disponible en http://obeco.planetaclix.pt/roswitha-scholz9.htm, Silvia Federici,
Calibán y la bruja. Mujeres, cuerpo y acumulación originaria (Buenos Aires: Editorial Tinta Limón,
2010), y Françoise Heritièr, Masculino/ Femenino (Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica,
2007).
7
Sobre la violencia estructural de género en la modernidad capitalista y sus formas revisar el
trabajo de Rita Segato, Las nuevas formas de la guerra y el cuerpo de las mujeres (Buenos Aires y
México: Editorial Tinta Limón / Pez en el árbol, 2013) y Las estructuras elementales de la violencia
(Buenos Aires: Editorial Prometeo, 2010).

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Márgara Millán

más de las ganancias de la llamada financiarización de la economía y de los negocios


ilegales; cada vez puede ofrecer menos soluciones positivas a su propia reproducción:
no puede ampliar el empleo, ni mantener una tasa de crecimiento que se refleje en
el nivel de vida de las mayorías. Para seguir aumentando la acumulación de las
ganancias, el capital ha recurrido al negocio ilegal, a la corrupción, y ha necesitado
cada vez más de un estado totalitario, garante de las corporaciones y en contra
de la ciudadanía que le ha dado el poder8; cuando esto ha peligrado en un ápice,
los regímenes se vuelcan hacia los golpes de estado “blandos”9 que han impuesto
un estado de excepción notoriamente en América Latina, como resultado de los
llamados gobiernos progresistas.
Saskia Sassen10 documentando tanto hacia la crisis ecológica como la nueva
esclavitud de las modernas prisiones, sobre todo en Estados Unidos, habla
de “estructuras depredadoras” que son formaciones a través de las cuáles el
capitalismo se expande, generando aridez y muerte humana y de la naturaleza a
su paso, promovidas por una intencionalidad de ganancia rápida y sin escrúpulos11;
las poblaciones somos para esta maquinaria algo renovable, desperdiciable. Quizás
justamente por la crudeza del modo de operar del capital hoy tenemos mayor
consciencia de la imposibilidad de seguir viviendo como su modelo nos ofrece. La
crisis civilizatoria no sólo es una crisis de sentido, sino de los límites de la vida misma
a los que estamos llegando. La crisis ecológica silenciosa que día a día extermina
vidas, depreda regiones, y que es producto directo del modelo de producción en su
diario devenir, es obliterada sólo por el ánimo guerrerista que domina ya nuestra
época.
8
El resultado del Tribunal Permanente de los Pueblos realizado al estado mexicano en el año
2014 habla de “desvió de poder”, en tanto el poder del estado es un poder que debe usar
para proteger a sus ciudadanos; se reconoce un desvío de poder cuando por acción directa
y omisión, el estado deja de proteger a la ciudadanía que le ha dado el poder que tiene para
gobernar. Ver “Libre Comercio, Violencia, Impunidad y Derechos de los Pueblos en México
(2011-2014)”. Audiencia final. Ciudad de México, 12-15 de noviembre de 2014. Sentencia.
9
Es el caso del retorno al poder de las facciones más racistas e intolerantes en Brasil y en
Argentina. Pero este límite en la transformación por la vía institucional también se vivió en
Grecia en el 2015, con el golpe de estado de los bancos que impidieron la transición pacífica
que Siryza proponía en su negociación de la deuda y en el plan económico con objetivos
sociales.
10
Saskia Sassen, Expulsiones. Brutalidad y complejidad en la economía global (Buenos Aires-Madrid:
Katz Editores, 2015).
11
Es en este sentido también en que la economista Loretta Napoleoni ha caracterizado como
“economía canalla” a esta fase del capitalismo global, donde ocurre un avasallamiento total de
la dimensión de la política por la racionalidad económica. El término “economía canalla” da
cuenta del control absoluto de la economía sobre la política a nivel global tras la incorporación
del bloque exsocialista al Mercado: tráfico de mujeres, de órganos, piratería, lavado de dinero,
industria de estupefacientes y psicotrópicos, tráfico de niños, industria de la extorsión, todo lo
offshore, comercio snuff, turismo sexual, y más, acompañado de nuevas formas de esclavitud
en la producción de todo lo que consumimos. Ver Loretta Napoleoni, Economía canalla. La
nueva realidad del capitalismo (Madrid: Editorial Planeta, 2008).

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La eclosión del sujeto del feminismo y la crítica de la modernidad capitalista

Por otro lado, las subjetividades que se han ido creando en los tiempos del
neoliberalismo, son subjetividades precarizadas, volcadas hacia el consumo de
valores de uso degradados y monstruosos. Esto ocurre en todas las clases sociales,
como “modo de vida” basado en el individualismo, el presentismo, y el consumismo
y con un modelo exacerbado de género donde la hipermasculinidad violenta
domina12. Con todo el aparato mediático dirigido a no problematizar este estado
de cosas, sino al contrario, a entronizar la imagen del yo como subsidiario del
consumo. Todo ello enrarecido y magnificado en amplios territorios donde los
negocios globales implican una guerra de despojo, extermino y mayor precarización
de las poblaciones, con su subsecuente desplazamiento. Es en este tiempo histórico
donde la bifurcación hacia la barbarie ya está presente: en México se habla de
más de treinta mil desaparecidos en un aguerra que no tiene nombre porque no se
reconoce.
Pero al mismo tiempo, la crudeza y profundidad de la crisis ha producido
una consciencia anticapitalista sin precedente. Hace apenas una veintena de
años, nombrar al capitalismo era tildado de ideología13. Terminábamos el siglo
XX celebrando el fin de la historia y de las ideologías con la caída del “socialismo
realmente existente”. Sin embargo, la década de los noventas marca un retorno de la
crítica. Una crítica que se compone de un léxico distinto al anterior. Los movimientos
antisistémicos, una revuelta de los tiempos lentos y de las prácticas cotidianas se
conjugan con revueltas sin precedentes que muestran el rechazo al estado vigente
de cosas, aunque muchas veces no tengan una clara orientación política. Es dentro
de este contexto de crisis civilizatoria, de pérdida de sentido, de reorientación básica
de la forma de la reproducción social donde los feminismos y los movimientos de
mujeres adquieren una singular importancia por su radicalidad. Es en ese contexto,
en esa guerra en curso, que el feminismo tiene una responsabilidad y una presencia
cada vez mayores.

El sujeto del feminismo y su eclosión


La emergencia del feminismo afroamericano, chicano, indígena, descolonial,
trans, todo lo cual arroja también la categoría de “feminismo blanco”, es un
síntoma indicativo de la pluralidad, ambigüedad y contradictoriedad del sujeto
12
Ver el trabajo de Sayak Valencia, Capitalismo gore (Madrid: Editorial Melusina, 2010). La autora
usa la palabra “endriago” para referirse a identidades monstruosas, mitad humanas y mitad
fieras, para hacer referencia a los géneros hipermasculinizados y sobre cosificados que son
puestos a andar en el dispositivo de la distopía social de la cultura del narco, por ejemplo en
México.
13
Hoy, la economía misma, la gran ciencia del capitalismo, tiene a dos premios nobel indicando
la insostenibilidad del modelo –Joseph Stiglitz y Paul Krugman–, y a autores como Thomas
Piketty indicando que dentro del sistema no hay solución posible.

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Márgara Millán

del feminismo. Un primer registro de estos feminismos es sin duda la visibilización


de la cadena de subordinaciones expresada justamente a través del concepto de
“interseccionalidad”, que deja ver cadenas de opresiones, de sujeciones y privilegios
entre las mujeres por su condición de clase, raza, etnia, religión, edad, preferencia
u orientación sexual. Los “feminismos emergentes” o los “nombres del feminismo”
indican más una cartografía que una genealogía. No son “olas” que se desenvuelven
unas de otras, o caracterizaciones de adscripción política, aunque estas funcionen
(feminismo liberal, socialista, radical); las emergencias de los feminismos nos indican
la pluralidad y diversidad del sujeto que se enuncia, muchas veces sin siquiera
nombrarse feminista. Se trata de cartografiar la agencia, la acción, la reacción
frente al estado de cosas vigente, que mujeres de muy diferentes lugares desarrollan.
La eclosión del sujeto del feminismo que refiere a su multiplicidad, también
indica que, en toda relación social, económica, política, el feminismo puede hablar,
porque hay un componente del ordenamiento de género en y para cada uno de
estos vectores. Más allá de la visibilización y desnaturalización de la estructura de
poder y dominio que configuran al género (relación entre hombres y mujeres /
relación entre lo masculino y femenino), la intencionalidad crítica del feminismo
se encuentra abierta a la pluralidad interpretativa que se desprende de lo que
algunas hemos llamado su proceso descolonizante: se trata del proceso de “transcrítica”,
de la crítica que una cultura ejerce sobre otra en un proceso de comunicación o
traducción14. Desde mi punto de vista, el primer acto colonizador es el que el valor
hace sobre el valor de uso, el que las relaciones abstractas y homogenizadoras que
impone a la vida en general el valor valorizándose, está ahí para ser deconstruido
desde las culturas materiales concretas de la diversidad humana. Y, agregaríamos
ahora, con una intencionalidad crítica feminista.
Salir del discurso de la modernidad capitalista es ir más allá de los ideales
igualitarios y de derechos que el feminismo ha planteado, y que no dejan de ser
válidos para visibilizar la desvalorización social de lo femenino. Sin embargo, sigue
resultando descriptivo o fenomenológico si no apuntamos hacia la esencia de la
forma de la reproducción social moderna capitalista. Por ello, más allá de que
el trabajo doméstico y del cuidado de la reproducción de la vida, que continúan

14
Tomo el concepto transcrítica de la lectura que propone Luis Tapia del trabajo del filósofo
japonés Kojin Karatani. Tapia propone la trascrítica como procesos de conocimiento de
otras matrices culturales donde se propicia un proceso que permite generar un mundo en
común, sin que una cultura domine sobre la otra. Él lo dirige a una normativa de derechos
que permitan un núcleo común de vida política; Karatani a su vez usa el concepto como una
crítica interteórica que él establece entre Kant y Marx. Me parece que el procedimiento es
fértil para pensar procesos de descolonización culturales hechos a partir del conocimiento
y la interpelación de unas culturas a otras. Podemos pensar que los feminismos emergentes
o adjetivados son esas culturas que al conocerse y dialogar se transforman entre sí. Ver Luis
Tapia, La invención del núcleo común (La Paz: Muela del Diablo editores, 2006) y Kojin Karatani,
Transcritique. On Kant and Marx (Londres: MIT Press, 2005)

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La eclosión del sujeto del feminismo y la crítica de la modernidad capitalista

siendo una responsabilidad de las mujeres, sea un trabajo no pagado, lo que importa
señalar es cómo esa disociación del valor (abstracto/concreto) que fundamenta la
reproducción social también necesita o se vehicula con la disociación de lo femenino
en lo general. Esto ha sido desarrollado sobre todo por Roswitha Scholz, para quien
la crítica a la forma valor conlleva a la crítica de la disociación-valor:

La disociación de lo femenino en general resulta ser una precondición


para que el mundo de la vida, lo científicamente intangible, lo contingente,
sean despreciados y permanezcan en la oscuridad en los dominios de
la connotación masculina de la ciencia, la economía y la política en la
modernidad…15

Desde otro registro la historiadora feminista Joan W. Scott plantea dos ideas esenciales
para comprender la imbricación del ordenamiento de género y la forma social. Se
trata del hecho de que la diferencia de género es una de las primeras significaciones
de poder en términos de la cultura humana, es decir, es una forma arcaica donde
la diferencia se despliega en relaciones de poder masculino-femenino; y en segundo
lugar, la idea de que el género es siempre de naturaleza recíproca a la sociedad16.
En tanto significante de relaciones de poder, la disociación sexual (el hecho de la
desvalorización de uno de sus polos) da pie a una serie de nuevas disociaciones
valorativas, como la que corresponde a la clase y a la raza, siendo un modelo donde
la diferencia se traduce y expresa como discriminación y subordinación. Y en tanto
su ser de naturaleza recíproca a la sociedad significa que en sociedades complejas
y multisocietales como la sociedad moderna, distintos ordenamientos y despliegues
relacionales de género y del género con la naturaleza adquieren presencia y son
simultáneos.17 Lo femenino se encuentra multisituado, articulado a varios vectores

15
Roswitha Scholz, (A teoria da dissociação sexual e a teoria crítica de Adorno), consultado en
http://obeco.planetaclix.pt/roswitha-scholz9.htm. Traducción mía del texto en portugués que
dice: “A dissociação do feminino em general torna-se uma pré-condição para que o mundo
da vida, o cientificamente inapreensível, o contingente sejam desprezados e permaneçam
na obscuridade nos domínios de conotação masculina da ciência, da economia e da política
na modernidade.”. Presentación en el Seminario sobre la obra de Roberto Schwarz en la
Universidad de São Paulo en Agosto de 2004.
16
Joan W. Scott, “El género, una categoría útil para el análisis histórico” en El género: la
construcción cultural de la diferencia sexual, comp Marta Lamas (Ciudad de México: Universidad
Nacional Autónoma de México, Programa Universitario de Estudios de Género, 1996).
17
Es decir, el significado del género en la modernidad capitalista contemporánea no es unívoco
ni homogéneo, ya que la misma modernidad capitalista no totaliza y domina la multitud
societal contemporánea, por ejemplo, el género en las comunidades y pueblos indígenas en
América Latina, en las culturas de África o Asia pueden ser no sólo dispares sino contrarias
al género como se articula en el capitalismo tardío en las grandes ciudades. El género se
corresponde a las cosmovisiones que lo sostienen. Utilizo el concepto de multisocietal
como lo señala el boliviano Luis Tapia en su lectura de René Zavaleta, planteando que las
sociedades latinoamericanas son sociedades donde conviven distintas formas civilizatorias

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Márgara Millán

de poder y opresión como bien muestra el análisis interseccional, pero en tanto


precondición de la forma social determinada por el valor, lo femenino interpela de
manera radical al propio proceso de reproducción social.
Esta crítica se despliega desde lugares distantes pero confluyentes, desde los
cuáles los feminismos descolonizan el mundo de la cultura material y simbólica
del capital, y su contenido patriarcal o masculino. El ecofeminismo, los feminismos
comunitarios, la crítica feminista desde la construcción de lo común, el feminismo
marxista, el feminismo zapatista, la defensa del territorio hecha por las mujeres
frente al despojo, son algunas de las trayectorias de la “eclosión” del sujeto del
feminismo. El feminismo se encuentra entonces en un campo de batalla, donde para
hablar de sí, es decir, del lugar de las mujeres y su potencial para “hacer mundo”,
debe hablar del todo social, que nos contiene y configura. Y lo hace desde múltiples
lugares.
El reto que los feminismos contemporáneos enfrentan hoy día para conseguir
tejerse, articularse políticamente, desde la perspectiva expuesta hasta acá, es el de
“hablar la lengua de la otra”, sin renunciar a la voz propia. Comprender el sentido
de las emancipaciones en contextos situados y contradictorios. Comprender las
tensiones y las diferencias dentro de un feminismo que se disemina en la lucha por
mantenernos vivas al tiempo que dar otro sentido al mundo. Pongamos un ejemplo
de lo que esto significa: el derecho a decidir sobre nuestro propio cuerpo es ya parte
del léxico feminista, pero es hablado de múltiples formas según el contexto cultural
en que esto se produce. No hay en ese sentido una agenda feminista universal que
se imponga a todas las mujeres. Hay agencia feminista situada18. La diseminación
del feminismo implica que las mujeres en muy distintas situaciones discuten con el
poder –del varón, del estado, del capital, de la norma.
El re/conocimiento de la otra se va convirtiendo así en una ontología feminista,
que descoloniza la mirada imperial y la mirada subimperialista, haciendo posible
la interpelación cultural, la traducción de mundos inconmensurables, la dialéctica
distópica19 y la transcrítica. Es así como el poder de las mujeres para deconstruir
los dispositivos de la modernidad capitalista aparece de múltiples maneras en
diversos “casos” o acontecimientos, movilizaciones o pronunciamientos, luchas

refiriendose a la presencia y actualización indígena. Ver Luis Tapia, La condición multisocietal.


Multiculturalidad, pluralismo, modernidad. (La Paz: Muela del Diablo editores, 2002).
18
Ver Chandra Talpade Mohanty, “Bajo los ojos de Occidente.: academia feminista y discursos
coloniales” y Saba Mahmood, “Teoría feminista y el agente dócil: algunas reflexiones sobre el
renacimiento islámico en Egipto”, ambos en Liliana Suárez Navaz y Rosalva Aída Hernández
comps., Descolonizando el feminismo. Teorías y prácticas desde los márgenes (Valencia: Ediciones
Cátedra, 2008).
19
Raimon Panikar, Mito, fe y hermenéutica (Barcelona: Editorial Herder, 2007) y Boaventura de
Sousa Santos, “Universalismo, contextualización cultural y cosmopolitismo”, en ed. Héctor
Silveira Gorski, Identidades comunitarias y democracia (Madrid: Editorial Trotta, 2000).

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La eclosión del sujeto del feminismo y la crítica de la modernidad capitalista

legales o luchas dentro de prefiguraciones autónomas y de las cuáles daré cuenta


a continuación.

Los feminismos emancipatorios de las mujeres en lucha


Los materiales que citaré a continuación conforman distintos posicionamientos de
mujeres que luchan contra distintos interlocutores en varios países. Considero que es
importante recolectar su palabra, sus declaraciones y manifiestos porque son parte
de la actual teoría feminista. Muestran otra forma de teorizar de mujeres indígenas,
rurales, urbanas, jóvenes y mayores, fundada en la potencia de la palabra, en la
fuerza de la oralidad. Los casos que proponemos son ejemplares en el sentido de
mostrar la complejidad de la lucha feminista contemporánea, su carácter procesual
y relacional, su manera de abordar la totalidad desde las parcialidades de sus propias
alocuciones. A través de estos testimonios / documentos que son palabras en el centro
del torbellino de la resistencia y la lucha se va formando un nuevo archivo feminista,
un archivo que caracteriza al estado, la violencia, el orden heteronormativo, el
capitalismo patriarcal, la codificación del mundo contemporáneo. Es vital conservar
estos documentos porque son parte de las subjetividades que al resistir prefiguran
otra forma de convivencia. En ellos se establece la experiencia en tanto crítica
multisituada. También se establece agenda, guía de lucha, formas de articulación y
propuestas para el encuentro. Se regresa el carácter vivo y fluido del pensar y hacer
desde la lucha. Son, en ese sentido, mucho más potentes que cualquier teoría.

Hoy nos chingamos al estado

Tras haber sido falsamente acusadas de privar de la libertad a seis elementos de la


entonces Agencia Federal de Investigación (AFI) y haber pasado tres años presas
por el Estado mexicano con base en pruebas falsificadas, el 21 de febrero del
2017 la Procuraduría General de la República (PGR), dio una disculpa pública
a tres mujeres Hñahñus: Jacinta Francisco Marcial, Alberta Alcántara y Teresa
Hernández Cornelio. Era la culminación de once años de lucha para que el Estado
reconociera la arbitrariedad e ilegalidad con la que sus aparatos de investigación
policial y jurídicos habían actuado en este caso, uno más de tantos, donde se culpa y
encarcela, como lo dijeron estas mujeres, a los pobres en recursos y en conocimientos
legales. Esta es la segunda ocasión que el Estado mexicano es obligado pedir una
disculpa pública y reparar el daño del cuál es responsable.20 Las mujeres hablaron

20
El primer caso fue el de Inés Fernández Ortega, indígena me’phaa, violada por tres militares
frente a sus hijos en la Costa Grande del Estado de Guerrero, México. Ella interpuso demanda
ante el Ministerio Público el 24 de marzo de 2002, sin resultado alguno más que el maltrato y

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Márgara Millán

fuerte, haciendo del acto un emblemático reclamo por el racismo del Estado y sus
aparatos manifiesto en la negligencia y omisión en su proceso. Estas mujeres se
transformaron en la lucha a la que su decisión de demandar al estado las condujo.
“La detención injusta nos cambió la vida y también la de nuestras familias…
Hoy quisiera darle un mensaje a mujeres víctimas como nosotras: que luchen,
que no se queden calladas hasta que las autoridades las escuchen y la sociedad
sepa la verdad. Sí se puede. A veces es por miedo que nos quedamos calladas”
manifestó en su alocución Teresa González Cornelio21. Alberta Alcántara terminó
su intervención diciendo:

Después de salir de la cárcel no fue fácil volver a la sociedad; algunos no


te comprenden. No se queden callados. Hablen, busquen apoyo de las
organizaciones, siempre hay alguien que nos puede ayudar, siempre hay una
pequeña luz en el camino.

Señor procurador: espero no sea la primera disculpa pública. Hay muchas


víctimas como nosotras. Espero que sus colaboradores trabajen bien. Con la
disculpa no me devuelven el tiempo perdido22.

Por su parte, Jacinta Francisco Marcial dijo:

Yo digo que seamos escuchadas y que se respete nuestro derecho como


indígenas, nada más. Que nos hablen y que nos digan: ‘‘Tenemos mucho
apoyo para los pueblos indígenas”. A mí, aunque no me den apoyo, aunque
no me den un peso, con tal de que se haga justicia con todo lo que hay en
este momento, porque ahorita yo ya la viví y me duele mucho escuchar a
otros y verlo en otras personas (…)23.

la burla; acompañada por la Organización Indígena de Pueblos Tlapanecos (OPIT) y el Centro


de Derechos Humanos de la Montaña “Tlachinollan” (CDHT), y por la Organización de los
Pueblos Indígenas Me´phaas (OPIM), presentó denuncia en junio de 2004 ante la Comisión
Interamericana de los Derechos Humanos, (CIDH) y ganó. Este caso que referimos acá fue
acompañado por el Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez, PRODH.
21
“La detención injusta cambió mi vida y también la de nuestras familias”, Periódico La Jornada,
miércoles 22 de febrero de 2017, p. 5, consultado en abril del 2017, disponible en http://www.
jornada.unam.mx/2017/02/22/politica/005n2pol.
22
“La disculpa no devuelve el tiempo perdido” Periódico La Jornada, miércoles 22 de febrero
de 2017, p. 4, consultado el 04 de abril del 2017, http://www.jornada.unam.mx/2017/02/22/
politica/004n2pol
23
“Que ya termine la injusticia”, Periódico La Jornada, Miércoles 22 de febrero de 2017, p. 4,
consultado el 04 de abril del 2017, http://www.jornada.unam.mx/2017/02/22/politica/004n1pol.

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La eclosión del sujeto del feminismo y la crítica de la modernidad capitalista

Fue la poderosa intervención de Estela Hernández, hija de Doña Jacinta, la que


resume cuál es la politicidad creciente dentro de las mujeres indígenas en México
y cómo develan la colonialidad del poder. Su palabra resuena aún. Transcribo in
extenso:

Es lamentable, vergonzoso e increíble que a seis meses de cumplirse 11


años del caso 482006, hoy por fin la Procuraduría General de la República
(PGR) reconoce de manera forzada, no por voluntad, que el caso citado
fue un error. La disculpa es por funcionarios mediocres, ineptos, que
fabricaron el delito de secuestro e inventaron que Jacinta era delincuente
(…) la investigaron los mismos policías demandantes, la encarcelaron
con mentiras, sin decirle que tenía derecho a un abogado de oficio y a
un traductor (…). El caso 482006 es un simple ejemplo de tantas de las
muchas arbitrariedades ilegales que cometen las autoridades que tienen
título, nombramiento, reconocimiento oficial en este nuestro país que es
México (…). Este largo proceso de desgaste económico, emocional, físico
y psicológico, dejó una gran experiencia de la realidad. Hoy se sabe que en
la cárcel no necesariamente están los delincuentes, están los pobres que no
tienen dinero, los indefensos de conocimiento, los que los poderosos someten
a su voluntad. Los delincuentes de mayor poder, de cuello blanco, no pisan
la cárcel. No conocimos en Querétaro a ningún rico que estuviera en la
cárcel (…) Preguntarán si es suficiente la disculpa pública y la aclaración de
inocencia de Jacinta, pero jamás lo será. No basta la reparación de daños
para superar el dolor, la tristeza, la preocupación y las lágrimas ocasionadas.
¿Quién va a devolver la vida de mi hermano José Luis, que no pudo estar
tres años con su mamá y que hoy, a seis días de cumplir siete años que
falleció, seguimos recordando que sólo estuvo 5 meses con su mamá? A los
que sólo piensan en el dinero de reparación de daños, no se preocupen, no
nacimos con él ni moriremos con él. Nuestra riqueza no se basa en el dinero,
pueden estar tranquilos. Lo destinaremos y lo haremos llegar a donde tiene
que llegar en su momento justo (…) En este sentido, nuestra existencia hoy
tiene que ver nuestra solidaridad con los 43 estudiantes normalistas que nos
faltan, con los miles de muertos, desaparecidos y perseguidos, con nuestros
presos políticos, con mis compañeros maestros caídos, con mis compañeros
cazados por defender lo que por derecho nos corresponde. Pido por ellos,
porque por buscar mejores condiciones de vida y trabajo, es el plato que
recibimos (…) A las víctimas actuales, a mis hermanos luchadores sociales,
a los maestros que estamos en pie de lucha, a los caídos, los desaparecidos,
encarcelados, exiliados, perseguidos, aterrorizados que defienden, luchan a
favor de los derechos humanos, quiero decirles que después de vivir este

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Márgara Millán

terrorismo de Estado, asumimos el dolor y vencimos el miedo para que la


victoria fuera nuestra. Hoy, como dijo una compañera (…) Hoy nos chingamos
al Estado. La ignorancia, el miedo no puede estar encima de nadie. (…) Hoy
la historia la podemos escribir gracias a las personas que nos atrevemos a
levantar la voz, los que nos atrevimos a hacer uso de la palabra, los que
todavía tenemos principios humanos. Estamos orgullosos de que esta historia,
aun cuando en los tiempos actuales está de moda enaltecer la corrupción,
la estupidez y la ignorancia, no se las dejamos (…) Hoy queda demostrado
que ser pobre, mujer e indígena, no es motivo de vergüenza. Vergüenza
hoy es de quien supuestamente debería garantizar nuestros derechos como
etnia, como indígenas y como hermanos (…) Este caso nos cambió la forma
de ver la vida. Hoy sabemos que no es necesario cometer un delito para ser
desaparecido, perseguido o estar en la cárcel. Por los que seguimos en pie
de lucha por la justicia, la libertad, la democracia y la soberanía de México,
para nuestra patria, por la vida, para la humanidad, quedamos de ustedes,
por siempre y para siempre, la familia Jacinta, hasta que la dignidad se haga
costumbre. Gracias24.

La teorización de Esthela Hernández sobre lo aprendido en el caso de su madre


apunta hacia una caracterización del papel del estado y sus personeros dejando ver
su mezquindad e ignorancia, su ceguera y sumisión al dinero. La frase “hoy nos
chingamos al estado” muestra con claridad la nueva certidumbre del poder que hoy
saben que tienen las mujeres pobres e indígenas, un poder que no dejarán de ejercer
hasta que la dignidad se haga costumbre.

Para que nada siga como está: tomar las calles, llenar las plazas,
reinventar los discursos

#Ni una menos y #Nos queremos vivas son llamados hermanos, en Argentina el primero,
España y muchos otros países después. A partir del 2015, estamos presenciando el
#Ya basta! de las mujeres del mundo. Indignación ante el asesinato de mujeres, la
violación y escarnio del cuál somos víctimas, y sobre todo, de la impunidad que
circunda esta guerra soterrada. El 3 de junio del 2015 abre un parteaguas por el

24
El texto íntegro de se puede encontrar en el sitio web Desinformémonos, consultado en abril
del 2017, disponible en https://desinformemonos.org/hoy-nos-chingamos-al-estado-dicen-
indigenas-agraviadas-ante-la-solicitud-de-perdon-de-la-pgr/. También pueden consultarse
los siguientes videos: https://www.youtube.com/watch?v=qsZaGf9L2oA, https://www.
youtube.com/watch?v=rNb8PKHcCJE.

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La eclosión del sujeto del feminismo y la crítica de la modernidad capitalista

éxito de la movilización en muchas ciudades en la Argentina, y la diseminación


que a partir de ahí vivimos. En México, el 24 de abril del 2016, #24A, se producen
manifestaciones en más de 40 ciudades; mujeres jóvenes, de mediana edad y adultas
mayores, acompañadas de miles de hombres protestaban y dejaban ver su rabia y
hartazgo. Parte de su manifiesto declara:

Hoy, 24 de abril de 2016, nosotras, mujeres feministas, mujeres sin partido,


mujeres de todas las diversidades, estamos aquí frente a la historia reciente
de México para gritar, exigir, denunciar que estamos hartas de todos los
tipos de violencia machista a los que sobrevivimos día a día, desde la más
directa hasta la que proviene de las partes más obscuras de este sistema
económico, político y cultural heteropatriarcal capitalista; de este Estado
fallido e indolentemente feminicida, que nos reconoce como sujetas fiscales,
como mano de obra, como capital intelectual y manual para acrecentar su
riqueza, pero nos desconoce como personas, que nos quita la identidad en
todos los sentidos, condenándonos a una fosa común en la historia.

Hoy mujeres obreras, campesinas, indígenas, mestizas, estudiantas,


militantes, maestras, activistas, trabajadoras sexuales y trabajadoras del
hogar, artistas, cocineras, lesbianas, bisexuales, heterosexuales, mujeres
trans, disidentas sexogenéricas, mujeres de todas las corporalidades, mujeres
con discapacidades, mujeres de todas las clases, profesionistas, analfabetas,
encarceladas, guerrilleras, presas políticas, parteras, chamanas, mujeres
en situación de calle…, tenemos un propósito común: manifestar nuestro
absoluto hartazgo, nuestra rabia acumulada en contra de la violencia
estructural, cultural e institucional que crecientemente provoca cifras
alarmantes de feminicidios, el extremo más grave de estas violencias,
que convierte las desapariciones forzadas y asesinatos de mujeres en
manifestaciones brutales de odio y amarillismo.

Hoy nos manifestamos multitudinariamente para visibilizar estas violencias


machistas, pero no queremos dejar esta movilización como un mero acto de
rechazo y condena, sino que es nuestra vía para DENUNCIAR Y EXIGIR.

En esta movilización contra las violencias machistas, buscamos que la


denuncia y la exigencia se conviertan en un inmenso, hondo y duradero grito
colectivo que haga temblar las instituciones gubernamentales y privadas,
económicas, culturales, de medios de comunicación. Un grito que fracture
las columnas sobre las que descansa el heteropatriarcado capitalista que nos
domina, oprime, explota y violenta.

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Márgara Millán

Lo que en este pronunciamiento exigimos no debe ni puede quedarse en el


archivo de lo postergable, de lo que pueda olvidarse. Cada exigencia a la que
aquí llamamos es también una vía de solución que ya incorporamos en nuestras luchas y
propósitos”25.

Recuperar el 8 de marzo

El llamado a #Nosotras Paramos le da un nuevo y beligerante contenido al 8 de marzo.


Inicia en el 2017, para el 2018 su convocatoria es internacional y las respuestas son
al menos en 54 países del mundo26.

“Entonces, el 8 de marzo haremos huelga por el encarcelamiento masivo,


la violencia policial y los controles fronterizos, contra la supremacía blanca
y las guerras imperialistas estadounidenses, contra la pobreza y la violencia
estructural en nuestras escuelas y hospitales, que envenena nuestras aguas y
alimentos y nos niega una justicia reproductiva.

Y vamos a parar por los derechos laborales, la igualdad de derechos para


todxs lxs migrantes, por un salario digno y equitativo, porque la violencia
sexual en el lugar de trabajo puede agravarse cuando no tenemos una
protección colectiva.

El 8 de marzo de 2018 será un día de feminismo para el 99%: un día de


movilización de las mujeres negras y morenas, de las cis y bi, de las lesbianas
y las mujeres trans, de las pobres y las de bajos salarios, de las que hacen
trabajos de cuidado no remunerados, de las trabajadoras sexuales y de las
migrantes.” 27

25
“Pronunciamiento de la Movilización #24A #VivasNosQueremos EDOMEX-CDMX”, en
sitio web Centro de Medios Libres, consultado en septiembre de 2018, disponible en https://
www.centrodemedioslibres.org/2016/04/27/pronunciamiento-de-la-movilizacion-24a-
vivasnosqueremos-edomex-cdmx/. Cursivas mías.
26
Mariel Martínez, “Paro internacional de mujeres: que nada siga como está”, sitio web Notas
Periodismo Popular, consultado en septiembre de 2018, disponible en sitio web: https://
notasperiodismopopular.com.ar/2017/03/07/paro-internacional-mujeres-nada-siga-como-
esta/.
27
Parte del manifiesto firmado por Linda Alcoff, Cinzia Arruzza, Tithi Bhattacharya, Rosa
Clemente, Angela Davis, Zillah Eisenstein, Liza Featherstone, Nancy Fraser, Barbara Smith
y Keeanga-Yamahtta Taylor, “Un feminismo para el 99%: por eso las mujeres haremos huelga
este año”, en CTXT Revista Contexto, 31 de enero de 2018. Consultado en septiembre de
2018, disponible en https://ctxt.es/es/20180124/Politica/17499/angela-davis-nancy-fraser-
linda-alcoff-cinzia-arruzza-Tithi-Bhattacharya-Rosa-Clemente-Zillah-Eisenstein-Liza-

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La eclosión del sujeto del feminismo y la crítica de la modernidad capitalista

Estas movilizaciones tienen en común formarse en “nodos”, a través de grupos y


colectivas que se van vinculando en red, construyendo un llamado, una declaratoria,
que hace sentido a muchas más que ellas mismas, y finalmente llenando la calle
de protesta. La convocatoria transita por varios estratos sociales y generacionales.
Vincula distintas luchas, por ejemplo, en Latinoamérica las madres de las
desparecidas. Impresiona la fuerza, belicosidad, de estas mujeres aguerridas, que
se forman en defensa personal, y transitan por un feminismo hetero/homo/trans,
así como comparten con las feministas “históricas” y con las académicas, espacios
de interlocución.
Se trata de un nuevo movimiento de mujeres, translocal, transnacional,
popular y callejero, afincado en una pluralidad de comunidades diversas basadas
en la afinidad que a su vez están en red con otros tantos movimientos sociales:
por la defensa de los territorios, contra la desaparición, Black Lives Matter, contra
el neoliberalismo, por la despenalización del aborto, contra la precarización de la
vida, y por la vida.
Un feminismo desbordado que contagia el gesto insumiso al tiempo que acuerpa
las demandas de un cambio de época. Sin dejar las demandas “sectoriales” centrales
que han definido a la lucha feminista en los últimos 30 años, su posicionamiento se
abre a la crítica del sistema global, usando un nuevo lenguaje28. Producto de una
mayor politización de la sociedad, este feminismo callejero contribuye a profundizar
esa misma politización de la vida cotidiana, y en las movilizaciones autoconvocadas
lo que sucede es el ejercicio de producción discursiva que impacta al sentido común.
¿Se trata de un movimiento de masas, como sugieren algunas de las participantes?29
Precarización de la vida, contra los proyectos neoliberales, son enunciados que no
pueden ya separarse de la lucha contra la violencia hacia las mujeres. Una alianza
multiidentitaria da mayor contenido a un feminismo que ya no puede definirse a
través de una agenda estrecha. Se trata del feminismo lanzado al proyecto societal
totalizante, desde la experiencia y los deseos de las mujeres.
Dicen en el Manifiesto del #8M 2018:

Featherstone-Barbara-Smith-Keeanga-Yamahtta-Taylor-feminismo-strike-huelga-8-de-
marzo-lucha-machismo-metoo-timesup.htm.
28
Consultar el sitio español Hacia la huelga feminista, consultado en septiembre de 2018,
disponible en http://hacialahuelgafeminista.org/?page_id=10.
29
En el sitio argentino Notas Periodismo Popular de febrero 22, 2017, Julia de Tito escribe:
“Florencia Alcaraz, del colectivo Ni Una Menos, asegura con contundencia que ‘estamos
asistiendo a una cuarta ola dentro del feminismo’. ‘Uno del 99%’, agrega, en referencia
a un artículo escrito por Nancy Fraser, Angela Davis y otras académicas y activistas
estadounidenses. Manuela Castañeira, de Las Rojas, prefiere hablar de un ‘nuevo momento
del movimiento de mujeres’, incluyendo también a aquellas que participan de acciones y
debates pero no se reivindican feministas”. Julia del Tito, “¿Una nueva ola de feminismo?”,
consultado en septiembre de 2018, disponible en https://notasperiodismopopular.com.
ar/2017/02/22/nueva-ola-feminismo/.

146 / Pléyade 22 julio- diciembre (2018) / online issn 0719-3696 / issn 0718-655X / pp. 131-156
Márgara Millán

El nuestro es un grito global, transfronterizo y transcultural. Somos un


movimiento internacional diverso que planta cara al orden patriarcal,
racista, capitalista y depredador con el medio ambiente, y que propone otras
vidas y otro mundo radicalmente distinto. Formamos parte de las luchas
contra las violencias machistas, por el derecho a decidir sobre nuestro cuerpo
y nuestra vida, por la justicia social, la vivienda, la salud, la educación, la
soberanía alimentaria, y la laicidad, contra el extractivismo y los tratados de
libre comercio, la explotación y muchas otras luchas colectivas. Unidas por
otra forma de entender y organizar la vida, la economía y las relaciones.
Porque somos antimilitaristas y estamos contra las guerras, y las fronteras, contra los
Estados autoritarios y represores que imponen leyes mordaza y criminalizan la protesta y la
resistencia feminista. Unidas a las mujeres que defienden los derechos humanos
y la tierra, arriesgando sus vidas.

Formamos parte de un proceso de transformación radical de la sociedad, de


la cultura, de la economía, de las relaciones. Queremos ocupar el espacio
público, reapropiarnos de la decisión sobre nuestro cuerpo y nuestra vida,
reafirmar la fuerza política de las mujeres, lesbianas y trans y preservar el
planeta en el que vivimos. Y por eso el 8M pararemos nuestro consumo,
el trabajo doméstico y los cuidados, el trabajo remunerado y nuestros
estudios, para demostrar que sin nosotras no se produce, y sin nosotras no
se reproduce”30.

Los movimientos de mujeres que se han autoconvocado protestan desde el núcleo


del feminismo histórico hacia un feminismo transfronterizo en el sentido literal y
metafórico. No dejar nada fuera, ir construyendo a manera de un gran tejido, que
fluya de forma horizontal, que aprenda de la lengua de “la otra”, que movilice el
sentido en sus tres órdenes: el sentir, el significado y la dirección. El sentido general
de la vida en común. Es en estos gestos del feminismo contemporáneo donde
podemos encontrar inspiración y prefiguración de un “otro mundo posible”.
La fuerza discursiva que encontramos en estos últimos manifiestos dejan
ver las marcas de distintas experiencias, sin duda se reconoce el zapatismo y su
impacto en la reconfiguración de la crítica, y todo lo que las luchas feministas ya
llevan en su propio proceso de deconstrucción: transcultural, transclasista, y muy
importantemente, callejero; y por callejero entiendo el que la teoría recorra la calle,
se anude en las pintas y grafitis, se posicione en la palabra de todas.

No necesitamos permiso para ser libres


30
“Manifiesto 8M”, en sitio web La huelga feminista, consultado en septiembre de 2018,
disponible en http://hacialahuelgafeminista.org/?page_id=10.

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La eclosión del sujeto del feminismo y la crítica de la modernidad capitalista

El movimiento insurgente zapatista es, sin duda, un referente en el fin de siglo que
marca el derrotero de la comprensión y la práctica de la lucha anticapitalista, desde
las nociones del Ya Basta!, de la dignidad, de la fuerza de los más pequeño, y dentro
de ellos, de las mujeres. El primer encuentro internacional político, deportivo,
artístico y cultural de mujeres que luchan, convocado por el EZLN del 8 al 11 de
marzo del 2018, continúa con mucha más fuerza lo que me parece ha sido una la
política cultural que en torno al género que ha mantenido este movimiento desde
su inicio en el año 1994. La convocatoria llega sin duda en un tiempo distinto.
Si bien el zapatismo siempre ha tenido redes y vínculos internacionales, esta vez
la convocatoria con exclusividad para y hacia las mujeres fue muy bienvenida. Se
mostró la organización de cientos de mujeres zapatistas, de cinco distintas etnias e
idiomas, abriendo el espacio del encuentro bajo un mensaje certero contra el sistema
capitalista patriarcal. Acababa de terminar la campaña de María de Jesús Patricio,
Vocera del Concejo Indígena de Gobierno. De este encuentro sólo quisiera relevar
el mensaje final, que tras de agradecer el que miles de mujeres de muchos lugares
del mundo hallan ido a un lugar retirado y sin comodidades, agradecer también a
los hombres que se quedaron cuidando a los niños y los hogares, y disculparse por
los errores de organización que un evento de esa magnitud pudo tener, despiden a
las participantes con un regalo que acá transcribo:

Porque pensamos que lo más importante es, primero, que estén un poco
bien aquí y que se sientan a gusto. Pero también es importante que miramos
y escuchamos a todas, porque si no de balde hicieron la chinga de venir
hasta acá y pues lo justo es que escuchemos y miremos a todas. Aunque
estemos o no estemos de acuerdo con lo que dicen.

Entonces pues no basta un colectivo para organizar todo eso. Por eso
llegamos aquí más de 2 mil mujeres zapatistas de los cinco caracoles. Y tal
vez no bastó, porque ustedes son como cinco mil, aunque algunas dicen que
8 mil y otras dicen que 9 mil (…). Viera que sabemos que son tanto así, pues
tal vez llegamos más mujeres zapatistas y así podríamos abrazarlas a todas y
cada una y poder decirles en personal lo que ahora les decimos en colectivo.
Vendríamos seis mujeres zapatistas para cada una de ustedes: una pichita
(que así les decimos a las que acaban de nacer), una niña, una jóvena, una
adulta, una anciana y una finada. Todas mujeres, todas indígenas, todas
pobres, todas zapatistas que te abracen fuerte, porque es el único regalo
que podemos darte de vuelta (…). Hermanas y compañeras: Este día 8 de
marzo, al final de nuestra participación, encendimos una pequeña luz cada
una de nosotras. La encendimos con una vela para que tarda, porque con
cerillo rápido se acaba y con encendedor pues qué tal que se descompone.

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Márgara Millán

Esa pequeña luz es para ti.

Llévala, hermana y compañera.

Cuando te sientas sola.

Cuando tengas miedo.

Cuando sientas que es muy dura la lucha, o sea la vida,

Préndela de nuevo en tu corazón, en tu pensamiento, en tus tripas.

Y no la quedes, compañera y hermana.

Llévala a las desaparecidas.

Llévala a las asesinadas.

Llévala a las presas.

Llévala a las violadas.

Llévala a las golpeadas.

Llévala a las acosadas.

Llévala a las violentadas de todas las formas.

Llévala a las migrantes.

Llévala a las explotadas.

Llévala a las muertas.

Llévala y dile a todas y cada una de ellas que no está sola, que vas a luchar
por ella.

Que vas a luchar por la verdad y la justicia que merece su dolor.

Que vas a luchar porque el dolor que carga no se vuelva a repetir en otra
mujer en cualquier mundo.

Llévala y conviértela en rabia, en coraje, en decisión.

Llévala y júntala con otras luces.

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La eclosión del sujeto del feminismo y la crítica de la modernidad capitalista

Llévala y, tal vez, luego llegue en tu pensamiento que no habrá ni verdad,


ni justicia, ni libertad en el sistema capitalista patriarcal.

Entonces tal vez nos vamos a volver a ver para prenderle fuego al sistema.
Y tal vez vas a estar junto a nosotras cuidando que nadie apague ese fuego
hasta que no queden más que cenizas. Y entonces, hermana y compañera,
ese día que será noche, tal vez podremos decir contigo: “bueno, pues ahora
sí vamos a empezar a construir el mundo que merecemos y necesitamos”.

Y entonces sí, tal vez, entenderemos que empieza la verdadera chinga y


que ahorita como quien dice que estamos practicando, entrenando pues,
para ya estar sabedoras de lo más importante que se necesita.

Y eso que se necesita es que nunca más ninguna mujer, del


mundo que sea, del color que sea, del tamaño que sea, de la edad
que sea, de la lengua que sea, de la cultura que sea, tenga miedo.

Porque acá sabemos bien que cuando se dice “¡ya basta!” Es que apenas
empieza el camino y que siempre falta lo que falta. Hermanas y compañeras:
Aquí, delante de todas las que somos aquí y las que no están pero están
con el corazón y el pensamiento, les proponemos que acordemos seguir
vivas y seguir luchando, cada quien según su modo, su tiempo y su mundo
(…) Como ya lo vimos y escuchamos que no todas están contra el sistema
capitalista patriarcal, pues respetamos eso y entonces proponemos que lo
estudiemos y lo discutamos en nuestros colectivos si es que es cierto que el
sistema que nos imponen es el responsable de nuestros dolores.

Si es que sale que sí es cierto, pues entonces, hermanas y compañeras,


saldrá otro día el acuerdo de que luchamos contra el patriarcado capitalista
y contra cualquier patriarcado.

Y claro decimos que contra cualquier patriarcado, no importa qué idea


tenga, no importa cuál sea su color o su bandera. Porque nosotras pensamos
que no hay patriarcado bueno y patriarcado malo, sino que son lo mismo
contra nosotras como mujeres que somos.

Si sale que no es cierto, bueno, como quiera nos vamos a estar viendo para
luchar por la vida de todas las mujeres y por su libertad y que ya cada quien,
según su pensamiento y lo que mira, pues va construyendo su mundo como
vea mejor.

¿Están de acuerdo de, en sus mundos y según sus modos y tiempos,


estudiar, analizar, discutir y, si se puede, acordar nombrar quién o quiénes
son los responsables de nuestros dolores que tenemos? (…) Les proponemos
el acuerdo de volver a reunirnos en un segundo encuentro el próximo año,
pero no nada más aquí en tierras zapatistas, sino que también en sus mundos
de cada quien, de acuerdo a sus tiempos y modos. O sea que cada quien

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Márgara Millán

organice encuentros de mujer es que luchan o como le quieran llamar…31

(In) conclusiones
Quisiera poner en contrapunto dos temas centrales que sin duda sostienen la
praxis feminista en lo últimos tiempos: el tema de la violencia contra las mujeres
y el tema de la revolución, la transformación social. Rita Segato, una de las voces
que con más precisión establece las raíces que vuelven inteligible el feminicidio
y la violación, plantea la masculinidad como algo que no está dado, sino que
ocurre como potencia, siempre con relación a un eje horizontal o de pares. La
masculinidad se forma, y se exige, en la cofradía. Es un mandato de la manada,
un mandato de crueldad, de formarse para la crueldad, de tener el poder de ser
cruel. La masculinidad comprendida así, conlleva el contenido de poder y de guerra
que hasta el día de hoy se le atribuye y que se le exige socialmente. En contextos
de exacerbación de la violencia, en contextos de guerra entre comunidades, en la
guerra actual del Estado y el capital contra la vida, Segato plantea que se instituye
una violencia expresiva, es decir, una violencia que ocurre para expresar algo más
que el acto mismo de violencia. En ese contexto, los cuerpos femeninos son medios
para la violencia expresiva. Es en el cuerpo de la mujer donde se actúa la violación
del territorio, la destitución del poder del otro.
Hay acá dos claves de comprensión del vínculo entre capitalismo, masculinidad
y violencia. En primer lugar, la constatación de que la estructura de la masculinidad
es análoga a la estructura del pacto mafioso, el pacto entre pares que exige “no tener
escrúpulos”. Y, en segundo lugar, el que en el cuerpo de las mujeres se inscribe el
poder jurisdiccional32. Se le viola y mata por ser mujer, porque se puede y porque
se busca mostrar y demostrar ese poder. Una vez que el “lenguaje expresivo de
la violencia” se instituye es muy difícil desmontarlo, cambiarlo: se vuelve paisaje,
dirá Segato, se estabiliza. Esto la lleva a iluminar la paradoja de que nunca antes
ha habido tantas leyes y regulaciones contra la violencia hacia las mujeres, y esta
violencia no deja de aumentar. Segato tiene muy presente al género como relacional,
y su naturaleza recíproca a la sociedad. Plantea que hay un tributo que fluye de lo

31
“Palabras de las mujeres zapatistas en la clausura del primer encuentro internacional,
político, artístico, deportivo y cultural de mujeres que luchan en el caracol zapatista de la
zona tzotz choj”, 10 de marzo del 2018. Consultado en marzo de 2018, disponible en http://
enlacezapatista.ezln.org.mx/2018/03/10/palabras-de-las-mujeres-zapatistas-en-la-clausura-
del-primer-encuentro-internacional/.
32
Segato realiza una larga investigación entrevistando a violadores presos, de donde concluye
su hipótesis del mandato de violación, que es un mandato social; y la tesis de la violencia
expresiva y su soporte en el cuerpo de la mujer, viene tras el análisis del feminicidio en
Ciudad Juárez, México. Ver Segato, Las estructuras elementales de la violencia y Las nuevas formas
de la guerra y el cuerpo de las mujeres.

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La eclosión del sujeto del feminismo y la crítica de la modernidad capitalista

femenino a lo masculino, que construye la masculinidad. Cuando esto no ocurre en


la paz, se hace mediante la guerra.
¿Podríamos sugerir que quizá el aumento de la violencia hacia las mujeres es la
violencia expresiva de un mandato amenazado? ¿Qué la hegemonía del capitalismo
empieza a ser desestabilizada, y que uno de los efectos de este desmontaje de capital-
masculinidad-violencia es la exacerbación de la violencia exprevia? ¿Podemos
leer en la guerra actual contra las mujeres un síntoma del derrumbe de la alianza
masculinidad-violencia-heteronormatividad-capitalismo?
La otra deriva que quisiera señalar es la de la transformación social. Entendida
bajo la estela de la revolución, el imaginario moderno de la transformación social
tuvo su auge con las grandes revoluciones sociales del siglo XX. El derrumbe
del “socialismo realmente existente”, no inauguró el mundo sin ideologías a la
Fukuyama, sino el inicio del derrumbe de la narrativa de la modernidad en tanto
industrialización y progreso, a la Susan Buck-Morss. Es así como se abre un
período, de apenas una treintena de años, de radicalización profunda de la crítica.
Esa radicalización de la crítica se ha recorrido hacia abajo y se ha expandido
horizontalmente. Su figura es muy otra al imaginario del cambio social que emana
de la revolución, pensada esta desde arriba, por las dirigencias, a través de las
vanguardias ilustradas, a través de cortes con el pasado. La revolución hoy está en
búsqueda de imágenes otras, a ras de tierra, con discontinuidades, que recupera la
noción de lo pequeño y lo cercano, en un mundo donde lo distante es próximo, y lo
pequeño contiene el todo. Fernández-Savater lo propone así:

Imágenes adecuadas para ver y pensar un cambio social complejo, no


lineal, con sus mareas altas y bajas, procesos y eventos, continuidades y
discontinuidades. Capaces de dar valor y visibilidad a las transformaciones
invisibles y silenciosas, intersticiales e informales, imprevisibles e
involuntarias, micropolíticas y afectivas, bastardas e impuras. Imágenes en
las que encontremos compañía, valor y potencia”33.

Desde su punto de vista, ocurre hoy lo que denomina una revolución cultural de
las mujeres Señala tres fuentes generadoras de imágenes de esa otra forma de la
revolución: la guerra de posiciones en Gramsci, la “revolución social” de la filosofía
anarquista, y la praxis feminista del siglo XX, y agregamos, del siglo XXI.

La tercera fuente de inspiración posible son los movimientos de mujeres


durante el siglo XX (como movimientos y como pensamiento: el feminismo).
Sin organización única o centralizada, sin toma alguna del Palacio de

33
Amador Fernández Savater, “Reimaginar la revolución”, Lobo Suelto! Consultado en
septiembre de 2018, disponible en http://lobosuelto.com/?p=13117.

152 / Pléyade 22 julio- diciembre (2018) / online issn 0719-3696 / issn 0718-655X / pp. 131-156
Márgara Millán

Invierno, los movimientos de mujeres han desencadenado transformaciones


político-antropológicas de una magnitud inaudita, redefiniendo radicalmente
las relaciones hombre-mujer y, con ello, el orden masculino de lugares,
funciones y cuerpos: lo público y lo privado, lo personal y lo político, la
producción y la reproducción (…)34.

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34
Ibídem.

Pléyade 22 / julio-diciembre (2018) online issn 0719-3696 / issn 0718-655X / pp. 131-156 153
La eclosión del sujeto del feminismo y la crítica de la modernidad capitalista

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Márgara Millán

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Márgara Millán. Profesora titular de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales


de la Universidad Nacional Autónoma de México (Ciudad de México, México).
Doctora en antropología y magíster en sociología por la misma casa de estudios.
Sus áreas de investigación se enfocan en los estudios culturales y de género, la teoría
feminista, los movimientos sociales y la crítica a la modernidad. Ha dirigido desde
el 2011 el proyecto de investigación “Modernidades alternativas y nuevo sentido
común: anclajes prefigurativos de una modernidad no capitalista”. Ha publicado
el libro Derivas de un Cine en Femenino (Ciudad de México: Miguel A. Porrúa editor,
1999), Des-ordenando el género, ¿des-centrando la nación? El zapatismo de las mujeres indígenas
y sus consecuencias (Ciudad de México: Editorial del Lirio / Universidad Nacional
Autónoma de México, 2014). Coordinadora del libro Más allá del feminismo, caminos
para andar (Ciudad de México: Editorial pez en el árbol, 2014), Modernidades alternativas
(Ciudad de México: Universidad Nacional Autónoma de México, 2017), y del libro
en prensa Prefiguraciones de lo político (Ciudad de México: Universidad Nacional
Autónoma de México, 2018). Correo electrónico: margara.millan@politicas.unam.
mx.

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Contingencia, democracia y neoliberalismo:
reflexiones y tensiones a partir del
movimiento feminista en la actualidad.

Verónica Schild1
Universidad de Western

Luna Follegati Montenegro2


Universidad de Chile

Recibido: 13 de junio de 2018


Aceptado: 27 de junio de 2018

Resumen
El análisis del movimiento feminista en los últimos treinta años se ha vuelto ineludible en
el contexto latinoamericano actual, plagado de escenas feministas disruptivas en relación
al relato oficial del movimiento. Con esto surge la necesidad de comprender críticamente
su pasado, los procesos de institucionalización y la agenda de género implementadas en los
90’, como también aprehender nuevas herramientas y cruces teóricos que den cuenta de las
necesidades actuales del movimiento. Verónica Schild, académica e investigadora feminista,
entrega una lectura punzante en relación a tres ejes que parecen inevitables en el desarrollo de
un pensamiento feminista actual: comprender su densidad y diversidad en contraposición a
una lectura única u homogénea; tensionar el cruce particular entre neoliberalismo y transición
democrática desde una analítica feminista; y, por último, comprender los efectos actuales de
las políticas estatales en relación a la mujer, familia y cuidado. Schild ofrece una lectura que
increpa –desde el feminismo– al modelo capitalista de despojo, planteando su límite social y
ecológico en contextos donde comunidades enteras son afectadas, acentuando su violencia
en espacios rurales y comunidades indígenas y particularmente en las mujeres y sus cuerpos.
Como respuesta, Schild se pregunta por las posibilidades actuales de repensar las claves

1
Profesora emérita de la Universidad de Western (Ontario, Canadá). Correo electrónico:
vschild@uwo.ca.
2
Candidata a doctora en Filosofía Política por la Universidad de Chile (Santiago, Chile).
Correo electrónico: lfollegati@gmail.com.
Contingencia, democracia y neoliberalismo: reflexiones y tensiones a partir del
movimiento feminista en la actualidad.

teóricas del feminismo, visitando para ello los recursos de la tradición feminista del marxismo
y socialismo.

Palabras clave

Feminismo, Neoliberalismo, Transición a la democracia, Género, Izquierda.

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Entrevista a Verónica Schild

Contingency, Democracy, and Neoliberalism:


Reflections and Tensions from the Feminist
Movement Today.

Abstract
The history and analysis of the feminist movement in the last 30 years has become unavoidable
in the current Latin American context, fraught with feminist scenes that are disruptive in
relation to the official narrative of the movement. With this, the need arises to critically
understand the past of the movement, the processes of institutionalization, and the gender
agenda implemented in the 90’, as well as to develop new tools and theoretical analyses that
account for the current needs of the movement. In the wake of these phenomena, Veronica
Schild, a feminist academic and researcher, offers a critical reading related to three axes
inevitable for the development of a current feminist thought: to understand the density and
diversity of feminism as opposed to a single, homogeneous reading; the particular cross between
neoliberalism and transition to democracy from feminist analyses; and finally, to understand
the current effects of state policies related to women, family, and care. Schild’s perspective
transversally establishes a reading that remarks –from feminism– the capitalist model of
dispossession, raising its social and ecological limits in contexts in which entire communities
are affected, accentuating its violence in rural spaces and indigenous communities, particularly
for women and women’s bodies. As a response, Schild asks about the current possibilities of
rethinking the theoretical keys of feminism, discussing the resources of the feminist tradition
of Marxism and socialism.

Keywords

Feminism, Neoliberalism, Transition to democracy, Gender, Left.

Pléyade 22 / julio-diciembre (2018) online issn 0719-3696 / issn 0718-655X / pp. 157-179 159
Contingencia, democracia y neoliberalismo: reflexiones y tensiones a partir del
movimiento feminista en la actualidad.

Introducción
Revisitar actualmente la crítica e investigación a Verónica Schild es un gesto
importante en dos sentidos. En primer lugar, la analítica de Schild ha tenido una
singular relevancia en relación a los procesos de institucionalización del feminismo
en Chile, dando paso a una lectura crítica en relación al devenir de los estudios de
género en nuestro país. En segundo lugar, la posibilidad de mantener un vínculo
sustantivo con la experiencia chilena –pero desde una voz planteada fuera del
país– la posiciona desde una crítica aguda a la forma en que el neoliberalismo ha
permeado los distintos espacios, subjetividades y escenarios chilenos.
De formación inicial en filosofía, y luego doctora en Ciencia Política, Verónica
Schild ha mantenido un constante contacto e investigación en relación al feminismo
en Chile. Su llegada a este país en 1986 –luego de una estancia en Estados Unidos y
Canadá, donde finalmente se radicó– la llevan a emprender su investigación doctoral
en los sectores populares de Santiago, énfasis inicial que sin embargo mantuvo
insistentemente durante las dos décadas posteriores. Mediante estadías prolongadas
en La Pintana, comenzó un proceso investigativo sobre las organizaciones de
mujeres populares y su relación con el movimiento de mujeres y, sobre todo, con el
feminismo de la década de los ochenta que emergía en el contexto de la dictadura.
A partir de esto, genera una sustantiva producción sobre movimientos sociales3,
neoliberalización de estado y nuevas ciudadanías4, manteniendo una elaboración
intelectual que se erigió al margen de las lecturas e investigaciones de la academia
chilena vinculada a los estudios de género, ciertamente institucionalizados.
Hoy, con un movimiento feminista estudiantil a cuestas, la necesaria lectura
de su obra se vuelve fundamental para recomponer un pensamiento feminista
crítico que pueda destrabar los entuertos de la década de los noventa, poniendo
atención en las implicancias de la dimensión de género para la construcción de
un estado social neoliberal5. Particularmente, resalta la relación que establece
entre un feminismo institucionalizado que potenció programas de superación de la
pobreza con enfoque de género, la “feminización del Estado”. Su visión, de carácter
estructural y situada, nos entrega elementos fundamentales para hacer frente a la
neoliberalización de la agenda de género nacional, como también para acentuar una
3
Véase Verónica Schild, “Recasting ‘Popular’ Movements: Gender and Political Learning in
Neighbourhood Organizations in Chile”, Latin American Perspectives 21 (1994): 59-80.
4
Verónica Schild, “¿Nuevos sujetos de derechos? Movimientos de mujeres y la construcción de
ciudadanía en las ‘nuevas democracias’”, en Política cultural & cultura política: una nueva mirada
sobre los movimientos sociales latinoamericanos, eds. Arturo Escobar, Sonia Álvarez y Evelina
Dagnino (Bogotá: Taurus-ICANH, 2001), 119-146.
5
Véase Verónica Schild, “Los feminismos y la construcción del estado social neoliberal en
América Latina”, en Desigualdades en un Mundo Globalizado, ed. Narda Henriquez, Gerardo
Damonte, Marianne Braig y Barbara Göbel (Lima: CISEPA, Pontificia Universidad Católica
del Perú, 2015), 75-100.

160 / Pléyade 22 julio- diciembre (2018) / online issn 0719-3696 / issn 0718-655X / pp. 157-179
Entrevista a Verónica Schild

lectura feminista que retoma elementos críticos provenientes del marxismo. Por más
de 30 años, las investigaciones de Schild han compartido ese cruce ineludible para
un pensamiento y acción feminista: cómo hacer frente desde un “feminismo crítico”
a las convergencias entre el proyecto feminista y el neoliberal, y sus implicancias6.
La entrevista comprende estas intersecciones, desde la contingencia del movimiento
feminista estudiantil hacia un énfasis más transversal que cuestiona la relación entre
neoliberalismo y democracia, y con ello, el rol de la izquierda y los partidos en
la configuración del movimiento feminista. Hoy en día, leer sus textos se vuelve
un ineludible si deseamos destrabar las claves analíticas con que se ha mirado y
comprendido el género, el feminismo y su movimiento.

La contingencia del movimiento feminista en la


actualidad
Luna Follegati (L): Actualmente nos encontramos en un escenario en que el movimiento
feminista –a lo menos en América Latina– se ha vuelto a posicionar como una actora importante,
luego del impulso de la década de los ochenta. En este sentido, se vuelve inevitable comenzar el
recorrido consultándote sobre tu visión respecto de las últimas movilizaciones que se han generado en
el Cono Sur. Por ejemplo, Ni Una Menos, las marchas por el aborto libre y el movimiento feminista
estudiantil en Chile, han generado un importante impacto tanto en la agenda mediática como en
la sociedad en general. A partir de lo anterior, ¿Qué elementos o ejes vez como continuidades y
discontinuidades entre ambos procesos?
Verónica Schild (V): Más allá del mensaje obvio de esta nueva irrupción
feminista, me parece que lo que su rabia colectiva –casi de un modo visceral– nos
ayuda a entender, es que hay una brecha tremenda entre, por un lado, un discurso
de derechos de la mujer, de la equidad de género, del derecho a vivir sin violencia,
de un sin fin de temas que han sido instaladas en las últimas décadas por los medios
y los pronunciamientos de distintos gobiernos en el lenguaje de programas sociales,
el de las ofertas comerciales y bancarias, etcétera, y por el otro la institucionalización
real y por ende la perpetuación en el tiempo de estos derechos. Con esto quiero
decir, que hay mucho discurso de empoderamiento e igualdad, algunos logros
importantes que hay que reconocer, y hasta una sensibilidad en el lenguaje público
que hace resaltar –y también rechazar– las groserías que antes se toleraban como
normales. Pero de ahí a decir que, como intento de transformar el contexto en que
la sociedad chilena funciona y llegar a ser parte de un sentido común institucional,

6
Verónica Schild, “Care and Punishment in Latin America: The Gendered Neoliberalization
of the Chilean State”, in Neoliberalism Interrupted: Social Change and Contested Governance in
Contemporary Latin America, eds. Mark Goodale and Nancy Postero (Stanford: Stanford
University Press, 2013), 195-224.

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Contingencia, democracia y neoliberalismo: reflexiones y tensiones a partir del
movimiento feminista en la actualidad.

esto no sucede ni en este país, ni en la región en general. Las políticas en beneficio


de las mujeres en Chile malamente se han institucionalizado.
Por supuesto que ha habido logros, pero los logros siempre generan expectativas
y yo diría que lo que estamos presenciando hoy día es precisamente promesas
de igualdad de derechos que no han llegado a instalarse. Ahora, no estoy para
nada de acuerdo con aquellos en la política que ven a Chile en buen camino
hacia la modernidad, y que imploran paciencia. En boca de los sectores de la
centroizquierda que gobernó este país por décadas, eso me parece de una profunda
falta de honestidad intelectual –por decir lo menos–, pero también política. Aquí
incluyo también a sectores de un feminismo institucionalizado que defiende esos
logros como primeros pasos. Yo diría que habría que empezar por aceptar que
vamos por un rumbo que comparte tendencias pero que tiene sus propios bemoles,
y aquellos que hemos estudiado el tema de la democracia en América Latina desde
la época de las dictaduras “modernas” sabemos que el problema de la inhabilidad
política de institucionalizar cambios, y por ende la debilidad institucional de estos,
¡es permanente! Seguir insistiendo en una historia de origen que no fue tal, porque
los sistemas democráticos se instalaron en contextos poscoloniales que perpetuaron
jerarquías sociales brutales, y que se siguen reproduciendo –caso específico es la
militarización de la lucha mapuche– e intentando resolver problemas fundamentales,
como la relación con los pueblos originarios, por medio del uso de la violencia, ¡a
pesar de tratados y acuerdos internacionales! Entonces, el proyecto compartido de
la política impone una nueva visión exitista, que es además clasista y racista, de la
casi llegada a la tan codiciada “modernidad”. A mi modo de ver, esto es perpetuar
en el tiempo la imposibilidad de institucionalizar cambios reales y buscar otro
modo de convivencia.Quisiera añadir que lo que me preocupa de la construcción
mediática y política de las movilizaciones feministas actuales es el peligro de construir
nuevamente al feminismo como actor único, e invisibilizar las voces que anclan sus
demandas en los contextos brutales de la vida cotidiana de la mayoría. Qué quiero
decir con esto: el caracterizar la irrupción feminista como “actor importante”
invisibiliza su diversidad y complejidad e instala una visión homogénea que, en
el fondo, se basa en la experiencia de jóvenes urbanas y de clase media como “el”
referente político con quien dialogar. Me parece que debemos ser cuidadosas, sobre
todo como feministas críticas, ya que revisando las declaraciones y conociendo la
diversidad de organizaciones y luchas que han surgido en este país y en el resto de
América Latina por los últimos 30 años, queda muy claro que hoy como nunca el
actor feminista es múltiple. Pensando en el caso de Chile, por ejemplo, las recientes
marchas han unido en la calle a estos feminismos bajo el interés común de decir
basta de violencia, maltratos, y control de nuestra autonomía sexual y reproductiva,
y de exigir que de una vez por todas asumamos la responsabilidad social, política e
institucional del derecho de las mujeres a vivir una vida libre de violencias. Pero por

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Entrevista a Verónica Schild

debajo de estas convergencias y alianzas políticas hay realidades muy distintas que
proponen demandas, proyectos e intervenciones, en nombre de feminismos propios.
Si durante los ochenta, cuando me tocó participar en iniciativas y discusiones sobre
feminismo popular (urbano), estas eran descartadas por una mirada feminista única
instalada en centros de investigación y de activismo de clase media, caer en esto hoy
día sería un grave error. En los ochenta, los talleres, fondos, y vínculos con las ONGs
facilitaron los recursos para pensar en otros feminismos.
L: Con respecto a esto último, ¿Consideras que existen feminismos diversos, proyectos que
divergen entre sí? ¿cuáles serían?
V: Hoy día, una nueva generación se nutre de herramientas de análisis y
conceptos que circulan por redes transnacionales propias. Podría nombrar algunas
experiencias, como la organización Asamblea de Mujeres de la Bandera que se
apoya en el concepto de territorio para desarrollar “un feminismo diferente”
con solido arraigo social, así como las activistas del Movimiento de Pobladoras y
Pobladores por la Dignidad (MPD) que vinculan la lucha por la vivienda digna con el
feminismo, y se apoyan en elementos del feminismo comunitario de Bolivia. Pienso
también en la Asociación Nacional de Mujeres Indígenas y Rurales (ANAMURI),
una organización con reconocimiento internacional que este año celebra 20 años
de existencia y que reúne a mujeres campesinas y de pueblos originarios de todo el
país en la defensa de territorios y sus derechos “como mujeres campesinas y pueblos
originarios”. La Asociación Nacional de Mujeres Rurales e Indígenas ANAMURI
pertenece a una red mundial que se plantea “en lucha en contra del capitalismo
y el patriarcado y por la defensa de la producción campesina que nos permita
avanzar hacia una reforma agraria integral con soberanía alimentaria y popular”7.
Hoy como nunca, entonces, necesitamos pensar en las alianzas feministas y un paso
importante es luchar contra la discriminación que existe en el propio movimiento.
Esto es algo que activistas mapuche reclaman con mucha fuerza, como bien aclaran
Millaray Painemal e Isabel Canet8.
L: Uno de los aspectos que se han relevado en los movimientos recientes dice relación con la
necesidad de repensar los marcos teóricos y políticos desde los cuales se ha teorizado el feminismo.
El movimiento feminista estudiantil de Chile ha ensayado distintas corrientes de feminismo –desde
el separatismo al feminismo socialista–, mostrando una pluralidad de visiones en disputa. En este

7
ANAMURI, “Anamuri: Celebrando 20 años de unidad y lucha de las mujeres del campo”,
Medio a Medio, 13 de junio de 2018. Consultado en agosto de 2018, disponible en http://www.
agenciadenoticias.org/anamuri-celebrando-20-anos-de-unidad-y-lucha-de-las-mujeres-del-
campo/.
8
Millaray Painemal e Isabel Cañet, “¿Es que acaso debemos ser todas feministas? Reflexiones
de mujeres mapuche para un debate”, El Desconcierto, 04 de marzo de 2018. Consultado el
13 de agosto de 2018. Disponible en http://www.eldesconcierto.cl/2018/03/04/es-que-acaso-
debemos-ser-todas-feministas-reflexiones-de-mujeres-mapuche-para-un-debate/.

Pléyade 22 / julio-diciembre (2018) online issn 0719-3696 / issn 0718-655X / pp. 157-179 163
Contingencia, democracia y neoliberalismo: reflexiones y tensiones a partir del
movimiento feminista en la actualidad.

sentido, y atendiendo a la experiencia de los noventa, ¿qué aspectos consideras pertinentes rescatar de
la trayectoria histórica de la teoría y movimiento feminista del siglo XX?
V: Esta pregunta es muy interesante. Rescatar trayectorias significa
inevitablemente posicionarse políticamente y también concretamente en el momento
histórico en que las luchas feministas actuales están insertas. A mi modo de ver, este es
un momento crítico en nuestras sociedades, que nos obliga a considerar el contexto
en que se insertan las movilizaciones. Lo más urgente, a mi juicio, es reconocer
que más allá del entorno urbano de los debates y muchas de las iniciativas, está la
realidad de los límites sociales y ecológicos de un modelo capitalista de despojo que
tiene impactos brutales para las comunidades afectadas, muchas de ellas rurales e
indígenas, y que recaen sobre todo en las mujeres. En Chile, por mencionar dos
ejemplos dramáticos, con un sistema de privatización del agua único en el mundo,
donde su acceso no está garantizado como derecho humano básico, comunidades
enteras están quedándose sin agua. A esto se le suman comunidades urbanas y
rurales que concentran niveles de contaminación química que violan los estándares
internacionales, con impactos serios para la salud de comunidades enteras, pero
que se consideran inevitables “zonas de sacrificio” por el bien nacional. Estas son
realidades que se multiplican a lo largo del país. No es coincidencia, entonces, que
las mujeres estén a la vanguardia de estas importantes luchas. A mi parecer, estas
luchas son un eje central de la lucha contra un capitalismo neoliberal y patriarcal,
y por un mundo distinto, pero más allá de la presencia de las organizaciones en las
marchas del 8 de marzo, esta realidad pareciera no existir para un feminismo de
orientación urbana. ¿Cómo incorporar en nuestras reflexiones y prácticas colectivas
una reflexión sobre la magnitud de los cambios en curso y convencernos como
feministas que los problemas ecológicos y del medio ambiente no son externos al
feminismo? Esa es mi gran preocupación actual.
Volviendo a la pregunta, un punto de partida necesario está en rescatar, valorar y
renovar recursos de una tradición feminista marxista/socialista, porque nos ayudan
a entender la relación estructural entre el capitalismo y las opresiones específicas de
las mujeres, y así, anclar nuestro proyecto en un análisis más amplio. Curiosamente,
este rescate de una tradición crítica es algo que ya está sucediendo mundialmente.
Mi punto de referencia para pensar en esto son las movilizaciones del 8 de marzo
en toda la región, que se proponen cada vez con más claridad el fuerte deseo de
sumar fuerzas muy diversas y formar alianzas, feministas y con otros movimientos
sociales, para protestar contra las múltiples opresiones de un capitalismo neoliberal
en crisis. Me enfoco más bien en ello, que me parece más representativo del
conjunto de demandas feministas en Chile que el movimiento feminista estudiantil,
una bocanada de aire fresco con demandas importantes y que me llama mucho
la atención, pero que veo como algo netamente urbano. Indudablemente que
este mayo chileno marca un hito importante, pero es también más acotado en su

164 / Pléyade 22 julio- diciembre (2018) / online issn 0719-3696 / issn 0718-655X / pp. 157-179
Entrevista a Verónica Schild

impacto. Me parece, entonces, que este es un momento propicio para reflexionar


sobre los elementos necesarios para entender los contextos más amplios en que
están insertas estas nuevas organizaciones y luchas feministas, y también para volver
a la tarea pendiente que es evitar caer en conceptos reduccionistas del sujeto político
feminista que minimicen luchas que hoy se han vuelto críticas. Entonces, como
sugerí anteriormente, rescato de la experiencia de los 80 y 90 la tarea pendiente
de pensar en política feminista más allá de las discriminaciones y silenciamientos
que llevaron a conformar un pensamiento único. Rescatar trayectorias significa
posicionarse políticamente y a mi modo de ver, este es un momento crítico en
nuestras sociedades y ha llegado la hora de recuperar recursos de una tradición
feminista marxista/socialista. ¿Qué sucede en los contextos donde están insertas las
mujeres organizadas que las impulsan a salir a la calle y proponerse la necesidad
de formar alianzas? Necesitamos elementos que nos ayuden a posicionar luchas
por la autonomía reproductiva y sexual en el contexto más amplio del modelo de
desarrollo imperante.
L: Históricamente, una de las tensiones que me parece interesante revisitar es la relación
entre feminismo y partidos políticos. Atendiendo a la actualidad de un movimiento que se vincula
críticamente con las formas tradicionales de la política, pero a la vez muy presente en espacios
políticos emergentes, particularmente en el caso de Chile al interior de los partidos que conforman
el Frente Amplio, por ejemplo, ¿cómo vez esta relación en la actualidad? ¿Qué aspectos se deben
rescatar de la relación entre feminismo e izquierda, y más particularmente, entre feminismo y
partidos políticos?
V: Para empezar, diría que me complica entender la relación entre “feminismo”
e izquierda, precisamente por lo que mencioné anteriormente. Son varios los
feminismos y el tema para mí sería cuál es la posición de un feminismo de izquierda
dentro de esta izquierda emergente. El hecho de que mujeres de partidos de derecha
se identifiquen como feministas –¡con todas las contradicciones que eso conlleva!–
me parece que hace necesario especificar de qué feminismos estamos hablando.
Ahora bien, a un nivel muy global, desde una perspectiva amplia de género, queda
muy claro que todos los espacios institucionales, desde la universidad hasta las
instancias de gobierno, el sistema judicial, y para que decir los espacios políticos
como partidos, parlamentos, etcétera, siguen siendo espacios masculinizados. Y
esto es algo mundial que obliga a las mujeres que se instalan en ellos a una lucha
permanente. Las expresiones de apoyo de mujeres de partidos de derecha responden
más bien a esa lucha , y dan cuenta también del grado en que se ha instalado una
nueva sensibilidad a nivel social que permite ponerle nombre a este malestar que
nos toca vivir a todas en los distintos ámbitos del espacio público.

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Contingencia, democracia y neoliberalismo: reflexiones y tensiones a partir del
movimiento feminista en la actualidad.

Democracia y feminismo
L: Los años noventa fueron claves en el fortalecimiento del neoliberalismo en la región, cuestión
que también tensionó al feminismo y sus estrategias de acción. En este sentido, cabe preguntarse
frente a los desafíos del movimiento en el presente, ¿cuáles serían aquellos enclaves o nudos en que el
neoliberalismo establece una relación con el feminismo?
V: Para empezar, quisiera aclarar que después de varias décadas de
reestructuración del modelo de acumulación capitalista en la región, y de las
profundas transformaciones sociales y ecológicas que ha producido, es evidente que
la política neoliberal contempla mucho más que las así llamadas modernizaciones
económicas e institucionales implementadas con apoyo de agencias como el
Banco Mundial, el BID y el Fondo Monetario Internacional. El neoliberalismo es
un proyecto de dominación política cuyo fin es lograr la adaptación de nuestras
sociedades a una economía liberada de responsabilidades sociales. Como bien dice
Wendy Brown, apoyándose en Foucault, “el neoliberalismo es un modo distintivo de
la razón, de la producción de sujetos, una “conducta de la conducta”, y un esquema
de valorización9. Para concretar esta noción cultural y política del neoliberalismo,
sugiero pensar la racionalidad neoliberal como una gramática que nos ofrece un
lenguaje específico, y que por definición también delimita los parámetros de lo
posible. Esta perspectiva es clave para entender los “nudos” en que el neoliberalismo
establece una relación con el feminismo, entendido en su materialidad, como
procesos encarnados. Quisiera destacar que al referirnos a los “nudos”, lo que se
trata –a partir de lo que he venido investigando sobre el caso chileno por casi tres
décadas– es estudiar la convergencia entre proyectos neoliberales y ciertas prácticas
y discursos feministas. Abordar este tema significa reconocerlos como procesos
situados: a partir de relaciones que se tejen entre feministas, sus agendas y sus
opciones políticas, con las instituciones y agencias del estado, y con ese universo de
mujeres de las cuales se tornan en voceras autodesignadas. Hacer política feminista
en la medida de lo posible, a partir de 1990, incidir pragmáticamente sobre todo en el
área de la política social y de una agenda de derechos delimitada, fue la opción
de un sector muy visible del feminismo, pero no único. Hay que reconocer de que
esta política pragmática estuvo enmarcada –desde un inicio– en una supuesta
transición a la democracia que tuvo como su condición la de ser continuidad de un
modelo de acumulación capitalista tremendamente excluyente, impuesto durante
la dictadura cívico-militar. Cabe recordar que generalizamos al hablar de “el”
feminismo chileno, y nos olvidamos de aquellas voces que se quedaron fuera, pues
no todos los feminismos chilenos optaron por institucionalizar sus agendas. Habría
que preguntarse el cómo y el porqué de este olvido, y es algo que me planteé en

9
Wendy Brown, Undoing the Demos. Neoliberal’s Stealth Revolution (Nueva York: Zone Books,
2015), 21.

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Entrevista a Verónica Schild

investigaciones en los noventa, que muestran que esta institucionalización de cierto


feminismo resultó no solo en la automarginación de aquellas que se definieron
como autónomas, sino que también en el silenciamiento e invisibilización de un
incipiente feminismo popular10. La así llamada institucionalización del feminismo
en los noventa, con sus consiguientes exclusiones, es por lo demás un fenómeno que
se repite en toda la región.
L: Un punto interesante, y relevante de destacar para el caso de la región, es el cruce entre
neoliberalismo y procesos de transición a la democracia. Efectivamente la historia política e
institucional de la región da cuenta de eso; sin embargo, también es usual que dicha lectura omita las
agendas de género. Me parece interesante atender a cómo las políticas de la transición reconocen dos
ejes: por una parte, una acción efectiva en relación a los movimientos sociales, y por otra, una política
bajo la racionalidad neoliberal, como señalabas anteriormente. En este sentido, surgen algunas
preguntas: ¿Cuáles serían las deudas de la democracia –en el contexto de la transición en Chile– en
relación al movimiento feminista? ¿Cómo ves esa relación entre democracia, transición y feminismo?
V: Para comenzar, habría que preguntarse qué entendemos por “democracia”.
Desde un punto de vista de la teoría, la democracia es un concepto ambiguo, como
nos recuerda la rica literatura reciente, por ejemplo, los trabajos de Giorgio Agamben,
Jacques Ranciereo Etienne Balibar. Más allá de las figuras normativas, sus promesas
y sus limitaciones, lo que me interesa es plantear esta pregunta desde la experiencia
histórica y estructural de nuestra región. Como sostuve en algún momento, al celebrar
las posibilidades para la acción feminista de una “vuelta” a la democracia, muchas,
pero no todas, olvidaron su carácter de democracia capitalista. Hoy asistimos a una
crítica abierta de nuevas generaciones a eso que en su momento la feminista peruana
Maruja Barrig llamo los “malestares del feminismo”11 y a una urgente búsqueda de
alternativas a las sociedades excluyentes que se han consolidado en toda la región.
Las varias décadas de un modelo capitalista arrasador han moldeado los contornos
de sociedades que, como bien lo plantea Maristella Svampa, están estructuradas
sobre “la base de la cristalización de las desigualdades tanto económicas como
sociales y culturales”12. También urge reconocer que, a diferencia de otras épocas,
este modelo destructivo ha resultado de una acumulación de daños ecológicos de
impacto profundo y desigual. Nuestra reflexión sobre las deudas de la transición y la
democracia con las demandas feministas debe situarse en ese contexto más amplio.
Deberíamos partir por reconocer que ya estamos resituadas en una perspectiva de
derechos que es el fruto de los cambios institucionales y políticos de las últimas
décadas, y que en el caso chileno está garantizada por la Constitución (neoliberal)

10
Schild, “¿Nuevos sujetos de Derechos?"
11
Maruja Barrig, “Los malestares del feminismo latinoamericano: una nueva lectura”, ponencia
presentada en la conferencia LASA, 1998. Manuscrito.
12
Maristella Svampa, La sociedad excluyente: La Argentina bajo el signo del neoliberalismo (Buenos
Aires: Editorial Taurus, 2005), 12.

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Contingencia, democracia y neoliberalismo: reflexiones y tensiones a partir del
movimiento feminista en la actualidad.

de 1980. En este contexto, los nuevos espacios de derecho creados por los distintos
Planes de Equidad de Género y los compromisos internacionales firmados por los
gobiernos de nuestra región desde la reunión en Beijing de 1995 se conforman a
través de un discurso liberal y limitado de derechos, que no permite establecer un
sistema de derechos universales para todas (y todos). De hecho, las luchas feministas
de las últimas décadas han sido por la conquista de una serie de derechos que las
haga más iguales como ciudadanas, sin cuestionar o desafiar el modelo dominante
de ciudadanía y política. Ahora bien, reconocer esto nos permite por ejemplo
comprender por qué avances en ciertos derechos de las mujeres (y de las así llamadas
disidencias sexuales) no van acompañados de logros sociales y económicos básicos
que permitan la vida digna a la mayoría, y se dan en contextos donde persiste una
profunda desigualdad y precarización de la vida tanto laboral como social, a lo que
se le suma, como nunca antes, el impacto del daño ecológico que ya mencioné.
Yo creo que la democracia actual, vinculada a la defensa del libre mercado
y a un discurso limitado y mercantilizado de derechos individuales, establece los
parámetros de lo “decible”, y claramente permite ciertas reivindicaciones, pero
excluye otras. Es decir, una serie de demandas por derechos socioeconómicos y
ecológicos que tienen que ver con la justicia social y económica, incluyendo la
dimensión ambiental y justicia ecológica que se torna cada vez más urgente, no
tienen cabida. La deuda tiene que ver con esto, con una democracia que, como tan
bien nos ilustra el caso chileno, permite la vulneración de las condiciones de vida
de comunidades enteras y afecta dramáticamente la calidad de vida de la mayoría
de los ciudadanos y ciudadanas, con efectos especialmente perniciosos para las
mujeres.
L: Uno de los aspectos claves de los procesos de transición a la democracia –particularmente
en el caso de Chile– tuvo que ver con la segmentación del tejido social, particularmente a través de
políticas que prefiguraron una recomposición de las formas sociales en el contexto de la resistencia
al período de la dictadura. Las organizaciones, colectivos o espacios de organización feministas se
vieron fuertemente afectados en los noventa. En este sentido, ¿cómo la democracia chilena –en el
contexto de la transición– influiría en un proceso de segmentación o individuación de la demanda
feminista?
V: Mis investigaciones sobre la construcción de nuevos ciudadanos bajo el signo
neoliberal, insisten en considerarla como procesos encarnados y por lo tanto con
una fuerte dimensión de género, y resaltan el énfasis que se le da a la dimensión
de las responsabilidades sobre los derechos ciudadanos, apoyándose en un alcance
al concepto de responsabilidad claramente diferenciado y basado en supuestos
heteronormativos. Desde mi perspectiva, este proceso de “responsabilizacion”
diferenciada, como elemento fundamental de una nueva ciudadanía, esta
emblemáticamente ilustrado en la revitalización de la acción social del Estado a
partir de fines de los años noventa. Como sugiero en mis estudios sobre el Estado

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Entrevista a Verónica Schild

social neoliberalizado en Chile, en su acción se reafirma y renueva la lógica


fundamental de relaciones contractuales que ha imperado en el quehacer social del
Estado de las últimas décadas, y se mantiene un concepto individualista limitado de
los derechos, con insistencia en la responsabilidad ciudadana. En consecuencia, el
supuesto vuelco a una nueva social democracia no fue tal. La característica central
del quehacer de este Estado social neoliberalizado sigue siendo su orientación
basada en la racionalidad del mercado, no de los derechos ciudadanos universales,
lo que se traduce en una continuación de la focalización. Entonces, el universo de
beneficiarios se amplía a más quintiles, por dar un ejemplo, y se mantiene el principio
de corresponsabilidad, expresado en las transferencias condicionadas de la asistencia
y en otros tipos de subsidios. Todo esto apunta a que la lógica de las libertades
neoliberales se mantiene y refuerza hasta el presente. Lo que también he recalcado
en mis estudios es que la experiencia concreta de estrategias de inclusión social a
través del consumo y endeudamiento, y de la formación de sujetos ciudadanos de
mercado, deviene después de varias décadas en una nueva ciudadanía13. Este es un
cambio fundamental e histórico que logra enredar a vastos sectores de la sociedad
en relaciones contractuales, a partir de la responsabilidad individual, y desplazar
aquel concepto de solidaridad social que en otro momento orientó la demanda por
derechos universales a los que al Estado le correspondía dar respuesta. Deleuze
llamó a esta transformación el proceso de adaptación de las sociedades a un orden
neoliberal a partir de la “responsabilizacion” de los individuos. Así, suponer que
el Estado tiene obligaciones históricas en relación a una perspectiva universal de
derechos ciudadanos me parece que es confundir una expectativa normativa con
la construcción en el tiempo de una relación específica entre una cierta forma de
Estado y un cierto tipo de sujeto político.
L: Pensando en la deuda en términos del traspaso entre las demandas feministas de finales
de los ochenta y lo que finalmente se termina concretando como la “agenda feminista” en los
noventa, que en el caso de Chile significó una restricción importante en relación a las condiciones de
posibilidad que daba cuenta la política de la transición, ¿cuáles serían las particularidades de las
democracias latinoamericanas que frenan –o tensionan a lo menos– los avances de las temáticas o
reivindicaciones de género?
V: Como ya mencioné, para poder entender el rol de la democracia en este caso,
debemos detenernos en las características específicas de nuestro contexto estructural
y las articulaciones locales de proyectos neoliberales. En relación a este último punto,
nuestros proyectos neoliberales se conjugan de recursos culturales particulares, un
catolicismo muy conservador en casos como el chileno, y vertientes igualmente
conservadoras de un cristianismo evangélico en otros puntos de la región, que
13
Véanse Verónica Schild “Empowering Consumer Citizens or Governing Poor Female
Subjects. The Institutionalization of ‘Self-Development’ in the Chilean Social Policy Field”,
Journal of Consumer Culture 7, no. 2 (2007): 179-203; también John Clarke, Changing Welfare,
Changing States (Londres: Sage Publications, 2004).

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Contingencia, democracia y neoliberalismo: reflexiones y tensiones a partir del
movimiento feminista en la actualidad.

prometen no sólo limitar los avances en relación a derechos sexuales y reproductivos,


sino que dar marcha atrás. Vale la pena recordar que este conservadurismo religioso
se articula con un proyecto de desarrollo excluyente y su legitimación a partir de
un discurso de derechos que aboga por las libertades individuales mercantilizadas,
y que defiende un concepto de sociedad basado en la responsabilidad individual.
Curiosamente, de liberal, en el sentido clásico, poco tiene esta mutación política
latinoamericana, ya que un individualismo inédito, que se defiende como parte de
la nueva modernidad, convive con un conservadurismo reaccionario. Es en este
peculiar caldo de cultivo que debemos dimensionar “la democracia”, porque por
un lado pareciera ser liberal, pero obviamente no lo es cuando se trata de realmente
abarcar los derechos individuales plenos de las mujeres. Volviendo a tu pregunta,
sobre lo que decías en tu texto –que la transición pacta a través de las demandas
y los cuerpos de las mujeres14– creo que eso está muy bien ilustrado en el caso de
países centroamericanos como Nicaragua y más recientemente Costa Rica, donde
hubo avances en derechos sexuales y reproductivos, y ahora hay fuertes retrocesos.
Chile es un caso interesante. Es curioso cómo, en el contexto de la nueva ley de
aborto en tres causales, se presenta a Chile como un país “un poco monje”, como
la Irlanda del Cono Sur, país muy católico, donde supuestamente jamás ha existido
la posibilidad de aborto legal. Mientras tanto, el debate político interno por parte
de la derecha y de sectores católicos de centro intentó convencer al país de que este
era un tema nuevo, instalado sin dudas por sectores ultras. Esto, en consecuencia
de que el aborto inducido habría alcanzado tales niveles que lo convirtieron en
un problema epidemiológico para el país desde los años treinta del siglo XX.
Se calcula, por ejemplo, que hasta 1968 por lo menos un tercio de la población
femenina practicaba el aborto inducido, con altos índices de mortalidad materna.
Habría que preguntarse, en efecto, ¿por qué esta amnesia histórica respecto a un
tema que preocupó a sectores importantes de la política, del mundo profesional
y del feminismo por décadas? Vale recordar el compromiso del Movimiento Pro
Emancipación de la Mujer Chilena, MEMCH, fundado en 1935, de luchar por la
emancipación jurídica, social y biológica de las mujeres15. No olvidemos que entre
los años 1930 y 1989, el Articulo 119 del Código Sanitario permitía el aborto
para resguardar la vida, integridad y salud de la madre, y que esta excepción fue

14
Luna Follegati, “El feminismo se ha vuelto una necesidad: movimiento estudiantil y
organización feminista (2000-2016)”, en Juventud y espacio en las Américas. I Taller Casa Tomada,
comps. Ana Niria Albo y Camila Valdés León (La Habana, Editorial Casa de las Américas:
2016).
15
Claudia Rojas, “Poder, mujeres y cambio en Chile (1964-1973): un capítulo de nuestra historia”,
tesis para optar al grado de magíster en Historia, Universidad Autónoma Metropolitana,
1994.

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Entrevista a Verónica Schild

eliminada en 1989 por Ley 18,82616. Volviendo a mi punto inicial, creo entonces
que, al plantear el tema de la democracia y su relación con las demandas feministas,
hay que detenerse también en un análisis del factor religioso reaccionario como un
componente valórico fuerte de los neoliberalismos latinoamericanos.

Políticas neoliberales bajo el contexto democrático


L: Continuando con lo que señalabas anteriormente, me gustaría que desarrollaras un poco más
cómo las lógicas de trabajo neoliberal también se reproducen desde una perspectiva de género
propiciada por el Estado. ¿Cómo ves la cuestión de la subjetividad neoliberal desde una perspectiva
feminista? ¿Cómo se vincula el problema del trabajo en este punto?
V: Cuando T.H. Marshall, a quien suele leerse en el debate latinoamericano
sobre ciudadanía, propone un modelo “moderno” que identifica tres dimensiones
de la ciudadanía –cívica, política y social–, plantea que cada una es un logro
específico en el tiempo. Lo rescatable no es el modelo en sí, que cae en presunciones
universalistas y, desde una perspectiva feminista, reproduce supuestos “masculinistas”
del trabajo remunerado y no remunerado. Recordemos que, en esta historia de
avances de derechos, los derechos sociales conllevan una sola responsabilidad de
parte de los ciudadanos, y es la obligatoriedad del empleo masculino. El trabajo
no remunerado que garantiza las condiciones de reproducción de la vida y de la
sociedad en el tiempo, y que Marshall reconoce que recae sobre las mujeres, no es
considerado como cumplimiento de una obligación ciudadana. Así, el efecto de esta
teoría moderna de la ciudadanía es posicionar a la mujer como sujeto ciudadano de
segunda clase. Ahora bien, Marshall nos deja una lección que sí es rescatable pero
que fácilmente olvidamos, y es su perspectiva histórica de la ciudadanía. Según
ésta, las identidades políticas surgen en relación con formas de Estado específicas,
y en contextos altamente marcados por el conflicto y por relaciones desiguales
de poder17. La conclusión que se puede sacar de esto es que la obligación social
histórica del Estado fue el logro de pugnas políticas en un momento del capitalismo
y de configuraciones de poder y de un campo político muy específicos y, a su vez,
que éste es precisamente el desafío político que enfrentan los feminismos y las
izquierdas emergentes en el presente, pero en un contexto histórico radicalmente
distinto. El modelo de acumulación capitalista actual en nuestra región se basa en
la superexplotación del trabajo tanto remunerado como no remunerado, en un
incremento constante de formas de subempleo y desempleo, y de la feminización

16
Véase Hernán Pozo, “Mujeres Latinoamericanas en cifras, avances de investigación”, en VI.
Situación Jurídica de la Mujer. Documento de Trabajo. Serie Estudios Sociales 16 (Santiago de
Chile: FLACSO, 1991), 31-32.
17
Verónica Schild, “Neo-Liberalism’s New Market Citizens: The Civilizing Dimension of Social
Programs in Chile”, Citizenship Studies 4 (2000).

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Contingencia, democracia y neoliberalismo: reflexiones y tensiones a partir del
movimiento feminista en la actualidad.

masiva del empleo precario. A diferencia de épocas anteriores, se suma hoy en día la
acumulación de daños ambientales producto de la sobreexplotación de la naturaleza
y que amenaza la sustentabilidad económica y social del modelo mismo. La lucha
entonces por la restitución de derechos universales necesariamente va a tener que
insertarse en un proyecto político más amplio y basado en un nuevo paradigma de
la relación sociedad-naturaleza.
L: En Chile se han implementado una serie de políticas públicas con un enfoque de “género”,
que busca resolver ciertas problemáticas relativas a las tareas de cuidado, o de acompañamiento de
la crianza. Por ejemplo, el programa “Mamá trabaja tranquila”, “Chile crece contigo”, o algunos
aspectos del programa “Puente”. De una u otra manera, el Estado intenta solventar o tratar de
aminorar esta condición de que la mujer se hace cargo de la familia, del cuidado de los hijos.
Estos programas tienen esa contradicción de individualizar en las mujeres una responsabilidad en
relación al cuidado, pero también, esta situación es una realidad en el sentido de que por lo general
son jefas de hogar o madres solteras que viven en condiciones de hacinamiento, y por lo mismo se
ven beneficiadas con el acceso gratuito a salas cunas o jardines infantiles. ¿Cómo ves esas políticas
de género en un contexto de políticas focalizadas? ¿Cuándo efectivamente “solucionan” problemas
concretos o contingentes?
V: La pregunta es interesante porque, al dimensionar una crítica feminista al
neoliberalismo, es importante no perder de vista la realidad de la mayoría de las
mujeres. Obviamente que, en el contexto de un modelo de acumulación basado
en la precarización económica y social, la política focalizada efectivamente da
respuestas –yo no diría que “soluciona”, pero da respuestas– a problemas concretos.
Sin embargo, lo fundamental es que esta es una respuesta que no altera para nada
el principio mercantilizado de esta asistencia: el acceso gratuito a salas cunas,
jardines infantiles, subsidios a la vivienda y otros programas asistenciales, están
enmarcadaos en un concepto de eficiencia y racionalidad de mercado que nada
tiene que ver con los derechos de las mujeres, como derechos de todas. Aún más, las
modificaciones que hizo el gobierno de la Nueva Mayoría (2006-2010) no alteraron
esta racionalidad de mercado, sino que sencillamente la utilizaron para ampliar
la llegada de beneficios a más quintiles. En ningún momento se transformó esta
racionalidad en otra basada en derechos universales. Resulta entonces que este
intento por solventar los problemas de “cuidado” no afecta ni siquiera a aquellas
que viven en situaciones precarias y de bajos ingresos, pero que no son ni tan
precarias ni de tan bajos ingresos. Esta lógica asistencial de mercado ha tenido
un impacto fuerte en la solidaridad, pues genera divisiones y sospechas del otro,
pero sí ha facilitado la inclusión mayor de mujeres al trabajo remunerado en las
condiciones de precariedad imperantes. Pensando comparadamente en alternativas
al tema del cuidado infantil, por ejemplo, el intento de países como Suecia en su
apogeo social demócrata que ya no existe, fue de desmercantilizar el cuidado de los
niños, lo que significa hacer al Estado, y no al mercado o las mujeres, responsable de

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Entrevista a Verónica Schild

crear las condiciones de acceso universal a guarderías, a pre y posnatal para ambos
padres, así como obligaciones laborales dirigidas a empleadores explícitamente para
no castigar laboralmente a los nuevos padres. Obviamente en las últimas décadas
hemos asistido a cambios estructurales y a recomposiciones sociales y políticas,
tanto locales como globales, que hacen impensable un cambio de esta índole.
L: Desde tus investigaciones ¿qué es lo hay detrás de las políticas de focalización, desde una
perspectiva feminista?
V: Complementando lo anterior, las políticas de focalización asumen que el
gasto social efectivo se dirige a las personas más necesitadas, bajo la lógica de la
eficiencia de mercado. Pero esta lógica de mercado contradice y violenta el sentido
democrático de la igualdad. Desde una perspectiva feminista, la lucha que dieron
las mujeres (y los hombres) en el apogeo del momento socialdemócrata fue por la
igualdad de condiciones socioeconómicas de todas y todos, es decir por un derecho
universal. Asistir a las más pobres de las pobres, o sea hacer una distinción entre las
que no son tan pobres y las que son extremadamente pobres, y hacerlo en nombre
del “empoderamiento” de la mujer guiado por el discurso de equidad de género,
en el contexto de un modelo de acumulación basado en la precarización laboral
y social generalizada, no es para nada un logro feminista. Esta ha sido mi crítica
fundamental a la institucionalización de discursos y prácticas feministas y de su
mutación en prácticas de regulación en el ámbito del quehacer social del Estado.
Desde un punto de vista de una política feminista, las políticas de focalización,
apoyadas en un sistema contractual que invita a la supuesta participación de la
sociedad civil a la implementación de programas –léase la involucración de una
cantidad enorme de mujeres a nivel local, ya sea en sus barrios populares o en el
municipio, como voluntarias, o en condiciones de precariedad laboral extremas, y
en muchos casos invisibles– ha sido un modo muy efectivo de socavar la solidaridad
social y, al mismo tiempo, de quebrar definitivamente la conflictiva y contradictoria
solidaridad feminista que se urdió durante los ochenta. Mis trabajos durante los
noventa y en el presente siglo detallan el proceso de transformación de estas relaciones
entre mujeres y lo que he llamado la convergencia entre ciertos idearios y prácticas
feministas y el proyecto de reestructuración neoliberal en curso18. Aquí querría
sugerir también que poco a poco las investigaciones que he venido desarrollando
en los últimos treinta años, y que consisten en interpretar estas transformaciones
sociales y mutaciones del proyecto neoliberal, me han llevado últimamente a una

18
Véase Verónica Schild, “Market Citizenship and the ‘New Democracies’: Ambiguous Legacies
of Chilean Women’s Movements”; “Die Freiheit der Frauen und gesellschaftlicher Fortschritt.
Feministinen, der Staat und die Armen bei der Schaffung neoliberaler Gouvernementalitat”,
Peripherie: Zeitschrift fur Politik und Ökonomie in der Dritten Welt 93 (2003): 481-506; “NGOs,
Feminist Politics and Neo-Liberal Latin American State Formations: Some Lessons from
Chile”, Canadian Journal of Development Studies 16, no. 4 (1995): 123-147.

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Contingencia, democracia y neoliberalismo: reflexiones y tensiones a partir del
movimiento feminista en la actualidad.

reflexión sobre la dimensión de género en lo que llamo la configuración de un


Estado social neoliberalizado19.
L: Claro, eso podría ser como la pregunta inicial de los nudos neoliberales en términos del
feminismo. Porque en el fondo es justamente esa idea de que las lógicas para tener un bien común,
están en una lógica de competencia en relación a lo otro dentro de la misma comunidad, más que
de una solidaridad para establecer un vínculo asociativo para el acceso o las demandas a ciertos
derechos.
V: Precisamente. Aún más, ese vínculo asociativo es importante no sólo para
acceder a ciertos derechos, sino para dar ese primer paso político que es poder
articular demandas, formar alianzas, identificar prioridades, quiere decir, para
hacer política feminista como práctica representativa e incluyente. A principios de
los noventa, escuché frecuentemente a dirigentas feministas populares hablar de las
“dueñas del género” para referirse a aquellas con las que urdieron complicidades
durante los años de la dictadura, generalmente en el trabajo de las ONGs, y que
ahora hablaban en nombre de todas, sin consultarles, y a partir de una agenda
feminista institucional que según ellas las convertía en meras “clientas”, y terminaba
invisibilizandolas20.
L: Hay una crítica, pensado en la relación de las políticas de focalización en relación a las
mujeres. El destinatario yo creo que –por lo menos en relación a la cuestión del cuidado– tiene
que ver con las mujeres que trabajan remuneradamente. De esa manera, habría un reconocimiento
en el sentido más capitalista clásico, de que el sujeto vale por lo que trabaja asalariadamente, no
en relación a un reconocimiento de las mujeres a partir de su desarrollo personal, en relación a
los tiempos de descanso, o de trabajo no remunerado etcétera. Entonces, lo pienso a través del
empoderamiento como una retórica de mujeres que trabajan, que estudian, que se hacen cargo de
la casa, y que aquello es valorado bajo una lógica que invisibiliza su explotación y precarización
¿Consideras que también esto ha jugado en contra del feminismo?
V: Claro que sí. Desde una perspectiva feminista crítica, las políticas públicas
focalizadas no son realmente democráticas. A pesar de que el destinatario tiene
que ver con las mujeres que trabajan, no todas las mujeres que trabajan tienen
acceso a este “reconocimiento”, sino que las de los quintiles más bajos. También
es necesario reconocer que los contenidos y expectativas de ese empoderamiento,
su dimensión cultural si tú quieres, son contradictorias. Por un lado, se proponen
“empoderar” a las mujeres como entes autónomos y con proyectos de vida
propios, algo que supuestamente se logra solamente en el mercado laboral, o
desarrollando las habilidades para poder hacerlo (el así llamado capital social, que
no hay que confundir con capacidades laborales mismas). Por el otro, vuelven a

19
Verónica Schild, “Geschlecht und Staat in Lateinamerika –die Zwei Gesichter Neoliberaler
Regulation”, en Staat in globaler Perspektive –neue und alte Entwicklungsstaaten, eds. Hans-
Jürgen Burchardt y Stefan Peters (Francfort/Nueva York: Campus-Verlag, 2015), 195-218.
20
Schild, "¿Nuevos Sujetos de Derechos?"

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Entrevista a Verónica Schild

reinscribirla como ente responsable por el cuidado de otros. Este es un tema que
he analizado en mis trabajos y que resumo en publicaciones más recientes21.
Entonces, el empoderamiento es tramposo, primero porque se limita a una visión
mercantilizada y se vincula estrechamente a la inserción de la mujer al mercado:
como emprendedora, como consumidora, y además como sujeto de endeudamiento
responsable, que es el viraje actual en el contexto de la hiper-financialización de la
economía. Además, las políticas interpelan a la mujer-madre, mujer-dueña de casa,
hasta mujer responsable por la seguridad de su barrio, etcétera. Quiere decir, se
responsabiliza a la mujer por el cuidado de los suyos y de su barrio, y esto cabe
recordar es un tema clásico de las políticas asistencialistas.
Lo nuevo es que el Estado ya no juega el papel de proveedor responsable
que apoya a la mujer dueña de casa y madre de sus hijos, un papel bastante mal
cumplido en el caso de nuestra región, dadas las características particulares de
nuestros capitalismos dependientes y de la enorme cantidad de mano de obra
marginal. Ahora esa responsabilidad se le traspasa al mercado, y el Estado cumple
un rol subsidiario, de apoyo, ofreciéndole empoderamiento a las mujeres para que
salgan adelante por cuenta propia. Entonces, si eres realmente pobre, el Estado te
ayuda a desplegar los talentos y atributos personales para insertarte en el mercado,
y esta es una invitación como mujer autónoma, empoderada a hacerte responsable
por ti misma y por el bienestar de la familia. La crítica que yo le hago a cierto
análisis feministas que dice que lo que tenemos ahora es solamente una vuelta a
reinscribir el tema mamá-mujer y el tema del cuidado, es que no dimensiona este
cambio cultural. La figura clásica del Estado proveedor, tanto en su versión social
demócrata como la del Estado benefactor en un país como Chile, era la de suplir el
rol del marido irresponsable.
Como ya mencioné, el Estado alienta a las mujeres en nombre de una nueva
femineidad, ahora como mujeres autónomas con “proyectos propios”, pero lo que
no se resuelve es el tema del cuidado. Esta sería, desde una perspectiva feminista,
una doble inscripción si se quiere, que da por sentado que el tema del cuidado sigue
siendo responsabilidad de las mujeres. Aquí hay que insertar eso si la dimensión de
clase, entendida en su sentido relacional y racializado, ya que la cuestión del cuidado
ha sido históricamente resuelta por muchas recurriendo al trabajo remunerado de
otras. En el pasado, la inhabilidad del Estado benefactor para cubrir las necesidades
de familias insertas en el sector informal de la economía forzó históricamente a
muchas a salir a trabajar remuneradamente en aquellas actividades que seguían
cumpliendo sin remuneración en su entorno familiar y su barrio. A pesar de que
la participación de las mujeres en la fuerza de trabajo se ha incrementado en

21
Verónica Schild, “Feminismo y Neoliberalismo en América Latina”, New Left Review 96
(2016): 63-79; “Rethinking Emancipation Beyond Neoliberal Regulation”, Hypathia: A Journal
of Feminist Philosophy 30, no. 3 (2015): 547-563.

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Contingencia, democracia y neoliberalismo: reflexiones y tensiones a partir del
movimiento feminista en la actualidad.

Chile y en toda la región, todos los indicadores muestran que el trabajo doméstico
remunerado sigue siendo un componente importante de la ocupación de las
mujeres y que, en muchos casos, no disminuye sino que va en aumento. Ahora bien,
plantearse una alternativa a esta trampa que se le tiende a las mujeres en nombre de
su empoderamiento personal, es hacer política feminista a partir de una respuesta
más amplia al modelo de acumulación imperante y al neoliberalismo hegemónico.
Esto significa necesariamente tejer alianzas con la multiplicidad de voces de mujeres
y feministas que irrumpen con fuerza hoy día, y por necesidad, significa también
hacer política anticapitalista desde una perspectiva del feminismo crítico.
L: Estimada Verónica, muchas gracias por compartir y dialogar sobre tus reflexiones y
perspectivas. Sin duda nos interpelas desde el feminismo para seguir construyendo nuevas lecturas
alternativas y divergentes en un contexto académico cada vez más neoliberalizado, e imbuido por
una lectura y operación oficial del feminismo “académico”.

Referencias bibliográficas
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campo”. Medio a Medio, 13 de junio de 2018. Consultado en agosto de 2018,
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176 / Pléyade 22 julio- diciembre (2018) / online issn 0719-3696 / issn 0718-655X / pp. 157-179
Entrevista a Verónica Schild

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Feminist Philosophy 30, no. 3 (2015): 547-563.
“Geschlecht und Staat in Lateinamerika –die Zwei Gesichter Neoliberaler
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editado por Hans-Jürgen Burchardt y Stefan Peters (Francfort/Nueva York:
Campus-Verlag, 2015), 195-218.
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Programs in Chile”. Citizenship Studies 4 (2000): 275-305.
“Die Freiheit der Frauen und gesellschaftlicher Fortschritt. Feministinen, der Staat
und die Armen bei der Schaffung neoliberaler Gouvernementalitat”. Peripherie:
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Contemporary Chilean Women’s Movements”. Social Politics: International
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Formations: Some Lessons from Chile”. Canadian Journal of Development Studies
16, no. 4 (1995):123-147.
“¿Nuevos Sujetos de Derechos? Movimientos de mujeres y la construcción de
ciudadanía en las ‘nuevas democracias’”. En Política cultural & cultura política:
Una nueva mirada sobre los movimientos sociales latinoamericanos, editado por Arturo
Escobar, Sonia Álvarez y Evelina Dagnino, 119-146. Bogotá: Taurus-ICANH,
2001.
“Recasting ‘Popular’ Movements: Gender and Political Learning in Neighbourhood
Organizations in Chile”. Latin American Perspectives 21 (1994): 59-80.
“Care and Punishment in Latin America: The Gendered Neoliberalization of the
Chilean State.” En Neoliberalism Interrupted: Social Change and Contested Governance
in Contemporary Latin America, editado por Mark Goodale y Nancy Postero.
Stanford: Stanford University Press, 2013.
––––––. “Die Freiheit der Frauen und gesellschaftlicher Fortschritt. Feministinen,
der Staat und die Armen bei der Schaffung neoliberaler Gouvernementalitat.”
Peripherie: Zeitschrift fur Politik und Ökonomie in der Dritten Welt 93 (2003): 481-
506.

Pléyade 22 / julio-diciembre (2018) online issn 0719-3696 / issn 0718-655X / pp. 157-179 177
Contingencia, democracia y neoliberalismo: reflexiones y tensiones a partir del
movimiento feminista en la actualidad.

––––––. “Empowering Consumer Citizens or Governing Poor Female Subjects.


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Field.” Journal of Consumer Culture 7, no. 2 (2007): 179-203.
––––––. “Feminismo y Neoliberalismo en América Latina.” New Left Review 96
(2016): 63-79.
––––––. “Geschlecht und Staat in Lateinamerika - die Zwei Gesichter Neoliberaler
Regulation”. En Staat in globaler Perspektive – neue und alte Entwicklungsstaaten,
editado por Hans-Jürgen Burchardt y Stefan Peters. Frankfurt/New York:
Campus-Verlag, 2015.
––––––. “Los feminismos y la construcción del estado social neoliberal en América
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Gerardo Damonte, Marianne Braig y Barbara Göbel. Lima: CISEPA Pontificia
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––––––. “Rethinking Emancipation Beyond Neoliberal Regulation.” Hypathia
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Svampa, Maristella. La sociedad excluyente: La Argentina bajo el signo del neoliberalismo.
Buenos Aires, Editorial Taurus: 2005.

Verónica Schild. Profesora emérita de la Universidad de Western (Ontario,


Canadá). Nacida en Chile, sus estudios universitarios de pre y postgrado los realizó
en Estados Unidos y Canadá. Es Ph.D. en Ciencia Política por la Universidad de
Toronto (1991), M.A. en teoría de la educación por la Universidad de Toronto
(1982) y B.A. por la Universidad George Mason (1978). Cuenta con una
destacada trayectoria en el campo de la investigación comparativa sobre política
latinoamericana, con énfasis en temas feministas, gubernamentalidad neoliberal y
ciudadanía. Ha investigado por más de treinta años la realidad latinoamericana
desde la perspectiva feminista del conocimiento situado, analizando con detención
el caso de Chile en el contexto y auge del neoliberalismo. Fue Directora del Centre
for the Study of Theory and Criticism de la Universidad de Western, Ontario, y
ha sido profesora visitante e investigadora en destacadas universidades europeas y
latinoamericanas. Sus publicaciones son múltiples, realizando un aporte sustantivo
a la comprensión actual del feminismo y su cruce con las políticas públicas bajo un
contexto democrático y neoliberal. Correo electrónico: vschild@uwo.ca.

Luna Follegati Montenegro. Candidata a doctora en Filosofía Política por


la Universidad de Chile (Santiago, Chile). Magíster en Comunicación Política
y Licenciada en Historia por la Universidad de Chile. Sus investigaciones se
vinculan a la teoría e historia de las transiciones a la democracia, teorías de género
y movimiento feminista. Ha trabajado en el ámbito de la docencia en diversas

178 / Pléyade 22 julio- diciembre (2018) / online issn 0719-3696 / issn 0718-655X / pp. 157-179
Entrevista a Verónica Schild

instituciones académicas (Universidad de Chile, Universidad de Valparaíso,


USACH, UMCE). Publicó junto a Rodrigo Karmy Estudios En Gubernamentalidad.
Ensayos sobre poder, vida y neoliberalismo, de la editorial Communes (2018). Sus artículos
más recientes son “El feminismo se ha vuelto una necesidad: movimiento estudiantil
y organización feminista en Chile (2000-2017)”, Revista Anales de la Universidad de
Chile 14/7 (2018) y de “El constante aparecer del movimiento feminista. Reflexiones
desde la contingencia”, en Mayo Feminista. La Rebelión contra el patriarcado, editado por
Faride Zerán (Santiago: Lom, 2018). Correo electrónico: lfollegati@gmail.com.

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Pléyade 22 / julio-diciembre (2018)
online ISSN 0719-3696
ISSN 0718-655X / pp. 181-185

Reseña

Judith Butler, Zeynep Gambetti y Leticia Sabsay,


eds. Vulnerability in Resistance. Durham NC: Duke
University Press, 2016. 352 pp. ISBN 9780822362906

Valentina Stutzin1 y Lieta Vivaldi2

Para reflexionar sobre los movimientos sociales actuales y sus potencialidades, y


en especial la configuración de los distintos feminismos en alianza, complicidad
y tensión con otras luchas sociales –donde las cuestiones de subjetividad, agencia,
vulnerabilidad, cuerpo y afectos en contextos neoliberales han sido puestas en el
centro–, este libro resulta fundamental. Tal y como indica su nombre, Vulnerability
in Resistance se centra en las múltiples formas de vulnerabilidad en la resistencia.
Esta colección de trece ensayos editados por Judith Butler, Zeynep Gambetti y
Leticia Sabsay surge del grupo de trabajo “Rethinking Vulnerability and Resistance:
Feminism and Social Change”, que tuvo lugar en Estambul en septiembre de 2013,
algunos meses después de las protestas en el Parque Gezi en Turquía. En efecto,
las protestas callejeras sirven de inspiración al libro, que está dedicado a “aquellos
cuerpos en las calles que encarnaron la promesa de una sociedad alternativa en que
la vulnerabilidad deje de ser una maldición y constituya, en cambio, el fundamento
de modos de solidaridad que surgen desde abajo” (p. x).
En un contexto global de profundización de la precarización neoliberal y del
capitalismo extractivista, de las políticas de austeridad y del cierre de fronteras, de
la radicalización de la derecha heteropatriarcal-colonial-racista, y de los discursos
y políticas de derechos humanos basados en visiones humanitaristas, las autoras
buscan “desarrollar una concepción diferente de corporealización [embodiment]
y socialidad dentro de los campos del poder contemporáneo, una que entreteja
objetos-mundos, incluidos los ambientes construidos y destruidos, así como formas
sociales de interdependencia y agencia individual o colectiva” (p. 6).
Vulnerability in Resistance nos invita a pensar la vulnerabilidad no como un estado
pasivo, victimizante e inmovilizante, sino por el contrario como parte fundamental
de la acción política. Se propone desafiar dos concepciones fuertemente arraigadas

1
Valentina Stutzin Vallejos. Licenciada en Antropología Sociocultural por la Universidad de
Buenos Aires, Buenos Aires, Argentina. Correo electrónico: valstut@gmail.com
2
Doctora en Sociología por Goldsmiths, Universidad de Londres, Reino Unido. Correo
electrónico: lietavivaldi@gmail.com.

181
Reseña: Vulnerability in Resistance.

tanto en teorías políticas como en lógicas de gobierno y del sentido común: por
una parte, que la vulnerabilidad es lo opuesto de la resistencia y que, por lo tanto,
no es parte de las prácticas de resistencia; y por la otra, que la vulnerabilidad está
intrínsecamente ligada a formas paternalistas de protección y poder, a expensas de
formas colectivas de resistencia y transformación social. Los aportes de la última
Butler (Vida Precaria, Marcos de Guerra, Cuerpos aliados y lucha política, así como su
trabajo con Athena Athanasiou, Dispossession: The Performative in the Political) con su
propuesta de ontología socio-corporal basada en la precari(e)dad, los marcos del
duelo, la crítica al sujeto soberano, y la acción política en términos performativos
de cuerpos en alianza, son puntos de partida que atraviesa todo el libro, y que las
demás autoras retoman en diálogo expansivo y crítico.
El primer capítulo del libro es un recorrido de Butler por su propio marco
conceptual, donde resalta la importancia del argumento que delimita una
tarea clave del feminismo contemporáneo: deshacer el binarismo que opone
vulnerabilidad a resistencia, y que entiende resistencia justamente como una
resistencia a la vulnerabilidad bajo un modelo político de dominación y control. Por
el contrario, resistencia es también una forma social y política que se constituye por
la vulnerabilidad, por esa forma de estar relacionado a otrxs de una manera que
escapa al dominio y control total y predecible (p. 25). De este modo, la vulnerabilidad
es re-concebida como exposición corporal inducida por relaciones sociales y
materiales de dependencia. Butler analiza cómo los momentos de protesta de los
cuerpos en la calle, en una “deliberada exposición al poder” (p. 22), performan la
demanda contra la precarización al exponer la misma vulnerabilidad corporal a las
condiciones precarizantes que están siendo desafiadas.
A través de los capítulos se despliegan análisis sobre manifestaciones de
vulnerabilidad en movilizaciones políticas en Turquía, Bosnia y Medio Oriente, así
como prácticas artístico-culturales y discusiones con la teoría política y feminista. El
libro no busca entregar propuestas acabadas; de hecho, las autoras parten desde sus
localizaciones específicas y parciales, y retoman distintos marcos teóricos (agonismo,
performatividad, hegemonía, marxismo, postestructuralismo, psicoanálisis,
feminismos) en un afán de originar provocaciones para seguir pensando.
Los trabajos de Gambetti, Loizidou, Bracke, Hirsch y Sabsay destacan por su
agudeza e innovación teórica. Gambetti y Loizidou retoman, amplían y critican
a Arendt desde diferentes perspectivas. La contribución de Zeinep Gambetti
interpreta la ocupación de Gezi en términos de la teoría de la acción de Arendt,
en particular a través de las nociones de agonismo e individuación agonística,
donde se fusiona agencia y fatalidad, victoria y sufrimiento, actividad y pasividad.
El antagonismo físico y simbólico de la violencia estatal que fija las diferencias y
conduce a prácticas de exclusión y segregación, se contrapone al agonismo que
marca las relaciones entre lxs protestantes del parque Gezi, quienes se abren a ser

182 / Pléyade 22 julio- diciembre (2018) / online issn 0719-3696 / issn 0718-655X / pp. 181-185
Valentina Stutzin y Lieta Vivaldi

afectados mutuamente. Por su parte, Elena Loizidou examina críticamente el rol de


los sueños en la subjetividad y en los procesos de subjetivación política. Argumenta
que la formulación arendtiana de la política no deja espacio para otras prácticas
de constitución política de los sujetos, como son los sueños y el arte. Los sueños, en
tanto experiencia y narración contada a sí mismx y a otrxs, son procesos políticos
de recomposición de sujetos. Mediante los sueños tenemos acceso a los deseos y
las formas en que éstos informan nuestras comprensiones de la realidad, y nos
comprometen políticamente.
Sarah Bracke se hace cargo del desafío butleriano explorando el concepto de
resiliencia en la gubernamentalidad neoliberal, entendida ésta como una supuesta
cualidad del sujeto neoliberal que es capaz de “volver a ponerse de pie” y de hacerse
cargo de sí mismo frente a la escasez, el peligro o el desastre. En la era neoliberal,
las condiciones contemporáneas de precariedad de las que habla Butler son
asumidas desde la resiliencia. El problema es que la resiliencia fuerza a sus sujetos
a abandonar los sueños de lograr seguridad y a incorporar el peligro como una
condición de posibilidad de cualquier vida futura (p. 69). En ese contexto, Bracke
propone una política que se resiste a esa resiliencia que tiende a contener, evadir,
minimizar y domesticar el poder transformativo de la vulnerabilidad que incorpora
la interdependencia y el dolor compartido.
Marianne Hirsch recupera las teorías sobre la memoria, el trauma y la estética
para preguntarse por los modos en que es posible identificarse con el dolor de los
demás, pero sin apropiarse de ese dolor. Retomando sus reflexiones sobre arte y
posmemoria de acontecimientos políticos traumáticos y sus postrimerías, propone
pensar las relaciones entre vulnerabilidad y temporalidades en los encuentros
estéticos. La vulnerabilidad, a diferencia del trauma y su temporalidad cíclica y
repetitiva, delinea una temporalidad abierta; y los tiempos vulnerables pueden
abarcar diferentes sujetos, momentos históricos y temporalidades, que pueden a su
vez ser movilizadas en el presente para una transformación a partir de demandar una
responsabilidad (en el sentido de una habilidad para responder) a quienes participan
de estos encuentros estéticos. Başak Ertür también refiere a Gezi y las formas de
memoria, centrándose en las materializaciones y residuos de las barricadas como
repertorios de acción colectiva donde se pone en juego la vulnerabilidad. De este
modo, las barricadas –como articulación y bricolage de actores humanos y no-
humanos– operan como contramonumentos de estructura vulnerable y transitoria.
La autora pone en juego un marco teórico-analítico con eje en el espacio, las
practicas representacionales y la memoria, analizando también el rol del humor.
Otros capítulos analizan las corporalidades vulnerables en el arte de Mona
Hatoum (Elena Tzelepis); las políticas corporales en la frontera de Palestina (Rema
Hammami); la resistencia de las mujeres guerrilleras turcas y kurdas y sus modos de
transgresión y vulnerabilidad, pensados a través del prisma de la figura de Antígona

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Reseña: Vulnerability in Resistance.

(Nükhet Sirman); y la importancia de repensar el deseo y la sexualidad femenina


desde la vulnerabilidad para desafiar los procesos de invisibilización que pueden
generar ciertas políticas representacionales victimistas sobre las mujeres violentadas
(Meltem Ahiska). Elsa Dorlin retoma ideas de Agamben y la categoría ética del
rostro y la figura de la máscara, en el contexto de la prohibición francesa de la niqab
y las formas de resistencia presentes. Athena Atanasiou analiza las formas de duelo
de las Mujeres de Negro en Belgrado como un modo de resignificación agonística,
de nominación catacrética donde se inscribe algo que es constitutivamente
innombrable
Leticia Sabsay cierra el libro con una aguda reflexión teórica sobre las
posibilidades de repensar la vulnerabilidad y los afectos en la teoría feminista
desde la perspectiva de la teoría de la hegemonía y democracia radical de Laclau
y Mouffe. Propone pensar la subjetividad desde la noción de permeabilidad y,
retomando a Bajtín y la polifonía, llama a considerar la subjetividad como una
forma transindividual de estar en el mundo, en oposición a las concepciones
liberales y soberanas. De acuerdo a Sabsay, la “vulnerabilidad emerge desde la
relacionalidad del sujeto y es constitutiva de nuestra capacidad de acción” (p. 285).
Esta perspectiva relacional está basada en “la radical dependencia del sujeto y su
capacidad de afectar y ser afectado, que, a su vez, indica el carácter vulnerable y
encarnado de la subjetividad” (p. 279).
Si la vulnerabilidad y la resistencia “siempre surgen en un contexto de relaciones
sociales históricas específicas por lo que deben ser analizadas concretamente” (p. 4),
es necesario tomar seriamente el desafío de la “traducción cultural” que las mismas
editoras comentan en la introducción, e insistir en que la reflexión planteada a lo
largo del libro es una crítica a las esencializaciones binarias de género por un lado, y
de la vulnerabilidad por el otro, como algo asociado intrinsecamente a las mujeres,
y que considera el gobierno de la vulnerabilidad en las operaciones políticas del
poder contemporáneo. ¿Cómo pensamos estas cuestiones desde América Latina?
¿Podemos pensarlas desde perspectivas que incluyan una mirada decolonial?
¿Cómo se relacionan vulnerabilidad y resistencia en las episte-ontologías de los
sujetos racializados y sexo-generizados en Abya Yala?
Como lo hace este reciente trabajo, resulta clave considerar la vulnerabilidad
como un elemento constituyente de relaciones sociales y también como una base
política y ética, entendiendo especialmente la forma en que la vulnerabilidad
informa la resistencia y cómo los cuerpos precarios y en alianza se relacionan en
tiempos neoliberales. Pese a que el libro no contempla los movimientos sociales
de América Latina, las preguntas que plantea son especialmente relevantes en este
contexto de auge de movimientos feministas en la región. Vulnerability in Resistance
invita a mirar la vulnerabilidad presente en el activismo y el lugar que ocupa la
vulnerabilidad en el activismo, así como las transformaciones que los activismos

184 / Pléyade 22 julio- diciembre (2018) / online issn 0719-3696 / issn 0718-655X / pp. 181-185
Valentina Stutzin y Lieta Vivaldi

feministas contemporáneos han traído a las figuras tradicionales del activismo y la


militancia política. ¿Qué nuevas estrategias han surgido que desafíen las oposiciones
binarias entre víctima y agencia? Nos encontramos ante cuerpos vulnerables que
se articulan en medio de crisis, generando respuestas novedosas. Hacemos eco de
estas palabras e invitamos a producir articulaciones feministas y profundizar en
estrategias que resistan a las retóricas neoliberales y victimistas, y al mismo tiempo
insistimos en no dejar de impugnar las violencias. En efecto, “si la vulnerabilidad es
parte de la resistencia, si se manifiesta en formas ‘corpóreas’ de intervención política
y en modos de alianza que se caracterizan por una la interdependencia y la acción
pública, entonces se abre una posibilidad (una promesa) de desarrollar formas de
agencia colectiva que no rechacen la vulnerabilidad como un recurso que conduzca
a mayor igualdad, libertad y justicia” (p. 7).

Valentina Stutzin Vallejos. Licenciada en Antropología Sociocultural por


la Universidad de Buenos Aires (Buenos Aires, Argentina). Correo electrónico:
valstut@gmail.com.

Lieta Vivaldi. Doctora en Sociología por Goldsmiths, Universidad de Londres


(Londres, Reino Unido). Magíster en Sociología por la London School of Economics
and Political Sciences, y abogada por la Universidad de Chile. Correo electrónico:
lietavivaldi@gmail.com.

Pléyade 22 / julio-diciembre (2018) online issn 0719-3696 / issn 0718-655X / pp. 181-185 185
Pléyade 22 / julio-diciembre (2018)
online ISSN 0719-3696
ISSN 0718-655X / pp. 187-191

Reseña

Judith Butler. Notes Toward a Performative Theory of Assembly.


Cambridge MA: Harvard University Press, 2015. 248 pp. ISBN
9780674967755

Nicolás Ried1
Universidad de Chile

Judith Butler es una de las pensadoras más influyentes de las recientes décadas,
no solo en un sentido exclusivamente académico, sino también desde el punto
de vista del activismo político. Ya en sus primeras obras, Butler ha explorado
la relación performativa entre la producción académica y la producción de la
identidad política como una forma de resistencia ante las diferentes expresiones del
poder. Es así como en su obra más destacada, El género en disputa, polemiza con los
movimientos feministas y de liberación homosexual, de los cuales formaba parte, a
fin de instalar incisivas cuestiones que, a la larga, marcarían las diferentes rutas de
dichos movimientos. En esa obra, Butler pone en duda que el gran problema del
feminismo sea el patriarcado, entendido como la forma cultural en que se expresa
la división de los sexos y la jerarquización de uno por sobre otro, sosteniendo que el
problema es el género entendido como un dispositivo de producción, normalización,
categorización y reproducción de la identidad2. Argumenta esta tesis en función
de la distinción entre las nociones de género, sexo y deseo, dando lugar a una de las
más difundidas versiones de lo que conocemos como posfeminismo: el sexo, al igual
que el género, sería una producción cultural, y ambas dependerían de discursos
organizados políticamente que favorecerían la existencia binaria de las identidades
masculina y femenina.
La argumentación butleriana sobre el sexo y el género le valió una serie de
críticas que malentendieron sus consecuencias argumentativas, obligándola a
realizar una profundización teórica en el libro Cuerpos que importan. En esta obra,
Butler responde a sus críticos, provenientes de tradiciones tan disímiles como el
liberalismo, el marxismo, el psicoanálisis y el activismo no académico, adentrándose
en sus raíces filosóficas más fuertes, como son la obra de Michel Foucault, J. L. Austin,
1
Doctorando en Filosofía, Universidad de Chile (Santiago, Chile). Correo electrónico:
nicolasried@gmail.com.
2
Judith Butler, El género en disputa. El feminismo y la subversión de la identidad (Buenos Aires:
Editorial Paidós, 2007).

187
Judith Butler. Notes Toward a Performative Theory of Assembly

Donna Haraway y sus maestrxs, Gayatri Chakravorty Spivak y Jacques Derrida.


Butler argumenta en favor de una noción performativa del género, según la cual hay
que comprender que la identidad es un conjunto de repeticiones ritualizadas que
producen y reproducen lo que llamamos el género, sin que exista de manera previa
adscrita al cuerpo dicha identidad3. Realizando una novedosa lectura de la teoría
de los actos performativos del lenguaje, Butler señala de qué modo el género se
produce de forma discursiva, por ejemplo, cuando alguien se refiere a otra persona
como “una niña linda” o “un hombre fuerte”, haciendo que estos actos no sean
solo descriptivos sino formas del lenguaje que producen una determinada realidad
social a partir de su repetición, sin que haya un fundamento previo al lenguaje ni un
asidero trascendental que haga de esa enunciación algo verdadero.
Sin embargo, esta nueva argumentación de Butler le valió nuevas críticas, cada
vez más sofisticadas, que aspiraban a dejarla en la dimensión del conservadurismo
político. A comienzos del presente siglo, sus críticos la encasillaban como una filósofa
posmoderna, que negaba la existencia de algo tan real como es el género. Dichas
críticas fueron respondidas en el compilado de ensayos titulado Deshacer el género.
En estos ensayos Butler inaugura algunos de los tópicos que marcarían de manera
retrospectiva toda su obra, como el problema mismo de la normatividad y el asunto
de la colectividad de la acción política4. En particular, Butler analiza el tema de
las alianzas y los conciertos políticos, respondiendo a las críticas que la situaban en el
bando de la producción individual de la identidad; al contrario, ella sostiene que la
producción de la identidad es parte de una acción concertada con otros cuerpos, lo
que da lugar a la acción de la identidad colectiva, sin caer en el activismo militante
y obediente de la autoridad. En este punto, Butler logra mirar con una perspectiva
más amplia el problema del género y lo sitúa en el campo de la producción política,
permitiéndole discutir directamente con las grandes tradiciones de la izquierda
militante.
Lo anterior se expresó en un debate preciso que tuvo con Nancy Fraser en la
revista New Left Review en 1998, donde Butler sostenía que el marxismo siempre
trató a los movimientos antirracistas, feministas, de liberación homosexual y, en
general, de defensa de las minorías, como movimientos “meramente culturales”,
sometidos a la crítica de la política económica marxiana. Butler indicaba cómo esas
estrategias surgían de una comprensión reducida tanto del marxismo como de los
movimientos sociales, entendidos como meras cuestiones culturales. Esa reducción
no permitiría comprender que “lo meramente cultural” no es más que una estructura
de producción de la identidad atravesada tanto por las condiciones económicas de

3
Judith Butler, Cuerpos que importan. Sobre los límites materiales y discursivos del ‘sexo’ (Buenos
Aires: Editorial Paidós, 2008).
4
Judith Butler, Deshacer el género (Buenos Aires: Editorial Paidós, 2006).

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Nicolás Ried

explotación bajo el capitalismo neoliberal, como por las condicionantes de raza,


género y sexualidad con que son oprimidas las “minorías”5.
Con este debate Butler se sitúa en las cuestiones relativas a las vidas que valen la
pena ser vividas y las formas en que la vida es precarizada, material y éticamente.
Butler transita de la crítica del feminismo y los usos del cuerpo a problemas muchos
más cercanos a la filosofía de la moral, lo que produce un aparente quiebre en su
obra. En libros como Vida precaria (2004), Dar cuenta de sí mismo (2005) y Marcos de
guerra (2009), Butler se aleja de los problemas relativos al feminismo y el género a fin
de abordar temas atingentes a la ética de la vida. En estas tres obras, Butler piensa
los problemas de su tiempo, dando un lugar protagónico a la opresión del pueblo
palestino por el Estado de Israel, a problemas teóricos como el duelo, la otredad,
la producción de la subjetividad y la guerra. En Marcos de guerra, particularmente,
adopta dos conceptos que le servirán de grilla para analizar la guerra en el contexto
de producción neoliberal: precariedad (precariousness) y precaridad (precarity). El primero
es la condición general de fragilidad que tiene la vida humana, esa cualidad de
desaparecer ante mínimas violencias; mientras que el segundo concepto refiere a
las formas institucionales en que esa precariedad es distribuida de manera desigual
por el Estado y los diferentes dispositivos del poder6. Con “vida precaria” Butler
denomina a las formas de vida que el neoliberalismo global no se ocupa de
garantizar, y que incluso se esmera en minimizar, empobrecer y vulnerar de modo
tal que no aparezcan como modelos de vidas vivibles.
Es en este contexto de producción que Judith Butler publica el conjunto de
ensayos titulado Notes Toward a Performative Theory of Assembly. Teniendo en cuenta las
manifestaciones públicas de los pueblos que, a lo largo del mundo, ya no toleran las
situaciones de abuso, precarización, vulneración y desigualdad, Butler se pregunta
por el significado de reunirse multitudinariamente en las plazas y calles. Con esto
se evidencia que el proyecto butleriano observa los problemas más tradicionales
de las democracias modernas a la luz de una mirada colectiva. No es casual que
el primero de los ensayos, “Gender Politics and the Right to Appear”, aborde una
de las cuestiones metodológicas más importantes en su obra, a saber, ¿cuál es la
relación entre las políticas de la calle, las manifestaciones públicas y las asambleas
como forma de lo político, y las teorías del género en su versión performativa? Lo
que equivale a preguntarse, ¿cuál es la relación entre la obra temprana de Butler
y su obra más reciente, aquella que ha venido escribiendo desde comienzos del
nuevo milenio? Es en esta cartografía intelectual que la autora consigue articular
de manera elegante un conjunto de nociones y conceptos que, vistos desde muy

5
Judith Butler, “El marxismo y lo meramente cultural”, New Left Review 2 (2000); Nancy Fraser,
“Heterosexismo, falta de reconocimiento y capitalismo: una respuesta a Judith Butler”, New
Left Review 2 (2000).
6
Judith Butler, Marcos de guerra. Las vidas lloradas (Buenos Aires: Editorial Paidós, 2010).

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Judith Butler. Notes Toward a Performative Theory of Assembly

cerca, parecen no estar tan íntimamente relacionados como lo muestra en esta obra.
Nociones como precariedad, asamblea, vulneración, interdependencia, alianza, cohabitación,
performatividad, feminismo y resistencia se entrelazan para configurar una potente crítica
de la individualidad neoliberal. Y es que Butler no piensa al sujeto de la política,
sino las políticas del sujeto de manera colectiva, en relación con encuentros y
desconciertos, que la llevan incluso a sostener una determinada noción de pueblo
performativo.
Los ensayos que Butler nos presenta tienen en vista no solo las formas en que el
poder se manifiesta a través de diversos dispositivos, los cuales analiza y critica, sino
que además nos ofrece ciertas pistas sobre cómo se articula y produce una resistencia
ante tales formas del poder. En el segundo de los ensayos aborda el asunto de los
cuerpos que se alían a fin de producir una resistencia pública. Siguiendo siempre
las rutas de sus autores recurrentes, como son Theodor Adorno, Hannah Arendt y
Emmanuel Lévinas, Butler otorga una lectura de la performatividad del género en
relación con la corporización de los actos de habla, argumentando que los cuerpos
reunidos en la calle son una manera de decir la resistencia. Es por ello que, más
adelante, argumentará a favor del derecho fundamental a aparecer, que sería la
forma más propia de la libertad. Es así como en el quinto ensayo, probablemente
el más destacado de los seis que nos ofrece, titulado “‘We the people’ –Thoughts
on Freedom of Assembly”, la autora argumenta que el derecho fundamental de las
democracias modernas es el derecho de asamblea, o derecho de reunión, incluso
por sobre el derecho de la libertad de expresión. La argumentación de Butler se
funda en la idea de que los humanos, o esa construcción moderna que hemos
entendido como “humanidad”, no se da nunca de manera solitaria, sino siempre en
función de un conjunto de alianzas, contradicciones y cohabitaciones que permiten
el despliegue integral de la vida. Es así como la identidad misma es una construcción
en alianza con otros y otras, y no solo otros y otras humanas, sino que otras especies,
otras máquinas, otras tecnologías y otros textos, siendo esta una idea que desprende
y discute a partir de la producción reciente de Donna Haraway7.
Así, Butler profundiza y observa de manera retrospectiva los asuntos más
transversales de su obra, algo que canaliza de manera sistemática en el sexto y
último ensayo del libro que aborda la relación entre la reflexión ética y la teoría
social. ¿Cómo vivir una vida propia, en un contexto de precarización de la vida,
y al mismo tiempo producir una crítica de las estructuras de producción sociales
que impiden y restringen la vida misma? Esta pregunta, cuya respuesta no puede
sino ser mostrada a destellos a lo largo de toda la producción literaria butleriana,
nos muestra que el problema del género y la fórmula de la performatividad son un
intento por enlazar la pregunta por lo individual con la pregunta por lo colectivo, es

7
Donna Haraway, Manifiesto de las especies de compañía (Buenos Aires: Sans Soleil ediciones,
2016).

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Nicolás Ried

decir, es una forma particular en que la acción política responde tanto a la pregunta
ética (¿cómo vivir una vida propia?), como a la pregunta de la teoría social (¿cómo
vivir una vida con otros?), teniendo siempre en cuenta el ojo de la crítica, un ojo
que no se conforma simplemente con mirar el mundo que el búho de Minerva ya
abandonó.

Referencias bibliográficas

Butler, Judith. El género en disputa. El feminismo y la subversión de la identidad. Buenos


Aires: Editorial Paidós, 2007.
______. Cuerpos que importan. Sobre los límites materiales y discursivos del ‘sexo’. Buenos
Aires: Editorial Paidós, 2008.
______. Deshacer el género. Buenos Aires: Editorial Paidós, 2006.
______. Marcos de guerra. Las vidas lloradas. Buenos Aires: Editorial Paidós, 2010.
______. “El marxismo y lo meramente cultural”. New Left Review 2 (2000): 109-121.
Fraser, Nancy. “Heterosexismo, falta de reconocimiento y capitalismo: una respuesta
a Judith Butler”. New Left Review 2 (2000): 123-133.
Haraway, Donna. Manifiesto de las especies de compañía. Buenos Aires: Sans Soleil
ediciones, 2016.

Nicolás Ried. Doctorando en Filosofía, Universidad de Chile (Santiago, Chile).


Abogado, Universidad de Chile. Activista e investigador en las áreas de filosofía
política, la teoría social y la biopolítica. Sus líneas de investigación tienen por
problema fundamental la resistencia y la crítica de la individualidad neoliberal.
Correo electrónico: nicolasried@gmail.com.

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Instrucción a los autores

Alcance y política editorial

La revista Pléyade acepta contribuciones de carácter científico en español o inglés.


Todos los artículos publicados serán sometidos a doble arbitraje ciego. Se incentiva
la discusión intelectual y académica de los fenómenos políticos, considerando temas
ligados a la ciencia política, a la sociología, a la filosofía y a los estudios culturales.
Se privilegia la publicación de artículos originales y resultantes de proyectos de
investigación científica.

Política de secciones

Pléyade está compuesta por cuatro secciones. La publicación de las contribuciones es


decidida por el consejo editorial, sobre la base de pareceres anónimos de revisores
expertos en el objeto de estudio (double-blind peer review) y según la disponibilidad
de espacio.

Artículos: textos inéditos que provengan de investigación (hasta 10.000 palabras).


Envíos abiertos.

Reseñas: artículos bibliográficos originales referidos a publicaciones significativas


para las humanidades y las ciencias sociales (hasta 4.000 palabras). Envíos abiertos.

Entrevistas: conversaciones con destacados investigadores sobre temas relevantes


para el alcance de la revista (hasta 7.000 palabras). Envíos abiertos.

Intervenciones: artículos breves dedicados a analizar alguna cuestión relevante


para las humanidades y las ciencias sociales (hasta 5.000 palabras). Esta sección se
incluye en los números donde el consejo editorial lo decide previamente.

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Política de acceso abierto

La revista facilita el acceso sin restricciones a todo su contenido desde el momento


de su publicación electrónica. La publicación no tiene ningún coste para los
autores.

Forma y preparación de manuscritos

Los autores que deseen colaborar deben enviar sus trabajos en formato Microsoft
Word (.doc) o RTF al correo electrónico: contacto@revistapleyade.cl; los artículos
y entrevistas deben ser de una extensión mínima de 7.000 palabras y máxima de
10.000 (sin incluir la bibliografía).

Los artículos y entrevistas deben cumplir con las siguientes características:

–– Un título que se ajuste al contenido del artículo en español e inglés.


–– Un resumen de 150 a 200 palabras, escrito en tercera persona en español e
inglés.
–– Entre 3 y 5 palabras clave en español e inglés.
–– Usar el sistema de notas y bibliografía Chicago Style
–– (ver: http://www.chicagomanualofstyle.org/tools_citationguide.html).
–– Títulos del artículo sin numeración y en negrita.
–– Subtítulos del artículo sin numeración y en cursiva.
–– Fuente Times New Roman 12
–– No usar abreviaturas tales como op. cit., loc. cit., cfr. o cf. (véase la siguiente
sección).
–– Envío de tablas, cuadros e imágenes: se presentarán en el cuerpo del texto y en
archivos aparte. Los gráficos (Excel) y las figuras (únicamente en formato .jpg
con una resolución no inferior a 300 dpi) deben ser presentados aparte. Las
tablas y las figuras deben ser inéditas; en caso contrario, el autor debe obtener
el respectivo permiso para su reproducción y citar la fuente en la leyenda.
––
Junto con el documento deben adjuntarse los siguientes archivos independientes:

–– Una breve reseña biográfica que contenga el título del artículo, el nombre
del(a) autor(a), filiación institucional (mencionando el país y ciudad), así como
cualquier tipo de agradecimiento. Se promueve que los autores mencionen si

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los artículos son originados a partir de proyectos de investigación. Incluir fuente


de financiamiento, nombre del proyecto, año, y código (si aplica).
–– Una carta donde se declare que el artículo es original e inédito y que no se
encuentra siendo sometido a evaluación en otra revista.
–– Si algunos de los contenidos han sido publicados, o son parte de un trabajo más
extenso, se debe adjuntar una carta en la que se informa al respecto.

Elaboración de citas y referencias bibliográficas

El comité editor solicita a los autores que la norma para citar fuentes esté basada
en el formato Chicago Manual Style, notas y bibliografía. Tanto las notas a pie de
página como la bibliografía deben seguir estrictamente este formato, además las
citas largas en el texto (aquellas que exceden las 5 o 6 líneas) se deben poner en
bloque. Al momento de elaborar las citas se recomienda a los autores que consideren
las siguientes recomendaciones:
Cuando por primera vez se cita un libro en el artículo, se debe poner a pie de
página el nombre del autor seguido de su apellido y en seguida una coma, para
luego señalar la referencia completa: Título en cursiva (ciudad de edición: editorial,
año), páginas:

Ejemplo: 1 Hannah Arendt, La condición humana (Barcelona: Paidós, 1996), 211.

En las siguientes citas que se hagan a este mismo texto se debe incluir únicamente
el apellido del autor seguido de una coma y luego el título de la obra o el título abreviado
si este es demasiado largo (en cursiva), luego una coma y el número de página
correspondiente:

Ejemplo: 1 Arendt, La condición humana, 55.

Si volvemos a citar una misma obra en la nota inmediatamente siguiente, solo se


coloca la abreviatura Ibíd. (en cursiva, con tilde y punto), seguida por el número de
página que corresponde a la nueva cita:

Ejemplo: 1 Hannah Arendt, La condición humana (Barcelona: Paidós, 1996), 211.


Ejemplo: 2 Ibíd., 235.

Pero si se vuelve a citar la misma obra y la misma página en la nota


inmediatamente siguiente, solo se coloca la palabra Ibídem. (en cursiva, con tilde y
punto):

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Ejemplo: 1 Hannah Arendt, La condición humana (Barcelona: Paidós, 1996), 211.

Ejemplo: 2 Ibídem.

Todas las citas deben ir del siguiente modo cuando se hace referencia a más de
una página: 180-220; 135 y siguientes:

Ejemplo: 1 Arendt, Sobre la revolución, 106-110.

Ejemplo: 2 Habermas, La lógica de las ciencias sociales, 135 y siguientes.

Para citar artículos de revistas: nombre y apellido del autor, “Título del artículo”
(entre comillas), Título de la revista (en cursiva) número o volumen de la revista (año
de publicación): página específica que se está citando. El rango completo de páginas
que ocupa el artículo solo se pone en la bibliografía:

Ejemplo: 1 Rodrigo Karmy, “Carl Schmitt y la política del anticristo.


Representación, forma política y nihilismo”, Pléyade 3 (2009): 27.

Para citar capítulos o artículos de libros: nombre y apellido del autor, “Título
del artículo” (entre comillas), en Título del libro u obra general en la que se encuentra (en
cursiva), comp. nombre y apellido del compilador en minúscula (si tiene) o ed.
editor o entidad editora (ciudad de edición: editorial, año de la publicación), página
específica que se está citando. El rango completo de páginas que ocupa el artículo
solo se pone en la bibliografía:
Ejemplos:

Cristina Lafont, “Religión y esfera pública. ¿Cuáles son las obligaciones


deliberativas de la ciudadanía democrática?”, en La actualidad de la crítica. Ensayos
sobre la Escuela de Frankfurt, ed. Nicolás del Valle (Santiago de Chile: Editorial Metales
Pesados, 2015), 295.

Louis Althusser, “Ideología y aparatos ideológicos de Estado”, en Ideología: un


mapa de la cuestión, comp. Slavoj Žižek (Buenos Aires: Editorial Paidós, 2003), 15.

Para citar artículos de un diario o revista popular de internet: nombre y apellido


del autor, “Título del artículo”, nombre del medio en cursivas, fecha de publicación, fecha
de consulta, link:

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Ejemplo: 1 Silvana Vetö H., “Prácticas genocidas en la dictadura chilena, 1973-


1990”, Revista Lecturas, 7 de abril de 2011, consultado el 3 de mayo de 2016, http://
www.revistalecturas.cl/practicas-genocidas-en-la-dictadura-chilena-1973-1990/.

Por su parte, la bibliografía completa debe ir al final del artículo ordenada


alfabéticamente de acuerdo con apellido de los autores. La estructura es ligeramente
similar a la de las notas a pie de página. Se lista a continuación:

Althusser, Louis. “Ideología y aparatos ideológicos de Estado”. En Ideología: un


mapa de la cuestión, compilado por Slavoj Žižek, 115-157. Buenos Aires: Editorial
Paidós, 2003.

Arendt, Hannah. La condición humana. Barcelona: Paidós, 1996.

–––. Sobre la revolución. Madrid: Alianza Editorial, 2004.

Habermas, Jürgen. La lógica de las ciencias sociales. Madrid: Tecnos, 1990.

Karmy, Rodrigo. “Carl Schmitt y la política del anticristo. Representación,


forma política y nihilismo”. Pléyade 3 (2009): 25-42.

Lafont, Cristina. “Religión y esfera pública. ¿Cuáles son las obligaciones


deliberativas de la ciudadanía democrática?”. En La actualidad de la crítica. Ensayos
sobre la Escuela de Frankfurt, editado por Nicolás del Valle, 293-329. Santiago: Editorial
Metales Pesados, 2015.

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Reseñas de libros

El equipo editorial está constantemente aceptando reseñas de libros. Se promueve el


envío de reseñas acordes a las temáticas de las ediciones de la revista.

Los libros reseñados debieran:


–– Presentar un interés general para los académicos y estudiantes en relación
con lo político, desde las ciencias sociales y las humanidades.
–– Referirse a títulos recientes.
–– Los libros reseñados deben ser en español o inglés. Algunas excepciones a
la regla podrían ser reseñas de libros que no hayan sido escritos en español
o inglés, pero que representen una contribución académica.
–– Tener entre 1000 y 4000 palabras.
–– Presentarse en un archivo en formato Microsoft Word (.doc) o rtf.
–– Presentarse con referencias completas en formato Chicago Style, usando el
sistema de notas al pie y bibliografía (ver: http://www.chicagomanualofstyle.
org/ tools_citationguide.html o las indicaciones del presente documento).
–– Incluir los detalles completos del libro (autor(es), ciudad de publicación,
editorial, fecha de publicación, isbn, cantidad de páginas).
–– Incluir una breve reseña biográfica que no supere las 100 palabras. Debe
contener el nombre del(a) autor(a), filiación institucional (mencionando
el país y ciudad). Las propuestas deben ser enviadas directamente a:
contacto@revistapleyade.cl

Proceso de evaluación por pares

Las propuestas de artículos serán revisadas por el equipo editorial y dos árbitros bajo
referato ciego. Una vez recibidos los documentos, los artículos son evaluados por
el equipo editorial y los editores invitados de acuerdo con su pertinencia respecto
de la temática del número. Luego se envía una copia anónima del artículo a dos
árbitros, quienes evalúan y deciden –sobre la base de los criterios establecidos por
el comité editorial de la revista Pléyade– si los artículos están o no en condiciones de
ser publicados.

El comité editorial considera los siguientes criterios como fundamentales al


momento de evaluar un artículo: 1. interés del tema; 2. calidad teórica del artículo;

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3. calidad argumentativa; 4. calidad de las conclusiones; 5. calidad de las referencias


bibliográficas. La respuesta del arbitraje es enviada a los autores según un plazo
que varía de cuatro a doce semanas, después del término de la convocatoria
correspondiente. La resolución final de este proceso puede contemplar las siguientes
alternativas:

–– –En el caso de ser rechazado el artículo, se comunicará al autor especificando


las razones.
–– –En el caso que sea aprobado pero con acotaciones, el/los autor/es deberán
corregir su artículo a la luz de los comentarios elaborados por el proceso de
arbitraje.
–– –En el caso de ser aprobado, el artículo será publicado en alguno de los tres
números siguientes.

Editores y comité editorial

Cada envío es manejado por un solo editor desde el principio hasta el fin. Los editores
deben a los autores asignados el debido cuidado, equidad y respeto. Eso incluye una
comunicación cortés, honesta, rápida y consistente; proteger el anonimato de las
comunicaciones y los derechos morales de los autores sobre su trabajo; la gestión de
la revisión por pares de manera eficiente para que los autores reciban una decisión
rápida (entre cuatro y doce semanas), y manteniendo a los autores informados sobre
cualquier retraso. Las decisiones finales son tomadas por el editor responsable. El
proceso de revisión por pares no sustituye su juicio, sino que proporciona recursos
de expertos para orientarlo. Decisiones editoriales en todo momento tendrán
que basarse en estándares académicos, pero también deberán tener en cuenta las
exigencias de la práctica de la gestión de una publicación académica. La labor del
comité editorial en el proceso de revisión es el apoyo en la coordinación, promoción
y planificación de la revista. Los miembros del comité editorial proponen lectores o
árbitros para los artículos enviados a la revista.

Autores

Los autores declaran que su artículo no es sustancialmente similar a los que


han publicado previamente y que no está actualmente bajo consideración en
cualquier otra publicación; que su artículo distingue con claridad su propia forma
de pensar de las ideas desarrolladas por otros autores, siguiendo las mejores
prácticas académicas de citación y referencias; que todas las obligaciones legales
pertinentes (permisos de derechos de autor, difamación, etcétera) se han cumplido;

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que cualquier conflicto sustantivo de interés conocido por el autor, que podría
habilitar a un tercero para cuestionar la neutralidad del artículo, ha sido declarado
al editor responsable. Los editores pueden rechazar un envío sin más justificación
si alguna de estas declaraciones es falsa o incompleta. La revista no tendrá ninguna
responsabilidad por las consecuencias legales derivadas de la insuficiencia de los
autores para cumplir con la legislación pertinente o con los derechos de autor. En los
casos de varios autores, el correspondiente autor es responsable de asegurar que los
coautores están debidamente acreditados y que han sido debidamente informados
y consultados en todas las etapas en el proceso de publicación. Si un autor descubre
un error significativo en su artículo después de su publicación, debe notificar al
editor responsable de inmediato y cooperar en su corrección o retracción.

Árbitros

Las evaluaciones deben realizarse de manera objetiva y centrarse exclusivamente


en el contenido académico de los manuscritos. Las críticas personales del autor
son inadecuadas. Los árbitros deben expresar sus puntos de vista con claridad y
apoyados por argumentos. Observaciones destinadas al autor deben formularse con
cuidado y respeto. Las evaluaciones de manuscritos son documentos confidenciales:
no deben ser compartidas o discutidas con los demás (salvo con la autorización
expresa del editor responsable). El anonimato de árbitros será protegido por el
editor, a menos que ese derecho no se aplique de forma explícita por el árbitro. La
tarea central de un árbitro es evaluar la originalidad, la coherencia y la importancia
de cada artículo. Con la realización de un reporte de evaluación los editores se
comprometen a considerar seriamente la decisión a la que se llega. Sin embargo,
los editores toman sus decisiones finales no solo sobre la base de las conclusiones de
los árbitros, sino además de la capacidad de persuasión de su razonamiento, sobre
todo cuando los árbitros no están de acuerdo en sus informes. Es esencial que los
árbitros expliquen sus conclusiones de manera tal que tanto los editores como los no
expertos en el tema pueden entender.

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Instructions to Authors

Scope and policy


Pléyade accepts scientific contributions in Spanish or English. All published articles
will be submitted to double blind review. The journal encourages intellectual and
academic discussion of political phenomena, from a variety of disciplines including
political science, sociology, philosophy, and cultural studies. Original manuscripts
and scientific results from research projects are welcome.

Sections Policies

Pléyade consists of four sections. The publication of contributions is determined by


the Editorial Board, based on expert opinions of anonymous reviewers in the object
of study (double-blind peer review) and the availability of space.

Articles: Unpublished texts coming from research (10,000 words).

Interviews: Conversations with leading researchers relevant to the scope of the


journal (7,000 words).

Book Reviews: Original bibliographic articles on significant publications for the


humanities and social sciences (4,000 words).

Interventions: Brief articles dedicated to analyze any relevant issue for humanities
and social sciences (up to 5,000 words). This section is included in the issues where
the editorial board decides previously.

Open Access Policy

Pléyade provides unrestricted access to all its contents from the time of its electronic
publication. The publication has no cost to authors.

Form and preparation of manuscripts

Authors should send their papers in Microsoft Word (.doc) or RTF format
to the following email: contacto@revistapleyade.cl Manuscripts must be of a

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minimum length of 7,000 words and a maximum of 10,000 words (not including
the bibliography).

Articles and Interviews must have the following characteristics:

–– A title specifying the content of the article in Spanish and English.


–– A summary of 150-200 words (written in the third person) in Spanish and
English.
–– Between 3 and 5 key words in Spanish and English.
–– Use the notes and bibliography system Chicago Style
–– (http://www.chicagomanualofstyle.org/tools_citationguide.html).
–– Articles titles in bold letters and without numeration.
–– Articles subtitles in italics and without numeration.
–– Font Times New Roman 12
–– Do not use abbreviations such as op. cit., loc. cit., cfr. o cf. (see next section).
–– Charts, graphics, or images should be included in the body of the text and in
separate files (.jpg format and a resolution equal or over 300 dpi). The figures
must be unpublished. Otherwise, the author must obtain the respective license
to reproduce and cite the source in the legend.

Also, the following separate files must be attached:

–– A brief biographical note that contains the article title, author name,
institutional affiliation (including country and city), as well as acknowledgment
to people. The journal encourages authors to mention if the articles are
originating from research projects. Include funding source, project name, year,
and code (if applicable)
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is not currently under evaluation in another journal.
–– If some contents have already been published, or are part of a larger work, a
letter should be attached in which this republication is reported.

Preparation of Quotations and References

Authors are expected to format quotations according to Chicago Style. Both


footnotes and bibliography should strictly follow this format. Also long quotations

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(those that exceed 5 or 6 lines) should be placed in block in the text. In preparing
quotations and references, please consider the following recommendations:

The first time a book is cited, one must put first the author’s first name, then their
surname followed by a comma. Then comes the full reference with title in italics
(city publishing: publisher, year), pages:

Example: 1 Hannah Arendt, The Human Condition (Chicago: The University of


Chicago Press, 1998), 211.

Subsequent references of the same text should have the author’s surname,
followed by the title of the work, or the short title if it is too long, then a comma and
page number:

Example: 1 Arendt, The Human Condition, 55.

If the same work is quoted immediately after, the abbreviation Ibid. is used (with
point), followed by the page number corresponding to the new quotation:

Example: 1 Hannah Arendt, The Human Condition (Chicago: The University of


Chicago Press, 1998), 211.

Example: 2 Ibid., 235.

But if the same work and the same page is quoted immediately after, the
abbreviation Ibidem. should be used (with point):

Example: 1 Hannah Arendt, The Human Condition (Chicago: The University of


Chicago Press, 1998), 211.

Example: 2 Ibidem.

All quotes must be as follows when referring to more than one page: 180-220;
135 ff.

Example: 1 García Düttmann, Philosophy of Exaggeration, 106-109.

Example: 2 Nirenberg, Anti-Judaism. The Western Tradition, 135 and ff.

To quote journal articles: name and surname of the author, “Article Title”
(in quotes), Title of the journal (in italics), the number or volume of the issue (year

203
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publication): specific page being quoted. The complete range of pages occupied by
the single item is placed in the bibliography:

Example: 1 Alice Ormiston, “The Spirit of Christianity and Its Fate: Towards a
Reconsideration of the Role of Love in Hegel”, Canadian Journal of Political science /
Revue canadienne de science politique 35 (2002): 504.

To quote book chapters: name and surname of the author, “Article Title” (in
quotes), in Title of book or general work in which it is found (in italics), ed. editor(s) name
and surname in small letters and/or publisher (city of publication: publisher, year of
publication), specific page being quoted. The complete range of pages occupied by
the article only appears in the bibliography:
Example:

Hans-Friedrich Fulda, “ ‘Science of the Phenomenology of Spirit’: Hegel’s Program and


its Implementation”, in Hegel’s “Phenomenology of Spirit”. A Critical Guide, ed. by Dean
Moyar and Michael Quante (Cambridge MA: Cambridge University Press, 2008), 25.

To quote an article in a newspaper or popular magazine: name and surname


of the author (if there is no author, the citation starts with the article title), “Article
Title”, name of the newspaper or popular magazine, date it was published, accessed
followed by date it was accessed, link (emphasis added):

Example: 1 “Pakistan says US Drone Strike that Killed Taliban Leader violated
Its Sovereignty”, The Guardian, May 22, 2016, accessed May 23, 2016, http://www.
theguardian.com/world/2016/may/22/pakistan-us-drone-strike-taliban-violated-
its-sovereignty.

The complete bibliography should go at the end of the article ordered


alphabetically according to the name of the authors. The structure is almost the
same as that of the footnotes page, listed as it follows:

Arendt, Hannah. The Human Condition. Chicago: The University of Chicago


Press, 1998.

Fulda, Hans-Friedrich. “ ‘Science of the Phenomenology of Spirit’: Hegel’s Program


and its Implementation”. In Hegel’s “Phenomenology of Spirit”. A Critical Guide, edited by
Dean Moyar and Michael Quante, 21-42. Cambridge MA: Cambridge University
Press, 2008.

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García Düttmann, Alexander. Philosophy of Exaggeration. Translated by James


Phillips. London: Continuum, 2007.

Nirenberg, David. Anti-Judaism. The Western Tradition. New York: W. W. Norton,


2014.

Ormiston, Alice. “The Spirit of Christianity and Its Fate: Towards a


Reconsideration of the Role of Love in Hegel”. Canadian Journal of Political science /
Revue canadienne de science politique 35 (2002): 499-525.

“Pakistan says US Drone Strike that Killed Taliban Leader violated Its
Sovereignty”. The Guardian, May 22, 2016. Accessed May 23, 2016. http://www.
theguardian.com/world/2016/may/22/pakistan-us-drone-strike-taliban-violated-
its-sovereignty.

Book Reviews

The editorial team accepts book reviews. We encourage reviews that fit with the
themes of the special issues of the journal.

On books and reviews:

–– The book under review should be of general interest to scholars and


students in relation to politics, from any discipline in the social sciences and
humanities.

–– The book under review should be in Spanish or English. Some exceptions


may be made for books not written in Spanish or English, if they represent
an important academic contribution.

–– Review refers to recent titles.

–– Reviews should be between 1000-4000 words.

–– Introduce a file in Microsoft Word (.doc) or rtf format.

–– With full references in Chicago Style format, using the system of footnotes
and bibliography

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(See http://www.chicagomanualofstyle.org/tools_citationguide.html or at
the end of this document).

–– Include full details of the book (the author(s), city of publication, publisher,
date of publication, isbn, number of pages).

–– Include a brief biographical note of no more than 100 words. It must


contain the name of the reviews author(s), institutional affiliation (including
the country and city). Proposals should be sent directly to: contacto@
revistapleyade.cl.

Statement of Publications Ethics

The statement of Pléyade’s publication ethics is based on the best practice guidelines
developed by the Committee on Publication Ethics (COPE) available at http://
publicationethics.org/

Editors and Editorial Board

Each submission is managed by a chief editor from start to finish. Editors owe their
assigned authors due care, fairness, and respect. That includes such performances
as: honest, prompt, consistent, and polite communication; protecting the anonymity
of submissions and the moral rights of authors’ over their work; managing peer-
review efficiently so that authors receive a decision quickly (between 4-12 weeks),
and keeping authors informed about any delays. Final decisions are made by the
editor in chief. The peer-review process is not supposed to replace their judgment,
but to provide expert resources to guide it. Editorial decisions will at all times
be founded on academic standards, but will also take into account the practical
requirements of managing an academic publication. The editorial board supports
in the coordination, promotion and planning of the journal. The editorial board
members propose readers or referees for articles submitted to the journal.

Authors

Authors declare that their article is not substantially similar to one that they
have published previously or that is presently under consideration at any other
publication; their article clearly distinguishes their own thinking from the ideas and
claims developed by others, following best academic practice in their citation and
referencing; all relevant legal obligations (copyright permissions, defamation, and

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the like) have been complied with; any substantive conflict of interest known to the
author—that might lead a third party to question the neutrality of the article—has
been declared to the editor in chief. The editors may reject a submission without
further justification if any of these declarations is false or incomplete. The journal
will take no responsibility for legal liabilities resulting from authors’ failure to comply
with relevant law, such as concerning copyright. In cases of multiple authors, the
corresponding author is responsible for ensuring that co-authors are properly
credited, and that they have been adequately informed and consulted at every stage
in the publication process. If an author discovers a significant error in their article
after publication, they should notify the editor immediately and cooperate in its
correction or retraction.

Referees

Reviews should be conducted objectively and focus entirely on the academic content
of the manuscripts. Personal criticism of the author is inappropriate. Referees
should express their views clearly with supporting arguments. Remarks intended
for the author should be phrased carefully and respectfully. Review manuscripts are
confidential documents: they must not be shared or discussed with others (unless with
the explicit permission of the editor). The anonymity of referees will be protected
by the editor, unless that right is explicitly waived by the referee. The central task
for a referee is to evaluate the scholarly originality, coherence, and significance of a
submission. By commissioning a review report the editors undertake to consider it
seriously in coming to their decision. Nevertheless, editors make their final decisions
not merely on the basis of the referees’ conclusions, but on the persuasiveness of
their reasoning, especially when referees disagree in their reports. It is essential that
referees explain their conclusions in a way that the editors can understand as non-
experts in the topic of the submission.

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Instruções aos autores

Escopo e política
A revista Pléyade aceita contribuições de natureza científica em espanhol ou inglês.
Todos os artigos publicados serão sujeitos a um sistema duplo de arbitragem
cega. A discussão intelectual e acadêmica dos fenômenos políticos é incentivada,
considerando tópicos relacionados com a ciência política, a sociologia, a filosofia e
os estudos culturais. Será privilegiada a publicação de artigos originais resultantes
de projetos de pesquisa científica.

Política de seção

A Pléyade é composta por quatro seções. A publicação das contribuições é decidida


pelo conselho editorial, com base em opiniões anônimas de revisores especializados
no objeto de estudo (double-blind peer review), e de acordo com a disponibilidade
em termos de espaço.

Artigos: textos não publicados resultantes de projetos de pesquisa (até 10.000


palavras). Envios abertos.

Revisões: artigos bibliográficos originais referentes a publicações significativas


para as humanidades e ciências sociais (até 4.000 palavras). Envios abertos.

Entrevistas: conversas com investigadores relevantes sobre temas proeminentes


para o escopo da revista (até 7.000 palavras). Envios abertos.

Intervenções: breves artigos dedicados a analisar alguma questão relevante para


as ciências humanas e sociais (até 5.000 palavras). Esta seção será incluída nos
números decididos previamente pelo conselho editorial.

Política de acesso aberto

A revista facilita o acesso irrestrito a todo o seu conteúdo a partir do momento da


sua publicação eletrônica. A publicação não acarreta custos para os autores.

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Forma e preparação de manuscritos

Os autores que desejarem colaborar devem enviar os seus trabalhos em formato


Microsoft Word (.doc) ou rtf para o email: contacto@revistapleyade.cl; os artigos e
entrevistas devem ter uma extensão mínima de 7.000 palavras e 10.000 de máxima
(não incluindo bibliografia).

Artigos e entrevistas devem atender às seguintes características:

–– Um título em conformidade com o conteúdo do artigo em espanhol e inglês.


–– Um resumo de 150 a 200 palavras, escrito na terceira pessoa em espanhol
e inglês.
–– Entre 3 a 5 palavras-chave em espanhol e inglês.
–– Uso do sistema de notas e bibliografia Chicago Style
–– (ver mais: http://www.chicagomanualofstyle.org/tools_citationguide.
html).
–– Títulos do artigo sem numeração e em negrito.
–– Legendas do artigo sem numeração e em itálico.
–– Fonte Times New Roman 12
–– Não usar abreviações como op. cit., loc. cit., cfr. ou cf. (ver mais na próxima
seção).
–– Envio de tabelas, quadros e imagens: deverão ser apresentadas no corpo
do texto e em arquivos separados. Os gráficos (Excel) e as figuras (somente
no formato .jpg com uma resolução não inferior a 300 dpi) devem ser
apresentados separadamente. As tabelas e figuras devem ser originais; caso
contrário, o autor deve obter a respectiva permissão para a sua publicação
e citar a respetiva fonte na legenda.

Juntamente com o documento, devem ser anexados os seguintes arquivos


independentes:

–– Uma breve revisão biográfica que contenha o título do artigo, o nome do autor,
afiliação institucional (mencionando o país e a cidade), bem como qualquer
tipo de agradecimento. Os autores são encorajados a mencionar se os artigos

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são resultantes de projetos de pesquisa. Incluir fonte de financiamento, nome


do projeto, ano e código (se aplicável).
–– Uma carta declarando que o artigo é original e inédito e que não está sendo
submetido a avaliação noutro jornal.
–– Se alguns dos conteúdos tiverem sido publicados, ou fizerem parte de um
trabalho mais extenso, deverá anexar-se uma carta informando sobre isso.

Elaboração de citações e referências bibliográficas

O comitê de edição pede aos autores que a norma para citar fontes seja baseada
no formato Chicago Manual Style. Tanto as notas de rodapé quanto a bibliografia
devem seguir estritamente este formato. Além disso as citações longas no texto
(aquelas que excedem 5 ou 6 linhas) devem ser colocadas em bloco. Ao preparar
citações, recomenda-se aos autores que considerem as seguintes recomendações:
Quando um livro é mencionado pela primeira vez no artigo, o nome do autor deve
ser colocado ao lado do sobrenome seguido por uma vírgula, seguido por uma
referência completa: Título em itálico (cidade de edição: editora, ano), páginas:

Exemplo: 1 Hannah Arendt, La condición humana (Barcelona: Paidós, 1996), 211.

Apenas o sobrenome do autor seguido por uma vírgula e, em seguida, o título


do trabalho ou o título abreviado, se for muito longo (em itálico), seguido de uma
vírgula e o número de página correspondente:

Exemplo: 1 Arendt, La condición humana, 55.

Se citarmos novamente o mesmo trabalho na nota imediatamente a seguir,


apenas a abreviatura Ibid será colocada. (em itálico, com acento e ponto final),
seguido do número da página correspondente à nova citação:

Exemplo: 1 Hannah Arendt, La condición humana (Barcelona: Paidós, 1996),


211.

Exemplo: 2 Ibíd., 235.

Em casos em que o mesmo trabalho e a mesma página sejam citados novamente na


nota seguinte, somente a palavra Ibid deverá ser colocada. (em itálico, com acento
e ponto final):

Exemplo: 1 Hannah Arendt, La condición humana (Barcelona: Paidós, 1996), 211.

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Exemplo: 2 Ibídem.

Todas as citações devem obedecer ao seguinte exemplo quando se referirem a mais


de uma página: 180-220; 135 e seguintes:

Exemplo: 1 Arendt, Sobre la revolución, 106-110.

Exemplo: 2 Habermas, La lógica de las ciencias sociales, 135 e seguintes.

Para citar artigos de jornais: nome e sobrenome do autor, "Título do artigo"


(entre aspas), título do periódico (em itálico) número ou volume do periódico (ano
de publicação): página específica que está sendo citada. O conjunto completo de
páginas que o artigo ocupa só deverá ser incluído na bibliografia:

Exemplo: 1 Rodrigo Karmy, “Carl Schmitt y la política del anticristo.


Representación, forma política y nihilismo”, Pléyade 3 (2009): 27.

Para citar capítulos ou artigos de livros: nome e sobrenome do autor, "Título do


artigo" (entre aspas), em Título do livro ou trabalho geral no qual se encontra (em itálico),
comp. nome do compilador em minúsculas (se tiver) ou ed. editora ou entidade
editorial (cidade de edição: editora, ano de publicação), página específica que está
sendo citada. O conjunto completo de páginas que o artigo ocupa só deverá ser
incluído na bibliografia:

Exemplos:
Cristina Lafont, “Religión y esfera pública. ¿Cuáles son las obligaciones
deliberativas de la ciudadanía democrática?”, en La actualidad de la crítica. Ensayos
sobre la Escuela de Frankfurt, ed. Nicolás del Valle (Santiago de Chile: Editorial Metales
Pesados, 2015), 295.

Louis Althusser, “Ideología y aparatos ideológicos de Estado”, en Ideología: un


mapa de la cuestión, comp. Slavoj Žižek (Buenos Aires: Editorial Paidós, 2003), 15.

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Para citar artigos de um jornal ou revista popular na internet: nome e sobrenome


do autor, "Título do artigo", nome do meio de comunicação itálico, data de publicação,
data da consulta, link:

Exemplo: 1 Silvana Vetö H., “Prácticas genocidas en la dictadura chilena, 1973-


1990”, Revista Lecturas, 7 de abril de 2011, consultado el 3 de mayo de 2016, http://
www.revistalecturas.cl/practicas-genocidas-en-la-dictadura-chilena-1973-1990/.

Por sua vez, a bibliografia completa deverá encontrar-se no final do artigo ordenada
por ordem alfabética de acordo com o sobrenome dos autores. A estrutura é
ligeiramente semelhante à das notas de rodapé. Exemplo abaixo:

Althusser, Louis. “Ideología y aparatos ideológicos de Estado”. En Ideología: un


mapa de la cuestión, compilado por Slavoj Žižek, 115-157. Buenos Aires: Editorial
Paidós, 2003.

Arendt, Hannah. La condición humana. Barcelona: Paidós, 1996.

–––. Sobre la revolución. Madrid: Alianza Editorial, 2004.

Habermas, Jürgen. La lógica de las ciencias sociales. Madrid: Tecnos, 1990.

Karmy, Rodrigo. “Carl Schmitt y la política del anticristo. Representación,


forma política y nihilismo”. Pléyade 3 (2009): 25-42.

Lafont, Cristina. “Religión y esfera pública. ¿Cuáles son las obligaciones


deliberativas de la ciudadanía democrática?”. En La actualidad de la crítica. Ensayos
sobre la Escuela de Frankfurt, editado por Nicolás del Valle, 293-329. Santiago: Editorial
Metales Pesados, 2015.

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Resenhas de livros

A equipe editorial está sempre aberta a receber resenhas de livros. Promove-se o


envio de resenhas relacionadas com as temáticas presentes nas edições da revista.
Os livros revisados devem:

–– Apresentar interesse geral para acadêmicos e estudantes relativamente a temas


de política, ciências sociais e humanas.
–– Referir-se a títulos recentes.
–– Os livros revisados devem estar em espanhol ou inglês. Algumas exceções à
regra podem ser resenhas de livros que não sendo escritas em espanhol ou
inglês, representam uma contribuição acadêmica.
–– Ter entre 1000 e 4000 palavras.
–– Apresentar-se num arquivo em formato de Microsoft Word (.doc) ou rtf.
–– Apresentar referências completas no formato Chicago Style, usando este sistema
de notas de rodapé e bibliografia (ver mais: http://www.chicagomanualofstyle.
org/tools_citationguide.html ou as indicações deste documento).
–– Incluir os detalhes completos do livro (autor (es), cidade de publicação, editora,
data de publicação, isbn, número de páginas).
–– Incluir uma breve revisão biográfica que não exceda 100 palavras. Deve conter
o nome do autor (a), afiliação institucional (mencionando o país e a cidade).
As propostas devem ser enviadas diretamente para: contacto@revistapleyade.cl

Declaração ética de publicação

A declaração ética de publicação Pléyade baseia-se nas diretrizes de melhores


práticas desenvolvidas pelo Comitê de Ética em Publicações (COPE), disponível em
http://publicationethics.org/

Processo de avaliação por pares

As propostas de artigos serão analisadas pela equipe editorial e por dois revisores
sob blind review. Uma vez recebidos os documentos, os artigos serão avaliados
pela equipe editorial e por editores convidados de acordo com a sua pertinência
relativamente à temática da edição. Uma cópia anônima do artigo é então enviada
a dois revisores que avaliarão e decidirão, com base nos critérios estabelecidos pelo

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conselho editorial da revista Pléyade, se os artigos estão ou não em condições de


serem publicados.

O comitê editorial considera os seguintes critérios como fundamentais na


avaliação de um artigo: 1. interesse pelo assunto; 2. qualidade teórica do artigo; 3.
qualidade argumentativa; 4. qualidade das conclusões; 5. qualidade das referências
bibliográficas. A resposta da arbitragem é enviada aos autores num prazo que varia
entre quatro a doze semanas, após o término da convocatória correspondente. A
decisão final do processo pode contemplar as seguintes alternativas:

- Em caso de rejeição do artigo, o autor será informado especificando os motivos.


- No caso de aprovado, mas com notas, o (s) autor (es) devem corrigir o artigo à luz
dos comentários feitos pelo processo de arbitragem.
-No caso de ser aprovado, o artigo será publicado num dos três seguintes números.

Editores e comitê editorial

Cada envio é tratado por um único editor desde o início até o final. Os editores
devem aos autores designados o devido cuidado, equidade e respeito. Isso inclui
uma comunicação cortês, honesta, rápida e consistente; a proteção do anonimato
das comunicações e dos direitos morais dos autores sobre o seu trabalho; a gestão
eficiente da revisão por pares para que os autores recebam uma decisão rápida
(entre quatro a doze semanas) e se mantenham informados sobre qualquer atraso.
As decisões finais são feitas pelo editor responsável. O processo de revisão por
pares não substitui a sua análise, mas fornece recursos especializados para orientá-
lo. As decisões editoriais terão de se basear em padrões acadêmicos em todos os
momentos, mas também devem ter em conta os requisitos práticos de gerenciar
uma publicação acadêmica. O trabalho do comitê editorial no processo de revisão
é de apoio na coordenação, promoção e planejamento da revista. Os membros do
comitê editorial propõem leitores ou árbitros para os artigos enviados à revista.

Autores

Os autores declaram que o seu artigo não é substancialmente similar àqueles que
publicaram anteriormente e que não está sob consideração em nenhuma outra
publicação; que o artigo distingue claramente o seu modo de pensar das ideias
desenvolvidas por outros autores, seguindo as melhores práticas acadêmicas
de citação e referências; que todas as obrigações legais relevantes (autorizações
de direitos autorais, difamação, etc.) foram cumpridas; que qualquer conflito de

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interesses significativo conhecido do autor, que possa permitir a terceiros questionar


a neutralidade do artigo, tenha sido declarado ao editor responsável. Os editores
podem rejeitar um envio sem justificação adicional se alguma destas declarações
for falsa ou incompleta. A revista não terá nenhuma responsabilidade pelas
consequências jurídicas decorrentes da falha dos autores em cumprir a legislação
pertinente ou os direitos autorais. No caso de vários autores, o autor correspondente
é responsável por garantir que os coautores estejam devidamente credenciados e que
tenham sido devidamente informados e consultados em todas as etapas do processo
de publicação. Se um autor descobre um erro significativo no seu artigo após a sua
publicação, deverá notificar o editor responsável imediatamente e cooperar na sua
correção ou retratação.

Árbitros

As avaliações devem ser realizadas objetivamente e focar exclusivamente no


conteúdo acadêmico dos manuscritos. As críticas pessoais do autor são inadequadas.
Os árbitros devem expressar os seus pontos de vista de forma clara e apoiados por
argumentos. As observações destinadas ao autor devem ser formuladas com cuidado
e respeito. As avaliações dos manuscritos são documentos confidenciais: não devem
ser partilhados ou discutidos com outros (exceto com autorização expressa do editor
responsável). O anonimato dos árbitros será protegido pelo editor, a menos que esse
direito não seja explicitamente aplicado pelo árbitro. A tarefa central de um árbitro
é avaliar a originalidade, coerência e importância de cada artigo. Com a realização
de um relatório de avaliação, os editores se comprometem a considerar seriamente
a decisão tomada. No entanto, os editores tomam as suas decisões finais não apenas
com base nas conclusões dos árbitros, mas também na persuasão do seu raciocínio,
especialmente quando os árbitros não concordam com os seus relatórios. É essencial
que os árbitros expliquem as suas conclusões de maneira que tanto os editores
como os que não são especialistas possam entender.

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ibero69(14x21).qxd 22/11/2018 12:44 Page 1

IBEROAMERICANA
A MÉRICA L ATINA IBEROAMERICANA es una revista inter-
disciplinaria e internacional de historia,
E SPAÑA - P ORTUGAL literatura y ciencias sociales, editada por
el Instituto Ibero-Americano de Berlín
Ensayos sobre letras
(IAI), el GIGA - Instituto de Estudios
historia y sociedad Latinoamericanos de Hamburgo y la
Notas. Reseñas Editorial Iberoamericana / Vervuert,
iberoamericanas Madrid y Frankfurt.

 IBEROAMERICANA aparece en forma cuatrimestral e incluye cuatro secciones:


Artículos y ensayos de crítica literaria y cultural, historia y ciencias sociales. Los
Dossiers que en cada número se dedican a un tema específico. El Foro de debate con
análisis de actualidad, comentarios, informes, entrevistas y ensayos. Reseñas y Notas
bibliográficas.  ÚLTIMOS NÚMEROS PUBLICADOS: Nº 67: Imaginar la nación:

69
voces de la pluralidad en la Bolivia contemporánea. Nº 68: 50 años de la Teología de la
Liberación. Nº 69: Paisajes de la crisis en los cines ibéricos.

Suscripción anual (3 números):


€ 90 Instituciones y Bibliotecas,
€ 50 Particulares
€ 40 Estudiantes

Número individual
€ 29,80

(gastos de envío no incluidos)

IBEROAMERICANA Editorial Vervuert, Amor de Dios, 1 – E-28014 Madrid, Tel.: +34 91 429
35 22 / Fax: +34 91 429 53 97 - VERVUERT Verlagsgesellschaft, Elisabethenstr. 3-9
D-60594 Frankfurt am Main, Tel.: +49 69 597 46 17 / Fax: +49 69 597 87 43
info@iberoamericanalibros.com - www.iberoamericana-vervuert.es
ESTUDIOS PÚBLICOS
reviSta de PoLíticaS PúbLicaS
Nº 152, Primavera 2018

Adolfo Fuentes y Premio salarial en el sector público:


Rodrigo Vergara evolución en el período 1990-2017
José Hernández y (In)sinceridad regulatoria: (des)considerando
Juan Monckeberg los costos de hacer cumplir la regulación ambiental
Virginia Rivas La reputación técnica y el emprendimiento de
políticas como fuentes de poderes:
el caso de la Fiscalía Nacional Económica
Valentina Verbal La identidad de género como un derecho de libertad
Inés Quintero Usos políticos de la historia en la Venezuela de Chávez y
Maduro

Seminario “La centroizquierda en chiLe” (1/2)


Carlos Vergara La centroizquierda parece no comprender
el Chile actual
Jorge Correa Sutil Muerte ¿y resurrección? de la centroizquierda
Alfredo Joignant La crisis de la socialdemocracia:
las izquierdas chilenas refractadas

Juan Antonio Ennis Transcribir: el legado de Bello


(Cuadernos de Londres, de Andrés Bello)
Alfredo Bullard La casa de papel
(American Default, de Sebastián Edwards)
Joaquín Trujillo Aleksiévich, una espía
(El fin del “Homo sovieticus”, de Svetlana Aleksiévich)

SUSCRIPCIONES
Anual $ 15.000 • Bianual $ 21.000 • Estudiantes $ 7.000
www.estudiospublicos.cl
CENTRO DE ESTUDIOS PÚBLICOS
Monseñor Sótero Sanz 162. Santiago, Chile. Fono (56-2) 2328-2400.

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