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II Congreso Latinoamericano de Teoría Social y Teoría Política

“Horizontes y dilemas del pensamiento contemporáneo en el sur global” Buenos Aires, 2 al 4 de


Agosto de 2017

MESA 24 "De Proudhon a Deleuze

La posible asociación entre la ecología libertaria de Murray Bookchin , la ecosofía de


Guattari y las reflexiones sobre el decrecimiento.

Resumen:

En el pensamiento sobre la crisis medioambiental está cada vez más presente la


perspectiva libertaria anticapitalista. Desde la ecología crítica se retoman postulados de
diversos pensadores identificados con la tradición ácrata (el municipalismo libertario de
Bookchin, el primitivismo anti-civilización, etc.). En este trabajo abordamos y conectamos
los aportes de Bookchin, las fecundas ideas de Guattari y las propuestas del decrecimiento
(en especial la visión del politólogo anarquista español Carlos Taibo y las influencias de
pensadores primitivistas anarquistas en este enfoque). El propósito que orienta esta
propuesta es hacer explícito y dilucidar lo que subyace en los debates actuales sobre
alternativas a la devastación del planeta que genera el capitalismo. La heterogénea
corriente del eco socialismo , que tiene grandes afinidades con el comunismo libertario,
hasta ahora ha prestado poca atención a los aportes del postestructuralismo y a los autores
identificados con el anarquismo. La identificación de esta ausencia motiva este trabajo. Sin
descuidar las diferencias y la heterogeneidad de estos enfoques, se priorizaron los lazos
para tejer redes y componer alternativas presentes en cada corriente. Estos cruces y
convergencias teóricas-conceptuales propuestas pueden brindar aportes significativos para
la praxis de los múltiples movimientos ecologistas.
Autor/es:
Ivàn Gabriel Cicchini (UBA)

Introducción:

El eje de este trabajo va estar en el análisis de la obras de Murray Bookchin, autor poco estudiado
por el campo de la teoría social, y su vínculo con la perspectiva de la ecosofía elaborada por
Guattari. Luego de este análisis, en que buscaremos lazos de convergencia y divergencia, se
busca la conexión entre estos enfoques con la corriente del decrecimiento. La hipótesis que guía
el trabajo es que estos autores, aparentemente opuestos, tienen muchos lazos y coincidencias. Es
decir, en lineas generales comparten un proyecto ecológico libertario como camino a seguir para
salir de la profunda crisis socio ambiental y tienen líneas de análisis y posturas convergentes y ,
en algunos puntos, complementarios. En este trabajo se considera fecundo el encuentro e
interrelación de estos pensadores. En especial si se tejen lazos con el decrecimiento pueden
aportar herramientas para potenciar la construcción de alternativas y a la vez herramientas para la
comprensión de la compleja sociedad contemporánea y, en especial, para repensar los lazos de la
humanidad con la naturaleza.

El ecoanarquismo de Bookchin.

«”No existe realmente una diferencia entre el anarquismo y la ecología social. Considero a esta
última como una tentativa de ampliar el horizonte del anarquismo. No veo una oposición entre
ambos; pienso que la ecología social es una extensión del anarquismo hacia una esfera más amplia
de intereses humanos”

“el sistema en su interminable devorar la naturaleza, reducirá la biosfera entera a la


frágil simplicidad de nuestros biomas desérticos o árticos. Estaríamos revirtiendo
el proceso de la evolución, que ha diferenciado flora y fauna en formas y relaciones cada vez más
complejas, y por tanto creando un más simple y menos estable
mundo vivo. Las consecuencias de esta espantosa regresión son suficientemente
predecibles en el largo plazo —la biosfera se volverá tan frágil que eventualmente
colapsara desde la perspectiva de la supervivencia humana y removerá las precondiciones
orgánicas para la vida humana” (...)O creamos una ecotopia basada en
principios ecológicos, o simplemente desapareceremos como especie. Desde mi
perspectiva, esta no es una exclamación apocalíptica —es un juicio científico, que
es validado diariamente por la misma ley de vida de la sociedad imperante”. (Murray Bookchin,
Hacia una sociedad ecológica, 6, 1973)

Bookchin es un pensador devenido anarquista (luego de adherir al marxismo-leninismo, y


posteriormente al trotskismo) que desde la década de 1950 se enfocó en la indagación de los
problemas ecológicos desde una mirada sociológica y política. Su ecología libertaria está asociada
a una corriente claramente anticapitalista, y su abordaje constituye una rama de la ecología
llamada por el mismo “ecología social”. Esta rama se enfoca en indagar y estudiar la interacción
entre los distintos tipos de sociedad (incluyendo cultura, modelo económico, estructura de poder o
política, población, etc.) con el entorno natural. Considera que para entender las tendencias
actuales que ponen en peligro la diversidad biológica, la supervivencia de la humanidad y, más en
general, la continuidad de la vida en la tierra es necesario un estudio científico- racional amplio
que permita ir más allá de un diagnóstico descriptivo. Su abordaje va más allá de la racionalidad
instrumental científica en la que que se desarrollo, se apoya en una racionalidad ampliada para
abordar la complejidad de las interacciones entre sociedad y naturaleza. Este estudio va más allá
de las disciplinas científicas particulares, de la epistemología vigente y de las divisiones entre
ciencias naturales y sociales. También busca trascender la separación entre análisis sincrónicos y
diacrónicos. Tiene en cuenta la teoría de la evolución para trabajar en un registro de historia
natural y a la vez muestra sólidos conocimientos históricos- sociales. No obstante, usa conceptos
que describen la estructuración de la sociedad como matriz social, racionalidad vigente,
estructuras autoritarias, etc.
En la ecología de la libertad -la emergencia y la disolución de las jerarquías-, su obra más
importante y sistemática, aborda los orígenes de las sociedades jerárquicas-burocráticas
producto de la ruptura con las sociedades orgánicas (comunidades basadas en la cooperación ,
igualdad social, respeto por la naturaleza de la que formaban parte, fuerte interdependencia, etc.),
indaga la consolidación del patriarcado, las distintas estructuras jerárquicas que se dieron en la
historia y como estas fueron alterando la relación con el entorno que tienen las sociedades.
Por otro lado, al principio de esta obra elabora su concepción de una ecología social que se
distancia de la ecología profunda (corriente ecléctica, holista, metafísica y espiritualista) , de la
ecología reduccionista que se ocupa sólo del estudio de los ecosistemas naturales y de las
corrientes ambientalistas, que identifican la incidencia de la humanidad sobre la naturaleza, pero
creen en la posible moderación de la destrucción ambiental dentro del capitalismo mediante
nuevas legislaciones y algunas reformas.
Realiza un largo recorrido antes de acercarse a lo que entiende por sociedad ecológica (Un tipo
de sociedad libertaria en armonía con el medio ambiente que luego desarrollaremos con más
profundidad). En esta ponencia no voy a enfocarme en su extenso trabajo histórico, sino en los
principales ideas y aportes teóricos para pensar la sociedad actual y una posible alternativa.
Estas herramientas conceptuales son diversas y fecundas. Bookchin insiste en la importancia de
no disociar sus aportes, ya que su pensamiento es sistemático, una totalidad integrada por
diversos elementos interconectados1. “Se ha hecho manifiesto para mi que fue la unidad de mis
opiniones – su totalidad ecológica, no meramente sus componentes individuales – lo que les dio
su vigor. Que una sociedad sea descentralizada , que use energía solar, que este cultivada
orgánicamente, o que reduzca la contaminación: nada de esto puede por si sólo o incluso en una
conjunción limitada , crear una sociedad ecológica. (…) las soluciones parciales sirven apenas
como cosméticos que ocultan la profundidad de la crisis” (pág. 17, La ecología de la libertad)
Bookchin establece un vinculo inseparable entre cambio revolucionario y sociedad ecológica. Una
sociedad capitalista, o cualquier otra basada en instituciones autoritarias y en la desigualdad
social, no pueden resolver la profunda crisis ecológica2.

También en esta obra desarrolla una concepción de jerarquía que lo distingue de otros autores, y
le permite tener una concepción del poder que va mucho más allá del clasismo economicista, o de
la opresión política focalizada sólo en el Estado en que caen algunos autores anarquistas. Su
visión del poder jerárquico enriquece el tratamiento del tema propio de la tradición anarquista. En
la introducción de su gran obra “la ecología de la Libertad” (pag. 18) encontramos esta reflexión
sobre la importancia del concepto de jerarquía:

1 En este trabajo no será posible abordar todos las variables y elementos que constituyen su teoría.
2Al contraponer el ambientalismo a la ecología, no estoy diciendo que debemos desistir de oponernos a la construcción de una planta nuclear o de una
autopista y sentarnos pasivamente a esperar la llegada de un milenio ecológico. Todo lo contrario, el terreno adquirido debe ser sostenido
fervientemente, a lo largo del camino, para rescatar lo que todavía tenemos, así podamos reconstituir la sociedad en el menos contaminado y menos
dañado medioambiente a nuestra disposición. Pero la alternativa drástica de ecotopia o devastación ecológica debe ser mantenida en el primer plano y
una teoría coherente debe siempre ser adelantada, a menos que ofrezcamos alternativas que son sinsentidos (hacia una sociedad ecológica, 14)
Por otro lado, al indagar en las jerarquías considera como estas se internalizan y naturalizan
constituyendo individuos que asimilan la obediencia. Pues estas jerarquías, o división arbitraria de
roles e institucionalización rígida de desigualdades sociales, implican estados de conciencia,
actitudes junto con formas de servidumbre voluntaria que se hacen hábitos. Estas formas de
mentalidad son claves para entender las relaciones de explotación de los recursos naturales y su
fuerte vinculo con la dominación entre humanos. La utilización de la naturaleza para el aumento
del poder, para el enriquecimiento , para la superioridad nacional o para imponerse sobre otras
etnias se conecta con la emergencia de formas de dominación social.

Por otro lado, una dimensión fundamental de su trabajo teórico es la distinción entre tecnologías
autoritarias y tecnologías ecológicas-libertarias. Claramente la reflexión de Bookchin puede
asociarse con una filosofía o sociología crítica de la ciencia y tecnología. No obstante, requeriria
otra ponencia encargarse de un análisis detallado de su enfoque sobre la técnica. A pesar de esto
es clave comprender , aunque sea de forma esquemática, su posición en este problema para
entender su perspectiva. La tecnología se desarrolla dentro de una matriz social, las tecnologías
no están en oposición a la naturaleza, no tienen que forzar su alteración o necesariamente llevar a
que lo artificial destruya a lo natural. Esta es una falsa oposición o conflicto. No es inherente a la
tecnología destruir el entorno natural, sino que las tecnologías (o conocimientos aplicados)
pueden contribuir al desarrollo natural, a potenciar las fuerzas productivas que contiene la
naturaleza. (Ejemplifica con diversos métodos usados a lo largo de la historia en la agricultura,
también se puede pensar en la permacultura).
Alteración del ambiente no es sinónimo de des-naturalización o destrucción. Se puede intervenir
en la naturaleza como seres naturales que participan de los ecosistemas estableciendo
interacciones no destructivas. La devastación de la naturaleza es producto de un tipo de
tecnologías, y no del uso de tecnologías. A la vez las tecnologías derivan de una matriz social
jerárquica que tiene una relación con la naturaleza de oposición, explotación y dominio. La
multiplicación de tecnologías orientadas por la eficiencia económica y que no tienen en cuenta la
contaminación ni la destrucción que generan, son típicas del desarrollo de las gran industria
moderna y no es una característica de la técnica en si.

“el desarrollo de nuevos sistemas automatizados cuesta invariablemente empleos a las personas o
intensifca su explotación. Ambos hechos son innegables, pero obedecen precisamente a las relaciones
sociales de explotación capitalista, no al progreso tecnológico en sí. Para decirlo sin rodeos: las
«reestructuraciones» actuales no se deben a las máquinas, sino a los burgueses avariciosos que utilizan las
máquinas para sustituir la mano de obra o explotarla más intensivamente 2. De hecho, las mismas máquinas
que los empresarios utilizan para reducir «los costes laborales» podrían, en una sociedad racional, liberar a
los seres humanos de penosos trabajos mecánicos para que pudieran dedicarse a actividades más
creativas y personalmente más gratificantes” (1995, 64)
Es necesario desde este enfoque pensar en expandir, crear y difundir las tecnologías libertarias, y
es absurdo oponerse a las tecnologías y defender una purificación abstracta y metafísica de la
intervención humana sobre la naturaleza. Modificar e intervenir sobre el entorno no es sinónimo de
destrucción ambiental3.

Antes de esta etapa se dieron casos aislados de devastación ambiental, pero sólo con el
capitalismo de generaliza una economía basada en un trabajo de apropiación de la naturaleza
para transformarla y la idea de una escasez natural que obliga a explotar e intervenir de formas
cada vez más artificiales para satisfacer las necesidades humanas. La aparición de nuevas
necesidades, inéditas en la historia humana, no es un indicio de progreso en la civilización. En
especial cuando lo superfluo se convierte en enemigo de lo necesario. A lo largo de la historia
humana se ve la aparición de una segunda naturaleza que difiere de la primera naturaleza. Esta
segunda naturaleza se apoya en la primera, no es contraria.
La idea de dominar las fuerzas naturales y de transformar la materia para hacerla útil, para crear
valores de usos no difiere demasiado del dominio autoritario de la naturaleza. El marxismo
tambien considera a la naturaleza como recurso o materia prima para producir objetos, y no ve en
esta una fuerza productiva con una riqueza propia a la que no hay que dominar ni modificar
técnicamente para que no sea hostil o peligrosa. No identifica como el trabajo puede ser antes que
apropiación de la naturaleza, colaboración con su tendencia al desarrollo. La naturaleza tiene un
3(...)en vez de explicar los orígenes de las patologías sociales y personales de hoy en día, la antitecnología nos
permite sustituir engañosamente el capitalismo por la tecnología —queesencialmente facilita la acumulación capitalista
y la explotación laboral— como la causa subyacente del crecimiento y la destrucción del medio ambiente (…) Las
relaciones sociales básicas de la explotación y dominación capitalista quedan eclipsadas por unas generalizaciones
metafísicas sobre el ego yla técnica, empañando la comprensión del público de las causas esenciales de las crisis

sociales y medioambientales (...) ( 1995, 66)


desarrollo activo, y no es materia pasiva e informe. La humanidad no necesariamente se opone al
despliegue de las potencialidades naturales, ya que puede darle impulso con su intervención.

Bookchin esta lejos de un primitivismo ingenuo que reivindican las corrientes anti-civilización que
pregonan un retorno a comunidades de cazadores-recolectores como salida a la crisis actual 4 y
tampoco cree en la defensa de una naturaleza virgen (por eso cuestiona todo enfoque o
perpectiva misántropa).
“La denuncia de la tecnología y la civilización como inherentemente opresivas de la humanidad sirve
en realidad para encubrir las relaciones sociales concretas que privilegian a los explotadores respecto
a los explotados y a los jefes respecto a sus subordinados ” (Bookchin, 1995, 65).
Menciona las características de las comunidades orgánicas no para un retorno a ellas, sino para
cuestionar como peculiaridad universal de la historia de la humanidad la existencia de jerarquías
junto con el dominio y explotación de la naturaleza; y esto lo hace para cuestionar al esencialismo
junto a la creencia en el carácter natural del dominio explotador sobre la naturaleza y las
jerarquías.
Construir una sociedad con un imaginario social e instituciones compatibles con una vida dentro
de la naturaleza, y no en oposición al entorno biológico, es una tarea de desarrollo creativo de una
nueva civilización, y no una negación de todo tipo de orden social. Los individuos no se oponen a
la sociedad, pues son productos sociales. La creación e imaginación utópica de una sociedad
ecológica y libertaria implica una reorientación del legado histórico-cultural heredado, un uso de la
diversa tradición humana con un sentido liberador basado en la multiplicidad confederada (“unidad
en la diversidad”), la autonomía y el apoyo mutuo.

Bookchin le da mucha importancia a la meta de cambiar sensibilidades e instituciones a la vez , y


no sólo el modo de producción. Hace un fuerte cuestionamiento de todo reduccionismo
económico. Le da importancia a un cambio de orientación de la tecnología , a través de una
concepción ampliada de la tecnología que incluye a las instituciones o tecnologías políticas, la
matriz social, los valores y su función social.

4“Una ecocomunidad podría ser sostenida por una nueva clase de tecnología —o ecotecnología— una compuesta de maquinaria
flexible, versátil cuyas aplicaciones productivas deberían enfatizar la durabilidad y la calidad, no siendo construidas en la
obsolescencia, ni en la salida de una cantidad insensata de baratijas y en la rápida circulación de mercancías básicas. Déjenme
enfatizar aquí, que no estoy abogando por el abandono de la tecnología y el retorno a la recolección de alimentos del paleolítico. Más
bien lo contrario, insisto que nuestra tecnología no es suficientemente sofisticada en comparación con la ecotecnología de menor
escala y más versátil que puede desarrollarse y, que en gran medida, ya está disponible como piloto o en las mesas de diseño. Tal
ecotecnología utilizaría las capacidades energéticas inextinguibles de la naturaleza —el sol y el viento, las mareas y los ríos, las
temperaturas diferenciales de la tierra y la abundancia de hidrógeno a nuestro alrededor, como combustibles —para proveer a la
ecocomunidad con materiales no-contaminantes o desechos que serían fácilmente reciclados. Es más, la descentralización habría
posible evitar el problema de la concentración de desechos sólidos creado por nuestras ciudades gigantes; desechos que sólo pueden
ser quemados o arrojados en cantidades masivas en nuestros mares.
Por otro lado, Bookchin es un defensor del anarquismo social 5 (comunismo libertario) y por eso
destaca la relación entre municipalismo libertario y sociedad ecológica (descentraliza, la prioridad
en el buen vivir, antes que en la calidad de vida entendida como abundancia de bienes materiales,
participación política directa como clave para incrementar la responsabilidad y enriquecer la vida
social, educación integral, etc.). De esta manera Bookchin se posiciona a favor de un anarquismo
social opuesto al individualismo y misticismo irracional de otras corrientes que denigran, para él, el
significado de anarquismo. Como crítica su polémica y dura posición contra las tendencias
anarquistas que el considera irracionalistas y pequeño burguesas o individualistas generan una
fragmentación del campo anarquista.

Su propuesta política se llama municipalismo libertario 6 o con-federalismo libertario. La


democracia directa requiere una encarnación social-institucional basada en una toma de
decisiones horizontal respetuosa de la diversidad y disidencia, que no oprima a las minorías o los
que forman grupos que pierden en las votaciones asamblearias. Para eso propone la expansión
de comunidades de dimensiones capaces de posibilitar este tipo de toma de decisiones y
participación. Por otro lado, esta la representación a través de voceros revocables que permitiría
la construcción de redes federales que trasciendan el localismo. No es el lugar para ampliar en su
concepción de modelo de sociedad, pero era necesario un esbozo de su proyecto político
alternativo anclado en lo que llama municipalismo libertario.

Murray Bookchin es un pensador anarquista que se muestra muy crítico de lo que de forma
imprecisa, arbitraria y ambigua se llama post-estructuralismo. Cuestiona el “nihilismo y
relativismo” de esta corriente. Hace estas críticas sin mostrar una lectura cuidadosa de esta
heterogénea corriente Europea, sino que parece referirse a los interpretes o divulgadores

norteamericanos y los asocia al postmodernismo que era una moda en esa epoca de expansión neo-
liberal. Sus críticas se anclan en un humanismo crítico y en el naturalismo dialéctico, considera al
anti-humanismo asi como la perspectiva antidialéctica como una caída peligrosa en la
irracionalidad y esterilidad política.

5 En su polémico texto anarquismo social o anarquismo personal crítica a las diversas vertientes del anarquismo individualista y
de las nuevas tendencias anarquistas de las ultimas décadas: autonomismo, corrientes individualistas, insurrecionalistas, punk,
anarco-veganos sectarios, post-anarquismo, primitivismo, etc. “El anarquismo social, a mi entender, está hecho de una
materiafundamentalmente diferente (al anarquismo personal), heredera de la tradición de la Ilustración, con la debida
consideración a sus límites e imperfecciones. (...) el anarquismo social defiende la mente humana pensante sin negar de forma
alguna la pasión, el éxtasis, la imaginación, la diversión y el arte. Pero, en vez de materializarlos en categorías nebulosas, trata
de incorporarlos a la vida cotidiana. Está comprometido con la racionalidad, oponiéndose a la vez a la racionalización de la
experiencia; con la tecnología, oponiéndose a la vez a la «megamáquina»; con la institucionalización social, oponiéndose a la
vez al sistema de clases y a la jerarquía; con una política genuina, basada en la coordinación confederal de municipios o
comunas por el pueblo, con democracia directa cara a cara, oponiéndose a la vez al parlamentarismo y al Estado (anarquismo
social , 97)
6Ver : Las politicas de la ecología social, Municipalismo libertario
No obstante, las criticas de Bookchin al marxismo tienen varios puntos de contacto con las críticas
realizadas por el post-marxismo y autores como Castoriadis. Hay un distanciamiento crítico del
clasismo estrecho y dogmático, del economicismo y mecanicismo de los marxismos con los que
discutió y mantuvo fuertes polémicas desde la década del 60 en adelante. A la vez, suma a su
reflexión de forma crítica muchas ideas de la escuela de Frankfurt, es especial de Herbert Marcuse.

A la vez busca tomar distancia del pesimismo y determinismo tecnológico de Jacques Ellul Y F,
Junger. Aborda las potencialidades liberadoras del desarrollo tecnológico. Considera que la
creación de tecnologías libertarias es una tarea fundamental en un proyecto ecológico emancipador
y sustentable. Las tecnologías libertarias requieren como precondición una transformación radical
de la matriz social en la que se da el desarrollo técnico. No pueden darse innovaciones y
proliferación de tecnologías alternativas (verdes”) de forma aislada, pues eso implicaría poner
parches o postergar el colapso. En una matriz social basada en la lógica productivista y jerárquica
capitalista las tecnologías alternativas tienden a ser absorbidas por las empresas, la búsqueda de
ganancia, el simulacro de protección del medio ambiente. Su postura crítica tiene similitudes con
pensadores como Feenberg, Mumford y Winner que van más allá del instrumentalismo o
concepción neutral de los artefactos técnicos y ven el carácter político de su configuración
(tecnologías que incorporan valores políticos). Pero sin caer en un pesimismo basada en un futuro
distopico inevitable.

Es por esto que tampoco cae en un optimismo tecnológico (tan de moda en la década del 80 como
en la actualidad) y ve que no es suficiente el cambio tecnológico sin el cambio social radical:

“No se trata nada más de tecnología, aún si el control tecnológico es muy importante. Es claro que necesitamos una
tecnología nueva. Necesitamos una tecnología basada en la energía solar y en la eólica, y necesitamos nuevas formas
de agricultura. Sobre esto, no hay dudas, estamos todos de acuerdo. Pero existen problemas de fondo mucho más
graves que aquellos creados por la tecnología y el desarrollo moderno. Tenemos que buscarlos en las raíces mismas
del desarrollo. Y primero que nada tenemos que buscarlos en los orígenes de una economía basada sobre el concepto
de ‘crecimiento’: la economía de mercado; una economía que promueve la competencia y no la colaboración, que se
basa en la explotación y no en el vivir en armonía. Y cuando digo vivir en armonía entiendo no solamente el hacerlo

con la naturaleza, sino entre la misma gente”.

Tenemos que empujar hacia la construcción de una sociedad ecológica que cambie completamente, que transforme
radicalmente nuestras relaciones básicas. Mientras que vivamos en una sociedad que marcha hacia la conquista, al
poder, fundada en la jerarquía y en la dominación, no haremos nada más que empeorar el problema ecológico,

independientemente de las concesiones y pequeñas victorias que logremos ganar ” (Hacia una sociedad ecológica,
14).
La ecosofía de Felix Guattari.

“Por todos los medios posibles, se trata de conjurar el crecimiento entrópico de la subjetividad dominante. En
lugar de mantenerse eternamente en la eficacia embaucadora de los «trofeos» económicos, se trata de reapropiarse de
los universos de valor en cuyo seno
podrán volver a encontrar consistencia procesos desingularización. Nuevas prácticas sociales, nuevas prácticas
estéticas, nuevas prácticas del sí mismo en la relación con el otro, con el extranjero con el extraño: ¡todo un programa
que parecerá bien alejado de las urgencias del momento! Y sin embargo es en la articulación: de la subjetividad en
estado naciente; del socius en estado mutante; del medio ambiente en el punto en el que puede ser reinventado; donde
se dilucidará la salida de las crisis más importantes de nuestra época.” (Las tres ecologías, 78)

Guattari a partir de la década del 1980 comienza a ocuparse de lo que el llama ecosofía compuesta
por lo que el denomina las tres ecologías (mental, social, de los ecosistemas naturales). Esta
distinción en tres es analítica, pues están interrelacionadas y deben comprenderse en su
agenciamiento. La conexión entre los distintos tipos de ecología implica que se afectan entre si. Y
son inseparables. Al igual que Bookchin considera que una ecología solo preocupada por el estudio
de los ecosistemas naturales no tiene posibilidades de ir a la raíz del problema del cambio climático
y de la rápida desaparición de la biodiversidad. A partir de un abordaje ontológico, Guattari indaga
la multiplicidad de factores asociados a la situación que se da en el capitalismo mundial integrado
donde no solo desaparecen especies animales, sino especies culturales7.
Guattari considera que la construcción de una ecosofia permitiría una “refundación de las praxis
políticas” (Caosmosis, 147) capaz de impulsar la reconstrucción del tejido social , nuevas formas
de subjetivación ante la radical desterritorialización en curso y una forma de relación con el entorno
natural que haga posible la supervivencia de la especie y conserve la diversidad biológica y las
condiciones de hábitat. Recomponer, coordinar y crear colectivos que luchen en los tres planos
señalados por la perspectiva de Guattari es necesario para luchar contra el capitalismo mundial
integrado8 (CMI). Esta mutación en el modo de producción capitalista que se apoya en la
destrucción del tercer mundo, en la creciente exclusión de gran parte de la población, y en el colosal
poder de los medios de comunicación. La transnacionalización de la economía junto con la
preponderancia del capital financiero y la integración mundial lograda por las nuevas tecnologías
van configurando un planeta que tiende a la desertificación social, cultural y al vaciamiento de la
subjetividad de sus contenidos con la consecuencia de una creciente perdida de sentido que

7 ¿cómo modificar las mentalidades, cómo reinventar prácticas sociales que devuelvan a la humanidad -si alguna
vez lo tuvo- el sentido de las responsabilidades, no sólo respecto de su propia supervivencia sino igualmente del
futuro de cualquier vida en este planeta, la de las especies animales y vegetales como la de las especies
incorporales, como la música, las artes, el cine, la relación con el tiempo, el amor y la compasión por el otro, el
sentimiento de fusión en el seno del cosmos? (Caosmosis, 146)
8 En esta ponencia no se cuenta con el espacio para trabajar la caracterización de Guattari del CMI.
incrementa el nihilismo bloqueando alternativas, haciendo crecer la apatía, anulando resistencias
con la fragmentación combinada con la despolitización que impide el desarrollo de luchas
constituyentes.
No obstante este diagnostico, lucha contra la resignación e identifica fuerzas subterraneas capaces
de lograr cambios de rumbo: “A partir de empresas fragmentarias, de iniciativas a veces precarias, de
experimentaciones titubeantes, empiezan a buscarse nuevas conformaciones colectivas de enunciación; se
abrirán y se irrigarán, enriqueciéndose unas a otras, otras maneras de ver y de hacer el mundo, otras maneras
de ser y de sacar a luz modalidades de ser. (…) considero que a través de esquemas más complejos está llamada
a reconstituirse una polarización progresista, según modalidades menos jacobinas, más federalistas, más
disensuales (…) (Las tres ecologías, pag. 40)
Guattari ve que ante la crisis de las grandes ideologías y de las formas tradicionales de hacer
política van emergiendo “lineas de fuga” transversales que van elaborando “un nuevo tipo de
práctica social mejor adaptada a las cuestiones de terreno más locales tanto cuanto a los
problemas planetarios de nuestra época” (caosmosis,148). Esto genera las condiciones para “una
incertidumbre creadora” que hace posible una combinación de la política con la estética. En efecto,
sólo creando senderos alternativos se puede dar cauce a las energías que buscan salidas a las
múltiples crisis en curso. Guattari apoya la creación de una alternativa federalista y antiestatista,
alejada de las burocracias tecnocráticas, de las sectas de izquierda o “verdes” y cerca de los
movimientos sociales que son parte de los flujos de resistencia que crean nuevos modos de vida y
que componen, de este modo, lineas de fuga capaces de posibles articulaciones.

Es importante su consideración de que los pueblos deberían “reaprehender sus propios procesos de
subjetivación en el contexto de un tejido social en vías de desertificación”. (Caosmosis, 163) Estos
procesos son reversibles aún, pero no por mucho tiempo9.

9) “el planeta tierra vive un período de intensas transformaciones técnico-científicas como contrapartida de las cuales se han
engendrado fenómenos de desequilibrio ecológico que amenazan, a corto plazo, si no se le pone remedio, la implantación de la vida
sobre su superficie. Paralelamente a estas conmociones, los modos de vida humanos, individuales y colectivos, evolucionan en el
sentido de un progresivo deterioro. Las redes de parentesco tienden a reducirse al mínimo, la vida doméstica está gangrenada por el
consumo «mass-mediático», la vida conyugal y familiar se encuentra a menudo «osificada» por una especie de estandarización de
los comportamientos, las relaciones de vecindad quedan generalmente reducidas a su más pobre expresión... La relación de la
subjetividad con su exterioridad ya sea social, animal, vegetal, cósmica se ve así comprometida en una especie de movimiento
general de implosión (...)Las formaciones políticas y las instancias ejecutivas se muestran totalmente incapaces de aprehender esta
problemática en el conjunto de sus implicaciones. Aunque recientemente hayan iniciado una toma de conciencia parcial de los
peligros más llamativos que amenazan el entorno natural de nuestras sociedades, en general se limitan a abordar el campo de la
contaminación industrial, pero exclusivamente desde una perspectiva tecnocrática, cuando en realidad sólo una articulación ético-
política que yo llamo ecosofía entre los tres registros ecológicos, el del medio ambiente, el de las relaciones sociales y el de la
subjetividad humana, sería susceptible de clarificar convenientemente estas cuestiones.” (Las tres ecologias, 1996, 16)
Por ultimo, indaga en la interrelación entre las tres ecologías : “deberían concebirse, en bloque,
como dependiendo de una disciplina común ético-estética y como distintas las unas de las otras
desde el punto de vista de las prácticas que las caracterizan. Sus registros dependen de lo que yo
he llamado una heterogénesis, es decir, de procesos continuos de resingularización. Los individuos
han de devenir a la vez solidarios y cada vez más diferentes”. (las tres ecologías, 15)

Convergencias entre Bookchin y las tres ecologías de Guattari.

“Sin cambio de las mentalidades (…) no habrá toma de conciencia durable sobre el medio ambiente. Pero sin
modificación del entorno material y social, no habrá cambio de mentalidades. Nos encontramos ante aquí en
presencia de un circulo que me conduce a postular la necesidad de fundar una ecosofia que articule la ecología
medioambiental a la ecología social y a la ecología mental.” (Guattari, 2016, 379)

A pesar de partir de distintos enfoques y tradiciones Bookchin coincide en numerosos puntos con el
planteo general de la ecosofía . Estos proyectos de reconstrucción social revolucionarios y
libertarios concuerdan en la crítica a la separación entre problemas ecológicos (naturales),
problemas políticos (sociales) y psicológicos o menrtales (individuales). Esta fragmentación en el
abordaje de los problemas ecológicos ha tenido y puede tener , en caso de sostenerse, consecuencias
nefastas. El abordaje integral (transversal en Guattari) de estas tres dimensiones , que sólo pueden
separarse haciendo abstracciones analíticas o científicas, es el eje epistemologico de la propuesta
teórico-política de estos dos pensadores. Si bien Bookchin utiliza varias veces el concepto de
dialéctica para pensar la unidad de la diversidad, y Guattari se distancia de la categoría hegeliana 10.
No obstante, esta importante diferencia, conceptual y de método, no debe conducir a pensar que son
abordajes incompatibles.
Coinciden en la crítica a la ciencia de su época y a la división instituida entre ciencias naturales y
sociales (que conduce a una separación entre problemas ecológicos o ambientales por un lado, y los
problemas políticos-sociales y humanos por otro lado). La transversalidad implica también un
énfasis en no jerarquizar a priori los problemas, ni caer en posiciones trascendentes ni en la
separación entre teórico y practico , ni en la dicotomia entre micro política y macro política.

10 “La eco-lógica ya no impone «resolver» los contrarios, como lo deseaban las dialécticashegelianas y marxistas.
En particular, en el campo de la ecología social, llegará un tiempo de lucha enel que todos y todas se verán
obligados a fijarse objetivos comunes y a comportarse «corno pequeños soldados» quiero decir, como buenos
militantes pero, conjuntamente, llegará un tiempo de resingularización en el que las subjetividades individuales y
colectivas «plegarán velas», y en el que lo que primará será la expresión creadoracomo tal, sin más preocupación
respecto a finalidades colectivas. Esta nueva lógica ecosófica, lo subrayo, se parece a la del artista que puede
verse obligado a rehacer su obra a partir de la intrusión de un detalle accidental, de un acontecimiento-incidente
que de pronto hace que se bifurque su proyecto inicial, para hacerlo derivar lejos de sus perspectivas anteriores
más firmes”. (Las tres ecologías, pag 49)
A la vez la necesidad de reconocer la interdependencia con la naturaleza es clave en ambos
pensadores, y la necesidad de crear nuevas formas de vida no jerárquicas , autónomas y creativas
que constituyan alternativas efectivas al orden capitalista vigente. Ambos consideran que hay que
quitarle preponderancia a la economía, a la influencia de su logica, fortaleciendo las comunidades y
la participación activa, responsable y reflexiva de los diversos miembros de las sociedades
colonizadas por el Capital.
Otro eje en que podemos encontrar semejanzas es en la postura ante la tecnología, ninguno de los
dos cae en pesimismos y determinismos tecnológicos, sino que reconocen la ambivalencia de este
proceso; es decir, los grandes peligros y , a la vez, posibilidades liberadoras que proporciona el
gran desarrollo tecnológico. 11
Ambos pretenden un proyecto que no simplifique ni pretenda homogenizar desde arriba a la
sociedad y la naturaleza, sino que pretenden la diversificación , el incremento de la complejidad de
los ecosistemas sociales y naturales. Aunque Guattari pone enfasis en el caos e inestabilidad, y
Bookchin en el orden, telos y unidad en la diversidad que caracteriza a la naturaleza. No obstante,
coinciden en que la simplificación o perdida de complejidad se refiere a la perdida de biodiversidad,
desertificación y en general a la destrucción del entorno natural. Y, en el ámbito especifico de lo
social: la mercantilización de la vida, el debilitamiento de los lazos sociales y la vida comunitaria, la
perdida de diversidad cultural, la extinción de formas de vida, el empobrecimiento de la
comunicación junto con la devastación psíquica12 implican una “simplificación” , mecaninización y
homegenización mercantil de la existencia social que impacta sobre los individuos, y no sólo en el
campo social.
Comparten una fuerte crítica a los movimientos ambientalistas y a las sectas cuasi-religiosas de
culto a la naturaleza; además coinciden en la importancia de una ecología anticapitalista y, por
consiguiente, fuertemente politizada. Guattari utiliza la categorí,a populariza por Bookchin, de
ecología social en oposición al ambientalismo conservacionista, reformistas o de estilo Greenpeace.
“La ecología medioambiental, tal como existe en la actualidad, no ha hecho, pienso yo, más que
esbozar y prefigurar la ecología generalizada que yo preconizo (...)Los actuales movimientos
ecologistas tienen ciertamente muchos méritos, pero, a decir verdad, pienso que la cuestión
ecosófica global es demasiado importante para ser abandonada a algunas de sus corrientes

11 “Sería absurdo querer dar marcha atrás para intentar reconstituir las antiguas formas de vida. Tras las
revoluciones informáticas, robóticas, tras el progreso de la ingeniería genética y tras lamundialización del
conjunto de los mercados, el trabajo humano o el hábitat ya nunca volverán aser lo que eran hace tan sólo algunos
decenios. La aceleración de las velocidades de transporte y decomunicación, la interdependencia de los centros
urbanos, estudiadas por Paul Virilio, constituyenigualmente un estado de hecho irreversible que convendría sobre
todo reorientar. En ciertosentido, hay que admitir que habrá que «aceptar» ese estado de hecho. Pero ese aceptar
implica unarecomposición de los objetivos y de los métodos del conjunto del movimiento social en lascondiciones
actuales” (ibid. pág. 38)
12 Es importante tener en cuenta la propuesta de resingularizar conjuntos serializados que hace Guattari mediante una
heterogenesis (ibid, pág. 39)
arcaizantes y folklorizantes, que optan a veces deliberadamente por un rechazo de todo
compromiso político a gran escala. La connotación de la ecología debería dejar de estar ligada a
la imagen de una pequeña minoría de amantes de la naturaleza o de especialistas titulados. La
ecología cuestiona el conjunto de la subjetividad y de las formaciones de poderes capitalísticos13
(...)

La apuesta por la des-centralización, la revitalización de lo local y el énfasis en la micropolitica a


través de formas de democracia directa y horizontal, la proliferación de nuevas formas de vida y
relaciones sociales constituyen la afinidad libertaria entre estos autores. Que se basa también en un
cuestionamiento compartido por las jerarquías y las diversas formas de dominación. Al compartir la
problemática de pensar el poder en sus diversas manifestaciones, y al alejarse de la perspectiva
marxista de liberación junto de su teoría reduccionista de manera muy crítica, llegan a posiciones
similares en muchos puntos.
Un eje en donde se puede poner énfasis en esta breve comparación es en la relación entre
racionalidad libertaria (Bookchin) y una ecología mental (Guattari). Para el teórico y activista
anarquista racionalidad libertaria se articula con la crítica a la racionalidad instrumental, junto con
el cuestionamiento al pensamiento místico. Es una categoría asociada a la dialéctica y la superación
de la razón calculadora y abstracta, y a la vez un ir más allá del romanticismo, el estrecho
materialismo, el idealismo y pensamiento cuasi religioso de muchos ecologistas. La racionalidad
libertaria es simbiótica y se inspira en Kropotkin, en el apoyo mutuo y el mutualismo. Se basa en la
combinación de una racionalidad ampliada por una ética que piensa en las finalidades, el para qué o
sentido de la acción política y de la transformación del entorno. Es un pensar no desde la
exterioridad, sino desde el interior (es fácil hacer una analogía con el concepto de inmanencia tan
usado por Guattari) de la naturaleza, desde la conciencia de ser parte de ella, sin buscar dominarla,
conquistarla ni utilizarla. Es un pensamiento que busca conexiones, identificar la pluralidad y la
unidad en la diversidad, sin mutilar esa vital multiplicidad y proliferación de formas que caracteriza
a la naturaleza. La otra cara de esta racionalidad es el apoyo mutuo típico de la evolución humana y
de otras especies. La colaboración, comunicación e interacción grupal que implica un pensamiento
claramente no egocéntrico , sino en interacción con los otros. Es una racionalidad que piensa a
partir de procesos de retroalimentación entre individuo y sociedad, entre sociedad y naturaleza junto
con interacciones complejas dinamicas entre individuos y naturaleza (con esto queda en claro la
similitud con la propuesta de la ecosofia de Guattari y sus tres ecologías).

El decrecimiento

13 Las tres ecologías , pag. 50 (versión digital)


"Hablar de "límites del crecimiento" en una economía de mercado capitalista tiene tan poco
sentido como hablar de los límites de la guerra en una sociedad guerrera (...) . El capitalismo ya
no puede ser "persuadido" para limitar el crecimiento como un ser humano no puede ser
"persuadido" a dejar de respirar. Los intentos de capitalismo "verde", para que sea "ecológico",
están condenados por la misma naturaleza del sistema como un sistema de crecimiento infinito".
Rehacer Society (Bookchin, 1990)

Una toma de conciencia ampliada (...) deberia conducir en principio al cuestionamiento de la


ideología de la producción por la producción, es decir, polarizada únicamente
por el lucro en el contexto capitalista del sistema de precios y
de un consumismo debilitador. (caosmosis, 149)

La perspectiva del decrecimiento parte de subrayar lo absurdo que es pretender un crecimiento


económico infinito en un mundo con recursos finitos. Y a partir de este sencillo principio propone
un complejo “programa” general para construir una sociedad sostenible, democrática y basada en
otros principios. Cabe aclarar que esta corriente no esta compuesta sólo por anarquistas, ni siquiera
por una mayoría acrata. Es un movimiento heterogéneo que incluye desde socialdemocratas,
distintas modalidades de propuestas reformistas ecologistas-democraticas, hasta activistas sin claras
definiciones políticas. Sin embargo, en el interior de este movimiento de ideas alternativas al
modelo económico vigente, existe un núcleo anarquista influyente que afecta a esta perspectiva
sumando contenidos libertarios anti-capitalistas. Cabe destacar esta lucha al interior de un
movimiento amplio que tiene claras afinidades con ideas provenientes de la tradición anarquista
(antiautoritarismo, democracia directa, descentralización, creación de alternativas basadas en la
autogestion y federealismo, críticas a la tecnología, al productivismo, a la mentalidad burguesa, al
marxismo autoritario, etc.). Este proyecto busca presentarse como una salida progresiva ante el
peligro de un potencial avance del eco-fascismo reaccionario.

Los autores trabajados en este escrito tienen preocupaciones similares a las que encontramos en los
principales referentes del decrecimiento. Guattari Sostiene: “el crecimiento no es sinónimo de
progreso, como lo revela con crueldad el renacimiento de la barbarie de los enfrentamientos
sociales y urbanos, (…) de las tensiones económicas planetarias. (2015, 379)” Por otro lado, el
aumento del PBI en las sociedades actuales no puede seguir asociándose al bienestar de los pueblos:
“el crecimiento capitalistico sigue siendo puramente cuantitativo , mientras que un desarrollo
complejo concierne esencialmente a lo cualitativo”. En simultaneo, la diversidad de formas
economicas y sociales se ve en riesgo por la imposición global de un único modelo socio-
económico basado en la necesidad inmanente de crecimiento.

La similitud entre el eco-anarquismo de Bookchin y el decrecimiento es explicita, puede ser


reconocida con facilidad. (Así lo hace Carlor Taibo en su libro Repensar la anarquia y En defensa
del decrecimiento). El decrecimiento propone disminuir las horas de trabajo, transformar las
tecnologías, las fuentes de energía, la estructura social, lograr la descentralización de las ciudades y
de la producción. Además se propone un crecimiento de la solidaridad y vida social, un cambio
cualitativa en la producción y la técnica. Un vinculo basado en el buen vivir armonioso junto a la
naturaleza o una vida anclada en la calidad de las relaciones humanas, más que en la prosperidad y
abundancia de bienes superfluos o basados en la obsolescencia programada.

No obstante, una diferencia importante con Bookchin es clara en Carlos Taibo y otros decrecentistas
libertarios. Se reinvindica lo que se llama postanarquismo, incluyendo a los aportes de los
“primitivistas” como Zerzan y la propuesta de zonas temporalmente autónomas de Hakim Bey. El
movimiento decrecentista es muy amplio, y en ese sentido se parece más a lo que pretendía Guattari
con un movimiento de movimientos heterogéneo, con respeto al disenso y sin programas rígidos ni
principios que fragmenten o corten lo que puede ir unido de forma rizomatica.

Ivan Illich y Cornelius Castoriadis, autores con importantes afinidades con el pensamiento
libertario, son otros pensadores claves en la propuesta decrecentista. Los conceptos de
convivencialidad del primero, y de imaginario social productivista-capitalista del segundo son
claves en la elaboración de está alternativa.

Conclusión:

En este recorrido se busco hacer una exploración entre el pensamiento de autores que pueden
revitalizar al pensamiento anarquista. No se puso énfasis en las divergencias, sino en lo comun entre
ambas teorías. Consideramos que esta unión puede hacer maquina y producir aportes a la
renovación del pensamiento libertario. Pensar la ecología política ampliando sus horizontes hacia
perspectivas libertarias permite entablar diálogos con el eco-socialismo 14 y las corrientes más
amplias como el decrecimiento. También es clave analizar como se pueden agenciar estas
reflexiones con las perspectivas pos-anarquistas. En este trabajo subyace esa intención de tejer redes
y edificar puentes que permitan superar las separaciones sin diluir o frenar el heterogéneo flujo de
ideas asociadas a los movimientos anarquistas contemporáneos. Es importante ampliar una crítica al
sectarismo de Bookchin en la ultima etapa de su vida, pues creemos que tiene consecuencias
políticas negativas y contrarias a su interés del renacimiento del proyecto libertario.

14 En este trabajo no se profundizo en la relación con el ecosocialismo por falta de espacio.


Este trabajo recién comienza y por eso deja claramente más interrogantes que respuestas. ¿Es
posible una articulación entre anarquismo social (ecología social libertaria significa lo mismo para
Bookchin) y los aportes de teorías como las de Deleuze y Guattari, Foucault, Negri, Castoriadis,
Lazzaratto, Bifo, Onfray etc.? ¿Que potencialidades tendría esta maquina capaz de agenciar el
municipalismo libertario, la eco-anarquia y las herramientas que derivan de esta amplia corriente de
la teoría social ? ¿Si se prioriza lo común en las perspectivas anarquistas y el , que no busca
consensos ni mata tensiones, que podría emerger? ¿Qué influencia puede tener el pensamiento
acrata en la construcción de una alternativa viable al colapso de la sociedad capitalista globalizada?
¿Cómo puede pensarse la revolución que lleve a una sociedad radicalmente diferente en tiempos en
que la toma del poder se considera un absurdo?

Sin dudas, el anarquismo tiene enormes potencialidades de expansión en este contexto. Las
resistencias tienden a ser orientadas por grupos con afinidades con la tradición libertaria. Es obvio
que no queda bien citar a Lenin aquí, pero en forma provocativa quisiera parafrasearlo y evocar su
famosa frase para terminar diciendo que sin teoría revolucionaria, no hay praxis libertaria
revolucionaria.

Bibliografía:

__ Textos de:
Bookchin , Murray (1999), La ecología de la libertad, La emergencia y disolución de las jerarquías,
madre Tierra, edit. Nossa y Jara. Malaga.
__ Hacia una tecnología liberadora, 1975. Version digital de ANTORCHA.NET
__ Autogestion y nueva tecnología (disponible en virus editorial)
__ (1995) anarquismo social y personal.
__ Hacia una sociedad ecológica.
__Las políticas de la ecología social, Municipalismo libertario. Virus editorial.

___ Feenberg, Andrew (2012) Transformar la tecnología, una nueva visita a la teoría crítica.
___Guattari, Felix (1996), Las tres ecologias. Pre-textos, Madrid.
-----(1991) Caosmosis, Manantial
____ (2015) ¿Qué es la ecosofía? , Cactus, Buenos Aires.
__Parente, Diego (2010) Del órgano al artefacto . Acerca de la dimensión biocultural de la técnica.
__Taibo, Carlos (2009), En defensa del decrecimiento, Icaria, Madrid.
(2013), Repensar la anarquía. Acción directa , autogestion, autonomia., Ed. digital
en epub
__Winner, Langdon : (1987), “La ballena y el reactor nuclear. Una búsqueda de los límites en la era
de la alta tecnología. Edit. Gedisa, Barcelona ,España.
__Tecnología autónoma, (1979) Barcelona, Gustavo Gilli.
_ ¿Tienen política los artefactos?EDICIÓN DE HIPERSOCIOLOGÍA (
www.hipersociologia.org.ar ) Fuente Original: D. MacKenzie et al. (eds.) “Do artifacts have
politics?” (1983), The Social Shaping of Technology, Philadelphia. Open University Press 1985.
Traducción: Mario Francisco Villa. Cuidado editorial
de Hugo Ferpozzi para Hipersociología

_Edit Sergio Ceccheto: Miradas contemporáneas sobre la sociedad futura, 2008.

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