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PENSAR LO IMPENSABLE
Otros dos territorios, calificados por los gurús del desarrollo como Newly
Industrialized Countries (NICs), Hong Kong y Singapur, que también se han
acercado a los niveles de vida de las democracias capitalistas desarrolladas, no
son verdaderos Estados-Naciones sino pequeñas Ciudades-Estados cuyo
desarro1lo no planteó los enormes problemas de elevar los niveles de vida en
vastos territorios con una incontenible explosión demográfica-urbana, como es
el caso de la mayoría de los países subdesarrollados. A fines del siglo XX,
cuando el subdesarrollo es la característica de la mayoría de los Estados-
Naciones del planeta, y el consumo en masa y la degradación ecológica son el
resultado del progreso de una minoría de países industrializados, no dejan de
ser pertinentes las palabras de Rabindranath Tagore: "Progreso para
quienes?... progreso hacia qué?"
Durante la Guerra Fría, el mito del desarrollo se expresaba básicamente
por dos modelos rivales: el comunista y el capitalista, ambos ecológicamente
no sustentables. Hoy que ha colapsado el comunismo por haber reemplazado
el mercado por una planificación central de la escasez, está emergiendo un
capitalismo global que va hasta el extremo de convertir al mercado en una
suerte de ley natural suprema, éticamente neutra, como la ley de gravedad, que
prescinde de los aspectos sociales y ecológicos y a la que hay que someterse
con resignación. Este modelo, el único que ahora expresa el mito del
desarrollo, intenta a través de su globalización replicar sociedades capitalistas
modernas en la mayoría de los países subdesarrollados. Sin embargo, la
explosión de prosperidad esperada con el triunfo del capitalismo no está
haciéndose realidad como se suponía. La historia no ha terminando, al
contrario, se está complicando, porque lo que está aconteciendo es la
exclusión de grandes sectores de la población mundial de la economía global,
debido a un proceso de selección darwiniana del mercado y la tecnología
moderna que van prescindiendo de las materias primas y de la mano de obra
abundante, que son las únicas ventajas que tenían la mayoría de los países
llamados en desarrollo.
Sin embargo, el mito del desarrollo, por tener connotaciones casi religiosas
de esperanza y salvación de la pobreza, es invulnerable a la experiencia de los
últimos 40 años, que nos dice que la mayoría de los países no se han
desarrollado. La naturaleza mítica del desarrollo hace que los políticos en las
sociedades pobres continúen insistiendo en "cerrar la brecha" que las separa de
las sociedades industrializadas capitalistas, tratando de replicar sociedades de
consumo nacionales infinanciables e insustentables.
Si las presentes tendencias se mantienen en el año 2020 -nada nos dice que
van a cambiar-, la población mundial será de unos 8 mil millones. La gran
mayoría de ella, unos 6,600 millones, vivirá en el mundo subdesarrollado,
donde existirán 3 mil millones de pobres, más de 840 millones sufrirán
hambre y cientos de millones estarán desempleados y subempleados. También
2,500 millones no contarán con vivienda apropiada y unos 2 mil millones no
tendrán acceso al agua y a la energía comercial. La gran mayoría de estos
marginales vivirá en más de 550 ciudades de más de un millón y unas 20
megalópolis con más de 10 millones, caóticas, contaminadas, llenas de
desempleados y plagadas por la delincuencia. Los prolegómenos de esta
pesadilla son hoy verificables visitando Lima, Sao Paulo, Bogotá, Lagos,
Cairo, Dakar, Nairobi o Nueva Delhi.
Los gurús del mito del desarrollo, que todo lo miden, tienen una visión
casi cuantitativa del mundo. Ignoran los procesos cualitativos histórico-
culturales, el progreso no lineal de la sociedad, los enfoques éticos y hasta
prescinden de los impactos ecológicos. Confunden crecimiento económico
con el desarrollo de una modernidad capitalista que no existe en los países
pobres. Con una visión como esta, solo perciben epifenómenos económicos,
como el crecimiento del PNB, el comportamiento de las exportaciones o la
marcha del mercado bursátil, pero no perciben las profundas disfunciones
cualitativas estructurales, culturales, sociales y ecológicas que hacen probable
la inviabilidad de los cuasi Estados-Naciones subdesarrollados en este siglo.
Hoy, el porvenir de las naciones depende cada vez más del conocimiento y
de la información científico-tecnológica, es decir, del número de científicos e
ingenieros con que cuentan, de los gastos en Research and
Development (investigación científico-tecnológica) y de la producción de
software. Los países subdesarrollados, que constituyen el 75% de la
humanidad (4,800 millones de habitantes), tienen sólo el 7% del total mundial
de científicos e ingenieros, efectúan menos del 2% de la inversión mundial
en Research and Development y sólo producen el 3% del software. Estos
cálculos del atraso son inclusive generosos, porque, en la realidad, la mitad de
este irrisorio arsenal científico-tecnológico se encuentra concentrado tan sólo
en un puñado de países como Singapur, Hong Kong, Malasia, Taiwán, China,
India, y en menor grado en Brasil. Todos los demás están en la más completa
desolación científico-tecnológica, desolación que los irá desinsertando de una
economía global que demanda cada vez más manufacturas y servicios de muy
alto contenido tecnológico
El Informe sobre Desarrollo Humano del PNUD 2000 señala que durante
los últimos 23 años (1975-1998) los ingresos personales en América Latina
sólo han crecido como promedio un 1,2%. El único país de la región con un
crecimiento per cápita promedio mucho mayor que el crecimiento de su
población fue Chile, que creció a un 4,2%. Es decir, en casi el resto de
América Latina lo único que ha crecido ha sido la población. La situación en
África es aún más catastrófica: casi todo el continente ha registrado un
promedio de crecimiento cero de la renta per capita, y en muchos países hay
una regresión de los ingresos personales. Lo mismo sucede en una mayoría de
países de Asia del Sur. En estos últimos 23 años, los únicos países donde ha
disminuido notablemente la pobreza son Hong Kong, Singapur, Corea del Sur,
Taiwán y China, donde se ha registrado un incremento de la renta personal de
casi el 7% promedio, sin interrupción.
Al mismo tiempo, la población de todos estos países andinos creció más que el
ingreso personal, con tasas altas de más del 2% anual, y se urbanizó en medio
de una peligrosa desigualdad social. Hoy, todos estos países tienen entre el
30% y 50% de su población, la mayoría urbana, viviendo con sólo 2 dólares
diarios, y entre un 11% y 15% viviendo con 1 dólar diario. La desigualdad de
los ingresos hace que el 20% de la población más rica acapare entre el 48% y
el 60% de todo el ingreso y consumo nacional, frente al 20% más pobre que
tiene tan sólo entre e1 3% y 5% .
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Venezuela es, tal vez, uno de los casos más destacados de No desarrollo en el
mundo. El estado venezolano recibió, entre 1976 y 1995, cerca de 270 mil
millones de dólares por la venta de su petróleo. Si se compara esta suma con
los 13 mil millones de dólares del Plan Marshall, este país, menos poblado que
Europa Occidental, ha tenido recursos extemos equivalente a 20 Planes
Marshalls. A pesar de estos astronómicos ingresos, los venezolanos, en los
últimos 22 años, han disminuido su ingreso promedio per capita en
menos 0.8%, caso único en el mundo, solo igual al de Albania, que también
disminuyo su ingreso en menos 0.8% en el mismo periodo. Hoy, el 36% de los
venezolanos vive con 2 dólares diarios, y un 15% de ellos con 1 dólar diario.
El 20% de los más ricos goza del 53% de todo el ingreso y consumo nacional,
mientras que el 20% más pobre tiene sólo el 3,7%. Los venezolanos consumen
sólo 2,300 calorías per capita, igual que los peruanos y sólo superior al
consumo de los bolivianos y haitianos. Rara vez se ha visto un país tan
opulento precipitarse en el No desarrollo .
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EL NO-DESARROLLO
A fines del siglo XX, la comunidad internacional está integrada en su
mayor parte por proyectos nacionales no realizados, por cuasi Estados-
Naciones con economías estabilizadas en la inviabilidad, es decir, en el No-
desarrollo. Esta realidad mundial devalúa las innumerables teorías sobre el
desarrollo que estuvieron muy de moda durante la segunda mitad del siglo
XX, y, además, demuestra que replicar el Estado-Nación democratico,
capitalista e industrializado es extremadamente difícil.
Estos son los únicos cuatro casos en que se puede decir que ha habido una
réplica comparable a lo que aconteció en las potencias industrializadas
capitalistas hace unos 150 años, es decir, una transformación productiva
tecnológica y una conversión alta de pobres en una c1ase media. Sin embargo,
estos NICs no tienen todavía los altos ingresos ni el desarrollo científico
cultural ni, menos aún, la institucionalidad democrática y el desarrollo de la
sociedad civil de Europa o los Estados Unidos.
Además, será difícil que los países de América Latina, Asia y África
reciban un tsunami de capital extranjero dirigido a actividades productivas
exportadoras como los NICs asiáticos hace 20 años, porque, como lo ha
probado la reciente crisis del Asia, el mercado financiero mundial es hoy un
verdadero casino especulativo y existe muy poco capital transnacional
disponible para inversiones productivas que modernicen las exportaciones y
creen empleo. La misma inversión extranjera que décadas atrás permitió crear
factorias y una gran plataforma exportadora en el Asia, se volvió tan
especulativa que inclusive llevo a la bancarrota a un NIC como Corea del Sur
y a otros países asiáticos llamados emergentes como Tailandia e Indonesia . 20
Todos estos desafíos hacen cada vez más difícil salir del No-
desarrollo nacional. Hace algunos años colapsaron los modelos de no-
desarrollo estatistas y comunistas. Hoy se está desvirtuando el modelo global
neoliberal. Sus patrones globales e irracionales de producción y consumo
están desintegrando sistemas ecológicos enteros y creando exclusión social El
casino financiero planetario ha llevado a la bancarrota inclusive a economías
emergentes, y el uso de las modernas tecnologías está haciendo cada vez más
dificil crear suficiente emp1eo. Hoy es más importante explorar Marte que
acabar con el hambre en la Tierra. El desarrollo de la ciencia y tecnología no
marchan unidos con el desarrollo de una conciencia etica que considere a la
humanidad como su prioridad. Todo ello está acentuando, aún más, la
desigualdad entre las naciones y ha hecho más evidente, a fines de este siglo,
lo que Raymond Aron llamó, hace treinta años, "la desilusión del progreso".
La historia nos enseña a ser cautos y a pensar que no será nada fácil que
los países mal llamados en desarrollo encuentren El Dorado, como lo hicieron
las potencias industriales. En efecto, desde que aparecieron los Estados-
Naciones modernos industrializados, hace unos 150 años, han proliferado más
de 185 Estados-Naciones. Sin embargo, la ley que ha gobernado esta
proliferación de Leviatanes es que la viabilidad económica es inversamente
proporcional a la cantidad de Estados-Naciones. A una mayor cantidad de
Estados en la comunidad internacional ha correspondido una menor viabilidad
para lograr el desarrollo y una gran capacidad para crear pobreza y mantener
estabilizado el No-desarrollo.
Píes de página
6 PNUD. Informe sobre Desarrollo Humano 2000 y World Bank World Development
Report 2000
7 Ibid.
8 Ibid.
9 Ibid
10 Ibid
11 Ibid
12 Ibid
13 Ibid
14 Ibid
15 Ibid
16 Ibid
17 Ibid
18 Ibid
19 Towards the New Millenium. Eric Hobsbawn, The Sunday Review, Octo ber, 1994
21 Felix Rohatyn: World Capital: The Need and the Risks The New York Review of Books,
July, 1994