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Alumna: Nava Nava Gadalupe Sarahi

Grupo: 4003

POLIOMIELITIS

La poliomielitis es una enfermedad muy contagiosa que afecta principalmente a


los niños. El virus se transmite de persona a persona principalmente por vía fecal-
oral o, con menos frecuencia, a través de un vehículo común, como el agua o los
alimentos contaminados, y se multiplica en el intestino desde donde invade el
sistema nervioso y puede causar parálisis.

Los síntomas iniciales son fiebre, cansancio, cefalea, vómitos, rigidez del cuello y
dolores en los miembros. En una pequeña proporción de casos la enfermedad
causa parálisis, a menudo permanente. La poliomielitis no tiene cura, pero es
prevenible por medio de la inmunización.

Síntomas

Célula nerviosa (neurona)

Aunque la poliomielitis puede provocar parálisis y muerte, la mayoría de las


personas infectadas con el virus no se enferman y no se enteran de que han
contraído la infección.

Poliomielitis no paralítica

Algunas personas que presentan síntomas por el virus de la poliomielitis contraen un


tipo de poliomielitis que no provoca parálisis (poliomielitis abortiva). Esto
generalmente provoca los signos y síntomas leves, parecidos a los de la influenza,
típicos de otras enfermedades virales.

Los signos y síntomas, que pueden durar hasta 10 días, comprenden los siguientes:

 Fiebre

 Dolor de garganta

 Dolor de cabeza

 Vómitos

 Fatiga

 Dolor o rigidez en la espalda


 Dolor o rigidez en el cuello

 Dolor o rigidez en los brazos o en las piernas

 Debilidad o sensibilidad muscular

Poliomielitis paralítica

Esta forma más grave de la enfermedad es poco frecuente. Los signos y síntomas
iniciales de la poliomielitis paralítica, como la fiebre y el dolor de cabeza, a menudo
son similares a los de la poliomielitis no paralítica. Sin embargo, aproximadamente
en una semana, aparecen otros signos y síntomas, entre ellos, los siguientes:

 Pérdida de los reflejos

 Dolores musculares intensos o debilidad

 Extremidades flojas y poco rígidas (parálisis flácida)

Síndrome pospoliomielítico

El síndrome pospoliomielítico es un grupo de signos y síntomas incapacitantes que


afecta a algunas personas varios años después de haber tenido poliomielitis. Los
siguientes son signos y síntomas frecuentes:

 Debilidad o dolor progresivos en músculos y articulaciones

 Fatiga

 Deterioro muscular (atrofia)

 Dificultad para respirar o tragar

 Trastornos respiratorios relacionados con el sueño, como apnea del sueño

 Disminución de la tolerancia a las bajas temperaturas

Causas

El virus de la poliomielitis puede transmitirse por contacto directo con una persona
infectada o, con menor frecuencia, a través de agua y alimentos contaminados.
Los portadores del virus de la poliomielitis pueden propagarlo durante semanas en
las heces. Las personas que tienen el virus pero que no tienen síntomas pueden
transmitirles el virus a otros.
Factores de riesgo

La poliomielitis afecta principalmente a los niños menores de 5 años. Sin embargo,


cualquier persona que no esté vacunada corre riesgo de contraer la enfermedad.

Complicaciones

La poliomielitis paralítica puede provocar parálisis muscular temporal o


permanente, discapacidad, deformidades de los huesos y la muerte.

Vacuna contra la poliomielitis

 Dos meses

 Cuatro meses

 Entre los 6 y los 18 meses

 Entre los 4 y los 6 años, cuando los niños comienzan a asistir a la escuela

En algunas personas, la vacuna antipoliomielítica inactivada puede provocar una


reacción alérgica. Como la vacuna contiene una cantidad mínima de los
antibióticos estreptomicina, polimixina B y neomicina, no debe administrarse a
personas que han manifestado reacciones a estos medicamentos.

Los signos y síntomas de una reacción alérgica generalmente aparecen al cabo


de unos minutos a unas horas después de la inyección.

 Dificultad para respirar

 Debilidad

 Ronquera o silbido al respirar

 Frecuencia cardíaca acelerada

 Urticaria

 Mareos

No es habitual que los adultos se vacunen contra la poliomielitis, ya que la mayoría


de ellos ya son inmunes y las probabilidades de contraer poliomielitis son mínimas.
Sin embargo, algunos adultos con alto riesgo de contraer poliomielitis deben recibir
una inyección de refuerzo única de vacuna antipoliomielítica inactivada.
Alumna: Nava Nava Gadalupe Sarahi

Grupo: 4003

Atención primaria a la salud

La atención primaria de la salud es la asistencia sanitaria esencial basada en


métodos y tecnología prácticos, científicamente fundados y socialmente
aceptables, puesta al alcance de todos los individuos y familias de la comunidad,
mediante su plena participación y a un costo que la comunidad y el país puedan
soportar en todas y cada una de las etapas de su desarrollo, con un espíritu de
autorresponsabilidad y autodeterminación. La atención primaria, a la vez que
constituye la función central del sistema nacional de salud, es el elemento central
del desarrollo social y económico de la comunidad. Representa el primer nivel de
contacto entre los individuos, la familia y la comunidad con el sistema nacional de
salud, llevando lo más cerca posible la atención sanitaria al lugar en que residen y
trabajan las personas, y constituye el primer elemento de un proceso permanente
de asistencia sanitaria.

Es el núcleo del sistema de salud del país y forma parte integral del desarrollo
socioeconómico general de la comunidad.

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), los componentes


estratégicos de la APS son:

1) extensión de la cobertura con servicios de salud y mejoramiento del


ambiente;
2) organización y participación de la comunidad;
3) desarrollo de la articulación intersectorial;
4) desarrollo de la investigación y de tecnologías apropiadas;
5) disponibilidad de insumos y equipos críticos;
6) formación y utilización de recursos humanos;
7) financiamiento del sector y,
8) cooperación internacional.

El concepto de cobertura implica la admisión de que existe una relación dinámica


en la que intervienen, por una parte, las necesidades y aspiraciones de la
población, expresadas por la demanda de servicios, y por la otra, los recursos
disponibles y sus combinaciones tecnológicas y organizativas que configuran la
oferta para satisfacer esa demanda. Por consiguiente, la expresión final de la
cobertura varía de un país a otro e incluso en un mismo país o de una comunidad
a otra, según sus necesidades de salud y las características de su desarrollo
socioeconómico. La implantación del concepto de cobertura universal constituye
un desafío que adquiere una magnitud mayor debido a la urgencia de acelerar
las acciones para lograrla. En la actualidad hay una gran desigualdad entre la
oferta de servicios el volumen y la complejidad cada vez mayores de las
necesidades de salud. A medida que la sociedad se vuelve más compleja van
surgiendo nuevas necesidades que no pueden ser satisfechas porque no se cuenta
con una tecnología apropiada y los recursos no aumentan proporcionalmente. Por
consiguiente, si no se modifica esta tendencia, la disparidad entre la oferta de
servicios y las necesidades de salud de la población irá haciéndose más grande,
con las consiguientes dificultades que impedirán su solución oportuna. Para lograr
el objetivo de la cobertura universal, la oferta de servicios, además de ser eficiente,
debe reunir las siguientes condiciones: ser eficaz en relación a las situaciones o los
problemas que se tienen que resolver, apropiada en los términos de su contenido,
acorde con las necesidades básicas de la comunidad, accesible a la población y
aceptada por las mismas.

Los diversos autores están, en general, de acuerdo con las siguientes prioridades de
salud establecidas por la OMS:

1) salud materno-infantil;
2) inmunizaciones;
3) control de enfermedades diarréicas;
4) control de enfermedades agudas;
5) control de enfermedades de transmisi6n sexual;
6) salud mental;
7) salud dental;
8) prevenci6n, control y rehabilitaci6n de enfermedades
cardiovasculares, degenerativas y del cáncer;
9) prevenci6n de accidentes;
10) control de enfermedades ocupacionales;
11) erradicaci6n de la malaria;
12) control de otras enfermedades parasitarias;
13) erradicaci6n del vector de la fiebre amarilla urbana;
14) alimentaci6n y nutrici6n;
15) salud ambiental y,
16) salud pública veterinaria

En algunos países se enfatiza la APS a través de los médicos, por l0 cual consideran
como especialidades básicas a la medicina general y familiar, a la medicina
interna, la pediatría y la gíneco-obstetricia, en tanto las demás especialidades son
de referencia. Por otro lado, en la mayoría de los países subdesarrollados la APS
diversifica sus tácticas para las áreas rural, urbana, y marginal urbana, de acuerdo
a las características de la poblaci6n, los recursos disponibles, y no en último término,
a las características del panorama epidemioI6gico.

Medir el impacto de los servicios de salud en términos de su costo -aunque


atractivo- suele llevar a desviaciones en el establecimiento de las prioridades, ya
que se dejan de atender problemas frecuentes y técnicamente vulnerables, como
la diabetes o las nefropatías en nuestro medio; además, la medición de los efectos
sociopolíticos de la APS, así como el establecimiento de las prioridades de sus
programas, están fuera del alcance del enfoque tradicional de costo-beneficio y
costo-efectividad.

Los indicadores para evaluar la APS deben abarcar información sobre las
características socio-económicas de la población cubierta, sobre los recursos para
ella disponibles, y acerca de los daños a la salud que sufre. Respecto a esto último,
consideramos que la medición de los daños es más relevante en las condiciones
de salud del Tercer Mundo, aunque estamos conscientes de la creciente
importancia que tiene la medición de la salud positiva, la APS se enfoca en nuestro
país principalmente sobre los daños, con un sentido realista, resulta difícil hablar de
salud positiva cuando más de la mitad de las defunciones en México se dan en
menores de 15 aftas, y cuando al menos un tercio de ellas son evitables.

La atenci6n primaria a la salud es -incuestionablemente- una propuesta estratégica


racional, quizá la única viable y factible en la situaci6n actual de nuestros países en
vías de desarrollo. Sin embargo, su puesta en práctica debe garantizar una mayor
equidad en el acceso a los servicios de salud por parte de la poblaci6n más
desprotegida. Equidad no significa simplemente que todos tengan algún servicio,
sino que toda la población tenga las mismas oportunidades de acceder al servicio
que requiera, ya sea del primero, segundo o tercer nivel de atención; ya sea de
promoción de la salud, de protección específica o de atención médica oportuna.
Por ello debemos plantear la estrategia de la APS en su sentido original, esto es, de
incluir en ella toda la gama de servicios de salud existentes en el país, tanto
preventivos como curativos, tanto de tecnología simple como compleja, tanto
públicos como privados. Sólo así podremos hacer frente a los riesgos que implica la
crisis para la salud.

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