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instructivos de Ajedrez

125 artículos INSTRUCTIVOS


Prof. José Luis Matamoros

1- ESTUDIOS TEÓRICOS número de piezas es igual.


Por Eugenio Znosko-Borowsky Si no lo es, será necesario
que tenga otras ventajas
I.- El Tablero reales el que está en infe-
rioridad material. Sin esto,
Aunque mis artículos no deban ocuparse una pieza o un peón de
de la actualidad diaria, sino más bien reves- más son suficientes para
tir un carácter general y teórico, no resultarán aspirar a ganar.
demasiado pesados, ya que la misma actua- Pero las piezas no son
lidad nos proporciona a veces sorprendentes el único e1emento en el
ilustraciones de nuestros principios. No obs- ajedrez. Ellas evolucionan
tante, para que sean provechosos a los lecto- en el espacio, representado por el tablero, y en
res, es necesario que los, artículos sigan nor- el tiempo, que medimos por jugadas. Por lo
malmente una línea de razonamiento, un plan tanto, para poder juzgar una posición es nece-
lo suficiente amplio y vasto para que no resul- sario, ante todo, conocer las particularidades
ten aburridos. de estos dos elementos, a los cuales, general-
Comenzaré desde luego por insistir en la mente, y por error; se presta escasa importan-
importancia de los principios matemáticos, cia. Comencemos por el tablero.
casi mecánicos, de nuestro juego. Leyes lógi- Todos sabemos, poco más o menos, la im-
cas y rígidas lo gobiernan, y apartarse de ellas portancia del centro del tablero: las piezas re-
sería peligroso. Por el contrario, hay segura sultan allí más fuertes, y están más cerca de
ventaja en aplicarlas, y consiste, sobre todo, todos los puntos del tablero. El que ocupa el
en que no dependen de los gustos y opiniones centro, por consecuencia, domina el tablero
de los jugadores, pues son tan absolutas que entero. Por lo tanto, nuestro primer objetivo
no admiten debe ser ocupar el centro, llevar allí nuestras
discusión. En las -posiciones más embro- piezas, y no permitir que se instalen en él las
lladas, donde son muy naturales las diferen- del adversario. Un caballo se desarrolla a f3 o
cias de puritos de vista y de apreciación, estas c3 y no a h3 o a3; un alfil se coloca en g2 o b2,
bases impersonales pueden servirnos de guía de donde sale la gran diagonal que atraviesa el
para encontrar el buen camino, pudiendo centro; en f3 o c3 se toma con el peón g o b, y
apoyar nuestro juicio sobre ellas con confian- no con el peón d o con el peón e, salvo indi-
za. cación especial; esto es la “centralización” del
¿Qué es lo que comprendo bajo estos prin- gran maestro Nimzowitch.
cipios mecánicos? Esta regla - la ocupación de las casillas
Cuando queremos darnos cuenta del va- centrales- no tiene excepción, ni en la aper-
lor de una posición, lo primero a saber es si tura, ni en el medio juego, ni en el fin de la
hay o no ventaja material por algún lado, si el partida. Ciertamente, si el adversario nos ata-
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ca por uno de los flancos, todas las piezas de- d6 4.d4 Ad7 5.O-O Cf6 6.Cc3 Ae7 7.Te1 exd4
ben llevarse allí; pero, aun en este caso, la me- 8.Cxd4 O-O 9.Axc6 bxc6 10.Ag5 h6 11.Ah4.
jor defensa consiste en un contraataque en el Al examinar esta posición vemos que las blan-
centro. En los finales, un peón pasado es más cas tienen un peón y una pieza en el “pequeño
fuerte si está alejado que si está en el centro, centro” (casillas e4, d4, e5 y d5), y, por consi
precisamente porque obliga al rey contrario a
alejarse del centro para poder pararlo. El rey,
la pieza más importante en los finales, debe
tenerse en el centro.
Una pieza inferior, instalada en el centro y
sostenida por un peón, puede equivaler a una
pieza superior: un caballo en semejante po-
sición vale lo que una torre, según el Dr. Ta-
rrasch; y a veces vale más. Por ejemplo, en la
posición del diagrama Nº 1:

guiente, un juego más libre y más activo que


el de las negras, las cuales se conforman con
las tres primeras líneas. Pero todas las casillas
importantes de la cuarta línea están bien vi-
giladas por las negras con sus peones de c6 y
d6, supongan que avanzan el peón negro a c5;
en seguida la casilla d5 de las negras queda
accesible a las piezas contrarias; por el mis-
mo movimiento quedan debilitadas todas las
casillas blancas, y sólo el alfil dama (d2) pue-
que se presentó en la segunda partida del de defenderlas- un trabajo demasiado pesado
match Lasker vs. Janowski, 1909; a pesar de para una sola pieza-. Supongan ahora que hu-
haber perdido calidad, las negras ganaron la bieran avanzado el peón a d5 de las negras;
partida gracias a la posición inexpugnable de inmediatamente las casillas negras de e5 y c5
su caballo en el centro. son ofrecidas al asalto de las piezas blancas y
Hay, pues, no solamente interés, sino ne- todas las casillas negras quedan debilitadas.
cesidad vital, en que, si no se consigue colocar Por lo tanto, estos peones sólo pueden
las propias piezas en el centro, defender bien avanzar en e1 caso de haber tomado la inicia-
las casillas centrales, para impedir que se co- tiva y de haber pasado a un juego activo, ya
loquen en ellas las piezas del adversario. que la cuarta línea es la frontera de demarca-
La posición del diagrama Nº 2, se pro- ción entre la defensa y el ataque. En otro caso
duce. después de la conocida variante de la es preferible dejar estos peones donde están,
Apertura española: 1.e4 e5 2.Cf3 Cc6 3.Ab5 sobre la tercera línea, y, en general, evitar el
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debilitar nuestra posición con “holes” (hue-


cos), sobre todo en el juego pasivo. Por el con-
trario, hay que pensar siempre en crear casillas
fuertes a nuestras piezas. La lucha por las casi-
llas es una lucha importante y dura, que exige
largos y atentos cuidados. Es preciso primero
decidirse por una casilla, a continuación, ha-
cerla accesible, y finalmente asegurar en ella
la estancia de nuestra pieza. Esto requiere a
menudo una larga serie de jugadas.
He aquí, por ejemplo, la posición del dia-
grama Nº 3:

Las negras se preparan para ocupar con su


caballo la casilla c5. Para esto provocan pri-
mero al adversario a que juegue d5; ensegui-
da, para asegurar la posición del caballo en c5
contra b4, juegan a5, y únicamente después de
esta preparación se deciden a jugar Cc5 (6...
Cc6 7.d5 Cb8 8.O-O Cbd7 9.Cd4 a5 10.h3
Cc5; partida Reti-Yates, Hastings, 1927).
Pero no son sólo casillas lo que hay en el
tablero: hay también, líneas.

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