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Descubrimiento e investigación de los yacimientos de Peña Cabra y Peña Capón

casas zonas superficiales no cubiertas por


la vegetación, y entre la tierra polvorienta,
Figura 3.B aparecían pequeñas láminas de sílex, al-
Félix del Campo gunas con el borde rebajado, y restos de
haciendo
talla, todo de un aspecto “microlítico”.
prácticas de esca-
la en el abrigo de Tras estos descubrimientos se reali-
Peña Cabra, el zó una pequeña memoria de ambos ya-
mismo día del cimientos, firmada por A. Alcaína para
hallazgo. (Foto: el Grupo de Espeleología de Telefónica.
Antonio Alcaína) Además, en el Centro Cultural de Telefó-
nica conoció a José Villasenín Gómez, por
entonces ayudante de Julio Martínez San-
ta-Olalla, director del Instituto Arqueológico
Municipal de Madrid, a quien se dio aviso
de los yacimientos. Tras una primera visita
sobre el terreno con miembros del equipo
de Santa-Olalla, se pudo certificar la im-
portancia arqueológica de ambos abrigos,
y se obtuvo permiso del director del Institu-
to para hacer una excavación arqueológi-
ca en Peña Capón. En dicha excavación,
que se llevó a cabo en 1972 (y no en 1970
como se ha venido publicando hasta aho-
ra), participaron, entre otros, José Villase-
nín Gómez, que actuó de director, Nicolás
habitual. Al llegar la sensación no fue bue- Gutiérrez Serrano, Concepción García
na, pues sólo se apreciaba la pared rocosa Saiz, Fernanda Lucas de Frutos y Antonio
y al pie un talud de tierra que llegaba hasta Alcaína.
la zona inundable del río. A pesar de ello, En esa primera intervención arqueoló-
subió para al menos disfrutar de las vistas gica en Peña Capón se constató una se-
y, sorpresa, casi al coronar el talud se pro- cuencia de niveles del Paleolítico Superior,
ducía un hundimiento y allí estaban los sobresaliendo conjuntos industriales de
restos de un antiguo muro construido con características tecnológicas solutrenses.
grandes piedras y una entrada a la zona Como ya se ha expuesto en varias ocasio-
Figura 4.A: amurallada, casi completamente llena de nes (ALCOLEA-GONZÁLEZ et al. 1997;
Planimetría de zarzas y ortigas. Por un curioso efecto ópti- ALCARAZ-CASTAÑO et al. 2013), las evi-
las excavaciones co, desde abajo parecía que la pared roco- dencias arqueológicas y geológicas reco-
del abrigo de sa y el talud se unían, quedando oculta la gidas en dicha intervención fueron duran-
Peña Cabra. presencia de esta construcción. En las es- te más de 30 años las únicas disponibles

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para la investigación. Sin embargo, y a rrespondientes a las fases iniciales y me- Figura 4.B:
pesar de las incertidumbres que plantea- dias del Paleolítico Superior (entre aproxi- Industria lítica
ban, siempre se consideraron suficientes madamente 40.000 y 20.000 años antes del nivel 5 de
para asegurar la relevancia científica que del presente), de gran importancia ya que Peña Cabra.
el abrigo de Peña Capón, junto con el de corresponden a la llegada y asentamiento 1: Punta retocada (sílex).
2: Raedera (cuarzo).
Peña Cabra, encerraba de cara a conocer de nuestra especie –Homo (sapiens) sa-
3: Raedera con explota-
las características del poblamiento huma- piens– en el continente europeo, son muy ción del reverso para
no paleolítico de las regiones interiores de escasas en todo el interior de la Penínsu- la obtención de lascas
la Península Ibérica. la Ibérica. Y esto es precisamente lo que de pequeño tamaño
encierra el gran abrigo de Peña Capón: (sílex).
PEÑA CAPÓN Y PEÑA CABRA EN LA una secuencia de ocupaciones recurren- (Fotos: Manuel
ACTUALIDAD tes durante varios episodios del Paleolítico Alcaraz-Castaño)
Debido a la construcción del embalse Superior, incluyendo etapas que, debido a
de Beleña en 1982, que provocó que des- su rigor climático, hasta hace poco se pre-
de entonces Peña Capón se encuentre ha- suponían desprovistas de poblamiento hu-
bitualmente inundado salvo momentos de mano en las regiones mesetarias peninsu-
gran estiaje, los trabajos de campo en este lares (Fig. 5.A y 5.B). Por ello Peña Capón
abrigo no pudieron retomarse hasta 2015. se ha convertido en un yacimiento clave
Sin embargo, en Peña Cabra sí pudo rea- para entender las dinámicas de población
lizarse una excavación arqueológica en y los patrones de asentamiento de los pri-
1996, que tuvo continuidad también en el meros “Humanos modernos” en llegar a
2015 (ALCOLEA-GONZÁLEZ et al. 1997; Iberia. De hecho, los datos tecno-econó-
ALCARAZ-CASTAÑO et al. 2017). Gracias micos, ambientales y cronológicos con los
a estas dos campañas de excavación y a que contamos hoy en día, demuestran que
los estudios que han podido derivarse de este abrigo fue ocupado por cazadores-re- Figura 5.A:
ellas, se ha podido constatar que el abrigo colectores con tecnologías solutrenses, Vista actual del abrigo
de Peña Cabra fue utilizado como zona de proto-solutrenses y probablemente gra- de Peña Capón desde
habitación y despiece de caballos, cabras, vetienses, durante momentos climáticos el embalse de Beleña.
corzos y ciervos cazados en las inmedia- tanto atemperados como rigurosos de la (Foto: Rodrigo de Balbín)
ciones por grupos de Neandertales hace
más de 40.000 años. Así lo indicarían los
numerosos restos óseos correspondientes
a los mencionados animales encontrados
en el abrigo, que se ven además acompa-
ñados por una ingente cantidad de instru-
mental lítico fabricado en cuarzo, cuarcita
y sílex, incluyendo puntas de proyectil,
raederas y denticulados (Fig. 4.A Y 4.B).
Además, se ha podido definir un tipo de
desarrollo tecnológico basado en la fabri-
cación de utensilios de sílex de pequeño
tamaño, casi microlíticos, que hasta la fe-
cha es poco conocido en el interior de la
Península Ibérica, y por tanto presenta un
alto interés científico (ALCARAZ-CASTA-
ÑO et al. 2017).
Por otro lado, la relevancia científica de
Peña Capón se ha demostrado aún mayor,
ya que las evidencias arqueológicas co-

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Figura 5.B: última glaciación (ALCARAZ-CASTAÑO nes, los grandes descubrimientos científi-
Puntas de et al. 2013, 2017). Y lo que es aún más cos tienen su origen no ya en una afortuna-
proyectil solutrenses relevante, Peña Capón en ningún caso da casualidad, sino, como en este caso, en
documentadas en representó un asentamiento aislado en el el afán de conocimiento y experimentación
Peña Capón. territorio, sino que debe enmarcarse en un de un grupo espeleológico preocupado e
(Fotos: Manuel
contexto regional relativamente amplio, do- interesado por el patrimonio arqueológico.
Alcaraz-Castaño)
minado por los valles del Sorbe y el alto Esperemos que la colaboración entre es-
Jarama, que cada vez conocemos mejor. peleólogos y arqueólogos siga siendo cada
Así, las grafías rupestres documentadas vez más estrecha.
en la cueva de El Reno (Valdesotos, Gua-
dalajara), en muchos casos de cronologías
equiparables a las documentadas en Peña
BIBLIOGRAFÍA
Capón (ALCOLEA-GONZÁLEZ Y BALBÍN -ALCAÍNA MUÑOZ A. (1994): La espe-
2003), deben entenderse como parte del leología y la arqueología: una responsabili-
dad a tener en cuenta. Antrum 1: 29-32.
mismo territorio cultural. -ALCARAZ-CASTAÑO M., ALCO-
Hoy en día las investigaciones conti- LEA-GONZÁLEZ J., BALBÍN R. DE, et al.
núan en todos los yacimientos menciona- (2013): Los orígenes del Solutrense y la ocu-
pación pleniglaciar del interior de la Penín-
dos, e incluso se han extendido a otros, sula Ibérica: El nivel 3 de Peña Capón (valle
incluyendo algunos de muy reciente des- del Sorbe, Guadalajara). Trabajos de Prehis-
cubrimiento. Dicha investigación se lleva a toria 70 (1): 28-53.
cabo bajo la coordinación de los dos últimos -ALCARAZ-CASTAÑO M., ALCO-
LEA-GONZÁLEZ J., WENIGER G.-C., et al.
firmantes de este texto, e implica la partici- (2017): Neandertales y Humanos modernos
pación de numerosos especialistas dedi- en Guadalajara. En M. A. Cuadrado Prieto
cados a la ciencia prehistórica, incluyendo (coord.): Arqueología en Guadalajara. Tra-
arqueólogos, geólogos, geógrafos, biólo- bajos inéditos. “Boletín de la Asociación de
Amigos del Museo de Guadalajara” 8: 13-44.
gos, paleontólogos, químicos, topógrafos y -ALCOLEA-GONZÁLEZ, J. J., BALBÍN,
espeleólogos. En líneas generales, no es R. DE (2003): El Arte Rupestre Paleolítico
aventurado afirmar que lo que se inició con del interior peninsular. Elementos para el es-
varias salidas espeleológicas a finales de tudio de su variabilidad regional. En R. de
Balbín y P. Bueno (eds.): El Arte Prehistórico
los años 60 del siglo pasado, ha acabado desde los inicios del siglo XXI. Primer Sym-
dando lugar a un fructífero contexto de in- posium Internacional de Arte Prehistórico de
vestigación científica que está poniendo al Ribadesella. Asociación Cultural Amigos de
Ribadesella, Ribadesella: 223-253.
descubierto uno de los territorios paleolíti- -ALCOLEA-GONZÁLEZ, J. J., BALBÍN,
cos más relevantes del occidente europeo. R. DE, GARCÍA, M. A. et al. (1997): Avan-
Aquí se han citado únicamente algunos ce al estudio del poblamiento paleolítico del
artículos que pueden consultarse fácilmen- Alto Valle del Sorbe (Muriel, Guadalajara).
En R. de Balbín y P. Bueno (eds.): II Con-
te en Internet, pero existen y existirán mu- greso de Arqueología Peninsular (Zamora
chos más, publicados en revistas de alto 1996), Tomo I, Paleolítico y Epipaleolítico.
nivel científico y presentados en congresos Fundación Rei Afonso Henriques, Zamora:
internacionales. Como en tantas ocasio- 201-218.

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