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Texto: Colonialidad del poder, eurocentrismo y América Latina – Aníbal Quijano

Capítulo I
Se asume la globalización como un proceso del cual germina América Latina y a
su vez el capitalismo colonial-moderno y eurocentrado, a consecuencia de esto,
surge “de manera natural” un nuevo patrón de poder mundial, cuyo eje
fundamental se establece como clasificación social, esto es, específicamente la
distinción de raza.
Esto se plantea en el primer capítulo como una de las tesis centrales, ya que la
raza esta originalmente vinculada a la colonización, como una “Construcción
mental que expresa la dominación colonial hegemónica” y que de allí se
desprenden todas las lógicas que le permitirá luego poseer tanta fuerza que
supere el mismo colonialismo que lo creo.

La raza, es el primer criterio para clasificar, además cumple una función


estratégica muy importante, ya que, por medio de la naturalización de la distinción
racial, se legitimó la relación de dominación impuesta por los colonos, españoles
y portugueses. Lo anterior no solo fue una nueva formación de relaciones sociales,
sino principalmente, la generación de nuevas identidades (Negro, indio, mestizo)
asociadas a la jerarquía y que, como ya lo mencione, establecían relaciones de
dominación.

A lo anterior en tanto relación social, se le añade ahora, el capitalismo como nueva


estructura de control del trabajo

Todas las formas de control y de explotación del trabajo y de control de la


producción-apropiación de productos, fueron articuladas alrededor de la
relación capital-salario (en adelante capital) y del mercado mundial.
Quedaron incluidas la esclavitud, la servidumbre, la pequeña producción
mercantil, la reciprocidad y el salario.

Las nuevas identidades históricas producidas por la idea de la raza, fueron


asociadas a la estructura global del control del trabajo, por tanto, cada forma de
cada forma de dicho control, estuvo articulada a una raza o más bien a un grupo
racial específico.
La estrecha y coexistente relación entre el capitalismo y la colonización, y ya
teniendo una herramienta poderosa de segregación y dominación, la raza,
permitió la concentración –Muy a su antojo- geográficamente en Europa, por tanto
Europa y lo europeo se constituyen como el centro del mundo capitalista y a este
se articulan todas las demás formas de control.
El hecho de adjudicar a Europa la centralidad, no es por vanidad ni mucho menos,
rápidamente se concentró bajo su hegemonía el control de todas las formas de
control de la subjetividad de la cultura y del conocimiento.

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