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Feudalismo (señorío) según F.

Campagne
El autor dice que el señorío se dio entre los siglos IX y XVIII.
El historiador Salvador Moxo como el conjunto de tierras que constituía la propiedad
inminente y el aérea de jurisdicción de un señor. La titularidad de un señorío podía estar en
manos de laicos o eclesiásticos, hombres o mujeres. Podía ejercerla un sujeto individual o
colectivo (las ciudades o monasterios eran con frecuencia titulares de señoríos.
El señorío se componía de dos elementos fundamentales: en primer lugar un componente
solariego: la propiedad de la tierra (un señor es un gran propietario). En segundo lugar un
componente jurisdiccional: el poder sobre los hombres, eran la facultad que anteriormente
tenía el poder estatal, tenía la facultad de elaborar leyes que el colectivo de habitantes dentro
del territorio debía obedecer (conocido también como poder de BAN). Esta distinción permite
hablar de dos tipo diferentes de señoríos: el señorío dominical y el señorío jurisdiccional.
Contar con la propiedad de la tierra (señorío dominical) más el poder sobre los hombres
(señorío jurisdiccional o poder de BAN) conforman lo que el autor denomina el señorío pleno.
Estos dos elementos que analizamos, propiedad de la tierra y derecho sobre los hombres no
siempre interactuaban los dos juntos sino que también lo podían hacer por separado. Un
señorío podía ser entonces solo dominical o solo jurisdiccional. Existen muchos señores que
solo ejercen poder jurisdiccional sobre tierras de las cuales carecen de propiedad.
El señorío dominical que es el conjunto de tierras cuya propiedad pertenece a un señor feudal
debe dividiré en dos grandes secciones: las tenencias campesinas dependientes o tenencias a
censo y el dominio o reserva señorial.
Las tenencias a censo poseían el dominio útil, el señor otorgaba al campesino tierras dándole
el dominio útil de ellas pero no el directo, ósea los campesinos trabajan la tierra pero no eran
dueños. En cambio los señores sobre el dominio o reserva señorial tenía los dos dominios el
útil y el directo (propiedad absoluta e indivisa de la tierra).
Los tributos señoriales que tenían que pagar los campesinos por el uso de las tierras (dominio
útil) del señor eran 3: los censos, las rentas propiamente dichas y las tasas de mutación.
Los censos: montos fijos e inamovible pagados en moneda una vez por año.
Rentas propiamente dicha: pagos anuales pero no en monedas como lo era el censo, era un
porcentaje fijo que recaía sobre el producto total de la explotación campesina.
Tasas de mutación: es un monto fijo que se pagaba al señor cada vez que la parcela cambia de
manos, se valuaba un monto fijo de acuerdo al valor de la propiedad.
La propiedad alodial eran las tierras del campesino donde el señor no tenía poder sobre su
tierra ni tampoco tenía poder sobre las personas que habitan esa porción de territorio. Los
alodios fueron pasando cuando los señores fueron adquiriendo mayor poder jurisdiccional
donde ya comenzaban a dominar a las personas que estaban sobre esas tierras y les cobraba
tributo. Uno de los motivos fue la dramática situación fiscal de la corona que cedió tierras con
poblaciones ya asentadas sobre ellas donde ya el señor no podía hacerse con el dominio
directo de las tierras pero si con el jurisdiccional. Otro motivo por el cual se incrementa el
poder jurisdiccional en pos del dominical es cuando los señores seden tierras a sus vasallos
para su control.
Las cargas y tributos derivados del señorío jurisdiccional: justicia, monopolios y tributos a la
circulación de bienes
Justicia: los señores ejercían la justicia civil como la penal, entonces lucraban porque tenían el
poder de cobrar multas.
Otra forma de lucrar era a través de los monopolios banales: monopolios comerciales (el señor
ponía una fecha donde solo él podía cosechar, vender); monopolios recreacionales (derecho a
la caza de animales silvestres, cría de palomas y construcción de palomeras, cría de conejos,
derecho exclusivo de pesca, construcción de estanques artificiales)
Monopolios instrumentales: uso del horno, uso del lagar (recipiente donde se pisa la uva), usos
del molino.
Tributo a la circulación y comercialización de bienes: eran los peajes cobrados por la utilización
de los caminos, puentes y cursos de agua dentro de los límites del señorío (los barcajes y
pontazgos). El señor también montaba aduanas interiores para exigir el pago por la entrada de
determinados productos dentro de su territorio. Para el fisco del señor resultan esenciales los
tributos a las transacciones comerciales realizadas en las ferias, mercados, y puestos de venta
dentro del señorío.
Otro tributo señorial es la talla que el señor exigía a sus habitantes para sus gastos propios.

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