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Especrofotometría UV-visible

(III): Aplicaciones en Química

La espectrofotometría UV-Vis tiene multitud de


aplicaciones fisicoquímicas, que en parte están basadas en la fuerte
dependencia de los espectros UV-vis con la temperatura, el pH, el estado físico
de la muestra, el disolvente, etc., dependencias que siempre se pueden
relacionar con propiedades fisicoquímicas de las moléculas de que está formada
la sustancia.

Hay un experimento interesante que se puede hacer


en la cocina: la observación del cambio de color con el
pH de los pigmentos contenidos en la col lombarda
(derecha), como lo prueba la figura que encabeza este
artículo, en la que se han etiquetado los valores de pH
(de 1 a 12) en una serie de tubos que contienen
extractos de este vegetal.

La espectrofotometría UV-Vis también tienen


aplicaciones en química analítica, especialmente para determinar
concentraciones de analitos, para lo cual se hace uso de la ley de Beer:

A=εcl [1]
donde A es la absorbancia, que es una medida de la cantidad de luz que puede
absorber el analito; ε es el llamado coeficiente de absorción molar, que
depende de la longitud de onda a la que se mide la absorbancia; c es
la concentración de la especie absorbente cuando está en disolución y l es
la longitud del camino óptico que recorre la radiación dentro de la muestra,
que normalmente es 1 cm ya que esta es la anchura estándar de las cubetas que
se utilizan.

Determinación del pK de un indicador


En general, los compuestos que cambian de color con el pH son susceptibles de
utilizarse como indicadores para detectar el punto de equivalencia en
las volumetrías ácido-base. Como se sabe, estas sustancias presentan
distintos colores a distintos pH debido a que, dependiendo de la concentración
de protones en el medio, estarán en una forma química u otra, existiendo un
equilibrio entre ellas.

Por ejemplo, si el indicador es un ácido orgánico (llamémoslo HA), estará en


equilibrio con su base conjugada A– de este modo:

HA + H2O ⇌ A– + H3O+

La proporción relativa de HA y A– dependerá de la concentración de protones.


Así, si el indicador está en presencia de un ácido, habrá exceso de iones H 3O+ y
el equilibrio del indicador se desplazará hacia la izquierda (por el principio de
Le Châtelier), predominando entonces la especie HA sobre la de A –. Como
ambas especies son de distinto dolor diferente, la disolución mostrará el color
de HA. Pero si agregamos una base, sus iones OH– reaccionarán con los H3O+,
provocando que estos últimos desaparezcan. Para restaurar el equilibrio, HA
tendrá a disociarse más, favoreciendo la formación de A–. La disolución se verá,
entonces, del color de esta última especie.

Evidentemente, el hecho de que HA y A– tengan colores diferentes tiene que


verse reflejado en sus espectros UV-Vis. De hecho, en los indicadores, los
espectros de sus formas ácida y básica son, normalmente, muy diferentes.
Cuando ambas formas coexisten en disolución, lo que vemos es la suma de
ambos espectros, como se ilustra en la siguiente figura:

Veamos un ejemplo concreto: el del indicador naranja de


metilo (derecha) que en una valoración ácido-base cambia de
rojizo a amarillo-anaranjado al ir aumentando el pH.
La siguiente imagen muestra tres espectros de absorción UV-
visible superpuestos del naranja de metilo a otros tantos valores de pH. Los
espectros resaltados en rojo y naranja son, esencialmente, los de la forma ácida
(HA) del naranja de metilo (con un máximo de absorción a 506 nm) y de la
forma básica (A–, con máximo a 464 nm), respectivamente. En cuanto al
espectro trazado en color negro en la figura, es la suma de los correspondientes
a ambas especies en las concentraciones relativas en que se encuentren a ese
pH.

Los dos puntos en que las absorbancias del espectro global coinciden a todos los
pH (puntos que se han destacado dentro de círculos azules) se
llaman isosbésticos y su aparición denota la existencia de un equilibrio
químico entre especies. Estos puntos, como se observa, tienen la propiedad de
que en ellos la absorbancia es independiente del pH. (Por ello, son muy útiles
en análisis cuantitativo.) En esta otra imagen, que contiene espectros de naranja
de metilo a nueve valores de pH, se observan aún mejor:
(La razón de la existencia de los puntos isosbésticos la explicamos
aquí: triplenlace.com/2013/11/29/que-es-un-punto-isosbestico-en-
espectroscopia-y-que-revela/)

Cálculo de la constante de acidez de un indicador ácido


Todas estas consideraciones nos van a permitir entender cómo
puede determinarse por espectrometría UV-VIS la constante de
acidez de un indicador ácido débil, que es el objetivo principal de esta
práctica.

Como se dijo más arriba, el equilibrio químico de un indicador ácido HA con su


base conjugada A–es:

HA + H2O ⇌ A– + H3O+ [2]

La constante de equilibrio correspondiente, Ka, vendrá dada por:

Ka = (aH3O+) (aA-) / aHA

donde las a son las actividades de las especies en disolución. Si las


disoluciones están suficientemente diluidas, las actividades de las especies ácida
y básica del indicador pueden igualarse a las concentraciones (c) y podríamos
establecer la siguiente aproximación:

Ka ≅ (aH3O+) (cA-) / cHA

Tomando logaritmos y teniendo en cuenta las propiedades de esta función


matemática y las definiciones de pKa (pKa = –log Ka) y pH (pH = –log (aH3O+)) se
llega inmediatamente a:

pKa ≅ pH + log (cHA / cA-)


Y de aquí a

log (cA– / cHA) ≅ pH – pKa [3]

Comparando la ecuación anterior con la ecuación general de una recta (y =


mx + n) podemos deducir que si disponemos de una serie de disoluciones de
indicador a distintos pH (conocidos) y en cada disolución i podemos
determinar la relación de concentraciones (cA–,i)/(cHA,i), la representación
gráfica de los valores de log [(cA–,i)/(cHA,i)] frente a los pHi debería
proporcionarnos una recta de ordenada en el origen n = –pKa y
pendiente m = 1.

¿Pero cómo se determina la relación de concentraciones (cA–,i)/(cHA,i) de cada


disolución i? Espectrofotométricamente. Para ello hay que hacer lo
siguiente:

1) Preparar dos disoluciones del indicador, añadiendo a la primera un ácido


fuerte y a la segunda una base fuerte. Se registran los espectros de ambas
disoluciones. Por las consideraciones hechas, el primero será el espectro de
la especie ácida (HA) del indicador y el segundo el de la especie
básica (A–). A la vista de ambos espectros se elige una longitud de
onda, λ, para la que se observe que la absorbancia de la especie ácida del
indicador (llamémosla AHA) difiere mucho de la absorbancia de la especie
básica (AA–). (El objetivo de usar este criterio es minimizar los errores.)

2) Por otro lado, con ayuda de los tampones adecuados, se preparan varias
disoluciones del indicador a pHs intermedios (determinados exactamente
con un pHmetro) y se miden las absorbancias Ai en los i espectros
realizados, siempre a la misma longitud de onda elegida en el paso anterior.

Con los valores de pH y los de AHA, AA– y Ai vamos a poder calcular el pKa del
indicador, como se explica a continuación.

***

La ley de aditividad de las absorbancias establece que cuando hay varias


especies en disolución (en el caso ideal de que no interaccionen) debería
cumplirse, para cada espectro i:

Ai = (AHA,i) + (AA–,i)

donde Ai es la absorbancia de la mezcla de ambas especies, HA y A –, medida en


el espectro i a la longitud de onda λ elegida. Aplicando la ley de Beer, [1],
a AHA,i y AA–,i

Ai = (cHA,i)(ε HA)l + (c A–,i)(ε A-)l [4]

Los valores ε HA y ε A– no llevan el subíndice i porque son teóricamente


constantes; es decir, son iguales en todos y cada uno de los espectros realizados
con independencia de la proporción relativa de las especies AH y A – en la
disolución correspondiente.
Por otro lado, para los dos espectros de las disoluciones de pHs extremos la
aplicación de la ley de Beer [1] es:

AHA = (cHA) (εHA) l


AA– = (cA-) (εA-) l [5]

ya que en la disolución de pH muy ácido solo existe la especie HA y en la de pH


muy básico solo la especie A–.

Dada la estequiometría del equilibrio [2], en todas las disoluciones se ha de


cumplir esta relación:

(cHA,i) + (cA–,i) = c [6]

es decir, la suma de las concentraciones de ambas especies HA y A– será siempre


una constante que llamaremos c (concentración total) independientemente de
la proporción relativa de HA y A– en cada una de las disoluciones que hemos
preparado. En particular, en las disoluciones de pHs extremos la expresión
anterior se convierte en:

cHA = c
cA– = c

Sustituyendo estos valores de cHA y cA– en las expresiones [5] quedan estas otras:

AHA = c (εHA) l
AA– = c (εA-) l

que se pueden escribir también como:

(εHA) l = AHA / c
(εA-) l = AA– / c

Sustituyendo los anteriores valores (εHA)l y (εA-)l en [4] llegamos a:

Ai = (cHA,i)(AHA/c) + (c A–,i)(AA-/c)

Multiplicando todo por c:

Ai c = (cHA,i) AHA + (c A–,i) AA–

Sustituyendo en la anterior igualdad el valor de c expresado en [6]:

Ai [(cHA,i) + (cA–,i)] = (cHA,i) AHA + (c A–,i) AA–

Basta dividir todos los miembros de la igualdad anterior por (cHA,i) y reordenar
para llegar sin dificultades a:

(cA–,i)/(cHA,i) = (AHA – Ai) / (Ai – AA-)

Finalmente, sustituyendo el valor del cociente (cA–,i)/(cHA,i) de la expresión


anterior en [3] llegamos a:

log [(AHA – Ai) / (Ai – AA-)] ≅ pHi – pKa


expresión que, como se dijo más arriba, nos va a permitir calcular el pKa del
indicador, ya que su valor coincidirá con la ordenada en el origen de la recta que
se debe obtener representando diversos valores de log [(AHA – Ai) / (Ai – AA-
)] frente a los correspondientes pHi.

***

En este enlace se explica cómo realizar una práctica de laboratorio basad en este
teoría:
triplenlace.com/2013/12/20/determinacion-espectrofotometrica-del-pka-de-
un-indicador-acido-base

***

Aplicaciones analíticas de la espectrofotometría UV-


Vis

La espectrometría de absorción UV-vis tiene infinidad de aplicaciones en


Química. Muchas sustancias absorben radiación visible o ultravioleta
característica, es decir, tienen espectros de absorción específicos que aporta
información esencial para identificarlas. (En la figura anterior se muestran de
izquierda a derecha las sales CuCl2·2H2O, CuSO4·5H2O, CoCl2·6H2O y
NiCl2·6H2O; sus distintos colores indican distintas absorciones de radiación).

Además, las medidas de la cantidad de radiación absorbida (absorbancia)


permiten, en general, cuantificar la concentración de la sustancia.

Cabe destacar un procedimiento especial para hacerlo: la valoración


fotométrica, consistente en detectar el punto de equivalencia de una
valoración por medidas de absorbancia UV-Vis, siendo la técnica especialmente
adecuada cuando no se produce un cambio de color visible por el ojo pero sí un
cambio de absorción detectable por un espectrofotómetro UV-Vis.

Una valoración fotométrica consiste en


ir añadiendo reactivo valorante a la disolución que contiene el analito que
queremos determinar, el cual se sabe que presenta una banda de absorción de
determinada longitud de onda. Al ir reaccionando el valorante con el analito,
este último va desapareciendo y la absorbancia de la banda que estamos
siguiendo disminuye. Es muy fácil saber cuándo la reacción a terminado (es
decir, cuando el analito se ha consumido) porque desde ese momento la
absorbancia se mantiene constante aunque añadamos más valorante).

Especrofotometría UV-visible
(I): El color de los objetos

El color no es una característica intrínseca de una sustancia. Los objetos


presentan color cuando se les ilumina (o, en general, se les somete a una
irradiación electromagnética). Además, “su” color depende del tipo de luz que se
utilice.

Cada objeto lo vemos de un color determinado


porque absorbe parte de la radiación que lo ilumina, reflejando o transmitiendo
la restante. Lo que ve el ojo es la suma de las radiaciones no absorbidas. Por
ejemplo, el licopeno contenido en el tomate absorbe fuertemente fotones de la
región central del espectro luminoso y refleja los restantes. Por eso vemos un
tomate de color rojo (aunque en realidad es una mezcla de rojo, naranja,
amarillo y violeta). Se dice que el ojo ve el color complementario al absorbido.
Para conocer cuál es el color complementario a otro, es útil recurrir al
llamado círculo cromático; en él los colores diametralmente opuestos son
complementarios entre sí.

Los compuestos químicos que no tienen color a la luz “blanca” (como el alcohol
etílico) deben esta circunstancia a que no absorben radiación visible (o
absorben muy poca); al contrario, la reflejan o transmiten en su totalidad. Pero
eso no implica que no puedan absorber radiación no visible. De hecho, muchos
compuestos químicos absorben radiación ultravioleta (UV).

Estados de energía electrónica molecular

La imagen anterior ilustra muy esquemáticamente la configuración electrónica


de una molécula de O2 según la Teoría de Orbitales Moleculares. En la
parte superior izquierda se muestran los dos átomos O con sus orbitales
atómicos. Estos orbitales se “funden” y dan lugar a orbitales
moleculares (que pueden ser enlazantes o antienlazantes, mostrándose estos
últimos en el esquema con línea discontinua). El recuadro central superior
representa un diagrama energético de los orbitales moleculares; cuanto más
alejados de los núcleos, más energéticos (los π2py y π2pztienen la misma energía
entre sí, e igualmente los π*2py y π*2pz). Cada flecha de la parte inferior del
esquema es un electrón.

La configuración electrónica molecular esquematizada en la figura anterior es


la que la molécula de oxígeno tiene en su estado fundamental. Pero puede
ocurrir que un electrón (o varios) de esta molécula reciba energía del exterior y
“salte” a orbitales superiores (no dibujados en la figura). Por ejemplo, se podría
producir un salto σ → σ*. En ese caso, la molécula O2 en conjunto pasará a un
estado energético excitado. Son posibles muchos estados excitados para la
molécula O2, cada uno con un valor de energía perfectamente especificado. Lo
más interesante es que cada especie química se caracteriza por un conjunto de
valores de energía del estado fundamental y de los estados excitados diferente
a los de las demás especies.

Un electrón de una molécula no puede absorber cualquier fotón sino solo


aquellos fotones cuyas energías coincidan con alguna de las diferencias de
energía entre estados energéticos de la molécula absorbente. Tales diferencias
de energía corresponden típicamente a fotones en la región ultravioleta y
visible del espectro electromagnético. Por ello, la técnica espectroscópica que se
basa en este efecto se denomina de absorción UV-visible.

Una molécula excitada por absorción de un fotón podrá relajarse


posteriormente perdiendo energía en forma de calor o emitiendo radiación. (Si
la energía absorbida es muy grande, la molécula puede, incluso, romperse.)
Existen dos modos de emisión de la radiación UV-visible de gran interés
analítico: por fluorescencia y por fosforescencia. En estos fenómenos se basan
las técnicas llamadas, respectivamente, de fluorescencia y
de fosforescencia. Ambas se suelen conocer conjuntamente por el nombre
de luminiscencia, o, más precisamente, fotoluminiscencia. También se
puede emitir radiación UV-visible cuando se producen ciertas reacciones
químicas; la técnica basada en dicho fenómeno se
llama quimioluminiscencia.

Espectroscopía de absorción UV-vis


Lo que se ha ejemplificado para la molécula de oxígeno puede generalizarse
para cualquier otra. Aunque el tratamiento de moléculas de más de dos átomos
es mucho más complicado porque tienen más orbitales y enlaces, en general en
todas las moléculas existen niveles energéticos σ, π, σ*, n y π* en los que se
distribuyen los electrones moleculares. Entre estos niveles son
posibles transiciones electrónicas cuyas energías implicadas están en la región
electromagnética UV-visible. La figura siguiente es un diagrama
esquemático de las transiciones más habituales. (Algunas transiciones
están prohibidas por motivos cuánticos.)
Hay que mencionar que también pueden absorber fotones UV-
visibles algunos átomos que poseen orbitales atómicos d y f, en particular
los metales de transición, los lantánidos y los actínidos. Dentro de estos
orbitales son posibles transiciones cuya magnitud energética es del mismo
orden que la de la radiación ultravioleta o la visible, lo que explica que muchos
compuestos de estos metales sean coloreados.

De las transiciones de la figura anterior, las que más utilidad tienen en


espectroscopía de absorción UV-visible son las n → π* y π → π*, que
dan señales relativamente intensas en la región visible y UV próxima. Las otras
implican diferencias de energía tan altas que las longitudes de onda
correspondientes quedan por debajo de 200 nm, región que en la práctica
resulta difícil de estudiar.

Ley de Beer
Como cada molécula (o átomo, en su caso) es capaz de absorber un conjunto de
fotones UV-visible característico, la técnica se presta al análisis cualitativo. Sin
embargo, por razones que más abajo se explican, no es esta su principal
aplicación, sino el análisis cuantitativo, basado en el hecho de que el número de
fotones absorbidos es proporcional al número de moléculas absorbentes, de
acuerdo con la ley de Beer:

A=εcl

donde A es la absorbancia, que es una medida relativa de la cantidad de


radiación absorbida a una determinada longitud de onda, ε es el coeficiente
de absorción molar, que depende de la longitud de onda a la que se mida la
absorbancia; c es la concentración del analito y l es la longitud del camino
óptico que recorre la radiación dentro de la muestra. Es fácil entender que ε es
el valor de la absorbancia de una muestra de espesor unidad y concentración
unidad. El valor de ε varía mucho de una banda a otra, según el tipo de
transición. Así, las transiciones n → π*suelen presentar valores de ε entre 10 y
102 Lmol-1cm-1 y las tipo π → π* entre 103 y 104 Lmol-1cm-1 o más.

El espectro de absorción UV-visible


En la figura siguiente se muestra el espectro UV-visible entre 200 y 600 nm de
un compuesto orgánico aromático, observándose claramente dos bandas de
absorción que, según se sabe, corresponden a transiciones n → π* y π → π*. En
ordenadas se representa la absorbancia.
Algo que llama la atención desde el primer momento en un espectro de
absorción UV-visible es la gran anchura de las bandas, varios órdenes de
magnitud mayores que las de los picos o líneas que se observan en
espectroscopía atómica. Para entender la razón de este hecho debe tenerse en
cuenta que una molécula no solo tiene energía electrónica (que depende de
cómo estén distribuidos los electrones en sus orbitales moleculares), sino otros
tipos de energía adicional. Efectivamente, como la molécula se
desplaza, vibra y gira es preciso que estos movimientos lleven asociadas las
correspondientes energías de traslación, vibración y rotación. Se sabe que la
energía de traslación esencialmente no está cuantizada (es decir, puede tomar
cualquier valor), pero sí lo están las de vibración y rotación.

Una molécula que se halle en algún estado de energía electrónico (ya sea el
fundamental o alguno de los excitados) se puede encontrar en cualquiera de
una serie de estados vibracionales asociados a cada estado electrónico y en
cualquiera de una serie de estados rotacionales asociados a cada estado
vibracional. La figura siguiente esquematiza estos tres tipos de estados
energéticos de una molécula y su magnitud relativa. De la figura se deduce que
las transiciones entre estados electrónicos implican cambios de energía mucho
mayores que los que se dan en transiciones vibracionales, y a su vez estas son
mucho más energéticas que las rotacionales.
Dado un gran conjunto de moléculas, la mayoría de ellas se encontrará en
el estado vibracional fundamental del estado electrónico fundamental, E0. Si el
conjunto se irradia con un haz de fotones policromáticos de energía suficiente,
las moléculas podrán pasar al primer estado electrónico excitado (E*),
pero cada una de ellas puede alcanzar un estado de vibración diferentedentro
de ese estado electrónico E*, e incluso niveles de rotación diferentes dentro de
un nivel de vibración dado. Todo depende de la cantidad de energía que hayan
absorbido. Es decir, pueden darse múltiples transiciones, como estas:

Esto explica las grandes diferencias que se suelen observar entre los espectros
de gases y los de especies en estado líquido o en disolución. Esta figura lo
ilustra:
En ella se compara el espectro UV-visible del vapor de benceno con el del
benceno disuelto en hexano. En el espectro del vapor, los picos corresponden a
transiciones como las esquematizadas más arriba e incluso a transiciones hasta
distintos estados rotacionales dentro de un estado vibracional dado. (La
intensidad de cada pico es proporcional a la probabilidad cuántica de la
transición correspondiente.) Sin embargo, en los líquidos puros y disoluciones,
esta estructura finase pierde debido a diversos factores, sobre todo las
interacciones entre las moléculas. Los picos de rotación están tan próximos
entre sí que suelen coalescer (fundirse), mostrando como resultado una única
curva envolvente o banda bajo la que quedan dichos picos indiferenciados. A
veces coalescen también los picos debidos a transiciones vibracionales. En ese
caso, la consecuencia será que solo se observe una ancha banda de absorción
por cada transición electrónica. El efecto de ensanchamiento es mayor cuanto
más polar es el disolvente.

Cromóforos y auxócromos
Cada especie química molecular tiene su propio espectro UV-visible,
constituido, en general, por pocas y anchas bandas. Pero se ha comprobado que
lo que a menudo define los rasgos principales del espectro UV-visible de una
especie molecular no es la naturaleza de la molécula completa en sí, sino uno o
varios grupos de átomos de esa molécula que se llaman cromóforos y que son
los responsables de la principal o principales absorciones observadas. Es decir,
se puede considerar que la transición electrónica que da lugar a una banda
determinada está localizada en orbitales moleculares formados básicamente
por el grupo de átomos que constituyen el cromóforo. Por ejemplo la agrupación
de átomos –COOH (grupo funcional característico de los llamados ácidos
carboxílicos) es un cromóforo que absorbe radiación UV en torno a 210 nm
debido a una transición n®p* esencialmente localizada en ese grupo de átomos.
De este modo, cualquier molécula que posea un grupo –COOH experimentará
una absorción a aproximadamente esa longitud de onda. Son también
cromóforos el grupo carbonilo (C=O), el anillo bencénico o los dobles enlaces
C=C, N=N, N=O y C=S.

Es de esperar que todas las moléculas que contengan un determinado


cromóforo presenten la banda o bandas de absorción características de él, las
cuales están tabuladas. La tabla siguiente muestra algunos cromóforos típicos,
las transiciones implicadas y las longitudes de onda en el máximo de absorción.
Nótese que la última columna de la tabla indica el disolvente en el que se ha
disuelto la especie química. Este dato es importante porque el disolvente suele
tener un efecto considerable en el valor de la longitud de onda del máximo de
una banda de absorción. En general, los disolventes polares (agua, etanol…)
tienden a desplazar el máximo de las bandas correspondientes a transiciones n
→ π* a más bajas longitudes de onda –el desplazamiento se denomina
entonces hipsocrómico–, y, sin embargo, suelen producir desplazamientos a
mayores longitudes de onda –batocrómicos– en las bandas de las
transiciones π → π*.

Cromóforo Ejemplo Transición λmáx/nm ε / Lmol- Disolvente


1
cm-1
C=C Eteno π→π* 171 15000 Hexano
C≡C 1-hexino π→π* 180 10000 Hexano
C=O Etanal n→π* 290 15 hexano
π→π* 180 10000 hexano
N=O Nitrometano n→π* 275 17 etanol
π→π* 200 5000 etanol
C-Br bromuro de n→σ* 205 200 hexano
C-I metilo n→σ* 255 360 hexano
yoduro de
metilo
Como se acaba de decir, las longitudes de onda de las bandas de absorción de
los cromóforos de la tabla son aproximadas. Su valor exacto depende de la
presencia de ciertos grupos llamados auxócromos que, según se ha
comprobado, alteran la longitud de onda y la intensidad de la banda del
cromóforo (generalmente, aumentándolas). Son auxócromos, por ejemplo, los
grupos químicos –OH y –NH2 y los átomos de elementos halógenos (Cl, Br…),
todos los cuales disponen de pares de electrones sin compartir que pueden
influir en la distribución electrónica del cromóforo.

Un fenómeno que produce cambios considerables en la longitud de onda de la


radiación UV-visible absorbida por una molécula es la conjugación de
cromóforos. Un sistema conjugado es aquel en el que existen determinadas
interacciones entre ciertos orbitales de átomos o grupos de átomos separados
por un enlace simple. Uno de los tipos de conjugación más estudiados es el que
se da entre orbitales de enlaces múltiples separados por un enlace simple en
moléculas en las que se alternan estos enlaces como CH2=CH–CH=CH2 o
CH2=CH–C≡N.

La conjugación de cromóforos produce normalmente un desplazamiento


batocrómico y un aumento de la intensidad de la banda (este efecto se
denomina hipercrómico; el contrario se llama hipocrómico). La figura siguiente
ilustra cómo se desplazan las bandas debidas al cromóforo –C=C– según estén
conjugados 3, 4 o 5 de estos grupos.

Especies que pueden ser estudiadas por absorción UV-visible


Las especies químicas que mejor se pueden estudiar por esta técnica son los
compuestos orgánicos con insaturaciones (es decir, enlaces dobles o triples).
Sus absorciones principales, debidas a transiciones π → π*, aparecen entre 160
y 220 nm si el cromóforo está aislado y entre 200 y 360 nm si está conjugado,
pudiendo dar también bandas muy intensas en la zona visible (380-700 nm) si
la conjugación se extiende mucho a lo largo de la molécula. Es el caso de
muchos pigmentos naturales que presentan colores muy intensos como el b-
caroteno de las zanahorias, el licopeno de los tomates y las sandías,
la crocetina del azafrán, el índigo de las leguminosas del género indigofera o
el ácido carmínico de la cochinilla y otros insectos. La figura siguiente muestra
las estructuras químicas de estos compuestos. Puede advertirse la gran
extensión de la conjugación del doble enlace en todos ellos.
Los compuestos cuyas moléculas solo contienen enlaces simples dan
absorciones σ → σ* a longitudes de onda demasiado bajas (menos de 150 nm)
para ser estudiadas mediante esta técnica de forma rutinaria. Esto es así porque
a esos valores de longitud de onda también absorben los gases atmosféricos,
por lo que se necesitaría hacer vacío para estudiar los analitos de interés.
Los hidrocarburos saturados son un caso.

Las moléculas orgánicas e inorgánicas que contienen átomos de O o N con


dobles enlaces dan absorciones n → π* entre 200 y 350 nm (y valores más altos
si los cromóforos están conjugados), pero su intensidad es más bien baja. Como
ejemplo, los nitratos inorgánicos. Otras moléculas saturadas (sin dobles
enlaces) que contienen estos y otros heteroátomos (O, N, S, halógenos) suelen
experimentar transiciones n → σ* entre 150 y 250 nm de muy bajo coeficiente
de absorción.

También absorben radiación UV-visible los iones de la mayoría de los metales


de transición (Cr, Mn, Co,…, lantánidos, actínidos), tanto libres como formando
aniones (MnO4–, Cr2O72-…) o complejos (moléculas en que estos iones están
enlazados con otros grupos de átomos llamados ligandos). Como ya se ha
adelantado, dentro de los orbitales d y f de estos iones pueden producirse
transiciones cuya energía queda dentro de la región UV y a menudo en la visible,
lo que explica el color de muchas de estas especies (por ejemplo, el violeta
intenso del MnO4–).
En los complejos organometálicos (un metal unido a un ligando orgánico)
pueden darse fuertes absorciones d → d, n → π* y π → π*. En particular, los
compuestos de este tipo cuyo metal es un lantánido o un actínido suelen
presentan picos de absorción bien definidos y estrechos cuya posición se ve
poco afectada por el tipo de ligando o por el disolvente. Sin embargo, los demás
metales de transición forman complejos cuyos espectros consisten en bandas
anchas y cuyo valor de longitud de onda en el máximo de absorción resulta muy
influido por factores químicos (por ejemplo, el Cu acuoso es azul pálido, pero
con amoniaco produce un complejo azul muy oscuro).

Otros compuestos que pueden ser estudiados por esta técnica son
los complejos de transferencia de carga. Se trata de moléculas que se pueden
considerar divididas en dos partes, una de las cuales puede ceder electrones a la
otra mediante absorción de radiación UV-visible. Sucede, por ejemplo, en el
hexacianoferrato (II) de hierro (III) (comúnmente conocido como ferrocianuro
férrico), de intenso color azul de Prusia.

Especrofotometría UV-visible
(II): El espectrómetro
By Triplenlace on 4 - diciembre - 20122 comentarios

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Espectrometría UV-Vis (I): El color de los objetos
 Espectrometría UV-Vis (II): El espectrómetro
 Espectrometría UV-Vis (III): Aplicaciones en Química
La técnica de la espectrofotometría UV-vis se aplica fundamentalmente a
líquidos y disoluciones, aunque también a gases. Como el disolvente influye en
la longitud de onda de las bandas, es muy importante elegir el más adecuado en
cada caso; lo ideal es que este no absorba en la región de interés. Algunos
hidrocarburos saturados (como el hexano), así como el metanol, el éter dietílico
o el agua, solo absorben a muy bajas longitudes de onda, en el UV lejano. El
tetracloruro de carbono, que es un buen disolvente de compuestos orgánicos, no
es recomendable en esta técnica porque presenta una banda de absorción a 257
nm que puede interferir.

La muestra se introduce en celdas o cubetas fabricadas, generalmente, de


cuarzo (para la región UV) o de plástico o vidrio (para la visible), pues estas
especies no absorben en esas zonas del espectro electromagnético (si el vidrio
común absorbiera en el visible, al mirar a través de un cristal incoloro los
objetos no se verían del color que tienen). Habitualmente, para líquidos se
emplean celdas de 1 cm de anchura como las que se muestran en la figura
siguiente. Las de gases son bastante más anchas para compensar su menor
concentración; efectivamente, al aumentar la longitud del camino óptico que ha
de recorrer la radiación, esta podrá excitar a más moléculas.

Los instrumentos UV normalmente permiten registrar el espectro entre 200 y


380 nm mediante óptica de cuarzo, es decir, empleando este material en todo el
sistema óptico. Los componentes atmosféricos O2, H2O y CO2 son transparentes
en esa región. Pero si se desea obtener el espectro entre 10 y 200 nm (intervalo
en el que sí absorben estos gases), la cámara de muestras del instrumento debe
estar preparada para poder hacer el vacío en su interior; por eso, dicha región
se conoce como de UV de vacío. Otra opción es purgar la cámara con un gas no
absorbente que desplace a los demás.
El espectrómetro UV-visible
Para obtener el espectro UV-visible, la muestra se ha de colocar en el lugar
adecuado para que la radiación procedente de una fuente y seleccionada por
un monocromador o un sistema de filtrospase a su través. Parte de la radiación
de cada longitud de onda la absorberá la muestra y parte se transmitirá.
Un detector medirá la potencia de la radiación transmitida para cada longitud
de onda. El conjunto de estos elementos, junto con el resto de dispositivos
ópticos necesarios para conducir la radiación, constituye un espectrómetro UV-
visible (ver la siguiente figura). La representación de la absorbancia medida por
el detector frente a la longitud de onda es el espectro UV-visible.

Existen dos tipos de aparatos: de un solo haz y de doble haz (como el de la


figura anterior). En los de un solo haz el detector mide primero los valores de
potencia transmitida, P′, para cada longitud de onda cuando en la cámara de
muestra se coloca simplemente una cubeta vacía o llena de un blanco (el
disolvente, por ejemplo); después mide la potencia transmitida por la
muestra, P, para cada longitud de onda. Un ordenador efectúa el cociente entre
ambos valores para cada λ, calcula el logaritmo de este cociente y así obtiene
la diferencia de absorbancias entre el sistema muestra+disolvente y el
disolvente solo, es decir, da la absorbancia debida solo al analito disuelto. Lo
justifica la siguiente demostración matemática:

Este modo de proceder ofrece la ventaja adicional de que no es necesario medir


la potencia de la fuente, P0, con lo que se evita el problema de las fluctuaciones a
las que suele estar sometida.

En los espectrómetros de doble haz el haz de radiación producido por la fuente


se divide en dos mediante algún dispositivo óptico como un divisor de haz o
un semiespejo. Este refleja la mitad de la radiación que le llega y deja pasar a su
través la otra mitad. Una de las mitades se dirige hacia la cubeta donde se halla
la referencia y la otra va a la que contiene la muestra. Dos detectores miden las
potencias de las radiaciones que salen de ambas cubetas. Esto permite calcular
la absorbancia de la muestra, como se acaba de explicar. Otros instrumentos
cuentan con un solo detector, pero van equipados con un espejo de sectores o
un cortador óptico cuya función es dirigir alternativamente el haz a la
referencia y a la muestra.

Fuentes y detectores
Como fuentes se suelen emplear lámparas de deuterio o de hidrógeno, que
emiten por excitación eléctrica radiación UV continua desde 160 a 400 nm, o,
para la zona del visible, una lámpara incandescente de filamento de
wolframio al que se mezcla una pequeña cantidad de yodo, lo que mejora sus
propiedades. Puede usarse el mismo instrumento para las dos regiones con solo
cambiar de fuente. También se suelen emplear lámparas de arco de xenón, que
producen un espectro de radiación continua que cubre la región UV entre 200 y
380 y toda la visible.

En cuanto al detector, para la región visible puede usarse una célula


fotovoltaica dentro de la cual se genera una corriente eléctrica proporcional al
número de fotones que recibe. Para la región UV se emplean fototubos de
vacío o, si se han de medir potencias pequeñas, una variedad de ellos que se
llama tubo fotomultiplicador. Este dispositivo, como su nombre indica,
multiplica el efecto de cada fotón que le llega. Es muy sensible en ambas
regiones pero las radiaciones muy potentes lo dañan. Se usan cada vez más los
detectores de matriz de diodos. Contienen centenares o miles de pequeños
detectores llamados fotodiodos, cada uno de los cuales registra una longitud de
onda determinada, por lo que el espectro se obtiene de una vez (en un tiempo
del orden de un segundo). En la figura siguiente se ilustra cómo se dirige toda la
radiación mediante un elemento dispersante a una matriz de diodos.
Fotómetros, espectrofotómetros y colorímetros
Existe discrepancia o confusión a la hora de dar nombre a los distintos aparatos
que se emplean en espectroscopía UV-visible. Siguiendo el criterio de Skoog
(2001), los instrumentos formados simplemente por una lámpara
(habitualmente de wolframio), un filtro para seleccionar la longitud de onda
(comúnmente de gelatina de diversos colores) y un detector adecuado que
responda a la región de interés (célula fotovoltaica si es en el visible) se deben
llamar fotómetros. Y los que tienen algún tipo de
monocromador, espectrofotómetros.

La principal diferencia entre unos y otros es que los fotómetros solo permiten
seleccionar algunaslongitudes de onda, mientras que con los
espectrofotómetros puede hacerse un barrido de longitudes de onda dentro de
un cierto intervalo (por ejemplo todo el visible y el UV próximo). Además, un
filtro suele dejar pasar fotones de longitudes de onda dentro de un intervalo –30
o 40 nm– mucho mayor que un monocromador (comúnmente del orden de 1
nm, aunque pueden alcanzar dos órdenes de magnitud menos). También se
puede optar por un filtro de interferencias, que deja pasar radiación dentro de
un ancho de banda de unos 10 nm. Por otro lado, el sistema de detección de los
espectrofotómetros es más sensible.

La IUPAC, en su Libro Dorado,


desaconseja la
palabra espectrofotómetro y recomienda
usar siempre espectrómetro,
denominando espectrómetros de filtros a
los que tienen filtros. Lo que no es
aceptable, por más extendido que esté, es
llamar colorímetros a los espectrómetros
de filtro que operan en la región visible,
como suele ser la tendencia de muchos
fabricantes (véase en la figura de al ladola
imagen de un espectrómetro de filtros rotulado “colorimeter”). En su acepción
original, un colorímetro era un instrumento que hoy día cabe calificar
de rudimentario y obsoleto cuya particularidad principal es que el “detector” es
el ojo humano, mediante el cual se compara la intensidad de color de una
disolución problema con disoluciones patrón de concentraciones conocidas
para estimar la concentración. (Se han ideado ingeniosas variantes como el
colorímetro Duboscq, que permite determinaciones rápidas y sencillas
empleando un solo patrón.)

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