N° 01

ABRIL TRADUCCIÓN y DERECHO

2018

www.estudiopraeli.com
 EDITORIAL

El presente número es el primero y esperamos que no sea el único. Con este

esfuerzo, inauguramos un tema inédito y es el campo donde coinciden la
Traducción y el Derecho, o de manera más específica el campo de la
CONSEJO DIRECTIVO: Traducción Jurídica. El propósito es realizar reflexiones de la disciplina de la
Liliana Gallardo Ponce traducción desde la óptica jurídica pues es la ley la que, al final de cuentas,
Daniel Santos Silva Nieves se va a encargar de regularla sea directa o indirectamente.
Jorge Eduardo Praeli Pérez
Daniel O. Rojas Ampuero La traducción en general y la traducción jurídica en especial constituye una
disciplina muy joven en el país. Esto se refleja principalmente en una ausencia
notable de bibliografía especializada. Igualmente se puede decir de la
Dirección: existencia de traductores especializados en el país, son tan pocos que se
La Revista Traducción y pueden contar con los dedos de la mano.
Derecho es propiedad de
Estudio Praeli E.I.R.L. En nuestro caso, nuestra preocupación principal es el estudio y la
investigación de las diferentes ópticas que convergen en la traducción jurídica.
Por un lado, nos interesa el desarrollo y promoción de la traducción jurídica
per se y, los campos cercanos a la misma, como la financiera y la
Los artículos muestran la administrativa. Todo ello, nos atrevemos a decir dentro del Derecho
opinión de sus Comparado.
respectivos autores.
Por otro lado, también es de nuestro interés el estudio de las normas jurídicas
que regulan la traducción, la enseñanza, el lenguaje jurídico y de paso el
Correo electrónico: lenguaje de señas que son importantes porque son de aplicación práctica no
estudiopraeli@gmail.com solo en los diversos trámites que deben realizar los usuarios sino en
desempeño en los tribunales de justicia de todo tipo y nivel. Finalmente, solo
nos queda agradecer a las personas que confían en nosotros y nos
Sitio Web:
acompañan en esta aventura.
www.estudiopraeli.com

El Consejo Directivo

2
 CONTENIDO

Pag.
Editorial …………………………………………………………………………………………… 2
Contenido ……………………………………………………………………………………….. 3
La Traducción Jurídica en el Perú ………………………………………………………. 4
Contract: ¿contrato o un caso de falso amigo? ……………………………………. 14
La tipología jurídica de las traducciones ……………………………………………… 21
El Traductor Público Juramentado (TPJ) …………………………………………….. 31
Noticias …………………………………………………………………………………………… 39

3
 LA TRADUCCION JURÍDICA EN EL PERÚ (‫)٭‬

(‫ )٭‬Trabajo escrito en 1994, excepto por algunos cambios, el artículo es el mismo.

Por. Jorge Eduardo Praeli Pérez

Melius est sensum magis quam verba amplecti

(Es mejor atenerse al sentido que a las palabras)

I.- INTRODUCCIÓN Italia, Francia, Alemania y Japón) es

Para nuestros fines asumiremos que
la traducción es posible en términos
de fidelidad. Además, el problema de
si la traducción es o no una ciencia la
dejaremos en manos de los teóricos
y estudiosos de ella. En su lugar,
señalaremos que la traducción ha
sido un campo del conocimiento
descuidado, muchas veces
desorganizado, sin planteamientos
definidos y con un deficiente trabajo
en la elaboración del perfil de este
profesional.
Si hablamos de su ejercicio, las cosas
no han sido mejores pues en nuestra
sociedad la traducción ha sido
subestimada, relegada a un segundo
plano, tal vez debido principalmente
a malos trabajos y/o al
desconocimiento que los usuarios
tienen de ella. Sin embargo, su rol es
importante pues es a través de la
traducción que nos relacionamos con
la comunidad internacional o nos
aislamos de ella; más aún si
consideramos que ninguno de los
países denominamos “desarrollados”
(Estados Unidos, Canadá, Inglaterra,
de habla hispana. Además, se debe
tener en cuenta la gran producción
bibliográfica comentada por Gergely:
“Cada año se publican en el mundo
600,000 libros nuevos, 20 millones
de artículos e innumerables
informes, folletos, etc.”1 Por ello
creemos que no sería aventurado en
afirmar que la mayoría de esta
producción se encuentra en los
idiomas de los países aludidos.
Por su parte, Valentín García Yebra,
gran estudioso de la traducción,
también ha previsto este aumento de
las comunicaciones y la apreciación
de la disciplina de la traducción: “…lo
que ha crecido enormemente en este
siglo, sobre todo en sus últimos
decenios, y sin duda seguirá
creciendo a un ritmo acelerado, es la
importancia de la traducción y, por
consiguiente, del traductor.”2 Lo
dicho es suficiente para darle el lugar
que corresponde a este noble oficio.
A estas alturas, creemos pertinente
señalar qué entendemos por
traducción, pero preferimos que lo
haga Eugene Nida citado por Elsa

1 2
Gergely, Stefan, Microelectrónica, Salvat García Yebra, Valentín. En torno a la
Editores S.A., Barcelona, 1985, p. xvi. traducción. Madrid, Gredos, 1983, p. 10.

4
Tabernig: “La traducción consiste en
producir en la lengua meta el
equivalente más natural próximo
posible del mensaje de la lengua de
origen, primero en lo que se refiere a
la significación, luego en lo que se
refiere al estilo.”3
Complementando la idea debemos
de poner en relieve que se trata del
lenguaje escrito pues si nos
referimos a la actividad oral,
estaremos hablando de
interpretación y quien la ejerza será
denominado intérprete. Dicha
distinción es importante porque las
aptitudes de uno y otro serán
distintas sino complementarias,
aunque tengan como fin común
superar la barrera idiomática.
Otro de los aspectos que han pasado
por alto los que han tenido
responsabilidad en la política de esta
carrera ha sido no distinguir dos
grandes grupos y por ende su
preparación. Estamos hablando de la
traducción general y la traducción
especializada. El primer grupo está
conformado por aquellos que tienen
que traducir textos para lectores o
destinatarios que no requieren de
mayor preparación para poder
decodificar el mensaje, en este grupo
tenemos las publicaciones a gran
escala, revistas de gran tiraje y, en
general, todo aquello dirigido a las
grandes mayorías por lo que la
dificultad del lenguaje usado no tiene
por qué ser extrema, todo lo
contrario.
3
Tabernig de Pucciarelli, Elsa, “Qué es la
traducción”, Ed. Columbia, p. 10.
En el segundo grupo están los textos
que tienen como destinatarios
lectores con fines específicos pues la
información tratada es compleja
debido a la materia que tratan. No es
difícil imaginar que en ese caso nos
tocaremos con textos pertenecientes
a la ciencia, técnica y todo tipo de
literatura especializada, reservada en
principio, a aquellos que conforman
dichos círculos. A pesar de lo
evidente que resulta este hecho, en
nuestro medio no existe lugar alguno
de preparación para los traductores
especializados. Una alternativa sería
que los profesionales que tengan
dominio de idiomas distinto a su
lengua materna, puedan acceder al
término de su carrera, el status de
traductor especializado en su área
como segunda especialidad.
Ahora nos referiremos a los
requisitos que debe poseer un
traductor, y, sobre todo, un traductor
especializado.
a.- Tener un absoluto dominio de la
lengua extranjera.
b.- Tener un conocimiento profundo
del idioma materno.
c.- Estar familiarizado con el campo
que intenta traducir.
Para una persona ajena a la
traducción, le parecerá suficiente que
un traductor solo domine los dos
idiomas; sin embargo, esto es solo
una falsa apreciación, pues como
bien dice García Yebra:
5
 “El tercer conocimiento necesario es el contenido de la obra. Por grande
que sea el dominio del idioma ajeno, por muy hábil que uno sea en el
manejo del propio, a cada paso correrá el riesgo de caídas mortales, si
desconoce el terreno que pisa. No hace falta insistir en esto, bastante
claro de suyo”4

Sin embargo, todas las instituciones A manera de ejemplo nos confirma

que se dedican a la enseñanza se dentro de su misma obra, páginas
preocupan casi exclusivamente por el más adelante:
aspecto lingüístico.

“Es casi seguro que un Doctor o Licenciado en Filosofía Clásica traduciría

mejor que un Ingeniero Industrial una Historia del Teatro Griego,
mientras que el Ingeniero está, en principio, mejor preparado que el
Filólogo para traducir un tratado sobre resistencia de materiales o sobre
cerebros electrónicos.”5

Asimismo, un abogado estará en del Derecho para la solución de

mejores condiciones que uno que no
lo sea para realizar traducciones
jurídicas. Sin embargo, esta
deficiencia del traductor generalista
puede ser suplida con el estudio de
ciertas materias pues la preparación
del traductor jurídico, a diferencia del
abogado, no radica en la aplicación
conflictos entre otros fines que
persigue el Derecho, sino para la
adquisición de un bagaje cultural que
le ayude a mejorar la comprensión de
los textos que se le ponen a su
consideración. Al respecto Lane ha
dicho:

“If the translator is not a trained lawyer, he may not necessarily be able
to comprehend the meaning of a text. Therefore, the ability to
understand the legal content of a text depends on the amo8nt of
preparatory training that the translator has received. The ideal
translator is one who is an expert in the law of the source language
country as well as in the law of the target language.”6

4
García Yebra. Ob. Cit. p. 168.
5
García Yebra, p. 357.
6
Traducción propia: «Si el traductor no es un abogado entrenado, no está necesariamente en capacidad
de poder captar el sentido del texto. Por tanto, la habilidad de entender un texto depende de la
preparación por la que ha pasado el traductor. El traductor ideal es aquel que es experto en el derecho
del país de la lengua fuente así como en el derecho de la lengua meta.» Lane, Alexander: Legal and
Administrative Terminology and translation problems en LANGAGE DE DROIT ET TRADUCTION
– The Language of the Law and Translation, Départment de linguistique et philology de
l´Úniversité de Montréal, 1982, p. 223.

6
En resumen, la traducción jurídica es
una traducción especializada como la
Literaria o la Técnico-científica por
mencionar las más conocidas. Quien
se dedique a esta actividad, además
del conocimiento de los idiomas
involucrados, deberá ser poseedor al
mismo tiempo de una cultura jurídica
sólida lo cual no significa que deba
ser necesariamente abogado.
II.- TIPOLOGÍA DE LOS TEXTOS
El lenguaje es la puerta de entrada al
Derecho ya que no tiene reemplazo,
esto ha llevado a Domingo García
Belaúnde a decir: “Sin lenguaje no
hay derecho y sin él no es posible
entenderlo.”7 Al respecto, como otros
(Bühler, Reiss, Newmark, etc.)
tomaremos como criterio la función
del lenguaje para poder realizar la
tipología de los textos, en forma
abreviada la presentamos:
descriptivo y textual, aquí nos
encontramos con los textos
científicos y técnicos en
general.
De lo expuesto observamos de que,
en principio el derecho se encuentra
en el grupo de los textos exhortativos
(prescriptivos) pues lo que busca es
encauzar conductas, es decir que “la
ley sea obedecida.” A continuación,
veremos otra tipología de textos
puramente legales según el emisor y
para ello seguiremos nuevamente a
Alexander Lane, y su clasificación
también recoge los criterios
estudiados:
a) Textos oficiales: aquellos
emitidos por autoridades o
cuya redacción es
prescriptiva. Ej. Códigos y
todo texto de contenido
imperativo (textos
exhortativos).

a) Textos expresivos: los que b) Textos emitidos por

presentan un rasgo estético, autoridades, pero cuya
aquí tenemos a las obras redacción no es prescriptiva.
literarias en todas sus Ej. Anuncios, cartas,
manifestaciones como comunicados, etc. (textos
poemas, novelas, entre otros. informativos).

b) Textos exhortativos: los c) Textos no-oficiales:

que recurren a la función
apelativa del lenguaje, aquí
tenemos a las normas legales,
propaganda, textos religiosos,
entre otros.
aquellos elaborados por
miembros que pertenecen a la
profesión legal. Ej., informes,
documentos, literatura legal o
doctrina (textos informativos).

c) Textos informativos: los Una tercera clasificación puede ser

que trasmiten un mensaje hecha teniendo en cuenta el

7
García Belaúnde, Domingo, “Conocimiento y Derecho (Apuntes para una Filosofía del Derecho)”,
Pontifica Universidad Católica del Pérú – Fondo Editorial, Lima, 1982, p. 36

7
contenido, la densidad y dificultad
que presenta al traductor, que, a
diferencia de otros lectores, debe
estar en capacidad de entender el
texto para poder traducirlo; no se le
está permitido solamente saber “de
qué se trata el texto” sino se espera
que traslade todo el mensaje para
que sea leído por un tercero quien
finalmente distinguirá lo principal de
lo accesorio. La división puede ser:
a) Textos que informen sobre
hechos específicos: como
aquellos que dan cuenta sobre
el status legal de una persona,
fundamentalmente están las
partidas de nacimiento,
matrimonio y defunción. Estos
textos no presentan mayor
problema en general pues se
limitan a proporcionar
información sobre nombres,
fechas, direcciones y
similares. Tal vez el único
obstáculo estaría en buscar
los equivalentes de los
organismos o autoridades que
emiten dichos documentos y
la traducción de algunos
sellos. También está en este
grupo, otros documentos con
características parecidas
como certificados de estudios,
diplomas, títulos
profesionales, etc. Este tipo
de textos eran traducidos
principalmente por
traductores profesionales con
cierta participación del
Estado.
b) Textos de mediana dificultad;
aquí están básicamente los
documentos internacionales
como pagarés, letras de
cambio, conocimientos de
embarque, etc. También
incluimos a las resoluciones
judiciales, especialmente las
sentencias que para fines de
adopción se tramitan en
nuestro país con cierta
frecuencia. Estos
documentos, en principio, son
algo difíciles, aunque en otros
casos son bastante
complicados, pero de alguna
manera el contexto sirve de
ayuda para poder comprender
algunos pasajes oscuros
debido a que este tipo de
documentos tienen una
redacción precisamente
diáfana pues como sabemos
los encargados de emitirlas
están presionados por el
tiempo en algunos casos y en
otros los auxiliares de justicia
no cuentan con la debida
preparación.
c) Textos integrales: aquellos
que regulan toda una
problemática como es el caso
de los códigos, diversos
cuerpos legales y también la
doctrina. Consideramos que
son los textos de más difícil
comprensión porque subyace
bajo ellos todo un
planteamiento teórico sino
filosófico; además a estas
alturas el contexto no ayuda
mucho. En su favor se puede
decir que están
cuidadosamente redactados y
demanda del traductor una
mayor preparación pues al
traducirlos se está realizando
el traslado de toda una
realidad cultural pues está
sometiendo a criterios
comparativos dos formas de
ver la realidad desde el punto
8
 de vista jurídico, por lo que es
imperativo el conocimiento de
los factores extralingüísticos
que determinan el texto de
partida, así como los que
corresponde al sistema del
lenguaje de llegada.
En resumen, los textos jurídicos
tienen un contenido prescriptivo y
también informativo; además los dos
primeros grupos de la tercera
clasificación son traducidos
generalmente por traductores que
tradicionalmente han tenido un cierto
respaldo legal y esto debido al
cumplimiento de ciertos requisitos
que las entidades públicas requieren
para el trámite documentario, algo
que no sucede con el tercer grupo ya
que lo que se busca con estos textos
es la información principalmente
para fines académicos. Por otro lado,
en el tercer grupo podemos
encontrarnos con algunas figuras o
conceptos que para nosotros son
desconocidos y llegan al lenguaje
meta a través de “préstamos”,
“calcos” o finalmente el traductor
tendrá que apelar a su creatividad
con fines de una adecuada
traducción.
III.- LEGISLACION EN TORNO
AL TRADUCTOR JURÍDICO
No existe una norma ad hoc para
regular la labor del traductor jurídico.
Una figura que se aproxima bastante
sería la de un traductor que guarde
cierta formalidad y que sea lo
suficientemente confiable como para
asignarle ciertas tareas. En el caso
del Perú, una figura que podría ser
aplicable sería la del Traductor
Público Juramentado (en adelante
TPJ). Decimos podría ser porque este
tipo de traductores tiene también
acogida en otros países.
En otras palabras, el TPJ no es un
traductor que se considere un
especialista en materia jurídica, pero,
que, en su actividad diaria, la
mayoría (por no decir todas) de las
traducciones que tiene que efectuar,
son de corte jurídico. Es por eso que
la legislación (al menos en el Perú)
aplicable a este profesional no exige
que sea un especialista en traducción
jurídica. Esto debido a que se espera
que pueda traducir todo tipo de
material (lo que nos parece
impensable) porque puede
presentarse ciertos textos que, no
siendo jurídicos, requieren de una
traducción formal o al menos
confiable.
Aunque esta figura consideramos
que ya está desfasada, debido a la
aparición de verdaderos especialistas
en otros campos todavía se exige
este tipo de traducciones en ciertas
dependencias, sobre todo en la
administración pública.
En suma, el único traductor que de
alguna manera se puede decir que es
competente en traducción jurídica es
el TPJ, pero su competencia no es
igual al del verdadero especialista en
traducción jurídica. Su rol ha sido la
de apoyar a personas que han
requerido de traducciones para
ciertos trámites ya sea de estudios o
de trabajo. Entonces
9
tradicionalmente las traducciones
que efectuaba este profesional se
centraban en documentos
relacionados con los Certificados de
Estudios, Constancias de Trabajo y
otros documentos parecidos. Pero el
mundo ha cambiado y hoy ya no es
suficiente su ley que ha quedado
anclada en el pasado.
En la actualidad ya existen
verdaderos profesionales muy
competentes es las grandes áreas de
la traducción. Pero seguramente
tomará algún tiempo para que esta
figura quede en el olvido.
IV.- PROBLEMAS JURÍDICOS DE
LA TRADUCCIÓN
Apelando a nuestra experiencia y
siguiendo a Jean Kerby en este
punto, podemos afirmar que los
documentos que traducimos con más
frecuencia provienen del idioma
inglés que pertenece al sistema del
Common Law, sistema que ha tenido
un origen y desarrollo distinto al
nuestro. El término mismo es ya un
problema8 y al traducir algunos
vocablos nos vamos a encontrar que
no tiene un equivalente exacto en
nuestro sistema quedando
desnaturalizado el concepto jurídico
al tratar de darle una versión en
español. En consecuencia, podemos
adoptar una primera posición que es
dejar sin traducción por ser
intraducible o en su defecto proceder
a explicarlo; en cualquiera de los
casos estamos reconociendo que el
traductor previamente se ha
8
Incluso H.H.A. Cooper ha encontrado al menos
cuatro significados distintos a este término. En
informado de las implicancias de
dicha figura en el sistema extranjero.
Sin este previo sondeo no podrá
intentar la traducción de muchos
textos en forma fidedigna. Veamos
algunos ejemplos: en el Common
Law existe un sistema jurídico
paralelo llamado Equity que en un
inicio estuvo a cargo del Canciller
nombrado por el Rey para
administrar justicia. Sin embargo, en
nuestro sistema no existe nada
parecido; de los especialistas
estudiados, todos señalan que Equity
no se debe traducir. Del mismo modo
tenemos otros términos como Tort,
Trust, etc.
Otro ejemplo ilustrativo se halla en el
campo del derecho de sucesiones;
resumiendo sabemos que al
momento de pasar la herencia a los
hederos al fallecimiento del de cujus,
dichos herederos tienen en nuestro
sistema la posibilidad de aceptarla,
rechazarla o de aceptarla con
beneficio de inventario. Tales
posibilidades no son conocidas en el
Common law. En efecto, en dicho
sistema los bienes de la sucesión
(Estate) pasan por las manos de un
representante que si es nombrado
por testamento se llama Executor y
si es nombrado por un tribunal se
llama Administrator; es finalmente
este personaje quien se encarga de
pagar las deudas de la sucesión y si
resulta un saldo positivo, éste pasa a
manos de los herederos quienes
nunca se encontrarán en el trance de
tener que pagar las deudas de la
sucesión. Problemas como los
este caso nos referiremos a él como el sistema
legal propio de los países anglosajones.
10
mencionados también aparecen en
otros campos como de las
obligaciones, familia, entre otros.
V.- PROBLEMAS LINGÜÍSTICOS
Aunque no divorciados de los
problemas jurídicos, los problemas
lingüísticos más comunes son los
siguientes:
a) La presencia de faux amis 9 es
de una frecuencia
sorprendente y esto como
muchas otras instituciones del
Common Law tienen una
explicación histórica. Nos
remitimos a la época de la
conquista normanda, época
en la que los hombres de la
nobleza y los hombres de
derecho hablaban francés en
los tribunales. Asimismo, las
primeras recopilaciones
jurisprudenciales están
redactadas en idioma francés,
pero en un francés de dicha
época hablado por los
normandos entre los siglos XI
y XVI distinto del francés
hablado en Francia en el
mismo periodo. Tenemos
algunos ejemplos como
agency: mandato; agent:
mandatario; assignmnetn:
cesión de derechos; copy:
ejemplar; evidence: prueba.
El vocablo evidencia en
español es sinónimo de
obviedad, en inglés (jurídico)
es obviousness, también está
jurisprudence: ciencia del
derecho y no jurisprudencia y
9
Los falsos amigos son palabras
morfológicamente iguales en dos idiomas entre
que en este caso sería Case
Law; es decir la fuente del
derecho proveniente de los
fallos de los tribunales de
mayor jerarquía.
b) En el aspecto estilístico se
puede notar que el inglés
jurídico tiene también mucho
de francés, para algunos es
otros idiomas prácticamente
distinta del inglés standard.
En el inglés jurídico se
muestran frases compuestas
por vocablos en inglés
seguidos por otros en francés.
Ejemplo, last will and
testament, of sound mind and
memory, fit and proper, etc.
c) También se presentan
expresiones en latín, pero no
del latín que provienen del
derecho romano como en
nuestro sistema; eg. Stare
decisis, res ipsa loquitur, etc.
En suma, para realizar traducciones
jurídicas no solamente se requiere el
conocimiento de los dos idiomas sino
también se debe conocer el sistema
jurídico del país proveniente, por ello
es que los traductores en general de
otros países visitan periódicamente
las naciones de donde provienen los
textos que ellos traducen con el
propósito de asimilar en algo su
cultura, esto no es menos cierto en
el caso de la traducción jurídica; más
aún según sentencia Jean Kerby: “Así
como Jourdain hacia prosa sin
saberlo, el traductor jurídico con
las que no existe correspondencia semántica.
Definición de Elsa T. de Pucciarelli, ob. Cit. p. 53.
11
frecuencia se encuentra que está
haciendo derecho comparado.”10
Para concluir diremos que nos parece
imperativo que nuestros juristas no
se limiten al estudio de la legislación
nacional, sino que extiendan sus
inquietudes hacia otras realidades
para así mejorar nuestro sistema, a
decir de Ayasta: “Entre todas las
ciencias, sólo la del Derecho ha
creído, falsamente, que podría ser
puramente nacional. Mientras que
los teólogos, los historiadores, los
médicos, los químicos, los
astrónomos y todos los demás
hombres de ciencia han tratado de
acoger los progresos de su disciplina
en el extranjero; los juristas se han
limitado al estudio de su Derecho
Nacional.”11
La única diferencia, en no pocos
casos, entre los connotados juristas
nacionales y de una legión anónima
puede ser solamente que los
primeros tienen acceso al derecho
extranjero debido a su conocimiento
de otros idiomas, mientras que para
los segundos la alternativa sería la
traducción, pues el concepto de
división del trabajo tampoco es ajeno
a esta disciplina.
BIBLIOGRAFIA
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Comparado y los sistemas jurídicos
10
Kerby, Jean. La traduction juridique, un cas
d´èspece, en LANGAGE DU DROIT ET
TRADUCTION, Départment de linguistique et
philologie de lÜniversité de Montréal, 1982,
p.10.
contemporáneos”, Ediciones RJP, Lima,
1991.
2.- Cooper, H.H.A.: Diez Ensayos sobre
el Common Law”, Edit. Universo, 1967
3.- García Yebra, Valentín: “En torno a la
traducción”, Madrid, Gredos, 1983
4.- García Yebra, Valentín: “Teoría y
práctica de la traducción”, Madrid,
Gredos, 1984
5.- García Yebra, Valentín: “Traducción y
enriquecimiento de la lengua del
traductor”, Madrid, s/e, 1985
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una Filosofía del Derecho)”, Pontificia
Universidad Católica del Perú – Fondo
Editorial, Lima, 1982.
7.- Gergely, Stefan: “Microelectrónica”,
Salvat Editores S.A., Barcelona, 1985
8.- Gutiérrez G., Rossana: “La traducción
de los clichés en textos jurídicos”, Tesis,
Facultad de Lenguas Modernas,
Universidad Ricardo Palma.
9.- Icardi, Aldo: Las cortes de Equidad
en el Sistema de la Common Law en
DERECHO Nº 9, Pontificia Universidad
Católica del Perú.
10.- Kerby, Jean: La traduction
juridique, un cas d’èspece en LANGAGE
DE DROIT ET TRADUCTION – The
Language of the Law and Translation,
Départment de linguistique et philology
de l’Université de Montréal, 1982
11.- Lane, Alexander: Legal and
Administrative Terminology and
translation problems en LANGAGE DE
DROIT ET TRADUCTION – The
Language of the Law and Translation,
Départment de linguistique et philology
de l’Université de Montréal, 1982
12.- Lázaro, F. y V. Tuson: El Lenguaje
Jurídico y Administrativo en Curso de
11
Ayasta González, Julio. El Derecho Comparado
y los sistemas jurídicos contemporáneos,
Ediciones RJT, Lima, 1991, p. 40
12
Lengua Española, Madrid, Ed. Anaya,
1981
13.- Mould de Pease, Mariana: Gagnero
de Trigoso, Denise; Morales, María Luisa
y otros: “Actas del primer encuentro
nacional de traductores” (2 vol.), Lima,
Indice Editores Asociados S.A., 1988
14.- Newmark, Peter: “Approaches to
translation”, Oxford, Pergamon Press,
1981
15.- Sevillano Altuna, Edwin: “Los
lenguajes del jurista”, Departamento de
Idiomas I Lingüística de la Universidad
Nacional de Trujillo, Perú, 1987
16.- Tabernig de Pucciarelli, Elsa: “¿Qué
es la traducción?”, Ed. Columbia
17.- Vásquez Ayora, Gerardo:
“Introducción a la traductología”,
Georgetown, University Press, 1983
18.- Zierir, Ernesto: “Algunos conceptos
básicos sobre la ciencia de la
Traducción”, Departamento de Idiomas
y Lingüística de la Universidad Nacional
de Trujillo, Perú, 1979
19.- Zúñiga A., Roxana: “La
reestructuración como técnica de
traducción y su aplicación en los
documentos legales”, Tesis, Facultad de
Lenguas Modernas, Universidad Ricardo
Palma.

13
 CONTRACT: ¿CONTRATO O UN CASO DE ‘FALSO AMIGO’?
Noviembre 07, 2013
Por: Jorge Eduardo Praeli Pérez
Luego de traducir innumerables
textos jurídicos incluidos los
contratos tanto de manera directa
como inversa, nos pareció
conveniente profundizar el tema del
contrato a propósito de algunas
revisiones efectuadas a otros
traductores.
En nuestro caso, como abogados,
hacíamos las adecuaciones de
nuestras traducciones de manera
casi automática, pero en el caso de
otros traductores, y no pocos de ellos
con experiencia, parecían no advertir
el alcance del término.
Después de investigar un poco más
los alcances del término contract,
vamos a dar nuestras
recomendaciones a la espera de que
resulte útil para los demás colegas
que se dedican a la Traducción
Jurídica sean o no abogados.
EL VOCABLO CONTRATO:
Siempre hemos escuchado y leído
comentar a otros colegas y
12
Existen dos denominaciones para esta
institución. Tradicionalmente se le ha
denominado Acto Jurídico, pero en la
actualidad se sabe que es en esencia
una absorción de la institución alemana
del Negocio Jurídico (Rechtsgeschäft).
En nuestro caso, -hecha la salvedad-
vamos a utilizar la denominación de Acto
Jurídico sólo porque así ha sido recogido
especialistas como Ada Franzoni,
Jean Kerby, Anabel Borja, Miguel
Duro -entre otros- que en el caso de
la Traducción Jurídica siempre es
necesario efectuar una labor de
Derecho Comparado, algo que
compartimos. Pero, una cosa es
decirlo y otra muy distinta es hacerlo,
ya que informarse debidamente
sobre los aspectos de un sistema
jurídico específico generalmente
toma mucho tiempo, pero eso es
exactamente lo que trataremos de
hacer.
En nuestro caso, para empezar, se
debe tener en cuenta que para
comprender mejor un contrato es
necesario de manera
complementaria estudiar la figura del
Acto Jurídico o Negocio Jurídico 12 y
el Derecho de Obligaciones ya que
ambos forman la estructura sobre la
cual se edifica el contrato.
En el caso del Common Law no
hemos encontrado ninguna
en nuestro Código Civil. Tomado de:
Llanos Malca, Edwin Rafael y Sánchez
Zorrilla, Manuel. El Mundo del Acto
Jurídico y del Negocio Jurídico.
www.derechoycambiosocial.com/revista
026/acto_y_negocio_juridico.pdf
14
referencia al Acto Jurídico, pero sí al La inexistencia de dicha figura (Acto
Derecho de Obligaciones (Law of Jurídico) parece haber sido
Obligations) los mismos que también corroborado también por Bullard.
forman parte del contenido de los Aquí citamos la conversación de
contracts. dicho jurista con un profesor de
Derecho Norteamericano:

“Un ejemplo claro es el concepto de acto o negocio jurídico. Una

vez traté de explicar a un profesor en Estados Unidos de qué se
trataba ese concepto que, creía yo en ese entonces, le ayudaría a
entender el difícil problema de la “consideration” que se había
discutido en clase. El acto o negocio jurídico es toda una compleja y
muy apreciada doctrina del sistema de Derecho Civil que trata de
encontrar conceptos comunes a todos los casos en los que la
expresión de voluntad de una persona crea una obligación o relación
jurídica. Bajo ese concepto están los contratos, los testamentos, el
matrimonio, las promesas unilaterales, el reconocimiento de un hijo,
la adopción y, por aplicación supletoria del Código Civil, los actos
administrativos del gobierno y hasta las sentencias de los jueces. Se
busca una sola teoría que explique todo. Al terminar mi explicación
el profesor me dijo “Muy interesante. ¿Para qué sirve?” Luego de
una breve discusión sobre la utilidad práctica, no supe qué contestar
pues su única utilidad era para hacer más complejos los conceptos.
Es que el acto jurídico no es ni siquiera un concepto, sino un
“supraconcepto”, es decir un concepto de conceptos.” 13

Supraconcepto o no, dicha institución que atenerse a lo que dice el Derecho

está presente en materia contractual
que hemos citado. Si uno desea
comprender temas como el plazo, las
condiciones, la validez de un contrato
tendrá necesariamente que recurrir a
lo que dice al respecto el Acto
Jurídico. Si uno desea saber lo que
ocurren con las obligaciones nacidas
a propósito de un contrato, tendrá
de Obligaciones.
Ya en nuestro tema, recogemos lo
que dice nuestra legislación sobre el
Contrato. En el Derecho Peruano, el
contrato se encuentra definido en el
artículo Nº 1351 del Código Civil,
citamos:

“Art. 1351. Definición. -

El contrato es el acuerdo de dos o más partes para crear, regular,
modificar o extinguir una relación jurídica patrimonial.”

Bullard, Alfredo y Mac Lean, Ana

13
http://islandia.law.yale.edu/sela/bullard
Cecilia. La enseñanza del derecho: s.pdf
¿cofradía o archicofradía?
15
Por tanto, para nosotros es claro el
alcance del término. Es el
tratamiento que le da la ley a una
relación jurídica patrimonial y, sin ir
muy lejos, de los contratos que
recoge el Código Civil que a manera
de recuerdo son fundamentalmente:
la Compraventa, la Permuta, el
Suministro, la Donación, el Mutuo, el
Arrendamiento, el Hospedaje, el
Comodato, la Prestación de Servicios
en todas sus modalidades, la Fianza
entre otros.
§ 1. Contract Defined
A contract is a promise or a set of promises for the breach of which the
law gives a remedy, or the performance of which the law in some way
recognizes as a duty.
(Contrato es la promesa o conjunto
de promesas que, ante su
incumplimiento, la ley proporciona
14
En este punto citamos literalmente a
D. Eduardo Vásquez en su artículo sobre
“Ilegalidades del Contrato en el Common
Law” y dice: “Las llamadas Restatements
(Compilaciones) no son más que
recopilaciones de carácter privado del
derecho común de los Estados en
materia contractual, ya que excepto en
unas pocas jurisdicciones americanas las
normas básicas del derecho contractual
no se hallan codificadas. Estas
compilaciones pese a ser de carácter
privado y no ser oficiales gozan del
prestigio de haberse realizado con el
respaldo del American Law Institute
(fundado en 1923) y son guía obligada
tanto de estudios jurídicos como de la
práctica profesional. Estas colecciones
A estas alturas, creemos pertinente
mencionar que en el Common Law
vamos a encontrar de manera
intercambiable los términos contract
y agreement.
Luego de revisar tanto diccionarios
como la literatura correspondiente
podemos decir que el concepto de
donde proviene contract (inglés
americano) es el que recoge el
Restatement of Contracts en su
segunda edición del año 1979, el cual
está vigente 14 y que en su artículo 2
dice:
un recurso, pero que, ante su
cumplimiento, la ley de alguna forma
le reconoce como una obligación)
privadas son un compendio de las
decisiones judiciales sobre la materia
que han sido consolidadas durante años.
Ordenadas, sistematizadas y
completadas por prestigiosos juristas lo
que hace que, pese a no tener
oficialmente carácter de cuerpos legales,
sean obras de obligada referencia y
manejo por todos los operadores
jurídicos del país. La primera de estas
Compilaciones cuya elaboración
comenzó a finales de los años veinte fue
acabada en 1932.”
Tomado de:
www.unizar.es/derecho/nulidad.Coment
arios/Vasquez.pdf
16
Por tanto, se puede observar en este
caso que la doctrina americana omite
el concepto patrimonial que para
nosotros es central.
Por su parte, la doctrina inglesa
también se adhiere a este concepto:
“So English lawyers would tend to
define a contract as ‘an agreement
which is legally enforceable or
recognized as creating a duty’.” 15
(De esta forma, los abogados
ingleses tienden a definir al contrato
como ‘el acuerdo que es exigible o
que produce una obligación’).
ACTO JURÍDICO. - En nuestro
ordenamiento, la institución del Acto
Jurídico está regulado en el Código
Civil desde el art. 140 hasta el art.
232 los mismos que comprenden a
una serie de acuerdos no solo del
contrato sino de otras instituciones
que no son contratos tales como la
adopción, el testamento entre otros
casos ya vistos ut supra.
Lo que no parecen haber discutido
los personajes citados es la parte de
los elementos que conforman el
contrato norteamericano.
En este punto, hemos advertido que
la doctrina que se aplica a la teoría
del Contrato del Common Law es
15
P.S. ATIYAH, An Introduction to the Law
of Contract, CLAREDON PRESS-OXFORD,
1989, p. 40
parecida a ciertos aspectos que
también recoge nuestro Acto
Jurídico. Por tanto, en el Common
Law las instituciones de Contrato y
de Acto Jurídico parecen estar
fusionados mutatis mutandis. Así se
explicaría la omisión del aspecto
“patrimonial” en su definición de
contract.
No se debe olvidar que la regulación
de nuestro contrato es
fundamentalmente derecho positivo
y así ha sido siempre, mientras que
en el Common Law es producto
fundamentalmente de la
jurisprudencia.
Recordemos qué dice nuestro
ordenamiento sobre Acto Jurídico. En
el Art. 140, primera parte.
“Artículo Nº 140.- Definición y
elementos de validez
El acto jurídico es la manifestación
de voluntad destinada a crear,
regular, modificar o extinguir
relaciones jurídicas. Para su validez
se requiere:
1.- Agente capaz.
2.- Objeto física y jurídicamente
posible.
3.- Fin lícito.
4.- Observancia de la forma
prescrita bajo sanción de nulidad.”
17
Por tanto, inmediatamente caemos
en la cuenta que la definición de
contract se parece más a nuestro
Acto Jurídico que a la definición de
nuestro contrato.
Esto se comprueba cuando a
continuación la doctrina americana,
como Ronald Anderson, 16 entre
otros quien describe los elementos
del contract y para sorpresa nuestra
se parece a los de nuestro Acto
Jurídico.
Por ejemplo, dice Ronald Anderson
que los elementos que forman parte
de un contract son los siguientes: 1.-
Elementos del Contract
1.- Agreement.
2.- Competent parties.
3.- Genuine Assent.
4.- Consideration.
5.- Lawful objective.
6.- Form required by law.
En ambos casos, está presente el
acuerdo de voluntades, aunque en
inglés hacen referencia a esta figura
como meeting of the minds.
En ambos casos, se exige que las
partes contratantes sean agentes
capaces (competent parties).
En ambos casos se exige que tenga
un fin lícito (lawful objective).
16
Anderson Ronal A. y otros,
“BUSINESS LAW”, South-Western
Publishing Co. 1987, Cincinnati, p. 186.
Agreement; 2.- Competent parties;
3.- Genuine Assent; 4.-
Consideration; 5.- Lawful objective;
6.- Form required by law.
Si revisamos el Libro de Contratos de
nuestro Código Civil, no vamos a
poder encontrar los elementos que
conforman dicho contrato, sino que
éstos se presentan en el Acto Jurídico
y tienen que ser tomados de dicha
institución.
Si comparamos los elementos tanto
del contract como del Acto Jurídico,
tendremos lo siguiente:
Requisitos del Acto Jurídico
1.- Agente capaz.
2.- Objeto física y jurídicamente
posible.
3.- Fin lícito.
4.- Observancia de la forma prescrita
bajo sanción de nulidad.
En ambos casos, hay referencia a la
forma del acuerdo (form required by
law).
El asentimiento o mejor dicho el
consentimiento que es la
manifestación de la voluntad está
previsto en la parte de contratos de
nuestro Código Civil. Por su parte, la
figura de la consideration es muy
18
propia del Common Law. Pero aparte
de dichos elementos, la estructura
del contract y nuestro acto jurídico
comparten mucho en común como se
puede apreciar.
LAS OBLIGACIONES. - Las
obligaciones están reguladas en
nuestro Código Civil desde el art.
1132 hasta el art. 1350. Por ejemplo,
una aplicación práctica es del
cumplimiento de la obligación
pactada, la misma que está recogida
en el art. 1148 de dicho cuerpo
normativo, el que señala:
“Artículo 1148º.- Plazo y modo
de ejecución del hecho.
El obligado a la ejecución de un
hecho debe cumplir la prestación en
el plazo y modo pactados o, en su
defecto, en los exigidos por la
naturaleza de la obligación o las
circunstancias del caso.”
LENGUA DE PARTIDA
Contrato (siempre es
patrimonial)
Contrato (siempre es
patrimonial)
Acto Jurídico
Es cierto que no son figuras
exactamente iguales, pero existe un
cierto parecido que nos podría llevar
a decir que el contract no es
exactamente nuestro contrato por lo
expuesto en estas breves líneas.
A MANERA DE CONCLUSIÓN:
El concepto de Contract, por tanto,
es más parecido al concepto de
nuestro Acto Jurídico que al concepto
de nuestro Contrato, pero también
más restringido; es decir, no llega a
ser un “supraconcepto”. Es como
describir un Contrato, pero dejando
de lado el aspecto patrimonial.
Dentro de esa línea hemos elaborado
un pequeño cuadro especificando la
traducción tanto directa como
inversa de los términos estudiados, a
saber: contract, agreement, contrato
y acto jurídico.
LENGUA DE LLEGADA
Se traduce como Agreement (si el
contexto indica que es patrimonial) e. g.
Contrato de Compraventa se traducirá
como Sales Agreement.
Se traduce como Contract (no solo por ser
patrimonial sino por ser exigible, aunque
cubra otras áreas no patrimoniales) e. g.
Contrato de Compraventa también se
traducirá como Sales Contract.
Se traduce ya sea como Contract o
Agreement ya que en su definición no es
relevante la parte patrimonial.
19
 Agreement (cuando es Se traduce como Contrato si regula
patrimonial) relaciones patrimoniales e. g. Sales
Agreement se traducirá como Contrato de
Compraventa.
Agreement (cuando no es Se traduce como Acto Jurídico e. g. Pre
patrimonial) nuptial agreement será traducido como
Acto Jurídico o Acuerdo Pre matrimonial.
Contract Si es patrimonial se traduce como
Contrato e. g. Sales Contract se traduce
como Contrato de Compraventa. Si no es
patrimonial se traduce como Acto Jurídico
e. g. Marriage is a contract se traduce
como el matrimonio es un acto jurídico.

Si bien es cierto que la equivalencia usuario la sensación de que el

(funcional) no es total, creemos que traductor no ha entendido el texto,
es lo suficientemente razonable ya que las diferencias conceptuales
como para dar una guía al lector. 17 lamentablemente son grandes e
Términos como el que comentamos insalvables.
suelen presentarse de manera
reiterada en los textos en inglés y
cuyo desconocimiento crea en el

17
Dependiendo del propósito de la traducción,
en otros casos será necesario un análisis más
completo que el presente. Por ejemplo, en los
casos de peritaje o evaluación de la legislación
extranjera.

20
 LA TIPOLOGÍA JURÍDICA DE LAS TRADUCCIONES
(PRIMERA PARTE)
Por: Jorge Eduardo Praeli Pérez
Hace algún tiempo dejamos entrever
en un trabajo publicado18 que la
traducción oficial era sinónimo de
traducción pública; igualmente
cuando nos hacían la consulta sobre
la diferencia entre la traducción
oficial y traducción pública, la
pregunta nos pareció que tenía una
respuesta obvia (son iguales), pero
luego de una lectura más atenta de
la legislación sobre la materia, nos
dimos cuenta de las grandes
diferencias y hasta de las graves
consecuencias de las mismas y por
eso hemos decidido compartir con
ustedes el resultado de nuestras
investigaciones.
Vamos a utilizar un enfoque histórico
sobre el tema para descubrir cómo
sucedieron los hechos sobre estos
tipos de traducción. Antes de ello
debemos dejar en claro, una vez
más, que estas dos traducciones19
(oficiales y públicas) son las únicas
que se suponen producen
convencimiento en la sociedad sobre
la supuesta veracidad del texto ya
traducido (texto meta).
18
El artículo tenía como título: “La traducción
certificada: ¿Una nueva forma de traducción o
más de lo mismo?” en:
http://www.detrasdelacortina.com.pe/leer.php
?sec=2&cd=316 así como también el mismo
trabajo, pero con el título de “Traducción oficial
vs. Traducción certificada” publicado en el blog:
http://traductosphera.blogspot.com/search?up
Antes de los años de 1970, los
servicios de traducción en el Perú
eran ofrecidos tal vez de manera
única y sostenida por el Ministerio de
Relaciones Exteriores. No existían las
Agencias o Estudios de Traducción
tal como se conocen hoy día.
Recordemos, además, que en dicha
fecha (1970) no había ninguna
promoción de traducción proveniente
de ninguna universidad (la UNIFE
comenzó con esta carrera en el año
de 1968). Por su parte la otra
universidad que ofrecía esta carrera
(Ricardo Palma) recién comenzó con
el dictado de esta materia en el año
de 1974. Tampoco había Institutos
que ofrecieran este servicio.
Posiblemente, otro sector que
eventualmente podía haber ofrecido
servicios de traducción (sobre todo
interpretación) por su cuenta, eran
los profesores de idiomas que
también por la época se
concentraban en los ofrecidos por el
ICPNA y la Asociación Cultural
Peruana Británica (hoy
BRITÁNICO). 20
dated-max=2013-02-22T10:12:00-05:00&max-
results=7
19
Estamos advertidos también sobre la
denominación de traducciones juramentadas
y/o juradas que tienen el mismo patrón que las
públicas.
20
La Academia Brown y la YMCA también
ofrecían cursos de inglés que poco después
dejaron de hacerlo.
21
Por su parte, la gente requería de
estos servicios para la traducción de
certificados de estudios, constancias
de trabajo, partidas del estado civil
principalmente que llegaban o salían
del país. Seguramente, no era mucha
la demanda pues recordemos que,
en dicha época, las libertades
estaban restringidas debido a que se
vivía una dictadura (1968 – 1975).21
En ese contexto se expidió una
Resolución Ministerial del Ministerio
de Relaciones Exteriores22 con el fin
de “reestructurar los servicios de
traducción”. Poco tiempo después en
enero de 1970 se promulgó el
Decreto Ley N° 18093 el mismo que
creó el cargo de Traductor Público
Juramentado (en adelante TPJ).
Es en el año de 1970 cuando se
rompe el tratamiento dado a las
traducciones. Por tanto, vamos a
clasificar a las traducciones teniendo
en cuenta quien es el que realiza el
servicio: nos
referimos al emisor
de las traducciones.
En ese sentido,
estamos hablando
de las: i)
Traducciones emitidas por el Estado,
y ii) Traducciones no emitidas por el
Estado.
El caso de los Traductores Públicos
Juramentados (TPJ) es un caso
especial por lo que le brindaremos un
21
Nos referimos a la denominada Revolución
Militar liderada por el General Juan Velasco
Alvarado que fue seguida por la otra dictadura
trabajo aparte con posterioridad.
Empecemos con nuestro análisis:
A.- EL EMISOR ES EL ESTADO. -
Dichas traducciones eran emitidas
por el Estado hasta 1970 y se
denominaban traducciones oficiales
las mismas que tenían las siguientes
características:
1.- Las traducciones oficiales eran
ofrecidas por los funcionarios y/o
servidores públicos que laboraban en
el Ministerio de Relaciones Exteriores
que por obvias razones era la
principal entidad en donde se podían
encontrar personas que dominaban
otros idiomas. Es decir, las
traducciones provenían de su titular:
el Estado a través del Ministerio de
Relaciones Exteriores. Por ello la
denominación de oficiales.
Recordemos que según la R. M. N°
377-RE-69 ya mencionada, había un
Departamento de Traducciones en
dicho Ministerio. Por tanto, las
traducciones provenían directamente
del Estado y por eso se catalogaban
como oficiales, en relación a este
término, dice el Diccionario de
Cabanellas, en su primer párrafo:
“OFICIAL. Como adjetivo: de oficio;
procedente de una autoridad, en el
ejercicio de sus atribuciones; y como
contrapuesto a lo privado o
particular.”
del General Francisco Morales Bermúdez (1975
– 1980).
22
Nos referimos a la Resolución Ministerial N°
377-RE-69.
22
Es decir, eso es exactamente lo que
ocurría con estas traducciones,
provenían de una autoridad, el
Estado.
En cuanto a las traducciones que
tienen estas características, es decir,
que son expedidas directamente por
el Estado hay, por ejemplo, en
Chile,23 donde ha producido malos
resultados, sobre todo por la
morosidad de la administración
pública para cumplir con los plazos y
la falta de especialidad de los
traductores.
2.- Las personas que efectuaban las
traducciones, como se puede
observar, pertenecían al personal del
Estado (Departamento de
Traducciones). Dentro de la misma
línea anterior se puede decir que los
trabajadores, en cualquier jerarquía
administrativa, desempeñaban la
labor de traductor.
Mientras que hoy en día, los
traductores provienen del sector
privado, ya sea como profesionales,
técnicos o autodidactas ya que la
traducción se ejerce igualmente de
manera empírica. Este es un rasgo
mundial.
3.- Los traductores de dicha entidad
pública recibían su sueldo del Estado.
Esto quiere decir que
23
También la encontramos en Costa Rica,
Puerto Rico, Colombia entre otros.
24
Este rasgo incluso se mantuvo en el D. Ley N°
18093 que crea el cargo de TPJ, que en artículo
3 decía: “Art. 3.- Desígnase una Comisión que
será presidida por un Representante del
Ministerio de Relaciones Exteriores, por un
Representante de la Federación de Colegios de
independientemente del volumen de
trabajo que tenían, la remuneración
era la misma. Los usuarios
efectuaban sus pagos al Estado y no
al funcionario que efectuaba las
traducciones pues no había contacto
con los traductores como es de
esperarse, simplemente debían
acercarse a recoger sus documentos
el día señalado.
4.- Las traducciones que brindaba el
Estado (a través del Departamento
de Traducciones del Ministerio de
Relaciones Exteriores) configuraba
como un servicio público. Por ello se
entiende que los pagos que
efectuaban los usuarios eran en
forma de aranceles o tasas que son
justamente los que se paga por los
servicios que brinda el Estado. 24
El Diccionario de Guillermo
Cabanellas sobre aranceles, dice:
“ARANCEL. Valorización o tasa; ley
o norma. Tarifa oficial que establece
los derechos que se han de pagar por
diversos actos o servicios
administrativos o profesionales;
como las costas judiciales, aduanas,
ferrocarriles.”
Por su lado, la definición de servicio
público, según el argentino es:
Abogados y por el Juez de Primera Instancia
Decano del Distrito Judicial de Lima para que en
el plazo de 30 días a partir de su instalación
presente un proyecto de Reglamento de este
Decreto-Ley y proponga el Arance[l] de
derechos que deberán cobrar los Traductores
Públicos juramentados.” (Subrayado agregado).
23
“SERVICIO PÚBLICO. Concepto
capital del Derecho Político y del
Administrativo es este del servicio
público, que ha de satisfacer una
necesidad colectiva por medio de una
organización administrativa o regida
por la Administración pública.
En suma, en dicha época de los años
70 del siglo pasado, la traducción de
documentos era considerada como
un servicio público, es decir un
servicio en apoyo a la población y
debido a la escasez de ofertantes, lo
que ya no sucede en la actualidad.
5.- El Estado era responsable por los
eventuales daños que se pudieran
causar a los usuarios a través de una
traducción. Esto siguiendo lo que
decía la ley en el Código Civil de 1936
(hoy derogado) en su artículo 1136
que mandaba:
“Artículo 1136.- Cualquiera que,
por sus hechos, descuido o
imprudencia, cause un daño a otro,
está obligado a indemnizarlo.”
Recordemos que el Código Civil de
1936 tenía rango de ley.25 Es decir,
tan igual como sucede con el actual
Código Civil de 1984.
6.- Las traducciones emitidas por los
funcionarios públicos de dicha época
eran consideradas como documentos
públicos (instrumentos públicos en
rigor). Así lo establecía el Código de
Procedimientos Civiles también de la
época.26 Recordemos igualmente
25
El Código Civil de 1936 estuvo vigente desde
dicha fecha (1936) hasta el 14 de Noviembre de
1984.
que el Código de Procedimientos
Civiles tenía valor de ley. Citamos:
“Art. 400.- Son instrumentos
públicos:
(…)
2°. - Los extendidos o autorizados
por los funcionarios públicos en
ejercicio de sus atribuciones.”
Es decir, al ser las traducciones
emitidos por los funcionarios en
cuestión, según esta norma, dicha
traducción (texto meta) era
considerada instrumento público.
Sin embargo, siguiendo a Gunther
Gonzáles debe existir una norma que
sindique a qué documentos
(instrumentos) se refiere, pues en el
ejercicio de sus funciones un
funcionario público puede expedir
todo tipo de documentos como
cartas, quejas, memoranda,
solicitudes, entre otros. Por tanto,
sería ilógico considerar a todos los
documentos mencionados como
instrumentos públicos sin una norma
que los especifique.
En este caso, no sabemos de ninguna
norma que nos haga saber que las
traducciones emitidas del Ministerio
de Relaciones Exteriores tenían la
categoría de instrumentos públicos.
7.- Dichos funcionarios o servidores
actuaban prácticamente como
fedatarios al emitir dichas
traducciones. Esto al amparo del
artículo 401 del mismo código.
26
Nos referimos al antiguo Código de
Procedimientos Civiles vigentes desde 1912
hasta 1993.
24
“Art. 401.- Los instrumentos En este grupo, los usos y costumbres
públicos otorgados con las y en atención a la libertad contractual
formalidades legales, producen fe consagrada por la Constitución ha
respecto de la realidad del acto dado lugar a una serie de otras
verificado ante el notario o traducciones que pueden clasificarse
funcionario que los extendió.” de la siguiente manera, pero
debemos recordar que no conllevan
Por tanto, combinados el art. 400 y fe pública. Ellas son:
401, darían como resultado que
dicho documento o traducción (texto i) Traducciones simples. -
meta) produce convicción sobre la Esta es la forma que
veracidad del texto en idioma usa la ley para
extranjero (texto fuente). denominar a las
traducciones que no
Igualmente, en este caso, no provienen de un TPJ ni
tiene características de
sabemos de una norma habilitante a
oficial. Se la describe
la fecha que designaba a dichos
así porque no presenta
funcionarios como depositarios de la la firma del traductor.
fe pública. Sin embargo, las
traducciones emitidas por el Estado Citamos a Luisa
hasta 1970 eran consideradas Pastore-Alinante: “… la
oficiales debido a que provenían de traducción “simple”.
la autoridad estatal, cosa que ya no Esta última, todos lo
sucede hoy día. En suma, no hay sabemos, es la que no
norma que indique de que dichas lleva la firma de su
traducciones eran instrumentos autor.” 27
públicos ni ninguna norma
habilitante al efecto. Sin embargo, la ley dice
todo lo contrario al
exigir que las
B.- EL EMISOR NO ES EL
traducciones simples
ESTADO. - El segundo grupo está tengan los datos del
conformado por todas las demás traductor (incluyendo
traducciones distintas de las que su firma) como en el
emitía el Estado (con la atingencia caso del artículo 41 de
hecha sobre los Traductores Públicos la Ley Nº 27444 o Ley
Juramentados que desarrollaremos del Procedimiento
en un trabajo posterior). Administrativo
General.28
27
Pastore-Alinante de Fernández Baca, 28
Art. 41. Documentos
Luisa. “Los traductores y la traducción en el 41.1. Para el cumplimiento de los
Perú: de dónde venimos” en requisitos correspondientes a los
http://www.atpppperu.blogspot.com del 10 procedimientos administrativos, las
de diciembre de 2010. entidades están obligadas a recibir los
siguientes documentos e informaciones

25
 Por tanto, Así lo dice de nuevo el
tradicionalmente la ley Diccionario de
ha usado la Guillermo Cabanellas:
denominación de CERTIFICACION.
traducción simple para Testimonio o
indicarle al usuario que documento justificativo
de la verdad de algún
prescinda de los
escrito, acto o hecho.
servicios de un TPJ,
Acto por medio del cual
especialmente por una persona da fe de
cuestiones económicas. algo que le consta.
Acción de certificar una
carta. “
ii) Traducciones
certificadas. - Son En nuestro país, Pedro
aquellas traducciones Flores Polo en su
en las que el traductor diccionario de Términos
certifica (deja Jurídicos dice:
constancia) que según
dicha persona su
traducción es correcta.

CERTIFICACIÓN. Acto mediante el cual una persona da fe de

algo que le consta. También se llama así al documento público
o privado en que se manifiesta tal constancia o testimonio de
verdad. Generalmente, la función de certificar corresponde a los
notarios públicos y a otros funcionarios competentes, según la
legislación de la materia. // La definición académica dice:
“Instrumento en que se asegura la verdad de un hecho”.
Etimológicamente, la palabra viene del latín “Certificare”, de
“certus” que significa: cierto, y “facere”, que significa hacer:
hacer cierta una cosa por medio de un instrumento público.”29

Por tanto, para casos de consulta o se envían al extranjero esta exigencia

responsabilidad, es más fácil poder
identificar al traductor debido a que
consta de manera directa sus datos
en el documento traducido. Por ello,
son frecuentes las traducciones que
de los datos del traductor. Por su
parte el diccionario de la Real
Academia de la Lengua Española
(RAE) en su versión en línea, dice
sobre el verbo certificar:30

en vez de la documentación oficial, a la

cual reemplazan con el mismo mérito (subrayado nuestro)
probatorio:
(…) 29
Flores Polo, Pedro. DICCIONARIO DE
41.1.2 Traducciones simples con la TÉRMINOS JURÍDICOS. Editorial Cuzco S.A.,
indicación y suscripción de quien oficie Lima, 1980, p.271.
de traductor debidamente identificado,
30
http://lema.rae.es/drae/?val=certificar
en lugar de traducciones oficiales.

26
 “Certificar.
(Del lat. certificāre).

1. tr. Asegurar, afirmar, dar por cierto algo. U.t.c. prnl.

2. tr. Obtener, mediante pago, un certificado o resguardo

por el cual el servicio de correos se obliga a hacer
llegar a su destino una carta o un paquete que se ha
de remitir por esa vía.

3. tr. Der. Hacer constar por escrito una realidad de

hecho por quien tenga fe pública o atribución para ello.

4. intr. ant. Fijar, señalar con certeza.

Es decir, cualquier persona que oficie
como traductor puede certificar
según el alcance del término, aunque
otros autores mencionan que este
acto de certificar se reserva a los
funcionarios públicos como es el caso
de Flores Polo.
De las definiciones dadas, se puede
concluir que el acto de certificar se
puede hacer de manera oficial o
privada. Ese sería la conclusión en
este punto ya que nuestra legislación
no dice nada concreto al respecto.
Por otro lado, también es sabido que
la práctica de certificar las
traducciones no es nacional, sino que
se ha tomado de la práctica
estadounidense. Es común observar
en ciertos documentos que
provienen de EE. UU. y que aparece
al final del mismo, una certificación
generalmente de un notario quien da
fe sobre la identidad del emisor del
documento en cuestión.
En nuestro medio igualmente se
acepta dicha práctica, pero teniendo
cuidado de saber que no es una
certificación oficial sino es
principalmente una certificación
privada, es decir que no lo hace un
depositario de la fe pública o
fedatario. Además, es
responsabilidad del traductor
informar al usuario sobre esta
atingencia tal como lo exige el
Código del Consumidor (Ley N°
29571) principalmente en dos
artículos:

“Artículo 2.- Información relevante.

2.1 El proveedor [es decir, el traductor en este caso] tiene la
obligación de ofrecer al consumidor toda la información relevante
para tomar una decisión o realizar una elección adecuada de
consumo, así como para efectuar un uso o consumo adecuado de
los productos o servicios.” (…)

27
 Artículo 3.- Prohibición de información falsa o que induzca
a error al consumidor.
Está prohibida toda información o presentación u omisión de
información que induzca al consumidor a error respecto a la
naturaleza, origen, modo de fabricación, componentes, usos,
volumen, peso, medidas, precios, forma de empleo, características,
propiedades, idoneidad, cantidad, calidad o cualquier otro dato de
los productos o servicios ofrecidos.”

Por otro lado, este concepto de directa sin la participación del

certificar una traducción se presenta
en tres momentos distintos:
En primer lugar: el traductor
efectuaba su labor y dejaba
constancia de la bondad de su labor
de traductor (mayoritariamente al
final del texto traducido). Luego
dicho documento era llevado por
dicho traductor ante el Notario quien
daba fe de la identidad del traductor.
Esto quiere decir que el Notario,
fedatario o funcionario público solo
da fe de la identidad del traductor y
no se pronuncia sobre el texto
traducido por la sencilla razón de que
no le consta el contenido del mismo.
Esta es una práctica universal en los
países que cuentan con Notariado.
De esta manera, el traductor se
encuentra ligado al documento en
cuestión para casos de consulta o de
responsabilidad por eventuales
daños que pueda traducir su
traducción. Es decir, solamente se
abrevia el paso de identificar al
causante del potencial daño. Esta
práctica se realiza en nuestro país
con cierta frecuencia, sobre todo
para documentos que deben ser
actuados en el exterior.
En segundo lugar: la certificación
de la traducción se hace de manera
Notario. Es decir, es suficiente que el
mismo traductor agregue
información sobre su persona como
nombre, dirección, teléfono, correo
electrónico, entre otros datos. En el
caso de personas jurídicas en general
se agrega una carátula con los datos
de la Agencia o Estudio de
traducción. Esta es también una
práctica cotidiana de traductores
profesionales, agencias o estudios de
traducción.
En tercer lugar: la certificación no
recae sobre el documento
(traducción) sino recae sobre la
persona que ha optado por pasar por
un examen ante alguna institución
sea ésta pública o privada. Dicha
institución solo certifica que dicha
persona tiene las habilidades para
realizar una traducción dentro de los
cánones o lineamientos que
proclama dicha institución, pero esto
no es requisito alguno para practicar
la traducción ni impide hacerlo en su
ausencia, es solo un activo que
puede esgrimir el traductor con fines
publicitarios o académicos.
Según podemos ver, éste sería el
sentido más difundido de la
certificación: dejar constancia de que
una persona cuenta con las
habilidades que según la institución

28
certificadora propicia. Este concepto,
además, tiene concordancia con el
ejercicio del traductor; es decir, que
el traductor como cualquier
profesional o técnico se apoya en sus
dotes personales para realizar su
tarea, en este caso traducciones. Por
tanto, el contrato que uno celebra
con un traductor es debido a las
calidades como tal de dicho traductor
(intuitu personae) que son distintas
de otro traductor a pesar de haber
tenido la misma preparación. Esto es
más claro con documentos técnicos,
no es lo mismo un traductor literario
que uno científico o uno jurídico.
En resumen, la traducción certificada
en cualquiera de sus modalidades es
una práctica muy extendida, pero
que no conlleva fe pública como se
puede entender con facilidad.
iii) Traducciones
especiales. - Son las
que provienen de las
personas o entidades
que menciona el
artículo 52 del D.S.
126-2003-RE, pero
debido a que dichas
personas a las que se
menciona no son ni
funcionarios ni
servidores públicos y
no están habilitadas
por ley, sus
traducciones no tienen
el carácter de
oficialidad y por tanto
es cuestionable su
valor legal. Es una En consecuencia: los TPJ han sido
forma cuestionable de
creados para traducir documentos
cubrir los vacíos de la
públicos emitidos en el exterior, por
norma del TPJ ante la
ello la exigencia de la apostilla o
imposibilidad de poder
ofrecer “traducciones
oficiales” en todos los
idiomas.
Esto no tiene sentido ya
que, según el decreto
de marras, se está
certificando a personas
que no se conoce y no
han pasado por ningún
examen o si le da
calidad de documento
público a las
traducciones que
dichos desconocidos
puedan efectuar.
Tampoco le consta la
habilidad de las
personas mencionadas
en cuanto a hacer
traducciones y dar fe
de ello. Es un albur. Es
decir, la condición de
intuitu personae del
traductor se hace
pedazos.
iv) Traducciones
juramentadas. -
Según la costumbre
local así se llama a las
traducciones que hace
el TPJ sin los sellos
oficiales. En todo caso,
y en atención a su
misma norma no tiene
validez, así lo dice el
mismo DS. ¿Qué
documentos son esos?
Fácil, los documentos
privados (según reza el
Reglamento del TPJ).
29
legalizaciones de los funcionarios
peruanos en el exterior.
En otras palabras, un documento
privado (que son muchos, tal vez
más que los públicos) no pueden
llevar los SELLOS OFICIALES. Están
condenados a no ser traducidos con
ninguna formalidad alguna. Esto es
grave y absurdo. Felizmente, en la
realidad no es tan grave la cosa.
Debemos concluir entonces que la
norma en este extremo es
defectuosa sino inconstitucional.31
Para nosotros todo el grupo de
traducciones se puede reducir a dos:
las simples y las certificadas en
cualquiera de sus modalidades.
Ambas no conllevan fe pública por la
sencilla razón de que no existe una
norma que de manera expresa los
habilite para ello.
Por tanto, según lo dicho solamente
producirían fe las que provenían del
Estado a través de las traducciones
oficiales. Posteriormente
dedicaremos un trabajo aparte sobre
los TPJ.
Así también lo ha determinado el
Ministerio de RREE, antes el TPJ
podía traducir cualquier documento
en cualquier idioma a pesar que no lo
sabía y se limitaba a poner su firma
en el documento final. Hoy no puede,
31
En otros lares ya se habla del Derecho a la
Traducción como un derecho fundamental, cosa
que se hace patente en un proceso judicial.
solo se le permite traducir (según su
reglamento) en los idiomas que
supone domina, esto es intuitu
personae y la certificación recae en la
persona (de parte del Ministerio de
RREE) y en los documentos (de parte
del TPJ).
CONCLUSIONES: Podemos
esbozar varias y son:
1.- Las traducciones oficiales eran
aquellas que brindaba el Estado
(Ministerio de Relaciones Exteriores)
a través de sus funcionarios o los
servidores correspondientes hasta
antes de la expedición del Decreto
Ley N° 18093 promulgada en 1970.
Después de esa fecha dejó de
realizar dicha labor.
2.- Las traducciones oficiales
producían confianza de la sociedad al
ser expedidas por el Estado, pero no
hemos encontrado una norma que
habilite a dichos funcionarios como
depositarios de la fe pública en
relación a sus traducciones además
de las normas del Código de
Procedimientos Civiles de la época.
3.- Las traducciones brindadas por el
Estado eran consideradas como un
servicio público.
4.- Las traducciones privadas no
conllevan fe pública.
30
 EL TRADUCTOR PÚBLICO JURAMENTADO (TPJ)
(SEGUNDA PARTE)
Por: Jorge Eduardo Praeli Pérez
A manera de advertencia, debemos
aclarar que nuestro comentario se
centra en lo que supuestamente
realiza un Traductor Público
Juramentado. Por tanto, no haremos
un análisis de fondo de sus normas
ni de su validez, al menos por el
momento.
En esta segunda y última parte
vamos a analizar la figura del cargo
de Traductor Público Juramentado
(en adelante TPJ) para completar
con la mencionada en el trabajo
anterior con el título de “La tipología
jurídica de las Traducciones”. Dicho
artículo trataba sobre las
traducciones emitidas por el Estado y
las no emitidas por el Estado.
En el caso del TPJ, dicha figura se
coloca entre ambas orillas. Es decir,
participa tanto del Estado como de la
actividad privada. Esto se explica de
la siguiente manera: por diversas
razones es política de un Estado
reservar los servicios de traducción a
ciertos personajes que sin pertenecer
al Estado les reconoce ciertas
prerrogativas. Esto se puede dar
certificando a traductores a través de
exámenes o con la posesión de otros
activos para que sean reconocidos
como titulares en estos servicios, o
“Los sentidos no engañan,
engaña el juicio.”
Johann Wolfgang Goethe
en otros casos, esos traductores son
producto de una preparación
especializada y la legislación exige
sus servicios en forma de requisitos.
Citemos algunos ejemplos, el caso de
Argentina donde los traductores
siguen un entrenamiento exclusivo
en materia jurídica, normalmente en
las Facultades de Derecho de
diversas universidades. De esa forma
y de acuerdo con la legislación de
dicho país (Ley 20305) las entidades
deben exigir a todo administrado la
presentación de traducciones
emitidas por dichos personajes. Un
caso distinto es el peruano, en el
Perú es el Ministerio de Relaciones
Exteriores quien convoca a toda
persona con habilidades para
traducir para que luego de una serie
de exámenes, los designe como
Traductores Públicos Juramentados.
Donde sí coinciden todos los países
donde, de manera directa o indirecta
cuentan con estos personajes, es que
son especialistas en traducción
jurídica. Es decir, en los países donde
tienen este cargo, el perfil para
31
ocuparlo32 señalan que debe ser un
traductor especialista en temas
jurídicos ya que la gran mayoría de
los documentos que debe traducir
tienen que ser usados en trámites
para cumplir con requerimientos
legales (partidas del estado civil, ante
un proceso judicial, ante notarios o
entidades de la administración
pública); por ello no es difícil
anticipar el perfil de un traductor
público por el trasfondo jurídico de
dichos documentos.
Los países en la región que tienen
mayor experiencia en esta labor así
lo confirman. Estamos hablando de
Argentina y Uruguay. En ambos
casos, los traductores públicos de
estos países son egresados de una
Facultad de Derecho donde estudian
no solo idiomas, sino que llevan
cursos de Derecho. Es decir, el TPJ
debería ser, según esta experiencia,
un traductor especializado en temas
legales; se entiende entonces que es
un cargo intuitu personae.
Imaginamos que en el Perú no lo
exigen debido a que no existe
ninguna institución que forman
traductores con estas habilidades a
diferencia de los países mencionados
que lo hacen a través de un
programa completo de traducción
jurídica.
Esa es la razón por la cual, entre los
que ejercen el cargo de TPJ en
nuestro país se encuentran
profesores, ingenieros, economistas,
artistas, educadores entre otros, y
32
La denominación varía, en algunos casos se
llama Traductor Jurado como en España o
Traductor Público como en Argentina o
por supuesto traductores de carrera
sin ninguna especialidad. La
presencia de traductores jurídicos o
abogados es producto de la
casualidad y no de una exigencia
para la postulación al cargo.
Igualmente, el examen que se debe
pasar no tiene exigencias de tipo
jurídico sino uno algo menos
exigente. Es ilustrativa la manera
cómo se ingresa a este cargo,
básicamente se toma un examen de
la traducción de una publicación
periodística o un artículo (según
tenemos entendido) tomado de una
revista, la misma que
paradójicamente es lo que parece
nunca harán, una vez en posesión del
cargo.
Por tanto, en el Perú y siguiendo la
legislación del TPJ, dicho profesional
es un traductor generalista. No solo
porque no se le exige ninguna
especialización al momento de
postular al cargo sino porque durante
su permanencia en el cargo no llega
tampoco a ninguna especialidad. En
suma, dicho cargo no aporta nada
especial que podrían brindar otros
profesionales. Ello es motivo de
confusión ya que el público puede
pensar que, debido al nimbo del
cargo, el TPJ posee activos
académicos que no los va a
encontrar en los demás,
lamentablemente ello no es cierto.
Por ello, asumimos que las
traducciones que realizaba el
Ministerio de RREE antes del año
Uruguay. En México han optado por la
denominación de Perito-traductor.
32
1970 eran delegadas a ciertas
personas con las habilidades
requeridas y no a cualquiera.
LA NORMA DE HABILITACIÓN. -
Independientemente del nomen juris
(Traductor Público, Jurado,
Juramentado, entre otros). El Estado
debe delegar las facultades de la
siguiente manera: i) Debe estar
contenida en una ley, y ii) debe ser
una delegación expresa, es decir no
se puede llegar a la conclusión que
alguien está autorizado a realizar una
cierta función pública apelando a los
métodos de interpretación en aras de
poder desentrañar el sentido de una
norma. Por ello, la delegación de
facultades debe ser hecha de manera
clara y expresa, no tácita ni ambigua.
Esta es una característica del
Derecho Público, las competencias se
deben dar a través de una ley y, de
manera clara y expresa.33 En el caso
de traducciones, la habilitación debe
ser hecha por ley para evitar que
cualquier entidad pública produzca
sus propios traductores con distintos
perfiles o al antojo del funcionario de
turno. Segundo, debe ser expresa
para igualmente evitar la creación
arbitraria de TPJ a la medida de
partes interesadas.
A manera de ejemplo podemos
tomar la legislación de un fedatario
por antonomasia: el Notario Público.
Las facultades y la naturaleza del
cargo del Notario Público están
recogidas en el Decreto Legislativo
N° 1049 que en su artículo 2 dice:

“Artículo 2°. - El Notario

El Notario es el profesional del derecho que está autorizado para dar
fe de los actos y contratos que ante él se celebran. Para ello
formaliza la voluntad de los otorgantes, redactando los instrumentos
a los que confiere autenticidad, conserva los originales y expide los
traslados correspondientes. Su función también comprende la
comprobación de hechos y la tramitación de asuntos no contenciosos
previstos en las leyes de la materia.”

(Subrayado agregado).

Es decir, de dicho artículo se recogidas en dicha ley. Por ejemplo,

desprende la calidad del notario
(profesional del derecho) y en
segundo lugar su función (da fe de
los actos y contratos que ante él se
celebran). Es decir que dicho
profesional del derecho no puede dar
fe de otros actos que no están
sobre la veracidad de un documento
(incluyendo los contratos, ya que
pueden existir contratos simulados) o
la filiación de una persona (X es hijo
de fulano o zutano, entre otros
hechos) solo da fe de los actos y
contratos que ante él se celebran.

33
Morón Urbina en:
https://youtu.be/hEzlgIXWpm8 minuto 1:45
Marcial Rubio tiene el mismo parecer.

33

A continuación, vamos a describir
algunas características que tienen los
TPJ de acuerdo a la actual legislación
existente sobre la materia.
1.- Los TPJ provienen del sector
privado. – De acuerdo a su norma
de creación el Decreto Ley N° 18093,
los TPJ son particulares. Es más, ni
siquiera tienen que contar con un
título universitario o técnico.
Dicho Decreto Ley N° 18093 dice de
manera escueta en su artículo 1° lo
siguiente: “Art. 1°. - Créase el cargo
de Traductor Público juramentado
para la traducción de documentos
para uso y servicio de particulares
que será ejercido por profesionales
libres.”
2.- Los servicios de traducción e
interpretación que brindan los TPJ no
configuran como servicio público
debido a que se pactan de acuerdo a
las normas del Código Civil, es decir
es un contrato consensual; atípico,
por cierto, con libertad para pactar
los extremos del contrato. En ese
sentido, se le aplica las normas de
locación de servicios del Código Civil
(artículo 1737 al 1766)
fundamentalmente.
Así también lo ha establecido con
claridad el Decreto Legislativo N° 712
en su artículo 2 que dice: “Artículo 2.-
Modificase el texto del artículo 3 del
Decreto Ley N° 18093, el mismo que
quedará como sigue:
“Los cobros que realicen los
traductores públicos estarán sujetos
al libre juego de la oferta y la
demanda”.
También se les aplican las normas de
Código de Protección al Consumidor
Ley N° 29571 al ser considerados
agentes económicos que ofrecen sus
servicios en el mercado.
2.- Los ingresos del TPJ no
provienen del Estado. - En efecto,
dada la condición de “profesionales
libres” del TPJ, sus ingresos no
provienen del erario nacional sino
directamente de sus clientes
(usuarios).
3.- El TPJ es responsable de los
daños que produce. - En la misma
línea de los puntos anteriores, al ser
el TPJ un “profesional libre” se les
debe aplicar las normas del Código
Civil en caso de eventuales daños.
Igualmente, en caso de
responsabilidad civil, son de
aplicación las normas del Código Civil
Para ello incluso se le exige que
realice un depósito ante el Banco de
la Nación de 10 sueldos mínimos
vitales para la zona.
4.- Las traducciones emitidas por
los TPJ no son instrumentos
públicos. De acuerdo a la ley del
TPJ, no menciona en ningún lugar
que dichos documentos sean
instrumentos públicos, ya que son
“profesionales libres” por tanto sus
traducciones son igualmente
documentos privados. En esa línea
también dice el Código Procesal Civil
en su artículo N° 235:
34
 “Art. 235.- Documento público
Es documento público:

1 El otorgado por funcionario público en ejercicio de sus

atribuciones; y

2 La escritura pública y demás documentos otorgados por o

ante notario público, según la ley de la materia.

La copia del documento público tiene el mismo valor que el original,

si está certificada por auxiliar jurisdiccional respectivo, notario
público o fedatario, según corresponda.”

Al no ser documento público es de que puedan efectuar traducciones

aplicación, el art. 236, que reza:
“Art. 236.- Documento privado
Es el que no tiene las características
del documento público. La
legalización o certificación de un
documento privado no lo convierte
en público.”
5.- El TPJ no es fedatario público.
- Por la sencilla razón de que no
existe ley que lo habilite como tal.
Es decir, lo único que hace el
Ministerio de Relaciones Exteriores
es certificar que cualquier postulante
está en capacidad (según dicho
Ministerio) de efectuar traducciones,
de acuerdo a los cánones de dicha
institución, nada más. A propósito de
lo dicho, tampoco se sabe cuáles son
las características que tienen un TPJ
o cuales son los activos que debe
contar un TPJ según su legislación ya
que no lo dice en ninguna parte del
mismo.
La verdad es que en ningún
momento el legislador ha pensado
otorgarle facultades a los TPJ para
públicas y que las mismas conlleven
fe pública. No solamente no lo hizo a
través del Decreto Ley N° 18093 sino
que tuvo la oportunidad de hacerlo
21 años después con el Decreto
Legislativo N° 712 publicado en el
diario oficial El Peruano el 8 de
noviembre de 1991 y tampoco lo
hizo.
Seguramente con el devenir del
tiempo se dieron con la noticia del
tema de los Traductores Públicos de
otros países y pensaron darle ciertas
facultades a sus TPJ, pero como el
Ministerio de RREE ya no tenía
competencia trataron de corregir la
figura y violentando su ley,
mencionan en una norma infralegal
que los TPJ expiden “traducciones
oficiales” así lo dijo en su momento
el art. 1 del D. Supremo N° 012/RE-
92 (hoy derogado) el mismo que
decía:
“Artículo 1.- Los Traductores
Públicos Juramentados cumplen la
función de efectuar traducciones
oficiales escritas de documentos de
un idioma extranjero al idioma

35
Castellano y del idioma Castellano a aprobar la correspondiente
un idioma extranjero. Un Traductor evaluación de actualización.”
Público Juramentado puede serlo en
uno o más idiomas. Es decir, quisieron darle valor con un
El Traductor Público Juramentado decreto yendo más allá y
podrá ejercer la función en el o los contraviniendo la ley que pretendían
idiomas en los que haya aprobado el reglamentar. Por ello, el Decreto Ley
o los procesos de selección N° 18093 recogía la noción de
correspondientes. servicio público en el art. 3° (hoy
Para mantener el título de Traductor derogado) lo que prueba nuestra
Público Juramentado se deberá posición.

“Art. 3.- Designase una Comisión que será presidida por un

Representante del Ministerio de Relaciones Exteriores, por un
Representante de la Federación de Colegios de Abogados y por el
Juez de Primera Instancia Decano del Distrito Judicial de Lima para
que en el plazo de 30 días a partir de su instalación presente un
proyecto de Reglamento de este Decreto-Ley y proponga el Arancel
de derechos que deberán cobrar los Traductores Públicos
juramentados.”

(Subrayado agregado).

Ello explica por qué en el art 2 del
Reglamento le ha querido agregar el
tema de “las traducciones oficiales”
que en puridad no corresponde.
Además, en dicho artículo 1°, se
menciona que los TPJ pueden
traducir a la inversa. Dicho concepto
se usa en la enseñanza de la
traducción (traducción directa e
inversa) pero legalmente no tiene
asidero puesto que se está
intentando darle valor a un
documento que contiene un idioma
que no es oficial contraviniendo así la
Constitución el mismo que reconoce
como idiomas oficiales solo al
español y en ciertas regiones donde
predomina, al quechua y al aymara
básicamente. Es un exceso y denota
la falta de seriedad en la elaboración
de la Ley.
Igualmente es falso que los TPJ sean
traductores especializados en temas
legales, ya que la evaluación no tiene
ese sesgo. El examen que se les
toma tampoco tiene un contenido
jurídico, (se traduce un recorte de
una revista) en todo caso serían
especialistas en traducción de
revistas no especializadas es decir el
TPJ también es un traductor
generalista como los egresados de
las Universidades e Institutos. Por
tanto, el TPJ actual es igual al del que
nació en su momento, para traducir
(sin fe pública) documentos del
estado civil, diplomas, certificados de
estudios y similares.
A mayor abundamiento, el
reglamento actual (D. S. 126-2003-
RE) en franco reconocimiento de que
el TPJ no es especialista en temas

36
legales ha sido retirarles la calidad de
peritos para actuar ante el Poder
Judicial, pues el reglamento anterior
(D. S. 021/RE-92) tenía esa
connotación.
El Decreto Supremo N° 021/RE-92)
en su artículo 2° in fine mandaba:
“Art. 2° (…)
Traductores Oficiales
Pertenecen al personal del
Estado.
El Estado les paga un sueldo
Brindan un servicio público
El Estado es responsable por los Son personalmente responsables
daños de una traducción.
Los documentos que expiden
son instrumentos públicos
NO SE PUEDE DAR FE DE LA
TRADUCCIÓN. - Pero, incluso si le
hubieran otorgado facultades (que
no lo hicieron) para que los TPJ
pudieran expedir “traducciones
oficiales”, dicha actividad no es
pasible de conllevar fe pública, es
decir es un imposible jurídico.
No es posible que una traducción
pueda ser reproducida con la
suficiente precisión y exactitud para
que alguien pueda decir que su
traducción es merecedora de fe
porque refleja la verdad de lo que
dice otro documento.
Los Traductores Públicos
Juramentados actuarán como peritos
en traducción de documentos a
requerimiento del Poder Judicial.”
Por tanto, los traductores oficiales
son distintos a los traductores
públicos de cualquier clase. A
continuación, un cuadro con sus
diferencias:
Traductores Públicos
Juramentados (TPJ)
No pertenecen al personal del
Estado, son independientes.
Sus ingresos provienen de sus
clientes y usuarios
No brindan un servicio público.
por una traducción.
Sus traducciones no son
instrumentos públicos.
A diferencia del ejercicio del notario
y otros fedatarios que trabajan con
los sentidos, el TPJ no usa los
sentidos para cotejar su traducción
con lo que dice un texto en lengua
extranjera.
Un notario compara o coteja un
hecho o lo examina con los sentidos
y da fe de ello ya que cualquier
notario llegará a la misma
conclusión. Ejemplo, que una puerta
es de cierto material o que tiene
ciertas medidas o colores.
En su lugar, el traductor efectúa una
labor eminentemente hermenéutica.
37
Es por ello que la traducción de un
mismo texto puede tener tantas
versiones como traductores la hayan
traducido. Una palabra puede ser
entendida de manera muy distinta
dependiendo de la ideología del
traductor (o del intérprete).
No solamente eso, sino que el
lingüista Yatenciy Bonilla34 dice que
la mejor traducción lleva un déficit
del 15%. Cifra elevada para alguien
que quiere dar fe de algo.
Finalmente, el propósito del
Ministerio de Relaciones Exteriores (o
sea el Estado) de arrogarse el uso de
las diferentes lenguas que existe en
el mundo no tiene apoyo legal. El
Estado no puede pretender
conducirse como dueño de un “bien”
que le pertenece a la humanidad: el
lenguaje, el mismo que no es
patrimonio de nadie, sino que es
como dice Ghersi “producto de la
34
Recuperado de
http://youtu.be/PF2h86a9pzU a partir del
minuto 7, última consulta, octubre de 2016.
interacción humana” es un producto
praxeológico. Indirectamente nos
está diciendo que los “elegidos” tiene
patente de corso para darle uso del
idioma, menos los que no se
considera oficiales. Felizmente su
legislación es inocua y no tiene
amparo en la realidad.
Conclusión:
La única función que realiza el
Ministerio de Relaciones Exteriores
es certificar (dejar constancia) que
los TPJ son personas que pueden
traducir documentos que no son
especializados, generalmente
públicos los mismos que son partidas
del estado civil estudios y similares
en gran medida.
38
 NOTICIAS

El 30 de julio de 2017, se incorporó a la Asociación Juristas-Lingüistas

Asociados Daniel Santos Silva Nieves en la condición de socio honorario. Ello,
debido a que cuenta con estudios superiores de Derecho además de sus calidades
profesionales de traductor e intérprete.

En la foto aparece con el Presidente de dicha asociación, el Dr. Jorge Praeli y la

Dra. Liliana Gallardo.

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