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CATEDRA: PSICOLOGÍA SOCIAL Ps.

Víctor Cabrera Vistoso

UNIDAD II

PERCEPCIÓN SOCIAL, COGNICIÓN SOCIAL Y CULTURA SUBJETIVA


DESARROLLO CONTEMPORÁNEO DE LA PSICOLOGÍA SOCIAL HASTA LOS
AÑOS 70

1. LA GESTALT Y LA PERCEPCIÓN SOCIAL

1.1. La influencia de la Gestalt


1.2. La Percepción Social
1.3. Análisis psicosocial del proceso :¿Cómo se percibe?
1.4. Relaciones de la percepción con otros procesos básicos

1.4.1. Atención: Selectividad Perceptiva


1.4.1.1. Defensa
1.4.1.2. Acentuación

1.4.2. Aprendizaje
1.4.2.1. Constancia de Tamaño
1.4.2.2. Constancia de Forma
1.4.2.3. Constancia de Color

1.4.3. Pensamiento - Lenguaje


1.4.3.1. Relativismo Lingüístico. Benjamín Lee - Whorf &
Edward Sapir
1.4.3.1. Universales Lingüísticos. Noam Chomsky
1.4.3.2. Simbolismo Fonético. Wolfgang Köhler
1.4.3.3. La Semiótica y el Triángulo de Ogden-Richards

2. LA PSICOLOGÍA SOCIAL COGNITIVA: LA COGNICIÓN SOCIAL Y LA TEORÍA DE


LAS REPRESENTACIONES SOCIALES

2.1. La Psicología Social con enfoque psicológico e individual: la cognición


social.

2.2. La Psicología Social con enfoque sociológico: las representaciones


sociales.

2.3. El concepto de representación social

2.4. La formación de impresiones

2.4.1. Proceso de formación de impresiones: Modelo de Secord y


Backman

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2.4.2. Proceso de formación de impresiones: Modelo de Peter Warr y


Christopher Knapper
2.4.3. El Efecto Pigmaleón de Robert Rosenthal y Leonore Jacobson
(experimento de 1968)
2.4.4. Experimento de David Rosenhan: “ Los pseudo pacientes”
(experimento de 1973).

3. CULTURA SUBJETIVA

3.1. Antecedentes
3.2. Percepción de ambientes
3.2.1. Ambiente Ecológico
3.2.2. Ambiente Organizacional
3.2.3. Características Personales
3.2.4. Características Conductuales
3.2.5. Propiedades Reforzadoras
3.2.6. Clima Psicosocial - Percepción del futuro

3.3. Harry C. Triandis 1974 - Leslie F. Malpass –


Davis : C = F (Af, Es, Np, Pp, Cs, Op)

4. LA INFLUENCIA SOCIAL, DESARROLLO DE NORMAS SOCIALES Y


OBEDIENCIA A LA AUTORIDAD: EXPERIMENTOS DESDE LA PERCEPCIÓN
SOCIAL

4.1. El efecto autokinetico o autocinetico de Sheriff & Sheriff.


4.2. El conformismo grupal de Salomón Asch.
4.3. El efecto de la ortosonoridad: Villegas y Capello.
4.4. Experimento de Estanley Milgram: “La ilusión de poder y la obediencia a
la autoridad”
4.5. Experimento de Philip Zimbardo

5. VARIABLES QUE AUMENTAN O DISMINUYEN EL EFECTO DEL GRUPO


SOBRE LA PERCEPCIÓN.

5.1. Tamaño.
5.2. Ambiente de la estimulación.
5.3. Características grupales (cohesión, elite, etc.).

6. LA CONSISTENCIA COGNITIVA

6.1. Teoría del equilibrio de Fritz Heider

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6.2. Teoría de Comparación Social de León Festinger


6.3. Teoría de la Disonancia Cognitiva de León Festinger y Elliot Aronson

7. LA INFLUENCIA DEL NEOCONDUCTISMO EN LA PSICOLOGÍA SOCIAL

7.1. La Comunicación Persuasiva. Carl Hovland y el programa de


investigación de la Universidad de Yale.
7.2. La Teoría de Facilitación Social de Robert Zajonc
7.3. La Teoría del Intercambio Social de John Thibaut y Harold Kelley
7.4. El Aprendizaje Social

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1. LA GESTALT Y LA PERCEPCIÓN SOCIAL

1.1. La influencia de la Gestalt

En una primera etapa, la psicología de la Gestalt, se convirtió en el principal enfoque de


la Psicología Social psicológica, donde sus principales aportes teóricos se desarrollaron
principalmente, en torno a tres grandes líneas temáticas: la Percepción Social, la
Influencia Social y la Consistencia Cognitiva. De esta forma, los fuertes vínculos que se
establecieron con la Escuela de la Gestalt hicieron que la Psicología Social se
mantuviera relativamente ajena a la influencia del neoconductismo. Durante todo el
período en que esta corriente dominó el escenario de la psicología, los psicólogos
sociales siguieron utilizando conceptos mentalistas y mantuvieron, como un objetivo
central de sus investigaciones, el estudio de procesos internos de carácter cognitivo.

De esta manera, la atención, en esta etapa, se orienta a identificar aquellos factores


sociales que inciden o influyen en procesos psicológicos como la atención, el
aprendizaje, la motivación, el lenguaje, el pensamiento y la emoción entre otros
importantes aspectos. Dicho de otra manera y más específicamente, el objetivo de los
trabajos es demostrar e identificar qué factores sociales o socioculturales influyen,
afectan o modifican la percepción, como generadora de cambios en los procesos
psicológicos, que hasta ese momento era analizada por la Psicología como un
fenómeno estrictamente individual o psicofisiológico.

1.2. La Percepción Social

El estudio de la Percepción Social fue una de las grandes líneas de investigación a las
que dio lugar la introducción de los principios de la Escuela de la Gestalt en Psicología
Social durante los años 50. De esta forma, el estudio de la Percepción Social por parte
de los psicólogos sociales encuadrados bajo esta orientación, descansó sobre el
supuesto de que las leyes que los psicólogos de la Gestalt habían enunciado para
explicar la percepción de los objetos físicos eran aplicables igualmente a la percepción
de las personas y del comportamiento social.

Una de las contribuciones más importantes al desarrollo de esta línea de investigación


fue la de Fritz Heider (1944, 1958), cuyo objetivo general fue analizar la forma en que
las personas perciben las relaciones interpersonales. Siguiendo los principios de la
Gestalt, Heider sostiene que la persona tiende a percibir su medio de forma organizada,
como un todo estructurado y coherente. Al igual que ocurre en el caso de la percepción
de los objetos físicos, la persona busca la consistencia y tiende a percibir determinadas
características como si fueran propiedades permanentes de los objetos. Los estudios
sobre percepción de la Escuela de la Gestalt habían mostrado que determinadas
características de los objetos, como el color o el tamaño, se perciben como propiedades
estables de éstos, aunque cambien las condiciones de iluminación y la distancia. Según
Heider, en el caso de la percepción de personas, no sólo percibimos como invariables
sus características físicas sino también otro tipo de rasgos, como las creencias, las
capacidades, la personalidad, etc. Pero, para Heider, la diferencia fundamental entre la
percepción de los objetos físicos y la percepción de las personas es que a éstas se las

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percibe como causa de sus propias acciones. La causalidad es, por tanto, una forma de
organización cognitiva que surge cuando se percibe el medio social, compuesto por las
personas y sus acciones. La persona y sus acciones constituyen una unidad perceptiva,
en la que la primera es la causa y las segundas son el efecto. Una de las principales
aportaciones de Heider (1958) es el haber subrayado que la persona, al percibir el
medio social, va más allá de los datos conductuales e intenta encontrar relaciones que
puedan ayudar a explicar los acontecimientos cambiantes. Según Heider, la forma en
que percibimos el mundo social es el reflejo de una psicología ingenua, que nos orienta
en nuestras relaciones con los demás, permitiéndonos predecir las acciones de otras
personas e influir en las mismas. Para Heider -y, en general, para los psicólogos de la
Gestalt-, el ser humano se encuentra motivado por la necesidad de ordenar y dar
sentido al mundo físico y social en el que se encuentra inmerso. De ahí la tenden cia de
la persona a buscar las causas de las propias acciones y del comportamiento de los
demás.

En este intento de explicar el comportamiento de los demás, la persona puede atri buir la
conducta a factores internos (la personalidad, la capacidad, las actitudes, etc.) o a
factores externos (la situación, el azar, etc.). Un ejemplo utilizado por Heider (1958) para
ilustrar la diferencia entre ambos tipos de atribución son las explicaciones sobre el
fracaso:

El fracaso, por ejemplo, puede ser atribuido a la falta de habilidad, una característica
personal, o a la suposición de que la tarea a realizar implica una gran dificultad, una
condición del medio. El que la atribución se realice sobre una u otra causa dependerá
de otros factores como, por ejemplo, la información sobre el éxito o fracaso de otras
personas y la tendencia a atribuir las consecuencias de las acciones a la persona.

Un aspecto central de su teoría de la atribución es la noción de intencionalidad. Para


que exista una atribución personal de causalidad tiene que haber intención por parte de
una persona p de causar x. Las atribuciones de causalidad personal incluyen, por tanto,
sólo aquellas acciones de carácter propositivo.

Esta forma de representarse al ser humano es la antítesis de la imagen que tienen en


mente los conductistas, para quienes la persona es un ser pasivo, moldeado por las
fuerzas del ambiente; para la Escuela de la Gestalt, por el contrario, es la persona quien
se antepone al ambiente para categorizarlo, ordenarlo y hacerlo consistente y
predecible.

1.3. Análisis psicosocial del proceso: ¿Cómo se percibe?

El proceso se inicia con una serie de cambios físicos, químicos o socioculturales que
los psicólogos llamaran ESTIMULOS (tres tipos de estímulos). Sabemos que sólo
alguno de estos estímulos adquieren una capacidad que cosiste en irritar a los
receptores. Los receptores son estructuras morfológicas, anatómicas que la gente
identifica como los órganos de los sentidos, (ojo, oído, tacto, gusto, olfato). Estos
receptores al ser irritados por la energía que proveniente de los estímulos (energía

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química, física o sociocultural) pierden su homeostasis (equilibrio o la regulación de su


funcionamiento), provocando por tanto una alteración que implica cambios fisiológicos,
bioquímicos en estas estructuras anatómicas. Esto provoca una gran actividad eléctrica
psicofisiológica que es transmitida, por vía aferente, por un conjunto de terminales
nerviosos (táctil, auditivo, gustativo, olfativo y visual) y por la médula espinal hacia los
campos de procesamiento, constituidos por las estructuras del sistema nervioso superior
(cerebelo, cerebro, hipotálamo, cuerpo calloso), donde ocurre lo que denominamos
sensación. Ahora bien, el proceso de identificar esta sensación con un código lingüístico
que nos permite nominar el efecto fisiológico (en forma verbalizada o reflexionada),
recibe el nombre de Percepción. No obstante, éste código lingüístico, al ser una
convención para homogenizar la comunicación de lo que nos sucede, no esta exento
subjetividades. En efecto, si en nuestro campo auditivo ingresa a los receptores un
estímulo sonoro de tal magnitud física capaz de irritar a este receptor, probablemente lo
denominaremos en función de los códigos lingüísticos convencionales, dispuestos en
nuestros recuerdos, por ejemplo un sonido persistente y ondulatorio que asociaremos
como la sirena de un carro de bomberos (ello, por asociación subjetiva de estímulos con
la información dispuesta en nuestro campo de experiencias y recuerdos inmediatos). Sin
embargo, si este mismo estímulo no solo irrita nuestros sentidos desde una connotación
física, sino también psicológica, podemos estar en presencia de una nueva percepción
subjetiva, es decir, siguiendo el mismo ejemplo anterior, si la misma persona ha vivido
una experiencia traumática en la segunda guerra mundial donde las sirenas alertaban a
la población de un inminente ataque aéreo (en cuyo caso se produce un
condicionamiento clásico), entonces la sirena que en un momento identifico como
proveniente de un carro bomba, simultáneamente le provoca una sensación de
ansiedad, al revivir el condicionamiento, donde el rugir de los motores de los aviones
(estímulo incondicional), que a su vez provocaron ansiedad, se unieron a las sirena
(estimulo condicionado), para alertar a la población y protegerse de la inminente
destrucción. Entonces lo que sucede es que su juicio de realidad le advierte que es un
carro bomba, pero sus emociones, producto de sus recuerdos traumáticos le informan
paralelamente de una realidad que ya no existe en la actualidad.

Esto es importante porque procesar información implica la ejecución de cuatro


operaciones: distintas, específicas y sucesivas, es decir, una se realiza después de la
otra, incluso, con un cierto grado de superposición. Finalmente son sistemáticas por
cuanto ninguna de ellas puede realizarse en un orden distinto. Por lo tanto, para que
efectivamente se pueda realizar una genuina percepción tienen que ejecutarse estas
operaciones .

Es aquí donde realmente ésta energía, que puede ser eléctrica, psicofisiológica,
biológica, bioquímica o sociocultural, se traduce, se transforma en energía o información
psicológica y por eso decimos que aquí se produce lo que podemos llamar percepción.
En consecuencia, la operaciones son las siguientes:

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1.3.1. Primera Operación: Reconocimiento de la naturaleza del estímulo.

Es aquí, donde la energía que irritó al receptor y que produjo una serie de cambios e
impulsos eléctricos es reconocida e identificada como un estímulo químico, un estímulo
físico o uno social. Es aquí cuando nosotros decimos: “esto que me esta pasando se
llama dolor”, “se llama calor”, “se llama frío”, “se llama antipatía”, “se llama odio”, “se
llama simpatía”. Esta operación implica reconocer de que tipo de estímulo es el que
estamos recibiendo la estimulación. Esto implica que para poder reconocer e identificar
necesitamos de experiencias anteriores. Por esta razón, cuando reaccionamos ante un
estímulo desconocido, quedamos desconcertados. Esto implica que para poder
ejecutarse esta primera operación necesitamos tener almacenada cierta experiencia, es
decir, tenemos que tener codificada, almacenada, archivada, alguna información que
nos permita clasificar los estímulos en esas categorías, a través de un código verbal y
código imaginario (reconocimiento de imágenes, de olor, temperatura, tono de voz, etc).
Dicho de otra manera, para poder ejecutar esta primera operación y hablar de genuina
percepción, los seres humanos necesitamos de algún código (de modo que el niño
recién nacido no percibe), probablemente a partir de los 2 o 3 meses comienza ya a
percibir a través de códigos imaginarios muy gruesos.

1.3.2. Segunda Operación: Cuantificación estimativa de la intensidad del estímulo


y calibramiento de respuestas.

Aquí necesitamos saber o estimar si el frío es insoportable, es tolerable o si es muy


leve; si el dolor es intolerable o tolerable; si lo que yo observo en otra persona es odio o
simplemente indiferencia.

La ejecución de esta segunda operación no se puede lograr si no se efectúa la primera.


Además esto implica contar con experiencias similares para poseer la capacidad de
comparar estímulos. Por ejemplo, cuando yo siento frío por primera vez no se si será
todo el frío que se puede sentir. Para saber si el frío es intenso, medio o regular
necesito tener acumulada mucha experiencia para llevar a cabo las operaciones de
comparación o seriación.

Por lo tanto, esta segunda operación exige capacidades cognitivas importantes, porque
ya no sólo implica el almacenamiento en diferente grado de estimulación sino su
ordenamiento. En consecuencia, ejecutadas estas dos operaciones es posible
determinar la respuesta que es adecuada a la naturaleza del estimulo y proporcional a la
intensidad del estímulo, es decir, calibramos una respuesta.

1.3.3. Tercera Operación : Respuesta adecuada a la naturaleza del estímulo.

Aquí necesitamos optar o escoger, seleccionar una respuesta que sea adecuada a la
naturaleza del estímulo (primera operación) y que sea proporcional a la intensidad del
estímulo (segunda operación). Ambas se combinan.
Esta operación no puede realizarse si no se ha ejecutado la primera y la segunda
operaciones. Además, elegir una respuesta, significa tener varias posibilidades, varias
posibles respuestas.

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Ejemplo: Ante el frío yo me puedo abrigar, tomar algo caliente, friccionarme, acercarme
a la estufa, etc. y esto implica que, si el frío es muy intenso yo me pongo mucha ropa, o
si no es tan intenso me pongo menos ropa.

La tercera etapa es una genuina combinatoria de las dos primeras, lo que exige
disponer de un repertorio conductual para enfrentar un estímulo aprendido en la
experiencia. Por ejemplo, un médico tiene un repertorio conductual de su carrera, y así
para cada profesional. Después de estar tres etapas se prepara el envío de la orden o
comportamiento resultante.

1.3.4. Cuarta Operación: Envío de la orden por una eferente

Las etapas 1, 2, 3, 4, implican la traducción de información eléctrica, fisiológica,


bioquímica, que por vía eferente envía la información hacia los efectores, estructuras
constituidas por músculos y huesos que ejecutan una respuesta que de carácter
adaptativa para la recuperación del equilibrio u homeostasis perdida por los receptores.

¿Para que me abrigo?. Para que el receptor recupere la temperatura. Por eso es que la
respuesta es una respuesta adaptativa para recuperar la homeostasis (concepto
bioquímico que tiene que ver con regulación).

Lo que si es importante es que el concepto de adaptación es un concepto del organismo


perceptor, no del observador, de modo que la mayoría de nosotros como observadores,
lo que recibimos frecuentemente es un estímulo.

Por ejemplo: si nos dicen feo o fea, emitimos una respuesta proporcionada o
desproporcionada en función de la evaluación de dicha respuesta. Si es calificada como
buena o mala depende de la persona que lo esta experimentando. En este sentido,
puede suceder que la persona tenía el receptor muy irritado de antes, de modo que
bastaba un pequeño impulso para desencadenar la discusión. Para cualquier
observador, ajeno a esta situación, ello puede ser una respuesta desproporcionada, sin
embargo, desde la persona parece claramente como una respuesta adecuada dado el
desequilibrio homeostático experimentado.

Los psicólogos deben tener esto muy claro porque es evidente que la conducta, la
respuesta o la observación conductual que expresamos tiene una explicación tiene para
nosotros, por inexplicable que le parezca a otras personas.

De modo que este es un proceso bastante complicado que se ejecuta a una alta
velocidad, y por ello puede tener un gran riesgo de equivocación o error o de
inexactitudes, primero por la rapidez, segundo por la complejidad (de las cuatro
operaciones). Están involucradas estructuras, estructuras anatómicas, fisiológicas,
bioquímicas, psicológicas o físicas, de modo que es un proceso complejo; tercero, es
raro que una persona este percibiendo un solo estímulo, lo más probable es que este
percibiendo varios estímulos simultáneamente, haciendo funcionar los cinco receptores
distintos, captando información de cinco fuentes distintas y de diferente tonalidad e

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intensidades, de modo que hay múltiples fuentes procesando información en distintos


canales todos simultáneamente, de manera la probabilidad de confundirse es bastante
alta.

Por eso que los psicólogos definen la percepción como la interpretación de la realidad y
no el reflejo exacto de la realidad, la interpretación, por naturaleza es subjetiva.

1.3.5. Características de los Receptores:

Además de lo anterior los receptores tienen tres características a saber:

a. Todos los receptores son especializados, lo que implica que tienen diseños
anatómicos especialmente adaptados al tipo de estímulo. Por eso que el oído
tiene forma de embudo, para captar energía proveniente de estímulos sonoros.
El diseño del ojo, esta hecho para recibir señales lumínicas, etc. Esta es la
razón del por qué solo algunos estímulos irritan a los receptores, en cuyo caso,
aquello que no alcanzar esta condición de irritar, es debido a que no
corresponden al área de especialización del receptor.

Por ejemplo, si ustedes muestran una foto por la oreja, no va haber irritación del
receptor.

Por eso que la percepción no es el reflejo objetivo de la realidad, porque algún


receptor puede no recibir la energía proveniente de ese estímulo dado que no
corresponde a su área de especialización.

b. Todos los receptores tiene umbrales mínimos de excitación. Por ejemplo, en la


figura siguiente observamos que existen sonidos cuya intensidad de ondas son
tan pequeñas que simplemente pasan de largo o tan graves, que también pasan
de largo y los únicos que somos capaces de percibir, dada nuestra capacidad
auditiva, son ondas intermedias. En ella observamos una longitud de onda que sí
es capaz de ser percibida por el oído humano.

Es decir no todos los receptores se irritan, puesto que tal vez el estímulo no
alcance el umbral mínimo y máximo para ser percibido. Por esto decimos que la
percepción no refleja objetivamente la realidad.

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Ondas no
percibidas
Muy
grave

Muy
agudo

Umbral

Onda
percibida

A continuación se presenta un cuadro donde es posible apreciar los valores de


magnitud mínima del estímulo, que son necesarios para la detección de los
receptores humanos. Si la magnitud del estímulo es demasiado débil, no produce
una respuesta de detección, se dice que la magnitud del estímulo es subumbral o
sublimal; al contrario, los que superan el umbral, se denominan supraumbrales o
supraliminales.

Modalidad Umbral de detección


sensorial

Luz La flama de una vela vista a 48 kilómetros (30


millas) en una noche oscura y sin nubes.

Sonido El tictac de un reloj de pulso en condiciones de


silencio a siete metros (20 pies).

Gusto 5 ml. de azúcar en 7.6 litros de agua.

Olfato Una gota de perfume difundida en todo el

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volumen de un apartamento de tres


habitaciones.

Tacto El ala de una abeja que cae sobre su mejilla


desde una distancia de un centímetro.

c. Los receptores tienen capacidad de fatigarse y de dejar de responder


momentáneamente sin tener o sufrir daño morfológico o anatómico.

Por ejemplo, cuando vamos a la nieve sin lentes y quedamos temporalmente


incapacitados de distinguir lo que esta a nuestro alrededor.

Todo lo anterior resulta sencillo cuando estamos en presencia de estímulos físicos o


químicos, sin embargo el tema se complejo cuando hablamos de estímulos
socioculturales. En tal sentido la pregunta que surge es cuál es el grado de
especialización que nosotros tenemos para poder responder a estímulos
socioculturales. Cuándo una mirada es una mirada franca, una mirada amorosa, una
mirada simpática, una mirada indiferente, etc. Cuándo es sincera la sonrisa, cuándo
es una sonrisa de simpatía, de antipatía o fingida; cuándo un beso es de verdad;
cuándo es genuina la expresión de afecto. De modo que los estímulos sociales son
los más amplios de todos.

Ante la presencia de estímulos sociales emitimos respuestas derivadas de lo que


percibimos, no obstante es difícil afirmar que éstas sean objetivas y congruentes con
la “realidad” que observamos. Lo más probable es que exista una gran interpretación
subjetiva de esta realidad.

1.4. Relación de la percepción con otros procesos básicos.

1.4.1. Atención: Selectividad Perceptiva:

La percepción como proceso básico esta relacionado con otros procesos, como la
emoción, el lenguaje, el pensamiento, la motivación, el aprendizaje. Conforme a esto,
los Psicólogos Sociales descubrieron la “selectividad perceptiva”, donde queda de
manifiesto la imposibilidad de prestar atención a todos los estímulos que existen. El ser
humano es incapaz de percibir todos los estímulos que están presentes, de modo que lo
que hace la persona es discriminar entre los estímulos más relevantes y a no percibir
aquellos que son irrelevantes. Un ejemplo de ello los vemos en los “estilos” de
percepción femenina o masculina, donde las mujeres observan detalles que los
hombres habitualmente no distinguen, de modo que existen factores sociales que

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alteran la percepción, en cuyo caso, siguiendo esta referencia, las mujeres tendrían más
capacidad de observación que los hombres en algunos aspectos en los que ellas tienen
un mayor interés o estimulación. Esta característica es aprendida en un proceso de
socialización y garantiza claramente un comportamiento distinto entre hombres y
mujeres.

Esta selectividad perceptiva afortunadamente nos permite concentrar nuestra atención


en aquellos estímulos considerados como relevantes para procesar mejor la
información. Por lo tanto distinguimos dos manifestaciones de la selectividad
perceptiva:

 La defensa perceptiva.
 La acentuación perceptiva.

1.4.1.1. Defensa Perceptiva: “No hay peor sordo que el que no quiere oír”

La defensa perceptiva es una manifestación de la selectividad perceptiva, y consiste en


la incapacidad de percibir estímulos desagradables, molestos, incompatibles con
nuestros valores, nuestras actitudes, nuestras creencias, como prototipos de estímulos
sociales. De modo que, por ejemplo si usted es de un partido político de extrema
derecha, como la Unión Demócrata Independiente (UDI), le será difícil percibir virtudes
en un comunista y viceversa. Cuesta encontrarle virtudes a los enemigos, de eso se
trata la defensa perceptiva. Los psicólogos conscientes de este fenómeno deben
conocer cuáles son los prejuicios y preferencias que le “nublen la vista”, que lo hagan
más subjetivo.

La defensa es una variable dependiente de valores motivaciones e intereses personales


y ocurre cuando los niveles de reconocimiento tienden a ser más altos cuando el
estímulo es emotivo para un individuo. Ante este fenómeno la ciencia ha mantenido
diferentes posturas, generando variadas y fuertes controversias.

Es así como el ser humano tiene la capacidad de bloquear información consciente que
se opone a sus sistemas de valores; esta información parece ser capaz de evocar
sentimientos o deseos y llamar la atención sin que el sujeto sepa qué está sucediendo.

Citando un ejemplo extraído de los planteamientos de la Psicología Humanista, Carl


Rogers plantea que la defensa es muy similar a la descrita por Freud, exceptuando que
Rogers la engloba en un punto de vista perceptivo, de manera que incluso los recuerdos
y los impulsos son formas de percepción. Afortunadamente para nosotros, Rogers
define solo dos defensas: negación y distorsión perceptiva.

La negación significa algo muy parecido a lo que significa en la teoría freudiana:


bloqueas por completo la situación amenazante. Un ejemplo sería el de aquel que
nunca se presenta a un examen, o que no pregunta nunca las calificaciones, de manera
que no tenga que enfrentarse a las notas finales (al menos durante un tiempo). La

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negación de Rogers incluye también lo que Freud llamó represión: si mantenemos fuera
de nuestra conciencia un recuerdo o impulso (nos negamos a recibirlo), seremos
capaces de evitar la situación amenazante (otra vez, al menos por el momento).

La distorsión perceptiva es una manera de reinterpretar la situación de manera que


sea menos amenazante. Es muy parecida a la racionalización de Freud. Un estudiante
que está amenazado por las calificaciones y los exámenes puede, por ejemplo, culpar al
profesor de que enseña muy mal. (Aquí también intervendría la proyección como
defensa – según Freud- siempre y cuando el estudiante no se crea además capaz de
superar exámenes por inseguridad personal.) El hecho de que en efecto existan malos
profesores, hace que la distorsión sea más efectiva y nos pone en un aprieto para poder
convencer a este estudiante de que los problemas son suyos, no del profesor. También
podría darse una distorsión mucho más perceptiva como cuando uno “ve” la calificación
mejor de lo que realmente es.

1.4.1.2. Acentuación perceptiva: “Ver debajo del agua”

La explicación de esta manifestación la podemos obtener de la celotipia (personas


celosas). Estos individuos (hombres o mujeres), centran su atención en aspectos
particulares de su interés. Esta acentuación dependerá de los valores, de las
motivaciones humanas y de los intereses personales. Es por ello que se producen las
deformaciones profesionales y/o ideológicas.

Por ejemplo:

 Una persona feminista que anda viendo discriminación en todas partes.


 El carabinero que se molesta por que un sujeto detenido tiene la polera con la
bandera chilena, por el significado de respeto que para él reviste la bandera.

La acentuación perceptiva, así como la defensa perceptiva, muestran de qué manera


son fenómenos influidos por aspectos sociales como los valores, las actitudes. En tal
sentido, el hecho de ser católico, psicólogo, patriota, etc., influye en estos aspectos.
Todos tenemos defensas y acentuaciones que producen distorsiones en la
interpretación y en el procesamiento de la información.

1.4.2. Aprendizaje: Constancia Perceptiva.

Es la mejor demostración de cómo la percepción se relaciona con otros procesos


básicos como el Aprendizaje. La constancia perceptiva demuestra cómo la percepción
se relaciona con el aprendizaje, por cuanto es un fenómeno que consiste en que una
vez incorporado, aprendidos los códigos (verbal, auditivo, visual), éstos permanecen
inalterables y constantes aunque el estímulo varíe. Esta constancia perceptiva tiene las
siguientes manifestaciones:

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 Constancia de Tamaño
 Constancia de Forma
 Constancia de Color

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1.4.2.1. Constancia de tamaño:

Si tomamos un niño de cualquier raza y se le muestra un pájaro y se le pregunta de qué


porte es, la respuesta va a ser que es muy pequeño. Aquí hay una diferencia entre ver y
percibir, es decir, percibe con características diferentes porque el ya tiene el código
incorporado, el ya ha visto un pájaro y esa imagen se mantiene inalterada, aunque el
estímulo cambie de tamaño. Esa es la diferencia entre ver y percibir. Esto es
equivalente al etiquetamiento que se hace a las personas. Esto implica que estamos
ante un fenómeno muy importante puesto que significa la negación de las variaciones
de las características del estímulo. Por ejemplo, si el niño ve un avión, objetivamente es
percibido como pequeño, por la altura en que esta volando, sin embargo
subjetivamente, el niño lo esta percibiendo del tamaño que realmente tiene el avión.

¿De qué tamaño es la luna?

1.4.2.2. Constancia de la forma:

Al mismo niño lo llevan al aeropuerto y ve aviones, cuando en realidad no hay un avión


claramente visible en su forma. Puede decirse que el niño esta viendo algo que no
existe, sin embargo, el ya tiene almacenada la información, respecto a la cual su
percepción es distinta a su sensación. Esa es la diferencia entre sensación y
percepción. Por eso cuando alguien esta medio confuso dice “tengo la sensación
que ...”, manifestando duda al no tener claro el estímulo que enfrenta. Sin embargo,
cuando hay mayor claridad, se dice “yo tengo la percepción de ...”. Por tanto,
percepción es un cierto grado de procesamiento “racional” de información, en cambio
sensación es algo de los sentidos que no logramos interpretar.

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¿Usted esta viendo el mismo tipo de aves?

1.4.2.3. Constancia de color:

Por ejemplo: A un sujeto se le pone al frente una fruta, pero antes se le ponen unos
lentes con vidrio azul. Con ellos el individuo ve la fruta azul. Luego apagan la luz y le
ponen unos lentes verdes, con lo cual el sujeto ve la fruta verde. Luego apagaron la luz
y al prenderla sin tener puesto ningún tipo de lentes, el individuo puede observar de que
color es realmente la fruta (de color amarillo). Una vez hecho esto se le vuelven a poner
los lentes de distintos colores, de uno a la vez y el sujeto verá la fruta de su color
original. Esa es constancia de color, el hecho de haber aprendido el color real del objeto
ya se mantiene en nuestra mente independientemente del tipo de filtro visual. La clave
esta en que el individuo no conocía originalmente el color de la fruta, puesto que para el
era desconocida.

1.4.3. Pensamiento y Lenguaje

La percepción se relaciona directamente con el pensamiento y el lenguaje, según se


demuestra en al menos 3 líneas de investigación:

1.4.3.1. Relativismo Lingüístico (Benjamín Lee - Whorf & Edward Sapir)

La hipótesis Sapir-Whorf o del relativismo lingüístico parte del lingüista Wilhelm von
Humboldt (1767-1835), el cual ya afirmaba que el Lenguaje media entre nosotros y el
mundo, y que nosotros percibimos este último por medio de las categorías del primero.
Aun más, la cultura también está estructurada por el Lenguaje, lo cual hace al Lenguaje
el factor decisivo en lo que se refiere a las diferencias entre naciones (Acero et al.,
1989).

En la primera mitad de nuestro siglo, Sapir-Whorf popularizaron una teoría sobre el


lenguaje, que, en su versión dura o "determinismo lingüístico", afirmaba que nuestro
pensamiento está determinado por las categorías que nos proporciona la lengua que
hablamos y, en su versión blanda o "relativismo lingüístico", afirmaba que las diferencias
entre las distintas formas de pensar que tienen las personas se deben a las distintas
lenguas que hablan (Sapir, 1921; Whorf, 1956). Esta teoría atribuye al lenguaje poderes

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inmensos: nuestro pensamiento, nuestra percepción del mundo, nuestro saber sobre las
cosas..., todo depende del lenguaje. Como ejemplos, baste recordar las famosas teorías
del relativismo lingüístico sobre la percepción de objetos como el color o la nieve. Bajo
esta premisa se sostiene que las personas dividen el espectro de color por distintas
longitudes de onda según los nombres de colores que conocen y por consiguiente
percibirán más o menos colores dependiendo de que tengan más o menos palabras en
su vocabulario para designar colores del espectro. Un ejemplo de ello lo ofrece la
diferencia entre un sujeto esquimal y un individuo accidental para referirse al color de la
nieve, en cuyo caso podemos constatar que la lengua de los esquimales tiene muchos
más vocablos para referirse a la nieve que las lenguas occidentales y, como
consecuencia, los esquimales percibirían muchas más clases de nieve que un
occidental.

B. L. Whorf enfatizó el papel constitutivo y configurador del pensamiento que ejerce el


lenguaje. Whorf considera al lenguaje como una actividad reorganizadora y clasificante
que, al operar sobre la experiencia sensible, conduce irrevocablemente a una
determinada categorización y ordenación del mundo:

En realidad, el pensar es extremadamente misterioso, y la mayor luz que


hemos podido arrojar sobre esta actividad procede del estudio del
lenguaje. Este estudio muestra que las formas de los pensamientos de
una persona son controladas por inexorables leyes de modelos, de las que
ella es inconsciente. Estos modelos son las sistematizaciones,
imperceptiblemente intrincadas, de su propio lenguaje, como queda
suficientemente demostrado por una ingenua comparación y contraste con
otras lenguas, especialmente con aquéllas que pertenecean a una familia
lingüística diferente. Su pensamiento se lleva a cabo en una lengua, ya
sea ésta el inglés, sánscrito o chino. Y cada lengua es un vasto sistema de
modelos, unos diferentes de otros, en los que se hallan culturamente
ordenadas las formas y categorías mediante las que no sólo se comunica
la personalidad sino también se analiza la naturaleza, se nota o se
rechazan tipos de relación y fenómenos, se canalizan los razonamientos y
se construye la casa de la conciencia (Whorf, B. L., Lenguaje,
pensamiento y realidad, Barcelona, Barral, 1971, p. 183)

En consecuencia, para estos autores, el lenguaje tiene un papel concreto que cumplir
como constructo cultural que describe la realidad, de una forma precisa y única en cada
comunidad, transmitiendo a los hablantes los criterios y priorizaciones que contiene en
su estructura interna, y no otros.

No es necesario ser lingüista para ver que no es lo mismo hablar y pensar en español
que en francés; de hecho, Martinét afirma que “...no hay nada propiamente lingüístico
que no pueda diferir de una lengua a otra.” (Op. Cit., p. 31). La manera como una
comunidad idiomática resuelve sus problemas para referir, la manera como enfrenta
lingüísticamente el mundo que le corresponde vivir, se determina por el modelo que
supone su idioma, molde que avala cierta forma de pensar y de ver la realidad.

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Por o tanto, Benjamín Lee Whorf y Edward Sapir parten de estas ideas al proponer que
el lenguaje sería un determinante de la forma de entender la realidad. Diferentes
idiomas, como posibilidades de expresión, “autorizan” una organización de la realidad
que es particular. De esto precisamente habla Whorf en su libro Lenguaje, Pensamiento
y Realidad (1971) que “...las formas de los pensamientos de una persona son
controladas por inexorables leyes de modelos, de las que ella es inconsciente. Estos
modelos son las sistematizaciones, imperceptiblemente intrincadas, de su propio
lenguaje...” (Ibíd., p. 283)

El pensamiento del individuo, ya sea que esté enfrentando la realidad, resolviendo un


problema, o recorriendo su interior, se subordina, según esta teoría, al modelo de su
lengua materna. El lenguaje propio deviene un patrón que de forma inconsciente señala
un camino al hablante. Whorf dice respecto a la lengua que cada una es:

...un vasto sistema de modelos, unos diferentes de otros, en los que se hallan
culturalmente ordenadas las formas y categorías mediante lo que no sólo se
comunica la personalidad, sino también se analiza la naturaleza, se notan o se
rechazan tipos de relación y fenómenos, se canalizan los razonamientos y se
construye la casa de la conciencia. (Ibíd., p. 283).

Un ejemplo entregado por Whorf que ilustra muy bien parte de esta afirmación es el
siguiente:

Nosotros decimos «mira esa ola» de la misma forma que decimos «mira esa
casa». Pero sin la proyección del lenguaje nadie vería nunca una sola ola. Lo que
vemos es una superficie que se encuentra en un movimiento ondulatorio siempre
cambiante. Algunas lenguas no pueden decir «una ola»; y en este aspecto, se
encuentran más cerca de la realidad. (Ibíd., p. 294).

Hoy en día esta hipótesis está desacreditada. Los ejemplos en los que se basaron
Sapir y Whorf son irreales. Por ejemplo, ellos decían que los amerindios Zuni no tenían
vocablo diferente para el amarillo y el naranja y que eso tendría que condicionar su
modo de pensar. La verdad es que no tienen vocablo, pero diferencian perfectamente el
amarillo del naranja; lo que ocurre es que en su modo de vida la diferencia es
irrelevante.

Otro ejemplo puede ser el de los muchos verdes que distinguen (en el lenguaje) los
indios del Amazonas y los pocos que distinguimos nosotros. ¿Eso significa que no
veamos los diferentes verdes? Obviamente, no. Lo que significa es que en nuestro
modo de vida no es tan importante.

Una prueba del error de Sapir-Whof es que los traductores son capaces de verter lo que
se dice en una lengua en otra.

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1.4.3.2. Universales Lingüísticos ( Noam Chomsky )

Noam Chomsky es lingüista, pero en su teoría del lenguaje tienen cabida conceptos e
ideas de la psicología cognitiva. Para éste autor el lenguaje es una propiedad del código
genético de la especie y un estado de la mente–cerebro de los individuos. Por tanto,
tiene un carácter más genético que social. En esencia, Chomsky ha postulado el
carácter innato del lenguaje y la existencia de atributos lingüísticos al nivel de las
estructuras profundas.

Plantea una cuestión fundamental: el argumento de Platón: ¿cómo es posible que el ser
humano aprenda un sistema tan complejo (basado en las jerarquías), a partir de
estímulos tan pobres e incompletos?. Es decir, la persona que ha aprendido una lengua
es capaz de formular enunciados que nunca antes ha escuchado, porque conoce las
reglas según las cuales los enunciados deben formarse. Este conocimiento no es
adquirido mediante el hábito (sería imposible) sino que es una capacidad innata. Todo
ser humano que nace ya lleva consigo esta capacidad, que es la Gramática Universal,
reglas gramaticales que rigen a todas las lenguas por igual.

Esto hace suponer que todo idioma, toda expresión tiene que ser universal para que sea
un idioma único. Por eso que Chomsky y sus investigadores se dedican a estudiar los
universales lingüísticos que han aportado a la posibilidad de tener un idioma común
para todos los seres humanos - EL ESPERANTO.

1.4.3.3. Simbolismo Fonético (Wolfgang Köhler)

Supóngase que las palabras maluma y takete describen a las figuras siguientes. ¿A qué
figura se refiere cada una?.

El experimento de W. Köeler 1947, consistente en que a dos figuras cerradas similares a


las arriba señaladas se sugiere relacionarlas con las siguientes dos pseudopalabras:
maluma y takete. Lo sorprendente es que la mayor parte de los entrevistados, entre los
que había hablantes de lenguas muy diversas, asignaron la pseudopalabra maluma a la

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figura de las formas redondeadas, y la pseudopalabra takete a la figura de formas


angulares.

Esto demuestra la tendencia de los seres humanos a darle significado a los estímulos.
Para poder percibir un estímulo nosotros tenemos que decodificarlos y si no tenemos los
códigos con las imagines no sentimos muy incómodos. Por lo tanto, en función de los
que plantea la Gestalt, el individuo al no tolerar la incertidumbre se ve forzado a buscar
en la información almacenada en su aparato cerebral, aquel código lingüístico que, por
asociación fonética sea la más congruente para sus sentidos.

1.4.3.4. La Semiótica y el Triángulo de Ogden-Richards

Después de haber examinado algunos estudios vanguardistas sobre la percepción y la


evolución del significado, veremos de qué modo dos investigadores británicos, Ogden y
Richards, en un ensayo que se reimprime de manera constante desde 1923, titulado
reveladoramente The Meaning of Meaning (El significado del significado), intentaron
sistematizar el conocimiento y las estrategias de estudio del significado con una
perspectiva interdisciplinaria. Ogden tenía formación como lingüista, Richards como
crítico literario, y entre ambos mostraron una inclinación hacia la visión global, no
sectorial, de los problemas de la semántica, lo cual los llevó unas veces al enfoque
semántico y otras a la perspectiva psicológica.

El planteamiento fundamental, que como se verá después debe mucho a Peirce, define
los tres factores que desempeñan un papel en toda enunciación: procesos mentales,
símbolo (o signo, palabra, significante, etc.) y referente (u objeto, realidad dada, el
elemento externo al que uno se refiere). La cuestión esencial es la relación entre estas
tres entidades.

Entre pensamiento y símbolo hay una relación de simbolización; entre pensamiento y


objeto lo es de referencia; entre símbolo y objeto, según Ogden y Richards, no hay
relación directa (nótese que, de hecho, estos dos polos están unidos por una serie de
puntos y no por una línea en el esquema), sino sólo presunta. La relación signo-objeto
tiene como mediadora la mente subjetiva, idiomórfica, de la persona que codifica el
enunciado (escribe, habla) o lo descodifica (lee, escucha). Por lo tanto, es variable,
individual, inconstante e indirecta.

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El triángulo del significado

Empezaremos con una visión general de lo que los investigadores del significado han
interpretado como "significado" en distintos periodos históricos y según los diversos
puntos de vista personales y científicos. En el libro se examinan dieciséis definiciones.
Veremos las más importantes en una reelaboración que tiene por fin eliminar los
términos que podrían generar confusión y unificar las categorías afines.

1. El significado es mágico, es decir, aparece como algo intrínseca y mágicamente


unido a la palabra que lo expresa (la serie de puntos de la base del triángulo,
según esta perspectiva, sería una línea trazada con vigor y claridad, en tanto que
los dos lados oblicuos se omitirían). Es "la teoría mágica del nombre en cuanto
parte de la cosa, la teoría de una conexión intrínseca entre símbolos y
referencias. Esta herencia lleva en la práctica a la búsqueda del significado de las
palabras" Se trata, sin duda, de una superstición, de una conexión mística,
metafísica, aunque muy difundida en varios periodos históricos. El estudio
etimológico (intuitivo) se fundó sobre esta concepción de la forma mágica de la
palabra.

2. El significado está constituido por las palabras que describen la voz del
diccionario. Es la ilusión de los estudiantes de traducción en sus primeros años,
cuando acuden llenos de esperanza a la búsqueda de palabras en el diccionario
bilingüe. El compilador del diccionario ha interpretado la realidad a su manera,
con un intento de síntesis debido a la limitación de espacio (el designado para
cada entrada por el editor o el responsable del diccionario), y ha descrito en
pocas palabras un "significado" presunto y genérico. El defecto lógico más grave
de esta perspectiva radica en que las palabras que se utilizan para describir otras
palabras son, a su vez, descritas con palabras, con una concatenación de
definiciones que, en el mejor de los casos, sólo son coherentes dentro de sí
mismas (aunque muchas veces falta también esta coherencia de
autorreferencia). Las entradas de diccionario coinciden más o menos con el Buen
Uso. Según las definiciones que se ofrecen en la siguiente unidad, parece haber

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una notable diferencia intersubjetiva potencial en la interpretación de los signos,


dado que la interpretación depende en gran medida de los procesos mentales del
individuo. Existe, sin embargo, una convención, un Buen Uso (las mayúsculas,
significativas, son de Ogden y Richards e indican la naturaleza convencional,
social, consuetudinaria, del adjetivo "buen").

3. El significado es lo que uno quiere expresar, lo que intenta mediante un acto


lingüístico. Se basa en la ilusión de que el entendimiento del emisor coincide con
el del receptor. "El significado de cualquier frase es aquel que el hablante desea
que entienda quien escucha" . Es una definición muy vaga porque no explica lo
que uno quiere decir con "entender", que puede ser "referirse a", "reaccionar a",
"estar en relación con el referente ", "estar en relación con el emisor", "suponer a
lo que se refiere el emisor", " suponer lo que desea el emisor". Tratándose de la
voluntad, hay una ambigüedad de fondo respecto a la posible -probable -
diferencia de contexto psicológico entre emisor y receptor. "Dado el contexto
psicológico al que pertenece un signo, también la referencia producida en la
interpretación del signo es fija. Pero es posible que un mismo signo (o signos con
caracteres muy similares) pertenezca a contextos psicológicos distintos", en cuyo
caso la referencia "volitiva" no es comunicable.

4. El significado es el lugar de algo en un sistema: el significado de una palabra se


obtiene de la relación con su entorno, es decir, tomando en cuenta su contexto y
contexto.

5. El significado está constituido por las consecuencias prácticas o teóricas de una


palabra en nuestra experiencia futura: las primeras se refieren al pragmatismo,
las últimas a la lógica.

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2. LA PSICOLOGÍA SOCIAL COGNITIVA: LA COGNICIÓN SOCIAL Y LA TEORÍA DE


LAS REPRESENTACIONES SOCIALES

En una segunda etapa, luego de demostrada la existencia de importantes factores


sociales que alteran, modifican o influyen sobre la percepción, nace el concepto de
COGNICIÓN SOCIAL. Gracias a esto la psicología queda en condiciones de identificar
a la percepción como uno de los procesos a través de los cuales los seres humanos
conocemos la realidad. De allí el nombre de procesos cognitivos. En consecuencia en
esta segunda etapa denominada Cognición Social los psicólogos comienzan a estudiar
los fenómenos de la percepción interpersonal y la formación de impresiones es decir
tratar de identificar los mecanismos a través de los cuales conceptualizamos y nos
formamos impresiones de los demás.

La Psicología Social Cognitiva constituye, en verdad, un redescubrimiento del espíritu


social, modificándose el centro de interés que vuelve del estudio del comportamiento al
estudio de la conciencia, del estudio de lo externo a las experiencias mentales; el
hombre ya no es más, para esta concepción, una "caja negra" vacía que sólo da
respuestas, sino que aparece como un ser pensante, procesador de las informaciones
que provienen del exterior. Desde este enfoque se da importancia a las imágenes
mentales, al razonamiento y a la memoria activa: centrando el interés en el por qué y el
cómo del comportamiento, a la vez que se intenta comprender la relación entre el
exterior y los comportamientos (Moscovici, 1981). La psicología cognitiva pretende
mostrar que la conducta del individuo no está regulada directamente desde el exterior
por el medio físico o el medio social, sino que los estímulos externos están mediatizados
por la manera como el individuo organiza e interpreta los elementos de ese mundo
externo. La complejidad e inestabilidad de los comportamientos y de las situaciones que
caracterizan nuestro entorno social, hacen que el sujeto busque regularidades, aspectos
invariantes, previsiones acerca del comportamiento de los otros, en un intento de
ordenar, organizar y estabilizar ese entorno.

Dentro del modelo cognitivista de la Psicología Social, es posible distinguir dos


corrientes que se definen con una cierta claridad (Páez, 1992):

1. Una Psicología Social con enfoque psicológico e individual y,


2. La Psicología Social con enfoque sociológico, de tradición europea, que pone de
relieve el aspecto colectivo o social de los fenómenos psíquicos.

2.1. La Psicología Social con enfoque psicológico e individual: la cognición social

El análisis de los contenidos temáticos en los años recientes de la Psicología Social de


EEUU muestra un desarrollo hacia una psicología de los funcionamientos cognitivos
generales que explican los comportamientos sociales. Uno de los temas esenciales de
las décadas de los 60 y 70 ha sido la atribución y percepción social, es decir, los
procesos cognitivos de construcción de impresiones, como lo veremos en seguida en el
modelo de Secord y Backman, y de las relaciones de causalidad. En tanto que la

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década de los ochenta es, la de la cognición social - generalización de los dos campos
antes mencionados hacia el conocimiento del procesamiento de la información social -.

En los últimos tiempos, se ha centrado el interés en la investigación de las estructuras y


procesos mediante los cuales los sujetos conocen el mundo social. Por cognición social
se entiende el conocimiento de cualquier "objeto humano", bien sea individuo, sí mismo,
grupos, roles o instituciones. A partir del estudio de la percepción social, de la atribución
de causalidad y de la inferencia social, desarrolladas en la década de los cincuenta y
sesenta, se dio un fuerte impulso al estudio de la cognición social, área que engloba
diferentes corrientes teóricas y que analiza cómo los sujetos extraen y procesan
información de su medio social, estudiando procesos cognitivos tales como la atención,
percepción, codificación, almacenamiento y recuperación, así como las estructuras de la
representación y la memoria.

Retomando sobre todo las tradiciones constructivistas, el concepto de esquema y


algunos otros constructos similares van a centrarse en el procesamiento activo que el
sujeto realiza de la información social. Esta Psicología Social Cognitivista también va a
caracterizarse por el rechazo de las explicaciones motivacionales y afectivas, y por
poner al "pensamiento en el timón de mando". En un intento de simplificación, se podría
decir que el programa científico de este movimiento cognitivista se fundamenta en las
siguientes premisas:

1. El hombre es considerado elementalmente como un científico, o


metafóricamente, como un procesador de información, falible, y limitado.
2. Se basa en los modelos simples de procesamiento de la información, así como
en algunos modelos de organización del conocimiento.
3. Metodológicamente, la cognición social utiliza masivamente técnicas de
laboratorio inspiradas en la psicología cognitiva clásica, donde el enfrentamiento
de los sujetos con cintas de video, fotos, historias escritas, constituye la variable
independiente, mientras que los protocolos verbales de procesamiento de
estímulos, medidas de atención visual, etc. constituyen las variables
dependientes típicas.

La teoría de la cognición social se ocupa, esencialmente, del modo como funciona el


universo cognitivo del hombre de la calle, atribuyendo las diferencias que se plantean
con el pensamiento científico a "errores" en el proceso lógico de pensar. El hombre
vulgar pretende explicar el mundo que lo rodea, caracterizar la conducta de los demás,
hacer inferencias de su vida psicológica interior y oculta. Para ello elabora "teorías
implícitas" que se fundan en el conocimiento del sentido común originado en situaciones
de interacción en la vida cotidiana, en la observación del comportamiento del otro, en los
actos y situaciones más diversas. Luego, el sujeto se comporta con respecto a los
demás y a su entorno atendiendo a los modelos explicativos que proponen estas
"teorías implícitas".

Para la teoría de la cognición social, la realidad como fuente de conocimiento es neutra


y la falta de objetividad de ese conocimiento al que se arriba y que opera como factor
mediatizador de la conducta, depende de las formas "no lógicas" del pensar.

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La investigación encarada por esta corriente es esencialmente de laboratorio y se


interesa por analizar la lógica del proceso de pensamiento, privilegiando más los
mecanismos de ese proceso que el contenido al que está referido.

El enfoque que se propone - aunque de Psicología Social - plantea una concepción


esencialmente individual. La necesidad de poner "orden" en el entorno social, proviene
de un modelo psicológico de adaptación del organismo a su medio, que permite preverlo
y dominarlo. Atribuirle "errores" al modo como es procesada la información, proviene de
compararlo con un modelo estrictamente cognitivo que describe un proceso intelectual
muy general y supuestamente adaptado a la realidad. Lo social se reduce - en este
modelo - a la existencia de relaciones interpersonales, que se explican por el
funcionamiento psicológico de los individuos implicados en ellas. Tanto las relaciones
sociales como toda la dinámica de la estructura social, son explicadas por las leyes de
funcionamiento del universo cognitivo descubiertas por la psicología general.

2.2. La Psicología Social con enfoque sociológico: las representaciones sociales.

En este marco los psicólogos sociales definen el objeto de su disciplina de manera


amplia, en particular los de origen europeo (Tajfel, Turner, Doise, Moscovici), quienes
postulan las relaciones y las representaciones entre los grupos como objeto de estudio
de la disciplina. Esta corriente intenta la articulación entre lo social y lo individual a partir
de los procesos de interacción y de representación intra e intergrupos. Estos procesos
mediadores están concebidos como determinados por la sociedad en la cual nosotros
nos situamos, intentado explicitar las determinaciones sociales subyacentes en los
procesos inter-grupales, determinados por la estructura social, concebida como conjunto
de prácticas de los macro-grupos.

Esta corriente - que comienza a desarrollarse en Francia una vez finalizada la segunda
guerra mundial - se inscribe también en la línea de la Psicología Social Cognitiva; pero
se caracteriza, fundamentalmente, por el enfoque esencialmente sociológico con que se
presenta, contrastando con el enfoque presentado anteriormente, en el que se enfatiza
el aspecto psicológico o individual y en el que la dimensión social o "colectiva" ha
desaparecido.

Esta escuela reconoce como antecedentes la Psicología Social de Wundt - que centra
su estudio en los fenómenos mentales colectivos, tales como el lenguaje, los mitos y la
religión - y el interaccionismo simbólico de George Mead - discípulo de Wundt - quien
sostenía que la mente y el "yo", surgen como consecuencia de la interacción social en
una comunidad de "otros" que comparten un lenguaje y una cultura comunes. Por
último, aunque no por su importancia, la noción de representaciones colectivas de
Durkheim, a partir de la cual dicho autor pretendía establecer la especificidad del
pensamiento colectivo como uno de los medios por los cuales se afirma la primacía de
lo social sobre lo individual (Herzlich, 1975). Esta teoría se ocupa al igual que la
cognición social, del pensamiento vulgar y las epistemologías profanas, de la forma en
que los individuos o grupos de individuos llegan a conocer el mundo de la vida cotidiana.

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Las representaciones sociales constituyen una forma de conocimiento socialmente


elaborada, que se establece, a partir de la información que recibe el individuo, de sus
experiencias y modelos de pensamiento compartidos y transmitidos. A través de ellas,
se describen, simbolizan y categorizan los objetos del mundo social, atribuyéndoles un
sentido en el cual podrá inscribirse la acción. Las representaciones sociales, operan así,
condicionando la conducta: "actuamos en el mundo según creemos que es".

La idea de que existe una "realidad social" independiente de la psicología individual, que
permite dar cuenta de los fenómenos colectivos, aparece como predominante para los
teóricos de la representación social. Los hombres - interactuando - producen "juntos" un
ambiente social con la totalidad de sus formaciones socio-culturales y psicológicas
(Berger - Luckman, 1976) que se experimenta como existente por encima y más allá de
los individuos actuales; como si poseyera una realidad propia que se presenta al sujeto
como un hecho externo y coercitivo; con una existencia análoga a la del mundo natural
dado que este mundo existe como una realidad objetiva, el individuo, no puede
conocerla por introspección, debe "salir" a conocerlo.

El conocimiento que el hombre tiene del mundo real es un conocimiento pre-teórico, es


la suma total de lo que "todos saben" sobre un mundo social que, a la vez, provee las
reglas del comportamiento adecuado. A través del lenguaje y del aparato cognoscitivo,
basado en ese lenguaje, el hombre objetiviza el mundo, ese mundo que se le enfrenta
como una facticidad objetiva, ese mundo del sentido común que se da por supuesto y
que no se cuestiona es el mundo de las representaciones, que opera como factor
condicionante de nuestra conducta.

2.3. El concepto de representación social:

Se entiende por RS el producto y el proceso de construcción mental de lo real


(Moscovici-Hewstone,1986; Kâes,1968). Constituyen sistemas cognoscitivos con una
lógica y lenguaje propios. No son meramente opiniones, imágenes o actitudes, sino
teorías o "ramas del conocimiento" que descubren y organizan la realidad: cumpliendo a
la vez una doble función: a) establecer un orden que permita a los individuos orientarse
en un mundo material y social y dominarlo; b) posibilitar la comunicación entre los
miembros de una comunidad dándoles un código para el intercambio social y uno para
nombrar y clasificar los diferentes aspectos de su mundo, de su historia individual y
grupal ( Farr, 1982)

Del hecho de representar se desprenden cinco características : (Jodelet, 1986)


1. La representación se produce siempre en relación con un objeto: es un acto
de pensamiento por medio del cual se vincula con un objeto, es el representante
mental del objeto, acontecimiento, persona, idea, emparentándose, por esta razón,
con el símbolo.

2. Tiene un carácter de imagen y la propiedad de intercambiar lo sensible y la


idea, la percepción y el concepto. A través del proceso de representación lo abstracto

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se concretiza transformándose en una imagen estructurada, la idea se materializa y


cosifica. Aquí se emplea el término de imagen en el sentido de figura o conjunto
figurativo, conjunto de rasgos de carácter concreto.

3. Tiene un carácter constructivo : no es una simple reproducción, sino que el


acto de representar implica siempre una parte de construcción y reconstrucción:
cada uno de los elementos adquiere existencia real; de elementos del pensamiento
se transforman en elementos de la naturaleza, que además, se consideran
referentes del concepto. Son, por lo tanto, un factor constitutivo de la realidad social.

4. Tiene un carácter autónomo y creativo, ya que emplea elementos descriptivos


y simbólicos proporcionados por la comunidad que se imponen al sujeto. Las
representaciones se integran y superponen unas a otras, organizando su mapa
cognitivo; en este sentido son parte del universo individual, pero son autónomas a la
conciencia del individuo porque operan en situación de intercambio e interacción y
no aisladamente (Palmonari-Doise, 1987)

5. Implican, siempre, algo social: las imágenes o representaciones que el sujeto


tiene del mundo social no son imágenes individuales, sino compartidas por los
integrantes de un grupo. Las categorías que se emplean son categorías del lenguaje,
tomadas de un fondo cultural común. Lo social se introduce a través de la
comunicación entre los actores sociales, a través del marco de referencia
determinado culturalmente, a través de los códigos, valores e ideologías de las
posiciones sociales específicas, expresando la pertenencia social del sujeto.

En síntesis:

El desarrollo de la noción de representación social constituye para la Psicología Social


un intento sólido de integrar los niveles individual y social en el análisis de la conducta.
Dicha noción aparece, como un concepto clave en esta disciplina, no sólo por su intento
de articulación entre ambos niveles sino porque el mismo presenta una realidad y
especificidad propia no tomada de otras ciencias. Las representaciones sociales están
en la base de toda situación de interacción: cada vez que entramos en contacto con
objetos o personas se movilizan contenidos mentales, imágenes, ideas que codifican y
categorizan la situación atribuyéndole cierto significado.

La representación que el sujeto elabora de los objetos del mundo real no es de ninguna
manera, una representación individual. En su elaboración se usan términos
proporcionados por la comunidad: la información que proviene de lo real es percibida a
través de códigos, valores e ideologías que se asocian a posiciones sociales

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específicas. Por lo tanto, las representaciones son siempre representaciones sociales,


compartidas por aquéllos que ocupan posiciones sociales semejantes dentro de la
estructura social.

De este modo se reintroduce en el análisis de los fenómenos psicosociales la dimensión


social o colectiva. Lo social está necesariamente presente en toda situación: a través de
los sujetos que intervienen - no existen individuos puros, ajenos a pertenencias sociales
específicas -; a través del contexto en que se sitúan los individuos; a través de la
comunicación que se da entre ellos; a través del marco de referencia determinado
culturalmente.

El modelo enfatiza además, la relevancia de los factores cognitivos como mediadores de


la conducta. Para los teóricos de la representación, ésta constituye una forma de
conocimiento, el conocimiento del sentido común; nuestro mundo de todos los días es
un mundo de representación, un mundo construido en situaciones de interacción y con
sentido, en el que se enmarcan las conductas.

Este proceso de elaboración cognitiva y simbólica de la realidad - que resulta tributaria


de la posición que ocupa el sujeto - permite organizar la realidad, orientarse en el
mundo material y social y regular las acciones entre los distintos actores sociales. En
este sentido, constituye una innovación respecto a otros modelos ya que pone en
relación los elementos simbólicos con las conductas. Por lo tanto, su estudio - dado que
está a mitad de camino entre lo psicológico y lo individual - debe ser abordado como el
producto y el proceso de una elaboración psicológico y social de lo real.

Ya no son las leyes psicológicas y las reglas lógicas las que determinan la interpretación
de los comportamientos, sino las representaciones sociales las que constituyen los
datos que han de servir de punto de partida de la investigación.

Todo otro modelo - que haga abstracción de los modos de cultura que crean el lenguaje
- que no se interese por las relaciones que se establecen entre las personas tienen un
enfoque reduccionista que niega la esencia eminentemente social de los fenómenos
humanos.

2.4. La formación de impresiones

Los modelos de Secord & Backman y de Warr & Knapper, analizados en este apartado,
nos muestran de qué manera somos capaces de formarnos impresiones erróneas o
acertadas de los demás, a través del proceso de formación de impresiones. Por eso se
llama COGNICIÓN SOCIAL, vale decir, cómo conocemos el mundo social, los estímulos
sociales, que en este caso están constituidos por personas, con las cuales
interactuamos permanentemente. Esto implica no solo la percepción hacia y de las
otras personas, sino que las percepción de las instituciones sociales, es decir, cómo
percibimos al país, de qué manera percibimos la democracia, de qué manera percibimos
a nuestra institución (la Universidad), que percepción tenemos de la profesión a la cual
pertenecemos, cuál es la percepción que tenemos de nuestro nivel socioeconómico o

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estrato social, cuál es la percepción de nuestros compatriotas, de que manera nos


sentimos chilenos, latinoamericanos, santiaguinos, del sur, del norte, qué relación
tenemos con ese tipo de entidades, cómo percibimos a nuestra familia (como una
familia estable, como una familia equilibrada o inestable, como una familia en la cuál nos
sentimos orgullosos o con algún grado de rechazo o de antipatía). Todo ello
naturalmente dependerá de cómo percibimos y en función de ello, cómo va a ser
nuestra relación con ella. Si trabajamos en una institución respecto de la cual tenemos
una percepción de gran estabilidad, de gran progreso o de gran prestigio, cuál va a ser
nuestra conducta; tal vez sea la de mantenerme en esa institución y de vincularla a mi
proyecto de vida. Por el contrario, si tenemos una percepción distinta, si trabamos en
una institución de la cual tenemos conocimiento que va a quebrar, dentro de uno o dos
años, o que esta a punto de quebrar, absolutamente desprestigiada de muy mala fama,
lo que hacemos, probablemente, es tratar de buscar trabajo en otra parte.

De tal manera que en esta segunda parte, ya no sólo se esta estudiando de que manera
hay factores sociales que inciden sobre la percepción, sino que también, el efecto de la
percepción en la actividad de conocer el mundo, conocer la realidad a la cual
pertenecemos (familias, profesión, nivel socioeconómico, religión, instituciones políticas,
el género al que se pertenece, la nacionalidad, el país, el sistema político, etc.).

2.4.1. Modelo de Secord y Backman: proceso de formación de impresiones

Este modelo es el más sencillo y viene a explicar y demostrar las causas y efectos de la
interacción.

MODELO DE SECORD Y BACKMAN

VARIABLES DE LA VARIABLES DEL


PERSONA PERCEPTOR IMPRESIONES
ESTIMULO REACCIONES
EVALUACIÓN DE AFECTIVAS
ASPECTO FÍSICO CARACERÍSTICAS
OBSERVADAS
REACCIONES
COMPORTAMIENTO TEORÍA IMPLÍCITA ATRIBUCIONALES Y
MOTOR EXPRESIVO DE LA EXPECTATIVAS
PERSONALIDAD

VALOR DE REACCIONES
REFORZAMIENTO DE COMPORTAMENTALES
LA PERSONA -
ESTÍMULO

AUTOCONCEPTO

2.4.1.1. Variables de la persona estímulo.

29
CATEDRA: PSICOLOGÍA SOCIAL Ps. Víctor Cabrera Vistoso

La persona estímulo que es a quien observamos, no controla al menos dos aspectos:

 Aspecto físico.
 Comportamiento motor expresivo.

Ambos estímulos están controlados por el sistema nervioso autónomo o


neurovegetativo. De modo que la expresión no verbal del sujeto no necesariamente
puede ser controlada para entregar una imagen distinta a su sensación interna. Es por
ello que al momento de percibir a una persona, cada perceptor obtendrá una imagen o
interpretación muy distinta, en cuyo caso la producción de la impresión que nos causa
una determinada persona, dependerá de cómo el observador procese la información
recibida.

Son innumerables los aspectos asociados a la apariencia física y la expresión no verbal


de los sujetos donde figuran características como el tipo de mirada, la evasión de la
mirada, la intensidad en el tono de voz, la gesticulación de las manos el rostro etc. No
obstante pueden haber entre las personas algunos acuerdos previos de buena relación
congruentes con nuestra cultura.

2.4.1.2. Variables del perceptor.

El sujeto que esta en posición de percibir a un determinado interlocutor, como producto


de una determinada contingencia social, voluntaria o involuntaria emite una cantidad de
juicios de valor que intentan “rotular” a la persona observada. Para ello somete a un
cuidadoso escrutinio LAS CARACTERÍSTICAS TANTO FÍSICAS COMO DE
EXPRESIÓN NO VERBAL del sujeto percibido confrontándolas con su propio registro
nemico, es decir el cúmulo de información que el sujeto perceptor tiene en su mente
fruto de su experiencia y aprendizaje social. Con ello discriminará a un sujeto alto de
uno bajo, gordo o delgado, histriónico o sereno u otras características observables.

Es interesante observar, no obstante que los seres humanos poseemos la capacidad de


asignar al sujeto observado ciertos rasgos de personalidad sin ser necesariamente
psicólogo. A ello se refiere “LA TEORÍA IMPLÍCITA DE LA PERSONALIDAD”, ante lo
cual diremos de un sujeto, conforme a la evaluación de sus características que es
introvertido o extrovertido, neurótico, histérico, obsesivo y otro calificativo relacionado.
Esto sin duda alguna es producto del conjunto de atributos que hemos conocido y
aprendido en nuestro proceso de socialización, es decir hemos incorporado un conjunto
de estereotipos tales como; estereotipos de hombre, de mujer, de estudiante de
psicología, de estudiante de derecho, de un militar, de un religioso, etc. También
contamos con estereotipos derivados de nuestros propios prejuicios, en cuyo caso
diremos por ejemplo, que los alemanes son buenos, limpios y ordenados o,
alternativamente, que son crueles y racistas. En consecuencia el rol de la teoría
implícita de la personalidad esta referida en la influencia directa de la confirmación o
negación de los prejuicios.

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CATEDRA: PSICOLOGÍA SOCIAL Ps. Víctor Cabrera Vistoso

Todo lo anteriormente señalado queda refrendado en el VALOR DEL


REFORZAMIENTO QUE LA PERSONA – ESTÍMULO tiene para nosotros. Podemos
encontrarnos con un tipo de reforzamiento externo directo, es decir premios o castigos
derivados de la posible relación, un reforzamiento vicario social como es el caso de las
felicitaciones o bien de un autoreforzamiento. En síntesis esto consiste en qué tan
importante es una persona para nosotros de modo tal que nos estimule a emitir una
respuesta.

Otra variable importante en este ítem se refiere al “AUTOCONCEPTO”: la información


proveniente del exterior, se procesará dependiendo de nuestro propio concepto
transformándose ello en una habilidad para juzgar a la gente. Ello dependerá del grado
de confianza del perceptor al juzgar bajo nuestro propio marco de referencia. Hay
personas que tienen un alto auto concepto y suelen decir “...yo, al mirar una persona
nunca me equivoco”. Esta persona suele ser inflexible y con poca capacidad para
reconocer errores. Como producto de estas reacciones subjetivas reaccionamos ante
esta persona, atribuyéndole ciertos rasgos de personalidad.

El último ítem de este modelo lo constituye finalmente la formación de impresiones, en


tal sentido experimentaremos reacciones afectivas al momento de sentir simpatía o
antipatía por un sujeto, tendremos “REACCIONES ATRIBUCIONALES”, es decir si
pensamos que un sujeto tiene “cara de inteligente” esperaremos que se comporte de
manera inteligente. De modo que todo lo anterior en su conjunto nos lleva finalmente a
expresar ciertos comportamientos, tales como recomendar o no a una persona para un
cargo, invitarlo o no a nuestra casa, etc.

Lo anterior nos confirma lo precario de nuestros argumentos para calificar a una


persona y emitir un juicio objetivo de sus características y de lo que es en realidad y nos
demuestra además lo fácil que es desarrollar estereotipas y prejuicios respecto a los
sujetos, por lo tanto un profesional de la ciencias sociales que tiene por responsabilidad
atender a personas debe objetivar la primera impresión (aspecto físico y
comportamiento no verbal), haciendo uso de entrevista, aplicación de test y observación
de otros profesionales.

***
El modelo de Socord y Backman de formación de impresiones es bastante simple y
menos real, puesto que es una simplificación de lo que ocurre en la realidad. De modo
que, lo que pretende explicar es que la información proveniente de la persona estímulo
tiene dos elementos, la apariencia física y el comportamiento motor expresivo que no se
pueden ocultar. De modo que nuestra apariencia física y nuestro comportamiento motor
expresivo no lo podemos ocultar, es información que proporcionamos al resto de las
personas querámoslo o no. Esta información es procesada por un conjunto de variables
del receptor (que son los observadores), compuesta por la evaluación de las
características observadas (si el físico nos gusta o no de las personas, si los gestos que
hace nos parecen agradables o desagradables); luego esta la teoría implícita de la
personalidad donde se presentan los estereotipos aprendidos, el valor de reforzamiento
de las acciones de la persona estímulo y el auto-concepto, que en conjunto procesan la
información de entrada y producen la impresión resultante compuesta de reacciones

31
CATEDRA: PSICOLOGÍA SOCIAL Ps. Víctor Cabrera Vistoso

afectivas, atribucionales, de expectativas y las reacciones conductuales, es decir, que


como resultado de este proceso invitamos o no a una persona, la recomendamos o no,
la seleccionamos o no, la declaramos enferma, la declaramos sana, tal como lo vemos
en el trabajo de Rosenham sobre los pseudo pacientes, en los cuales, al otorgarle
etiquetas a las personas, éstas caen bien, caen mal, son aceptados o son rechazados,
son discriminadas, etc. Este esquema de Secord y Backman, pese a ser simple, nos
permite explicar un fenómeno sumamente complejo. En este modelo y dadas las etapas
que presenta, ellas no ocurren de la misma forma en la realidad, de hecho ésta
secuencia se da en forma bastante desordenada e incluso el proceso se da mediante
una secuencia contraria.

Es por este motivo que Peter Warr y Christopher Knapper, producen otro esquema que
es exactamente del mismo sentido y pretende esquematizar el mismo fenómeno
psicosocial. Partiendo de la premisa del funcionamiento de un computador, identifica
una información de entrada (un input), la información que alimenta el cerebro y que nos
proporciona información para ser procesada y analizada. Aplicando estos principios,
éstos psicólogos señalan que es necesario analizar una serie de información de entrada
sobre la persona presente (cómo tiene la cara, el color de los ojos, cómo anda vestida,
etc.). También hacemos preguntas para incorporar otra información como gustos,
preferencias, tendencias, defectos, lo que incorporamos a la información del contexto
físico, cultural y sociocultural, es decir, dónde se esta percibiendo a la persona (en la
oficina, en la consulta médica, en la universidad, etc.), en qué condiciones se encuentra
el país donde vive la persona que es objeto de la percepción. Por ejemplo los
extranjeros que nos perciben a nosotros. Ellos lo hacen con su propio marco de
referencia sociocultural. Tenemos en estos casos, el tipo de atmósfera que se vive en
ese país en ese momento, de qué cosas se puede hablar y de qué cosas no se puede
hablar, hay miedo o hay temor, etc. Esta información de contexto es muy importante.

32
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2.4.2. Proceso de formación de impresiones: Modelo de Peter Warr y Christopher


Knapper

MODELO DE WARR Y KNAPPER

RETROALIMENTACIÓN

INFORMACIÓN INFORMACIÓN INFORMACIÓN


PERSONA INTERACCIÓN DE INTERACCIÓN ALMACENADA INPUT
PRESENTE CONTEXTO

I I
N N
T T
E E
R R
A SELECTOR DE ENTRADA A
C C
R
C C
E I I
T Ó Ó
R N N
O
A
L PROGRAMA
I INTERACCIÓN PRESUPUESTO
M CARACTERÍSTICAS CARACTERÍSTICAS
E
ESTABLES MOMENTANEAS
N
T PERCEPTOR PERCEPTOR
A
C I I
I N N
O
N
T T
E E
R R
A CENTRO DE PROCESAMIENTO A
C C
C C
I I
Ó Ó
N N

OUT PUT

REACCIÓN REACCIONES REACCIONES


AFECTIVA ATRIBUTIVAS CONDUCTIVAS
INTERACCIÓN INTERACCIÓN

RETROALIMENTACIÓN

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CATEDRA: PSICOLOGÍA SOCIAL Ps. Víctor Cabrera Vistoso

Este esquema refleja de mejor manera el esquema de Scord & Backman.

VALOR DE LA PERSONA IMPRESIÓN


RESULTANTE

PERSONA
ESTÍMULO

1ª Etapa 2ª Etapa 3ª Etapa

Se espera, en consecuencia que la persona reaccione con respuestas afectivas, (ej. la


persona me pareció simpática, la encontré agradable, o me pareció antipática, o me fue
indiferente, no produce grandes descargas de adrenalina)-

Las atribuciones es asignarle cualidades a las personas que observamos, en cuyo caso,
nos puede parecer que la persona es inteligente, tímida, segura, motivada, etc. Estas
atribuciones tienen un pretexto muy importante porque las atribuciones generan
inmediatamente expectativas que podrían llamarse reacciones atribucionales. Cuando
yo a alguien le encuentro cara de inteligente ya establezco una cierta expectativa de
comportamiento, cuando atribuyo a alguien una cara de simpático, yo espero que se
comporte simpáticamente o al revés.

De manera que la impresión resultante implica respuestas atribucionales de


expectativas, de condenas o de justificación. De modo que, si una persona que postula
a la carrera Psicología, nos es simpática o agradable y la noto nerviosa, angustiada,
dado que me simpatizo yo la justifico y diré: “pobrecita, yo la entiendo, para ella es muy
importante”. Si la persona no me simpatiza y la veo nerviosa, diré, “como no es capaz
de controlar su estado de animo”. En el primer caso la justifico y la recomiendo, en el
segundo caso la condeno y le digo “psicología no puede estudiar, no es capaz de
controlar su estado de animo”. Y finalmente vienen las reacciones conductuales, si la
persona es rechazada o es aceptada, es recomendada para el trabajo o no es
seleccionada, es seleccionada como ayudante o es rechazada, se le da la beca o no se
le da, se le quita la casa o no, se concede un préstamo o no, se declara culpable o
inocente, se le dice que si o que no.

Cuando se produce el proceso en forma ordenada y sistemática, situación que ocurre


pocas veces, estaremos en presencia de un proceso realizado por un técnico, por un
científico, por un señor que sabe esto, y que lo esta intentando hacer muy seriamente
desde el punto de vista técnico, con una gran responsabilidad profesional, personal con
elementos éticos de por medio, es decir, así deberían funcionar los psicólogos cuando
están trabajando.

Entonces, puede darse el efecto del halo cuando la información adquiere algunas
características, dado que nos dejamos guiar por la primera impresión. Naturalmente
también es muy difícil no dejarse llevar por la primera impresión, cuando observamos

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CATEDRA: PSICOLOGÍA SOCIAL Ps. Víctor Cabrera Vistoso

características inusuales o extrañas en una persona. De manera que si sabemos que


frente a esas personas nos ocurren ciertas sensaciones y podemos comportarnos de
cierta forma, entenderemos los riesgos de guiarse por la primera impresión. Lo mismo
ocurre con la información de contexto. Lo mas probable es que en los contextos
informales sea mas comprensible que nos dejemos llevar por la primera impresión, si
estamos conociendo a la persona en una fiesta, en una reunión social, en el metro,
pasillo de escuela, probablemente la tendencia natural de casi todos nosotros es
dejarnos llevar por la primera impresión. El halo significa el aura, lo que irradia la
persona, la energía y confrontado a la información almacenada por el observador, va a
producir en algunos casos un efecto determinado, dependiendo de la presencia, de los
prejuicios de tipos muy marcados. En tal sentido, decimos: “las personas que no miran
a los ojos son personas en las cuales no se debe confiar” o al revés las personas que
miran mucho a los ojos son muy confiables.

“Nosotros hemos entrevistado personas que nos han dicho que es imposible que les
caiga bien un hombre que use zapatos blancos, me cargan los que usan colitas, cuando
uno tiene prejuicios estereotipos muy fuertes posee esas características que generan
mucha simpatía o mucha antipatía”
Villegas, 1998

Por lo tanto, los psicólogos, para evitar estas subjetividades, agregamos a toda esta
información las pruebas de personalidad, u otros test, para recoger información que nos
ayude a ser menos subjetivos, hacemos preguntas, entrevistas, guías de entrevistas, en
ocasiones grabamos las entrevistas, idealmente en video para poder chequear si la
información que yo procese estaba en lo correcto o no. En tal sentido, es obvio que, si le
preguntamos a un postulante por qué tiene interés de estudiar Psicología sería inusual
que persona señalara, “mire quiero ganar plata” “quiero ser Psicólogo para cobrar
mucho dinero”, como que eso no se dice no es bien visto cuando hacemos esa
pregunta, podemos prever la respuesta, “quiero ayudar a la gente”; claro, si eso esta
bien, es rara la persona que dice “yo quiero ser Psicólogo para conocer la intimidad de
los demás soy voyerista me encanta enterarme de la vida privada de los demás”.

En general, a través de esa pregunta intentamos conocer el interés respecto a las


motivaciones y a través del lenguaje, si la persona es capaz de describir claramente lo
que ella quiere, podemos contar con un dato más preciso, en función de cómo expresa
sus deseos y aspiraciones. Al contrario, si la persona lo único que dice es que le
interesa la gente, y no argumenta, ello es suficiente para desconfiar. Pero si la persona
señala que quiere comprender y conocer las vivencias de otras personas, compartir con
ellos, ayudarlos a crecer, etc, nos da cuenta de que existe un interés concreto y
genuino.

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2.4.3. El Efecto Pigmaleón de Robert Rosenthal y Leonore Jacobson (experimento


de 1968)

El efecto pigmalión, llamado así en honor al mito de Pigmalión, es el proceso mediante


el cual las creencias y expectativas de un grupo respecto a alguien afectan su conducta
a tal punto que se provoca en el grupo la confirmación de sus expectativas.

En todos los grupos sociales, la tradición cultural asigna normas de comportamiento a


las que se espera que se amolden sus miembros. Generalmente implícitas, estas
normas imponen códigos de conducta que no es fácil rehuir, por ejemplo, el que una
mujer deba tener gestos delicados o que si la familia de una persona es adinerada,
entonces esa persona debe vivir en una casa lujosa.

Lo que empieza como una imitación por parte de los hijos de lo que hacen sus padres
se convierte en su propio modo de ser. Esto quiere decir que las personas adquieren un
rol a partir de los demás , y acaban creyéndolo propio. Se puede decir entonces, que
somos lo que los demás esperan que seamos.

A fines de la década de los sesenta, un profesor de psicología llamado Robert Rosenthal


realizó el siguiente experimento: reunió a los maestros de una escuela y les mostró un
test realizado entre los estudiantes que indicaba que algunos eran más "brillantes" que
otros. "De estos alumnos pueden esperar grandes resultados", les aseguró. En realidad
–y respondiendo a los objetivos del experimento- ese test fue simulado por Rosenthal
para inducir a los maestros a pensar que determinados alumnos tenían más potencial
que el resto. Sin embargo, al cabo de ocho meses, esos alumnos efectivamente
obtuvieron mejores calificaciones que el promedio de la clase.

Como los maestros creían en los alumnos supuestamente "brillantes", les brindaron más
atención, más apoyo, más tiempo y más retroalimentación. Esta abundancia de
condiciones, se tradujo en un mejor aprendizaje y -luego- en mejores calificaciones.
Aquellos niños no se destacaron por ser inteligentes, sino porque sus maestros creyeron
que lo eran.

A través de su experimento, Rosenthal descubrió que las expectativas de los


maestros se reflejaban en el desempeño de los alumnos. Su conclusión fue la
siguiente: cuanto más altas sean las expectativas que tiene una persona respecto a
otra, más probable será que ésta última logre resultados positivos. Este descubrimiento
puso en evidencia un fenómeno que se conoce con el nombre de "Efecto Pigmalión".

Según la mitología clásica, Pigmalión fue un rey de Chipre, apasionado por la escultura.
Durante mucho tiempo, trabajó con tanta dedicación una figura de marfil con forma de
mujer que -según él- no existía ninguna mujer viva tan bella y perfecta como la que él
modelaba con sus manos. Todos los días trabajaba para darle toques de perfección a su
escultura y todas las noches suspiraba para que fuese de carne y hueso. Tan
enamorado estaba Pigmalión de su escultura, que hubiese dado todo lo que tenía para

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CATEDRA: PSICOLOGÍA SOCIAL Ps. Víctor Cabrera Vistoso

que cobrara vida. Un día, los dioses se compadecieron de Pigmalión y dieron vida a su
creación, convirtiéndola en la hermosa mujer que el rey creía que era.

La lección de este mito es que si creemos que alguien es de determinada manera,


puede convertirse en aquello que creemos que es. El Efecto Pigmalión no ocurre
únicamente en las escuelas, sino también en las organizaciones. Cualquiera puede
experimentarlo en el trabajo: si su jefe espera lo mejor de usted y se lo hace saber, es
muy probable que usted exhiba un alto desempeño. Pero si tiene un jefe que no confía
en su capacidad y que tiene bajas expectativas respecto a su rendimiento, es muy
probable que -más tarde, o más temprano- usted cometa un error, u obtenga resultados
negativos.

Además de verificarse en las escuelas y en las organizaciones, el Efecto Pigmalión se


comprueba en las familias. Como es natural, un padre tiene expectativas frente a sus
hijos que -consciente o inconscientemente- comunica. Éstas condicionan las
expectativas que tienen los hijos sobre sí mismos, quienes terminan comportándose de
acuerdo a aquello que sus padres esperaban de ellos. Es decir, las expectativas de los
padres influyen en cómo serán sus hijos.

El Psicólogo Social Julio F. Villegas (1998), relata así la secuencia del experimento
realizado por Rosethal y Jacobson : A un grupo de profesores de una escuela
norteamericana con más de 8 años de experiencia se les pidió dos tareas.

A) A cada uno de los maestros y maestras se les entregó un conjunto de carpetas.


Las carpetas contenían, el récord académico de cada uno de sus alumnos, es
decir, toda la historia de notas de primero a octavo básico, así mismo, otras
carpetas proporcionaban los antecedentes socioeconómicos, la educación de los
padres, los ingresos, religión, es decir, todos los datos que tiene el colegio
respecto a los padres. Finalmente, se les entregaba una carpeta donde se
incluían los exámenes realizados durante toda la vida estudiantil de cada uno de
los estudiantes, efectuados por los sicólogos del colegio (prueba de inteligencia,
de personalidad, intereses educacionales, etc.). Presentados los maestros y
maestras, los psicólogos Rosenthal y Jacobson les dijeron: “queremos que nos
ayuden..., vamos a hacer una investigación, para lo cual les solicitamos, realicen
la siguiente tarea para nosotros, quisiéramos por favor que en un papelito nos
pusieran los nombres de los cinco estudiantes de sus respectivos cursos que son
los mas inteligentes y al mismo tiempo queremos que nos hagan otra listita
donde hagan exactamente lo mismo donde pongan los nombres de los alumnos
que sean menos inteligentes”. Las maestras y los maestros hacen sus tareas y
para los psicólogos no pasa desapercibido un hecho muy importante; primero
maestros y maestras realizan sus trabajos de manera muy rápida, muy eficiente y
muy eficaz, se demoran muy poco, hacen su lista y terminan la tarea. Segundo
no consultan las carpetas.

Al respecto los psicólogos les comunican esto a los profesores, “nos ha llamado la
atención estas dos cosas, primero lo rápido y bien que hicieron la tarea y segundo el

37
CATEDRA: PSICOLOGÍA SOCIAL Ps. Víctor Cabrera Vistoso

hecho de que claramente no consultaron los datos objetivos que tenían”. La respuesta
fue muy clara, las maestras y los maestros dijeron que la tarea era muy simple, no les
debería llamar la atención, se rieron un poco de los psicólogos, señalando su extrañeza
de que, siendo psicólogos no sepan de esto. Según ellos esto era muy simple,
señalando los siguiente: “...nosotros llevamos ocho años con los estudiantes, y por
tanto los conocemos muy bien y ustedes comprenderán que con la experiencia que
tenemos como maestros ya sabemos quien tiene cara de inteligente, quien es
inteligente, cuesta poco saber quien tiene cara de inteligente o cara de tonto”.

B) Los psicólogos tomaron nota de estas respuestas y les pidieron que hicieran una
segunda tarea, pero que ahora lo que tenían que hacer era poner en la lista a las
personas que eran de nivel socioeconómico alto, y en la otra lista las personas
que eran del nivel socioeconómico bajo, produciéndose otra vez la misma
situación, las maestras que tienen las carpetas con los datos y documentos de
los alumnos no la usan y hacen su trabajo rapidito y muy eficientemente, y
completan su tarea.

Terminada esta tarea, los psicólogos les manifiestan a los maestros su curiosidad por la
rapidez con que hicieron la tarea y sin ninguna dificultad. Una maestra responde a esta
segunda observación; “...que raro que ustedes como psicólogos no sepan distinguir a la
gente, cuando es tan fácil, es cuestión de mirarle la ropa, si la ropa es cara o es barata”
(en los estados unidos es muy importante lo físico, el tipo de piel, el color del cabello, el
equipo de gimnasia, si la zapatilla son Adidas, Diadora o Bata, si el buzo es térmico o de
mezclilla, los útiles escolares si son de calidad cara o son de las ofertas), a la maestra le
da inmediatamente la información de quien es del estrato alto y quien del estrato bajo.
En consecuencia, lo que vemos aquí son explicaciones basadas en estereotipos, la
gente inteligente tiene mirada inteligente, la gente inteligente hace preguntas
inteligentes.

Con esta información Rosenthal y sus colegas recogieron toda la información y


correlacionaron ambos datos: la atribución de inteligencia y la atribución del nivel
socioeconómico y curiosamente al hacer esta correlación, a la atribución de la
inteligencia con rasgos de la personalidad versus atribución de una característica
demográfica como es el nivel socioeconómico, se encontraron con un dato
extraordinariamente importante por cuanto la correlación era muy alta, los alumnos que
las profesoras calificaron como estrato socioeconómico alto eran los mas inteligentes y
los calificados en el estrato socioeconómico bajo eran los menos inteligentes, con esos
datos mas importantes se chequeo y se correlaciono con el rendimiento académico
objetivo, encontrándose efectivamente una gran relación, en el sentido de que las
personas calificadas como inteligente y de nivel socioeconómico alto tienen un
rendimiento notablemente superior a aquellas calificadas como poco inteligente de nivel
socioeconómico bajo. Las personas del primer grupo calificadas como inteligentes
bordean el 6,5, las personas de nivel socioeconómico bajo son de 4.0 durante ocho
años, en cuyo caso estamos en presencia de una correlación sumamente significativa e
importante.

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CATEDRA: PSICOLOGÍA SOCIAL Ps. Víctor Cabrera Vistoso

La explicación esgrimida por maestros y maestras ante este suceso es muy simple: una
persona que vive en el estrato socioeconómico alto, que tiene todas sus necesidades
cubiertas, no hay duda que crece en un hogar donde hay libros, enciclopedias, revistas,
bibliotecas, donde las conversaciones a la hora del desayuno, almuerzo, cena, en la
familia intima, la familia primaria como grupo de socialización, son conversaciones muy
importantes, hablan de la ultima exposición a la que fueron, comentan sobre los
políticos, la cultura, la ciencia. De modo que el niño crece en un ambiente muy
enriquecedor, además hay dinero para comprarle computador, juguetes didácticos,
donde el niño desde pequeño esta adquiriendo una gran experiencia en todo lo que son
habilidades cognitivas o intelectuales, razón por la cual este niño naturalmente llega a
competir en muy buenas condiciones, habla bien el lenguaje, maneja bien la escritura,
cuando van personas a la casa y son del mismo circulo, artistas, gerentes, políticos,
intelectuales, entonces son conversaciones que los niños desde pequeños escuchan.
Una persona que ha crecido en este ambiente no cabe la menor duda que le va a ir
bien. Al contrario, las personas que crecen en un nivel socioeconómico bajo, difícilmente
poseen dinero para comprar libros o revistas, las conversaciones normalmente giran en
torno a la dificultad económica de la pareja o matrimonio, naturalmente cuando la gente
va a comer a la casa, los amigos son del mismo nivel, no hay dinero suficiente para
comprar un computadora, juguetes didácticos, entonces el niño crece en condiciones de
mucho desnivel, de modo que este niño al momento de competir tiene habilidades
verbales distintas, no sabe escribir, no sabe expresarse bien, etc.

Lo que llama la atención de todo esto es la extraordinaria racionalidad que las maestros,
le dan a sus prejuicios y estereotipos, y que es lo mismo que nos pasa a nosotros
donde, rara vez que una persona que tiene prejuicios y estereotipos comunique y diga
“mira lo que pasa es que yo tengo prejuicios de este tipo, soy irracional”; cuando una
persona tiene prejuicios o estereotipos es capaz de racionalizarlos, explicarlos,
inventarse explicaciones suficientemente convincente para un amigo, y cuando los
chilenos dicen a mi me cargan los argentinos, pueden explicar eso, mire lo que pasa
que los argentinos son prepotentes. Efectivamente lo que sucede es que en un
determinado nivel cultural la persona explica entre comillas racionalmente sus prejuicios
irracionales, y cuando efectivamente la gente tiene prejuicios contra los negros,
podemos explicarnos, por ejemplo el por qué EEUU no ha tenido presidentes negros o
científicos negros.

Posteriormente, en una segunda fase del mismo experimento Rosenthal y Jacobson


realizan la siguiente actividad relatada por el Psicólogo Social Julio Villegas (1998):

Un día lunes llegan a la escuela donde trabajan, unas psicólogas ostensiblemente


contentas, obviamente los maestros que allí trabajaban se dan cuenta y les preguntan
qué les sucede. Ellas, un poco confundidas, por que no saben cómo explicarlo para
evitar una mala interpretación, les manifiestan que están contentas por que la
asociación mundial de Psicología les comunica a ambas psicólogas que han recibido el
premio mundial de Psicología, por una investigación efectuada por ellas, y que
naturalmente, tienen que estar presente en Londres, para recibir de manos de la reina el
premio. Naturalmente los maestros le comunican esto a todo el cuerpo docente y se
organiza un cóctel en su homenaje. Las psicólogas les explican que van a ausentarse

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CATEDRA: PSICOLOGÍA SOCIAL Ps. Víctor Cabrera Vistoso

de su trabajo por una semana para recibir el premio, ante lo cual la directora del colegio
les da el permiso respectivo. Al regresar, llegan un lunes y les preguntan como les fue.
Las psicólogas muy contentas, les muestran una serie de documentos universitarios,
medallas, recortes de la prensa escrita, un video de la BBC de Londres (todos
trucados). Ante esto, nuevamente, se organiza un recibimiento, para dar la bien venida
a estas destacadas profesionales. En el discurso agradecen al colegio el haber podido ir
a Londres a recibir el premio y particularmente le agradecen por que el galardón lo han
ganado a raíz de la investigación realizada en ese colegio, ellas han descubierto el
potencial intelectual a futuro ( esto es un invento), denominado PIF, que tiene la gran
ventaja de que este concepto reemplaza al Coeficiente Intelectual (C.I.), que ya el C.I.
paso de moda, no sirve para nada, no miden nada, etc. El PIF mide cuán inteligente es
la persona en cuanto a su proyección a futuro. Gracias a este invento se ganaron el
premio y en agradecimiento al colegio que les ha permitido efectuar todas sus
investigaciones ellas quieren aplicar gratuitamente este test (ellas explican que la
aplicación del test cuesta 1.000 dólares a personas que lo requieran). La Directora del
colegio reacciona muy contenta, muy agradecida, y dispone que el próximo jueves o
viernes no hay clases por que se va a hacer el PIF a todos los alumnos. Al respecto
explican que, dado que ellas están recién recibiendo implementos, la aplicación tiene
que ser muy reservada y que ninguno de los estudiantes puede recibir el resultado de la
evaluación, por una razón ética, ya que aún no se ha comercializado, etc. Se aplica
este test y para hacerlo mas vivido todavía los profesores presencian la aplicación del
test, y presencian cómo los ayudantes tabulan los resultados en un computador, en un
terminal que esta en la sala para que los profesores observen como el computador
procesa los datos (obviamente esto no es cierto, porque el software esta programado
para que en los resultados aparecieran con los mas altos puntajes, precisamente a las
personas calificados por las maestras como los menos inteligentes y que naturalmente
tenían un promedio desde hace ocho años bordeando el cuatro y que naturalmente
pertenecía al estrato socioeconómico mas bajo, es más, aparecían entre los tres
primeros puntajes del test por los menos tres personas de las cinco que habían sido
calificadas como los más deficientes como alumnos, no solo eso sino que los puntajes
obtenidos por estas personas eran impresionantemente altos, es decir, no solo eran
inteligentes sino que extraordinariamente inteligentes, prácticamente genios y
naturalmente este test les auguraba un futuro intelectual brillante. De aquí iban a salir
seguramente 4 o 5 premios Nóbel, todos investigadores, etc. Terminado todo esto, las
psicólogas (que formaban parte del equipo de Recental y Jacobson), siguieron
trabajando en la Universidad en otros proyectos, observando atentamente lo que
ocurría, dado lo cual comienza a observarse el efecto picmalion. Estos estudiantes que
durante ocho años no habían superado el 4 comienzan a subir sus calificaciones
(recordemos que ninguno de ellos tenia la menor idea del resultado, los únicos que
sabían los resultados eran sus profesores), y comienzan a subir su rendimiento y en
menos de tres meses esos estudiantes que durante ocho años no superan el cuatro
llegan al 6,8, 6,9 de promedio. Cómo explicar este abrupto cambio, manteniendo los
mismos programas, los mismos profesores, la misma estrategia educativa. Por qué se
comienza a producir este violento cambio. La única alternativa que se puede pensar es
que algo pasa con los profesores, entonces aquí surge una cantidad de posibles
hipótesis explicativas, y es perfectamente entendible que una de esas posibilidades es
lo que se llama el espectro del espectro, las maestras y los maestros han recibido lo que

40
CATEDRA: PSICOLOGÍA SOCIAL Ps. Víctor Cabrera Vistoso

un experto ha dicho y no es cualquier experto son los premios mundiales de Psicología,


los que afirman que “Juanito” Pérez es un genio y yo no me había dado cuenta.

Por tanto en situaciones como la ya señalada, en el aula de clases, el profesor se


esfuerza para potenciar todas las capacidades del alumno, sea o no sea inteligente, con
el propósito de cumplir en la imagen estereotipada de alumno, supuestamente bien
calificado.

Los profesores tienen ciertas claves para evaluar a sus alumnos, como por ejemplo, que
el estudiante asista a clase, que se porte bien en la sala de clase, que toma apuntes,
que atienda, etc., de modo que cuando hace preguntas, el profesor no les molesta,
incluso es donde el profesor puede lucirse. Obviamente es muy distinto al alumno que
no viene a clase que llega atrasado que se queda dormido o que conversa en clase, que
cae mal, entonces, indudablemente, al momento de leer los trabajos mi predisposición
es muy distinta, la selectividad perceptiva es un caso de acentuación y en otro, de
defensa perceptiva. Nótese, por tanto, que la mayoría de los profesores dan el siguiente
veredicto cuando el estudiante, que es calificado como buen estudiante y además tiene
una historia de hace ocho años con 6.0 y 7.0, le va mal en una prueba, cual es la
reacción normal de un profesor, “pobrecito, algo le tiene que haber pasado, que raro a lo
mejor tiene un problema, le dolió la cabeza” , es raro, con ocho años con calificaciones
de 7.0 ahora como le voy a poner un 1.0, mejor lo califico con un 3.5. Al contrario, lo
que ocurre con un estudiante que durante ocho años tiene notas deficientes, y de pronto
entrega un trabajo que califica con nota 7.0, sabiendo que ese alumno llega tarde, que
tira papeles, que se porta mal, qué es lo que hace el profesor: “este alumno copio” y en
vez de ponerle el 7.0 se las arregla el maestro para ponerle un 5.0 porque se paso del
margen, el trabajo estaba mal escrito, etc., es decir, se buscan argumentos para no
ponerle el 7.0; o sea con un alumno es más exigente y con el otro es menos exigente.

Probablemente hay otras hipótesis importantes, es posible que cuando un alumno es


calificado como bueno por su maestro se deba a su hábito de dirigirse al profesor con
temas que connotan interés, le dice profesor “quiero hablar con usted, fíjese que en la
clase de ayer no entendí algunas cosas, quisiera que usted me explicara mas”. Qué es
lo que hace el profesor, lo hace pasar a su oficina, lo sienta y le dice aquí tiene los
apuntes de clases, aquí tienes el teléfono de mi casa, llámame el fin de semana no
importa, porque es un estudiante que le cae bien, lo tiene bien calificado, que lo ve
interesado en la materia. Por otro lado, qué pasa a la inversa, si el maestro tiene a un
alumno mal calificado y ese alumno va a la oficina de uno de los profesores, y le dice
profesor usted me podría atender un ratito, el profesor le dirá: “no, estoy ocupado
imposible, ...es que es una cosa de la clase que me interesaría saber, ...no tengo tiempo
hasta dos meses mas”, y cuando ese estudiante va una vez, dos, tres, cuatro veces, y
no obtiene una respuesta, qué es lo que pasa, se extingue la conducta, y dice “esta
materia no la entiendo, no me entra, y sabe que mas ya decidí que no, no me gusta, no
me entra, no le encuentro...”, y se produce lo que llama la profecía auto cumplida. De
modo que se demuestra que efectivamente estos son procesos que ocurren en todos
los ambientes, ya tenemos el ambiente clínico con Rosenham (los pseudo pacientes) y
ahora tenemos una demostración de cómo estos fenómenos también se producen en un
ambiente educacional.

41
CATEDRA: PSICOLOGÍA SOCIAL Ps. Víctor Cabrera Vistoso

“yo quiero llamar la atención de dos cosas muy importantes, las veces que yo he ido al
centro de perfeccionamiento del magisterio donde estudian los profesores chilenos, que
se preparan en un programa de doctorado, y les cuento esto, lo que ocurre es que
después de la clase se acerquen a mi dos o tres personas, que son ya señores o
señoras y me dicen, muy interesante lo que usted nos dice, por que es cierto... hay
profesores que son barreros, (y para mi, naturalmente todos los alumnos son iguales,
pero lamentablemente hay colegas que son barreros). La verdad que a mi me cuesta
mucho decirle, mire señor usted es tan barrero como cualquier persona, es inevitable,
nadie a uno le puede pedir que todos los alumnos le caigan bien o mal, es muy difícil,
porque siempre hay un estudiante que le cae mejor que el otro, por miles de razones,
pero es natural, puesto que si somos seres humanos, entonces no podemos suponer
que por el hecho de ser profesor o Psicólogo o Psiquiatra va a tratar a todo el mundo de
la misma forma, no se puede, es imposible, no obstante es muy curioso cómo cuesta
reconocer que hacemos lo mismo que otros, de modo que, al saber esto tratamos de
que se note lo menos posible”.(Villegas, 1998).

2.4.4. Experimento de David Rosenhan: “ Los pseudo pacientes” (experimento de


1973).

Un artículo publicado por D. L. Rosenhan (1973) comienza, con la pregunta siguiente:


"Si la cordura y la locura existen, ¿cómo las reconoceremos?". Rosenhan reflexionó
sobre esa pregunta con la ayuda de datos que él y sus colegas recogieron en 12
hospitales psiquiátricos.

Rosenhan y sus colaboradores realizaron la investigación como impostores. Eran


personas "sanas" o "normales", que nunca habían sido definidos como "enfermos
mentales" ni por ellos mismos ni por otros, y se presentaron como tales ante el personal
de los hospitales que querían estudiar. Estos "pseudo pacientes", 3 mujeres y 5
hombres, incluían a 3 psicólogos, 1 pediatra, 1 psiquiatra , 1 pintor, 1 ama de casa y 1
estudiante graduado de psicología. Este último, un varón de poco más de 20 años, era
el más joven del grupo.

Con la excepción de Rosenhan, que previno sobre sus planes al administrador y al


psicólogo jefe del hospital, los pseudo pacientes realizaron su experimento sin
conocimiento del personal de las instituciones. Todos los impostores usaron
seudónimos. Los profesionales del campo de la salud mental mintieron sobre sus
ocupaciones para evitar cualquier trato especial. Los procedimientos que siguieron los
impostores están descriptos del mejor modo por las propias palabras de Rosenhan
(1973):

Después de solicitar hora en el hospital, los pseudo pacientes llegaron a las


oficinas de admisión quejándose de que habían estado oyendo voces...

Aparte de aducir síntomas y falsear los nombres, profesiones y empleos, no se


realizó ninguna otra alteración referente a la persona, su historia o sus
circunstancias. Los acontecimientos significativos de la historia de vida del

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CATEDRA: PSICOLOGÍA SOCIAL Ps. Víctor Cabrera Vistoso

pseudo pacientes fueron presentados tal como habían ocurrido realmente. Las
relaciones con los padres y hermanos, con los cónyuges e hijos, con las
personas del ambiente en el trabajo y la escuela, guardando coherencia con las
ya mencionadas excepciones, fueron descriptas tal como eran o habían sido.
Las frustraciones y trastornos se describieron junto a las alegrías y
satisfacciones...

Inmediatamente después de la admisión en la sala psiquiátrica, los pseudo


pacientes dejaron de simular cualquier síntoma o anormalidad. En algunos
casos hubo un breve período de nerviosidad y angustia moderadas, puesto que
ninguno de ellos había creído en realidad que iba a ser admitido tan fácilmente.
Por cierto, su miedo compartido consistía en que temían ser inmediatamente
denunciados como fraudulentos y puestos en un gran aprieto... Además,
muchos nunca habían visitado una sala psiquiátrica, e incluso aquellos que sí lo
habían hecho tenían una auténtica aprensión acerca de lo que podría
sucederles. De modo que su nerviosidad era totalmente adecuada ante la
novedad del escenario hospitalario, y disminuyó rápidamente.

Con la excepción de esa breve nerviosidad, los pseudo pacientes se


comportaron en la sala como lo hacían "normalmente". Hablaban con los otros
pacientes y con el personal como en circunstancias ordinarias. Puesto que es
inusitado lo poco que hay que hacer en una sala psiquiátrica, intentaron iniciar
conversaciones con otros.

Cuando el personal les preguntó cómo se sentían, respondieron que muy bien,
que habían dejado de experimentar síntomas. Siguieron las instrucciones del
personal de atención, concurrieron a los llamados para medicación (pero no
tomaron las píldoras), y cumplieron las indicaciones del salón comedor. Más allá
de las actividades que podían realizar en la sala de admisión, dedicaban su
tiempo a redactar las observaciones sobre la sala, los pacientes y el personal. Al
principio esas notas fueron escritas "en secreto", pero pronto resultó claro que a
nadie le preocupaba mucho que lo hicieran, de modo que en adelante los
pseudo pacientes emplearon anotadores normales en lugares públicos, como
por ejemplo el salón de día. No se hizo ningún secreto de esas actividades.

Los pseudo pacientes, en gran medida como verdaderos pacientes


psiquiátricos, entraron en los hospitales sin saber de antemano cuándo serían
dados de alta. A cada uno se le dijo que lograría salir por sus propios medios,
esencialmente convenciendo al personal de que estaban sanos... Por lo tanto,
estaban motivados no sólo para comportarse de modo sano, sino también para
ser ejemplos de cooperación.

Tal como lo indica Rosenhan, los pseudo pacientes lograron con todo éxito ser
admitidos en los hospitales. Al respecto es interesante advertir que, de los 8 pseudo
pacientes, uno de ellos, que pertenecía a una clase social alta, fue diagnosticado con el
rótulo de “psicosis maníaco-depresiva” (una enfermedad grave como la esquizofrenia
pero con mejor pronóstico en cuanto a que cada nueva crisis no deteriora al sujeto en

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CATEDRA: PSICOLOGÍA SOCIAL Ps. Víctor Cabrera Vistoso

forma irreversible), el resto fue diagnosticado como "esquizofrénicos", y dados de alta


con un diagnóstico de "esquizofrenia en remisión". Para todos ellos, la extensión de la
hospitalización fue de los 7 a los 52 días, con un promedio de 19 días.

Como dato curioso, uno de los pseudo-pacientes había manifestado en las entrevistas
que alguna vez le pegó a su hijo porque había hecho un disparate grande. En una
palabra, como cualquiera de nosotros podría haberle pegado a su hijo alguna vez. Pues
bien, en el informe psiquiátrico apareció otra cosa parecida pero distinta: el sujeto en
cuestión presentaba “tendencias agresivas difíciles de controlar, incluso hacia sus seres
más queridos”.

La cuestión sin embargo, no termina aquí. Dentro de las clínicas psiquiátricas hubo un
grupo de personas que sí se dieron cuenta que estos nuevos pacientes eran normales.
Este otro grupo de personas resultaron ser...los locos verdaderos.

Al encontrarse con estos curiosos resultados, Rosenhan intentó una explicación.


¿Porqué los psiquiatras tenían la manía de etiquetar a todo individuo que tuviesen a su
alcance, y equivocarse tan gravemente en un diagnóstico que, indudablemente, a no ser
por tratarse de un simple experimento hubiese tenido graves consecuencias para la
persona en cuestión?.

La explicación que encontró Rosenhan fue la siguiente: existe en los médicos


psiquiatras y los médicos en general, una mayor tendencia a considerar enferma a una
persona sana, que sana a una persona enferma, debido a que resulta más peligroso no
darse cuenta de la enfermedad que no darse cuenta de la salud.

Después de todos estos resultados, Rosenhan intentó un nuevo y último experimento:


esta vez sí se les avisó a médicos y enfermeras que próximamente iban a ingresar a la
clínica algunas personas sanas, pero no se les dijo quienes eran. El experimento en
cuestión servía para ver si los psiquiatras podían cambiar su modo “prudente” de
proceder, es decir, si podían efectivamente identificar a los sujetos sanos.

El resultado del experimento fue bastante exitoso: médicos y enfermeras identificaron


bastante bien quienes eran locos y quienes no. Esto probaba, para Rosenhan, que
cuando hay en juego cuestiones importantes como el prestigio profesional y la
sagacidad para diagnosticar, entonces ellos “afilan” el lápiz y no se equivocan. Pero
nuevamente aquí, los psiquiatras pensaron más en su propio prestigio como
diagnosticadores y menos en el paciente en sí, olvidando nuevamente aquello de que lo
más importante en la psiquiatría es el paciente.

Cuando los psiquiatras tuvieron que etiquetar a sus pacientes, sea como enfermos o
sanos, estaba en juego su narcisismo: si no ponían ninguna etiqueta o dudaban, ello
significaba que no valían como psiquiatras. Pero los psiquiatras también son seres
humanos, y también pueden dudar. Es lo mismo que un químico hubiese encontrado en
su laboratorio un frasco sin etiqueta y... no poder discernir su contenido. El temor a
recibir una etiqueta por parte de un psiquiatra está en todos nosotros, y es algo
condicionado culturalmente. Si a una persona le decimos que visite a un psiquiatra,

44
CATEDRA: PSICOLOGÍA SOCIAL Ps. Víctor Cabrera Vistoso

automáticamente esa persona piensa que la estamos juzgando loca y, lo que es peor,
que el mismo psiquiatra puede hacerlo, cosa en la cual muchos no se equivocan, a
juzgar por los experimentos de Rosenhan. Algo bastante más suave sería decirle a la
persona “andá al psicólogo”, y algo aún más aterciopelado sería decirle “andá al
curandero”, con lo cual sus posibilidades de internación y reclusión se reducen al
mínimo. Pero aún hay esperanza. Probablemente no todos los psiquiatras se comporten
de la forma descripta por Rosenhan ya que, como en cualquier profesión, los hay peores
y los hay mejores. (Fuente consultada: Rosenhan, Acerca de estar sano en un medio
enfermo).

Finalmente lo que ha ocurrido aquí es un error estadístico (alfa o beta) es decir


aceptamos una hipótesis como verdadera siendo falsa y viceversa siendo más peligroso
el error alfa, es decir encontrar una persona sana estando enferma.

3. CULTURA SUBJETIVA

3.1. Antecedentes

Finalmente, cuando se habla de “cultura subjetiva”, se amplía el ámbito de los procesos


cognitivos hacia el área de la cultura. Todos los seres humanos, independientemente de
nuestra voluntad estamos obligados a vivir en una cultura y obviamente, en una
subcultura. Dependiendo del marco de referencia donde nos ubicamos, podemos
suponer que los seres humanos pertenecemos irremediablemente a la cultura humana y
también la gran macrocultura. Es tal sentido, es posible que podamos hablar de una
cultura occidental, o pertenecer a la cultura latinoamericana (concepto más restringido),
o pertenecer a una cultura llamada Chile y de allí en adelante, todos las subculturas que
podemos suponer (subcultura de nuestro nivel socioeconómico, de nuestro origen
urbano-cultural, provincia, área metropolitana). Así sucesivamente, nosotros
pertenecemos finalmente a una subcultura profesional propia, que esta inserta en todas
las otras culturas y subculturas, de manera que es evidente para todos nosotros que,
tanto en el aparato cognitivo, en lo emocional y en general, en el plano psicológico
existe conciencia de nuestra pertenencia subjetiva a una cultura.

Por eso se habla de CULTURA SUBJETIVA, incluso dentro de una profesión, se


pertenece a una subcultura profesional o a una subcultura académica; dentro de la
Psicología pertenecemos a la subcultura humanista, psicoanalista, conductista, clínico,
laborales, psicología social, etc.

Por eso se habla del desarrollo del área, particularmente centrado en estas tres líneas
(Percepción Social, Cognición Social y Cultura Subjetiva), por razones históricas, en el
sentido de llevar una cronología de los hechos y por razones temáticas en el sentido de
que él énfasis esta orientado a la demostración de los factores sociales que inciden
sobre la percepción, y los procesos cognitivos, a través de los cuales nos enfrentaremos
a la realidad y en cuanto a la pertenencia o identificación con una cultura o subcultura.

La Cultura Subjetiva tiene como antecedentes, el resultado de la identificación de los


factores sociales anteriores, es decir, aquellos que influyen sobre la percepción social,

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CATEDRA: PSICOLOGÍA SOCIAL Ps. Víctor Cabrera Vistoso

como una primera fase y la cognición social, como una segunda fase. De esta forma se
busca evaluar de qué manera la percepción es un mecanismo que permite conocer
cómo es la realidad (proceso cognitivo). Es aquí donde los Psicólogos Sociales señalan
la importancia de los fenómenos de la formación de impresiones, de la percepción de lo
otros, de la percepción interpersonal, a través de los modelos de Secord y Backman y
Warr y Knapper, los cuales tienen distintas implicaciones para dar cuenta de fenómenos
como el efecto de halo, efectos de la última impresión, efecto pigmalion o de los
seudopacientes. Por lo tanto, lo que interesa es saber de qué manera estos fenómenos
tienen influencia en los fenómenos clínicos, laborales, etc. , por qué se produce cada
uno de ellos y cómo éstos se relacionan con el tema de los estereotipos, con sus
respectivas decisiones metodológicas para examinar el contenido, intención, dirección y
uniformidad de estos estereotipos.

3.2. Percepción de ambientes

La tercera fase señala que los fenómenos de la percepción no solo se refieren a


estímulos químicos, físicos o sociales sino que están vinculados a estímulos sutiles que
se refieren a la percepción de la cultura . Es sabido que la mayoría de la gente no tiene
conciencia de la cultura en la que se desarrollan. Probablemente solamente los
Psicólogos Sociales son los únicos que tienen percepción de la cultura. Desde 1970
con un artículo publicado por Kenneth J, Gergen llamado “La Psicología Social como
Historia” (1974) se manifiesta la importancia de las variables históricas en el análisis del
estudio de los fenómenos psicosociales. Este autor observa de qué manera las
variables históricas (el tiempo en que ocurren los fenómenos), son una variables crucial.
Este autor señala que es muy probable que existan ciencias donde la historia tiene poca
o ninguna importancia, como es el caso del biólogo que estudia la fotosíntesis en una
hoja, donde la historia no tiene importancia. No obstante esto esta siendo cuestionable
por los últimos estudios realizados por algunas áreas científicas.

En el caso de la Psicología Social, las variables históricas resultan cruciales, en cuyo


caso un paso importante es saber en qué circunstancia se desarrollan estas variables
históricas, sin quedarse en el plano genérico. Si decimos que el hombre es un ser
social, debemos especificar por qué es así, debemos explicar la complejidad del
fenómeno, análogamente se debe explicar en qué son importante las variables
históricas. Estos nos permite observar lo siguiente:

1. Las variables históricas inciden directamente en la legalidad o ilegalidad de ciertos


comportamientos. Por ejemplo la conducta de matar en tiempos de guerra es legal, y
matar en tiempos de paz es ilegal. Esto produce fenómenos psicosociales muy
importantes, de manera que el primer efecto de estas variables es que el tiempo
histórico determina cuándo una conducta es legal y cuándo es ilegal . Si la conducta
es ilegal exige castigo, condena y rechazo no así si es legal. De hecho matar en
tiempos de guerra permite obtener premios (condecoraciones). Lo mismo ocurre con
el divorcio y su legalidad o no legalidad que influyen en el trato a los hijos y padres
divorciados.

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CATEDRA: PSICOLOGÍA SOCIAL Ps. Víctor Cabrera Vistoso

2. La formulación de “buenas razones” (como lo veremos en el experimento de Estanley


Milgram), para justificar comportamientos de agresión hacia otros seres humanos o
hacia otras circunstancias. Esto permite explicar fenómenos que antes no se podían
entender sino a través de criterios clínicos. Por ejemplo cuando la iglesia se involucró
en tantos crímenes en época de las cruzadas, la única manera de entenderlo es por
la defensa del cristianismo amenazada por los herejes musulmanes (buenas razones)
y no por un síntoma clínico de los Papas, esto es análogo a lo que ocurrió con el
pueblo judío en la segunda guerra mundial, a la crisis racial contra los negros, el
genocidio nazi, etc.. De modo que dependiendo de las buenas razones que
dependen del tiempo histórico, los fenómenos se justifican o no, esto por que va
cambiando el contenido de la justificación social.

3. Problemas vinculados al etiquetamiento social de las personas. Es decir , ser judío


hoy día no tiene las mismas implicaciones que en los años 1940 (segunda guerra
mundial). Otro aspecto importante es el cambio en el valor de las etiquetas, es decir
era distinto conversar con un exiliado comunista en tiempos del régimen militar a
conversar con un exiliado hoy, donde estamos viviendo un contexto totalmente
distinto. De modo que la misma etiqueta es negativa y positiva dependiendo del
tiempo histórico o del país donde se esta.

4. Cambio de los valores. El concepto o significado va cambiando con el tiempo, es así


por ejemplo que la trilogía de la Revolución Francesa “Igualdad, Libertad y
Fraternidad” no es el mismo hoy, ya no entendemos lo mismo por estos valores. El
concepto de solidaridad en nuestros días ya no es el mismo de años atrás, hoy más
bien se asemeja al concepto de competitividad. Esto es un fenómeno de la cultura
que se va generando con los cambios sociales.

Estos aspectos tienen efectos específicos sobre la conducta, y que la gente no es capaz
de comprender. En consecuencia, a raíz de lo ya señalado se efectuaron una serie de
investigaciones agrupadas en lo que hoy se denomina “Cultura Subjetiva”, de cómo la
cultura se incorpora a la subjetividad de las personas a través de las percepciones. En
consecuencia, se comienzan a identificar el conjunto de ambientes con respecto a los
cuales, obligatoriamente estamos sujetos a la percepción. Por esto se han podido
identificar seis ambientes en que todo ser humanos tiene la obligación de percibir, dado
el carácter adaptativo de la percepción , esto es, que dependiendo de la percepción que
se tenga, va a ser la reacción ante esa percepción, es decir, la respuesta que se da en
el proceso adaptativo pretende recuperar el equilibrio homeostático perdido por los
receptores ( si tengo frío, me abrigo; si tengo rabia, grito, etc.). De modo que, según sea
la percepción que se tenga del ambiente, emitiré una respuesta en consecuencia.

3.2.1. Ambiente ecológico :

Dependiendo de la percepción que se tenga del ambiente ecológico va a ser la reacción


que se va a experimentar frente a él. Todo ser humano percibe este ambiente sin darse
cuenta. Tal es el caso de los santiaguinos que extrañan la cordillera cuando están fuera
del país. A partir de esta percepción se desarrolla la Psicología Ambiental, que trabaja
en diseños urbanos, considerando el grado de satisfacción e insatisfacción de los

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CATEDRA: PSICOLOGÍA SOCIAL Ps. Víctor Cabrera Vistoso

usuarios de esos espacios. Dependiendo del ambiente ecológico va a ser mi conducta,


es decir si el ambiente es grato mi actitud va a ser de agrado, de gratitud, como es el
caso de vivir en una casa cómoda, en un barrio seguro y tranquilo, etc. Esto constituye
lo que se llama el “carácter nacional”, como es el caso del carácter de nortino, del
sureño, del santiaguino, del caribeño, etc..

3.2.2. Percepción del ambiente organizacional

Percepción de las organizaciones a las que se pertenece. En el caso de la familia,


primera institución de socialización, ésta puede ser percibida como acogedora,
armoniosa y pacífica, teniendo en consecuencia actitudes y reacciones pacíficas y
agradables, distinto a la percepción negativa de una familia donde las condiciones son
poco favorables, donde hay discusiones, malos tratos, etc. Esto tiene efectos de la
valorización o no valorización del modelo de familia a la que se pertenece.

Un segundo tipo de organización formal es el colegio, que tiene otro tipo de


organización, con otras reglas (más estrictas), con otro tipo de personas (niños), con
personalidades distintas, con exigencias distintas (más drásticas), con un sistema
competitivo y donde el esfuerzo personal es el que prima. De modo que en esta
organización el niño vivencia una forma totalmente distinta y si esta percepción del
colegio es grata, el niño tendrá una actitud positiva frente a esta institución y viceversa.
Posteriormente se presenta la organización universitaria que tiene implícito otro proceso
de identificación que esta determinado por el gusto del individuo por la carrera que
estudia, lo cual va desarrollando actitudes positivas hacia la carrera. Esto es
determinante para tener agrado por pertenecer a esta carrera. Algo más complicado es
la percepción hacia la universidad, lo cual dependerá de los principios que profesa la
universidad y si ellos son afines o no a los principios del individuo. Lo mismo ocurre con
las religiones, partidos políticos, etc., donde las personas estarán satisfechas,
amargadas y decidan un cambio de éstas.

3.2.3. Características personales

Todos los seres humanos tenemos la obligación de percibir las características


personales (de la personalidad de cada cual) . En todas las culturas hay una valoración
distinta de las características de la personalidad y por eso hay pueblos introvertidos, o
países de poetas como Chile. En todos estos casos percibimos un modelo de
personalidad, para poder adaptarnos a nuestra cultura tenemos que desarrollar un
carácter nacional, una cierta manera de ser Chilena distinta a otras nacionalidades. Esto
es un estímulo bastante ambiguo, en cuyo caso son pocas las personas que pueden
expresar estas percepciones.

3.2.4. Características conductuales

Cuándo una persona es normal, cuándo una persona es congruente o incongruente, etc.
Actualmente los chilenos tienen una personalidad distinta de hace 30 años atrás y
probablemente en el futuro lo será distinto a nuestros días. Las personas van

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CATEDRA: PSICOLOGÍA SOCIAL Ps. Víctor Cabrera Vistoso

desarrollando conductas conforme a la cultura y subcultura a la que se pertenece. Por


ejemplo en Chile lo que más se valora es ser sencillo (sobre todo en la clase media).

3.2.5. Propiedades reforzadoras

Cuáles son los refuerzos a los cuales se puede aspirar en una cultura determinada, qué
tipo de premios o castigos están vigentes en la cultura. En Chile si un individuo tiene la
aspiración de pertenecer a la nobleza, ello es absurdo, puesto que este reforzamiento
no existe en nuestra cultura. Esto tiene que ver con el nivel de aspiraciones real v/s el
nivel de aspiraciones ideal. Tal es el caso de personas de extrema pobreza que aspiren
a ser médicos o ingenieros. Nuestra adaptación depende mucho de las propiedades
reforzadores.

3.2.6. Clima psicosocial - percepción del futuro

Cuál es la percepción de los chilenos respecto al país en el que están viviendo, la


percepción de la democracia, qué cosas debiera mejorar el país, en qué cosas estamos
contentos o descontentos, la satisfacción que se tiene del país, de la ciudad. La
percepción del futuro de la nación, de nuestra ciudad, de nuestra sociedad.

3.3. Harry C. Triandis 1974 - Leslie F. Malpass - Davis

Estos autores han desarrollado uno fórmula que permite integrar la noción de Cultura
Subjetiva. Señalan que la conducta de los seres humanos puede ser prevista en general
en función de 6 factores:

3.3.1. Ambiente Físico (AF): referido a dónde uno vive, lo que permite o impide el
desarrollo de habilidades en gran medida. Es difícil encontrar Árabes que practiquen el
esquí por ejemplo, dado que la nieve no es un condición física de este pueblo. De modo
que la gente hace o no hace aquello que esta en la condiciones físicas del medio donde
están insertos.

3.3.2. Estructura Social (ES): Hay estructuras que permiten o dificultan la movilidad
social. En Chile es la educación la que permite una movilidad social ascendente. La
estructura social es formal e informal. Lo negativo de Chile es el clasismo.

3.3.3. Habilidades Personales (NP): Una persona “normal” hace aquellas cosas para
las cuales tiene habilidad. Esto le permite al sujeto desempeñarse con habilidad y
eficiencia en un determinado oficio. La extroversión es una característica que ayuda
más que la introversión.

3.3.4. Predisposiciones o características de la Personalidad (Pp): Esta implica el


reconocimiento de la interacción, es decir, la reacción que provocamos en los demás,
dadas nuestra habilidades.

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CATEDRA: PSICOLOGÍA SOCIAL Ps. Víctor Cabrera Vistoso

3.3.5. Las otras personas (OP) : Es decir la aprobación o desaprobación social


provoca un control conductual importante. Esto se le denomina Reciprocidad Diádica
de los Roles (no puedo ser padre si no tengo hijos, no puedo ser esposo sin esposa).
De modo que hay muchos roles que dependen de los otros. La conducta de uno esta
siendo controlada por la conducta de otros.

3.3.6. La cultura subjetiva (CS): Este es un modelo que permite predicciones


genéricas para entender la conducta de las personas.

4. LA INFLUENCIA SOCIAL Y DESARROLLO DE NORMAS SOCIALES:


EXPERIMENTOS DESDE LA PERCEPCIÓN SOCIAL

Se ha señalado que, en esta etapa, los Psicólogos Sociales intentan demostrar de qué
manera la percepción esta determinada por factores de carácter social. En términos
muy específicos, se trata de examinar cómo los grupos influyen y alteran la percepción
como fenómeno puramente psicológico.

Para estos efectos vamos a revisar tres experimentos clásicos: los de Muzafer Sheriff,
los de Salomón Asch y los de Villegas y Capello, este último para confirmar los
hallazgos anteriores. Y finalmente identificar aquellas variables que afectan o
disminuyen el efecto del grupo sobre la percepción.

La pertenencia a los grupos, parece ser uno de los tantos fenómenos de la Psicología
Social que no solo caracterizan la vida y la interacción cotidiana de todos nosotros sino
que además posee la característica de ser, más que un fenómeno social para el
aprendizaje, socialización y endoculturización, una fuente de permanente interacción
voluntaria o involuntaria. En el caso de la interacción grupal se vuelve a repetir el
mismo fenómeno en la medida que los seres humanos en algunos casos, en forma
voluntaria o involuntariamente, pertenecen a muchos más grupos de lo que suponemos.
En estos pequeños o grandes grupos, es donde tiene lugar la socialización o
endoculturización y el aprendizaje social, por esto es que resulta de interés averiguar y
examinar cómo es que los grupos influyen tan fuertemente en cada uno de nosotros. Al
individuo nadie le pregunta si quiere pertenecer al grupo de los hombres o al grupo de
las mujeres, en consecuencia, la persona al nacer resulta adscrita a uno de estos
grupos. La pertenencia al genero no es una pertenencia adquirida sino adscrita. Lo
mismo pasa con otras características sociodemográficas como el grupo de las personas
rubias, morenas, altas, delgadas, etc. En este sentido, dentro de estas características
del grupo adscrito, esta la familia nuclear a la cual pertenecemos en forma adscrita y
donde ocurre la socialización primaria. Es un grupo pequeño compuesto por padre,
madre y hermanos (de 6 a 8 personas como máximo en la mayoría de los casos en
Chile). Luego, el individuo también es adscrito a nivel socioeconómico. De modo que
son muchos los grupos a los cuales somos adscritos, constituyéndose en las primeras
instituciones sociales donde tiene lugar el proceso de socialización, aprendizaje social y
endoculturización. Los recién nacidos, tienen poco derecho de participación para

50
CATEDRA: PSICOLOGÍA SOCIAL Ps. Víctor Cabrera Vistoso

proponer los temas de los que la familia habla. El niño crece en una familia donde los
padres son mayores y hay determinados temas de conversación, intereses, tipo de
música que escuchan, tipo de revistas, libros, diarios, etc. De modo que desde muy
pequeños, por el sólo hecho de pertenecer a estos grupos, ya comenzamos a recibir
influencias sociales sesgadas por intereses de la familia, por el nivel socioeconómico,
por el nivel sociocultural, nivel ocupacional, por la religión, por la nacionalidad, por los
temas que preocupan a las personas que dirigen la interacción o por el momento
histórico. Esto confirma que somos sujetos cautivos de estas exigencias. No obstante,
en la medida que se avanza en las etapas evolutivas, el sujeto tiene derecho a participar
a grupos por adquisición (se adquiere el derecho a participar en grupos
voluntariamente), y así elegimos perteneces a los Scout, a los grupos religiosos, a cierta
Universidad, a una determinada carrera, a un partido político, a un club privado o
estadio, etc.

De este modo en función de lo anteriormente señalado, comienza a producirse otra


diferencia, entre los grupos de pertenencia (a los cuales se pertenece legítimamente) y
los grupos de referencia (aquellos a los cuales quisiéramos llegar a pertenecer). Un
ejemplo de grupo de referencia lo constituye el grupo de los psicólogos, a los cuales se
quiere pertenecer y, por lo tanto, los que ya son psicólogos hacen ciertas exigencias
(académicas) para pertenecer. Claramente, se observa que los grupos por pertenencia
y/o de referencia parece ser que confirman la hipótesis de que ejercen efectos sobre las
personas. De modo que estos grupos de pertenencia y de referencia, adscritos o por
adquisición, influyen en la percepción social.

Para demostrar los aspectos reseñados hasta aquí, en este apartado, se presenta una
síntesis de tres experimentos:

4.1. El Efecto Autokinético o Autocinético de Muzafer Sherif


(1936)

Muzafer Sherif analiza el llamado efecto autocinético o autokinetico, que es uno de los
fenómenos descubiertos por los psicólogos que trabajan en percepción y que forma
parte de lo que se conoce como alteraciones de la percepción (alucinaciones, seudo
alucinaciones, ilusiones perceptivas). De esta manera, estos casos de ilusión
perceptiva, denominado efecto autokinético o autocinético (movimiento auto provocado),
es un fenómeno que permite evaluar experimentalmente situaciones sociales para
comprobar las causas que activan los comportamientos de los individuos, lo que,
ciertamente contribuye al aprendizaje de la psicología.

El efecto autokinético se produce cuando, en una cámara oscura y en silencio, se


proyecta un estímulo, como el presentado en la figura siguiente.

51
CATEDRA: PSICOLOGÍA SOCIAL Ps. Víctor Cabrera Vistoso

En una situación como esta, en una cámara oscura, sin ruidos y con un solo estímulo
presente, solamente un punto, no cabe la menor duda que la selectividad perceptiva, la
defensa y la acentuación prácticamente están controladas, es decir hay un solo estímulo
y no otros que seleccionar.

Al ser el único estímulo visual presente, el receptor visual estimulado permanentemente


por el mismo estímulo, con las mismas características y con la misma intensidad, tendría
que producir, después de un cierto tiempo el agotamiento del receptor. Todo receptor
estimulado de esta manera termina por agotarse y con ello el receptor visual produce
una concentración de ácido láctico en los músculos, lo que genera contracciones
involuntarias, espasmódicas o movimientos involuntarios. El ojo entonces, que esta
preso ante el estímulo, comienza a moverse, a producir espasmos y al hacer esto el
punto al cual se mira comienza a moverse, no obstante éste se encuentre
absolutamente inmóvil. Sin embargo la percepción se modifica (el ojo en este caso), no
por las variaciones en el estímulo (que permanece constante), es decir, la percepción
adquiere movimiento por un fenómeno producido en el receptor, no en el estímulo, por
ello se llama fenómeno de la percepción. De nuevo tenemos aquí otra demostración de
que la percepción es la interpretación de la realidad, no lo que esta pasando en la
realidad. Objetivamente el punto no se mueve, sin embargo es posible percibir que este
punto comienza a moverse (para la izquierda, para la derecha, para arriba o para abajo).
Esta variación esta dada por el movimiento del ojo y no por el movimiento del punto al
que se mira. Este es el efecto autokinético. Claramente se puede pensar, para qué
sirve todo esto, de hecho los investigadores no tenían la menor idea, sin embargo la
importancia de este experimento o descubrimiento es servir de base para el desarrollo
de la psicología aplicada posterior. Por lo tanto esto tiene implicaciones para los
fenómenos clínicos de las alucinaciones u otros fenómenos y para todo lo que tenga
que ver con sus aplicaciones.
De modo que al conocer este fenómeno, Muzafer Sherif aprovecha esta situación que le
pasa a todos los individuos del mundo (fenómeno ethic o universal) y toman a un grupo
de personas, las lleva a un laboratorio de Psicología Social de la Universidad y le pide
que hagan el siguiente trabajo:

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CATEDRA: PSICOLOGÍA SOCIAL Ps. Víctor Cabrera Vistoso

A cinco sujetos se les pide observar este fenómeno y se les solicita que anoten en un
papel cuánto se mueve el punto. No importando la dirección en que se mueve el punto.
Lo que interesa es cuánto se mueve este punto. Esta primera fase se llama fase de
ejecución individual. Esta etapa que es la estimación de la intensidad del estímulo, es la
consecuencia del movimiento del ojo, no del estímulo, razón por la cual lo que
normalmente ocurre es que cada sujeto estima la distancia en función del movimiento
de su propio ojo. De tal manera que cada sujeto va a percibir el efecto autokinético de
acuerdo al efecto de su propio ojo y no del punto que esta totalmente inmóvil. Esta es
una percepción netamente individual. Esto hace que cada uno de estos sujetos tenga
estimaciones diferentes. Al unir estas opiniones nos damos cuenta que son opiniones
aleatorias, cuando la realidad es una sola, puesto que cada uno tiene movimientos
oculares diferentes. Terminada esta fase de ejecución individual y luego de un
descanso de los sujetos, para permitir la recuperación del receptor visual, se repite el
experimento pero ahora en una sesión grupal donde los sujetos tienen que decir en voz
alta su estimación del movimiento del punto. Lo que se observa en consecuencia, es
que en este segundo ensayo de ejecución grupal las opiniones tienden a normalizarse.

Los resultados del experimento indicaron que, en estas condiciones, había notables
diferencias individuales, de forma tal que algunas personas percibían el movimiento del
estímulo (el punto), más claramente que otras. Cuando la tarea se realizaba en grupo y
cada persona sabía cuáles eran las respuestas que habían dado las demás, sus
opiniones tendían a acercarse a las del grupo. Aunque los niveles de estimación del
movimiento variaban significativamente de un sujeto a otro en las sesiones individuales,
en la situación grupal se daba un tendencia al acuerdo con el grupo. De esta manera,
cada sujeto se iba alejando de su percepción inicial y tendía a aproximarse a un nivel de
estimación común, lo cual daba lograr a una NORMA DE GRUPO. Esta norma seguía
influyendo cuando la persona volvía a percibir el punto en forma individual, de forma tal
que el nivel establecido previamente en la sesión grupal permanecía en forma sucesiva.

De lo anterior Sharif comprueba que el contacto con otras personas da lugar a la


aparición de marcos de referencia comunes, siendo ésta la base psicológica de las
normas sociales.

Tales hallazgos pueden ser sometidos a prueba con distintos grupos para su
reconfirmación. En tal sentido puede participar un solo grupo en ambas fases del
experimento o dos grupos experimentales (uno de ellos en ejecución individual y el otro
con ejecución grupal), pueden participar sujetos de distinto sexos, sujetos de bajo nivel
sociocultural con sujetos profesionales, etc. En cada uno de los casos podrá
comprobarse que lo que se modifica NO es la percepción sino el juicio.

53
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4.2. El Conformismo Grupal: Asch

Queda claro entonces que la influencia del grupo existe y por eso que Asch, amparado
en todos estos descubrimientos, afina más los experimentos y plantea la idea del
conformismo grupal, es decir por el solo hecho de pertenecer a un grupo todas las
hipótesis nos orientan a suponer que en un grupo el fenómeno más frecuente es el
conformismo. Lo que hace Asch, es utilizar una estrategia diferente, para cuyo efecto,
somete a un grupo de personas a un conjunto de estímulos (20 a 30 pares de estímulos)
que tienen en común el ser pares de láminas. Cada sujeto observa dos pares de
láminas.

En una de estas láminas hay tres líneas, cada una de ellas identificada por un número,
en otra lámina hay sólo una. Lo que cada sujeto tiene que hacer es identificar cuál de
estas líneas es igual a aquellas presentadas en la lámina anterior, este será el ensayo 1.
En el ensayo 2 se presenta el mismo juego de líneas con la misma pregunta efectuada a
los sujetos. En este diseño, el único sujeto experimental es uno de ellos y todos lo
demás son cómplices del investigador y están entrenados para dar respuestas erróneas,
en sentido de afirmar una respuesta incorrecta, distinta a lo que el sujeto experimental
ve en realidad y que, por cierto es lo correcto. La permanencia de estas opiniones en el
curso de los experimentos, con láminas de este tipo, induce a pensar al sujeto
experimental que lo que dice el grupo es lo correcto y opta por opinar igual que el grupo.
Este es otro ejemplo de la influencia que tiene el grupo en las opiniones de algunas
personas, se trata entonces de una situación de conformismo. Aún cuando estos
sujetos experimentales mantienen independencia de opinión respecto al grupo, ello no
durará mucho tiempo hasta que la presión social hace que el sujeto experimental llegue
a opinar igual que el grupo. El sujeto comienza a plegarse opinando conforme a los
requerimientos del grupo, no es contra amenaza sino en una presión implícita.

Los resultados de este experimento permite concluir que la mayoría de las personas
termina por responder conformistamente.

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Aquí se observa claramente que las personas tienden a ser receptivos a la influencia
grupal y con todo lo bueno o malo de este experimento, no podría ser de otra manera,
de modo contrario tendría que ser autista. De modo que este proceso no tiene nada de
negativo, puesto que puede tener buenos o malos usos, buenas o malas razones, es un
fenómeno perfectamente normal.

Este proceso es una distorsión del juicio y no de la percepción. Sin embargo, desde el
punto de vista del conformismo, tiene la misma importancia si se trata de distorsión de la
percepción como del juicio, no cambia el fenómeno, puesto que, por ejemplo, en una
situación social uno puede votar por un candidato genuinamente, convencido, sin
presiones, o puede votar por condescender con la familia o con la gente del partido, en
cuyo caso el voto vale igual.

En ambos experimentos se explicó a los sujetos el propósito del estudio, para indagar si
éstos individuos notaron o no la intención del experimento.

A partir de estos dos experimentos nacen otros ensayos, variando el sexo de los
sujetos, o bien confrontar a mujeres con un sujeto experimental se sexo masculino o
viceversa, con el propósito de reconfirmar los resultados. Lo mismo ocurre al confrontar
un sujeto experimental analfabeto con un grupo de universitarios o al revés. De acuerdo
a esto se puede medir de qué forma el conformismo aumenta o disminuye según cómo
se maneje la variable independiente.

4.3. El Efecto de la Ortosonoridad: Villegas y Capello.

Julio F. Villegas

Conociendo estos experimento, Villegas con Capello efectuaron un experimento a


propósito de su permanencia en el curso de doctorado en psicología en EE. UU. Los
sujetos de investigación, fueron alumnos que ingresan a los programas de doctorado y
que provienen de distintos países. Cada uno de ellos, seleccionados rigurosamente.
En este contexto se experimentó con estos sujetos recién ingresados al programa de
doctorado en EE. UU.

A continuación la cita textual del Ps. Julio F. Villegas formulada en tercera persona:

“A los alumnos nuevos se les recibía con el discurso (falso) de que la Universidad
estaba extraordinariamente orgullosa de recibir a estos brillantes alumnos, todos ellos
expertos en física y en acústica. Esto tenía una gran importancia por que éstos
psicólogos que sabían física y acústica eran habilidades importantísimas para ser un
gran científico de las ciencias de la psicología. El mismo discurso fue pronunciado por

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CATEDRA: PSICOLOGÍA SOCIAL Ps. Víctor Cabrera Vistoso

el alumnado de los cursos de doctorado de niveles avanzados, de modo tal que se les
daba la bienvenida con el orgullo de recibir a tales compañeros con estos importantes
conocimientos. Así mismo los profesores del doctorado también le hacen el mismo
recibimiento, con el mismo discurso, orgullosos de recibir psicólogos expertos en física y
acústica. Al mes siguiente de su permanencia en la Universidad, se les solicitó a estos
alumnos que participaran en un experimento que Villegas y Capello estaban realizando
para su tesis de doctorado. De modo que el experimento consistía en hacerles
escuchar con unos fonos unos sonidos (50 sonidos), y ante cada sonido, ellos tenían
que evaluar el tipo de sonido y completar una escala que indicaba su intensidad (dada
su experiencia en acústica y física), dividida en intensidad muy alta, regular, baja y muy
baja. En segundo lugar se les pedía que llenaran una segunda escala que media la
frecuencia del sonido, clasificada en muy alta, regular, baja y muy baja. Todo ello
naturalmente aprovechando que los alumnos eran “expertos” en acústica y física. El
mismo trabajo debían realizarlo para medir “Ortosonoridad” en muy alta, alta, baja y muy
baja. Naturalmente la Ortosonoridad no existe, era un invento creado como excusa
experimental como parte de este trabajo. Con estos requisitos se efectuó el
experimento, de modo que los alumnos emitían opinión respecto a la intensidad y
frecuencia de los sonidos con algún tipo de homogeneidad en las opiniones entre los
alumnos sujetos de este experimento, sin embargo cuando les tocaba el momento de
evaluar a Ortosonoridad, naturalmente las opiniones eran absolutamente dispares. En
un segundo ensayo, solicitando opiniones grupales, volvió a ocurrir el mismo fenómeno
en las opiniones vertidas, existiendo cierta coincidencia entre las opiniones, puesto que
las opiniones de cada alumno se homogeneizaban con las opiniones que el grupo de
alumnos tenía. En una tercera repetición, luego de transcurridos varios ensayos de este
procedimiento, un sujeto, previamente concertado con los investigadores, le da un
ataque epiléptico con el consecuente resultado desastroso para los tesistas Villegas y
Capello, quienes, al ocurrir este accidente, se veían imposibilitados de cumplir con este
requisito esencial para doctorarse. De modo que ante este panorama sombrío nada se
podía hacer, sobre todo que este alumno que sufre este accidente era irremplazable por
no existir otro experto en acústica y física. Felizmente en estas circunstancias se
presenta un profesor de física y acústica (previamente concertado por los investigadores
– cómplice) y que venía vestido con una bata blanca con el nombre en la solapa que
decía “Facultad de Física” y profesor de la cátedra de acústica. Este señor casualmente
andaba buscando el director del laboratorio. Ante la situación observada por este
supuesto profesor, este se inquieta y pregunta lo que ocurre, por qué esas caras,
entonces los alumnos le explican lo que sucede. Ante esto este profesor accede a
participar a solicitud de los mismos alumnos voluntarios del experimento. De modo que
este señor comienza a emitir opinión respecto a la emisión de sonido, y sus opiniones
eran totalmente distintas a lo que decía el resto de los alumnos, ante lo cual,
transcurrido algún tiempo, los sujetos voluntarios comenzaron a emitir opiniones
similares a las vertidas por este supuesto profesor. De modo que si ante un tipo de
sonido el supuesto profesor votaba una intensidad de 5, los otros sujetos votaban por
una intensidad similar a ese valor, por ejemplo 4,5 y así sucesivamente. Lo mismo
ocurría en la medición de la Ortosononoridad.

En entrevista posterior con los sujetos experimentales. Para explicar los propósitos del
experimento, se hicieron varias preguntas. Por ejemplo, cómo hicieron para juzgar

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individualmente la Ortosonoridad, en cuyo caso la decisión fue de tipo racional, es decir,


ninguno de ellos adoptaba una decisión al azar sino más bien efectuando un cálculo de
promedios, en otros casos lo hacía mediante una especie de agrado o desagrado,
particularmente por que este es un grupo de elite. Esto nos hace pensar que la mayoría
de las veces nuestras decisiones las adoptamos con cierto grado de racionalidad.
Luego se les preguntó por qué siguieron las respuestas del supuesto profesor y la
respuesta fue que ante el desconocimiento de algo, lo que se hace habitualmente es
hacerle caso al experto, en este caso al supuesto profesor.

Lo que aquí se destaca es que hay al menos tres evidencias empíricas que nos
muestran claramente la sospecha que permitió confirmar la influencia grupal respecto al
conformismo. Efectivamente este en un fenómeno inevitable. Análogamente si se pone
a un sujeto universitario al medio de analfabetos, lo más probable es que emitan
opiniones similares al universitario, por el natural desconocimiento que los analfabetos
tienen sobre determinados hechos. Esto nos permite verificar un conjunto de variables
que en algunos casos aumenta y en otros disminuye el efecto del grupo sobre la
percepción.”

4.4. Experimento de Estanley Milgram: “La ilusión de poder y la obediencia a la


autoridad” 1

Se admite que algunos individuos y subunidades tienen el suficiente poder como para
obligar a otros a hacer las cosas que ellos dicen. Sin embargo, también se dan formas
ilusorias de poder. Imaginemos que una tarde su jefe le dice: “Se habrá dado cuenta de
que estamos perdiendo control y prestigio con ese equipo X. Me gustaría que hiciera
usted algo por la empresa: que destruya esa máquina y que parezca un accidente". ¿Lo
hará?. En el fondo se trata de su jefe directo, el que está a cargo de todo, su sueldo,
sus ascensos, sus oportunidades y las funciones que se le asignan.

Otra situación análoga es si usted pertenece a una institución fuertemente vertical,


donde la disciplina y la lealtad son valores intransables, si en ella, un superior le pide
que torture, ¿qué haría usted, si tiene como valores el respeto al prójimo?. Puede
usted, por tanto, hacerse la siguiente pregunta: ¿Tiene mi jefe inmediato tanto poder
sobre mí?.

Dónde comienza y termina el poder de una persona en una subunidad es algo difícil de
precisar. Uno puede suponer que, en la hipótesis anterior, el superior inmediato tiene el
poder específico para obligar a alguien a hacer ése tipo de “trabajo sucio”, ilegal e
inmoral. Sin embargo, incluso los individuos con niveles de poder mínimos pueden
tener influencia sobre los demás. Al respecto, se presenta a continuación un famoso
experimento realizado por del Dr. Stanley Milgram entre los años 1960 y 1963, enfocado
sobre la ilusión del poder que viene a demostrar estos planteamientos.

1
Cabrera Vistoso Víctor: “Influencia, Poder, Autoridad y Política”. Extracto de Apunte Docente.

57
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Síntesis del experimento de Stanley Milgram

Milgram simuló en su experimento, la situación de la realidad social, donde la tortura, en


diferentes épocas y diferentes culturas es una situación contingente y que ha impactado
a la opinión pública. Lo más fuerte de esta situación lo constituyen el genocidio del
pueblo judío, las cruzadas, el racismo en países como Estados Unidos u otros
fenómenos psicosociales similares, que nacen en forma independiente al ámbito
político, social o económico.

Antes de los descubrimientos de Milgram se creía que este fenómeno era producto de
trastornos psiquiátricos de las personas, lo que indica que todos los sucesos anteriores
de esta magnitud eran producto de conductas desviadas del ser humano. Estas
hipótesis ya no existe en la actualidad luego de los resultados del experimento de
Milgram. De modo que el planteamiento de la Psicología Social acepta que los
fenómenos como la tortura u otras situaciones de gravedad similar, parten de una
conducta social desviada. Es por ello que en instituciones de represión y en situaciones
coyunturales específicas se fomenta una fuerte ilusión de poder que propicia en sus
miembros conductas que poseen características psicopáticas en sus ambientes de
trabajo, no así en su ambiente familiar. De modo que este comportamiento no es
atribuible a un síndrome clínico (no es psicopatía pura). Otra constante que justifica esta
conclusión, es que, una vez que ha terminado un período represivo éstos individuos
suelen arrepentirse, lo que explica que no estamos en presencia de una psicopatía real.
De hecho un psicópata no se arrepiente, más bien disfruta sus crueldades.

El entrenamiento en la obediencia es el origen de todas las conductas sociales, roles,


costumbres, gestos y todo aquellos funcional a nuestra cultura, mucho de lo cual
también apoya una “ilusión de poder”. Todo sistema humano, independiente del signo o
ideología que sea exige la obediencia a reglas. Por lo tanto el entrenamiento en la
obediencia es fundamental y se transforma en un valor. Se dice que ser obediente es
bueno y cualquier conducta contraria es criticada y caratulada como mala. En
consecuencia, Milgram intenta identificar cuándo esta obediencia es perjudicial a otros
individuos, de modo que plantea la existencia de dos valores que compiten: uno es la
obediencia y el otro, el no hacer daño al prójimo.

Por estos motivos Milgram dirigió una serie de experimentos controvertidos sobre “la
obediencia a la autoridad" y de qué manera el castigo influía en el aprendizaje. Para ello
se invito a participar en el experimento a hombres adultos con distintas ocupaciones y
posición social en el área de New Haven, en Connecticut, Estados Unidos, donde la
única condición es que no tuvieran antecedentes de violencia, de modo que la muestra
se constituía por personas absolutamente normales.

Objetivo de experimento:
Milgram se propone trabajar científicamente el tema, haciendo abstracción metodológica
del punto de vista moral; pero sin cerrar los ojos al contexto socio ideológico en que se
desenvuelve, ni reprimir la visión humanista de la vida, pero al tiempo convencido de las
posibilidades de progreso cognoscitivo que ofrece el marco experimental de control de
variables conductuales.

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El autor parte del supuesto implícito de la irreductibilidad del fenómeno de la autoridad a


la dimensión psicológica de la obediencia; del mismo modo que considera insuficiente
una explicación de la conducta obediente en base a una mera sociología de las
instituciones jerárquicas. Por ello, no persigue tanto una aproximación a las
características de personalidad del sujeto sumiso o una descripción de las formas de
ejercicio de la autoridad en el seno de una sociedad como un análisis de la naturaleza
de las relaciones jefe-subordinado. Según él, sólo este último enfoque proporciona los
medios teóricos adecuados para la comprensión de hechos tan "normales" y contrarios
al sentido común como el de que, en un régimen político "democrático", personas
educadas y dotadas de un cultivado sentido "moral" ejecuten "responsablemente"
acciones como el tráfico de esclavos o el bombardeo con napalm de civiles indefensos.

Una vez ha orientado el punto de mira hacia la dimensión relacional del "sistema de
autoridad", le cabe entonces adoptar la precaución de no limitar el análisis a la
consideración de un simple circuito cerrado bipersonal (autoridad-súbdito) e incorporar
al campo de observación tanto los factores estrictamente psicológicos del individuo
obediente como las características de las relaciones sociales verticales reguladas
institucionalmente y definidas ideológicamente.

Las condiciones experimentales han sido diseñadas de cara a la medición del alcance y
limites de la obediencia; lo que equivale a la evaluación del potencial de la autoridad
como fuente de poder.

La situación-estimulo, concebida como test de obediencia, consiste básicamente en la


generación de un conflicto motivacional entre dos imperativos morales fuertemente
arraigados en los individuos de todas las culturas: la obediencia a la autoridad (honor al
padre, cuarto precepto de la ley mosaica) y el amor al prójimo (no matar, quinto
mandamiento de Moisés, consejo evangélico)

Con ella, Milgram pretende detectar el nivel observable de acatamiento a una autoridad
que ordena la ejecución de una conducta tan contra actitudinal como la de dañar a una
víctima inocente: ¿qué ocurre cuando el individuo Y recibe de la autoridad X la orden de
dañar al prójimo Z?

La experimentación
 Tiempo. La fase experimental se desarrolla básicamente durante el período
comprendido entre 1960 y 1963. El final de la elaboración teórica acontece en 1973.

 Lugar. El flamante Interaction Laboratory de la prestigiosa Universidad de Yale,


New Haven.

 Sujetos. Adultos (n = 500), de edad comprendida entre los 20 y los 50 años, de


los más diversos status socio profesionales, procedentes básicamente de New
Haven.

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 Reclutamiento. Mediante anuncios de prensa, se ofrece retribución por participar


en un experimento sobre "Memoria y Aprendizaje", de unos sesenta minutos de
duración aproximada. El interesado en el mismo podrá elegir el horario de su
conveniencia.

 Convocante. El profesor Stanley Milgram, del Departamento de Psicología de la


Universidad de Yale.

 Personal. En cada prueba, intervienen básicamente tres personajes: el


"experimentador" (la autoridad), el "aprendiz" (la víctima) y el "profesor" (el agente).
Los dos primeros están casi siempre encarnados por las mismas personas,
verdaderos actores especialmente adiestrados para ello. El último es el central de la
investigación y está interpretado por cada uno de los sujetos experimentales.

 Preparación. A la hora convenida, se reúne el "experimentador" con los dos


sujetos que habían sido convocados para la prueba. Uno de ellos es el centro del
experimento propiamente dicho (el "ingenuo") y el otro el cómplice que realiza
habitualmente la función de "aprendiz". El "experimentador" expone brevemente los
pretendidos objetivos de la investigación (un análisis minucioso de los efectos del
castigo sobre el aprendizaje) e instruye a los sujetos acerca de las características de
la prueba. Mediante un sorteo trucado, se asigna al sujeto ingenuo el papel de
"profesor" y al cómplice el de "aprendiz". Repartidos los papeles, se invita al
aprendiz, a sentarse en una "silla eléctrica" colocada en la habitación contigua a la
que ocuparán el profesor y el experimentador. Se le ata con unas correas y se fija a
una de sus muñecas un electrodo supuestamente conectado a un generador de
descargas (la máquina de castigar) que habrá de manipular el profesor.

 Instrumental. El tablero del "generador" electrónico está dotado de treinta teclas


dispuestas en línea horizontal, con sendos indicadores numéricos de voltaje,
ordenados desde 15 hasta 450 voltios. Cada serie de conmutadores va acompañada
de un rótulo señalizador de la intensidad de los efectos correspondientes ("descarga
ligera"; "choque intenso"; " peligro descarga intensísima"... etc.).

 Tarea. Al profesor le corresponde leer ante un micrófono la "lección" que el


aprendiz debe memorizar, consistente en series de pares de palabras asociadas. A
continuación, repite el primero de cada uno de los pares y formula cuatro alternativas
de respuesta entre las que el aprendiz ha de elegir la correspondiente a la
asociación realizada en la primera lectura y señalizar su decisión, apretando un
botón que debe encender una de las cuatro luces indicadoras de la respuesta.
Cuando el aprendiz se "equivoca" (según un plan establecido por el investigador) el
profesor administra el "castigo" pertinente, de intensidad creciente después de cada
respuesta errónea. El profesor está persuadido de la autenticidad del generador,
puesto que él mismo ha experimentado, a indicación del experimentador, antes del
inicio de la lección, una "muestra de descarga" real de 45 voltios. Durante el
desarrollo de la sesión, el experimentador asiste al profesor ante sus eventuales
vacilaciones, incitándole (ordenándole) a continuar la tarea, mediante consignas

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CATEDRA: PSICOLOGÍA SOCIAL Ps. Víctor Cabrera Vistoso

estándar como las de "por favor, prosiga", "el experimento exige que usted prosiga",
etcétera, y pseudo aclaraciones a propósito de la tarea o del estado físico del
aprendiz, como la de que "aunque las descargas puedan ser dolorosas, no producen
daño permanente en los tejidos. Siga, pues". Asimismo, está previsto, además del
feedback del experimentador, el del aprendiz, quien, en su papel de víctima de los
castigos, emite respuestas orales (en realidad se trata de grabaciones)
proporcionadas a la intensidad de la supuesta descarga, que oscilan entre los
pequeños quejidos hacia los 75 voltios, los gemidos de dolor hacia los 135, los gritos
de protesta y los alaridos de desesperación que crecen hasta los 315 y los silencios
inalterables a partir de los 330.

 Medida. El grado de obediencia (acatamiento-resistencia; del sujeto experimental


-el agente profesor-a la autoridad del experimentador, viene determinado por la
descarga máxima administrada al aprendiz-victima.

 Terminación. Finalizada la sesión, se somete al sujeto ingenuo a un meticuloso


tratamiento postexperimental, consistente en una entrevista con el experimentador,
en la que se le informa de que, en realidad, las descargas no han tenido lugar. Se
tranquiliza su conciencia mediante un acto de "reconciliación" con la "víctima". Se le
comenta que su actitud y su conducta han resultado de lo más "normal" y se le
promete una posterior información detallada del resultado global de la investigación
en curso, a la que ha prestado su valiosa colaboración.

 Variables. Entre los estudios-guía previos a la fase experimental y el experimento


n° 18, Milgram manipula una gran cantidad de circunstancias, en orden a definir, con
mayor precisión, las condiciones de la sumisión y de la resistencia del individuo a la
autoridad. Los principales factores de variación entre los sucesivos experimentos se
reducen a los siguientes:
 Percepción de autoridad
 Razones esgrimidas
 Etiquetamiento de la víctima
 Relación de proximidad profesor-aprendiz (agente-víctima): feedback a
distancia (1), oral (2), espacial (3) y táctil (4);
 Otras condiciones, manteniendo constante el feedback oral: traslado de
la sede del experimento a los sótanos del laboratorio (5), cambio del
personal cómplice (6), lejanía del experimentador (7), mujeres como
sujetos (8), contrato limitado de la víctima (9), cambio del marco
constitucional (10), libertad de elección del nivel de descarga (11),
petición de castigo por el aprendiz (12), órdenes impartidas por
individuo ordinario (13), la autoridad como víctima (14), contradicción
entre las órdenes emitidas por dos autoridades (15), dos autoridades;
una como víctima (16), rebelión de dos iguales (17) y un igual
administra las descargas, relegado el profesor a una función subsidiaria
(18).

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CATEDRA: PSICOLOGÍA SOCIAL Ps. Víctor Cabrera Vistoso

Resultados:
Si el sentido común induce a plantearse la cuestión acerca de si algún individuo
corriente se atreverá a administrar descargas eléctricas a un semejante, la realidad de
los experimentos muestra que nadie se resiste a ello.

Las previsiones de muestras de psiquiatras, estudiantes y adultos de clase media


coincidían en predecir que ningún americano iba a ser capaz de obedecer
voluntariamente al experimentador hasta el final. Tan sólo una insignificante minoría
patológica se acercaría a los 300 voltios mientras que la mayoría de los sujetos
experimentales no iría mucho más allá de los 150; supuesta su fuerza moral, autonomía
personal y solidaridad con toda suerte de víctima inocente.

En síntesis, la obediencia total de los sujetos (la que les induce a llegar por tres veces
hasta la cota de los 450 voltios) oscila, según las diversas condiciones de lejanía de la
víctima en relación al agente, entre un máximo de un 65 % en la condición de feedback
a distancia y un mínimo del 30% en la de proximidad táctil.

Los resultados de la investigación, calificados por el autor de "sorprendentes y


desanimadores a un tiempo", no podrían resultar más extraños para la lógica
convencional: la amenaza de agresión (peligro para la supervivencia colectiva) puede
venir no sólo desde los "extremos" (radicales, desviados, perversos, anómicos...
etcétera); sino también del propio centro, de la gente "normal", de ciudadanos educados,
corrientes, ajustados al orden establecido. Las otras variables manipuladas en el resto
de experimentos permiten precisar algunas importantes previsiones para el incremento
o disminución del nivel de obediencia. Así, se confirma que la eficacia de la autoridad es
función de su proximidad y vigilancia con respecto al agente (exp. 7), de su coherencia
(exp.15), de los atributos de la persona que los encarna más que del contenido de las
órdenes que dicta (13, 14), de ciertas circunstancias concurrentes en la situación de la
víctima (16), del contexto institucional (10), de la distancia psicológica de los actos del
agente con respecto a las consecuencias de los mismos sobre la víctima, de los efectos
de fragmentación de la responsabilidad moral implicados en la división técnica del
trabajo dirigido por la autoridad (exp.18).

Por otra parte, se constata que el grado de obediencia guarda poca relación con las
características personales del experimentador o de la víctima (exp.6, 8, 9,12) o físicas
del espacio marco de la investigación (exp.15). También se observa que, ante la misma
situación, la conducta del individuo puede variar en función de si se siente con facultad
de decisión acerca de sus actos o bajo los imperativos de la autoridad de otro (exp.11).
Asimismo, se puede comprobar los efectos de desobediencia derivados de la presencia
de iguales que se rebelan contra la autoridad (exp.17).

Cabe señalar, además, que los resultados de investigaciones paralelas realizadas en


otras coordenadas geográfico-socioculturales, resultan significativamente próximos a los
establecidos por Milgram.

El autor considera que el fondo de sus observaciones viene reforzado no sólo por las
expectativas que habían en cierto modo despertado ciertas intuiciones de la psicología

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CATEDRA: PSICOLOGÍA SOCIAL Ps. Víctor Cabrera Vistoso

de masa y por los resultados de recientes estudios experimentales (aquí podrían servir
de ejemplo los de Latane & Darley (1970) sobre la "difusión de responsabilidad" o de
Zimbardo (1969) sobre la "desindividualización"); sino también por la misma práctica
cotidiana de la reciente guerra de Vietnam.

Esforzándose en hallar puntos de coincidencia entre sus hallazgos y los de otro tipo de
investigaciones psicologicosociales, Milgram cuenta que Allport aplica a su aportación la
significativa etiqueta de "experimento Eichmann" (1974, 166). Asimismo, cita a Dycks
(1972) quien observa ciertos paralelismos entre los mecanismos psicológicos
detectados en miembros de las S.S. de un campo de concentración nazi y de unidades
de la Gestapo y los del típico "profesor"; a Elms (1972) que descubre una correlación
positiva entre el nivel de "obediencia" de los sujetos de Milgram y la puntuación en la
escala F de "Autoritarismo" de Adorno y colaboradores (1950); a Holfling et al. (1966)
que constatan la sumisión acrítica de enfermeras a las prescripciones de doctores que
ordenaban la administración de dosis excesivas de un medicamento peligroso, y a
Kelman & Lawrence (1972), quienes en su análisis de las actitudes del público
norteamericano a propósito de la masacre de My Lay, obtiene que el 51% de los
encuestados reconoce que, de hallarse en la situación de los soldados de la tropa,
habría obedecido las órdenes dictadas por el teniente Calley (lo que hace presagiar que,
en la realidad, el número de los sujetos obedientes habría sido probablemente bastante
mayor).

De cualquier modo, el autor da por resuelto el tema al comentar que "el proceso básico
de la combustión es el mismo cuando arde una cerilla que en el incendio de un bosque"
(1974).
Elementos para una teoría de la obediencia
Para Milgram, la "esencia de la obediencia consiste en el hecho de que una persona
viene a considerarse a sí misma como un instrumento que ejecuta los deseos de otra
persona y que, por lo mismo, no se tiene a si misma por responsable de sus actos"
(1974).

El estado agéntico. Sin minimizar el posible valor explicativo de ciertas hipótesis


etológicas, funcionalistas, cibernéticas, conductistas, cognitivistas y psicoanalíticas, y
reconociendo explícitamente la deuda de su obra hacia aportaciones de la psicología
social del poder y la influencia, el autor establece como piedra angular de su teoría la
noción de "estado de agencia". Con ella remite a la condición de la persona incardinada
a un "sistema de autoridad" en el que se percibe como agente (ejecutor) de la
realización de los imperativos de otro (decisor).

El "estado agéntico" es definido desde dos puntos de vista complementarios:


 "cibernético". Cuando una entidad autorreguladora es modificada internamente de
suerte que permita su funcionamiento dentro de un sistema de control jerárquico.
 "fenomenológico". Cuando una persona se define a sí misma en una situación
social de una manera que la hace abierta a la regulación por parte de una
persona de estado superior.

63
CATEDRA: PSICOLOGÍA SOCIAL Ps. Víctor Cabrera Vistoso

Desde ambos enfoques, la "clave" de la conducta de los sujetos de sus experimentos


aparece en la "naturaleza de su relación con la autoridad".
A la noción de "agencia" contrapone el autor la de "autonomía": una persona es
"autónoma" en la medida en que "se considera a sí misma como actuando por propia
iniciativa" .

El paso de la persona del "modo autónomo" de actuación al "modo sistemático" de


conducta en función de los fines establecidos por otro supone para ella una "mutación
crítica" que, en el actual estado de la ciencia, resulta sólo analizable al nivel de su
"expresión fenomenológica"

La condición básica para la posibilidad de la "mutación agéntica" consiste en la práctica


-usual en todas las estructuras socioculturales- de la inserción del individuo a un
"sistema institucional de autoridad" (familia, escuela, iglesia, empresa, ejército...
etcétera) que le proporciona modelos de acción, recompensas y la plataforma cognitiva
para la internalización del orden social.

El estado agéntico implica un previo reconocimiento de la autoridad a la que someterse


libremente. Para el caso concreto de los sujetos de sus experimentos, Milgram atribuye
a la ideología ambiental la legitimación institucional de un sistema de relaciones sociales
en el que se asigna al científico-técnico el desempeño de un rol dominante y dentro del
que aquéllos encuentran buenas razones para prestarle obediencia voluntaria.

La capacidad de poder de una autoridad y la energía necesaria para motivar a un


súbdito a la obediencia no pueden determinarse, desde esta óptica, en el vacío social;
sino sólo mediante un análisis de la estructura de relaciones en la que jefes y
subordinados se hallan inmersos.

Las consecuencias más destacables del estado de agente en una persona, consisten en
su aceptación de la definición de la situación que le dicte la autoridad, su asunción del
rol de instrumento al servicio de los fines impuestos por el superior y en su
transformación moral, por la que se siente responsable no tanto de las consecuencias
de sus actos como del cumplimiento estricto de las órdenes que le han sido dadas.

En otros términos, la obediencia no elimina la moral; sino que desplaza el centro de


gravedad de la misma, en el contexto de una "reestructuración del campo social e
informativo". De este modo, su componente cognitivo confiere mayor relevancia al
imperativo ético de la subordinación y al aspecto técnico de la ejecución que al elemento
interpersonal de la relación agente-víctima implicado en la acción.

Esa nueva moralidad reduce el bien a la ley y el amor al deber; al tiempo que establece
la sumisión como base de las virtudes cardinales.

64
CATEDRA: PSICOLOGÍA SOCIAL Ps. Víctor Cabrera Vistoso

Otros mecanismos implicados en la situación experimental

Defensa. Entre los hechos observados por el autor acerca de las formas de solución del
conflicto al que se ven enfrentados los sujetos experimentales, destacan, además de las
conductas simples de obediencia o desobediencia, aquellas que constituyen indicadores
sintomáticos de un proceso "defensivo" (Milgram no se resiste a emplear una
terminología freudiana cuando lo juzga oportuno), contra la ansiedad suscitada por la
situación. Entre ellas, destacan las de evasión, negación, conversión física,
sometimiento mínimo, subterfugio, búsqueda de afirmación social, juicio de la víctima,
disensión puramente especulativa, etc.

Compromiso. En un discurso que recuerda a la teoría festingeriana de la disonancia


cognitiva (analizada en la siguiente unidad), Milgram constata la hegemonía de la
decisión de asumir la estructura total de la relación autoridad-agente sobre las opciones
particulares relativas a la conveniencia de obedecer órdenes concretas en el marco del
compromiso con la situación de subordinación, la disonancia derivada de efectos
singulares de la misma se verá reducida.

Entre los numerosos precedentes de la investigación de Milgram que podría traerse a


colación a propósito de este punto, merece ser destacada la realizada por Frank (1944)
sobre la resistencia a la autoridad.

Una de las observaciones interesantes de ese trabajo es la diferenciación de IQS


niveles de obediencia de los sujetos ingenuos al experimentador a propósito de
consignas relativas a comer galletas: el grado de resistencia de los individuos aparece
como cualitativamente distinto según si perciben la realización de la tarea que se les
impone como parte del compromiso que han contraído formalmente al optar por la
participación en el experimento o si se les antoja como un capricho arbitrario. En el
primer caso, la obediencia es prácticamente absoluta (lo contrario equivaldría a una
violación del pacto); mientras que en el segundo las manifestaciones de resistencia al
imperativo se hacen notorias (acatar la orden equivale a sumisión gratuita).

Distancia. Los experimentos sobre las condiciones de la lejanía de la víctima inducen a


considerar que la sumisión o la rebelión contra la autoridad que ordena un acto "injusto"
no depende tanto de la conciencia moral del agente cuanto de su estructuración del
campo cognitivo en el contexto interactivo.

En efecto, el grado de conflicto experimentado y expresado por el sujeto experimental


ante la misma tarea fundamental resulta distinto según las diversas condiciones de su
distanciamiento respecto de la víctima (en base a las cuales ésta aparece como más o
menos abstracta ), por tanto, su dolor como más o menos real).

Estos resultados ponen de manifiesto el contraste entre lo "lógico" y lo "psicológico", al


tiempo que permiten identificar las diferencias en cuanto a experiencia personal y
estructura del campo cognitivo entre el artillero de un superbombardero que apunta
hacia un determinado "objetivo" y el soldado de infantería enfrentado a un "enemigo"
cara a cara "desde un punto de vista meramente cuantitativo, es más perverso matar a

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CATEDRA: PSICOLOGÍA SOCIAL Ps. Víctor Cabrera Vistoso

diez mil personas, disparando obuses sobre una ciudad que matar a un solo hombre
aporreándole con una piedra y, sin embargo, esta última acción es, con mucho, más
difícil desde un punto de vista psicológico.

Según el autor, las diferentes formas de distanciamiento entre el agente y la víctima,


entre la acción y sus efectos, "neutralizan el sentido moral", desactivando los inhibidores
que entran en funcionamiento sólo en interacciones cara a cara.

A ese respecto, Milgram se une a la pléyade de científicos sociales que llaman la


atención a propósito del "decalage" progresivo entre el nivel de desarrollo tecnológico
del potencial destructivo humano y el de los mecanismos de inhibición biopsicológicos.

En el mismo sentido, no puede dejar de sugerir el peligro para la misma supervivencia


humana que encierra el propio "sistema de autoridad", ante el que el individuo autónomo
deviene capaz de abdicar de su humanidad para reducirse al puro "estado de agencia".
Comentario:

"...hemos podido comprobar un nivel preocupante de obediencia a las


órdenes. Con una regularidad paralizante, veíamos que las mejores
personas se sometían a las exigencias de la autoridad y realizaban
acciones crueles e inexorables. Personas que en su vida cotidiana son
responsables y honradas quedaban reducidas por la trampa de la
autoridad, por sus arreos, por el control de sus percepciones y por la
aceptación, exenta de toda critica, de la definición hecha por el
experimentador de la situación que conducía a una realización de
acciones inhumanas" (Milgram,1974).

La perspectiva ofrecida por Milgram sugiere las siguientes consideraciones:

1. La "autoridad" no constituye una abstracción ni una cualidad personal, sino el


conjunto de atributos de quien juega un rol definido en un sistema de relaciones
sociales (en el presente caso, se ha tratado de un régimen de poder legítimo-
racional). Por lo mismo, el alcance y los límites de la "obediencia" son también
función de un sistema interactivo.

2. Los experimentos citados tienden a demostrar que cuando dos valores éticos
como el del amor al prójimo y el de la obediencia a la autoridad entran en
conflicto, en un contexto de interacción jerárquica, el segundo tiende a
imponerse.

3. La diferencia entre las "previsiones" y los "resultados" obtenidos por Milgram


indica que los mecanismos psicologicosociales de la obediencia se rigen por
patrones que trascienden el ámbito estricto de la lógica convencional. Entre estos
patrones normativos de la conducta obediente cabe destacar los siguientes:
 Cuanto más próximo, concreto y perceptible parece el dolor de la víctima,
tanto mayor tiende a ser la resistencia a la autoridad que ordena
incrementarlo.

66
CATEDRA: PSICOLOGÍA SOCIAL Ps. Víctor Cabrera Vistoso

 Cuanto más cercana y vigilante permanece la autoridad en relación al agente,


mayor obediencia obtiene de él.
 Cuanto más solo se halla el individuo frente a la autoridad, menos probable
resulta su resistencia a la misma. Por el contrario, si puede formar coalición
con otros, ésta aumenta.
 La "moral", la "razón", la "conciencia", la "responsabilidad", etc., individuales,
ofrecen relativamente poca resistencia a la autoridad establecida en un
contexto de relaciones asumido, mediante un compromiso personal con la
situación, por el propio individuo.

El escándalo que suscitan las tesis extraídas por Stanley Milgram de los resultados de
sus experimentos (tal vez sea más digno de escándalo la ingenuidad que haya dado pie
a este tipo de reacción), le hacen aproximarse -como él mismo reconoce- hacia
controvertidas, por igualmente provocativas, posiciones como las de Arendt (1963)
acerca del perfil simplemente burocrático (con nada en común con el de un ser cruel,
sádico, sanguinario, etc.) de una personalidad como la de Eichmann o las sostenidas
por psicoanalistas sociales sobre el carácter simplemente "autoritario" de ciertos
ejecutores -"en cumplimiento del deber"- de acciones destructivas calificadas
unánimemente de monstruosas y atribuidas, con la misma unidad de criterio, a factores
psicopatológicos extremos y raros. "Acontecimientos como los de Holocausto pueden
explicarse sin tener que atribuir a Alemania ninguna característica psicológica que no
esté ampliamente en otras culturas; la nuestra incluida" (Simón 1981). Tales
barbaridades no serían ya necesariamente imputables a una banda de psicópatas, sino
a una legión de burotecnofascistas: a un colectivo de ejecutivos eficientes y
disciplinados, algunos con sólida formación "científica", bastantes con notable
capacitación "técnica", muchos con profundas convicciones morales.

Si individuos comunes se manifiestan capaces de realizar acciones convencionalmente


diferenciales de monstruos inhumanos, pueden igualmente explicarse ciertas
monstruosidades inhumanas como efectos del comportamiento de individuos comunes.
Este sencillo razonamiento resta seguridad al presente y consistencia epistemológica a
estrategias como la armamentista, basadas en la lógica racional de la disuasión y en el
presupuesto de la capacidad humana igualmente racional de controlar la propia
conducta. En este sentido, el eco y la resistencia suscitados por la obra de Milgram
resultan equiparables a los provocados por otros "descubrimientos" que ponen de
manifiesto la fragilidad de algún mito antropológico como el de la "racionalidad" humana
(Freud, Festinger) o el de la capacidad "autonómica" del propio hombre (Skinner,
Delgado).

Milgram, por su parte, pone el dedo en la llaga de la ilusión acerca del carácter
acentuadamente "moral" (en el sentido más sublime del término) del comportamiento
humano. Por otra parte, su implícita afirmación de que las relaciones sociales
sostenidas en el seno de una estructura de poder "legítimo"-"racional" (autoridad-
obediencia) resultan significativamente próximos a los que el propio Weber atribuye al
tipo "coercitivo" (dominio-sumisión) constituye otro atentado de primera magnitud contra
el núcleo de la moderna mitología acerca del progreso de la barbarie a la cultura.

67
CATEDRA: PSICOLOGÍA SOCIAL Ps. Víctor Cabrera Vistoso

De cualquier modo, el autor invita a considerar con ecuanimidad sus conclusiones, que
no inducen a descartar en absoluto la presencia de elementos racionales en la
obediencia ni a la capacidad de resistencia humana (autonomía, libertad) a una
autoridad cuyas órdenes contradigan normas morales de sus súbditos: la "auténtica
posibilidad' de la desobediencia "en manera alguna queda excluida por la estructura
general de la situación experimental" (Milgram, 1974).

En efecto, sus experimentos demuestran precisamente que, aun en las situaciones en


que el individuo está solo ante la autoridad, el "estado agéntico" no elimina del todo la
aptitud autonómica de una parte significativa de sujetos.

Tampoco es razonable derivar de los resultados de la investigación la tesis de que el


progreso cultural implique necesariamente un incremento de heteronomía. Tal vez
resulta más de acuerdo con la perspectiva que sugiere el autor la idea de que el mejor
conocimiento de las bases psicosociológicas de la obediencia a la autoridad proporciona
los elementos teóricos adecuados para el desarrollo del componente racional que puede
existir en las relaciones sostenidas dentro de un sistema de autoridad y, al tiempo, para
reforzar la autonomía de los individuos hasta el punto de capacitarlos para la eventual
resistencia a una autoridad que ordenara dañar a victimas inocentes.

En síntesis, para el autor, la psicología social ha puesto de manifiesto que las relaciones
de autoridad no constituyen el efecto social de simples predisposiciones personales al
"autoritarismo" ni tampoco el puro resultado institucional de un régimen político
"totalitario". Consisten, a su juicio, en un tipo de situación que puede afectar también el
comportamiento de individuos "normales" y que es susceptible de darse en contextos
"democráticos".

EVALUACIÓN DEL EXPERIMENTO

Nadie ha puesto razonadamente en cuestión el hecho de que Milgram haya conseguido


introducir en el ámbito del laboratorio un tema social de interés relevante, incorporar
hipótesis y modelos interdisciplinares y extraídos de una pluralidad de orientaciones
teóricas y combinar sugestivamente investigación y humanismo, rigor metodológico y
apertura intelectual, en uno de los trabajos experimentales de mayor trascendencia en el
campo de la psicología social.

Como es lógico suponer, una aportación como la presente ha debido suscitar las más
diversas reacciones, tanto por lo que se refiere a los aspectos ideológico y ético como
epistemológico y metodológico. Así, algún que otro literato-moralizador se resiste a
tomárselo en serio, a la vista de la distancia que separa sus contenidos de los propios
mitos sobre la moralidad humana. Otras reservas apuntan hacia los problemas de la
representatividad de la muestra de sujetos experimentales; de los efectos extraños que
haya podido inducir el experimentador en el laboratorio o de los contrastes entre las
situaciones artificiales observadas y los procesos reales de la vida social o hacia la
cuestión de si el fenómeno investigado consiste propiamente en la obediencia individual
a la autoridad o si se trata más bien (de un ejercicio de agresión en un contexto
institucional.

68
CATEDRA: PSICOLOGÍA SOCIAL Ps. Víctor Cabrera Vistoso

Son también frecuentes los comentarios deontológicos en torno al problema de la


relación medios-fines, planteado a propósito del posible carácter "traumatizante" de la
experiencia de tensión emocional a que son sometidos los sujetos ingenuos, quienes
además son objeto de "engaño". A ello responde Milgram precisando la calidad del
tratamiento pre y postexperimental que se da a los sujetos y presume del caso de uno
de ellos (joven) que no dudó en llegar al límite máximo de la obediencia en el proceso
experimental y que, a consecuencia de la reflexión a propósito de esta experiencia,
persigue y consigue el estatuto de "objetor de conciencia" (Milgram, 1980).

Desde una posición sociológico-critica (Poitou, 1973; Mugny, 1980) se acusa a Milgram
de no haber tomado suficientemente en cuenta el hecho de la inserción social de la
institución científica en un sistema de autoridad, en el que el experimentador ostenta el
rango de experto legitimado para exigir respuestas obedientes dentro del ámbito de su
competencia. Ello suscita dudas acerca de la validez de un análisis de relaciones de
poder realizado desde una situación de ejercicio de poder.

Por su parte, Doise (1982) critica en la obra de Milgram un típico desfase en psicología
social experimental: las "operacionalizaciones" se apoyan sobre variables
"intrasituacionales", la "teorización" remite a procesos "intra e interindividuales" y la
referencia al marco "ideológico" no va más allá de la mera "ilusión".

Harre (1979) presenta el experimento de Milgram como un ilustrativo ejemplo de la


dificultad de comprensión de los fenómenos observados en el laboratorio "cuando no se
atiende a las interpretaciones y creencias de los actores". Desde un punto de vista
etogénico, la situación experimental permite detectar no la "obediencia" a una autoridad,
sino la "confianza" en un experimentador -que se establece, negocia y renueva a lo
largo de la interacción sostenida entre el sujeto ingenuo y el que desempeña el rol de
"investigador". Harre se apoya en la réplica experimental de Mixon (1971) a Milgram,
según la cual la manipulación de las creencias e interpretaciones de los sujetos induce a
demostrar el importante papel que juega la confiabilidad percibida en el experto (a
través de sus gestos y actitudes) en orden a la determinación del nivel de obediencia
manifiesta al mismo.

En cambio, Aronson (1972) entiende que el experimento en cuestión, estando saturado


de "realismo experimental" (en él, el sujeto se toma realmente en serio la situación; así
como sus respuestas a los estímulos manipulados por el investigador), padece, sin
embargo, de un importante déficit de "realismo mundano", al no existir -según ese autor-
relaciones significativas entre la situación vivida por el sujeto en el laboratorio y las que
vive en su medio social cotidiano. El valor predictivo de la teoría de la "obediencia a la
autoridad" se restringiría a las supuestamente escasas ocasiones "reales" de estructura
similar a la diseñada en el laboratorio milgramiano.

Pero, aparte de las relaciones de poder y de confianza que lleguen a instaurarse :en los
dominios del investigador, cabe considerar también las "reglas implícitas" de la
interacción experimentador-sujeto experimental, que inducen a plantear razonables
dudas acerca del grado de "validez ecológica" de los experimentos de Milgram; no por el

69
CATEDRA: PSICOLOGÍA SOCIAL Ps. Víctor Cabrera Vistoso

mero hecho de haber sido realizados en el marco del laboratorio, sino por la
estratagema que en ellos se ha empleado de cara a conferir "plausibilidad" y "realismo"
a la situación.

Orne & Holland (1968), sugieren que lo que tal vez haya demostrado Milgram en sus
primeros trabajos (1965) no es tanto la "obediencia" del ciudadano común a la autoridad
que reconoce como legítima, cuanto la "complacencia" del sujeto participante a las
"demandas características" de la situación experimental.

Orne (1962, 1969) demuestra que en el laboratorio los sujetos se someten a la


realización de unas tareas extraordinariamente pesadas y absurdas, tratando de
mostrarse serviciales ante un investigador que "bien debe saber lo que se trae entre
manos". Según él, ello no supone ninguna garantía de que los mismos sujetos se
comportarán de modo similar en su vida cotidiana. Consideradas las homologías
estructurales entre la conducta antihedónica de sus sujetos y la antimoral de los de
Milgram, sugiere que éste no debe extrapolar lo que ha observado en el contexto
experimental a las situaciones de la vida real. (Quien comparte el punto de vista de
Milgram podría argüir que la vida real está llena de casos de gente que, en contextos
institucionales -"legitimados"-, realiza tareas penosas, absurdas, violentas y destructivas
y que, si de algún modo la "obediencia" es reductible a "complacencia" ¿por qué no ha
de serlo, a su vez, el "efecto Orne" al "efecto Milgram"?)

De cualquier modo, para Orne & Holland, la relevancia antropológica, política y moral de
la investigación de Milgram ha eclipsado la problemática metodológica que la misma
plantea: "Gran parte de la aceptación depende de la medida en que los resultados se
adecúan al “Zeitgeist” y a los prejuicios de la actividad científica. El talento con que
Milgram presenta sus resultados y los efectos que originan tienden a oscurecer serios
problemas acerca de su validez" (1968). La más seria de las reservas de procedimiento
que suscita, a su juicio, es la de la "manipulación del engaño": "el engaño es un intento
por parte del investigador por eludir aquellos procesos cognoscitivos del sujeto que
interferirán con su investigación, pero cuando tal experimento se realiza, resulta vital
que el investigador determine si es el sujeto o él mismo el engañado" (1968).

Orne & Holland, intentando ponerse dentro de la piel del sujeto experimental, consideran
que lo que éste hace está en función de su modo de captar la situación, en virtud del
cual realiza su composición de lugar atendiendo a las "instrucciones" que le proporciona
el experimentador y a toda otra suerte de "indicios" (Garfinkel, 1967). Y que, cuando
resuelve un conflicto situacional, lo que aparece en primer término como una respuesta
a instrucciones recibidas, puede resultar en realidad una conducta orientada por indicios
percibidos.

A ese respecto, la coyuntura más "incongruente" vivida por el sujeto experimental será la
del contraste entre la gravedad de los acontecimientos desarrollados y el tranquilo
comportamiento del experimentador. Ante ella, según los autores se comportará no sólo
en función del reconocimiento explicito de la autoridad legítimamente ostentada por el
director del experimento sino también convencido de la operatividad de la "regla
implícita" de que nada grave puede acontecer en el marco experimental. En tal caso, la

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CATEDRA: PSICOLOGÍA SOCIAL Ps. Víctor Cabrera Vistoso

propia conducta del experimentador es captable como un comunicado expreso de que


en realidad no es importante lo que está ocurriendo al aprendiz-víctima. Por ello, "el
paradigma de Milgram desemboca en una paradoja inevitable. Existen algunas cosas
que el sujeto no haría, pero hay comportamientos que sabe que el experimentador no le
pedirá que realice; por tanto, cuando el experimentador le pide que emprenda una
acción que conducirá a un serio perjuicio para él o para alguien más y le comunica que
el sujeto va a realizar esos actos, le comunica también que esto no conducirá a sus
consecuencias aparentes. Que el sujeto en un experimento ponga en práctica
comportamientos que parecen destructivos para él mismo o para otro, refleja más su
disposición de confiar en el experimentador y en el contexto experimental que lo que
haría fuera de la situación experimental" (1968).

Orne & Holland concluyen que "los estudios de Milgram sobre obediencia, aunque no
logran proporcionar un modelo viable para la investigación científica de la violencia,
constituyen con todo una piedra miliar en la psicología social. Al demostrar que es
posible permanecer dentro de convenciones actualmente aceptadas y, sin embargo,
llevar al experimento psicológico más allá de sus limites, los estudios sobre la
obediencia nos obligan a considerar cuáles son estos limites y a apresurar la llegada del
día en que los problemas de validez ecológica recibirán la clase de atención cuidadosa
que actualmente se dedica a la inferencia estadística. Finalmente, Milgram se ha
atrevido a intentar el estudio científico sistemático de un problema urgente al que
actualmente se enfrenta nuestra sociedad. Si bien se necesitarán nuevos medios para
alcanzar esta finalidad, al concentrarse en los problemas vitales, Milgram ha dado un
nuevo ímpetu a un campo sumamente atractivo" (1968).

El trabajo clásico de Milgram permanece como un camino abierto por el que se ha


avanzado aún cortos pasos. Probablemente esto sea debido al hecho de que constituye
una especie de momento álgido de la época dorada de la psicología social psicológica
experimental. La "crisis" que ha caracterizado la autoconsciencia de la disciplina a lo
largo de los setenta, avivada por las controversias en torno a la validez de los trabajos
de laboratorio en las ciencias humanas y por el creciente consenso en torno a la
necesidad de incorporar a la investigación psicológico social una mayor dosis de
variables cognitivas y macrosociológicas, ha frenado sin duda el empuje que el autor
hubiera podido dar a las investigaciones en la línea por él emprendida.

En ese sentido, los numerosos ensayos de validación transcultural realizados a


propósito de los hallazgos de Milgram en suelo norteamericano no resuelven los
problemas de fondo planteados por la crítica de que éstos han sido objeto. Resultan
más bien dignos de mención ciertas aproximaciones a aspectos parciales del modelo
original como los estudios sobre la relación del grado de obediencia con variables como
personalidad (Elms & Milgram, 1966), inteligencia (Burley & McGuinnes, 1977), sexo
(Kilmam & Mann, 1974) o edad (Punch & Rennie, 1978); sobre el nivel de obediencia
obtenido según si el sujeto desempeña el rol de agente "transmisor" o "ejecutante" de
las órdenes recibidas del experimentador (Kilham & Mann, 1974); sobre la servicialidad
del sujeto experimental (Crano & Brewer, 1977); sobre el efecto del engaño en el
desarrollo del experimento (Bickman & Zarantonello, 1978) o sobre la ética de la
investigación (Kelman, 1969) -tema al que vuelve el propio Milgram (1977).

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CATEDRA: PSICOLOGÍA SOCIAL Ps. Víctor Cabrera Vistoso

Algunas variables investigadas por Milgram :

VARIABLES ESTUDIADAS POR MILGRAM

TOTAL DE LA MUESTRA
100 %

ALTA AUTORIDAD BAJA AUTORIDAD


AMBIENTE SUNTUOSO AMBIENTE MODESTO
50 % 50 %

BUENAS MALAS BUENAS MALAS


RAZONES RAZONES RAZONES RAZONES
25 % 25 % 25 % 25 %

ETIQUET. ETIQUET. ETIQUET. ETIQUET. ETIQUET. ETIQUET. ETIQUET. ETIQUET.


POSITIVO NEGATIVO POSITIVO NEGATIVO POSITIVO NEGATIVO POSITIVO NEGATIVO
12 % 12 % 12 % 12 % 12 % 12 % 12 % 12 %

6% 6% 6% 6% 6% 6% 6% 6% 6% 6% 6% 6% 6% 6% 6% 6%

COMPORTAMIENTO OBEDIENTE (Variable dependiente)

Variables independientes:

V1 : Percepción de autoridad como un eminente doctor en un oficina lujosa y como un


doctor modesto en una oficina sin lujo.

V2 : Buenas razones para la orden y malas razones para la orden.

V3 : Etiquetamiento positivo de la víctima y etiquetamiento negativo.

V4 : Condiciones ambientales

Se utilizó una muestra aleatoria con dicotomización de las variables independientes.

¿Por qué obedecen los sujetos al investigador?. Porque aunque no posea ningún poder
específico sobre los sujetos, aparece como una persona poderosa. El experimentador
crea una ilusión de poder, va vestido con una bata blanca, la gente le llama “doctor” y
aparece con un aire muy severo. Los sujetos lo perciben lo suficientemente legitimado
como para dirigir el estudio. El jefe del experimento hizo con toda seguridad un trabajo
excelente al proyectar la imagen de alguien poderoso.

72
CATEDRA: PSICOLOGÍA SOCIAL Ps. Víctor Cabrera Vistoso

Descubrimientos del estudio de Milgram

Los experimentos de Milgram indican que el ejercicio del poder de forma autoritaria no
es la única forma de ejercerlo. El poder suele ser ejercido por individuos que tienen un
poder mínimo o nulo. Un individuo puede ser capaz de influir significativamente sobre
los demás por el simple hecho de que se le percibe como poderoso. El “ojo del
observador” desempeña un papel importante en el ejercicio del poder. Una síntesis de lo
relevante de los resultados de su investigaciones se presenta en la siguiente figura:

VARIABLE : CONTEXTOAMBIENTAL Y ESPACIAL

VARIABLES DESCUBRIMIENTOS
INDEPENDIENTES
La pared que existe entre profesor y alumno, solo permite escuchar los gritos de la
víctima pero no “se ve” el sufrimiento. De modo que:

 Al no ver el sufrimiento de la víctima, la crueldad y obediencia


aumentan

Esta forma de etiquetamiento es promotor de maniqueismo y cuando está presenta en


regímenes ideológicos, separa a los buenos de los malos, adeptos y enemigos, es
decir, siempre en categorías dicotómicas, lo que deshumaniza a la gente.

La dicotomización de la variable ambiental queda expresada de la siguiente manera:


Contexto ambiental y PA
 Presencia u ausencia de autoridad (ante profesor)
espacial
 Poner a la víctima cara a cara con el profesor NVV
 Cercanía o lejanía de la víctima
LV
Resultados:
 Ante la ausencia de autoridad = disminuye la obediencia
 Ante la presencia de autoridad = AUMENTA la obediencia
 Víctima cara a cara con el profesor = disminuye la obediencia
 Víctima fuera de la vista del profesor = AUMENTA la obediencia
 Lejanía de la víctima = AUMENTAla obediencia
 Cercanía de la víctima = disminuye la obediencia

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CATEDRA: PSICOLOGÍA SOCIAL Ps. Víctor Cabrera Vistoso

VARIABLE : ETIQUETAMIENTO

VARIABLES DESCUBRIMIENTOS
INDEPENDIENTES
Es la deshumanización de la víctima. Esto significa aislar los sentimientos de culpa por
que anula el significado moral de los conceptos. Nos libera del arrepentimiento.

El etiquetamiento depende del contexto histórico y sociocultural

Existe un etiquetamientos negativo:

 Ser negro (en tiempos de esclavitud)


 Ser judío (en la Alemania Nazi)
 Ser homosexual
 Ser delincuente
Etiquetamiento
Existe un etiquetamiento positivo:

 Ser Sacerdote
 Ser Carabinero E+
 Ser Médico
 Ser un Científico

El fenómeno de la obediencia está determinado por el etiquetamiento que damos a la


víctima:
 Etiquetamiento negativo = ALTA obediencia
 Etiquetamiento positivo = Baja obediencia

Es interesante destacar, con respecto a la cuarta variable (ambiental y espacial) que la


lejanía de la víctima, se traduce en los habituales comportamiento de “difusión de la
responsabilidad, cuando el grupo no asume la responsabilidad por un hecho. De modo
que el responsable es anónimo. Por otro, también puede producir un “desplazamiento”
de la responsabilidad, es decir, cuando se atribuye a otra persona la responsabilidad de
lo que “yo” hice, asumiendo lo que en psicoanálisis de denomina “comportamiento
regresivo”.

Otro aspecto destacable es la secuencia de frases - estímulo que Milgram utilizó ante
sus “profesores”. Esto se presenta en la siguiente figura:

74
CATEDRA: PSICOLOGÍA SOCIAL Ps. Víctor Cabrera Vistoso

ESTIMULOS DADOS POR EL INVESTIGADOR AL PROFESOR

Aumento de las objeciones


del profesor
Estos estímulos fueron aplicados por Milgram porque el investigador, al estar al lado del
profesor, estimula en éste la necesidad de aprobación. Con ello se comprueba la
regresión infantil que sufre el sujeto en situaciones límite.

Finalmente la “ruta” que se comprueba en la obediencia y por tanto en la ilusión de


poder por parte del profesor ante su alumno (víctima) se representa en la figura
siguiente:

RUTA DE LA OBEDIENCIA Y LA ILUSIÓN DE PODER

TOTAL DE LA MUESTRA
100 %

ALTA AUTORIDAD BAJA AUTORIDAD


AMBIENTE SUNTUOSO AMBIENTE MODESTO
ia
nc

50 % 50 %
ia
die

c
ien
be

ed
Ro

BUENAS BUENAS
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O

RAZONES RAZONES
AY

or

25 % 25 %
en
M

m
de

de

ETIQUET. ETIQUET.
no

NEGATIVO NEGATIVO
no
Pl a

12 % 12 %
Pla

6% PA-NVV-LV 6% PA-NVV-LV

COMPORTAMIENTO OBEDIENTE (Variable dependiente)

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CATEDRA: PSICOLOGÍA SOCIAL Ps. Víctor Cabrera Vistoso

4.5. Experimento de Philip Zimbardo

Narración del hechos previos (parte integral del experimento – realismo mundano)

En una mañana de domingo del mes de agosto varios coches de la policía se


adentraron en Palo Alto haciendo sonar sus sirenas. La policía efectuó la detención de
varios estudiantes universitarios de primeros años de carrera en lo que parecía ser una
detención colectiva. A cada sospechoso se le acusó de realizar actividades delictivas, se
lo reviso, esposó y arrojó en el interior del vehículo policial y se lo llevó a comisaría para
su identificación.

En algunos casos, vecinos curiosos que fueron testigos de las detenciones expresaron
su simpatía y preocupación a las familias de estos desafortunados jóvenes. La madre de
un estudiante universitario de 18 años que había sido detenido por atraco a mano
armada manifestaba sobresaltada: “Tuve la impresión de que mi hijo había hecho algo
malo porque la policía vino a buscarlo”.

Después de haber tomado sus huellas digitales y los datos pertinentes para enviarlos al
archivo central, cada prisionero fue encerrado en una celda aislada y después de un
rato, y tras haberle vendado los ojos, fue conducido a la “Prisión del Condado de
Stanford”. En ella comenzó el proceso de convertirse en prisionero. A cada prisionero se
lo desnudó, registró, desinfectó y se le entregó un uniforme, toalla, jabón y una cama.

En las últimas horas de la tarde, cuando ya se habían consumado nueve detenciones,


estos jóvenes que habían cometido su primer delito estaban sentados, aturdidos y
silenciosos, en los catres de sus enrejadas celdas tratando de dar sentido a los
inesperados sucesos que habían transformado sus vidas en una forma tan llamativa.
Algo extraordinario estaba ocurriendo. No eran los procedimientos rutinarios de la
policía ni las detenciones, que se llevaron a cabo con la fría eficacia habitual ni el hecho
de ser encarcelado tras barrotes metálicos en unas celdas que había que compartir con
un excesivo número de personas, por lo demás, completamente desconocidas. Había
algo que no encajaba, algo que obligaba a cada prisionero a preguntarse a qué tipo de
cárcel había ido a parar y a qué tipo de experiencias se vería expuesto antes de ser
finalmente liberado o trasladado a otra cárcel.

Estas personas formaban parte de un tipo especial de prisión, en concreto, una prisión
experimental o simulada, creada por unos psicólogos sociales con el propósito de
estudiar intensivamente los efectos del encarcelamiento sobre sujetos voluntarios.
Cuando planeábamos las dos semanas de vida de prisión simulada, lo que nos
preocupaba primordialmente era la comprensión del proceso mediante el cual las
personas se adaptan a una situación nueva y extraña en la que los llamados
“prisioneros” pierden su libertad, sus derechos, su independencia y su intimidad
mientras que los así llamados “guardias” obtienen poder social aceptando la
responsabilidad de controlar y manejar las vidas de las personas que son puestas a su
cargo y que dependen de ellos.

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CATEDRA: PSICOLOGÍA SOCIAL Ps. Víctor Cabrera Vistoso

Justificación:

La decisión de investigar estos temas y otros relacionados con ellos en el contexto de


una prisión simulada en lugar de hacerlo en una real se basó en dos premisas. Los
sistemas penitenciarios son fortalezas cerradas, no accesibles a una observación
imparcial y, por lo tanto, inmunes a un análisis crítico proveniente de alguien que no
forme parte de la autoridad del centro. Es virtualmente imposible, incluso para los
comités de investigación del Congreso, conseguir acceso total y sin limitación de tiempo
a las actividades cotidianas de la prisión. La probabilidad que tienen los ciudadanos
individuales de conseguir tal acceso es considerablemente menor.

En segundo lugar, en una prisión real es imposible separar lo que el individuo trae a la
prisión de lo que la prisión produce en él. Por ejemplo, al observar un determinado acto
de violencia o de brutalidad en la prisión, es imposible determinar si ha de ser atribuido
a algún aspecto de la situación o a las características ya existentes de la personalidad
de la población especial de los que se convierten en prisioneros o guardias.

Al poblar nuestra prisión simulada con un grupo completamente homogéneo de


individuos que eran normales en una serie de dimensiones de personalidad, estábamos
mejor preparados para evaluar el impacto de unas fuerzas situacionales extremas sobre
la conducta resultante, controlando el posible influjo contaminante de rasgos crónicos de
personalidad usados comúnmente para explicar los incidentes en las prisiones.

Nuestra muestra final de participantes (10 prisioneros y 11 guardias) fue el resultado de


una selección a partir de una muestra inicial de 75 voluntarios reclutados mediante
anuncios en periódicos de la ciudad y de la universidad. Los aspirantes eran en su
mayoría estudiantes universitarios de Estados Unidos y Canadá, que casualmente
estaban en el área de Stanford durante el verano y cuya motivación se explicaba por los
15 dólares diarios que se les ofrecía por participar en un estudio sobre la vida dentro de
la prisión. Todos los solicitantes fueron sometidos a una entrevista clínica en profundidad
y completaron un extenso cuestionario sobre diversos aspectos de su vida y sólo se
seleccionaron aquellos a los que se juzgó, más allá de toda duda razonable, como
estables emocionalmente, sanos físicamente y respetuosos de la ley.

Esta muestra de estudiantes universitarios varones de clase media, de raza blanca (sólo
había un oriental), se dividió entonces de forma arbitraria en dos subgrupos mediante el
lanzamiento de una moneda al aire. Se asignó a la mitad aleatoriamente a desempeñar
el papel de guardias y a la otra mitad el de prisioneros. Por lo tanto, no existían
diferencias mensurables entre guardias y prisioneros al comienzo del experimento.
Aunque al principio se avisó a todos que el desempeño del papel de prisionero traería
consigo la pérdida de intimidad y de sus derechos de ciudadano y que podrían ser
sometidos a un trato violento, todos los sujetos estaban convencidos plenamente de su
capacidad para soportar todo lo que la prisión pudiese ofrecer en un periodo
experimental de dos semanas. Armados con esa ilusión de vulnerabilidad y autonomía
personal, todos los sujetos consintieron sin asomo de duda en firmar su permiso para
participar. Es importante anotar, aunque sea de pasada, que la motivación que guiaba a

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CATEDRA: PSICOLOGÍA SOCIAL Ps. Víctor Cabrera Vistoso

estos sujetos a formar parte de esta prisión simulada es parecida a la que guía a otros
hombres hacia las prisiones reales: la oportunidad de conseguir dinero de forma fácil.

Hallazgos:

Lo más sorprendente del resultado de la experiencia de esta prisión simulada fue la


facilidad con que se puede provocar una conducta sádica en jóvenes totalmente
normales y el contagio de una patología emocional entre aquellos que precisamente
habían sido seleccionados con todo cuidado por su estabilidad emocional. Quizá fue
más asombroso todavía para nosotros la extrema permeabilidad de las fronteras entre la
realidad y la ilusión, entre la propia identidad y el rol situacional. Lo que comenzó siendo
un simple ejercicio académico se convirtió en una fuerza de proporciones monstruosas,
produciendo unas consecuencias impredecibles en todos aquellos que entraron dentro
de los muros de esta prisión especial. Sin embargo, como todo esto es adelantar
acontecimientos, volvamos a la historia presentando la bienvenida del guardia a los
nuevos internos:

Revisión de los hechos del experimento:

“Como ya sabrán probablemente, yo soy su guarda. Todos ustedes han demostrado que
son incapaces de funcionar en el mundo exterior por una razón u otra. Es decir, que
carecen de la responsabilidad que caracteriza a los ciudadanos de este gran país.
Nosotros, los de la prisión, el personal correccional, los vamos a ayudar a aprender
cuáles son las responsabilidades de los ciudadanos de este país. Aquí tienen las reglas.
Dentro de poco habrá una copia de ellas en cada una de las celdas. Esperamos que las
sepan y que sean capaces de decirlas de memoria. Si siguen todas estas reglas y
mantienen limpias sus manos, si se arrepienten de sus malas acciones y muestran una
actitud de penitencia, nos vamos a llevar de maravilla.”

Seguía aquí la lectura de las 15 reglas básicas de la conducta del prisionero (que
habían compilado el guardia y su plantilla de oficiales correccionales):

Uno: los prisioneros tienen que permanecer silenciosos durante los periodos de
descanso, después de apagar las luces, durante las comidas y siempre que estén fuera
del patio de la prisión.

Dos: los prisioneros tienen que comer en las comidas y solo en las comidas.

Tres: los prisioneros no podrán conspirar, dañar las paredes, los techos, las ventanas,
las puertas o cualquier otra propiedad de la prisión….

Siete: los prisioneros se dirigirán uno a otro solo por su número de identificación.

Ocho: los prisioneros se dirigirán a los guardas como “Sr. Oficial correccional..”

Dieciséis: la desobediencia a cualquiera de las reglas anteriores resultará en un castigo.

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CATEDRA: PSICOLOGÍA SOCIAL Ps. Víctor Cabrera Vistoso

La prisión se construyó físicamente en los bajos de la Universidad de Stanford, desierta


tras el final de los cursos de verano. Un largo pasillo se convirtió en el “patio” de la
prisión levantando un muro en cada uno de sus extremos. Tres pequeñas salas de
laboratorio que daban a este pasillo se convirtieron en celdas; se cambiaron las puertas
originales; en lugar del mobiliario primitivo se colocaron tres catres en cada celda. Las
oficinas que había al lado para el jefe de guardias (Jaife) y el Superintendente
(Zimbardo). Una cámara de televisión oculta y varios micrófonos también ocultos
grabaron gran parte de las interacciones verbales y no verbales entre guardias y
prisioneros. El entorno físico era tal que los prisioneros siempre podían ser observados
por el personal, siendo la única excepción los casos en que se colocaba a un prisionero
en un confinamiento solitario (una especia de caja, pequeña y oscura, denominada “el
agujero”).

Nuestra prisión simulada representó un intento de simular funcionalmente algunos de


los aspectos significativos del estado psicológico del encarcelamiento. No intentamos
generar una simulación literal de los detalles de la prisión “real” ni sus procedimientos
habituales de actuación. Más bien, nuestra preocupación primordial era conseguir
algunos efectos psicológicos equivalentes, por encima de las diferencias entre la forma
y la estructura de los procedimientos habituales utilizados en nuestra prisión o los que
se utilizan en las prisiones reales.

Los prisioneros “reales” informan por lo general de un sentimiento de ausencia total de


poder, de sentirse arbitrariamente controlados, dependientes, frustrados, anónimos,
deshumanizados, castrados. No es posible, ni pragmática ni éticamente, crear estos
estados crónicos en sujetos voluntarios que saben perfectamente que están en un
experimento que dura un corto periodo de tiempo. El racismo, la brutalidad física, el
confinamiento indefinido y la homosexualidad forzosa no constituían aspectos de
nuestra prisión simulada. En su lugar, creamos manifestaciones simbólicas de aquellas
variables que se suponían fundamentales en la experiencia de ser encarcelado.

Se fomentó el anonimato por medio de una variedad de procedimientos tendentes a


minimizar las características personales de los prisioneros y su anterior identidad. Los
uniformes, los números de identificación, las gorras y el haber sido despojados de todos
sus efectos personales y alojados en celdas con barrotes, todo ello hizo que los sujetos
pareciesen muy similares unos a otros y a menudo imposibles de distinguir para
observadores extraños. A la vez esto les impuso a la fuerza una identidad situacional de
grupo de “prisioneros”. El tener que llevar una especie de guardapolvos, similar a un
vestido de mujer, y sin ropa interior hizo que los prisioneros tuviesen menos libertad en
la realización de sus acciones físicas y que se moviesen en forma más femenina que
masculina. El forzar a los prisioneros a obtener permiso para actividades rutinarias
simples tales como escribir cartas, fumar un cigarrillo e incluso ir al servicio provocó en
los primeros una dependencia infantil.

También los guardias estaban “desinvidualizados”, por el hecho de llevar uniformes


kakis idénticos y gafas de sol con cristales reflectantes que hacían imposible el contacto
visual. Sus símbolos de poder eran porras (luma), silbatos, esposas y las llaves de las
celdas y de la “entrada principal”. Aunque no preparamos formalmente a los guardias

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para su papel, en la inmensa mayoría de los casos no tuvieron mayores dificultades


para adaptarse a él. Las películas, la TV, las novelas y el resto de los medios de
comunicación les habían proporcionado un buen número de modelos de guardias de
prisión a los que emular. De la misma manera que los oficiales “correccionales” reales
sometidos a las mismas influencias culturales, nuestros guardias simulados tenían
disponibles modelos de conducta de guardia sobre los que podían improvisar
desempeños de rol. De la misma forma también, nuestros prisioneros simulados habían
aprendido en cierta medida de los medios de comunicación y habían seleccionado las
experiencias vitales que eran adecuadas reacciones de prisionero.

Dado que estábamos tan interesados en la conducta de los guardias como en la de los
prisioneros, se les concedió una considerable libertad de improvisación para desarrollar
las estrategias y tácticas de trato de prisioneros. La mayor parte del tiempo los guardias
y los prisioneros interactuaban en el patio solos y sin la presencia de personas de mayor
status. A los guardias se les dijo que tenían que mantener la “ley y el orden” en esta
prisión y que serían responsables de la solución de todos los problemas que pudiesen
surgir y se les advirtió de la gravedad de los peligros que conllevaba la situación en la
que iban a entrar. Sorprendentemente en la mayoría de los sistemas penitenciarios, los
guardias “reales” no reciben una preparación psicológica o una formación mucho más
adecuada que ésta para uno de los trabajos más peligrosos, complejos y exigentes que
nuestra sociedad puede ofrecer. Se espera que aprendan cómo ajustarse al nuevo
empleo sobre todo a partir de la experiencia en el trabajo y a partir de contactos con los
“compañeros más antiguos” durante un periodo de orientación que es una auténtica
supervivencia del más apto.

La interacción simbólica entre guardas y prisioneros requiere que cada uno desempeñe
su propio rol y que obligue a los demás a desempeñar el suyo de una forma adecuada.
Nadie puede ser un prisionero si nadie quiere ser su guarda, y nadie puede ser un
guarda si nadie lo toma a él o a su prisión en serio. Por lo tanto, a lo largo del tiempo se
desarrolló una pervertida relación simbólica. A medida que los guardias se volvían más
agresivos, los prisioneros se volvían más pasivos; la auto aserción en los guardas se
reflejaba en la dependencia de los prisioneros; el autoengrandecimiento se correspondía
con la auto humillación, la autoridad con la falta de poder y la contrapartida del sentido
del dominio y control de los guardas era la depresión y la desesperanza que se
apreciaban en los prisioneros. A medida que estas diferencias en conducta, en talante y
en percepción comenzaron a ser evidentes para todos, la necesidad de que los guardas,
ya “justamente” poderosos, dominasen a los inferiores e impotentes internos se convirtió
en una razón suficiente para apoyar cualquier otra indignidad del hombre contra el
hombre.

GUARDA K: Durante la inspección me fui a la celda 2 para ordenar el lío que el


prisionero había hecho en la cama y él me agarró gritándome que lo había hecho y que
no estaba dispuesto a permitir que yo lo arreglase… Me cogió por el cuello y, aunque yo
me reía, lo cierto es que consiguió asustarme de veras. Lo empujé hacia atrás
golpeándolo con la porra en la mejilla aunque no muy fuerte y cuando me zafé fui presa
de una fuerte irritación. Ardía en deseos de volver a la celda y de tener un
enfrentamiento con él, ya que me atacó cuando estaba desprevenido.

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CATEDRA: PSICOLOGÍA SOCIAL Ps. Víctor Cabrera Vistoso

GUARDA M: Yo estaba sorprendido de mí mismo…Hice que los prisioneros se llamasen


unos a otros por sus nombres y luego los obligué a limpiar los retretes con las manos.
Prácticamente los llegué a considerar como ovejas y estaba continuamente
persuadiéndome de que tenía que vigilarlos estrechamente para impedir que llevasen a
cabo sus maquinaciones.

GUARDA A: Estaba harto de ver a los prisioneros tendidos en sus catres y de soportar
el peculiar olor corporal que despedían en sus celdas. Los veía discutir entre ellos por
órdenes que nosotros les habíamos dado. Desde luego no los consideraba como un
experimento. Era algo real y ellos luchaban por mantener su identidad. Sin embargo, allí
estábamos nosotros para demostrar claramente quién era el que mandaba.

Dado que el primer día transcurrió sin que ocurriese ningún incidente, nos sorprendió y
nos pilló desprevenidos la rebelión que se produjo durante la mañana del segundo día.
Los prisioneros se despojaron de sus gorras, descosieron sus números y levantaron
barricadas dentro de las celdas poniendo sus camas detrás de las puertas. El problema
que se nos planteaba era qué hacer frente a esta rebelión. Los guardias también
estaban bastante alterados porque los prisioneros comenzaron a reírse y a burlarse de
ellos en su cara. Cuando llegó el turno de guardias de la mañana se irritaron contra los
del turno de noche por haber sido tan permisivos y blandos y por haber consentido que
la rebelión hubiera llegado a producirse. Los guardias tenían que enfrentarse solos a la
rebelión y fue sorprendente ver las acciones que emprendieron.

Lo primero que hicieron fue llamar refuerzos. Los dos guardias que estaban en sus
casas vinieron y el turno de noche se ofreció voluntariamente a permanecer en su
puesto (sin paga extra) para apoyar el turno de mañana. Los guardas, tras una
deliberación decidieron oponer su propia fuerza a la fuerza de los prisioneros.
Consiguieron un extintor de dióxido de carbono que lanzaba un chorro helado y con él
obligaron a los prisioneros a retroceder en las puertas, entraron a continuación en cada
celda, desnudaron a los prisioneros, sacaron fuera los catres, pusieron los líderes en
celdas de castigo (confinamiento solitario) y comenzaron a molestar e intimidar a los
prisioneros.

Después de aplastar la revuelta, los guardias decidieron prevenir otras posibles creando
una celda privilegiada para los que fuesen “buenos prisioneros”, y luego sin explicación
trasladaban a ellas a algunos de los cabecillas y a los buenos los pasaban a las de
castigo. Los líderes de los prisioneros no podían confiar e estos nuevos compañeros de
celda porque no se habían unido a la revuelta e incluso podían ser soplones. A partir de
entonces los prisioneros nunca actuaron unidos contra el sistema. Uno de los líderes de
la revuelta de los prisioneros confesaba más tarde:

“Si nos hubiésemos mantenido unidos, creo que habríamos dominado la situación. Sin
embargo, cuando vi que la revuelta no funcionaba decidí ajustarme al sistema. Todo el
mundo hizo lo mismo. Desde entonces nos controlaron realmente.”

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CATEDRA: PSICOLOGÍA SOCIAL Ps. Víctor Cabrera Vistoso

Fue después de este episodio cuando los guardias comenzaron de verdad a desplegar
inventiva en la aplicación del poder arbitrario. Obligaban a los prisioneros a obedecer
reglas estúpidas y con frecuencia inconsistentes, a realizar trabajos tediosos e inútiles
tales como trasladar cartones de un retrete a otro una y otra vez o sacar espinas de sus
mantas durante horas y horas. No sólo tenían los prisioneros que cantar canciones o
reír o dejar de reír cuando se les ordenaba sino que también tenían que insultarse entre
sí durante los recuentos. También tenían que decir en voz alta sus números durante
interminables periodos de tiempo y se les obligaba a tenderse en el suelo y a levantar a
alquilen que se ponía de pie o se sentaba encima de ellos.

Poco a poco los prisioneros fueron resignándose a su destino. Incluso llegaban a


portarse de forma que realmente ayudaba a justificar el deshumanizado tratamiento que
recibían a manos de los guardias. El análisis de las cintas grabadas en las que se
recogían las conversaciones entre prisioneros y los comentarios que hicieron a los
entrevistadores revelaron que el ochenta y cinco por ciento de las afirmaciones
valorativas de sus propios sentimientos eran peyorativas:

Prisionero: el 2093, el “sarge” siempre nos sirve de víctima propiciatoria… no podemos


comprender cómo puede plegarse mentalmente a todo lo que se le pide.

Este resultado deberá ser tomado dentro del contexto de uno todavía más sorprendente.
¿De qué creen ustedes que hablaban los prisioneros cuando estaban solos en sus
celdas, gozando de un respiro lejos del mal trato y de la vigilancia de los guardias: de
sus chicas, planes de carrera, hobbies, política, etc.. que parecen ser a primera vista los
temas más importantes de conversación?. Desde luego que no. Las conversaciones
registradas revelaron que sólo el 10% del tiempo se dedicaba a temas del “exterior”.
Durante el restante 90% del tiempo discutían temas como planes de fuga, la horrible
comida, quejas o tácticas de congraciamiento a usar con guardas específicos. La
obsesión de los prisioneros con preocupaciones de la supervivencia inmediata convertía
la conversación sobre su pasado y su futuro en un lujo ocioso. Sin embargo, el centrarse
exclusivamente en temas de prisión tenía un efecto doblemente negativo sobre el ajuste
del prisionero. En primer lugar, permitiendo voluntariamente que los temas de la prisión
ocupasen sus pensamientos, incluso cuando ya no tenían que desempeñar sus roles,
los prisioneros extendían la opresión y la realidad de la experiencia. En segundo lugar,
dado que los prisioneros eran al empezar desconocidos entre sí, la única forma que
tenían de conocer cómo eran los otros realmente era compartiendo sus experiencias y
sus expectativas para el futuro y observando cómo se comportaban. Sin embargo, lo
que observaba cada prisionero era cómo sus compañeros permitían que los guardas los
humillasen, actuando como ovejas complacientes, llevando a cabo órdenes absurdas
con obediencia total o incluso siendo insultados por sus propios compañeros (a
instancias de los guardas). Después de haber vivido varios días confinados juntos en
este rígido entorno, muchos de los prisioneros ni siquiera conocían los nombres de pila
de la mayoría de los otros, de dónde procedían ni tenían la más ligera idea de qué
hacían cuando no eran “prisioneros”. Bajo tales circunstancias, ¿cómo podía un
prisionero tener respeto por sus compañeros o algún tipo de respeto hacia lo que él
mismo estaba legando a ser ante los ojos de quienes le estaban evaluando?

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CATEDRA: PSICOLOGÍA SOCIAL Ps. Víctor Cabrera Vistoso

Así la combinación de elementos simbólicos y realistas en este experimento se


fusionaron para crear una ilusión vívida de encarcelamiento. Esta ilusión se fundió
inextricablemente con la realidad, por lo menos durante parte del tiempo, para cada
individuo que participó en esta situación. Era notable observar con qué facilidad nos
deslizamos en nuestros roles, cedemos temporalmente nuestras identidades y
permitimos que estos roles asignados y estas fuerzas sociales de la situación guíen,
modelen y al final acaben controlando nuestra libertad de pensamiento y acción.

¿Es posible, cabe preguntarse, que unas personas voluntarias que tienen un alto grado
de inteligencia y de educación formal, hayan podido perder la perspectiva de la realidad,
de que no hacían más que actuar como parte de un juego elaborado (de policías y
ladrones) que iba a tener que acabar?. Hay muchas fuentes de evidencia que indican no
sólo que es posible sino que también nosotros (los experimentadores) perdimos esa
perspectiva. Algunos ejemplos demostrarán la medida en la que una experiencia de
simulación de desempeño de rol puede, bajo ciertas circunstancias, convertirse en una
situación vital de compromiso total.

El prisionero 819, que cayó en un estado de rabia incontrolable seguido por un ataque
de llanto, estuvo a punto de ser liberado prematuramente de la prisión cuando un
guarda puso en fila a todos los prisioneros y les hizo cantar a coro: “el 819 es un mal
prisionero; por culpa del daño que hizo a la propiedad de la prisión, todos tendremos
que pagar; el 819 es un mal prisionero”, y repetirlo una y otra vez. Cuando pensamos
que el prisionero 819 estaría resistiendo estos cantos fuimos a la habitación donde se
suponía que debería estar descansando y lo encontramos llorando, y preparándose
para volver a la prisión dado que no podía abandonarla en tanto que los demás
pensasen que era un “mal prisionero”. A pesar de que se sentía mal, tenía que probar a
los otros que no era un mal prisionero. Tuvo que ser persuadido de que no era en
absoluto un prisionero, de que allí todos eran estudiantes, de que aquello no era más
que un experimento y no una prisión y de que el personal directivo de la prisión no eran
más que psicólogos sociales.

Considérese lo excesivo de la reacción que manifestamos ante el rumor de la


preparación de una fuga masiva que uno de los guardianes aseguraba haber oído. El
rumor decía lo siguiente: el Prisionero 819, que había sido liberado con anterioridad a
causa de problemas emocionales, había fingido dichos problemas. En realidad, estaba
reuniendo un grupo de amigos con los que asaltar la prisión inmediatamente después de
la hora de visita. En lugar de recoger datos sobre la pauta de transmisión del rumor,
elaboramos planes para mantener la seguridad de nuestra institución. Lo primero que
hicimos fue introducir a un colaborador nuestro en la celda que había ocupado el 819
con el fin de que obtuvieses información acerca de los planes de fuga. A continuación, el
Superintendente se desplazó hasta el Departamento de Policía de Palo Alto para
solicitar el traslado de nuestros prisioneros a la cárcel de la localidad. Su apasionada
petición fue desestimada a última hora cuando un concejal puso de relieve el problema
de seguridad y de responsabilidad legal que planteaban nuestros prisioneros a la
ciudad.

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CATEDRA: PSICOLOGÍA SOCIAL Ps. Víctor Cabrera Vistoso

Enfurecido por esta ausencia de cooperación institucional, el personal formuló otro plan.
Se desmanteló la cárcel: los prisioneros, encadenados y con los ojos vendados, fueron
conducidos a un lejano almacén. Cuando llegasen los conspiradores, se les diría que el
estudio había concluido, que sus amigos habían sido enviados a sus casas respectivas
y que no había allí nada que liberar. Una vez que se hubiesen ido, se reforzaría la
seguridad de nuestra prisión para hacer inútil cualquier intento de fuga. Llegamos
incluso a planear hacer volver al ex prisionero 819 con algún pretexto para encarcelarlo
de nuevo bajo la acusación de haber conseguido su libertad alegando falsos motivos.

Resultó que el rumor era eso; simplemente un rumor, pero habíamos dejado transcurrir
un día entero sin recoger un solo dato; habíamos trabajado increíblemente para
desmantelar primero y reconstruir a continuación nuestra prisión. Sin embargo, nuestra
reacción fue tanto de alivio y alegría como de agotamiento y frustración.

Tal vez la versión más elocuente del siniestro desarrollo de esta nueva realidad y de la
gradual metamorfosis kafkiana del bien en el mal, se evidencia en los extractos del
diario de uno de los guardias, el guardia A:

ANTES DEL EXPERIMENTO: Como persona pacifista y no agresiva, me resulta


imposible imaginar una situación en la que pueda ser guardia de otras criaturas vivas,
mucho menos maltratarlas.

TRAS LA REUNIÓN DE ORIENTACIÓN: La compra de uniformes al final de la reunión


confirma la atmósfera de pasatiempo de todo este montaje. Tengo dudas de que
muchos de nosotros compartamos las expectativas de “seriedad” que parecen tener los
experimentos.

PRIMER DÍA: Presiento que los prisioneros se burlarán de mi aspecto. Pondré en


marcha mi primera estrategia básica – fundamentalmente es que no sonría ante nada
que pueda decir o hacer lo cual equivaldría a admitir que esto no es más que un
pasatiempo… En la celda 3 me detengo y con voz grave y baja digo al número 5486:
“¿de qué te ríes?” “De nada, Sr. Oficial Correccional”. “Bien. Asegúrate de que es así”.
(Cuando me marcho, me siento como un estúpido).

SEGUNDO DÍA: 5704 me pidió un cigarrillo y no le hice caso – ya que no fumo y no


puedo empatizar… Mientras tanto y, dado que sí empatizaba con 1037, decidí no
dirigirle la palabra… Después del recuento y de que se apagasen todas las luces, el
Guardia D y yo mantuvimos una conversación a voces relativa a ir a visitar a nuestras
chicas y lo que íbamos a hacer con ellas.

TERCER DÍA: (Preparativos de la primera Noche del Visitante). Tras advertir a los
prisioneros que no planteasen quejas si no querían que la visita se acortase, dejamos
entrar a los primeros padres. Conseguí ser uno de los guardias del patio puesto que ello
me brindaba la primera oportunidad del tipo de poder manipulativo que realmente me
gusta – el de ser una figura bien visible con un control casi completo sobre lo que se
dice o no - . Mientras los padres y prisioneros ocupaban unas sillas, yo me senté en el

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CATEDRA: PSICOLOGÍA SOCIAL Ps. Víctor Cabrera Vistoso

extremo de la mesa moviendo los pies negando todo lo que se me ocurría… 817 se está
comportando de forma odiosa y parece pedir a gritos que lo vigile más estrechamente.

CUARTO DÍA: … el psicólogo me increpa por esposar y vendar los ojos de un


prisionero antes de abandonar la oficina (de consejo y orientación) y le contesto
ofendido que es necesario desde el punto de vista de la seguridad y que, en cualquier
caso, es asunto mío.

QUINTO DÍA: Acoso a “Sarge” que se obstina tercamente en obedecer en exceso


todas las órdenes. Lo he seleccionado especialmente para maltratarlo porque se lo ha
ganado a pulso y porque me cae mal, sin más. El problema verdadero empieza en la
cena. Un nuevo prisionero (416) se niega a comer su salchicha… Lo arrojamos al
agujero y le ordenamos que, cogiendo salchichas en cada mano, las mantenga en alto.
Tenemos una crisis de autoridad. Esta conducta rebelde puede socavar el control
completo que tenemos sobre los demás. Decidimos sacar partido de la solidaridad de
los prisioneros y decirle al nuevo que si no da cuenta de su cena privará a los demás de
la visita… Al pasear por delante de la puerta del agujero doy porrazos en ella… Siento
una gran irritación hacia este prisionero que crea molestias y problemas a los demás.
Decidí hacerlo comer a la fuerza pero se resistía a tragar, de modo que la comida que le
daba le caía resbalando por la cara. No creía que fuera yo el que hacía esto. Me odiaba
por obligarlo a comer pero lo odiaba a él todavía más por negarse a comer.

SEXTO DÍA: El experimento ha finalizado. Me siento gozoso, pero al mismo tiempo


asombrado de enterarme de que otros guardias están desilusionados por perder dinero
y porque lo estaban pasando bien.

Ya no estábamos implicados en un ejercicio intelectual en el que se estaba evaluando


una hipótesis de una manera desapasionada dictada por los cánones del método
científico. Nos vimos atrapados por la pasión del presente, por el sufrimiento, la
necesidad de controlar a las personas y no simplemente las variables, la escalada del
poder y todos los sucesos inesperados que estaban produciéndose a nuestro alrededor
y dentro de nosotros. ¡Tuvimos que interrumpir el experimento! Así, nuestra simulación
que se había planeado para dos semanas, fue abortada después de solo seis días y
seis noches (¿fueron solamente seis?)

Pero, ¿valía la pena todo este sufrimiento para probar algo que ya todos sabíamos de
antemano: que hay personas sádicas, que hay otras que son débiles y que las prisiones
no son precisamente un lecho de rosas?. Si es esto todo lo que demostramos en
nuestra investigación, desde luego no valía la pena. Creemos que hay muchas
implicaciones significativas que se pueden derivar de esta experiencia, sólo algunas de
las cuales se sugerirán aquí.

Implicancias del experimento:

El valor social potencial en este estudio deriva precisamente del hecho de que jóvenes
normales, sanos y con alto grado de educación formal pudieran ser transformados
radicalmente bajo las presiones institucionales del “entorno de una prisión”. El

85
CATEDRA: PSICOLOGÍA SOCIAL Ps. Víctor Cabrera Vistoso

argumento seguiría así: si esto sucede en tan corto tiempo, sin los excesos que son
posibles en las prisiones reales, en la “flor y nata” de la juventud del país, entonces no
cabe más que ponerse a temblar ante la imagen de lo que la sociedad está haciendo
tanto a los guardias como a los prisioneros reales que en este mismo momento están
participando en ese antinatural “experimento social”.

La patología observada en este estudio no se puede atribuir razonablemente a


diferencias preexistentes de personalidad de los sujetos, al haber sido eliminada tal
opción por nuestros procedimientos de selección y la asignación aleatoria. En su lugar,
las reacciones anormales de los sujetos, tanto desde un punto de vista social como
personal, deben ser considerados como un producto de su transacción con el entorno
cuyos valores y contingencias apoyaban la producción de una conducta que sería
patológica en otros contextos, pero que en éste resultaba “apropiada”. Si hubiésemos
observado reacciones comparables en una prisión real, un psiquiatra hubiese atribuido
sin duda la conducta del prisionero a defectos de carácter o a deficientes ajustes de la
personalidad, mientras que los críticos del sistema de la prisión hubiesen etiquetado la
conducta de los guardias como “psicopática”. Esta tendencia a ubicar la fuente de la
conducta en el interior de una persona o grupo particular subestima el poder de las
fuerzas situacionales para determinar la conducta mientras que supervalora la eficacia
de las disposiciones y los rasgos de personalidad. Existe una notable abundancia de
investigación que indica que hay poca generalidad transituacional en los rasgos de
personalidad y, más aún, que la consistencia de la personalidad está más en la mente
del observador que en la conducta de los que son observados.

Desgraciadamente, la insistencia por parte de los psiquiatras tradicionales, los


psicoanalistas y los psicólogos de la personalidad en que la conducta desviada o
patológica es una producto de los débiles, de rasgos latentes y de toda una cohorte de
disposiciones internas supuestas ha hecho un flaco servicio a la humanidad. Los que
ocupan posiciones de poder han recibido de esta forma un arsenal de etiquetas para
aplicar a los que carecen de poder, a los pobres, a los disidentes, a los inconformistas, a
los revolucionarios, etc., permitiéndoles mantener el status quo convirtiendo a las
personas en problema en lugar de las injusticias en la situación vital
económico/socio/político. Además, este análisis disposicional se convierte en un arma
en manos de los legisladores reaccionarios y de las agencias encargadas de sancionar
las leyes, ya que entonces las personas que son consideradas como problema pasan a
ser tratadas por una de las instituciones ya existentes mientras que las situaciones
problema son ignoradas o despreciadas como irrelevantes o demasiado complejas para
cambiar fácilmente.

La lección más inquietante de nuestra investigación procede de los paralelismos entre lo


que ocurrió en la prisión simulada y las experiencias diarias de nuestras vidas, y
suponemos que también de la suya. La institución física de la prisión no pasa de ser una
metáfora de acero y hormigón frente a la existencia de prisiones más generales,
desgraciadamente menos evidentes, de la mente que cada uno de nosotros crea,
puebla y perpetúa. Nos referimos aquí al racismo, al sexismo, la desesperación, la
timidez y similares. La institución social del matrimonio se convierte, por ejemplo, para
muchas parejas en un estado de encarcelamiento en el cual un componente consiente

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en ser prisionero o el guarda, obligando o permitiendo al otro a desempeñar el rol


recíproco, siempre sin hacer explícito el contrato. ¿En qué medida nos permitimos a
nosotros mismos llegar a estar encarcelados al admitir dócilmente los roles que los otros
nos asignan o, en realidad, decidimos permanecer prisioneros dado que ser pasivos y
dependientes nos libera de la necesidad de actuar y de ser responsables de nuestras
acciones?

Sin embargo, a pesar de la caracterización profundamente negativa de las prisiones que


cabe extraer de nuestros resultados y de otros presentados por otros autores, existen
todavía razones a favor de un moderado optimismo en relación con la posibilidad de
reformas constructivas. En realidad, si la patología de las prisiones se puede aislar
como un producto de las relaciones de poder en la estructura psicosociológica de la
misma institución, el cambio todavía es posible. Las instituciones sociales, siendo como
son creaciones de los seres humanos, y nuestros limitados experimentos sobre el
control político y social, son susceptibles de modificación al ser confrontados con una
conciencia humana que protesta ante su falta de adecuación y preocupada por eliminar
todas las formas de injusticia. Las posiciones institucionalizadas tienen que ser
cambiadas radicalmente, hay que buscar alternativas al encarcelamiento de tal forma
que los valores humanos sean fomentados en lugar de destruidos y pervertidos, aunque
no va a resultar fácil.

Conclusiones:

Este artículo de Zimbardo, constituye lo que podríamos llamar un clásico de la literatura


psicológica universal. No es necesario decir que el experimento plantea objeciones
éticas muy serias y que hoy en día, de ninguna manera hubiera sido aprobado. Pero el
caso es que llegó a realizarse y en aras del sufrimiento que provocó a algunos de los
sujetos experimentales, vale la pena publicarlo y extraer de él importantes conclusiones.
También es necesario señalar que el objetivo principal del experimento era demostrar
por qué las prisiones no eran centros adecuados para la rehabilitación.

Sin embargo, como queda bien patente al leer el artículo, el experimento se les escapó
de las manos a los experimentadores, hasta tal punto que incluso ellos se vieron
implicados en la dinámica experimental. Eso y las transformaciones que iban sufriendo
los individuos a medida que transcurrían las jornadas es lo que otorga verdadero valor al
experimento de Zimbardo, y lo que resulta relevante para una situación de seguridad.
Del experimento y de la lectura del correspondiente artículo, hay varias conclusiones
que nos gustaría destacar:

1. En primer lugar, como conclusión más importante, queremos mencionar la


fuerza de la situación a la hora de marcar el comportamiento esperado. Recordemos
que los experimentadores tuvieron mucho cuidado en seleccionar individuos
homogéneos; la mayoría fueron escogidos de acuerdo con un patrón consistente de
personalidad (esto es, que en las pruebas psicométricas que se les administraron,
obtuvieron resultados altos en lo referente a personalidad estable y equilibrada),
pertenecían a la misma clase social, el mismo nivel cultural e intelectual, el mismo
sexo, la misma raza y la asignación al subgrupo guardias o al subgrupo presos, se

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hizo de forma aleatoria. Esto significa que, a priori, cualquiera de las combinaciones
que se hubieran dado a la hora de asignar los subgrupos, hubiera tenido idéntico
resultado; es más, esto significa que el guardia cruel del experimento, hubiera podido
perfectamente ser el preso sumiso con otra asignación. Lo que motivó una
transformación tan brusca de la personalidad del individuo fue, entre otras cosas, la
fuerza de la situación. No debemos olvidar que el ser humano ha conseguido
hacerse el dueño del mundo (si es que esta afirmación tiene algún sentido), gracias
a su capacidad para adaptarse a distintos entornos con una gran rapidez. Esa
necesidad de adaptarnos, hace que seamos capaces de captar las reglas del “juego”
en el que nos encontremos en cada momento y elicitar la conducta más apropiada
en ese momento.

2. Otro fenómeno que provocó el cambio, se nombra casi de pasada; se refiere al


proceso de desindividuación. Efectivamente, es mucho más fácil para cualquiera de
nosotros adoptar una conducta que pueda parecernos moralmente reprobable, si
podemos mantener el anonimato. Los experimentadores se cuidaron mucho de que
este anonimato fuera real, asignando números a los presos y uniformes a presos y
guardias. El proceso de desindividuación se define como un estado psíquico de
menoscabo de la propia identidad y de la conciencia de sí.

3. Como consecuencia de este proceso de desindividuación es que, a medida que


la identidad personal decrece, aumenta la identidad grupal y por tanto, la influencia
que el grupo puede ejercer sobre el individuo. Sólo un día después del inicio del
experimento, los sujetos ya no se ven a sí mismos como sujetos experimentales,
jóvenes, o estudiantes, sino simplemente como guardias y/o presos. Inmediatamente
surgen “reglas” implícitas al pertenecer a uno de los grupos, reglas que el mismo
grupo se encarga de hacer cumplir. Vean sino, dos ejemplos, uno por bando. Cuando
en el artículo se habla de que durante el segundo día se produce una rebelión, el
grupo de noche termina incluso ofreciéndose como refuerzo, sin cobrar la paga que
les pertenece como grupo experimental y que se supone, era la motivación principal
por la que los sujetos participaban del experimento. Todo porque el grupo de mañana
recriminó a los de la noche que hubieran permitido que los presos se amotinasen. En
este caso, el grupo tenía unas reglas (controlar a los presos), éstas no se habían
cumplido y por tanto, una parte del grupo ejercía presión contra la otra para que se
aviniera a restablecer el status quo de la situación. Esto en el bando de los guardias.
En el bando de los presos, todavía resulta más curioso. Se refiere al preso que,
después de derrumbarse anímicamente y conseguir su liberación, pretende cambiar
de opinión porque los otros presos le dicen en voz alta (siguiendo órdenes de los
guardias), “el 819 es un mal prisionero”. Cuando llega el momento de la liberación,
los psicólogos tienen que emplearse a fondo para convencer al joven de que aquello
no es más que un experimento y que él no es ningún preso sino un estudiante
normal y corriente. Se puede alegar que los métodos empleados pertenecen a lo que
llamamos persuasión coercitiva, muy propio de la metodología de las sectas

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destructivas. Pero conviene señalar que la frontera entre la persuasión coercitiva y


no coercitiva no es tan clara como a muchos nos gustaría y que hay una zona difusa
donde se mueven las reglas de no pocos grupos, entre los cuales cabe señalar de
forma clara, muchos equipos de seguridad, ya sea pública o privada.

4. Otra conclusión interesante es que el grado de la fuerza del grupo reside en su


grado de cohesión. En el experimento, los guardias dedican tantas energías a
sofocar la rebelión como a destruir la cohesión interna del grupo de presos para
hacerlos más manejables. Esta conclusión tiene una interesante lectura a nivel de
equipos de seguridad, ya que muchos líderes, preocupados por conservar su puesto,
sacrifican la cohesión del grupo, y por lo tanto su fuerza, en aras de un mayor control
sobre el mismo, lo cual tarde o temprano, se vuelve en contra de la eficacia del
grupo en su cometido. En estos casos, hablaríamos de un mal liderazgo, aunque
este es un tema que trataremos en otra ocasión.

5. Otra conclusión, que puede extraerse de la anterior, es que una vez rota la
cohesión del grupo de presos, éstos no se dedican sólo a adoptar una actitud neutra
entre ellos, sino que la energía que antes habían dedicado a cohesionar al grupo,
ahora la dedican a defender su parcela individual, atacando a los otros miembros de
su mismo grupo y por tanto, a facilitar la labor de los guardias. Ello significa que no
es posible tener a un grupo solamente no cohesionado. O el grupo tiene un cierto
nivel de cohesión o sus miembros terminarán agrediéndose unos a otros. Esta
conclusión tiene también una importante lectura cuando hablamos de equipos de
seguridad, puesto que los tres ingredientes básicos para que se produzca un ataque
(motivación, capacidad y oportunidad), pueden ver incrementado su nivel a partir del
nivel de cohesión grupal. La misma lectura puede hacerse a la inversa.
Desmantelando al grupo opositor, lo privamos de motivación, mermamos su
capacidad y también su disposición a buscar su oportunidad, todo ello antes del
enfrentamiento (pre-evento).

6. En definitiva, y para concluir, la situación tiene mucho que ver con las actitudes
que tomarán los individuos que formen un grupo. De hecho, la situación modelará al
grupo, le otorgará identidad, determinará su nivel de cohesión y será determinante a
la hora de medir su nivel de eficacia. Individuos normales pueden terminar, en solo
seis días, como “corderitos” sumisos, o feroces fascistas, según el lado del que haya
caído la moneda. Sólo una buena gestión de liderazgo sería capaz de sustraerse a la
situación.

Terminamos con un ejemplo extraído de la prensa. Hace meses supimos que soldados
norteamericanos habían cometido barbaridades en los campos de prisioneros Irakíes.
No nos extenderemos más en los ejemplos, porque cualquier lector seguro que puede

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tener en su cabeza decenas de ellos. Queremos fijarnos en estos casos precisamente


porque estamos hablando de soldados profesionales, en ejércitos profesionales. Estos
jóvenes habían pasado los correspondientes test psicotécnicos que los habían
descartado como psicópatas (no es el caso de ciertos cuerpos de élite, aunque esto es
otro tema). En cambio, una vez en su escenario, la situación, que podría definirse como
la ausencia total de reglas, de compromisos morales, y de supervisión externa, hicieron
que algunos de ellos descubrieran al Mr. Hyde que todos llevamos dentro. El fallo estuvo
precisamente en la falta de liderazgo de estos grupos. De un líder que supiera controlar
la situación y fuera para el grupo, un referente sobre lo que se debe y lo que no se debe
hacer, y lo que pasará si uno se salta estas reglas. En el experimento, los psicólogos
sociales hicieron el papel de observadores, y solo lo abandonaron para ser engullidos
por la situación. Este “voyeurismo” mal entendido y esta nula capacidad para sustraerse
a la situación fueron los dos factores que arruinaron el experimento, pero también la
explicación a todo lo que pasó durante esos seis días y que hoy nos han permitido
reflexionar sobre grupalidad y cohesión grupal en equipos de seguridad.

5. VARIABLES QUE AUMENTAN O DISMINUYEN EL EFECTO DEL GRUPO SOBRE


LA PERCEPCIÓN.

5.1. El tamaño:

Los grupos pueden ser grandes (de 15 a 20 personas) o pequeños (de 3 a 7 personas).
De modo que podría suponerse que mientras más grande es el grupo, más fuerte es la
presión, sin embargo la primera razón que se descubre es exactamente lo contrario,
puesto que el tamaño de los grupos es una variable inversamente proporcional a la
influencia, de modo que grupos grandes tienen menor probabilidad de influencia y
grupos pequeños ejercen mayor influencia. Esto por una segunda razón y es que
mientras mayor es el número de miembros de un grupo, mayor es la posibilidad de
encontrar un aliado, es decir en un grupo grande es difícil que una persona sea la única
disidente o extraña, de modo que es fácil encontrar un aliado, configurando con ello un
subgrupo. En un grupo grande es inevitable que se configuren subgrupos, de modo que
mientras más pequeño sea el grupo menos posibilidad hay que se conformen
subgrupos. Cuando en un grupo pequeño se forman dos subgrupos, el grupo se divide.
Finalmente, una tercera razón es que por todo lo anterior, los grupos pequeños son más
cohesionados que los grupos grandes y esto se funda en el acuerdo de todos, motivado
por seguir perteneciendo al grupo. Esto es contrario a lo que la gente piensa respecto al
tamaño del grupo en cuanto a la percepción y el conformismo.

5.2. Ambiente de la estimulación:

En primer lugar, todo psicólogo sabe que dependiendo del tamaño de los grupos con los
que trabaja se van a producir distintos efectos, de modo tal que lo recomendable es
siempre trabajar con grupos pequeños puesto que ellos responden con conformidad a

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los requerimientos del terapeuta para su mejoría y por tanto existe aquí una mayor
influencia sobre este grupo.

En segundo lugar, si se compara los tres estímulos utilizados en las tres estrategias
experimentales se desprende que ellos varían en ambigüedad. El menos ambiguo de
todos los estímulos es el utilizado por Asch, donde el tamaño de las líneas
efectivamente se puede medir con una regla por lo menos, pero el fenómeno de la
autokinesia es sumamente ambiguo puesto que depende del ojo del sujeto y la
Ortosonoridad también es sumamente ambiguo. De modo que lo que se descubre es
que a mayor ambigüedad de la estimulación, mayor es el efecto o influencia del grupo
sobre la percepción individual y viceversa. Esto es de gran importancia para los
Psicología Social, puesto que de todos los estímulos vistos, los más ambiguos son los
estímulos sociales. Es muy difícil ver a un sujeto de bufanda y abrigo en pleno verano,
puesto que hay consenso de que hay que andar con ropa liviana, sin embargo es bien
difícil saber la opinión sobre la democracia, la libertad, el progreso, el amor, ante lo cual
hay múltiples opiniones que suelen homogenizarse amparado por la opinión del grupo,
el cual incide o influencia a sus miembros a emitir opiniones similares. Por eso es que
el individuo comparte el criterio de su partido político o agrupación. Esto indica que el
efecto de los grupos a los cuales uno pertenece es sumamente importante. Cada
persona, católica, mormón, atea, militante de un partido político, etc., piensa en forma
distinta de acuerdo a los intereses compartidos con el grupo al cual pertenecen, es
decir, perciben de forma distinta. Entender esto implica entender lo que es tolerancia.

5.3. Características grupales:

En tercer lugar, debido a todo lo anterior se puede decir que hay ciertas características
grupales que nos permiten predecir qué grupos van a ser más conformistas o
permeables a la influencia que otros. Por ejemplo, todo grupo altamente cohesionado,
sin lugar a dudas es fuertemente conformista. Tenemos grupos altamente cohesionados
como los militares, los colegios profesionales, la familia, los grupos de elite (a los cuales
es un privilegio pertenecer, en cuyo caso es muy difícil ser disidente, lo mismo ocurre
con los endo o exo grupos, que existen en función de la reciprocidad diádica de los roles
- un rol se define por el otro). Por ejemplo, yo no soy padre si no tengo hijos, no soy
esposo si no tengo esposa, no soy normal si no existen los normales, etc. Una
extensión de esta característica, esta dada por la existencia de grupos definidos por el
contrario, como es el caso de Argentina el grupo de AAA (Asociación Argentina
Anticomunista). Este es un caso de endo grupo y el exo grupo son los enemigos (en
este caso, los comunistas). Estos grupos son altamente cohesionados, normalmente
son clandestinos (lo cual aumenta la cohesión), así como los grupos guerrilleros donde
la vida de cada integrante depende de los otros integrantes del grupo o, los subgrupos
en la cárcel donde el pertenecer a éstos es vital para sobrevivir a través de la
solidaridad, la unión, la lealtad para con el grupo y el respeto a sus normas internas.

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6. LA CONSISTENCIA COGNITIVA

6.1. Teoría del equilibrio de Fritz Heider


6.2. Teoría de Comparación Social de León Festinger
6.3. Teoría de la Disonancia Cognitiva de León Festinger

7. LA INFLUENCIA DEL NEOCONDUCTISMO EN LA PSICOLOGÍA SOCIAL

7.5. La Comunicación Persuasiva. Carl Hovland y el programa de


investigación de la Universidad de Yale.
7.6. La Teoría de Facilitación Social de Robert Zajonc
7.7. La Teoría del Intercambio Social de John Tribaut y Harold Kelley
7.8. El Aprendizaje Social

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