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VIOLENCIA CONTRA LA MUJER

Violencia contra la mujer es la que se ejerce por su condición de mujer. Siendo ésta
«consecuencia de la discriminación que sufre tanto en leyes como en la práctica, y la
persistencia de desigualdades por razones de género».1
En esta violencia se presentan numerosas facetas que van desde la discriminación y el
menosprecio hasta la agresión física, sexual, verbal o psicológica y el asesinato,
manifestándose en diversos ámbitos de la vida social, laboral y política, entre los que se
encuentran la propia familia, la escuela, las religiones, el Estado, entre otras.2
En 1993, en asamblea general, las Naciones Unidas (ONU) aprobaron la Declaración
sobre la eliminación de la violencia contra la mujer, y en 1999, a propuesta de
la República Dominicana con el apoyo de 60 países más, declararon el 25 de
noviembre Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.
En 2008 el Secretario General de la ONU puso en marcha la campaña «Unidos para
poner fin a la violencia contra las mujeres» apelando al «imperio de la ley» como
vehículo para su erradicación. Uno de sus objetivos fue el de procurar que para 2015
todos los países hubiesen adoptado leyes específicas contra este tipo de violencia de
conformidad con las normas internacionales en materia de derechos humanos.3
En febrero de 2008 el Secretario General de Naciones Unidas Ban Ki-moon lanzó la
campaña ÚNETE para poner fin a la violencia contra las mujeres, proclamando el 25 de
cada mes Día Naranja. Entre otras actividades, en ese día se invita a llevar alguna
prenda de ese color para resaltar el llamado a erradicar la violencia contra la mujer.
La violencia contra las mujeres es definida por las Naciones Unidas como “todo acto de
violencia basado en la pertenencia al sexo femenino que tenga o pueda tener como
resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o sicológico para la mujer, así como las
amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de la libertad, tanto si se
producen en la vida pública como en la vida privada” (ONU, 1993: p. 3).

El fenómeno de la violencia contra las mujeres ha sido fuertemente mediatizado a nivel


mundial desde octubre de 2017, principalmente a través de la aparición del
movimiento Me Too. Basado en las representaciones individuales y colectivas que definen y
orientan las relaciones entre los sexos en una sociedad dada y en particular con relación a
la dominación tanto física como simbólica ejercida por los hombres sobre las mujeres
(incluso lo inverso es igualmente posible), al interior o al exterior de la familia, y entre todas
las edades de la vida. Esto implica además retos individuales, familiares y políticos en
términos de salud pública y de protección social.
En el Perú, según la Encuesta Demográfica y de Salud Familiar-ENDES de 2016 (INEI, 2016) el
32,2% de las mujeres ha sido, al menos una vez, víctima de una forma de violencia física
y/o sexual por parte de su cónyuge o pareja, el 64,2% de una forma de violencia psicológica
y/o verbal y el 60,5% de ellas manifiesta haber sido o ser el objeto de alguna forma de control
o dominación. Estas cifras están por debajo de los resultados registrados en las últimas
encuestas, en particular la de 2012 en la que las proporciones fueron las siguientes: 37,2%,
70,6% y 66,3% respectivamente. Sin embargo, la tendencia se mantiene: la violencia de
género contra las mujeres se ha instalado como un fenómeno estructural de la sociedad
peruana mientras que su magnitud hace extremadamente difícil, por el momento, una mayor
democratización e igualdad en la relación entre los sexos, por ejemplo en la toma de
decisiones concernientes a la sexualidad, las elecciones profesionales o la vida familiar
cotidiana.

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