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La (necesaria) planificación espacial de la acuicultura en

mar abierto para la sostenibilidad futura


acuiculturamarina.com/2017/01/03/la-necesaria-planificacion-espacial-de-la-acuicultura-en-mar-abierto-para-
la-sostenibilidad-futura
2 de enero de
2017

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La acuicultura es la actividad que más crece en el sector de la
producción de alimentos a nivel mundial, siendo cada vez más
habituales los cultivos en mar abierto
La acuicultura en mar abierto (offshore) se puede definir por diferentes criterios como la
profundidad, la distancia a la costa, la exposición al oleaje o por aspectos jurisdiccionales,
pero en términos generales se entiende como aquella acuicultura que se lleva a cabo en
aguas no protegidas (abiertas).

La acuicultura offshore se ha convertido, según los expertos, en la mejor opción para


aumentar la producción de alimentos marinos por dos motivos:

1. Exceso de competencia por el espacio: el aprovechamiento de las zonas próximas a


la costa en la mayoría de países productores es muy elevado (turismo, pesca y otras
actividades industriales).
2. Limitación para producir más pescados y mariscos de origen salvaje procedentes
de los caladeros actuales, debido a la sobreexplotación de muchos de ellos.

Granja marina canadiense de cultivo de mejillones y peces

El cultivo en aguas expuestas de moluscos, peces y algas se


considera la única vía para poder aumentar la producción de
alimentos marinos de una forma sostenible

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Hay una enorme variedad de especies marinas que se producen mediante la acuicultura, a
día de hoy hay unas 200 especies marinas cultivadas según la FAO y el cultivo de
muchas otras está en desarrollo.

Según la manera en la que interactúan con el entorno natural que las rodea, las granjas de
acuicultura se dividen en 3 grupos:

1. Acuicultura alimentada: Cultivo de pescados y crustáceos. Requieren aporte de


alimento para un correcto desarrollo del cultivo.
2. Acuicultura no alimentada: Cultivos de moluscos y algunas especies herbívoras y
detritívoras.
3. Acuicultura autótrofa: Cultivos de algas.

Cada una de estas tres categorías de cultivo tiene una relación diferente con el
ecosistema, tanto desde el punto de vista de los aportes que recibe de su entorno como
desde el punto de vista de los efectos de la granja sobre el ecosistema que la rodea.

La acuicultura se ha desarrollado tradicionalmente en espacios protegidos y


semiprotegidos, también en zonas intermareales y de marisma. Lugares con aguas
relativamente tranquilas y cercanos a la línea de costa donde la competencia con otras
actividades suele ser muy alta (turismo, pesca artesanal, etc) y también se agravan los
posibles impactos medioambientales negativos, al tratarse de masas de agua
con menores tasas de renovación y normalmente de poca profundidad.

Hoy en día es posible cultivar en zonas expuestas o de mar abierto


gracias a los últimos avances en la tecnología y en los métodos de
cultivo
Factores como el uso de nuevos materiales, más flexibles y ligeros, para la fabricación de
las estructuras flotantes y los fondeos, junto a la mecanización de las labores de cultivo y
a la modernización de los equipos de trabajo han permitido a los acuicultores
conquistar nuevas zonas de cultivo en mar abierto que hace algunos años no podían ser
aprovechadas.

¿Es realmente sostenible la acuicultura en mar abierto?


Para asegurar el desarrollo sostenible de la acuicultura en mar abierto es necesario
comprender cómo interactúa la actividad con su entorno y en qué medida afecta la
situación geográfica y la densidad del cultivo en la salud y productividad del ecosistema.

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El desarrollo de la acuicultura ha conllevado un aumento de los impactos negativos de
esta actividad sobre el medio ambiente, estando entre los más importantes:

Destrucción de hábitats naturales


Polución
Introducción de enfermedades
Cruce de especies cultivadas con salvajes (escapes)
Captura accidental de megafauna marina por enmarañamientos
Aumento de la demanda de harina y aceite de pescado salvaje

La falta de una planificación estratégica es uno de los problemas


principales para el desarrollo sostenible de la acuicultura en aguas
expuestas
La mayoría de los emplazamientos marinos de acuicultura (y de otros sectores) se
analizan estudiando los efectos de una única explotación o de un conjunto de ellas pero,
de cara a un desarrollo sostenible de la actividad, lo más adecuado sería realizar un
estudio pro-activo de planificación estratégica que tenga en cuenta las condiciones
particulares de cada zona para determinar las especies y densidades que se podrán
cultivar sin que ello repercuta negativamente sobre el entorno.

Estos estudios pro-activos de planificación deberían tener en cuenta:

1. El efecto del entorno sobre las granjas


2. El efecto de las granjas sobre el entorno
3. Los impactos acumulativos de la actividad
4. Las cuestiones de planificación regional: sinergias y conflictos con otros objetivos de
planificación marítima

1. El efecto del entorno sobre las granjas


Un aspecto esencial de una correcta planificación de la acuicultura offshore es determinar qué
zonas pueden ser más productivas y aprovechables

La aptitud de las zonas de cultivo está determinada por numerosos factores como la
temperatura, las corrientes, las horas de insolación o la disponibilidad de nutrientes, entre
otros, por lo que la variabilidad entre zonas puede ser muy grande, incluso con distancias
cortas de una a otra.

La acuicultura no alimentada y la autótrofa son muy sensibles ante el


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La acuicultura no alimentada y la autótrofa son muy sensibles ante el
medio que las rodea ya que obtienen de él los nutrientes que
necesitan para su crecimiento
En el caso del cultivo de mejillón existen aplicaciones que permiten analizar la
información oceanográfica disponible (corrientes, producción primaria, temperaturas…) y
compararla con los datos de cultivo (densidades de cultivo, tasas de crecimiento…) para
obtener información sobre los potenciales impactos sobre el medio, los lugares más
productivos y los límites de producción admisibles para cada zona en función del tipo de
acuicultura que se desarrolle. El problema de estas aplicaciones es que necesitan
mucha información, no siempre disponible para todas las zonas potencialmente
aprovechables.

La localización de las granjas de acuicultura también determina la


calidad del producto obtenido
Es sabido que numerosas actividades
en tierra vierten productos nocivos al
mar, que pueden acumularse en el
medio causando problemas al cultivo y a
su aptitud para la alimentación humana.
Por lo general este impacto es mayor
cuanto más cerca esté el cultivo de la
fuente de polución, cuanto menor sea la
profundidad y más lenta sea la corriente, Estructura de cultivo de peces en mar abierto

por lo que es lógico pensar que la


acuicultura en mar abierto reduce el
riesgo de contaminación del cultivo por polución procedente de las actividades
humanas en tierra. Esto fue demostrado en estudios realizados en cultivos de atún rojo
en Australia que probaron una mejor condición de los animales, una menor carga de
parásitos y una menor mortalidad en los atunes rojos cultivados en jaulas en mar
abierto respecto a los que estaban en zonas próximas a la costa.

Cada vez más empresas buscan situar granjas en condiciones de mar abierto, hace algunos
meses os contábamos los planes de una empresa noruega para producir salmón en mar
abierto.

Los predadores también pueden afectar negativamente a la productividad y aptitud de las


zonas de cultivo, siendo también conveniente alejar las instalaciones de acuicultura de
aquellos lugares donde se sepa que existen concentraciones importantes de

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predadores, como el caso de los leones marinos en Chile. Por lo general, la acuicultura en
mar abierto reduce el riesgo de ataques de leones marinos en las jaulas de cultivo de
salmones.

2. El efecto de las granjas sobre el entorno


La introducción de altas densidades de organismos marinos en los océanos afecta al entorno de
una forma diversa y compleja

En ocasiones el cultivo de algunas especies puede tener efectos positivos sobre el


medio, es sabido que el cultivo de algas tiene la capacidad de mejorar la calidad del agua
en zonas donde existan excesos de nutrientes como el nitrógeno, el fósforo y el carbono y
también que los bivalvos reducen la concentración de fitoplancton, mitigando los efectos de
la eutrofización. Pero normalmente la introducción de la acuicultura contribuye al
aporte de nutrientes y agentes contaminantes, dependiendo de factores como la
operativa de cultivo, las especies cultivadas, las densidades de cultivo, la estrategia de
alimentación y la localización de los cultivos, que también tiene un papel importante
en el impacto generado por dichos aportes.

Las características físicas y químicas del medio, los niveles de nutrientes, la


proximidad a hábitats sensibles, la profundidad y las
corrientes determinarán el impacto causado por los vertidos de las granjas
de acuicultura
Por lo general en aguas profundas y con corrientes rápidas hay una mayor difusión de la
materia orgánica liberada, minimizando los impactos negativos sobre los ecosistemas
bentónicos, hay estudios comparativos de 10 zonas de cultivo de mejillones en Europa que
demuestran que menores profundidades unidas a bajas velocidades de corriente se
corresponden con zonas donde los impactos sobre las comunidades bentónicas son
mayores. En el caso del cultivo de peces, los efectos sobre las comunidades bentónicas son
menos claros y pueden variar mucho en función de las prácticas de cultivo empleadas.

La Acuicultura Multitrófica Integrada (IMTA) y su capacidad para


mitigar el impacto ambiental
Hace algún tiempo ya hablamos de las potencialidades y retos de cara al futuro de la
acuicultura multitrófica y también del ejemplo de Tasmania, donde granjas de salmones y
ostras se han unido para producir algas con el objetivo de mejorar la calidad del sus aguas.

La reducción del impacto ambiental de las explotaciones de acuicultura es posible mediante


la adopción de sistemas de cultivo de Acuicultura Multitrófica Integrada (IMTA por sus
siglas en inglés). Este sistema trata de imitar el ciclo natural de los nutrientes cultivando
especies de diferentes niveles tróficos en un mismo área. Los beneficios obtenidos
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mediante este sistema de cultivo no están muy contrastados todavía, al ser una forma de
cultivo novedosa. Por otro lado, la efectividad del sistema dependerá mucho de factores
ambientales, como los niveles de nutrientes existentes en la zona, la disponibilidad de
alimento y la hidrodinámica. La Acuicultura Multitrófica Integrada en condiciones de mar
abierto presenta también algunos problemas de cara a la operativa comercial, la
eficiencia de los diferentes cultivos y la dificultad para rentabilizar todos los cultivos
y aprovechar las ventajas de la economía de escala.

Como conclusión sobre la IMTA se puede afirmar que incentivar el cultivo de diversas
especies puede mitigar algunos impactos ambientales, pero su mayor ventaja es que se
conseguiría crear un sector productivo más resiliente y mejor preparado para
soportar los constantes cambios del mundo actual. Hace algunos meses os contábamos
que en Marruecos se ha elaborado un plan de desarrollo de la acuicultura que limita las
especies que se pueden cultivar en las nuevas zonas reservadas para la acuicultura,
seguramente con el doble objetivo de diversificar la producción y mitigar los posibles
efectos negativos de las explotaciones de acuicultura sobre el medio ambiente.

3. Los impactos ambientales acumulativos de los cultivos marinos


Cuando la densidad de los cultivos aumenta existe un límite en cuanto a la cantidad de granjas
marinas que puede soportar una zona concreta sin desequilibrar el ecosistema. Esta repercusión
negativa es muy diferente en el caso de la acuicultura alimentada y la no alimentada.

La acuicultura alimentada (cultivo de peces) conlleva el aporte de materia orgánica


(piensos), la información existente sobre el efecto acumulativo de este aporte de nutrientes
está basada en granjas de peces situadas en zonas costeras de aguas tranquilas, pero se
estima que en zonas de mar abierto los efectos acumulativos serán menores por la
mayor dispersión de los aportes, siempre que las densidades y técnicas de cultivo sean
adecuadas.

La acuicultura no alimentada (cultivo de bivalvos) tiene un efecto acumulativo sobre el


medio derivado de la retirada de nutrientes de la columna de agua y de las deposiciones
de los animales cultivados. En zonas con escasa producción primaria el consumo de
nutrientes (fitoplancton) puede repercutir negativamente en el reclutamiento de
juveniles de especies salvajes por una menor disposición del alimento que consumen en
su fase larvaria. Existen modelos de software que, aunque necesitan una cantidad y calidad
considerable de información, pueden estimar los niveles máximos sostenibles para la
producción de moluscos bivalvos en una zona determinada, siendo herramientas muy
valiosas para estimar la capacidad de carga del ecosistema, especialmentepara el cultivo
de bivalvos. Respecto a los ambientes de mar abierto, por el mayor flujo de agua y la menor

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presencia de larvas en la columna de agua, es lógico pensar que para que se produzca un
efecto negativo sobre el ecosistema serán necesarias densidades muy altas de cultivo
respecto a los ambientes de aguas confinadas.

En el caso de la acuicultura autótrofa existen casos muy puntuales en los que


densidades muy altas de cultivo de algas (kelp) han conllevado el agotamiento de
ciertos nutrientes, pero normalmente los riesgos de que se produzcan este tipo de
impactos sobre el ecosistema en el caso del cultivo de algas son casi inexistentes.

Otra consideración importante respecto a posibles impactos acumulativos de la acuicultura


cuando se alcanzan altas densidades de cultivo en una zona tiene que ver con la aparición
de enfermedades. Estos problemas de sanidad animal se pueden resolver con una
correcta distribución espacial de las granjas, cada enfermedad tiene unas condiciones
particulares en términos biológicos, siendo muy importante conocer su capacidad de
propagación y los posibles hospedadores, sobre todo por el posible contagio cruzado
con las poblaciones salvajes de la zona. Por desgracia hay poca información sobre la
biología de las enfermedades que van apareciendo en la acuicultura, pero en el caso de la
Anemia Infecciosa del Salmón (ISA) hay estudios que recomiendan una separación de al
menos 5 kilómetros entre las granjas de salmones para evitar el contagio entre ellas.
En caso de producirse un brote se ha comprobado que la propagación es mucho más rápida
en zonas con un gran número de granjas y poca separación entre ellas que en las zonas
donde las granjas son más pequeñas y están más distanciadas entre sí. En cualquier caso, la
hidrodinámica y condiciones particulares de cada zona (animales salvajes portadores)
pueden influir en la propagación de enfermedades, pudiendo no ser suficiente la
separación de 5 kilómetros para evitar el contagio entre granjas. También deben alejarse
los cultivos marinos que cultiven especies nativas de aquellas zonas donde existan
altas densidades de poblaciones salvajes o donde haya poblaciones salvajes que sean
vulnerables, ya que pueden verse afectadas o contagiar un nuevo brote de enfermedad al
cultivo. Si bien, este tema del contagio cruzado entre especies cultivadas y salvajes es
controvertido y no todos los autores coinciden en la dinámica de contagio de muchas
enfermedades de las especies cultivadas a las salvajes y viceversa.

4. Las cuestiones de planificación regional: sinergias y conflictos con


otros objetivos de planificación marítima
La acuicultura compite en ocasiones con otras actividades como la navegación, la pesca, el
turismo o los espacios protegidos. Una correcta planificación espacial de la acuicultura debe
tener en cuenta las demás actividades e intentar buscar sinergias y minimizar los conflictos de
intereses.

La pesca, la acuicultura y los espacios protegidos pueden


beneficiarse mutuamente con una correcta planificación.
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La mayor parte de los cultivos de acuicultura impiden el desarrollo de otras actividades
en esa zona, como la pesca comercial, esto es aprovechado por numerosas especies
salvajes como refugio, muchas de ellas de alto valor económico. Las investigaciones
sobre sostenibilidad pesquera hacen mucho hincapié en la importancia de las “Redes de
Áreas protegidas y Reservas marinas” (hablamos de ello anteriormente en un artículo
sobre la Reserva Marina de Tabarca, Alicante) para asegurar la conservación y mantener los
objetivos de capturas. Por lo que la inclusión de las explotaciones de acuicultura en
estas redes de áreas protegidas podría ser una herramienta más para el mantenimiento
de los stocks naturales de muchas especies objetivo para el sector pesquero. El año pasado
hablamos aquí de un estudio sobre los beneficios de los cultivos de macroalgas sobre los
arrecifes de coral y la pesca.

Para reducir los riesgos de esta estrategia de


implementación de la acuicultura en las redes
de protección ambiental es necesario evaluar
con detalle la posible afección negativa de
la acuicultura sobre las áreas protegidas,
estableciendo límites a la proximidad,
especies y densidades de cultivo admisibles
en aquellas instalaciones próximas a reservas
marinas. También, por motivos de sanidad
animal, se deben alejar los cultivos de las
zonas donde se sepa que existen altas
concentraciones de poblaciones salvajes
de especies similares.

Los estudios que han analizado la relación entre la pesca y la acuicultura en el


Mediterráneo han encontrado que en todos los casos el impacto ha sido nulo o incluso
la pesca se ha beneficiado de la aparición de la acuicultura, esto se explica en que las
estructuras de cultivo crean refugios para algunas especies objetivo y la adición de
comida y nutrientes al medio hace aumentar la producción primaria e incluso en
ocasiones es aprovechada directamente como alimento por muchas especies con valor
comercial para la pesca. Pero conviene señalar que el Mediterráneo es, en general, un mar
con una cantidad limitada de nutrientes por lo que un pequeño aporte puede provocar
mayores incrementos de la producción natural que en otras zonas de aguas más ricas en
nutrientes.

Otro ejemplo de planificación de la acuicultura teniendo en cuenta cuestiones de


planificación regional sería la implementación de cultivos de algas y moluscos bivalvos
en zonas donde se conozca que existen altos niveles de nutrientes procedentes de
otras actividades humanas, ya que tendrán un efecto positivo sobre el medio ambiente al
mejorar la calidad del agua que les rodea. Por el contrario, es aconsejable evitar la
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instalación de cultivos de peces cerca de zonas sensibles para la conservación marina,
donde la polución o las posibles enfermedades generadas tendrán repercusiones muy
graves.

CONCLUSIONES
La acuicultura en mar abierto está en su infancia, por lo que es necesaria una mayor
investigación de las interacciones con el medio que la rodea. Sin embargo, a día de hoy,
ya podemos tomar decisiones informadas sobre la localización y densidades de cultivo
aceptables a la hora de implementar esta novedosa actividad en nuestros mares. Para ello
es necesario recabar información de la mayor calidad posible y realizar una correcta
planificación espacial de la acuicultura, utilizando para ello herramientas informáticas de
análisis.

Conociendo las condiciones del entorno, las especies a cultivar y los objetivos de
producción es posible identificar qué problemas pueden producirse y cuáles no.

Por ejemplo, sabemos que un una


instalación de cultivo de mejillón en
aguas profundas con altas
velocidades de corriente no se verá
afectada por un aumento de las
deposiciones sobre el fondo marino,
algo que seguro sería un problema
para una instalación de cultivo de
peces que esté en aguas someras y
con poca corriente. Aunque es
importante señalar que la
tecnología está mejorando
constantemente y se están
introduciendo nuevas soluciones
que reducen los impactos
ambientales de la acuicultura, por
ejemplo hablamos aquí de las jaulas
de peces totalmente cerradas o de
máquinas que permiten “despiojar” a los salmones de granja.

La información, los modelos de análisis y las herramientas de planificación son muy útiles
para el desarrollo de la acuicultura, pero en última instancia predomina el valor que la
población otorga a cada recurso, por lo que es necesario analizar el mercado existente
en cada zona para encontrar soluciones de planificación que eviten los conflictos de
intereses entre sectores. Es importante determinar la localización, número y densidad de

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empresas de acuicultura teniendo en cuenta la tolerancia de la población a esta actividad y
las preferencias entre diferentes objetivos de desarrollo local, ya que a veces pueden ser
incompatibles.

La rentabilidad de un cultivo de acuicultura y los potenciales riesgos


ambientales que conlleva varían sustancialmente entre regiones y
están influenciados por el número y densidad de las granjas.
Las especies que se vayan a cultivar, la ecología y las condiciones ambientales de la zona de
cultivo son los factores de mayor peso a la hora de planificar la producción. Las numerosas
interacciones entre las diferentes especies cultivadas y el entorno donde se desarrollan
obligan a tener en cuenta para la planificación la diversidad de especies y sistemas de
cultivo empleados y no prestar tanta atención a la cantidad total de biomasa
producida en una zona.

Agrupar numerosas instalaciones de cultivo en una zona o desarrollar grandes zonas de


monocultivo puede parecer atractivo desde el punto de vista de la economía de escala y la
eficiencia industrial, pero esta práctica tiene tendencia a producir impactos negativos en
el ecosistema y a aumentar el riesgo de aparición de epidemias. Este tipo de
consecuencias están demostradas desde hace mucho tiempo en estudios sobre agricultura
y ganadería que demuestran que el aumento de la diversidad de especies cultivadas reduce
el riesgo de enfermedades y requiere un menor aporte de nutrientes químicos y pesticidas.

REFERENCIAS:

Gentry, R.R., Lester, S.E., Kappel, C.V., White, C., Bell, T.W., Stevens, J. and Gaines, S.D. (2016)
– Offshore aquaculture: Spatial planning principles for sustainable development. Ecology
and Evolution, 00: 1-11. doi: 10.1002/ece3.2637

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