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“El virya recibe, pues, una doble herencia: divina por parte de su ancestro Hiperbóreo y mutante

por parte del pasú Gran Antepasado. Sin embargo, como efecto del Kaly Yuga muchas
comunicaciones de viryas han cometido el "pecado racial" de mezclar su sangre semidivina con
la sangre del animal-hombre o pasú, introduciendo en su temperamento una fuerte tendencia
animal, es decir, involutiva. Porque, hay que afirmarlo, ese valioso componente divino que
puede convertir al hombre en un Dios o en un Demonio, el Símbolo del Origen, debe ser
preservado por la sangre pura: tanto la técnica de la clave genética de los Siddhas Traidores, es
decir, los planes de Chang Shambalá, como la Estrategia Hiperbórea de Retorno al Origen, de los
Siddhas de Agartha, exigen el racismo como medio de conservar la herencia extraterrestre: solo
los Sabios de Sion, los Jefes de la Raza Elegida del Demiurgo Jehová-Satanás, procuran por todos
los medios degradar los linajes Hiperbóreos de la Tierra.

Esto demuestra que el animal hombre, el pasú, ha heredado por evolución el principio del cerco,
el cual es un Arquetipo que inicialmente interviene como patrón instintivo pero al que luego la
razón interpreta y esquematiza en la estructura cultural como principio matemático. Demás está
aclarar que algunas corrientes desviadas del racismo hiperbóreo, que desconocen la condición
espiritual infinita del virya, y aún al mismo Espíritu eterno, no vacilan en apoyarse en la Etología
y aliarse al evolucionismo darwinista, haciendo el juego a la Sinarquía. En su afán por justificar a
ultranza el mito de la propiedad privada, estos "racistas biologicistas" que ignoran que el Espíritu
no evoluciona sino que es perfecto y eterno, motivados por un ingenuo e irritante egoísmo
clasista, intentan afirmar una línea que parte del instinto territorial, se concreta con el dominio
del territorio, se consolida con el "instinto de propiedad", se perpetúa en la familia y la
comunidad, y conduce finalmente a la Nación y al "instinto patriótico" del nacionalismo. Pues
bien, nosotros vamos a ratificar que todo esto es cierto: PERO ES CIERTO PARA EL PASÚ. En
efecto, a menos que se padezca una excepcional impureza de sangre, no se dejará de notar que
las ideas anteriores hieden a suprafinalidad, a designio, a Plan evolutivo, a Arquetipos, a
Jerarquías dévicas, en fin a Intención del Demiurgo. ¿Y en qué fallan los famosos racismos
biologicistas? Respuesta: EN LA AUSENCIA TOTAL DEL CONCEPTO DE MÍSTICA. Por eso la
Sabiduría Hiperbórea aconseja aplicar a todo racismo sospechoso la siguiente pauta critica: "SI
EL RACISMO ES MÍSTICO ENTONCES ES HIPERBÓREO Y ESPIRITUAL; EN CASO CONTRARIO, NO
LO ES". Y QUIEN SUSTENTE UN RACISMO SIN MÍSTICA, AUNQUE DECLAME SU PUREZA DE
SANGRE, NO ES MÁS QUE UN VIL ENGAÑADOR, O UN AUTÉNTICO ENGAÑADO, AL SERVICIO DE
INFAMES OLIGARQUÍAS CUYOS FINES INCONFESABLES SON LOS MISMOS QUE LOS DE LA
SINARQUÍA JUDÍA. Pero estas duras palabras merecen una aclaración: ¿qué debe entenderse
por racismo con Mística? Respuesta: el racismo es místico cuando es carismático pues, según se
vio en el artículo El Cordón Dorado, "LA MÍSTICA ES UNA FORMA DETERMINADA POR UN SER:
EL CARISMA"; y el Carisma es un agente acausal que conecta a todos los viryas por el hecho de
su Origen común, por su linaje hiperbóreo, en una "vinculación carismática" que reconoce un
centro o principio en el líder hiperbóreo o Führer, es decir, en el virya de sangre más pura. LA
MÍSTICA GENERA EL HECHO NATURAL DE LA "ARISTOCRACIA DE LA SANGRE", LA CUAL NO PASA
NECESARIAMENTE POR UNA CLASE SOCIAL NI POR UNA CASTA: SALVO QUE LA SOCIEDAD ESTÉ
ORGANIZADA EN BASE A LA "ESTRATEGIA IMPERIO UNIVERSAL" DE LOS SIDDHAS HIPERBÓREOS,
QUE SE ESTUDIARÁ EN LA SEGUNDA PARTE. En resumen: si hay líder carismático hay Mística y
si hay Mística hay aristocracia de sangre efectiva, RECONOCIDA POR EL PUEBLO: UNA
ARISTOCRACIA QUE NO REQUIERE SER PROBADA CON TÍTULOS Y BLASONES, UNA
ARISTOCRACIA QUE SE NUTRE DEL PUEBLO QUE LO SOSTIENE Y QUE CUMPLE SU ROL DE
AGLUTINAR A ÉSTE CARISMÁTICAMENTE, PROMOVIENDO LA PUREZA DE SANGRE Y LA
ELEVACIÓN DE LA MISERIA MATERIAL Y ESPIRITUAL EN QUE SE ENCUENTRA. Por el contrario, si
no hay líder no hay Mística y si no hay Mística no puede haber aristocracia alguna que sea
legitima, por más títulos de alegue, sino las siniestras oligarquías bastardas de nuestros días,
aliadas material y espiritualmente al judaísmo usurero y corruptor.”
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Estos dos párrafos, y en general todo el capítulo “Q - La Estrategia pasú y la Estrategia
Hiperbórea.” de Fundamentos, y que se aconseja leer para completar, nos van a ayudar a
echar luz, a desentrañar una cuestión de crítica importancia sobre un tema que no se ha
sabido identificar muy bien del todo, un aspecto principal para comprender la evolución
histórica del DRAMA soterraño que ha sido la doctrina y el esoterismo ario europeo
comprendido desde el paradigma abarcante judeocristiano, entre otros capítulos de
conspiración shambállica sobre los pueblos arios.

Gracias a las revelaciones de orden históricas (revisionistas) de Nimrod, sabemos ahora que la
raza aria ni por asomo fue siempre un solo bloque fraternal de una misma teleología espiritual
(cosmogonía podríamos decir, weltanschuung), aún pero social. Gran parte de pueblos arios
fueron y siguen siendo herramientas tácticas de los planes de Shamballá. Se ha olvida a
menudo que la Guerra Esencial entre dioses, además de ser contra el Demiurgo, ordenador de
la Materia y creador del Judío, es también entre dioses hiperbóreos de la MISMA RAZA. Ya las
sagas nórdicas nos hablan de la división entre los Ases o Aesir, y los Vanes o Vanir. También
son las epopeyas indoarias, principalmente el Mahabharata, narra esto cuando relata aquella
guerra entre los Koravas y los Pandavas; todo esto, repercutiendo, desde luego, en la esfera de
los hombres. Por ejemplo, tenemos estos arios de la India, “tan azotada por los maestros de
sabiduría”, que al perder la Gnosis guerrera prevédica y védica y al entrar cada vez más en las
sombras del Kaliyuga, van siendo captados y adaptados en las formas religiosas del Enemigo. El
Brahmanismo y el hinduismo fueron sostenido por los arios residuales (arios ya sólo en la
genética) de aquella región, esos “santos y grandes Varones del Brahmanismo” que tanto
enamoran a Davoli y que, citando Meinville “en símbolos y en altísimos principios teológico-
metafísicos, alcanzan un conocimiento tan subido de las cosas de Dios (Demiurgo) que se
hubiese creído hoy patrimonio exclusivo de los cristianos”.

También podemos mencionar a las especulaciones y teorías de varios tratadistas, como


Serrano, Tiffany, Kaminski, Wirth y Ordangain entre otros, sobre que los hebreos verdaderos y
otros pueblos fueron en un principio arios, pero luego corrompidos y succionados por esta
casta satánica que son los judíos, los elementalwessen. Estos, nos dice Serrano, no sería más
que “una criatura monstruosa, con rasgos de animales totémicos –el Sheidim bíblico- más una
mescolanza del beduino semita y nómade, del abrahamita, del edomita, del siríaco, del hitita,
etc.” Relativamente es así: los judíos no son como la historiografía pirata nos ha enseñado. La
“nación” de Israel y su historia es falsa en su totalidad, nunca existió tal pueblo y menos como
nos retrata la historieta bíblica, que no es más, sea aclarado, el plagio y falsificación de otras
teogonías de diversos pueblos. Los judíos, y lo desciframos ahora, fueron un puñado de
creaciones biológicas, robots maléficos, lanzados ahí en Mesopotamia hace milenios como una
casta sacerdotal cuya metodología de vivencia y conquista consistió en parasitar otros pueblos,
sean semitas (sumerios y acadios y fenicios, por ejemplo) o de genotipo ario (hititas, filisteos,
libios, etc.), a veces, mezclándose con ellos (como en la actualidad pasa con los azhkenazí) y
que, luego de tal infiltración, pasaron a ser una herramienta más al servicio de Moloch.

Prosiguiendo en el espacio y en el tiempo y saltando casos como los frigios, llegamos a los
pueblos celtas, más tarde galos. Si los germanos son el pueblo elegido por los Dioses Leales, los
celtas lo son de Shamballá. Pueblo servil y traidor por excelencia y en el cual los druidas, esos
hechiceros y brujos negros levitas encontraron el destino ultimo de su diáspora. Esto lo
podemos leer ampliamente en la Novela, en la explicación eximia que nos hace Nimrod sobre
ellos. Sin embargo, leamos unas cuantas partes:

“Conviene informarle a esta altura de la historia, Dr., sobre la reaparición de los Golen. Como
dije en el Día Sexto, aparte de su presencia, siempre poco numerosa entre los fenicios y
cartagineses, habían arribado masivamente a Europa a partir del siglo IV A.J.C. “acompañando
a un pueblo escita del Asia Menor”; tal pueblo recibió muchos nombres, de acuerdo al país
donde transitó o se asentó: fundamentalmente eran celtas, pero se los conoció como galos,
irlandeses, escoceses, bretones, galeses, córnicos, gálatas, gallegos, lucitanos, etc. Veamos
ahora con más detalle cómo fue que los Golen se unieron a los celtas, y cuál era su verdadero
origen.

A partir del siglo V, están ya los celtas y los Golen recorriendo Europa hacia el Oeste. Los Galos
fueron los que se unieron a Amílcar Barca e impidieron que Roma auxiliase a Tartessos; luego
se unirían a Amílcar Barca en la invasión de Italia; pero mucho antes, en el siglo IV, habían
humillado a Roma y destruido el Templo de Apolo, en Delfos. Julio César, en su célebre
campaña de las Galias, consigue someterlos definitivamente al control de Roma en 59 A.J.C.;
Augusto divide a la Galia transalpina en cuatro provincias: la Narbonense, la Aquitania, la
Céltica o Lionesa, y Bélgica. Los Golen, que detentaban gran poder sobre todos estos pueblos,
comienzan a retirarse poco a poco de las provincias romanas, incluso seguidos por algunos
contingentes celtas: pasan primero a Gran Bretaña, o “Britania”, pero el objetivo final es
Irlanda, o sea “Hibernia”.”

Este punto es muy importante ya que nos rebela cómo los golen y druidas, agentes directos de
Shamballá en la historia, pasan junto a los celtas a las islas británicas, entonces Britania, más
las campañas romanas lograran frenar su desarrollo. Tales engendros esperarán ocultos entre
los bosques negros y acantilados de Caledonia, en forma de pictos y otras tribus animalescas, e
incubarán su conspiración hasta llegado el momento de resurgir: será el Judeocristianismo
que, gracias a una primera “misión apostólica” (gestión geopolítica de la Sinagoga de Satanás),
de grandes golen llegados de Roma, especialmente San Patricio, resucitan al ser convertidos a
la Cruz. El “cristianismo celta”, tal la denominación de la metamorfosis del druidismo
sacerdotal a judaísmo cristiano, se expandirá por Irlanda y en general, por todas las Islas
Británicas.

Aquí es necesario hace un alto y retrotraernos en la hermenéutica de los primeros tiempos de


levantamiento del cristianismo. Todo comienza con la conspiración judía de los Padres
Apostólicos Pedro y Pablo, entre otros, quienes, con la posterior ayuda de los apologetas
griegos, expandirán su nefasta doctrina en Europa. ¿Porque, cabe preguntarse ahora, aquella
religión semita es tan bien aceptada y defendida por los griegos principalmente? Es el
neoplatonismo, aquél resultado de siglos de racionalismo y metafísica ideal clásica y de
eminente corte cabalístico, contra la que Esparta lucharía en su momento, y también la labor
conspirativa de los “gnósticos” o sabios cabalistas, como Simón el Mago, o los terapeutas
judíos ya radicados en Grecia, especialmente Filón de Alejandría; los que abonan el territorio
heleno para que, posteriormente, la nueva religión de chandala floreciera con celeridad
espasmosa, en un mundo que, otrora, fuera la “cuna de la civilización pagana”. Tenemos así,
en un primer momento del nacimiento de la Iglesia, que fueron especialmente griegos,
despojados ya de toda espiritualidad hiperbórea, los primeros traidores en Occidente que
hicieron caso de forma muy rápida a las epístolas paulinas. En este panorama, la caída de la
Roma inmortal y pagana sería cuestión de tiempo.

Ya para el siglo III d.c, el Imperio cae ante el “Logos” de los Padres Apologistas (entre los más
famosos, Irineo de Lyon, Hipólito de Roma, Tertuliano y Orígenes), quienes se encargarán de
defenestrar y enterrar a los pocos pensadores, filósofos y sabios paganos que todavía
quedaban. Para el siglo cuarto después de Cristo, las bases de la Iglesia Católica, es decir, de la
maquinaria judía de infiltración y conquista mundial, estarán sentadas, fundamentalmente
luego de la traición de Constantino, descrita detalladamente en la Novela. Sin embargo, habrá
todavía unos pocos caudillos imperiales (Juliano el “apóstata” o Diocleciano) que tratarán de
revertir la conspiración mundial judía del cristianismo, más ya era tarde; una nueva casta de
sacerdotes y druidas preparados en la cábala desde la “Santa Cede”, se pondrán a la tarea de
pergeñar la doctrina, el dogma y las futuras directrices teológicas para cristianizar a toda
Europa y asentar así el poder absoluto de la Iglesia Católica a lo largo de la Edad Media hasta
ahora. Estos “marranos” de los primeros tiempos serán conocidos como los “Padres de la
Iglesia”, tanto de Oriente como de Occidente o Iglesia Latina. Entre los más famosos de estos
últimos, resaltan Agustín de Hipona, posiblemente el mayor doctrinario y teólogo de la historia
de la Iglesia, y Gregorio Magno, principal artífice de la evangelización europea. Así, los
romanos serían los segundos en “traicionar” el Pacto de Sangre, convirtiéndose, a la llegada de
los lombardos y otros pueblos, en “italianos”.

Ya para el siglo IX d.c, los misioneros católicos habrán convertido a la religión cristiana a los
francos, con el bautizo del rey Clodoveo I por el obispo de Reims, San Remigio; a los godos, tan
celosos de su arrianismo, en 589 d.c. con la conversión del Rey Recaredo; a los anglosajones en
en el 600 d.c, cuando el Rey Etelberto de Kent da el visto bueno a la orden benedictina en
Bretaña; y, por último, a los sajones en el siglo VII, mediante el puño de Carlomagno. Habrá
que mencionar que los escandinavos fueron las ultimas tribus germanas en convertirse al
cristianismo, principalmente por la acción evangelizadora de los normandos. Habrá que
mencionar, por último, que es en el siglo V y principios del VI, que el siguiente paso, y en
verdad el decisivo, para los planes de Shamballá se materializará con la fundación del
Monacato Occidental por San Benito archigolen, de la misma estructura y naturaleza que el
Oriental, fundado ochocientos años antes por la Fraternidad Blanca en el Tibet, fundando la
Orden Benedictina, orden que será la principal herramienta para cristianizar a todos estos
pueblos indogermanos y base para las futuras órdenes monásticas y de caballería como el
Cluny, el Císter y la Orden Templaria. Todo esto, lo podemos ver en detalle en la Novela.

Sobre los anglosajones hay que decir que fueron un pueblo germano de sangre muy pura que
invadieron las Islas Británicas una vez las tropas romanas abandonaron la provincia, con el
objetivo de combatir a los celtas y druidas que llegaran y se convirtieran al cristianismo al
comienzo del siglo V. Lamentablemente, caerán en las garras del golen cuando el Papa
Gregorio, en sus famosas “misiones gregorianas”, envía al monje benedictino San Agustín de
Canterbury, el “apóstol de Inglaterra”, a convertir a los señores feudales británicos. Con este
paso, la Iglesia Celta, el verdadero semillero de monjes golen pues eran aquellos druidas
levitas conocedores de la cábala numérica, tendrá vía libre hacia Europa para expandir los
monasterios benedictinos junto a los nuevos misioneros anglosajones. Entre los más famosos
de estos monjes irlandeses o druidas cristianos, podemos resaltar a Columba de Iona y a San
Columbano golen, verdadero apóstol druida de Europa.

De los francos hay que mencionar, por su parte, que, si bien fueron un pueblo germano de
sangre muy pura, terminaron siendo uno de los principales brazos ejecutores de las
aspiraciones de la Iglesia golen, como también pasó con los anglosajones. Cuando San
Bonifacio golen, formado en las escuelas benedictinas anglosajanas, conspira para destronar a
la dinastía merovingia, dinastía verdaderamente hiperbórea de los francos, son los carolingios
quienes toman el gobierno de la estirpe y la convierten en el brazo fuerte de la Iglesia Golen de
la edad media. En este periodo se producirá el llamado “renacimiento carolingio”,
principalmente en la Escuela Palatina que el Pontífice nos refiere muy bien; donde la
cristianización de las dinastías germanas se asentará y la producción de cultura judía se
desarrollará abundantemente. Será Carlomango, hijo de Pipino el Breve y ya coronado
emperador del Sacro Imperio, el nuevo elegido de Dios (YHVH Satanás) como lo fuera
Constantino en su momento (In hoc signo vinces), y quién obligará a la conversión a los sajones
en la conocida historia del derribamiento del Irminsul (Universalis Columna) y la decapitación y
asesinato de más de 5000 nobles sajones, desastre sin igual que nos es contado en la Novela.

Podemos ver cómo, de forma paulatina, van cayendo uno tras otro los pueblos de Pacto de
Sangre y, especialmente, cómo muchos de ellos pasan a formar parte activa de la estrategia de
Shamballá, especialmente los anglosajones y los franceses, que, como vimos, serán la
conjunción de los galos, los celtíberos, los francos y los normandos, pueblo celta este último y
no así vikingo como la historia nos muestra, que será utilizado para controlar a los británicos.
Será el apogeo del “Sacro Imperio Romano Germánico”, o de cómo el Judío ha conquistado
formal, política y religiosamente Europa utilizando el cuerpo cadavérico, el esqueleto muerto
de la organización pretérita del antiguo Imperio Romano. Para el siglo XI d.c. toda Europa
estará será cristiana y devota defensora del poder de la Iglesia. Observamos, entonces, que
serán la generalidad de pueblos germanos europeos, no pudiendo cumplir su objetivo histórico
de frenar el avance de la cristianización, los terceros que, si bien no “traicionan”, se rinden
ante la voluntad de los Traidores Blancos.

Pero lejos de que Europa esté completamente controlada por el golen, se gestarán todavía
dinastías y movimientos (destacan gibelinos, otones, teutones, cátaros, bogomilos, etc.) que
pugnarán, desde su sangre pura, su recuerdo de sangre, por combatir la estrategia de
Shamballá; ya no serán, sin embargo, pueblos enteros quienes pongan desarrollo las
estrategias de los Dioses Leales, pues como entendemos, el cristianismo y la Iglesia, como
cosmogonía y psicología judías, están por encima ya te todo nacionalismo. Lo que viene
posteriormente son, más o menos, 1000 años de lucha intestina en el seno de la Europa
judaizada por el cristianismo, entre la estrategia hiperbórea colectiva que se fundamenta en el
Líder Carismático y la estrategia golen que pretenderá instaurar un Gobierno Mundial o
Sinarquía religioso-financiera (que hoy está a vísperas de cumplirse) y que no es preciso relatar
aquí pues está suficientemente desarrollado en la Novela. Ahora bien, el anterior resumen fue
necesario, a manera de “revisionismo propedéutico”, para entender recién EL PORQUÉ EXISTE
UNA CORRIENTE NECESARIAMENTE OCULTA QUE LLEVA A DISTINTOS PERSONAJES,
MOVIMIENTOS Y DOCTRINAS, SEAN ESOTERICAS O EXOTÉRICAS, POR MÁS EUROPEOS O
ARIOS, A TRAICIONAR, DESDE LA SANGRE SUCIA O DESDE LA PSICOLOGÍA JUDÍA, LAS PAUTAS
DE LA SABIDURÍA HIPERBÓREA.

Todo esto que nos interesa, comienza a tomar forma oficial cuando la estrategia golen
(Iglesia), una vez cumplido su objetivo de expandir su poder y dogma en los territorios y
mentes de los europeos al construir los monasterios, centros de adoctrinamiento y
conspiración, por cientos; se propone levantar una organización DE CORTE MILITAR Y MARCIAL
para defender, a manera de ejército, las instituciones de la ya asentada Iglesia y que funcionen
también como fachada para albergar a los nuevos movimientos ocultistas y “esotéricos” que la
Fraternidad Blanca ha de fundar. Como nos explica la Novela y que por ello no será necesario
ahondar, la orden benedictina dará paso a las órdenes de Cluny, del Císter, esta última ya de
eminente carácter caballeresco, y finalmente, a la mayor y mejor organización exotérica que el
Judío pudo crear, esto es, la Orden Templaria o “Orden de los POBRES compañeros de Cristo y
del TEMPLO DE SALOMÓN. Toda esta nueva legislación eclesiástica la podemos leer
principalmente en la obra del teólogo y místico laico Ramon Lulio.

Ahora bien, en el seno de estas organizaciones religiosa y/o militares del occidente cristiano
que como vimos, están controladas por el mismo Poder que en Oriente controla a la mayoría
de religiones desde un inicio (al budismo tibetano, al hinduismo y al Islam) y que son la
expresión directa del conocimiento cabalístico druida y judío (mística cristiana); se empiezan a
conjugar todo un conocimiento místico y hermético de contenido tanto occidental (teología)
como oriental (Kalachacra), todo subordinado, claro está, al dominio absoluto del esoterismo
cabalístico, resaltando a Ibn Gadriol y Maimónides como expresiones máximas de la mística
hebrea medieval. Nacerán así, muchos movimientos herederos del conocimiento oculto de la
Orden Templaria, que sea dicho de paso, es destruida por la estrategia hiperbórea de los reyes
de la sangre pura Federico II de Hohenstaufen y Felipe el Hermoso de Francia.

Podemos apreciar cómo desde los siglos XII al XIV, muchas órdenes de caballería y sociedades
secretas comienzan a entrar en escena en la historia europea, por mencionar algunas tenemos
a la Soberana orden militar y hospitalaria de San Juan de Jerusalén, de Rodas y de Malta o
simplemente Orden de Malta, a los Hermanos Livonios de la Espada o Fraternidad del Ejército
de Cristo, a la Orden de San Lázaro de Jerusalén, a la Orden de Caballería del Santo Sepulcro de
Jerusalén, a la Orden de San Juan, etc. La propia Orden Templaria no moriría y solamente se
hará más hermética y secreta y pasará a denominarse como la Masonería o Francmasonería,
cuyos tentáculos crecerán tanto en Occidente, el Rito Escoces (directamente druídico), como
así también en Oriente, conocida luego como “Gran Oriente”. Habrá que resaltar que también
existieron órdenes hiperbóreas, tales como la Orden de los Predicadores o Dominicos y los
Caballeros Teutones. También hay que decir que florecerá una especie de “nueva teología
católica mística”, representada por Tomás de Aquino o Santo Tomás, los canónigos augustinos
como Tomás de Kempis o Alberto Magno; además verá el nacimiento de la famosa “mística
alemana”, cuyo representante máximo es el Maestro Eckhart y su discípulo Juan Taulero.

Mucho más importante e interesante es ver el nacimiento de verdaderas sociedades secretas o


sectas de directa metafísica cabalística a partir del siglo XV, las cuales serán directos
responsables de la Revolución del Renacimiento. Las más famosas, y de las cuales saldrán los
más funestos personajes o “maestros ascendidos de occidente”, serán la Rosacruz, la Orden
Bucintoro y la más nefasta de todas, la Compañía de Jesús o Jesuitas de Loyola. Todos los
miembros de estas órdenes son de la aristocracia europea, sabios “humanistas” o, en su
defecto, judíos disfrazados. Correrán los siglos y a la sombra de la doctrina mística de estas
sociedades, nacerán varias corrientes filosóficas y artísticas “europeas”. Del siglo XVII podemos
destacar Juan de la Cruz, a Silesio o a Jakob Bohme, estos últimos dos continuadores del
Monismo, doctrina según la cual la materia y el espíritu, lo físico y lo psíquico, como aspectos
de la realidad, son idénticos en su esencia, y el cual sería perfeccionado posteriormente por el
Pan-psiquismo de Heackel.

Lo que quiero subrayar ahora, es que, desde el Renacimiento, todas las corrientes del
pensamiento europeos se verán absolutamente condicionadas por la formación metafísica
golen. Pues desde las universidades y templos religiosos fundados por judíos y sacerdotes, la
teología cristiana, el neoplatonismo y el iluminismo humanista originado de aquellos
“renacimientos culturales”, todo de esencia o raíz cabalística, gobernarán el modo de pensar y
filosofar, directa o indirectamente, a los futuros pensadores. La historia de la filosofía moderna
es la historia del desarrollo de la psicología judía dentro del racionalismo o existencialismo
europeo: más que el progreso de la civilización, la historia europea bajo la egida del
judeocristianismo fue la etapa cumbre del cumplimiento del objetivo macro cósmico de la
finalidad; esto es, DESARROLLAR CULTURA, que lejos de emancipar al hombre de la materia y
acercarlo a la verdadera divinidad o espiritualidad, lo sumen en las sombras de la Materia y del
Kaliyuga. Así, por más arios o “clásicos” o “tradicionalistas conservadores”, todos los
pensadores europeos tendrán algún grado de psicologismo judío en sus ideas, y ahora viene lo
verdaderamente importante: ESTO TAMBIÉN REPERCUTIRÁ EN EL PENSAMIENTO ALEMÁN DE
LOS SIGLOS XIX Y XX, sea de la escuela o filosofía que sea.

Antes de entrar de lleno a este punto, debemos ocuparnos del tema de la Teosofía. La teosofía
es un movimei

Leipzing, shchopen, etc

lilio

Raciosmo biologicista

647

650-zacarias

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