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“Ángel Cárcano”
Reconquista- Sta. Fe
Modalidad: Anual
Fecha de entrega:
Año 2019
Capítulo 1
Con esta sociedad se aplica la brecha, decir la diferencia entre ricos y pobres. Y la
aparición de Homeless (hombres sin hogar o vivienda), marginalidad social y el inicio
de políticas de ventas. La escuela funciona como una industria.
La posmodernidad es conocida como la época del desencanto es decir por ser ideas
no cumplidas, se produce el fin de las utopías y la ausencia de grandes proyectos.
Es base de los grandes filósofos hegemónicos, siglo XVIII, XIX Y XX, Influenciado por
el iluminismo, positivismo y el marxismo.
Para Lyotard la utopía seria “Grandes relatos”, que fracasaron en el desarrollo tecno
científico, artístico, económico y político. La causas fueron múltiples, como, estallidos
de las guerras totales, totalitarismo, brecha creciente entre la riqueza del norte y la
pobreza del sur, el desempleo y la desculturación con la crisis de la escuela.
Lo ornamental son columnas de plásticos que nada sostienen y arcos que nada
dividen. Si miramos el pasado, “Las moda retro”, culto por las antigüedades,
programas radiales o televisivos de décadas pasadas.
Busca el consumo: el confort, los objetos de lujo, el dinero y el poder. Son los
elementos necesarios que dan respuesta a las necesidades que se plantean y definen
a la sociedad posmoderna.
Capitulo N°2
¿Existe la adolescencia?
El estudio de las sociedades primitivas tal como fuera desarrollado entre otros autores
por Margaret Mead, y los intentos de traspolación de sus resultados a la sociedad
occidental desarrollada, tuvo en los años ‘60 mucha influencia en el campo psicológico
y ha sido luego duramente criticado. Para estas sociedades la adolescencia es un
momento representado por un ritual de paso de una etapa de la vida a otra en la cual
se accede a la sexualidad activa, se adquieren responsabilidades y poder dentro de la
tribu. En los casos en los que hay un ritual, la adolescencia casi no existe, es sólo un
momento de pasaje y las etapas importantes son la pubertad, que marca el fin de la
infancia, y la etapa adulta posterior. Se han propuesto equivalentes de los ritos de
iniciación en las sociedades desarrolladas. En una época el usar pantalones largos,
comenzar a fumar y visitar un prostíbulo eran hitos en el pasaje hacia la edad adulta
en el varón, mientras que el permiso para pintarse la cara, usar medias de seda o
nylon y tener novio lo marcaban en la mujer. De todos modos, en sectores de
población media y alta urbanos, la adolescencia era un proceso que duraba un tiempo
más o menos prolongado, nunca se reducía a un ritual.
Si bien es cierto que los adolescentes no pueden en ninguna época ser descriptos
como un solo tipo, también es cierto que a través de los autores que estudian la etapa
se va configurando un modelo, por lo menos de aquel tipo considerado representativo.
Así, hubo un tipo de adolescente moderno descripto como un individuo que vivía una
crisis, inseguro, introvertido, una persona en busca de su identidad, idealista, rebelde
dentro de lo que el marco social les permitía. Los adolescentes de por sí constituían un
grupo marginal, los varones no tenían ya lugar junto a las polleras de las madres ni en
la vida laboral de los padres, las mujeres tenían conflictos con las madres y todavía no
podían ser dueñas de sus casas o criar sus propios hijos. Este tipo adolescente no era
muy diferente al joven descripto por Aristóteles en su Retórica, descripción rescatada
como vigente aún en los años ‘70 por Peter Blos.
Peter Blos, decía en la década del ‘70: "La creación de un conflicto entre las
generaciones y su posterior resolución es la tarea normativa de la adolescencia. Su
importancia para la continuidad cultural es evidente. Sin este conflicto no habría
reestructuración psíquica adolescente."24 Y en otro párrafo: "El conflicto generacional
es esencial para el crecimiento del self y de la civilización." Y aún con reparos Stone y
Church aceptaban la inevitabilidad del conflicto: "Algunos autores han sugerido que los
conflictos entre generaciones no solamente son inevitables sino también esenciales
para el proceso de crecimiento. Sin ser necesariamente partidarios de esta teoría
pensamos que una total ausencia de conflicto puede indicar que el adolescente está
en mal camino." Este proceso de enfrentamiento generacional era inevitablemente
doloroso, obligaba a la pérdida de ilusiones, destruía ídolos, provocaba temores, falta
de confianza en las propias fuerzas, tristeza, rabia, pero también, simultáneamente,
sensación de triunfo y de libertad. El fin de la infancia, la salida del paraíso provocaba
angustia, muchos textos literarios recuerdan idealizadamente la niñez feliz e
irresponsable y con dolor la entrada en la adolescencia con obligaciones,
inseguridades.
Para Arminda Aberastury, la adolescencia debía realizar como tareas propias, tres
procesos de duelo, entendiéndose por tal el conjunto de procesos psicológicos que se
producen normalmente ante la pérdida de un objeto amado y que llevan a renunciar al
objeto.
2. El duelo por el rol infantil y la identidad infantiles. Perder su rol infantil le obliga a
renunciar a la dependencia ya aceptar responsabilidades. La pérdida de la identidad
infantil debe reemplazarse por una identidad adulta y en ese transcurso surgirá la
angustia que supone la falta de una identidad clara.
La ideología cuestionada por los adolescentes fuera uno de los grandes sistemas
creados por la humanidad, el grupo de ideas que éstos cuestionaban implicaba por lo
menos "la muerte de las ideologías de nuestros padres". Pero en nuestra época la
cultura que los rodea también les ahorra este trabajo, fomentando que ellos asuman
actitudes escépticas o cínicas.
Dentro de este grupo los autores encontraban en los Estados Unidos de América tres
subtipos: el de los reformadores, miembros de los movimientos pacifistas y de
derechos civiles; el de los voluntarios del cuerpo de paz y el de los beatniks o hippies.
Los últimos se diferenciaban por no buscar un trabajo social sino apartarse de la
sociedad en busca de realización personal, -experiencia estética, sexualidad y drogas
que le permitieran sentir formas de comunión y comunicación diferentes.
Un tercer tipo era el de los hedonistas transitorios, quienes fueron descriptos como
aquellos que: "...llevan al extremo el papel de adolescentes, convirtiéndolo en su estilo
de vida. Se sienten ajenos al mundo adulto, pero en vez de combatirlo quieren
simplemente dejarlo atrás, confiando en que cuando su generación llegue al poder,
ellos darán el tono a la nueva sociedad." En su vida privada este tipo de adolescente
podía llegar a un matrimonio prematuro, y conformar una vida doméstica que
apareciera como un "jugar a la casita", mientras experimentaban con relaciones
extramatrimoniales y parejas libres.
Los autores sostenían que: "...por mucho que estén imbuidos del espíritu adolescente,
por lo menos en apariencia, estos jóvenes asumen rápidamente papeles adultos más
o menos convencionales." Finalmente, agazapado entre los paréntesis, surgía otro
tipo, el de los hedonistas permanentes: "(Hay hedonistas permanentes que difieren de
los transitorios porque su apartamiento de la sociedad es más deliberado, se funda
más en la convicción personal y puede prolongarse toda la vida. La vida -es una
continua búsqueda de excitaciones, a menudo centrada en el surf o el esquí, pero con
generosas dosis de alcohol, drogas, sexo, viajes, o cualquier otra cosa que prometa
ser estimulante...)" Esta taxonomía parece marcar un momento de cambio en la
población adolescente. No debe olvidarse que por entonces ya hablaban sus autores
de la institucionalización de la adolescencia, del desarrollo de es
La posmodernidad ofrece una vida soft, emociones light, todo debe desplazarse
suavemente, sin dolor, sin drama, sobrevolando la realidad. Es lícito entonces
preguntarse si, dentro de ese marco, hay lugar para los duelos en la medida en que
éstos son dolorosos, implican una crisis seria, tristeza, esfuerzo psíquico para
superarlos.
a. La identidad sexual
b. La madurez afectiva
La independencia afectiva de los padres también debía considerarse un logro
adulto. Suplantar a los objetos primeros de amor por otros y establecer con ellos
una relación duradera formaba parte de aquello que caracterizaba al adulto. Se ha
subrayado muchas veces qué importante lugar tiene la sexualidad en la teoría
psicoanalítica y qué poco ocupa el amor, el cual aparece como un simple derivado
de la primera. Para Freud el estudio de la sexualidad constituía un sustrato
concreto, no desdibujado por la subjetividad de los sentimientos, una conducta que
podía someterse con mejores resultados a la investigación de una persona
formada como él en las ciencias naturales y que esperaba incluir al psicoanálisis
entre las mismas. Por otra parte, en la medida en que asentaba sobre lo instintivo
del ser humano, era pasible de ser considerado determinante de la patología
humana
Lo que hoy llamamos escuela o colegio secundario es una institución que encuentra
sus orígenes, en Europa, hacia los siglos XVI y XVII al sistematizarse u organizarse
los cursos de tipo preparatorio para el acceso a las universidades. Eran colegios de
varones porque la mujer en general estaba excluida de papeles sociales relevantes
tanto en la iglesia como en los negocios o el estado, estos establecimiento estaban
destinados a una minoría, dirigente y adinerada, se trataba de colegios en los que no
había especialización, que recién se dejaba para la universidad ni, mucho menos,
preparación profesional, sino una formación clásica, integrada por el estudio del latín
que debía aprender a leerse, escribirse y hablarse, algo de griego, retórica, filosofía
aristotélica, lógica clásica, costumbres y religión.