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INSTITUTO SUPERIOR DE PROFESORADO N°4

“Ángel Cárcano”
Reconquista- Sta. Fe

Carrera: Profesorado de educación secundaria en Geografía

Espacio Curricular: Sujeto de la Educación Secundaria

Modalidad: Anual

Profesora: Lopes Monica

Trabajo Practico N°1


Curso: 3 año

Alumno: Monzon Cristián Agustín


Moschen Nicolas

Fecha de entrega:

Año 2019
Capítulo 1

Las ideas de la modernidad en los siglos XVII y XVIII

La modernidad se había gestado en las ciudades comerciales de la Baja Edad Media


en las que se había desarrollado el capitalismo y surgido una nueva clase social: la
burguesía. En las mismas se había originado el Renacimiento artístico de los siglos XV
y XVI con figuras como Leonardo Da Vinci. La modernidad va a elaborar una
concepción más bien antropocéntrica, menos religiosa y más profana, para la cual la
auténtica vida es la terrenal y el cuerpo recupera su lugar al lado del alma.

Una esfera particularmente importante en el desarrollo de la modernidad está


constituida por el campo de las ideas éticas. Las normas morales y jurídicas de un
pueblo se originan generalmente a partir de las tradiciones religiosas. Durante siglos
se concibió al Estado como dotado de una religión oficial. En la Europa medieval, mas
allá de las diferencias entre los distintos pueblos que la conforman, la religión católica
es la fuente de las normas morales y jurídicas, las cuales dejan poco margen para el
desarrollo de ideales de vida, individuales que contradigan las tradiciones sociales. En
ese marco, las minorías musulmanas y judía son apenas toleradas.

El siglo XIX: críticas y replanteos de las ideas de la modernidad

En este siglo se consolida el desarrollo industrial, iniciándose con la revolución


industrial del siglo XVIII en Inglaterra. La aplicación de la máquina de vapor que marco
uno de los inicios más importantes de la revolución. El seguimiento del proletariado es
decir de la clase obrera, en el trabajo de fábricas y en las minas de carbón. Fue el
principal motivo de la lucha de clases sociales y política que devánese en esta época.

La revolución política se desvanece y lo que predomina es el despliegue del


capitalismo del mundo. De las condiciones en que se desenvuelve el modo de
producción capitalista surge la necesidad de un nuevo modo de producción: el
socialismo, en el cual se establecerá la propiedad colectiva de los medios de
producción y desaparecerá la burguesía como clase social. El proletariado, a través
de la revolución social, puede y debe acelerar el proceso de surgimiento de la nueva
sociedad.

Sociedades posindustriales y cultura posmoderna

Las sociedades se dividen en 3: Sociedad posindustrial, capitalismo tardío y era


tecnotronica.

Con esta sociedad se desarrollan mayor fuerza productiva, el surgimiento de países


capitalista, las líneas de montaje y la producción en serie por Henry Ford. Con ello, la
modificación de clases sociales, y en la producción agrícola.

En el sector terciario se produce nuevas demandas en el sistema educativo, la


extensión de los medios de comunicación, el surgimiento de los shopping.

El capitalismo se extiende a otros dominios como por ejemplo, la Estética, la


arquitectura, etc. Este sector terciario recibirá apoyos institucionales y canaliza
inversiones multimillonarias.
Para Alan T. Durning “Los centros comerciales se convirtieron en las plaza nuevas
vidas públicas, y las marcas y cadenas de negocios que allí conviven con, son los
iconos de nuestra cultura popular”. “los ciudadanos más ricos de las naciones pobres
emulan este consumismo como mejor puedan y para ello construyen palacios de
compras amuralladas en medio de la sociedad y la escualidez de sus ciudades”.

Con esta sociedad se aplica la brecha, decir la diferencia entre ricos y pobres. Y la
aparición de Homeless (hombres sin hogar o vivienda), marginalidad social y el inicio
de políticas de ventas. La escuela funciona como una industria.

En la primera parte del siglo XIX, oscila entre, republicas y monarquías


constitucionales y monarquía o imperios absolutista. La segunda parte se origina el
despliegue del capitalismo, y el siglo XVIII es conocido como el siglo de luces donde
se produce la razón universitaria y las ideas de progreso (Iluminismo) que se identifica
con la razón y la ciencia.

Las ideas de posmodernidad

La posmodernidad es conocida como la época del desencanto es decir por ser ideas
no cumplidas, se produce el fin de las utopías y la ausencia de grandes proyectos.

Es base de los grandes filósofos hegemónicos, siglo XVIII, XIX Y XX, Influenciado por
el iluminismo, positivismo y el marxismo.

Esther Diaz “El proyecto de la posmodernidad apostaba al progreso. Se creía que la


ciencia avanzaba hacia la verdad, el arte se expandiría como forma de vida y la ética
encontraría la universalidad de normas fundamentales racionalmente”

Para Lyotard la utopía seria “Grandes relatos”, que fracasaron en el desarrollo tecno
científico, artístico, económico y político. La causas fueron múltiples, como, estallidos
de las guerras totales, totalitarismo, brecha creciente entre la riqueza del norte y la
pobreza del sur, el desempleo y la desculturación con la crisis de la escuela.

La modernidad es de origen europeo, es conceptualizada como un conjunto de


sucumbió de culturas asiáticas, africanas y americanas que carecían de un desarrollo
científico y tecnológico.

La cultura de la imagen: Otra estética

Se divide en dos en lo Ornamental y en tecnologías audiovisuales

Lo ornamental son columnas de plásticos que nada sostienen y arcos que nada
dividen. Si miramos el pasado, “Las moda retro”, culto por las antigüedades,
programas radiales o televisivos de décadas pasadas.

Tecnologías audiovisuales: es el papel homogenicó en la comunicación, todo es


omnipresente, pocas palabras, y las imágenes no están destinadas a perdurar.
Provoca un impacto y orienta una conducta, lo cual se buscaba reforzar con nuevas
imágenes.

Del sujeto moderno al individuo posmoderno


Modernidad: la emancipación del individuo (del sometimiento al medio familiar o
social). El individuo y el respeto por sus derechos habían aumentado.

Posmodernidad: se acentúa el individualismo hasta niveles del egoísmo, lo que se


denomina proceso de personalización. Basada en la información y en la estimulación
de las necesidades.

Individualismo carece de trascendencia, tanto religioso como la trascendencia laica de


una vida consagrada ideal.

La consigna es mantenerse joven para ello el sujeto incorpora, dietas, gimnasias,


tratamientos revitalizantes y cirugías estéticas. Este sujeto se autoconsibe como un
individuo constituido por un cuerpo con necesidades que debe ser satisfecha
continuamente.

Aunque establezca vínculos con otros, se encuentra solo y la imagen de la realización


personal y la felicidad es el relax.

Busca el consumo: el confort, los objetos de lujo, el dinero y el poder. Son los
elementos necesarios que dan respuesta a las necesidades que se plantean y definen
a la sociedad posmoderna.

Capitulo N°2
¿Existe la adolescencia?

El estudio de las sociedades primitivas tal como fuera desarrollado entre otros autores
por Margaret Mead, y los intentos de traspolación de sus resultados a la sociedad
occidental desarrollada, tuvo en los años ‘60 mucha influencia en el campo psicológico
y ha sido luego duramente criticado. Para estas sociedades la adolescencia es un
momento representado por un ritual de paso de una etapa de la vida a otra en la cual
se accede a la sexualidad activa, se adquieren responsabilidades y poder dentro de la
tribu. En los casos en los que hay un ritual, la adolescencia casi no existe, es sólo un
momento de pasaje y las etapas importantes son la pubertad, que marca el fin de la
infancia, y la etapa adulta posterior. Se han propuesto equivalentes de los ritos de
iniciación en las sociedades desarrolladas. En una época el usar pantalones largos,
comenzar a fumar y visitar un prostíbulo eran hitos en el pasaje hacia la edad adulta
en el varón, mientras que el permiso para pintarse la cara, usar medias de seda o
nylon y tener novio lo marcaban en la mujer. De todos modos, en sectores de
población media y alta urbanos, la adolescencia era un proceso que duraba un tiempo
más o menos prolongado, nunca se reducía a un ritual.

En la sociedad actual, los jóvenes no esperan el momento de vestirse como sus


padres, son los padres los que tratan de vestirse como ellos; acceden a la sexualidad
con parejas elegidas por ellos mismos, en el momento en que lo desean y sin mayores
diferencias entre varones y mujeres. Los hábitos de beber o fumar, no sólo no son
consideradas "faltas de respeto" sino que se han vuelto muy difíciles de controlar.
Existen autores que consideran el término "adolescencia" un artefacto creado dentro
de las sociedades urbano-industriales a partir del siglo XV ya que es por entonces
cuando el término aparece en el idioma inglés. Sin embargo "adolescere" es un
término latino que significaba para los romanos "ir creciendo, convertirse en adulto".

¿Hasta cuándo la adolescencia?

Un adolescente es un ser humano que pasó la pubertad y que todavía se encuentra en


etapa de formación ya sea en lo referente a su capacitación profesional, a la
estructuración de su personalidad o a la identidad sexual. En cambio "joven", cuando
este término se refiere al adulto joven, designa a alguien que ya ha adquirido
responsabilidades y cierta cuota de poder, que ha madurado su personalidad y tiene
establecida su identidad sexual, más allá de que no tenga una pareja estable o no sea
totalmente autosuficiente en lo económico. Pero algunos autores de habla inglesa no
diferencian ambos términos. En lo que sigue se hablará de "adolescente" o "joven"
como sinónimos dejando en claro que el término "joven" excluye al adulto joven.

Según Françoise Dolto (1980) describe en los últimos años un fenómeno de


postadolescencia, "El estado de adolescencia se prolonga según las proyecciones que
los jóvenes reciben de los adultos y según lo que la sociedad les impone como límites
de exploración. Los adultos están ahí para ayudar a un joven a entrar en las
responsabilidades y a no ser lo que se llama un adolescente retrasado."

Es importante destacar que, si bien los derechos que no se pueden ejercer no


permiten llegar a una real madurez, su existencia tiene importancia desde el punto de
vista del reconocimiento de la igualdad por parte de los adultos. Es decir que a los 18
años un adolescente puede comenzar a sentirse entre iguales con los adultos, en
principio es reconocido

Perfil de un adolescente moderno

Si bien es cierto que los adolescentes no pueden en ninguna época ser descriptos
como un solo tipo, también es cierto que a través de los autores que estudian la etapa
se va configurando un modelo, por lo menos de aquel tipo considerado representativo.
Así, hubo un tipo de adolescente moderno descripto como un individuo que vivía una
crisis, inseguro, introvertido, una persona en busca de su identidad, idealista, rebelde
dentro de lo que el marco social les permitía. Los adolescentes de por sí constituían un
grupo marginal, los varones no tenían ya lugar junto a las polleras de las madres ni en
la vida laboral de los padres, las mujeres tenían conflictos con las madres y todavía no
podían ser dueñas de sus casas o criar sus propios hijos. Este tipo adolescente no era
muy diferente al joven descripto por Aristóteles en su Retórica, descripción rescatada
como vigente aún en los años ‘70 por Peter Blos.

Apasionados, erotizados, descontrolados, volubles, malhumorados, pundonorosos,


competitivos, expectantes del futuro, exaltados, nobles, buenos amigos y amantes,
excesivos en sus afectos, omnipotentes, sedientos de diversión. Estas parecen haber
sido las características más notorias de un tipo de adolescente que aparece en
diferentes épocas de la historia. Quedan huellas de tal pasaje en diversas obras
literarias, en las que se pueden rescatar desde el enamorado Calixto, al valiente D'
Artagnan, el apasionado Werther y el solitario Holden Caulfield. Para estos
adolescentes era muy difícil tolerar la disciplina que se le imponía en su formación. El
período de formación de los adolescentes de sectores medios estaba signado por
grandes exigencias revelándose como una etapa en la cual había gran número de
suicidios, los cuales podían adjudicarse a dificultades y frustraciones en ese ámbito.

La famosa brecha generacional

Para Erik Erikson, el adolescente era fundamentalmente alguien en busca de su


identidad. La pregunta: ¿quién soy? era la más angustiante y también la más
importante que podía hacerse. Y ¿cómo podía ese adolescente encontrarse, saber
quién era? Erikson lo contestaba en estos términos: "Es decir que el adulto era el
frontón necesario para que el joven tenista hiciera sus prácticas, se probara, probara
los golpes, mejorara sus tiros y resultara, no sin desgaste para el frontón, un adulto
hecho y derecho, es decir un buen jugador." Así el adolescente que crecía se
encontraba con una generación adulta y se entrenaba peloteando contra ella,
mejorando sus tiros, conociendo su propio estilo, sus errores y sus virtudes en el
juego. Entre esa generación adulta y él había una distancia, una brecha dada por las
diferencias de épocas que a cada uno le había tocado vivir y de la educación recibida.
Decían Stone y Church: "En el mejor de los casos preparamos a los adolescentes para
vivir : en un mundo que es una proyección futura del mundo presente y, en el peor, los
preparamos para que vivan en un ambiente fantasmal, hace tiempo desvanecido."

Peter Blos, decía en la década del ‘70: "La creación de un conflicto entre las
generaciones y su posterior resolución es la tarea normativa de la adolescencia. Su
importancia para la continuidad cultural es evidente. Sin este conflicto no habría
reestructuración psíquica adolescente."24 Y en otro párrafo: "El conflicto generacional
es esencial para el crecimiento del self y de la civilización." Y aún con reparos Stone y
Church aceptaban la inevitabilidad del conflicto: "Algunos autores han sugerido que los
conflictos entre generaciones no solamente son inevitables sino también esenciales
para el proceso de crecimiento. Sin ser necesariamente partidarios de esta teoría
pensamos que una total ausencia de conflicto puede indicar que el adolescente está
en mal camino." Este proceso de enfrentamiento generacional era inevitablemente
doloroso, obligaba a la pérdida de ilusiones, destruía ídolos, provocaba temores, falta
de confianza en las propias fuerzas, tristeza, rabia, pero también, simultáneamente,
sensación de triunfo y de libertad. El fin de la infancia, la salida del paraíso provocaba
angustia, muchos textos literarios recuerdan idealizadamente la niñez feliz e
irresponsable y con dolor la entrada en la adolescencia con obligaciones,
inseguridades.

Los duelos en la adolescencia

Para Arminda Aberastury, la adolescencia debía realizar como tareas propias, tres
procesos de duelo, entendiéndose por tal el conjunto de procesos psicológicos que se
producen normalmente ante la pérdida de un objeto amado y que llevan a renunciar al
objeto.

Los procesos que se suceden en el duelo se han dividido en tres etapas:

1. La negación, mecanismo por el cual el sujeto rechaza la idea de pérdida, muestra


incredulidad, siente ira. Es lo que nos lleva a decir: "No puede ser que haya muerto, lo
vi ayer por la calle", cuando inesperadamente recibimos la noticia de la muerte de un
amigo, aunque sepamos que hay muchas maneras de morir en pocas horas.
2. La resignación, en la cual se admite la pérdida y sobreviene como afecto la pena.

3. El desapego, en la que se renuncia al objeto y se produce la adaptación a la vida


sin él. Esta última etapa permite el apego a nuevos objetos. Volviendo a Aberastury ,
el adolescente tenía que superar tres duelos para convertirse en adulto:

1. El duelo por el cuerpo infantil. El adolescente sufre cambios rápidos e importantes


en su cuerpo que a veces llega a sentir como ajenos, externos, y que lo ubican en un
rol de observador más que de actor de los mismos.

2. El duelo por el rol infantil y la identidad infantiles. Perder su rol infantil le obliga a
renunciar a la dependencia ya aceptar responsabilidades. La pérdida de la identidad
infantil debe reemplazarse por una identidad adulta y en ese transcurso surgirá la
angustia que supone la falta de una identidad clara.

3. El duelo por los padres de la infancia. Renunciar a su protección, a sus figuras


idealizadas e ilusorias, aceptar sus debilidades y su envejecimiento.

¿Qué fue de las ideologías?

La conformación de una ideología en el sentido de un conjunto de ideas acerca de la


vida, parecía ser una tarea estructurante en la adolescencia, previa etapa que
podríamos llamar " cartesiana, en la cual se ponían en duda y se criticaban todas las
ideas aportadas hasta el momento por padres y maestros. Luego de una latencia y
una pubertad en la cual se había sido un repetidor de ideas ajenas, la adolescencia se
planteaba como una época para barajar y dar de nuevo en materia ideológica. En
diferentes épocas los adolescentes fueron los más atraídos por las grandes ideologías
sobre todo cuando éstas suponían un enfrentamiento con la de la familia.

La ideología cuestionada por los adolescentes fuera uno de los grandes sistemas
creados por la humanidad, el grupo de ideas que éstos cuestionaban implicaba por lo
menos "la muerte de las ideologías de nuestros padres". Pero en nuestra época la
cultura que los rodea también les ahorra este trabajo, fomentando que ellos asuman
actitudes escépticas o cínicas.

Pastiche del adolescente de la posmodernidad

Los idealistas, en cambio, aparecían como el tipo clásicamente descripto de


adolescente rebelde, definidos como:

"...quienes se sienten profundamente insatisfechos con el estado del mundo y se


esfuerzan por cambiar las cosas o bien se retiran a un mundo privado que gira en
tomo de la satisfacción personal. El adolescente idealista se ajusta bien a la imagen
clásica del rebelde iconoclasta, melancólico y romántico que pintaron Goethe, Mann,
Joyce, Alain Foumier, Salinger y otros novelistas."

Dentro de este grupo los autores encontraban en los Estados Unidos de América tres
subtipos: el de los reformadores, miembros de los movimientos pacifistas y de
derechos civiles; el de los voluntarios del cuerpo de paz y el de los beatniks o hippies.
Los últimos se diferenciaban por no buscar un trabajo social sino apartarse de la
sociedad en busca de realización personal, -experiencia estética, sexualidad y drogas
que le permitieran sentir formas de comunión y comunicación diferentes.

Un tercer tipo era el de los hedonistas transitorios, quienes fueron descriptos como
aquellos que: "...llevan al extremo el papel de adolescentes, convirtiéndolo en su estilo
de vida. Se sienten ajenos al mundo adulto, pero en vez de combatirlo quieren
simplemente dejarlo atrás, confiando en que cuando su generación llegue al poder,
ellos darán el tono a la nueva sociedad." En su vida privada este tipo de adolescente
podía llegar a un matrimonio prematuro, y conformar una vida doméstica que
apareciera como un "jugar a la casita", mientras experimentaban con relaciones
extramatrimoniales y parejas libres.

Los autores sostenían que: "...por mucho que estén imbuidos del espíritu adolescente,
por lo menos en apariencia, estos jóvenes asumen rápidamente papeles adultos más
o menos convencionales." Finalmente, agazapado entre los paréntesis, surgía otro
tipo, el de los hedonistas permanentes: "(Hay hedonistas permanentes que difieren de
los transitorios porque su apartamiento de la sociedad es más deliberado, se funda
más en la convicción personal y puede prolongarse toda la vida. La vida -es una
continua búsqueda de excitaciones, a menudo centrada en el surf o el esquí, pero con
generosas dosis de alcohol, drogas, sexo, viajes, o cualquier otra cosa que prometa
ser estimulante...)" Esta taxonomía parece marcar un momento de cambio en la
población adolescente. No debe olvidarse que por entonces ya hablaban sus autores
de la institucionalización de la adolescencia, del desarrollo de es

¿Hay duelos en la posmodernidad?

La posmodernidad ofrece una vida soft, emociones light, todo debe desplazarse
suavemente, sin dolor, sin drama, sobrevolando la realidad. Es lícito entonces
preguntarse si, dentro de ese marco, hay lugar para los duelos en la medida en que
éstos son dolorosos, implican una crisis seria, tristeza, esfuerzo psíquico para
superarlos.

a. El duelo por el cuerpo perdido: El adolescente de la modernidad se


encontraba perdiendo el idealizado y mimado cuerpo de la infancia, teniendo
en perspectiva un período glorioso de juventud y lejos aún de lograr un cuerpo
con características claramente adultas. El bebé, el niño eran modelos estéticos,
se los pintaba, esculpía, grababa, para no perder ese momento de máximo
esplendor, esa cercanía con la belleza angelical. El adulto joven constituía el
ideal estético por excelencia y el adulto maduro por su parte alcanzaba un
cuerpo con características claramente definidas: las mujeres debían tener un
cuerpo redondeado, un poco pesado, matronal, que daba cuenta de su
capacidad de procrear y su dedicación a la casa y crianza de sus hijos. Iría
luciendo con los años canas, arrugas y kilos, no como vergüenza sino por el
contrario como muestra de honorabilidad y fuente de respeto. Por su parte los
hombres también adquirían kilos, abdomen o ambos, lentes, arrugas, calvicie,
bigotes o barbas canas que les darían un aspecto digno de la admiración de
las generaciones más jóvenes.
b. El duelo por los padres de la infancia: Los padres de la infancia son quizás
los únicos "adultos" en estado puro que se encuentran a lo largo de la vida. Se
los ve como tales, sin fisuras. Ir creciendo significa, en cambio, descubrir que
24 detrás de cada adulto subsisten algunos aspectos inmaduros, impotencia,
errores. La imagen de los padres de la infancia es producto de la idealización
que el niño impotente ante la realidad que lo rodea y débil ante ellos desarrolla
como mecanismo de defensa. A menudo esa idealización es promovida por los
mismos padres quienes obtienen satisfacción de ser admirados
incondicionalmente por ese público cautivo a quien también pueden someter
autoritariamente. Ir creciendo, convertirse en adulto significa desidealizar,
confrontar las imágenes infantiles con lo real, rearmar internamente las figuras
paternas, tolerar sentirse huérfano durante un período y ser hijo de un simple
ser humano de allí en más
c. El duelo por el rol y la identidad infantiles ¿Qué significa ser niño? Ser
dependiente, refugiarse en la fantasía en vez que afrontar la realidad, buscar
logros que satisfagan deseos primitivos y que se obtienen rápidamente, jugar
en vez que hacer esfuerzo. Si describimos al niño en edad de incorporarse a
un jardín de infantes, nos encontramos con alguien que se cree capaz de
logros que en su mayoría no le son posibles y ante los cuales sufre heridas
muy fuertes en su autoestima, una personita incapaz de esperar para lograr lo
que quiere y un ser humano a quien no le importan demasiado los otros
miembros de su especie en la medida en que no es capaz de compartir nada
con los.

¿Dónde están los adultos de antaño?

a. La identidad sexual

La preocupación por el desarrollo de la identidad sexual cobró gran importancia en


la psicología a partir de la obra de Freud. Su teoría sexual exponía claramente el
papel que cumplía sobre la posterior normalidad o patología, el haber superado las
etapas tempranas de fijación de la libido y el Complejo de Edipo. Este autor definía
la normalidad sexual del adulto en estos términos: "La unión de los genitales es
considerada la meta sexual normal en el acto que se designa como coito y que
lleva al alivio de la tensión sexual y a la extinción temporaria de la pulsión sexual."

La genitalidad implicaba una unión heterosexual. Para acceder a la misma el


adulto, debía haber resuelto cuando niño el Complejo de Edipo, lo cual implicaba
haberse identificado con el padre del mismo sexo y elegir como objeto de amor al
contrario. Para el psicoanálisis, entonces, la homosexualidad debía incluirse dentro
de las anormalidades sexuales. La adolescencia fue considerada desde que se la
tomó como objeto de estudio, una etapa de búsqueda de la propia identidad
sexual, en la cual debía desestimarse alguna experiencia homosexual ya que la
misma si no quedaba fijada como conducta formaba parte de la investigación y
determinación de la identidad sexual. Tales conductas cobraban otra importancia
en cambio en los adultos.

b. La madurez afectiva
La independencia afectiva de los padres también debía considerarse un logro
adulto. Suplantar a los objetos primeros de amor por otros y establecer con ellos
una relación duradera formaba parte de aquello que caracterizaba al adulto. Se ha
subrayado muchas veces qué importante lugar tiene la sexualidad en la teoría
psicoanalítica y qué poco ocupa el amor, el cual aparece como un simple derivado
de la primera. Para Freud el estudio de la sexualidad constituía un sustrato
concreto, no desdibujado por la subjetividad de los sentimientos, una conducta que
podía someterse con mejores resultados a la investigación de una persona
formada como él en las ciencias naturales y que esperaba incluir al psicoanálisis
entre las mismas. Por otra parte, en la medida en que asentaba sobre lo instintivo
del ser humano, era pasible de ser considerado determinante de la patología
humana

c. La madurez de la propia personalidad

Si el adolescente vivía preguntándose " ¿quién soy?", el adulto debía haber


llegado a respondérselo. Para Stone y Church la madurez se lograba a partir de
buenos cimientos, de la “confianza básica” que el niño hubiera podido desarrollar,
la que le permitiría confiar en sí mismo y alcanzar autonomía. Separar su identidad
de la de sus padres, confrontar con ellos, reconocerse como otro sin quebrantar
los vínculos afectivos básicos. Analicemos ahora las instancias intrapsíquicas
postuladas por el psicoanálisis y dentro de las mismas el ideal del yo. Este, tal
como lo ha explicitado Blos, “alcanza su estructura definitiva sólo durante la etapa
final de la adolescencia”; es decir, que el adulto ya ha conformado un ideal al cual
intentar parecerse a lo largo de su vida. El yo por su parte adquiere autonomía en
relación con las figuras de identificación importantes. Podrá, a partir de la madurez,
afrontar sus conflictos con sus propias armas si su desarrollo ha sido normal. Y
podrá también hacerse cargo de conflictos ajenos, en el rol de padre o madre que
la sociedad le propone.

Capitulo III: La crisis de la escuela secundaria

La escuela secundaria en la Historia

El sistema educativo actual, integrado por el nivel primario, secundario y universitario


que nos resulta tan familiar en el mundo occidental, se estructura progresiva y
tardíamente, desde arriba hacia abajo, es decir, se organizan primero las
universidades, a partir de los siglos XII y XIII, luego los colegios que hoy llamamos
“secundarios” o de “enseñanza media” en los siglos XVI y XVII, en la segunda mitad
del siglo XIX se estructuran las escuelas primarias, y en la segunda mitad del siglo XX
se extiende e institucionalizan la educación inicial. Llamada en nuestro medio hasta
ahora, “pre-escolar”. Ocurre que las instituciones de enseñanza ocupan
progresivamente lugares que antes eran cubiertos por la familia que se ve desplazada
por la progresiva complejización de la sociedad y las funciones pasan a ser
desempeñadas por los establecimientos de enseñanza. Preceptores, institutrices y
niñerías ceden sus puestos a colegios, escuelas y jardines.

Lo que hoy llamamos escuela o colegio secundario es una institución que encuentra
sus orígenes, en Europa, hacia los siglos XVI y XVII al sistematizarse u organizarse
los cursos de tipo preparatorio para el acceso a las universidades. Eran colegios de
varones porque la mujer en general estaba excluida de papeles sociales relevantes
tanto en la iglesia como en los negocios o el estado, estos establecimiento estaban
destinados a una minoría, dirigente y adinerada, se trataba de colegios en los que no
había especialización, que recién se dejaba para la universidad ni, mucho menos,
preparación profesional, sino una formación clásica, integrada por el estudio del latín
que debía aprender a leerse, escribirse y hablarse, algo de griego, retórica, filosofía
aristotélica, lógica clásica, costumbres y religión.

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