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Mandato –
Contrato de
colaboración
Derecho
Privado III
1
Representación.
Mandato. Contrato de
colaboración
El Código Civil, derogado por Ley N˚ 26.9941, no tenía una teoría general de la
representación. Sin embargo, tal como se manifiesta en los Fundamentos del
Anteproyecto de Código Civil y Comercial de la Nación (2012):
1
Ley N º 26.994 (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
2
(representante), compromete directamente a este (representado)” (p. 281).
Es orgánica cuando resulta del estatuto de una persona jurídica. Este es el caso
de la representación que ejerce el órgano de Dirección en una sociedad. El
presidente de una sociedad tiene su representación, y es en virtud de ella que
cuando celebra un negocio, sus efectos se producen en cabeza de la sociedad
representada.
Efectos
Como se mencionó previamente, las consecuencias de la representación son,
fundamentalmente, que los actos celebrados por el representante producen
efectos directamente para él, en la medida en que aquellos se celebren dentro
de los límites de las facultades que fueron conferidas por la ley o por el poder a
favor del representante, según se trate de una representación legal o
voluntaria.
3
pudieron conocerlos obrando con la diligencia debida, entonces esas
limitaciones le son oponibles a esos terceros. A modo de ejemplo, Juan,
actuando en representación de María, vendió una casa de propiedad de María
a Pedro. Pero Juan sólo estaba facultado para alquilarla, no para venderla. Esa
limitación a las facultades conferidas le son oponibles al tercero (Pedro), quien
tenía como saber los alcances de la representación conferida.
Ratificación
La ratificación es una manera de subsanar la falta de representación. Como el
Código estima, en su art. 369, la ratificación “suple el defecto de
representación”.2 La consecuencia de ello es que la actuación de quien obró sin
representación ahora, producto de la ratificación, se encuentra autorizada de
manera retroactiva al día en que se celebró el acto. Por supuesto, ello no puede
afectar a los terceros que hubieren adquirido derechos con anterioridad, por lo
que a ellos les es inoponible.
Los artículos 370 y 371 del Código se refieren al tiempo (art. 370) y forma de
manifestación de la ratificación (art. 371).
Copia
La Ley confiere expresas facultades a los terceros para que soliciten al
representante que suscriba y entregue copia firmada por él del instrumento del
que surge la representación.
2
Art. 369 – Ley Nº 26.994 (2014). Op. cit.
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Responsabilidad
El Código Civil y Comercial prevé las consecuencias para quien actúa sin
representación, o bien excede los límites de la representación conferida. La
consecuencia es la responsabilidad por los daños que la otra parte sufra por
haber confiado en la representación y en la validez del acto celebrado con
quien decía ser representante o actuar dentro de los límites autorizados. Ello en
la medida en que el tercero no haya sido culpable, o bien conociera la falta de
poder o su exceso.
Extinción
El Código enumera los siguientes casos de extinción del poder:
Mandato
El Código Civil y Comercial actual regula el contrato de mandato en el Capítulo 8
del Título IV (“Contratos en particular”), del Libro Tercero (“Derechos
Personales”), en los artículos 1.319 a 1.334.
5
Concepto
El art. 1.319 del Código define al contrato de mandato estableciendo que este
existe “cuando una parte se obliga a realizar uno o más actos jurídicos en
interés de otra”.3
3
Art. 1.319 – Ley Nº 26.994 (2014). Op. cit.
4
Art 1.324 – Ley Nº 26.994 (2014). Op. cit.
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c) informar sin demora al mandante de todo conflicto de
intereses y de toda otra circunstancia que pueda motivar la
modificación o la revocación del mandato; (…)
h) Informar en cualquier momento, a requerimiento del
mandante, sobre la ejecución del mandato;5
Y, por último:
7
Art 1.324 – Ley Nº 26.994 (2014). Op. cit.
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personalmente, y se asumen las consecuencias frente a los terceros.
Efectos
De acuerdo con lo manifestado en los Fundamentos del Anteproyecto de Código
Civil y Comercial (2012), se establece el siguiente ordenamiento:
El Código prevé que cuando una persona sabe que alguien realiza algo en su
interés y no lo impide, pudiendo hacerlo, entonces se ha dado tácitamente un
mandato. Ello, siguiendo a Esper (2015), confirma que la ejecución del mandato
supone su aceptación, aunque hubiese una declaración expresa. El autor
entiende que esa disposición es redundante en virtud de la existencia de un
principio general fijado por el Código, en el art. 262, que considera a la
ejecución de un hecho material como expresiva de la voluntad.
Ahora bien, tal como lo dispone el art. 1.321 del Código, es posible que la
representación no exista en el mandato. Por tal motivo, se puede hablar de
mandato representativo o mandato sin representación. Esta distinción, que
no estaba presente en el Código Civil derogado, se vuelve clara en la nueva
regulación efectuada por la Ley N˚ 26.994.
Mandato irrevocable
Como regla, el mandato es revocable; esto es, puede ser extinguido por decisión
unilateral del mandante, tal como lo prevé el art. 1.329 inc. c. La revocación
Por otra parte, si el mandato fue dado por plazo indeterminado, el mandante
debe dar aviso por un plazo adecuado a las circunstancias o, en su defecto,
indemnizar los daños que cause su omisión. El Código contempla una suerte de
indemnización sustitutiva del preaviso para los casos en que este se omita.
Causales y efectos
El art. 1.329 del Código enumera los casos de extinción del mandato. Se pueden
distinguir, entre causas normales de extinción de este contrato, a las siguientes:
b) por la ejecución del negocio para el cual fue dado. Tal como señala
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Mosset Iturraspe (2014), “como los contratos se celebran para ser
cumplidos, lo habitual y natural es que el mandato se cumpla y como
consecuencia de ello cese. La extinción por cumplimiento se denomina
‘agotamiento’” (p. 187).
Por otro lado, podemos referirnos a causas anormales, que pueden ser propias
de todos los contratos o vinculadas con las características particulares de este
contrato. El Código enumera los siguientes casos:
Naturaleza
La gestión de negocios había sido históricamente considerada como un
cuasicontrato, lo que ha sido descartado. De hecho, en los Fundamentos al
Anteproyecto de código Civil y Comercial (2012), al tratarse este tema se dice
específicamente:
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Régimen legal
El Código define, en el art. 1.781, a la gestión de negocios como aquella que se
produce “cuando una persona asume oficiosamente la gestión de un negocio
ajeno por un motivo razonable, sin intención de hacer una liberalidad y sin
estar autorizada ni obligada, convencional o legalmente”.8
Al respecto, Alterini (2012) ha señalado que “la necesidad de que el motivo por
el cual alguien se inmiscuye en negocios ajenos sea razonable tiende a evitar
invasiones en la esfera de actuación ajena de comedidos o prepotentes” (p.
292). Es que “para ello, la intromisión en la órbita ajena debe ser llevada a cabo
en interés del dueño del negocio y en atención a su voluntad real o
presumible” (p. 292).
Las obligaciones del gestor están enumeradas en el art. 1.782 del Código.
Entre ellas, se encuentran:
Empleo útil
El Capítulo 3 del Código Civil y Comercial regula el empleo útil en tres artículos
(art. 1791 a 1793).
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Art. 1.781 – Ley Nº 26.994 (2014). Op. cit.
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El empleo útil es definido como aquel “[que] sin ser gestor de negocios ni
mandatario, realiza un gasto, en interés total o parcialmente ajeno, tiene
derecho a que le sea reembolsado su valor, en cuanto haya resultado de
utilidad, aunque después ésta llegue a cesar”.9
Están comprendidos los gastos funerarios que tienen relación razonable con las
circunstancias de la persona y los usos del lugar.
a) Reciben la utilidad;
b) en el caso de los gastos funerarios, los herederos del difunto;
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Art. 1.791 – Ley Nº 26.994 (2014). Op. cit.
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Referencias
Alterini, A. (2012). Contratos civiles, comerciales, de consumo: teoría general. (2ª ed.).
Buenos Aires: Abeledo-Perrot.
Esper, M. (2015). Libro III: Derechos personales, Título IV: Contratos en particular,
Capítulo 8: Mandato. En J. Rivera, y G. Medina (Dir.). Código Civil y Comercial de la
Nación comentado, Tomo III (pp. 118-167). Buenos Aires: La Ley.
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