Sie sind auf Seite 1von 24

UNIDAD DE COMPETENCIA DOS: LA COLONIZACION DE AMERICA

I. TEORÍA DE LA HISTORIA EN AMÉRICA.

1.1. AMÉRICA ANTIGUA

Para efectos de estudio, la Prehistoria de América ha sido dividida en 5 periodos. Los tres
primeros corresponden propiamente a la Prehistoria y los dos últimos al desarrollo de las
civilizaciones americanas (Clásico y Posclásico).

La Prehistoria americana comienza desde el momento en el cual los primeros pueblos


procedentes de las estepas siberianas cruzaron hacia Alaska hace 40 mil años
aproximadamente hasta el desarrollo de las civilizaciones americanas en el siglo III. Todo
ese tiempo, que corresponde en la prehistoria universal al Paleolítico, Mesolítico, Neolítico
y la Edad de los Metales, se divide en tres periodos: Paleoindio, Arcaico y Formativo.

Paleoindio

Punta Clovis

El periodo paleo indio es la era más larga de la prehistoria americana. Parte desde el
advenimiento de los primeros pueblos asiáticos al cruzar el Puente de Beringia hace
aproximadamente 40 mil años hasta hace 10 mil años con el descubrimiento de la Agricultura
en Mesoamérica. Esta teoría es materia de intenso estudio, porque, como ya se mencionó,
yacimientos de más de 15 mil años de antigüedad no se han determinado con certeza ni
siquiera en otros continentes. De acuerdo al avance de los estudios, no se puede decir con
certeza cuál bloque americano fue poblado primero, de acuerdo a las evidencias de
yacimientos tan antiguos tanto en Mesoamérica como en Suramérica.

La mayor certeza en cambio acerca del periodo paleoindio, lo constituye la llamada Cultura
Clovis. Si bien hasta mediados del siglo XX fue considerada la más antigua de las culturas
americanas con dataciones de más de 13 mil años (hacia el fin de la última glaciación), las
excavaciones realizadas a partir de la segunda mitad del siglo han revelado la existencia de
culturas más antiguas (Pre-clovis). Pero aun así, la Cultura Clovis permanece aquella de la
cual se posee más información. Característica de dicha cultura es la punta de las lanzas líticas
denominada "punta clovis" y que para los expertos posee un grado de belleza y perfección
no habitual en épocas prehistóricas.

La abundancia de puntas clovis con restos de Mamuts lleva a la conclusión que este era el
animal de caza de dicho pueblo paleoindio y ello les ha puesto en algunas ocasiones en
sospecha de ser los causantes de la extinción de dicho animal, hipótesis no confirmada. En
general, es aprobada la idea que los pueblos del paleoindio eran cazadores, recolectores y
nómadas y que en este tiempo se dieron los mayores desplazamientos humanos en el
continente.

Caral, la ciudad más antigua de América, datada del periodo arcaico.

El Periodo Arcaico de América comenzó hace aproximadamente 10 mil años (8000 a. C.)
con los inicios del Holoceno, es decir, cuando terminaron las glaciaciones y duró hasta el
surgimiento de la civilización Olmeca que se calcula hacia el 1500 a. C. El grande
protagonista de este periodo lo constituye la agricultura, que en América surge en tiempos
similares al resto del planeta, es decir, antes del 6000 a. C. Alimentos fósiles de maíz,
calabaza, patatas, animales domésticos y otros han sido encontrados en Mesoamérica y
Suramérica con dataciones de hasta hace 10 mil años.

Con el descubrimiento de la agricultura, los pobladores americanos comienzan el proceso de


asentamiento definitivo y pasan del nomadismo milenario al sedentarismo, lo que les abre la
vía al desarrollo de culturas más elaboradas que terminaran con el surgimiento de la primera
más grande civilización del continente: la Olmeca.

Periodo Formativo de América


El Periodo Formativo comienza con el desarrollo de la Cultura Olmeca en Mesoamérica a la
que se atribuye la construcción de una de las ciudades más notables del continente,
Teotihuacán (1500 a. C. - 900 a. C.).

Es el preludio del periodo de las grandes civilizaciones en el cual aparecen las primeras
formas de escritura como la de los Mayas o los Moche. También se produce la aparición de
las primeras sociedades jerarquizadas con formas de gobierno relativamente complejas:
Olmecas en Mesoamérica y la Cultura Chavín en Sudamérica, que llegan a dominar
extensos territorios y a construir importantes centros urbanos en torno a santuarios dedicados
al dios Jaguar.

Otras culturas reseñables son las de los Anasazi y sus similares (Arizona), así como los
constructores de Montículos de Norteamérica. La existencia de grandes áreas de terra preta
sugiere también la presencia de una gran civilización amazónica.

Desarrollo de las civilizaciones americanas


Con el máximo esplendor de las civilizaciones americanas, el continente entre de una y otra forma
en su Historia gracias al desarrollo de la escritura, especialmente por parte de los Mayas a partir
del año 292. Aunque el aislamiento del continente con respecto al resto del planeta no permitió
que se diera un intercambio planetario de conocimientos que permitiera un fortalecimiento de
estas culturas para prepararlas a su futuro encuentro con los otros continentes, sus avances son
de un gran valor universal y poseen su vigencia, como el calendario, las matemáticas, la
astronomía, las observaciones geológicas y otros muchos elementos que son hoy materia de
estudio.

1.2.- PERIODO CLÁSICO Y POSTCLÁSICO: SOCIEDADES:


MESOAMERICANA Y ANDINA.

Periodo Clásico de América

En 292 comienza el esplendor de la Cultura Maya y se abre así el avance de


las grandes civilizaciones continentales, unas más conocidas, otras menos,
pero todas con un gran aporte universal. Este periodo, el clásico, se cerraría
en el 900 con la decadencia de los Mayas en el 900). Tikal, Palenque y
Copán figuran entre los principales centros Maya que eran ciudades-
estado.

Destaca en este periodo también, la Cultura Chavín que se extendió hacia el occidente del
Perú hasta Ecuador, entre el litoral y la ceja de selva. Esta cultura se desarrolló entre el
1500 a. C. y el 500 a. C.; es decir, que durante un milenio, prevaleció su hegemonía en todo
el quehacer andino de la región o área de influencia.

Periodo Posclásico de América


Hacia el 900 se presenta la decadencia de los Mayas en el territorio de México y
Centroamérica y se establecen en Yucatán en donde fundan nuevas ciudades-estado. Este
acontecimiento abre el denominado periodo posclásico y el moldeamiento de los pueblos que
se encontrarían con culturas de otros continentes, especialmente de Europa, a partir de 1492.

Se acuerda como final del periodo posclásico y de la era precolombina el 13 de diciembre de


1527, año en cual los españoles crean la llamada "Audiencia de México", poniendo fin al
Imperio Azteca después de someter México-Tenochtitlan, una de las ciudades más grandes e
importantes de ese tiempo, y entrar por primera vez en el continente bajo el dominio de
culturas ajenas a América. Mientras los aztecas eran los señores de Mesoamérica, Suramérica
vio por su parte el desarrollo de otro imperio no menos esplendoroso: el Imperio Inca, que
señoreó casi toda la región andina.

El fin del Imperio se fija en 1532 con la muerte del último Inca, Atahualpa, en manos de los
conquistadores españoles. Otra cultura que merece mención fue la de los Muiscas o Chibchas,
que si bien no tenía una organización política tan compleja al modo imperial como los
Aztecas o los Incas, ni trabajó la piedra para dejar monumentos de gran dimensión como los
mismos, constituyó la más grande confederación de tribus de Suramérica y por su parte dejó
un gran legado cultural en su orfebrería, textil, organización administrativo-política, sistema
uniforme de caminos, lengua, impuestos, religión y leyes.

A la llegada de los conquistadores españoles, los Chibchas estaban en un rápido proceso de


consolidación de su territorio. Sagipa, el último Zipa, fue muerto por los conquistadores en
1539 y con él se dio fin a los Estados Muiscas. Si bien se mencionan las organizaciones
políticas más complejas durante este periodo, ello no quiere decir que fuesen las únicas. Por
otra parte, la caída de sus sistemas políticos y su sujeción a gobiernos europeos, no significó
la extinción de sus pueblos.

Si bien muchos murieron durante las guerras de conquista, las epidemias generadas por una
población humana foránea al continente y los rápidos procesos de mestizaje (los aborígenes
americanos de raza mongoloide se mezclaron por primera vez con tipos humanos caucásicos
y negroides), en la actualidad sobreviven los descendientes de esos americanos que vivieron
por milenios aislados del resto del planeta y que supieron adaptarse a las nuevas
circunstancias. Su perseverancia es la que escribió y escribe la historia del llamado "Nuevo
Mundo".

UBICACIÓN GEOGRÁFICA Y CRONOLOGÍA DE LA CULTURA INCA

La cultura inca representa un gran enigma de su pasado, lo cual lo hace ser más interesante en toda la
extensión de la palabra: su historia, su economía, su ubicación geográfica, su forma de administración
política; lo anterior conduce a estudiar de manera particular a esta sociedad, llamados también " los
hijos del sol".

La inca ( del quechua, inka, " rey o príncipe"), nombre genérico de los gobernantes cuzqueños, con
equivalencia a soberano, quienes establecieron un vasto imperio en los Andes en el siglo XV d.C, muy
poco antes de la conquista del Nuevo Mundo por ios españoles. El nombre también se aplica por
extensión, a todos los subditos del imperio incaico o incanato. Inca es, arqueológicamente, el nombre
de una cultura y un periodo prehispánico

La cordillera de los Andes. Cadena montañosa de Sudamérica que se extiende casi paralela a las
costas del Océano Pacifico, desde el cabo de Hornos hasta las proximidades de Panamá. Es uno de los
sistemas montañosos más grandes del mundo. La cadena tiene 7,240 Km de longitud, 241 Km.. De
ancho y un promedio de 3660 metros de altura. Los Incas ahí se desarrollaron, Perú comparte esta
cordillera con sus países vecinos: Argentina, Bolivia, Ecuador y Colombia

ESPAÑA

Por lo que corresponde a España, este Estado-Nación tiene como antecedente la unión de las
coronas de Castilla y Aragón mediante el matrimonio, en 1469, de Isabel y Fernando, formando el
núcleo original de lo que hoy llamamos España. Esta nueva corona financió el viaje del genovés
Cristóbal Colón, en 1492, simultáneamente cuando sus ejércitos expulsaban de su territorio a los
musulmanes completando una reconquista territorial que había durado ocho siglos. Es por esto
último que el descubrimiento colombino pasó a un segundo plano en cuanto a sus intereses
históricos de España que se consideraba “el pueblo elegido” para acabar con el Islam, eliminándolos
de todo el norte de África, hasta recuperar los “santos lugares”.

En 1497 y 1498 el inglés John Cabot, siguiendo una ruta parecida a la de Colón, pero más hacia el
norte, llegó a territorio de Terranova y Delawere en norteamérica. En 1499 y 1500, Alonso de Ojeda
y Américo Vespucio llegaron a territorios del amazonas en Brasil. Estas exploraciones le permitieron
a Vespucio trazar el primer mapa de las tierras descubiertas por Colón y afirmar que se trataba de
un nuevo continente. En el año 1513 Núñez de Balboa atravezó el actual Panamá y dio nombre al
Oceáno Pacífico. En 1519-1522, Hernando de Magallanes y Sebastián Elcano organizaron una
expedición que partió de Portugal, cruzaron América por la parte sur (estrecho de Magallanes),
atravesando el Pacífico para llegar a las islas sudorientales, India, bordearon Africa para llegar,
finalmente, al punto de partida pero por el lado contrario en que partieron, es decir,
circunnavegaron el globo terrestre por vez primera. Todas estas expediciones, que algunos
historiadores suelen denominar como VIAJES MENORES, con relación al realizado por Colón,
tuvieron como objetivo el de buscar nuevas rutas comerciales con oriente, pero además, metales
preciosos que les permitiera a los nuevos Estados sostener sus guerras en Europa.

“Los portugueses buscaban oro a lo largo de la costa africana, en la India y todo el oriente lejano;
oro fue la palabra mágica que condujo a los españoles a través del Atlántico hasta América; oro era
la primera cosa por la que preguntaba el hombre blanco cuando ponía un pie en una nueva tierra.
Y esta ansia de viajes y aventuras lejanos en busca de oro, por más que se materializara en principio
en formas feudales y semifeudales, era radicalmente incompatible con el feudalismo, cuya principal
actividad seguía siendo la agricultura, y cuyas conquistas estaban dirigidas esencialmente a
conseguir tierras. Mientras que la marinería era una ocupación claramente burguesa.
Se puede concluir el presente epígrafe señalando que tanto España como Portugal inician la
extracción de metales a gran escala en el nuevo mundo que estuvo en estrecha vinculación con la
expansión del comercio provocando la acumulación de capital en las metrópolis europeas, y el
desarrollo del mismo modo capitalista de producción.
Las causas determinantes de esta expansión europea en los mares y hacia lugares hasta entonces
desconocidos, fueron: el interés por el control del comercio de oro, plata, especias, sedas, marfil,
incienso, objetos de lujo y otros productos de gran demanda entonces en el viejo continente; el afán
de aventura y de riqueza; la sed de conocimientos geográficos y científicos; los progresos técnicos
en los instrumentos de navegación -desde los navíos a la cartografía- y la protección de monarcas y
mercaderes a los estudios náuticos y empresas de navegación; el espíritu religioso y el propósito de
extender el catolicismo a países habitados por infieles. En fin, la búsqueda de la ruta marítima libre
hacia las Indias.

De las causas anotadas anteriormente, la de mayor importancia está representada por el interés de
extender el comercio, particularmente el de las especias. Desde principios del siglo XV, los turcos
obstruían el comercio de los europeos, impidiéndoles casi totalmente el acceso a las Indias
Orientales en busca de mercancías que proporcionaban beneficios seguros y considerables a
quienes comerciaban con ellas. Éstas eran principalmente la seda y el terciopelo; las piedras
preciosas y las perlas; los perfumes, el incienso y las porcelanas, pero por encima de todo, las
especias. El Occidente necesitaba éstas para la cocina, “inimaginablemente sosa e insípida” hasta
antes de las Cruzadas; además, eran indispensables para conservación de las carnes. Los productos
provenientes de la India y regiones vecinas, eran caros a causa de los privilegios y dificultades del
transporte, las grandes distancias y la multitud de aduanas existentes. A pesar de los obstáculos
anteriores, el tráfico de especias fue a partir de las Cruzadas el más provechoso, “ya que el menor
volumen de la mercadería iba unido a la mayor cantidad de beneficios”.

Al ocurrir la irrupción de los árabes en el Mediterráneo oriental, casi todo el comercio con la India
quedó exclusivamente en sus manos. Para destruir ese monopolio comercial se llevaron a cabo las
Cruzadas de fines del siglo XI a finales del XIII. Los europeos consiguieron abrir las rutas comerciales
al Oriente, pero no lograron conquistar Egipto en poder de los musulmanes y éstos siguieron
dominando la ruta a la India. Desde principios del siglo XV se presentó la necesidad imperiosa de
hallar otro camino a la India, libre e independiente, para abatir entonces el monopolio mercantil de
los turcos otomanos, que se apoderaron de Constantinopla en 1453, bloqueando el acceso europeo
a los mercados de Oriente. Portugueses y españoles se lanzaron al Océano Atlántico siguiendo
caminos hasta entonces desconocidos.

Portugal. Los portugueses fueron los primeros que trataron de encontrar ese nuevo camino, y
navegando hacia el sur fueron sometiendo poco a poco a su influencia económica las costas del
occidente de África, estableciendo en ellas factorías. También concertaron tratados con caciques y
jefes de la región para obtener esclavos. Lisboa fue el primer mercado de esclavos de la edad
moderna.
Con la expulsión de los moros en el siglo XII, en Portugal se creó un Estado fuerte y centralizado. En
el siglo XV era ya una nación con intereses marítimos perfectamente definidos. Su excelente
situación geográfica, en el punto más avanzado de Europa, favoreció esa natural tendencia a la
navegación marítima y el tráfico con tierras lejanas. Además, monarcas protectores de comercio y
deseosos de adquirir mayores riquezas, influyeron decisivamente en la transformación de esa
pequeña nación en potencia mercantil interesada en empresas lejanas.

En las primeras etapas del proceso de la expansión ultramarina europea, la figura más sobresaliente
fue el príncipe portugués Enrique “el Navegante”. Se distinguió en la conquista de Ceuta, limítrofe
con Marruecos, que en 1415 estaba en manos de los árabes; en 1420, como gobernador del Algarve,
se instaló en Sagrés donde formó una pequeña corte integrada en gran parte por hombres de mar
o interesados en el comercio y la exploración marítimos: navegantes, astrónomos, fabricantes de
barcos, cartógrafos, fabricantes de instrumentos que se concentraron bajo su dirección; quien
comenzó a enviar desde el próximo puerto de Lagos una serie de pequeñas expediciones, aunque
regulares, a explorar la costa occidental de África y de paso trazar la ruta hacia las Indias.

Los viajes y exploraciones por el Atlántico tenían dos claros destinos, relacionados entre sí: por un
lado, los grupos de islas, y por otro, las costas africanas. Los grupos principales de islas que estaban
involucrados eran: las Islas Canarias; las Madeira, colonizadas desde 1420; las Azores, desde 1432;
las de Cabo Verde, colonizadas hasta 1462. Los europeos, desde principios del siglo XIV, conocían la
existencia de tales archipiélagos. Estas islas del Atlántico eran importantes por tres razones que
enumera J. H. Parry: en primer término, por sí mismas, puesto que muchas de ellas eran fértiles y
llegaron a ser sumamente productivas; en segundo lugar, como bases y puertos que, de ser
ocupados por extranjeros, podían servir para atacar al comercio portugués del África occidental; y
en tercero, hacia fines de siglo, como puertos de refugio y escala en posibles tentativas para llegar
a Asia navegando por el Atlántico.

Al firmarse el Tratado de Alcacovas en 1479, tras la Guerra de Sucesión entre España y Portugal de
1475, la corona portuguesa renunció a cualquier derecho a las islas Canarias, mientras que los
españoles se comprometían a respetar el monopolio portugués en los otros tres archipiélagos, así
como de la costa occidental africana.

La exploración de la costa atlántico-africana fue obra de Portugal con base en los planes del infante
D. Enrique. Fue Gil Eanes en 1434 quien superó el Cabo Bojador, que se consideraba un punto
insuperable –lo que se debía a la creencia de que ahí se terminaba la orilla del planeta y los que iban
más allá caían al vacío, pues se decía que ya no regresaban- pero él demostró que el mar del sur era
igual que el del norte. Después de 1434, la exploración marítima continuó fácilmente a un ritmo
mucho más rápido. En 1442 fue alcanzado el Cabo Blanco y en los años siguientes las naves
portuguesas fueron trayendo esclavos procedentes de la costa entre ambos cabos. El comercio de
esclavos llegó a incrementarse tanto que en 1448 el príncipe Enrique ordenó la construcción de un
fuerte y depósito en la isla Arguim, en el Cabo Blanco, que fue la primera factoría comercial europea
en ultramar. Poco antes, en 1444 los portugueses hablan llegado hasta Senegal. Y en 1455 el italiano
Cadamosto, enviado por el infante portugués, llegó a Gambia. El infante D. Enrique murió en 1460,
y durante algún tiempo disminuyó el ritmo de las exploraciones, aunque después los portugueses
continuaron con las navegaciones y viajes marítimos y, en 1487, Bartolomé Díaz dobla el Cabo de
las Tormentas, en el extremo sur de África, luego bautizado como Cabo de Buena Esperanza. Y por
fin en 1497, Vasco de Gama emprendió el viaje que lo llevó a la India.

Al cabo de los años, mediante el hallazgo de una nueva ruta marítima hacia las Indias, los
portugueses señalaron otros rumbos al comercio marítimo internacional, convirtiendo el Océano
Índico en un lago portugués y sometiendo casi todo el Extremo Oriente a su dominación económica.
Sin embargo, faltó a Portugal una base territorial militarmente segura y la fuerza necesaria para
conservar su lugar de gran potencia económica, por lo que su apogeo comercial fue breve. Más
tarde, agotada por el gigantesco esfuerzo realizado en sus grandes empresas económicas, tuvo que
ceder, una a una, sus colonias más importantes a los Estados comerciantes de los siglos siguientes.
A fines del siglo XVI los holandeses sustituían a los portugueses en el dominio de la India.

Durante los comienzos de la presencia española en América, se registró paralela e igualmente la


inicial acción colonial portuguesa en América del Sur. En 1500 la flota mandada por Álvarez Cabral
llegó a la costa noreste del actual Brasil; a lo largo de los siglos XVI y XVII se fue produciendo la
penetración y colonización del interior, a partir de sus derechos sobre la bahía de Río de Janeiro y
sobre los territorios vecinos al estuario del Amazonas, así como la prosperidad creciente de la
colonia, sobre la base de la demanda y producción del azúcar. De esta forma Portugal fue
construyendo su Imperio americano. Así, desde el siglo XVI habían surgido dos sistemas principales
de comercio europeo oceánico: uno entre España y América, y otro entre Portugal y Oriente.
Además, América había sido colonizada exclusivamente por españoles y portugueses, que
controlaban la navegación y el comercio y habían dado nacimiento a sus respectivos Imperios
ultramarinos, que, les daban una situación de privilegio en Europa.

.1.- DESCUBRIMIENTO, CONQUISTA Y COLONIZACIÓN EUROPEA DE AMÉRICA.

España. La expansión española se inició con la conquista de las Islas Canarias, y en fecha muy
posterior a la portuguesa. Antes, en 1469, con el matrimonio de los Reyes Católicos Isabel y
Fernando, se había realizado la unión de Castilla y Aragón, dos de los Estados más importantes de
la península Ibérica. Hasta 1492 los Reyes Católicos habían estado preocupados con los problemas
de la paz interior en sus Estados, originados principalmente por la lucha de la realeza contra los
nobles feudales y la guerra contra los moros. Pero a principios de dicho año, al ocurrir la entrada
triunfal de Isabel y Fernando en Granada, último baluarte de la dominación árabe en la península,
había concluido la guerra de reconquista iniciada en 711. España iba a convertirse en una primera
potencia, con intervención en las cuestiones europeas. En el mismo año 1492, con el auxilio de
mercaderes y magnates, Colón partía en tres barcos y acompañado de noventa hombres, en busca
de la India por el Occidente. Patrocinaron la histórica empresa con sus recursos económicos y
técnicos: el judío Santángel, tesorero de la corona de Aragón; los duques de Medinaceli y de
Medinasidonia, los hermanos Pinzón, los Niño y otros más.

Los expedicionarios españoles que partieron del puerto de Palos en busca de una nueva ruta
marítima a la India, al seguir la corriente de las Canarias y entrar después en la región de los alisios
y de la corriente ecuatorial del Golfo, tuvieron que ser empujados necesariamente a las Antillas y
descubrir por tanto América. No se equivocó Colón en suponer que la tierra era esférica y que
navegando en una misma dirección podía llegarse al extremo opuesto y aún al punto de partida.
Pero la superficie terrestre era mucho más extensa de lo que él creyó, inspirándose en los cálculos
del florentino Toscanelli. El marino genovés admitía firmemente que la longitud de la circunferencia
terrestre era un tercio menor de lo que es en realidad, error que le hizo concebir el propósito de
buscar el Oriente por el Poniente, como escribió él mismo en una frase de Las Profecías. Y de este
modo, en lugar de la India, muy distante del punto en que él creyó se hallaban, los audaces
navegantes españoles encontraron un nuevo continente.

El 12 de octubre de 1492 Colón desembarcaba en la isla de Guanahaní (que llamó San Salvador),
descubriendo después Cuba y Santo Domingo. Él creyó haber descubierto Cipango (Japón) y otras
islas de la costa de Asia Oriental. Tres viajes más realizó: en la segunda de sus cuatro expediciones
descubrió Puerto Rico y Jamaica; en la tercera, navegando hacia el sur llegó a la isla Trinidad y a las
bocas del río Orinoco, en las costas de Venezuela; en la cuarta y última arribó a las costas de la
América Central, en tierra firme del continente americano, llegando cerca de la bahía de Honduras.
Nunca se dio cuenta Colón de que había descubierto un nuevo mundo. Siempre ignoró que otro
océano, mayor que el Atlántico, se extendía entre la India y las tierras descubiertas por él. Después
de Colón, Américo Vespucio, navegando al servicio de España, logró llegar más al sur de Venezuela,
siendo el primero que determinó el hecho de que las tierras descubiertas por Colón formaban parte
de un nuevo continente y no eran la India.

Se inició una serie de viajes de exploración y descubrimiento, así como nuevas colonizaciones por
la zona de las Antillas y América Central. Colonizaciones como: la de Jamaica, por Esquivel en 1509;
Cuba, por Velázquez en 1511; el norte de Colombia, por Ojeda en 1510; la más importante fue la
colonización de zonas de América Central, por Núñez de Balboa, que fundó Darién, y en 1513
atravesó el Istmo descubriendo el Mar del Sur -Océano Pacífico-. Con el conocimiento de los dos
Océanos, separados por un continente nuevo, se fomentó la búsqueda de un paso entre ambos.

De las muchas expediciones que se organizaron con esta finalidad, la que lo encontró fue la dirigida
por Fernando de Magallanes, marino portugués al servicio de España, que partió de Sevilla en 1519,
atravesó el Atlántico llegando al estrecho que lleva su nombre, con lo que abrió el paso buscado
para llegar a las verdaderas tierras de la especiería. En el Pacífico, llegó a las islas de los Ladrones -
isla de Guam-, y continuó hasta Filipinas donde fue muerto. La expedición completó la primera
vuelta al mundo bajo el mando de su lugarteniente Juan Sebastián Elcano, que regresó a España en
1522, tras pasar por las islas Molucas y atravesar el Océano Indico y el sur de África. Así, treinta años
después de la gloriosa hazaña colombina, se confirmaba que las tierras descubiertas no formaban
parte de Asia y sí constituían parte de un nuevo continente. De esa manera quedó plenamente
demostrada la esfericidad de la tierra y vencida toda duda en el campo de la Geografía.

Por otra parte, la acción colonial en América fue ante todo obra de los españoles como
conquistadores, por medio de la espada de los soldados y del crucifijo de los religiosos, basados en
su superioridad técnica. El Imperio español en América fue el primero –cronológicamente- de los
grandes Imperios ultramarinos de la Europa occidental; durante largo tiempo fue el más rico y
temible, el foco de la envidia, del temor y del odio; fue creado con asombrosa rapidez, en poco más
de dos generaciones y resultó muy duradero.

La fase que se extiende durante la primera mitad del siglo XVI estuvo dedicada a la exploración,
conquista y colonización tanto de las islas de las Antillas como de los grandes reinos o dominios del
continente americano que dieron origen al establecimiento del primer gran Imperio europeo
ultramarino. Esta conquista, que logró resultados duraderos, se basó en la superioridad técnica y
militar, como la posesión de armas de fuego, y en los medios disponibles, como la utilización de
caballos.

La invasión del continente americano comenzó con la conquista del señorío mexica en México. En
1519, la expedición destinada a esta conquista, promovida por el gobernador de Cuba, Diego
Velázquez, y mandada por Hernán Cortés, desembarcó en Veracruz, y tras una serie de luchas y de
acuerdos con algunos pueblos indígenas, entró en la capital mexica: Tenochtitlan. Después de
nuevas alteraciones y luchas en las que fue muerto el tlatoani mexica Moctezuma II, y tras el
reforzamiento español con nuevas fuerzas procedentes de Cuba, en 1521 Hernán Cortés ocupó
definitivamente la capital mexica, que tras su rendición y destrucción, levantó una nueva capital.

En los años inmediatos, entre 1522 y 1524, y desde México, se organizó la conquista de los territorios
mayas de América Central: Pedro de Alvarado ocupó Guatemala, y Cristóbal de Olid lo hizo en
Honduras. De esta forma quedó fundado el Virreinato de Nueva España. Años después, Hernando
de Soto llegó a Florida en 1539, y Vázquez Coronado al río Mississippi en 1541.

En el sur del continente americano, el territorio quechua gobernado por los Incas en Perú fue
conquistado por Francisco Pizarro al frente de una expedición que había salido de Panamá en 1530.
Invadió el país desde el norte, derrotó y mandó ejecutar al inca reinante Atahualpa, ocupó la capital
Cuzco en 1533, y en 1535 fundó la nueva capital en la costa, Lima.

Desde el nuevo Virreinato del Perú se enviaron expediciones tanto hacia el norte (Quito, por
Belalcázar), como hacia el sur (Chile, por Almagro en 1536, continuado por Valdivia en 1541, quien
fundó Santiago). Jiménez de Quesada, por su parte, ocupó Bogotá desde el norte, dando nacimiento
al Virreinato de Nueva Granada. Y Orellana recorrió el Amazonas en 1542

Hacia 1550 todos los centros principales de América Central y del Sur estaban en poder de los
españoles. Después de estas conquistas continuaron por el norte de México y al este de la cordillera
de los Andes. Además, en 1565, una conquista bien planeada y hábilmente dirigida por Legazpi
añadió las islas Filipinas al ya extenso imperio colonial ultramarino español, que había nacido en
pocos años.

Las Indias occidentales fueron consideradas reinos de la corona de Castilla y administradas por el
Consejo real llamado Consejo de Indias. Los indios, que tuvieron un destacado defensor en el Padre
Bartolomé de las Casas, eran súbditos directos de la corona, eran libres y no podían ser esclavizados,
y debían ser convertidos al cristianismo.

Holanda, Francia e Inglaterra. La situación del monopolio peninsular ibérico pronto quedó rota al
entrar en rivalidad con las nuevas expansiones oceánicas y coloniales de ingleses, franceses y
holandeses, que iban a acabar con el predominio hispano-portugués a lo largo del siglo XVII.
La trata de esclavos fue una de las principales actividades coloniales, de carácter mercantil, realizada
por los europeos entre África y América durante los tiempos modernos, constituyendo uno de los
hechos históricos que más huella van a dejar en el continente africano, y que iba a influir asimismo
de manera decisiva tanto en América como en Europa.

Los principales países que realizaron dicho tráfico de esclavos -desde África occidental, a través del
Océano Atlántico, hacia América- fueron Portugal y España desde el siglo XVI. Holanda y Francia lo
hicieron en el XVII, así como Inglaterra, que fue la que practicó el comercio triangular (Europa-África-
América) para que se iniciara el mercado mundial.

Durante el siglo XVI, los ingleses, franceses y holandeses, emprendieron la búsqueda de un paso
entre los dos Océanos por el norte de América, además de dedicarse al comercio y a la explotación
pesquera. Inglaterra planeó un gran número de viajes al Norte, que fueron financiados por
sindicatos especiales o por las Compañías mercantiles que se formaron a mediados del siglo.

En 1497, Juan Cabot, al servicio de Inglaterra, alcanzó la península del Labrador y descubrió en
Terranova su riqueza en pesca mayor, de la que después se aprovechó Portugal. Al mismo tiempo
se establecían factorías pesqueras temporales por ingleses y franceses. A finales del siglo XVI, hubo
un proyecto de Humphrey Gilbert para reemplazar los campamentos estacionales por colonias
permanentes en Terranova y otras partes de Norteamérica.

Walter Raleigh propuso dos lugares para colonizar: la Guayana -entre la Venezuela española y el
Brasil portugués-, y Virginia, donde intentó poner en marcha una colonia en 1587 que fracasó. Así,
los ingleses iniciaron el establecimiento de colonias en la costa atlántica de América del Norte. En el
siglo XVII iniciaron su expansión colonial en América, aunque desde antes navegaban por el Atlántico
Norte.

En América del Norte, como en las Antillas, la colonización francesa fue casi al mismo tiempo que
los ingleses y se establecieron en lugares análogos y próximos en la costa atlántica del continente
americano. Y también utilizaron el recurso de las Compañías de tipo mercantil para fundar colonias.

La cronología de la formación y desarrollo de la América francesa es muy parecida y paralela a la


inglesa. Entre 1534 y 1542, J. Cartier había explorado parte de Canadá y del río San Lorenzo en
búsqueda de un paso hacia el Pacífico, tratando de establecer una colonia, que no tuvo éxito.

En 1567 fracasa un intento de colonizar Florida, lo que lleva a los franceses a intentar establecerse
en los territorios situados más al norte del continente. Sería el siglo XVII cuando la colonización
francesa tuviera éxito.

Holandeses, franceses e ingleses buscaron después los pasos del noroeste y del noreste económico
del Asia Oriental. Pero habiendo fracasado en su empresa, iniciaron las luchas coloniales contra
España y Portugal, conflictos que se intensificaron a partir del siglo XVII.

II.-LA CONSTITUCION DE LAS TRECE COLONIAS QUE DIERON ORIGEN A LOS ESTADOS
UNIDOS DE NORTE AMERICA Y SU INDEPENDIZACION

La sociedad inglesa de la época de los Estuardo, que va a iniciar su expansión a tierras de


América, estaba constituida de la siguiente forma:

1).- NOBLEZA.- Antiguos señores feudales.

2).- GENTRY.- Caballeros rurales o hacendados que ocupaban cargos públicos locales.

3).- YEOMEN.- Pequeños terratenientes.

4).- JORNALEROS Y SIRVIENTES.

De las clases sociales que aquí se han enumerado, sólo las que integraban la nobleza no pasaron al
nuevo mundo (América) cuando los ingleses comenzaron a poblar el actual territorio de los Estados
Unidos, todas las demás, en mayor o menor medida, cruzaron el Atlántico en busca de nuevos
horizontes.

VIRGINIA fue la primera colonia fundada en 1607 por 120 hombres mercaderes encabezados por
Sir Walther Raleigh y miembros de la “Virginia Company de Londres”, se establecieron a orillas del
río James (Jamestown) por concesión del rey Jacobo I. La colonia resultó ser al principio un fracaso
hasta que John Rolfe, que casó con la princesa india Pcahontas, descubrió la técnica del cultivo del
tabaco que en Europa tenía gran demanda. La colonia tomó forma cuando llegó a gobernarla en
1619 George Yardley con instrucciones de convocar anualmente una asamblea de representantes
lo cual constituyó el antecedente más remoto del gobierno representativo de los Estados Unidos.

PLYMOUTH. Fue fundada en 1620 por un centenar de separatistas provenientes originalmente de


Plymouth, Inglaterra que salieron en 1608 expulsados hacia Holanda de donde emigraron al nuevo
mundo a bordo del “Mayflower”. Este grupo de fundadores, conocido como “Los Peregrinos”,
realizaron la primera festividad de “Acción de Gracias” (28 de noviembre) tras de haber logrado la
primera cosecha de maíz. Esta colonia y estos fundadores, los peregrinos, establecen las primeras
costumbres y leyendas en la historia del pueblo norteamericano.

MASSACHUSETTS, fundada por un grupo de colonos encabezados por John Wintrop, llegaron a
bordo de la embarcación “Arbella” en el verano de 1630. Los habitantes de la bahía, de la secta
religiosa Puritana, vivían en estrecha vinculación con su gobierno. Su intolerancia religiosa, así como
las medidas tan rígidas que tenían, provocaron la fuga de colonos que, a su ves, fundaron nuevas
colonias.

CONNECTICUT. Su población fue originaria de Massachusetts y estuvo encabezada por el reverendo


Thomas Hooker quienes llegaron en 1636 a fundar esta colonia.

RHODE ISLAND, fundada también por fugitivos de Massachusetts en 1836. Su nombre original fue
“Providence” y fue fundada por el Pastor Roger Williams quien compró a los indios sus tierras para
establecerse en ellas y fundar la colonia. Esta colonia es importante debido a que en ella se firmó
por vez primera el “Pacto de Libertad de Conciencia” en materia religiosa lo cual constituyó un
significativo avance para su tiempo.

NEW HAMPSHIRE. Al igual que las anteriores colonias fundadas por fugitivos provenientes de
Massachussetts ésta no fue la excepción con la particularidad de que es hasta el año de 1679 cuando
es reconocida como colonia por la corona inglesa.

MARYLAND. Sir George Calvert, conocido también como Lord Baltimore, recibió una cesión de
tierras en Norteamérica, del rey Carlos I para que sirviera de refugio de católicos. La colonia fue
fundada por su hijo, Leonard Calvert, en el año de 1634. No obstante la intención inicial, se invitó
también a protestantes a poblar la región por lo cual se tuvo que aprobar la famosa “Ley de
tolerancia de Maryland” que significó también en avance en materia religiosa. Todas las primeras
colonias fundadas hasta el año de 1660, a excepción de Maryland, tuvieron la característica de que
fueron obra de “sociedades anónimas” de mercaderes que recibieron concesiones de la corona
inglesa. Posteriormente, las que a continuación se enumeran, serían producto de empresas
privadas.

NUEVA YORK. Desde que un grupo de holandeses encabezados por Henry Hudson exploró el río
que lleva su nombre (río Hudson), la colonia se llamó Nueva Holanda y también Nueva
Ámsterdam. Los ingleses no permitieron esto por lo que el rey Carlos II, en 1664, nombró a su
hermano Jacobo Duque de York al frente de una expedición que sometió militarmente a los
holandeses, en aquel mismo año, logrando que se rebautizara la colonia con el nombre que
actualmente posee.

NUEVA JERSEY. El Duque de York, después de posesionarse de Nueva York, cedió las tierras
comprendidas entre el río Hudson y Delawere a Lord Berkeley y George Carteret quienes también
a su vez vendieron nuevamente dichos territorios por lo cual se originaron grandes problemas de
posesión de tierras entre los colonos de Nueva Jersey.

PENNSYLVANIA. En 1681 el rey Carlos II otorgó a William Penn unas tierras situadas entre Nueva
Jersey y Maryland que recibió el nombre del apellido de su fundador. La colonia sirvió de refugio a
perseguidos cristianos y desde su inicio fue próspera gracias al talento de Penn quien estableció la
libertad de conciencia entre los cristianos, negoció tratados de paz y compra de territorios con los
indios y se establecieron fértiles granjas.

LAS CAROLINAS. Carlos II cedió a ocho de sus cortesanos, en el año de 1663, el territorio
comprendido entre Virginia y La Florida española. Este lugar, conforme se fue poblando, se fue
dividiendo gradualmente en norte y sur, en 1710 y 1721 fueron reconocidas como colonias
autónomas respectivamente.

GEORGIA. Fundada en 1733, fue administrada al principio por veinte administradores desde
Inglaterra y su fundación obedeció a varios propósitos: Como una sociedad modelo, par que sirviera
de refugio a perseguidos europeos, etc. pero ninguno de estos objetivos se alcanzó por lo que tuvo
que esperar hasta años después de consumada la Independencia para que lograra su desarrollo.

Hacia el año de 1763, Inglaterra contaba con más de treinta colonias, incluidas las antes citadas y el
Canadá, con las cuales intercambiaba sus productos comerciales y extraía materias primas,
colocando al Reino Unido como la principal potencia económica del mundo en donde, además, se
gestaba la Revolución Industrial.

En cuanto a lo político, como ya tuvimos oportunidad de estudiar, el Parlamento adquiría mayor


presencia mientras sus colonias de América alcanzaban su madurez, surgían preguntas como las
siguientes: ¿Tenía el Parlamento supremacía ilimitada sobre las colonias?. Mientras los colonos
respondían que no, los británicos pensaban todo lo contrario.

Este ambiente de inquietud vino a complicarse para la corona inglesa cuando se plantearon la
necesidad de seguir sus conquistas hacia el oeste de la unión americana. Los indios encabezados
por Pontiac se opusieron a tal decisión y devastaron, de norte a sur, las fronteras existentes entre
el territorio de las colonias y el de los indios. La corona estableció diez mil soldados en la frontera
para someter a los indios. Cuando cumplieron su cometido, las numerosas tropas continuaron en
territorio colonial argumentando la “ley de alojamiento”, pero al mismo tiempo impidiendo el
expansionismo privado, lo cual causó un enorme resentimiento entre los colonos. En 1765 se
promulga la “ley del timbre” con la cual se obligaba a pagar dicho impuesto para todos los actos de
compra-venta. Los colonos argumentaban que semejante impuesto constituía una arbitrariedad
por parte de la corona, debido a que los colonos no tenían representatividad en el Parlamento y,
por lo tanto, dicho impuesto no debía ser pagado. En 1773 dictó la corona una nueva disposición
que podríamos llamar constituyó la chispa que encendió la revolución de Independencia. Con el
objeto de proteger a la compañía East India Company, se estableció un impuesto hacia el consumo
del té. Si recordamos que los ingleses, en vez de café eran grandes consumidores de té,
imaginémonos el tremendo malestar que causó tan odioso impuesto. Los colonos reaccionaron, se
disfrazaron de indios y arrojaron un cargamento de té, de un barco inglés, en el puerto de Boston.
Los británicos, para vengar la afrenta, decidieron cerrar el puerto lo cual constituyó un duro golpe a
la economía de las colonias.

Todos estos antecedentes motivaron a que los colonos se unieran por primera vez con la intención
de tomar medidas contra lo que consideraban eran agresiones. Se reunieron en el año de 1774 en
Filadelfia, en lo que llamaron “Primer Congreso”. Para el “Segundo Congreso”, celebrado un año
más tarde y en la misma ciudad, se decidió formar un ejército propio por lo cual quedó comisionado
un hacendado, propietario de esclavos, de nombre George Washington. En esos días circuló un
panfleto, obra de Thomas Payne, destinado a ejercer gran influencia en el ánimo de los colonos.
Este escrito titulado El Sentido Común, afirmaba que todo lo justo y razonable indicaba que había
llegado el momento de la separación. Que el Todopoderoso había colocado tan distante a América
de Inglaterra como una prueba de que una tierra no debía depender de la otra, además, que de
Bretaña no cabía esperar más que la ruina, por lo tanto, era necesaria la Declaración de
Independencia.

La Declaración finalmente llegó el 4 de julio de 1776, en la misma ciudad de Filadelfia. El acta


correspondiente estuvo redactada por John Adams, Thomas Jefferson y Benjamín Franklin. En este
documento se proclamaba la separación de las trece colonias norteamericanas de su metrópoli para
constituirse en los Estados Unidos, se declaraban los principios de igualdad ante la ley, la soberanía
popular y el derecho de levantarse el pueblo en armas contra el mal gobierno. No obstante lo
avanzado de estos principios para la época, dicha declaración, y posteriormente también su
constitución, no contempló la situación de los indios, ni trataron el problema de la esclavitud, pues
ello lesionaría los intereses de algunos líderes de la Independencia, así como de los hacendados de
las colonias del sur. La lucha se prolongó por espacio de algunos años hasta que en 1782 se firmó
la paz en Versalles mediante el cual Inglaterra reconocía la de los estados unidos

Algunas de las características que cabe resaltar de la sociedad norteamericana, con respecto a las
colonias de Hispanoamérica, podemos resumirlas en los siguientes aspectos:

_ La sociedad inglesa no se trasplantó en el nuevo mundo, sólo heredó su cultura ya que las
instituciones políticas fueron adecuadas a las condiciones coloniales de Norteamérica.

_ El sexo femenino desde un principio fue escaso en las colonias y las pocas que había gozaban de
una gran libertad llegando algunas de ellas a ser muy influyentes.

_ La población de las colonias, si bien era mayoritariamente de origen inglés, estuvo integrada en
gran medida también por holandeses, alemanes, franceses, etc. formándose una sociedad
cosmopolita.

_ Desde los primeros esclavos llegados a Virginia en 1619, se convirtieron con el tiempo en la base
laboral de la economía. La presencia esclava propició el racismo Norteamericano.

_ La reforma protestante europea desencadenó una gran cantidad de ideas referentes al papel de
los hombres y su Iglesia. Los Puritanos, secta que fue expulsada de Inglaterra, encontró acomodo
en las colonias británicas fomentando la organización independiente y el impulso de una religión
racional que propició que dieran gran importancia a la educación, con objeto de que todos leyeran
la Biblia, fundando desde el año de 1636 colegios como el Harvard College.

La independencia de las trece colonias inglesas. La complejidad social de las colonias inglesas en
América implicó que desde sus orígenes presentaran dos tendencias: por una parte cada colonia
debería funcionar como una entidad autónoma en lo político y económico local, lo cual a diferencia
de la colonización española, fundamentalmente integradora, aisló a los europeos en el nuevo
continente. Por otra parte, la dependencia de la metrópoli en lo político y jurídico fue una cohesión
para las colonias. Es así que se enfrentan durante el siglo XVIII y el XVIII estas dos fuerzas, las cuales
se manifestarán plenamente durante la guerra de independencia.

La Declaración de Independencia, que en gran parte fue obra de Jefferson y se proclamó el 4 de julio
de 1776, no sólo anunció el nacimiento de una nueva nación, sino también expuso una filosofía de
la libertad humana que habría de llegar a ser una fuerza dinámica en el mundo entero. La
Declaración se basa en la filosofía política de la Ilustración en Francia e Inglaterra, pero se destaca
en ella una influencia en especial: el Second Treatise on Government (Segundo tratado de gobierno)
de John Locke. Éste tomó algunas concepciones de los derechos tradicionales de los ingleses y las
universalizó, al mostrarlos como los derechos naturales de toda la humanidad. En el conocido pasaje
inicial se oye un eco de la teoría del contrato social de Locke como forma de gobierno:

III.- LA INDEPENDENCIA DE AMERICA LATINA.

Las independencias de los países latinoamericanos, antiguas colonias de España y Portugal


principalmente, se desarrollan con una diferencia de cincuenta años con relación a la independencia
de Norteamérica, pero no obstante ello, deben considerarse dentro del marco de las revoluciones
democrático-burguesas de la historia.

Se le denomina Latinoamérica, o Iberoamérica a la porción territorial que comprende desde el sur


del río Bravo (en el norte), hasta la Patagonia (en el cono sur). Suele agruparse a una gran cantidad
de países dentro de esta área geográfica que, no obstante la diversidad, presentan característica
muy similares entre ellos: fueron, la gran mayoría, colonizados por dos países Ibéricos, España y
Portugal; Las lenguas que se hablan en estos países son el español, portugués y francés (Guyana
francesa y Haití), idiomas que tienen como antepasado común al Latín; finalmente, la Iglesia Católica
constituye, desde la conquista, la religión que mayoritariamente han profesado los
Latinoamericanos.

Las independencias de los países de Latinoamérica se deben estudiar desde la perspectiva de las
propias contradicciones internas, producto de tres siglos de dominio colonial; Las reformas
borbónicas y su impacto en el seno de las colonias españolas, y las invasiones napoleónicas en
Europa. Estas condiciones internas y externas permitieron a los sectores criollos y de clase media
letrada a encabezar movimientos de inconformidad contra la dominación colonialista.

Durante las tres centurias aproximadamente, que duró el dominio, tanto español como portugués,
en la mayoría de sus colonias americanas, las metrópolis saquearon sus recursos naturales e
impusieron formas de explotación en las que la población nativa, así como las castas y esclavos
traídos de África, fueron los más explotados.

El sistema social que imperó favorecía a los PENINSULARES, quienes ocuparon las posiciones de
privilegio. Le seguían sus hijos nacidos en suelo americano, los CRIOLLOS, quienes podían alcanzar
una elevada posición pero siempre por debajo de los peninsulares. Esta situación, con el paso del
tiempo, generó rencores y resentimientos entre las clases privilegiadas. Los criollos llegaron a
sentirse verdaderamente americanos y se opusieron a que un peninsular los gobernara. Esta
situación hizo crisis en los momentos en que se aplicaron las Reformas Borbónicas y, sobre todo,
cuando Napoleón invadió la península ibérica.

Con relación a la influencia que tuvieron las reformas borbónicas en la separación de la América
hispana cabe recordar lo siguiente: en el año 1700 concluye la dinastía de los Habsburgo (Austrias)
y ocupan desde ese momento el trono de España los Borbones de ascendencia francesa. Los nuevos
monarcas consideran que para sacar del atraso en que se encontraba la propia España y sus colonias
era necesario realizar unas reformas que hoy las conocemos con el nombre de la familia que las
puso en práctica. Estas nuevas medidas, si bien tuvieron relativo éxito en la península, en suelo
americano, en donde se aplicaron hasta la segunda mitad del siglo XVIII, no surtieron el efecto
deseado, antes, todo lo contrario, fueron parte del detonador para incrementar la inconformidad
con la “madre patria”. Las susodichas reformas trataron de debilitar el poder tradicional del virrey
para lo cual se crearon el sistema de intendencias, similar al que existía en Francia; se crearon
corporaciones nuevas destinadas al ramo de la minería; se profesionalizó y fortaleció al ejercito
encargado de hacer que se cumplieran dichas medidas; y se sometió a la Iglesia Católica a la
autoridad civil confiscándole sus tierras y recogiendo su capital circulante, error éste tremendo que
repercutió fuertemente en la economía si se toma en cuenta que dicho capital servía para otorgar
créditos, a ricos y pobres, a falta de instituciones bancarias. Estas reformas fueron rechazadas en
tierras como la nuestra en donde había imperado una Iglesia contra- reformista y en donde las ideas
liberales era tan sólo domino de unos cuantos ya que la misma Iglesia había creado organismos
como la Inquisición que se encargó de vigilar el ingreso a nuestras tierras de las ideas
“contaminantes” que se generaban, principalmente, en la Francia revolucionaria.

Las invasiones napoleónicas debilitaron a las monarquías conservadoras de Europa, especialmente,


España y Portugal, que se habían repartido el territorio de Latinoamérica, cuyas colonias van a
aprovechar el momento para desvincularse de su metrópoli.

En 1808, después de que la temerosa y torpe política del primer ministro del rey español, Leonel
Godoy, había complacido los caprichos de Napoleón Bonaparte en cuanto a sus aventuras de
conquista europeas, el dictador francés mostró sus verdaderas intenciones para con España y la
invade con el pretexto de cruzar su territorio para atacar a su enemiga, Portugal, quienes siempre
estuvieron del lado de Gran Bretaña y no de Francia. La invasión a España provocó una gran crisis
política provocando que abdicara al trono el medroso y gris rey Carlos IV en favor de su hijo
Fernando VII. Pero Napoleón no estuvo dispuesto a reconocer en el trono español a ningún miembro
de la familia real, por lo que hace prisioneros a los monarcas e impone a su hermano José Bonaparte,
conocido en España como “Pepe botella” por su afición a los vinos, y repite la costumbre de colocar
en el poder de los países subyugados a los miembros de su familia. A nombre del cautivo rey español
se fundaron “juntas”, en todas aquellas ciudades que no estaban invadidas por franceses, cuya
función era la de gobernar y obtener recursos para hacer la guerra al invasor provocando una mayor
crisis política que señala el inicio de las guerras de Independencia en la América ibérica.

Como producto de los acontecimientos en el viejo continente, podemos distinguir tres etapas o
momentos que repercuten en los movimientos separatistas de América: en un primer momento,
entre los años de 1808-1814, que dura la presencia francesa en territorio español, se puede apreciar
un auge en los movimientos revolucionarios en nuestro continente. Las autoridades en los
ayuntamientos de las colonias españolas, abandonados a su suerte, se encuentran entre la
disyuntiva de continuar obedeciendo a un rey prisionero o unirse a los movimientos emancipadores
y seguir conservando su posición de privilegio. En una segunda etapa, entre los años de 1814-1820,
caracterizada por la derrota de Napoleón y la vuelta al poder de Fernando VII, se impone
nuevamente el Absolutismo y se persigue a todo liberal y quien profese semejantes ideas
revolucionarias. España manda expediciones a sus colonias lo cual representa para la causa
independentista los momentos más difíciles. En la tercera y última etapa, de 1820-1824, un
levantamiento armado en España encabezado por Rafael de Riego provoca que el déspota
gobernante Fernando VII jure la constitución liberal de Cádiz la cual establecía la igualdad entre los
españoles nacidos en España con los de América, siendo éste el detonante que obligó a las clases
privilegiadas a “pactar la independencia” con los grupos que aún se mantenían en pié de lucha y
que lo podemos apreciar claramente en el caso de México con lo que significó el Plan de Iguala. Así
España sólo conservaría hasta casi fines del siglo a Cuba y Puerto Rico de todo lo que fue su vasto
imperio americano. Mientras que Portugal tuvo que observar como su colonia en América: Brasil,
se independizó sin lucha al aprovechar la presencia de sus monarcas que habían huido de las huestes
napoleónicas.

Finalmente debemos recordar a quienes ofrecieron su sangre, valor, talento y vida para alcanzar la
independencia de que hoy gozamos los latinoamericanos: Hidalgo, Morelos, Guerrero e Iturbide,
para el caso de la Nueva España; Francisco de Paula Santander, Simón Bolívar y Francisco Miranda,
por la Gran Colombia; José Antonio Sucre por Ecuador; Francisco Antonio de Zela, Mateo García
Pumacahgua, José de San Martín y también el propio Bolívar, por el virreinato del Perú; Manuel
Ascencio Padilla y su esposa Juana Azurduy, en colaboración también con Simón Bolívar, por
Bolivia; Gaspar Rodríguez de Francia y Fulgencio Yegros por Paraguay; José de San Martín por las
Provincias unidas de La Plata; Bernardo O´Higgins y el propio San Martín por la Capitanía General de
Chile. Pero sería injusto de nuestra parte tan sólo guardar en la memoria a los caudillos sin citar a
su complemento: LAS MASAS POPULARES que empuñaron las armas para hacer posible el sueño de
aquellos a quienes la historia los tiene hoy en bronce en las plazas públicas.

Antecedentes de las revoluciones de independencia. Desde los últimos años de siglo XV, las islas
del Mar Caribe y luego los extensos territorios de lo que hoy se conoce como América Latina,
empezaron a ser conquistados y convertidos en colonias por España y Portugal, poderosas
metrópolis que durante poco más de trescientos años lograron conservar casi íntegros estos
dominios, a pesar del hostigamiento de otras pujantes potencias: Inglaterra, Francia y Holanda.
Estas últimas más progresistas, en el sentido de que su naciente capitalismo avanzó sin tantas
restricciones como en las primeras. España logró poner bajo su control desde Nueva España
(México) hasta el Río de la Plata (Argentina), así como varias islas antillanas o caribeñas, en tanto
que Portugal se adueñó del gigantesco Brasil.
En todas estas colonias las dos potencias ibéricas construyeron, dejando a un lado los procesos
históricos particulares, un orden donde el poder político se hallaba en manos de opulentas minorías
peninsulares, cuyo principal propósito era generar grandes riquezas explotando a los indígenas,
negros y otros grupos étnicos, a fin de remitir la mayor parte de tales bienes a las metrópolis de
Europa. De modo que, mientras este continente obtenía cuantiosos recursos para impulsar su
incipiente capitalismo, América Latina y el Caribe los perdían, dificultándose desde entonces la
prosperidad de sus poblaciones mayoritarias.

En el “Nuevo Mundo”, la presencia dominante de instituciones productivas de tipo comunal y


tributarias, o semejantes a las esclavistas y serviles, más la política económica que monopolizaba o
prohibía la producción y comercio de diversas mercancías, frenaron el avance de las nacientes
empresas capitalistas, acentuando el rezago de las colonias explotadas frente a las potencias
explotadoras; situación que exasperaba a muchos criollos deseosos de tomar el control de sus
sociedades para impulsar una cierta modernización económica, dentro o fuera del sistema imperial.

Las revoluciones de Independencia. Sin duda, de todos los factores externos que contribuyeron al
estallido de los movimientos por la emancipación de América Latina, fue la invasión napoleónica a
España y Portugal, en 1808, factor político que puede calificarse como definitivo, pues trajo consigo
la caída de los “legítimos” reyes hispanos, y con ello brindó a los criollos y a sus aliados el pretexto,
o la razón, para intentar la toma del poder en las colonias, quitándoselo a los peninsulares.

Así, a partir de 1808 y hasta 1825, se llevaron a cabo las revoluciones de Independencia en la
mayoría de las colonias iberoamericanas, en algunas de ellas con mayor violencia que en otras y con
diversos grados de participación popular, pero todas con el propósito de mejorar la situación social
de los nacidos en América. Las clases y sectores en rebelión tuvieron, además, propósitos
particulares, y a veces contradictorios, por ejemplo: mientras muchos criollos sólo buscaban puestos
de mando en las sociedades liberadas, grandes grupos de indígenas querían recuperar las tierras
que los hacendados criollos les habían expropiado. Veamos algunos aspectos de dicho proceso
independentista:

En Nueva España, los criollos intentaron crear un gobierno autónomo pero los peninsulares lo
impidieron violentamente, circunstancia que llevó a una alianza entre criollos, indígenas y otros
sectores oprimidos que se lanzaron a la guerra contra el régimen virreinal (1810). Luego de once
años de luchas y ya cuando los insurgentes se hallaban debilitados en extremo, los ricos criollos que
se habían opuesto a la rebelión decidieron tomar en sus manos la causa independentista, para no
tener que aplicar en México los cambios revolucionarios que en España se estaban imponiendo.

Aunque en Centroamérica no hubo un levantamiento armado semejante al novohispano, los grupos


sociales interesados en vivir fuera del dominio español, apoyaron la causa insurgente de México y
hasta buscaron unirse a este país cuando logró su Independencia en 1821. Sin embargo, dos años
después decidieron formar las Provincias Unidas de América Central, proyecto con el cual
Guatemala, El Salvador, Nicaragua, Honduras y Costa Rica tratarían de alcanzar un progreso común.
En el Virreinato del Río de la Plata, los criollos aprovecharon los acontecimientos ocurridos en
España para formar una Junta Patriótica, que alcanzó temprano triunfo cuando destituyó al virrey y
decretó el final del monopolio español, tanto en el terreno político como en el del comercio
internacional. También en la vecina Capitanía de Chile se llevó a cabo una experiencia semejante,
fundándose una Junta dominada por criollos. No tardó sin embargo la contraofensiva militar del
gobierno virreinal, desatándose una guerra que duró varios años, durante los cuales surgieron
también graves conflictos entre los insurrectos. Finalmente, gracias a las batallas ganadas por el
general José de San Martín, Río de la Plata y Chile alcanzaron su libertad en 1819.

En el Virreinato de la Nueva Granada, también los criollos supieron organizar un gobierno


autónomo al establecer la Junta de Caracas en 1810, órgano donde empezó a ganar fuerza el célebre
líder Simón Bolivar, que luego de algunas derrotas frente a las tropas españolas, se refugió en
Jamaica para replantear su estrategia. A su regreso, logró ampliar la base social de su movimiento
rebelde con la incorporación de sectores indígenas y mestizos, logrando, después de varios años y
múltiples batallas, entrar triunfante a Bogotá (1819) y culminar la liberación de Venezuela y
Colombia. Con este triunfo, Bolivar emprendió la fundación de la Gran Colombia, cuna de un
proyecto para impulsar la unificación de Iberoamérica o América Latina.

Perdidas las colonias del Río de la Plata y Nueva Granada, el gobierno español concentró fuerzas
para resguardar su más rica colonia sudamericana: el Virreinato del Perú, donde las tropas
imperiales habían logrado someter a los núcleos rebeldes. Durante varios años, los ejércitos de San
Martín -procedentes de Chile- y los de Bolivar -venidos desde la Gran Colombia-, lograron mermar
la consistencia de las tropas coloniales al someterlas a una operación de doble golpeteo.
Finalmente, en 1825, los triunfantes destacamentos de Bolivar entraron a la ciudad de Lima,
sellando así la Independencia del Perú.

Respecto al Brasil, el proceso de emancipación siguió un camino muy distinto. Resulta que en 1808,
cuando las tropas de Napoleón invadieron Portugal, el rey Juan VI decidió trasladar su gobierno
monárquico a Brasil, y aquí, por presiones del capitalismo británico, estableció una serie de reformas
que dieron a la colonia un cierto progreso y una relativa autonomía política. Tal circunstancia dio
impulso a grupos de criollos brasileños que organizaron varios alzamientos exigiendo la
independencia de su país. Cuando Juan VI regresó a Europa, su hijo Pedro se hizo cargo del gobierno
brasileño, ligándose cada vez más con los ricos criollos independentistas. Así, cuando Portugal trató
de retomar un fuerte control sobre su colonia, el propio Pedro decidió ponerse al frente del
movimiento rebelde, proclamando la Independencia de Brasil en 1822.

Las revoluciones de Independencia lograron uno de sus propósitos principales: romper las cadenas
del dominio imperial y abrir la posibilidad de un desarrollo libre en manos de los propios
latinoamericanos. Sin embargo, trajeron consigo una cauda de graves problemas que se alzaron
como obstáculos para impedir la prosperidad y la estabilidad de las nuevas naciones, porque fueron
incapaces de barrer viejas y profundas estructuras económicas, políticas, sociales y culturales,
heredadas del colonialismo.
Por ejemplo: la mayor parte de las tierras quedaron en manos de minorías criollas o de la Iglesia,
sin que se procediera a un reparto agrario en beneficio de millones de indígenas empobrecidos, al
tiempo que se conservaron o reforzaron formas de explotación “esclavistas” o “serviles”, estorbosas
para el avance del débil capitalismo latinoamericano. También se acentuó el aislamiento de diversas
regiones económicas, creciendo la relativa autonomía entre distintos tipos o modos de organización
productiva.

Las guerras de emancipación, por otra parte, habían causado severos daños a la producción agrícola
y minera, ocasionando una notoria disminución en la fuerza de trabajo disponible. Además,
desarticularon las redes que durante muchos años habían estructurado los monopolistas
peninsulares para dominar los mercados internos, y provocaron la salida de grandes fortunas que
descapitalizaron a las nacientes economías, libres ya pero con escasos recursos para crecer.

En tales circunstancias era muy difícil que las economías latinoamericanas pudieran avanzar por sus
propios medios Al romperse los lazos con las viejas metrópolis ibéricas, potencias en pleno ascenso
como Inglaterra, Francia y Estados Unidos se esforzaron por convertirse en los nuevos centros
imperiales, aprovechando la debilidad material con la que las naciones de América Latina
inauguraban su vida independiente.

En efecto, ya sea mediante préstamos abusivos (que luego dieron pretexto para exageradas
reclamaciones) o a través de inversiones en los renglones más lucrativos, los capitales extranjeros
empezaron a introducirse en América Latina, aunque también contaron con el comercio
inequitativo, vendiendo a precios altos sus artículos industriales (que de paso arruinaban a los
artesanos locales) y comprando a precios bajos los productos agrícolas y las materias primas de los
países recién emancipados. Si por estos medios, las nuevas metrópolis no lograban sus propósitos
de penetración y dominio, les quedaba el recurso de la violencia directa, es decir, el de la
intervención militar, que los inestables gobiernos latinoamericanos muy difícilmente podían
contener.

Durante alrededor de medio siglo, a partir del momento en que alcanzaron su Independencia, las
naciones latinoamericanas mostraron una “inmadurez política” que se manifestó en los conflictos
protagonizados por monarquitas y republicanos, centralistas y federalistas, conservadores y
liberales, etc. Sin embargo, en el fondo de esta inestabilidad hay que buscar la persistencia de las
formas económicas precapitalistas que se hallaban también en pugna contra los escasos adelantos
que lograban las de tipo moderno o capitalista. De una manera u otra, las diversas corrientes o
partidos políticos expresaban intereses de clases o grupos comprometidos con determinadas
formas de organización productiva; sólo que ninguno de ellos lograba tomar el poder para aplicar
por largo tiempo su proyecto.

Por otra parte, boicoteando también la posibilidad de construir Estados nacionales sólidos, se
hallaban las contradicciones entre los mismos gobiernos latinoamericanos, así como la intervención
política, y a veces militar, de las potencias capitalistas. Dadas estas circunstancias, los planes de
unidad plurinacional como el de Bolívar -la experiencia de la Gran Colombia-, o la alianza
centroamericana, terminaron por fracasar, y hasta surgieron guerras entre países “hermanos”, a
veces instigadas desde los centros mundiales del poder capitalista.

Fue sólo hasta las últimas décadas del siglo XIX, cuando en la mayor parte de América Latina se
fueron imponiendo las burguesías y sus programas liberales, pero no para fundar Estados nacionales
democráticos, sino autoritarios, ligados a los intereses de las oligarquías nativas y, sobre todo, a las
ambiciones de los monopolios capitalistas europeos y estadounidenses, que por entonces marcaban
el comienzo del imperialismo contemporáneo. La fugaz Independencia iberoamericana se iba
transformando en un nuevo tipo de dependencia.

LA MENTALIDAD DE CONQUISTA ESPAÑOLA

España bajo el reinado de Fernando de Aragón e Isabel I de Castilla, unificaron ambos reinos, en el
ámbito político, aunque cada uno guardaba su propia autonomía. Esta identidad política se basó en
dos instituciones; La monarquía y la iglesia católica, como base de la unidad española, y la soberanía
de todo el reino.

Sobre las ruinas de las viejas instituciones medievales, se organizaron jurisdicciones reales confiadas
a justas legistas.

Por su parte, el intenso sentimiento religioso, fue explotado por la monarquía, ya que los españoles
católicos poco a poco fueron iniciándose en las actividades mercantiles y habrán entrado en
competencia contra los árabes y judíos provocando una convulsión social. Se crearon los tribunales
inquisitoriales en un principio no contra todos infieles, sino contra los falsos conversos.
Torquemada fue nombrado gran inquisidor, y tardaron en aparecer los autos de fe y las hogueras.

CARACTER DE LA CONQUISTA;

Fue una acción de carácter público y privado, ya que tanto se benefició a la corona española, como
a los conquistadores en el plano personal. Como expresa Bernal Díaz del Castillo en uno de sus
escritos, “venimos a América, para servir a dios, a su majestad, y dar luz a los que estaban en
tinieblas, y también por haber riquezas que todos los hombres venimos a buscar”.

Las expediciones generalmente fueron costeadas por los propios conquistadores, con dinero,
armamento, comida, caballos entre otros. Mientras que los reyes se limitaron a autorizar las
expediciones y a beneficiarse de lo obtenido, vigilando su repartición y mediante las capitulaciones,
se establecieron las condiciones de lo conquistado y las empresas conquistadoras y la corona.

 LA CONQUISTA MATERIAL; la conquista de México fue una empresa económica inspirada


por afanes de riqueza; os conquistadores españoles llegaron a la costa del golfo de México
con el propósito de intercambiar cuentas de vidrio, espejos y otras baratijas por oro con los
indígenas.
Los españoles supieron aprovechar las ventajas que tenían sobre los indio aztecas como; la
mentalidad y espíritu de indio que pelaba para hacer prisioneros para el sacrificio, en
cambio los españoles con disciplina les permitía luchar y matar hasta lograr la conquista.
 LA CONQUISTA ESPIRITUAL; la iglesia también participo en la conquista espiritual, es decir,
todo proyecto de conquista autorizado por el papa y el rey, tenían que proyectar la religión
católica. D esta manera los indios fueron sometidos a la fe católica. E l movimiento
evangelizador dio inicio en 1524 con la llegada de los primeros misioneros; 12 frailes de la
orden franciscana, en 1526, llegaron 12 frailes dominicos y en 1532, llegarían 7 frailes
agustinos

LA SOCIEDAD NOVO HISPANA

ORGANIZACIÓN POLTICA

La corona española creo varios organismos céntrales administrativos y políticos, de acuerdo a las necesidades,
y muy pronto estos organismos pasaron a ejercer los poderes económicos, administrativos, fiscales y militares.
Así nació la casa de contratación, una especie e cámara de comercio, instalada primero en Sevilla y después
en Cádiz.

AUTORIDADES VIRREINALES El rey es la autoridad suprema de la corona española, en la época de la


conquista de México, esta autoridad recayó en Carlos I de España y Carlos V de Alemania, con una política
absolutista, delegando funciones y autoridad a sus instituciones, pues nunca un rey visito México, ni a ninguna
otra colonia.

EL REAL Y SUPREMO CONSEJO DE INDIAS, fue la autoridad más alta creada por el rey para gobernar a las
colonias de la nueva España, con un grupo de ministros nombrados por el con funciones administrativo y
financiero de la iglesia y decidía, sentenciaba leyes y acuerdos, que representaban la voluntad real. Este consejo
gobernaba desde España y su autoridad era enorme, lo que equivale al hoy poder legislativo, ejecutivo y judicial.

LA AUDIENCIA. Organismo creado para gobernar a la nueva España, después de Hernán Cortes, llamado la
audiencia de México, al igual que el consejo de indias, estuvo integrado por varios magistrados llamados
oidores, fungiendo uno de ellos como presidente de la audiencia. Sus funciones eran una mescla de poderes,
ya que además de lo político y administrativo, también era un tribunal superior de asuntos civiles y criminales.
Fue la autoridad más alta de la nueva España antes del virrey.

EL VIRREY Y OTROS FUNCIONARIOS; ante la pésima administración de la audiencia, hubo la necesidad de


que residiera en México un funcionario que representara en la colonia a la persona del monarca. Al virrey, con
cinco atribuciones, gobernador, capitán general, presidente de la real audiencia, superintendente de la real
hacienda, vice patrono de la iglesia con poder amplio que antes había sido concedido a la audiencia, quedando
esta solo como auxiliar del virrey en caso de ausencia , muerte del virrey.

LOS VISITADORES; eran enviados del rey, con gran autoridad, cuya labor era la de inspeccionar la conducta
de las autoridades e incluso al virrey e imponer suspensiones y penas. Generalmente estos eran enviados
cundo la situación así lo requería.

LOS AYUNTAMIENTOS; personalidad que se le reconocía a cada ciudad o pueblo como entidades
independientes, en todo lo relativo a sus intereses particulares, era un cuerpo de gobierno, que le correspondía
resolver, reglamentar y ejecutar lo concerniente a la vida de la ciudad.

Españoles LA SOCIEDAD los principales estratos sociales de la nueva España, lo constituían las siguientes
clases sociales:

 ESPAÑOLES PENINSULARES: eran migrantes de Europa, en su mayoría soldados de profesión de


la guerra de conquista, así como aventureros, desempleados, presidiarios. Posteriormente llagaron los
colonos, individuos con otro tipo de educación y cultura.
A la gran mayoría le interesaba encontrar otras categoría social que aumentara sus blasones, como
duques, condes. Marqueses, caballeros, hidalgos. Se volvieron poderosos terratenientes. Así es como
esta clase social ocupo los cargos más altos e importantes con grandes privilegios como el no pago
de tributo, residían en lujosas residencias y palacios de la ciudad de México, puebla, Morelia ,
monterrey, Cuernavaca ,Taxco y Guadalajara, en donde se daban grandes fiestas, torneos
,ceremonias, paseos y conquistas galantes.

 LOS CRIOLLOS; eran blancos puros constituidos por hijos de padres españoles nacidos en América,
ocupaban cargos gubernamentales de menor importancia a pesar de su educación y cultura, se
dedicaban al sacerdocio, educación, el comercio, la milicia y la ganadería. Estos fueron despreciados
por los españoles peninsulares por considerar que habían perdido su originalidad de la sangre,
conspirando contra ellos con el movimiento de independencia.
 LAS CASTAS; con este nombre se denominó a los estratos sociales inferiores, que tuvieron origen en
la mezcla de razas y que originaron a :
A) LOS MESTIZOS, no eran blancos puros, producto de una mescla de blanco e indígena con
frecuencia nacido fuera del matrimonio, se las despreciaba y se les acusaba de delincuentes.
Trabajaban como criados, servos, lacayos, amas de llaves, revolucionarios pues fueron ellos los
que iniciaron el movimiento de independencia de 1810
B) LOS INDIGENAS, los españoles clasificaron a los indios en reducidos, mansos, neófitos, barbaros,
infieles y gentiles. Estaban obligados a trabajar, pagar tributo al estado y diezmo , limosna a la
iglesia..
Las pestes, mala alimentación el trabajo inhumano provocaron su catástrofe demográfica
C) LOS NEGROS; constituían un núcleo inferior de la colonia, procedían de África, traídos por
traficantes de esclavos americanos y holandeses, para sustituir la fuerza de trabajo indígena.

Das könnte Ihnen auch gefallen