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La percepción del mundo del adolescente ya no es la de la infancia, pero tampoco es la de un adulto, y tiende a
cambiar dependiendo del estado emocional en el que se encuentre, viendo todo o blanco o negro.
La familia tiene el poder de producir más recursos para lograr cambios en los adolescentes, en ella aprenden valores,
principios, normas y costumbres que le afectaran por toda la vida a los adolescentes.
Toda familia donde sé este viviendo con un o una adolescente podría ser considerada como una familia en crisis, ya sea
por la presión que puedan imponer en la familia o por el conflicto inter-generacional que en ella suceda esto es así
porque mientras los adolescentes viven su crisis adolescente los padres enfrentan la crisis de la edad media con lo que
implica la tercera edad. Los adolescentes son sumamente vulnerables a los cambios que se dan en la estructura familiar
como son enfermedades, crisis de la mediana edad, divorcios, etc.
Muchas veces los adultos hacen imposición de tareas a los adolescentes y crean conflictos que luego no saben manejar
y tienen que ir en busca de ayuda.
Muchos padres tratan de retrasar el desarrollo de su hijo adolescente o por el contrario le exigen comportamiento de
adultos. De esta manera algunos padres de familia en la transición de la vida media pueden encontrar que el tiempo
progresa demasiado rápido mientras que el joven percibe el tiempo moviéndose demasiado lento.
LA REBELION ADOLESCENTE:
Se dice que los años adolescentes son un tiempo de REBELION que implica confusión emocional, conflicto con la familia,
alejamiento de la sociedad adulta, comportamiento desenfrenado y rechazo de los valores adultos. Sin embargo,
investigaciones basadas en escuelas con adolescentes de todo el mundo sugieren que solo cerca de uno de cada cinco
adolescentes se ajusta a este perfil.
Independizarse significa librarse de aquello de lo cual se depende. Es así como el adolescente desobedece y se rebela,
no tanto para desafiar a sus padres, como para experimentar su propia identidad y lograr su libertad. Sigmund Freud y su
hija Anna describieron esta tormenta y tensión como universal e inevitable y era fruto de la creciente necesidad del
adolescente de liberarse de la dependencia de sus padres.
Los adolescentes sienten una tensión constante entre sus necesidades de alejarse de sus padres y su dependencia de
ellos. Los padres también tienen sentimientos encontrados, en medio de los deseos de que sus hijos sean independientes
y el de conservarlos dependientes, los padres encuentran difícil la partida. Como resultado, les dan a sus hijos “mensajes
dobles” pues dicen una cosa, pero comunican la opuesta con sus acciones.
Los padres tienen que caminar sobre una línea muy fina entre otorgar a sus hijos suficiente independencia y protegerlos
de vacíos de inmadurez en sus juicios. Si la separación o la independencia emocional de la familia se presentan muy
temprano, puede traducirse en problemas para el joven, que pueden tomar la forma de aislamiento, susceptibilidad a la
influencia de compañeros negativos, consumo de drogas o actividad sexual prematura. No obstante, los padres deben
permitir que los adolescentes asuman algunos riesgos.
La supervisión parental afectiva depende de los mucho que los adolescentes les dejen saber a sus padres acerca de sus
vidas cotidianas y esto puede depender del ambiente que los padres establezcan. El tipo de paternidad que parece
brindar un buen equilibrio sigue siendo la democrática; pues ofrece calidez y aceptación, capacidad para proceder
según reglas, normas y valores; voluntad para escuchar, explicar y negociar; otorgar autonomía psicológica y animar a
los niños a formar sus propias opiniones. La calidez fortalece el desarrollo de la autoestima y las destrezas sociales, el
control del comportamiento ayuda a los jóvenes a controlar sus impulsos, y conceder autonomía psicológica ayuda a los
adolescentes a ser más responsables y competentes.
PARA RECORDAR…
ESTILOS DE CRIANZA:
Los patrones educativos de los padres producirán determinadas consecuencias evolutivas para el ajuste socio-emocional
de sus hijos. Crecer en un ambiente con un estilo educativo u otro tiene consecuencias importantes.
Es importante entender que los distintos estilos educativos interactúan con un joven que posee unas características, esto
es, quizás con un joven determinado haya que aplicar más medidas correctivas que con otros jóvenes más inhibidos. Por
ello debemos entender estos estilos educativos de una forma flexible y adaptada a cada joven.
Unos padres sensibles son aquellos que adaptan las estrategias educativas a las necesidades de sus hijos.
Exigentes en cuanto a la madurez de sus hijos, no suelen comunicarse adecuadamente con sus hijos puesto que
consideran que el diálogo es exagerado. Lo que importa para los padres es la obediencia.
La expresión de afecto es baja. No suelen expresar abiertamente afecto a sus hijos. No tiene en cuenta los intereses y
necesidades de los hijos.
A primera vista son entusiastas y vivaces, pero son más inmaduros e incapaces de controlar sus impulsos.
Carecen de autocontrol y son poco persistentes en las tareas
Niveles altos de afecto, de exigencias y de control. Son padres muy cálidos, pero al mismo tiempo exigentes y firmes.
Estimulan la madurez de sus hijos, les ponen límites y hacen respetar las normas, comprensivos, afectuosos y fomentan la
comunicación.
Sensibles a las necesidades de sus hijos, estimulan la expresión de sus necesidades y les dejan un espacio para que
empiecen a ser responsables y autónomos. La relación entre padres e hijos se caracteriza por el diálogo, el consenso
como forma para que los niños comprendan las situaciones. Sensibles a las posibilidades de cada hijo. Sus normas son
coherentes, pero no rígidas, prefieren el razonamiento y la explicación más que la imposición. Estimulan a que su hijo se
esfuerce en conseguir una meta pero conocen el ámbito de las posibilidades de sus hijos. No les presionan con aquello
para lo que no están aún preparados. Fomentan la iniciativa de sus hijos asumiendo que van a cometer errores dada su
inexperiencia.
Una razón para que los adolescentes se metan en problemas es la falta de destrezas o conocimientos; ellos pueden no
saber cómo utilizar el condón, cuándo dejar de beber o cuándo un amigo los está llevando hacia actividades peligrosas.
Además, enfrentan situaciones nuevas y desconocidas.
Los dos problemas más comunes que afectan la vida de un joven son el embarazo y la actividad criminal. Ninguno es
“normal” o “habitual” ambos son señales de que un adolescente se halla en problemas. El peligro de asumir que una
situación conflictiva es parte normal y necesaria de la vida es que los padres, los maestros, los líderes comunitarios y las
personas encargadas de la política social puedan fallar al reconocer cuándo un joven necesita ayuda.
A menudo, los jóvenes que no utilizan control natal afirman que no esperaban tener relaciones sexuales y por consiguiente
no estaban preparados. Otros con frecuencia, mencionan la falta de conocimiento sobre el tema o de acceso a los
métodos por vergüenza de buscar anticonceptivos o miedo a que sus padres se enteren de que sostienen una vida sexual
activa. Muchas niñas mal informadas creen que no pueden quedar embarazadas durante la primera vez que tienen
relaciones o al adoptar ciertas posiciones en ciertos momentos del ciclo menstrual. En muchas ocasiones, son
sentimientos de culpa los que se relacionan con la explicación de que la actividad sexual no se esperaba. Un adolescente
que se siente culpable también siente temor de acudir a un centro de control natal y de practicarse un examen
ginecológico. En cualquier análisis del embarazo juvenil y la crianza, el contexto en donde se halla la niña tiene que
desempeñar un papel importante. La pobreza es una causa subyacente de gran importancia del embarazo entre
adolescentes.
La mitad de los embarazos prematrimoniales ocurren durante los primeros seis meses de actividad sexual y una quinta
parte se presenta durante el primer mes.
¿Cuál de las siguientes alternativas cree usted que suele ser mejor para una jovencita que
descubre que está embarazada: ¿casarse con el padre y tener a su hijo, seguir soltera y
tener al niño, dar al bebe en adopción o abortar?
Los niños que se encuentran en problemas desde etapas tempranas de su vida tienen mayor probabilidad de presentar
problemas graves más adelante. Robar, mentir, engañar y obtener bajo rendimiento escolar son todos los indicadores de
delincuencia. Además, los delincuentes tienen un CI ligeramente más alto que el que se encuentra en la población en
general, especialmente destrezas verbales. En algunos casos, la delincuencia se ha relacionado con antecedentes de
abuso físico y sexual. El comportamiento antisocial en los adolescentes se halla estrechamente relacionado con la
incapacidad de los padres de controlar lo que hacen sus hijos y con quién lo hacen. El impacto de una crianza ineficiente
comienza temprano en la infancia. Los padres de delincuentes a menudo fallaron para reforzar el buen comportamiento
y fueron demasiado rudos, inconstantes o ambos para castigar un comportamiento errado cuando sus hijos eran más
pequeños. (Falta de límites en edades tempranas).
Los padres se preocupan con buenas razones de que sus hijos “caigan en el grupo equivocado”. Los compañeros ejercen
una fuerte influencia; los jóvenes que consumen drogas, desertan de la escuela y comenten actos delincuenciales suelen
hacerlo en compañía de sus amigos.
Investigaciones recientes sugieren que el proceso comienza en la niñez y tiene sus raíces en interacciones conflictivas
padre-hijo. Los niños que obtienen ciertos resultados por su comportamiento antisocial posiblemente buscan llamar la
atención con sus actos o evitar el castigo mintiendo o haciendo trampa. El comportamiento antisocial de los niños
interfiere luego con el trabajo escolar y con su capacidad para llevarse bien con sus compañeros de clase. Como
resultado, estos niños impopulares y con bajos logros buscan a otros con rasgos antisociales, unos y otros influyen entre si
y a menudo aprenden nuevas formas de malas conductas entre ellos.
¿Qué deberá hacer un juez con un infractor juvenil de primera vez: ¿permitirle que se retire con una
amonestación, investigar los antecedentes de la familia del agresor o el nivel socioeconómico antes de tomar una
decisión, o emprender alguna otra acción?
La escuela es una experiencia organizativa esencial en la vida de la mayoría de los adolescentes. Ofrece la oportunidad
de aprender información, dominar nuevas habilidades, de participar en deportes, artes, explorar las opciones
vocacionales y compartir con amigos. Sin embargo, algunos adolescentes no experimentan la escuela como una
oportunidad sino como un obstáculo en su camino a la adultez.
Los estudiantes que disfrutan la escuela tienen mejores resultados y es probable que permanezcan en ella. El nivel
socioeconómico y la naturaleza del ambiente del hogar influyen en el aprovechamiento académico en la adolescencia.
Existen otros factores como el género, origen étnico, prácticas de crianza infantil, influencia de pares y antes que
cualquier otra cosa la motivación de los alumnos para aprender.
Durante la adolescencia, se producen conflictos que afectan el equilibrio familiar, entorno y escuela, siendo uno de los
problemas más preocupantes la deserción escolar; este factor es muchas veces aceptado e incentivado por las familias
que viven en pobreza crónica y especialmente en familias uniparentales, con padres ausentes o con escasa integración
al proceso de crianza, lo que motiva al adolescente a la deserción escolar y lo que favorece la prematura incorporación
al mundo laboral; porque “alivia” la grave situación económica y para el adolescente es la más rápida forma de
satisfacción de sus necesidades y el escape de un entorno familiar inadecuado.
Los estudiantes que tienen más posibilidades de desertar comparten varias características familiares. Cuando los padres
tienen poca educación y trabajos de bajo nivel, las familias son numerosas y tienen uno solo de los padres, la proporción
de deserción es de tres a cinco veces mayor que en el caso de estudiantes con circunstancias más privilegiadas. Otros
factores asociados con la deserción incluyen haber repetido un grado en la escuela elemental, trabajar más de 15 horas
a la semana durante la secundaria, estar casado, tener un hijo, estar aislado de la familia y la comunidad y signos de
comportamiento antisocial como suspensiones, consumo de drogas o problemas legales.
¿Cómo pueden los padres, educadores e instituciones sociales alentar a los jóvenes a concluir
con éxito la educación media superior?
Existen condiciones de poca valoración de la educación dentro del grupo familiar, debido a que los padres tienen bajo nivel de
escolaridad y privilegiando el ingreso al trabajo, lo que crea falta de oportunidades sociales, difícil acceso a la salud,
inestabilidad laboral, baja seguridad social y limitaciones en posibilidades de recreación entre otras. Esto hace que se
repitan los modelos familiares de buscar y formar rápidamente su propia familia, formando un círculo vicioso que los
mantiene en pobreza y los limita en sus posibilidades de desarrollo, afectando sus aspiraciones de vida. Los valores
culturales se hallan en conflicto con los académicos. Las mujeres atribuyeron la deserción al matrimonio o a planes
para casarse, a sentimientos como “la escuela no es para mí”, bajos resultados y asuntos laborales. Otro factor
importante de deserción es que muchas de las niñas y adolescentes abandonan sus estudios por embarazos Factor no
Familiar
deseados, abortos o porque contraen infecciones de transmisión sexual, casos que son cada vez más
reportados en el país. La funcionaria de Naciones Unidas lamentó que no se estén adoptando medidas
para que las menores de edad que son madres regresen a la escuela y retomen sus estudios.
Factor
Geografico
Los desertores tienen problemas para conseguir trabajo; y el que consigue es de bajo
nivel, mal remunerado y tienen más posibilidades de perderlo, tienen más posibilidades
de carecer de bienestar y verse envueltos en problemas de delincuencia. Factor Factor socio-
Cultural econcomico