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El artículo 14, fracción XL, primera parte, del Reglamento Interior del
Servicio de Administración Tributaria prevé la facultad de la
Administración General de Servicios al Contribuyente y,
consecuentemente, de los administradores locales de Servicios al
Contribuyente para requerir la presentación de declaraciones, avisos,
documentos e instrumentos autorizados. Así, en dicha porción
normativa se definen tanto la acción (requerir) como su objeto (los
mencionados documentos); de donde se advierte que el Ejecutivo
Federal, al expedir el señalado reglamento, no estableció las
características específicas de las declaraciones, avisos, documentos
o instrumentos autorizados que podían ser requeridos, sino que sólo
impuso una condición para que la autoridad pudiera hacerlo: cuando
los obligados no los presenten en los plazos respectivos. Por tanto,
la Sala Fiscal no debe establecer dichas características específicas
al analizar la competencia de los indicados servidores públicos para
ejercer la comentada atribución, en atención al principio general de
derecho relativo a que si el autor de la disposición no distinguió, el
juzgador tampoco debe hacerlo, toda vez que la misma fracción
establece diversas facultades adicionales que puede o no llevar a
cabo la autoridad, simultánea o sucesivamente.
El artículo 67, fracción II, de la Ley Orgánica del Poder Judicial del
Estado de Jalisco prevé que las Salas Regionales del Tribunal de lo
Administrativo local conocerán de los juicios promovidos contra
resoluciones definitivas que determinen la existencia de una
obligación fiscal, la fijen en cantidad líquida o den las bases para su
liquidación; nieguen la devolución de un ingreso indebidamente
percibido, o cualquier otro agravio en materia tributaria. Por su parte,
el artículo 9 de la Ley del Procedimiento Administrativo del Estado de
Jalisco define como actos definitivos a aquellos que son un fin en sí
mismos o que son el resultado de un procedimiento ordinario. Al
respecto, la Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la
Nación en la tesis aislada 2a. X/2003, publicada en el Semanario
Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, Tomo XVII,
febrero de 2003, página 336, con el rubro: "TRIBUNAL FEDERAL DE
JUSTICIA FISCAL Y ADMINISTRATIVA. ‘RESOLUCIONES
ADMINISTRATIVAS DEFINITIVAS’. ALCANCE DEL CONCEPTO A
QUE SE REFIERE EL ARTÍCULO 11, PRIMER PÁRRAFO, DE LA
LEY ORGÁNICA DE DICHO TRIBUNAL.", sostuvo que el concepto
"resoluciones definitivas" abarca no sólo aquellas determinaciones
que no admitan recurso o admitiéndolo sea optativo, sino también las
que reflejen el producto final o la voluntad definitiva de la
administración pública como última resolución dictada para poner fin
a un procedimiento, o bien, como manifestación aislada que no
requiere de un procedimiento que le anteceda para poder reflejar la
última voluntad oficial. En tal virtud, si los artículos 2o., 3o., 5o., 7o. y
9o. a 12 de la Ley de Hacienda del Estado establecen el objeto y
sujetos del impuesto sobre transmisiones patrimoniales de bienes
muebles, así como la forma de su liquidación y pago y,
específicamente, prevén que los notarios públicos o el funcionario
que intervenga en la operación de transmisión de un bien de esas
características deberá retener y enterar el impuesto causado por ese
acto, realizándose el pago en las formas aprobadas por la Secretaría
de Finanzas de la entidad en la oficina de recaudación fiscal, se
concluye que el recibo de pago por concepto del mencionado
impuesto no constituye una resolución definitiva impugnable ante el
indicado Tribunal de lo Administrativo, toda vez que la obligación
tributaria surge en el momento en que se realizó la situación de
hecho o de derecho que de acuerdo con la ley la origina, por lo que
la exigencia de pagar dicha contribución nace con anterioridad, y el
recibo de pago simplemente acredita el cumplimiento de la
obligación a cargo del contribuyente, esto es, no representa el
producto final de la manifestación de la autoridad administrativa.