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Universidad de Concepción.

Curso de Derecho Romano I 2019

APUNTES DERECHO ROMANO


Prof. Jesús Escandón Alomar
Rocío Esteban López

2019

CAPÍTULO I

INTRODUCCIÓN
HISTORIA POLÍTICA Y CONSTITUCIONAL DE
ROMA HISTORIA DEL DERECHO
ROMANO

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Universidad de Concepción. Curso de Derecho Romano I 2019

I.- INTRODUCCIÓN

El derecho es un fenómeno histórico, por tanto, el


conocimiento de su historia resulta imprescindible para
comprenderlo, para entender las normas jurídicas del presente,
aquellas que constituyen el derecho vigente hoy. En especial, tiene
importancia conocer la historia de esa rama del derecho que
constituye el derecho privado, pues en él muchas de sus
instituciones más importantes muestran una notable estabilidad en
el tiempo. Conviene destacar lo que acaba de afirmarse, ya que el
presente curso trata principalmente de las instituciones de derecho
privado romano.
De esta forma, lo que se intentará en este curso es exponer el
sistema y analizar los conceptos jurídicos elaborados por los
romanos para regular la vida social y económica de quienes forman
parte de la comunidad política romana, considerada en sus
diferentes fases históricas.

II.- HACIA UN CONCEPTO DE DERECHO ROMANO

Sentidos de la expresión derecho

Sin pretender agotar el tema sobre el concepto de derecho y


para efectos de entender adecuadamente el sentido que le podemos
atribuir a la expresión Derecho Romano, debemos considerar que la
palabra derecho posee distintas acepciones. En primer lugar,
entendiéndolo como derecho objetivo, en segundo lugar, como
derecho subjetivo, además como sinónimo de justicia o de algún otro
valor jurídico y también como ciencia del derecho (a la cual los
romanos solían denominar iuris prudentia, es decir, jurisprudencia).
Los romanos, para referirse al derecho emplearon la expresión
latina “ius”, por ello ahora la traducimos por “derecho”. Designa,
según algunos, tanto el derecho objetivo como el subjetivo. A este
respecto debemos aclarar que con la expresión “derecho objetivo”,
se hace referencia a un conjunto de normas jurídicas destinadas a
regular la convivencia de los hombres en sociedad. A su vez con la
expresión “derecho subjetivo”, hacemos referencia a la facultad que
tiene una persona, o sujeto de derecho, para exigir de otra el
cumplimiento de una determinada obligación jurídica. No obstante,
muchos romanistas no están de acuerdo en atribuir estos
significados propios de la nomenclatura moderna a la expresión ius,
por cuanto son ajenos a la mentalidad romana. En ese sentido, ius
se estaría refiriendo a una posición que ocupan las personas entre sí
ante un eventual juez.
Acción y derecho subjetivo

Según algunos autores, existiría una estrecha relación entre el


ius, entendido como derecho subjetivo y la “actio” o acción, ya que
ésta era el instrumento procesal por cuyo

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intermedio el ordenamiento jurídico garantizaba a las personas la


protección de sus derechos, el que se pudieran exigir a otro el
cumplimiento de sus obligaciones jurídicas. En este sentido, el gran
jurisconsulto romano Celso nos señala que la acción no es más que
el derecho de perseguir judicialmente lo que a uno se le debe.

Concepto de Derecho Romano

Fernando Betancourt señala que es posible, entre otras


alternativas, dar dos conceptos de Derecho romano según se
atienda a una perspectiva histórica o a una institucional.
Históricamente se define como el sistema jurídico, esto es, el
conjunto de normas, costumbres e instituciones, por el cual se rigió
Roma desde la fundación de la ciudad en el año 753 a.C. hasta la
muerte del Emperador Justiniano en el año 565 d.C. En suma, se
trata del conjunto de normas jurídicas que rigieron en Roma en las
épocas que acaban de indicarse.
Institucionalmente, se define como el conjunto de soluciones
que la antigua sociedad romana dio a los conflictos jurídicos que en
ella se presentaron.

III.- IMPORTANCIA Y UTILIDAD DEL DERECHO ROMANO

Si bien las razones que justifican impartir un curso de


Derecho Romano son muchas, sólo a modo de ejemplo
mencionaremos las siguientes:

1.-La influencia permanente del Derecho Romano

El estudio del Derecho romano y de sus instituciones nos


reporta importante información sobre el contenido de las
instituciones de nuestro ordenamiento jurídico. En nuestro país la
influencia del Derecho Romano se ha hecho sentir especialmente en
el Derecho civil. Sin duda, los conductos han sido el Derecho
español, a través de Las Siete Partidas de Alfonso X El Sabio, la
Nueva y la Novísima Recopilación y de algunos otros textos
jurídicos, el derecho francés, donde destaca de manera prominente
el Código de Napoleón de 1804; la influencia de la pandectística y la
autoridad científica de los romanistas alemanes del siglo XIX; y
también directamente el propio Corpus Iuris Civilis.
En concreto, el Derecho Romano es la base de la mayor parte
los ordenamientos vigentes en los países latinoamericanos y en
Europa continental. De esta forma, al estudiar el Derecho privado
romano estamos estudiando nuestro propio derecho privado.
2.-El Derecho Romano tiene un valor formativo de primer
orden

Una prueba de ello es que se enseña en numerosos países


cuyos sistemas jurídicos no fueron influenciados por las estructuras
romanas (Inglaterra, Estados Unidos, Japón) o que quisieron
desprenderse de las tradiciones jurídicas occidentales (Europa del
Este).

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El Derecho Romano ofrece un cuadro completo de


instituciones, en nuestro caso fundamentalmente de derecho
privado y que, por lo general, se entrega a un alumno que no conoce
y menos maneja el vocabulario jurídico. Estas instituciones se
destacan por la simplicidad y plasticidad de sus estructuras y por la
economía y sencillez de su lenguaje. Joan Miquel sostiene que el
Derecho romano es la base de la terminología jurídica actual, lo que
explica su importancia en la introducción al estudio del Derecho.

3.-El estudio del Derecho romano permite apreciar la


evolución de reglas jurídicas bajo la presión de factores
sociales y políticos que van cambiando con el tiempo

Así, en sus inicios regula las relaciones que se dan en una


pequeña ciudad hasta llegar a regir todo un imperio, que luego
entra en decadencia. En este sentido, según veremos, es posible
distinguir distintos períodos en la evolución del Derecho romano. De
esta forma, su estudio permite apreciar el sentido de la evolución y
la relatividad de las instituciones jurídicas.

4.-Finalmente, frente a quienes cuestionan el aporte del


Derecho romano, el profesor Juan Iglesias nos recuerda que
ellos dijeron cosas como éstas:

-El derecho proviene de la justicia que le da nombre y es definido


por Celso como arte de lo bueno y de lo justo (D.1.1.1. pr.).
-Justicia es la constante y perpetua voluntad de dar a cada uno lo
suyo (D. 1.1.10 pr).
-Estos son los preceptos del Derecho: vivir honestamente, no dañar
a los demás y dar a cada uno lo suyo (D.1.1.10.1).
-Las leyes no se establecen para cada persona en particular, sino
para todas en general (D.1.3.8).
-La libertad es cosa inestimable, la más apreciable de todas
(D.50.17.106).
-Rechazamos la violencia y la injusticia. Y puesto que la naturaleza
estableció entre nosotros cierto parentesco, se desprende que es
ilícito atentar un hombre contra otro (D.1.1.3).
-Las leyes deben interpretarse en el sentido más benigno, de suerte
que se respete la voluntad que es propia de ellas (D.1.3.18).
-En los casos dudosos conviene seguir el parecer más humano
(D.50.17.56).
-La razón de la equidad no tolera que alguien sea condenado sin ser
oída su causa (D.48.17.1).
-No todo lo lícito es honrado (D.50.17.144).
-Es justo, por derecho natural, que nadie se enriquezca con
detrimento y perjuicio de otros (D.50.17.206).
-Tengamos por consejera la equidad cuando falle el derecho
(D.39.3.2.5).

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IV.-CARACTERÍSTICAS DEL DERECHO ROMANO

Para el profesor Alfredo Di Pietro, el Derecho Romano tuvo


ciertos caracteres que le permitieron diferenciarse de otros
derechos de la antigüedad, asegurando su permanencia en el
tiempo. Entre ellos destacamos:

a) Pluralidad de fuentes y sistemas jurídicos. Se refiere a la


coexistencia de estructuras jurídicas distintas y contrapuestas
entre sí, en su campo de aplicación, origen o fundamento: un
ius civile (derecho exclusivo de los ciudadanos romanos)
contrapuesto a un ius gentium (derecho para las relaciones de
y con extranjeros); ese mismo ius civile, proveniente de la
interpretación, jurisprudencial y de la legislación, y
enriquecido con instituciones del ius gentium, aparece
enfrentado al ius honorarium, originado en la función
jurisdiccional del pretor; las leges —producto del poder
legislativo del emperador— como antinomia de los iura,
expresión, a través de las obras de juristas, de todo el derecho
anterior, etcétera.
b) Derecho de juristas. Tiene su base en el hecho de que la
fuente más importante del derecho preclásico y clásico son las
opiniones y dictámenes de individuos privados, sin otro
fundamento que el de su prestigio (auctoritas) y la adecuación
de sus soluciones a la vida social, las que adquirían
directamente valor normativo y vinculatorio para los órganos
judiciales sin necesidad de pasar previamente por los órganos
legislativos estatales.
c) Tipicidad de las instituciones. Los romanos, de espíritu real
y concreto, si bien superaron el tratamiento casuístico, no
llegaron a las formulaciones extremadamente abstractas de las
teorías generales, sino que centraron su atención en el estudio
de los tipos, es decir, de cada tipo de institución. Esto significó
un razonable término medio entre un empírico casuismo y un
abstracto conceptualismo.

V.-ALGUNOS CONCEPTOS JURÍDICOS ROMANOS


RELEVANTES

1) Ius (derecho)
Celso define al “ius” (término latino que los romanos usaron
para designar a aquello que nosotros llamamos derecho) como el
arte de lo bueno y lo equitativo.
Esta definición es a veces criticada por no deslindar
adecuadamente el campo de lo moral y de lo jurídico, pues conlleva
la práctica del bien “lo bueno”, como un elemento del derecho, sin
perjuicio que, según algunos, al utilizar esta expresión lo que
pretendió Celso fue hacer referencia a lo ajustado a la ley, a los
principios procesales. Para ciertos romanistas “ius” se puede
traducir como “lo justo”, de acuerdo a las concepciones sociales y
las decisiones de los expertos en justicia.
Por otra parte, al utilizar la expresión arte, nos está señalando
que se trata de un saber, una ciencia.

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2) Iurisprudentia (jurisprudencia)
Esta expresión proviene de “iuris” y de “prudentia”, lo que
viene a significar “derecho de los prudentes”. Los prudentes eran
los jurisconsultos romanos, si se quiere los expertos en derecho,
conocedores del derecho o científicos del derecho. Así entonces, con
la palabra “jurisprudencia” se alude a la ciencia del derecho
elaborada por los juristas romanos. Ulpiano la define como “el
conocimiento de las cosas divinas y humanas, ciencia de lo justo y
de lo injusto”. En este punto debemos hacer presente que hoy entre
nosotros, desde luego también en nuestro país, a la palabra
jurisprudencia se la usa principalmente, aunque en ningún caso de
manera exclusiva, para hacer referencia a los fallos o sentencias de
los tribunales de justicia.
Así entendido el derecho es por un lado ciencia, pero por otro
es un arte o técnica, un ars como decían los romanos. El ius en
cuanto ars (técnica) encuentra su presupuesto moral en virtud de la
prudencia o conocimiento de las cosas que se deben hacer y de las
que no se deben hacer o evitar. La prudencia es la virtud de realizar
actos buenos y rechazar las acciones malas.

3) Iustitia (justicia)
Ulpiano nos dice que es la voluntad firme y continuada de dar
a cada uno lo suyo. La definición de Ulpiano conlleva el problema de
no determinar que es lo que a cada cual corresponde.

4) Aequitas (equidad)
Según Aristóteles es la justicia aplicada al caso concreto.
El concepto de equidad manejado por los juristas romanos
clásicos difiere de esta noción aristotélica, pues por tratarse de
hombres esencialmente prácticos, concibieron a la equidad como el
fin útil y justo al que debe adaptarse el derecho.
En este sentido, se dice que la equidad, inspiradora de los
magistrados y juristas, influye sobre la evolución de las reglas e
instituciones jurídicas, permitiendo la acomodación del ius a las
nuevas exigencias, constituyendo un paliativo al excesivo rigor que
resulta de aplicar una determinada norma jurídica. Así, Antonino Pío
señala: “Aunque las solemnidades judiciales no deben alterarse
fácilmente, hay que poner remedio cuando la evidente equidad así lo
aconseje.”.

5) Fas
En su estado inicial, las civilizaciones tienden a mezclar reglas
religiosas, morales y jurídicas, pero los romanos comenzaron
tempranamente a distinguir los distintos órdenes de reglas,
confiando a autoridades diferentes la función de asegurar su
observancia. Así, el dominio religioso fue reservado a los pontífices.
Los censores vigilaban el respeto a la moral. La administración de
justicia fue confiada a los pretores. Esta división de campos
representó, para el progreso del derecho, una ventaja.
De esta forma, en los últimos siglos de la República fas sólo
significa lo lícito religioso, equivale a la norma divina en su origen y
en el objeto sobre la que recae y nefas sería aquello prohibido por el
ius divinum. Así entonces, se puede conceptualizar el fas

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como aquellas normas que ordenan las relaciones de los hombres


con los dioses y que se encuentran sancionadas con penalidades
religiosas.

6) Mores o boni moris


Se refiere a las normas morales, vale decir, una serie de reglas
o normas de conducta que debían ser observadas para obrar
rectamente en la esfera jurídica pública y privada, y cuya
inobservancia acarreaba para los ciudadanos romanos ser tachados
con nota infamante en el censo. Los negocios jurídicos celebrados
en contra de ellas constituían un negocio inmoral.
En este sentido se dice que la moral regula los deberes del
hombre consigo mismo y su conciencia.

7) Los tria iuris preceptae: honestae vivere (vivir


honestamente), alterum non laedere (no dañar a otro) y suum
cuique tribuere (dar cada uno lo suyo) (I,1,1,3)

Estos son preceptos o postulados que, según Ulpiano,


determinan el contenido del derecho, son de reglas prácticas que
sintetizan el objetivo de éste. Se establecen para facilitar la
convivencia en sociedad. Sin ser formalmente normas jurídicas,
constituyen el fundamento de todos los deberes jurídicos.
El primero, vivir honestamente, más que jurídico pareciera ser
un principio moral, y ello se explica por cuanto los romanos
entendían que el derecho tenía un alto contenido moral (recordar
concepto de derecho de Celso). La aplicación de este precepto se
traduce en que el hombre debe evitar la realización de aquellos
actos que violan las reglas establecidas por la moral, que se
encuentran reconocidas y protegidas por el derecho. En este
contexto, se entiende el castigo al adulterio, al incesto, la bigamia,
etc.
El segundo, no dañar a otro, tiene por finalidad consagrar el
principio del respeto al derecho, prohibiendo las ofensas o
amenazas contra una persona o sus bienes, lo cual conlleva, por
ejemplo, el castigar las injurias y los atentados contra la persona o
bienes de otro.
Finalmente, el tercero, dar a cada uno lo suyo, está
íntimamente relacionado con el concepto de justicia, por ejemplo,
los derechos que se confieren al acreedor para obtener el
cumplimiento de su obligación por parte del deudor. Así, se ha dicho
que atribuir a cada uno lo suyo, es, por ejemplo, aplicar al
delincuente la pena que merece en proporción a su crimen,
traduciendo en este supuesto “lo suyo” como “lo merecido”.
VI.-DISTINTAS CLASIFICACIONES DEL IUS

1) IUS CIVILE
Esta expresión presenta cierta dificultad pues admite distintos
significados, según el término al cual se la contraponga.

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1.1.) IUS CIVILE - IUS HONORARIUM

En este caso, la expresión ius civile se refiere al derecho


establecido en la ley romana (primeramente, en la Ley de las XII
tablas y luego en otras que vinieron) y a la doctrina interpretativa de
los juristas. En este sentido, se dice que el ius civile es un derecho
de juristas. Más adelante en la época de la República se expresa en
leges y plebiscitos, luego durante el Imperio en las constituciones
imperiales, las que a menudo contienen las decisiones sugeridas por
la jurisprudencia.
Por su parte, el derecho honorario es aquél que emana de los
magistrados romanos en uso del ius edicendi (facultad de dictar
edictos). Especialmente se trata de aquel derecho que emana de la
actividad del pretor. Viene a constituir un ordenamiento paralelo,
que regula aquellas situaciones que el ius civile no considera. Así,
Papiniano nos dice que “es el que por utilidad pública introdujeron
los pretores con el propósito de corroborar, suplir o corregir el ius
civile”.
De lo expuesto se desprende que el ius civile y ius honorarium
constituyen dos sistemas jurídicos que difieren en cuanto a su
origen, efectos y en su forma. Ello establece una coexistencia o
dualismo de gran importancia en la evolución del Derecho romano.
Sin embargo, con la compilación de Justiniano todo se funde en un
solo cuerpo y por ende, esta distinción pasa a tener sólo una
connotación de carácter histórico.

1.2.) IUS CIVILE -IUS GENTIUM

Aquí se utiliza la expresión ius civile para hacer referencia a


aquel derecho que rige exclusivamente para los ciudadanos
romanos, empleándose como sinónimo suyo la expresión derecho
quiritario.
En este contexto, destacaremos dos significados de la
expresión ius gentium, en el próximo apartado haremos referencia a
un tercero. Un primer significado de esta expresión lo entiende
como un derecho aplicable a todos los pueblos, al que llamaremos
ius gentium universal. En este sentido, los romanos advirtieron que
determinadas instituciones jurídicas eran compartidas por varios
pueblos, sin llegar a contar con una denominación y regulación
idéntica a la romana. De esta manera, se sirvieron de aquel derecho
para adaptar su antiguo ius civile a las nuevas exigencias de una
sociedad que cambia, en especial cuando Roma inicia su expansión y
entra en contacto con otros pueblos. A partir de esta situación,
surge un segundo significado del ius gentium, entendido como un
derecho que nace para responder a las nuevas circunstancias, es
decir, como un conjunto de reglas simples y flexibles, desligadas de
las antiguas formas solemnes, basadas en la buena fe y en la
equidad. Las relaciones comerciales que se establecieron entre
Roma y los grandes mercados del Mediterráneo no habrían podido
llevarse a la práctica en caso de seguir el rígido criterio primitivo
según el cual toda norma jurídica sólo podía ser empleada por los
ciudadanos romanos. Así entonces, el ius gentium en este segundo
sentido, se caracteriza por ser un derecho positivo romano, que
nace principalmente gracias a la labor del pretor peregrino, pero
que no es personalista o exclusivo del pueblo romano, pues podía
ser utilizado tanto por romanos como por extranjeros.

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1.3.) IUS CIVILE-IUS NATURALE

Para poder determinar el sentido que vamos a atribuir en este


contexto a la expresión ius civile, es conveniente reiterar ciertas
precisiones en torno a los significados que pueden darse al ius
gentium, el cual del modo que señalaremos se vincula al ius
naturale. Un primer significado, como se dijo, en que se emplea la
expresión ius gentium es para designar a las instituciones jurídicas
que se utilizan por todos los pueblos, lo cual resulta de la
comparación de los distintos derechos que rigen a cada uno de ellos.
En este sentido y para los efectos de nuestro curso, lo hemos
denominado ius gentium universal.
Un segundo sentido que destacamos de la referida expresión,
es la de un derecho creado por los romanos, pero aplicable tanto a
ciudadanos romanos como a extranjeros, con las características
anteriormente expuestas. Así, podemos mencionar como
instituciones propias del ius gentium a la esclavitud, la propiedad, la
compraventa, la permuta, el arrendamiento, la ocupación, la
accesión, la tradición, el matrimonio, etc. Bajo este supuesto, el
derecho de gentes está conformado por aquellas instituciones
comunes a todos los pueblos que el Derecho romano aceptó que se
aplicaran a sus ciudadanos y a los extranjeros que habitaban su
territorio. Pero alcanzado este punto conviene destacar que el ius
gentium, con el significado que ahora consideramos, se encuentra
conformado sólo por las instituciones aceptadas por los romanos, de
tal modo que aquéllas que los romanos no adoptaron, no constituyen
ius gentium en este sentido.
Por último, se utiliza la expresión “ius gentium” con un tercer
significado, como sinónimo de ius naturale. Se dice que este sentido
tiene una explicación del todo razonable y justificada. En efecto, si
una institución resulta usada por todos los pueblos se debe a que es
natural al ser humano, siendo ello lo que justifica que sea utilizada
por todos. Pero esto no es tan efectivo, pues, por ejemplo, la
esclavitud era una institución del derecho de gentes, ya que todos
los pueblos la aplicaban y no del derecho natural, pues según la
naturaleza todos los hombres son libres.
Así entonces, en este último significado, conviene destacar que
por ius naturale se ha entendido aquél que la razón natural ha
establecido para todos los hombres. El derecho natural según Paulo
es siempre equitativo y bueno. En un sentido moderno se ha dicho
que son aquellos datos prejurídicos cuya estructura se impone al
jurista y al legislador y que el derecho, al acogerlos, no los crea sino
sólo los reconoce. En este contexto, vale decir, al contraponer ius
civile a ius gentium entendido como derecho natural, la expresión
ius civile significa lo que hoy entendemos por derecho positivo.

2) IUS PUBLICUM-IUS PRIVATUM

En su sentido general, el derecho público es aquél que mira al


interés del Estado y sus instituciones, vale decir, trata o se refiere a
la res romana, se refiere a la constitución y administración del
Estado romano, a su organización política, magistraturas, poderes
de los magistrados, etc., así como al Derecho sagrado o sacerdotal.
Por su parte, el derecho

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privado, dice relación con aquel que regula las relaciones de los
particulares entre sí, esto es, aquel derecho que se refiere al
particular y que regula sus relaciones patrimoniales y de familia.

3) IUS SCRIPTUM-IUS NON SCRIPTUM

Contrariamente a lo que pudiera pensarse, aquí la diferencia


no radica en la escrituración. En efecto, ius scriptum es aquél
derecho que emana de la autoridad pública, esto es, de las fuentes
constitucionalmente idóneas para producir derecho en cada
momento dado como órganos del Estado, como las Asambleas
Populares o Comicios, el Senado, Magistrados, Emperadores. En
este sentido, se comprenden dentro del ius scriptum: las leyes, los
edictos, los plebiscitos, los senadoconsultos y las constituciones
imperiales.
Por su parte, ius non scriptum es aquél que emana de otras
fuentes distintas de la autoridad pública. En este sentido, dentro del
ius non scriptum se mencionan las normas consuetudinarias y las
respuestas de los prudentes, aunque esto último es discutido.

4) IUS COMMUNE-IUS SINGULARE

Los romanos visualizaron que las normas jurídicas


normalmente son principios o reglas generales y que en algunos
casos la aplicación de una regla general a un caso particular puede
conducir a situaciones de injusticia, por lo cual se dictan normas
particulares que constituyen una excepción al principio general o
una derogación de éste. Al conjunto de estas normas particulares se
les designa con el nombre de ius singulare, en oposición al ius
commune que corresponde al derecho común, que Juan Iglesias
define como aquel integrado por normas vigentes con carácter
general.
De esta suerte, podríamos definir al ius singulare como las
normas o reglas especiales que se introducen en el derecho común,
o dicho de otra forma conforma el derecho introducido por razones
de utilidad particular, en apreciación de las circunstancias
concurrentes, contra la razón general, con autoridad de los que lo
constituyen. Juan Iglesias lo define como aquel que, por motivos
morales, útiles o de bien público, excluye, para determinadas
situaciones, las reglas comunes.

Ius Singulare: Beneficium y Privilegium


En ciertos casos, disposiciones comprendidas dentro del ius
singulare se designan con la expresión “beneficia” o “beneficium”
(beneficio), los que suponen una disposición adoptada en interés de
determinadas situaciones jurídicas para mitigar la aplicación de un
principio, tratándose de un derecho que puede solicitar cualquiera
que se halle en las condiciones objetivas previstas, pero no se da si
no se solicita del pretor o del emperador. Los beneficia o beneficios
más conocidos son:

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a)el beneficio de inventario: según el cual el heredero que


confeccione inventario del patrimonio del difunto responde, por las
deudas del difunto, sólo hasta el importe de los bienes recibidos
b)el beneficio de competencia: en virtud del cual un deudor
frente a ciertos acreedores tiene el derecho a no ser condenado a
pagar sino en la medida de sus facultades.
c)el beneficio de excusión: en cuya virtud los deudores
subsidiarios, como por ejemplo un fiador, pueden exigir que el
acreedor se dirija primero contra el deudor principal, debiendo
señalar bienes contra los cuales dirigirse.
Su rasgo común es el de procurar mitigar en determinados
supuestos la aplicación rigurosa de los principios generales.
Por su parte, un segundo caso de ius singulare son los
“privilegia” o “privilegium” (privilegios). En relación a ellos sólo
diremos que se diferencian de los beneficios en cuanto carecen de
un fundamento racional o de justicia. Además, cabe destacar que no
necesariamente corresponden a una ventaja, vale decir, se trata de
normas que contemplan ventajas o desventajas no justificadas
respecto de una o más personas. Es decir, significan un trato
desigual en sentido desfavorable o favorable. En el lenguaje de los
juristas clásicos la palabra privilegio puede ser entendida como
“norma establecida respecto de determinadas clases o grupos de
personas”. Así se habla de privilegio a propósito del testamento
militar. En todo caso, no siempre se le puede entender de esta
forma.

5) IUS COMMUNE-IUS PROPIUM

Finalmente es necesario destacar que la expresión ius


commune se utiliza también en otro sentido y ello ocurre cuando se
contrapone a la expresión ius propium. Al respeto, se entiende al ius
commune como aquél que es común a todos los pueblos (pudiendo
entenderlo como ius gentium o ius naturale) y por ius propium se
entiende al derecho privativo o propio de cada pueblo. Así para los
romanos es ius propium el ius civile, en el sentido que esta
expresión tiene al contraponerla a la expresión ius gentium.

VII.- HISTORIA POLÍTICA Y CONSTITUCIONAL DE


ROMA
Sobre la historia política y constitucional de Roma haremos
sólo algunas alusiones generales, sin entrar en detalles sobre esta
extensa temática. Debido a lo extenso del tema, en un curso como
éste, resulta imposible efectuar un tratamiento más detenido. Con
todo, conviene tener presente la enorme bibliografía que existe
sobre la historia de Roma.
Acerca del tópico que ahora nos ocupa, comenzaremos
diciendo que se acostumbra dividir el desenvolvimiento político
constitucional de Roma en cuatro períodos:

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a) La Monarquía (el regnum), que va desde el año 753 a.C.


(fecha tradicional de la fundación de Roma) hasta el año 509 a.C.
(cuando ocurre la caída del último de los reyes, Tarquino el
Soberbio);
b) La República, que abarca desde esta fecha hasta el año 27
a.C., cuando se instaura el Principado, por parte de Octavio
Augusto;
c) El Imperio, que en su primera fase (Alto Imperio) asume el
régimen del Principado, hasta la muerte de Alejandro Severo (235
d.C.)
d) Y que en su segunda fase se consolida autoritariamente en la
figura del Emperador como Dominus, a partir de Diocleciano en 284
d.C.; será el Bajo Imperio o Dominado, que en Occidente abarca
hasta la caída de Roma a manos de los bárbaros (año 476 d.C.), y
que en Oriente, en el sentido estricto con que se estudia el Derecho
Romano, abarca hasta la muerte de Justiniano (año 565 d.C.), quien
será el gran consolidador del Ius, con su famosa compilación,
conocida como Corpus Iuris Civilis. No obstante, es importante
recordar que el Imperio Romano de Oriente continúa existiendo
hasta 1453, esto es, hasta la invasión de los turcos otomanos.

I. LA MONARQUÍA (753 – 509 a.C.)

Los romanos son desde su origen un pueblo de agricultores y


soldados. En lo social, Roma está compuesta ancestralmente por
familias, las cuales están integradas en grupos más amplios,
denominados gentes o gens. Este término lo podemos entender
como una familia amplia, integrada a su vez por distintas familias
pertenecientes a un mismo linaje. Todos los integrantes de una gens
llevan el mismo nomen gentilicium, que corresponde al fundador de
la respectiva gens.

Composición Política

En cuanto a la constitución política, Roma era una civitas


quiritaria, es decir, una entidad política autónoma. Civitas no es
meramente “ciudad” –en latín la ciudad se denomina urbs (urbe) -
sino una comunidad políticamente organizada, siendo equivalente,
aunque con algunas diferencias, a la polis griega. El adjetivo de
“quiritaria” viene de la denominación que los antiguos ciudadanos
romanos se daban a sí mismos, de quirites.
El Rex. A la cabeza de la civitas está el rex o rey (de regere,
dirigir), quien ostenta la autoridad suprema de la civitas (regnum),
tanto en el aspecto político, como militar, judicial y religioso, puesto
que es el que mantiene la relación del populus con los dioses. Según
afirman la mayor parte de los historiadores, la monarquía romana
no era hereditaria. El rex puede ser propuesto por el antecesor o
por el Senado, que ostenta el interregnum (tiempo que va desde el
fallecimiento del antiguo rey hasta que asume el nuevo). Pero su

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designación debe ser reconocida por una lex regia de imperio y


aprobada por los dioses, siendo su cargo vitalicio. Según la tradición
histórica, Roma tuvo siete reyes:

-Rómulo
-Numa Pompilio de origen latino
-Tulio Hostilio
-Anco Marcio
-Tarquino el Antiguo (o Prisco)
-Servio Tulio de origen etrusco
-Tarquino el Soberbio

El Senado (de senes, anciano). Según la tradición romana,


este órgano asesor habría sido fundado por el primer rey de Roma,
Rómulo. Se encontraba compuesto por los jefes de las gentes
(patres gentis), designados por el rex; de ahí su denominación de
patres conscripto. En un principio habrían sido 100 miembros,
luego, a partir de Tarquino el Antiguo, habrían aumentado a 300, es
decir, 100 por cada tribu.
Sus funciones eran: aconsejar al rex (consilium); salvaguardar
las costumbres tradicionales o mores maiorum; ejercer un control
de las decisiones comiciales ratificando sus actos por la auctoritas
patrum; la auctoritas (de augere = aumentar) completa y da valor
total a los actos; proponer al nuevo rex, si el anterior no lo había
hecho, ejerciendo el interregnum. Un senador mandaba como
interrex, durante cinco días, pasando luego a otro. Su misión era
proponer al nuevo rex, que debía tomar los auguria.

Los Comicios Curiados (curiata comitia). Constituyen la


asamblea popular o del populus. Estaba integrada sólo por los
patricios, compuesto por 30 curias, diez por cada una de las tribus
étnicas (Ramnenses, Romanos o Latinos; Titienses o Sabinos; y
Luceres o Etruscos). La unidad de voto era la curia.
Bajo la proposición del Senado, conceden al rey propuesto el
imperium mediante la lex regia de imperio. Aceptan las leges y
deciden sobre la guerra y la paz. Pueden intervenir en los juicios
cuando un ciudadano recurre a ellos por la provocatio ad populum.

Los Colegios sacerdotales, entre los que debemos


mencionar, vinculados con temas jurídicos: el de los Pontífices, el
de los Augures, y el de los Feciales.

Composición social
La sociedad romana quiritaria estaba compuesta por los
patricios, los clientes, los plebeyos, los esclavos y los libertos.

a) Los patricios son aquellos individuos que pertenecen a las


gens originarias de Roma, y son en principio los que tienen los
derechos políticos y los privados reconocidos por el ius civile.

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b)Los clientes son quienes sin ser patricios constituyen algo


así como los vasallos admitidos en las familias gentilicias,
participando del culto familiar.
c) Los plebeyos son definidos por exclusión, es decir, no son
patricios, ni tampoco clientes. Su origen es discutido: lo más
probable es que provinieran de los extranjeros o pueblos latinos
vencidos que se asentaron en Roma. No tienen organización
gentilicia ni tampoco sacra privata. Tampoco tenían acceso a los
comicios curiados, aun cuando eran ciudadanos. Eran aceptados por
los patricios permitiéndoles que trabajaran en Roma y pudieran
cultivar tierras. Eran hombres libres, pero desde el punto de vista
político se les consideraba como simples espectadores.
d) Los esclavos estaban en la familia, pero sujetos al
dominium del paterfamilias. Desde un punto de vista jurídico eran
considerados cosas, no personas. Como su origen era, ya por
nacimiento, o por cautiverio en guerra, el número era en esta época
bastante pequeño. Cuando se los sacaba de la esclavitud, es decir,
se los manumitía, se convertían en libertos, estando de algún modo
ligados a su antiguo dueño, convertido ahora en patronus.

Reformas de Servio Tulio (578-534 a.C.)

Frente a la constitución del populus basada en el criterio


genealógico y religioso de las curias, sobre cuya base se formaban
los curiata comitia (comicios por curias), este monarca estableció un
nuevo ordenamiento de la población basado en las unidades
militares de las centurias, teniendo además en cuenta la fortuna que
cada familia poseía.

1.- Para poder individualizar a cada uno y sobre todo para


determinar su fortuna, ordenó la realización de un censo (census)
que se debía actualizar cada lustro, es decir, cada 5 años. Se debían
inscribir todos los mayores de 18 años, indicando a qué familia
pertenecían, el paterfamilias, señalando además el valor de su
patrimonio. Éste se calculaba en un principio por la posesión de
tierras, aunque más tarde se tradujo su valor en ases (dinero).
Inscribirse en el censo era obligatorio para los hombres libres, bajo
pena de ser azotados, privados de sus bienes y reducidos a
esclavitud.

2.- Una vez obtenido los montos del patrimonio de cada uno, se
ordenó a la población en cinco “clases”, de acuerdo a su fortuna.

3.- A su vez, Servio Tulio asignó a cada una de las clases un


determinado número de centurias que debían aportar al ejército. Así,
la primera clase se componía de 80 centurias. La segunda, la tercera y
la cuarta clase, se componían de 20 centurias cada una. La quinta
clase tenía treinta centurias. Por encima de la primera clase existían
18 centurias de caballeros, llamados equites, quienes eran las personas
más ricas de la sociedad romana. Entre los que no poseían tierras se
establecieron cinco centurias más. Dos de ellas formadas por
artesanos, que estaban adscritas para los efectos militares a la
segunda clase. Otras dos más estaban formadas por músicos, quienes
figuraban adscritos a la quinta clase.

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Universidad de Concepción. Curso de Derecho Romano I 2019

Finalmente, existía una centuria formada por los de nivel más pobre,
pues no tenían tierras (proletarios, que contaban sólo con su prole)
o no ejercían oficios honorables (gladiadores) o eran personas
desconocidas de las que sólo se sabía su nombre de pila.

En total eran 193 centurias, que las podemos resumir de la


siguiente manera:
18 centurias de equites o caballeros
80 centurias de la primera clase
20 centurias de la segunda clase, a la que se agregaban 2 centurias
de artesanos
20 centurias de la tercera clase
20 centurias de la cuarta clase
30 centurias de la quinta clase, a la que se agregaban 2 centurias de
músicos
1 centuria formada por los sectores más pobres de la población de
Roma.

Esta reforma de Servio Tulio permitía:

a) Organizar el ejército (los iuniores llevaban las armas contra


el enemigo en primera línea; los seniores aguardaban en la
retaguardia); como se ve, el ejército era el mismo populus; no
existen los mercenarios. Además, cada componente de las centurias
debía aportar sus propias armas, contribuyendo a los gastos bélicos.
b) Por el otro, seguramente en tiempos republicanos, las
centurias constituyeron una nueva asamblea popular: los “comicios
centuriados” (centuriata comitia), que se reúnen convocados por un
magistrado con imperium, aprobando o rechazando sus propuestas.

Según su naturaleza timocrática, esto es, basada en el dinero o


riqueza, no se hacía diferencias entre patricios y plebeyos, lo cual
significó un primer paso para la integración de estos últimos en la
civitas.
La unidad de voto es la centuria, de tal modo que primero se
vota en ella y se obtiene un voto. Pero había un orden: primero
votaban los equites que tenían 18 centurias, luego votaban las
centurias de la primera clase que eran 80. De este modo, si las 18
centurias de los equites más las 80 centurias de la primera clase
votaban en un mismo sentido totalizaban 98 votos, lo que hacía la
mayoría de las 193 centurias. Si se daba este supuesto, no se
consultaba al resto de las centurias, pues la mayoría ya había
tomado una decisión. Como los equites eran patricios o de la clase
más adinerada, y los de la primera clase también, el resto de las
clases, de fortuna menor, se encontraban con que su voto era
difícilmente significativo.
Igualmente, Servio Tulio subdividió a la ciudad de Roma en
cuatro tribus. Estas ya no tienen que ver con las tribus étnicas
(Ramnenses, Titiensis y Luceres), sino que eran distritos políticos
administrativos, que configurarán las cuatro tribus urbanas. No se
sabe bien si para esta época se agregaron 17 tribus rústicas más. Ya
en la época republicana alcanzarán a 35 tribus, sumando las
urbanas y las rústicas.

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II. LA REPÚBLICA (509-27 a.C.)

Comienzos de la República

En un momento determinado, que según la tradición se


establece en el año 509 a.C., fecha que es objeto de críticas por
parte de los historiadores, los patricios, que habían visto
menoscabada su posición preeminente por parte de la familia de los
Tarquinos, producen un cambio político importante, al derrocar al
último de los reyes, Tarquino el Soberbio, e instituyendo un nuevo
sistema político conocido con el nombre de res publica, esto es,
república. La expresión res en latín significa cosa, en consecuencia
“res publica” quiere decir “cosa pública”.

Integración patricio-plebeya

Para poder comprender el ordenamiento de la res publica hay


que hacer referencia al lento y dificultoso proceso de integración
patricio – plebeyo.
El cambio de gobierno significó una afirmación del poder
patricio, al mismo tiempo que una revuelta contra la hegemonía
etrusca. Pero ello arrastraba el problema de los plebeyos, cada vez
mayores en número.
El conflicto patricio plebeyo, que obedecía a causas más
profundas que las meras económicas, resulta muy complejo para
narrarlo en su totalidad. Mencionaremos dos de los episodios, que
resultan los más importantes:

1. La secesión de la plebe. Los plebeyos, conscientes de su


creciente número y del aislamiento político a que los
sometían los patricios, crearon una nueva fuerza armada
plebeya, que se juramentó (lex sacrata) para formar una
comunidad separada. Por ello acordaron una secesión o
apartamiento político, retirándose al monte Aventino (mons
sacer), en el año 494 a. C. No obstante, como resultado de
conversaciones con los patricios, la plebe decidió
reintegrarse a Roma llegándose a un pacto juramentado,
por el cual los plebeyos obtuvieron la posibilidad de
reunirse en asambleas propias (Concilia plebis) y el
reconocimiento de un magistrado plebeyo: el tribuno de la
plebe (año 494 a.C.). El tribuno podía convocar a la plebe a
dichos concilios plebeyos, tomando decisiones que
significaron su reconocimiento político jurídico. Además, el
tribuno podía acudir en auxilio de cualquier plebeyo frente a
actos arbitrarios de los magistrados patricios (ius auxilium).
Y lo que era más importante, tenía el veto respecto de las
decisiones de dichos magistrados y aún del Senado (salvo en
tiempo de guerra), cuando las decisiones afectaran los
intereses plebeyos, como los casos de arresto o castigo de
un plebeyo. El tribuno era inviolable en su persona.

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2. La sanción de la Ley de las XII Tablas (nos referiremos a


ella más adelante). Esto ocurrió entre los años 451 – 450
a.C. Su importancia estaba determinada por cuanto se
trataba de un texto escrito que se aplicaba tanto a los
patricios como a los plebeyos.

Poco a poco, los plebeyos fueron alcanzando la ansiada igualdad.


Por la lex Canuleia (año 445 a.C.), se concede el conubium (derecho
a contraer matrimonio) a los plebeyos, de tal modo que estos
pueden celebrar iustae nuptiae con los patricios. Por otro lado, los
plebeyos conseguirán acceso a las magistraturas. Ya en el año 367
a.C. se determina la forma definitiva del consulado, pudiendo uno de
los cónsules ser plebeyo. Igualmente, se les permite acceder a los
colegios sacerdotales, y en el año 252 a.C., Tiberio Coruncanio será
el primer plebeyo que será instituido como Pontifex Maximus. Con
ello se puede considerar definitivamente alcanzada la integración
patricio-plebeya.

Composición política

La constitución política de la res publica descansa


fundamentalmente en el equilibrio de tres órganos: los magistrados
(que ejercen el poder; principio monárquico), el Senado (que
mantiene la auctoritas; principio aristocrático) y los Comicios
(asambleas del populus; principio democrático). Se toman todas las
precauciones para evitar un poder personalista. Si bien los
magistrados que son los ejecutivos, son elegidos por el populus en
los comicios, mientras que el Senado mantiene una función de tutela
respecto del gobierno.

A) Las magistraturas

Con la caída de la monarquía, el rey fue sustituido por dos


magistrados nombrados por el populus y ratificados por el Senado.
Al comienzo se los denominó praetores (de prae = ante; ire =
caminar, marchar, es decir, eran los que iban al frente de la tropa).
Pero ya a mediados del siglo V a.C. pasaron a llamarse cónsules.
Debido a la complejidad creciente de los problemas, se fueron
agregando otros magistrados. Así los censores (año 435); el pretor
urbano (año 367); pretor peregrino (año 242), los cuestores, los
ediles, aparte de las magistraturas extraordinarias y de las
magistraturas plebeyas, esto es, el tribunado y el edilato plebeyo.
Características generales

1. Todos los magistrados gozan de la potestas, esto es, poder de


ordenar desde el punto de vista administrativo. Pero sólo los
magistrados mayores (cónsules y pretores) tienen el imperium,
es decir, poder de mando político y también militar.
2. Las magistraturas son electivas, es decir, deben ser aprobadas
por los comicios. Los magistrados mayores (censores, cónsules
y pretores) son elegidos en los comitia

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centuriata; los menores (ediles curules y cuestores) en los


comitia tributa. El tribuno y los ediles plebeyos son elegidos en
los concilia plebis.
3. Estaba prohibido acumular al mismo tiempo dos o más
magistraturas ordinarias.
4. Se requería de intervalo de 10 años para poder asumir
nuevamente una misma magistratura; los censores y más
adelante los cónsules no eran reelegibles.
5. Las magistraturas son colegiadas, es decir, a cargo de dos o
más magistrados (salvo las extraordinarias), de tal modo que
cada uno de ellos tiene un poder igual al de su o sus colegas, y
además derecho a veto (intercessio) de uno respecto al otro.
6. En general, las magistraturas son anuales (caso de los
cónsules, pretores, ediles curules y plebeyos, tribunos y
cuestores). Como excepción, los censores son elegidos cada 5
años, debiendo cumplir sus funciones del censo en 18 meses.
El dictador sólo podía durar 6 meses.
7. Las magistraturas son gratuitas: se considera que era un honor
el ser magistrado. De hecho, las personas de escasos recursos
quedaban por ello autoexcluidas.
8. Las magistraturas son responsables. Debían responder por su
actuación: los magistrados cum imperio pueden ser llevados
ante los comicios que los eligieron.

El cursus honorum

El acceso a las magistraturas fue reglamentado ya hacia


comienzos del siglo II a.C., posteriormente revisado por Sila, de tal
modo que había que seguir un cierto orden en la “carrera de los
honores” o cursus honorum. Esto representó uno de los mayores
logros de buena política, declinando hacia fines de la República.
Los dos cónsules, que son los magistrados ejecutivos
máximos, convocan y presiden el Senado y los Comicios curiados y
centuriados, proceden a la leva de soldados y conducen los ejércitos.
Dan su nombre al año en que desempeñan el cargo (por ello son
epónimos).
Luego de haber sido cónsul, se podía aspirar a ser elegido
censor. Eran dos y se ocupaban de realizar el censo, anotando a los
ciudadanos, el cual debía realizarse en 18 meses. Asimismo,
mientras durara su ejercicio de 5 años cuidaban de las costumbres
(cura forum), pudiendo sancionar con la tacha de infamia (o
ignominia o nota censoria) a los transgresores. Finalmente, a partir
de la lex Ovinia (año 318 a.C.) inscriben a los nuevos senadores
entre los ex magistrados.Podía culminar su carrera política si luego
era nominado por un sucesor como miembro del Senado.
Existían también las magistraturas extraordinarias:

a) El dictador. Era nombrado por uno de los cónsules cuando


el Senado disponía que se estaba ante un grave peligro. Duraba 6
meses y tenía plenos poderes. Mientras duraba en su cargo cesaban
las otras magistraturas. Desde el año 202, el Senado no pidió más la
designación de dictadores, limitándose a dar mayores poderes a los
cónsules.

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b) Los decenviros. Magistratura extraordinaria y en forma


temporaria que se eligió para redactar la Ley de las XII Tablas.

Además, existían los tribunos de la plebe, elegidos en forma


anual (2 o 5 en el año 493; 10, a partir del año 471). Debían ser
necesariamente plebeyos. Gozaban de los beneficios acordados
luego del pacto juramentado, en ocasión del retiro de la plebe al
Monte Sacro (año 494 a.C.). Desde los Gracos (133-121), asumieron
un papel más amplio, como defensores de los intereses populares, y
no sólo de la plebe. Eran asistidos por dos ediles plebeyos.

B) Los Comicios

Las asambleas del populus eran de tres clases:

a) Comicios Curiados (curiata comitia). Quedaron como


sobrevivientes de la época de los reyes. Con el transcurso del
tiempo y en la medida en que perdieron importancia, en la práctica,
quedan representados por 30 lictores en nombre de las 30 tribus.
En general, continúa el predominio patricio. Su papel político quedó
reducido a conferir el imperium a los magistrados mayores que eran
elegidos en los comicios centuriados. Se ocupaban también de
situaciones jurídicas vinculadas con la familia (testamentos,
adrogaciones, etc.)

b) Comicios Centuriados (centuriata comitia). Constituidos


conforme a la organización dada por Servio Tulio (aunque
modificados los números desde el año 220 a.C.) se ocupaban de
elegir a los magistrados mayores; votar ciertas leyes importantes,
así como las declaraciones de guerra (lex de bello indicando); y
juzgar de la provocatio ad populum presentada por un ciudadano
romano.
c)Comicios Tribados (tributa comitia o comicios por tribus).
Su origen se deriva de la transformación de los concilia plebis,
sobre todo a partir de la lex Hortensia del año 287 a. C., de tal modo
que incluyen tanto a los patricios como a los plebeyos. Estaban
constituidos sobre la base de los distritos (tribus), que eran 35 (4
urbanas y 31 rústicas). Se ocupaban: de elegir a los magistrados
menores; y de hacer votar las leyes vinculadas con el ius privatum
(la mayoría de las que nos interesan); ya desde la ley Hortensia los
plebiscitos habían quedado equiparados a las leyes.

C) El Senado
Es el órgano más importante de la República.
Fundamentalmente tiene la auctoritas, de tal modo que todas las
decisiones políticas importantes deben contar con su aprobación.

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Al principio de la República, su integración dependía de los


principales magistrados, pero a partir de la lex Ovinia (año 318)
eran los censores los que hacían la lista de los nuevos senadores,
buscando siempre a personas honorables.

Sus atribuciones eran las siguientes:

a)La dirección de toda la política exterior, declarando la guerra


o proponiendo la paz; designaba a los embajadores y los recibían
para apreciar sus informes.
b) La consulta que debía formulársele por parte de los
magistrados en todo tema importante para la res publica. De este
modo, el Senado controlaba tanto la política interna como externa.
c)Supervisaba todo lo relacionado con la religión romana y
decretaba medidas en caso de peligro público (tumultos).
d) Hasta cierta época, debía prestar su auctoritas patrum (es
decir, su aprobación) respecto de las decisiones de los comicios y
concilios de la plebe, lo que paulatinamente fue eliminándose.
e) Finalmente, ejercía el interregnum en caso de vacancia de
los magistrados. También era el que designaba a los pro-
magistrados en las provincias.

La designación oficial de Roma era precisamente la sigla


S.P.Q.R. (Senatus Populus Que Romanus), con la cual se resume la
organización republicana: “El Senado y el Populus Romano”.

III. EL PRINCIPADO

La crisis del régimen republicano

La organización del gobierno de la República romana fue una


magnífica elaboración política que se adaptaba perfectamente a las
características de una ciudad estado, esto es, de lo que fue Roma
desde la caída de la monarquía hasta el siglo II a.C. Pero en el lapso
intermedio se fueron dando circunstancias que modificaron
profundamente el cuadro de esta situación. El destino histórico de
Roma estuvo determinado por una creciente expansión territorial.
De simple ciudad junto al Tíber, se convirtió, por la derrota de todos
los pueblos vecinos (Volscos, Ecuos, Sabinos y Etruscos), en la
dueña del Lacio, y con posterioridad extendió su poder a toda Italia
(año 265 a.C.) hasta convertirse en un imperio gigantesco que
dominaba toda la cuenca mediterránea y extensos territorios en
Europa, Asia y África. Esta política expansionista implicó la creación
de numerosas provincias y la mantención de guerras prolongadas en
frentes distantes.

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A su vez, en el ámbito interno de Roma, comenzaron a asomar


problemas sociales. Superada la vieja división entre patricios y
plebeyos, ahora perfectamente integrados, aparecen las
controversias entre los pertenecientes a la aristocracia acomodada
(optimates) y las grandes masas urbanas desprotegidas (populares).
Más que luchas entre clases económicas, el problema se trasladó a
conflictos por el poder dentro de la aristocracia romana que había
perdido las virtudes que la hacían respetable como clase gobernante
y sus miembros se dejaron llevar en exceso por la codicia.
Por otra parte, el reclutamiento de grandes ejércitos
transformó a los ciudadanos en verdaderos soldados profesionales
ligados por vínculos de clientela con sus respectivos generales,
mucho más fuertes que los que los unían con la República.
Este ambiente en Roma producirá el tránsito del régimen
republicano al sistema de poder personal, un periodo de guerras
civiles, asistidas por ingredientes demagógicos y procedimientos
rencorosos y brutales. Primero fue la lucha entre Mario y Sila (año
112-63 a.C.), que terminó con la dictadura de este último (años 82-
79). Luego la lucha entre Pompeyo y César, quienes conformaron
con Craso el llamado “primer Triunvirato”, que terminó con el
triunfo de César sobre Pompeyo en Farsalia (año 48). César era
plenamente consciente de que Roma necesitaba una profunda
modificación de su gobierno, tendiendo a una mayor centralización.
Acusado de ir contra los ideales republicanos y de querer
convertirse en “rey”, cayó asesinado por los tradicionalistas en los
Idus de marzo del año 44 a.C.
Se constituye entonces un gobierno de triunviros, el segundo
Triunvirato, compuesto por: Marco Antonio, segundo de Julio César,
Lépido, jefe su Caballería, y Octavio, sobrino nieto de César,
adoptado por éste en su testamento. En el año 42 a.C., derrotan en
Filipos a los conjurados republicanos y se reparten la administración
del espacio político. Octavio, que permaneció en Italia, termina
venciendo en la batalla naval de Accio (año 31) a Marco Antonio,
quien se había ido a Egipto y aliado con Cleopatra. El año 29 a.C, el
joven Octavio regresa Roma donde celebra un gran triunfo por sus
victorias en Europa, Asia y África. Ha terminado el largo siglo de
guerras civiles, comienza la época de la pax romana. Octavio es
mirado como el salvador del mundo romano e iniciador de una
nueva edad de oro.

Constitución política del Principado

Haciendo gala de sus notables dotes Octavio emprendió la


tarea de realizar el cambio institucional. Esto no ocurrió de un modo
directo, como en principio se podría entender. Con mucha sutileza,
apeló a las instituciones públicas republicanas, proclamando que su
misión era precisamente la restauración de la res publica. Por ello es
que mantiene la vigencia de todas las instituciones republicanas
(magistrados, comicios y Senado) ubicándose como una especie de
tutor de la res publica.
Aparte de los títulos honoríficos que le fueron concedidos:
Augustus (de significación religiosa), de Imperator (general de las
tropas), de Pontifex Maximus y de Pater patriae (Padre de la patria),
Octavio se preocupó por obtener tres potestades que funcionaban
conforme al criterio de “colegialidad” de las magistraturas
republicanas:

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a)La potestas tribunicia, que le daba la inviolabilidad de los


tribunos, la facultad de reunir asambleas, y el derecho de veto
respecto de todos los magistrados en ejercicio;
b)El Imperium proconsulare maius et infinitum, que le daba
poder sobre las provincias, y sobre el ejército (las legiones estaban
normalmente en las fronteras). Esto le permitía nombrar “legados”
(legati Augusti), que serían sus comandantes a sus órdenes.
c)La potestas censoria, con lo cual lograba el control del
Senado. Por un lado era el Princeps Senatus; más adelante,
mediante el control de las costumbres, quedó asimilado al censor, y,
de este modo, la lectio de los senadores.
Este nuevo poder constitucional de Roma fue ejercido con
suma prudencia. Continuaban reuniéndose los comicios, eligiendo
los magistrados y reuniendo el Senado, pero sus funciones se fueron
prontamente desdibujando. Pronto los comicios simplemente
desaparecieron. Desde Octavio, el Príncipe se preocupó por hacer
participar a la clase senatorial y a la de los caballeros en la tarea de
la administración. Comienza así una burocracia que irá aumentando
a medida que pase el tiempo. Entre los funcionarios más altos
estaban:

a)El Praefectus urbi (prefecto de la ciudad), elegido entre los


principales senadores del orden más alto (consulares), el cual se
ocupaba de todo lo relativo a la tranquilidad y orden de la urbe,
teniendo una función jurisdiccional en materia penal.

b)Estaban también los Praefecti praetorio, generalmente de la


clase de los equites, que eran los jefes de a guardia pretoriana, con
competencia militar y civil; eran los representantes del emperador
(algo así como vice emperadores); tendrán importancia en la
designación de los Césares posteriores.

c)Igualmente, estaba el Praefectus annonae, encargado del


aprovisionamiento de trigo y víveres en Roma; el Praefectus
vigilium, una especie de jefe de policía, que se ocupaba de los casos
de incendios y disturbios en Roma: y también entre los principales,
el Praefectus vehiculorum, que era un jefe general de correos.

El régimen implantado por Augusto va a ser el característico


de todo el alto imperio, salvo breves periodos de injerencia militar y
de luchas por el poder. Cuatro dinastías lo mantendrán: los Julio
Claudio, los Flavios, los Antoninos y los Severos. Roma alcanzará su
máximo esplendor con emperadores como Trajano, Adriano y
Antonino Pío. Pero también conocerá figuras despiadadas y nefastas
como Calígula y Domiciano.
Sin duda uno de los puntos más débiles del Principado fue la
determinación de la forma como accedía al poder el nuevo Princeps
cuando moría o cesaba el anterior. En un principio, se siguió el
sistema de la “cooptación” (el vigente elige y propone al siguiente),
incluso adoptándolo o asociándolo al gobierno en vida.
Posteriormente, las fuerzas militares comenzarán a tener
importancia como grupo de presión.

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La anarquía militar

Con la muerte de Alejandro Severo (235) se abre un periodo de


crisis conocido como la anarquía militar, pues en lo político las
tropas elevaron y depusieron emperadores a su amaño. Veintiséis
emperadores fueron reconocidos como tales por el Senado, de los
cuales uno solo escapó de la muerte violenta. Fuera de éstos, un
gran número de proclamados por el ejército no obtuvo ese
reconocimiento siendo considerados “tiranos”.
A la inestabilidad política se suman otros desastres: pérdida de
territorios, la epidemia de peste bubónica que asoló el imperio
durante más de una década y una gran crisis económica.

IV EL DOMINADO

Hacia el 284 d.C., luego de una gran anarquía de casi 50 años,


comienza una nueva etapa caracterizada por un despotismo
teocrático, una concepción totalitaria de la sociedad y un estado
universal. El imperio fue reorganizado, sobre todo por la incansable
acción de Diocleciano y Constantino. No obstante, es importante
destacar que, para muchos autores, el término del Alto Imperio se
produce hacia el 235 d.C., con la muerte del último de los Severos,
pues a partir entonces los rasgos de la organización “republicana”,
instaurada dos siglos atrás por Augusto, son absolutamente
abandonados.

Diocleciano (284-305)

La figura de Diocleciano, con su gobierno fuertemente


centralizado, operó una reforma muy amplia del Imperio, tendiente
a sacarlo del estado anárquico que estaba padeciendo. Ya en su
propia designación de sacratissimus Dominus, de hecho divinizaba
su persona. Se le llamó directamente imperator en lugar de
princeps. La persona del imperator de este período, se rodeó de
todas las circunstancias que eran propias del gobernante oriental.

Para asegurar su situación y la sucesión en el mando, organizó


el gobierno de la tetrarquía, es decir lo compartió con un colega,
Maximiano, quien ostentó como él el título de Augustus y designó
dos colegas menores con derecho a sucesión (Galerio y Constancio)
con el título de césares. Cada uno de los cuatro tuvo a su cargo una
zona de gobierno.
Un problema muy especial tuvo Diocleciano con los cristianos,
cada vez más crecientes en número. A pesar de existir una gran
liberalidad en cuanto a la libertad de los cultos, al cristianismo le
resultaba imposible reconocer al Emperador como Dominus, título
sólo debido a Dios. Ello desembocó en tremendas persecuciones.
Las expectativas de Diocleciano de haber establecido un orden
duradero no tuvieron éxito. Luego de 20 años de poder, renunció a
su cargo.

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Constantino (306 – 337)

Constantino disolvió la Tetrarquía de Diocleciano, aunque


dividió el Imperio en cuatro prefecturas: Oriente (Bizancio), Iliria
(Sirmio), Italia (Milán)y Galia (Tréveris), con 14 diócesis y 117
provincias. Reforzó el ejército y reformó el orden burocrático. Su
medida más importante fue el famoso Edicto de Milán (313), por el
cual decretó la libertad de todos los cultos. De este modo, el
cristianismo, de perseguido, no sólo pasó a ser admitido, sino que
gozó del favor imperial. También estableció la capital en Bizancio,
llamada Constantinopla (330).

Teodosio el Grande (379-395)

Emperador de origen hispano. De fuertes convicciones


cristianas (influencias de San Ambrosio, obispo de Milán), persiguió
al paganismo, mientras que el cristianismo pasó a ser la religión
oficial romana (año 380, Edicto de Tesalónica). A su muerte dividió
ya definitivamente el territorio romano, en el Imperio de Occidente,
que dejó a su hijo Honorio, y el Imperio de Oriente, a su otro hijo
Arcadio.
La tradición historiográfica sitúa el final del Imperio Romano
de Occidente en el 476, año en que el bárbaro Odoacro ocupa el
trono del último emperador, Rómulo Augústulo, y envía las insignias
imperiales al emperador de Constantinopla, Zenón. Sin embargo,
hacía ya muchos años que los emperadores de Occidente, habían
visto cómo sus dominios se iban reduciendo progresivamente, a
consecuencia del acecho de los distintos reinos bárbaros.
Por su parte, el Imperio Romano de Oriente perdurará varios
siglos más, a lo largo de toda la Edad Media, hasta que los turcos
otomanos se apoderen de Constantinopla, en el año 1453.

VIII.- LA HISTORIA DEL DERECHO ROMANO

Distinción entre historia externa e historia interna

Para enfrentar el estudio la historia del derecho romano se han


propuesto distintos criterios. Uno de los primeros fue el formulado
por Godofredo Guillermo Leibnitz, quien consideró necesario
distinguir entre historia externa e historia interna. La historia
externa se refiere al estudio de las fuentes del derecho,
principalmente de las fuentes formales. Por su parte, la historia
interna se ocupa del estudio de las instituciones jurídicas romanas.
Un curso de derecho romano trata de manera primordial de la
llamada historia interna. Asimismo, conviene destacar aquí que la
bibliografía existente sobre la historia del derecho romano es
enorme. Por su extensión es simplemente imposible reproducirla en
esta

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Universidad de Concepción. Curso de Derecho Romano I 2019

oportunidad, pues se encuentra en una gran cantidad de libros,


artículos de revistas, etc. Con todo, simplemente como algo
meramente orientador, queremos mencionar tres textos sobre el
tema a que ahora hacemos referencia. Se trata del libro intitulado
Síntesis histórica del derecho romano de Pietro de Francisci, de la
Historia del derecho romano de Wolfgang Kunkel, y, del libro que
lleva por título Derecho privado romano de Alfredo di Pietro.

La historia externa del derecho romano o el estudio de sus


fuentes formales

Como dijimos anteriormente, entendemos por historia externa


del derecho romano aquella que se ocupa principalmente de las
fuentes formales, aunque también podemos añadir, que trata
incidentalmente de ciertos acontecimientos que influyen en la
aparición, modificación o extinción de tales fuentes. Dicho esto,
conviene que hagamos presente lo que vamos a entender por
fuentes formales del derecho. Ellas son los modos o formas que el
derecho tiene de manifestarse, agregando que el derecho se expresa
o manifiesta en la forma de normas jurídicas. Así entonces, las
fuentes formales son las propias normas jurídicas consideradas
desde la perspectiva de su origen. Sobre la base de todo lo anterior,
diremos que las fuentes formales del derecho romano son las
distintas normas jurídicas que rigieron a la sociedad romana
durante los diversos periodos de su historia.
De manera más específica podemos preguntarnos, ¿cuáles
fueron esas fuentes? Al respecto Gayo, en su obra las Instituciones,
nos señala que el derecho del pueblo romano está contenido en las
leyes, los plebiscitos, los senadoconsultos, las constituciones de los
príncipes, los edictos de los que tienen el poder de hacer edictos y
en las respuestas de los prudentes. La enumeración gayana no
considera a la costumbre, lo cual se explicaría por el hecho de que
en los tiempos de Gayo (aproximadamente en torno al año 160 d.C.)
la costumbre no tenía mayor importancia. En todo caso hay que
destacar que, en el derecho romano, las fuentes formales variaron
con el tiempo, según variaban también las condiciones de la
sociedad romana. De ahí que para los efectos de entender
adecuadamente las fuentes formales del derecho romano, es
necesario considerar las distintas etapas o periodos históricos de
este derecho, teniendo también presente la historia política y
constitucional de Roma.

DIVERSOS PERIODOS EN LA HISTORIA DEL DERECHO


ROMANO
Distintos criterios de periodificación de la historia del
derecho romano

Recordemos que el Derecho Romano abarca el estudio de las


instituciones jurídicas romanas pertenecientes al Derecho Privado
(ius privatum), consideradas desde la fundación de Roma (año 754 o
753 a.C.) hasta la compilación realizada por el emperador Justiniano
en el siglo VI d.C., que se conoce con el nombre de Corpus Iuris
Civilis. En tan largo período, las instituciones jurídicas fueron
variando según los cambios sociales,

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Universidad de Concepción. Curso de Derecho Romano I 2019

económicos, políticos y religiosos que se fueron produciendo. Para


efectos de estudiar esta evolución, los autores han adoptado
distintos criterios de periodificación de la historia del derecho
romano. En esta oportunidad sólo mencionaremos algunos de ellos,
para luego detenernos en la propuesta formulada por el profesor
Alfredo Di Pietro.
a)Criterio político: considera las distintas formas de gobierno que
tuvo Roma a lo largo de su historia. Ellas fueron la monarquía, la
república y el imperio, que a su vez se subdivide en principado y
dominado.
b)Criterio social: alude a las profundas transformaciones sociales
experimentadas por la sociedad romana, derivadas tanto de su
política exterior (por ejemplo, las guerras púnicas) como de las
vicisitudes y convulsiones de su situación interna (por ejemplo, las
actuaciones de los hermanos Tiberio y Cayo Graco y las guerras
civiles)
c) Criterio jurídico: atiende a sucesos relevantes en la evolución del
sistema jurídico romano, como, por ejemplo, los distintos cambios
que sufrió el derecho procesal romano.

Siguiendo al profesor Di Pietro, distinguimos las siguientes


etapas en la Historia del
Derecho Romano:
A)Derecho Antiguo o Quiritario (753- 130 a.C.) que abarca
desde la fundación de Roma hasta la dictación de la Lex
Aebutia.
B)Derecho Romano Clásico (130 a.C.- el 230 d.C.)
Distingue en este periodo tres etapas: Derecho preclásico
(130-30 a.C.), Derecho clásico central (30 a.C.-130 d.C.) y
Derecho clásico tardío (130-230 d.C.)
C)Derecho Romano Postclásico (230-565 d.C.) se inicia
aproximadamente con la muerte de Ulpiano y el fin del
Principado, culminando con la muerte del emperador
Justiniano.

A. DERECHO ROMANO ANTIGUO O QUIRITARIO (753-


130 a.C.)

La primera etapa del Derecho Romano recibe el nombre de


derecho antiguo, arcaico o quiritario en alusión a los quirites,
antigua forma que los romanos tenían de autodenominarse. Esta
etapa comienza con la fundación de Roma (753 a.C.) y culmina hacia
el 130 a.C., fecha en torno a la cual se dicta la lex Aebutia que
introduce un nuevo procedimiento judicial de fórmulas escritas.
Asimismo, su término coincide con el inicio de la llamada crisis de la
República. Identificar y enumerar las fuentes formales
pertenecientes a este primer periodo no resulta sencillo
principalmente por la poca información histórica que se ha
conservado sobre el mismo. Especial dificultad existe sobre todo
para investigar en la primera época, que abarca la Monarquía y los
primeros tiempos de la República. Con todo, podemos mencionar
como principales fuentes formales las siguientes:

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Universidad de Concepción. Curso de Derecho Romano I 2019

1) Las mores maiorum o costumbres de los antepasados


2) Las leges regiae (leyes de los reyes)
3) La Ley de las XII Tablas
4) La interpretatio de los pontífices y su posterior evolución a
una iurisprudentia
5) Las leges o leyes de la época republicana
6) Los plebiscitos

1.- Las mores maiorum o costumbres de los antepasados

El ius en un principio no estuvo escrito, consistía en las


denominadas mores maiorum. Esta palabra sirve para hablar de las
“viejas costumbres de los antepasados”, como criterios morales de
virtud, que se respetaban estrictamente. Pero también para
referirse a los “ritos” (palabra intercambiable con mores, y que aquí
tomamos como “ritos jurídicos”). Éstos eran, en general, solemnes.
Los conflictos de intereses que daban lugar a un pleito, eran
resueltos por el procedimiento judicial de las legis actiones, el cual
exigía el empleo de fórmulas orales muy estrictas. Es sin duda la
fuente formal más antigua del derecho romano.

2.-Las leges regiae (leyes de los reyes) o leyes de la época de


la monarquía

Para esta primera época se habla de la existencia de ciertas


leyes dictadas por los reyes (leges regiae). El problema viene por la
cita de Pomponio, en la sucinta historia del ius romano que realiza
en el libro I del Digesto (D.1.2.2.2 y 16). Se dice que durante la
monarquía se dictaron algunas leyes, pero no existe información
cierta y precisa sobre las mismas.

3.-Ley de las XII Tablas

Se considera que fue la primera ley escrita que tuvo el pueblo


romano. A comienzos de la República, y dentro del clima de
hostilidad existente entre patricios y plebeyos, se aprobó la famosa
Ley de las XII Tablas (años 451-450 a.C.). Los romanos vieron en ella
el fundamento de su vida jurídica, tanto en el aspecto público como
privado (fons omnis publici privatique iuris = “fuente de todo el ius
publicum y privatum”; Tito Liv. 3.34.6). Fue redactada por diez
magistrados, especialmente creados para este fin, los “decenviros”
(decemviri legibus scrinbundis), razón por la cual es también
conocida como la “ley decenviral”.
Según la tradición, en el año 462 a.C., el tribuno de la plebe
Cayo Terentilio Harsa propuso un plebiscito para obtener un ius
scriptum válido tanto para patricios como para la plebe. A ello se
opusieron los patricios, por medio del Senado. Pero hacia el año 454
a.C.,

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Universidad de Concepción. Curso de Derecho Romano I 2019

accedieron a enviar a una comisión de tres miembros a Grecia, tal


vez Magna Grecia ubicada al sur de Italia, a fin de estudiar la
técnica de leyes escritas, como por ejemplo las leyes de Solón de
Atenas. A su regreso, los patricios hicieron votar en los comicios
centuriados una ley, suspendiendo todas las magistraturas y
entregando el gobierno de Roma a estos “decenviros”.
Primero se redactaron diez tablas, al vencer el plazo de un año
que tenían para esta labor, se nombraron otros “decenviros” quizá
con la presencia de un plebeyo, quienes alcanzaron a redactar dos
tablas más. De acuerdo al relato de Tito Livio, éstos abusaron de sus
poderes lo que produjo su caída y el regreso al orden constitucional
de las magistraturas republicanas.
Sólo conocemos en forma fragmentaria el texto de la Ley de las
XII Tablas. Las tablas primitivas, confeccionadas en madera,
desaparecieron durante el incendio de Roma por los Galos, el año
390 a.C. Las tablas no fueron reelaboradas, pero la práctica escolar
de repetirlas de memoria y las referencias que posteriormente
hicieron de ellas algunos historiadores, permitió reconstruir parte
de su contenido. En general, por lo que se ha conservado de ellas,
en opinión de diversos autores, no se puede decir que introdujo un
derecho nuevo, sino que más bien se asentó por escrito los viejos
ritos jurídicos y reglas vigentes con anterioridad, razón por la cual
se habla de una fijación del Derecho.

4.- La interpretatio del Colegio de los Pontífices y su posterior


evolución

Lo primero que vamos a destacar es que, en la primera época


del derecho romano el conocimiento del derecho, principalmente de
los procedimientos judiciales, era detentado exclusivamente por los
sacerdotes pertenecientes al Colegio de los Pontífices. Por tanto,
cualquiera que quisiera informarse sobre el derecho, sobre un
procedimiento judicial u otra cuestión jurídica debía consultar a un
Pontífice. Las respuestas que estos daban a tales consultas se
conocen con el nombre de interpretatio, la que no era otra cosa que
la doctrina o ciencia del derecho de la época. Cuando ella dejó de
ser monopolio de los pontífices y pasó a mano de los juristas laicos,
se la denominó primordialmente iurisprudencia (jurisprudencia), es
decir, derecho de los prudentes. Prudentes era el nombre que se
daba entonces a los juristas o jurisconsultos romanos.
Pero este monopolio pontificial, que daba un enorme poder a sus
miembros, sufrió un duro golpe con la publicación de las fórmulas de
las legis actiones y del calendario judicial, que constituían la parte
fundamental de los procedimientos judiciales. Esto fue debido al hijo
de un liberto, Cneo Flavio, quien además era escriba del censor Apio
Claudio Caecus. Esta recopilación fue conocida como Ius Flavianum
(año 304 a.C.). A esto se unió el hecho de que cuando un plebeyo,
Tiberio Coruncanio, alcanzó a ser Pontífice Máximo, se dedicó a dar
sus interpretaciones o responsa en público. De este modo, el
conocimiento de la ciencia del Derecho quedó totalmente secularizado,
pasando a manos de los juristas laicos. A partir de esto surgió la
iurisprudencia, es decir, el derecho de los prudentes o juristas.

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Universidad de Concepción. Curso de Derecho Romano I 2019

5.-Las leges o leyes de la época republicana

Una vez instaurada la República, las leyes comienzan a figurar


como fuentes formales del derecho. La lex consiste en una
disposición jurídica aprobada por el populus, reunido en los
comicios (centuriados o tribados según la época), a propuesta de la
rogatio de un magistrado. Por ello es denominada lex rogata, a
diferencia de la lex data, que es aquella dictada directamente por el
magistrado. Gayo la define como “lo que el pueblo ordena y
establece”.
Los vocablos lex rogata y lex data corresponden a la lex
publica. Pero hay que recordar que también existen las leges
privatae, que son aquellas disposiciones que las partes pueden
introducir en un negocio que les concierne, y a las cuales se deben
someter, como, por ejemplo, un pacto comisorio en el contrato de
compraventa.
Si bien en la enumeración gayana de las fuentes del ius , la lex
aparece en primer lugar, debemos aclarar que la mayoría de ellas
tratan más bien de temas del ius publicum. En cambio, muy pocas se
ocupan de temas del ius privatum, estas últimas generalmente eran
votadas en los comicios tribados.
Las leyes, por lo general, toman el nombre gentilicio de su
autor, acompañado por el de su colega en el caso de los cónsules.
Así, por ejemplo, la lex Poetelia Papiria, fue propuesta por Poetelio,
cuando era cónsul juntamente con Papirio (326 a.C.).

Partes de la lex. Normalmente, la lex estaba compuesta por:


a) la praescriptio: donde se indicaba el nombre del
magistrado proponente, lugar de reunión de la asamblea,
nombre de la centuria o tribu, y del ciudadano que votó en
primer término.
b) la rogatio: el contenido propio de la ley, dividido en
capítulos.
c)la sanctio: fijaba la sanción de los actos realizados en
contra de lo establecido en la ley. Por contener una sanctio, las leyes
son consideradas sanctae (Ulp., D.1.8.9.3)

Clases de ley. Según el llamado Epítome de Ulpiano, obra del


periodo postclásico, las leyes que prohíben la celebración de actos
jurídicos pueden ser: perfectae, que son aquellas que contienen en
la sanctio la nulidad de los actos que sean contrarios a sus
disposiciones; minus quam perfectae, que son aquellas que en la
sanctio castigan con penas a los transgresores, pero sin declarar
nulos los actos contrarios a dichas leyes; e imperfectae, que son
aquellas que no han establecido ninguna sanctio.
6.- Los plebiscitos

La palabra “plebiscito” se conforma a partir de plebs (plebe) y


de scitum (decidido). La definición dada por Gayo (1.3) es
equivalente a la empleada para la lex: “Plebiscito es lo que la plebe
ordena y establece”. En este caso el concilium plebis es convocado
por el magistrado plebeyo, es decir, el tribuno, siguiéndose un
trámite semejante que para la lex.

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Universidad de Concepción. Curso de Derecho Romano I 2019

El problema principal estuvo representado por el valor que


tenían estos plebiscitos, por cuanto se discute si su obligatoriedad
era sólo para la plebe o si debían ser acatados también por
patricios. Al parecer debían estar sometidos a la aprobación del
Senado. Hubo al respecto dos leyes, la Valeria Horatia (año 448 a.C.)
y la Publilia Philonis (año 338 a.C.), relacionadas con este tema del
requisito de la aprobación. Finalmente, el problema quedó zanjado
con la lex Hortensia (287 a.C.) que eliminó la necesidad de la
auctoritas patrum, quedando entonces los plebiscita equiparados a
las leges. A partir de entonces, la expresión lex sirvió para designar
a ambas fuentes.

B. DERECHO ROMANO CLÁSICO (130 a.C.-230


d.C.)

Indudablemente, este es el periodo de mayor florecimiento del


ius. Durante él se constituyó la verdadera ciencia jurídica romana,
gracias a la labor de grandes jurisconsultos. Éstos fueron los que
encontraron las soluciones técnicas adecuadas a la realidad socio-
económica de la Roma de entonces. Significó una superación neta
del viejo ius civile de la época quiritaria, que primordialmente
interesa desde el punto de vista histórico. A su vez, el derecho
postclásico no puede ser comprendido sino como una alteración y,
en algunos casos, innovación de las soluciones clásicas. Dividimos
este periodo en tres etapas: Derecho preclásico o clásico inicial,
Derecho clásico central o alto, Derecho clásico tardío.

1. DERECHO PRECLÁSICO (130-30 a.C.)

Desde el año 387 a. C., se creó la magistratura del praetor,


pero alrededor del 242 a.C. –debido a la expansión romana a Italia-
se instauró la magistratura del praetor peregrinus, quien se
ocuparía de los problemas jurídicos existentes entre extranjeros y
entre éstos y los ciudadanos romanos, utilizando el ius gentium. El
primer pretor pasó a llamarse ahora praetor urbanus y se
encargaría fundamentalmente de las cuestiones entre romanos, a
las que aplicaría el ius civile.
Un momento muy importante fue la sanción de la lex Aebutia,
que introdujo un procedimiento judicial de fórmulas escritas,
cambiando así el antiguo procedimiento de las acciones de la ley por
el llamado procedimiento formulario. Esta ley, cuya fecha exacta es
desconocida, fue probablemente sancionada alrededor del 130 a.C.
En esta primera etapa del periodo clásico del Derecho romano,
las dos principales fuentes que vamos a destacar son los edictos de
los magistrados y las respuestas de los prudentes (responsa
prudentium), esto sin perjuicio de que continuaron aprobándose
leyes y plebiscitos por los comicios respectivos.

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Universidad de Concepción. Curso de Derecho Romano I 2019

1. Los edictos de los magistrados

En general, los magistrados con imperium gozan también del


ius edicendi, es decir, de la facultad de dictar edictos de carácter
general, dirigiéndose al populus ya sea por palabra o por escrito. Se
dice entonces que el magistrado da su edictum.
Ahora nos interesan, fundamentalmente, los “edictos” de
aquellos magistrados que administran justicia. Estos son: el pretor –
urbano y peregrino -, los ediles curules, que se ocupaban en la
regulación de los mercados; y en las provincias, los gobernadores y
los cuestores. A los edictos que dedicaremos la mayor atención, son
los edictos del pretor, tanto urbano como peregrino.

Clases de edictos: perpetuum, traslaticium y repentinum

Cada pretor, al comienzo de su magistratura, publica su


edictum en las tablas del álbum, librándolo al conocimiento general.
En él figuran las fórmulas de las acciones que concederán a los
litigantes, así como otras medidas especiales: excepciones, decretos,
interdictos, etc.
El edicto expira el día en que cesa la magistratura de quien lo
dictó; de ahí su denominación de lex annua, y más concretamente de
edictum perpetuum, si bien duraba solamente ese año. El pretor
siguiente no estaba obligado a adoptar el mismo edicto, sin
embargo, debido a la eficacia de determinadas herramientas
creadas, era habitual renovarle su vigencia. De ser así, se lo llamaba
edictum traslaticium; con todo, el pretor podía agregar nuevas
disposiciones (pars nova) a lo que ya existía (pars traslaticia). De
todos modos, la iurisdictio del pretor no se agota con la decisión
inicial, ya que ante cualquier caso concreto que se le presentaba
podía amparar al litigante mediante la dictación de una solución
concreta nueva, es decir, de un edictum repentinum.

Importancia del edicto del pretor

Con la aparición del procedimiento formulario, el pretor pudo


manejar más libremente su iurisdictio, en el sentido de “crear” el
ius. Si bien no podían modificar directamente el ius civile, respecto
del cual corresponde su interpretatio, el pretor comenzó a
introducir innovaciones, que funcionaron como ius praetorium.
Mediante esta nueva clase de derecho, llamado también ius
honorarium, los pretores podían, “por causa de utilidad pública”, a
veces “ayudar” (adiuvandi causa) al ius civile, pero también
“suplirlo” (supplendi causa), y más aún “corregirlo” (corrigendi
causa); Pap., D.1.1.7.1.
De este modo, no se consideraba que el pretor derogaba el ius
civile, sino que lo precisaba en su aplicación concreta. Similares
facultades a las del pretor tenían los ediles curules para la vida
jurídica de los mercados. También en las provincias, los
gobernadores y los cuestores (en las provincias senatoriales)
dictaban edictos que conformaron luego el “Edicto Provincial”,
comentado por Gayo y por Ulpiano.

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Universidad de Concepción. Curso de Derecho Romano I 2019

2. Los responsa prudentium o respuestas de los prudentes

En la medida en que se laicizó el ius, sacándolo de la


interpretatio de los Pontífices, comenzaron a aparecer aquellos que
por mérito propio se dedicaban al conocimiento de soluciones de
justicia, manejando la prudentia en los asuntos jurídicos. Por ello
son denominados prudentes o también jurisprudentes, eran como
diríamos hoy los juristas. Aquéllos mediante sus responsa
(respuestas) elaboraron una verdadera ciencia del derecho, o
jurisprudencia como también se la ha denominado. Recordemos una
vez más que hoy, en nuestro medio, la palabra jurisprudencia no se
usa tanto para referirse a la ciencia jurídica, sino que
principalmente a las sentencias de los tribunales de justicia.
El prudens o jurista era consultado por los particulares en
cada caso específico y emitía su respuesta o responsum. A su vez,
con el advenimiento del proceso formulario, los pretores, que en
general cumplían una función en el cursus honorum político, se
fueron acostumbrando a recurrir a estos jurisprudentes para la
elaboración de su edicto.

Labor de los jurisprudentes

En cuanto a la actividad de los jurisprudentes, abarcaba


aspectos más amplios que las respuestas dadas a las consultas del
pretor, o del iudex, o de particulares. En forma muy breve, podemos
caracterizarla como consistente en:

a) Respondere: dar consejos, bajo forma de opiniones o


sentencias, acostumbrándose a que estuvieran presentes
jóvenes auditores, que se iban formando jurídicamente.

b) Cavere (prever): consistía en redactar cláusulas que se


incorporarían a los negocios jurídicos, asistiendo a los
interesados y aconsejándolos en la importancia práctica de las
palabras, giros y tecnicismos jurídicos que se empleaban.
c) Agere (obrar): era la tarea de guiar a los litigantes y a sus
defensores (oratores), quienes eran los que efectivamente
abogaban por las partes.
d) Scribere: consistente en obras doctrinales de derecho,
además de la labor docente que muchos de ellos también
desempeñaron.

En este periodo encontramos una extensa nómina de ilustres


jurisconsultos romanos, que conforman el punto de partida de la
ciencia del derecho. La labor de estos juristas se basa
fundamentalmente no en comentar textos legales, sino en analizar
cada uno de los casos concretos que se presentaban. Sus responsa
descansan en su propia auctoritas o en la de otro jurista anterior, es
decir, en un saber socialmente reconocido.

2. EL DERECHO CLÁSICO CENTRAL (30 a.C.-130 d.C.)

Hacia el año 30 a.C. – año que hemos tomado como hito- se


producen algunos acontecimientos que serán importantes en la
historia del derecho clásico. Por un lado, la

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Universidad de Concepción. Curso de Derecho Romano I 2019

formación del nuevo sistema político del Principado (27 a.C.); por el
otro, el afianzamiento ya obligatorio del procedimiento formulario,
permitido por la lex Aebutia, pero ahora impuesto como obligatorio por
Octavio Augusto (leges Iulia de Iudiciis; año 17 a.C.).
Las fuentes del ius en los comienzos de esta nueva etapa,
serán fundamentalmente los edictos de los pretores y otros
magistrados, así como las respuestas de los prudentes o
jurisprudencia. Igualmente, como fuentes autoritarias, durante
cierto tiempo y en parte continuarán las leges, a las que se unirán
en una primera época los senadoconsultos y más tarde las
constituciones del Príncipe o constituciones imperiales.

1. Los Senadoconsultos

En primer lugar, es importante recordar que la denominación


ya existía en la época republicana para hacer referencia a la opinión
del Senado ante la consulta de algún magistrado. No obstante, para
ese entonces las opiniones de este cuerpo político carecían de
fuerza obligatoria, situación que cambia a partir del derecho clásico
central. A inicios del siglo I d.C., la convocatoria de los comicios es
reemplazada por la reunión del Senado. De esta manera, el
magistrado dirige su consulta al Senado, aprovechando la auctoritas
de los senadores para darle fuerza de ley a la respuesta. Así, en
palabras de Pomponio, el Senado aparece como órgano legislativo
en lugar del Populus.
Según Gayo (1.4) el “senadoconsulto” es definido como “lo
que el Senado ordena y establece”. Los verbos empleados son los
mismos utilizados para definir lex y el plebiscitum. El mismo Gayo
nos dice que el senadoconsulto tiene “fuerza de ley”, aunque
expresa que ello era discutido por algunos. Poco a poco esta fuente
irá desapareciendo. Uno de los últimos mencionados es de la época
de Alejandro Severo, del año 228.

2. Los responsa prudentium o respuestas de los prudentes

La fuente jurídica más importante estuvo constituida por la


labor de los jurisprudentes. Sin embargo, una medida tomada por
Octavio vino a introducir un elemento alterador de la labor de estos
jurisconsultos.

El ius publice respondendi

A través de esta modificación, Octavio absorbió la potestad de


efectuar responsa en su propia persona, pero la delegó en los
jurisprudentes, a quienes le concedió el poder de responder en
nombre de su auctoritas. Esto se llamó el ius publice respondendi ex
auctoritate Principis, es decir, el derecho a dar respuesta pública
bajo la autoridad del Príncipe.
Octavio controlaba en forma personal cada caso, no obstante,
dicha tarea se volvió muy pesada. Por ello Tiberio resuelve conceder
el ius publice respondendi ex auctoritate Principis como beneficio
personal a determinados juristas, comenzando por Masurio Sabino.

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Universidad de Concepción. Curso de Derecho Romano I 2019

Reformas de Adriano (117-138)

a)Por un lado permitió que cualquiera pudiera responder a una


consulta jurídica, siempre y cuando se sintiera con confianza para
ello. Aunque se plantean algunas dudas a este respecto.
b) Pero, por el otro lado, este emperador creará un Consilium
de juristas, que obrará como tribunal de casación de la
jurisprudencia. Por ello, los juristas del Consilium tendrán la tarea
de interpretar y producir las modificaciones al Edicto cuando
mediaba una consulta por parte de los magistrados, dándosele
autoridad imperial por la vía de los rescriptos.

Los Jurisconsultos del Periodo Clásico Central

La tarea de los jurisprudentes, pese a las dificultades creadas


por el ius publice respondendi, no sólo continuó la tradición de los
grandes jurisconsultos de la época republicana, sino que se
mostraron como técnicos eficaces en soluciones ocurrentes y felices
que dieron gran brillo al conocimiento del ius. Asimismo, se
dedicaron a la tarea pedagógica, formando discípulos. Durante el
siglo I y parte del siguiente, se conformaron dos escuelas: la de los
Proculeyanos y la de los Sabinianos. La larga nómina de los juristas
de este periodo se cuenta entre los de mayor relevancia de toda la
historia del derecho.

3. EL DERECHO CLÁSICO TARDÍO (130-230 d.C.)

Desde el gobierno de Adriano (117-138 d.C.) comienza un giro


francamente centralizador y burocrático de la labor jurídica. Este
efecto nuevo surge de las dos medidas tomadas, una la de crear el
Edicto Perpetuo, y la otra, la creación del Consilium de juristas. En
este periodo destacaremos como fuentes del derecho a los edictos
(especialmente el llamado Edicto Perpetuo), a las constituciones
imperiales y las responsa de los prudentes o jurisconsultos.

1. Los Edictos, en especial el Edicto Perpetuo

Adriano encomendó al jurista Salvio Juliano la codificación


ordenada del edicto de los pretores, obra que se conoce con el
nombre de Edictum Perpetuum, reconstruido hoy día por el
monumental trabajo de Lenel. Este Edicto se tornó obligatorio, de
tal modo que los pretores y jueces debían seguir única y
exclusivamente sus prescripciones. Para darle obligatoriedad, lo
presentó al Senado, quien lo aprobó bajo la forma de
Senadoconsulto. En él se expresa que “si algo no se encontrara
consignado en el Edicto, pudiera resolverlo una nova auctoritas,
según las reglas, conjeturas y analogías de aquel”.

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Universidad de Concepción. Curso de Derecho Romano I 2019

Se ve así como la sanción del Edicto Perpetuo está plenamente


vinculada con la creación del Consilium, una especie de consejo
asesor del Emperador en materias jurídicas. Los magistrados
estaban obligados a hacer observar el Edicto, pero ante un caso de
duda en cuanto a la aplicación, o propuesta de reformas, la consulta
debía ser hecha ante el Príncipe mediante un escrito (libellus). Éste
pasaba a conocimiento del Consilium, quien proponía la solución de
la consulta.

2. Constitutiones Principis (Constituciones imperiales)

Surge una nueva forma de legislación, que será conocida más


tarde con el nombre de “constituciones imperiales”. Ulpiano nos
define las constitutio principis de este modo: “Aquello que le gustó
admitir al Príncipe, tiene fuerza de ley” (Quod principi placuit, legis
habet vigorem).
Las formas que podía tener una constitución imperial eran
básicamente cuatro:
a) Edictum (edicto): una disposición de carácter general a todos
los habitantes del Imperio, o de alguna provincia.
b) Rescriptum (rescripto): tal cual vimos que se aplicó con cierta
profusión a partir de Adriano. Consistía en la respuesta dada a
una consulta de un magistrado o de un particular.
c) Decretum (decreto): resolución o sentencia judicial del
emperador en un juicio. Si bien tiene sólo valor para el caso
planteado, sirve, al igual que los rescripta, para casos
similares.
d) Mandata (mandato): órdenes dadas a magistrados provinciales.

3. Los responsa o iurisprudentia y los grandes Juristas de esta


época

En este periodo continúa la labor de los juristas con sus


responsa, o iurisprudentia, la que a menudo se traduce en
importantes obras jurídicas. Después de Salvio Juliano
prácticamente desaparece la división de las escuelas. Los juristas de
esta época aparecen vinculados al Consilium, luciendo como
funcionarios de la Cancillería Imperial. Nos encontramos aquí con
juristas muy reconocidos y apreciados, tales como Pomponio,
Marcelo, Cervidio Scévola, Papiniano, Ulpiano, Paulo, Marciano y
Modestino.
C. EL DERECHO ROMANO POSTCLÁSICO (230-
565 d.C)

Con el advenimiento de Diocleciano (284-305) y con su


continuador Constantino (306-337) el gobierno de Roma fue ya el de
una monarquía absoluta. Sin embargo, si bien históricamente se
suele situar en el primero el comienzo del Dominado, hay que
reconocer

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Universidad de Concepción. Curso de Derecho Romano I 2019

que ya desde la dinastía de los Severos (192-235) se había


abandonado la fachada republicana que tan puntillosamente había
elaborado Octavio Augusto.
En esta época, tenemos como principales fuentes del derecho
la iurisprudentia, pero decadente como lo pasaremos a exponer. La
otra fuente relevante fueron las constituciones imperiales,
destacando de manera especial una de ellas, la llamada Ley de
Citas.

1. La Jurisprudencia

En esta época asistimos a una declinación de la jurisprudencia,


por lo menos tal como había existido en los tiempos clásicos. Esto se
produjo ya desde mediados del siglo
III. Por un lado, los juristas aparecen totalmente burocratizados,
pasando a ser funcionarios ad gustum Domini, debiendo acatar, en
forma casi servil las intenciones del Emperador. Por el otro, la
costumbre de los rescriptos como medio de evacuar las consultas,
ya desde la época de los Severos, fue de tal importancia que terminó
ahogando la libre iniciativa de los juristas. Se componen obras
elementales que circulan bajo el nombre de juristas clásicos, sin ser
en verdad estos sus autores. Otro género de obras son florilegios o
extractos de autores clásicos. Los principales son los Fragmenta
Vaticana (llamados así porque se conservó el manuscrito en la
Biblioteca del Vaticano). Aparece así el llamado derecho vulgar.

El Derecho Vulgar

Durante el siglo IV, la ciencia jurídica, muy decadente, practicó


lo que se dio en llamar el Derecho Romano Vulgar. Las
características del derecho de esta época fueron:
a) Una clara tendencia a la simplificación: las obras
asumen el nombre de
“epítomes” (resúmenes abreviados), tales como el
Epitome Gai, el Epitome Ulpiani, etc.
b) Valor preponderante a la voluntad en la interpretación de
los actos y negocios jurídicos, lo cual indica una neta
influencia de los bizantinos.
c) Tendencia moralizante, a la cual no es ajeno el
cristianismo. Se buscan soluciones de justicia en las
cuales predomina el criterio de benignitas, de la
humanitas, del favor libertatis, y de la aequitas.

Las Escuelas de Derecho


Una circunstancia que hay que destacar es el comienzo de los
estudios jurídicos organizados. Desde el siglo IV aparecen escuelas
donde se estudia, casi en forma universitaria, la ciencia jurídica.
Hubo una escuela en Roma, y otra más importante en Berytus (la
actual Beiruth), a las que se agregó en el año 425 la de
Constantinopla. Lo importante que tuvieron estos estudios fue el
redescubrimiento de los textos clásicos, a los cuales se les otorga
especial importancia.

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Universidad de Concepción. Curso de Derecho Romano I 2019

2. Las Constituciones Imperiales

Las constituciones imperiales continuaron siendo en este periodo


una importante fuente del derecho, tal vez la más importante. A
nosotros nos interesa destacar una de ellas, la llamada Ley de
Citas.

La Ley de Citas (426)

Uno de los grandes problemas del derecho de esta época


consistió en demostrar la autenticidad de los textos jurídicos que se
invocaban, ya fueran los correspondientes a las leges, ya a las obras
de los distintos juristas. Así, los textos de las constituciones
imperiales se llevaban en los archivos oficiales. Pero no siempre
resultaban confiables. Comenzó a aparecer el uso de rescriptos
falsos (C.9.22.3.2, año 227; Modestino, D.48.10.33; Paulo, 1.12.1).
Un problema semejante ocurría en los textos de edictos y las obras
de autores clásicos. A este problema de la falta de certeza y
autenticidad de los textos jurídicos que eran aplicables, había que
ponerle remedio. Fue necesaria la intervención imperial para poner
un poco de orden. La medida más importante fue la llamada “Ley de
Citas”, debida a Teodosio II y Valentiniano III, la cual figura en el
Código Teodosiano (1.4.3; año 426).
La Ley de Citas en su redacción originaria ordenaba a los
jueces que en sus sentencias sólo se debía atender a las opiniones
de un grupo restringido de juristas clásicos: Papiniano, Paulo,
Ulpiano, Modestino (todos ellos jurisprudentes) y Gayo. Eran los
únicos que gozaban de auctoritas. Si existía alguna discrepancia,
había que seguir el criterio de la mayoría. En el caso de haber un
empate de opiniones, el juez se debía inclinar por la del grupo
donde estuviera Papiniano. El juez sólo era libre de seguir la opinión
oportuna cuando hubiera un empate y no hubiera participado
Papiniano.

Las Compilaciones del Derecho

En esta época postclásica se trató de ordenar, depurar y


compilar todo el material jurídico existente. Para que se
completasen estas compilaciones debían comprender tanto las obras
de la jurisprudencia –ahora llamados iura- como las constituciones
imperiales-ahora denominadas leges-. Conviene destacar que estas
compilaciones en ciertas ocasiones lo que compilaban eran los iura,
es decir jurisprudencia (ciencia del derecho, derecho elaborado por
juristas) y, en otras, lo que compilaban eran leges, es decir,
constituciones imperiales.
Con la finalidad de efectuar una mejor exposición nosotros
distinguiremos las compilaciones realizadas durante la existencia
del Imperio Romano antes de Justiniano, las compilaciones
realizadas por los reinos bárbaros (llamadas compilaciones romano-
bárbaras) y la compilación de Justiniano (sin duda la más
importante).

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Universidad de Concepción. Curso de Derecho Romano I 2019

a) Compilaciones realizadas antes de la caída del Imperio Romano


de Occidente

Durante la existencia del Imperio Romano de Occidente, en el


periodo postclásico, se realizaron tres recopilaciones del derecho.
Todas ellas de leges, es decir, de constituciones imperiales. Las dos
primeras a iniciativa de privados y la tercera de carácter oficial.

1. La Compilación Gregoriana, llamada corpus, y más tarde


Codex Gregorianus, es decir, Código Gregoriano. Es de fines
del siglo III, debida a un tal Gregorio, personaje desconocido
del tiempo de Diocleciano. Contenía constituciones dictadas
entre los años 196 y 295.
2. La Compilación Hermogeniana (el corpus Hermogenianum,
más tarde llamado Codex Hermogenianus), es debida a un
desconocido Hermógenes, de fines del siglo III o comienzos del
IV. Recoge constituciones producidas entre los años 291 y 324.
Ninguna de estas dos ha llegado directamente a nosotros, sino
que tenemos noticias de ellas porque figuran citadas en obras
posteriores, tales como los Fragmenta Vaticana, la Collatio, la
Consultatio y las leyes romano-bárbaras de los visigodos.
3. El Codex Theodosianus o Código Teodosiano. Se trata de
una compilación de leges ordenada por Teodosio II, llevada a
cabo el año 438, para entrar en vigencia en Oriente desde el 1
de enero del año 439. Valentiniano III le dio también vigencia
para el Occidente Romano. Lo constituían 16 libros, que
incluyen constituciones de Constantino y de Teodosio II (van
desde el 313 al 437). No se ha conservado ningún ejemplar del
Codex Theodosianus en forma directa. Una parte principal se
conservó en el Breviario de Alarico (506), y también en el
Código de Justiniano.

b) Las Compilaciones Romano-Bárbaras

Durante el siglo V, ya varias tribus germánicas estaban


habitando la parte occidental del Imperio. Estos pueblos, a su modo
“romanizados” y reconociendo las virtudes jurídicas de las obras
romanas, demostraron sumo interés en aplicarlas. Es por ello que se
las conoció posteriormente como “leyes romano-bárbaras”. Las más
importantes fueron:
a) Lex Romana Wisighotorum. (Ley Romana de los Visigodos o
Breviario de Alarico) En el año 506, Alarico II, rey de los
Visigodos, que gobernaba el Sur de las Galias y el Norte de
Hispania, realizó una compilación, que abarcaba tanto algunos
iura, como también leges. Contiene un extracto de las
compilaciones Gregoriana y Hermogeniana, y en mayor
medida partes del Código Teodosiano, al que se agregaron
constituciones posteriores (Novelas Posteodosianas). Pero
también

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contiene un resumen de la obra Instituciones de Gayo


(Epitome Gai), textos de las Sentencias de Paulo y un
fragmento de Papiniano.
b) La Lex Romana Burgundiorum (Ley Romana de los
Burgundios). Fue dada a comienzos del siglo VI, por
Gondebardo, rey de los burgundios, que se habían establecido
en la zona de la actual Borgoña. Se aplicó tanto a su pueblo
como a los romanos que habitaban el territorio. Contenía
constituciones de las compilaciones Gregoriana,
Hermogeniana y del Código Teodosiano, así como de sus
Novelas. También, fragmentos de las Sentencias de Paulo, de
las Institutas de Gayo y ciertas leyes de costumbres de los
burgundios.
c) El Edictum Theodorici (Edicto de Teodorico). Fue dictado,
luego de la caída de Roma, hacia el año 500, por el rey
ostrogodo Teodorico. Este se consideró gobernador de Italia,
diciendo actuar en nombre del Emperador de Oriente, y regía
sobre toda la población existente en sus dominios. Contenía
154 artículos, basados en general en las mismas fuentes que
los otros ordenamientos romano-bárbaros –si bien fue anterior
a ellos-, pero sin cita de fuentes, y recurriendo muchas veces a
la paráfrasis.

c) La compilación de Justiniano

Fue finalmente el emperador Justiniano (527-565) quien realizó


la compilación definitiva, la más importante de todas, superando
netamente a las anteriores, ya que no solamente recopiló las leges
(constituciones imperiales), sino también los iura (opiniones de los
juristas, principalmente clásicos). Su obra será conocida más tarde –
no en su época-como Corpus Iuris Civilis.
Por medio de la Constitución Haec quae necessario del año
528, Justiniano encargó a una comisión de 10 miembros, presidida
por Juan, ex cuestor de Palacio e integrada entre otros por
Triboniano, magister officiorum, y Teófilo, profesor de la escuela de
Constantinopla, la tarea de redactar un Código, poniendo al día las
compilaciones anteriores. Esto se llevó a cabo en el 529, si bien esta
edición del Codex fue luego reemplazada por otra del año 534.
Luego, en el año 530, por la Constitución Deo Auctore,
encomendó a Triboniano, ahora cuestor del sacro Palacio, que
formara una comisión para recopilar los iura, esto es, la doctrina de
los grandes juristas, principalmente los clásicos. Entre sus
colaboradores estuvieron los profesores Teófilo, Doroteo, Cratino e
Isidoro, así como Constantino, y 11 juristas. La tarea fue cumplida
en sólo tres años, y Justiniano la puso en vigor por medio de la
Constitución Tanta para entrar a regir desde el 30 de diciembre de
dicho año (533). Se llamó Digesta (“distribuido ordenadamente”) o
en griego Pandectas (“libros que lo contienen todo”).
Aún en curso esta segunda obra, le encomienda a Triboniano, a
Teófilo y a Doroteo, la redacción de una obra para uso escolar. Será
denominada Institutiones (vulgarmente Institutas), comenzando a
regir, junto con el Digesto, por la Constitución Tanta.

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Universidad de Concepción. Curso de Derecho Romano I 2019

Con posterioridad a la primera redacción del Código, teniendo


en cuenta las innovaciones legislativas producidas, entre ellas las
Quinquaginta decisiones (50 decisiones que dirimían cuestiones
doctrinarias), gracias a Triboniano, Doroteo y tres juristas más, se
publica una nueva edición del mismo, llamado Codex Repetitae
Praelectionis, el cual es puesto en vigencia por la Constitución Cordi
novis, para regir desde el 29 de noviembre del año 534.
Como la labor legislativa justinianea continuó, fue necesario
compilar las nuevas constituciones que se publicaron después del
Código de 534. Esta compilación de nuevas constituciones será
conocida con el nombre de Novelas (Novellae), si bien en vida de
Justiniano éste no las ordenó en un libro único, lo que se hará
posteriormente.
Lo que trató de realizar Justiniano fue una obra que resultara
coherente, evitando las contradicciones de los autores originarios,
para lo cual las interpolaciones, que en la Constitución Tanta (10)
nos dice que son “muchas y grandes” (multa et maxima), resultaban
necesarias, porque desde ahora, todo el texto compilado, incluida la
interpretatio de los juristas, debía ser acatada como expresión de la
auctoritas imperial.

El Corpus Iuris Civilis

La obra compilatoria de Justiniano se compone de cuatro


partes: el Código (recopilación de las leges), el Digesto (recopilación
de los iura), las Institutas (manual para estudiantes) y las Novelas
(es decir, las nuevas constituciones posteriores al Código).
El orden que seguimos es el de su elaboración histórica. La
presentación usual en las ediciones es la siguiente: Institutas,
Digesto; Código y Novelas.

I. El Código

Contiene las constituciones imperiales habidas desde


Adriano hasta Justiniano.
Muchas veces estos textos han sido interpolados.
Tal como lo indicamos, esta recopilación de leges fue el primer
propósito de Justiniano. Ya en el 529 se publicó el Codex
Iustinianeus, cuyo texto no nos ha llegado. Se elabora una nueva
edición del Código, del año 534 de nuestra era (Codex repetitae
praelectionis), que es el que actualmente figura en las ediciones del
Corpus Iuris Civilis. En la constitución que lo torna obligatorio
(Cordi novis) se prohíbe invocar ante los jueces la constitución
Quinquaginta, así como las constituciones posteriores, debiéndose
estar sólo a lo que indica este nuevo Código.
El Código consta de 12 libros, los cuales están divididos en
títulos. En ellos se señala al principio la materia de que se trata.
Luego vienen numeradas las leges, cada una de las cuales contiene –
por orden cronológico- una constitución imperial, con la designación
del emperador que la produjo.

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Universidad de Concepción. Curso de Derecho Romano I 2019

II. El Digesto (los Digesta o Pandectas)

Contiene los iura, es decir, la doctrina de los grandes juristas.


Es la parte más importante del Corpus Iuris Civilis no solamente por
su extensión (cerca de 9.000 fragmentos), sino porque con su
lectura tenemos la interpretatio de muchos juristas de la época
clásica (39, de los cuales tres son de la época republicana). Entre
ellos figuran principalmente Ulpiano (aproximadamente un tercio
del Digesto), Paulo, Papiniano, Gayo, Marciano, Modestino y Juliano.
En total son 50 libros –que siguen el orden del Edicto
Perpetuo- divididos en títulos (salvo los libros 30, 31 y 32, donde se
habla de los legados y de los fideicomisos). Estos títulos se suelen
dividir en párrafos y los párrafos en fragmentos. Los fragmentos
figuran en forma personalizada, con el nombre del jurista y la
mención de la obra de la cual proviene dicho párrafo.
Precediendo al Digesto, se agregó un Index en el cual están
señaladas las materias por orden alfabético, lo que facilita la
búsqueda.
Ha llamado siempre la atención la extraordinaria rapidez con
la cual los compiladores bizantinos redactaron la obra (menos de
tres años). Al respecto se han mencionado varias teorías, pareciendo
probable que pudieran contar con compilaciones más o menos
elaboradas, aunque la existencia de un “pre-Digesto” no resulta
admisible.
Justiniano ordenó que el Digesto, al igual que el resto de su
obra, se aplicara directamente sin interpretarla. Esta prohibición de
interpretar los textos que componían su obra, a la postre no dio
resultado. Lo mismo ha ocurrido siempre a lo largo de la historia
con las prohibiciones de interpretar el derecho.

III. Las Institutas (Instituta) o Instituciones

Es un libro dedicado a los estudiantes, que contiene nociones


generales sobre diferentes materias jurídicas.
Su fuente principalísima fueron las célebres Institutas de Gayo,
siguiéndose el mismo método expositivo. Todo el ius aparece
dividido en: personas, cosas y acciones.
Están divididas, como las de Gayo, en cuatro libros. La forma de
citar normal es la referencia a la obra, seguida de la del libro, título
y fragmento. Las otras obras anteriores, análogas a las ya
mencionadas en el Código y el Digesto, se han tornado obsoletas.

IV. Las Novelas (Novellae)


Si bien Justiniano dio por terminada su labor compilatoria con
la sanción de las tres partes anteriores, en la constitución Cordi
Novis (año 534) dejó aclarado que las leges ya establecidas en el
Código podían sufrir modificaciones ulteriores, las cuales no serían
agregadas a este texto, sino que figurarían como “nuevas
constituciones” (novellarum nomine constitutionum significatur). En
suma, a las nuevas constituciones dictadas después del año

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534 se las conoce hoy con el nombre de Novelas. Pero Justiniano


nunca las agrupó en una obra, siendo ello tarea reservada a la
posteridad.

Brevísima mención al Derecho Romano después de Justiniano

Este enorme tema, que va desde la muerte de Justiniano el año


565 de nuestra era hasta nuestros días y que prácticamente abarca
el mundo entero, es imposible tratarlo siquiera con algún detalle.
Una exposición de este tipo es más propia de una asignatura como
Historia del Derecho, o, incluso Derecho Comparado. Por ello, nos
limitaremos sólo a dejarlo mencionado.
El desarrollo del Derecho Romano no termina con la muerte de
Justiniano, continúa vigente en el Imperio Romano de Oriente hasta
la desaparición de éste con la caída de Constantinopla (Bizancio) en
manos de los turcos el año 1453, es decir, casi novecientos años
después de fallecer el Emperador que acaba de nombrarse. Pero
también el derecho romano tuvo un grandioso desarrollo durante
toda la Edad Media en el Occidente de Europa, la denominada
segunda vida del Derecho Romano. La ciencia jurídica
desarrollada en ese entonces gracias a los nuevos estudios
realizados por los Glosadores y los Comentaristas (siglos XII y
siguientes), se convertirá durante mucho tiempo, en el ius commune
de los pueblos europeos, influyendo posteriormente en la tarea de
codificación emprendida en Europa y América durante la Edad
Moderna y de la Edad Contemporánea. Es por ello que puede
decirse que el derecho actual, de casi todos los países, es
básicamente Derecho romano. Sus códigos, sus leyes, su
jurisprudencia, su doctrina, son romanísticas. Así entonces, no
resulta exagerado afirmar que saber derecho es saber Derecho
romano.
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