Universidad del Balamand

Instituto de Teología San Juan Damasceno

P.A.S.E. (Program for Arabic – Spanish Exchange)

SOFI 230 Introducción a la Fe de la Iglesia Ortodoxa

Lección 11 Sección 1
Los Santos en la Iglesia Ortodoxa

1. Introducción
La Biblia nos dice “Porque yo soy el Señor, su Dios, y ustedes tienen que santificarse

y ser santos, porque yo soy santo...” (Lev 11:44, 19:02 y 20:7). El hombre se vuelve santo

por la participación en la santidad de Dios.

La santidad es un don dado por Dios

al hombre, a través del Espíritu Santo. El

esfuerzo del hombre en participar en la

santidad divina es indispensable, pero la

santificación en sí es obra de la Santísima

Trinidad, en especial por medio del poder

santificador de Jesucristo, que se encarnó,

sufrió la crucifixión y resucitó de entre los muertos, a fin de llevarnos a la vida de

santidad a través de la comunión con el Espíritu Santo. En la segunda carta a los

Tesalonicenses, San Pablo dice: “Nosotros, por nuestra parte, siempre debemos dar gracias

a Dios, a causa de ustedes, hermanos amados por el Señor. En efecto, Dios los eligió desde el

principio para que alcanzaran la salvación mediante la acción santificadora del

Espíritu y la fe en la verdad. Él los llamó, por medio de nuestro evangelio para que posean

la gloria de Nuestro Señor Jesucristo” (2: 13-14).

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2. Categorías de Santos
A través de la obra de la Santísima Trinidad, los cristianos podrían ser llamados

santos, especialmente en la Iglesia primitiva, siempre y cuando fueran bautizados en

el nombre de la Santísima Trinidad, recibieran el sello del Espíritu a través de la

crismación y con frecuencia participaran en la Eucaristía. En el mismo espíritu, San

Pablo al escribir a las iglesias que había visitado, llama a todos “santos”. Escribiendo

a los Efesios, se dirige a “los santos que viven en Efeso” (1:1); escribiendo a los corintios

utiliza las mismas expresiones (II Cor 1:11). San Basilio, al comentar este punto,

escribe que Pablo se refiere a todos los que están unidos a Dios, que es el Ser, la Vida

y la Verdad (Contra Eunomio, II, 19). Además, San Pablo escribe a los Colosenses

que Dios reconcilió a los hombres con la muerte de Cristo, “a fin de que ustedes

pudieran presentarse delante de él como una ofrenda santa, inmaculada e irreprochable”

(1:22).

En nuestra sociedad, sin embargo, ¿Quién puede ser llamado santo? ¿Quiénes

son esos hombres, mujeres y niños que pueden ser llamados santos por la Iglesia

hoy? Muchos teólogos ortodoxos clasifican a los santos en seis categorías. A saber:

1. Los apóstoles, que fueron los primeros en difundir el mensaje de la

Encarnación del Verbo de Dios y de la salvación a través de Cristo.

2. Los profetas, porque predijeron y profetizaron la venida del Mesías.

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3. Los mártires, por sacrificar sus vidas y confesar a Jesucristo como el Hijo de

Dios y el Salvador de la humanidad.

4. Los Padres y los Jerarcas de la Iglesia, que se destacaron en la explicación y

en la defensa, con palabras y obras, de la fe cristiana.

5. Los Monjes, que vivieron en el desierto y se dedicaron a la ascesis,

alcanzando, en la medida de lo posible, la perfección en Cristo.

6. Los Justos, los que vivían en el mundo, llevando vidas ejemplares como

clérigos o laicos con sus familias, convirtiéndose en ejemplos a imitar en la

sociedad.

Todos y cada uno de estos santos tiene su propia vocación y características:

todos ellos lucharon la “buena batalla de la fe” (I Tim 6:12 y II Tim 4:7). Todos ellos

aplican en sus vidas las virtudes bíblicas de “la justicia, la piedad, la fidelidad, el amor, la

fortaleza y la mansedumbre” (I Tim 6:11).

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