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El mundo según Trump

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Entrevistas con Henri Houben, Mohamed Hassan,
Majed Nehmé, John Catalinotto, Bruno Drweski y

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Säid Bouamama

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© Michel Collon y Grégoire Lalieu, 2016
1.a edición: Editorial El Viejo Topo, Investig’Action, Barcelona, 2017
2.a edición: Editorial de Ciencias Sociales, Soygraf. UEB Gráfica de Holguín, Cuba, 2018

l
© Fundación Editorial El perro y la rana, 2018

su
Diseño de colección
Mónica Piscitelli

n
Imagen de portada y diagramación
María Fernanda Oyuela
co
Edición
José Zambrano

Corrección
Francesco Sarpi
ra

338.973
C714
pa

Collon, Michel y Lalieu, Grégoire.


El mundo según Trump: Entrevistas con Henri Houben,
Mohamed Hassan, Majed Nehmé, John Catalinotto,
Bruno Drweski y Säid Bouamama.
Caracas.
Fundación Editorial El perro y la rana, c2018. 107 pp.
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Colección Alfredo Maneiro. Política y gobierno.

Incluye bibliografía.
PD

1. Estados Unidos - Política económica.


2. Estados Unidos - Política y gobierno.
3. Estados Unidos - Relaciones exteriores.
4. Trump, Donald, 1946. I. Lalieu, Grégoire. II.

Hecho el Depósito de Ley


Depósito legal: DC2018001289
ISBN: 978-980-14-4243-1

IMPRESO EN LA REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA


La colección ALFREDO MANEIRO. POLÍTICA Y SOCIEDAD

ta
publica obras necesarias, capaces de desentrañar el significado
de los procesos sociales, políticos y económicos que dictaminan
el curso del mundo actual. Venezuela tiene un papel activo y

l
determinante en la escena global contemporánea, de allí la

su
importancia del pensamiento, la investigación, la crítica, surgidos
del análisis y la comprensión de nuestra realidad. Firmes propósitos
animan esta colección: por una parte, rendir homenaje a la figura

n
de Alfredo Maneiro, uno de los principales protagonistas de los
movimientos sociales y políticos que tuvieron lugar en Venezuela
co
durante los duros y conflictivos años sesenta y ochenta del siglo
pasado; y por la otra, publicar libros que permitan difundir temas e
ideas medulares de nuestro tiempo. Está conformada por cuatro
series: Pensamiento social, Cuestiones geopolíticas, Identidades y
ra

Comunicación y sociedad.
PENSAMIENTO SOCIAL es un espacio para el debate teórico en torno
al ideario económico, político y social que ha perfilado el devenir
pa

histórico latinoamericano y caribeño. Igualmente, sirve para


problematizar y profundizar el espíritu emancipador de nuestro
continente.
CUESTIONES GEOPOLÍTICAS sirve de foro para la creación de una nueva
cartografía contrahegemónica del poder mundial, a través de la
F

exploración en los ámbitos económicos, sociales, políticos y


culturales de las relaciones Norte-Sur y Sur-Sur, sus estrategias e
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implicaciones para la humanidad.


IDENTIDADES indaga en la diversa gama de culturas ancestrales
y populares latinoamericanas, en la búsqueda de los aspectos que nos
definen como pueblos.
COMUNICACIÓN Y SOCIEDAD aborda los diferentes temas de la
comunicación, a partir de sus dimensiones políticas y sociales, en
relación con los problemas del mundo contemporáneo.
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MICHEL COLLON Y GRÉGOIRE LALIEU

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El mundo según Trump
Entrevistas con Henri Houben, Mohamed

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Hassan, Majed Nehmé, John Catalinotto,
Bruno Drweski y Säid Bouamama

n
Traductores
Alex Anfruns, Yurinis Prieto
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Agradecimientos a la primera edición:

ta
al equipo de Investig’Action:

l
su
Alex Anfruns, Miléna Trivier, Eric Pauporté, Olivier Ndenkop,
Raffaele Morgantini, Michèle Janss, Elisabeth Beague, Ricardo Vaz.
Gracias a nuestros numerosos colaboradores:
Anne, Asma, Badia, Benoît, Bruno, Carlos, Carolle, Célestine,

n
Charles, Cheikh, Chris, Christophe, Claire, Daniel, Daniel,
Delphine, Denise, Dominique, Emmanuel, Esteban, Fabien,
co
Fatima, Fatima, Federica, Frédéric, Frédéric, Freddy, Goran,
Hamdan, Houyam, Jacques, Jean, Jean-Jacques, Jean-Marie,
Jean-Pierre, Joël, Julian, Leona, Lucas, Majed, Manuel, Mark,
Marlène, Maxence, Maxime, Mehdia, Michaël, Mohamed, Naïm,
Nico, Olivier, Paolo, Parfait, Pascale, Patrick, Patrick, Pierre,
ra

Pedro, Philippe, Philippe, Philippe, Rémi, Saïd, Samia, Sarah,


Sarah, Simon, Stanley, Tina, Viktor...

Y a todos nuestros mecenas:


pa

sin vuestra preciosa ayuda, Investig’Action no podría existir.


¡Todos somos periodistas!
GRÉGOIRE Y MICHEL
MAYO, 2016
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pa Primera parte

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CAPÍTULO 1
LAS CAUSAS ECONÓMICAS DEL DECLIVE DE
ESTADOS UNIDOS

l
su
Entrevista con Henri Houben.
Economista y miembro de la Asociación por la Tasación de las
Transacciones Financieras y por la Acción Ciudadana (Association
pour une Taxation sur les Transactions Financières pour l’Aide aux
Citoyens, ATTAC), Bruselas.

n
co
¿La controversia Trump-Clinton se debe al declive de la econo-
mía de Estados Unidos?
El declive es relativo, pero es una realidad que los problemas
económicos juegan un papel fundamental.
ra

Estos problemas, ¿son nuevos?


No, aparecieron después de 1945, pero se acentuaron a partir de
pa

los años 60 cuando las empresas estadounidenses fueron puestas en


aprietos por sus competidoras alemanas y, sobre todo, japonesas...

¿Es un problema de competitividad?


F

Sí, los japoneses se encargaron primero del mercado de “baja


gama” para crecer poco a poco, mientras que las empresas esta-
PD

dounidenses retrocedían sin cesar, al no contar con una estrategia


global... De hecho, privilegian la rentabilidad y se concentran espon-
táneamente en la gama alta, sin tomar en cuenta que la baja gama
permite un mayor volumen para asegurar las economías de escala.
De modo que progresivamente se hacen expulsar del mercado.

13
MICHEL COLLON Y GRÉGOIRE LALIEU
El mundo según Trump

¿Qué quiere decir?


Que no reaccionan de manera coordinada, mientras que los ja-
poneses tienen una estrategia muy organizada. Primero, sus mé-
todos de producción, iniciados por Toyota, hacen que el trabajo sea
mucho más intensivo y más lucrativo para el empresariado. Luego,

ta
su sistema de crédito es mucho más eficaz. Por último, un ministe-
rio, el Ministerio de Comercio Internacional e Industria (MITI), des-

l
pliega una estrategia global del Estado para apoyar a sus industrias

su
exportadoras.
El resultado es que las empresas japonesas eliminan progresi-
vamente a sus competidoras estadounidenses de importantes sec-
tores industriales: electrónica, fotografía, maquinarias... El sector

n
del automóvil también está bastante afectado. No obstante, Estados
co
Unidos conserva un predominio en sectores de punta como la aero-
náutica (sobre todo militar), los servicios informáticos, las biotecno-
logías, la industria espacial (aunque la competencia se intensifica en
algunos de estos sectores).
ra

¿Pero de qué manera esta vieja historia provoca problemas hoy


en día?
Porque la respuesta de las firmas estadounidenses en estos
pa

sectores ha consistido en “deslocalizar” su producción hacia países


del tercer mundo, con el fin de producir mucho más barato. Eso co-
menzó en los años 60 y supuso el inicio de la desindustrialización en
el mismo territorio de Estados Unidos.
F

Así que, ¿fue el mismo Estados Unidos el que inventó la desloca-


PD

lización?
Sí. Ya sea porque las firmas se deslocalizaban ellas mismas
para ir a buscar una mano de obra menos cara, o porque cerraban
sus puertas, y las empresas que se abastecían en ellas entonces iban
al tercer mundo para hacerlo. Por otra parte, al importar a muy
bajo costo los alimentos, ropa y otros productos básicos, se mante-
nían los salarios de los trabajadores bastante bajos y eso reforzaba
la “competitividad”, como se dice, de las empresas de tecnología de
punta estadounidenses.
14
Primera parte
CAPÍTULO 1 Las causas económicas del declive de Estados Unidos

En cualquier caso, desde los años 80, no han parado de alardear


acerca del crecimiento de la economía estadounidense, diciendo que
“impulsaba” la economía mundial...
Es exacto, pero hay que fijarse bajo qué artificios. Porque un se-
gundo factor de crisis debilitó muy rápidamente esta economía: la

ta
creciente desigualdad de los ingresos. Aproximadamente entre 1950
y 1980, el reparto entre los diferentes estratos sociales se mantuvo

l
estable. Pero a partir de 1981 hubo un vuelco: el presidente Reagan

su
conducía en aquel entonces una política neoliberal agresiva contra
los sindicatos, con el objetivo de reducir los salarios y las ventajas so-
ciales conquistadas tras la Segunda Guerra Mundial. Solo se incre-
mentaron fuertemente los ingresos y el patrimonio de los más ricos.

n
Para el 90% de la población, el ingreso real se mantuvo estable, con
co
algunas variantes. En realidad, el crecimiento del que usted habla
solo benefició a los más ricos, sobre todo al 1% de los más acomodados.

Y, entonces, ¿eso no aumenta realmente el consumo global de los


hogares?
ra

Eso va a conducir a un tercer gran problema. Puesto que se blo-


quea el aumento de los salarios, ¿qué es lo que va a empujar el creci-
miento? El importante endeudamiento de los hogares. Entre 1985 y
pa

2007, el crecimiento de Estados Unidos es menor que en los años 50


y 60, pero tira adelante gracias al consumo privado. Como el poder
de adquisición de la mayoría no aumenta, debe hacerse mediante el
endeudamiento. Por ello podemos decir que es un crecimiento arti-
F

ficial. De manera general, los economistas consideran que el consu-


mo de los hogares puede representar un 60% del PIB (la riqueza total
PD

producida por un país en un año). Pero en Estados Unidos, alcanza ¡un


70%! No es algo muy ortodoxo.
Además, se empujará a los hogares hacia la bolsa. Usted debe
saber que en Estados Unidos la mitad de la población posee títulos
(principalmente vía los fondos y los fondos de pensiones) y puede
obtener de ese modo un préstamo que alcanza hasta el 50%, incluso
el 100% del valor de esos títulos. Esto tuvo un impacto muy negativo
en la economía de Estados Unidos durante las crisis bursátiles de
2000 y 2008.
15
MICHEL COLLON Y GRÉGOIRE LALIEU
El mundo según Trump

En resumen, usted nos dice que esta economía, aparentemente


fuerte, no es para nada sana...
Y eso no es todo. Un cuarto factor va a empeorar la situación. Al
abastecerse masivamente en el extranjero de lo que ya no produce en
su propio suelo, Estados Unidos desequilibra lo que llamamos la ba-

ta
lanza comercial, es decir, la relación entre lo que el país vende y lo que
compra. Si esa balanza está desequilibrada, porque el país compra

l
demasiado, entonces debe buscar capitales en el extranjero. Pueden

su
presentarse bajo tres formas: 1) Una inversión, 2) Un puesto en títulos
(inversiones en acciones u obligaciones), y 3) Un préstamo.

¿Es importante esta diferencia?

n
Sí, estamos hablando de montos de más de quinientos mil mi-
co
llones de dólares netos por año en compras (ingresos menos gastos),
es decir, entre un 3% y 5% del PIB. Para compensar, las ventas en
el extranjero deben aportar, cada año, más de quinientos mil mi-
llones de dólares netos. En caso contrario, las cuentas exteriores
están desequilibradas, el valor del dólar cae en picada y el sistema
ra

monetario internacional estalla, porque está basado en el dólar. Por


consiguiente, muchos de los países extranjeros que disponen de dó-
lares los invierten en la bolsa de Nueva York.
pa

Lo que provoca un incremento de esta bolsa...


Sí, entonces los hogares estadounidenses son teóricamente
más ricos, por lo que compran más y ese círculo vicioso también
F

reactiva la economía mundial.


PD

Hasta que...
Hasta que la bolsa colapsa. Se derrumba por primera vez en el
2000, y fue Nasdaq, la bolsa de las nuevas empresas tecnológicas, el
“corazón innovador” de la economía estadounidense, el que colapsa.
Un profundo choque, un verdadero crac.

16
Primera parte
CAPÍTULO 1 Las causas económicas del declive de Estados Unidos

¿Y cuál fue la solución que encontraron las autoridades estadou-


nidenses?
El banco central, el Federal Bank, bajó las tasas de los créditos
y empujó a los hogares a que se endeudaran para comprar sus ca-
sas mediante enormes préstamos. Esta huida hacia adelante será

ta
de alguna manera “apoyada” por la crisis financiera que se produjo
en Asia del Sureste en 1997. Esta región había vivido un fuerte cre-

l
cimiento en los años 80, pero entonces todos los capitales se ven

su
obligados a buscar un refugio...

¿Lo encontrarán en Estados Unidos?


¡Por supuesto! Un billón de dólares suplementarios terminó

n
por llegar a la Nasdaq. ¡Lo que creó una burbuja fenomenal!
co
Se tiene la impresión de que la bolsa es en el fondo como la fa-
mosa pirámide de Ponzi, en la que un estafador pide un préstamo a
tasas elevadas y reembolsa a medida que recibe el dinero de los nue-
vos prestamistas, de manera que cuando el conjunto se descalabra, el
ra

último que llega paga por los demás.


Se podría decir que sí. Lo cierto es que esta crisis es el resultado
directo de la política de Ronald Reagan (1981-1988) y de Bill Clinton
pa

(1993-2000) a favor de la “liberalización” de los bancos. El ministro


de Finanzas de Clinton, Robert Rubin, había eliminado las reglas
de prudencia impuestas a los bancos después de la terrible crisis de
1929; unas reglas que imponían la separación de actividades entre
F

inversiones (a largo plazo) y los servicios de préstamos y depósitos.


Efectivamente, un banco debe poder hacer frente a retiros masivos;
PD

pero si ha inmovilizado sus fondos en compromisos a largo plazo,


no podrá hacerlo.

¿Esto jugará un papel en 2008, cuando se produzca la crisis de


las hipotecas de alto riesgo?
La crisis de las hipotecas de alto riesgo se produjo porque se le
habían hecho préstamos “generosos” a gente que no era para nada
solvente. Ahora bien, al avizorar el peligro, los bancos se protegieron

17
MICHEL COLLON Y GRÉGOIRE LALIEU
El mundo según Trump

con la titulización de esos créditos: es un mecanismo complicado en


el que cada uno le pasa los riesgos a un tercero.
El interés de los bancos es doble: por una parte, cobran comisio-
nes de los créditos muy arriesgados que han pasado a otras personas,
que no son conscientes del riesgo. Incluso si no es muy elevado, es un

ta
ingreso seguro. Por otra parte, eso no inmoviliza su capital, de mane-
ra que pueden continuar prestando en buenas condiciones a clientes

l
solventes, porque los créditos de hipotecas de alto riesgo ya no están

su
en sus cuentas sino en “vehículos de inversión estructurada” (SIV).

Y este sistema se rompió la crisma...


Porque los bancos no habían previsto el colapso de todo el mer-
cado al mismo tiempo.

n
co
Pero las autoridades estadounidenses, ¿no eran conscientes de
crear una burbuja que iba a estallar?
Sí, Alan Greenspan, el jefe de la Reserva Federal de Estados Unidos
(Fed), era perfectamente consciente de ello. Pero después del crac del
ra

Nasdaq no veía otra solución.

Por lo tanto, usted nos ha indicado las cuatro causas económicas


pa

de esta recesión de Estados Unidos: 1) La deslocalización, 2) La brecha


entre los ingresos, 3) El endeudamiento de los hogares, y 4) El desequi-
librio de las cuentas exteriores. ¿Pero también hay otros factores ex-
traeconómicos?
F

Sí. La necesidad que tenían de instaurar su hegemonía, pri-


mero en el “mundo libre” (Europa y Japón), y luego en el resto del
PD

planeta. Esta dominación militar cuesta muy cara y aporta escasos


beneficios. La guerra de Vietnam, que duró de 1961 a 1975, fue cos-
tosísima: los enormes gastos militares pesaron en la economía de
Estados Unidos y el gobierno se vio obligado a endeudarse.

Sin embargo, se dice que la guerra activa la economía...


Sí, pero básicamente cierta parte de la economía. En detrimen-
to de otros sectores.

18
Primera parte
CAPÍTULO 1 Las causas económicas del declive de Estados Unidos

No obstante, la investigación militar, ¿permite desarrollar inno-


vaciones tecnológicas?
Sí, es tanto más beneficiosa que es el Ministerio de la Defensa el
que paga, es decir, el contribuyente. Pero en este terreno Japón tam-
bién le ha ganado.

ta
¿Pero cómo? Si no tenía ejército...

l
Precisamente, al desarrollar sus innovaciones directamente

su
para la industria civil. De modo que llegan más rápido al mercado y
están más adaptadas a las necesidades de sus clientes civiles.

¿Cómo podemos evaluar esta recesión general de la economía de


Estados Unidos?

n
co
El declive más fuerte se constata en la parte estadounidense
del PIB mundial. Hace ya bastante tiempo que Estados Unidos no es
el motor del crecimiento general. Actualmente, China representa
un tercio de este crecimiento. En este plano, Estados Unidos ha ce-
dido su liderazgo.
ra

La crisis de 2008 agravó este fenómeno, ya que se originó en


Estados Unidos. Bloqueó el motor del crecimiento, que se basaba en
el consumo mediante el endeudamiento privado, y eso tuvo reper-
pa

cusiones internacionales. Estados Unidos ya no es el país que im-


pulsa la economía mundial, y esta se mantiene frágil porque no se
ha recuperado de una pérdida: más de dos mil millones de dólares
solo por consumo estadounidense, sin contar los efectos indirectos
F

en otras economías.
PD

Con todo esto, se tiene la impresión de que Estados Unidos es un


país virtualmente en bancarrota. Entonces, ¿qué es lo que lo mantie-
ne a pesar de todo en esta posición privilegiada?
El papel fundamental del dólar. En la actualidad, todavía es el
dólar el que mantiene unido el sistema económico internacional.
Pero esto va acompañado por la fe en la hegemonía estadounidense,
el hecho de que Estados Unidos representa el refugio necesario.

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MICHEL COLLON Y GRÉGOIRE LALIEU
El mundo según Trump

¿El refugio, aunque todo vaya mal?


Sí, aunque todo vaya mal, se mantiene el papel del dólar como la
divisa que asegura al sistema monetario internacional. Se mantiene
el dominio tecnológico de Estados Unidos, y la ilusión de que Estados
Unidos va bien o no va demasiado mal. Su posición privilegiada man-

ta
tiene el conjunto de estos elementos. Si una parte tiembla, todo el edi-
ficio puede inclinarse.

l
su
¿Es ventajoso para los Estados Unidos atraer de esta manera los
capitales extranjeros?
Muy ventajoso, ya que no deben pagar sus deudas.

¿Cómo es eso?

n
co
Aunque el monto de los capitales netos invertidos en Estados
Unidos no deja de aumentar, este país paga con servicios financie-
ros en el extranjero menos de lo que recibe.

Y, ¿era tan ventajoso para quienes le prestaron?


ra

No tenían opciones. En aquel entonces, la relación de fuerzas


políticas era muy favorable para Estados Unidos. Y si todo el siste-
ma económico se desploma, o es sacudido de raíz, también sufrirá
pa

las consecuencias.

¿De qué países habla usted?


De China, de otros países asiáticos y de las petromonarquías,
F

que compensan la salida de quinientos mil millones de dólares ne-


tos con la llegada de quinientos mil millones de capitales netos. Y
PD

apoyan el presupuesto del Estado. Pero su endeudamiento se ha


duplicado. En la economía de Estados Unidos, la deuda pública hoy
día ha reemplazado la deuda privada. Actualmente ha alcanzado un
100% del PIB.

¿Por qué hablar del Estado mientras que los capitales privados se
invertían en la bolsa?
Porque en el momento del crac, los inversores dejan de colocar sus
fondos en Wall Street, las cuentas exteriores están desequilibradas y
20
Primera parte
CAPÍTULO 1 Las causas económicas del declive de Estados Unidos

serán los bancos extranjeros –sobre todo de China– los que tapa-
rán el agujero. Lo harán comprando Letras del Tesoro para financiar
el endeudamiento estatal de Estados Unidos ¡El banco central chi-
no compra cerca de ochocientos mil millones en estas Letras entre
2007 y 2010!

ta
Ese reino del dólar, ¿podría tener un fin?

l
Actualmente, a ningún Estado –ni siquiera a China– le inte-

su
resa que el dólar se derrumbe. Todos ayudan a Estados Unidos sal-
vando su bolsa, para que las acciones que compraron no pierdan su
valor. Y mientras el sistema beneficie ampliamente a China, ¿por
qué querría que ahora se derrumbara?

n
co
¿Los rusos y los chinos no están buscando una alternativa?
Sí, los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) quieren co-
menzar a intercambiar en monedas locales. Como moneda de re-
ferencia internacional, China querría reemplazar el dólar por una
canasta de divisas diferentes. Está llegando el mundo nuevo multi-
ra

lateral. Esto equilibraría mucho más las relaciones, pero no todo el


mundo lo aprecia en Estados Unidos...
pa

Volvamos a Trump. Amenaza con tomar medidas contra las fir-


mas estadounidenses que hayan deslocalizado su producción. Algunos
dicen que eso permitirá proteger a los trabajadores estadounidenses.
Eso podría protegerlos a corto plazo, pero ¿funcionará?
F

Se anuncia que quiere aumentar los salarios, y algunos de iz-


PD

quierda ven en ello una excelente noticia...


¿Es ese verdaderamente su objetivo o se trata de promesas elec-
torales? En todo caso, si lo aplica, los sectores de la economía esta-
dounidense se volverán menos competitivos.

¿Trump es proteccionista?
Si aumenta las tasas de las importaciones, lo es. Dicho esto, hoy
día los chinos venden más a Europa que a Estados Unidos.

21
MICHEL COLLON Y GRÉGOIRE LALIEU
El mundo según Trump

Ese proteccionismo, ¿es una solución?


Hay gato encerrado. Fue Estados Unidos el que inauguró este
sistema de globalización y deslocalizaciones. Lo hizo para aumen-
tar su competitividad, sobre todo en sus sectores de punta y para
mantener los salarios bajos. Pero ahora, este sistema le parece pe-

ta
ligroso. Parecería que Trump desea conservar de la globalización
lo que es bueno para Estados Unidos y eliminar lo que es malo.

l
Evidentemente, eso provocaría represalias. Si vienen de un país pe-

su
queño, no molestarán a Washington. Pero si los chinos se encuen-
tran frente al proteccionismo, sencillamente devaluarán el yuan...

¿La guerra comercial mediante la guerra de monedas?

n
Sí. Señalo que todos los acuerdos del G20, por lo demás general-
co
mente vacuos, comienzan por esta cláusula fundamental: nos com-
prometemos a no embarcarnos en una guerra de divisas. Así pues,
hay que evitar el jueguito de las devaluaciones para ganar partes
del mercado, un jueguito en el que finalmente todo el mundo pierde.
ra

Contrariamente a lo que usted dice, algunas personas de izquier-


da estiman que el proteccionismo es una solución. No hablan de los
países del Sur, que efectivamente deben defenderse contra la invasión
pa

económica de las grandes potencias. No, hablan precisamente de es-


tas grandes potencias que dominan el mundo de manera imperialista,
y nos dicen que la solución sería que se volvieran proteccionistas.
¿Que se hicieran o que volvieran a serlo?
F

Efectivamente, ¿el proteccionismo ya ha existido?


PD

Sí. El capitalismo ha fluctuado entre esos dos polos. Durante la


Primera Guerra Mundial, Gran Bretaña era totalmente librecam-
bista. Sin embargo, desde 1879, Alemania había empezado a aumen-
tar sus tarifas aduaneras y eso concernía igualmente a las colonias.
Los otros países europeos, salvo Inglaterra, la siguieron; por su par-
te, en aquella época, Estados Unidos ya era bastante proteccionista.
Para ampliar el mercado, hacía falta conquistar militarmente nue-
vos territorios. De modo que la batalla por las colonias fue una de las
causas fundamentales de aquella guerra.
22
Primera parte
CAPÍTULO 1 Las causas económicas del declive de Estados Unidos

¿Y cuál fue el papel del proteccionismo durante la Segunda Gue-


rra Mundial?
En el momento en que surge el segundo conflicto, el mundo
ya era bastante proteccionista. En aquel entonces, el sistema inter-
nacional estaba asegurado por una Inglaterra librecambista, pero

ta
en medio de la crisis, eso se volvió imposible para el país. En 1931,
Inglaterra también se pasa al proteccionismo y deja devaluar la li-

l
bra esterlina. En aquel momento, el sistema monetario internacional

su
estalla. Una conferencia internacional intenta recomponer los peda-
zos, pero fracasa.
Entonces se forman tres bloques: uno concentrado en la libra,
otro en el dólar y el tercero en el oro, con Francia, Bélgica, Italia y

n
Suiza. Este tercer bloque se desintegra rápidamente, porque debe
co
tener cambios fijos, mientras que los otros bloques dejan flotar sus
monedas. Entre los bloques, los bancos centrales aceptan compen-
sar los cambios, lo que permite, a pesar de todo, algo de comercio in-
ternacional. Este conflicto va a propiciar el detonante de la guerra.
ra

Sin mencionar las agresivas intenciones imperialistas de Ale-


mania y de Japón.
Por supuesto, pero es precisamente en un período de crisis y de
pa

fortalecimiento de la guerra comercial cuando las grandes poten-


cias están tentadas a tomar tales medidas.

¿De modo que usted nos dice que el proteccionismo contribuyó al


F

estallido de las guerras mundiales?


Hay que reflexionar bien. Si los Estados Unidos se pasan al
PD

proteccionismo, eso significará que las empresas solo tendrán un


territorio para acumular las riquezas que constituyen su capital:
su mercado interior. Porque los mercados exteriores también es-
tarán “protegidos” y, por lo tanto, cerrados. Y entonces, ¿qué po-
sibilidad tendrán esas multinacionales para acumular riqueza, lo
cual en un sistema capitalista es su lógica inevitable? Pues bien, se
verán obligadas a aumentar su mercado interior, es decir, aumen-
tar el territorio que controlan.

23
MICHEL COLLON Y GRÉGOIRE LALIEU
El mundo según Trump

¿Mediante invasiones?
Sí, sobre todo.

¿Nos dice usted que el proteccionismo capitalista conduce a la


guerra?

ta
Sí. Pero repito que soy escéptico. Estados Unidos es el país que
más se ha beneficiado de la mundialización. Gracias a eso puede do-

l
minar las industrias y la tecnología de punta, además de abastecerse

su
a un precio de ganga en los países del tercer mundo. Compra barato,
paga bajos salarios y se mete en los bolsillos un buen porcentaje de los
beneficios: ¿por qué las multinacionales estadounidenses renuncia-
rían a ese sistema?

n
co
¿Pero parecería que hoy existen profundas divergencias en el
seno de la élite estadounidense?
En realidad es desde el 2013. Me di cuenta de ello leyendo los tra-
bajos del Council on Foreign Relations, el círculo donde se reúne toda
la élite tradicional de Estados Unidos. Ya se la veía muy dividida con
ra

respecto a la estrategia de Bush. A esa corriente en el seno de la élite


estadounidense, ahora se agrega otra corriente archiderechista en el
partido republicano, y efectivamente, la división es profunda con res-
pa

pecto a la estrategia a seguir.

Según usted, ¿qué sectores económicos estadounidenses apo-


yan a Trump?
F

Ciertamente, los que están vinculados al mercado interior, como


el del carbón y la energía fósil en general, el de la construcción y el
PD

mercado inmobiliario, y también el del armamento.

Pero las finanzas, no. ¿Quién está a favor de la globalización?


Pues bien, eso depende. Me percaté de que los bancos estaban
contra el Brexit, pero algunos hedge funds, esos fondos de inversiones
alternativos reservados a los inversores institucionales y a las gran-
des fortunas, estaban absolutamente a favor.

24
Primera parte
CAPÍTULO 1 Las causas económicas del declive de Estados Unidos

¿Por qué?
Esperan transformar a Londres en un espacio financiero total-
mente libre de regulaciones, liberada de algunos reglamentos de
Bruselas.

ta
Y Trump, ¿no está contra los bancos?
En primer lugar, fueron los que salvaron su empresa de la quie-

l
bra. Pero, sobre todo, Trump quiere reducir las reglamentaciones.

su
Eso les va a gustar.

Según los medios, en los últimos años la economía de Estados


Unidos ha creado muchos empleos. Sabemos que gran parte de esos

n
empleos son a tiempo parcial, precarios y que no permiten salir de la
co
pobreza. También hay bastantes exclusiones de las listas del desem-
pleo. Entonces, ¿qué valen las estadísticas oficiales?
Para empezar, ahora existe una definición internacional del des-
empleo, elaborada por la Oficina Internacional del Trabajo (BIT). Esta
es válida tanto para Estados Unidos como para Europa. Ya no se
ra

basa en los indemnizados, sino que se efectúan sondeos. A través del


estudio de una muestra considerada representativa, se comprueba
si alguien no ha trabajado una hora en la semana, si está disponible
pa

para el mercado del trabajo y si está dispuesto a aceptar un trabajo.


Si, por ejemplo, está en formación, no estará disponible y, por lo tan-
to, no aparecerá en las estadísticas.
F

¿Y qué dicen de Estados Unidos esas estadísticas oficiales?


Muestran un repunte del empleo. Los sectores afectados por la
PD

crisis se han recuperado globalmente de sus pérdidas del 2008. Con


la excepción de dos sectores que crecieron considerablemente:
1. La salud. En este sector, el empleo se incrementa dado que la
población envejece y aparecen nuevas enfermedades, como el es-
trés causado por el trabajo.
2. Los servicios a las empresas, como la informática, el asesora-
miento en la gestión, y diversas ayudas.

25
MICHEL COLLON Y GRÉGOIRE LALIEU
El mundo según Trump

De modo que Estados Unidos ha obtenido mejores resultados


que Europa. ¿De qué manera?
Por una parte, gracias a su política monetaria: al ser más prag-
máticos, ya hace diez años que practican tasas de interés al 0%,
mientras que los europeos privilegiaron durante mucho tiempo la

ta
lucha contra la inflación. Por otra parte, Estados Unidos ayuda más
rápidamente a las empresas con dificultades, mientras que Europa

l
practica la austeridad, reduciendo así la demanda.

su
No obstante, la Rust Belt, zona industrial deslocalizada, ¿votó
por Trump?
Sí, de hecho, unas regiones han creado empleos mientras que

n
otras los han perdido. Algunos sectores han experimentado un cre-
co
cimiento del empleo, otros una disminución.

¿Cuáles?
La construcción y la industria manufacturera. Tras la crisis de
2007 y sus efectos hasta 2011, estos dos sectores recuperaron pues-
ra

tos de trabajo, no tantos como habían perdido durante la recesión.


Para algunas regiones eso fue una catástrofe social.
pa

¿Porque los obreros no se transformaron en enfermeros ni en in-


formáticos?
Exactamente.
F

Sin embargo, según las encuestas, los obreros votaron poco y


más bien se abstuvieron, tanto en Estados Unidos como en Francia.
PD

Dicho esto, entre la línea de Clinton y la de Trump existe una gran di-
vergencia sobre el libre comercio, ¿no?
En primer lugar, el libre comercio no existe, porque todo está
dominado por unas multinacionales que lo aplastan todo a su paso.
Luego, es necesario señalar que la Asociación Transatlántica para

26
Primera parte
CAPÍTULO 1 Las causas económicas del declive de Estados Unidos

el Comercio y la Inversión (ATCI/TTIP)2 ya estaba paralizada mu-


cho antes de Trump. Estados Unidos y la UE no lograron ponerse de
acuerdo acerca de los procesos legales de las multinacionales con-
tra los Estados. Y entre las multinacionales de Estados Unidos y las
de la UE los conflictos de interés son muy numerosos. La Dirección

ta
General de Competencia (UE) condenó a numerosas empresas de
punta estadounidenses como Microsoft, Google, Intel, Apple... por

l
su “posición de monopolio”.

su
Pero hay, efectivamente, una divergencia entre Trump y
Clinton. Desde hace treinta años, los sucesivos gobiernos aceptaron
que la hegemonía de Estados Unidos involucraba a las empresas de
punta en la informática, la aeronáutica o la biotecnología. Pero para el

n
resto, Estados Unidos podía importar. Como consecuencia, este país
co
se ha convertido en el principal importador neto mundial, al absor-
ber los excedentes comerciales de Asia del Este, México y Europa (con
Alemania a la cabeza).

¿Y es esto lo que Trump no quiere?


ra

Pretende invertir completamente la tendencia y utilizar todos


los instrumentos a su alcance, incluso los proteccionistas.
pa

Entonces, cuando alguien como Emmanuel Todd y otros ven en


el proteccionismo una solución a los problemas económicos y sociales
de Francia, ¿usted no cree en ello?
Francia no es víctima de la mundialización, sino sencillamente
F

del capitalismo. Aunque usted compartimentara todas las economías


y estas se replegasen sobre sí mismas, a Francia le iría igualmente mal.
PD

1 ATCI/TTIP (Transatlantic Trade and Investment Partnership) o TAFTA


(Transatlantic Free Trade Agreement) es un proyecto a favor de un
acuerdo de comercio y de inversión bilateral entre Estados Unidos y la
Unión Europea.

27
MICHEL COLLON Y GRÉGOIRE LALIEU
El mundo según Trump

¿Por qué?
Porque en este país la concentración del capital ya llegó al ex-
tremo. Ya no nos encontramos en una situación de competencia
entre, digamos, una treintena de empresas por sector. Tome por
ejemplo el sector del automóvil en Francia: solo quedan Peugeot y

ta
Renault. Si usted cerrara el mercado, esos dos gigantes continua-
rán peleándose. ¿De qué manera? Haciendo una gran presión so-

l
bre los salarios y mediante reestructuraciones. Cuando una región

su
completa depende de una empresa monopolística con todos sus
subcontratistas, si semejante gigante cerrase una fábrica, sería una
catástrofe completa para la región. No es un fenómeno causado por
el “extranjero” sino por el capitalismo y sus reglas fundamentales:

n
la propiedad privada, la ley del máximo beneficio y la competencia
co
entre esos gigantes. Es verdad que la mundialización agrava esta si-
tuación, pero no es la causa fundamental del problema. Lo es el pro-
pio capitalismo.

¿Qué hará de verdad Trump?


ra

¿Quién lo sabe? En cualquier caso, lo que anuncia es una baja de


impuestos para las firmas y los más ricos, la supresión de medidas
reglamentarias contra los bancos, el desarrollo del proteccionismo;
pa

America first.
Las probables consecuencias son el aumento de las desigual-
dades y la reducción de los impuestos que favorecen a los más ricos.
En el mejor de los casos, las medidas de reindustrialización
F

tendrán un efecto incierto en los salarios. Pero el entorno de Trump


es probusiness a más no poder.
PD

Y para el Estado de Estados Unidos, ¿cuáles serán los efectos


probables?
Déficits y una deuda pública elevada. Por un lado, anuncia una
reducción de impuestos. Por el otro, quiere armar nuevamente y re-
lanzar proyectos de infraestructura. Haga el cálculo: menos ingre-
sos y más gastos, eso significa más déficit presupuestario y, por lo
tanto, más deuda. Ahora bien, la deuda pública ya es muy elevada: el
100% del PIB.
28
Primera parte
CAPÍTULO 1 Las causas económicas del declive de Estados Unidos

¿Y en el plano internacional?
America first es una declaración de guerra comercial contra el
resto del mundo. Ahora bien, Estados Unidos viene absorbiendo los
excedentes producidos por los otros países desde 1980. Si dejase de
hacerlo, ¿quién lo hará? El proteccionismo ocasionará represalias y

ta
la caída del dólar engendrará conflictos.

l
¿Agravaría Trump la crisis mundial?

su
Probablemente, al haber un aumento de las desigualdades, me-
nos reglamentaciones en las finanzas y con todos los países que-
riendo exportar. Sí, esas son las condiciones para acentuar la crisis.
A corto plazo, su política puede beneficiar a algunas firmas. Pero no

n
habrá que esperar mucho antes de que estallen nuevas crisis.
co
Esto me preocupa: él quiere desarrollar un nacionalismo econó-
mico con connotaciones ideológicas. Ahora bien, detrás de Trump,
otros tienen proyectos mucho más oscuros aún: vemos la aparición
de una élite alternativa vinculada a valores ultraconservadores. La
llegada de Trump a la presidencia anuncia tiempos de turbulencias
ra

y las tensiones internacionales se agudizarán. La América de Trump


desea atraer a Rusia a su terreno contra China, que es su enemigo
número uno. Y sabemos que los conflictos económicos pueden dege-
pa

nerar en verdaderas guerras.

¡Gracias por estas perspectivas tan alentadoras! Si usted fuera


presidente de Estados Unidos, ¿cuál sería su primera medida para
F

cambiar de ambiente?
Tomaría el control de las finanzas. El banco central debería
PD

controlar los capitales. El ejemplo griego ha demostrado muy bien


que si nos encontramos sin dinero frente a unos adversarios despia-
dados, estamos muertos.
Por supuesto que esto no sería suficiente para salir de la crisis,
pero es indispensable si uno quiere tomar medidas económicas y
sociales: un sector bancario y financiero público, aun siendo com-
patible con el capitalismo, permitiría avanzar por el buen camino.

29
PD
F
pa
ra
co
nsu
l ta
ta
CAPÍTULO 2
¿CUÁL ES LA ESTRATEGIA DE TRUMP?

l
Entrevista con Mohamed Hassan.

su
Exdiplomático etíope, especialista en África y el Medio Oriente.
Coautor de los libros La estrategia del caos y Yihad made in USA
(Investig’Action), Bruselas.

n
¿Trump es “imprevisible” o tiene una visión estratégica para
Estados Unidos?
co
Los medios de comunicación han construido la imagen de un
presidente caprichoso. Por supuesto, Trump ha jugado a eso. En pri-
mer lugar, se presentó como candidato antisistema, criticando tan-
to a Wall Street como a los burócratas y a los editorialistas de los
ra

grandes medios de comunicación.


En este sentido, el hecho de comunicar más a través de Twitter
que de CNN fue una buena jugada por su parte, porque la descon-
pa

fianza hacia la prensa mainstream es cada vez mayor. Además,


Trump asume ese lado imprevisible como una cualidad que le ha
permitido ganar mucho dinero. El multimillonario considera que
en medio de unas negociaciones hay que sembrar la confusión.
F

Finalmente, Trump no escatima las declaraciones escandalo-


sas. Los medios de comunicación se precipitaron a cubrir sus excen-
PD

tricidades. Primero para desacreditarlo y luego, porque eso vende.


Pero semejante cobertura no permite comprender los desafíos de
la elección de Trump, tampoco quién es y cuál es su propuesta para
Estados Unidos.

31
MICHEL COLLON Y GRÉGOIRE LALIEU
El mundo según Trump

Entonces, ¿cómo podemos comprender esos desafíos?


Algunos periodistas son como los jeques wahabíes, que corrom-
pen la mentalidad de los jóvenes musulmanes al interpretar el
islam en su lugar. Eso enloquece a la juventud. Los jóvenes mu-
sulmanes deben volver a las fuentes. De igual forma, los medios

ta
de comunicación construyen una versión sesgada del mundo.
Mientras que los jeques wahabíes llevan la barba, los periodistas

l
occidentales corbatas. Es todo lo que los diferencia. Los rumores

su
no son información. El rumor es un concepto feudal que tiene sus
orígenes en una época en la que no había ni periodistas ni concien-
cia política. Hoy día el rumor se ha convertido en un instrumento
de los medios de comunicación. Es terrible. Por lo tanto, para ha-

n
cerme mi propia opinión sobre Trump, fui a buscar la información
co
a su fuente. Leí dos de sus libros en los que expone su punto de vis-
ta sobre Estados Unidos y encontré una fuerte influencia del pen-
samiento de Chalmers Johnson, el autor de la trilogía Blowback.

¿Quién fue Chalmers Johnson?


ra

Era un politólogo especialista en China y en Japón quien, des-


pués de haber trabajado para el ejército y la CIA, se distinguió por su
crítica al imperialismo estadounidense. Chalmers Johnson prove-
pa

nía de una familia modesta. Siendo un joven brillante hizo sus estu-
dios en la escuela pública antes de enrolarse en la guerra de Corea.
Luego continúa sus estudios en ciencias políticas y se especializa
en China y Japón. Su tesis trataba sobre el nacionalismo del campe-
F

sinado chino. Con ese trabajo quería comprender por qué los cam-
pesinos se habían incorporado al Partido Comunista de Mao. Sus
PD

investigaciones le llevaron particularmente a analizar numerosos


documentos del ejército japonés sobre las masacres cometidas por
el imperio nipón durante la ocupación de China.
Más tarde, Chalmers Johnson enseña en la universidad de Berkeley.
Como feroz anticomunista, también trabajó para la CIA durante
la Guerra Fría. Apoyó la intervención de Estados Unidos en Corea
y en Vietnam. Como muchos en aquella época, Johnson pensaba
que había una conspiración comunista mundial con el propósito

32
Primera parte
CAPÍTULO 2 ¿Cuál es la estrategia de Trump?

de controlar el mundo y que era responsabilidad de Estados Unidos


combatir ese expansionismo rojo.

¿Cómo este anticomunista, colaborador de la CIA, llegó a hacer-


se famoso gracias a su crítica al imperialismo estadounidense?

ta
Eso fue el fruto de un largo proceso. Durante los años 60, un
importante movimiento estudiantil se había movilizado contra la gue-

l
rra de Vietnam. En aquella época, Johnson despreciaba esas mentes

su
débiles que consideraba manipuladas por la propaganda comunista.
Se fue a la biblioteca de Berkeley para preguntarle al responsable:
“¿Dónde están los libros sobre China y el comunismo? ¿Los estu-
diantes se hicieron con ellos?”. Pero el bibliotecario le respondió.

n
“Profesor, nadie lee esos libros”.
co
¿El profesor debía repasar sus conocimientos?
Todavía no. El verdadero choque lo recibió más tarde cuando
Johnson se dirigió a la isla de Okinawa, un pequeño territorio ja-
ponés en el que Estados Unidos había instalado una base militar.
ra

Allí los soldados estadounidenses se comportaban como canallas,


violaban a las jóvenes, aterrorizaban a los habitantes... Chalmers
Johnson conversó con las víctimas. Eso lo conmovió y elevó su nivel
pa

de conciencia política. Enseguida se dirigió a Corea del Sur, donde


igualmente habló con los habitantes, y de nuevo sus ideas fueron sa-
cudidas. Al final, terminó dándose cuenta de que Estados Unidos no
estaba allí para proteger a Corea del Sur y que no buscaba la unidad
F

de los coreanos. Por el contrario, se aprovechaba de las contradic-


ciones entre el Norte y el Sur para mantener una posición estraté-
PD

gica en Asia.

¿Qué impacto tuvieron esas experiencias en el pensamiento de


Johnson?
Escribirá un importante libro: Blowback. El blowback era un térmi-
no empleado por la CIA, que podría traducirse como “efecto boomerang”.
Señala la posibilidad de que las operaciones clandestinas de los ser-
vicios de inteligencia en los países extranjeros conduzcan a represa-
lias contra los estadounidenses, ya sea en su país o en el extranjero.
33
MICHEL COLLON Y GRÉGOIRE LALIEU
El mundo según Trump

El término blowback apareció por primera vez en un documento clasifi-


cado de la CIA, relativo al derrocamiento de Mossadeq en Irán en 1953:

En su definición más rigurosa, el blowback no solo implica re-


acciones ante acontecimientos históricos, sino sobre todo ante

ta
operaciones clandestinas llevadas a cabo por el gobierno estadou-
nidense, cuyo objetivo es derrocar regímenes extranjeros o ejecu-

l
tar a personas que Estados Unidos quiere eliminar por intermedio

su
de ejércitos extranjeros “amigos”, o ayudar a lanzar operaciones
terroristas de Estado contra poblaciones que son el objetivo en el
extranjero.2

Especifica Chalmers Johnson:

n
co
El pueblo estadounidense probablemente no sabe lo que se hace
en su nombre, pero los del otro lado lo saben perfectamente, como
el pueblo de Irán (1953), Guatemala (1954), Cuba (desde 1959 has-
ta hoy día), Congo (1960), Brasil (1964), Indonesia (1965), Vietnam
ra

(1961-1973), Laos (1961-1973), Camboya (1961-1973), Grecia (1967-


1974), Chile (1973), Afganistán (desde 1979 hasta hoy), El Salvador,
Guatemala y Nicaragua (durante los años 80), Irak (desde 1991 has-
pa

ta hoy), por citar solo los casos más flagrantes.3


F
PD

2 Por tratarse del estilo fluido de las entrevistas, las citas son en gran
parte paráfrasis del entrevistado y versión de los traductores al es-
pañol. Es por ello que no se señalan las referencias bibliohemerográ-
ficas de todas ellas. [N. del E.].

3 Idem. No se repetirá en los demás casos este comentario para facili-


tar la lectura. [N. del E.].

34
Primera parte
CAPÍTULO 2 ¿Cuál es la estrategia de Trump?

Ese tipo de operaciones, ¿podría hacerle correr riesgos a Estados


Unidos?
Johnson sostiene que la política imperialista de Estados Unidos
le expone a peligrosas repercusiones. Mediante la expansión militar
ha construido bases en casi todo el mundo. Pero esa presencia crea un

ta
resentimiento que es contraproducente para Estados Unidos. También
acarrea un coste importante. A través de la expansión militar se ha

l
desarrollado una clase de burócratas. Esas personas parasitan la

su
economía del país, viviendo a expensas del contribuyente, mientras
que la deuda estadounidense alcanza cifras muy elevadas y la calidad
de los servicios públicos colapsa. Johnson destaca igualmente que
Estados Unidos se comporta como las potencias coloniales de anta-

n
ño. Van a matar lejos de su país, y luego regresan para hacer picnic
en casa.
co
En cierta medida, Chalmers Johnson también participó en ello...
Sí, trabajó para la CIA. Se formó en el seno del establishment es-
tadounidense. Y fue precisamente en su interior donde pudo anali-
ra

zar las cosas. Su constatación es contundente. Considera que unas


personas ciegas, incluso corruptas, han utilizado la política extran-
jera de Estados Unidos para servir otros intereses muy distintos a
pa

los de la nación. Esa acción no solo ha afectado a la democracia, sino


que también ha expuesto al país a peligrosos efectos boomerang.
Johnson era muy claro cuando escribió su libro, Estados Unidos ya
no está seguro.
F

¿Cómo fue la recepción de ese libro?


PD

Al comienzo, la recepción no fue realmente calurosa. Por ejem-


plo Foreign Affairs, la revista del influyente Council on Foreign
Relations, consideró que a Blowback le faltaba seriedad y que se leía
“como una historieta”. El libro salió algunos meses antes de los aten-
tados del 11 de septiembre. Johnson escribía:

Los inocentes del siglo XXI van a cosechar inesperados desastres en


respuesta a las incursiones imperialistas de las últimas décadas.
La mayoría de los estadounidenses ignoran ampliamente lo que
35
MICHEL COLLON Y GRÉGOIRE LALIEU
El mundo según Trump

se ha hecho y lo que todavía se hace en su nombre. Pero todos son


susceptibles de pagar un precio elevado –individual y colectiva-
mente– por los continuos esfuerzos hechos por su nación con el
objetivo de dominar la escena mundial.

ta
Menos de un año más tarde las torres del World Trade Center
se derrumbaban, y la “historieta” de Chalmers Johnson se convertía

l
en un best seller.

su
¿Qué soluciones preconizaba Chalmers Johnson?
No compartía el mismo análisis de Lenin sobre el imperialismo.
Lenin demostró bien cómo el capitalismo conducía al imperialismo

n
y a la guerra. Este análisis fue compartido por el dirigente socialista
co
Jean Jaurès, quien se opuso ferozmente a la Primera Guerra Mundial.
Pero para Johnson, el capitalismo no trae la guerra como la nube la
tormenta. Desde luego, considera el imperialismo como un crimen.
Y que, al extenderse por todo el mundo, Estados Unidos se encamina
hacia la ruina, como todos los grandes imperios del pasado. No obs-
ra

tante, Johnson piensa que su país puede dar marcha atrás, volver al
pensamiento de los “Padres fundadores” de la nación. Quiere detener
esta política imperial que socava a Estados Unidos desde adentro, con
pa

el objetivo de desarrollar un capitalismo democrático.

¿En qué influenció Chalmers Johnson a Donald Trump?


Leyendo los libros de Trump, a veces tenía la impresión de es-
F

tar leyendo a Chalmers Johnson. Ambos comparten la idea de que


Estados Unidos no tiene por vocación la dominación militar del
PD

mundo y que la expansión desmesurada del imperio estadounidense


podría provocar su derrumbe. Johnson piensa que Estados Unidos
podría correr la misma suerte de la Unión Soviética:

El peligro que observo es que nos hemos embarcado en un camino


que no es muy diferente del que tomó la Unión Soviética hace

36
Primera parte
CAPÍTULO 2 ¿Cuál es la estrategia de Trump?

diez años4. Su derrumbe se debió a tres razones: contradicciones


económicas internas, sobreexpansión imperial y una incapacidad
de reformarse.

Esta constatación comparte sensiblemente el análisis del histo-

ta
riador Paul Kennedy. En Nacimiento y declive de las grandes potencias5 ,
estudió la manera como los grandes imperios de la Historia termina-

l
ron por alcanzar un crecimiento desmesurado que provocó su caída.

su
Kennedy predecía el posible derrumbe del imperio estadounidense. El
país estaba marcado por una recesión económica, una creciente deu-
da y gastos militares cada vez más importantes. Chalmers Johnson y
Paul Kennedy no son intelectuales marginales. Por ejemplo, George F.

n
Kennan también preconizaba un repliegue de Estados Unidos.
co
¿El famoso teórico del “containment”?
Sí, Kennan concibió la teoría del containment al finalizar la
Segunda Guerra Mundial. Esa estrategia pretendía contener el ex-
pansionismo soviético, implicándose militarmente en casi todo el
ra

mundo. Pero al final de su vida, Kennan cambió de bando. Cuando


Bush anunció la invasión de Irak, el antiguo diplomático se opuso
firmemente a la intervención militar. Ofreció numerosas conferen-
pa

cias para explicar que el containment era un error, que se gastaba el


dinero del contribuyente para algo contraproducente y que él mis-
mo había participado en la destrucción de Estados Unidos.
F

Pero Trump también quiere continuar la guerra contra el terro-


rismo...
PD

Trump adopta una posición radicalmente diferente. Bush utili-


zó la guerra contra el terrorismo para remodelar el Medio Oriente.

4 1990. [N. del T.].

5 Paul Kennedy, Naissance et Déclin des Grandes Puissances, Paris, Ed.


Payot, 1989. Título original: The Rise and Fall of the Great Powers, New
York, Random House, 1987.

37
MICHEL COLLON Y GRÉGOIRE LALIEU
El mundo según Trump

Saddam Hussein no tenía ningún vínculo con los atentados del 11


de septiembre. Sin embargo, Bush destruyó Irak, favoreciendo así el
resurgimiento del terrorismo en la región. Obama fue mucho más
hipócrita aún. No solo continuó con los esfuerzos militares para con-
trolar ese gran Medio Oriente, sino que incluso se apoyó en grupos

ta
terroristas en Libia, Siria y Ucrania. Estos últimos años, la política de
Estados Unidos para contener a Rusia ha cobrado un nuevo impulso,

l
sobre todo con el paso de Hillary Clinton como secretaria de Estado.

su
Trump no continúa esta línea. Para él, luchar contra los terroristas
es un desafío primordial. Si hay que aliarse con Rusia y discutir con
Assad para llevar a cabo ese combate, está dispuesto a hacerlo.

n
Después del ataque químico a Khan Sheikhoun en abril de 2017,
co
Trump parece alejarse de esa alianza tras haber lanzado misiles con-
tra una base siria. ¿Cómo explica este cambio?
Este ataque no tenía ningún sentido. En el 2013, cuando Assad
fue acusado sin ninguna prueba sólida de haber utilizado armas
químicas en la periferia de Damasco, Trump se había opuesto vehe-
ra

mentemente a una posible intervención de Obama. En aquella épo-


ca, Trump tuiteaba: “Para nuestro muy estúpido líder: ¡No ataque a
Siria! Si lo hace, en ese combate ocurrirán muchas cosas terribles y
pa

Estados Unidos no ganará nada”.


Cerca de cuatro años más tarde, la historia se repite. De nuevo,
las pruebas de un ataque químico cometido por el ejército sirio eran
insuficientes. Pero Trump atacó. Es muy probable que haya sufri-
F

do importantes presiones. Puso en su contra a una gran parte del


establishment. Sin lugar a dudas, tras la derrota de la candidata de-
PD

mócrata, todos los que apoyaban a Clinton no han abandonado la


partida. En febrero de 2017, Trump ya perdía a su secretario en el
Consejo de Seguridad Nacional, Michael Flynn, quien era favora-
ble a la suspensión de las sanciones contra Rusia. En abril de 2017,
fue Steve Bannon quien fue expulsado del Consejo de Seguridad
Nacional (NSC). Flynn y Bannon tenían la misión de “desinstru-
mentalizar” el NSC. Cuando Bannon llegó, echó a los directores del
servicio de inteligencia (DNI), al director de la CIA y el rango militar
más alto de Estados Unidos, el general Joseph Dunford. Todo ese
38
Primera parte
CAPÍTULO 2 ¿Cuál es la estrategia de Trump?

personal tan hermoso fue reintegrado al NSC en cuanto Bannon


fue excluido.
Por otra parte, observemos que esa expulsión y el ataque quí-
mico en Khan Sheikhoun ocurrieron solo unos días después de una
contundente declaración del gobierno de Trump: “La suerte del pre-

ta
sidente Assad, a largo plazo, será decidida por el pueblo sirio”. Era
un cambio importante en la estrategia de Estados Unidos. Desde

l
2011, las soluciones políticas han fracasado porque Washington y

su
sus aliados exigían como condición previa a toda negociación la sa-
lida de Assad.
De modo que Trump debe estar sufriendo importantes presio-
nes. Podemos verlo en el escándalo que estalló tras su elección. Fue

n
acusado de trabajar al servicio de los rusos. Es probable que el ata-
co
que a la base siria solo haya sido una maniobra destinada a probar
que Trump no está manipulado por Putin y que puede ir más lejos
que Obama. Al fin y al cabo, en lo que respecta a los negocios es as-
tuto como un zorro.
ra

En enero de 2017, Trump tuiteaba: “Tener una buena relación con


Rusia es algo bueno. ¡Solo la gente estúpida y los locos piensan que
está mal!”. ¿Piensa que Putin manipula a Trump, como lo han dicho
pa

algunos?
Limar las asperezas de las relaciones entre Washington y Moscú,
es algo que le interesa mucho más a Estados Unidos que a Putin.
Porque después de haber apoyado a grupos terroristas contra Rusia,
F

Obama expuso a su país a un severo contragolpe. En los años 80, la


CIA apoyó a Bin Laden para combatir a los soviéticos en Afganistán.
PD

Ya conocemos lo qué pasó luego. Estados Unidos ha jugado con fue-


go en Irak, Libia y Siria. Trump destaca que esa estrategia ha ter-
minado siendo desastrosa y que Estados Unidos no tiene ninguna
razón para hacerle la guerra a Rusia. Trump prefiere discutir con
Putin, y le interesan más los negocios que la guerra.

¿Por eso ha cuestionado la utilidad de la OTAN?


Eso no tiene sentido. Ya en el 2000, Johnson se preguntaba
“por qué se habían desplegado tropas en países como Japón, más de
39
MICHEL COLLON Y GRÉGOIRE LALIEU
El mundo según Trump

medio siglo después del fin de la Segunda Guerra Mundial, y más de


una década después de la desaparición de la Unión Soviética como
amenaza militar”. Actualmente, esas bases son justificadas por la
necesidad de defender los intereses estadounidenses en el extran-
jero. Sin embargo, Johnson afirma que, al contrario, ese disposi-

ta
tivo pone a Estados Unidos en peligro al exponerle a represalias.
Además, a través de esa expansión militar estadounidense, se ha

l
desarrollado una clase parasitaria. En ese vasto aparato de segu-

su
ridad, hay montones de personas que están más preocupadas por
justificar los presupuestos que requiere, que por cuidar los intere-
ses de la nación.

n
El nuevo presidente de Estados Unidos, ¿sería un antimilitarista?
co
No, el objetivo de Trump es hacer de Estados Unidos el país
más poderoso del mundo. Hasta aquí no hay nada original. Pero
es consciente de que el dispositivo actual es contraproducente. El
Pentágono gasta sumas irracionales para obtener pocos resulta-
dos. Trump se pregunta:
ra

¿Cómo podremos invertir la tendencia y volver a ganar? Eso solo


puede empezar a realizarse con el más moderno y poderoso ejér-
pa

cito del planeta, también con el de mayor movilidad. Debemos lo-


grar que los saudíes, los surcoreanos, los alemanes, los japoneses y
los británicos, paguen una parte de la factura de esa transforma-
ción. Después de todo, nosotros los protegemos, y ellos deberían
F

compartir los costos.


PD

Es por esa razón por la cual Trump pone en duda la utilidad de la


OTAN. La alianza atlántica había sido creada para proteger a Europa
de la invasión soviética después de la Segunda Guerra Mundial.
Básicamente, lo que permitía era que Estados Unidos controlara al
viejo continente. Pero hoy día, Trump no ve ninguna ventaja en asu-
mir una parte demasiado grande del presupuesto militar de Europa.
Quiere que los europeos paguen su parte de la factura.

40
Primera parte
CAPÍTULO 2 ¿Cuál es la estrategia de Trump?

¿Es bien recibido este discurso?


Trump ha puesto a mucha gente en su contra, particularmente
a los dirigentes estadounidenses y europeos que viven de la guerra.
A oficiales, lobistas, políticos, expertos e incluso a industriales que
se enriquecen a través de las operaciones militares. Un mundo en

ta
paz no les interesa. Clinton era la Madre de la guerra. Pero Trump
quiere reformar la maquinaria.

l
su
¿Esto podría explicar todos los ataques contra el nuevo presiden-
te de Estados Unidos?
Evidentemente que algunas de las críticas están justificadas.
Otras hacen pensar que Trump es el enemigo número uno. No me

n
sorprendería que sea destituido antes del fin de su mandato. Por
co
ejemplo, ha sido fuertemente atacado por el Muro en la frontera
mexicana, pero su construcción fue lanzada por Bill Clinton, aplau-
dida por el Congreso y continuada por Bush. Trump no está en con-
tra de la inmigración. Propone una inmigración selectiva:
ra

No quiero acabar con la inmigración legal en este país. De hecho,


me gustaría reformar y aumentar la inmigración de algún modo.
Nuestras leyes actuales sobre la inmigración están hechas al re-
pa

vés: le hacen la vida difícil a la gente que necesitamos y la vida fá-


cil a la que no queremos. Este país es un polo de atracción para un
gran número de extranjeros entre los que encontramos a la gente
más inteligente y trabajadora que existe. Ahora bien, a esa gente
F

inteligente que es respetuosa de las leyes, le hacemos difícil su ins-


talación en nuestro país.
PD

¡Es lo que hacen desde hace tiempo los países europeos! Si usted
va a un banco, a una compañía de seguros o a la sede de una impor-
tante multinacional, encontrará hermosos autóctonos en la recep-
ción: blancos, perfumados y bien vestidos. Pero las oficinas y los
servicios de asistencia o de información están repletos de inmigran-
tes. ¿Cuántas enfermeras y médicos hay en los hospitales europeos
provenientes de los países del Este? Trump quiere hacer lo mismo.

41
MICHEL COLLON Y GRÉGOIRE LALIEU
El mundo según Trump

Quiere darles puestos de trabajo sencillos a los estadounidenses, pero


no se opone a la inmigración de los profesionales universitarios.

La inmigración selectiva, ¿es algo bueno?


No, en absoluto. Es una forma de saqueo que retrasa el desarro-

ta
llo de los países del Sur. Estoy en contra de este tipo de inmigración.
Pero le explico lo que los medios de comunicación están deforman-

l
do con mucha hipocresía a propósito de Trump.

su
Trump también está en contra de la Obamacare...6
¿Puede decirme exactamente lo que es la Obamacare? ¿Ha leído
esa ley? Es muy importante comprenderla. Pero es tan complicada

n
que todo el mundo se pierde en ella. Cuando el proyecto de ley fue pre-
co
sentado en el Congreso, fue reescrita hasta más no poder por lobistas
representantes de importantes compañías de seguro. Sin embargo,
la Obamacare ha llegado a ser una suerte de conjuro vudú, pues solo
hay que pronunciar esta palabra para provocar una crisis de histeria.
Pero Trump no quiere suprimir toda forma de seguro médico:
ra

No podemos dejar a los estadounidenses sin protección social, bajo


el pretexto de que no tendrían suficientes ingresos, escribía el can-
pa

didato de los republicanos. (…) La verdadera pregunta es: ¿cómo po-


demos ocuparnos de gente que no puede cubrir sus necesidades?
Como lo he dicho, me gustaría ver la existencia de un sistema de
seguro privado sin fronteras artificiales entre los estados de nues-
F

tro país. Debemos deshacernos de esas fronteras y dejar que la


gente y las compañías atraviesen los estados para competir, lo cual
PD

será nuestro mayor beneficio. ¿Quieren mejores pólizas de seguro


a mejor precio? Aumenten la competencia para ganar clientes.

6 “Ley para la Protección de Pacientes y Cuidados de la Salud Asequibles”.


(The Patient Protection and Affordable Care Act.). [N. del T.].

42
Primera parte
CAPÍTULO 2 ¿Cuál es la estrategia de Trump?

¿Y eso funcionará?
No es una solución milagrosa. Trump es un puro producto del
capitalismo. No deja de subrayar el hecho de que ha tenido éxito
en los negocios. Por consiguiente, debería poder gestionar a los
Estados Unidos con éxito, como si se tratase de una gran empresa.

ta
De manera que aplica las viejas recetas del capitalismo en todos los
sectores, tanto en los económicos como en los sociales. ¿El sistema

l
de educación está en quiebra? Hay que dejar que la competencia en-

su
tre en juego en las escuelas. Los malos establecimientos desapare-
cerán en beneficio de los más eficaces. ¿Es demasiado complicada la
Obamacare? Es necesario dejar que la competencia entre en juego
en las compañías de seguro, así los pacientes tendrán los mejores
servicios al mejor precio...

n
co
Parece lógico, ¿no?
Hay un problema mayúsculo. La competencia capitalista es:
“camina o muérete”. Las empresas deben librarse una lucha sin
cuartel para sobrevivir. Eso implica sobre todo reducir al máximo
ra

los costes para aumentar los márgenes. Si usted no lo hace, será con-
denado a la quiebra o será engullido por un pez más grande. ¿Qué
pasará si usted aplica este método a la educación o al seguro médi-
pa

co? Las escuelas harán recortes en la calidad de servicios para man-


tenerse competitivas. Los profesores serán explotados a fondo para
superar la competencia. Eso no es lo mejor para salvar la educación.
Y ocurre la misma cosa con las compañías de seguro. Desde
F

ahora, en los seguros privados, algunos pacientes no están cubier-


tos porque cuesta demasiado caro. Además, la competencia capi-
PD

talista conduce inevitablemente a la formación de monopolios u


oligopolios, de modo que los más frágiles desaparecerán en bene-
ficio de los más poderosos. Una vez que el mercado esté dominado
por un puñado de gigantes, nada puede impedirles que se pongan de
acuerdo entre ellos para aumentar sus beneficios contra el interés
de los clientes. Esto se ha visto en numerosos sectores. La salud y la
educación no son fuentes de beneficios que puedan someterse a las
leyes del mercado. Son servicios que atañen al bien común; deben
ser accesibles a todos, en las mejores condiciones, aunque no sean
43
MICHEL COLLON Y GRÉGOIRE LALIEU
El mundo según Trump

rentables. No es la competencia la que va a permitir que se lleve a


cabo este objetivo, sino una repartición más justa de las riquezas.

Usted dice que Trump no es militarista. Pero se muestra particu-


larmente hostil con Irán, mientras que Obama había logrado firmar

ta
un acuerdo.
Pienso que, con estas declaraciones hostiles, Trump y su equi-

l
po quieren tranquilizar a la Casa de Saud. El acuerdo de Obama puso

su
particularmente nervioso a Arabia Saudita. Sin duda alguna que
Trump también quiere tranquilizar a los grupos de presión prois-
raelíes. Israel no es muy importante para Estados Unidos desde un
punto de vista económico. No es más que una base militar estadou-

n
nidense. En cambio, Trump desea hacerse con el mercado iraní. Las
co
tensas relaciones entre Washington y Teherán han beneficiado a los
europeos, quienes intentaron aprovechar las circunstancias para
acaparar Irán. Las imperialistas son una banda de gánsteres que
pueden entenderse, pero no vacilan en traicionarse. El acuerdo de
Obama abrió nuevas alternativas comerciales que exacerbaron aún
ra

más esas rivalidades.

¿Por qué el mercado iraní es tan importante?


pa

Irán es un país con casi setenta y ocho millones de habitantes,


sin capacidad para alimentar a toda su población. La media de edad es
muy joven, y su urbanización galopante. Estas condiciones hacen que
el mercado iraní sea un “Eldorado” para las multinacionales. Irán hace
F

salivar a la industria agroalimentaria estadounidense. Tanto como a


las compañías petroleras que perdieron a Irak con el fracaso de Bush.
PD

Trump está maniobrando con el fin de excluir a sus rivales en Irán y


ubicar a las empresas estadounidenses al frente de la escena.

Eso es sorprendente, si se leen las declaraciones de Trump y su


equipo. Irán es designado como el mayor enemigo...
Hay que darles el justo valor a esas declaraciones. Trump es un
hombre de negocios muy tenaz en su ámbito. Considera que para te-
ner éxito en las negociaciones, es necesario estar en posición de fuer-
za y ocultar las intenciones. Trump escribe: “Recuerde el principio
44
Primera parte
CAPÍTULO 2 ¿Cuál es la estrategia de Trump?

estratégico de toda negociación: el competidor que más necesita


negociar, debe terminar con la menor parte”. Trump aplica estos
métodos a la política extranjera: “Mi enfoque de la política extranje-
ra está basado en pilares muy sólidos: hay que actuar en posición de
fuerza. Esto significa que debemos mantener un ejército que, indu-

ta
dablemente, sea el más fuerte del mundo”. Esta es la razón por la cual
Trump aumenta el presupuesto del ejército, intentando que sean sus

l
aliados quienes paguen; mantiene su olfato para los negocios.

su
Y en cuanto a su carácter imprevisible:

Revelar los propios proyectos es uno de los errores más estúpidos


que se puede cometer en una confrontación militar. He leído un

n
gran número de obras históricas y no recuerdo haber leído que el
co
general George Washington hubiese reservado habitaciones de
hotel en Valley Forge, en Pennsylvania, o que les hubiera expresa-
do sus mejores deseos a los mercenarios alemanes en Trenton. El
factor sorpresa es decisivo en una batalla. Por lo tanto, no le digo
a los del campo opuesto lo que hago. No les dejo y no quiero que
ra

puedan adivinar nada en mí. No quiero que la gente sepa exacta-


mente lo que hago o lo que pienso. Me gusta ser imprevisible.
pa

¿Trump estaría dispuesto a hacer la guerra para conquistar el


mercado iraní?
Difícilmente podemos basarnos en las declaraciones de Trump.
En cambio, podemos analizar la condición material de Estados Unidos.
F

Es un país en crisis. La guerra es la política por otros medios. La gue-


rra no se hace para perderla, sino para conquistar nuevos merca-
PD

dos. Ahora bien, ¿qué podría ganar Estados Unidos atacando a Irán?
Tendría consecuencias desastrosas para Washington.
Chalmers Johnson esencialmente decía: “Si quiere despertar
a un pueblo dormido, invádalo, hágale la guerra”. Al hacerles una
guerra terrible, Japón despertó a los campesinos chinos, quienes se
habían mantenido sumidos en un letargo de centenares de años. De
esta manera, se convirtieron en nacionalistas y se incorporaron al
Partido Comunista. Esa fue la inesperada consecuencia de una gue-
rra imperialista. Asimismo, en Siria, los medios de comunicación
45
MICHEL COLLON Y GRÉGOIRE LALIEU
El mundo según Trump

wahabíes de Occidente se hicieron eco de las declaraciones triunfa-


listas de los señores de la guerra de la OTAN. Pretendían que Bashar
al Assad iba a responder por sus crímenes en menos de una semana.
Decían que la minoría alauí ocupaba el poder, y que caería por sí sola
como un mango maduro. Nunca habían analizado la composición

ta
del pueblo sirio y sus posibles transformaciones. La Siria de los años
40 y la del año 2000 eran dos mundos completamente diferentes.

l
Esa transformación siria no fue tomada en cuenta por los imperia-

su
listas. Pensaban que sería suficiente con enviar mercenarios para
que el régimen se derrumbara. ¿Quién podía creer en ello? Los fran-
ceses tenían intereses en Siria. Se dejaron embarcar en este conflic-
to y lo perdieron todo.

n
co
Entonces no hay guerra contra Irán. ¿Y contra China? Steve Bannon,
el jefe estratega de Trump, declaró: “Dentro de cinco o diez años le ha-
remos la guerra a China”. Chalmers Johnson debe estar revolviéndose
en su tumba, ¿no?
Chalmers Johnson condenó a “los racistas del establishment”,
ra

quienes siempre han querido impedir que China se desarrolle, no


reconociendo el estatus de gran potencia a este país con más de
mil millones de habitantes. En cambio, Johnson consideraba que
pa

Estados Unidos podía sacar provecho del desarrollo de China. Pero


que para ello sería necesario dejar de gastar inútilmente en el expan-
sionismo militar, para centrarse en la economía productiva y ser más
competitivos. Una vez más, pienso que es la estrategia de Trump. Las
F

declaraciones belicosas de Bannon con respecto a China deben ser


vistas bajo la perspectiva de las negociaciones. Ambos países están
PD

metidos de lleno en una guerra económica.


Por una parte, Washington les saca provecho a sus relaciones
internacionales y a la posición del dólar. Por la otra, Pekín devalúa
su moneda para favorecer las exportaciones. La batalla es ardua.
Efectivamente, Trump quiere presionar a China para tener una po-
sición de fuerza en las negociaciones.

46
Primera parte
CAPÍTULO 2 ¿Cuál es la estrategia de Trump?

Negociar con China ¡también sería un cambio!


A menudo, Estados Unidos ha adoptado posiciones diferentes con
respecto a China. Después de haber intentado contener el comunismo
en Asia, sobre todo a través de la guerra de Vietnam, Washington
terminó acercándose a Pekín. Fue la histórica visita de Nixon a

ta
China en 1972. Detrás de aquella estrategia estaba Kissinger. El ob-
jetivo era salir del atolladero vietnamita y aliarse con los chinos en

l
contra de los soviéticos. La caída de la URSS y el fulgurante desarro-

su
llo económico de China en los últimos años han cambiado las cosas.
Lo constata el discurso de Obama en el 2011: declaró que Estados
Unidos era una potencia en Asia del Pacífico, aunque histórica-
mente su país se había posicionado como una potencia atlántica.

n
Estados Unidos comenzó por apoyarse en los países asiáticos con el
co
propósito de constituir unos escudos destinados a contrarrestar la
influencia de China en la región. En este contexto, Washington creó
problemas en Filipinas, Malasia, Vietnam... Obama, el Premio Nobel
de la Paz, incluso hizo modificar la Constitución de Japón, una de las
más pacíficas del mundo. El texto, adoptado después de la Segunda
ra

Guerra Mundial, era muy claro:

El pueblo japonés renuncia para siempre a la guerra como derecho


pa

soberano de la Nación, así como también a la amenaza o al uso de la


fuerza como medios para la resolución de conflictos internaciona-
les. Para alcanzar este objetivo, nunca mantendrá fuerzas terres-
tres, navales y aéreas, o cualquier otro potencial de guerra. No será
F

reconocido el derecho a la beligerancia del Estado.7


PD

Pero el gobierno de Abe Shinzo, bajo la presión de Estados Unidos,


modificó la Constitución para permitir que el ejército japonés parti-
cipe en operaciones exteriores.

7 Constitución de Japón, Artículo 9, promulgada el 3 de mayo de 1947.

47
MICHEL COLLON Y GRÉGOIRE LALIEU
El mundo según Trump

¿Con qué rompe Trump en esta estrategia?


Trump rechaza la visión de Obama: Estados Unidos no es un país
de Asia del Pacífico. Estados Unidos debe negociar tanto con China
como con otros países de la región. Y el nuevo presidente estadouni-
dense prefiere claramente las relaciones bilaterales a las multilate-

ta
rales. Por cierto, se retiró del Acuerdo Transpacífico de Cooperación
Económica (TPP) firmado por Obama.

l
su
¿Esto también explica la cautela de Trump hacia el Acuerdo
Transatlántico para el Comercio y la Inversión (ATCI) y el Tratado de
Libre Comercio de América del Norte (TLCAN)?8
Sí. También quiere volver a negociar, e incluso anular estos

n
acuerdos de libre comercio. Esto le ha costado múltiples críticas,
co
pero nadie habla del contenido de los textos. Canadá es uno de los
países que ha firmado mayor número de acuerdos de libre comer-
cio. Su gobierno también es uno de los más llevados a los tribuna-
les. Efectivamente, esos tratados permiten que las multinacionales
demanden a los Estados firmantes, cuando la plena realización de
ra

sus beneficios esté limitada por una ley o un reglamento. Desde que
Canadá firmó el Tratado de Libre Comercio de América del Norte,
el gobierno canadiense ha sufrido 35 enjuiciamientos y ha debido
pa

desembolsar unos ciento setenta y un millones de dólares. El pri-


mer juicio es bastante revelador de los problemas que plantea este
tipo de acuerdos. En 1997, la empresa estadounidense Ethyl Corp
exigió doscientos cincuenta y un millones de dólares al gobierno
F

canadiense porque este había prohibido un aditivo para la gasoli-


na. Ese producto era considerado tóxico. Finalmente, el gobierno se
PD

retractó. Ethyl Corp pudo continuar con la comercialización de su


aditivo y ganó trece millones de dólares en daños y perjuicios. Juan

8 Asociación Transatlántica para el Comercio y la Inversión (TTIP en


inglés y en francés) y el Tratado de Libre Comercio de América del
Norte (ALÉNA en francés y NAFTA en inglés). [N. del T.].

48
Primera parte
CAPÍTULO 2 ¿Cuál es la estrategia de Trump?

Fernández-Armesto, uno de los jueces encargados de arbitrar los


conflictos entre los Estados y las multinacionales, declaró:

Siempre me sorprende que los Estados Nación se hayan puesto de


acuerdo para recurrir al arbitraje internacional. Les conceden a

ta
tres individuos el poder de revisar, sin restricción alguna o pro-
cedimiento de apelación, cualquier acción de los gobiernos, cual-

l
quier decisión de los tribunales y todos los reglamentos y leyes

su
que emanen de su parlamento.

¿Y Trump quiere salvar la democracia oponiéndose a los tratados


de libre comercio?

n
Él tiene sus propias motivaciones. Trump es más proteccio-
co
nista que sus predecesores. Además, considera que esos tratados
frenan la eficacia de la economía y de las instituciones. Como el ex-
pansionismo militar, los acuerdos de libre comercio han favorecido
el desarrollo de una casta de individuos parásitos. Han sido creados
numerosos despachos donde se reúnen abogados y todo tipo de ex-
ra

pertos que ofrecen servicios a las multinacionales con el propósito


de demandar a los gobiernos. Esos tratados de libre comercio son
muy complejos y están constituidos por miles de páginas que solo
pa

unos batallones de expertos, generosamente pagados, pueden des-


entrañar. Al obrero común y corriente no le interesan esos acuer-
dos; sin embargo, pueden modificar radicalmente su vida cotidiana.
F

Durante mucho tiempo la política extranjera de Estados Unidos


ha estado dirigida por estrategas como Kissinger o Brzezinski. ¿Con
PD

la elección de Trump se marca un punto de inflexión con respecto a


sus teorías?
Kissinger y Brzezinski no son ideólogos. Son, fundamentalmen-
te, expertos en táctica que han ideado diferentes tipos de mecanismos,
con el objetivo de mantener el dominio de Estados Unidos en el mun-
do. De hecho, ganaron la lotería con la caída de la Unión Soviética. El
derrumbe de la URSS se debió a sus contradicciones internas. Pero
gente como Kissinger y Brzezinski lo aprovecharon. Desarrollaron
teorías y escribieron libros que contaron con un contexto favorable:
49
MICHEL COLLON Y GRÉGOIRE LALIEU
El mundo según Trump

Estados Unidos era la única superpotencia. Ahora bien, para valorar


una teoría es necesario poder confrontarla a otras. Si juega solo en
un campo de fútbol, ¡es evidente que usted va a ganar!
Para mí, Kissinger y Brzezinski son charlatanes. Son el pro-
ducto del declive de Estados Unidos. Son gestores de crisis con poco

ta
talento. No solamente no supieron aprovechar la caída de la URSS,
sino que desde hace años intentan salirse de una crisis a otra, mien-

l
tras que empeoran la situación. Hubo el estallido de la burbuja de

su
Internet en el 2000, luego los atentados del 11 de septiembre y la gue-
rra de Afganistán. Más tarde la guerra de Irak. Posteriormente, la
crisis económica de 2008. Finalmente, el conflicto en Siria... Estados
Unidos se presenta como una gran pirámide de Ponzi lista para de-

n
rrumbarse. Los charlatanes como Kissinger y Brzezinski intentan
co
detener la caída, pero tras cada solución empeoran el problema.

¿Y Trump podría invertir la tendencia? ¿Es posible que un presi-


dente pueda cambiar la estrategia de Estados Unidos?
Podemos analizar la estrategia de Estados Unidos a través de su
ra

política extranjera, desde Europa, Argelia, Etiopía, Yemen o China. Y


eso ofrecerá un buen número de interpretaciones diferentes. Por mi
parte, observo a Trump desde el interior, desde la perspectiva de los
pa

trabajadores estadounidenses. Trump no cayó del cielo. La estrate-


gia de Estados Unidos no depende solamente de un hombre. Esta
elección y el giro que podría tomar la diplomacia estadounidense
son el reflejo de la crisis por la que atraviesa Estados Unidos. Hasta
F

ahora, los políticos y los medios de comunicación tenían un discur-


so monolítico para explicar el mundo. Esta visión ha estallado en
PD

pedazos. Hoy día, podría hacer conferencias con trabajadores esta-


dounidenses utilizando mi nombre, Mohamed. Y dirían que tengo
razón e incluso ¡rezarían por mí! Hasta hace pocos años esto habría
sido inconcebible.

50
Primera parte
CAPÍTULO 2 ¿Cuál es la estrategia de Trump?

¿Usted pretende decir que Trump subió el nivel de conciencia po-


lítica de los trabajadores?
Hay que ponerse en su lugar. Imaginemos la situación. Siendo
negro, imagino cuál sería la situación si viviera en Detroit, Estados
Unidos, con mi mujer y mis hijos. Perdimos nuestro trabajo.

ta
No tenemos perspectivas para el futuro. Hace ocho años otro
negro me dijo: “Somos el cambio. Voten por mí”. Hace ocho años mo-

l
vilicé a mi comunidad y aportamos nuestra contribución. Le diji-

su
mos a Obama: “Tu eres nuestro hijo, pagaremos por tu campaña y
votaremos por ti”. No obstante, Obama nos traicionó, no hubo cam-
bios y nuestro futuro todavía es igualmente sombrío. Caímos en la
trampa de Obama, pero no en la de Hillary Clinton. De hecho, un

n
buen número de los electores que habían depositado su confianza
co
en el presidente saliente, esta vez votaron por Trump.

¿El cambio es Trump?


Trump no es el cambio sino el fruto del cambio. Gracias a las
políticas estériles de sus predecesores, de sus mentiras y sus gue-
ra

rras inútiles, el nivel de conciencia de los trabajadores ha aumenta-


do. La inevitable crisis económica condujo al cambio. Trump no es
más que una reacción a todo esto. Él es la expresión de la división
pa

que sufre la élite de Estados Unidos. Clinton tenía el apoyo de Wall


Street, de las multinacionales estadounidenses que se benefician de
la mundialización, de la industria mediática y cultural, de los in-
tervencionistas, incluyendo a los neoconservadores de la galaxia
F

Bush. Trump representa otro segmento de la élite estadounidense:


la de los descontentos. Hace algunos meses, por ejemplo, tuvo lu-
PD

gar una conferencia de importantes terratenientes sobre la guerra


de Irak. Al haber perdido el mercado iraquí, que antes les ofrecía
muchas oportunidades, se preguntaron porqué Bush había lanzado
ese conflicto y quién había ganado. Por otra parte, Trump prometió
grandes obras en las infraestructuras que habían sido abandonadas
en Estados Unidos. En algunas de sus regiones, al margen de las
grandes ciudades, ¡las infraestructuras son peores que en el tercer
mundo! Por lo tanto, Trump también tiene el apoyo del sector de la

51
MICHEL COLLON Y GRÉGOIRE LALIEU
El mundo según Trump

construcción. Así como el de las grandes empresas nacionales que


han sufrido las consecuencias de la competencia globalizada.

¿Y los trabajadores?
El discurso de Trump consiguió llegar a sus corazones, pero

ta
él no los representa. No es un revolucionario. Representa los inte-
reses de una parte de la élite. Por cierto, cuando lo analizamos más

l
detenidamente, sus propuestas no mejorarán el nivel de vida de los

su
trabajadores.

Entonces, ¿es otro callejón sin salida?


Pese a todo hay una oportunidad. La elección de Trump mues-

n
tra hasta qué punto está dividida la élite de Estados Unidos. La crisis
co
es profunda. Ha subido el nivel de conciencia política. Los manifes-
tantes están de nuevo en la calle masivamente.

¿No existe el riesgo de que ese movimiento de protesta sea recu-


perado por el establishment que representaba Clinton?
ra

Por supuesto. George Soros, por ejemplo, el “filantrópico” mul-


timillonario tan activo en las revoluciones de colores de los países
del Este, aportó millones para la campaña de Clinton. Ahora bien, se
pa

dice que está involucrado en algunos movimientos de protesta en


Estados Unidos. ¿Y entonces? Incluso si Trump fuese derrocado y
los protegidos de Soros ocupasen su lugar, la crisis estadounidense
continuará estando allí. Soros no la va a solucionar y los millones de
F

estadounidenses cuyo nivel de vida se deterioró no regresarán a sus


casas con el rabo entre las piernas.
PD

Por lo tanto, ¿son positivas las manifestaciones contra Trump?


¡Es evidente! El lugar de las revoluciones no son los salones ni
tras las computadoras. No hay que abandonar la calle a favor de
Soros. Los revolucionarios deben aprovechar esas movilizaciones
para que el nivel de conciencia política aumente.
¿Trump es racista? Muy bien, entonces protestemos contra su
racismo y veamos cuál es el papel histórico que ha jugado el racis-
mo en Estados Unidos para dividir a las masas. ¿Trump es misógino?
52
Primera parte
CAPÍTULO 2 ¿Cuál es la estrategia de Trump?

Perfecto, organicemos una marcha a favor de las mujeres y veamos


si Hillary Clinton es de verdad feminista. ¿Trump quiere construir
un muro? De acuerdo, exijamos su destrucción y también el de
Cisjordania.
La crisis está lejos de solucionarse. Pero la gente está en la calle.

ta
Es la oportunidad para explorar las verdaderas causas de la crisis y
movilizar a los trabajadores a favor de cambios reales.

l
su
Precisamente, si usted fuera presidente de Estados Unidos ma-
ñana, ¿qué medida tomaría en primer lugar?
Me retiraría de las guerras en las que estamos involucrados
para reconstruir nuestra economía nacional. Y privilegiaría el diá-

n
logo y las negociaciones con los demás países del mundo respetan-
co
do sus soberanías nacionales. El resto del mundo mejorará. Habrá
menos conflictos, los países podrán desarrollarse y eso será benefi-
cioso para Estados Unidos, que podrá negociar tranquilamente con
esos socios.
ra
pa
F
PD

53
MICHEL COLLON Y GRÉGOIRE LALIEU
El mundo según Trump

¿DE DÓNDE SURGIERON KISSINGER Y BRZEZINSKI?


Majed Nehmé

ta
Las estrategias que sirvieron a Henry Kissinger y a Zbigniew Brzezinski para ser
presentados como vedettes son el fruto del declive de Estados Unidos tras la
derrota en Vietnam (1975), la caída del sah de Irán (1979), la derrota en Angola
gracias a la participación de los cubanos en la década de los 80, así como tam-

l
bién la derrota de Israel en 1973 (que se salvó por un puente aéreo estadouni-

su
dense).
Ahora bien, frente al mundo árabe, Estados Unidos se encuentra a la defensiva,
por lo que se impone la pregunta: “¿Cómo gestionar este declive?”. Recurren a Al
Qaeda y los muyahidines afganos. Tropas de repuesto.

n
Hubo que esperar a George W. Bush para acabar con la noción de “cero muertos
estadounidenses”: hubo cinco mil muertos y treinta mil heridos en Irak. Luego
co
con Obama tuvimos las “revoluciones de colores”, para de ese modo evitar el
envío de tropas estadounidenses. Pero ambos fracasaron.
ra
pa
F
PD

54
ta
CAPÍTULO 3
SIRIA, ¿UN GIRO DECISIVO DE LA HISTORIA?

l
Entrevista con Majed Nehmé.

su
Director de la revista Afrique Asie, París.

n
¿Cuál era el objetivo de Estados Unidos en Siria?
Para comprenderlo es necesario, en primer lugar, situar los vín-
co
culos entre ambos países en su contexto histórico. En 1956, Francia,
Gran Bretaña e Israel atacan a Egipto, con el propósito de controlar
el canal de Suez. En aquel entonces, Estados Unidos no apoyó abier-
tamente esa operación. Al situarse del lado legal contra los atacan-
ra

tes, incluso ayudaron a desactivar la crisis.


Por cierto, cuando Ben Gourion alardeaba ante la Knéset (Parla-
mento de Israel) a propósito de la toma del Sinaí, Eisenhower lo
pa

reprendió. Algunos días más tarde, el primer ministro israelí anun-


ciaba el retiro de sus tropas.

Estados Unidos del lado del derecho internacional, contra los


agresores... Sorprendente, ¿no?
F

Washington había aprovechado esa crisis para asestar un golpe


mortal a los franceses y a los británicos presentes en la región. Estados
PD

Unidos pretendía reemplazar a las antiguas potencias coloniales. Es


evidente que, además, esperaba una contraparte árabe. Quería que
Egipto y Siria se incorporaran al pacto de Bagdad firmado un año an-
tes. Esa alianza reagrupaba al Reino Unido, a Irak, a Irán, a Pakistán,
a Turquía y, más tarde, a Estados Unidos. Tenía por objetivo la con-
tención de la influencia de la URSS en el Medio Oriente. Pero Siria y
Egipto se opusieron. Desde la conferencia de Bandung (1955), estos

55
MICHEL COLLON Y GRÉGOIRE LALIEU
El mundo según Trump

países defendían una política de neutralidad positiva. No les incumbía


la confrontación entre los bloques del Este y el Oeste.

¿Para Washington la neutralidad no era suficiente?


No, puesto que Siria mantenía relaciones con la Unión Soviética.

ta
Sobre todo, Moscú había aceptado armar a Siria y a Egipto, mientras
que los occidentales lo rechazaban. Para Estados Unidos, la situación

l
era inadmisible. En 1957, aumentó la tensión entre Turquía y Siria.

su
El ejército turco se concentró en la frontera, amenazando con inva-
dir a su vecino. Estados Unidos estaba implicado en la maniobra.
Pretendía aprovechar el conflicto para eliminar tres personalida-
des claves del gobierno sirio: Abd al Hamid Sarraj, jefe de la inteli-

n
gencia militar; Afif al Bizri, jefe del Estado mayor; y Khalid Bakdash,
co
jefe del Partido Comunista Sirio. Al final, se evitó el conflicto por los
pelos, ya que los soviéticos amenazaron con intervenir militarmen-
te si los turcos invadían a Siria. Como una ironía del destino, des-
pués del incidente, Damasco se acerca más a Moscú. Incluso, sirios
y soviéticos hicieron un pacto de defensa, por lo que Siria se volvía
ra

todavía menos aceptable para Occidente. De hecho, siempre ha es-


tado en el punto de mira de Estados Unidos.
pa

Pero si la Unión Soviética ya no existe desde 1991, entonces, ¿por


qué Siria, hoy día, todavía está en el punto de mira?
En primer lugar, porque Siria y Rusia han mantenido sus rela-
ciones después de la caída de la Unión Soviética. Por ejemplo, duran-
F

te los años sombríos de Boris Yeltsin, los rusos importaban muchos


productos agrícolas de Siria. Moscú, por otra parte, continuó propor-
PD

cionándole armas a los sirios. Del lado de Damasco, también estaban


convencidos de que el poder de Yeltsin no era más que un paréntesis
en la historia rusa. Siria nunca creyó que la caída de Rusia continua-
ría y siempre ha apostado por un come back de Moscú.
Finalmente, Damasco había diversificado sus relaciones. Y no
era precisamente para complacer a Washington. Es así como Siria
se acercó a Irán. Por cierto, que mientras duró la guerra Irán-Irak,
Siria era el único país árabe que apoyaba a los iraníes. También se
acercó al Hezbolá y a Hamas.
56
Primera parte
CAPÍTULO 3 Siria , ¿un giro decisivo de la historia?

...¡esos que son tan amigos de Estados Unidos!


Sí, y Bashar al Assad también se opuso a la segunda guerra con-
tra Irak (2003), mientras que su padre, por puro cálculo, había apo-
yado la primera (1991). Por cierto, le contaré un chiste que circula en
el mundo árabe: el problema de Bashar es que hace lo que su padre

ta
decía. Hafez daba excelentes discursos sobre el nacionalismo árabe,
pero no siempre los ponía en práctica. Era un zorro de la política. En

l
cambio, cuando Estados Unidos ocupó Irak en el 2003, Bashar apo-

su
yó los movimientos de resistencia –por un período corto– e hizo
de Siria un trampolín para los yihadistas que deseaban combatir
al ejército estadounidense en Irak. Cuando regresaba de Bagdad, el
secretario de Estado, Colin Powell, pasó por Damasco y lanzó un

n
ultimátum a Assad: rompa las relaciones con Irán, no más vínculos
co
con Hezbolá, eche a Hamas, retírese de Líbano y negocie con Israel.

¿El 2003 marcó un hito en las relaciones entre Siria y Estados


Unidos?
Efectivamente. Assad no cedió ante las exigencias de Powell. Así
ra

que, en diciembre de 2003, George W. Bush ratificó la Syria Account-


ability Act, que preveía un conjunto de nuevas sanciones económicas
y diplomáticas. Más tarde, en el 2004, Estados Unidos y Francia vo-
pa

taron por una resolución de la ONU para que las tropas sirias se re-
tiraran del Líbano. Rusia y China se abstuvieron. En realidad, Siria
mantenía una presencia militar por petición del gobierno libanés y
con el aval de las Naciones Unidas; y, mucho antes de que votaran la
F

resolución, ya había comenzado a retirar sus tropas.


PD

¿El asesinato del primer ministro libanés, Rafiq Hariri, aceleró los
acontecimientos?
Exactamente. A Siria se le ha querido adjudicar la muerte de
Hariri. Sin embargo, a pesar de que desde hace muchos años un tri-
bunal especial trabaja en ese sentido, no ha sido aportada ninguna
prueba que fundamente tal acusación. Ese asesinato, que algunos
atribuyen a grupos de islamistas, antiguos aliados decepcionados
de Hariri, no ha servido al poder sirio. Es conveniente recordar la

57
MICHEL COLLON Y GRÉGOIRE LALIEU
El mundo según Trump

confidencia de Chirac, amigo personal de Hariri, según la cual el día


en el que Bashar retire su último soldado del Líbano, será derrocado.

¿Así pues, mucho antes de la “primavera siria”, Estados Unidos


ya quería deshacerse de Assad?

ta
Sí. Luego de votar por las sanciones contra Siria y lograr que las
tropas sirias se retiraran del Líbano, George W. Bush implementó un

l
programa para financiar a la oposición. Desde el 2006, se le han trans-

su
ferido millones de dólares a una red de opositores sirios exiliados.

Aquel mismo año, Israel atacaba al Líbano. Un conflicto en el que


Siria tuvo un importante papel...

n
Esa ofensiva tenía por objeto romper el eje constituido por Hez-
co
bolá, Siria e Irán. Contra cualquier pronóstico, Israel perdió la gue-
rra. Al haber apoyado a Hezbolá tras la victoria, Assad fanfarroneó
un poco. Recordamos sobre todo un discurso histórico en el cual tra-
tó al rey de Jordania, al de Arabia Saudita y al presidente Mubarak
de “medias tintas”. Estos dirigentes árabes habían condenado a
ra

Hezbolá en lugar de a la ofensiva israelí.

No obstante, después de aquel conflicto, Assad mostrará señales


pa

de acercamiento a Occidente. Incluso se le verá al lado de Sarkozy en


el desfile del 14 de julio de 2008.
Assad ha intentado apaciguar las relaciones. Ha dado prue-
bas de buena voluntad abogando, particularmente, a favor de la
F

liberación de una francesa detenida en Irán. Por otro lado, las po-
tencias occidentales trataban de jugar otra carta. De tal modo que
PD

Sarkozy propuso un acuerdo para que Siria obtuviera una apertu-


ra en Europa, pero bajo condiciones: Assad debía romper con Irán y
Hezbolá. El presidente sirio lo rechazó. Sin embargo, para no mos-
trarse como un satélite de Teherán y probar que estaba listo para
mantener relaciones equilibradas, Assad se acercó a Turquía. Ambos
países, incluso, crearon en el 2010 una zona de libre comercio.

58
Primera parte
CAPÍTULO 3 Siria , ¿un giro decisivo de la historia?

¿Era eso beneficioso para Siria?


No, porque la economía turca era mucho más competitiva. De
hecho, esa zona de libre comercio ocasionó muchos daños a las em-
presas sirias. Además, el país había padecido cuatro años de sequía,
lo cual tuvo un impacto terrible en la agricultura. Anteriormente,

ta
Siria era el único país árabe que había alcanzado la autosuficiencia
alimentaria. Pero con la sequía, muchos campesinos ya no conse-

l
guían mantener sus campos. Fueron a engordar el subproletariado

su
en los suburbios de las grandes ciudades.

¿Un caldo de cultivo propicio para la rebelión?


Sí. Sabemos lo que ocurrió luego en el contexto de las “primave-

n
ras árabes” con la propaganda de los canales por satélite de las pe-
co
tromonarquías y sus discursos: Assad perdió su legitimidad, es un
asesino, tiene que largarse. Estados Unidos y sus aliados inyectaron
mucho dinero en esa rebelión.

¿Estados Unidos se apoyó en grupos de terroristas para derrocar


ra

al gobierno sirio?
No hay nada nuevo en esos informes tan turbios. Ya no es un se-
creto para nadie que la CIA y Arabia Saudita crearon Al Qaeda para
pa

combatir al ejército soviético en Afganistán. Zbigniew Brzezinski,


el antiguo consejero del presidente Carter, fue el arquitecto de
aquella alianza con los combatientes islámicos. Poco antes de los
atentados del 11 de septiembre, había declarado que la caída de la
F

Unión Soviética le parecía más importante que el terrorismo de


Osama bin Laden. Hillary Clinton también declaró que Al Qaeda era
PD

“la criatura de Estados Unidos”.

Hoy día el enemigo es sobre todo el Estado islámico...


La consecuencia de las políticas llevadas a cabo por Estados
Unidos contra Irak es el nacimiento de Daesh. Ya durante la opera-
ción “Tormenta del Desierto” en 1991, Washington, París y Londres
habían exigido una zona de exclusión aérea en el norte de Irak. Los
grupos islámicos más radicales se habían refugiado en ella contra
posibles represalias del poder central en Bagdad.
59
MICHEL COLLON Y GRÉGOIRE LALIEU
El mundo según Trump

Después de la invasión de Irak en el 2003, estos grupos se vol-


vieron contra sus protectores occidentales. Adquirieron mayor po-
tencia, una vez más, gracias a las decisiones de Washington. De hecho,
con la disolución del ejército iraquí y de los servicios de seguridad
ordenada por Paul Bremer, quedaron desempleados cientos de

ta
miles de funcionarios, oficiales y soldados iraquíes. Entonces, un
importante número entre ellos se enroló en la resistencia contra

l
la ocupación estadounidense. Una resistencia que al principio era

su
esencialmente patriótica. Pero para contrarrestar esa resistencia,
Estados Unidos propició un conflicto interconfesional y estimuló
la guerra civil entre iraquíes. Esa fue la misión de John Negroponte,
quien ya se había dado a conocer por sus métodos de organización

n
de la guerra civil y del terror en América Central durante el período
co
de los Contras. Ese contexto permitirá la aparición de grupos su-
níes vengativos como Daesh.

¿Cómo esos grupos han extendido su campo de acción hasta


Siria?
ra

Estados Unidos y todos quienes habían prometido vencer a


Siria desde el 2011, ayudaron para que esos grupos pasaran las fron-
teras. Pensaban utilizarlos y después deshacerse de ellos. Se equi-
pa

vocaron ampliamente sobre la capacidad de resistencia del Estado


sirio y de sus apoyos, tanto internos como externos.
Asimismo, hay que señalar que tanto los occidentales y Turquía
como las monarquías del Golfo, se habían prestado a ese peligro-
F

so juego. Reconocieron oficialmente que habían entregado armas,


dinero y entrenado a los grupos de la oposición llamados “mode-
PD

rados”. Más tarde admitieron que gran parte de esos “moderados”


se incorporaron, con armas y equipamiento, bien sea a Al Qaeda, a
Daesh o a otros grupos afiliados.

Finalmente, Obama formó, a pesar de todo, una coalición contra


Daesh. ¿Por qué?
Con el tiempo y la extensión del terrorismo en Occidente, la OTAN
y sus aliados regionales han dejado de apoyar, por lo menos oficial-
mente, a Daesh. Y más tarde al Frente Al Nusra. Es solo recientemente
60
Primera parte
CAPÍTULO 3 Siria , ¿un giro decisivo de la historia?

cuando han comenzado a asimilar a esos grupos como movimientos


terroristas.
Hace mucho tiempo que Estados Unidos, sus agentes europeos,
así como Turquía, Jordania y las monarquías del Golfo, han puesto
en un mismo plano al Estado sirio y a las organizaciones terroris-

ta
tas, negándose a precisar quién era terrorista y quién no. Además,
la coalición de Obama no bombardeaba a Daesh cuando ello podía

l
beneficiar al ejército sirio.

su
¿Trump representa una ruptura con esta estrategia? Declaró
que la prioridad era vencer a los terroristas y que estaba dispuesto a
discutir con Putin y Assad para lograr esta meta.

n
Sí, Trump había prometido cambiar esta estrategia y no ha per-
co
dido tiempo en ponerla en práctica en Irak y en Siria. Ya se cuentan
en millares los militares estadounidenses que coordinan sus accio-
nes con los rusos. Sin hacer mucho ruido.
Pero, por el momento, esta coordinación se enfrenta a la obsti-
nación del gobierno de Trump que ve a Irán y a Hezbolá como ene-
ra

migos. Es porque hay que cuidar a Israel. También hay verdaderas


discrepancias con Turquía a propósito de los kurdos. Ankara los
mira como enemigos mientras que Moscú y Washington trabajan
pa

en el terreno con ellos para combatir a Daesh. Por cierto, esto explica
por qué Ankara anunció el fin de la operación “Escudo del Éufrates”
el 29 de marzo de 2017.
F

Tras esos primeros signos de cambio con respecto al conflicto


sirio, Trump lanzaba misiles contra la base aérea de Al Chaayrate en
PD

abril de 2017. El ejército sirio habría almacenado armas químicas que


luego utilizó contra el pueblo de Khan Sheikhoun. En el 2013, Trump
le había aconsejado a Obama que no se implicase en Siria. ¿Cómo
puede explicar el ataque del nuevo presidente?
No creo que el ejército sirio haya lanzado ese ataque con armas
químicas contra el pueblo de Khan Sheikhoun. Sostendría más bien
la tesis de un bombardeo a un almacén de municiones químicas en
esta localidad por parte del ejército sirio. En distintas ocasiones el
gobierno sirio le había informado a la ONU sobre la existencia de
61
MICHEL COLLON Y GRÉGOIRE LALIEU
El mundo según Trump

reservas de armas químicas enviadas desde Irak y Turquía para los


rebeldes. Sin que la ONU se molestase en investigar.

En el caso del ataque a Khan Sheikhoun, Trump no esperó los


resultados de la investigación de la ONU. Respondió de inmediato.

ta
El ejército sirio no tenía ningún interés en realizar semejante
ataque. Al menos tres semanas antes, Al Nusra y sus aliados habían

l
logrado ocupar varias decenas de localidades cerca de la ciudad de

su
Hama, lo que había provocado un contraataque de las fuerzas gu-
bernamentales para recuperar esos territorios. En la víspera de ese
“ataque químico”, el ejército sirio no solo había liberado un 85% de
las zonas que había perdido, sino que también estaba a punto de lle-

n
gar hasta las bases de Al Nusra. Por lo tanto, ese ejército no estaba
co
en lo absoluto replegado. Pienso que, objetivamente, se trata de una
burda manipulación.

¿Con qué objetivo? ¿Trump se habría pasado al otro bando?


No está en condiciones de revertir la correlación de fuerzas en
ra

Siria. En consecuencia, si se trataba de lanzar una advertencia sin


coste alguno dirigida a los rusos, chinos e iraníes, estaba perdida
de antemano. Trump, sin lugar a dudas, pretendió tranquilizar a
pa

sus incontables detractores en Estados Unidos, quienes lo acusan


de alta traición debido a supuestos vínculos con Rusia. En cualquier
caso, los cincuenta y nueve misiles Tomahawk lanzados contra la
base de Al Chaayrate no fueron más que una pelea contra molinos.
F

Después que hayan pasado seis años de conflicto, esta imposibi-


PD

lidad de revertir la correlación de fuerzas en Siria está marcada por el


fracaso de la estrategia de Obama. ¿Por qué no tuvo éxito?
Estados Unidos estaba convencido de que Assad no resistiría
por mucho tiempo la revuelta. Frederic Hof, consejero de Obama
sobre Siria, hace poco declaraba: “Estábamos seguros de que Assad
iba a caer rápidamente, incluso antes de que Obama interviniera
para condenar al gobierno sirio”.

62
Primera parte
CAPÍTULO 3 Siria , ¿un giro decisivo de la historia?

Es el clásico estribillo imperialista: Saddam, Milosevic y los de-


más malvados debían caer en pocos días, según las declaraciones de
los dirigentes estadounidenses.
Trataban de influenciar psicológicamente con su propaganda.
En Siria, su análisis estaba equivocado desde el comienzo. Y basán-

ta
dose en esa equivocada apreciación, Francia, Inglaterra y Estados
Unidos se implicaron e inyectaron mucho dinero en este conflicto.

l
Incluso involucraron al gobierno libanés, con todas las consecuen-

su
cias desastrosas que eso podía tener para el frágil equilibrio del país
de los cedros. Pero estaban convencidos de la inminente caída de
Assad. Decían que era necesario ponerse rápidamente del lado co-
rrecto de la Historia.

n
co
¿Cómo han podido equivocarse a este punto?
No habían comprendido cómo estaba constituida la sociedad
siria, el apoyo popular con el que contaba Assad y la solidez del
Estado profundo. En Libia, el antiguo embajador de Francia, a quien
conocía personalmente, ya había dado la voz de alarma cuando
ra

París se preparaba para intervenir. François Gouyette había pro-


nosticado que un cambio de régimen sería catastrófico. Pero el go-
bierno francés le respondió: “¡O asume nuestra línea o se va!”.
pa

Lo mismo ocurrió en Siria. El embajador Eric Chevalier había


prevenido a las autoridades francesas que Assad no caería en solo
algunos días. También lo llamaron al orden. Todo esto muestra la
arrogancia y la necedad del poder. Es una forma de ceguera que no
F

se detiene ante nada. Nada, salvo una bofetada. Y fue esto lo que
ocurrió en Siria.
PD

Obama tuvo la ocasión de ir más lejos con el fin de derrocar a


Assad. Pero, en el 2013, después del ataque químico a Ghouta, renun-
ció al bombardeo de Siria. ¿Este episodio marca un giro en las relacio-
nes internacionales?
El giro psicológico llegó antes, desde el 2011, cuando Rusia y China
vetaron la proposición en el Consejo de Seguridad de las Naciones
Unidas. Occidente no había previsto la acción de Moscú y de Pekín.
Estados Unidos pensaba que Putin iba a abandonar a Assad como
63
MICHEL COLLON Y GRÉGOIRE LALIEU
El mundo según Trump

había abandonado a Gadafi. Pero Rusia y China utilizaron su veto en


seis oportunidades. Esta bofetada dejó grogui9 a todo el mundo. Marcó
un cambio total en las relaciones internacionales.

Hasta entonces, los rusos y los chinos tenían más bien la cos-

ta
tumbre de abstenerse en la mesa del Consejo de Seguridad, incluso
cuando Occidente maniobraba contra sus intereses. ¿Qué ha cam-

l
biado?

su
Tuve la oportunidad de conversar con los expertos rusos que
integraban la comisión de investigación sobre las armas de des-
trucción masiva en Irak. Estaban en primera fila, vieron cómo los
servicios de inteligencia estadounidense saboteaban la investiga-

n
ción para justificar la intervención de Bush. Y cuando se les pre-
co
gunta por qué en ese momento no dijeron nada, responden: “Vimos
perfectamente lo que ocurría. Pero en esa época, ya estábamos lu-
chando por la supervivencia de la federación rusa. De manera que lo
único que podíamos hacer era callarnos”.
Luego, lo que ocurrió en Libia impactó a Rusia y a China, que
ra

no se habían opuesto a la resolución de las Naciones Unidas a favor


de establecer una zona de exclusión aérea. Conocemos lo que pasó
después: la OTAN no respetó esa resolución y bombardeó las tropas
pa

de Gadafi para permitir la victoria de los rebeldes. Un diplomático


chino con el que me entrevisté fue muy claro al respecto: “Nos de-
jamos engañar en Libia, pero no volveremos a caer en la trampa”.
F

Hemos visto los vínculos que unían a Rusia y a Siria. ¿Por qué
China también dio su apoyo a Assad?
PD

Antes que nada, China ya sabía que con la ayuda de Turquía,


Estados Unidos ayudaba a los independentistas uigures. Hoy día,
miles de esos musulmanes originarios de la provincia de Sinkiang

9 Grogui, voz de origen inglés (groggy, derivada de grog), en la jerga


pugilística se refiere al hecho de quedar aturdido o tambaleante.
[N. del E.].

64
Primera parte
CAPÍTULO 3 Siria , ¿un giro decisivo de la historia?

integran las filas de la rebelión siria. Luego, a través de Assad, Estados


Unidos y sus aliados también quieren debilitar a Irán, país en el que
China tiene muchos intereses. Así pues, tanto Rusia como China sa-
bían perfectamente que la guerra en Siria también era contra ellos.

ta
¿La derrota de la OTAN en Siria expresa la materialización de
un mundo multipolar?

l
Completamente. Estados Unidos es tan arrogante como mio-

su
pe, porque todas sus artimañas contra Rusia empujaron al Kremlin
a que se acercara a China. Lo que se pone en marcha es Eurasia, ¡la
pesadilla de Brzezinski! Según él, la potencia que controlara Eurasia
dominaría el mundo.

n
co
¿Cómo evolucionan las relaciones entre Estados Unidos, Rusia
y China?
Washington no puede impedir la alianza entre Moscú y Pekín.
Es demasiado tarde. La cooperación económica, industrial, militar,
energética, científica y humana entre ambas potencias les beneficia
ra

mutuamente. Y va in crescendo. Las sanciones europeas y estadou-


nidenses contra Rusia facilitaron la puesta en marcha de Eurasia,
tan apreciada por Putin. También debilitaron en Rusia a aquellos
pa

que estaban a favor de un acercamiento con Occidente.

Según Kissinger, Estados Unidos debía acercarse a los rusos para


aislar a los chinos.
F

Kissinger ha adoptado muchísimas estrategias. Primero aplicó


la doctrina del hombre desquiciado contra los chinos: puedo lan-
PD

zar la bomba atómica en cualquier momento, agárrenme o voy a


hacer daño. Pero tras esta política intimidatoria, en 1972 organizó
la visita de Nixon a Pekín. En aquel entonces, la idea era acercarse
a los chinos para aislar a los rusos. Hoy día, Kissinger preconiza lo
contrario. Pero no creo que Trump tenga otra salida diferente a la
de negociar con ambos. Su gabinete, por cierto, ha mostrado signos
de hostilidad hacia Pekín, antes de afirmar que solo reconocía a una
China, unida e indivisible.

65
MICHEL COLLON Y GRÉGOIRE LALIEU
El mundo según Trump

No es cualquier cosa. Trump seguirá siendo un hombre prag-


mático. No creo que quiera hacer la guerra. Pero la corriente milita-
rista en el seno del poder estadounidense podría prevalecer. Existe
ese riesgo.

ta
Está el gabinete del presidente, ¿pero también el poder que lo rodea?
Con certeza. La exclusión de Flynn, el consejero de Seguridad de

l
Trump, quien era partidario de una relación tranquila con Moscú, es

su
reveladora. Da cuenta de un conflicto entre el nuevo presidente de
Estados Unidos y la CIA. Efectivamente, Trump sufrirá presiones
para obligarlo a ceder en ciertas posiciones.

n
Estas contradicciones también dejan entrever divisiones en el
co
establishment estadounidense. ¿Es eso nuevo?
No realmente. Por ejemplo, John Kerry explicó que Obama ha-
bía encontrado un acuerdo con los rusos sobre Siria, pero que el
Pentágono se había opuesto. Lo verdaderamente nuevo es la magni-
tud de las divisiones que experimenta la élite.
ra

Usted ha dicho que Rusia y China defienden sus intereses en


Siria. ¿Ambos países son potencias imperialistas?
pa

No, no en la actual situación. Algunos acusan a China de impe-


rialismo, pero es básicamente un Estado apegado a sus derechos y
que es intransigente en ese aspecto. Indudablemente, hay una co-
munidad de chinos en el extranjero que ha acumulado muchos ca-
F

pitales. Esta nueva clase se ha desarrollado invirtiendo en sectores


que dan muchas ganancias rápidamente. Luego, estos expatriados
PD

han vuelto a colocar sus capitales en China, donde pueden adquirir


bancos privados e industrias. Son depredadores que actúan a título
privado. El Estado chino, por el contrario, invierte en proyectos úti-
les, concede préstamos interesantes a los países del tercer mundo y
les ofrece asistencia. En fin, China jamás ha agredido a otro Estado.
Y en Siria, la posición de Pekín está completamente apegada al res-
pecto del derecho internacional.

66
Primera parte
CAPÍTULO 3 Siria , ¿un giro decisivo de la historia?

Occidente siempre se muestra como el gran defensor de la demo-


cracia, los derechos humanos y la paz en el mundo. Pero al final, ¿solo
Rusia y China respetan la Carta de las Naciones Unidas y el derecho
internacional?
Así es, ya que el derecho internacional es una protección para

ta
ellos. Rusia y China no son potencias imperialistas. Lo que estos
países piden es ser respetados y no ser atacados. Por ejemplo, cuan-

l
do la Unión Soviética estaba en la cima del poder, cuarenta y cinco

su
mil expertos militares habían sido desplegados en Egipto. Era un
ejército completo. Cuando el presidente egipcio Sadat les pidió que
se fueran, los soviéticos levantaron el campamento de la noche a
la mañana. Ocurrió de la misma manera en Somalia en la época de

n
Siad Barre. Y si mañana Assad se lo pide, los rusos se irán. Por su-
co
puesto, hay influencias que entran en juego y una política supedi-
tada a los intereses. Pero Rusia no interviene en Siria por razones
económicas. Es una política militar de defensa.

¿Es real la posibilidad de que haya una Tercera Guerra Mundial?


ra

¿Este riesgo es mayor con Trump o con Clinton?


Como secretaria de Estado, Hillary Clinton ya había llevado a
cabo pequeñas guerras. Pequeñas pero muy perjudiciales. En el 2013,
pa

Obama evitó una grande. Desde una base de la OTAN en España fue-
ron lanzados dos misiles que los rusos neutralizaron. Obama no fue
más lejos, sabía lo que podía implicar una escalada.
Pienso que con Trump no habrá una guerra mundial. Estados
F

Unidos está en crisis, se siente un malestar generalizado y la socie-


dad está sumamente fragmentada. El riesgo de una guerra civil es
PD

mayor. Allá todo el mundo está armado. Eso podría ser terrible.

¿Qué medida tomaría usted si llegara a ser presidente de Estados


Unidos?
Fomentaría un verdadero cese al fuego en Siria, firmaría un
acuerdo con Rusia y dejaría de apoyar a Israel.

67
MICHEL COLLON Y GRÉGOIRE LALIEU
El mundo según Trump

LOS NEGROS BLANCOS DE EUROPA


Mohamed Hassan

ta
Tras el derrumbe de la URSS, los responsables de la política extranjera de Rusia
degradaron terriblemente el nivel de relaciones diplomáticas que mantenía la
Unión Soviética. Los individuos proeuropeos y atlantistas de la élite rusa tenían

l
el papel protagónico, e influenciaban la política extranjera. Había que ver el com-

su
portamiento de los diplomáticos rusos en África, en América Latina o en Asia.
Eran muy arrogantes. Perjudicaron bastante la política extranjera de Moscú.
Cuando era diplomático en los 90, tuve la oportunidad de conversar con un
embajador ruso en Bruselas. Hablamos sobre los errores de la Unión Soviética

n
en Etiopía y del apoyo al régimen militar de Mengistu. Luego, le pregunté bro-
meando: ahora ustedes son los negros blancos de Europa, cierto . l me
co
respondió sin rodeos: iene ra ón. Los cabrones ue mandan en la Oficina
de Relaciones Exteriores han conducido la política extranjera de Rusia a que le
besemos el trasero a los alemanes y a los estadounidenses!”.
Con Gorbachov, Rusia se dejó engañar. Gerhard Schroeder y George Bush le
habían prometido ue si él permitía la reunificación de lemania, la O N no
se extendería hacia el Este. Gorbachov debía ser estúpido, porque hasta un
ra

niño habría percibido la astucia. ¿Consecuencia? Polonia, Hungría y la Repúbli-


ca Checa se unieron a la Alianza Atlántica en 1999; Bulgaria, Letonia, Lituania,
Rumania, Eslovaquia, Eslovenia y Estonia lo hicieron igualmente en el 2004; Al-
pa

bania y Croacia se integraron a las filas en el 2009 y después en el 201 , Mon-


tenegro se ha hecho un miembro observador.
Rusia está literalmente rodeada. En este contexto, podemos comprender que la
guerra siria no es solamente una guerra contra Siria. Ucrania y Siria despertaron
a Putin. Rusia no podía quedarse con los brazos cruzados. Si Assad hubiera
caído en Siria, Rusia hubiese perdido un importante acceso al mar Mediterrá-
F

neo. Putin habría conservado una salida al océano Ártico, donde habría podi-
do bailar con los esquimales. Pero habría perdido un importante espacio de
PD

consolidación al Sur. Y habría visto debilitarse a Irán, que se trata de un aliado


estratégico por su acceso al océano Índico.

68
ta
CAPÍTULO 4
TRUMP VISTO DESDE ESTADOS UNIDOS

l
Entrevista con John Catalinotto.

su
Antiimperialista comprometido, militante por los derechos humanos,
portavoz de la IAC (International Action Center), miembro del Brussels
Tribunal y jefe de redacción del semanario Workers World, Nueva York.

n
co
¿Lo sorprendió la victoria de Trump en las elecciones?
Hasta el último momento pensé que ganaría Hillary Clinton.
Estaba decepcionado. No por la derrota de Clinton. Decepcionado
ra

porque mucha gente había votado por Trump, un multimillonario


explícitamente racista y sexista.
En Estados Unidos todas las elecciones están sesgadas contra
pa

los pobres y los oprimidos. Las personas no inscritas en las listas


electorales no pueden votar. Los prisioneros y los antiguos reclusos
también están excluidos. Todo ello ayudó a Trump, al igual que las
reglas del Colegio Electoral, porque en realidad él perdió el voto po-
pular de tres millones de electores.
F

“Make America Great Again”. ¿La gente se lo cree?


PD

Ese es el problema político detrás de la derrota de Clinton y el


triunfo de Trump. Las condiciones materiales de la clase obrera y la
clase media se han deteriorado. Clinton y Obama aseguraban que la
vida iba magníficamente y que todo iría cada vez mejor. Pero muchas
personas sabían, basándose en su propia experiencia, que era menti-
ra. Trump simuló ser un outsider que luchaba contra el establishment.
Siempre declaraba que la vida iba desastrosamente, que esa era la

69
MICHEL COLLON Y GRÉGOIRE LALIEU
El mundo según Trump

consecuencia de las políticas de Obama y de Clinton, y que él mejora-


ría la situación. Pero no lo hará.

¿Cómo los medios de comunicación cubrieron la campaña de


Trump en Estados Unidos?

ta
Veo dos corrientes en los medios de comunicación gremiales.
La primera reúne a los medios de comunicación institucionales: Wall

l
Street Journal, New York Times, Washington Post, Los Angeles Times,

su
CNN o MSNBC. La otra corriente integra a los medios de comunica-
ción de extrema derecha; principalmente Fox News y los diarios en
manos de Rupert Murdoch, así como también algunos programas
de debates en radio y televisión.

n
Cuando comenzó su campaña, Trump tuvo el beneficio de una
co
enorme cobertura publicitaria, tanto en los medios de comunica-
ción institucionales como en los de extrema derecha. Este multimi-
llonario, star de la telerrealidad, tenía algo que fascinaba, drogando
a la audiencia en los medios de comunicación. Además, inyectaba
una buena dosis de ideología reaccionaria en la campaña.
ra

Algo muy útil para crear una alternativa populista de derecha


frente al avance de Bernie Sanders.
pa

No obstante, Trump criticó mucho a los medios de comunica-


ción. ¿Es un ingrato?
Hay que distinguir dos momentos de su despegue. En un pri-
mer momento, el portento Trump disfrutó de una inmensa publici-
F

dad. Eso lo propulsó hasta la victoria en las primarias republicanas.


Sin embargo, a partir de aquel momento, los medios de comunica-
PD

ción institucionales intentaron desmontar su invención. El New


York Times y el Washington Post se dedicaron a atacarlo cotidiana-
mente a lo largo y ancho de sus artículos. Pero ya era demasiado
tarde. Por su parte, los medios de extrema derecha continuaron
apoyándolo a lo largo de toda la campaña.

70
Primera parte
CAPÍTULO 4 Trump visto desde Estados Unidos

¿En qué aspectos encarna Trump una ruptura con Obama o


Clinton?
Los europeos podrían ver en Donald Trump una mezcla de
las peores características de Silvio Berlusconi y de Marine Le Pen.
Trump es rico, egocéntrico y arrogante. Además, está a la cabeza del

ta
gabinete ejecutivo que debe administrar el más importante presu-
puesto de Estado, así como también la maquinaria de guerra más

l
destructora del mundo. Evidentemente, Trump no posee el mono-

su
polio de las políticas reaccionarias y belicistas. Otros políticos de-
mócratas o republicanos también representan una amenaza para la
paz en el mundo. Hillary Clinton forma parte de ellos. Pero la dife-
rencia estriba en que Trump da eco a un discurso antimusulmanes,

n
antiinmigrantes, racista y misógino. De manera que su victoria mo-
co
viliza a la parte más sectaria de la sociedad estadounidense.
Con Trump en la Casa Blanca y los republicanos controlando
las dos Cámaras del Congreso, preveo un ataque en toda regla or-
questado contra los trabajadores, sus sindicatos y sus conquistas
sociales. Más o menos lo que ocurrió en Argentina cuando Macri
ra

sustituyó a Cristina Fernández de Kirchner. Más o menos lo que


ocurrió en los estados de Wisconsin y de Carolina del Norte, cuando
los republicanos del movimiento Tea Party alcanzaron el estatus de
pa

gobernadores.

¿Cree que Clinton u Obama están a favor de los derechos de los


trabajadores?
F

Por supuesto que no. Pero con Trump, el ataque será más fron-
tal y agresivo. Por ejemplo, Obama expulsó entre uno y dos millones
PD

de trabajadores indocumentados. Trump prometió golpear mucho


más fuerte y después de ser elegido sembró el miedo entre los mi-
grantes. Asimismo, se declaró a favor de métodos policiales más
agresivos, lo cual incitará a una mayor arrogancia y violencia de los
policías hacia la comunidad afroamericana. En fin, Trump calum-
nia abiertamente a los musulmanes. ¿Consecuencia? Los peores ra-
cistas no necesitan ningún pretexto para agredirlos.

71
MICHEL COLLON Y GRÉGOIRE LALIEU
El mundo según Trump

El nuevo presidente se opone a los tratados de libre comercio y a


las deslocalizaciones. ¿No es algo bueno para los trabajadores esta-
dounidenses?
En Estados Unidos, la clase obrera está compuesta por nume-
rosas personas de cultura indígena, afroamericana, latinoamerica-

ta
na, de Asia del Este o del Oeste y de las islas del Pacífico, muchos de
ellos inmigrantes. Entre los trabajadores hay hombres, mujeres y,

l
entre ellos, también las personas que forman parte de la comuni-

su
dad LGBTQ10. Tienen un empleo o están desempleados. Pues bien,
Trump divide a esta clase obrera. Con certeza, eso no es nada bueno
para los trabajadores estadounidenses.
Además, aunque Trump puede parecer imprevisible y se con-

n
tradice con frecuencia, no habrá ninguna sorpresa en al menos un
co
aspecto: el nuevo presidente será incapaz de crear nuevos empleos
en Estados Unidos volviendo a negociar o rompiendo los tratados
comerciales. Esos tratados no son la causa de la crisis económica.
Los empleos industriales no se han reducido tanto a causa de la
mundialización, como del inevitable progreso tecnológico de la in-
ra

dustria capitalista. La situación se agudizará, porque el capitalismo


sufre de sus propias contradicciones y conduce hacia un callejón sin
salida. Ahora bien, Trump no tiene ninguna solución para resolver
pa

esos problemas estructurales.

¿Hay alguna oposición creíble frente a Trump?


La izquierda en Estados Unidos debe organizarse y encontrar
F

mecanismos para defender a los sectores más oprimidos de la clase


obrera. Además, estos sectores deben proporcionar un liderazgo y
PD

reunir a los trabajadores. No solo contra la política reaccionaria de


Trump, sino también contra la totalidad del podrido sistema capi-
talista.

10 Lesbianas, gays, bisexuales, transgéneros y queer (no heterosexuales


o no cisgéneros). [N. del E.].

72
Primera parte
CAPÍTULO 4 Trump visto desde Estados Unidos

¿Es eso posible con semejante presidente a la cabeza de Estados


Unidos?
Sí, porque la elección de Trump muestra claramente el gusano
en la fruta. Los políticos como Obama o Clinton tienden a ocultar
el declive del imperialismo estadounidense, por muy flagrante que

ta
sea. Pero la llegada al poder de un personaje como Trump mues-
tra la crisis a la luz del día. Ya reclutó a su equipo de gobierno en

l
la cloaca política, económica y mediática. Eso provocó miedo y ra-

su
bia. Rápidamente decenas de miles de personas bajaron a la calle.
La mayoría nunca había manifestado en su vida. Pero saben que no
pueden ser neutrales. La elección de Trump los ha impulsado a to-
mar partido. Algunos manifestantes se sienten directamente ame-

n
nazados por el nuevo presidente. Otros se sienten solidarios con los
co
grupos designados como blanco. Poco importa cuál sea la chispa
inicial, una vez que se movilicen, su vida podrá cambiar. Como re-
volucionarios, nuestro trabajo es darle una orientación positiva a
ese cambio.
ra

¿Cuál es su opinión sobre las personas con las que Trump con-
formó su equipo?
Prefiero hablar de pandilla en lugar de equipo. La veo compues-
pa

ta por tres grupos. Sus amigos más cercanos son los más autorita-
rios en su ideología: Steve Bannon, Stephen Miller, su yerno Jared
Kushner, así como Sebastian Gorka; todos son antimusulmanes.
Luego, están sus generales: Trump puso generales a la cabeza de
F

la Defensa y de la Seguridad interior. Su consejero en la Seguridad


Nacional y el jefe de la CIA también son oficiales del ejército. El ter-
PD

cer grupo es el Tea Party. Son gente escogida para dirigir depar-
tamentos que durante toda su carrera se empeñaron en destruir.
Por ejemplo, Betsy DeVos en Educación, Tom Price en Salud y en los
Servicios Sociales o Scott Pruitt en la Agencia para la Protección
del Medio Ambiente. DeVos pasó su vida privatizando las escuelas,
Price combatió la ampliación de la cobertura en la salud y Pruitt es
un agente de la industria de la energía.

73
MICHEL COLLON Y GRÉGOIRE LALIEU
El mundo según Trump

Todo eso no es muy antisistema...


En el sentido anticapitalista, no son antisistema. Y lejos de ser
una antiélite, constituyen el gabinete más rico y más elitista de la
época moderna. De ellos podemos esperar un ataque concertado
contra todos los sectores de la clase obrera, inclusive contra esos

ta
obreros que hayan podido votar por Trump. Por otra parte, han
propuesto reducciones de presupuestos en todos los departamen-

l
tos, incluyendo las ayudas a los pobres y a la población en general.

su
También han previsto aumentar los recursos de los departamen-
tos vinculados con el aparato represivo del Estado, tales como la
Defensa y la Seguridad Nacional. Por ejemplo, el cambio previsto en
la Obamacare amenaza con dejar a veinticuatro millones de perso-

n
nas sin seguro médico. Al mismo tiempo, los cuatrocientos contri-
co
buyentes más ricos recibirían reducciones de impuestos por siete
millones de dólares cada uno, es decir, un total de 7,8 billones de
dólares por año. Por su parte, el Pentágono podrá contar con un au-
mento de cincuenta y cuatro billones de dólares.
ra

¿La llegada de Trump al poder demuestra que en Estados Unidos


la élite está dividida?
Hasta en el gobierno de Trump hay divisiones. El secretario de
pa

Estado, Rex Tillerson, antiguo expresidente director general (PDG)


de la ExxonMobil, con un perfil aceptable para la clase dirigente,
fue puesto al margen de los encuentros con los jefes de Estado por
Trump, Bannon y Kushner. Tillerson no se parece en nada a Trump.
F

Todas sus peticiones de ayuda fueron rechazadas.


Por otra parte, Trump está en permanente conflicto con los
PD

más importantes medios de comunicación. Incluso, su asistente


de prensa expulsó de sus ruedas de prensa a New York Times, CNN
y otros medios de comunicación. Asimismo, Trump ha acusado a
Obama de poner su torre bajo la vigilancia de agencias de inteligen-
cia. Dicho esto, aprovechando que el mercado bursátil muestra un
constante aumento después de su elección y que su gobierno pro-
metió hacer mucho más a favor de los ricos, Trump está tratando
de convencer a una buena parte de la élite dirigente de que podrá
llenarles los bolsillos.
74
Primera parte
CAPÍTULO 4 Trump visto desde Estados Unidos

¿Cree que la política extranjera de Trump calmará las tensiones


en el mundo?
La política extranjera de Estados Unidos no depende de un solo
hombre. Tanto Trump como Clinton, los republicanos al igual que
los demócratas, incluyendo el ala encarnada por Bernie Sanders...

ta
todos defienden los intereses del imperialismo estadounidense.
Ahora bien, el imperialismo no se reduce a la elección de un peque-

l
ño grupo de políticos. Es un sistema económico. Lo que implica el

su
dominio del capital financiero y la necesidad vital que tiene Estados
Unidos de dominar el mundo para exportar sus capitales, robar las
materias primas y explotar una mano de obra barata. Este siste-
ma ha probado su incapacidad para generar ganancias por medios

n
pacíficos. De modo que quien esté a la cabeza del imperialismo es-
co
tadounidense, sea quien sea, sufrirá importantes presiones que lo
empujarán hacia la guerra.

Hillary Clinton apoyó todas las guerras hechas por Estados


Unidos estos últimos años, desde la de Afganistán hasta la de Siria,
ra

pasando por la de Irak y la de Libia. También apoyó la subversión or-


ganizada en los países progresistas de América Latina. A pesar de
sus promesas, Barack Obama aumentó las tropas en Afganistán y
pa

volvió a enviar otras a Irak. Durante el 2016, el Premio Nobel de la Paz


llegó a lanzar un promedio de tres bombas por hora. Pero Trump nun-
ca ha estado involucrado en esas decisiones de política extranjera; no
tiene antecedentes...
F

Trump es capaz de contradecirse en una sola frase. Ha hecho


algunas declaraciones que pueden parecer tranquilizadoras, sobre
PD

todo en negociaciones más abiertas con Rusia. Pero también pro-


metió reconocer a Jerusalén como la capital de Israel. Además, quie-
re romper los acuerdos firmados con Cuba e Irán. Es difícil confiar
en un personaje como Trump para construir la paz. Es por ello por
lo que debemos crear un movimiento que pueda luchar a un mismo
tiempo contra el imperialismo en el extranjero y contra la política
reaccionaria de Trump aquí, en Estados Unidos.

75
MICHEL COLLON Y GRÉGOIRE LALIEU
El mundo según Trump

En Europa, algunos estaban convencidos de que Hillary Clinton


podía llevarnos a una Tercera Guerra Mundial, y se alegraron por su
derrota. ¿Entiende usted esa postura?
En el movimiento antiimperialista europeo reina cierta confu-
sión con respecto al papel que juega Trump. Se puede comprender la

ta
maliciosa alegría sentida por algunos frente a la derrota de Clinton.
Pues saben hasta qué punto era agresiva la candidata demócrata.

l
Pero quizás perdieron la esperanza en la clase obrera estadouniden-

su
se. Aquí debemos desarrollar un movimiento contra las guerras de
Estados Unidos. Y solo podemos hacerlo si los sectores más oprimi-
dos de la clase obrera estadounidense se unen y se ponen a la cabeza
de ese combate. Los que se alegran de la victoria de Trump alejan

n
de ellos a la población negra, las mujeres militantes, las personas
co
LGBTQ y los musulmanes. Se alejan de todos aquellos a quienes la
presidencia de Trump produce miedo. Peor aún, se alejan de todos
aquellos que la rabia hace movilizar contra un presidente que no es
“su presidente”.
ra

¿No se corre el riesgo de que ese movimiento de protesta sea re-


cuperado por alguien?
Sobre todo es una oportunidad que hay que aprovechar. Durante
pa

los días que siguieron a su elección, miles de personas manifestaron


contra él. Es lo único positivo que ha surgido de aquellos dieciocho
meses de campaña burguesa. Algunos manifestantes pueden estar
a favor de Clinton por motivos erróneos. Pero en general, la gente
F

que está en la calle está en contra de Trump y lo que él representa.


No se manifiestan porque el nuevo presidente dice querer negociar
PD

con Rusia. Por lo tanto, todos aquellos que desean combatir al im-
perialismo deben estar en la calle al lado de esos manifestantes que
tienen miedo, que están indignados, que viven un cambio impor-
tante y que se replantean sus ideas. Debemos estar a su lado, no solo
para incitarlos a combatir el racismo, el sexismo y la xenofobia de
Trump, sino también todas las guerras imperialistas.

76
ta
CAPÍTULO 5
¿POR QUÉ EUROPA LLORA A CLINTON?

l
Entrevista con Bruno Drweski.

su
Historiador, especialista en el mundo eslavo y maître de conférences en el
INALCO (Institut National des Langues et Civilisations Orientales), París.

n
co
¿Por qué la Unión Europea se opone tanto a Trump?
Antes que nada, debemos situar el proceso de integración de la
Unión Europea en su contexto histórico, y recordar que desde 1918
lo que caracteriza la situación de todas las burguesías europeas es la
ra

derrota. Es evidente que Alemania había perdido la guerra. Pero los


imperialistas franceses y británicos tampoco salieron vencedores.
Fue Estados Unidos el que hizo que se inclinara la balanza a su favor.
pa

¿Y en 1945 se repitió la historia?


Exactamente. Ninguna potencia europea salió triunfante des-
pués de la Segunda Guerra Mundial. Desde entonces, las burguesías
imperialistas del Viejo Continente se acostumbraron a la derrota.
F

Alemania intentó regresar a la palestra, pero fue duramente venci-


da por segunda vez. Así que en 1945, Europa estaba completamente
PD

devastada y Estados Unidos pescó en río revuelto. Echaron mano de


antiguos nazis: von Braun, el ingeniero de los cohetes V2, para desa-
rrollar la NASA, pero sobre todo Gehlen y los servicios secretos para
espiar y perseguir a los comunistas. Y las burguesías derrotadas se
abrazaron a Washington por miedo al comunismo.
El imperialismo europeo estaba desbordado y llegó a ser parasi-
tario. De manera que Europa se enganchó al remolque del dinámico
capitalismo estadounidense, fortalecido por la guerra, “más joven

77
MICHEL COLLON Y GRÉGOIRE LALIEU
El mundo según Trump

y lleno de energía”. Y es así cómo la Unión Europea, tal y como la


conocemos, tomará forma. Si usted busca a los Padres Fundadores
de esta Europa, encontrará a agentes de Estados Unidos como Jean
Monnet y Robert Schuman, o a antiguos nazis como el jurista Walter
Hallstein, quien había sido encargado por Hitler para organizar la

ta
“Nueva Europa”.

l
Actualmente, el capitalismo estadounidense no está tan joven ni

su
lleno de energía...
La situación es muy diferente, pero la élite de los eurócratas
no parece entender que el mundo cambia. Me recuerda a los rode-
sianos que en 1965 declararon unilateralmente la independencia de

n
su colonia. En aquel entonces, el imperio colonial británico estaba
co
hecho trizas. Londres les había hecho saber a los colonos de Rodesia
que la partida había terminado y que ese territorio debía ser africa-
no. Pero los rodesianos se sublevaron contra la metrópolis procla-
mando la independencia de su territorio. No habían comprendido o
no aceptaban que el colonialismo se había terminado.
ra

Rodesia apenas sobrevivió una decena de años. Pero hoy día, entre
los eurócratas encontramos esa reacción rodesiana. Efectivamente, la
elección de Trump señala el final de una época: la de la omnipoten-
pa

cia estadounidense a la que Europa se había consagrado. Así como


aquellos colonos rodesianos que no habían aceptado el fin del imperio
colonial británico, del mismo modo, cierta élite europea rechaza con-
signar el fin de la hegemonía de Estados Unidos.
F

¿Por qué se aferran de esta manera? El miedo al comunismo des-


PD

apareció con la Unión Soviética...


En primer lugar, porque la Unión Europea necesita que la OTAN
sea el gendarme que la proteja tanto dentro como fuera de sus fron-
teras.

¿Protegerse? ¿Quién amenaza con atacar a Europa?


De hecho, es para participar en la dominación mundial, ins-
tituir la función de gendarme y garantizar la libre circulación de
los capitales internamente. El hecho es que no hay un verdadero
78
Primera parte
CAPÍTULO 5 ¿Por qué Europa llora a Clinton?

ejército europeo. Luego, la construcción de la UE generó una clase


parasitaria de tecnócratas. En concreto, esa élite no produce nada,
pero saca enormes beneficios del sistema puesto en marcha. Por
eso se empeña en mantenerlo en pie, mientras que estamos en una
situación de profundos cambios: el Brexit, la elección de Trump, el

ta
alza de corrientes soberanistas o nacionalistas dentro de la Unión...

l
Estas divisiones dentro de la Unión Europea no son del todo

su
nuevas...
En Francia ya tuvimos la experiencia de una burguesía inten-
tando preservar las reliquias de su antigua potencia. Era el perío-
do gaullista. Francia había intentado emanciparse y convertirse de

n
nuevo en una gran potencia autónoma.
co
A pesar de todo, durante el período de De Gaulle, Francia forma-
ba parte del Mercado Común Europeo...
Sí, pero en aquella época, el Mercado Común Europeo era muy
diferente al actual. Por otra parte, De Gaulle había hecho todo lo po-
ra

sible para limitar ese Mercado, donde Francia ocupaba una posición
dominante, ya que en aquel momento la Alemania dividida era un
enano político. Sin embargo, la experiencia gaullista terminó sien-
pa

do un fracaso y, progresivamente, a partir de 1968, Francia vuelve a


ser un pobre lacayo de Estados Unidos. Incluso podemos decir que
desde Hollande y Sarkozy, Francia es una República bananera. En el
momento en que les hablo, no me parece que la élite francesa esté
F

dispuesta a cambiar esto.


PD

Por el contrario, Alemania ya no es realmente un enano político


Exactamente. Con la reunificación por una parte y el debilita-
miento de Estados Unidos por la otra, la burguesía alemana remontó
la pendiente. Recuperó cierta autonomía e incluso ha desarrollado
una política imperialista tomando el control del continente a través
del euro.

79
MICHEL COLLON Y GRÉGOIRE LALIEU
El mundo según Trump

¿Y esta Alemania desea mantenerse dependiente de Estados


Unidos?
La burguesía alemana atraviesa una contradicción fundamental
que está claramente ilustrada por la crisis ucraniana. Una parte del
establishment es antirrusa, pro-OTAN, pro-UE y preconiza la expan-

ta
sión hacia Ucrania. Por el contrario, la otra parte promueve la asocia-
ción con Rusia. Los alemanes de esta fracción desean emanciparse

l
de Estados Unidos y están dispuestos a desbloquear el presupuesto

su
necesario para militarizarse nuevamente. Por cierto, esta contra-
dicción no es nueva. Desde Bismarck y el nacimiento de Alemania,
siempre hubo quienes querían asociarse con Rusia para controlar a
Europa y quienes, como Hitler, querían eliminar a los rusos y tomar

n
el control de Europa Central hasta Ucrania, e incluso más lejos.
co
Entonces, de hecho la burguesía alemana vuelve a dividirse como
en el pasado...
Sí, por ejemplo, lo vemos muy claro en las declaraciones del ex-
presidente de la Asociación Federal de la Industria Alemana (BDI),
ra

Ulrich Grillo. Él no sigue para nada una corriente rusófoba y en lo


que respecta a Ucrania, en cierto modo, le importa un rábano.
Del mismo modo, con el apoyo de Polonia, Angela Merkel, pri-
pa

mero había previsto el acuerdo de Minsk con el que se debía organi-


zar una salida negociada y pacífica de la crisis en Ucrania. Pero ese
acuerdo fue saboteado por la estadounidense Victoria Nuland, la
secretaria de Estado para Europa. Con el fin de llevar a cabo el plan
F

de Washington, Nuland organizó, junto a otros, un verdadero gol-


pe de Estado valiéndose de neonazis muy violentos. Esto presionó a
PD

Merkel, quien finalmente se puso de acuerdo con Washington para


imponer sanciones a Rusia.

¿Estas sanciones afectan a las empresas alemanas?


¡Por supuesto! Un ejemplo impactante: un poco antes de la gue-
rra de Ucrania, Siemens había obtenido un contrato para moder-
nizar las vías férreas en Rusia. ¿Ve el tamaño de Rusia? Entonces,
¡imagínese la importancia del contrato! Pero este se echó a perder
por culpa de las sanciones, y una empresa china se llevó la oferta. Si
80
Primera parte
CAPÍTULO 5 ¿Por qué Europa llora a Clinton?

usted fuera presidente director general (PDG) de Siemens, eso le ha-


brá puesto de mal humor. ¡Y no va a encontrar consuelo en las vías
férreas ucranianas!

¿También en Francia hay una burguesía que quisiera emanci-

ta
parse de la línea impuesta por Estados Unidos?
Es distinto. La economía alemana continúa siendo industriali-

l
zada y puede contar con oportunidades en el mercado ruso. Por el

su
contrario, Francia no produce gran cosa. El perfume, el turismo, el
armamento... Eso es más o menos todo. Con regularidad, algunos
hacen referencia a una burguesía nacional que quisiera regresar a
una política gaullista. Pero es como Godot, todo el mundo le espera

n
y nadie lo ve llegar. Desde luego, entre los diplomáticos, los oficiales
co
del ejército o de los servicios de inteligencia, encontramos a mu-
chas personas que echan pestes del deterioro de la situación france-
sa. Pero eso no encuentra un verdadero eco político ni económico.
Estamos muy lejos de las divisiones en Alemania.
ra

¿Y François Fillon? Después del atentado de Charlie Hebdo, fue


uno de los pocos que planteó la necesidad de conversar con Putin y
Assad...
pa

A pesar de ello, Fillon fue ambiguo en muchos aspectos. Fue el


primer ministro de Sarkozy, por lo tanto, tiene cierta responsabili-
dad en la guerra en Libia. En la elección presidencial, intentó sobre
todo seducir a cierto electorado nacionalista. Pero no es verdadera-
F

mente el representante de una hipotética burguesía nacional que


querría devolverle la independencia a Francia.
PD

El ministro de Relaciones Exteriores, Jean-Marc Ayrault, decla-


ró que Europa debía tomar las riendas con mayor ahínco en el plano
militar. ¿No significa esto una voluntad de autonomía con respecto a
Estados Unidos?
Ayrault ha formulado opiniones soberanistas que nunca habría
expresado dos semanas antes de la elección de Trump. Tenía la cos-
tumbre de decir “amén” a cualquier cosa que viniera de Washington.
Veo, pues, en esta reacción lo mismo que en el conocido ejemplo
81
MICHEL COLLON Y GRÉGOIRE LALIEU
El mundo según Trump

rodesiano. Además, no olvidemos que la militarización de Europa


es una voluntad de Trump y de la corriente que representa. Quieren
que los europeos paguen su parte de la factura. Por lo tanto, la vo-
luntad de autonomía de personas como Ayrault es muy relativa...

ta
La Unión Europea está dividida. ¿Podría estallar?
El peligro es real porque la Unión Europea está socavada por

l
contradicciones internas. Las contradicciones están presentes entre

su
las grandes potencias: Alemania, Francia y Gran Bretaña. A estas
se pueden agregar las contradicciones de la UE con respecto a los
países del Sur. Particularmente con Grecia. Pero también con Italia y
España, relativamente asfixiadas. Por último, en el Este se desarro-

n
llan cambios importantes. Esta parte de la UE siempre ha oscilado
co
entre el odio a los rusos y a los alemanes. Sin haber tenido nunca su-
ficiente poder para odiarlos a ambos simultáneamente. Pero hoy día
el gobierno polaco, muy nacionalista, muy católico y muy reacciona-
rio –al extremo del trumpismo– muestra su lado rusófobo manifes-
tando un lado antialemán. El presidente Andrzej Duda y su partido
ra

conservador alimentan cierta nostalgia por la gran Polonia del siglo


XVIII y por el proyecto Intermarium imaginado en el período de en-
treguerras: una federación contenida entre el mar Báltico y el mar
pa

Negro que abarcase a Polonia, Lituania, Bielorrusia y Ucrania.

¿Polonia tiene los recursos?


El gobierno polaco no es muy astuto, pero tampoco completa-
F

mente tonto. Sabe que si se pusiera en primer plano, por el momen-


to no podría llevar a cabo este proyecto. De manera que Polonia
PD

avanza con Croacia como mediador. Por cierto, el presidente croata


pasa la mayor parte de su tiempo en Varsovia. Es allí donde se de-
cide todo. Y tras una reciente sesión de las Naciones Unidas, vimos
aparecer un bloque constituido por todos los países, desde Estonia
hasta Bulgaria, incluyendo a Austria. Un bloque que no es ruso ni
alemán. Y que le garantizaría a Varsovia cierta superioridad regio-
nal, constituyendo un polo de poder en la UE.

82
Primera parte
CAPÍTULO 5 ¿Por qué Europa llora a Clinton?

¿Por qué esos países quieren distanciarse de Alemania y de la


Unión Europea?
Es evidente que las economías del antiguo bloque del Este tenían
su debilidad estructural, pero eran economías maduras. En Polonia,
en Hungría o en Checoslovaquia se fabricaban productos farmacéu-

ta
ticos, motores de avión, etc. Esta Unión Europea realmente no es una
federación de naciones: domina el libre comercio, en el que entran

l
en juego la competencia y la mano de obra barata. Esto beneficia a

su
los más poderosos. Y el papel de los países del Este está limitado a
la subcontratación para la industria alemana. No se produce nada
polaco ni húngaro; esto ha creado cierto resentimiento.
Gran Bretaña era el protector de esos países. De manera que mi-

n
llones de inmigrantes se instalaron en Inglaterra: cuatro millones de
co
polacos, tres millones de rumanos, trescientos mil lituanos; es decir,
una reducción del 10% de la población... Letonia pasó de dos millones
quinientos mil a un millón novecientos mil habitantes. Estos países
se vaciaron, quedándose solamente los viejos y los niños.
ra

¿Esas oleadas de migración influyeron en el Brexit?


Seguramente. Los países del Este viven tanto de la subcon-
tratación alemana como del dinero que envían los padres, primos
pa

o hermanos de Gran Bretaña. Son economías coloniales. Tomemos


un ejemplo trivial: si las prostitutas rumanas de Italia no enviaran
más dinero a los abuelos que se quedaron en el país, el nieto ya no
tendría qué comer. En España, los rumanos compiten ofreciendo la
F

mano de obra más barata; aceptan salarios inferiores a los de los


marroquíes. Igualmente ocurre en Bélgica en el área de la construc-
PD

ción. Gran Bretaña se ha convertido en un destino privilegiado, y los


trabajadores del Este aprovecharon las reglas del libre comercio que
les permiten trabajar allá. Esta situación ha tenido una repercusión
significativa en la economía británica: la fracción de la élite que es-
taba a favor del Brexit la ha utilizado como argumento durante el
referéndum.

83
MICHEL COLLON Y GRÉGOIRE LALIEU
El mundo según Trump

¿Es posible que haya otras separaciones de la Unión Europea?


No soy adivino, pero estamos presenciando la creación de sub-
grupos en la Unión Europea. Estos grupos llevan su propia política. La
idea de una Europa federal me parece cada vez menos posible poner-
la en práctica, porque los países que rechazan este modelo europeo

ta
comienzan a ser mayoría. Por cierto, el ministro polaco de Asuntos
Exteriores declaró: “Cuidado, nosotros también podríamos pensar

l
en un Brexit”. Quiere presionar a Bruselas. De manera que llegamos a

su
una situación bastante caótica en la que cada uno quiere apropiarse
de todos los beneficios. Vamos a terminar negociando el precio de las
patatas. Esto promete una buena refriega que nos lleva a la pregunta:
¿sobrevivirá Europa?

n
co
¿Cómo se ubicará esta Europa en el triángulo Estados Unidos-
Rusia-China?
Es difícil decirlo. ¿Qué es Europa actualmente? Hay varias Euro-
pas. Podemos plantearnos la pregunta acerca de Alemania, pero ya
vimos que está dividida con respecto a este asunto. Y si Berlín termi-
ra

na por posicionarse claramente, está por verse si los otros países de la


Unión Europea seguirán esa opción.
pa

¿Cuál sería su primera decisión si usted fuera presidente de


Estados Unidos?
Disuelvo a Estados Unidos. Cada estado volverá a ser indepen-
diente y cada ciudadano decidirá ir a donde quiera. Yo, iré a Vermont.
F

Las montañas de Vermont son bonitas.


PD

84
Primera parte
CAPÍTULO 5 ¿Por qué Europa llora a Clinton?

LA GUERRA EN UCRANIA Y SUS REFUGIADOS


Badia Benjelloun

ta
Oímos hablar bastante de la guerra en Siria y de sus refugiados. Pero Ucrania es
un país en quiebra total y esta crisis le resulta sumamente cara a los europeos.
Por ejemplo, Polonia discute con Bruselas sobre el número de refugiados sirios

l
que debería acoger: entre dos mil y doce mil. Pero ya recibió más de un millón de

su
inmigrantes ucranianos que presionan por los salarios. Por su parte, Rusia le dio
acceso a más de dos millones quinientos mil ucranianos.
Antes de la guerra, Ucrania ya se confrontaba a una tasa de crecimiento natural-
mente problemática, y actualmente atra iesa una erdadera crisis demográfica.

n
Tendencia que se ha acelerado en los últimos años: conoció una baja de un 20%
de su población entre 1991 y 2015. Esto representa diez millones de habitantes
menos.
co
Desde una perspectiva migratoria, la situación es aberrante. Los trabajadores
polacos emigran a Inglaterra, donde ganan más que en su país de origen, compi-
tiendo con la mano de obra barata local. En Polonia, estos trabajadores expatria-
dos son remplazados por ucranianos. Podemos ilustrar esquemáticamente la
situación: si usted va a curarse en un hospital londinense, será atendido por una
ra

enfermera polaca; y si va a un hospital de Varsovia, recibirá la atención de una


enfermera ucraniana.
pa

¿CUÁL ES LA RELACIÓN DE GRAN BRETAÑA CON LA UE?


F

Mohamed Hassan

¿Por qué entró Gran Bretaña en la Unión Europea y por qué se fue? Después de
PD

la caída del imperio británico y su sustitición por la Commonwealth (1931), se


quedó con un pie en la UE y el otro fuera. Pero no se sentía parte de ella: salvo Lon-
dres, la capital financiera, las industrias uerían ol er a la Common ealth y dar
prioridad a los ínculos con Canadá, ustralia, Nue a Zelanda y Estados Unidos.

85
PD
F
pa
ra
co
nsu
l ta
ta
CAPÍTULO 6
¿POR QUÉ ESTE AUGE GENERALIZADO DE LA
EXTREMA DERECHA?

l
su
Entrevista con Saïd Bouamama.
Socioeconomista e investigador para el IFAR de Lille
(Intervention Formation Action Recherche).

n
Vemos un crecimiento generalizado de la tendencia de la extrema
co
derecha en Estados Unidos y en Europa. Tiene lugar en las nuevas for-
maciones políticas o en los partidos tradicionales. ¿Cómo lo explica?
En primer lugar, este fenómeno tiene una base material: la liqui-
dación de los países del Este hace veinticinco años. Tenemos tenden-
cia a olvidarlo, pero la desaparición de una alternativa socialista puso
ra

al capitalismo en su funcionamiento normal. Hasta aquel entonces,


debía tener cuidado...
pa

¿Por qué?
El capitalismo no podía hacer lo que le viniera en gana, porque
siempre podían compararse los derechos sociales de ambos siste-
mas. Pero aquella desaparición trastocó las correlaciones de fuerza
F

en cada país y pudimos asistir a una regresión social sin preceden-


tes. Se desestabilizó a sectores enteros del cuerpo social. Y eso puede
PD

conducir a corrientes reaccionarias o a corrientes revolucionarias.

Pero es solo ahora cuando esto estalla...


Porque ahora la situación se combina con una revuelta general
contra todos los escándalos, corrupciones y desvío de fondos de los
que hace gala actualmente la élite burguesa. De modo que las dife-
rentes capas de la clase media cuestionan cada vez más a esa élite. Y
como las fuerzas revolucionarias siguen siendo débiles, la extrema
derecha lo aprovecha.
87
MICHEL COLLON Y GRÉGOIRE LALIEU
El mundo según Trump

¿Trump y sus semejantes representan una alternativa?


Trump no es más que una persona confrontada a un sistema.
Sea cual sea su preocupación personal, no tiene ninguna alterna-
tiva. En realidad, aunque presente una estrategia diferente a la de
Obama, lo hace para defender los mismos intereses.

ta
¿Entonces hay que decir “vade retro” contra Trump, como lo hace

l
la prensa europea tradicional?

su
No, hay que poner cada cosa en su sitio. Por una parte, Trump
no ofrece una verdadera alternativa al sistema. Por la otra, con él, los
cambios son posibles a nivel de alianzas internacionales, lo cual po-
dría disminuir ciertos peligros de guerra. Me opongo a los análisis

n
binarios simplistas del tipo: “En Trump todo es malo”, o “Trump, un
gran salvador frente a Clinton”.
co
Sin embargo, tras todas las guerras que ha iniciado y su agresi-
vidad contra Moscú y Pekín, Hillary podía conducirnos hacia un gran
conflicto mundial...
ra

Efectivamente. Pero quizás Trump se acerque a Rusia para au-


nar fuerzas contra el “peligro” chino. Así que hay que ser prudentes,
aunque si disminuyeran ciertas tensiones sería positivo.
pa

Trump ha hecho algunas promesas en el plano económico que


parecen positivas. ¿Pero las cumplirá?
Sin duda, todas no. Pero si frena la globalización, eso beneficiaría
F

a las clases populares. De cualquier manera, constato que actualmen-


te si alguien quiere ser elegido, ¡debe tener un discurso antiglobaliza-
PD

ción! Lo cual muestra que hay una toma de conciencia de las masas.

...¿será respetada?
¡Eso es algo completamente distinto! En este sistema, para ser
elegido hay que dirigir el discurso a las víctimas de la globalización.
Pero para gobernar, hay que dirigirlo a los que se benefician de la glo-
balización.

88
Primera parte
CAPÍTULO 6 ¿Por qué este auge generalizado de la extrema derecha?

Usted dice que la clase obrera se ha empobrecido debido a la glo-


balización en Estados Unidos y Europa.
Pienso que no solo se ha empobrecido, sino también dividido, lo
que le impide tener una perspectiva colectiva. Está dividida porque
una gran parte de esa clase obrera ha surgido de la inmigración.

ta
¿Y quién es responsable de esa división?

l
Desde hace décadas, los partidos más importantes se empeñan

su
en dividir a la clase obrera entre los blancos y los demás.
Ahora bien, la clase obrera jamás podrá liberarse de la explota-
ción si dirige su ira contra otros explotados, en vez de apuntar a los
explotadores. La mera idea del Muro contra México ya sirve para de-

n
bilitar psicológicamente a la clase obrera blanca. De hecho, dividir a
co
los trabajadores por el color de la piel u otra diferencia es el método
más eficaz para impedir la lucha contra la explotación. Por esa ra-
zón, en la actualidad la rebelión se vuelve hacia la extrema derecha
y no hacia el campo revolucionario.
ra

Sí, ¿pero se trata solo de los partidos?


Los medios de comunicación también han contribuido mucho
a la división impuesta al mundo del trabajo. Han desconectado las
pa

revueltas de los barrios de la opresión social. Han presentado la


guerra desvinculada de sus objetivos económicos. Han hablado de
los indocumentados y de los inmigrantes sin señalar las verdaderas
causas de ese éxodo. Son los diferentes mecanismos utilizados por
F

los medios de comunicación para impedir que veamos las causas.


Todo eso no son problemas “culturales”, sino problemas de clases
PD

sociales. De modo que sí, el sistema mediático carga una enorme


responsabilidad en esa división; pero esa es su función: no mostrar
las verdaderas causas.

El sistema está en crisis y se presenta a la extrema derecha como


una solución. Entonces, ¿qué se puede hacer?
Hay que distinguir bien las cosas. Hablarles a los actores. No a los
responsables de la extrema derecha, sino a aquellos que los escuchan.

89
MICHEL COLLON Y GRÉGOIRE LALIEU
El mundo según Trump

¿La extrema derecha ha tenido algún impacto en el mundo del


trabajo?
Sin duda alguna. El Frente Nacional (FN) no representa los inte-
reses del mundo del trabajo, de verdad que no. Pero influye en él, por-
que se aprovecha del miedo y la división. Es prioritario hablarles a

ta
los electores del FN. Pero de ninguna manera pactar con ese partido.
No debemos ceder nada sobre nuestro programa, ni sobre las

l
cuestiones de principio.

su
¿El programa del FN contradice sus principios?
Sí, desvía la rabia que la gente tiene contra el sistema, cambián-
doles el blanco.

n
¿Quién pasa a ser ese blanco?
co
Los inmigrantes. En lugar de apuntar a los ricos de nuestro país,
apuntan a los inmigrantes. Pero las fronteras no son el problema, el pro-
blema es la explotación de los trabajadores. Sobre esto, no hay que ceder.
ra

El FN habla a favor de los ciudadanos de a pie, ¿no?


Si analizamos su programa económico (lo que muy poca gente
hace, lamentablemente), pues bien, no, no hay ninguna medida contra
pa

los ricos. Ningún impuesto sobre los beneficios, ningún impuesto


sobre las operaciones bursátiles. Todas las medidas económicas, inclu-
yendo las “sociales”, son financiadas por los impuestos indirectos: se
les quita a los pobres para darles nuevamente a los pobres.
F

¿Qué haría usted si fuera presidente de Estados Unidos?


PD

Mi primera acción sería retirar todas las tropas estadounidenses


desplegadas en el extranjero. Obviamente, eso provocaría resistencias.
Así, veríamos con claridad quién está a favor de la globalización y las
guerras. Asimismo, eso me permitiría movilizar a los que me eligieron.
Movilizarlos para exigir que el sistema cambie.

90
PD
F
pa
ra
co
nsu
l ta
PD
F
pa
ra
co
nsu
l ta
PD
F
pa Segunda parte

ra
co
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PD
F
pa
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ta
LAS 7 COSAS QUE SABEMOS (O NO) SOBRE
DONALD TRUMP

l
Michel Collon.

su
Escritor y periodista belga. Fundador y director de Investig’Action.
Autor de los libros Ojo con los media; Los 7 pecados de Hugo Chávez;
Hablemos de Israel, Libia, OTAN y mentiras mediáticas; e Islamofobia
y terrorismo. Bruselas.

n
co
La victoria de Trump conlleva tanto aspectos negativos como
positivos. ¿La buena noticia? Que de ahora en adelante, para ser ele-
gido se les debe presentar a los electores un discurso “antisistema”.
ra

Porque la gente está harta. ¿La mala noticia? Que cualquier político,
por poco inteligente que sea, lo ha comprendido. En lo sucesivo, to-
dos los candidatos serán “antisistema”.
pa

¿Cómo reaccionó la izquierda europea a la victoria de Trump? La


mayoría denunciándolo como charlatán mentiroso. ¿Será verdad que
ni Obama ni Clinton nos mentían? ¿Fueron buenos líderes? Otras
voces, minoritarias, celebran la derrota del establishment estadou-
nidense, a tal punto que ven en Trump un aliado de los trabajadores.
F

Se impone una valoración que nos permita comprender la victoria


de Trump.
PD

Nuestro análisis no puede ser parcial, sino que debe abarcar


todos los aspectos de la realidad. Por una parte, debemos reconocer
que Trump ha dicho algunas cosas muy útiles para cuestionar el
discurso dominante de nuestras élites. Pero, por otra parte, aliarse
a Trump sería un grave error. Veamos el porqué.
¿Qué método seguir? Conviene distinguir cuatro aspectos bien
diferentes para poder comprender lo que pasó en la campaña y so-
bre todo para prever lo que va a ocurrir en torno a la Casa Blanca:

95
MICHEL COLLON Y GRÉGOIRE LALIEU
El mundo según Trump

• Lo que piensa Trump


• Lo que dijo para ser electo
• Lo que piensan las diferentes corrientes en su administración
• Lo que el establishment le empujará a hacer
Con este método, dejando a un lado el espectáculo mediático y

ta
buscando lo esencial, podremos saber algunas cosas. Otras depen-
den de la pugna que tendrá lugar entre estos cuatro factores. ¡Tal

l
es nuestro desafío! Si solo logramos ver una parte de estos elemen-

su
tos, no podremos comprender hacia dónde Trump lleva a Estados
Unidos, y a nosotros también.

1. Trump ha dicho cosas útiles

n
¿Es Trump racista? Sí. ¿Sexista? Sí. ¿Homófobo? Sí. Entonces, ¿de
co
entrada habrá que hacerse el sordo ante todo lo que Trump declare?
Esto sería un error porque también ha dicho varias cosas muy útiles
para el debate.
Son cosas que van a contracorriente de lo que, desde hace tanto
tiempo, nos dicen los políticos y los medios de comunicación tradi-
ra

cionales. ¿Qué ha dicho Trump?:


1. Que la globalización capitalista y sus llamados tratados de “li-
bre comercio” perjudican gravemente a los trabajadores y a las
pa

pequeñas empresas. Eso contradice décadas de pensamiento


único, del estilo: “Es el progreso, no hay alternativa”.
2. Que Estados Unidos no debió haber hecho la guerra contra Irak,
Libia y Siria. Eso contradice los veinticinco años de propaganda
F

a favor de la guerra “humanitaria”.


3. Que los medios de comunicación no son fiables porque forman
PD

parte del sistema. Eso contradice la pretensión que tienen los


medios de comunicación dominantes de impedir cualquier dis-
cusión sobre su trabajo.
Estas tres afirmaciones merecen que se abra un verdadero deba-
te. Confirman lo que desde hace bastante tiempo venimos diciendo
y que los medios de comunicación se han negado a debatir, prefirien-
do ponernos todo tipo de etiquetas en lugar de hablar de los hechos.
¿También van a calificar de “antiamericano” al presidente de Estados
Unidos? ¿O quizás sea el momento de hacerse preguntas?
96
Segunda parte
Las 7 cosas que sabemos (o no) sobre Donald Trump

«Libre comercio»
Antes que nada, veamos lo concerniente a los así llamados trata-
dos de “libre comercio”, esos que, como la Asociación Transatlántica
para el Comercio y la Inversión (ATCI), aceleran y favorecen la globa-
lización. Los políticos y los medios de comunicación no han dejado

ta
de repetirnos que eso desarrollará el crecimiento y, por lo tanto, el
bienestar general.

l
¿Pero qué había de bueno en unos tratados que permitían a las

su
grandes multinacionales tomar casi todo el control de la economía
e incluso de servicios públicos como la educación y la salud? En ellos
se incluía la condena por parte de tribunales privados a cualquier
Estado que se hubiera atrevido, bajo la presión de sus ciudadanos, a

n
hacer respetar los derechos sociales, la salud pública o el medio am-
co
biente. ¿“Libre” comercio, dice usted? En ello no hay nada de libre.
Se trataba solo del refuerzo de la dictadura de trescientas grandes
multinacionales sobre el mundo. No importa cuáles sean las motiva-
ciones de Trump, todos deberían alegrarse de que se hayan abandona-
do esos tratados tan antisociales, antidemocráticos y antiecológicos.
ra

«¡Nunca deberíamos haber ido!»


Ahora, veamos lo relativo a las guerras imperiales de Estados
pa

Unidos. El nuevo presidente de este país ha contradicho a todos


sus antecesores: “Nunca deberíamos haber ido a Irak. No había te-
rrorismo en todas partes, en su lugar teníamos a Saddam Hussein
y a Gadafi. Por lo menos mataban a los terroristas, ¿no?”. “Observen
F

Libia, actualmente ISIS se lleva su petróleo. Mientras hablamos, allá


hay un caos total. Si los políticos se hubiesen tomado un día de repo-
PD

so en lugar de ponerse a hacer la guerra, ahora estaríamos mejor”11 .


“Si los rebeldes derrocasen a Assad, por muy malo que sea y sabemos

11 CNN-Telemundo, "Republican Debate on Eve of Texas Primary", 25


de febrero de 2016.

97
MICHEL COLLON Y GRÉGOIRE LALIEU
El mundo según Trump

que lo es, con ellos podríamos terminar mucho peor que con Assad”12 .
Este Trump, ¿es sincero o electoralista? Una cosa es segura: dice eso
porque sabe que la gente está harta de pagar por guerras con las que
nadie gana nada. Todo lo contrario: los empobrece, creando cada vez
más problemas que afectan a su vida cotidiana. Habría que hacer un

ta
balance obligatorio de esas guerras, ¿no?
Durante un debate en las primarias republicanas, el siguiente

l
diálogo fue muy instructivo. Sin embargo, fue completamente igno-

su
rado por los medios de comunicación:
Jeb Bush:
—Donald Trump quiere tratar con consideración a Rusia. Pero
Rusia no expulsa a ISIS, sino que ataca a nuestro grupo, al que hemos

n
entrenado y que apoyamos. Es completamente grotesco sugerir que
co
Rusia pudiera ser un socio positivo. Por mi parte, yo restauraría la
fuerza militar.
Donald Trump:
—Jeb se equivoca. Primero combata usted a ISIS. Debe comba-
tirlos. Después decidirá qué hacer. Pero no puede llevar a cabo dos
ra

guerras al mismo tiempo. Si usted reflexiona, Jeb Bush, es por culpa


de eso por lo que estamos en el Medio Oriente desde hace quince años
y no hemos ganado nada. Pensando de esta manera, hemos gastado
pa

cinco billones de dólares. Debemos reconstruir nuestra infraestruc-


tura. Si usted sigue igual y espera quince años más, terminará provo-
cando la Tercera Guerra Mundial.
F

La confesión que pasó desapercibida


¿Qué nos permite saber ese debate? Antes que nada, Bush con-
PD

fiesa que Estados Unidos ha entrenado y financiado a las llamadas


fuerzas “islámicas” con el propósito de derrocar al gobierno sirio.
En segundo lugar, Trump confirma que para Estados Unidos esas

12 "Third 2016 Presidential Debate Moderated by Fox News", 19 de


octubre de 2016.

98
Segunda parte
Las 7 cosas que sabemos (o no) sobre Donald Trump

guerras eran inversiones económicas, pero que no les han generado


ninguna ganancia.
¡Esto es lo que me llamó la atención! Desde hace veinticinco años
me esfuerzo en demostrar que todas estas guerras estadounidenses
no son “humanitarias” sino económicas, que violan el derecho inter-

ta
nacional, que crean muchos más problemas en regiones enteras, al
hundirlas en el caos y el terrorismo, y que además nos las han vendi-

l
do a fuerza de desinformaciones con noticias manipuladas o falsas.

su
Y he aquí que el presidente del país que las desencadena ¡lo confirma
a su manera! ¿También lo van a calificar de “antiamericano”? ¿O más
bien, finalmente, vamos a entablar un debate de fondo?
Viktor Dedaj, animador del portal Le Grand Soir, ha seguido de

n
cerca los discursos y las publicaciones de Trump y de sus colaborado-
res. ¿Cuál es su balance?:
co
Al final, la campaña de Trump me pareció extremadamente débil
en su argumentación sobre la situación “interior” (política, social,
derechos, libertades) pero extremadamente eficaz en su denun-
ra

cia de las derivas externas, las mentiras sucesivas, las traiciones,


los peligros planteados por la política exterior de Estados Unidos
(y por Clinton). Una verdadera apoteosis (...) difundida a la escala
pa

del país y –un hecho raro y excepcional– por altas personalidades


ante un público probablemente poco acostumbrado a tales dis-
cursos. Sobre este aspecto preciso, me parece que no hay que sub-
estimar los efectos que pudiera tener en el transcurso del tiempo
F

tal exposición pormenorizada de “verdades desagradables” de oír


sobre la política exterior de Estados Unidos.
PD

¿Fake news? ¿Solo Trump?


Por último, hay una tercera afirmación de Trump que resulta
muy interesante. Su ataque frontal a los medios de comunicación que
forman parte del sistema y difunden fake news (noticias falsas). Es
verdad que el mismo Trump ha sido agarrado in fraganti mintiendo
muchas veces. ¿Pero quién debería ser el primero en mirarse al espe-
jo? Los medios de comunicación dominantes, que durante años han
repetido al unísono cada embuste, como las “armas de destrucción
99
MICHEL COLLON Y GRÉGOIRE LALIEU
El mundo según Trump

masiva” en Irak, la “Operación Herradura” anunciando un genocidio


programado en Kosovo, las “diez mil víctimas civiles” de Bengasi en
Libia y las “armas químicas” en Siria; ¿esos medios se consideran a
sí mismos verdaderamente irreprochables en materia de fake news?
Esta confrontación entre Trump y los grandes medios de comu-

ta
nicación es un acontecimiento mayor. Hasta ahora, todos los candi-
datos importantes intentaban seducir a los medios de comunicación

l
para seducir al público. En la actualidad, se busca cada vez más sedu-

su
cir al público mostrándose como víctimas de esos medios y denun-
ciándolos. Como lo señala Mohamed Hassan en el capítulo 2: “Hasta
el presente los políticos y los medios tenían un discurso monolítico
para explicar el mundo. Esa visión ha estallado en pedazos”.13

n
Efectivamente, esto es destacable: ¿cuál era la imagen de Wiki-
co
leaks que se le había dado hasta ahora al público de Estados Unidos?
La de una organización criminal, dirigida por un hombre que había
que eliminar por todos los medios. En la actualidad, Trump se apoya
en Wikileaks y en Julian Assange para demostrar que los medios do-
minantes no son fiables. Esto demuestra que las contradicciones en
ra

el seno de la élite estadounidense se han vuelto enormes. Volveremos


sobre este tema más tarde.
pa

2. Trump es el producto de la crisis


En 1999, el gran estratega estadounidense Henry Kissinger se
alegraba: “La globalización es, en realidad, otro nombre para desig-
nar el papel dominante de Estados Unidos”14 . Pero hoy día, Donald
F

Trump (y no es el único) acusa a esa misma globalización de haber


causado pérdidas en Estados Unidos. ¿Cómo explicar esta contra-
PD

dicción? Todo el mundo lo dice: la crisis permitió que ganara Trump.


Todo el mundo, incluso quienes nos anunciaban que no tenía ningu-
na oportunidad. Entonces, parece ser que en la actualidad todos se

13 Vid supra.

14 Conferencia en el Trinity College, Dublín, 12 de octubre de 1999, cita-


do en Monthly Review, junio de 2002, p. 11.

100
Segunda parte
Las 7 cosas que sabemos (o no) sobre Donald Trump

han puesto a reflexionar sobre los “desfavorecidos”, como se dice en


los barrios ricos. Esos desfavorecidos que fueron abandonados por la
globalización. Y los expertos aportan sus diagnósticos. Para unos, un
poco más de austeridad y mucha paciencia. Para los otros, un poco
menos de austeridad y mucha paciencia. En general, consideran que

ta
la economía capitalista sería buena en sí misma, pero se habrían
producido algunos abusos y, por lo tanto, habría que resolver ciertos

l
problemas. Sin embargo, no responden a la pregunta: ¿de dónde pro-

su
viene esta crisis?
El partido demócrata no tiene respuesta. Considera que es nece-
sario mantenerse en la misma situación y esperar. Ese estribillo dura
desde hace cuarenta años, durante los cuales todavía no hemos sali-

n
do de esta crisis, mientras las desigualdades no dejan de agravarse
co
con millonarios “en crisis” que adquieren fortunas completamente inde-
centes... ¿Quizás sería necesario buscar otra explicación?
¿Y qué dice Trump? Según él, la crisis se debe a las deslocaliza-
ciones y a los mexicanos, que ocupan los puestos de trabajo de los
ciudadanos estadounidenses. Sin embargo, dichos ciudadanos son
ra

todos inmigrantes más o menos recientes que han producido la ri-


queza de ese país. Pero no, a partir de ahora hay que cerrar la frontera
y todo irá mejor. Pero ¿por qué han “importado” mexicanos? No hay
pa

respuestas. ¿Por qué han “exportado” puestos de trabajo? No hay ver-


daderas explicaciones.
Entonces, de acuerdo... tenemos “crisis”. ¿Pero, de qué crisis ha-
blamos? De una que en realidad es doble: 1. La crisis de la economía
F

estadounidense. 2. La crisis de la estrategia internacional estadou-


nidense.
PD

Veamos primero la economía. Para Trump, fue la globalización la


que destruyó los empleos en Estados Unidos. Es culpa de los tratados de
libre comercio y de las deslocalizaciones. Pero John Catalinotto, quien
milita en Estados Unidos, le replica que “ha habido más reducción de
empleos industriales debido a los progresos tecnológicos inexorables
de la industria capitalista que a causa de la mundialización”.
Es verdad que los tratados de libre comercio suprimen todas las
protecciones e intensifican la competencia entre los trabajadores. De
manera que representan una carrera sin límites hacia los salarios más
101
MICHEL COLLON Y GRÉGOIRE LALIEU
El mundo según Trump

bajos. Por lo tanto, si bien es cierto que indudablemente la globaliza-


ción agrava la crisis, ¿es esa la causa fundamental? No. Por una simple
razón: la crisis comenzó antes. En 1973, y de hecho alrededor de 1965,
cuando hubo una fuerte caída de la tasa de beneficios en las grandes
empresas estadounidenses y europeas. Para comprender el porqué,

ta
vamos a profundizar un poco más en la cuestión.

l
¿De dónde viene la crisis?

su
En el primer capítulo de este libro, consagrado a las “causas econó-
micas de la recesión estadounidense”, Henri Houben ha mostrado bas-
tante bien la secuencia de este ciclo infernal, que comienza en los años
70. Algunas multinacionales estadounidenses (del automóvil, textil,

n
instalaciones eléctricas) son rebasadas por sus competidores europeos
co
y japoneses. Entonces, ¿cómo mantener sus beneficios? Para ello deci-
den deslocalizar una gran parte de su producción industrial. Haciendo
esto, reducen los ingresos de los trabajadores estadounidenses, quie-
nes también son sus consumidores. De esta manera agravan la crisis:
hay una sobreproducción con respecto al poder adquisitivo. Más tarde,
ra

con Reagan en los años 80, la élite estadounidense perturbará el equili-


brio de fuerzas, atacando a la clase obrera y a los sindicatos, degradan-
do los salarios y las condiciones de trabajo de los obreros.
pa

Las grandes fortunas se acumulan como resultado de este cre-


ciente empobrecimiento, lo que significa, simplemente, la transfe-
rencia de riquezas. Del trabajo hacia el capital. Para subsanar esta
“falta de consumo”, la élite endeudará sistemáticamente a los hogares
F

estadounidenses. Pero cuando las burbujas explotan, dichos hogares


están mucho más empobrecidos. Y la situación empeorará debido a
PD

las guerras desencadenadas por Washington: largas, costosas y, fi-


nalmente, para nada rentables (salvo para algunas multinacionales
particularmente interesadas, retomaremos este aspecto más tar-
de). Con un impacto muy grande y negativo para el presupuesto del
Estado.
Tal es, en resumidas cuentas, la secuencia de la crisis estadou-
nidense (y la de Europa no es muy diferente, pero con un poco de
retraso, esto explica el hecho de que nuestros Trump apenas comien-
zan a llegar). Y desde esta perspectiva se ve claramente que ningún
102
Segunda parte
Las 7 cosas que sabemos (o no) sobre Donald Trump

candidato presidencial tiene la más mínima oportunidad para resol-


ver esta crisis si no ataca de frente su causa fundamental: la explota-
ción del trabajo por el capital. Porque es la que crea inevitablemente
esta brecha entre ricos y pobres. Y lo hace de manera ineludible, por-
que las reglas económicas del sistema no son decisiones tomadas por

ta
individuos sino una manera automática de funcionar.
De modo que no son los tratados comerciales los que han pro-

l
vocado la crisis, porque esta era mucho más antigua. Y los tratados

su
solo eran un intento para resolverla: una huida hacia adelante que
no resolvía para nada el asunto de las desigualdades y de la reparti-
ción de las riquezas, sino que iba a empeorarlo.
Efectivamente, el desempleo ha jugado un papel fundamental

n
en la polarización de los ingresos, pero también en la exacerbación
co
de la crisis. Por un lado, empobrece a los trabajadores, ya sea direc-
tamente (mediante la pérdida de su empleo), o indirectamente (ante
el miedo de perder su empleo). Por el otro, los despidos masivos per-
miten a los grandes capitalistas un importante aumento de sus in-
gresos, haciendo que los trabajadores produzcan más por menos, y
ra

jugando igualmente con el miedo.

Sin embargo, había una solución...


pa

Pero, ¿era ineluctable que el progreso tecnológico inflara los


índices del desempleo a partir de los años 70? De ningún modo. El
fenómeno hubiera sido positivo de haber sido acompañado, lógi-
camente, por una reducción radical del tiempo de trabajo sin una
F

disminución de los ingresos. En lugar de traducirse en despidos


masivos, habría sido necesario compartir el tiempo de trabajo redu-
PD

ciéndolo a treinta horas por semana o incluso a veinte horas, dado


el progreso de la informática hoy día. Compartir el trabajo entre to-
dos aquellos que lo necesitan, mejorar la calidad de vida, tener más
tiempo para dedicárselo a los hijos con el objetivo de armarlos para
la vida, permitirle a cada persona que consuma lo que necesita; lo
cual habría tenido un impacto positivo en la producción. Esa hubie-
se sido la única respuesta racional durante el alza de productividad.
Que todos trabajemos veinte horas por semana con el propósi-
to de compartir el trabajo existente. Es una solución lógica desde el
103
MICHEL COLLON Y GRÉGOIRE LALIEU
El mundo según Trump

punto de vista de un 99% pero intolerable para un 1%, que no acepta


la disminución de sus beneficios. No todos los que representan este
1% son necesariamente sinvergüenzas desde su nacimiento, sino
que siguen las reglas del juego; si uno de ellos se atreviera a guiarse
por sus buenos sentimientos, “¡Vamos, voy a mejorar los ingresos

ta
de mis empleados!”, pues bien, se declararía rápidamente en quie-
bra porque la competencia aprovecharía su debilidad para vender

l
menos caro que él y arrancarle sus partes en el mercado. Todo esto,

su
pues, no es más que la simple aplicación de unas reglas económicas:
la propiedad privada de las grandes empresas, la competencia como
base del funcionamiento y los máximos beneficios para vencer a los
competidores.

n
Pero cuando el capitalismo explota profundamente a sus traba-
co
jadores, es injusto hasta consigo mismo, porque los priva de su ca-
pacidad de adquisición, provocando así sus propias crisis. Propicia
la caída de la tasa de beneficios. No para todas las empresas, pero sí
para la mayoría. Entonces, ¿cómo salen del paso? Mediante la presión
sobre los salarios. Hay dos métodos: 1. Importar trabajadores menos
ra

caros (inmigrantes sin derechos). 2. Exportar los empleos (las deslo-


calizaciones). ¿Es posible eliminar estos dos métodos sin afectar el
funcionamiento global de la economía capitalista? ¿Esto dará resulta-
pa

dos? Lo veremos pronto, analizando la cuestión del “proteccionismo”.

Las reglas del juego utilizadas contra el sistema


Volvamos un instante a Henry Kissinger. ¿Por qué se alegraba
F

al ver que la globalización lograba el triunfo absoluto de Estados


Unidos? Porque con la arrogancia acostumbrada de las grandes po-
PD

tencias dominantes, no imaginaba que Estados Unidos pudiese ser


vencido en su propio juego. Sin embargo, ocurrió.
Esta vez, no fue Japón sino China la que cambió las reglas del
juego contra el sistema. Aunque había sido hundida en la pobreza
por la ocupación colonial de las potencias occidentales y por Japón
durante un siglo completo (de 1840 a 1949), China logró abrirse paso.
Planificando su economía, gracias a un Estado que no se deja dirigir
por las trasnacionales, sino que por el contrario las utiliza inteligen-
temente para desarrollarse. Este país diabolizado, conocido –según
104
Segunda parte
Las 7 cosas que sabemos (o no) sobre Donald Trump

los expertos del establishment– por no entender nada de la econo-


mía, sin embargo, ha logrado sacar a quinientos millones de perso-
nas de la pobreza en poco tiempo y poner en jaque a las principales
potencias económicas capitalistas. ¡No está nada mal para tratarse
de “utopistas”!

ta
Nacida en Estados Unidos, la globalización se volvió en contra
de ellos mismos por culpa de China, pero también debido a las alte-

l
raciones surgidas en las relaciones de fuerzas mundiales, que a su

su
vez se basan en respectivos planes políticos y militares.

La estrategia de Estados Unidos fracasó


Después de la crisis económica, veamos ahora lo concerniente

n
a la crisis estratégica. ¿Qué hay realmente tras el objetivo de la polí-
co
tica internacional de una potencia como Estados Unidos? El propó-
sito es ayudar a las grandes compañías estadounidenses para que
aumenten sus ganancias: procurarles ventajas frente a sus compe-
tidores extranjeros, para que puedan ganar la batalla económica in-
ternacional. La estrategia se pone al servicio de la economía.
ra

Para dominar el mundo, es preciso controlar las “3 ‘M’”: las Mate-


rias primas, la Mano de obra y el Mercado. Las dos primeras para
producir, la tercera para vender. ¿Y dónde están ubicados los retos
pa

estratégicos más codiciados? En el conjunto de Europa-Asia-África.


De hecho, un solo continente. Y en este continente se encuentran las
materias primas más preciadas: en África, en el Medio Oriente y en
Asia Central. Pero allí también están los grandes rivales: Alemania,
F

Francia, Rusia, China, Japón.


¿África? Hasta hace poco había sido neutralizada por el colonia-
PD

lismo que le impedía dirigir su economía. En este sentido, Washington


estaba más o menos tranquilo. ¿Europa? Por el momento, Washington
ha logrado transformar en vasallas tanto a Gran Bretaña como a
Francia. Pero Alemania resiste un poco, por lo menos una parte de
la élite alemana (ver la entrevista a Bruno Drweski en este libro).
Washington ha hecho un esfuerzo para controlar a la Unión Europea.
Por una parte, al implantar caballos de Troya (Gran Bretaña, Polonia,
República Checa) y, por otra parte, al bloquear la formación de un

105
MICHEL COLLON Y GRÉGOIRE LALIEU
El mundo según Trump

ejército europeo que pudiera jugar, por cuenta propia, el papel de gen-
darme en África, incluso en el Medio Oriente.
¿Japón? También se lo mantiene bajo tutela. ¿Rusia y China, los
otros dos grandes rivales? Aquí, en cambio, las cosas han tomado un
giro no tan bueno para Estados Unidos.

ta
1989-2011, un período muy especial

l
Estados Unidos es la única potencia que se ha beneficiado real-

su
mente de las dos guerras mundiales, y dominó el mundo desde 1945
hasta 1989. Sin embargo, en aquel entonces estaba obligado a tomar
en cuenta a la Unión Soviética, que representaba un contrapeso; ya
que, a pesar de su debilitamiento a partir de los años 60, encarnaba

n
un sistema alternativo y era una posible aliada para los países del
co
tercer mundo deseosos de escapar del sistema neocolonial. Pero a
partir de 1989, la caída de la URSS (mientras China enfrentaba una
crisis interna) permitió que Estados Unidos dominara el mundo sin
un contrapeso importante.
Los veintidós años transcurridos entre 1989-2011, durante los
ra

cuales Estados Unidos ha sido la única superpotencia, han constituido


un período muy especial: el de una guerra global para la recolonización
de los territorios perdidos. Para las trasnacionales estadounidenses
pa

se trataba de recuperar todos los territorios que Occidente había


perdido en Europa del Este tras la Segunda Guerra Mundial, y tam-
bién en los países del tercer mundo, debido a los movimientos de
liberación nacional.
F

Durante estos veintidós años, todos los presidentes estadou-


nidenses –Bush padre, Bill Clinton, Bush hijo, Obama con Hillary
PD

Clinton (¡y eso que se trataba de élites aisladas!)– llevaron adelante


esta guerra global con el propósito de reapropiarse de las materias
primas y de los mercados perdidos. Ya fuera mediante guerras direc-
tas: Irak, Kosovo, Afganistán, Libia; guerras indirectas (proxy wars
en la jerga de los estrategas estadounidenses), o guerras por media-
ción como ocurrió en Bosnia, en el Cáucaso o en Siria. O por golpes
de Estado discretos acorde al Regime change (cambio de régimen).
Cuando atacó Irak en 1991, Bush padre había prometido un “Nuevo
Orden Mundial” y el triunfo de la paz a través de la victoria del
106
Segunda parte
Las 7 cosas que sabemos (o no) sobre Donald Trump

capitalismo. Pero, de hecho, ha sido un período de superagresividad


imperial. Y sumamente peligroso para la paz mundial. En la neolen-
gua (habla reductora y manipuladora), la “paz” es la guerra.
Al atacar a Irak en 1991, Bush padre había prometido construir
de esta manera un “Nuevo Orden Mundial” que terminaría definiti-

ta
vamente con todas las guerras. Pero contrariamente a aquellas pro-
mesas, en esta corta era de arrogante unipolaridad, las tensiones y

l
las guerras se han multiplicado; y se ha demostrado efectivamente

su
que es el sistema dominante el que las lleva a cabo.

Un momento crucial de la Historia


Pero en el 2011 todo da un vuelco. Washington esperaba repetir

n
en Siria la misma jugada que en Libia. Recuerden: pretender instaurar
co
simplemente una no fly zone a fin de proteger a los civiles (una clásica
acción propagandista de la guerra “humanitaria”). Pero en realidad era
un pretexto para preparar la reconquista del país, el asesinato de su
dirigente, el robo de su oro y de su petróleo, la supresión de una alter-
nativa financiera para los países africanos y, finalmente, perturbar
ra

las relaciones de fuerza en toda la región. Tras ser utilizada en Libia,


Moscú y Pekín aprendieron la lección. Seis vetos en la ONU a propó-
sito de Siria. Y, el 3 de septiembre de 2013, la discreta intercepción
pa

por el ejército ruso de dos misiles estadounidenses que salieron de


España para atacar a Damasco.
De esta manera, Pekín y Moscú firmaron el fin del mundo uni-
polar. Hillary Clinton y Obama habían decidido tomar el control de
F

Siria, antes de atacar a Hezbolá e Irán, con el objetivo de someter a los


palestinos y definitivamente consolidar a Israel. Pero su guerra sucia,
PD

interponiendo a terroristas, termina siendo un fracaso. Es un aconte-


cimiento mayor, un momento crucial de la historia moderna, como lo
expresa Majed Nehmé en su entrevista en el capítulo 3 de este libro.
Es un momento crucial, porque todos han podido ver que el
mundo se había vuelto multipolar y que su rey ya no existía. Estados
Unidos todavía tiene una gran capacidad de destrucción, pero ya no
puede hacer lo que le venga en gana.
De hecho, durante 1989-2011, Estados Unidos ha atacado con fir-
meza a países con poderes limitados, pero su agresividad apuntaba
107
MICHEL COLLON Y GRÉGOIRE LALIEU
El mundo según Trump

igualmente a Rusia y a China. Sin embargo, para recolonizar los te-


rritorios perdidos, también necesitaba instalar en Moscú y Pekín
regímenes dóciles hacia Occidente.

El Plan Brzezinski fracasó

ta
Esto es lo que había anunciado claramente el mayor estratega
de Estados Unidos, Zbigniew Brzezinski, en su libro El gran tablero

l
de ajedrez15 , en 1997: “Es imperativo que no aparezca ningún rival eu-

su
rasiático que sea capaz de dominar a Eurasia y, por lo tanto, de res-
ponder a la dominación global de América”. Según él, era necesario
hacer todo lo posible para debilitar rápidamente a Rusia mediante
una terapia de choque, apoyándose en el frágil y sumiso presidente

n
Yeltsin. ¡Brzezinski incluso propuso dividir Rusia en tres!
co
Todos los presidentes estadounidenses han aplicado este plan,
combinando varios métodos: el cerco por una red de bases milita-
res más o menos próximas, la instalación de un “escudo” de misiles
impidiendo que Moscú responda a una agresión, un imponente fi-
nanciamiento a la oposición, el condicionamiento de la opinión in-
ra

ternacional a través de campañas de diabolización mediática, las


sanciones económicas... ¡La gama completa!
De hecho, para comprender toda una serie de acontecimientos de
pa

estas últimas décadas, nos basta con observarlos a la luz de este gran
objetivo estratégico. Son acontecimientos aparentemente aislados, pero
que en realidad están al servicio de esta estrategia global: el cerco
de Rusia por la OTAN; la presión para mantener a Alemania en la
F

OTAN; el espionaje a Merkel y el torpedeo a las soluciones diplomá-


ticas alemanas en algunos conflictos; la organización de “revolucio-
PD

nes de colores” (golpes de Estado más o menos blandos) en Ucrania,


Georgia y otros países; la preparación abortada de otra revolución

15 Zbigniew Brzezinski, “El gran tablero de ajedrez”, Cuadernos de


estrategia, 1997. Cfr. Zbigniew Brzezinski, El gran tablero mundial:
La supremacía estadounidense y sus imperativos geoestratégicos,
Ediciones Paidós, Buenos Aires, 1998. [N. del E.].

108
Segunda parte
Las 7 cosas que sabemos (o no) sobre Donald Trump

de color en Rusia; las guerras contra Libia y Siria; el apoyo a las gue-
rras de Israel contra sus vecinos; el apoyo a las agresiones de Arabia
Saudita contra Yemen y Bahréin; el apoyo a Turquía hasta el 2016;
el establecimiento de la fuerza militar estadounidense Africom para
controlar los recursos de África y contrarrestar el avance de China;

ta
las presiones sobre Corea del Norte; las injerencias y provocaciones
en el mar al sur de China; la presión de Obama (Premio Nobel de

l
la Paz) sobre Japón para que vuelva a militarizarse, violando así su

su
Constitución pacífica promulgada el 3 de noviembre de 1946, y mu-
chas otras acciones más.
Pero, a pesar de todo esto, finalmente el Plan Brzezinski fracasó.
Putin ha hecho una alianza con China. Ahora bien, ¡esto era precisa-

n
mente lo que había que impedir! La formación del eje de resistencia
co
Pekín-Moscú, al que Berlín estará tentado a unirse, ¡puesto que es
muy difícil rechazar el mercado chino! No hay que olvidar los ape-
titos de India, Turquía e incluso de Japón por este gran espacio eco-
nómico asiático. De hecho, si Eurasia logra escapar a su control, la
dominación mundial de Estados Unidos tocará a su fin y será una
ra

potencia entre otras.

Buscan una salida


pa

Al inicio con mucha discreción y luego abiertamente, este nue-


vo eje Moscú-Pekín también ha construido una alianza económica,
político-militar. ¿Quién salvó el rublo cuando Washington utilizó
–por intermedio de Arabia Saudita– la caída de los precios del pe-
F

tróleo como un arma para declarar en quiebra a la economía rusa y


su moneda? Pekín. La alianza funciona y a Washington eso le duele.
PD

Estructuralmente, China impulsó la Organización de Coopera-


ción de Shanghái con el propósito de organizar la cooperación de toda
Asia, tanto en materia de seguridad como en términos económicos,
creando un Banco Asiático de Desarrollo y un mercado común asiá-
tico. De este quedará excluido Estados Unidos (salvo si un día deja
de ser la superpotencia que trata de imponerlo todo). Pekín y Moscú
también han desarrollado una alianza con las grandes potencias del
Sur: Brasil, la India y Sudáfrica, integrándose en los BRICS.

109
MICHEL COLLON Y GRÉGOIRE LALIEU
El mundo según Trump

Todo esto demuestra que la relación de fuerzas a nivel mundial


ha dado un vuelco. Los estrategas estadounidenses lo saben y bus-
can la salida para, por lo menos, mantenerse en la cúspide. Como lo
ha mostrado bastante bien Mohamed Hassan en el capítulo 2 de este
libro, las estrategias de Clinton y de Trump son contrarias. En todo

ta
caso, se oponían durante la campaña electoral. Aún está por verse lo
que el presidente electo pondrá en marcha de su anunciado programa.

l
De cualquier modo, una cosa es segura: Donald Trump es el

su
resultado de todos estos largos años de decadencia del poderío de
Estados Unidos. Es el producto de una crisis económica, de la crisis
de la supremacía estadounidense, pero también de la crisis de los par-
tidos políticos tradicionales de izquierda y de derecha, que no logran

n
ganarse la confianza de sus electores. ¿Cuánto tiempo pueden seguir
co
prometiendo el paraíso a sus electores para mandarlos al infierno
una vez que han llegado al gobierno? Todo engaño tiene sus límites.
Cuando la gente se da cuenta de que ha sido engañada, necesaria-
mente busca algo diferente. También se llega a este punto en Europa.
ra

La colosal deuda de Estados Unidos


Si bien los estrategas estadounidenses están bastante desespe-
rados y no encuentran la solución, es probable que el imperio sufra de
pa

otra debilidad muy grave. Sin embargo, los medios de comunicación


apenas la mencionan. ¿Para no causar el pánico hacia la economía?
Esta debilidad es su deuda. Los medios de comunicación eu-
ropeos, a los que tanto les gusta suscitar el miedo entre los electo-
F

res con las deudas de sus países, destinado a justificar las políticas
de austeridad, curiosamente apenas han mencionado el Informe
PD

Financiero Anual de 2016 del gobierno estadounidense. Es decir, el


último balance financiero de Obama. No obstante, ¡es instructivo!
La deuda de Estados Unidos se ha duplicado de nuevo: un billón,
mientras que eran quinientos treinta y tres millones en 2015. A par-
tir del momento en que se habla de millones, cada uno de nosotros
tiene dificultad para figurarse lo que eso representa, pero es útil
saber que el presupuesto total del gobierno estadounidense as-
cendió a cuatro mil cuatrocientos millones de dólares. ¿Quizás se
trate de grandes obras de infraestructura? No, nada especial. Por el
110
Segunda parte
Las 7 cosas que sabemos (o no) sobre Donald Trump

contrario, en Estados Unidos los puentes, las vías férreas, las carrete-
ras, los aeropuertos... en definitiva, los servicios de utilidad pública
se hunden en la ruina. En ciudades enteras como Detroit o Nueva
Orleans, el remiendo y los agujeros no reparados son moneda co-
rriente. Nada especial, solo que la deuda “normal” se infla, se infla y

ta
se infla. Y el informe indica que estos ingresos del gobierno provie-
nen de los impuestos recaudados de los individuos, mientras que los

l
de las empresas han experimentado una continua caída.

su
Junto al Estado, los ciudadanos también se endeudan fuerte-
mente. Así pues, para pagar sus estudios universitarios, cuyos pre-
cios se disparan, los estudiantes se ven obligados masivamente a
pedir préstamos: su deuda global subió de ochocientos cuarenta y

n
cinco millones en el 2015 a más de un billón a finales del 2016. En
co
cuanto a los jubilados, la crisis de la bolsa ha “reducido” ligeramente
sus pensiones: ¡otro endeudamiento! Todo esto significa un freno
presente y futuro para la economía.
Como lo explica aquí Henri Houben (ver cap. 1), Estados Unidos
va a confrontarse a un problema delicado cuando el mundo entero
ra

deje de respetar al dólar. No decimos que la caída final será mañana,


pero sí que no saben cómo salir de las contradicciones en las que
están hundidos.
pa

3. El balance que se ha hecho de Obama no cuenta


realmente la verdad
En su gran mayoría, la izquierda europea considera que Obama
F

ha sido un buen presidente. Y llora por la derrota de Hillary Clinton.


Pero, ¿esta gente se ha puesto en el lugar de los que sufrieron duran-
PD

te ocho años la política de los demócratas?


Efectivamente, la administración de Obama dio continuidad
a todas las políticas devastadoras del neoliberalismo: regalos a los
bancos y a los ricos, tratados de libre comercio con la Asociación
Transatlántica para el Comercio y la Inversión (ATCI/el TTIP en in-
glés), deslocalizaciones y explotación de la inmigración para bajar
los salarios. Y las consecuencias están ante nuestros ojos. Entre 1980
y 2014, la brecha entre ricos y pobres no ha cesado de aumentar, como
lo prueba la monumental investigación del economista Thomas
111
MICHEL COLLON Y GRÉGOIRE LALIEU
El mundo según Trump

Piketty sobre la evolución de los ingresos en Estados Unidos y en


Europa. Ese trabajo nos enseña que, durante este período, el 50% de
la población estadounidense (la parte más pobre) perdió un 5% de sus
ingresos netos tras la deducción de los impuestos. ¿A dónde fueron a
parar? A los bolsillos de los más ricos: el famoso 1%.

ta
Por consiguiente, solo durante el año 2014, la transferencia to-
tal de pobres a ricos ascendió a quinientos setenta y tres millones

l
de dólares. Esto quiere decir que cada uno de los ciento diecisiete

su
millones de contribuyentes perdió cinco mil dólares en promedio: lo
equivalente a tres meses del salario mínimo interprofesional (SMIC)
en Francia. Ese agravamiento de las desigualdades es impresionan-
te. Mientras que en 1980 el 1% más rico ganaba veintiséis veces más

n
que el 50% de la población más empobrecida, ¡en el 2014 el mismo 1%
gana cuarenta y siete veces más!
co
¿Y de dónde provienen estas generosas ganancias? La investi-
gación de Piketty también nos lo revela: se deben al aumento de las
acciones en la bolsa. Eso es posible gracias al hecho de que el capital
en efectivo se basa en el trabajo. En pocas palabras, no hay ninguna
ra

diferencia entre el gobierno de los Reagan y los Bush, o los Clinton y


Obama, la cartera de los trabajadores estadounidenses ha perdido
tanto con unos como con otros.
pa

Dado que Obama no cambió nada del neoliberalismo, será ne-


cesario preguntarle a esa izquierda europea, que se muestra tan
entusiasta con el partido demócrata estadounidense: ¿por qué los
trabajadores deberían haber votado por quienes los habían empo-
F

brecido tanto? ¿Cómo se les puede reprochar que busquen otra cosa?
PD

Distanciados de las necesidades del pueblo


Estas cifras alarmantes no han impedido que el establishment del
partido demócrata machaque constantemente su estribillo sobre “la
recuperación económica”. Los medios de comunicación le hacen eco
sin la menor crítica porque sus Consejos de Medios están en manos
de los mismos accionistas de las grandes empresas transnacionales.
Y ese establishment, ¿no comprende que la gente se ha dado cuenta de
que se burlaban de ellos?

112
Segunda parte
Las 7 cosas que sabemos (o no) sobre Donald Trump

Por lo tanto, fue Obama quien produjo a Trump. Al no cumplir


ninguna de sus grandes promesas sobre mejorar la vida de sus elec-
tores, los empujó a los brazos de Trump. ¡Y no es llamando al electo-
rado “miserables” (deplorables en inglés) como Hillary Clinton habría
podido atraerlo hacia la supuesta “izquierda” demócrata!

ta
Esta ceguera de los dirigentes demócratas tiene sus raíces en
la cartera. Cada uno de los esposos Obama recibirá... sesenta millo-

l
nes de dólares por escribir sus cursis memorias. De firmas como

su
Goldman Sachs, ¡los esposos Clinton cobran doscientos mil dólares
por dar una simple conferencia de una hora! Sin lugar a dudas, es
una buena manera de asegurarse una jubilación de lujo. Pero no es
para nada una buena manera de ponerse en el lugar de la gente po-

n
bre, que es la víctima de Goldman Sachs y sus consorcios.
co
El establishment del partido demócrata está tan distante de
las realidades del pueblo que, como lo plantea la autora canadiense
Naomi Klein, “no le ha dado importancia a la necesidad de hacer una
campaña en torno a las mejoras concretas de la vida de la gente”.
Por decirlo de alguna manera, no tenían nada que ofrecer a la gente
ra

cuya vida ha sido arruinada por los efectos negativos de las políticas
neoliberales.
“Pensaron que podían controlar la situación aprovechándose del
pa

miedo a Trump, pero no ha funcionado”. Los electores podían haber


votado por Bernie Sanders, quien defendía un programa social, pero el
establishment demócrata saboteó su candidatura con el fin de conser-
var sus privilegios y sus buenas relaciones con el mundo capitalista.
F

Ese es el balance económico del mandato presidencial de Obama.


Y en lo que se refiere a la política internacional, veamos ahora cuáles
PD

son las razones por las que los electores estadounidenses “deberían
haber” votado por Hillary Clinton.

113
MICHEL COLLON Y GRÉGOIRE LALIEU
El mundo según Trump

Hillary, una fan de los muros


¿Muestra Hillary una actitud más simpática hacia los inmigran-
tes latinos? Tenemos razón al criticar a Trump por su proyecto racis-
ta. Sin embargo, es necesario recordar que la construcción del muro
fue comenzada por el “amable” Bill Clinton y continuada durante los

ta
gobiernos de George W. Bush y de Barack Obama. Y tuvo el fuerte
respaldo de Hillary Clinton, quien aún en noviembre de 2016 alar-

l
deaba: “Cuando era senadora voté muchas veces para que se invir-

su
tiese dinero en la construcción de una valla que impidiera la entrada
de los inmigrantes ilegales”. En un debate, se le preguntó sobre la
diferencia entre su muro y el de Trump. Respondió: “Creo entender
que él habla de un muro muy alto”.

n
De hecho, Hillary es una fan de los muros. Nunca ha dejado de
co
elogiar el que construyó Israel para hacer imposible la vida de los
palestinos y anexionar sus tierras. Por cierto, ha sugerido aplicar el
modelo israelí en la frontera entre Estados Unidos y México.
¿Deberíamos haber votado por Clinton por su respeto hacia la
democracia en los países latinos? En realidad, ella siguió el ejemplo
ra

de Kissinger, quien había apoyado las peores dictaduras en América


Latina y organizó con la CIA el infame golpe de Estado en Chile en 1973.
Hillary Clinton apoyó el golpe de Estado que derrocó, en 2009, al pre-
pa

sidente Manuel Zelaya, electo democráticamente en Honduras. Lo


reconoció en sus Memorias.16
Por su culpa, Honduras fue hundida en una violencia extre-
ma, que obligó a miles de niños y de pobres a huir y refugiarse en
F

Estados Unidos. Clinton es tan despiadada que ha apoyado la depor-


tación de decenas de miles de niños centroamericanos refugiados.
PD

Según ella, deberían ser enviados a sus padres: “No porque su niño
haya llegado del otro lado de la frontera debe quedarse aquí”. Ahora
bien, más de un tercio de esos niños huían de la violencia desenca-
denada en Honduras por culpa de... Clinton.

16 http://america.aljazeera.com/opinions/2014/9/hillary-clinton-hon-
duraslatinamericaforeignpolicy.html.

114
Segunda parte
Las 7 cosas que sabemos (o no) sobre Donald Trump

Además, Berta Cáceres, conocida militante a favor de la ecolo-


gía y de los derechos de los indígenas, acusó claramente a Clinton,
quien “reconoció haber impedido el regreso del presidente Zelaya a
su país”. El 3 de marzo de 2016, Berta Cáceres fue asesinada por un
escuadrón de la muerte hondureño formado en Estados Unidos.

ta
¿Deberíamos haber votado por Clinton con el objetivo de ayudar
a que los palestinos finalmente obtengan sus derechos? De ningún

l
modo. Durante la campaña electoral, mientras que Trump evocó la

su
posibilidad de una política neutral en las negociaciones de paz entre
Israel y los palestinos, Clinton reaccionó defendiendo una línea más
dura contra los palestinos: “Estados Unidos nunca puede ser neutral
[...] no todo el mundo comprende lo que debe hacer un presidente de
Estados Unidos”.

n
co
Wikileaks reveló un mensaje electrónico enviado por Hillary
Clinton, el 31 de diciembre de 2012, donde escribía muy claramente:
“La mejor manera de ayudar a Israel es ayudando al pueblo sirio
para que derroque el régimen de Bashar al Assad. Con su vida y la
de su familia en peligro, solo la amenaza o el uso de la fuerza harán
ra

cambiar de opinión al dictador sirio”17. De esta manera, para proteger


al último país colonialista del mundo, un Estado racista de apartheid
y de depuración étnica, esta mujer decidió hundir al pueblo sirio en el
pa

infierno: ¡doscientas cincuenta mil víctimas!


¿Deberíamos haber votado por Clinton por su apoyo a la cau-
sa de las mujeres? Quizás en su discurso. Pero en la práctica, ¿no
envió a las mujeres libias a la edad de piedra, destruyendo su país
F

y sometiéndolas a las milicias de Al Qaeda? ¿No fue ella quien re-


conoció estar al corriente (en un mensaje electrónico encontrado
PD

por Wikileaks) de que Arabia Saudita y Qatar financiaban las redes


terroristas en Siria? ¡Evidentemente, con la complicidad de los diri-
gentes estadounidenses!

17 US Department of State under case number F-2014-20439, Doc. n.°


C05794498.

115
MICHEL COLLON Y GRÉGOIRE LALIEU
El mundo según Trump

¿Y en qué aspectos concretamente el feminismo de la gran


burguesía defiende a las mujeres de las clases populares de Estados
Unidos? Son ellas las que cada vez más pueblan masivamente las
prisiones, los sex hotels y los guetos de Estados Unidos. La injusticia
social golpea en primer lugar a las mujeres.

ta
¿Igualmente una fan de la Tercera Guerra Mundial?

l
El Estado islámico no existía cuando Obama entró en funcio-

su
nes y nombró a Hillary Clinton para el Departamento de Estado. Fue
su operación “Cambio de régimen” la que suministró las armas y el
apoyo logístico a las fuerzas terroristas islámicas al este de Libia.18
Después de ese brillante éxito libio, el mismo dúo exportó los

n
mismos terroristas hacia Siria, obteniendo los mismos resultados.
co
De manera que produjeron el fenómeno Daesh, más eficaz que Al
Qaeda. Quizás se nos dirá que Estados Unidos terminó por bom-
bardear a las fuerzas de Daesh en Siria y en Irak. Seamos claros: no
es que Estados Unidos rechazase a Daesh, sino que fue el mismo
Daesh, para seguir con su propia agenda. Además, los bombardeos
ra

estadounidenses fueron por mucho tiempo bastante simbólicos.


El nuevo cálculo cínico de Washington era: evitemos matar a de-
masiados combatientes de Daesh, porque necesitamos que queden
pa

bastantes como para reunir a algunos “buenos grupos de terroris-


tas” en Siria con el fin de derrocar a Bashar al Assad. No fue sino
después de la intervención de Rusia en Siria cuando Washington
hizo incursiones aéreas un poco más serias contra Daesh.
F

Pareciera casual que Estados Unidos intervenga en las orillas del


Éufrates, en el lugar donde algunos desde Washington han previsto la
PD

creación de un “Sunistán” de tipo “saudí moderado”. Pareciera casual

18 Michel Collon, Je suis ou je ne suis pas Charlie?, Investig’Action, 2015, pp.


66-67. [Edición digital a la venta en: https://boutique.investigaction.
net/fr/home/20-je-suis-ou-je-ne-suis-pas-charlie-.html. Los demás
libros digitales citados en esta obra de este mismo autor se encuen-
tran disponibles para la compra en el portal de Investig’Action.].

116
Segunda parte
Las 7 cosas que sabemos (o no) sobre Donald Trump

que sea allí donde podría pasar un gasoducto que uniese Qatar, Turquía
y Europa occidental para competir con el gas ruso o iraní. Y que per-
mitiría igualmente impedir la integración transfronteriza Líbano-
Siria-Irak-Irán. Siria había rechazado ese proyecto un poco antes de
los acontecimientos de 2011. En aquel entonces, también rechazaba

ta
la idea de que por su territorio pudiera pasar el gasoducto de Israel-
Turquía.

l
En resumen, nos preguntamos por qué los medios de comuni-

su
cación no hablan de Trump cuando este declara: “Obama y Clinton
han sido los fundadores” de Daesh. Porque no es el único que lo dice.
La Agencia de Inteligencia Militar estadounidense (DIA), aportaba
la misma información desde el 2012 en un informe desclasificado
tres años más tarde:

n
co
Los países occidentales, del Golfo y Turquía apoyan a la oposición
siria... Existe la posibilidad de establecer un principado salafista,
declarado o no, al este de Siria (...) y es exactamente lo que desean
estas potencias con el objetivo de aislar al régimen sirio.19
ra

Ha leído bien: el Califato preparado por Daesh era desde el co-


mienzo una opción de Estados Unidos y de sus aliados para debilitar
pa

a Bashar al Assad.

“Hemos fabricado el Califato terrorista”


Naturalmente, la DIA se preocupaba: “El deterioro de la situa-
F

ción tiene consecuencias desastrosas en Irak (...) Se ha creado una


situación ideal para Al Qaeda [en Irak, Al Qaeda se transformó
PD

en Daesh] (...) ISIS también podría establecer un Estado islámico


uniéndose a otras organizaciones terroristas en Irak y en Siria, lo
que será un grave peligro para la unidad de Irak y la protección de

19 Levant Report.com, 2012. “Defence Intelligence Agency Document:


West Will Facilitate Rise of Islamic State ‘in Order to Isolate the
Syrian Regime’”, 19 de mayo de 2015.

117
MICHEL COLLON Y GRÉGOIRE LALIEU
El mundo según Trump

su territorio”. A pesar de esta lúcida advertencia, de todas formas


Obama, Clinton y Kerry lo crearon.
¿Es Hillary una pacifista? ¿Cuál fue la reacción de Richard Perle,
uno de los principales artesanos de las guerras contra Irak detrás de
George W. Bush, cuando Obama le encargó a Hillary dirigir la po-

ta
lítica internacional en 2008?: “Estoy contento [...] No habrá tantos
cambios como lo creímos al comienzo”. Dick Cheney, el vicepresi-

l
dente de Bush, también declaró estar “impresionado” por el balance

su
del trabajo de Clinton en el Departamento de Estado. En resumen,
los peores belicistas de Estados Unidos estaban satisfechos con
Clinton.
Ahora bien, ese enorme presupuesto militar de Estados Unidos,

n
gastado para matar y aportar exorbitantes beneficios a los grandes
co
accionistas, ¿de dónde proviene? Del área social. El dinero de los mi-
siles se ha sacado de las escuelas. El dinero de los portaviones ha
sido extraído de los hospitales. El dinero de los campamentos, de
las milicias privadas y de las prisiones de la CIA, proviene de las
infraestructuras. El balance de Obama-Clinton-Kerry es completa-
ra

mente antisocial.
Evidentemente no estamos seguros de que, al estar “informa-
dos” como lo estuvieron por sus medios de comunicación, los electo-
pa

res estadounidenses hayan podido estar al corriente de todas estas


hazañas de sus dirigentes. En cambio, en algo ha debido afectarles:
esas guerras costaban un ojo de la cara, mientras que ellos tenían
cada vez más dificultad para llegar a fin de mes. Entonces, cuando
F

las operaciones en Irak, Afganistán, Libia y Siria terminan siendo


un fracaso, cuando constatan la falta de inversión en las infraes-
PD

tructuras y en lo social en Estados Unidos, resulta ineluctable que


tarde o temprano los electores establezcan una relación y rechacen
esa política guerrera. No es Trump quien ha inventado el “aislacio-
nismo”, se trata de un sector creciente del electorado estadouniden-
se que no quiere más guerras.
Para terminar con este punto, el balance del presidente Obama
no es para nada positivo. Su presidencia acrecentó las desigualda-
des, siguió con una política guerrera, ignoró los sufrimientos de la
población trabajadora y es, precisamente, de esta manera como creó
118
Segunda parte
Las 7 cosas que sabemos (o no) sobre Donald Trump

las condiciones favorables para la llegada de Trump. Solo los medios


de comunicación, con sus dispositivos de ocultación, son capaces de
presentar a Obama como un presidente “positivo”. Es urgente que se
abran verdaderos debates: ¿Quién empobrece al 99 %? ¿Quién agre-
de a las naciones bajo pretextos tramposos? ¿Quién le prepara el le-

ta
cho al terrorismo, e incluso lo utiliza cínicamente?

l
4. La élite estadounidense está muy dividida:

su
¿es eso algo bueno?

n
El presidente Trump es verdaderamente estúpido por empezar un
combate contra la comunidad de la información.Esta dispone de
co muchos medios para golpearlo a su vez.20
Charles Schumer,
líder de la fracción demócrata en el senado estadounidense,
3 de enero de 2017
ra

El señor Trump tiene que comprender que absolver a Rusia de las


diversas acciones que ha emprendido en los últimos años, es un
pa

camino que solo podría tomar con una extrema prudencia.


John Brennan,
director de la CIA bajo la administración Obama,
15 de enero de 2017 21
F

Son claras amenazas. A principios de 2017, la tensión aumenta


entre Washington, sede de la Casa Blanca, y Langley, sede de la CIA.
PD

De hecho, todo el establishment estadounidense parece a punto de


estallar. Como lo revela George Wright, analista estadounidense,
todos los comentarios sobre Trump hasta ese momento han con-
cernido a su personalidad: “perturbado”, “incoherente”, “narcisista”,

20 MSNBC, 3 de enero de 2017.

21 Fox News, 16 de enero de 2017.

119
MICHEL COLLON Y GRÉGOIRE LALIEU
El mundo según Trump

etc. Pero sería mejor que los medios de comunicación se concentra-


ran en las verdaderas contradicciones entre las diversas corrientes
del establishment estadounidense.
¿Qué es lo que pasa? Efectivamente, la larga crisis económica ha
provocado una pérdida de confianza hacia los dirigentes estadouni-

ta
denses y con ello la formación de un nuevo bloque de descontentos
que se oponen a la coalición hasta hoy día dominante. Examinemos

l
cuál es la composición de estos dos bloques.

su
El antiguo bloque dominante
• En el plano económico: Forman parte de él las multinacionales
que invierten en el extranjero, utilizan mano de obra barata

n
e importan sus productos a Estados Unidos. Principalmente
co
se trata de las industrias armamentísticas y el conjunto del
complejo militar-industrial.
• En el plano político: Es la mayoría del partido demócrata, que es
intervencionista, y los republicanos neoconservadores. Juntos,
constituyen el grupo militarista interesado en las guerras.
ra

• En las administraciones: Son la CIA, la NSA, el FBI y una frac-


ción del Pentágono.
• En los medios de comunicación: Son las grandes empresas
pa

como New York Times, Washington Post, Wall Street Journal,


Newsweek, Time, CNN, NBC, CBS.

Este bloque se mantiene dominante a pesar de la victoria de


F

Trump, porque esta se obtuvo gracias a los errores tácticos de sus


adversarios. Pronto veremos que este bloque dominante intentará
PD

sabotear la presidencia de Trump o bien retomar el control.

El nuevo bloque de los descontentos


• En el plano económico: Se trata de la industria extractiva na-
cional que vende en el mercado estadounidense o exporta.
• En el plano político: Es la nueva coalición formada por una
parte de los republicanos, junto con la extrema derecha nacio-
nalista, racista, neoevangelista o neofascista.
• En las administraciones: Es una fracción del Pentágono.
120
Segunda parte
Las 7 cosas que sabemos (o no) sobre Donald Trump

• En los medios de comunicación: Es Fox News y otros medios


de Ruper Murdoch. Los medios de la extrema derecha.

Por dar un ejemplo, en el 2016 tuvo lugar una conferencia entre


los grandes empresarios estadounidenses sobre la guerra en Irak.

ta
Se preguntaron por qué Bush había lanzado este conflicto y qué es
lo que había ganado. Por su parte, ellos habían perdido el mercado

l
iraquí, que en el pasado les ofrecía buenas ventas.

su
Asimismo, según George Wright y otros observadores, ambos
bloques están librando una verdadera guerra para saber quién de-
cidirá la política de la administración de Trump. Se trata de un de-
safío muy importante: ¿qué sectores del capital estadounidense se

n
beneficiarán de la política gubernamental? Efectivamente, cuando
co
la crisis económica se perpetúa en Estados Unidos y se experimenta
un déficit en la balanza comercial, el margen financiero se restrin-
ge. El Estado no puede ayudar a toda la gente, debido a que está su-
perendeudado y gasta muchísimo en la guerra. Entre los diferentes
sectores económicos, la batalla es cada vez más feroz para decidir
ra

cuáles podrán continuar acumulando capitales, en Estados Unidos


y en el extranjero.
pa

Cinco divergencias
¿En qué consisten las divergencias entre estos dos bloques?
1. ¿Se necesita continuar con los tratados de libre comercio o
reemplazarlos por acuerdos bilaterales y por medidas proteccionis-
F

tas contra ciertas importaciones?


2. ¿Es necesario continuar con la sistemática política de interven-
PD

ciones militares exteriores o ser cada vez más aislacionistas? ¿Necesita-


mos actuar con aliados o solos?
3. ¿El Estado está o no está obligado a intervenir para imponer
ciertas reglas en la economía?
4. ¿Es necesario mantener un sector público bastante grande o
privatizar casi todos los servicios?
5. ¿Hay que luchar contra el cambio climático o burlarse de ello?

121
MICHEL COLLON Y GRÉGOIRE LALIEU
El mundo según Trump

Hoy día, la segunda es el eje de la lucha: ¿Cuál será el contenido


de la política internacional?
No es la primera vez que la élite estadounidense está fuertemen-
te dividida. Por supuesto, pensamos en la dramática guerra civil en
torno a la elección presidencial de 1860 (la guerra de Secesión). Pero

ta
también en el asesinato de Kennedy en 1963, en la ruptura del consen-
so sobre la guerra de Vietnam desde 1968, el caso Watergate en 1973,

l
el escándalo Irán contra en el gobierno de Reagan, la tentativa del

su
impeachment de Bill Clinton, la protestada elección de Bush frente a
Gore en el 2000. Salvo el primer ejemplo, ninguno puede compararse
con la pelea actual. La crisis económica y estratégica empeora las con-
tradicciones. Es por ello por lo que vemos surgir estrategias opuestas

n
a las aplicadas hasta ahora por los dos partidos mayoritarios.
co
Mearsheimer y Walt: ¡Cambiar de estrategia!
En el segundo capítulo de este libro, Mohamed Hassan analizó el
interesante punto de vista de Chalmers Johnson, que sin duda alguna
ha sido una fuente de inspiración para Donald Trump. He aquí otro,
ra

con ciertos aspectos en común, pero menos idealista y más cínico.


Hace algunos años, John Mearsheimer y Stephen Walt se hicie-
ron famosos con el libro El lobby israelí y la política exterior de Estados
pa

Unidos, de 2007. De manera bastante iconoclasta, criticaban el apo-


yo incondicional de Washington a Israel. Según ellos, era necesario
detener de inmediato ese apoyo, por ser muy nocivo para Estados
Unidos. Pero ahora proponen una estrategia global completamente
F

nueva. Para eso se basan en un sondeo de abril de 2016, según el cual


un 57% de los ciudadanos de Estados Unidos estimaban que debe-
PD

rían “ocuparse de sus propios problemas y dejar que los demás se


ocupen de los suyos”.22
¿Cuál fue la constatación inicial de Mearsheimer y Walt? La es-
trategia tradicional, que se basaba en el máximo compromiso esta-
dounidense, fracasó en un importante número de regiones.

22 Sondage Pew, abril de 2016.

122
Segunda parte
Las 7 cosas que sabemos (o no) sobre Donald Trump

Los ejércitos estadounidenses todavía combaten en Afganistán y


en Irak, sin perspectivas de victoria. A pesar de haber perdido a
la mayoría de sus dirigentes, Al Qaeda generó sus metástasis en
toda la región. El mundo árabe se ha sumido en un profundo caos,
del que emergió Daesh.23

ta
Los dos autores agregan que el conflicto palestinoisraelí no pre-

l
senta ninguna perspectiva de solución, mientras que Rusia y China

su
no se dejan imponer este conflicto. “La democracia retrocede por do-
quier y la imagen de Estados Unidos ha sido ensombrecida a través
del mundo por el uso de la tortura, de asesinatos selectivos, etc.”.24

n
Intervenir con menos frecuencia
co
De manera que Mearsheimer y Walt proponen nuevamente una
“gran estrategia” que llaman Offshore Balancing. A grandes rasgos,
Estados Unidos debería contentarse con mantener el equilibrio en-
tre las diferentes potencias rivales y, en la medida de lo posible, man-
tenerse distante.
ra

Entonces, ¿son “aislacionistas”? No, dicen los autores, estiman-


do “que vale la pena derramar sangre estadounidense y gastar recur-
sos para defender ciertas regiones que interesan a Estados Unidos,
pa

como Europa, Asia del Noreste y el Golfo Pérsico”. No es precisamente


por razones morales por lo que estas regiones son tan importantes:
“Las dos primeras son centros neurálgicos de producción industrial
y la tercera representa el 30% de la producción mundial de petróleo”.
F

¿A qué le temen estos dos estrategas? “En Europa y en Asia


del Noreste, la principal preocupación es la formación de una po-
PD

tencia regional que podría dominar su región, así como Estados


Unidos domina el hemisferio occidental. Tal potencia tendría una

23 John J. Mearsheimer y Stephen M. Walt, El lobby israelí y la política


exterior de Estados Unidos, Taurus, 2007, s./p.

24 John J. Mearsheimer y Stephen M. Walt, “The Case for Offshore Balancing,


A Superior U.S. Grand Strategy”, http://mearsheimer.uchicago.edu

123
MICHEL COLLON Y GRÉGOIRE LALIEU
El mundo según Trump

enorme capacidad económica, la posibilidad de desarrollar armas


sofisticadas, el poder de proyectarse alrededor del globo y quizás
la capacidad de competir con Estados Unidos en una carrera arma-
mentística. Incluso, tal Estado podría aliarse con países de la esfera
occidental”. En resumen, Mearsheimer y Walt comparten la obsesión

ta
de Brzezinski: no se debe tolerar a ningún rival, porque Estados
Unidos debe continuar siendo la única superpotencia.

l
Sin embargo, para tener éxito debe poner fin a las interven-

su
ciones en todas partes. Puesto que en toda esa geografía no tienen
vecinos peligrosos, pueden mantenerse distantes de los conflictos
en ciertas regiones del mundo y concentrarse en mantener su hege-
monía en las tres regiones claves.

n
co
La confesión esclarecedora de un ministro de Bill Clinton
Mearsheimer y Walt critican fuertemente la política seguida
hacia Rusia desde 1989 y de la cual ya hemos hablado antes:

Una vez caída la Unión Soviética, no había ninguna potencia domi-


ra

nante en la región. Estados Unidos habría debido reducir su presen-


cia militar en buena medida, mantener relaciones amistosas con
Rusia y dejar que los europeos se ocuparan de su seguridad. Por el
pa

contrario, extendió la OTAN e ignoró los intereses rusos, exacer-


bando así el conflicto ucraniano y empujando a Moscú hacia China.

Podríamos pensar que se trata de un razonamiento a priori de los


F

autores. Pero la confirmación proviene de William Perry, exministro


de guerra de Bill Clinton, quien ha declarado: “Durante estos últimos
PD

años podemos censurar ampliamente a Putin, pero en los primeros


debemos culpar sobre todo a Estados Unidos. Nuestra primera acción
tomó una dirección equivocada: fue cuando la OTAN se extendió ha-
cia las naciones de Europa del Este”. Según Perry, la segunda acción
equivocada fue la instalación de un sistema balístico dirigido hacia
Rusia: “Argumentamos que era un sistema para defenderse frente a
un misil nuclear iraní. ¡Pero no tienen misiles nucleares!”. Entonces,
los rusos dijeron: “Esperen un poco, esto va a debilitar nuestro poder
de disuasión”. Valía la pena debatir sobre este tema. Pero solo dijimos:
124
Segunda parte
Las 7 cosas que sabemos (o no) sobre Donald Trump

¿A quién le interesan las opiniones de los rusos?”25. Usando un len-


guaje diplomático, Perry confirma que fue la OTAN la que agredió a
Moscú. Mearsheimer y Walt no se lo inventaron.

¡Déjenlos debilitarse mutuamente!

ta
Pero entonces, según estos autores, ¿qué debería haberse he-
cho? Según ellos se debería haber tomado, por el contrario, como

l
modelo la estrategia utilizada en el Medio Oriente antes de George

su
W. Bush. Hasta 1968, Washington dejó la seguridad de los intereses
occidentales en la región en manos de Gran Bretaña. Luego, Estados
Unidos volcó su atención hacia Arabia Saudita y el Irán del sah para
jugar el mismo papel. Después de la victoria de Khomeiny, apoyó a
Irak en la guerra Irán-Irak.

n
co
Esta es la estrategia adecuada, dicen Mearsheimer y Walt. Deje-
mos que los países en conflicto se debiliten mutualmente, para luego
intervenir cuando uno de ellos domine al otro. Según estos autores,
la estrategia estadounidense en medio de las dos guerras mundia-
les fue un excelente ejemplo: Estados Unidos solo intervino cuando
ra

Alemania parecía estar dominando a Europa. De igual manera, en


1991 Bush padre solo intervino cuando Irak invadió Kuwait. En con-
creto, los autores le recomiendan a Washington que no se inmiscuya
pa

en situaciones como el genocidio de Ruanda, a menos que sea real-


mente necesario, que la misión sea factible y que la intervención no
empeore la situación. En una palabra, hay que intervenir únicamen-
te cuando los intereses vitales de Estados Unidos estén amenazados.
F

Para ellos, Vietnam fue un error costoso; y actualmente la or-


ganización del Estado Islámico en el Medio Oriente no constituye
PD

una verdadera amenaza para Estados Unidos. Por lo tanto, dejemos


que los poderes regionales resuelvan el problema. En Siria, dejemos
que Rusia haga el trabajo. Después de todo, Estados Unidos ya ha

25 The Guardian, “Russian hostility ‘partly caused by west’, claims for-


mer US defence head”, 9 de mayo de 2016.

125
MICHEL COLLON Y GRÉGOIRE LALIEU
El mundo según Trump

colaborado con el régimen de Bashar al Assad y una Siria debilitada


no representa una amenaza.
En el fondo, Mearsheimer y Walt se acercan a la estrategia de
Kissinger: aproximarse a Moscú y mantener buenas relaciones con
Irán, para impedir que se vincule con China. Este país representa

ta
una verdadera amenaza para los intereses de las multinacionales
estadounidenses. Washington tampoco debe cuestionar el tratado

l
nuclear con Irán. Si deseamos impedir que intensifique sus relacio-

su
nes con China, debemos mantener buenas relaciones con ese país.

Ahorrar las energías para una guerra contra China


China es el enemigo para el que Estados Unidos necesita con-

n
centrar sus fuerzas. En Asia, Washington no puede apoyarse en las
co
potencias regionales para combatir a Pekín. Por lo tanto, debe in-
tervenir allí, por eso su papel es indispensable.
Vemos, pues, que no se trata de aislacionismo, sino de dosificar
de otra manera los esfuerzos. Estados Unidos no se repliega sobre
sí mismo, sino que selecciona mejor sus objetivos y es más pruden-
ra

te. Cada vez que sea posible intervendrán, pero lo harán indirecta-
mente. No debe ser demasiado visible, ni costoso, ni arriesgado. En
resumen, con estos nuevos estrategas, una guerra contra China es
pa

perfectamente posible.
De hecho, esta estrategia preconizada por Mearsheimer y Walt
fue más o menos iniciada bajo la administración de Obama, cuando
en 2013 rechazó la intervención directa en Siria y puso énfasis en el
F

“pivote” apuntando hacia China, el nuevo y principal enemigo. Pero


Hillary Clinton, quien quería intervenir en Siria y también vérselas
PD

con Rusia, cuestionaba la estrategia de Obama.


La teoría de Chalmers Johnson, expuesta por Mohamed Hassan
en el capítulo 2 de este libro, había alcanzado una posición que tam-
bién se inspiraba en consideraciones morales. Este no es para nada
el caso de Mearsheimer y Walt. Su estrategia es fundamentalmente
cínica, lista para derramar sangre (la de otros pueblos, pero tam-
bién la de los soldados estadounidenses) con el objetivo de imponer
frente a China la supremacía del imperio.

126
Segunda parte
Las 7 cosas que sabemos (o no) sobre Donald Trump

Quien mucho abarca, poco aprieta


Sin embargo, las dos estrategias coinciden en un punto. Para for-
talecer a Estados Unidos, convendría que la reducción de su presen-
cia militar se vea acompañada por una reducción de los presupuestos
militares y que el dinero ahorrado sea invertido en las infraestructu-

ta
ras, la educación y en la investigación.
Estados Unidos ha desarrollado su economía manteniéndose al

l
margen de los conflictos extranjeros. Esta es la misma política practi-

su
cada por China desde hace tres décadas, como lo señalan Mearsheimer
y Walt. Su tesis recuerda el libro del historiador Paul Kennedy, Auge
y caída de las grandes potencias26 . Estudiando el auge y la caída de
diferentes potencias desde el 1500, este autor consideraba que el

n
poder internacional de un Estado dependía de su poder económico.
co
Una vez en la cúspide de su poder, todo imperio tiende a desinte-
grarse bajo el peso del esfuerzo económico invertido en su defensa.
Por lo tanto, la caída estaba asociada al exceso de compromiso estra-
tégico, el strategic overstretch, como lo llamaba Kennedy. Expresado
por el refrán: “Quien mucho abarca, poco aprieta”.
ra

¿Quién piensa (y qué) en el complejo industrial militar?


Finalmente, estamos en presencia de tres teorías que preten-
pa

den fortalecer a Estados Unidos:


• La teoría Chalmers Johnson: Un capitalismo sin imperialismo.
• La teoría Brzezinski: Atacar a Rusia y a China.
• La teoría Mearsheimer y Walt: Unirse a Rusia contra China.
F

La primera nos parece idealista en el mal sentido del término.


PD

Irrealista. Porque “el capitalismo trae consigo la guerra como las nu-
bes traen la tormenta”, como decía Jean Jaurès en 1914, en vísperas
de la Primera Guerra Mundial. Para dominar y repartirse el mundo,
los capitalistas tienen una necesidad absoluta de la guerra, en este
sistema es una necesidad ineludible.

26 Paul Kennedy, Naissance et Déclin des Grandes Puissances, Payot, 1988.

127
MICHEL COLLON Y GRÉGOIRE LALIEU
El mundo según Trump

La segunda teoría, efectivamente, ha encontrado grandes difi-


cultades: plantearse demasiados enemigos cuando ya no se tienen
medios, significa diluir sus esfuerzos y perder eficacia, como lo ex-
presaba el historiador Paul Kennedy.
La tercera teoría pretende, pues, adaptar los compromisos de

ta
Estados Unidos a sus capacidades actuales. Y sobre todo a aplicar me-
jor la divisa colonial: “Divide y vencerás”. ¿Tendrá la oportunidad de

l
ser aplicada?

su
Al principio parecía que sí, con la propaganda electoral de
Trump y sus primeras medidas en la Casa Blanca. Sin embargo, el
debate entre los estrategas está sesgado por los intereses del com-
plejo industrial militar. Cuando sus beneficios y sus privilegios es-

n
tán basados en los gastos militares y disponen de los mecanismos
co
para determinar la elección de los candidatos, ¿cómo los comer-
ciantes de bombarderos, de misiles y de múltiples servicios para el
ejército podrían aceptar un presupuesto militar “razonable”? ¿Y si
ocurre que el ganador no sea el candidato escogido? Harán todo lo
posible para ubicarlo en el camino que convenga.
ra

La guerra: un buen negocio


En el sistema capitalista, la guerra es un buen negocio, como
pa

cualquier otro. No, más bien es mucho mejor que los otros. De he-
cho, el que paga –el contribuyente– no tiene ningún control ni so-
bre la utilidad del producto, ni sobre el precio. Las marcas de los
armamentos le hacen pagar por lo menos dos veces más caro debi-
F

do a la situación de monopolio y al sistema de corrupción generali-


zado en este sector.
PD

Dado que los valores bursátiles de estas sociedades de arma-


mentos han doblado desde el 2014, la directora ejecutiva de Lockheed
Martin ha mostrado su satisfacción por “la inestabilidad” (en el Medio
Oriente) “y por las oportunidades para los asuntos correspondien-
tes”. Poco importa que Daesh sea un “enemigo” o un “factor estraté-
gico” para Washington. En cualquier caso, es una buena estratagema
para los accionistas.
Por cierto, vale la pena escuchar un poco el discurso de la di-
rectora ejecutiva de Lockheed Martin:
128
Segunda parte
Las 7 cosas que sabemos (o no) sobre Donald Trump

Estamos muy entusiasmados por la manera como hemos remo-


delado nuestro catálogo de productos y de competencias. Finan-
cieramente, hemos superado todas nuestras previsiones para el
2015 y obtenido niveles récords de pedidos y de ventas interna-
cionales. (...) El mes pasado, al presentar en el Senado su Informe

ta
sobre la amenaza global, James Clapper, el director del Servicio de
Información (véase más arriba) dijo que “la inestabilidad imprevisi-

l
ble” se había transformado en una nueva norma en lo que se refiere a

su
las amenazas alrededor del planeta, una tendencia que va a persistir
en el futuro previsible. El extremismo violento continúa extendién-
dose. El ascenso sin precedentes de ISIS, de Boko Haram y de otros
grupos militantes no parece menguar. Los ataques terroristas con-

n
tinúan produciéndose con una frecuencia alarmante en Europa, en
Asia y en África.27
co
En resumen, para estos accionistas es ¡viva el terrorismo!

Diferencias entre Clinton y Trump


ra

Clinton había prometido continuar con la misma política que


favorecía a los sectores vinculados a la guerra. Como Bush, pensa-
ba que el botín capturado en los países conquistados permitiría la
pa

revitalización de la economía estadounidense. También creía que


era necesario debilitar, a la vez y activamente, tanto a Rusia como a
China, para que Estados Unidos pudiera recolonizar aquellas zonas
que comercializaban con estas potencias rivales.
F

Trump se apoyaba en otros análisis, según los cuales la exten-


sión del imperio estadounidense cuesta demasiado cara, ya que un
PD

intervencionismo sistemático multiplica las resistencias y todo eso


perjudica la economía, privando a las multinacionales estadouni-
denses del apoyo necesario para su competitividad. Ciertamente,
Trump había prometido aumentar los presupuestos militares, pero

27 Marillyn Hewson, "Remarks on 2016". En Media Day, recuperado de lock-


heedmartin.com/us/news/speeches. (Versión de los autores/traductores).

129
MICHEL COLLON Y GRÉGOIRE LALIEU
El mundo según Trump

eso también puede interpretarse como una voluntad de engatusar a


los comerciantes de armas y al Pentágono para que se le permitiera
acceder a la presidencia. Este dilema de Trump no puede dirimirse
basándose en los primeros meses de su presidencia. ¡Lo seguiremos!
Gastar lo máximo posible en el ejército está en contradicción

ta
con las grandes promesas de reactivar la economía estadounidense
al interior del país. Salvo que Trump haya decidido en su fuero inter-

l
no que esa recuperación se hará masacrando los salarios y las condi-

su
ciones de trabajo de la mano de obra estadounidense. Retomaremos
este tema. De cualquier manera, una cosa es segura: Trump no podrá
satisfacer a todos sus electores ni a todos sus patrocinadores. Se
anuncia un despertar muy brusco.

n
El presidente es un empleado
co
Cuando en el 2008 Obama llegó a la presidencia, publicamos un
análisis bajo el título “¿Cuál será mañana la política internacional de
Estados Unidos?”, previendo que el nuevo presidente promarketing
empaquetaría sus guerras mucho mejor de lo que lo hizo el cowboy
ra

Bush. Anunciamos que las guerras no serían menos numerosas


sino mejor disimuladas. Guerras indirectas, al estilo de Brzezinski.
Así es como ocurrió y efectivamente no era difícil preverlo. Pero ni
pa

Bush ni Obama pudieron impedir que se cuestione cada vez más la


dominación de Estados Unidos. En aquel artículo, escribimos que
el presidente de Estados Unidos no es tan poderoso como se piensa
y que de hecho es un empleado. El empleado de las multinacionales
F

dominantes. El verdadero poder no está en la Casa Blanca.


Lo mismo le ocurre a Trump. Puesto que hay fuerzas por encima
PD

de él, nuestros análisis deben interesarse en evaluar correctamente


el peso y los métodos de ese famoso complejo industrial militar. ¿Se
aplicará la estrategia Mearsheimer y Walt, o más bien, Trump entra-
rá completamente en las filas de la estrategia militarista tradicional?

Toda esa pasta


Deben analizarse bien dos cosas. Primero, los medios financie-
ros de los comerciantes de guerra son enormes. Segundo, un orga-
nismo como la CIA trabaja de forma encubierta desde hace muchos
130
Segunda parte
Las 7 cosas que sabemos (o no) sobre Donald Trump

años con potencias corruptoras como Arabia Saudita y Qatar, cu-


yos activos, robados a sus pueblos, están depositados en los grandes
bancos occidentales, que de hecho las controlan.
Juntos organizan guerras disimuladas al público. Juntos consti-
tuyen, arman y entrenan a tropas no oficiales, como esos grupos terro-

ta
ristas calificados de islamistas o ejércitos privados como Blackwater.
Obligatoriamente, esa gente se encuentra ante montañas de dinero

l
secreto, pasa mucha pasta entre sus manos y, además, ¿cómo renun-

su
ciaría a las comisiones tan buenas de este tipo de tráfico, que les ge-
nera riquezas y poderes?
Trump está confrontado a un “Estado profundo” que no con-
siste en una gran conspiración judía o satánica u otras fantasías

n
“conspiracionistas”. Simplemente es la realidad de un sistema eco-
co
nómico que acumula enormes fortunas. Un proceso que se ve refor-
zado por un sistema militar y de espionaje corrupto, que trabaja a
espaldas de la gente honesta y de los trabajadores que producen y
crean lo necesario alrededor de todo el planeta. Por esa razón, las re-
friegas se vuelven feroces en el establishment a partir del momento
ra

en que un agitador proyecta modificar las estrategias habituales.

¿La línea de Clinton contra la de Trump?


pa

Este conflicto, que reviste una gran importancia, ha sido des-


crito por el periodista Glenn Greenwald (quien publicó las prime-
ras revelaciones de Edward Snowden). He aquí su opinión sobre las
contradicciones entre las dos líneas en Estados Unidos durante la
F

campaña electoral:
PD

Hillary Clinton le reprochaba a Obama el no haber ido más lejos,


porque ella quería imponer una zona de exclusión aérea en Siria
y enfrentarse a los rusos. Donald Trump pensaba exactamente lo
contrario. Dijo que le importaba un rábano quién dirigiera Siria,
que deberíamos dejarles a los rusos la tarea de eliminar a Daesh, Al
Qaeda y otros grupos en ese país, e incluso ayudarles si hiciera fal-
ta. El programa que defendía Trump era la antítesis misma de lo
que quería la CIA. Clinton respondía exactamente a los deseos de
la CIA, de ahí se explica que le mostrase tal adhesión. Por lo tanto,
131
MICHEL COLLON Y GRÉGOIRE LALIEU
El mundo según Trump

durante todos los meses que duró la campaña electoral, la CIA in-
tentó socavar la candidatura de Trump. Desde su victoria, la CIA
intenta perjudicarle, no solo mediante filtraciones de información
en los medios de comunicación, sino que también se dedica acti-
vamente a desestabilizarlo. Se dice que no le han transmitido cier-

ta
tas informaciones, y que no debería tenerlas dado que no se puede
confiar en él. La CIA se otorga el poder de promulgar políticas.28

l
su
No es precisamente que Greenwald adore a Trump:

Pienso que la presidencia de Trump es extremadamente peligro-


sa. Por poco que uno esté informado, no faltan las razones para

n
pensarlo. Quieren destruir el medio ambiente. Quieren eliminar
co
la malla de seguridad. Quieren darles más recursos a los millona-
rios. Quieren adoptar políticas sectarias hacia los musulmanes, los
inmigrantes y muchos grupos más. Es importante oponerles re-
sistencia. (...) Pero lo que hace el partido demócrata es ponerse del
lado de una fracción mucho peor que Donald Trump, es decir, del
ra

Estado profundo y la CIA, que han cometido tantas atrocidades, al


invitarlos prácticamente a fomentar un golpe de Estado suave, im-
pidiendo que el presidente electo ponga en práctica sus políticas.29
pa

En realidad, el Estado profundo no es “peor” que Trump, sino


que son dos categorías diferentes. Trump combate en el terreno
aparente, mientras que el Estado profundo constituye una red de
F

influencias mucho más arraigadas y en relación directa con las de-


mandas del mundo de los negocios: económicas, políticas, ideológi-
PD

cas y culturales. Mientras que Trump practica el sufragio universal,


el Estado profundo practica el sufragio censitario: está constituido

28 Glenn Greenwald, “Empowering the ‘Deep State’ to undermine


Trump is Prescription for Destroying Democracy”, entrevista por Amy
Goodman, traducida por Mondialisation.ca, 27 de febrero de 2017.

29 Idem.

132
Segunda parte
Las 7 cosas que sabemos (o no) sobre Donald Trump

por los grandes accionistas cuyo voto es decisivo en los consejos de


administración de las grandes multinacionales, las grandes bancas
y los grandes medios de comunicación. Sus votos son los más de-
cisivos ya que toman las decisiones esenciales. Y eso no cambiará
hasta que las masas no se apoderen de esos asuntos tan importantes.

ta
Retomaremos el tema más adelante.

l
La batalla continuará en el seno mismo de la administración de

su
Trump
La presidencia de Trump, ¿denota una pausa en las contradiccio-
nes de los dos bloques? No. Las contradicciones son tan profundas que
la batalla continuará y perdurará durante todo el período presidencial.

n
Puede conducir a la transformación o a la formación de nuevos bloques.
co
Desde el 28 de enero de 2017, Donald Trump ha intentado revo-
lucionar la organización misma del poder en Estados Unidos30. Los
grandes medios de comunicación, llamados de masas, no han habla-
do de ello. Creado en 1947, el Consejo de Seguridad Nacional es desde
entonces el órgano más importante para definir la política interna-
ra

cional y general de Estados Unidos. A menudo es más importante que


el Ministerio de Asuntos Exteriores. Por ejemplo, bajo la administra-
ción de Carter, Brzezinski no estaba en Asuntos Exteriores, sino que
pa

dirigía ese famoso Consejo. En su creación estaba constituido por


el presidente de Estados Unidos, el jefe del Estado Mayor Conjunto
(nombrado por el presidente) y la CIA (que acababa de nacer).
¿Qué ha intentado Trump? Simplemente echar a la CIA. Solo de-
F

bería estar representada eventualmente por el jefe de los diferentes


servicios de información. En su lugar, Trump integró a su consejero
PD

estratégico Steve Bannon. Pero el 4 de abril, también discretamente,


supimos que Bannon había sido apartado del Consejo de Seguridad
Nacional.

30 “Presidential Memorandum: Organization of the National Security


Council and the Homeland Security Council, by Donald Trump”,
Voltaire Network, 28 de enero de 2017.

133
MICHEL COLLON Y GRÉGOIRE LALIEU
El mundo según Trump

Del mismo modo, en febrero de 2017, las presiones de los servicios


de información habían obligado a Trump a retirar a su consejero de
seguridad, Michael Flynn, quien defendía una distensión con Rusia.
Al principio, estos ataques contra la política extranjera de Trump
estaban dirigidos por el complejo industrial militar, que temía una

ta
disminución de los presupuestos militares. Es necesario saber que
en Estados Unidos ese presupuesto militar está distribuido, o más

l
bien disimulado, entre diversos presupuestos, más numerosos que

su
los del presupuesto oficial.

Pelea doméstica
Cuando la élite de una gran potencia imperial se divide y se pelea,

n
¿es algo bueno o malo? Las dos cosas. Por un lado, es peligroso porque
co
significa que esta élite ya no encuentra soluciones para sus problemas
y puede recurrir a métodos más agresivos para mantener su dominio
y sus beneficios. Por otro lado, es algo bueno. Dado que esas fracciones
que se llevan una lucha feroz para controlar el Estado, estarán obli-
gadas a buscar el apoyo del pueblo para que la correlación de fuerzas
ra

cambie a su favor. Y para movilizar al pueblo, hay que hablar contra la


élite, o más exactamente, contra la otra fracción de esa élite.
Esta pelea doméstica puede dar lugar a interesantes confesio-
pa

nes para el público. Es por ello que Trump, que era el outsider, se ha
visto obligado a arrojar revelaciones sobre el establishment.
Al dividirse, la élite desacredita ella misma la versión oficial,
ofreciendo así nuevos argumentos para la movilización de la pro-
F

testa. Fue de esa manera como, a partir de 1968, al comprender una


parte de la élite estadounidense que Estados Unidos no podría ga-
PD

nar la guerra en Vietnam, algunos de los más importantes medios


de comunicación publicaron revelaciones sobre las atrocidades de
aquella guerra. Entonces sacaron a la luz sus terribles consecuen-
cias para la población vietnamita, pero también para los soldados es-
tadounidenses. Eso ayudó a acelerar el movimiento contra la guerra
y a cumplir su objetivo. Del mismo modo, en el 2003, la Francia de
Chirac se opuso a la guerra de Bush contra Irak, ayudando a la opi-
nión europea a comprender que aquella guerra no era por los dere-
chos humanos sino por el petróleo. Entonces millones de personas
134
Segunda parte
Las 7 cosas que sabemos (o no) sobre Donald Trump

salieron a protestar en las calles. Debido a la cobardía de los otros


dirigentes europeos, la guerra no pudo detenerse, pero un público
más amplio percibió la codicia del imperialismo estadounidense.
Ahora que Trump ha contradicho de manera estruendosa la lí-
nea oficial de Estados Unidos, esto tendrá un impacto duradero en la

ta
opinión estadounidense, y eso incluso si él termina rindiéndose,
puesto que esos conflictos de interés entre bloques persistirán y las

l
protestas quizás encuentren portavoces más válidos que un millo-

su
nario egocéntrico, mentiroso y racista.

Una gran capacidad de recuperación


Trump no era el candidato previsto por el establishment. Bueno,

n
mejor maticemos. Ya que este establishment no está necesariamen-
co
te unido, sobre todo en un período de crisis y declive. Algunos de-
bieron pensar que había llegado la hora de un pequeño lifting, de
renovar la fachada después de esos ocho años de Obama tan decep-
cionantes para la población.
En la época del fascismo italiano, el teórico revolucionario Antonio
ra

Gramsci había explicado bien las extraordinarias capacidades de


adaptación de la élite burguesa:
pa

La clase dirigente tradicional, que dispone de un numeroso y en-


trenado personal, cambia de hombres y de programas, y recupera
el control que se le estaba escapando con mucha más rapidez que
las clases subalternas; si hace falta hará sacrificios, se expondrá a
F

un futuro obscuro cargado de promesas demagógicas, pero man-


tiene el poder, lo refuerza por el momento y lo utiliza para aplastar
PD

al adversario.31

31 Antonio Gramsci, “Observaciones sobre algunos aspectos de la es-


tructura de los partidos políticos en períodos de crisis orgánica” (Q13,
§23), en Cuadernos de la Cárcel, Tomo 5, México, Ediciones Era, 1999, pp.
59-60. [“La classe dirigeante traditionnelle, qui a un personnel nom-
breux et entraîné, change d’hommes et de programmes, et récupère

135
MICHEL COLLON Y GRÉGOIRE LALIEU
El mundo según Trump

Para la élite, la crisis es una prueba, pero también una forma de


adaptarse mejor. No cambiar nada de la esencia de su dominación,
pero variar los métodos y el estilo. Cambiar al personal político
cuesta poco, permite ganar tiempo creando una nueva esperanza
de cambio, y logra así la neutralización de las resistencias.

ta
5. ¿Trump, un aliado de los trabajadores?

l
Tanto en Europa como en Estados Unidos, en su mayoría la iz-

su
quierda era fan de Clinton. Por el contrario, entre quienes eran cons-
cientes de la impostura neoliberal y belicista de Clinton, algunos
han tomado una dirección tan opuesta, ¡que han visto en Trump a
un perfecto aliado de los trabajadores! Es así como un analista fran-

n
cés que se autodefine marxista elaboró este análisis:
co
Esencialmente, hay dos campos que se confrontan, (...) vivimos en
un período de lucha intensa entre, por un lado, la alianza del poder
de la globalización y el estrato de la burguesía comercial y, por el
otro lado, la alianza de la burguesía nacional, los agricultores, los
ra

artesanos e indispensablemente el proletariado nacional.32

Según este autor, actualmente la clase de los millonarios esta-


pa

ría dividida en dos, en Estados Unidos y, sin duda alguna, también


en Francia:
F

le contrôle qui était en train de lui échapper avec plus de célérité que ne
peuvent le faire les classes subalternes; elle fera s’il le faut des sacrifi-
PD

ces, elle s’exposera à un avenir obscur chargé de promesses démagogi-


ques, mais elle maintient le pouvoir, le renforce pour le moment et s’en
sert pour écraser l’adversaire.” “Observations sur quelques aspects
de la structure des partis politiques dans les périodes de crise organi-
que”, Cahiers de prison, marxists. org/français/gramsci/works/1932)].

32 Alexandre Moumbaris, “Les élections étasuniennes nous ont inter-


pellés avec une très grande intensité”, Éditorial Dossier BIP n.° 186, 5
de febrero de 2017.

136
Segunda parte
Las 7 cosas que sabemos (o no) sobre Donald Trump

Quienes se benefician de la globalización y quienes la sufren. Por


un lado, están las transnacionales extranjeras e incluso las em-
presas nacionales más o menos deslocalizadas, que rematan en
el mercado interior los productos fabricados en el extranjero en
condiciones de producción más lucrativas, gracias a una mano de

ta
obra barata y a la ausencia de reglamentación; (...) por el otro lado,
la burguesía y la pequeña burguesía comerciante, los agricultores,

l
los artesanos y los trabajadores, quienes a su vez no pueden com-

su
petir ante precios tan bajos.33

De manera que el combate ya no sería “los trabajadores contra el


1% del gran capital”, sino que se llamaría a los trabajadores a apoyar

n
la fracción llamada “nacional” de ese 1%. El nuevo criterio decisivo se-
co
ría: quién fabrica en el extranjero y quién fabrica en el propio país. El
proteccionismo llegaría a ser la clave del progreso. Estábamos acos-
tumbrados a escuchar este tipo de análisis más bien en la extrema
derecha, pero he aquí que se nos han presentado bajo conceptos apa-
rentemente marxistas, en términos de clases sociales.
ra

El proteccionismo, una falsa solución


Esta ilusión del proteccionismo, Henri Houben la refutó en el ca-
pa

pítulo 1 de este libro. Suponiendo que hoy día pueda llevarse a cabo, el
proteccionismo (imponiendo impuestos a la importación) no prote-
gería para nada a los trabajadores de los efectos de la competencia en-
tre las grandes compañías en el mismo seno de cada país. La batalla
F

de Peugeot contra Renault haría tantas víctimas como la batalla de


Peugeot contra Toyota. Es a la explotación a la que hay que apuntar,
PD

y no solo a la globalización que solo representa uno de sus métodos.


La tesis de un capitalismo estadounidense que renunciaría a la
globalización y a las deslocalizaciones no se sostiene. No es un presi-
dente de Estados Unidos, por muy voluntarioso que se muestre, quien
cambiará las reglas de la economía capitalista. Si algunas marcas

33 Idem.

137
MICHEL COLLON Y GRÉGOIRE LALIEU
El mundo según Trump

estadounidenses fueron deslocalizadas a partir de los años 60, y si


luego aquel proceso se extendió a otros sectores y a Europa, pues bien,
aquellas marcas no hacían más que aplicar unas reglas económicas,
que en este sistema se imponen a todas las empresas lo quieran o no
(por esta razón hay que combatir un sistema y no a los individuos).

ta
Para dichas marcas, aquella estrategia era el único medio para
hacer frente a las empresas japonesas que utilizaban métodos de

l
explotación más científicos, un financiamiento de mayor rendi-

su
miento y una estrategia estatal global para conquistar los mercados
(ver capítulo 1). Para las multinacionales estadounidenses, era esto
o morir. La idea de que ahora pudieran renunciar a esas políticas
solo por los bonitos ojos de Trump, es inverosímil para la economía.

n
Otro autor que se reclama del marxismo, James Petras, ha
co
llegado hasta pretender que Trump fortalecería a los trabajadores
frente al capital: “El uso masivo de mano de obra inmigrante sirvió
para debilitar los salarios de los trabajadores estadounidenses, sus
derechos sociales y la estabilidad del empleo. Esto fue establecido
primero en la industria de los envases alimentarios, luego en el tex-
ra

til, las aves de corral y la construcción”. Hasta aquí, nada que obje-
tar, el diagnóstico es correcto. Pero luego lo estropea.
pa

La propuesta de Trump consiste en limitar la inmigración para


permitirle a los trabajadores estadounidenses cambiar la correla-
ción de fuerzas entre el capital y el trabajo, pero también fortalecer
el poder de las organizaciones de los trabajadores para la negocia-
F

ción de salarios, condiciones de trabajo y ventajas.34


PD

Deseos y realidades
Entonces, se nos viene a decir que un multimillonario cuya fortu-
na fue adquirida explotando a los trabajadores, ¡de repente va a ayudar
a esos mismos trabajadores obligando a las empresas estadounidenses

34 James Petras, “President Trump: Nationalist Capitalism, an Alter-


native to Globalization”, Global Research, 28 de enero de 2017.

138
Segunda parte
Las 7 cosas que sabemos (o no) sobre Donald Trump

a aumentar masivamente los salarios! ¿No es esto tomar los deseos


por realidades? Imaginemos un instante que lo hagan, ¿qué ocurrirá?
Pues bien, en pocos años perderán sus partes en el mercado y desapa-
recerán, a no ser que vuelvan a sus antiguos métodos.
De todas maneras, si Trump quiere guardar de la globalización

ta
lo que le interesa y apartar el resto, ¿cómo imaginar que sus “socios”
(comenzando por China) lo aceptarán? Las importaciones que fre-

l
nará serán compensadas por las exportaciones que perderá.

su
Aun suponiendo que, por un tiempo, Trump lograra poner-
le algún freno a la globalización y desarrollar importantes obras,
eso podría relanzar un poco la economía estadounidense y quizás
aliviar temporalmente a los trabajadores, pero las contradicciones

n
solo serían pospuestas. Un capitalismo que se desarrollase –supo-
co
niendo que sea posible– aislado al interior de sus fronteras, igual-
mente seguiría el proceso típicamente capitalista: concentración
del capital, eliminación de las empresas más frágiles, disminución
de la mano de obra y sobrexplotación de los que queden.
Temo que los nuevos fans de izquierda de Donald Trump hayan
ra

caído en la muy peligrosa ilusión del electoralismo. Para que lo eli-


gieran, Trump hizo una serie de bellas promesas, que comprometen
solo a quienes se las creen. Así es el juego de las elecciones desde
pa

hace bastante tiempo, ¿no? En marzo de 2006, el periodista colom-


biano Hernando Calvo Ospina entrevistaba a Danielle Mitterrand,
la viuda del antiguo presidente socialista francés. Cuando le pre-
guntó si creía que sociedades como Estados Unidos y Francia eran
F

democráticas, ella respondió con lucidez: “En Francia, elegimos y los


electos hacen leyes que nunca habían propuesto y que nunca había-
PD

mos pedido. ¿Es democracia cuando después de haber votado no te-


nemos la posibilidad de ejercer ninguna influencia en los electos?”35.
Exacto. Los electos no obedecen a los electores, sino al 1%.

35 Danielle Mitterrand, “La démocratie n’existe ni aux USA, ni en France”,


Investig’Action.net, 29 de marzo de 2006. (Danielle Mitterrand: “No
creo que exista democracia, ni en Estados Unidos ni en Francia”).

139
MICHEL COLLON Y GRÉGOIRE LALIEU
El mundo según Trump

El gobierno más rico de la Historia de Estados Unidos


El gobierno de Trump es el más rico en la historia de Estados
Unidos, ¡vale 13,7 millones de dólares! Cincuenta y cinco veces más
que el gobierno de George W. Bush. Prácticamente la mayoría de
sus miembros forman parte del 1%: directores ejecutivos, grandes

ta
banqueros e incluso algunos multimillonarios, es decir, ¡el 0,001%! El
mismo Trump le debe su fortuna a los bancos. Fueron los que lo res-

l
cataron y salvaron de la quiebra después de sus malas inversiones

su
en la inmobiliaria que no habían encontrado interesados. En lo que
respecta a sus ministros y adjuntos...
En el Departamento del Tesoro, Trump colocó a Goldman Sachs:
Steven Mnuchin trabajó diecisiete años en ese vergonzoso banco de

n
especuladores y será el encargado de ofrecer todavía más regalos a los
co
bancos. En el Departamento de Estado, Trump colocó a la ExxonMobil:
su exconsejero delegado, Rex Tillerson, será el encargado de saquear
cada vez mejor el petróleo de los países del Sur. En el Ministerio de
Trabajo, Trump había nombrado al patrón de una cadena de comida
rápida, Andrew Puzder, quien se opuso rotundamente al aumento del
ra

salario mínimo de 7,25 a 9 dólares (finalmente se retiró tras unas reve-


laciones sobre su vida privada). En el Ministerio de la Guerra, Trump
nombró a James Mattis, quien desde su jubilación había entrado al
pa

consejo de administración de la General Dynamics. Esta empresa ha


fabricado la gran mayoría de los aviones estadounidenses que bom-
bardean en diferentes partes del mundo y hoy sigue siendo la quinta
empresa mundial de armamentos. En el Departamento de Comercio,
F

Trump nombró al banco Rotschild en la persona de Wilbur Ross, su


exgestor de fondos. Este edificó su fortuna adquiriendo empresas en
PD

crisis, destruyendo sus empleos y revendiéndolas con muchos be-


neficios. En el Departamento de Educación, Trump nombró a Betsy
DeVos, ligada al conglomerado de empresas Amway. En la Agencia de
Pequeñas Empresas, Trump nombró a Linda McMahon, casada con
el multimillonario propietario de WWE. Para dirigir la comisión de
bolsas y valores (teóricamente encargada de regular los mercados fi-
nancieros), Trump nombró a Walter Clayton, abogado que ha trabaja-
do esencialmente para... los grandes bancos Goldman Sachs, Lehman
Brothers y JPMorgan; su mujer todavía trabaja en Goldman Sachs.
140
Segunda parte
Las 7 cosas que sabemos (o no) sobre Donald Trump

Como asesor principal para la economía, Trump nombró al multi-


millonario Gary Cohn, exsegundo de a bordo en el banco... Goldman
Sachs. Como puede verse, el candidato antiestablishment constituyó
un gobierno de millonarios y superbanqueros.
¿Y se nos viene a decir que este gobierno de millonarios ayudará

ta
a los obreros de Estados Unidos para cambiar la correlación de fuer-
zas contra el Capital? No, sino que utilizará directamente el aparato

l
del Estado para ofrecer todavía más regalos a su clase de los super

su
ricos. America Great Again, significa “Beneficios great again”. Hay que
decirle claramente a James Petras y a todos los que caen en la tenta-
ción de pensar como él, que de tal palo tal astilla y que los millona-
rios no se vuelven sindicalistas.

n
co
Trump avanza hacia un callejón sin salida
Desde febrero de 2017, el analista ruso de izquierda, Boris Kagar-
litsky, explica que a Trump le será imposible cumplir con sus prome-
sas electorales:
ra

Los intentos de equilibrar el presupuesto mediante impuestos a


la importación, a su vez reduciendo impuestos para estimular la
producción pero sin reducir los beneficios de las grandes compa-
pa

ñías; y de aumentar los salarios de los trabajadores pero sin afectar


a los intereses del empresariado; todo esto llevará tarde o tempra-
no a las políticas del presidente de Estados Unidos a un callejón sin
salida. Será imposible salir de él sin elegir uno de los campos. Las
F

contradicciones solo empeorarán cuando el gobierno se vea obli-


gado a tomar decisiones en materia de política extranjera, provo-
PD

cando crisis y discrepancias en la administración.36

Es un hecho. Las contradicciones surgidas en la política de


Trump reflejan las contradicciones entre las diferentes clases en

36 Boris Kagarlitsky, “Trump and the contradictions of capitalism”,


Counterpunch.org, 21 de febrero de 2017.

141
MICHEL COLLON Y GRÉGOIRE LALIEU
El mundo según Trump

las que buscó apoyo. Si analizamos correctamente, su propaganda


recuperó una serie de temas de la izquierda que refieren a los tra-
bajadores contra el sistema. Trump sintió la rabia de los de abajo.
Pero no tiene ni los medios ni la intención de servirles. Él también es
un hombre del establishment, un multimillonario que hizo fortuna

ta
contra la gente de abajo, y su gobierno es similar. Todos los que lo
apoyaron necesitan protección, pero solo se la concederá a los pode-

l
rosos. Trump avanza hacia un callejón sin salida, por eso deberá sa-

su
crificar la mayor parte de sus seguidores. Y en ese momento puede
ocurrir una revuelta, que deberá ser preparada.

Al estimular el racismo, divide y debilita a los trabajadores

n
Ni Obama ni Clinton ayudaron a los trabajadores estadouni-
co
denses, pero con Trump será peor. Al estimular el racismo, al suble-
var a los trabajadores blancos contra los trabajadores mexicanos y
musulmanes, al atribuir los problemas del capitalismo al “peligroso
extranjero” y no al propio capitalismo; Trump debilita el conjunto
de la clase obrera de Estados Unidos. Una clase obrera en la que cada
ra

uno tiene miedo de su hermano de clase, no será capaz de obtener


aumentos de salarios, derechos sindicales, ni la seguridad social.
Tenga en cuenta la Historia, ya que ¿cuándo la élite burguesa
pa

se vio obligada a mejorar los salarios y las condiciones de vida de los


trabajadores? Únicamente después de importantes luchas obreras.
Fue estando unidos, siendo inmigrantes o no, cuando los trabajado-
res pudieron obtener concesiones, algunas veces importantes; por
F

ejemplo, después de la Segunda Guerra Mundial. Sembrar ilusio-


nes sobre el “buen” capitalismo que haría regalos, es desviarse de la
PD

única manera de obtener algo: fortalecer la lucha autónoma de los


trabajadores.
¿De dónde proviene este error cometido por algunas perso-
nas de izquierda, que piensan poder apoyar al nuevo presidente?
Olvidan la distinción, que indicamos al comienzo de este texto, en-
tre cuatro cosas muy diferentes: 1. Lo que piensa Trump. 2. Lo que
dijo para ser electo. 3. Lo que piensan en su administración. 4. Lo
que el establishment le empujará a hacer.

142
Segunda parte
Las 7 cosas que sabemos (o no) sobre Donald Trump

Como lo hemos dicho al comienzo, con la aversión de la gente


por los políticos tradicionales, los listillos comprendieron que para
ser elegidos, de ahora en adelante hay que adoptar un discurso an-
tiélite. Pero el verdadero programa de Trump es servir a la élite esta-
dounidense. Con una estrategia diferente a la de Obama y Clinton en

ta
algunos puntos, pero todavía se trata de defender al 1%. Sin embar-
go, para obtener el apoyo de los de abajo, Trump debía presentarse

l
como el héroe de la gente corriente, el que iba a salvarla.

su
Pero haciendo esto, tiene un problema: tarde o temprano los va
a decepcionar. Le será imposible mantener sus promesas: ningún
mago puede a un mismo tiempo defender al 1% (aumentando sus
beneficios) y defender al 90% (disminuyendo la explotación, y con

n
ella, los beneficios). Para desviar la atención de ese fracaso anuncia-
co
do, entonces Trump debía buscar unos chivos expiatorios. Escogió
a los mexicanos y los musulmanes: dos de los grupos más explota-
dos de la clase trabajadora.

¿Apoyar a Trump?
ra

Los que aconsejan a los trabajadores que apoyen a Trump, con-


funden dos cosas muy diferentes. Por una parte, cuando el adversa-
rio se divide y las dos fracciones se combaten con rabia, es legítimo e
pa

inteligente que los trabajadores se aprovechen de esas contradiccio-


nes entre sus enemigos. Hay que aprovecharse del hecho de que se
debiliten mutuamente. Y apropiarse de los pedazos de verdad que
se lanzan entre sí para reflexionar sobre las vilezas de esas élites.
F

Por otra parte, de esta pelea doméstica se puede concluir que


poner a los trabajadores y los estratos populares a remolque de al-
PD

gunos millonarios contra otros millonarios, significa claudicar y


privarse del porvenir. En los países nórdicos, a los millonarios solo
es posible mandarlos a la jubilación.
Pero entonces, se corre el riesgo de encontrar una resistencia
desesperada. Y es ahí cuando entra en escena la guerra, como un
formidable medio para dividir a quienes podrían combatirle.
Acabamos de ver que en el plano social, Trump no será un alia-
do de los trabajadores. Y con él en la Casa Blanca, ¿estarán más o
menos seguras las otras naciones?
143
MICHEL COLLON Y GRÉGOIRE LALIEU
El mundo según Trump

6. ¿Más o menos guerras?


¿Cuáles son los criterios que desencadenan una guerra? En el
2000, Donald Trump formula su punto de vista:

Mis reglas para comprometerme son muy sencillas. Si debemos

ta
intervenir en un conflicto, será mejor que este constituya una
amenaza directa para nuestros intereses; la definición “direc-

l
ta” estriba en que la mayoría de los estadounidenses sepa en qué

su
parte del planeta se encuentra ese punto crítico y comprenda rá-
pidamente por qué estamos implicados. La amenaza debería ser
tan directa, que nuestros dirigentes, incluido nuestro presidente,
deberían poder presentar el caso de manera clara y concisa (...).

n
Además, no debemos implicarnos en un conflicto de larga dura-
co
ción por razones humanitarias. Si ese fuese nuestro criterio, en-
tonces deberíamos tener tropas en todo el continente africano e
igualmente en gran parte de Asia.37

Dos criterios para intervenir según Trump: 1. Una amenaza


ra

directa a los intereses de Estados Unidos (en realidad, son ellos la


amenaza, pero dejémoslo así). 2. La comprensión del público. Una
buena “comunicación” es indispensable. Y de paso, esta interesante
pa

confesión: lo humanitario nunca fue el objetivo de todas esas gue-


rras económicas y estratégicas. Con base en ello, ¿podemos delimi-
tar cuáles eran al comienzo las intenciones del nuevo presidente y
lo que va a ocurrir?
F

¿Cuánto valen esas promesas?


PD

Durante su campaña, Trump sedujo a una gran parte del elec-


torado criticando las intervenciones realizadas en Irak, Yugoslavia,
Libia y en Siria; prometiendo menos guerras. También prometió
renunciar a la estrategia del Regime change para deshacerse de los
gobiernos molestos. Pero, ¿cuánto valen esas promesas?

37 Donald Trump, The America we Deserve, 2000, pp. 141-142.

144
Segunda parte
Las 7 cosas que sabemos (o no) sobre Donald Trump

Primero, hay que recordar que todos los presidentes de Estados


Unidos siempre hicieron ese tipo de promesas durante sus campa-
ñas electorales. Y que una vez en el poder, todos renegaron de ellas.
El ejemplo más hermoso: George W. Bush, ¡criticando a su predece-
sor Bill Clinton y prometiendo menos guerras!

ta
Segundo, hay una suerte de contradicción. Trump dijo que ya no
pondrán en práctica el Regime change, pero que intervendría mili-

l
tarmente si los intereses de Estados Unidos estuviesen amenazados.

su
Entonces, ¿para qué sirve una guerra si no es para cambiar un régi-
men molesto y sustituirlo por otro más dócil? La guerra es la conti-
nuación de la política por otros medios.
Entonces ahora debemos responder a esta pregunta: ¿Quién

n
decide una guerra, el presidente o las principales multinacionales?
co
Esta pregunta no está restringida a Siria, Ucrania o Corea, sino que
detrás de esos conflictos regionales se perfila la posibilidad de un
enfrentamiento mayor. ¿Con China? ¿Con Rusia? ¿Con ambos?

China ha creado una situación completamente nueva


ra

Trump fue muy hábil al jugar con las contradicciones del siste-
ma para ganar las elecciones. Pero ahora que es presidente, ¿tiene
alguna posibilidad para resolver las contradicciones de ese siste-
pa

ma? Ninguna. Tomemos el ejemplo de China, que es la gran ame-


naza según todos los estrategas estadounidenses. Es claramente
su enemigo principal. Sin embargo, ninguna de las estrategias em-
pleadas por los anteriores presidentes logró frenar el ascenso de
F

China. Este país logró transformar radicalmente las correlaciones


de fuerza mundiales. Creó una situación completamente nueva que
PD

incomoda muchísimo a Washington:


1. China se ha transformado en el principal socio económico de
América Latina, África, Asia y Oceanía. Y es el aliado privilegiado
de numerosos países en desarrollo. Esto es lo que ha debilitado la
posición de Estados Unidos en el mundo, así como su control de los
recursos.
2. Contrariamente a Nixon, quien opuso hábilmente a China
contra Rusia, la agresividad de Obama y de Clinton empujó a Moscú

145
MICHEL COLLON Y GRÉGOIRE LALIEU
El mundo según Trump

a abrazarse con Pekín. China y Rusia han desarrollado una alianza


económica, política y militar que ha fortalecido la autonomía de Asia.
3. La intervención de Rusia en Siria (junto a Hezbolá e Irán)
le propinó a Estados Unidos una importante derrota. Impidió su
Regime change, que se apoyaba en las fuerzas terroristas para de-

ta
rrocar a Assad.

l
La imposible guerra contra China

su
La recesión económica de Estados Unidos, la aparición de un
mundo multipolar, la alteración de las alianzas regionales, todo eso
es lo que ha forzado a Washington a la búsqueda de nuevas estrate-
gias. Para mantener su dominación mundial, Estados Unidos de-

n
bería enfrentar frontalmente a China. Pero cada vez es más difícil.
¿Por qué?
co
Primero, por razones económicas. Trump prometió frenar las
importaciones con el propósito de relanzar la industria “producti-
va” de Estados Unidos. Pero este aislacionismo es completamente
imposible. En primer lugar, hace mucho tiempo que la industria
ra

productiva abandonó Estados Unidos, con excepción del arma-


mento, la farmacia y en parte las agroempresas. Sin duda alguna,
también existe el polo informático de la Silicon Valley, pero ¿dónde
pa

se fabrican todos sus componentes? En China. ¡Hasta las compu-


tadoras y otros componentes de la industria militar se fabrican en
China! ¿Cómo hacerle la guerra a China con sus productos?
Imaginemos por un instante que las multinacionales estadou-
F

nidenses abandonasen China para producir en Estados Unidos, o


para instalarse en otro país, digamos que en Vietnam. ¿Qué pasa-
PD

ría? Suponiendo que China lo permitiera, semejante transforma-


ción tomaría muchísimos años en ponerse en práctica. La economía
estadounidense estaría muerta. De modo que Estados Unidos no
puede irse de China y tampoco puede hacerle la guerra (si a pesar
de todo la hiciera, el mundo entero saltaría por los aires y con él
Estados Unidos).

146
Segunda parte
Las 7 cosas que sabemos (o no) sobre Donald Trump

La analista Badia Benjelloun ha explicado bien este dilema:

En Estados Unidos solo el complejo agroindustrial podría repre-


sentar un contrapeso productivo. Es ampliamente insuficiente
para satisfacer una política “trumpiana”. De modo que el interme-

ta
dio de Trump se terminará y regresaremos al punto de partida. El
imperio necesita guerras y tensiones. No demasiadas para no caer

l
en la guerra mundial pero sí las necesarias para agotar a los demás

su
países y enriquecer al complejo industrial militar. A eso jugará
Trump si es lo bastante inteligente y pasivo.

¿También podría proclamar que Estados Unidos dejará de im-

n
poner su voluntad al mundo entero? Badia Benjelloun piensa que no:
co
Si fuera un hombre de principios y valiente, decidiría bajar las ve-
las de Estados Unidos y aceptar que el Ivmperio se encoja a imagen
y semejanza de los antiguos imperios que negociaron esta moda-
lidad, como Austria o el imperio otomano (...) La otra modalidad, es
ra

la escogida por el Reich alemán después de 1918, con la Segunda


Guerra al final (...) La gran diferencia es que actualmente existe
la bomba atómica y componentes indispensables producidos en
pa

China. En todo caso, si Trump decidiera ser valiente y hombre de


principios, de un modo u otro sería asesinado. Se necesita mucho
coraje y muchos principios. “¡No es el caso de Trump!”.38
F
PD

38 Comunicación personal con el autor.

147
MICHEL COLLON Y GRÉGOIRE LALIEU
El mundo según Trump

¿Ganarse a Rusia o provocarla cada vez más?


¿Y qué hay del otro gran enemigo? Trump tenía un plan. Nor-
malizar las relaciones con Moscú permitía lograr varios objetivos: 1.
Desarrollar el comercio y las inversiones en Rusia (favorable para la
Exxon y los exportadores estadounidenses). 2. Reducir las tensiones

ta
para evitar una guerra entre Estados Unidos y Rusia. 3. Ganarse a
Rusia dentro de la llamada comunidad “internacional” (en realidad

l
la comunidad occidental) con el propósito de aislar a China. 4. Poder

su
concentrarse de esta manera en la renegociación comercial frente a
China, intensificando la presión económica y militar.
Es más fácil hablar de ganarse a Rusia que hacerlo. ¿Qué puede
ofrecerle Trump? Un poco de business, sí. Pero, ¿y en el plano estra-

n
tégico? ¿Ayudar a hacer estallar la Unión Europea? Sí, eso permiti-
co
ría un acercamiento Alemania-Rusia, aunque con un costo elevado
para Washington. ¿Dejar de agredir a Irán, importante socio de
Moscú contra el terrorismo islámico? Pero la nueva administración
no ha tomado este camino.
De hecho, la política de la administración Trump hacia Irán es
ra

muy contradictoria. Por un lado, Trump proclama que Daesh es el


principal enemigo. Pero por otro lado, James Mattis, su secretario
de Defensa, acusa a Irán de utilizar el terrorismo y no hacer nada
pa

contra Daesh. El mismo Trump amenaza con revocar el acuerdo de


compromiso firmado con Teherán y reactivar las sanciones. La ver-
dad es que Trump no quiere o no puede renunciar al uso de Israel
como el gendarme de Oriente Medio. Y eso significa que Israel pue-
F

da seguir amenazando a sus vecinos con el arma nuclear, pero que


Irán no tenga esa arma. De modo que tiene muy poco que ofrecerle a
PD

Putin para tratar de romper la alianza Pekín-Moscú.

Prohibido hablar con Putin


A pesar de ello, la mera idea de que Trump pudiera calentar
de nuevo la guerra fría con Rusia era una pesadilla para la mayoría
del establishment. ¡Hablar con Putin! Echar por la borda tantos es-
fuerzos de propaganda, desplegados desde hace tantos años para
que las poblaciones tiemblen ante la “amenaza rusa” y acepten pa-
gar decenas de millones de sus impuestos a las multinacionales del
148
Segunda parte
Las 7 cosas que sabemos (o no) sobre Donald Trump

armamento, en lugar de que ese dinero sirva ¡para propiciar em-


pleos, la educación o la salud! Como bien indica Richard Labévière:

Para muchos medios de negocios estadounidenses era inconcebi-


ble que Donald Trump pudiera tenderle la mano a Vladimir Putin.

ta
Más allá de cualquier consideración política y moral, perennizar
al viejo enemigo ruso sigue siendo una necesidad absoluta para la

l
continuidad de los negocios. Por consiguiente, no se puede hablar

su
normalmente con Moscú, sin correr el riesgo de desesperar a Wall
Street, la City y los lobbies de Bruselas.39

Esa es la razón por la cual la CIA y otros servicios de inteligen-

n
cia, con la ayuda de los grandes medios de comunicación, intenta-
co
ron socavar la candidatura de Trump. Recurriendo para ello a un
gran clásico de la propaganda de guerra, bien expuesto por Anne
Morelli: quien no esté de acuerdo con “nuestra” guerra es un traidor
que colabora con el enemigo. 40
¿Trump subía en los sondeos? Forzosamente era gracias a
ra

Putin, que lo ayudaba con su horda de piratas. “Estados Unidos su-


frió un verdadero ciber Pearl Harbor”, se leía en un sobrio titular del
Washington Post del 31 de diciembre de 2016. En definitiva, una suer-
pa

te de teoría del complot.


De ningún modo había que ver las cosas de frente, es decir,
tomar en cuenta que la gente estaba tan asqueada del balance
Obama-Clinton que quería probar con un recién llegado. Pero no,
F

¡era necesario que la culpa fuera de Putin! Cualquier cosa menos


sacar el balance del sistema. Hoy día, el rastreo a los “agentes de
PD

39 Richard Labévière, “Trump: la petite frappe-Tweet”, Proche & Moyen-


Orient-Online, 10 de abril de 2017.

40 Anne Morelli, Principes de la Propagande de Guerre, (10ème Principe),


Aden, 2010. [Anne Morelli, Principios elementales de la propaganda
de guerra: utilizables en caso de guerra fría, caliente o tibia, España,
Edit. Hiru, 2002.].

149
MICHEL COLLON Y GRÉGOIRE LALIEU
El mundo según Trump

Moscú” sirve de coco al establishment occidental para impedir todo


debate de ideas, cualquier discusión sobre las políticas nefastas que
se han llevado a cabo.

Una cosa es segura: la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) no

ta
es incompetente, sino más bien honesta
Los medios de comunicación occidentales que se hicieron eco

l
de esa teoría del Hacking Putin, omitieron dos preguntas evidentes:

su
¿Quién habla de ello?, ¿cuáles son sus antecedentes?
El hombre que en ese momento dirigía el conjunto de los ser-
vicios de inteligencia estadounidenses se llamaba James Clapper.
Fue nombrado en ese puesto por Obama en el 2010, a pesar de tener

n
una hoja de servicios preocupante. En el 2003, había sido nombrado
co
por Donald Rumsfeld (el secretario de Defensa de Bush) para ana-
lizar las fotos satelitales que “probaban” la existencia de armas de
destrucción masiva en Irak. Diez años más tarde, el mismo Clapper
negaba ante el Congreso el espionaje sistemático de los ciudadanos
estadounidenses por la NSA. A raíz de las declaraciones de Snowden,
ra

se vio obligado a reconocer que había hecho un falso testimonio. ¡Y


a finales de 2016, he aquí el hombre en quien el mundo mediático
confía para “confirmar” el hacking ruso!
pa

De hecho, la tesis del hacking no se sostiene. Con sus formidables


medios, la NSA es capaz de detectar el expedidor y el destinatario de
cualquier dato que circula en internet. Si no ha entregado pruebas
de la “traición” de Trump, es porque no las hay. La única manera de
F

que un documento pueda llegar al exterior es una fuga interna 41. Las
revelaciones sobre los mensajes electrónicos de Clinton no venían de
PD

Moscú, sino de algún lugar en Washington. En una administración


tan inmoral, siempre hay alguien honesto y valiente como Manning
o Snowden para filtrar las deshonestidades que encuentre.

41 William Binnie y Raymond McGovern, “Pourquoi les Emails DNC


ont été Fuités, pas Hackés”, Counterpunch, 6 de enero de 2017.

150
Segunda parte
Las 7 cosas que sabemos (o no) sobre Donald Trump

En todo caso, una vez que Trump fue elegido, la campaña en


su contra debía continuar. Esta vez el objetivo era, ya fuese mante-
nerlo a raya, ya fuese preparar su destitución (mediante el proce-
dimiento del impeachment). Primera fase: apartar de su entorno a
cualquier persona abierta al diálogo con Rusia, y a cualquier perso-

ta
na decidida a combatir con firmeza a Daesh, en lugar de utilizarlo
hipócritamente como lo hicieron Obama, Clinton y Kerry. La prime-

l
ra víctima: el consejero de Seguridad Michael Flynn, que fue reem-

su
plazado por el general McMaster, un antirruso empedernido. Flynn
había cometido el grave error de hacer declaraciones incómodas
para los anteriores responsables de Estados Unidos:

n
El antiguo jefe de inteligencia militar, Michael Flynn, afirmó, en
co
el canal Al Jazira, que la Casa Blanca se había arriesgado a armar
a los rebeldes a sabiendas de que en su seno podían surgir grupos
como Daesh. Dicho de otra manera, lejos de ser un monstruo sali-
do de los misterios del Oriente, Daesh sería la criatura de Estados
Unidos, un guión comparable al del nacimiento de Al Qaeda en
ra

Afganistán durante los años 1980. 42

Trump, ¿un presidente engañado o tramposo?


pa

Ese chantaje terminó el 7 de abril de 2017. Donald Trump lan-


zó cincuenta y nueve misiles a una base siria que había sido uti-
lizada para recuperar la ciudad de Palmira que había sido tomada
por Daesh. Con un pretexto que se ha vuelto clásico: Assad habría
F

utilizado armas químicas contra los civiles. Información basada


en unas sencillas fotos. Pero evidentemente, unas fotos no dicen
PD

quiénes han provocado los muertos. En resumen, se nos dio el ve-


redicto antes de comenzar la menor investigación. Sin embargo,
unas fuentes, al interior mismo de los servicios de inteligencia esta-
dounidenses, advertían que, de hecho, lo que en realidad había sido

42 Régis Le Sommier, en Paris Match, 11 de septiembre de 2015. Ver


igualmente su libro Daech, l’Histoire, La Martinière, 2016.

151
MICHEL COLLON Y GRÉGOIRE LALIEU
El mundo según Trump

bombardeado era un depósito de armas químicas... de los rebeldes


islamistas. Tanto Hans Blix (el inspector de la ONU que había ad-
vertido a Bush la inexistencia de armas de destrucción masiva en
Irak) como su colega Scott Ritter denunciaron la versión oficial de
Trump. Igualmente la denunciaron una buena veintena de oficiales

ta
y de agentes de inteligencia jubilados:

l
Nuestros contactos en el ejército estadounidense nos han dicho

su
que esto no había ocurrido de esa manera. No hubo un “ataque
sirio con bombas químicas”. Por el contrario, lo que ocurrió fue que
un avión sirio bombardeó un depósito de municiones de Al Qaeda,
y resultó que estaba lleno de productos químicos tóxicos. Un fuer-

n
te viento llevó hasta un pueblo vecino las nubes llenas de esos pro-
co
ductos químicos, provocando así numerosas víctimas. 43

En este asunto, ¿Trump fue manipulado por sus servicios o jugó


él mismo a la mentira mediática justificadora? Sin lugar a dudas será
difícil saberlo por mucho tiempo. En cambio, su bombardeo en esa
ra

fecha se limitó a un ataque muy simbólico. Lo cual puede interpre-


tarse de dos maneras. Ya fuese como un primer paso en la vía de la
capitulación y el abandono de su programa personal: Trump, como
pa

sus predecesores, continuará protegiendo a los “buenos terroristas”.


Ya sea como un ataque simbólico para bajar la presión que pesa so-
bre él y darse tiempo.
Fuera lo que fuera, eso confirma lo que hemos escrito líneas
F

antes: sobre el presidente hay fuerzas que no lo aceptan como co-


mandante en jefe, sino como un instrumento. Y esta presión durará
PD

hasta que haya una guerra o hasta que Trump sea destituido. Podrá
ocurrir mediante provocaciones militares en Siria y en Ucrania.

43 “Intelligence and Military Sources who Warned about WMD Lies be-
fore Iraq War Now Say that Assad Did not Use Chemical Weapons”,
Zerohedge.com, 11 de abril de 2017.

152
Segunda parte
Las 7 cosas que sabemos (o no) sobre Donald Trump

Para avanzar en esa dirección, Estados Unidos deberá pre-


pararse para la escalada. El ataque simbólico del 7 de abril de 2017
no podía cambiar la correlación de fuerzas en Siria ni en Oriente
Medio. Pero la escalada también acarrea riesgos para Washington:
¿hundirse en una nueva guerra, mientras que ha sido incapaz de

ta
ganar en Vietnam, Irak y Afganistán?

l
Business con el enemigo

su
¿Ganarse a Moscú o amenazarla? Es otro factor que puede com-
plicar la estrategia de Washington: los intereses de las empresas
que tienen business con los “enemigos”. Ahora, a todo lo que hemos
explicado se le añade otra contradicción: en Estados Unidos, algu-

n
nos no quieren que se designe a Moscú como el “principal enemigo”
co
porque tienen negocios lucrativos con Rusia. Otros no quieren que
haya agresividad hacia China, porque es su socio comercial.
De igual manera, en los años 30, Estados Unidos tuvo duran-
te mucho tiempo distintas posturas: Henry Ford, la familia Bush y
otros tenían jugosos business con Hitler. Otras empresas se veían
ra

amenazadas por la peligrosa competencia de las konzerns alema-


nes. En una empresa en la que también se enfrentan los intereses de
los propios capitalistas, algunas opciones estratégicas son compli-
pa

cadas. Estas se deciden finalmente con base en las correlaciones de


fuerza entre esas empresas.

Con Clinton, hacia la Tercera Guerra Mundial. ¿También con Trump?


F

Ya sea frente a Rusia o frente a China, ¿cómo salir de este di-


lema? Si Estados Unidos no ataca, si deja que las correlaciones de
PD

fuerza tengan una evolución que les sea desfavorable, nadie le teme-
rá ni le obedecerá. Si ataca, se desenmascará como belicoso y empu-
ja a las naciones preocupadas a aliarse para resistirle.
¿Atacar en Siria y encontrarse frente al ejército ruso? Desen-
cadenar una guerra comercial contra China y encontrarse en un
pulso con su potencia industrial y financiera. Una China cuya opi-
nión es mucho más consensual que la de Estados Unidos. Los dife-
rentes estrategas estadounidenses se enfrentan, pero ninguno tiene

153
MICHEL COLLON Y GRÉGOIRE LALIEU
El mundo según Trump

una solución con garantías de ser eficaz. En semejante situación,


¿podemos estar ante un conflicto de magnitud mundial?
Una guerra mundial no se produce porque tal o cual potencia
lo decida: “Mira, vamos a lanzar un gran conflicto”, sino porque, en
una situación de crisis y enfrentamiento económico, al no querer

ta
ceder ninguna sobre una cuestión estratégica regional importan-
te, puede pasar que una emplee medios cada vez más brutales para

l
hacer ceder a la otra. Hoy día, por ejemplo, para hacer que China

su
retroceda, Trump debería a la vez empezar una guerra comercial
en su contra, proseguir los intentos de infiltración de las ONG en el
país y agudizar las tensiones territoriales y militares con el propó-
sito de bloquear el abastecimiento de China por las vías marítimas

n
del océano Índico. ¿Qué resultado se obtendría con todo ello? En
co
cualquier caso, es una aventura de alto riesgo. Pero cuando se está
desesperado, uno puede estar dispuesto a todo.
John Catalinotto tiene razón al resaltarlo en el capítulo 4 de
este libro:
ra

Cualquiera que sea el presidente, es el declive del imperio esta-


dounidense el que lleva al gobierno a lanzar guerras aventureras.
Obama hizo campaña para poner fin a las guerras, pero intervi-
pa

no por lo menos en siete países por la fuerza militar y en muchos


otros mediante la subversión.

¡Sea quien sea el presidente!


F

“¡Sea quien sea el presidente!”, lo que decide las guerras no es el


carácter de tal o cual presidente, sino en realidad un sistema econó-
PD

mico que se impone a todos los individuos, y se impone a todos los


políticos del establishment. Quizás Obama tuviera buenas intencio-
nes sobre Irak y Guantánamo cuando llegó a la Casa Blanca. Pero
enseguida obedeció al Pentágono y a los intereses superiores. Antes
de él, indudablemente, James Carter era el presidente más honesto
después de la Segunda Guerra Mundial. De hecho, el sistema lo ha-
bía dejado pasar para darle un barniz moral a una fachada tan des-
acreditada después de la guerra de Vietnam, los golpes de Estado
fascistas made in USA y las torpezas flagrantes de Richard Nixon.
154
Segunda parte
Las 7 cosas que sabemos (o no) sobre Donald Trump

Pero, no obstante, fue el “amable” Carter quien lanzó al terrorismo


islámico en Afganistán en 1979. Lo hizo empujado por su consejero
Brzezinski y las multinacionales que estaban detrás suyo.
Hasta Bernie Sanders, quien era mucho más positivo sobre la po-
lítica social en Estados Unidos, a pesar de ello también habría sido

ta
una pieza del sistema. En el plano internacional, que es fundamen-
tal para Estados Unidos, Sanders había apoyado la guerra de Clinton

l
contra Yugoslavia en 1999, la invasión de Afganistán por Bush en el

su
2001 y la de Irak en el 2003. Ciertamente, había criticado el bombar-
deo de Libia por Obama en el 2011, pero sobre todo por no haber pedi-
do la autorización del Congreso. Había apoyado el bombardeo de Irak
y de Siria en el 2014. Sanders apoya al Estado de Israel y los bombar-

n
deos salvajes en Gaza, apoyó la intervención de Estados Unidos en
co
Ucrania para fomentar un golpe de Estado. Dijo: “El mundo entero
debe resistir a Putin”, votó a favor de enormes créditos para financiar
las guerras del Pentágono, así como también las infraestructuras de
la CIA y la NSA, y se ha mostrado muy agresivo hacia China.
Desde luego, Sanders habría intentado tomar algunas medidas
ra

sociales y oponerse a algunos aspectos de las multinacionales. Pero en


lo que se refiere a los intereses fundamentales de Estados Unidos para
dominar el mundo, él también habría sido un excelente empleado.
pa

Una cuestión de sistema


El sistema solo admite candidatos compatibles con sus nece-
sidades. John Catalinotto tiene razón cuando destaca que “el impe-
F

rialismo no se reduce a la elección personal de un pequeño grupo de


políticos, sino que es un sistema económico global“. Este sistema ha
PD

probado su incapacidad para generar beneficios mediante medidas


pacíficas. Tanto, que todo aquel que se encuentre al mando del im-
perialismo estadounidense, sea quien sea, sufre enormes presiones
que lo empujan hacia la guerra.
La causa de esa agresividad es la crisis, que exige imperativa-
mente la conquista de nuevos mercados de salida para las multinacio-
nales estadounidenses. Nuevos territorios para controlar materias
primas más baratas y también para despachar sus mercancías. Pero
esos nuevos mercados, ¿cómo los obtenemos? Recolonizando por la
155
MICHEL COLLON Y GRÉGOIRE LALIEU
El mundo según Trump

fuerza los territorios que se habían perdido en el momento de las gue-


rras de independencia anticolonial o de las políticas independientes
de algunos Estados.
Entonces, ¿por cuál estrategia se decantará finalmente Estados
Unidos? ¿La estrategia Brzezinski-Clinton, es decir, atacar a Rusia y

ta
después a China? ¿O mejor la estrategia de Kissinger, Mearsheimer
y Walt, es decir, tratar de neutralizar a Rusia para atacar solo a

l
China? Es posible que la segunda propicie menos guerras regionales

su
en un primer momento, pero si es para que haya mayores oportu-
nidades de desencadenar un conflicto mundial, entonces, ¿dónde
estaría la ventaja?
La verdadera respuesta a la cuestión es que el capitalismo sin

n
guerra todavía no ha nacido; que este sistema lleva verdaderamente
co
la guerra en su seno como la nube trae la tormenta, y que, para salir
de este ciclo infernal, será necesario cambiar el sistema en lugar del
presidente.

7. ¿Qué pueden hacer los ciudadanos?


ra

Recapitulemos. ¿Qué nos enseña un atento análisis del fenóme-


no Trump?
1. El mundo unipolar tocó a su fin. El período (finalmente bastante
pa

corto) entre 1980-2011 se terminó con un rotundo fracaso de Estados


Unidos en Siria. Hemos entrado en una nueva fase de la historia.
2. La irrupción de este mundo multipolar ha obligado a Estados
Unidos a forjar nuevas estrategias para seguir dominando al mundo.
F

3. Washington lo apuesta todo por un debilitamiento de China.


Efectivamente, debido a su espectacular avance económico en África
PD

y su alianza con países subdesarrollados, Pekín ha cuestionado la do-


minación de las materias primas por parte de Washington.
He aquí los factores, extrañamente ignorados por los medios de
comunicación, que han provocado un fuerte empeoramiento de las
contradicciones en el mismo seno del capital estadounidense. No
nos sorprendamos: las diferentes fracciones del capital también tie-
nen intereses contradictorios y comienza a ser urgente cuando hay
que realizar cambios de alianzas tan importantes. El factor agra-
vante es que esos conflictos, en el seno del capital estadounidense,
156
Segunda parte
Las 7 cosas que sabemos (o no) sobre Donald Trump

se producen mientras que se prepara una nueva crisis financiera:


los problemas de 2008 no han sido resueltos, sino desplazados. ¡Así
que existe una lucha a muerte para saber quién saldrá vencedor de
esta crisis!
Entonces, ¿hacia qué se dirige nuestro planeta? Dependerá mu-

ta
cho de la reacción rusa y su elección estratégica: ¿una alianza anti-
china con Washington o mantener la unión con China y los BRICS?

l
Pero, ¡cuidado! También dependerá mucho de nuestra elección,

su
la de las clases populares. En la historia, nada está escrito de an-
temano, nada es inevitable. Al contrario, de lo que les gustaría ha-
cernos creer, es que no somos impotentes, tenemos los medios de
contrarrestar la política de la élite. ¿Qué condiciones nos permiten

n
jugar nuestro papel? Es el tema de esta última parte.
co
Lo decisivo no es el presidente, sino la gente
Está que arde. El presidente Trump presagia graves ataques
contra el nivel de vida de los trabajadores. La situación es similar en
Francia y Europa. La misma y casi permanente crisis empuja a nue-
ra

vas guerras, pudiendo llevar a la humanidad al desastre.


Entonces, ¿qué podemos hacer? Antes que nada, darnos cuenta
de que el factor decisivo para cambiar la situación política no es el
pa

presidente. Es la gente. El pueblo. Nosotros. Porque el elector no se


encuentra frente a individuos sino frente a un sistema. ¿Para qué
sirven las elecciones en el sistema actual? Sobre todo para hacerle
creer a la gente que tiene su suerte en las manos. En particular, la
F

elección presidencial funciona como un teatro: cada vez más se vota


por el carisma de un buen actor y cada vez menos por su programa.
PD

Esta elección mantiene la ilusión de que la buena voluntad de


un individuo puede, con base en sus capacidades personales, esco-
ger su política y mejorar la vida de la gente. En realidad, un presi-
dente está ahí para aplicar la política de la clase dominante.
¿Y si, excepcionalmente, aparece no obstante un presidente re-
volucionario? No podrá hacer nada sin la gente. En Venezuela, Hugo
Chávez sufrió enseguida un golpe de Estado y fue el pueblo el que
lo salvó.

157
MICHEL COLLON Y GRÉGOIRE LALIEU
El mundo según Trump

Todas las revoluciones han sido la obra de una gran masa de


gente. Mientras que las masas se dejen arrebatar su poder de deci-
sión, tendremos el desfile de las élites, consejos de administración,
lobbies, think tanks y servicios todavía mucho más secretos de lo que
creemos. Pero cuando las masas deciden que ya basta, entonces son

ta
ellas las que hacen la historia, y no algunos héroes aislados.
Con una condición. Estar correctamente informados.

l
su
¿Cuáles son las condiciones para desarrollar la conciencia?
Sobre nosotros se ciernen unas terribles amenazas. La guerra
antisocial y la guerra pura y simple. Sobre estos dos aspectos, lo que
le falta a la gente es una información correcta.

n
Con respecto a la economía, la gente sabe que una pequeña mi-
co
noría se llena los bolsillos a su costa. Pero no tiene las informaciones
concretas sobre los mecanismos de ese pillaje. Y se hace todo lo po-
sible para persuadir a la gente de que no hay alternativas.
De manera que en la radio y en la tele desfilan “expertos en
economía”, pretendidamente neutrales. Nos hablan del cierre de
ra

empresas, de daños a la Seguridad Social, de la Bolsa y de los “mer-


cados” como si fueran meteorólogos prediciendo el tiempo que hará.
Salvo que el servicio meteorológico se basa en una ciencia cada vez
pa

más exacta, mientras que esos economistas solo son ideólogos bien
pagados que difunden la propaganda, es decir, la visión del 1%, pero
haciéndonos creer que es la única manera de organizar la econo-
mía. Lo que falta es una verdadera información independiente.
F

Y en cuanto a la guerra, ¿cuánta gente está al corriente de las


verdaderas motivaciones de Occidente contra Irak, Afganistán, Libia
PD

y otros países? ¿Cuántos saben que las ganancias de las multinacio-


nales han sido obtenidas utilizando los peores terroristas? ¿Cuántos
saben que esta brillante estrategia puede conducirnos a un conflicto
mayor con Rusia y China? Lo que falta es una verdadera información
independiente.
¿Cuánta gente, en Francia y en Europa, se ha percatado de la
realidad de estas guerras? ¿2% o 3%? Pero existe también una cre-
ciente masa de indecisos: ¿20%, 30%, 40%? (necesitaríamos verda-
deros sondeos). Son los que sienten que las cosas no son como se las
158
Segunda parte
Las 7 cosas que sabemos (o no) sobre Donald Trump

presentan. Esa es la masa indecisa, que todavía sigue engañada, y


que constituye un potencial decisivo. Si logramos hacerles llegar
hechos concretos y explicaciones, harán cambiar la correlación de
fuerza entre la mentira y la verdad.
Esta es la clave. Informar y debatir. Una información correcta

ta
sobre la economía, lo social y la guerra es indispensable si se quiere
construir un mundo mejor.

l
su
La gente está a la búsqueda
Actualmente, la gente está a la búsqueda. Sin embargo, no de-
jaban de decirnos que la gente era pasiva y que la situación estaba
bloqueada. Pero la toma de conciencia es como un volcán: durante

n
mucho tiempo parece dormido. En realidad, acumula energía, la pre-
co
sión se intensifica y de repente la erupción lo derroca todo a su paso.
En Estados Unidos, Francia y en otras partes, los partidos tra-
dicionales están desacreditados porque no cumplen con sus pro-
mesas. Y hay una cantidad de dirigentes que se llenan los bolsillos
saqueando las arcas públicas, o tomándose una jubilación dorada en
ra

los consejos de administración de las multinacionales ¡que se supo-


nía que debían controlar! En un momento dado, la gente se harta y
busca en otra parte.
pa

¿De qué lado? ¡He aquí la cuestión! ¿Del lado de Donald Trump,
Marine Le Pen y Geert Wilders? ¿O más bien del lado de Bernie
Sanders, Jean-Luc Mélenchon, Podemos, el SP en Holanda o el PTB
en Bélgica (sin ignorar las importantes diferencias entre esas orga-
F

nizaciones)?
En este nuevo paisaje político en plena recomposición, toda-
PD

vía está muy confuso: ¿dónde encontrar una verdadera alternati-


va? ¿En la “extrema derecha”? ¿En la “extrema izquierda”? Hay que
quitarse de encima el peso de las etiquetas para poder reflexionar
sobre el contenido de los programas de ambos grupos. Nuestra res-
ponsabilidad consiste en aclarar esta investigación aportando las
informaciones necesarias.
Los demagogos como Trump y sus semejantes en Europa no
aportan una respuesta honesta. En el mejor de los casos, apun-
tan a las consecuencias. Pero ocultan las causas, y protegen a los
159
MICHEL COLLON Y GRÉGOIRE LALIEU
El mundo según Trump

responsables. Digámoslo de nuevo, dividir a los trabajadores me-


diante el racismo no es atacar al sistema, sino fortalecerlo.

La solución: ¿ayer o mañana?


En este creciente malestar que ha provocado la crisis econó-

ta
mica, ideológica y moral, aparecen partidos que proponen el regre-
so a un “ayer” en el que no había tantos extranjeros y en el que todo

l
iba mejor.

su
Ese “ayer” es una verdadera fantasía, un mito. En los preceden-
tes períodos del capitalismo, también hubo graves crisis económi-
cas. Igualmente hubo pobreza, a menudo mucho más importante
aún. Y hubo racismo, aunque apuntase a otros grupos. Ese marketing

n
de la nostalgia es un engaño. Reflexionemos. ¿No son las reglas eco-
co
nómicas aplicadas ayer las que han producido la situación actual?
¿No son las mismas empresas que reinaban ayer, las que se han be-
neficiado de la crisis económica surgida a partir de 1965 para atacar
los salarios y la seguridad social?
Entonces, hacer creer que por conservar esas reglas de juego
ra

y no afectar al poder de las grandes empresas se va a defender a los


pequeños, es una estafa. Tanto Trump como Marine Le Pen prote-
gen los ingresos más elevados, no toman ninguna medida contra
pa

el poder del 1% y quieren destruir los sindicatos, cuyo sector más


combativo ha obtenido numerosas conquistas sociales. Sus progra-
mas pueden contener grandes promesas, pero cuando se observa de
cerca vemos que sus medidas hacen pagar a los pobres por los po-
F

bres, como lo muestra Saïd Bouamama en el capítulo 6 de este libro.


De modo que el ayer no es la solución. Para construir un mundo
PD

mejor, estamos condenados a inventar un mañana.

Diez ejes de resistencia europea


A lo largo de los años, la izquierda oficial se ha transformado en
una segunda derecha, tan neoliberal como la otra y algunas veces
más. La recomposición política debe poner fin a esta confusión en-
tre esas dos izquierdas. Para ello, sería útil tener un gran foro euro-
peo en el que las verdaderas fuerzas de izquierda intercambien sus
experiencias y proyectos, con el objetivo de elaborar un programa
160
Segunda parte
Las 7 cosas que sabemos (o no) sobre Donald Trump

europeo común. Un programa de resistencia. Un programa que


haga soñar pero que arraigue el sueño en los combates cotidianos
por realizar juntos.
Lo que se necesita es luchar juntos para mejorar los salarios y
las condiciones de trabajo de todos frente a las multinacionales y

ta
contra el aparato de la Unión Europea, que indudablemente no es
reformable. Dirigirse no hacia un pasado fantaseado y mítico, sino

l
hacia una sociedad nueva que hay que redefinir juntos. Un progra-

su
ma así, por supuesto, es necesario elaborarlo no en una oficina sino
mediante amplios debates en el seno de los pueblos y a partir de
combates concretos. Una vez aclarado esto, he aquí algunas suge-
rencias personales para diez ejes de resistencia y de solidaridad in-

n
ternacional a la escala de Europa:
co
1. Hacer pagar a los ricos: impuestos a la fortuna, los beneficios,
la contaminación y la especulación, que servirán para financiar la
salud, la educación y la jubilación.
2. Nacionalizar los bancos para servir al interés general.
3. Suprimir el secreto bancario para luchar contra los paraísos
ra

fiscales.
4. La reducción general del tiempo de trabajo para repartirlo y
eliminar el desempleo.
pa

5. Iguales condiciones de salarios y trabajo para todos los tra-


bajadores en la Unión Europea, sea cual sea su origen.
6. Disolución de la OTAN, reconversión del ejército limitado a la
defensa del territorio, reconversión de las fábricas de armamentos
F

en productos civiles.
7. Reembolso por las multinacionales (dirigentes y accionistas)
PD

de los daños causados a los países del Sur, para, de ese modo, ayudar
a su desarrollo autónomo y eliminar las migraciones forzadas.
8. Castigar penalmente la divulgación de falsas noticias que
siembren el miedo y el odio. Desarrollar en la escuela una verdadera
educación acerca de los medios de comunicación. Crear comisiones
de investigación popular para comprobar la fiabilidad de las infor-
maciones esenciales.

161
MICHEL COLLON Y GRÉGOIRE LALIEU
El mundo según Trump

9. Creación de asambleas constituyentes para democratizar las


reglas del juego político, luchar contra la corrupción y eliminar cualquier
ley que impida el control de las autoridades por los ciudadanos.
10. Poner en marcha referéndums populares sobre los asuntos
de mayor importancia y el referéndum revocatorio para echar a los

ta
electos que no cumplan con sus promesas.

l
La gente necesita claves, por lo tanto, informaciones verdaderas

su
En el 2016 y el 2017, los medios de comunicación corrieron de
sorpresa en sorpresa: primero el Brexit, luego la victoria de Donald
Trump y, finalmente, la quiebra del Partido Socialista de Hollande y
Valls, eliminado en solo algunos meses por la France Insoumise de

n
Mélenchon. Pero esa serie de “sorpresas” sorprenden.
co
¿No veían llegar la insurrección? ¿Pensaban que unos partidos
intercambiables podían entretener a la gente con promesas iluso-
rias durante cuarenta años y calmarla con somníferos sin sufrir un
contragolpe? Todo se paga tarde o temprano.
Esto, en la conclusión del libro, nos lleva al problema de la infor-
ra

mación. Hoy día, lo que se llama el “cuarto poder” ha adquirido una


importancia tremenda. Filtra, oculta lo que incomoda a la élite y sus
intereses; censura a los contestatarios y le dicta a la gente lo que pue-
pa

de leer y lo que debe pensar. ¿Cómo hemos llegado a esto? ¿Mediante


qué tipo de evoluciones han llegado a formar un único medio de in-
formación, que siempre está de acuerdo en lo esencial? Ya sea sobre
la economía, la brecha entre pobres y ricos, las guerras y todas las
F

demás agresiones de las multinacionales contra los países del Sur...


Pienso que ha sido una combinación de varios factores:
PD

1. La ruptura del vínculo social. En otra época salvábamos el


mundo en los cafés del barrio y en otros lugares de reuniones socia-
les. Pero a partir de los años 60, el trío “automóvil, supermercado,
tele” ha vaciado esos lugares. Se ha creado una población que circula
mucho más físicamente pero que ha sido encerrada, mentalmente,
en una gran soledad individual: Internet reemplazó los cafés, pero
no es lo mismo. A pesar de sus importantes aspectos positivos, no
es más que una yuxtaposición de burbujas que no se hablan.

162
Segunda parte
Las 7 cosas que sabemos (o no) sobre Donald Trump

2. El dominio de las multinacionales. Los gigantes mediáticos


se han constituido en verdaderos monopolios. Y las multinaciona-
les tradicionales (armamento, banca, energía) han invertido masi-
vamente en los medios de comunicación. Se trata de controlar la
opinión a favor de sus inversiones, ya sean económicas, políticas o

ta
belicistas.
3. Técnicas de fascinación. Estos enormes medios financieros

l
permitieron el desarrollo de tecnologías fascinantes prácticamente

su
hipnóticas: y para capturar al público en estas posturas políticas,
ejércitos de expertos aplican métodos sofisticados. Ha derivado en
propaganda: se elogia un producto escondiendo sus defectos (inclu-
so su inutilidad) y se aparta toda crítica.

n
4. La desaparición de la prensa de los partidos políticos. En los
co
años 60-70, todavía se encontraba un poco de pluralismo en algunos
periódicos de los partidos. Desde que los llamados partidos de izquier-
da adhirieron al partido económico del neoliberalismo, y se identifica-
ron con la derecha, ¿para qué les servían los medios de comunicación?
Comenzaron a no ser rentables frente a los imperios de los millona-
ra

rios. Ese fue el paso hacia un único medio de comunicación.

Medios de comunicación y “complotismo”: un círculo vicioso


pa

Si bien el candidato Trump apuntaba con razón las desinfor-


maciones mediáticas de los demás, él mismo no ha dejado de fabri-
carlas, mucho más escandalosas aún. Su equipo parece decidido a
batir todos los récords en cuanto a fake news se refiere. Dentro de
F

poco retomaremos este tema. Resulta que se ha implantado una


suerte de círculo vicioso. En cuatro fases:
PD

1. El discurso de los políticos y los medios de comunicación está


cada vez más desacreditado.
2. Surgen nuevos medios de extrema derecha, que se suben al
carro de todos los delirios habidos y por haber.
3. Un candidato adopta el código de esos medios, y se apoya
en ellos con el objetivo de desviar las protestas hacia una ideología
muy reaccionaria y un programa de extrema derecha.
4. Los medios dominantes “renuevan” su discurso, hacién-
dose los héroes de la lucha contra los fake news y el complotismo.
163
MICHEL COLLON Y GRÉGOIRE LALIEU
El mundo según Trump

Pero hacen trampa al mezclar ahí los análisis críticos serios sobre
la economía y las guerras. Su objetivo: desacreditar los medios de
comunicación independientes para mantener su monopolio y sus
ingresos.
En primer lugar, veamos la fase inicial de este círculo vicioso.

ta
Medios tradicionales y fake news: ¿y si nos mirásemos primero

l
en el espejo?

su
El candidato Trump acusaba a los medios de comunicación de
haber mentido sobre las grandes guerras que desde hace unos vein-
te años han sido desencadenadas por Estados Unidos. Tenía razón.
Puedo testimoniar personalmente basándome en mis investi-

n
gaciones desde 1991. En mi libro ¡Ojo con los media!44 , mostraba un
co
inventario de las mentiras mediáticas sobre la primera guerra con-
tra Irak: incubadoras falsamente robadas, un derrame de petróleo
falsamente atribuido al ejército iraquí, ocultación de bombardeos
sobre civiles hechos por el ejército estadounidense y, ya en aquel en-
tonces, una primera versión de las “armas de destrucción masiva” de
ra

Saddam Hussein. En mi libro posterior, Póker mentiroso45 consagrado


a la intervención de la OTAN en Bosnia, constataba cómo los medios
de comunicación ya habían olvidado su unánime “autocrítica” tras la
pa

guerra del Golfo. Esta vez hubo una puesta en escena de supuestos
campos de concentración y exterminación comparados a los de los
nazis, el ocultamiento del papel provocador de los dirigentes alema-
nes y estadounidenses, el silencio sobre las maniobras entre basti-
F

dores de la CIA y del Servicio Federal de Inteligencia alemán (BND)


para intensificar el conflicto, el ocultamiento del pasado fascista de
PD

nuestros “amigos”, el dirigente croata Tudjman y el dirigente bosnia-


co Izetbegovic, la inversión sistemática de los agresores y las vícti-
mas, para demonizar a uno solo de los campos presentes y hacer de
los otros unos ángeles.

44 Michel Collon, Attention, médias!, (s./p.), 1992.

45 Michel Collon, Poker Menteur, (s./p.) 1998.

164
Segunda parte
Las 7 cosas que sabemos (o no) sobre Donald Trump

En Monopoly, la OTAN a la conquista del mundo46 , se habla de la


invención de un “genocidio” en Kosovo, la descarada falsificación de
discursos oficiales, de la disimulación de las injerencias de Estados
Unidos para impedir cualquier solución negociada, con el propósi-
to de justificar la intervención militar de la OTAN como gendarme

ta
europeo, la transformación de una mafia albanesa y sus dirigentes
traficantes de órganos humanos en generosos combatientes por la

l
libertad... casi nos habrían hecho llorar al ver cómo los bombarde-

su
ros de la OTAN de pronto apoyaban a esos nuevos “Che Guevara”. En
Los 7 pecados de Hugo Chávez47, Venezuela venía a ocupar su puesto
en la lista, porque una sucesión de golpes de Estado y una guerra
económica pueden compararse a una guerra no declarada: esta vez,

n
el ocultamiento sistemático del papel criminal jugado por las mul-
co
tinacionales occidentales en la pobreza del país (y del continente),
un deshonesto silencio sobre los prodigiosos progresos sociales
realizados bajo Chávez, el embellecimiento de los golpes de Estado
tramados por la CIA bajo la apariencia de “revueltas populares es-
pontáneas”, el ocultamiento del financiamiento de Reporteros sin
ra

fronteras (pero no sin dólares) por la CIA, etc.


En Libia, OTAN y mentiras mediáticas48 , no hubo ningún progre-
so todavía: la invención de los bombardeos de los manifestantes al
pa

Este del país, la puesta en escena de atrocidades trucadas para justi-


ficar los bombardeos de la OTAN que hicieron muchas más víctimas
que los enfrentamientos originales, el ocultamiento de la alianza
firmada con las tribus reaccionarias del Este que organizan el tráfi-
F

co de seres humanos en el Mediterráneo, el ocultamiento sobre todo


PD

46 Michel Collon, Monopoly, l’OTAN à la Conquête du Monde, Néerlandais,


ed. digital, 2000.

47 Michel Collon, Les 7 Péchés d’Hugo Chávez, (s./p.), 2009 [www.investi-


gaction.net].

48 Michel Collon, Libye, OTAN et Médiamensonges, Investig’Action, (s./p.),


2011. [www.investigaction.net/fr].

165
MICHEL COLLON Y GRÉGOIRE LALIEU
El mundo según Trump

de la alianza con la Al Qaeda libia (única fuerza capaz de derrocar a


Gadafi para la mayor felicidad de las multinacionales estadouniden-
ses y francesas), y todo esto para llevar al poder a terroristas ma-
fiosos, con el resultado catastrófico para el pueblo libio que todavía
hoy podemos ver. En Charlie, islamofobia y terrorismo49 , exponía el

ta
trasfondo de la política de Estados Unidos en materia de terrorismo:
la alianza con bin Laden en Afganistán, Bosnia y Kosovo, y luego con

l
otros grupos terroristas en el Cáucaso, Libia y Siria.

su
Todo esto con pruebas fehacientes, basadas en investigaciones
de terreno, pero también en documentos oficiales de Estados Unidos
y sus aliados. Por lo tanto, fuentes no sospechosas. Y estos últimos
años, Wikileaks también lo ha demostrado: cuando hablan entre

n
ellos, los dirigentes y responsables estadounidenses dicen exacta-
co
mente lo contrario de lo que cuentan en la tele. ¿Por qué ocultarlo?
Sobre todo ello, Le Monde, Libération, Le Soir y las teles más im-
portantes han rechazado cuidadosamente hacer cualquier debate.
¿Una manera de confesar su culpabilidad? Hubo dos excepciones: en
algunas épocas hubo la radiotelevisión belga RTBF, pero parece que
ra

desde entonces se ha ordenado en la fila. Y la famosa emisión “Esta


noche o nunca” (Ce Soir ou Jamais) de Frédéric Taddéï, fue guardada en
el armario y no se reemplazó nunca. Se acabaron los verdaderos deba-
pa

tes. ¿Y todavía nos sorprende que tanta gente pase al complotismo?

El “cuarto poder”, instrumento del primero


“La confianza de los estadounidenses en los medios de comu-
F

nicación masivos se desmorona”, este era el titular en septiembre


de 2016 del oficialísimo instituto de sondeos Gallup. Según esta in-
PD

vestigación, que realiza anualmente50, la cifra de ciudadanos, cuya

49 Michel Collon, Je suis ou je ne suis pas Charlie?, Investig’Action.net, (s./p.),


2015. [https://boutique.investigaction.net/fr/home/20-je-suis-ou-je-ne-
suis-pcharlie-.html.].

50 Gallup.com, “American’s Trust in Mass Media Sinks to New Low”, 14


de septiembre de 2016.

166
Segunda parte
Las 7 cosas que sabemos (o no) sobre Donald Trump

confianza es “grande o bastante grande” en sus informaciones, ha


caído de manera constante durante los últimos doce años. ¡Pasamos
de un 54% de confianza en el 2003 a un 32% en el 2015!
En 2003 fue la invasión de Irak por Bush. En 1976, estábamos
a un 72% porque los medios de comunicación estadounidenses ha-

ta
bían hecho investigaciones bastante profundas sobre el desastre de
la guerra de Vietnam. Por cierto, este es un argumento de los pe-

l
riodistas honestos ante la presión de sus jefes: las investigaciones

su
críticas venden más que una copia de los comunicados oficiales.
Lamentablemente, en el plano de la investigación crítica, no
podemos mostrarnos muy optimistas. No nos parece que el sistema
de medios de comunicación esté capacitado para producir una in-

n
formación fiable, que permita a los ciudadanos conocer y compren-
co
der las guerras, los conflictos sociales y todo lo que tiene que ver con
los intereses de las multinacionales y de los pueblos.
¿Por qué? Porque en realidad la información de los medios do-
minantes no es libre. Ha sido seleccionada y deformada a través de
un conjunto de cuatro filtros, como lo expusimos en nuestro libro
ra

¡Ojo con los media!, en 1992:


1. La propiedad de los medios de comunicación, que está cada
vez más monopolizada por una categoría social muy restringida:
pa

los millonarios, es decir, menos de un 0,001% de la población. Son


quienes tienen el poder de nombrar –y de despedir– a los directo-
res, jefes de redacción y periodistas estrellas.
2. La publicidad, es decir, los enormes presupuestos igualmente
F

provenientes de las multinacionales e indispensables para la supervi-


vencia económica de los medios de comunicación públicos y privados.
PD

3. Los estrechos vínculos mantenidos con los poderes políticos


y económicos.
4. La ideología dominante que impregna la psicología de los pe-
riodistas, sean o no conscientes de ello.51

51 Michel Collon, Attention, médias! Les médiamensonges du Golfe, EPO,


1992, [¡Ojo con los media!]. Muy inspirado en el libro de Herman y

167
MICHEL COLLON Y GRÉGOIRE LALIEU
El mundo según Trump

Cuando los servicios secretos infiltran vuestra información


Ojo, cuando criticamos el sistema de los medios de comunica-
ción, no estamos mezclando a los “periodistas” con los “medios de
comunicación”. No son lo mismo. Salvo un pequeñísimo estrato de
periodistas conscientes y lujosamente pagados, la gran mayoría no

ta
son enemigos, sino igualmente víctimas de este sistema mediático.
Que por cierto no deja de degradar sus condiciones de trabajo.

l
Sin embargo, tampoco hay que ser ingenuos. A este análisis

su
hay que agregarle un quinto filtro que deforma la información: la
infiltración de los servicios secretos entre los periodistas. Póngase
usted por un instante en el lugar de la CIA. Usted recibe grandes
presupuestos para condicionar a la opinión pública y neutralizar las

n
protestas contra las políticas puestas en marcha. ¿Dónde inverti-
co
ría? Pues en la difusión de su propia información a través de perio-
distas que usted compraría. Es eficaz y barato.
¿Un delirio complotista? No, la misma CIA lo dice: “Durante
estos últimos veinticinco años, más de cuatrocientos periodistas
cumplieron misiones secretas para la CIA, según unos documentos
ra

que pueden encontrar en sus archivos”, escribía el periodista Carl


Bernstein, famoso por haber revelado el escándalo del Watergate.
Entre los prestadores del servicio de comunicación, estaban los me-
pa

dios más importantes: New York Times, CBS, Newsweeek, Reuters,


Associated Press, UPI.52
En el 2005, otra periodista estadounidense, Eva Golinger, daba
a conocer documentos en los que la CIA explicaba por qué había
F

puesto en marcha programas para la formación de periodistas ve-


nezolanos anti-Chávez:
PD

Nuestro objetivo es informar al participante acerca de las prácti-


cas y las reglas del periodismo en Estados Unidos, particularmente

Chomsky, Manufacturing Consent, Random, New York, 1988.

52 Carl Bernstein, The CIA and the media, Rolling Stone, 20 de octubre
de 1977.

168
Segunda parte
Las 7 cosas que sabemos (o no) sobre Donald Trump

en el ámbito del periodismo cívico, para poder influir en la forma, y


más tarde, en la cobertura dada a importantes temas vinculados a
la política exterior de Estados Unidos, y para consolidar el proceso
democrático en Venezuela.53

ta
De manera que quienes han creado cárceles secretas donde se
tortura a los contestatarios, se enorgullecen de dar lecciones de de-

l
mocracia a los venezolanos con el propósito de que apoyen los gol-

su
pes de Estado, militares u otros, ¡tramados por la misma CIA!54

“Me pagaba la CIA”


Más cerca de nosotros, en el 2014, un periodista alemán muy

n
destacado confesó públicamente haber trabajado para la CIA. En su
co
libro Periodistas comprados55 , Udo Ulfkotte, quien había sido jefe de
redacción del Frankfurter Allgemeine (periódico ampliamente reco-
nocido, vinculado al mundo de los negocios), desvelaba cómo la CIA
pagaba a periodistas en Alemania, Francia, Reino Unido, Australia y
Nueva Zelanda para publicar informaciones falsas.
ra

Ulfkotte no era un don nadie. Como consejero del gobierno de


Helmut Kohl (1982-1998), vivió en Irak, Irán, Afganistán, Arabia
Saudita, Omán, Emiratos Árabes Unidos y en Egipto. Fue miembro
pa

del German Marshall Fund y de la Fondation Konrad Adenauer des-


de 1999 hasta 2003, y en el 2003 ganó el premio cívico de la Fondation
Annette Barthelt. En resumen, era un reconocido miembro del
F
PD

53 Eva Golinger, Code Chávez, CIA contre Venezuela, Oser Dire, Ed. Marco
Pietteur, Liège, 2006. (El código Chávez, Caracas, Monte Ávila Editores,
2005).

54 Michel Collon, Les 7 Péchés d’Hugo Chávez, Investig’Action, 2009, ca-


pítulos: 9 y 18. Trad.: Los 7 pecados de Hugo Chávez, Caracas, Vadell
Hermanos Editores, s./p.

55 Udo Ulfkotte, Gekaufte Journalisten, Alemania, Ed. Kopp, 2014, s./p.


(Gebundene Ausgabe).

169
MICHEL COLLON Y GRÉGOIRE LALIEU
El mundo según Trump

establishment. Por otra parte, era completamente de derecha e isla-


mófobo. El mismo Ulfkotte contribuyó a la prensa “comprada” al re-
dactar en el 2011 una historia falsa sobre la construcción de fábricas
de gas tóxico por Gadafi.

ta
Por ello, su confesión vale su peso en oro: “Soy periodista desde
hace veinticinco años, y fui educado para mentir, traicionar, y no

l
decir la verdad al público. Pero veo cómo, actualmente y en los úl-

su
timos meses, los medios de comunicación alemanes y estadouni-
denses tratan de llevar la guerra a los europeos y a Rusia (...) Lo que
hice en el pasado no es correcto: manipular a la gente, hacer propa-
ganda contra Rusia; tampoco es correcto lo que hacen y han hecho

n
en el pasado mis colegas, porque han sido sobornados para traicio-
co
nar al pueblo, no solo en Alemania sino también en toda Europa.
Hice este libro porque estoy preocupado ante una nueva guerra en
Europa, y no deseo que la situación se reproduzca, porque la guerra
nunca viene por sí sola, siempre hay gente detrás que empuja en su
dirección, y no solo son los políticos... también los periodistas.
ra

Entiendan que la mayoría de los periodistas que ustedes ven en los


países extranjeros pretenden ser periodistas, y podrían ser perio-
pa

distas, europeos o estadounidenses (...) Pero muchos de ellos, como


yo en el pasado, son denominados: “cobertura extraoficial”. (...) Eso
significa que trabajan para una agencia de información.56
F

La confesión de este periodista tan influyente es una vacuna útil


contra la ingenuidad. ¿Piensa que a pesar de todo la política de Obama
PD

y de Clinton era buena o no tan mala? Pues bien, pregúntese si su in-


formación no ha sido formateada por la CIA, ¡precisamente para que
usted apruebe la versión Obama-Clinton! De modo que la CIA tiene
todas las razones para invertir en ello. Sobre todo, en algunos medios

56 Citado por Olivier Berruyer, “Un journaliste allemand dévoile le con-


trôle de la presse par la CIA”, Le Grand Soir, 20 de noviembre de 2014.

170
Segunda parte
Las 7 cosas que sabemos (o no) sobre Donald Trump

de comunicación prestigiosos, cuyas informaciones son frecuente-


mente replicadas por otros medios, porque cada vez tienen menos
posibilidades financieras para investigar por sí mismos.
Tampoco generalicemos, porque no es el caso de todos los pe-
riodistas, ni mucho menos. Pero los que son honestos harían bien en

ta
reflexionar sobre las estrategias empleadas por la CIA para mani-
pularlos a ellos también. Si nos preocupamos por los intereses de la

l
población, debemos aceptar el debate sobre la información. ¿Por qué

su
la profesión de periodista sería la única ajena a ese debate?

Bannon: el triunfo de los medios de comunicación complotistas


de extrema derecha

n
¿Fue Trump el que ganó? ¿O Breitbart News, el medio de comu-
co
nicación dirigido por Steve Bannon que logró crear una corriente de
opinión y sentar las bases para la llegada de un presidente complo-
tista? Se ha hablado mucho de Bannon en su calidad de jefe de cam-
paña de Trump. Pero casi no se han analizado sus procedimientos
y su impacto (junto a algunos otros) en una gran parte de la opinión
ra

pública en Estados Unidos.


Tras comenzar su carrera en el banco Goldman Sachs (¡uno más!),
Steve Bannon se transformó en realizador de documentales políticos
pa

conservadores. A través de sus fantasías antimusulmanas, alimenta


el miedo de los ciudadanos estadounidenses confrontados a un mun-
do violento. Y de paso, también preconiza el regreso al pasado:
F

En su documental Generation Zero (2010), Bannon sostiene que el


capitalismo funcionó bien en los años 50, cuando las tradiciones
PD

cristianas y el sentido del deber patriótico permitían que los em-


prendedores actuaran de manera prudente y responsable, que los
hombres trabajaran arduamente por su familia y que las mujeres
se limitaran a su progenitura y al hogar.57

57 Olivier Goessens, “Qu’est-ce que le trumpisme?”, Solidaire, mayo de


2017, p. 44.

171
MICHEL COLLON Y GRÉGOIRE LALIEU
El mundo según Trump

La misma fantasía de siempre: “Ayer, era el paraíso”. En realidad,


la Segunda Guerra Mundial había destruido tanto en Europa, que los
libros de pedidos estaban repletos, pero eso no duró mucho. Además,
al guardar sus fuerzas intactas el mayor tiempo posible, Estados
Unidos había maniobrado tan bien para que todos sus rivales se de-

ta
bilitaran durante aquella misma guerra y que saliera de ella como
la única superpotencia que dominaba el mundo, lo que le proporcio-

l
naba algunas ventajas. Pero eso también llegó a su fin. Sin embargo,

su
los años 50 fueron igualmente la década en la que Washington des-
encadenó la guerra en Corea, al mismo tiempo que amenazaba con
lanzar una bomba atómica en Rusia y en China. ¡Qué paraíso!
Según Bannon, ¿cuál es la receta para regresar a esa edad de

n
oro? “Es necesaria una gran guerra para despertar el sentido del
co
deber nacionalista. Para él, el primer enemigo es el islam: no solo
en los países del Medio Oriente, sino también los musulmanes en
Estados Unidos. Porque esa religión eliminaría al cristianismo”58 .
En resumidas cuentas, son los mismos temas apestosos de la extre-
ma derecha europea.
ra

Así está la segunda fase del círculo vicioso descrito anterior-


mente: algunos medios de comunicación complotistas se han vuel-
to muy populares porque la gente se ha sentido manipulada por los
pa

medios de comunicación tradicionales.

Presidente a golpe de mentiras


Trump es la tercera fase del círculo vicioso. Su éxito le debía
F

mucho a sus tweets y a sus discursos, pero quizás mucho más a su


campaña subterránea en las redes sociales.
PD

¿Por qué subterránea? Porque el candidato llamado antiesta-


blishment contó con la ayuda de otro millonario, uno más bien dis-
creto, que había pulido una máquina de propaganda alternativa y
muy perfeccionada.

58 Idem, p. 45.

172
Segunda parte
Las 7 cosas que sabemos (o no) sobre Donald Trump

Ese discreto millonario es Donald Mercer, director ejecutivo


de Renaissance Technologies, uno de los más prósperos fondos de
inversiones estadounidenses, que utiliza una tecnología informá-
tica de punta para especular en la bolsa. En el 2011, Robert Mercer
invirtió diez millones de dólares en el Breitbart News, el portal web

ta
dirigido por Steve Bannon.
Por cierto, fue él quien presentó a Trump su futuro consejero

l
político; así como también fue quien le permitió hacer una impor-

su
tante campaña de fake news en las redes sociales.
Y, ¿cuál fue el método para que esas fake news (o “hechos al-
ternativos”, como tienen el descaro de calificarlos quienes rodean
a Trump) tuvieran la máxima eficacia? Fue elaborado por la firma

n
de comunicación estratégica Cambridge Analytica, controlada por
co
Mercer (mientras que Bannon forma parte del consejo de adminis-
tración).
Teniendo en cuenta que actualmente el 44% de los habitantes
de Estados Unidos se informa a través de Facebook, el punto fuerte
de Cambridge Analytica estriba en haber reunido
ra

datos de marketing y de perfil psicológico basados en doscientos


treinta millones de ciudadanos estadounidenses. A partir de esta
pa

base de datos, la empresa tuvo por misión la creación y publica-


ción en internet de diferentes tipos de publicidad individualizada,
capaces de seducir a un público diverso. De esta manera, el equipo
de Trump ha difundido diariamente decenas de miles de videos
F

publicitarios diferentes, solo visibles por los perfiles para los que
fueron concebidos.59
PD

Fue igualmente Cambridge Analytica la que organizó la campa-


ña de propaganda a favor del Brexit con su trasfondo racista. Por lo
visto, la receta funciona.

59 Idem, p. 46.

173
MICHEL COLLON Y GRÉGOIRE LALIEU
El mundo según Trump

¡Vaya progreso! ¡Un Big Brother privatizado espía a los ciudada-


nos para manipularlos mejor y esto tiene como resultado... un pre-
sidente de Estados Unidos! Vivimos en un sistema muy enfermo.
Así es el nuevo cóctel: tome un millonario extravagante que sueña
con ser presidente, agregue un consejero que se destaca por difundir

ta
fantasías complotistas y odiosas, mézclelo con un millonario discreto
que maneja perfectamente los algoritmos de las redes sociales, y ob-

l
tendrá usted un nuevo modelo de manipulación de masas supereficaz.

su
Por supuesto que esto va a seguir desarrollándose. ¡Tenemos trabajo
por delante!
Pasemos ahora a la cuarta y última fase del círculo vicioso que
nos acecha.

n
co
Los medios de comunicación se aprovechan de la lucha contra el
complotismo para recuperar la credibilidad
En marzo de 2016, la revista Society titulaba de esta manera
su número 27: “¿Os mienten? ¿Cómo el complotismo ha llegado a
ser la ideología dominante?”. ¡Nada más y nada menos! Parece que
ra

ahora las “teorías del complot” se han vuelto el caballito de batalla


de los medios de comunicación tradicionales, así como también de
los políticos.
pa

El problema, si me permiten decirlo, es un cierto confusionismo.


A ese respecto, la revista francesa Frustration señala acertadamente:

El problema es que al luchar contra las explicaciones más sim-


F

plistas, de paso se eliminan teorías realistas que también descri-


ben algo así como la acción concertada de un grupo de individuos
PD

contra el interés general. De manera que si, por ejemplo, se habla


de la acción –no obstante demostrada– de las multinacionales
para orientar la investigación científica o las decisiones políticas,
se le llamará complotista. Si uno se pregunta acerca de las ver-
daderas razones de las intervenciones militares occidentales, se
le llamará complotista. Si decimos que, en Francia, los grandes
burgueses tienen toda una red de conexiones políticas y admi-
nistrativas que les permiten promover sus intereses financieros
y patrimoniales, “caeremos en la teoría del complot”.
174
Segunda parte
Las 7 cosas que sabemos (o no) sobre Donald Trump

A la larga, esta estigmatización del complotismo, al meter en un


mismo saco cosas que sin embargo no tienen el mismo grado de rea-
lidad, desacredita cualquier crítica a las élites. Para no ser etiquetada
como complotista, demasiada gente se ve obligada a callarse, en lu-
gar de expresar su indignación frente a las desigualdades de poder.

ta
Para no ser estigmatizados y sufrir sanciones, los profesores, perio-
distas y sociólogos proponen análisis depurados de cualquier crítica

l
hacia las élites. ¿Cómo hemos llegado hasta aquí? y ¿cómo salir?60

su
Exactamente: ¿cómo salir de esto?

Para salir del círculo vicioso hay que entablar verdaderos debates

n
¿Es necesaria la lucha contra el complotismo? Efectivamente,
co
sobre este tema he dedicado un texto en profundidad, publicado en
el portal web Investig’Action61 . Y lo desarrollaré en mi próximo libro,
que trata sobre la extrema derecha.
El problema es que, al criticar a los complotistas, los medios de
comunicación tradicionales generalmente meten en el mismo saco
ra

tanto las fantasías verdaderamente complotistas, como a los análi-


sis críticos serios de la economía y las guerras. De modo que para los
medios de comunicación dominantes, ese combate contra el com-
pa

plotismo se ha convertido en el mecanismo ideal para recuperar la


credibilidad. Un espantajo. Un arma absoluta para silenciar las crí-
ticas. El argumento de quienes ya no tienen argumentos.
Al actuar de ese modo, los medios tradicionales dividen al pue-
F

blo. Por una parte, hay quienes se informan con TF1, Arte, Le Monde
o Libération y tiemblan ante el peligro de los “conspiracionistas”,
PD

pero no los leen, lo que, sin embargo, permitiría que se formaran


su propia opinión. Dejan que los demás piensen por ellos. Por otra

60 Revista Frustration, “Contre la répression du complotisme, la criti-


que réaliste des élites”, blog: Mediapart, 14 de julio de 2016.

61 Michel Collon, “Complotiste, moi?”, Investigaction.net, 22 de febrero


de 2016, en www.investigaction.net.

175
MICHEL COLLON Y GRÉGOIRE LALIEU
El mundo según Trump

parte, hay quienes se sienten excluidos por esos medios de comuni-


cación de otras clases sociales, y tampoco los leen; en consecuencia,
no son capaces de refutar las deformaciones y se encierran en una
burbuja de Internet con quienes piensan como ellos. ¿El resultado?
Un pueblo dividido. Dos bloques que se informan de manera dife-

ta
rente y que no se hablan. ¿Quién se beneficia de ello?
¿Cómo podemos salir de esta situación? Hay que organizar por

l
fin verdaderos debates entre esos dos bloques. Pero primero es con-

su
veniente dilucidar la ambigüedad alimentada por algunos sobre es-
tas dos nociones: “periodista neutral” y “periodista comprometido”.

No hay periodistas neutrales, pero sí objetivos

n
Investig’Action, el portal web que fundé en el 2004, asume sin
co
complejos su carácter de medio de comunicación comprometido.
Un defecto según algunos. Para mucha gente del oficio, “periodista
comprometido” suena a insulto. No “neutral” es igual a no profesio-
nal, y tampoco serio.
Mi respuesta es sencilla: en un mundo dominado por las multi-
ra

nacionales, en un mundo caracterizado por una brecha entre ricos


y pobres cada vez más grande y que frena el progreso de la huma-
nidad, en un mundo donde una multinacional puede manipular la
pa

opinión y desencadenar una guerra solo para aumentar su poder,


ningún periodista es neutral. Cualquier periodista toma partido: de
entrada escogiendo lo que muestra y lo que oculta, a quién le da la
palabra y a quién se la quita, lo que pondrá en la portada y lo que tra-
F

tará de forma breve.


Todo periodista se compromete y toma partido. Ya sea para
PD

impugnar los intereses dominantes, o para mantener el statu quo.


Quien no sea consciente de ello, no entiende el mundo que pretende
reflejar. Quien es consciente y lo oculta, engaña a su público.
La información es una batalla. Para nosotros, “comprometido”
quiere decir: resistir a los intereses dominantes, escoger el bando
de las víctimas, de los olvidados por los medios, e incluso si hace fal-
ta, luchar en cualquier lugar donde estemos, y por lo tanto, también
dentro del sistema mediático tradicional; no se puede decir plena-
mente toda la verdad, excepto en un marco independiente de los
176
Segunda parte
Las 7 cosas que sabemos (o no) sobre Donald Trump

cuatro filtros. En un marco independiente del dinero de las multi-


nacionales.

La responsabilidad de los periodistas


La neutralidad no existe, pero la objetividad sí. Una informa-

ta
ción objetiva busca la verdad en los hechos, examina objetivamente
las situaciones y busca las causas. Esto es indispensable para que la

l
gente pueda reflexionar sobre los problemas y decidir cómo quiere

su
resolverlos.
Lamentablemente, al presentar las guerras bajo términos en-
gañosos como “intervención humanitaria”, “lucha contra el terro-
rismo”, “armas de destrucción masiva” o “derechos humanos”, los

n
medios oficiales ocultan los intereses económicos y estratégicos.
co
Impiden que la gente comprenda y, por lo tanto, que intervenga en
el debate como ciudadanos.
Peor aún, cuando los medios de comunicación alternativos mues-
tran el otro lado de la moneda, los medios oficiales los etiquetan
frenéticamente como: “¡populistas!”, “¡complotistas!”, “¡amigos de
ra

dictadores!” y otros “amables” adjetivos. No obstante, cuando esta-


ban en la escuela de Periodismo, esos profesionales aprendieron que
los epítetos no valen nada, que solo los hechos tienen valor.
pa

El tiempo apremia. ¿Deseamos fabricar nuevos Trump, Le Pen y


Wilders eludiendo los auténticos debates? No, hacen falta revelaciones
sobre la cara oculta de los acontecimientos económicos, políticos y
militares. ¡Necesitamos que todo forme parte del dominio público!
F

“Usted tiene razón, pero...”


PD

Este llamado concierne a los periodistas que hacen lo que pue-


den al interior del sistema. ¡Que ayuden a que la población vea cla-
ro en medio de las guerras, las migraciones, el empobrecimiento!
¡Que muestren las estrategias secretas! Necesitamos combatir las
divisiones entre los diversos estratos del pueblo, hablando al mismo
tiempo sobre las mismas cosas y con base en los mismos hechos.
Al mismo tiempo, hay que tener en cuenta que dentro del sis-
tema, las posibilidades son limitadas. Recientemente, un periodista
de un importante medio de comunicación oficial me decía: “Sí, tiene
177
MICHEL COLLON Y GRÉGOIRE LALIEU
El mundo según Trump

razón, no le hemos dicho la verdad a la gente sobre este asunto. Pero


no soy millonario, debo trabajar hasta mi jubilación”.
Es comprensible. De modo que lo esencial ocurrirá fuera del sis-
tema. Con los medios de comunicación independientes, en Internet
y, sobre todo, mediante debates en la vida real con la gente que no

ta
piensa como nosotros. Los periodistas y los ciudadanos deben en-
contrarse para intercambiar libremente, sin el yugo del sistema.

l
Para que ocurra esto hace falta que los medios de comunica-

su
ción independientes se organicen con mayor eficacia y, en la medida
de lo posible, con más coordinación. En todo caso, que movilicen a
toda esa gente que espera y que está dispuesta a echar una mano.
Esta es la filosofía de Investig’Action. Un periodismo participativo y

n
ciudadano, a favor de verdaderos debates. Que la gente pueda dejar
co
a un lado el miedo que se le ha inoculado por goteo. Que puedan ha-
cer las preguntas que molestan. Por ejemplo, ¿cuánto me cuesta la
guerra? ¿Qué se podría hacer con ese dinero para la gente como yo?

Todos somos periodistas


ra

Pues bien, la clave es una información comprometida y ciuda-


danos involucrados. El profesor palestino Mazin Qumsiyeh, a tra-
vés de la historia de todo un pueblo que resiste desde hace décadas,
pa

nos brinda este mensaje:

La gente siempre tiene el poder de cambiar las cosas. Con fre-


cuencia, los gobiernos mienten a los pueblos, y sus principales
F

instrumentos son: A. Crear el miedo. B. Crear la pasividad (la im-


potencia). La clave del éxito de un gobierno es hacer de la gente
PD

buenos consumidores (de propaganda y mercancía). (...) Mientras


que la clave del éxito de los defensores de los derechos humanos
es incentivar a la gente para que sean ciudadanos muy implica-
dos y muy informados. Elegir entre la codicia a corto plazo y los

178
Segunda parte
Las 7 cosas que sabemos (o no) sobre Donald Trump

intereses planetarios a largo plazo. Se trata de un conflicto exis-


tencial para la humanidad.62

Este mensaje expresa perfectamente lo que les proponemos a


nuestros lectores desde que comenzamos a trabajar sobre la desin-

ta
formación en 1991. No hemos dejado de invitarlos a que se compro-
metan personalmente en la batalla de la información: “Todos somos

l
periodistas”.

su
Porque no habrá paz sin justicia, y no habrá justicia sin una in-
formación verdadera.

n
co
ra
pa
F
PD

62 Comunicación personal.

179
PD
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PD
F
pa
ra
co
nsu
l ta
ÍNDICE

PRIMERA PARTE

ta
CAPÍTULO 1
LAS CAUSAS ECONÓMICAS DEL DECLIVE DE
ESTADOS UNIDOS - HENRI HOUBEN 13

l
su
CAPÍTULO 2
¿CUÁL ES LA ESTRATEGIA DE TRUMP? - MOHAMED HASSAN 31
Ficha n.˚ 1

n
¿De dónde surgieron Kissinger y Brzezinski? - Majed Nehmé 54
co
CAPÍTULO 3
¿SIRIA, UN GIRO DECISIVO DE LA HISTORIA? - MAJED NEHMÉ 55
Ficha n.˚ 2
Los negros blancos de Europa - Mohamed Hassan 68
ra

CAPÍTULO 4
TRUMP VISTO DESDE ESTADOS UNIDOS - JOHN CATALINOTTO 69
pa

CAPÍTULO 5
¿POR QUÉ EUROPA LLORA A CLINTON? - BRUNO DRWESKI 77
Ficha n.˚ 3
La guerra en Ucrania y sus refugiados - Badia Benjelloun 85
F

Ficha n.˚ 4
¿Cuál es la relación de Gran Bretaña con la UE? -
PD

Mohamed Hassan 85

CAPÍTULO 6
¿POR QUÉ ESTE AUGE GENERALIZADO DE LA EXTREMA
DERECHA?- SAÏD BOUAMAMA 87
SEGUNDA PARTE
LAS 7 COSAS QUE SABEMOS (O NO) SOBRE
DONALD TRUMP – MICHEL COLLON 95
1. Trump ha dicho cosas útiles 96
2. Trump es el producto de la crisis 100

ta
3. El balance que se ha hecho de Obama
no cuenta realmente la verdad 111

l
4. La élite estadounidense está muy dividida:

su
¿es eso algo bueno? 119
5. ¿Trump, un aliado de los trabajadores? 136
6. ¿Más o menos guerras? 144
7. ¿Qué pueden hacer los ciudadanos? 156

n
BIBLIOGRAFÍA
co 181
ra
pa
F
PD
PD
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co
nsu
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co
ra

Centro Simón Bolívar, Torre Norte, piso 21, El Silencio,


Caracas - Venezuela 1010.
Teléfonos: (0212) 768.8300 / 768.8399
pa

Correos electrónicos
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Páginas web
F

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ESTE LIBRO SE TERMINÓ DE IMPRIMIR


EN AGOSTO DE 2018
EN LA FUNDACIÓN IMPRENTA DE LA CULTURA
GUARENAS - VENEZUELA
LA EDICIÓN CONSTA DE 5.000 EJEMPLARES.
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