Universidad del Balamand

Instituto de Teología San Juan Damasceno

P.A.S.E. (Program for Arabic – Spanish Exchange)

Lección 6 Sección 1
La historia de Jacob (Gen 25:19-35:29)
La historia de Jacob continúa a la historia
de Abraham casi imitándola. Su vida incluye
también bendición, descendencia y tierra pero le
da un nuevo giro a cada tema. La historia de
Abraham trató con la fertilidad y la descenden-
cia a través de la relación de padre a hijo. La
historia de Jacob analiza la relación de hermano a
hermano en la promesa. Si hay más de un hijo,
¿quién debe heredar la promesa? ¿Hay ley de
hierro que determine que el primer hijo la
obtenga sí o sí? La acción de estas historias está guiada por una rivalidad de
parentesco.

Jacob, impulsado por sí mismo (y a veces por su madre), maquinando y

engañando, conspira para obtener la bendición. ¿Vemos aquí una vuelta al pecado
primordial, tratando de robar en vez de esperar el favor de Dios? La historia de Jacob
sucede en una serie de tres pliegues de disputas. Primero, Jacob se muestra más listo
que su hermano gemelo Esaú, para ganar la posesión del derecho de herencia de la
familia. Segundo, Jacob siendo más astuto que su tío Labán adquiere bienes
sustanciosos. Tercero, Jacob resiste más que Dios en la lucha, determinado a recibir la
bendición divina.

1. Jacob contra Esaú: la expropiación de la bendición (25:19-28:22)

La narración del nacimiento de Jacob y Esaú establece puntos de contacto con la
historia de Abraham. Rebeca era estéril. Como Sara antes que ella, tuvo hijos solo
luego que Dios intervino. El embarazo se muestra doloroso pues los bebes se

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empujan y se pelean en el vientre. Yahvé revela que esto ocurre porque los gemelos
serán rivales. “Dos naciones hay en tu vientre, y dos pueblos que estarán separados desde
tus entrañas. Un pueblo será más fuerte que el otro y el mayor servirá al menor” (25:23).

Los hermanos lucharán entre ellos, pero el resultado ha sido predestinado. El

más joven ganará. La vida de Jacob se parece a la de Abraham en la rivalidad de los
hijos preferidos, Ismael e Isaac, a pesar de que la
rivalidad anterior fue experimentada por las
madres. En el presente caso, el ciclo es guiado
por la determinación de Jacob en no dejar que
Esaú heredase. Primero, Jacob compró la
primogenitura (25:27-34) de Esaú, quien la
vendió por una miseria. La primogenitura es el
derecho del primogénito de heredar el
patrimonio familiar. Luego Jacob engañó a su
padre Isaac, quien le dio la bendición que le
pertenecía a Esaú (27). La ironía del relato es
que Jacob no sabía que había sido predestinado
a prevalecer. Él se confabuló para obtener lo que
Dios ya le había concedido desde su nacimiento.

También hay claramente un nivel más profundo en este conflicto entre

hermanos. El oráculo divino le revela a Rebeca que estas historias son más que
simplemente una guerra entre hermanos. “Dos naciones están en tu vientre”, refleja la
existencia de historias de un conflicto nacional. Estos relatos prefiguran un posterior
antagonismo de Israel y Edom.

2. Israel y Edom
Jacob y Esaú, son respectivamente los ancestros epónimos de Israel y Edom. De
acuerdo con la historia bíblica, Israel y Edom fueron amargos rivales. Los Edomitas
rechazaron el paso de los Israelitas durante la estadía en el desierto (Num 20:14-21).
David vence a los Edomitas (II Sam 8:13-14) en el proceso de establecer su reino. En
muchas ocasiones los profetas de Israel condenaron a los Edomitas. El conflicto
Jacob-Esaú es, entre otras cosas, una historia sobre el origen de la enemistad Israelita-
Edomita.

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El relato del nacimiento y el episodio de la primogenitura relacionan a Esaú con

Edom. La apariencia velluda y pelirroja de Esaú, ocasiona el juego de palabras entre
los nombres Edom (que en hebreo quiere también decir rojo) y Seír (que suena en
hebreo como la palabra velludo). La tierra de Seír era la patria de los Edomitas. Jacob
suena como “Talón”, y él sostenía el talón de Esaú cuando salieron del vientre. Una
derivación lingüística más precisa del nombre Jacob lo relaciona con el término
“protegido”, de manera que Jacob (que probablemente en un origen era Jacob-el)
significa “que Dios proteja”.

Luego, en el relato, Dios cambiará el nombre de Jacob por Israel (32:28). Las
bendiciones que le pertenecían al primogénito pasaron al hermano menor.
Intencionalmente o no, esta reversión de la tradición, así como la unidad de la
primogenitura y la bendición, parecen verse reforzadas por una inteligente elección
de palabras. En hebreo “Primogénito” y “primogenitura” derivan de la misma raíz, y
“bendición” tiene las mismas consonantes que “primogenitura” con la segunda y la
tercera consonantes revertidas. Rebeca, quien ama a Jacob por sobre Esaú, tiene un
nombre sospechosamente similar a estos términos centrales.

A lo largo de la historia patriarcal se trata a la promesa, desde una perspectiva

interna, bajo la forma de la esterilidad y, desde una perspectiva externa, bajo la
forma de la enemistad. Incluido entre el relato de Jacob que compra la primogenitura
y que roba la bendición está el relato de la estancia de Isaac y Rebeca en Palestina
donde estuvieron en peligro (26:1-11). Isaac engañó a los nativos haciéndolos pensar
que Rebeca era su hermana para no ser asesinado por causa de ella. Estos incidentes
nos remontan a las situaciones similares con Abraham y Sara (12:10-20, con Faraón
en Egipto y 20:1-18 con Abimelec en Gerar). Más tarde, a medida que las posesiones
de Isaac aumentasen, este entró en conflicto con los filisteos sobre derechos de agua y
pozos. El conflicto se solucionó amigablemente cuando ambas partes acordaron un
tratado pacífico.

3. Escena paradigmática
La historia ancestral contiene un número de episodios que tienen rasgos y
motivos similares. Un ejemplo es el ancestro que dice que su esposa es su hermana.
Es posible que los escritores construyeran a partir de escenarios, situaciones y
secuencia de acciones convencionales para envolver sus historias. Tales situaciones
han sido llamadas escenas paradigmáticas. Otras escenas paradigmáticas incluyen el

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nacimiento del heredero de una madre que fue estéril (Isaac de Sara, Esaú y Jacob de
Rebeca, José de Raquel) y el encontrar la esposa futura en un pozo: Rebeca (Gen 24);
Raquel (Gen 29); Séfora (Éx 3).

El episodio culminante de la primera etapa de la vida de Jacob es su viaje desde

la tierra prometida a la Mesopotamia. Por temor a Esaú viajó para salvar su vida y se
fue al territorio de Labán, el hermano de su madre Rebeca. Dejando a sus padres
atrás y viajando solo, Jacob se detuvo por la noche en un lugar remoto. Allí está
ahora por su cuenta. Génesis 28:10-22 es uno de los dos pasajes en la vida de Jacob en
donde él tiene un encuentro directo con Dios. Los dos lugares están marcados por
nombres complementarios. En este pasaje el lugar viene a llamarse “Betel”; el otro
lugar es “Peniel” (¡Lean este pasaje!). En este sueño, Dios habló con Jacob y confirmó
personalmente las promesas de los descendientes y de la tierra que le había sido
conferida a él a través de su padre Isaac. Muchas frases se hacen eco de las promesas
anteriores, incluyendo “en ti serán benditas todas las familias de la tierra” (12:3) y “polvo
de la tierra” (13:6).

En su sueño, Jacob ve una escalera que llega al cielo. Este componente del
incidente puede querer proveer el punto contrario al proyecto ancestral de la Torre
en Babel (Gen 11:1-9). En este episodio la humanidad intentó construir una torre que
llegase al cielo. Babel sería la puerta hacia el cielo. En este episodio Jacob encuentra
el verdadero punto de acceso celestial: Betel. La similitud entre los nombres Babel y
Betel puede ser más que simple coincidencia.

Jacob instaló su almohada de piedra como pilar, llamado Matsevah en hebreo.

Una piedra erguida podía ser utilizada para una diversidad de funciones en el
mundo antiguo. Podía conmemorar a una persona muerta (35:20), recordar una
alianza (31:45; Éxodo 24:4) o representar una deidad en un lugar sagrado. Luego, las
piedras erguidas serán condenadas por que se las asociaron con el culto a Aserá
(Éxodo 34:13, Levítico 26:1, I Reyes 14:23, II Reyes 17:10).

Cuando Jacob volvió a Betel después de su viaje levantó un altar y Dios se le

apareció nuevamente (35:1-15). Jacob tomó un voto solemne prometiendo la
adopción de Yahvé como su Dios si su viaje era exitoso. El carácter condicional del
voto parece característico de Jacob que siempre estuvo listo para negociar pero
siempre en beneficio propio. A pesar de que la palabra alianza no se usa
explícitamente aquí, hacer una alianza habría sido la intención al instalar y ungir un
pilar.

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4. Jacob versus Labán (29-31)

Jacob llego a Harán y pronto conoció a Raquel en el pozo local. Fue
calurosamente bienvenido por Raquel y Labán después de haberse revelado como
hijo de Rebeca. Jacob se quedó con Labán y aceptó trabajar 7 años para obtener el
derecho de casarse con Raquel. En la noche de bodas, el duerme con su novia, sólo
para despertarse en la mañana y darse cuenta que había consumado el matrimonio
con Lea, ¡la hermana mayor de Raquel!

Indignado, Jacob confronta a su tío con la decepción. Lleno de ironía, Labán le

responde: “no se acostumbra en nuestro lugar dar la menor antes que la mayor” (29:26). El
tema de la primogenitura retorna. Labán también acepta que Jacob se case con
Raquel, a cambio de otros siete años de trabajo. Parece que Jacob, el experto
embaucador, ha sido él mismo embaucado.

A pesar del exilio, Jacob prosperó. Tuvo una gran familia con sus dos esposas y
siervas, Zilpa y Dilha. Lea le dio 6 hijos, y cuando ya no pudo tener más hijos a causa
de su edad, su sierva, Zilpa, sirvió como madre sustituta dando a luz otros 2. Raquel
era estéril, de manera que Dilha se convierte en sustituta dando a luz 2 hijos.
Finalmente Raquel queda embarazada y da a luz a José. Más tarde tendrá otro hijo,
Benjamín, pero morirá ella en el parto.

Jacob quiso volver a Canaan con su familia pero Labán intentó retenerlo pues se
dio cuenta que estaba siendo bendecido a través de Jacob. Jacob negoció con Labán
para adquirir ovejas y cabras. Con un
retorcido método Jacob aumentó sus
rebaños en detrimento de los de Labán.
Debido a que las tensiones aumentaban,
Jacob determina que era momento de
partir. Jacob toma a su familia y rebaños y
Raquel se apropia de los bienes de la
familia.

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5. Jacob contra Dios: la lucha por una bendición

En la secuencia final de Jacob lo encontramos regresando a Canaán. Un grupo
lo estaba esperando en la frontera, presumiblemente para darle la bienvenida y a la
vez para protegerlo. El podría necesitarlos ya que en Canaán su vida y su destino
tendrían una resolución que no llegaría sin la solución de conflictos venideros. Jacob
esperaba encontrarse con Esaú poco después de entrar a Canaán, quien aún estaba
enfurecido por haber sido engañado. Jacob se tomó la molestia de aplacar la cólera
de Esaú, mandando con anticipación cierto número de regalos. También hizo planes
para escapar si Esaú seguía en cólera.

Sin embargo, una confrontación más, que lo pondría a prueba, llegaría antes de
que tuviera la oportunidad de encontrarse con su hermano. Completamente solo y
vulnerable, se enfrentó con una deidad luchadora cara a cara. La historia de la lucha
entre Jacob y Dios (Gen 32:22-32) muestra a Jacob tomando constantemente ventaja
de cada situación para asegurar una bendición.

Jacob se separó de su rebaño y de su familia y permaneció al otro lado del río.

Este pudo haber sido parte de un esquema para distanciar a Jacob de Esaú usando a
la gente que tenía a su cargo y su patrimonio como barrera. ¿Quizá pensó llamar a
Dios otra vez para que lo ayudase? (Ver 32:9-12). Pueden haber sido ambas cosas. En
cualquier caso, la soledad de Jacob en Penuel iguala a su soledad en Betel, al
comienzo de su viaje. Tanto yendo como regresando, Jacob encuentra a su Dios
estando absolutamente solo.

Sin embargo, en vez de estar solo, Jacob se encuentra peleando con un

“hombre”. El asaltante es llamado “un hombre”, pero mientras se va desenvolviendo la
historia, se hace claro que ese “hombre” es el mismo “Elohim”. Jacob sufre un cambio
de nombre a “Israel”, que significa “el que lucha con Dios”.

Penuel (con una forma de escribir alterna Peniel) literalmente significa “cara de
Dios”, porque allí Jacob vio directamente la cara de Dios. Un tema recurrente en el
autor elohista es que uno no puede ver a Dios y vivir (ver también Moisés en la zarza
ardiente de Éxodo 3). Esto refuerza el poderío completo de Elohim. Aun así, Jacob
vio la cara de Dios y vivió (una señal que de verdad fue bendecido por Dios).

El significado de la historia es evasivo. Sin embargo sirve para caracterizar a

Jacob como persistente y aun implacable en su búsqueda de bendiciones.
Considerándose junto a las otras historias de Jacob, esta historia dice que Jacob jamás
pararía por nada con tal de asegurar una ventaja personal. Otro aspecto importante
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de la historia es que, aunque Jacob era un “engañador”, Dios lo bendijo todo el

camino. Este un tema muy importante del Antiguo Testamento, el cual socaba el
hecho de que Dios se mantuvo siempre fiel a su palabra y sus promesas. Sin
embargo, la fidelidad humana a la palabra de Dios siempre será probada. Las
promesas de Dios serán cumplidas desde su lado, sin embargo esos que serán fieles a
él las recibirán y sacarán provecho de sus bendiciones.

Luego de que Jacob luchó con Dios, se encontró

con Esaú. Fue un encuentro tenso, pero aún así no
violento, con una partida de ambas partes muy tensas,
cada uno por su lado. En la manera amable en que
Esaú recibió a su hermano podemos ver que el tiempo
ha cambiado al rubicundo al igual que al engañador.
Jacob vio en el abrazo acogedor la evidencia de la
protección de Dios y le dijo a Esaú: “…Veo tu rostro
como uno ve el rostro de Dios” (Gen 33:1) una
observación con doble sentido obvio a la luz del
reciente encuentro de Jacob con Dios en Penuel-Cara
de Dios.

Luego de irse Esaú, Jacob se fue a Siquem, donde una de las historias bíblicas
más raras toma lugar (Gen 34). El gobernante de Siquem abusa de la hija de Jacob,
Dina, y buscó casarse con ella ofreciendo cualquier cosa por los derechos del
matrimonio. Los hijos de Jacob fijan una condición, que todos los hombres cananeos
en el área sean circuncidados. Los Siquemitas estuvieron de acuerdo, y en el tercer
día cuando estaban en dolor debilitante, Simón y Leví entraron al pueblo y mataron
a todos los hombres. Ellos defendieron sus acciones frente a Jacob clamando que solo
vengaban el honor de su hermana. La historia refuerza la división de los cananeos y
los israelitas y prueba el celo de Simón y de Leví. Luego de esto, Jacob retornó a Betel
con su familia (Gen 35). Ahí, él edificó un altar y colocó un pilar para conmemorar el
cumplimiento de las promesas de Dios dadas ahí mismo antes cuando él estaba solo
y era un refugiado.

Como hemos visto, la historia de Jacob tiene una unidad temática, decidida,
basada en las promesas. Además da evidencias de una simetría literaria. El siguiente
resumen expone el amplio esquema narrativo que toma su forma de sus nociones
correspondientes.

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A. Lugar de nacimiento de Jacob y Esaú: Jacob recibe el derecho de

primogenitura (25)
B. Isaac y Abimelec: conflicto sobre la tierra (26)
C. Jacob se escapa de Esaú con la bendición (27)
D. Jacob en Betel, la “casa de Dios” (28)
E. Jacob se queda con Labán (29-31)
D´. Jacob en Penuel: “cara de Dios” (32)
C´. Jacob y Esaú reconciliados (33)
B´. Jacob y Siquem: conflicto sobre el matrimonio (34)
A´. Regreso a Canaán y muerte de Isaac (35)

Como ilustra el esquema anterior las historias tienen una estructura recursiva
con A retornando a A´, B retornando a B´ y así en adelante. Los capítulos 26 al 34
aparentan estar, usualmente fuera de lugar para los intérpretes ya que parecen
romper el flujo de eventos en torno a Jacob. Aun así, en el marco de este esquema
general, dichos episodios “B” contradictoriamente aislados e incongruentes tienen
un lugar. En formas literarias, temáticas y estructurales, el relato de la vida de Jacob
exhibe una notable plenitud.

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