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Walzner-CÓMO TRAZAR LA LÍNEA (Religión y política).

CÓMO TRAZAR LA LÍNEA


¿Se puede mantener a los militantes de la religión fuera de la arena política?
Los laicistas liberales y de izquierda siempre han tratado de excluir a los militantes que actuaban por
motivos religiosos. Aún así dicha exclusión no es posible en una sociedad democrática:
● Los hombres y mujeres no se pueden despojar de sus convicciones por el hecho de entrar en
la política.
● Una sociedad democrática no puede inquirir cómo ni dónde se forman las opiniones de sus
ciudadanos, ni tampoco puede censurar a la religión.
Aún así la separación religión-política supone una gran importancia en la democracia ya que ésta tiene
una implicancia en las políticas públicas. Según Walzner hay 3 requisitos para que esta división sea
efectiva;
1) División institucional. El Estado es el único que debe poseer poder coercitivo y además las
religiones (así también como los líderes étnicos/raciales) no pueden invocar al poder
coercitivo del Estado para imponer sus fines religiosos. Las asociaciones de carácter
confesional son de adhesión voluntaria y no deberían poseer por esto apoyo estatal.
2) Las ceremonias y celebraciones públicas deben diferir de las religiosas. ​La “religión civil”
debe ser puramente civil. Sus fiestas deben estar basadas en la historia política y sus
ceremonias tienen que estar interpretadas de forma política. El Estado no es un objeto de culto
y no liga a sus ciudadanos a un organismo místico ni a una congregación sagrada. La
fraternidad que la política ofrece está construida por los mismo hombres y está
constantemente expuesta a la reconstrucción.
3) La separación requiere una aceptación de todos los argumentos, posturas y alianzas que
se den desde el lado político. ​El discurso religioso tiene un carácter absolutista. Es muy
importantes que aquellos/as cuyas opiniones hayan sido de formación religiosa aprendan a
politizarlas. Deben renunciar al absolutismo y defender sus puntos de vistas a partir de otros
argumentos, que serán expuestos al cuestionamiento. Estos defensores deberán
comprometerse con personas poseedoras de opiniones distintas.
Los militantes religiosos que critican estos requisitos aseguran que aquellos que actúen de manera
laicista no pueden sostener un nivel moral de vida pública. Se manejan según el relativismo. Opuesto
a ésto está la postura de que las personas discrepan sobre la moral del mismo modo que lo hacen con
la política. La fe en la religión no tiene un efecto universal sobre todos los seres humanos. La religión
es un surtido de lo más variado, justamente igual que la ideología laica.
¿Cómo se deberían solucionar los inevitables desacuerdos cuando éstos afecten a los usos del
poder del Estado?
La respuesta de los separacionistas es que deben dirimirse políticamente a través del debate, la
deliberación, la negociación y el compromiso. Todas las grandes religiones tienen tradiciones de
argumentación y debate que pueden adaptarse al uso democrático. Aún así la pasión y el poder son
determinantes. El mayor temor de los laicos es que si un religioso asume al poder con fervor religioso,
este gobierne con el mismo fervor.
El ideal separacionista es un mundo donde la palabra de Dios no sea portadora de ninguna autoridad
especial. En donde todos los ciudadanos se escuchan entre sí y c/u es libre de expresar su propia
palabra.
ARGUMENTOS EN CONTRA DE LA POSICIÓN SEPARACIONISTA
1) Argumento populista contra el laicismo liberal: ​a separación es la idea de profesionales
para quienes el debate público es una cuestión técnica, prosaica y sin brío. Para una
movilización popular se necesita un relato más amplio que esto, un relato basado en la
religión o cuasi religión. Las promesas religiosas o cuasi religiosas son necesarias para que
los hombres y mujeres sean activistas políticos. La religión aporta a la política
- popular una sensación de fe y esperanza de cambio radical,-
- una narrativa de liberación garantizada por Dios
- una imagen del fin de los días, la meta remota del movimiento política,
- disciplina para la larga marcha
- y una visión clara de cuáles son los enemigos de la causa: opresores, infieles, etc.
Según esta crítica, la movilización popular se hace imposible sin estos 5 elementos. Esta capacidad de
la religión para implicar a las personas a las causas políticas contrasta con la universalidad técnica o
burocrática del Estado neutral, que sirve a todos sus ciudadanos y sus ciudadanas pero no da motivos
para que éstos le sirvan al Estado.
2) Argumento comunitarista/pluralista: ​la religión es una fuerza particularista, satisface la
necesidad humana de sentido, confinamiento e intensidad. Crea vínculos comunitarios muy
fuertes. La separación pretende debilitar dichos vínculos e impedir las preferencias como el
nepotismo, ya que se cree que si los fieles acceden al poder beneficiarán a los suyo y entrarán
en conflicto con otros grupos religiosos y no religiosos a quienes tratarán de perseguir y
excluir.
● Esta segunda crítica afirma que la separación es de carácter antiséptica. Es decir, la infección
que se trata de eliminar no es la de la militancia populista, sino la de las identidades y la
diferencia.
Según esta crítica, la separación crea una sociedad alienada. La religión, al contrario, sirve como
fuerza movilizadora para fortalecer la solidaridad moral y el apego político. La tolerancia religiosa es
más importante que la separación, ya que la religión modifica el accionar de las personas, lo cual no
puede quedar exento del debate político.
● A los sentimientos y opiniones religiosas se les debe dar cabida: ​acomodarlas​. La
acomodación puede seguir líneas democráticas. Si la gran mayoría cree en una sola fe hasta se
podría oficializar una Iglesia, ej. Inglaterra. En cambio, en países sin una fe mayoritaria, se
necesitan medidas más pluralistas y complejas. El argumento habitual en contra de la
acomodación (por parte de los separacionistas) es que personas laicas se verían excluidas. Por
otra parte, cuando se despoja la vida pública de TODO símbolo religioso son los creyentes los
que se ven excluidos.
SEGÚN EL AUTOR
Incluso en democracia, se suele ceder demasiado a la movilización popular, formando así una política
incluso negativa: ya sea de carácter religioso, ideológico, nacionalista, partidista. Ej. asesinatos en
nombre de Dios, Holocausto, etc.
La separación entre religión y política es garantía de temporalidad y provisionalidad​. Pero de estas
garantías no se desprende el hecho de que podamos materializar una u otra idea de la socidad civil
buena. Del lado religioso, la sociedad civil se ve como algo absoluto, mientras que del lado político es
provisional. El poder del Estado nunca puede involucrarse con totalidad a mantener la estabilidad de
la sociedad buena y oponerse a que los hombres y mujeres definedan concepciones enfrentadas a la
bondad. Lo que la separación implica es que los ciudadanos implicados, ya sean laicos o religiosos,
sean tratados por igual.
● El Estado debe ser neutral y no debe intervenir en la competencia entre distintos grupos
religiosos ni tener preferencia por uno de ellos o por grupos étnicos, raciales. Esta neutralidad
siempre será incompleta y estará en constante debate. El Estado no puede imponer una
igualdad perfecta, pero sí puede y debe actuar contra la desigualdad radical entre sus
ciudadanos.
● La separación genera que el Estado tolere multiplicidad de grupos religiosos y obliga a estos a
tolerarse. Lo mismo sucede con los grupos étnicos y partidarios.
La tolerancia no implica que no haya competencia entre los distintos grupos. Un partido puede ganar
las elecciones y poner en práctica su programa, mientras que un grupo religioso o étnico no puede
hacerlo. Los PP victoriosos sólo pueden actuar dentro del marco político e institucional de corte
liberal y democrático. Un PP puede traducir un programa en una ley pero no en un catecismo escolar.
Del mismo modo, hay cosas que los grupos religiosos pueden hacer en el terreno político, ej. defender
derechos civiles en nombre de la justicia profética, y también hay cosas que legítimamente no pueden
hacer. Ningún programa religioso puede promulgarse en forma de ley si amenaza a las demás
religiones o atenta contra la igualdad ante la ley de los ciudadanos. ​Entonces no se divide a la política
de la religión, ee separa entonces la religión DEL poder del estado.
​El espacio político debe tener un carácter civil: el Estado debería ser un Estado para todos sus
ciudadanos/as. Y aunque mezclar distintas creencias (religiones, ettnias) puede ser un método de
inclusión, no se puede excluir con totalidad las convicciones y pasiones absolutistas sin excluir a las
personas que las sostienen.
La política separada de la religión en un sentido extendido, es un debate con final abierto en torno a
intereses y valores entre personas que debem convivir unas con otras.

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