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LA “FERIA DE PEKÍN” EN
EL PERÚ COLONIAL.
UNA MIRADA IMPERIAL SOBRE
EL COMERCIO Y CONSUMO DE
BIENES ASIÁTICOS 16801740
Por Mariano Ardash Bonialian

RESUMEN:

E l artículo aborda un fenómeno histórico


olvidado del Perú colonial: el comercio y
la cultura de consumo de bienes asiáticos en
el virreinato del Perú desde la segunda mitad
del siglo XVII hasta la primera mitad de la
centuria siguiente. Concentra la atención en
la movilización de bienes asiáticos desde
Nueva España hacia el Perú por el Pacífico.
A través de información cualitativa, se iden-
tifican los bienes asiáticos comercializados,
los mercados regionales involucrados y los
grupos sociales consumidores. Finalmente, se
estudian los agentes promotores del flujo y
los efectos de contracción que habría genera-
do el circuito sobre las ferias de Portobelo.

ABSTRACT:

“Beijing’s Fair” in colonial Peru.


An imperial view on commerce and
consumption of Asiatic goods

T he article examines a forgotten historical


phenomenon of the Colonial Peru: the
trade and consumption culture of Asian goods
during the Viceroyalty of Peru from the second UNSAM-CONICET
half of the seventeenth century until the first
half of the following century. It focuses on R: //
the mobilization of Asian goods from New A: //

La “Feria de Pekín” en el Perú colonial


A  Nº ,  , ISSN - [A B, . -]
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Spain to Peru through the Pacific. Asian goods tante claro de ello se puede ver al
marketed, regional markets involved and revisar las cuentas de los ingresos
consumer social groups are identified through
qualitative information. Finally, the flow públicos del virreinato del Perú du-
promoter agents and the contraction effects rante el siglo XVII (Tabla 1).
that would have created the circuit on the En la segunda mitad del siglo
Portobelo fairs are studied. XVII, las remesas públicas peruanas
 : Perú, bienes asiáticos, enviadas hacia España disminuyeron
comercio, consumo, período colonial. de forma significativa. Si para la cuar-
: Peru, Asian goods, trade, ta década del siglo el flujo de metá-
consumption, colonial period. lico peruano hacia España rondó el
40% de los ingresos totales, en la
década del ochenta llegará a ser tan
sólo del 5%. La drástica disminución
de los envíos de metálico nos expre-
Introducción sa la crisis que venía sufriendo el mo-
delo comercial oficial asentado en las

C
ada vez es mayor el con- ferias de Portobelo. Este descenso no
senso de referirse a la fa- se explicaría –ni se correspondería–
mosa “crisis del siglo XVII” por una supuesta y proporcional caí-
como una crisis más bien da de los ingresos totales. Si bien los
española y europea y no americana. ingresos públicos del virreinato du-
Sería paradójico hablar de crisis his- rante la segunda mitad del siglo fue-
panoamericana cuando sus signos ron levemente inferiores a los de la
económicos la muestran viviendo un primera mitad del siglo, las cantida-
proceso complejo de crecimiento. El des retenidas aumentaron
aumento de la producción de plata significativamente. La explicación de
y de su acuñación, el crecimiento de la reducción de las exportaciones
la producción agrícola y del comer- oficiales de plata estaría en que gran
cio interamericano son sólo algunas parte del metálico fue retenido por
de las señales de la diversificación los agentes locales para responder a
económica y del progreso sostenido la creciente complejidad que vivía la
que vivía, por entonces, el gran es- estructura social, política y econó-
pacio continental.1 Un ejemplo bas- mica del virreinato. Había que finan-
ciar tareas de administración, de de-
1. Romano, Ruggiero, Coyunturas fensa como también el desarrollo del
opuestas. La crisis del siglo XVII en
Europa e Hispanoamérica. México:
comercio local, interamericano y
Fondo de Cultura Económica, 1993, mundial.
pp. 125-138.

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Tabla 1. Ingresos públicos del virreinato del Perú (1631-1690)


Ingresos retenidos % enviado a % retenido en
Década Ingresos totales en Perú Castilla Perú
1631-40 32.894.130 18.055.639 45 55
1641-50 33.720.680 19.452.359 42 58
1651-60 35.887.968 24.126.862 33 67
1661-70 20.325.261 17.298.253 15 85
1671-80 26.060.453 21.890.780 16 84
1681-90 24.078.352 22.806.459 5 95
Fuente: Kenneth, Andrien, Crisis and Decline the Viceroyalty of Peru in the Seventeenth Cen-
tury. USA: University of New Mexico Press, 1985, p. 34.

En términos de comercio sería nopolio comercial había llegado a su


arriesgado referirse a la crisis del co- techo, dando lugar a un proceso de
mercio oficial por Portobelo como desintegración regional con la co-
decadencia generalizada del comercio rrespondiente apertura hacia el ex-
peruano. A excepción del comercio terior.2 Desde entonces, el régimen
formal, Perú no vivía una crisis. Si de comercio oficial más que una rea-
el tráfico oficial languideció fue por- lidad se convirtió en un principio
que aumentó el contrabando y se monopólico abstracto.
intensificaron las relaciones comer- Ante las primeras señales de cri-
ciales interamericanas. A partir de la sis del régimen mercantil español,
segunda mitad del siglo XVII el vi- desde el Perú se promovieron los
rreinato del Perú mostraba un ex- contactos con otros horizontes eu-
traordinario apetito por intercambiar ropeos y asiáticos. Fue en el trans-
y consumir que el monopolio espa- curso de la segunda mitad del siglo
ñol no alcanzaba a satisfacer. El alto XVII cuando Perú y todo el gran
índice de retención de numerario espacio sudamericano inician una
por el espacio resultó ser una condi- verdadera participación en la
ción necesaria para desarrollar nuevas mundialización mercantil. Si duran-
vías informales de importación de te la primera mitad del siglo la única
bienes y a las opciones de un merca-
do de consumo en expansión. El mo- 2. Assadourian, Carlos Sempat,
“Integración y Desintegración
delo de crecimiento económico del
regional en el espacio colonial. Un
espacio peruano de principios del enfoque histórico”. En Mercados e
siglo XVII signado por el alto grado Historia. México: Instituto Mora,
de autosuficiencia, integración y mo- 1994, pp. 141-164.

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feria oficial que se desarrollaba en oficiales por el Atlántico, la ruta asiá-


Portobelo lograba en gran medida tica de la Nueva España hacia el Pe-
satisfacer la demanda de los mercados rú cobrará tal magnitud a partir del
del virreinato peruano, desde la se- último cuarto del siglo que “parece
gunda mitad de la centuria y en par- haberse borrado la idea que era un
ticular durante las primeras décadas tráfico ilícito”.3 En buena medida y
del siglo XVIII el gran espacio colo- como tendremos ocasión de funda-
nial contará con una avalancha de mentar en las páginas finales del en-
regulares y clandestinas reuniones sayo, la recesión que comenzó a pre-
feriales de todo tipo de objetos eu- sentar en las últimas décadas del siglo
ropeos y asiáticos por las costas del XVII el comercio español por el At-
Atlántico y del Pacífico. El modelo lántico se debió a la atracción que
legal y monopólico de comercio ya sintieron los mercaderes de la región
no tenía la capacidad ni estaba a la por destinar grandes porciones de
altura para responder la expansión capitales por el puerto de Acapulco
del consumo que vivía el virreinato a cambio de los estimados bienes
del Perú. El crecimiento del consumo asiáticos. Claro está que invertir gran-
fue aprovechado por las potencias des sumas de dinero en una vía ilícita
europeas, especialmente por Ingla- daba cuenta de los sólidos mecanis-
terra y Holanda, quienes tomaron mos de corrupción que reinaban en
un protagonismo inédito en los in- el virreinato y de la debilidad cada
tercambios. Pero también la propia vez más elocuente del poder español
elite mercantil del Perú vio la opor- en asuntos locales; signos importan-
tunidad de responder el consumo de tes de la autonomía política y eco-
sus mercados promocionando sus nómica que se respiraba por estos
vínculos con otras regiones hispano- tiempos en toda Hispanoamérica.
americanas, esquivando las prohibi- Poco se sabe aún de la verdadera
ciones legislativas españolas. dimensión que adquirió el tráfico y
Un caso muy representativo de consumo de bienes asiáticos en la
este último fenómeno fue la notable América del Sur durante el período
intensidad que desde el último cuar- colonial. La tarea no es sencilla, pues
to del siglo XVII comenzó a presen- estamos ante un flujo y prácticas de
tar el enlace entre Perú y México, en consumo prohibidas por la legislación
particular en lo que se refiere a la española. Si el ejercicio de cuantificar
movilización de bienes asiáticos des- y de llegar a precisiones estadísticas
de el puerto de Acapulco hacia las
playas del Perú. Clausurada oficial- 3. Ulloa, Antonio y Juan, Jorge,
Noticias Secretas de América. Buenos
mente a partir de 1634 con la inten- Aires: Mar Océano, 1953 (1747), p.
ción de garantizar los intercambios 176.

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resulta imposible, al menos existe un fico directo de navíos franceses entre


abanico de señales documentales que Cantón y Perú. Atravesando el Es-
aseguran de que su comercialización trecho de Magallanes, las embarca-
y consumo fue un fenómeno recu- ciones galas llegaron a los puertos del
rrente y sistemático por la América Pacífico sudamericano con grandes
del Sur ibérica. Para el período com- cargas de géneros europeos. Luego
prendido entre 1680 y 1740 se pue- de realizar ferias informales en dife-
den identificar tres grandes vías ilí- rentes puntos costeros para adquirir
citas de importación. Dos de ellas se moneda de plata, los mercaderes fran-
desarrollaron por el espacio del Pa- ceses, junto con algunos peruanos,
cífico y la restante por el Atlántico extendieron un intercambio directo
Sur. La del Atlántico fue promovida con las islas Filipinas y Cantón. La
por los portugueses a través de la vía moneda de plata peruana fue inver-
del puerto de Buenos Aires. A partir tida en la compra de mercadería
de la segunda mitad del siglo XVII, oriental con la firme intención de
los navíos portugueses que operaban que en su retorno hacia Saint Maló
en Asia y África contaron con el per- logren escalar nuevamente en el Pa-
miso oficial para realizar viajes direc- cífico peruano para venderla. Todo
tos desde las costas africanas hacia indica que el margen de rentabilidad
los puertos de Brasil sin la necesidad que obtuvieron los franceses con es-
de escalar en Portugal. Estos navíos tos intercambios fue notablemente
fondearon en los puertos de El Sal- elevado.5
vador y Bahía con cargas de esclavos El tercer camino de ingreso al
y grandes volúmenes de artículos del Perú de los objetos del Oriente fue
Oriente. Una buena porción de los la vía de la Nueva España, a través
productos orientales se habrían re- del puerto de Acapulco. Por estos
exportado hacia el puerto de Buenos tiempos, el famoso galeón de Mani-
Aires y posteriormente hacia Chile la que unía Filipinas con México
y el Alto Perú por las tradicionales lograba descargar por el puerto de
redes de comercio y consumo que Acapulco un volumen de bienes su-
giraban en torno a San Miguel de perior a la demanda consumidora
Tucumán, Córdoba y Mendoza.4 del mercado novohispano. El sobran-
Una segunda vía de importación te de mercaderías era reexpedido ha-
de bienes orientales fue la que se cons-
truyó entre 1700 y 1720 con el trá- 5. Bonialian, Mariano, El Pacífico
Hispanoamericano. Política y
comercio asiático entre Filipinas,
4. Do Amaral Lapa, A Bahia e a Carreira México y Perú (1680-1784). México:
de Indias. San Pablo: Hucitec-Uni- El Colegio de México, 2011 (en
camp, 2000, pp. 278-279. prensa), pp. 187-213.

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cia los puertos del Perú. La ruta de Marcoleta, apoderado de la ciudad


la Mar del Sur logró una mayor tras- de Buenos Aires, notificaba al Con-
cendencia que los anteriores circuitos sejo de Indias que en Lima “parece
mencionados en razón de su larga haberse abierto la feria de Pekín”.
duración, su carácter sistémico, el Según el funcionario, muchas de las
amplio mercado consumidor al que 18 millones de mercaderías que cir-
respondió, los actores que la culaban por el Perú eran asiáticas y
promocionaron y por el impacto que no podían explicarse por las opera-
causó en la estructura comercial ofi- ciones realizadas en las antiguas ferias
cial del Imperio español. Muchas de de Portobelo. El fenómeno tampoco
estas variables serán tema de análisis lograba explicarse por el nuevo mé-
en el presente artículo. En otros tér- todo de los navíos de registro que
minos, el ensayo expone el notable abastecía de mercaderías por Buenos
ingreso de bienes asiáticos al Perú Aires y por las costas del Pacífico
desde la Nueva España y algunas chileno y peruano luego de cruzar el
características de su cultura consu- Cabo de Hornos. El ingreso
midora. A través de información cua- descontrolado de bienes asiáticos
litativa, identificaremos algunos de tenía lugar porque, a pesar de las
los bienes orientales comercializados prohibiciones legislativas, “el comer-
y los grupos sociales que los consu- cio de Lima es y ha sido siempre in-
mían. En la segunda parte del ensa- teresado en dejar las puertas abiertas
yo, se hará referencia a quiénes fue- de Panamá y México”.6 Con estos
ron los actores promotores de este términos, Marcoleta respondía al
preciso comercio para, por fin, com- Consulado de Lima, que responsa-
prender los efectos y el grado de con- bilizaba al contrabando practicado
tracción que el flujo por el Pacífico por el puerto del Río de La Plata de
generó sobre las ferias oficiales At- la crisis y el definitivo colapso en
lánticas de Portobelo. 1740 de los galeones de Tierra Firme
y las ferias oficiales de Portobelo.
Una abundante evidencia daría
La “feria de Pekín” crédito a la denuncia de Marcoleta.
en el Perú: comercio y 6. “Nueva Representación que hace a Su
consumo Majestad Domingo de Marcoleta,
apoderado de la ciudad de Buenos
Aires (1750)”, en Documentos para
V aldría iniciar el argumento des-
de el final y con una frase con-
tundente. En 1745, Domingo
la Historia Argentina. Buenos Aires:
Compañía Sud-americana de Billetes
de Banco, tomo V, pp. 153-156.

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La mayoría de los mercados ubicados mil a cien mil y en ocasiones mucho


en la costa del Pacífico sudamericano, más”.8
desde Guayaquil hasta Santiago de El tráfico y consumo de bienes
Chile transitando por el interior de asiáticos se extendía por todo el es-
la gobernación de Tucumán, se en- pacio virreinal y no se limitó al cen-
contraban colmados de artículos asiá- tro capitalino de Lima. Aunque el
ticos. Como testigo presencial, los horizonte geográfico de distribución,
marineros españoles Antonio de Ulloa abastecimiento y consumo no puede
y Jorge Juan también denunciaron trazarse con precisión se podría afir-
por esos años el ingreso clandestino mar que abarcó, por el sur, la fron-
de mercadería china procedente de tera de Santiago de Chile y, más al
Acapulco hacia el espacio peruano. norte, lo que sería el actual Ecuador
Era tal la intensidad y las “ganancias y Venezuela. Los centros de distri-
exorbitantes” que arrojaba el tráfico bución y consumo como lo fueron
asiático que ni el nuevo sistema de Lima, Potosí, Santiago de Chile, Qui-
navíos de registro españoles, que lle- to y Guayaquil entre otros puntos
gaban a las playas del Perú luego de contaron con diferentes puertos y
surcar el estrecho de Magallanes po- vías de abastecimiento. Si bien el
dían contrarrestar el circuito ilícito puerto de El Callao fue muy visitado
entre ambos virreinatos. La baratura por las embarcaciones procedentes
de los artículos chinos, “después de de Acapulco también ocupó una po-
costeados y puestos en Lima”, no sición dominante Guayaquil y Paita.
podía compararse con los precios Las introducciones por el puerto
más elevados “de los géneros equiva- ecuatoriano permitieron que los bie-
lentes que se llevan de España”. Si nes asiáticos llegaran de forma direc-
los peruanos lograban comprar los ta y en breve tiempo al centro con-
artículos orientales sin intermediarios sumidor de Quito. Si las cargas eran
en el puerto de Acapulco ante cada abundantes cabía la posibilidad de
arribo de la nao de China, las ganan- que las mercaderías sobrantes impor-
cias alcanzaban “un 100% y aún el tadas por aquellos dos puertos se
doble”.7 Cada mercader invertía en despacharan por vía terrestre hasta
el intercambio con México un capi- la propia ciudad de Lima.9 Más aún,
tal monetario que iba “de cincuenta el tráfico y consumo de bienes asiá-

8. Ulloa y Juan, Noticias Secretas, p.


169.
7. Ulloa y Juan, Noticias Secretas, p. 9. Ulloa y Juan, Noticias Secretas, p.
176. 170.

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ticos procedentes de la Nueva Espa- ca y vestidos de seda de la China”.11


ña llegaron a ser distribuidos por los En la segunda década del siglo XVIII
mercados de la gobernación de Woodes Rogers, el corsario inglés
Tucumán como lo eran las ciudades que recorrió los puertos del Pacífico
de Córdoba, Tucumán y Salta.10 virreinal emprendiendo el pillaje y
La importación clandestina de el saqueo, decía que los peruanos
bienes asiáticos tampoco fue un he- tenían gran necesidad por demostrar
cho coyuntural de aquellos precisos su riqueza en el vestir, consumiendo
años de mitad del siglo XVIII. La exquisitas sedas y brocatos de la Chi-
atracción por poseerlos venía desde na; artículos que poco tenían que
varias décadas atrás. En los años ini- envidiarle a sus pares de Europa.12
ciales del siglo XVIII Arzans de Or- A pesar de las prohibiciones y
súa y Vela, describía a Potosí como sanciones impuestas desde la Penín-
una Villa que gozaba de los efectos sula, la circulación de los bienes asiá-
de la mundialización mercantil de la ticos en el Perú y Sudamérica no se
época. Sus tiendas y mercados se en- interrumpía. Entre febrero y octubre
contraban colmados de objetos de de 1725 se llegó a comisar por todos
diferentes partes del mundo. Como los puertos del Pacífico virreinal la
polo de atracción de su plata, el cen- increíble suma de 1.414 piezas asiá-
tro minero de Potosí disponía de un ticas. El tráfico directo desde Cantón
gran repertorio de mercancías ex- y Perú que habían emprendido los
tranjeras de las cuales se destacaban: franceses ya había finalizado para esas
“granos, cristales, marfil y piedras fechas y todo este cargamento de
preciosas de la India; diamantes de bienes procedía de la Nueva España.
Ceilán; perfumes de Arabia; alfom- Había más de 400 pequines negros
bras de Persia, el Cairo y Turquía; y de colores, 750 piezas de pasúes,
todo tipo de especias de la Penínsu- 67 de rasos, 90 gorgoranes, 50 bro-
la de Malaya y Goa; porcelana blan- cateles nácares y con flores de oro,
16 piezas de blanquines, 341 de saya

10. En 1715 se enviaron desde Potosí 11. Orsúa y Vela, Arzans de, Historia de
hacia Córdoba y Salta 35 mil pesos la Villa Imperial de Potosí. Hanke
en bienes orientales, europeos y de la Lewis y Gunnar Mendoza (eds.),
tierra. Eran bienes que pertenecían al USA: Providence Brown University
mercader y capitán cordobés Juan de Press, 1965, tomo I, p. 8.
Buitrón. En Archivo Histórico de la 12. Schurz, William Lytle, “Mexico,
Provincia de Córdoba (AHPC), Peru and the Manila Galeon”.
Ramo Escribanía 1, año 1719, legajo Hispanic American Historical
241, exp. 9, ff. 171-188. Review. 1 / 4 (1918), p. 395.

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sayas y 300 de libretes de algodón zaban el prestigio social y fundamen-


oriental. Si bien la ley ordenaba que taban el refinado consumo de los
los artículos asiáticos comisados fue- grupos de elite. Las familias más ricas
ran enviados inmediatamente a Es- atesoraron en sus casas una multitud
paña, este gran cargamento, como de muebles y objetos decorativos del
muchos otros, ingresaron al mercado Oriente. Los artículos pueden
consumidor sin ninguna traba, a tra- rastrearse en los inventarios patrimo-
vés de remates al mejor postor.13 Fre- niales de mercaderes y autoridades
cuentemente y ante los escasos re- coloniales. Es muy común encontrar
cursos que contaba la Hacienda Real en los inventarios la frase “a la moda”
del Perú, el capital que arrojaba un cuando puntualizan muebles y tejidos
comiso de géneros asiáticos era uti- asiáticos. Veamos algunos de los nu-
lizado para afrontar gastos adminis- merosos casos. En 1727, Antonio de
trativos y militares. Por ejemplo en Querejazu, un reconocido comer-
1714, a través de una Real Cédula, ciante de Lima, poseía en su patri-
Felipe V ordenó a los oficiales reales monio 3 espaldares y 3 antepuertas
de Lima que los 23.769 pesos que se de damasco carmesí de China. En el
habían obtenido en un remate de inventario de herencia del marqués
comiso de ropa de China se destina- de Torre Tagle de 1761 se destacaba
ran al situado de Panamá.14 un escritorio negro de China y una
Un aire de moda asiática se res- mesa de estrato de azafate oriental.
piraba en la “alta sociedad” peruana. Juan de Valdivieso, quien fuera di-
La posesión y exposición de un aba- putado del Tribunal del Consulado
nico de lujosos bienes del Oriente, durante esos años, contaba con 3
como escritorios, espaldares y colga- malagones [sic] de China.15 En el
duras de camas, biombos, baúles y inventario post mortem de 1722 de
cajoneras con finas ilustraciones de la marquesa de Piedra Blanca de Gua-
la flora y fauna asiática, detallada na, una acaudalada propietaria de La
porcelana, mantas, tejidos y vesti- Serena del reino de Chile, existía lo-
menta de exquisita seda, esculturas za y vestidos de lino y de seda de la
en marfil, entre otros objetos, refor- China.16 Francisco Berroterán, mar-

13. Archivo Histórico de El Colegio de 15. Turiso, José Sebastián, Comerciantes


México, Colección Muro (AHCM- españoles en la Lima Borbónica.
CM), Cargo de comisos, Mayor de Anatomía de una élite de poder
Contaduría, exp. 504, f. 102v. (1701-1761). Lima: Universidad
14. Archivo General de Indias, Sevilla Católica del Perú, 2002, pp. 58-62.
(AGI), Ramo Panamá, libro 232, 16. Sayago, Carlos, Historia de Copiapó.
Legajo 11, fs. 101-102. Buenos Aires: Francisco de Aguirre,

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qués del valle de Santiago y gober- tinas de raso de china del coche” y
nador del reino de Nueva Granada, calzones aforrados.19
disponía en su inventario de 1715 La tentación por adquirir mer-
de una gama de artículos de china cadería oriental alcanzaba a las máxi-
como cortinas, ropajes de silletas de mas autoridades políticas del Virrei-
estrado de damasco, colgaduras de nato. Ya fuera en complicidad o en
cama y cojines en seda, 4 grandes competencia con los mercaderes, fun-
escritorios de maqué de diferentes cionarios y virreyes participaron ac-
colores y una rica variedad en platos tivamente en el comercio y consumo
y pocillos de porcelana.17 En 1704, de géneros asiáticos que se traían
José de La Rañeta, teniente general desde la Nueva España. Para las au-
de Portobelo y una de las máximas toridades políticas, cumplir la legis-
figuras políticas que debían celar por lación prohibitiva negándose a par-
el comercio oficial de los galeones de ticipar en la cultura consumista de
Tierra Firme, sufrió un embargo en bienes asiáticos los apartaba de ob-
bienes de sedas y cerámica de Chi- jetos que se percibían como símbolos
na.18 El maestre de campo José de de status y de prestigio social. Debían
Cabrera y Velazco, una de las perso- aceptar un fuerte indicador de vida
nalidades más reconocidas de la go- lujosa, de “consumo ostensible”, al
bernación de Tucumán, anotaba en mismo nivel o en proporciones su-
sus inventarios de bienes de 1713 y periores a la “carrera de consumo”
1715 la posesión de exquisitos tejidos que imponían los grandes mercade-
de la China como una ongarina de res limeños. En los últimos años de
gurbión de 60 pesos, una chupa de la mitad del siglo, Dionisio Alcedo
brocato azul en 80 pesos, seis “cor- y Herrero acusó a José de Araujo y
Río, presidente de la Audiencia de
1973 p. 367. Quito en 1736, de haber ingresado
17. Duarte, Carlos, Mobiliario y por el puerto de Paita a través del
decoración interior durante el
navío real “San Fermín” más de 200
período hispánico venezolano.
Caracas: Armitano editores, 1996 pp. mil pesos “en ropa de China y de
26-161; y del mismo autor, Patrimo- Europa” desde Acapulco.20 José Llo-
nio Hispánico Venezolano perdido.
Con un apéndice sobre el arte de la 19. Archivo Histórico de la Provincia de
sastrería. Caracas: Academia Nacional Córdoba (AHPC), Ramo Escribanía
de la Historia, 2002 pp. 102-167. 1, año 1713, legajo 232, exp. 2, ff. 9
18. Castillero Calvo, Alfredo, Economía, y 10; y año 1730, legajo 264, exp. 3,
Sociedad y Cultura Material. Historia ff. 190-191.
urbana de Panamá La Vieja. Panamá: 20. AGI, Ramo Quito, legajo 133, exp.
Imprenta Alloni, 2006, p. 338. 38, s/n de ff.

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rente, fiscal de la Real Audiencia de y trajeron distintos empleos de ropa


Panamá en 1714, sufrió una multa de China”. La ganancia habría sido
de 2 mil pesos por haber dado vía tan elevada que “no tenía monarca
libre a la comercialización y consumo tan poderoso vasallo”.23 Por su parte,
de “ropa de la China que bajó del Arzans de Orsúa y Vela relata en su
Perú hacia esos reinos”.21 Historia de Potosí que la muerte del
Prácticamente, no hubo virrey virrey Castelldosruis hacia mayo de
que no haya sentido atracción por 1710 se aceleró, “ayudado por el pe-
los finos objetos del Oriente. En sar que le sobrevino de haberle que-
1671, el virrey conde de Lemos en- mado la ropa de la China el alcalde
vió hacia Acapulco la fragata real de corte”. Con todo lo exagerado que
“San Juan de Dios” con la excusa de puede resultar esta afirmación lo que
entregar papeles administrativos a su se quiere subrayar aquí es que el va-
par novohispano. Ocho meses des- lor de los tejidos asiáticos, en especial
pués, el navío regresó “con gran sumo de sedas, pertenecientes al virrey ha-
de ropa de China y otros muchos bría rondado los 22 mil pesos.24 A
géneros”.22 En una representación inicios del último cuarto del siglo
anónima enviada a la Corona espa- XVII, el virrey conde de Castellar
ñola en los primeros años del siglo fue acusado por los propios merca-
XVIII, se denunció al virrey conde deres del consulado de Lima de in-
de Monclova de generar una red so- gresar tejidos asiáticos de Acapulco
cial clandestina con personalidades para su propio consumo y
de renombre para la introducción de comercialización a cambio de los tres
artículos asiáticos al Perú. Entre el millones en pesos en azogues que
gobernador de Huancavelica Joseph había destinado a México eludiendo
de Angulo, el secretario de Cámara cualquier derecho.25 La referencia
Blas de Ayessa y el propio Monclova
23. Moreyra Paz-Soldán, Manuel y
habrían realizado “distintos extravíos
Céspedes del Castillo, Guillermo,
de azogues y les remitieron a México Virreinato Peruano. Documentos
con la solapa de los azogues del Rey para su historia. Colección de Cartas
de Virreyes. Conde de Monclova
21. AGI, Ramo Panamá, legajo 232, exp. (1699-1705). Lima: Lumen, 1955
11, ff. 119-123. tomo III, p. 319.
22. Mugaburu, Josephe de y Mugaburu, 24. Orsúa y Vela, Historia de la Villa
Francisco de, Diario de Lima Imperial, Tomo II, p. 482.
(1640-1694). Crónica de la época 25. Suárez, Margarita, Desafíos
colonial. Urteaga y Romero (eds.), trasatlánticos. Mercaderes, banqueros
Lima: San Martí y Cía, 1918, pp. y el estado en el Perú virreinal
13-14. 1600-1700. Lima: Fondo de Cultura

La “Feria de Pekín” en el Perú colonial


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poco precisa de “ropa de china” en de “los elegidos” para mezclarse en


los testimonios relatados apunta bá- sus propios círculos de sociabilidad.
sicamente a la vestimenta compues- Incluso, para estar a tono con las
ta de seda, tales como medias, cami- modas sociales de consumo, las mon-
sas, quimones, calzones, casacas y jas de los conventos peruanos, vesti-
polleras como también a las mantas, das con capichola china, preferían
sobrecamas, cortinas, colchas y coji- cenar en sus celdas con porcelana del
nes de seda y algodón. Oriente.27
Con todo, si sólo reducimos la A principios del siglo XVIII cuan-
mirada al consumo de elite, al círcu- do el Consulado de Lima se atrevió
lo social más distinguido de la socie- a reconocer la intensidad de los in-
dad, estaríamos ofreciendo una ima- tercambios de géneros orientales por
gen parcial sobre la circulación y el Perú no dudó en calificar las mer-
consumo de los objetos asiáticos por caderías como “ordinarias”, “vulgares”
el espacio colonial peruano. Hacia y “baratas”.28 Con estos términos, la
1610, el judío mercader León Por- élite mercantil limeña venía a expre-
tocarrero, quien describió con sumo sar cómo la moda oriental no era
detalle la situación comercial y social sólo un símbolo de consumo de los
del virreinato del Perú, informaba círculos selectos, sino que sus mer-
que con el comercio de “la ropa de caderías se habían adaptado y muta-
china todos ganan y se vende bien y do a una “imitación” barata y serial
se visten de ellas los pobres, porque para el consumo de los sectores me-
son sedas baratas y se traen muchas dios e inferiores. De ahí compren-
mantas de Lanquín, que son telas de demos la denuncia a un flujo e in-
lienzo feito de algodón, blancos y
azules”.26 En décadas finales del siglo, 27. Martín, Luis, Las hijas de los
las mujeres más “liberales” del Perú, conquistadores. Mujeres del
aquellas que no pertenecían a la es- Virreinato del Perú. España: editorial
Casiopea, 2000, pp. 297-298 y 340,
fera de elite, pero atrevidas a inmis-
28. Por ejemplo, en 1706 la Junta de
cuirse en los círculos más distingui- Comercio de Lima, decía que no se
dos, se vestían con seda de China y puede “ponderar los millones de
perfumes del Oriente. Buscaban apro- pesos que han salido de este Reino en
piarse de ciertas pautas de consumo retorno de tan vulgares géneros”, en
Moreyra Paz-Soldán, Manuel, El
Económica, 2001, p. 376. Tribunal del Consulado de Lima.
26. León Portocarrero, Pedro, Descrip- Cuadernos de Juntas (1706-1720).
ción del Virreinato del Perú. Rosario: Documentos para la historia
Universidad Nacional del Litoral, económica del Virreinato del Perú.
1958 (1610), p. 27. Lima: Lumen, tomo I, 1956, p. 14.

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tercambio que ellos mismos, como ciales medios e inferiores también


veremos enseguida, promocionaban. podían acceder a la mercadería asiá-
El consumo de bienes asiáticos, como tica con las subastas públicas después
moda estática y reservada a los grupos del fallecimiento de una persona sin
de élite, alcanzó tal dinamismo que sucesión.30
se convirtió en uso masivo prestán- En los propios círculos oficiales
dose a su multiplicación y difusión. el ingreso de loza y sedería china se
Estos sectores contaron con una ofer- justificaba por ser consumo de los
ta de bienes asiáticos acorde a sus pobres, quienes por su ingreso redu-
ingresos que les permitía ingresar al cido no tenían la posibilidad de ves-
mundo comunicante del consumo. tirse con ropa más cara como lo era
Sin dudas, la porcelana y los tejidos la de castilla. La porcelana y el textil
de seda china de variada calidad ocu- de la China fueron los ramos que
paron un lugar destacado en los car- generaron una mayor demanda por
gamentos de los bienes orientales de parte de los grupos intermedios y de
consumo masivo y popular. Muchos baja condición social. Ubiquemos el
de los productos asiáticos importados problema en una dimensión más
por Paita, Guayaquil y El Callao pro- amplia. En 1718, cuando la Corona
cedentes de México tenían la capa- española prohibió la importación de
cidad para responder a las necesida- sedas chinas por Acapulco con el fin
des básicas, particularmente del de privilegiar el consumo de bienes
vestir, del “grupo del común”. En las españoles y europeos que ingresaban
tiendas comerciales de Guayaquil, por el Atlántico con las flotas penin-
en los inventarios de las compañías sulares, el virrey novohispano de en-
regionales de Lima y de la goberna- tonces, marqués de Valero, no dudó
ción de Tucumán se alistan medias en oponerse a la medida “por ser re-
de seda de China, pequines y qui- gular vestuario la ropa de China, por
mones de 2° y 3° calidad, coletas de lo acomodado de su precio y no po-
la India, cintas de seda de la China, derlo hacer con la de España, por ser
peines de marfil oriental, pañuelos más subido”.31 Hacia 1723, momen-
de seda y un abanico de tejidos de
tela ordinaria compuestos de capi- Consulado de Lima, Sección Judicial,
chola, angaripola, muselina, damas- caja 161, documento 159, año
1768-9, f. 15.
quillo o aceituni.29 Los sectores so-
30. Duarte, Mobiliario y Decoración, p.
29. Archivo Nacional de Lima (ANL), 232. AHPC, Ramo Escribanía 1, año
Ramo Real Hacienda, Guayaquil, 1724, legajo 250, exp. 9, ff. 35-36.
Legajo 500, cuaderno 41, año 1748, 31. Abreu, Álvarez, Extracto Historial
f. 37. ANL, Ramo Real Tribunal del del Comercio entre China, Filipinas y

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tos en que desde España se denun- ciudad de Guatemala en los años de


ciaba el gran contrabando de géneros mitad del siglo XVII anotaba que las
asiáticos por América, el Consulado indias “iban a la iglesia o a una visi-
de Cádiz no dudará en decir que la ta con un especie de velo de tela fina
clave del florecimiento de su gran de la China que cubre la cabeza y
consumo residía en que “lo gasta toca casi la tierra […] y es lo más
desde el pobre, el mediano y el rico caro de sus vestidos”.34 Similar excu-
y de mayor caudal”.32 Estas defini- sa y fundamento podría darse para
ciones nos hacen suponer no sólo el Perú, pues los tejidos de seda asiá-
que el mercado consumidor novo- ticos tenían un precio considerable-
hispano se mostraba más interesado mente inferior a los confeccionados
en reforzar los lazos intercontinen- en Granada, Flandes u otras partes
tales con el mundo asiático antes que de Europa importados por los galeo-
con la propia metrópoli española, nes de Portobelo. Claro está que por
sino que la circulación y demanda la prohibición para la circulación y
de los bienes orientales superaba las consumo de tejidos asiáticos en el
barreras de clase y de posición social. Perú ningún virrey del virreinato se
En la Nueva España, la loza de Chi- atrevió a publicar una excusa similar
na fue adquirida por los sectores de a la realizada por su par novohispano
menores recursos y esto no debería Valero.
resultarnos raro puesto que similares Por otra parte, si aceptamos la
objetos producidos en el virreinato idea que los bienes asiáticos alcanza-
presentaban frecuentemente un pre- ron un amplio arco social, superan-
cio superior al asiático.33 Según el do las barreras de clase, habría que
viajero Thomas Gage, al recorrer la preguntarse si ellos alteraron los há-
bitos de consumo o, más bien, de-
Nueva España (1734). Yuste comp., bieron “retocarse” al gusto local y ser
México; Instituto Mexicano de
aceptados por las pautas consumistas
Comercio Exterior, 1977, tomo II,
p.128. de la sociedad. El interrogante resul-
32. Abreu, Extracto Historial, tomo II, ta válido para todo tipo de bienes,
p. 94. sean ellos objetos de élite o popula-
33. Curiel, Gustavo, “Consideraciones res. Todo parece indicar que ambos
sobre el comercio de Obras Suntua- fenómenos fueron una realidad. Co-
rias en la Nueva España de los siglos mo resultado de la compra, uso y
XVII y XVIII”. En Regionalización
en el arte. Teoría y Práxis. México: 34. Gage, Thomas, Viajes a la Nueva
Gobierno del Estado de Sinaloa, España. La Habana: Colección
UNAM-Instituto de Investigaciones Nuestros Países Casa de las Américas,
Estéticas, 1992, p. 141. 1980, p. 167.

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apropiación de muebles, tejidos, por- que los artículos del Oriente, aún
celana y otros objetos orientales los conservando su “originalidad” y sus
artesanos peruanos reinterpretaron rasgos “exóticos”, solo lograron ser
en sus objetos las formas y la deco- un producto de mercado cuando se
ración del Oriente. En el propio vi- hicieron reconocibles, familiares y
rreinato se producían muebles y por- con mayores ventajas económicas
celana que seguían el estilo y los con respecto a sus pares europeos y
diseños decorativos de los objetos castellanos.
asiáticos.35 Pero también los artículos Nadie podría cuestionar que la
asiáticos debieron sufrir cierta meta- baratura en los costos de comer-
morfosis para adaptarse al gusto y a cialización junto con la rentabilidad
las normas que exigía el mercado que ofrecía la venta de bienes asiáti-
consumidor peruano. Debían pasar cos fueron motivos importantes pa-
por cierto filtro de “occidentalización” ra entender su sistemática importa-
para garantizar su venta. Según José ción por el espacio sudamericano.
López Pintado, quien será diputado Pero no habría que menospreciar el
del comercio de Cádiz y capitán de amplio mercado consumidor como
galeones hacia Tierra Firme en el un elemento que logra definir el com-
primer cuarto del siglo XVIII, un portamiento de la oferta, como la
grupo de representantes de comer- “polea” que garantiza, aunque sea
ciantes mexicanos y peruanos viaja- ilícito, el desarrollo y florecimiento
ron hacia China en 1692 con distin- de su intercambio. Y aquí habría que
tas muestras de los tejidos europeos subrayar la importancia de los grupos
que la flota española atlántica intro- sociales medios y bajos en la activa-
ducía por Veracruz. Lo que buscaban ción del consumo y la demanda. La
era que las fábricas del Oriente co- intensidad en la comercialización de
piaran los modelos de los tejidos eu- los bienes asiáticos por el Perú podría
ropeos para que tengan una rápida haber sido estimulada por la deman-
y segura aceptación en los mercados da de nuevos segmentos sociales que
de México y del Perú.36 Posiblemen- antes se encontraban privados, mar-
te había razones de costos y ganancias ginados o al menos apartados para
en esta decisión, pero la iniciativa de un consumo masivo de ellos.
los mercaderes nos permite deducir Llegamos así a un dilema funda-
mental: ¿fue el consumo masivo de
35. Kuwayama, George, “Cerámica
China”. Iconos: 3 (2000-1), pp.
telas asiáticas el que activó la
20-29. comercialización (y producción) pa-
36. Abreu, Extracto Historial, tomo II, ra el mercado o, más bien, este amplio
pp. 328-335. mercado consumidor fue el resulta-

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do, la última fase, de un proceso alen- de producción de la manufactura


tado por bajos costos productivos y textil de la China y la India.
comerciales? Quizás el interrogante
no tenga respuesta, en todo caso se
trataría de una relación dialéctica que El consulado y la vía
valdría la pena profundizar en futu-
ras investigaciones. Lo que no podría
novohispana de comercio
ponerse en duda es la importancia
que tienen los consumidores para
entender procesos económicos inte-
E n razón de la crisis financiera que
atravesaba la real hacienda, entre
1660 y 1664 la Corona española
grales. El consumo se posiciona como
otorgó al Consulado de Lima la ad-
una variable macroeconómica, que
ministración de los asientos de co-
debe ser analizada en relación a la
mercio. A cambio de donativos y
producción, la oferta, la demanda,
préstamos bastante accesibles, el cuer-
la distribución y el intercambio. En
po mercantil logró tener en sus ma-
este sentido, la problemática del gran
nos la administración de la avería del
consumo de bienes asiáticos que se
Mar del Norte, la avería del Mar del
dio en el Perú colonial por estas dé-
Sur, el asiento de los almojarifazgos,
cadas no sólo debería circunscribirse
alcabalas, comisos e Unión de Armas.37
a la de una identidad cultural que
Evidentemente, la decisión real ge-
desprende funciones comunicativas,
neró un cambio en la balanza de po-
expresivas y de representación. Esta-
der en el virreinato. Con estas
mos en presencia de un fenómeno
facultades, el Consulado alcanzó a
que debería comprenderse sobre otros
tener un notable poder para mani-
ejes de comprensión. Por el lado del
pular a su antojo –y despojo– tanto
intercambio, valdría subrayar dos
el comercio legal como el de contra-
hechos: a) la crisis oficial de comer-
bando por la gran región peruana.
cio, de una lenta y espaciada oferta
El tráfico ilegal con México no
de bienes europeos que no estaba a
fue la excepción, más aún cuando
la altura de la expansión del consumo
una real cédula de 1678 le concedió
del virreinato del Perú y b) por los
al máximo organismo mercantil el
bajos costos de comercialización que
presentaba la importación de bienes
asiáticos esquivando instancias de 37. Céspedes del Castillo, Guillermo, La
control aduanero. Por el lado de la avería en el comercio de Indias.
Sevilla: Escuela de Estudios Hispano-
producción, rescatemos tan sólo el americanos, 1945, pp. 154-160.
notable desarrollo y los bajos costos Suárez, Desafíos trasatlánticos, pp.
309-314.

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envío hacia los puertos de Realejo y cionar y eliminar el flujo asiático.


Sonsonate de un navío de 200 tone- Según los informes, las responsabi-
ladas en mercaderías y con valor to- lidades se repartían en varios grupos
tal de 100 mil pesos en oro y plata sociales ajenos a cualquier compe-
cada año.38 El permiso para movilizar tencia del Consulado. En 1710 la
plata y productos con Centroamérica, Junta de Comercio de Lima exigía
permitió a los peruanos extender de castigar a los “corregidores, oficiales
manera clandestina su navegación Reales, ministros, dueños de bajeles,
hasta las costas del virreinato novo- maestres y pilotos, en especial, de los
hispano. Será en esta coyuntura, con que salen del puerto de Guayaquil,
plena reducción de las facultades de con cacao y plata, a los de la Nueva
los funcionarios de la Real Hacienda, España que vuelven al dicho puerto,
cuando se registre el auge del con- o a otros de esta costa, cargados de
trabando asiático por la vía de la Nue- mercaderías de ropa de China y
va España en el Perú. No resulta ra- Castilla”.39 Años antes, en 1704, el
ro descubrir que los propios propio Tribunal de comercio había
mercaderes del Perú, muchos de ellos denunciado a los comerciantes de la
integrantes del Consulado de Lima, ciudad de México del contrabando
hayan sido los que promovieron el asiático en el Perú, pues “sus intere-
ingreso de los objetos del Oriente vía ses han sido sin ponderación de las
México. Para llegar a esta conclusión diez partes las nueve” en la Carrera
habría que distinguir los planteos por la Mar del Sur.40
discursivos emitidos a nivel oficial Las denuncias emitidas por el
por la institución mercantil con las Consulado tenían algo de cierto, pe-
prácticas y acciones concretas de sus ro no expresaban completamente la
integrantes. Veamos el problema con realidad. Si bien aquellos actores y
mayor detalle. sectores contaron con cierta partici-
Al revisar las representaciones o pación en el circuito asiático, otras
las cartas del Consulado enviadas al acusaciones y pruebas más convin-
Consejo de Indias y al Rey notifican- centes nos advierten que el rol
do la preocupante situación econó- protagónico del enlace mercantil es-
mica del reino por la falta de circu- tuvo en manos de los grandes mer-
lante monetario se hace explícita la caderes de Lima. El viajero italiano
firme voluntad del organismo en san-
38. Memorias de los Virreyes que han 39. Moreyra, El Tribunal del Consulado,
gobernado el Perú durante el tiempo pp. 242-243.
del coloniaje español. Lima: F. Bailly, 40. Moreyra, El Tribunal del Consulado,
1859, tomo I, pp. 318-319. p. 14.

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Gemelli Carreri que visitó el puerto trato ilícito”.43 Un anónimo residen-


de Acapulco en 1697 se sorprendió te en el Perú escribía en 1742 que
al ver un gran número de “naves del “todos los millones de ropa que co-
Perú” acompañando el arribo del mercia México [Jamaica y Buenos
galeón de Manila. Eran mercaderes Aires] meten la mano los comercian-
peruanos con grandes caudales, lo tes autorizados […] diez particulares
que llevó a la ausencia de los merca- que se llaman consulado y que están
deres de la ciudad de México en la parcializados con virreyes y
feria “por temor de que hubieran oidores”.44
hecho subir demasiado el precio de Intentemos confirmar con evi-
las mercaderías de chinas”.41 La Au- dencia más sólida el rol decisivo que
diencia de Lima también acusó al tuvieron los grandes mercaderes de
gremio del trato asiático. En los pri- Lima en el tráfico con México. En
meros años del siglo XVIII le comu- 1682, en plena gestión del virrey
nicaba a la Corona que el “desorden duque de Palata, Pedro Lascurain
de los ilícitos comercios de México Zumaeta, quien será prior del Tribu-
[lo realizan los] que se llaman de nal del Consulado en 1710, y Fran-
plaza […] los que componen y cons- cisco de Beloachaga, prior en 1700,
tituyen el cuerpo de comercio [y] obtuvieron permisos secretos por
serán de esta clase los que se hubieran parte de autoridades locales para tra-
mezclado en tan perniciosa ficar con México sin ningún consen-
granjería”.42 En la década de los cua- timiento del Rey. Con el guiño del
renta, cuando las ferias oficiales de virrey, ambos mercaderes lograron
Portobelo eran un pasado, algunos introducir clandestinamente géneros
manuscritos apuntaban que la máxi- asiáticos por los puertos del Perú.45
ma responsabilidad de su caída reca- En 1715 se identificó a Jacobo Man-
yó en el máximo órgano comercial silla Osorio, reconocido mercader
del Perú. En sus Noticias Secretas que llegará al cargo de cónsul del
Antonio de Ulloa advirtió que la en-
trada de géneros asiáticos al virrei- 43. Ulloa y Juan, Noticias Secretas, p.
nato era una realidad por los comer- 173.
ciantes “gruesos […] los de mayor 44. “Estado Político del reino del Perú.
caudal que son los que fomentan el Gobierno sin leyes, 1742”, en
Biblioteca del Palacio Real de Madrid
41. Gemelli Carreri, Giovanni Frances- (BBPRM), Miscelánea de Ayala,
co, Viaje a La Nueva España. México: legajo II, exp. 2888, ff. 100-101.
UNAM, 1976, pp. 9-11. 45. AGI, Ramo Escribanía, “Pleitos
42. Moreyra, El Tribunal del Consulado, Audiencia de Guatemala” 1680-1684,
p. 27. legajo 337ª, s/n de ff.

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Tribunal entre 1724 y 1726, como tista Baquijano Uriguén, un acauda-


el principal accionista de un carga- lado mercader limeño muy vincula-
mento de 432 piezas asiáticas, caste- do al Consulado. En la segunda
llanas y tabaco traído en la nave nave venían partidas a nombre de
“Nuestra Señora de Loreto” proce- Gaspar de Velarde Quijano; mercader
dente de Acapulco. Mansilla Osorio de renombre que se casó en 1737
había generado una red integrada con la hija de los marqueses de Torre
por Juan de la Puente, maestre de Tagle. Velarde Quijano llegó a poseer
Lima, y Pablo Sáenz Durón, por esos tanta influencia y poder que en 1745
años corregidor de Guayaquil. El le fue concedido el título de Castilla
mercader Juan de Berria y de Inda, de conde de Torre Velarde; dos años
integrante del Consulado y futuro después tomó el cargo de alcalde or-
diputado general del comercio de dinario de Lima, alcanzando en 1757
Lima en Cádiz, fue acusado en 1716 el máximo cargo de prior del Tribu-
por las autoridades de Panamá como nal. Gracias a la intervención del
el principal responsable de introdu- Consulado, Baquijano y Velarde que-
cir ilegalmente por El Callao a través daron en libertad pagando multas
del navío “Santo Cristo de León” insignificantes y en posesión de los
géneros asiáticos y rezagos de la flo- bienes importados.47
ta novohispana. Su cómplice era La participación de los miembros
Matías de Talledo, uno de los más del consulado en el tráfico asiático
poderosos comerciantes de Lima y con México adquirió modalidades
dueño de varias fragatas que navega- diferentes. Si no lograban colocarse
ban por la Mar del Sur.46 En 1739 como los impulsores del intercambio,
se comisaron en el puerto de El Ca- buscaban extraer algún rédito parti-
llao dos embarcaciones procedentes cipando en las subastas y remates de
de la Nueva España con un total de los bienes comisados. En 1678, Fran-
58 baúles de ropa china, europea y cisco de Oyagüe García, mercader
de castilla. Eran los navíos “Nuestra que llegó a tener una posición pro-
Señora de Balvanera” y “Nuestra Se- tagónica en el Consulado ocupando
ñora de Concepción”. La carga de la los cargos de prior y cónsul en los
primera nave pertenecía a Juan Bau- últimos años del siglo XVII, adqui-
rirá bajo remate la carga de géneros
46. Dilg, Robertson George, “The asiáticos comisados en El Callao al
Collapse of the Portobelo Fairs: A
Study in Spanish Commercial
Reform, 1720-1740”, Tesis Doctoral. 47. ANL, Ramo Superior Gobierno,
USA: Indiana University, 1975, pp. Sección Real Acuerdo, Resolutivos,
34-37. caja 21, doc. 21, año 1740, f.1.

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navío “Nuestra Señora del Populo” tán, Baltasar de Ayesta, quedó


procedente del puerto de Acapulco.48 prisionero embargándoles todos sus
Isidro Gutiérrez de Cosío, quien se bienes, hicieron su presencia en el
convertirá en prior del Tribunal en- pleito Antonio Tagle Bracho, José
tre los años 1733 a 1735, no vacila- Olavide y Tomás de Costa; todos
rá en comprar el completo carga- miembros del Consulado. El prime-
mento de artículos chinos del navío ro fue prior en 1742, Olavide gozó
comisado “Los Reyes” para su venta del cargo de contador mayor del Tri-
al menudeo en las tiendas del inte- bunal en 1740 y Costa ejerció el pues-
rior. La embarcación salió de Aca- to de cónsul desde 1742 a 1746. Al
pulco con el propósito de introducir momento en que otros comerciantes
por El Callao mercadería extranjera ofertaban en la subasta, este grupo
que rondaba un valor total de 69 mil de “notables” le propuso al Rey la
pesos, de los cuales 25 mil pertene- entrega de aquellos 230 mil pesos;
cían a mercadería china.49 El rol cen- 150 mil por la compra de todo el
tral que cumplieron los más recono- cargamento y 80 mil por la liberación
cidos mercaderes de la ciudad de y desembargo de todos los bienes del
Lima en la compra al mayoreo de capitán Ayesta. Todos salieron con-
artículos asiáticos detenidos en los formes de la negociación: las flacas
puertos del Perú se expresa claramen- arcas reales recibían una importante
te en el caso sucedido en 1743 con cantidad de dinero y los mercaderes
el navío “Nuestra Señora de la Mer- del Consulado disponían a precios
ced”. Procedente de Acapulco, la accesibles partidas asiáticas de gran
nave “La Merced” intentó descargar estimación en un mercado escaso de
en el puerto de Paita un enorme car- mercaderías extranjeras.50
gamento de mercadería china que En suma, los integrantes del cuer-
rondaba los 230 mil pesos. Los bul- po mercantil limeño que debían pro-
tos estaban compuestos de una di- teger y garantizar el buen desenvol-
versa variedad de artículos: seda cru- vimiento del comercio monopólico
da, medias y camisas de seda, español estuvieron comprometidos
pequines, saya sayas, piezas de da- en el contrabando asiático desde la
masco, tafetanes, muselinas, capi- Nueva España. El desvío de capitales
cholas, entre otros. Cuando su capi- y bienes por el Pacífico generó serias
contracciones en el comercio atlán-
48. ANL, Ramo Superior Gobierno,
Sección Real Acuerdo, Resolutivos,
Caja 2, documento 7, año 1678: 320. 50. AGI, Ramo Lima, legajo 1475, doc.
49. AGI, Ramo Lima, legajo 411, exp. 1. n° 2, fs. 1-36.

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tico oficial. Veamos el problema con Firme agonizaron por el simple hecho
mayor detalle. del comercio ilícito entre la Nueva
España y Perú por la Mar del Sur.
Aquí no se quiere desmerecer las otras
La crisis y caída de las variables que, a diferentes grados,
gravitaron en la erosión del sistema
ferias de Portobelo mercantil oficial de las escuadras.
Pero la atención particular que le
L a crisis de la Carrera de Portobe-
lo comenzó mucho antes de la
Guerra de Sucesión. La resistencia
ofrecemos a la importación en el Pe-
rú de bienes asiáticos –y castellanos–
desde la Nueva España se justifica
de los peruanos por acudir a la feria,
no sólo por ser una variable deter-
los retrasos que sufrían los peninsu-
minante del desplome del régimen
lares en negociar los precios para la
legal de comercio, sino también por-
venta de sus mercaderías y la presen-
que ha sido un factor omitido en los
cia cada vez más espaciada de los
trabajos que se ocuparon de rastrear
galeones fueron acontecimientos que
las transformaciones mercantiles que
venían gestándose desde las últimas
se vivieron en el espacio del Perú
décadas del siglo XVII. No fue ca-
hacia mitad del siglo XVIII.
sualidad que desde aquellos años
Decíamos que la literatura his-
hasta 1740, en plena coyuntura de
tórica reconoció un abanico de cau-
decadencia y definitiva desaparición
sas que provocaron el abandono y
de la Carrera oficial, la importación
colapso de la ferias de Portobelo. En
de bienes asiáticos –y de Castilla– al
primer lugar, habría que considerar
Perú desde la Nueva España alcan-
la presencia del comercio directo de
zara una intensidad inédita. En las
los extranjeros. El contrabando ho-
páginas que siguen intentaremos fun-
landés en las cercanías de Portobelo
damentar que la crisis y el definitivo
y el Caribe coordinado desde Cura-
colapso del sistema monopólico de
zao cumplió un importante papel
comercio asentado en los galeones
para desestabilizar el funcionamien-
de Tierra Firme y las ferias de Por-
to del comercio legal por Portobelo,
tobelo fue resultado, en gran medida,
particularmente en la primera mitad
de la decisión de los comerciantes de
del siglo XVIII.51 Los ingleses, desde
Lima en “desviar” los capitales hacia
el Pacífico para la compra de bienes 51. Arauz Montante, Andrés, El
extranjeros disponibles en la Nueva Contrabando holandés en el Caribe
España. La hipótesis no debería durante la primera mitad del siglo
traducirse en que las ferias de Tierra XVIII. Caracas: Biblioteca de la
Academia Nacional de la Historia,

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su enclave puesto en Jamaica, tam- cesas y chinas, se vendían a precios


bién emprendieron un comercio di- inferiores a las que se ofertaban, de
recto con diferentes puntos de Tierra manera muy espacial, en Portobelo.53
Firme. La participación inglesa se En 1716, Arzans de Orsúa y Vela
tornó más intensa luego de 1713, llegó a decir que fue tanta la ropa
cuando la Corona española le con- “que entró así de la China como de
cedió no sólo el derecho exclusivo Francia, que llegó a valer más barato
del tráfico de esclavos africanos sino que en España, pues el ruán ordina-
la autorización para enviar periódi- rio se vendió en Arica por un real y
camente a América un “navío de per- lo más por real y medio y en esta
miso” de 500 toneladas de mercade- Villa [Potosí] por tres reales”.54
rías para abastecer los mercados.52 El aumento vertiginoso del co-
Por otro lado, varios estudios han mercio legal e ilegal por Buenos Ai-
fundamentado el notable impacto res desde la segunda mitad del siglo
que tuvieron las operaciones mer- XVII supuso también una impor-
cantiles realizadas por los navíos fran- tante entrada de bienes extranjeros
ceses por el Pacífico en el proceso de y salidas de plata del espacio que
decadencia de las ferias oficiales es- provocó una disminución en la in-
pañolas. El contrabando francés, ya tensidad de los intercambios en la
fuera en sus primeras operaciones feria de Portobelo.55 La Junta de Co-
con mercadería castellana o con ar-
tículos orientales luego de su retorno 53. Malamud Rikles, Carlos, Cádiz y
Saint Maló en el comercio colonial
desde Cantón motivó la celebración peruano (1698-1725). España:
de numerosas ferias informales en Diputación de Cádiz, 1986. Tandeter,
los diferentes puertos de Chile, Perú Enrique y Wachtel, Nathal, “VIII.
y Ecuador. Las mercaderías ofrecidas Precios y producción agraria. Potosí y
en ellas, particularmente las telas fran- Charcas en el siglo XVIII“. En
Economías coloniales. Precios y
1984. Pérez Mallaina, Pedro Emilio, Salarios en América Latina, siglos
Política Naval Española en el XVIII. Argentina: Fondo de Cultura
Atlántico 1700-1715. Sevilla: Escuela Económica, 1992, pp. 221-302. Para
de Estudios Hispanoamericanos, el caso del comercio directo entre
1982, pp. 53-54. Perú y Cantón en navíos franceses:
52. Walker, Geoffrey, Política española y Bonialian, El Pacífico Hispanoameri-
comercio colonial 1700-1789. cano, pp. 187-213.
Madrid: Ariel, 1979, pp. 95-123. 54. Orsúa y Vela, Historia de la Villa
Studer, Elena, La trata de negros en el imperial, tomo III, p. 55.
Río de La Plata durante el siglo 55. Moutokias, Zacarías, Contrabando y
XVIII. Buenos Aires: Universidad de control colonial en el siglo XVII.
Buenos Aires, 1956. Buenos Aires: Centro Editor de

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mercio de Lima aseguraba que lo que bien, sin desacreditar todas estas va-
provocó el fracaso de la feria de 1696 riables, que a diferentes modos y ni-
fue el “haber arribado al puerto de veles influyeron en la crisis y caída
Buenos Aires tres navíos de permiso”. de las ferias de Portobelo, retomemos
A ellos se les sumaron otros “tres que el factor que aquí más nos interesa:
llegaron en los años siguientes”. Los el ingreso ilícito de bienes asiáticos
navíos habrían llegado con “exceso”, desde la Nueva España. El enfoque
con la capacidad para “abastecer el que presentamos pretende ser más
Reino de Chile y las Provincias de un complemento que un reemplazo
arriba [sic]”. Los cargadores penin- de las interpretaciones anteriores.
sulares y limeños que negociaron en Vale la pena iniciar el análisis desde
la feria de Portobelo de 1696 estu- el último cuarto del siglo XVII, años
vieron obligados a la “rebaja de los en donde comienzan a registrarse
precios en que perdieron gran parte serios problemas en el funcionamien-
de sus caudales”.56 De todos modos, to del sistema legal de comercio.
reconocidos estudios han señalado Todo estaba preparado para que
que la orientación mercantil del es- los galeones a cargo del general Ni-
pacio del Perú hacia Buenos Aires se colás Córdoba salieran en 1675 rum-
dará recién en el segundo cuarto del bo a Cartagena. Sin embargo, el vi-
siglo XVIII, con la finalización de la rrey conde de Castellar, con la
gran actividad francesa por el Pací- intención de boicotear un abasteci-
fico y con las sistemáticas concesiones miento ilegal por parte de los ingle-
para comerciar a navíos de registros ses, decidió otorgarles permisos ma-
españoles, los cuales a partir de en- sivos a embarcaciones peruanas para
tonces generaron el desvío perma- que adquieran en Acapulco merca-
nente de capitales peruanos hacia derías asiática y castellana.58 Según
Charcas a la espera de la carga ingre- Alcedo y Herrera, las importaciones
sada por el puerto porteño.57 Ahora
Aires. Repercusiones económicas y
América Latina, 1988. políticas de la creación del virreinato
56. Moreyra, El Tribunal del Consulado, del Río de La Plata. Sevilla, Escuela
tomo I, p. 13. de Estudios Hispanoamericanos,
57. Tandeter, Enrique, “El eje Potosí- 1947, pp. 34-35.
Buenos Aires en el imperio español”. 58. Alcedo y Herrera, Dionisio,
En Governare il Mondo L´Impero Piraterías y Agresiones de los ingleses
Spagnolo dal XV al XIX Secolo. y de otros pueblos de Europa en la
Italia, Facultá Di Lettere Palermo, América Española. Desde el siglo XVI
1991, pp. 195-196. Céspedes del al XVIII. Madrid: Imprenta Manuel
Castillo, Guillermo, Lima y Buenos Hernández, 1883, pp. 65-66.

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por esta vía fueron de tal magnitud “consiste en la plata que de este
que los galeones españoles debieron Reino se extrae y saca para el de
prorrogar su llegada hasta el año Nueva España y ropa que se intro-
1678. Si el problema que se quería duce en esta ciudad, causando con
combatir era la presencia de corsarios cualquiera de esos dos hechos irre-
y navíos ingleses en las cercanías de parables perjuicios a este
Portobelo, ahora el exceso de las im- comercio”.60
portaciones realizadas por los peru-
La denuncia parece ser bastante
leros desde la Nueva España ponía
verídica, más teniendo en cuenta que
en jaque los intercambio legales en
el propio viajero Gemelli Carreri
la feria Atlántica. Cuando por fin
mencionó que en 1697 los peruanos
salieron los galeones hacia Tierra Fir-
habían arribado a Acapulco con dos
me, al mando de Enrique Enríquez,
millones de pesos en plata para com-
la celebración de la feria fue todo un
prar géneros asiáticos.61 La situación
fracaso porque, según Alcedo, el vi-
se tornó más grave cuando desde
rrey volvió a conceder
España solicitaron preparar una nue-
“licencias para hacer viaje a los va Armada del Sur para el año 1706
puertos de Nueva España habien- con motivo de una nueva celebración
do introducido tan crecidas cargas de feria. La Junta de Comercio de
de ropa y tejidos de la China que Lima comunicará que no están dadas
descaecieron [sic] con grandísima las condiciones para otro intercam-
pérdida de su estimación las mer- bio, pues aún en 1704 seguía:
caderías de Castilla de los empleos
“viciada la contratación con el rei-
de feria.”59
no de México y que se ven intactos
La feria celebrada en 1696 sufrió algunos géneros del empleo de la
una gran penuria por fenómenos última Armada en las tiendas pú-
similares. Todavía en 1702 la mayo- blicas sin que haya quien ofrezca
ría de las mercaderías que habían por ellos ni el tercio de lo que cos-
sido adquiridas por los mercaderes taron en Portobelo. La abundante
de Lima en aquella feria seguían en falsedad de los de China, han des-
los almacenes sin poder distribuirse. truido la duración y nobleza de los
En esta ocasión fue el propio Con- de Castilla de suerte que son des-
sulado quien no tuvo más remedio
que mencionar la causa, la cual: 60. Moreyra y Céspedes, Virreinato
peruano, p. 49.
59. Alcedo, Piraterías y Agresiones, p. 61. Gemelli Carreri, Viaje a La Nueva
152. España, p. 9

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precio común respecto de las esti- El balance que arrojó la feria de


maciones antiguas”.62 1722 fue aún más negativo que las
anteriores. A pesar de que había fi-
Melchor Portocarrero y Lasso de
nalizado el tráfico de navíos franceses
la Vega, virrey entre 1689 y 1705,
por el Pacífico y que el navío de per-
reconocía al galeón de Manila como
miso de los ingleses, el “Royal Geor-
uno de los principales elementos
ge”, disponía en Portobelo, en simul-
disruptivos del buen desenvolvimien-
táneo a los galeones bajo mando de
to de las ferias de Portobelo, ya que
Baltasar de Guevara, de jugosas ofer-
“comprende tan general e incompa-
tas por las mil toneladas de merca-
rable daño al comercio y reino del
derías que traía, los mercaderes de
Perú por el freno que causa al comer-
Lima se resistieron a embarcarse en
cio que baja a Portobelo a celebrar
la Armada del Sur rumbo a Panamá.65
la feria de los galeones, que ha sido
Luego de tantos contratiempos para
la mayor del mundo”.63 Las denun-
enviar los capitales para la feria, los
cias sobre el ingreso de bienes asiá-
colegas españoles protestaron por la
ticos al Perú desde la Nueva España
escasa moneda existente en la cele-
continuaron en los años siguientes.
bración. Nuevamente es Alcedo y
En 1710, el Tribunal del consulado
Herrera el que intenta explicar el
le envió una consulta al virrey Cas-
problema, al denunciar que seguían
telldosrius sobre tener
siendo “imponderables” las conexio-
“cierta noticia de un navío francés nes desde el Perú hacia México, por-
que venía de la China con merca- que es “imposible de embarazar la
derías de aquel Reino, estaba próxi- extracción de la plata y del oro y la
mo a arribar a uno de los puertos introducción de ropas de China y
del Callao, como también haber rezagos de flotas que se cometen por
llegado a estas costas del Perú al- esta vía”.66 En 1724, cuando Castel-
gunos bajeles de españoles cargados fuerte llegó al cargo de virrey, no
de mercaderías de Castilla y China verá otra alternativa que reforzar el
conducidas por los puertos de Nue- argumento ofrecido por Alcedo. El
va España”.64 virrey aceptó que los “cortos cauda-
les” destinados a la feria de Portobe-
lo en 1721-22 fueron resultado de
62. Moreyra, El Tribunal del Consulado,
p. 14.
63. Abreu, Extracto Historial, tomo I, 65. Walker, Política española, pp.
206-207. 184-185.
64. Moreyra, El Tribunal del Consulado, 66. AGI, Ramo Lima, legajo 519, exp.
p. 219. 147, s/n de ff..

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la “libre circulación” de géneros de ducida hacia México se embarcaba


Castilla y de China que venían de en el galeón de Manila rumbo a las
México.67 Islas Filipinas. Prácticamente todos
Es nuevamente Alcedo y Herre- los testimonios que denunciaron la
ra quien nos ofrece los elementos que importación de bienes asiáticos por
habrían perturbado el funcionamien- el Perú dan cuenta de un flujo com-
to de lo que sería la última feria ofi- plementario –y también ilícito– de
cial de 1731. Si bien el virrey Cas- “rezagos de flotas”; esto es, del so-
telfuerte les prometió a los brante de mercadería castellana y
cargadores españoles unos 20 millo- europea importada por el puerto At-
nes de pesos para el intercambio, lántico de Veracruz a través de los
sólo llegó la mitad a Portobelo. Se convoyes españoles.69 De ahí que
había desviado la mitad del capital otro considerable porcentaje de mo-
por neda perulera, además de las salidas
hacia Oriente, se internó en la Nue-
“la circunstancia de haber dado en
va España para su posterior exporta-
aquel intermedio licencias y viajes
ción hacia España en las flotas espa-
a navíos de algunos particulares
ñolas de Veracruz. El capitán de los
para pasar por el Mar del Sur a
galeones de 1730, López Pintado, lo
los puertos de Nueva España; y
pudo comprobar al llegar a Cádiz y
convertidos aquellas porciones en
ver que los caudales de dinero que
el expediente de flota que también
no pudo adquirir en Portobelo ha-
tenía adyacente de la nao de per-
bían llegado a España por un con-
miso La Isabel en la Veracruz y
ducto alternativo: desde Perú habían
faltaron en Tierra Firme para po-
ingresado a la Nueva España por Aca-
der celebrar la feria de
pulco para embarcarse, luego de su
Portobelo”.68
trayecto terrestre, en las flotas de Ve-
Todos los relatos reseñados dan racruz rumbo a Cádiz.70
cuenta que los objetos asiáticos que
ingresaron clandestinamente al Perú
desde las playas occidentales de la
Nueva España se pagaron con plata.
Pero no toda la plata peruana con- 69. Bonialian, Mariano, “México,
epicentro semiinformal del comercio
hispanoamericano (1680-1740)”.
67. AGI, Ramo Lima, legajo 411, exp. América Latina en la Historia
34, s/n de ff.. Económica. 35 (2011), pp. 7-28.
68. Alcedo, Piraterías y Agresiones, p. 70. Alcedo, Piraterías y Agresiones, p.
515. 515.

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Comentarios finales “grandes flotas de Portobelo que


últimamente se han visto”, pues “lo

V aldría la pena finalizar el ensayo


contextualizando la problemá-
tica en el amplio escenario imperial.
de la China entra y lo de España
se vende”. De ahí su recomendación
para autorizar nuevamente el flu-
Luego de dejar el cargo de virrey en jo con México, cobrando un con-
1640, el conde de Chinchón, le re- siderable arancel en beneficio de la
comendó al Consejo de Indias abrir hacienda real.73
las comunicaciones mercantiles entre Sea cierta o no la afirmación del
el virreinato del Perú y la Nueva Es- virrey, todo indicaría que desde el
paña. El cierre del tráfico decretado último cuarto de la centuria el tráfi-
uno año antes no había logrado cor- co asiático por el Pacífico condicionó
tar el tráfico ilícito de mercadería notoriamente el comercio trasatlán-
china. Por el contrario, según el virrey tico español. Las páginas de este en-
“en ningún tiempo ha habido tanta sayo se han ocupado de justificar tal
ropa de China que en el de la premisa. El ingreso ilícito, pero sis-
prohibición”.71 En 1628, el navío de temático, de géneros asiáticos al Pe-
permiso que comunicaba El Callao rú procedentes de México alteró la
con Acapulco con un tope comercial estructura de la Carrera de Indias.
autorizado de 200 mil pesos había La mayor parte de los géneros orien-
retornado con 2 millones de pesos tales importados estaban compuestos
en artículos asiáticos, los cuales se de seda; artículos que gozaban de
vendieron sin el menor recato, en- preferencia en el mercado consumi-
cubiertos como si fuera ropa tejida dor peruano sobre los artículos de la
localmente.72 A pesar de lo común misma composición traídos desde
que parecen haber sido estos episo- Europa. En tal sentido, podría
dios, según el parecer del conde de suponerse, como lo afirmó en su mo-
Chinchón, la abundancia de sedas mento Antonio de Ulloa, que “los
de la China en el Perú no había ge- géneros de lana, lino y tejidos de oro
nerado ningún perjuicio a las: y plata” traídos desde España al Perú
desde Portobelo continuarían gozan-
71. Muzquiz de Miguel, José Luis, El
Conde de Chinchón. Virrey del Perú. do de estimación y consumo en el
Madrid: Escuela de Estudios Perú.74 Pero el problema se torna más
Hispanoamericanos, 1945, p, 307.
72. Lohman Villena, Guillermo, Historia 73. Muzquiz, El Conde de Chinchón, p.
marítima del Perú, siglos XVII y 309.
XVIII. Lima: Marina de Guerra del 74. Ulloa y Juan, Noticias Secretas, p.
Perú, 1973, tomo IV, p. 320. 176.

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complejo cuando vemos que la mer- leones hacia Cartagena.76 La tenden-


cadería europea y castellana de lino cia del predominio de la flota novo-
y lana también ingresaba clandesti- hispana parece ser más intensa en las
namente al Perú desde la Nueva Es- décadas siguientes. Entre 1700 y 1715
paña, acompañando a los asiáticos. Veracruz recibió convoyes españoles
El condicionamiento que sufrió el en ocho oportunidades; cinco en
comercio trasatlántico desde el Pa- expedición de flotas y tres en azogues.
cífico no sólo se explicaría por la ba- Un total de 58 buques mercantes y
ratura, calidad y la ausencia de im- 20 naves de guerra fondearon en Ve-
puestos que beneficiaban a los racruz con más de 23.700 toneladas
géneros asiáticos traficados clandes- en mercaderías.77 Paralelamente, el
tinamente desde la Nueva España. virreinato peruano vivía un escenario
También debería comprenderse por- completamente diferente. Desde
que los peruanos podían adquirir 1695 hasta 1721 llegó tan solo a Por-
mercadería europea y castellana por tobelo una expedición de galeones,
Acapulco, ahorrándose así los eleva- la de 1706, que no pudo retornar a
dos costos del viaje que presentaba Cádiz por haber sido interceptada
la vía de Portobelo. En otros térmi- por los ingleses.78 Aunque no se de-
nos, el movimiento de bienes asiáti- finieron como galeones comerciales
cos y castellanos desde la Nueva Es- habría que contemplar el envío de
paña hacia el Perú con el corres- mercancías en las expediciones de
pondiente reflujo de plata como guerra de 1700 y 1713. Fueron 10
forma de pago alentó y promovió, buques mercantes y 19 buques de
por un lado, el comercio de flotas guerra los que realizaron la Carrera
entre Veracruz y España y, por otro de Portobelo, los cuales movieron un
lado, descompensó el eje Lima-El total de 14.700 toneladas de merca-
Callao-Portobelo-Cádiz. derías.79 Es importante señalar que
Este gran fenómeno era recono- esta cifra de carga no estaba com-
cido desde la propia España. En 1705 puesta solamente de mercadería sino
el Consulado de Sevilla dirá “que el
común del comercio tiende a inte- 76. García Fuentes, Lutgardo, El
resarse en el de la Nueva España que Comercio español con América,
1650-1700. Sevilla: Escuela de
no en el de Tierra Firme”.75 Desde Estudios Hispanoamericanos, 1980,
1680 a 1700 nueve flotas se enviaron p. 164.
a la Nueva España y tan sólo 4 ga- 77. Pérez Mallaina, Política Naval, p. 13.
78. Alcedo, Piraterías y Agresiones, p. 8.
Walker, Política española, p. 44.
75. Pérez Mallaina, Política Naval, p. 52. 79. Pérez Mallaina, Política Naval, p. 19.

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que estaría contemplando también géneros asiáticos, “cargazón igual a


muchos objetos de guerra para com- la de Tierra Firme”.80 En conclusión,
batir la hostilidad inglesa y holande- las prácticas de los agentes del Perú
sa en la región marítima. Al presen- que alentaron y promovieron el trá-
tar la vía clandestina de reexportación fico y consumo de bienes asiáticos
hacia el Perú, para el cargador espa- constituyó una pieza clave de un gran
ñol el comercio con la Nueva Espa- tejido comercial a escala imperial y
ña adquiría mayor seguridad e inte- mundial que llegó a alterar la estruc-
rés que el tráfico hacia Tierra tura oficial de la Carrera trasatlánti-
Firme. ca de Indias diagramada desde Es-
En una Representación de 1706 paña.
la Junta de Comercio de Lima no
ahorrará detalles para explicar los
efectos que generaba el comercio de
bienes asiáticos y castellanos por el
Pacífico en los ejes trasatlánticos de
comercio. Le comunicará al Conse-
jo de Indias que mientras los galeo-
nes de ese año conducidos por el
conde de Casa Alegre “apenas eran
nueve, que unos vienen a media car-
ga y otros al tercio, siendo lo regular
de las Armadas antecedentes diez y
seis o más de carga entera”, “la flota
de la Nueva España llegó a Veracruz
compuesta de 17 bajeles de carga
entera”. ¿Cuál era la razón de esta
proporción si menos carga para abas-
tecer a México era suficiente? La Jun-
ta dirá que se “tiene por cierto que
de las “memorias que compraren los
mercaderes de aquel reino y de las
que no vendieron los cargadores de
España pasarán a éste [al Perú] la
mayor parte”. Nadie querrá, conti-
nuaba argumentando la Junta, in-
vertir en la feria de Portobelo pues 80. Moreyra, El Tribunal del Consulado,
desde México se traían, junto a los pp. 19-21.

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